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Derechos de Las Personas Extranjeras - Wikter

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Derechos

de las personas extranjeras


Nuestros Derechos
C omi té pa r a la C onmemor ación
del C entena r io de la C onst i t ución Polí t ica
de los E sta dos U nidos M ex ica nos

E nr ique P eña Nieto


Presidente de los Estados Unidos Mexicanos

Jesús Z a mbr a no G r ija lva Roberto G il Z uarth


Presidente de la Cámara de Diputados Presidente de la Cámara de Senadores
del Congreso de la Unión del Congreso de la Unión

L uis M ar ía Aguilar Mor a les


Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
y del Consejo de la Judicatura Federal

R epr esen ta n t es
Pode r Ej e c u t i vo Fe de r a l

M iguel Á ngel O sor io C hong Aur elio Nuño M ayer


Secretario de Gobernación Secretario de Educación Pública

Pode r L e g i s l at i vo Fe de r a l
Da niel O r doñez H er ná ndez E nr ique Burgos G arcía
Diputado Federal Senador de la República

Pode r Ju dic i a l de l a Fe der ac ión

José R a món C ossío D íaz M a nuel E r nesto Sa loma Ver a


Ministro de la Suprema Corte Magistrado Consejero
de Justicia de la Nación de la Judicatura Federal

Patr icia G a lea na


Secretaria Técnica

C onsejo a sesor

Sonia Alcántara Magos Rolando Cordera Campos Héctor Fix-Zamudio


Sergio García Ramírez Javier Garciadiego Andrés Garrido del Toral
Olga Hernández Espíndola Sergio López Ayllón Aurora Loyo Brambila
Ricardo Pozas Horcasitas Pedro Salazar Ugarte Gloria Villegas Moreno
Secretaría de Cultura
Secretario de Cultura
Rafael Tovar y de Teresa

Instituto Nacional de Estudios


Históricos de las Revoluciones de México
Directora General
Patricia Galeana
Consejo Técnico Consultivo
Fernando Castañeda Sabido Salvador Rueda Smithers
Luis Jáuregui Rubén Ruiz Guerra
Álvaro Matute Enrique Semo
Érika Pani Mercedes de Vega Armijo
Ricardo Pozas Horcasitas Gloria Villegas Moreno
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS

Pedro Salazar Ugarte


Director
Francisco Ibarra Palafox
Secretario Académico

Serie Nuestros Derechos

Coordinación editorial

Raúl Márquez Romero


Secretario Técnico

Wendy Vanesa Rocha Cacho


Jefa del Departamento de Publicaciones

Miguel López Ruiz


Carlos Trápala Chávez
Cuidado de la edición

Javier Mendoza Villegas


Formación en computadora

Jessica Quiterio Padilla


Diseño de interiores

Diana Chagoya González


Diseño de portada
Derechos
de las personas extranjeras
Nuestros Derechos

Jorge witker V.

Instituto Nacional de Estudios Históricos


de las Revoluciones de México
Universidad Nacional Autónoma de México
Instituto de Investigaciones Jurídicas
KGF5917
W58
2016 Witker V., Jorge
Derechos de las personas exteranjeras. Nuestros Derechos / Jorge Witker V.;
presentación, Patricia Galeana – Ciudad de México : Secretaría de Cul-
tura, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de
México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de In-
vestigaciones Jurídicas, 2016
124 páginas (Colección Biblioteca Constitucional. Serie Nuestros
Derechos)

ISBN de la Colección (obra completa) 978-607-9276-57-7


ISBN de la Serie 978-607-9419-27-1
ISBN 978-607-9419-71-4

1. Personas extranjeras-México. 2. Personas extranjeras-Condición


jurídica, leyes, etc.-México.
I.t.

Primera edición: 2000


Segunda edición: 29 de mayo de 2016

DR © 2016. Universidad Nacional Autónoma de México

INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS


Circuito Maestro Mario de la Cueva s/n
Ciudad de la Investigación en Humanidades
Ciudad Universitaria, 04510 Ciudad de México

DR © 2016. INEHRM
Francisco I. Madero, núm. 1, colonia San Ángel
Delegación Álvaro Obregón, 01000 Ciudad de México

Impreso y hecho en México

Colección Biblioteca Constitucional 978-607-9276-57-7


Serie Nuestros Derechos 978-607-9419-27-1
Derechos de las personas extranjeras 978-607-9419-71-4
CONTENIDO

XIII Nuestros derechos a través de la historia


Patricia Galeana
XVII Presentación
Pedro Salazar Ugarte
XXI Prólogo
Miguel Carbonell

1 Introducción
3 I. Los derechos humanos y su universalidad
3 1. La base de universalidad de los derechos humanos
7 2. La universalidad de los derechos humanos en la
Carta de las Naciones Unidas
9 3. La universalidad de los derechos humanos en la
Declaración Universal de Derechos Humanos
13 4. Otras características de los derechos humanos

14 II. El control de convencionalidad


14 1. Introducción y definiciones
15 2. Desarrollo histórico
19 3. Elementos
20 4. En México

IX
X

23 III. Derechos reconocidos por instrumentos jurídicos


internacionales
23 1. Convenciones de derecho internacional público
relativas a derechos humanos
24 A. Declaración Universal de Derechos Humanos
25 B. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Po-
líticos
27 C. Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales
28 D. Declaración Americana de los Derechos y De-
beres del Hombre
29 E. Convención Interamericana sobre Derechos
Humanos (Pacto de San José)
31 2. Convenciones de derecho internacional privado
31 A. Convención celebrada entre México y varias
naciones sobre condiciones de los extranjeros
32 B. Convención sobre la Nacionalidad de la Mujer
Casada
33 3. Tratados de libre comercio suscritos por México
33 A. Tratado de Libre Comercio de América del
Norte
35 B. Tratados de libre comercio con países latinoa-
mericanos
36 4. Reglamentación en la legislación secundaria
36 A. Ley de Nacionalidad
37 B. Ley General de Población y su Reglamento
Nuestros Derechos

38 C. Ley de Migración y su Reglamento


39 D. Ley Federal de Turismo y su Reglamento
40 E. Reglamento de pasaportes
XI

41 F. Código de Comercio
42 G. Ley de Inversión Extranjera y su Reglamento
43 H. Ley Aduanera
44 I. Regulación fiscal de las actividades de los ex-
tranjeros
45 J. Ley reglamentaria del artículo 5o. consti-
tucional
45 K. Código Civil Federal y Código Civil para el
Distrito Federal
48 L. Código Penal Federal, Código Penal para el
Distrito Federal y Código Nacional de Proce-
dimientos Penales
49 IV. Nacionales y extranjeros
49 1. La nacionalidad
50 2. Los mexicanos
51 3. Los extranjeros
51 A. Concepto
51 B. Los extranjeros en cuanto titulares de un es-
tándar mínimo de derechos
68 C. Los extranjeros y la política
74 D. La condición migratoria de los extranjeros en
México
76 E. La naturalización
84 V. Participación de extranjeros en procedimientos civi-
les, penales, laborales y administrativos
84 1. Generalidades
Contenido

84 A. Debido proceso
85 B. Acceso a la justicia
XII

89 C. Derecho a notificarse en un idioma que com-


prenda
90 D. Derecho a la asistencia consular
94 2. Procedimientos especiales
94 A. Procedimientos civiles
94 B. Procedimientos penales
97 C. Procedimientos administrativos
98 3. Intervención de la Comisión Nacional de Dere-
chos Humanos en asuntos relacionados con el
arribo masivo de indocumentados a territorio
nacional

99 Bibliografía
Nuestros Derechos
Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Juridica Virtual del Instituto de Investigaciones Juridicas de la UNAM
http://www.juridicas.unam.mx Libro completo en:
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Nuestros derechos
a través de la historia

L a primera Declaración Universal de los Derechos del Hombre


y del Ciudadano proclamó que todos los hombres nacen libres
e iguales ante la ley, en la Revolución francesa de 1789. Se exigió al
Estado el respeto de todas las libertades y la igualdad jurídica, con
la supresión de fueros y privilegios. Antes, los nobles ingleses habían
iniciado el proceso de límites a la Monarquía con la Carta Magna
de 1215.
Los derechos de los ciudadanos y sus garantías se establecieron
desde el Bill of Rights de la Revolución inglesa de 1689; la Consti-
tución de Virginia de 1776; las enmiendas o adiciones a la Cons-
titución americana de 1787, y las Constituciones francesas de
1791, 1793 y 1795, así como en todas las Constituciones que se
promulgaron a lo largo del siglo XIX.
En México, la Constitución de 1814 estableció los derechos
humanos de carácter individual y señaló que “la felicidad del pue-
blo y de cada uno de los ciudadanos, consiste en el goce de la
igualdad, seguridad, propiedad y libertad. La íntegra conserva-
ción de estos derechos es el objeto de la institución de los gobier-
nos y el único fin de las asociaciones políticas”.
El Acta Constitutiva de la Federación de 1824 dispuso que
“la nación está obligada a proteger por leyes sabias y justas los
derechos del hombre y del ciudadano”, y a lo largo de la Cons-
titución de 1824 se incluyeron diversos derechos fundamentales.
Por su parte, la Constitución Federal de 1857 reconoció que “los
derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones

XIII

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XIV

sociales. En consecuencia, declara que todas las leyes y todas las


autoridades del país deben respetar y sostener las garantías que
otorga la presente Constitución”.
Fue en la Constitución mexicana de 1917 donde se estableció
por primera vez en el mundo, la obligación del Estado de prote-
ger no sólo los derechos individuales, sino también los derechos
sociales de los trabajadores, del campo y de la ciudad.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en la Declaración
Universal de 1948, se reconocieron no sólo los derechos de los
hombres, sino también los de las mujeres como seres humanos. A
partir de entonces se han firmado más de cien tratados y conven-
ciones internacionales para el respeto a los derechos humanos de
todas las personas.
En nuestro país, en 1990 se creó la Comisión Nacional de
Derechos Humanos y en 2011 se hicieron importantes reformas
constitucionales en materia de derechos humanos y de amparo, 1
marcando un nuevo paradigma para el respeto y garantía de nues-
tros derechos.
El artículo 1o. de nuestra Constitución ahora dice a la letra:

ɩɩ En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas go-


zarán de los derechos humanos reconocidos en esta Consti-
tución y en los tratados internacionales de los que el Estado
mexicano sea parte, así como de las garantías para su protec-
ción, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, sal-
vo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución
establece.

Asimismo, señala que “las normas relativas a los derechos hu-


manos se interpretarán de conformidad con esta Constitución
y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en
todo tiempo a las personas la protección más amplia”.
Asimismo, la fracción I del artículo 103 señala que los tribu-
Nuestros Derechos

nales de la federación resolverán toda controversia que se suscite


“por normas generales, actos u omisiones de la autoridad que vio-

1 El 6 y 10 de junio de 2011 se publicaron, respectivamente, en el Diario


Oficial de la Federación.

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XV

len los derechos humanos reconocidos y las garantías otorgadas


para su protección por esta Constitución, así como por los tra-
tados internacionales de los que el Estado mexicano sea parte”.
En el mismo sentido, en 2013, la Suprema Corte de Justicia
de la Nación2 reiteró que los tratados internacionales en materia de
derechos humanos son equiparables a la Constitución.
Ahora, en el marco de la conmemoración del centenario de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el Insti-
tuto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Au-
tónoma de México y el Instituto Nacional de Estudios Históri-
cos de las Revoluciones de México de la Secretaría de Educación
Pública presentan la actualización de la serie Nuestros Derechos 3
con el propósito de contribuir al conocimiento de nuestra carta
magna y de las leyes que nos rigen, así como de nuestros derechos
y obligaciones.
El derecho es el conjunto de normas que regula nuestra convi-
vencia y es el medio para acceder a la justicia. Determina asimis-
mo las funciones del Estado, con el objetivo de lograr el bien-
estar de la sociedad. La Constitución es la fuente de las normas
jurídicas de una sociedad democrática. La cultura de la legalidad
garantiza la vigencia del Estado de derecho, esencial para la con-
vivencia social.
Uno de los principales objetivos de la conmemoración del cen-
tenario de la Constitución de 1917 es difundir su contenido y
concientizar sobre la importancia del cumplimiento de las nor-
Nuestros derechos a través de la historia

mas que nos hemos dado, así como reflexionar sobre los mejo-
res mecanismos para hacer efectivos los derechos fundamentales.
Conociendo nuestra legislación podremos ejercer mejor nuestros
derechos y exigir su observancia.
La serie Nuestros Derechos busca que todos los sectores de la
sociedad conozcan tanto los derechos contenidos en la Constitu-
ción como en los instrumentos internacionales que nuestro país
ha firmado.

2
Resolución de la contradicción de tesis 293/2011.
3
La primera edición fue coordinada por la doctora Marcia Muñoz de Alba
Medrano y publicada por la LXVIII Legislatura de la Cámara de Diputados y el
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM en el 2000.

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XVI

A través de los volúmenes que componen la serie Nuestros De-


rechos el lector podrá conocer la conceptualización del derecho
y los derechos que otorga nuestro orden jurídico. Entre ellos se
encuentran los derechos de las niñas y los niños; las mujeres; las
comunidades indígenas; las familias; la comunidad LGTBI (les-
bianas, gays, bisexuales, trans e intersex); las personas divorcia-
das; los inmigrantes; los extranjeros; los trabajadores del campo
y de la ciudad; los derechos de propiedad intelectual; los de las
personas en reclusión; los detenidos y sujetos a proceso; el dere-
cho al medio ambiente; los derechos de los consumidores, de los
arrendatarios, de los usuarios de la banca, de los propietarios y de
los creyentes.
Los autores de las obras de la presente serie son destacados es-
pecialistas en la rama que abordan. El lector encontrará de forma
accesible la explicación de sus derechos de acuerdo con el tema
correspondiente, así como los antecedentes y su situación en la
legislación nacional e internacional actual. Para identificar cuáles
son los procedimientos previstos en la ley y, en su caso, saber ante
qué instancias se puede solicitar el asesoramiento necesario para
ejercer sus derechos.
Como se establece en el artículo 3o. de la Constitución, la de-
mocracia no solamente es una estructura jurídica y un régimen
político, sino también “un sistema de vida”.

Patricia Galeana
Instituto Nacional de Estudios Históricos
de las Revoluciones de México
Nuestros Derechos

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Presentación

L a serie Nuestros Derechos nació como una iniciativa desde la


academia, en coordinación con las instituciones de represen-
tación democrática, para llevar a un público amplio información
accesible sobre una cuestión medular: los derechos de los que son
titulares las personas en nuestro país. La edición original, como re-
cuerda Miguel Carbonell en el Prólogo que acompaña a los diferen-
tes volúmenes, se remonta al año 2000 cuando, bajo la dirección de
Diego Valadés, el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Uni-
versidad Nacional Autónoma de México (IIJ-UNAM) se dio a la
tarea de coordinar los textos que la componen. Esos trabajos fueron
reeditados en 2001 y, ahora, han sido objeto de actualizaciones para
esta nueva edición especial que ve la luz en el contexto de los festejos
por el centenario de la Constitución de 1917.
Si bien no se trata de un catálogo exhaustivo que abarque la
totalidad de derechos de los que somos titulares, la serie ofre-
ce textos sobre derechos emblemáticos y, en cierta medida, poco
convencionales. Además lo hace centrando la atención en los ti-
tulares de los mismos. Los lectores podrán conocer los derechos
de los usuarios de la banca, de los autores, artistas e inventores, de
los propietarios o de los consumidores. Pero también, en paralelo,
tendrán la posibilidad de conocer derechos de grupos especial-
mente vulnerables, como es el caso de los migrantes, de las niñas
y niños, así como el derecho relativo a la diversidad sexual. Y, en
paralelo, si así lo deciden, podrán adentrarse en el abanico de de-
rechos que corresponden a los internos en el sistema penitencia-

XVII

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XVIII

rio mexicano, a los creyentes, a los trabajadores en el sistema de


salud o a las personas divorciadas.
Así las cosas, se trata de derechos concretos de las personas de
a pie. De hecho, como puede observarse, en la serie se ofrece una
selección de temas que no pretende brindar una visión abstrac-
ta o academicista de los derechos de las personas sino que, por
el contrario, se propone evidenciar la dimensión práctica y útil
de un tema tan relevante. Por ello los textos se decantan hacia la
reconstrucción de los derechos de sujetos concretos y no hacia
la reflexión filosófica —sin duda también relevante— sobre lo
que son e implican estos bienes jurídicos fundamentales. De esta
manera, los libros están destinados a las personas que, en los di-
ferentes roles sociales y circunstancias en los que interactúan con
las demás, se convierten en titulares de diversos derechos. Y esas
personas somos todos nosotros.
En el origen de la serie descansa una premisa y una preocupa-
ción que no han perdido vigencia. La premisa es que los derechos
sólo adquieren un sentido y un valor plenos cuando son ejerci-
dos. La preocupación emerge porque muchas personas descono-
cen cuáles son sus derechos y, por lo mismo, no se encuentran en
condiciones de ejercerlos. Así las cosas, el desconocimiento im-
pacta de manera directa en la eficacia de esta agenda estratégica.
Y eso compromete el futuro de nuestro país. Si reconocemos que
una sociedad civilizada —libre e incluyente— sólo es aquella en
la que todas las personas ejercen realmente sus derechos, tenemos
que nuestro país está lejos de esa civilidad. Recordemos la distin-
ción propuesta por Avishai Margalit: “…distingo entre una socie-
dad decente y una civilizada. Una sociedad civilizada es aquella
cuyos miembros no se humillan unos a otros, mientras que una
sociedad decente es aquella cuyas instituciones no humillan a las
personas”.*
Para que esa humillación no se verifique, ni en su dimensión
social ni en su dimensión institucional, resulta fundamental que
Nuestros Derechos

las relaciones de las personas entre sí y las de éstas con el Estado

* Cfr. Margalit, A., La sociedad decente, Barcelona, Paidós, 2010, p. 15.


Retomo la cita del texto “Sobre decencia, desigualdades y consenso socialdemó-
crata”, de Rodolfo Vázquez, al que he tenido acceso en versión preliminar.

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XIX

se ejerzan bajo la lógica de los derechos y no bajo la fuerza de


los privilegios. Porque, como ha sostenido Luis Salazar Carrión,
sólo así tendremos una sociedad de ciudadanos y no una comu-
nidad de clientelas. Es decir, solamente de esta manera lograre-
mos edificar una sociedad que sea, al mismo tiempo, decente y
civilizada.
Esta serie de textos —desde el acotado nicho que corresponde
al pensamiento en la construcción de la cultura— quiere incidir
en esa dirección. Estamos convencidos de que las dinámicas so-
ciales cambian con el tiempo y sabemos que es posible incidir en
la dirección de esas transformaciones. En el Instituto de Investi-
gaciones Jurídicas estamos comprometidos con la agenda de los
derechos y, por lo mismo, apostamos por ese parador como ho-
rizonte. Ojalá que estos libros sirvan como un medio para sumar
aliados para esa causa civilizatoria.
Como adelanté al inicio de estas páginas, esta edición aparece
en un momento especial. En febrero de 2017 la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos cumplirá cien años
de vigencia, y con ese motivo se han emprendido y se seguirán
emprendiendo múltiples iniciativas culturales, políticas y acadé-
micas. La finalidad de estos esfuerzos es celebrar al documento
constitucional que sentó las bases para la modernización política
y social de nuestro país pero, al mismo tiempo, invitar a una re-
flexión crítica sobre lo que nos falta por hacer. Y nuestro principal
pendiente es el de convertir a nuestra sociedad en una verdadera
sociedad de derechos. De ahí la relevancia de los textos que usted
tiene en sus manos.
La reedición de los trabajos de la serie Nuestros Derechos
constituye una de las aportaciones del IIJ-UNAM, en estrecha
coordinación con el Comité para la Conmemoración del Cente-
nario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexica-
nos, para el aniversario constitucional. Nuestros esfuerzos con-
juntos, en buena medida, han sido posibles por el talento y el
profesionalismo de la doctora Patricia Galeana, secretaria téc-
Presentación

nica de dicho Comité y directora general del Instituto Nacional


de Estudios Históricos de las Revoluciones de México,a quien
expreso mi reconocimiento. Lo mismo vale para su equipo de

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XX

trabajo y para los autores de los textos y el personal de la Secre-


taría Técnica del Instituto de Investigaciones Jurídicas, a cargo
de Raúl Márquez, quienes han hecho posible esta publicación.
Enhorabuena por el esfuerzo y, sobre todo, por el resultado.

Pedro Salazar Ugarte


Director IIJ-UNAM
México, D. F., a 20 de julio de 2015
Nuestros Derechos

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PRÓLOGO

L a Universidad Nacional Autónoma de México tiene tres funcio-


nes básicas de acuerdo con lo que señala su Ley Orgánica: ejer-
cer la docencia, realizar investigación y difundir la cultura.
No es exagerado señalar que el libro que el lector tiene entre las
manos cumple con esos tres propósitos. Sirve a la docencia en la
medida en que perfectamente puede ser utilizado en un salón de
clases para formar a futuros abogados o a profesionistas de otras ra-
mas de las ciencias sociales; es un producto de investigación dado
el alto nivel de su autor, por su calidad de miembro de uno de
los institutos de investigaciones jurídicas más prestigiosos a nivel
mundial; y a la vez es un ejercicio de difusión de la cultura, puesto
que los temas de derechos humanos representan por sí mismos la
expresión del desarrollo cultural y moral de la humanidad entera.
El origen de la serie Nuestros Derechos, de la que el presente
texto forma parte, se remonta al año 2000, cuando el doctor Diego
Valadés, a la sazón director del Instituto de Investigaciones Jurí-
dicas de la UNAM, impulsó su primera edición, que alcanzó en
poco tiempo varias reimpresiones. Esta segunda edición surge por
el impulso y fecunda creatividad del anterior director del Instituto
de Investigaciones Jurídicas, el doctor Héctor Fix-Fierro, quien ha
sabido aquilatar como es debido las cosas positivas que se habían
hecho en las anteriores administraciones de nuestra institución.
Para esta segunda edición le hemos pedido a los autores que ac-
tualicen y pongan al día sus textos, pero siempre respetando la idea
original en el sentido de que debía tratarse de textos que no exce-
dieran de una determinada extensión, que fueran lo más claros y

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XXII

pedagógicos que fuera posible y que tuvieran una cierta vocación


“práctica”, en el sentido de que no se incluyeran demasiadas reflexio-
nes teóricas o puramente doctrinales, sino que la exposición de cada
autor estuviera dirigida a ofrecer fundamentos aplicados para enten-
der el significado y alcance de nuestros derechos en el mundo real.
Hemos aprovechado esta nueva oportunidad de difusión del
pensamiento jurídico para incluir temas novedosos, cuyo desarro-
llo le fue encargado a jóvenes pero ya muy destacados juristas. El
resultado queda desde luego a juicio de los lectores.
La tarea realizada a lo largo de más de 70 años por el Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la UNAM ha permitido ir generan-
do una más sólida —aunque todavía incipiente y sin duda poco
robusta— cultura jurídica. Esta colección se propone abonar en
esa noble tarea: incidir en el conocimiento y difusión cultural de
los derechos que tenemos todas las personas, o bien que tienen las
personas que se encuentran en una determinada posición jurídica,
derivada de sus relaciones familiares, de su ocupación laboral, de
sus preferencias sexuales, de su creatividad, etcétera.
Tienen razón quienes afirman que la forma más impune en que
se puede violar un derecho se produce cuando el titular de ese de-
recho no sabe que lo tiene. Pero también es cierto que el conoci-
miento de nuestros derechos es un paso indispensable para poder
hacerlos efectivos en la práctica.
La escuela, en sus niveles de educación básica y media superior,
es un espacio natural de aprendizaje de la cultura jurídica, pero
no debemos limitarnos a esa etapa de la vida de las personas. En
realidad, sobre nuestros derechos se puede (y se debe) seguir apren-
diendo siempre. Es un esfuerzo que debe hacer cada persona y que
estamos seguros que valdrá la pena.
Los derechos que tenemos todos conforman la columna verte-
bral de cualquier sistema democrático y son un excelente indicador
del grado de desarrollo de un país. En la medida en que los dere-
chos humanos sean respetados y estén efectivamente garantizados
Nuestros Derechos

de forma universal, estaremos en posibilidad de elevar de manera


muy significativa el nivel de vida de las personas. Una vida que vale
la pena vivirse es aquella en la que los derechos más básicos no son
violados cotidianamente.

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XXIII

Los derechos humanos nos suministran la posibilidad de alcan-


zar nuestros planes en la vida, lo que equivale a decir que nos per-
miten desarrollar toda nuestra potencialidad como seres humanos.
En eso consiste la autonomía moral que tenemos las personas, a
diferencia de otros seres vivos que habitan sobre la tierra.
Pero además, los derechos humanos le dan contenido al sistema
democrático. No es cierto que la democracia se agote o se resuma
en los procesos electorales y en las campañas políticas. Las eleccio-
nes libres y auténticas son desde luego un requisito de todo sistema
democrático, pero no agotan las posibilidades de manifestación
de la democracia. Para los seres humanos es tan importante poder
votar como tener asegurados el derecho a la salud, a la educación,
al medio ambiente, al debido proceso legal, a no ser discriminados
o torturados, etcétera. Un gobierno que no respete esos derechos y
haga todo lo que esté a su alcance para realizarlos en la práctica no
puede llamarse democrático, por más que haya accedido al poder a
través de comicios transparentes y competidos.
Por lo tanto, existen muchas y muy buenas razones por las que
debemos esforzarnos entre todos para conocer y hacer efectivos
nuestros derechos. De esa manera estaremos contribuyendo a ele-
var la calidad de vida de las personas que habitan en nuestro país
y lo haremos también más democrático. En el fondo, de lo que
se trata —para decirlo en breve— es de difundir aquello que nos
hace mejores personas y que nos permite colectivamente construir
sociedades más justas. Vale la pena poner en ello el mayor de nues-
tros esfuerzos, como lo han hecho todos los autores que han con-
tribuido de manera ejemplar y rigurosa a conformar este nuevo
proyecto editorial de la UNAM que ahora ve la luz. Ojalá que se
difunda mucho y alcance todos los objetivos que nos propusimos
quienes participamos en su creación.

Miguel Carbonell
Coordinador académico de la serie Nuestros Derechos
Investigador en el IIJ-UNAM
Prólogo

Ciudad Universitaria, enero de 2015

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Introducción

U no de los fenómenos más patentes de nuestra época es el de


la llamada globalización (de personas, de capitales y de tec-
nologías).
Del mismo se han dado una serie de definiciones, tanto de or-
den sociológico como económico y jurídico, pero siempre enfati-
zando en su aspecto de expansión económica supranacional. Esto
es, este fenómeno es estudiado casi exclusivamente con relación a
la manera en que se comportan los mercados nacionales e inter-
nacionales en una situación de interdependencia, que permea la
más amplia gama de actividades dentro de los países, y también
entre ellos.
Con lo anterior, sin embargo, se ha dado poca visibilidad al
fenómeno humano de la globalización, claramente manifestado
en la migración. Entendida la migración como los grandes movi-
mientos de población hacia otros países, aunque también dentro
de los países (sobre todo aquellos que se sitúan en contextos de
fuertes conflictos internos), se considera que hoy existen cerca de
192 millones de migrantes,1 cuyas mayorias están en Europa y la
Federación Rusa (64.1 millones), Asia (53.3 millones) y Nortea-
mérica (44.5 millones).2

1 Genis, Mónica, sección “Algrano”, ¿Cómo Ves?, México, año 17, núm.
200, julio de 2015, p. 9.
2 Söhr, Raúl, El mundo y sus guerras, Santiago de Chile, Debate, 2008, p.
240.

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Como se puede observar, México pertenece a aquellas zonas de


fuerte flujo migratorio, por ser —sobre todo— zona de paso
de Centroamérica hacia los Estados Unidos. Pero también existe
una ingente cantidad de paisanos que se trasladan hacia el vecino
del Norte en busca de mejores expectativas.
Sobre todo, el hecho de poseer un fuerte impulso inmigrato-
rio, aunque sea de paso, es que se da la importancia a aquel sector
de habitantes del país que, no siendo mexicanos, tienen su estan-
cia temporal, o radican ya, en nuestro suelo.
Las circunstancias particulares en que se encuentra el México
de hoy dan lugar a que las políticas públicas en materia de migra-
ción, y sobre todo respecto de los extranjeros que se encuentran
en nuestro país, tengan una prioridad como pocas veces hemos
apreciado.
La reforma constitucional en materia de derechos humanos
de 2011, aunada a la actualización de las normas secundarias en
materia de migración (Ley de Nacionalidad y Ley General de Po-
blación), junto con la expedición en 2012 de una Ley de Migra-
ción, llevaron a la necesidad de actualizar la edición prima de
este libro. En estos quince años surgieron nuevos principios en
nuestro ordenamiento constitucional, que se abrió hacia los tra-
tados internacionales en materia de derechos humanos, y los que
los contuvieran, dando nuevos insumos a la autoridad, no sólo
judicial, sino también administrativa, en la resolución de temas
que tengan que ver con los extranjeros. Figuras como los derechos
humanos (en vez de garantías individuales), el principio pro per-
sona, el control de convencionalidad, el control difuso de cons-
titucionalidad, más el llamado “bloque de regularidad” previsto
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el 2014, dieron
un nuevo rol a aquellas autoridades que conozcan en materia de
derechos humanos, y con particular énfasis a los relacionados con
temas de migración y extranjeros.
Para la presente edición, se hace alusión a la jurisprudencia en
Nuestros Derechos

materia de derechos humanos emitida por el sistema interameri-


cano de derechos humanos, los instrumentos jurídicos en la ma-
teria, más la jurisprudencia y las tesis aisladas del Poder Judicial
de la Federación, sobre todo las relacionadas con la actual Décima

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Época (que, precisamente, nace con la reforma constitucional de


2011).
Con base en lo anterior, la situación jurídica de los extranjeros
en México ha experimentado cambios cualitativos que toda auto-
ridad interna debe contemplar, respetar, promover y proteger, a
fin de hacer efectivos los derechos que ahora poseen los extranje-
ros en México a la luz de los tratados y convenciones sobre dere-
chos humanos. Incluso, en materia de discriminación, el párrafo
final del reformado artículo primero de la Constitución, expresa-
mente sanciona los rasgos de desigualdad y discriminación que
antes existieron para los extranjeros residentes o radicados en el
territorio nacional.
El presente volumen actualiza una edición del año 2000, y
registra en el presente año 2015 todos los cambios positivos in-
corporados a la legislación nacional con relación al derecho de los
extranjeros en nuestro país.

I. Los derechos humanos y su universalidad

1. La base de universalidad de los derechos humanos

Es importante, para entender los derechos que tienen los extran-


jeros, establecer el parámetro de universalidad de los derechos hu-
manos.
Efectivamente, los derechos humanos son considerados como
innatos o inherentes a la naturaleza de la persona, primarios o
Derechos de las personas extranjeras

fundamentales. Igualmente, han sido considerados como inmu-


tables, eternos, supratemporales y universales.
Se les concedió todas estas características como si se hubiera
querido a todo trance asignarles una consistencia y una definitivi-
dad que los sustrajera de toda discusión futura, y los resguardara
para siempre, a favor de todos, en todas partes, y nada más por la
sencilla, pero trascendente razón, de pertenecer a la persona. El
ser humano, siempre fue, es y será persona. Y siempre le será de-
bido el reconocimiento de los derechos que le son inherentes por
ser persona, por poseer una naturaleza humana.

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Pero, ¿qué son los derechos humanos? A estos se les ha definido


como

ɩɩ El conjunto de facultades, prerrogativas, libertades y pre-


tensiones de carácter civil, político, económico, social y cultu-
ral, incluidos los recursos y mecanismos de garantía de todas
ellas, que se reconocen al ser humano, considerado individual
y colectivamente.3

Con todo, en la doctrina de los derechos humanos permanece


una exigencia ideal: que la formulación de los derechos humanos
se postula a sí misma como universalmente válida: es decir, los
derechos humanos son superiores y anteriores al Estado y, por
tal, inalienables e imprescriptibles, y así, significan una estimativa
axiológica en virtud del valor justicia, que se impone al Estado y
al derecho positivo.4
Actualmente, la universalidad de los derechos humanos es
aceptada como un principio que no puede ponerse en duda, res-
pecto del cual no es posible echar marcha atrás. Esta característica
de los derechos humanos encuentra su fundamento en diversas
circunstancias propias de la persona como ser humano, como es
el caso de la igualdad de todos frente al derecho; del concepto
mismo de persona humana; de la dignidad y la proscripción de
toda discriminación basada en cuestiones de nacionalidad, raza,
religión, ideología, sexo, etcétera.
Como han señalado Brito y Carbonell: 5

ɩɩ El principio de universalidad implica que los titulares de


los derechos sean todas las personas, sin distinción alguna, por
el simple hecho de ser seres humanos. Bajo esta perspectiva, la
universalidad también es útil para deducir la inalienabilidad y

3
Diccionario de derecho jurídico mexicano, México, UNAM, 2005, p. 1268.
Nuestros Derechos

4
Bidart Campos, Germán J., Teoría general de los derechos humanos, Méxi-
co, UNAM, 1989, pp. 29 y 30.
5
Brito, Rodrigo y Carbonell, Miguel, “La globalización y los derechos hu-
manos, a la luz de la reforma constitucional de junio de 2011”, Revista de la
Facultad de Derecho de México, México, t. LXI, núm. 256, julio-diciembre de
2011, p. 21.

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no negociabilidad de estos derechos. En palabras de Luigi Fe-


rrajoli, si los derechos fundamentales son normativamente de
“todos” (los miembros de una determinada clase de sujetos),
no son alienables o negociables, sino que corresponden, por
decirlo de algún modo, a prerrogativas no contingentes e inal-
terables de sus titulares y a otros límites y vínculos insalvables
para todos los poderes, tanto públicos como privados. Que no
sean alienables o negociables significa, en otras palabras, que
los derechos no son disponibles y esta no disponibilidad es
tanto activa (puesto que no son disponibles por el sujeto que
es su titular), como pasiva (puesto que no son disponibles,
expropiables o puestos a disposición de otros sujetos, inclu-
yendo sobre todo al Estado).

También los ha caracterizado la Oficina en México del Alto


Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Huma-
nos (OACNUDH):6

ɩɩ Los derechos humanos son universales porque son apli-


cables a todas las personas sin distinción alguna. No importa
la raza, el color, el sexo, el origen étnico o social, la religión,
el idioma, la nacionalidad, la edad, la orientación sexual, la
discapacidad o cualquier otra característica distintiva pues es-
tos derechos son de y para todas y todos. Esta característica
también se refiere a que son derechos aceptados por todos los
Estados.

Esta universalidad resulta, asimismo, de un concepto que está


Derechos de las personas extranjeras

en el fundamento mismo de los derechos humanos: la dignidad,


consustancial e inherente a la personalidad humana.
La universalidad de los derechos humanos quiere significar que
le son debidos a la persona (a cada uno y a todos) en todas par-
tes (es decir, en todos los Estados), pero conforme a la situación
histórica, temporal y espacial que rodea a la convivencia de esas
personas en ese Estado. La exigencia del valor no traza límites
sectoriales, ni en cuanto a espacios territoriales ni en cuanto a ám-

6
20 claves para entender y comprender mejor los derechos humanos, México,
OACNUDH, 2012, p. 6. Énfasis en el original.

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bitos humanos, pero se acomoda a los ambientes históricos que se


circunscriben geográfica y poblacionalmente. 7
La universalidad de los derechos humanos es posible asociarla
con varias ideas propias de estos derechos, dentro de las cuales
podemos citar las siguientes:

—— Encuentra una interrelación con la necesidad de conceptualizar


estos derechos con toda la humanidad y, por ende, con la comu-
nidad internacional en su conjunto.
—— Supone una idea de integridad de los derechos humanos; es de-
cir, que estos derechos son de todas las esferas del derecho: civi-
les, políticos, económicos, sociales, culturales, y los denominados
“nuevos derechos”, o sea, aquellos nacidos de los triunfos de la
persona frente al Estado, que van siendo progresivamente reco-
nocidos por el derecho.
—— Los derechos humanos deben ser respetados y garantizados por
el Estado en relación con los demás individuos, sin perjuicio del
respeto directo que el Estado debe asegurar, a través de la conduc-
ta de todos sus agentes.

Siguiendo a René Jean Dupuy, los derechos humanos son parte


del patrimonio común de la humanidad. La idea del patrimonio
común de la humanidad lleva en sí, necesariamente, el concepto
de universalidad. Es otra vía, hoy muy importante, para arribar a
la fundamentación de la universalidad de los derechos humanos.

—— La universalización de los derechos humanos encuentra relación


con el fenómeno de la mundialización, la cual, conceptualizada
positivamente, puede reformar esa universalización de la que
hablamos, acorde con la diversidad cultural existente en el pla-
neta.
—— Finalmente, es posible establecer que la idea de la universalidad
de los derechos humanos y del contenido que ella implica es algo
consustancial con la civilización humana en su actual grado de
desarrollo. Es la necesaria garantía del presente, y constituye la
seguridad del futuro. Sin la aceptación del principio de la uni-
Nuestros Derechos

versalidad es imposible avanzar en el proceso de la protección


internacional.

7
Bidart Campos, Germán J., op. cit., p. 34.

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En la línea de Luigi Ferrajoli, la universalidad de los derechos


fundamentales puede ser estudiada desde dos distintos puntos de
vista; el primero, desde la teoría del derecho, la universalidad ten-
dría que ver con la forma en que están redactados los preceptos
que contienen derechos. Si su forma de redacción permite con-
cluir que un determinado derecho se adscribe universalmente a
todos los sujetos de una determinada clase (menores, trabajado-
res, campesinos, ciudadanos, mujeres, indígenas; lo importante
es que esté adscrito a todas las personas que tengan la calidad
establecida por la norma), entonces estamos ante un derecho fun-
damental. Si, por el contrario, una norma jurídica adscribe un
derecho solamente a una parte de los miembros de un grupo,
entonces no estamos frente a un derecho fundamental, sino ante
un derecho de otro tipo.
A partir de esa distinta forma de asignación del derecho, el
propio Ferrajoli distingue entre los derechos fundamentales (asig-
nados universalmente a todos los sujetos de una determinada cla-
se) y los derechos patrimoniales (asignados a una persona con
exclusión de los demás); así, la libertad de expresión, al ser reco-
nocida constitucionalmente como un derecho de toda persona,
sería un derecho fundamental, mientras el derecho fundamental
sobre un bien mueble (derecho que comprende su uso y disposi-
ción) excluye de su titularidad a cualquier persona. 8

2. La universalidad de los derechos humanos en la Carta


de las Naciones Unidas
Derechos de las personas extranjeras

Ahora bien, la universalidad de los derechos humanos vista


desde el punto de vista de los diferentes instrumentos internacio-
nales de esta materia tan importante encuentra su principal fun-
damento en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas, 9
la cual es considerada por muchos como un instrumento con vo-

8 Citado por Carbonell, Miguel, Los derechos fundamentales en México, Mé-


xico, UNAM-Porrúa, 2006, p. 14.
9 Firmada en San Francisco (Estados Unidos) el 26 de junio 1945; entrada
en vigor del 24 de octubre de 1945, de conformidad con el artículo 110.

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cación de universalidad, ya que plasmó en su Preámbulo que “la


fe en los derechos fundamentales del hombre y en la dignidad y
el valor de la persona humana”, y se construyó con el propósito
de realizar la cooperación internacional para “el desarrollo y es-
tímulo a los derechos humanos y a las libertades fundamentales
de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma
o religión” (esto último, de acuerdo con lo establecido en su ar-
tículo 13).
Para la Carta de la ONU, todos los seres humanos, sin nin-
guna exclusión o discriminación, son titulares de los derechos, a
que ella se refiere. Naturalmente, esta necesaria universalidad de
los derechos humanos no significa desconocer la proyección en el
tema de los derechos humanos de las diversidades culturales y las
particularidades regionales.
No sólo la Carta prevé la existencia de acuerdos cuyas activi-
dades “sean compatibles con los Propósitos y Principios de las
Naciones Unidas” (numeral 1 de su artículo 52), sino que el Esta-
tuto de la Corte Internacional de Justicia (anexo a la Carta, y que
forma parte integrante de ésta, según el artículo 92 de la Carta) 10
hace referencia a “las grandes civilizaciones y los principales sis-
temas jurídicos del mundo” (artículo 9o.). 11 De tal modo, se re-
conoce implícitamente que estas grandes civilizaciones y sistemas
jurídicos pueden, en múltiples cuestiones, tener particularidades
y singularidades que no han de afectar la universalidad, pero que
no pueden olvidarse ni desconocerse.12

10
“La Corte Internacional de Justicia será el órgano judicial principal de
las Naciones Unidas; funcionará de conformidad con el Estatuto anexo, que
está basado en el de la Corte Permanente de Justicia Internacional, y que forma
parte integrante de esta Carta”.
11
“En toda elección, los electores tendrán en cuenta no sólo que las perso-
Nuestros Derechos

nas que hayan de elegirse reúnan individualmente las condiciones requeridas,


sino también que en el conjunto estén representadas las grandes civilizaciones
y los principales sistemas jurídicos del mundo”.
12
Gros Espiell, Héctor, Estudios sobre derechos humanos, Caracas, Insti-
tuto Interamericano de Derechos Humanos-Jurídico Venezolano, 1985, pp.
125 y ss.

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3. La universalidad de los derechos humanos en la Declaración


Universal de Derechos Humanos

En 1946, la ONU estableció la Comisión de Derechos Huma-


nos, el principal órgano normativo en cuanto a derechos humanos
dentro del sistema de la ONU.
Bajo la presidencia de la estadounidense Eleanor Roosevelt,
activista en favor de los derechos humanos y viuda del antiguo
presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, la Comi-
sión se encargó de definir los derechos y las libertades básicas. En
esta tarea resultaron decisivas las aportaciones de René Cassin
(Francia), Charles Malik (Líbano), Peng Chun Chang (China),
Hernán Santa Cruz (Chile), Alexandre Bogomolov/Alexei Pa-
vlov (Unión Soviética), Lord Dukeston/Geoffrey Wilson (Reino
Unido), William Hodgson (Australia) y John Humphrey (Ca-
nadá).
Tras largas consideraciones y 1,400 rondas de votaciones sobre
prácticamente cada palabra y cada cláusula, la Asamblea Gene-
ral de la ONU aprobó la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (DUDH) el 10 de diciembre de 1948 en París, en el
entonces recientemente construido Palais de Chaillot.
La DUDH siguió el criterio universalista de la Carta de
la ONU. Este carácter se reafirmó con la denominación de la
DUDH de 1948 como “universal”, y no como internacional,
propuesta por René Cassin para destacar justamente el carácter
universal. Se refiere a todos los integrantes de la comunidad inter-
Derechos de las personas extranjeras

nacional, incluidos la totalidad de los seres humanos, cualquiera


que fuera su pertenencia estatal, su ideología, su religión o su
sexo, otorgándole ese carácter universal. Esto la diferencia de un
texto que fuera simplemente internacional por el acuerdo de los
gobiernos representantes de los Estados que la adoptaron en la
Asamblea General.
Con base en estas ideas, la Asamblea General proclamó la
DUDH “como ideal común por el que todos los pueblos y na-
ciones deben esforzarse”, a fin de que se logre el respeto de esos
derechos y libertades y “su reconocimiento y aplicación universa-
les y efectivos”.

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10

Puede decirse que asegurar la universalidad de los derechos hu-


manos fue una de las ideas fundamentales en las que se basó la
DUDH, y la voluntad de lograr la aceptación de esta universa-
lidad constituyó uno de los objetivos esenciales que la DUDH
buscó.
La Declaración proclama derechos iguales de todas las perso-
nas. Esto significa tomarlas en cuenta con sus identidades res-
pectivas y con sus diferencias. Se reivindica así el derecho a la
diferencia, que es esencial para que la identidad de todos los seres
humanos sea una realidad verdadera y cierta.
Recordemos que, aunado a la universalidad, como caracterís-
tica de los derechos fundamentales, éstos también son incondi-
cionales e inalienables. Son incondicionales porque únicamente se
encuentran supeditados a los lineamientos y procedimientos que
determinan los límites de los propios derechos; es decir, hasta
donde comienzan los derechos de los demás o los justos intereses
de la comunidad. Son inalienables porque no pueden perderse
ni transferirse por voluntad propia; es decir, son inherentes a la
dignidad humana.
La DUDH, que expresa de forma clara los derechos individua-
les y las libertades de todos, carece de precedentes. Constituye el
pilar de la legislación del siglo XX sobre derechos humanos, y el pun-
to de referencia para el movimiento a favor de los derechos huma-
nos universales.
La DUDH fue el primer instrumento que estableció, hace casi
sesenta años, lo que han pasado a ser valores universales en la
actualidad: los derechos humanos son inherentes a todos y con-
ciernen a la comunidad internacional en su totalidad. Redactada
por representantes de todas las regiones y de todas las tradiciones
jurídicas, la DUDH ha resistido la prueba del tiempo y los ata-
ques basados en el “relativismo”. La DUDH y sus valores básicos,
incluidos la no discriminación, la igualdad, la equidad y la uni-
versalidad, se aplican a todas las personas, en todos los lugares y
Nuestros Derechos

en todo momento. La DUDH nos pertenece a todos.


En un mundo amenazado por las divisiones raciales, étnicas,
económicas y religiosas, tenemos que defender y proclamar, más
que nunca, los principios universales de justicia, equidad e igual-

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11

dad que pueblos de todas las latitudes consideran tan importan-


tes, y que fueron consagrados primeramente en la DUDH.
Los derechos humanos no son únicamente valores universales
que trascienden las culturas y las tradiciones, sino que son valo-
res de una quintaesencia local y compromisos contraídos a escala
nacional en órganos internacionales y constituciones y leyes na-
cionales.
La DUDH representa un contrato entre los gobiernos y sus
pueblos, quienes tienen derecho a exigir que ese pacto se respete.
No todos los gobiernos han pasado a ser partes en todos los tra-
tados de derechos humanos. Sin embargo, todos los países han
aceptado la DUDH. Ésta sigue afirmando la integridad y el valor
humanos inherentes a todas las personas del mundo, sin distin-
ción de ningún tipo.
En general, se está de acuerdo en afirmar que la DUDH
constituye el fundamento de las normas internacionales de de-
rechos humanos. Aprobada hace ya 62 años, la DUDH ha ins-
pirado un valioso conjunto de tratados internacionales de dere-
chos humanos y la promoción de los mismos en todo el mundo.
La DUDH nos sigue inspirando a todos, ya sea en tiempos de
conflictos, en sociedades que sufren la represión, para hacer
frente a las injusticias, y en nuestros esfuerzos por lograr el dis-
frute universal de los derechos humanos.
En la DUDH se reconoce por primera vez a escala interna-
cional que los derechos básicos y las libertades fundamentales
son inherentes a todos los seres humanos, inalienables y apli-
cables en igual medida a todas las personas, y que todos y cada
Derechos de las personas extranjeras

uno de nosotros hemos nacido libres y con igualdad de dignidad


y de derechos.
A lo largo de los años, ese compromiso se instaló en el campo
del derecho, ya sea en forma de tratados, en el derecho internacio-
nal consuetudinario, en principios generales, en acuerdos regio-
nales y en leyes nacionales, por mediación de los cuales se expre-
san y garantizan los derechos humanos. De hecho, la DUDH ha
inspirado más de ochenta tratados y declaraciones internacionales
de derechos humanos, un gran número de convenciones regiona-
les de derechos humanos, cartas nacionales de derechos humanos

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12

y disposiciones constitucionales, que en conjunto constituyen un


sistema amplio jurídicamente vinculante para la promoción y la
protección de los derechos humanos.
Basándose en los logros de la DUDH, en 1976 entraron en
vigor el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PI-
DCP) y sus dos Protocolos Facultativos, y el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC). Los
dos pactos han logrado que muchos de los artículos de la Declara-
ción Universal sean efectivamente vinculantes en los Estados que
han ratificados esos pactos, que establecen derechos cotidianos,
como el derecho a la vida, a la igualdad ante la ley, a la libertad de
expresión, al trabajo, a la seguridad social y a la educación. Los
pactos, junto con la DUDH, constituyen la Carta Internacional
de Derechos Humanos. A estos instrumentos internacionales nos
referiremos más adelante al hacer alusión a la normativa jurídica
internacional en su articulado protector a los extranjeros.
El conjunto de tratados internacionales de derechos huma-
nos sigue creciendo y ampliando los derechos y libertades fun-
damentales que figuran en la Carta Internacional de Derechos
Humanos, pues abordan derechos y preocupaciones tales como la
discriminación racial, la tortura, la mujer, los niños, las desapari-
ciones forzosas y las personas con discapacidades.
En numerosas resoluciones, declaraciones y convenciones in-
ternacionales de derechos humanos se han reiterado los princi-
pios básicos de derechos humanos establecidos primeramente en
la DUDH, como su universalidad, interdependencia e indivisi-
bilidad, la igualdad y la no discriminación, y el hecho de que los
derechos humanos simultáneamente conllevan tanto derechos
como obligaciones por parte de los responsables de hacer efecti-
vos los derechos y de los titulares de derechos. En la actualidad,
todos los Estados miembros de las Naciones Unidas han ratifi-
cado al menos uno de los nueve tratados internacionales básicos
de derechos humanos, y el 80% de ellos ha ratificado al menos
Nuestros Derechos

cuatro de ellos, lo que constituye una expresión concreta de la


universalidad de la DUDH y los derechos humanos.

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13

4. Otras características de los derechos humanos

Además de la universalidad, los derechos humanos contienen


otras características. A saber:

—— Indivisibilidad e interdependencia. Implican que cada uno de los


derechos reconocidos en la Constitución o en los tratados inter-
nacionales, sean éstos civiles o políticos, económicos, sociales o
culturales o colectivos, están íntimamente relacionados y, ergo,
dependen unos de otros.

La OACNUDH da el siguiente ejemplo: 13

ɩɩ …para ejercer el derecho a la educación es necesario acce-


der también al derecho a la salud y al derecho a la alimen-
tación. En este mismo sentido, la violación de uno de ellos
puede afectar directa o indirectamente el ejercicio de otro u
otros. Tal es el caso de la violación del derecho a un medio
ambiente sano, que disminuiría la calidad de vida de las per-
sonas vulnerando también su derecho al mejor estado de salud
física y mental. Por lo anterior, los derechos humanos deben
considerarse como un conjunto inseparable entre sí.

—— La progresividad, en cuanto se pretende que las autoridades no


sólo efectúen las medidas necesarias para garantizar la vigencia de
los derechos humanos, sino que también se emprendan acciones
a fin de que no se dé marcha atrás en los niveles de protección ya
alcanzados.
Derechos de las personas extranjeras

Este conjunto de principios fue recogido con la reforma cons-


titucional en materia de derechos humanos de 2011, 14 cuando se
estableció en el párrafo tercero del artículo 1o. de la CPEUM:

ɩɩ Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias,


tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garanti-

13
20 claves para entender y comprender mejor los derechos humanos, cit., p. 6.
14
Decreto por el que se modifica la denominación del Capítulo I del
Título Primero y reforma diversos artículos de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio
de 2011, pp. 2-5.

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14

zar los derechos humanos de conformidad con los principios


de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresi-
vidad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar,
sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en
los términos que establezca la ley.

Una vez entendido este punto, pasemos a revisar el papel del


juez constitucional en la aplicación del principio de universalidad
de los derechos humanos, a la luz del llamado “control de con-
vencionalidad”.

II. El control de convencionalidad

1. Introducción y definiciones

Dentro de los contenidos de la reforma constitucional de 2011


en materia de derechos humanos, uno de los que más destaca en
la interpretación del juez y de toda autoridad jurisdiccional (y no
sólo judicial) ha sido el de control de convencionalidad. Efecti-
vamente, en aras del desarrollo de una mejor forma de garantizar
los derechos humanos contenidos en el catálogo constitucional
(e internacional), se insertó este mecanismo de relativamente re-
ciente data (su inclusión en el sistema interamericano de derechos
humanos no es de más allá de tres lustros).
Hay que aclarar que la doctrina ha variado con relación a su
definición. Para el argentino Víctor Bazán, éste “...consiste en ve-
rificar la adecuación de las normas jurídicas internas que aplican
en casos concretos a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos… y a los estándares interpretativos forjados por la Cor-
te Interamericana de Derechos Humanos…”. 15
Por su parte, para la académica mexicana Roselia Bustillo Ma-
rín, se trata de un
Nuestros Derechos

15
Bazán, Víctor, “El control de convencionalidad: incógnitas, desafíos y pers-
pectivas”, en Bazán, Víctor y Nash, Claudio (eds.), Justicia constitucional y dere-
chos fundamentales. El control de convencionalidad 2011, Bogotá, Centro de De-
rechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile-Konrad
Adenauer Stiftung, 2012, pp. 17 y 18.

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15

ɩɩ ...mecanismo que se ejerce para verificar que una ley, re-


glamento o acto de las autoridades del Estado, se ajustan a
las normas, los principios y obligaciones de la Convención
Americana de Derechos Humanos principalmente, en la que
funda la competencia contenciosa de la Corte IDH. 16

La Corte IDH ha definido a esta figura como “una institución


que se utiliza para aplicar el derecho internacional”, sobre todo en
cuanto “el derecho internacional de los derechos humanos, y es-
pecíficamente la Convención Americana y sus fuentes, incluyen-
do la jurisprudencia” de dicho órgano. 17 Por tal, se debe entender
que existe una obligación internacional a cargo de todas las au-
toridades de los Estados parte de la CADH respecto a interpretar
toda norma jurídica nacional (Constitución, ley, decreto, regla-
mento, jurisprudencia, etcétera) de conformidad con la misma
CADH y, en general, con el llamado corpus juris interamericano;
si llega a existir una manifiesta incompatibilidad entre la norma
interna y el referido corpus iuris interamericano, es obligación de
las respectivas autoridades estatales el de abstenerse de aplicar la
norma nacional, con objeto de evitar la violación de los derechos
humanos protegidos internacionalmente. Así, estas autoridades
estatales han de ejercer de oficio el control de convencionalidad,
actuando siempre en el ámbito de sus respectivas competencias,
así como tomando en cuenta las debidas regulaciones procesales
establecidas en su legislación interna.
Derechos de las personas extranjeras

2. Desarrollo histórico

A un destacado jurista mexicano debemos el nacimiento de la


figura del control de convencionalidad. Precisamente, fue Sergio
García Ramírez quien, en su calidad de juez de la Corte IDH,

16 Bustillo Marín, Roselia, El control de convencionalidad. La idea del bloque


de constitucionalidad y su relación con el control de constitucionalidad en ma-
terial electoral, México, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación,
2013, p. 6.
17 Ferrer Mac-Gregor, Eduardo et al. (coords.), Diccionario de derecho proce-
sal constitucional y convencional, t. I, A-F, p. 233.

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16

emitió un voto concurrente en el caso Myrna Mack Chang vs.


Guatemala;18 ahí, García Ramírez señala que

ɩɩ No es posible seccionar internacionalmente al Estado,


obligar ante la Corte sólo a uno o algunos de sus órganos,
entregar a éstos la representación del Estado en el juicio —sin
que esa representación repercuta sobre el Estado en su con-
junto— y sustraer a otros de este régimen convencional de
responsabilidad, dejando sus actuaciones fuera del “control
de convencionalidad” que trae consigo la jurisdicción de la
Corte Internacional.19

El propio García Ramírez reiteró dicho criterio (también me-


diante voto concurrente) en el caso Tibi vs. Ecuador,20 al sostener
que la tarea de la Corte IDH

ɩɩ ...se asemeja a la que realizan los tribunales constitucio-


nales. Éstos examinan los actos impugnados —disposiciones
de alcance general— a la luz de las normas, los principios y
los valores de las leyes fundamentales. La Corte Interameri-
cana, por su parte, analiza los actos que llegan a su conoci-
miento en relación con normas, principios y valores de los
tratados en los que funda su competencia contenciosa. Dicho
de otra manera, si los tribunales constitucionales controlan
la “constitucionalidad”, el tribunal internacional de derechos
humanos resuelve acerca de la “convencionalidad” de esos ac-
tos. A través del control de constitucionalidad, los órganos
internos procuran conformar la actividad del poder público
—y, eventualmente, de otros agentes sociales— al orden que
entraña el Estado de derecho en una sociedad democrática.
El tribunal interamericano, por su parte, pretende conformar
esa actividad al orden internacional acogido en la Convención

18
Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala, fondo, reparaciones y costas,
sentencia del 25 de noviembre de 2003, San José, Corte Interamericana de De-
Nuestros Derechos

rechos Humanos, 2003.


19
Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala, San José, Corte Interamericana
de Derechos Humanos, párr. 27 del voto concurrente.
20
Caso Tibi vs. Ecuador, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y
costas, sentencia del 7 de septiembre de 2004, San José, Corte Interamericana
de Derechos Humanos, 2004.

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17

fundadora de la jurisdicción interamericana y aceptado por


los Estados parte en ejercicio de su soberanía. 21

Tal doctrina fue reafirmada en 2006 por la Corte IDH en el


caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile 22 a propósito del Decreto-
ley 2191 de 1978, y la “justificación” que hasta entonces asumía
el Estado chileno para evadir sus responsabilidades internaciona-
les.23 Con base en su propia jurisprudencia en materia de justicia
transicional, la Corte IDH declaró la nulidad ab initio del referi-
do Decreto-ley, indicando que

ɩɩ ...en casos donde el Poder Legislativo falle en su tarea de


suprimir leyes contrarias al Pacto de San José, el Poder Judi-
cial permanece obligado a respetar y garantizar los derechos
protegidos por la Convención y, por lo tanto, debe realizar
un control de convencionalidad, de forma tal que los jueces
velen porque los efectos de las disposiciones de la Convención
Americana no se vean mermados por la aplicación de leyes
contrarias a su objeto y fin.24

Se trata de una línea coherente con lo que establece cuando


indica que

ɩɩ La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos


están sujetos al imperio de la ley y, por ello, están obligados a
aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico.
Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional
Derechos de las personas extranjeras

como la Convención Americana, sus jueces, como parte del


aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que
obliga a velar por que los efectos de las disposiciones de la

21
Caso Tibi vs. Ecuador, op. cit., párr. 3 del voto concurrente.
22
Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, fondo, reparaciones y costas,
sentencia del 26 de septiembre de 2006, San José, Corte Interamericana
de Derechos Humanos, 2006, párr. 124.
23 Decreto Ley 2.191, que Concede amnistía general, bajo las circunstancias que
indica, por los delitos que señala, publicado en el Diario Oficial de la República de
Chile del 19 de abril de 1978.
24 Ferrer Mac-Gregor Eduardo et al. (coords.), Diccionario de derecho proce-
sal..., cit., p. 234.

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18

Convención no se vean mermados por la aplicación de leyes


contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen
de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe
ejercer una especie de “control de convencionalidad” entre las
normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y
la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esa
tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente
el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha
hecho la Corte Interamericana, intérprete último de la Con-
vención Americana.25

Se trata de un precedente que se ha reiterado en varios casos


(incluso precisando sustancialmente diversos aspectos concep-
tuales), como Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y
otros) vs. Perú (2006),26 Heliodoro Portugal vs. Panamá (2008),27
Radilla Pacheco vs. México (2009),28 Cabrera García y Montiel Flo-
res vs. México (2010)29 y Gelman vs. Uruguay (2011),30 así como
la supervisión de cumplimiento de esta última sentencia (2013). 31
Aquí es importante indicar quiénes tienen la obligación de
aplicar este control. Reproduciendo al argentino Víctor Bazán,
el mexicano Miguel Carbonell identifica cuatro etapas de la ju-
risprudencia.32
25
CasoAlmonacid Arellano y otros vs. Chile, op. cit., párr. 124.
26
CasoTrabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú,
fondo, reparaciones y costas, sentencia del 24 de noviembre de 2006, San José,
Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2006, párr. 128.
27
Caso Heliodoro Portugal vs. Panamá, fondo, reparaciones y costas, sen-
tencia del 12 de agosto de 2008, San José, Corte Interamericana de Derechos
Humanos, 2008, párr. 180.
28
Caso Radilla Pacheco vs. México, excepciones preliminares, fondo, repara-
ciones y costas, sentencia del 23 de noviembre de 2009, San José, Corte Intera-
mericana de Derechos Humanos, 2009, párr. 339.
29
Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, excepción preliminar,
fondo, reparaciones y costas, sentencia del 26 de noviembre de 2010, San
José, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2010, párr. 225.
30
Caso Gelman vs. Uruguay, fondo y reparaciones, sentencia del 24 de febre-
Nuestros Derechos

ro de 2011, San José, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2011.


31
Caso Gelman vs. Uruguay, supervisión de cumplimiento de sentencia, 20
de marzo de 2013, San José, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2013.
32
Carbonell Sánchez, Miguel, Introducción general al control de convenciona-
lidad, México, Porrúa-UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2014, pp.
14 y 15.

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19

—— Sólo el Poder Judicial (caso Almonacid Arellano vs Chile);


—— Todos los órganos del Poder Judicial (caso Trabajadores Cesados del
Congreso vs Perú);
—— Todos los jueces y órganos vinculados a la administración de justicia,
en todos los niveles (caso Cabrera García Montiel Flores vs Méxi-
co) y, actualmente,
—— En cualquier autoridad pública, y no sólo del Poder Judicial (caso
Gelman vs Uruguay).

3. Elementos

Debemos enumerar los elementos que integran al control de


convencionalidad; pueden clasificarse de acuerdo con los siguien-
tes parámetros:33

a) Con relación a las autoridades a las que obliga: esto es, se trata
de un control extensor, que alcanza a todas las autoridades del
Estado, sin importar si pertenecen al Poder Ejecutivo, al Legis-
lativo o al Judicial;
b) Con relación a la intensidad con la que las autoridades deben efec-
tuar el control: es decir, las autoridades jurisdiccionales deben
realizar el control de convencionalidad “de oficio”, pero “evi-
dentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las
regulaciones procesales correspondientes”, y
c) Con relación al parámetro con el que se efectúa tal control: es de-
cir, que los instrumentos jurídicos que sirven como base para su
ejercicio son aquellos que se encuentran contenidos en el cor-
pus juris interamericano, integrado, en general, por los tratados
internacionales de derechos humanos creados en el seno de la
Derechos de las personas extranjeras

Organización de Estados Americanos (OEA), así como de su


respectiva interpretación por la Corte IDH.

Lo anterior es reforzado con la integración de los derechos con-


tenidos en la CADH al bloque constitucional de derechos esen-
ciales asegurados por nuestros ordenamientos jurídicos en virtud
de lo referido en los textos constitucionales de Chile (párrafo 2 del
artículo 5o. constitucional), Argentina (párrafo 22 del artículo

33 Ferrer Mac-Gregor, Eduardo et al. (coords.), Diccionario de derecho proce-


sal..., cit., pp. 234 y 235.

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20

75 constitucional), Colombia (artículo 73 constitucional), Guate-


mala (artículo 46 constitucional), Ecuador (párrafo 2 del artículo
424 constitucional) y Venezuela (artículo 19 constitucional).

4. En México

Desde 2008, México ha venido modificando su corpus consti-


tucional, de suerte de insertar un desarrollo mayor en el ámbito
de las garantías individuales (así, las reformas constitucionales de
2008 y de 2010), y posteriormente en materia de derechos huma-
nos (desde las reformas constitucionales de 2011). Esto se había
traducido en materia de cuatro grandes áreas: 34

—— De justicia penal: reforma del 18 de junio de 2008;


—— De acciones colectivas: reforma del 29 de julio de 2010;
—— De amparo: reforma del 6 de junio de 2011;
—— De derechos humanos: reforma del 10 de junio de 2011.

Dada la reforma constitucional en materia de derechos huma-


nos de 2011, correspondió a nuestro máximo tribunal resolver
respecto de cuál era el alcance del control de convencionalidad
en nuestro ordenamiento jurídico; si había sido un importante
jurista el que daba la pauta de inicio para introducir esta teoría
en la práctica jurisprudencial latinoamericana, era bastante poco
comprensible que no se hiciera una aclaración necesaria dentro de
nuestra propia judicatura.
En diciembre de 2011, a través de la tesis 65/2011 del Tri-
bunal Pleno, la SCJN reconoció que las sentencias de la Corte
IDH, derivadas de casos en los que México haya sido parte, son
obligatorias

ɩɩ “en sus términos”: esto es, que las sentencias de la Corte


Nuestros Derechos

IDH se deben ejecutar sin cuestionar ninguna de sus par-

34
Salazar Ugarte, Pedro (coord.), La reforma constitucional sobre derechos hu-
manos. Una guía conceptual, México, Instituto Belisario Domínguez del Senado
de la República, 2014, p. 52.

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21

tes, ni añadir o quitar ningún elemento y sin regatear todos


los actos que se deben realizar para que la sentencia se dé
por cumplida. Los órganos internos no pueden cuestionar,
de acuerdo con este criterio, la competencia de la Corte IDH
ni el alcance con el que la ejercen. La sentencia contiene una
“cosa juzgada” que debe ser simplemente aplicada. 35

Adquiere importancia la contradicción de tesis 193/2011, de


nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación, que estableció el
llamado “parámetro de control de regularidad constitucional”, 36
por cuanto, aunque aún prioriza el contenido constitucional na-
cional, bien señala que

ɩɩ ...la nueva conformación del catálogo de derechos huma-


nos no puede ser estudiada en términos de jerarquía, pues la
reforma constitucional modificó el artículo 1o. precisamente
para integrar un catálogo de derechos y no para distinguir
o jerarquizar esas normas en atención a la fuente de la que
provienen. Esta conclusión se refuerza si se considera que el
artículo 1o. constitucional, además de determinar las fuentes
de reconocimiento de los derechos humanos, incorpora cri-
terios hermenéuticos para la solución de posibles antinomias
frente a la posible duplicidad en la regulación de un derecho
humano.37

Al indicar que
Derechos de las personas extranjeras

ɩɩ ...de la literalidad de los primeros tres párrafos del artículo


1o. constitucional se desprende lo siguiente: (i) los derechos
humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados de
los cuales México sea parte integran un mismo conjunto o ca-
tálogo de derechos; (ii) la existencia de dicho catálogo tiene
por origen la Constitución misma; (iii) dicho catálogo debe
utilizarse para la interpretación de cualquier norma relativa a

35
Carbonell, Miguel, Introducción general al control de convencionalidad,
cit., pp. 77 y 78.
36
Tesis P./J. 20/2014 (10a.), Gaceta del Seminario Judicial de la Federación,
Décima Época, t. I, libro V, abril de 2014, p. 202.
37
Considerando quinto, numeral 2.

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22

los derechos humanos; y, (iv) las relaciones entre los dere-


chos humanos que integran este conjunto deben resolverse
partiendo de la interdependencia y la indivisibilidad de los
derechos humanos —lo que excluye la jerarquía entre unos y
otros—, así como del principio pro persona, entendido como
herramienta armonizadora y dinámica que permite la funcio-
nalidad del catálogo constitucional de derechos humanos. 38

Esto va en concordancia con lo establecido por el párrafo se-


gundo del artículo 1o. de la CPEUM:

ɩɩ Las normas relativas a los derechos humanos se interpre-


tarán de conformidad con esta Constitución y con los trata-
dos internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo
a las personas la protección más amplia.

Para mayor comprensión, hubo un radical cambio en cuan-


to al entendimiento de la ubicación de los derechos humanos,
contenidos desde los instrumentos internacionales en la materia.
Bien se puede decir, como observamos en el siguiente cuadro, que
pasamos de una jerarquía normativa piramidal a una jerarquía
normativa de contenidos.39
De esta forma, México se incorporó a una amplia reforma en
materia de inclusión a los textos constitucionales de disposiciones
que incluyeran a los tratados internacionales en materia de dere-
chos humanos.
Así, nuestro país se incorporó al grupo de naciones que esta-
blecen de forma expresa la jerarquía en materia de derechos hu-
manos de los instrumentos internacionales en la materia.
Nuestros Derechos

38
Considerando quinto, numeral 3.A.
39
Salazar Ugarte, Pedro (coord.), op. cit., p. 132.

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23

III. Derechos reconocidos por instrumentos


jurídicos internacionales

Antes de continuar a lo que en particular responde a los extran-


jeros, haremos un repaso de la normativa, tanto nacional como
internacional, que a este respecto tiene vigencia en nuestro país.
Cabe agregar que, como ya se ha descrito más arriba, este tó-
pico tiene una relevancia particular en el contexto de la reforma
constitucional de derechos humanos de 2011, pues corresponde
a toda autoridad (y no sólo jurisdiccional) promover, respetar,
proteger y garantizar los derechos humanos, tal y como dispone
el párrafo tercero del artículo 1o. de la CPEUM.
En la siguiente relación sólo haremos mención de los rasgos
generales de los diversos instrumentos internacionales, así como
de sus principios básicos en materia de tratamiento a los extran-
jeros, dejando en el apartado respectivo de este libro la relación
detallada cuando corresponda.

1. Convenciones de derecho internacional público relativas


a derechos humanos

Los principales instrumentos internacionales relativos a de-


rechos humanos son los que se contienen en la llamada Carta
Universal de los Derechos Humanos: la Declaración Universal de
Derechos Humanos (en adelante, DUDH); el Pacto Internacio-
nal de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y el Pacto Internacional
Derechos de las personas extranjeras

de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), todos


suscritos por los Estados que son parte del sistema de la Organi-
zación de las Naciones Unidas. En el ámbito regional americano,
los principales son la Declaración Americana de Derechos y De-
beres del Hombre (DADDH) y la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (CADH).
La característica principal de estos instrumentos internaciona-
les estriba en el hecho de que establecen orientaciones básicas
en materia de derechos humanos, para el resto de la normativa
jurídica respectiva, ya sea en el ámbito internacional, ya sea en el
espectro regional americano.

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24

Como ya se ha especificado, la principal característica de los


derechos acá establecidos es que de no hacen alguna distinción
entre nacionales y extranjeros; más aún, refuerzan el principio de
universalidad de los derechos humanos; esto es, pertenecientes a
todos, independiente de su género, nacionalidad, sexo, condición
social o cualquier otro tipo de distingo. En tal forma, al ser instru-
mentos jurídicos obligatorios para los Estados que son parte, su
cumplimiento es de carácter imperativo. Lo último, para el caso
de nuestro país, se refuerza con la ya comentada contradicción de
tesis 193/2011.
Hagamos una relación de cada uno de ellos.

A. Declaración Universal de Derechos Humanos

Es, sin duda, el instrumento jurídico más conocido a nivel


mundial en materia de derechos humanos. Fue suscrito en di-
ciembre de 1948 por la Asamblea General de la ONU, siendo vo-
tada por los 58 Estados, que en ese entonces conformaban dicha
organización internacional (con ningún voto en contra). 40
A pesar de no ser, en términos estrictos, un instrumento de
hard law, ha sido tal su impacto e influencia en el desarrollo pos-
terior del llamado derecho internacional de los derechos huma-
nos (DIDH), que es imposible soslayar su cumplimiento.
Se trata de un instrumento jurídico desglosado en treinta ar-
tículos, de los cuales los primeros 29 detallan derechos de la más
diversa índole, mientras que el artículo 30 establece la prohibi-

40
Adoptada por la resolución de la Asamblea General de la Organización
de las Naciones Unidas, 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948. Votos a favor:
48 (Afganistán, Argentina, Australia, Bélgica, Birmania, Bolivia, Brasil, Canadá,
Chile, China (Taiwán), Colombia, Costa Rica, Cuba, Dinamarca, República
Dominicana, Ecuador, Egipto, El Salvador, Estados Unidos, Etiopía, Filipinas,
Nuestros Derechos

Francia, Grecia, Guatemala, Haití, Holanda, India, Irak, Irán, Islandia, Líba-
no, Liberia, Luxemburgo, México, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Pa-
kistán, Panamá, Paraguay, Perú, Reino Unido, Siria, Suecia, Tailandia, Turquía,
Uruguay y Venezuela); en contra: ninguno; abstenciones: ocho (Arabia Saudí,
Bielorrusia, Checoslovaquia, Polonia, Sudáfrica, URSS, Ucrania y Yugoslavia);
ausentes: dos (Honduras y Yemen).

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25

ción expresa de interpretación restrictiva, ya sea por parte de cual-


quier Estado o particular.41
Para los efectos del presente libro, es de destacar que la DUDH
resalta el carácter universal de la dignidad humana y de los de-
rechos que de ella derivan, al pertenecer a la humanidad entera.
Revisemos sus primeros dos artículos:

ɩɩ Artículo 1o.
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en digni-
dad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia,
deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2o.
1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades pro-
clamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza,
color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier
otra índole, origen nacional o social, posición económica, na-
cimiento o cualquier otra condición.
2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la
condición política, jurídica o internacional del país o terri-
torio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se
trata de un país independiente, como de un territorio bajo ad-
ministración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier
otra limitación de soberanía.

Como se puede apreciar, el artículo 2.2 de la DUDH es en-


fático en expresar que los derechos humanos trascienden toda li-
mitación, incluyendo la referente a la nacionalidad de la persona
humana.
Derechos de las personas extranjeras

B. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

Pese a que la DUDH es aprobada al finalizar la Segunda Gue-


rra Mundial y el nacimiento de la ONU, el contexto en que sale a
la luz es la misma fecha en que se inicia el enfrentamiento de los

41
“Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que con-
fiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para em-
prender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de
cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración”.

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26

dos grandes bloques económico-políticos mundiales: capitalismo y


comunismo, encabezados por los grandes triunfadores del reciente
conflicto mundial: Estados Unidos y la entonces Unión Soviética.
Esta conflagración soterrada, conocida como “Guerra Fría”, con-
llevó a que cada bloque tomara como bandera una de las llamadas
entonces “generaciones de derechos humanos”, de acuerdo con la
adecuación correspondiente a su posición ideológica; así, el bloque
capitalista pretendió asumirse como adalid de la libertad (aunque
sólo fuera política), mientras el hoy conocido como bloque del
“socialismo real” lo hizo respecto de la igualdad. Sin duda alguna,
esto vulneraba abiertamente el carácter universal de los derechos
humanos que hemos descrito más arriba.
Sólo con el advenimiento del proceso conocido como de “des-
estalinización”, así como con el consecuente “deshielo” entre las
grandes superpotencias, permitió que un organismo como Nacio-
nes Unidas pudiera avanzar más en la idea de aprobación de dos
instrumentos internacionales con fuerza normativo-jurídica, que
contemplaran en lo particular una relación más detallada de los
derechos humanos esbozados en la DUDH. 42
Fue así que en el ámbito de los derechos civiles y políticos, en
diciembre de 1966 fue aprobado por la ONU el Pacto Interna-
cional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), 43 cuyo proceso
de elaboración se había iniciado en 1954; su entrada en vigencia
se produjo el 23 de marzo de 1976, una vez que se cumplió el
requisito establecido en el artículo 49.1 del PIDCP, al haberse
cumplido tres meses de que el trigésimo quinto Estado se hizo
parte. México estableció su vinculación al PIDCP el 23 de marzo
de 1976, y fue aprobado por el Senado de la República el 18 de
diciembre de 1980; el decreto de promulgación se publicó en el

42 A este respecto, se ha indicado que una de las razones de que el bloque

soviético hubiera votado absteniéndose de la DUDH era precisamente que es-


Nuestros Derechos

taba a favor de su esencia, pero que no le parecía que hubiera un tratamiento lo


suficientemente dado respecto de los derechos económicos, sociales y culturales,
como sí los había de los civiles y políticos.
43
Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea
General en su Resolución 2200 A (XXI) del 16 de diciembre de 1966.

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27

Diario Oficial de la Federación (DOF) del 20 de mayo de 1981, y


entró en vigencia el 23 de junio de 1981. 44
El PIDCP se compone de 53 artículos; en ellos se reitera el
principio de universalidad de los derechos humanos, previsto,
como se ha expresado, en la DUDH. A este respecto, interesa lo
que refiere su artículo 2.1:

ɩɩ Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se


compromete a respetar y a garantizar a todos los individuos
que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su juris-
dicción los derechos reconocidos en el presente Pacto, sin dis-
tinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición social.

Se puede observar que, en cuanto al principio general, enfatiza


en prohibir cualquier distinción que se tenga en cuenta de las per-
sonas humanas, en tanto sujetos de derechos humanos.

C. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales


y Culturales

Así como ocurrió con el PIDCP, el instrumento mundial re-


ferente a los derechos económicos, sociales y culturales empezó a
ser elaborado en 1954, pero compartió los vaivenes propios de la
convulsionada primera etapa de la Guerra Fría. Máxime, si había
Derechos de las personas extranjeras

un punto que apuntaba en contra de su creación: si bien ya ha-


bían existido una serie de textos nacionales en esta materia (refor-
zados con el proceso de constitucionalización que había inaugu-
rado el Constituyente de Querétaro de 1917), su tratamiento a
nivel normativo internacional era menor a lo que ocurría con los
derechos civiles y políticos.

44
Pedroza de la Llave, Susana Thalía y García Huante, Omar (comps.),
Compilación de instrumentos internacionales de derechos humanos firmados y rati-
ficados por México, 1921-2003, t. I, México, Comisión Nacional de los Derechos
Humanos, 2003, p. 251.

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28

Con todo, el Pacto Internacional de Derechos Económicos,


Sociales y Culturales (PIDESC) fue aprobado en conjunto con el
PIDCP, por la ONU, en diciembre de 1966,45 y entró en vigor el 3
de enero de 1976, al cumplirse el tercer mes de haber sido depo-
sitado el respectivo instrumento de ratificación por el trigésimo
quinto Estado parte, de conformidad con su artículo 27.1. Mé-
xico se vinculó al PIDESC mediante su adhesión el 23 de marzo
de 1981, y aprobación por el Senado el 18 de diciembre de 1980;
su decreto de promulgación fue publicado en el DOF del 12 de
mayo de 1981, y tiene vigencia desde el 23 de junio de 1981. 46
El PIDESC se compone de 31 artículos, que contienen lo refe-
rente a la educación, salud, trabajo, alimentación, vestido, vivien-
da, seguridad social, vida familiar y participación cultural.
La universalidad de los derechos económicos, sociales y cultu-
rales se refuerza en el artículo 2.2 del PIDESC:

ɩɩ Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen


a garantizar el ejercicio de los derechos que en él se enuncian,
sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen na-
cional o social, posición económica, nacimiento o cualquier
otra condición social.

D. Declaración Americana de los Derechos y Deberes


del Hombre

Cabe al continente americano el honor de ser pionero en la


creación de un instrumento jurídico de carácter regional en mate-
ria de derechos humanos. Adoptada por la Organización de Esta-
dos Americanos en mayo de 1948,47 la Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre (DADDH) entró en vigencia el
30 de septiembre de 1948; esto es, incluso antes que la DUDH.
Nuestros Derechos

45
Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea
General en su Resolución 2200 A (XXI) del 16 de diciembre de 1966.
46
Pedroza de la Llave, Thalía Susana y García Huante, Omar (comps.), op.
cit., p. 337.
47
Aprobada en la Novena Conferencia Internacional Americana, mediante
resolución XXX, Bogotá, Colombia, el 2 de mayo de 1948.

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29

Para México, este instrumento integra el conjunto de sus obliga-


ciones en cuanto Estado parte de la OEA.
Sin embargo, una de sus peculiaridades es que no proveyó nin-
gún mecanismo para controlar el acatamiento de sus disposiciones
y principios por los Estados partes. Sólo en 1959, como una reso-
lución de la Quinta Reunión de Consulta de Ministros de Rela-
ciones Exteriores (realizada en Santiago de Chile), el Consejo de
la OEA creó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
para promover, principalmente a través de informes y recomen-
daciones, el respeto de los derechos consagrados en la DADDH.
Para los efectos de este apartado, indiquemos que en el primer
párrafo de su preámbulo se establece: “Todos los hombres nacen
libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están por
naturaleza de razón y conciencia, deben conducirse fraternalmen-
te los unos con los otros”. Igualmente, se establecen una serie de
derechos que siguen con el principio de universalidad de éstos:

a) Derecho a la seguridad e integridad de la persona (vida, libertad


y seguridad, artículo I);
b) Derecho a la igualdad ante la ley (artículo II);
c) Derecho de residencia y tránsito (artículo VIII);
d) Derecho al trabajo y a una justa retribución (artículo XIV);
e) Derecho de reconocimiento de la personalidad jurídica y de los
derechos civiles (artículo XVII);
f ) Derecho de justicia (artículo XVIII);
g) Derecho de petición (artículo XXIV);
h) Derecho a la protección contra la detención arbitraria (artículo
XXV);
Derechos de las personas extranjeras

i) Derecho a proceso regular (artículo XXVI), y


j) Derecho de asilo (artículo XXVII).

Como se puede apreciar, su tratamiento normativo fue más


incisivo en lo referente a los derechos civiles y políticos.

E. Convención Interamericana sobre Derechos Humanos


(Pacto de San José)

Tras entender que los derechos humanos consagrados a nivel


americano necesitaban de un mecanismo de operatividad juris-

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30

diccional, de carácter supranacional, cuando fueran vulnerados


por los diversos Estados (en una época en que la mayor parte
del continente se encontraba gobernada por dictaduras milita-
res), la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos
Humanos, celebrada en San José de Costa Rica, 48 aprobó el 22
de noviembre de 1969 la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (o CADH, conocida también como Pacto de San José
de Costa Rica), que entró en vigencia en julio de 1978.
México se vinculó a la CADH mediante su adhesión el 24 de
marzo de 1981, y fue aprobada por el Senado de la República el
18 de diciembre de 1980; su decreto promulgatorio fue publica-
do en el DOF del 7 de mayo de 1981, e inició la vigencia para el
país el 24 de marzo de 1981.49
En la CADH, los Estados signatarios se han obligado jurídi-
camente “a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella”
(artículo 1.1) y a garantizar su libre y pleno ejercicio, a través de
la tutela jurisdiccional y por aplicación directa de la Convención
y sus principios; ello sin perjuicio de la obligación que también
tienen de instrumentar los mecanismos complementarios que
sean convenientes.
La CADH contiene 82 artículos, estructurados en derechos
civiles y políticos (derecho a la vida; a la integridad personal; a la
prohibición a la esclavitud y la servidumbre; garantías judiciales;
protección a la dignidad y al honor; libertad de conciencia y re-
ligión; libertad de pensamiento y expresión; a la nacionalidad; a
la circulación y residencia; políticos; a la igualdad ante la ley; a la
protección judicial), y económicos, sociales y culturales (derechos
del niño; desarrollo progresivo).
La CADH enumera los derechos humanos que los Estados se
obligan a respetar (artículos 4o.-25) y crea los órganos necesarios
para hacer efectivo el cumplimiento de aquélla, y que son la Co-
misión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH).
Nuestros Derechos

48
Celebrada en San José de Costa Rica del 7 al 22 de noviembre de 1969.
49
Pedroza de la Llave, Thalía Susana y García Huante, Omar (comps.), op.
cit., p. 283.

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31

2. Convenciones de derecho internacional privado

A. Convención celebrada entre México y varias naciones


sobre condiciones de los extranjeros

Esta Convención fue firmada en La Habana, Cuba, el 20 de


febrero de 1928 y entró en vigor internacional el 29 de agosto
de 1929. Para el caso de México, fue aprobada por el Senado de
la República el 2 de diciembre de 1930, la cual fue publicada
en el DOF el 7 de febrero de 1931, ratificada el 28 de marzo
de 1931 y entró en vigor para el país el 28 de marzo de 1931
(decreto promulgatorio publicado en el DOF el 20 de agosto de
1931).50
Esta Convención establece las siguientes facultades y obliga-
ciones para los Estados:

—— Establecer, por medio de leyes, las condiciones de entrada y resi-


dencia de los extranjeros en sus territorios.
—— Reconocer a los extranjeros domiciliados o transeúntes en su te-
rritorio todas las garantías individuales que reconocen en favor
de sus propios nacionales y el goce de los derechos civiles esen-
ciales, sin perjuicio, en cuanto concierne a los extranjeros, de las
prescripciones legales relativas a la extensión y modalidades del
ejercicio de dichos derechos y garantías.
—— Los Estados pueden, por motivo de orden o seguridad pública,
expulsar al extranjero domiciliado, residente o simplemente de
paso por su territorio. Los Estados están obligados a recibir a los
Derechos de las personas extranjeras

nacionales que, expulsados del extranjero, se dirijan a su territorio.

Asimismo, la Convención establece los siguientes derechos y


obligaciones de los extranjeros:

a) Los extranjeros están sujetos, tanto como los nacionales, a la


jurisdicción y leyes locales, observando las limitaciones estipula-
das en las convenciones y tratados.

50
González Martín, Nuria y Rodríguez Jiménez, Sonia, Derecho interna-
cional privado. 200 años de tratados internacionales ratificados por México,
México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2014, p. 110.

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32

b) Los extranjeros no pueden ser obligados al servicio militar; pero


los domiciliados, a menos que prefieran salir del país, podrán
ser compelidos, en las mismas condiciones que los nacionales, al
servicio de policía, bomberos o milicia, para la protección de la
localidad de sus domicilios, contra catástrofes naturales o peli-
gros que no provengan de guerra.
c) Los extranjeros están obligados a las contribuciones ordinarias o
extraordinarias, así como a los empréstitos forzosos, siempre que
tales medidas alcancen a la generalidad de la población.
d) El extranjero no debe inmiscuirse en las actividades políticas
privativas de los ciudadanos del país en que se encuentre; si lo
hiciera, quedará sujeto a las sanciones previstas en la legislación
local.

En el apartado referente al artículo 33 de la CPEUM, me refe-


riré en forma más detallada a este respecto.

B. Convención sobre la Nacionalidad de la Mujer Casada

Esta Convención fue firmada en Nueva York, en febrero de


1957,51 entró en vigor internacional el 11 de agosto de 1958. 52
Para México, se vinculó por adhesión el 4 de abril de 1979; su
decreto promulgatorio se publicó en el DOF del 25 de octubre de
1979.53
El objetivo de esta Convención es el de resolver aquellos con-
flictos que surjan tanto en el plano jurídico como práctico en
materia de nacionalidad, especialmente en cuanto a la pérdida y
adquisición de ésta, que se pueda relacionar o atribuir a la mujer
como resultado de su matrimonio, de la disolución matrimonial
o del cambio de nacionalidad de su cónyuge durante el matrimo-
nio (artículo 1o.).

51
Abierta a la firma y ratificación por la Asamblea General en su resolución
1040 (XI) del 29 de enero de 1957.
Nuestros Derechos

52
De acuerdo con lo establecido en su artículo 6.1: “La presente Conven-
ción entrará en vigor noventa días después de la fecha en que se haya depositado
el sexto instrumento de ratificación o de adhesión”.
53
González Martín, Nuria y Rodríguez Jiménez, Sonia, Derecho interna-
cional privado. 200 años de tratados internacionales ratificados por México, cit.,
p. 113.

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33

No obstante, los Estados contratantes convinieron en que una


mujer extranjera casada con uno de sus nacionales podrá adquirir,
si lo solicita, la nacionalidad del marido, mediante un procedi-
miento especial de naturalización privilegiada, con sujeción a las
limitaciones que puedan imponerse por razones de seguridad y de
interés público (artículo 3o.).

3. Tratados de libre comercio suscritos por México

Suscritos con fundamento en el artículo XXIV del GATT, es-


tos tratados tienen como objetivo la consolidación de áreas de
libre comercio, lo cual supone (por lo menos en teoría) mayor
libertad y movilidad de los factores de producción, en los territo-
rios de los países miembros. Un papel fundamental lo desempe-
ñan ‘‘las personas’’.

A. Tratado de Libre Comercio de América del Norte

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)


es un tratado que crea una zona de libre comercio en América del
Norte. Los suscriptores son Canadá, Estados Unidos y México.
Se inician las negociaciones formales del TLCAN en Toronto,
Canadá; el proceso de aprobación culmina el 12 de agosto de
1992 en Washington, D. C. La firma se produce el 17 de diciem-
bre de 1992; fue publicado en el DOF del 20 de diciembre de
Derechos de las personas extranjeras

1993, con entrada en vigor tanto para el TLCAN como para sus
acuerdos paralelos sobre cooperación ambiental y cooperación la-
boral, el 1o. de enero de 1994.
El acuerdo está formado por XXII capítulos, e incluye disposi-
ciones relativas al comercio de mercancías y servicios, así como de
propiedad intelectual y mecanismos de solución de controversias.
Aun cuando el TLCAN no constituye un mercado común en el
que la movilidad de personas sea plena, sino más bien contempla
la libre circulación de bienes y servicios, resulta que en la práctica
llega a ser indispensable la entrada de personas de negocios.

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34

Varios capítulos contienen disposiciones relativas con el movi-


miento de personas. Así, el capítulo XII (Comercio transfronteri-
zo servicios, en la parte relativa a presencia local) y el capítulo VI
(Entrada temporal de personas de negocios).
El artículo 1603 del TLCAN establece que cada una de las
partes autorizará la entrada temporal a personas de negocios que
cumplan con las demás medidas aplicables, relativas a salud y
seguridad públicas, así como las referentes a seguridad nacional.
Una parte puede negar la expedición de un documento migra-
torio que autorice empleo a una persona de negocios, cuando su
entrada temporal afecte desfavorablemente:

—— La solución de cualquier conflicto laboral en curso en el lugar


donde esté empleada o vaya a emplearse, o
—— El empleo de cualquier persona que intervenga en ese conflicto.

El anexo 1603 y los apéndices 1603.A.1 y 1603.A.3 del capítu-


lo XVI del TLCAN establecen diversas disposiciones en materia
migratoria, creando a su vez categorías o rubros bajo los que pue-
de presentarse la entrada temporal de personas:

iii. Sección A. Visitantes de negocios.

—— Investigación y diseño;
—— Cultivo, manufactura y producción;
—— Comercialización;
—— Ventas;
—— Distribución;
—— Servicios posteriores a la venta;
—— Servicios generales.

iii. Sección B. Comerciantes e inversionistas.


iii. Sección C. Transferencia de personal dentro de una empresa.
Nuestros Derechos

—— Funciones gerenciales;
—— Funciones ejecutivas;
—— Funciones que requieren conocimientos especializados.

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35

iv. Sección D. Profesionales (apéndice 1603 D.1).

—— Científicos;
—— General;
—— Profesionales médicos/asociados;
—— Profesor.

Derivado del TLCAN, se han expedido dos documentos que


detallan el procedimiento para el ingreso temporal de personas:

—— Reglamento Interno de los comités consultivo nacional y guber-


namental del Acuerdo de Cooperación Laboral de América del
Norte,54 y
—— Circular R.E.-1, en la que se detallan las reglas a las que se sujeta-
rá el ingreso temporal de personas de negocios, de conformidad
con el Tratado de Libre Comercio para América del Norte.55

B. Tratados de libre comercio con países latinoamericanos

Aparte del TLCAN, México ha suscrito diversos tratados de


libre comercio con países latinoamericanos:

i. Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos Mexicanos


y la República de Costa Rica. Se firmó en la ciudad de México
el 5 de abril de 1994, se publicó en el DOF del 10 de enero
de 1995.
ii. Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos Mexicanos
Derechos de las personas extranjeras

y la República de Bolivia. Se firmó en la ciudad de Río de


Janeiro, Brasil, el 10 de septiembre de 1994; se publicó en el
DOF del 11 de enero de 1995.
iii. Tratado de Libre Comercio entre el Gobierno de los Estados
Unidos Mexicanos y el Gobierno de la República de Nicaragua.
Firmado en la ciudad de Managua el 18 de diciembre de
1997, se publicó en el DOF del 7 de julio de 1998.

54
Publicado en el Diario Oficial de la Federación del 12 de septiembre de
1996.
55
Ibidem, 30 de noviembre de 1994.

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36

iv. Tratado de Libre Comercio entre la República de Chile y los


Estados Unidos Mexicanos. Este instrumento se aprobó por
el Senado el 24 de noviembre de 1998; se publicó en el
DOF el 30 de diciembre de 1998; entró en vigor el 1o. de
agosto de 1999 y se publicó en el DOF para su promulga-
ción el 28 de julio de 1999.
v. Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos Mexicanos
y la República Oriental del Uruguay. El 15 de noviembre de
2003, en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, se
firmó ad referendum el Tratado de Libre Comercio con la
República Oriental del Uruguay. El Tratado fue aprobado
por la Cámara de Senadores del Honorable Congreso de la
Unión el 28 de abril de 2004, según decreto publicado en el
DOF el 26 de mayo de 2004.

Dichos tratados siguen las disposiciones del TLCAN, con al-


gunas variaciones mínimas; en general, se prevé el movimiento
de personas con motivos de negocios y de prestación de servicios,
y en ese entendido se establecen las reglas conforme a las cuales
dichos movimientos migratorios pueden darse.

4. Reglamentación en la legislación secundaria

Corresponde hacer un repaso, así sea breve, de la legislación


interna en materia de migración.

A. Ley de Nacionalidad

Publicada en el DOF el 23 de enero de 1998, su texto actual es


el de la reforma de abril de 2012,56 ya con la reforma constitucio-
nal en materia de derechos humanos en vigencia.
La primera parte de su artículo 1o. estipula que “es reglamen-
Nuestros Derechos

taria de los artículos 30, 32 y 37, apartados A y B, de la Consti-


tución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.

56
Ibidem, 23 de abril de 2012.

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37

Regula lo relativo a la nacionalidad mexicana por nacimiento


y por naturalización, así como los supuestos y el procedimiento
mediante el cual se determina la pérdida de la nacionalidad por
naturalización. La Ley cuenta con un capítulo de infracciones y
sanciones administrativas, en el que se sancionan, por ejemplo,
a los nacionales que ingresen o salgan del territorio nacional sin
ostentarse como nacionales,57 así como a los extranjeros que con-
traigan matrimonio con el único objeto de obtener la nacionali-
dad mexicana (y al cónyuge mexicano que consienta en aquello). 58

B. Ley General de Población y su Reglamento

Esta Ley fue publicada en el DOF el 7 de enero de 1974, y su


texto vigente es de acuerdo con la reforma publicada en el DOF
del 19 de mayo de 2014. En cuanto a su Reglamento, éste fue
publicado en el DOF el 14 de abril de 2000, siendo su texto vi-
gente acorde con la última reforma publicada en el DOF del 28
de septiembre de 2012.
En cuanto a la Ley General de Población (LGP), refiere su ar-
tículo 1o. que su objeto es el de “regular los fenómenos que afec-
tan a la población en cuanto a su volumen, estructura, dinámica
y distribución en el territorio nacional, con el fin de lograr que
participe justa y equitativamente de los beneficios del desarrollo
económico y social”. Lo referente a los extranjeros fue derogado
con la entrada en vigencia de la Ley de Migración de 2012, por
lo que la LGP dejó de tener referencia sustantiva en la materia
Derechos de las personas extranjeras

que trata el presente libro. Sólo, a manera de relación histórica,


señalaremos que fijó en su momento la legislación referente a
las materias de migración e inmigración. Pero, reitero, hoy tales
materias son tratadas en forma detallada en la actual Ley de Mi-
gración.
Aborda, eso sí, lo relacionado con la emigración; es importan-
te señalar que la LGP considera como emigrante “al mexicano

57
Multa de 300 a 500 salarios, según dispone la fracción I de su artículo 33.
58
Multa de 500 a 2000 salarios mínimos, según dispone la fracción III de
su artículo 33.

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38

o extranjero que se desplace desde México con la intención de


cambiar de residencia o país” (artículo 77). Igualmente, regula lo
referente a la repatriación, considerando como repatriados “a los
emigrantes nacionales que regresan al país” (artículo 81, LGP).
Por último, establece también al Consejo Nacional de Pobla-
ción, “que tendrá a su cargo la planeación demográfica del país,
con objeto de incluir a la población en los programas de desarro-
llo económico y social que se formulen dentro del sector guber-
namental y vincular los objetivos de éstos con las necesidades que
plantean los fenómenos demográficos” (artículo 5o.), así como el
Registro Nacional de Población, que “tiene como finalidad regis-
trar a cada una de las personas que integran la población del país,
con los datos que permitan certificar y acreditar fehacientemente
su identidad” (artículo 86, LGP), y que entre otras funciones tie-
ne la de inscribir “A los extranjeros, a través del Catálogo de los
Extranjeros residentes en la República Mexicana” (fracción II del
artículo 87 de la LGP).

C. Ley de Migración y su Reglamento

Esta nueva Ley fue publicada en el Diario Oficial de la Federa-


ción del 25 de mayo de 2011, siendo su texto vigente el conforme
a la última reforma publicada en el DOF del 30 de octubre de
2014. Su Reglamento fue publicado en el DOF del 28 de sep-
tiembre de 2012, siendo vigente el texto de acuerdo con la última
reforma publicada en el DOF del 23 de mayo de 2014.
Dispone el artículo 1o. de la LM que tiene por objeto el de

ɩɩ ...regular lo relativo al ingreso y salida de mexicanos y


extranjeros al territorio de los Estados Unidos Mexicanos y el
tránsito y la estancia de los extranjeros en el mismo, en un
marco de respeto, protección y salvaguarda de los derechos
humanos, de contribución al desarrollo nacional, así como
Nuestros Derechos

de preservación de la soberanía y de la seguridad nacionales.

El artículo 6o. señala como obligación del Estado mexicano el


de garantizar

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39

ɩɩ ...el ejercicio de los derechos y libertades de los extranje-


ros reconocidos en la Constitución, en los tratados y conve-
nios internacionales de los cuales sea parte el Estado mexicano
y en las disposiciones jurídicas aplicables, con independencia
de su situación migratoria.

En lo general, podemos indicar que esta LM, así como su Re-


glamento, regulan lo relativo a migración e inmigración de ex-
tranjeros, lo que será desarrollado de forma más detallada a lo
largo del presente libro.

D. Ley Federal de Turismo y su Reglamento

La Ley Federal de Turismo (LFT) fue publicada en el DOF del


17 de junio de 2009, siendo su texto vigente el acorde a la última
reforma publicada en el DOF del 10 de noviembre de 2014. A su
vez, su Reglamento es de muy reciente data, publicado en el DOF
del 6 de julio de 2015.
Esta Ley resulta de gran importancia, ya que gran parte de los
extranjeros que llegan a nuestro país, lo hacen en calidad de tu-
ristas, actividad que le corresponde supervisar a la Secretaría de
Turismo.
La Ley regula lo relativo a los diversos servicios turísticos 59
prestados en nuestro país, bajo los rubros de planeación de la
actividad turística, promoción y fomento al turismo, así como
en aspectos operativos en los que se prevé la posibilidad de que
el turista residente en el extranjero pueda presentar denuncias
Derechos de las personas extranjeras

ante la Procuraduría Federal de Protección al Consumidor, por


incumplimiento en los servicios turísticos ofrecidos o pactados
(artículo 68, LGT).
Se prevé la celebración de acuerdos de cooperación turística
con órganos gubernamentales extranjeros y organizaciones inter-
nacionales, a fin de proteger, mejorar, incrementar y promover
los atractivos y servicios turísticos, así como alentar las corrientes
59
Definidos como aquellos “dirigidos a atender las solicitudes de los
turistas a cambio de una contraprestación, en apego con lo dispuesto por esta
Ley y su Reglamento” (artículo 3o. fracción XVIII).

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40

turísticas del exterior a nuestro país (fracción IX del artículo 4o.


LFT).

E. Reglamento de Pasaportes

El actual Reglamento de Pasaportes y del Documento de Iden-


tidad y Viaje fue publicado en el DOF del 5 de agosto de 2011.
No ha sufrido modificación alguna hasta el momento.
De acuerdo con lo que dispone el artículo 1o. del Reglamento,
“tiene por objeto regular la expedición, renovación y cancelación
del pasaporte y del documento de identidad y viaje”.
Señala la fracción V de su artículo 2o. que entiende por pasa-
porte al

ɩɩ Documento de viaje que la Secretaría expide a los mexi-


canos para acreditar su nacionalidad e identidad y solicitar a
las autoridades extranjeras permitan el libre paso, proporcio-
nen ayuda y protección y, en su caso, dispensen las cortesías e
inmunidades que correspondan al cargo o representación del
titular del mismo.

Se indica que se diferencian tres clases de pasaporte: ordinario,


oficial y diplomático (párrafo final de la fracción V del artículo
2o.). A su vez, la fracción I del artículo 2o. indica que por docu-
mento de identidad y viaje entiende a

ɩɩ Aquel que la Secretaría expide para permitir la salida do-


cumentada del territorio nacional al extranjero que carezca
de un pasaporte vigente y se ubica en alguno de los supuestos
señalados en el artículo 41 de este Reglamento.

Los supuestos del referido artículo 41, para la expedición del


Nuestros Derechos

documento de identidad y viaje, son:

1) Que el extranjero se encuentre en territorio nacional y que hu-


biera perdido su nacionalidad, sin haber adquirido otra, y que,
consecuentemente, sea considerado de nacionalidad indefinida;

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41

2) Que el extranjero se encuentre en territorio nacional, de na-


cionalidad definida que no tenga representante diplomático ni
consular que le expida pasaporte, o
3) Que el extranjero se encuentre en territorio nacional y demues-
tre, a satisfacción de la Secretaría, que no tiene posibilidad al-
guna de que su representante diplomático o consular le expida
pasaporte.

Respecto de la validez de tal documento de identidad y viaje,


señala el artículo 43 que en los supuestos primero y tercero, su
validez máxima será de hasta tres años, mientras que para efectos
del supuesto segundo será de hasta seis meses.

F. Código de Comercio

La materia comercial está regulada por el Código de Comer-


cio y las leyes respectivas que, tal como dispone el artículo 1o.
del Código de Comercio, rigen todo lo relacionado con los actos
comerciales.
Con relación a los extranjeros, indica el Código de Comer-
cio que “Se reputan en derecho comerciantes: …las sociedades
extranjeras o las agencias y sucursales de éstas, que dentro del
territorio nacional ejerzan actos de comercio” (fracción III de su
artículo 3o.).
Por regla general, se establece el principio de igualdad en ma-
teria de actos de comercio, conforme indica el artículo 13 del
Código de Comercio: “Los extranjeros serán libres para ejercer
Derechos de las personas extranjeras

el comercio, según lo que se hubiere convenido en los tratados


con sus respectivas naciones, y lo que dispusieren las leyes que
arreglen los derechos y obligaciones de los extranjeros”. Agrega su
artículo 14: “Los extranjeros comerciantes, en todos los actos de
comercio en que intervengan, se sujetarán a este Código y demás
leyes del país”. Respecto de las sociedades extranjeras, especifica
el artículo 15 del Código de Comercio, que

ɩɩ Las Sociedades legalmente constituidas en el extranjero


que se establezcan en la República, o tengan en ella alguna

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42

agencia o sucursal, podrán ejercer el comercio, sujetándose


a las prescripciones especiales de este Código en todo cuan-
to concierna a la creación de sus establecimientos dentro del
territorio nacional, a sus operaciones mercantiles y a la juris-
dicción de los tribunales de la Nación.

Agrega en su párrafo segundo: “En lo que se refiera a su capa-


cidad para contratar, se sujetarán a las disposiciones del artículo
correspondiente del título de Sociedades extranjeras”.
Para la inscripción en el Registro Público de Comercio, las
sociedades extranjeras deberán acreditar estar constituidas con-
forme a las leyes de su país de origen y autorizadas para ejercer el
comercio por la Secretaría, sin perjuicio de lo establecido en los
tratados o convenios internacionales (artículo 24).

G. Ley de Inversión Extranjera y su Reglamento

La actual Ley de Inversión Extranjera fue publicada en el DOF


del 27 de diciembre de 1993, y su texto vigente es con relación
a su última reforma, publicada en el DOF del 11 de agosto de
2014. A su vez, su Reglamento actual fue publicado en el DOF
del 8 de septiembre de 1998, cuyo texto presente es acorde a la
última reforma publicada en el DOF del 31 de octubre de 2014.
Conforme a esta Ley, se entiende por inversión extranjera (ar-
tículo 2o., fracción II):

—— La participación de inversionistas extranjeros, en cualquier pro-


porción, en el capital social de sociedades mexicanas;
—— La realizada por sociedades mexicanas con mayoría de capital ex-
tranjero, y
—— La participación de inversionistas extranjeros en las actividades y
actos contemplados por dicha Ley.
Nuestros Derechos

Mediante la reforma de 1996, se facultó la participación de la


inversión extranjera en cualquier proporción, en el capital de las
sociedades mexicanas en cualquier campo de la actividad econó-
mica, excepto en las áreas reservadas de manera exclusiva al Esta-

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43

do para los mexicanos, o bien que se hallen sujetas a una regula-


ción especial.
El capítulo XIX del TLCAN establece tratos especiales para
inversionistas canadienses y estadounidenses, particularmente en
materia de solución de controversias.

H. Ley Aduanera

La Ley Aduanera fue publicada en el DOF del 15 de diciembre


de 1995, siendo su texto vigente el acorde a su última reforma
publicada en el DOF del 9 de diciembre de 2013.
La parte aplicable de esta Ley a nuestro tema en estudio es el
relativo a los regímenes de importación y exportación (tempora-
les y definitivos), tratándose de los bienes propiedad del visitante.
Tanto la importación como la exportación definitivas se en-
cuentran sujetas al pago de impuestos al comercio exterior, y en
su caso a cuotas compensatorias.
La importación temporal consiste, según el artículo 106 de la
Ley, en “la entrada al país de mercancías para permanecer en él
por tiempo limitado y con una finalidad específica, siempre que
retornen al extranjero en el mismo estado”, por los plazos estable-
cidos en los párrafos respectivos del mismo artículo.
En las importaciones temporales de mercancías de proceden-
cia extranjera no se pagan los impuestos al comercio exterior ni
las cuotas compensatorias, debiendo cumplir únicamente con las
obligaciones de regulación y restricción no arancelaria, así como
Derechos de las personas extranjeras

las formalidades del despacho de las mercancías destinadas a este


régimen, según dispone el artículo 144 de la Ley.
La Ley Aduanera señala en su artículo 106 (fracción IV) el ca-
rácter de importación temporal por el plazo que dure su calidad
migratoria, incluyendo sus prórrogas, en los siguientes casos:

a) Las de vehículos propiedad de extranjeros que se internen al


país, con la condición de estancia de visitante y residente tem-
poral, siempre que se trate de un solo vehículo.
b) Los menajes de casa de mercancía usada propiedad de residen-
te temporal y residente temporal estudiante, siempre y cuando

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44

cumplan con los requisitos que establezca el Reglamento y el


Servicio de Administración Tributaria mediante reglas.

I. Regulación fiscal de las actividades de los extranjeros

En principio, la carga tributaria en nuestro país responde ex-


clusivamente a los mexicanos. Así, por lo menos, se desprende
de lo que establece la fracción IV del artículo 31 de la CPEUM:

ɩɩ Artículo 31. Son obligaciones de los mexicanos:


[…].
IV. Contribuir para los gastos públicos, así de la Fede-
ración, como del Distrito Federal o del Estado y Municipio
en que residan, de la manera proporcional y equitativa que
dispongan las leyes.

Sin embargo, ya el Poder Judicial de la Federación se ha refe-


rido al alcance que esta disposición constitucional tiene respecto
de los extranjeros, en la siguiente tesis aislada surgida del amparo
en revisión 341/2007, de junio de 2007: 60

ɩɩ Extranjeros. Gozan de los derechos previstos en el


artículo 31, fracción IV, de la Constitución federal,
al quedar sujetos a la potestad tributaria del Estado
mexicano.
De los antecedentes constitucionales de la citada dispo-
sición suprema se advierte que la referencia que se hace sola-
mente a los mexicanos, tratándose de la obligación de con-
tribuir para los gastos públicos de la manera proporcional y
equitativa que dispongan las leyes, obedece a que se incluye-
ron en el mismo precepto otros deberes patrios o de solidari-
dad social propios de quienes tienen la calidad de ciudadanos
mexicanos, por lo que el hecho de que el texto del artículo
31, fracción IV, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos no incluya expresamente a los extranjeros,
Nuestros Derechos

no impide imponerles tributos por razones de territorio o ubi-


cación de la fuente de riqueza en México, además de que al

60
Tesis 2a. CVI/2007, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, No-
vena Época, t. XXVI, agosto de 2007, p. 637.

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45

quedar vinculados a la potestad tributaria nacional por cual-


quier nexo, también gozan de los derechos fundamentales que
estatuye dicho numeral.

J. Ley Reglamentaria del Artículo 5o. Constitucional

La Ley Reglamentaria del Artículo 5o. Constitucional, Relati-


vo al Ejercicio de las Profesiones en el Distrito Federal fue publi-
cada en el DOF del 26 de mayo de 1945, y su texto vigente es el
acorde a la última reforma, publicada en el DOF del 19 de agosto
de 2010.
Como principio, su artículo 15 señala que “Los extranjeros po-
drán ejercer en el Distrito Federal las profesiones que son objeto
de esta Ley, con sujeción a lo previsto en los tratados internacio-
nales de que México sea parte”.
Esta Ley establece una lista de profesiones que requieren de
título profesional para su ejercicio, y dispone que los títulos pro-
fesionales expedidos en el extranjero deberán registrarse ante la
Secretaría de Educación Pública, para que surtan efecto y sean
válidos en el territorio de la República mexicana.
Refiere su artículo 17 que “Los títulos expedidos en el ex-
tranjero serán registrados por la Secretaría de Educación Públi-
ca, siempre que los estudios que comprenda el título profesional,
sean iguales o similares a los que se impartan en instituciones que
formen parte del sistema educativo nacional” (párrafo primero).
Ahora, para el caso de que resulte imposible establecer la igualdad
o similitud de estudios en la forma prevista en el párrafo citado,
Derechos de las personas extranjeras

“se establecerá un sistema de equivalencia de estudios, sometien-


do, en su caso, a los interesados a pruebas o exámenes, para la
comprobación de sus conocimientos” (párrafo segundo).

K. Código Civil Federal y Código Civil para el Distrito Federal

El Código Civil Federal (CCF) expresa, en su artículo 12, que

ɩɩ Las leyes mexicanas rigen a todas las personas que se en-


cuentren en la República, así como los actos y hechos ocurri-

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46

dos en su territorio o jurisdicción y aquéllos que se sometan


a dichas leyes, salvo cuando éstas prevean la aplicación de un
derecho extranjero y salvo, además, lo previsto en los tratados
y convenciones de que México sea parte.

Es decir, se establece el principio de territorialidad, por lo que


en lo general se le aplica a las personas extranjeras, físicas y mo-
rales, la misma legislación en materia civil que para las naciona-
les. Una relación muy parecida indica el artículo 12 del Código
Civil para el Distrito Federal (CCDF): “Las leyes para el Distrito
Federal, se aplicarán a todas las personas que se encuentren en el
territorio del mismo, sean nacionales o extranjeros”.
Sin embargo, el propio código sustantivo en la materia esta-
blece circunstancias específicas tratándose de aquellas personas
físicas o morales extranjeras. Más arriba nos hemos referido a las
limitaciones respecto a la adquisición de propiedades, conforme
a lo que dispone el artículo 27 de la CPEUM, acorde al principio
de supremacía constitucional.
Igualmente, existen otras especificidades en materia sustantiva
civil respecto a los extranjeros.
En cuanto al matrimonio, la Suprema Corte de Justicia de la
Nación se pronunció en la resolución del Amparo en revisión
543/2003, de abril de 2004:61

ɩɩ Extranjeros. El artículo 68 de la Ley General de


Población que establece como requisito la autoriza-
ción por parte de la Secretaría de Gobernación para
que aquéllos contraigan matrimonio con mexicanos,
no viola la garantía de igualdad.
El artículo 68 de la Ley General de Población, al esta-
blecer que los Jueces u oficiales del Registro Civil deberán
exigir la autorización de la Secretaría de Gobernación para
la celebración de matrimonios de extranjeros con mexica-
nos, no viola la garantía de igualdad prevista en el artículo
Nuestros Derechos

1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-


canos...

61
Tesis I.11o.C.201 C, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, No-
vena Época, t. XXII, julio de 2005, p. 8.

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47

Respecto a la obligación del extranjero demandado en juicio


de divorcio, el Poder Judicial de la Federación se ha referido en la
siguiente tesis aislada, de julio de 2008: 62

ɩɩ Divorcio. El extranjero que figura como demanda-


do en el juicio y al contestar la demanda entabla re-
convención, no está obligado a exhibir la certificación
a que se refiere el artículo 69 de la Ley General de
Población.
De los artículos 69 de la Ley General de Población, 151
y 156, de su reglamento, se obtiene que, por regla general,
siempre que un extranjero inicie el trámite de divorcio o nu-
lidad de matrimonio, debe acompañar la certificación que ex-
pide la Secretaría de Gobernación acerca de su legal residencia
en el país y de que sus condiciones y calidad migratoria le
permiten realizar tal acto…

También hay que señalar que, conforme al artículo 2736 del


CCDF, hay reconocimiento del derecho civil extranjero en lo re-
ferente a la constitución de las personas morales extranjeras en
territorio mexicano, con la limitación de que no se podrán dar
más derechos que los que hubieran sido otorgados por la legisla-
ción del Estado de que es originaria la persona moral extranjera.
En lo referente a los derechos y obligaciones nacidos de la ins-
titución del matrimonio, el Poder Judicial de la Federación ha
establecido limitantes a los extranjeros, como podemos observar
en la siguiente tesis aislada,63 de febrero de 2012:
Derechos de las personas extranjeras

ɩɩ Divorcio promovido por extranjero. El artículo 69


de la Ley General de Población no resulta aplicable
cuando el actor no reside legalmente en México.
El artículo 69 de la Ley General de Población establece
que ninguna autoridad judicial o administrativa dará trámite
al divorcio o nulidad de matrimonio de los extranjeros, si no se

62
Tesis P. XXIII/2005, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, No-
vena Época, t. XXIX, enero de 2009, p. 2686.
63
Tesis II.2o.C.2 C (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, libro XII, t. III, septiembre de 2012, p. 1729.

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acompaña la certificación que expide la Secretaría de Goberna-


ción que acredite su legal residencia en el país, y que sus con-
diciones y calidad migratoria les permiten realizar tal acto…

También hay limitación en cuanto al proceso de adopción de


menores mexicanos. Indica el párrafo segundo del artículo 410-E
del Código Civil para el Distrito Federal que “La adopción por
extranjeros es la promovida por ciudadanos de otro país, con re-
sidencia permanente en el territorio nacional. Esta adopción se
regirá por lo dispuesto en el presente Código”. Sin embargo, da
preferencia a este tipo de adopción a los mexicanos, tal y como
establece el artículo 410-F del Código citado: “En igualdad de
circunstancias se dará preferencia en la adopción a mexicanos so-
bre extranjeros”.

L. Código Penal Federal, Código Penal para el Distrito Federal


y Código Nacional de Procedimientos Penales

El Código Penal para el Distrito Federal (CPDF) contempla el


principio de igualdad en materia personal de aplicación de la ley
penal, según establece su artículo 12: “Las disposiciones de este
Código se aplicarán a todas las personas a partir de los dieciocho
años de edad”.
En 2008 se despenalizó la migración, cuando se reconoció que
las personas que entran de manera irregular al territorio nacional
no cometen delito alguno, sino únicamente una falta adminis-
trativa.
En 2010 se concedió el acceso a la justicia para todas las per-
sonas migrantes, independientemente de su situación migratoria,
así como el reconocimiento de la posibilidad de proponer quejas
ante organismos públicos de derechos humanos.
En materia de delitos, en el caso de que un extranjero sea de-
tenido por alguna autoridad dentro de la República mexicana, se
Nuestros Derechos

procederá de la siguiente manera:

—— Le deberán presentar una orden escrita, emitida por autoridad


competente, salvo el caso de flagrancia o cuando no exista juez

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competente que conozca de la controversia en el lugar en el que


se cometió el delito;
—— Se informará a la embajada o consulado que corresponda cuando
sea detenido, y también tendrá derecho a que se le proporcione
asistencia migratoria, notificación en el primer caso, que hará el
juez de control correspondiente.
—— El extranjero tendrá derecho a que se notifique su detención a
su abogado y a la embajada o consulado de su país de origen en
territorio nacional, y
—— También tiene el derecho de no declarar, o bien de hacerlo hasta
que su abogado o representante consular esté presente.

IV. Nacionales y extranjeros

1. La nacionalidad

Existen una diversidad de conceptos para definir la nacionalidad.


Así, Christine Weidenslaufer la define como “el vínculo ju-
rídico que une a una persona con el país y que puede adquirir-
se de diversas formas, ya sean originarias (nacimiento o vínculos
sanguíneos) o derivadas o positivas, categoría a la que pertenece
la nacionalidad adquirida por extranjeros”. 64 Monserrat Guzmán
dice que es “el vínculo jurídico, político y social que une a una
persona con un determinado Estado”. Leonel Pereznieto Castro
indica que corresponde al “vínculo o nexo jurídico y político que
relaciona a un individuo con un Estado”.65 Por su parte, Nuria
González Martín la define como “el vínculo jurídico por el que
Derechos de las personas extranjeras

los individuos se integran al Estado como parte de él”. 66


Las fuentes de la nacionalidad son los medios a través de los
cuales se adquiere la nacionalidad.

64
Weidenslaufer, Christine, Nacionalidad, residencia e inmigración. Derecho
comparado, Santiago de Chile, Departamento de Estudios, Extensión y Publi-
caciones de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 2012, p. 2.
65
Pereznieto Castro, Leonel, Derecho internacional público, México, Direc-
ción General del Acervo Histórico Diplomático de la Secretaría de Relaciones
Exteriores, 1993, p. 35.
66
González Marín, Nuria, voz “Nacionalidad”, en Carbonell, Miguel (coord.),
Diccionario de derecho constitucional, México, Porrúa-UNAM, Instituto de In-
vestigaciones Jurídicas, 2002, p. 406.

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Se pueden clasificar en dos variantes:

a) Naturales, biológicas u originales: son aquellas que confieren la


nacionalidad por un hecho natural, el nacimiento. Estos, a su
vez, se dividen en
—— Ius solis, que otorga la nacionalidad atendiendo al lugar en donde
se produce el nacimiento;
—— Ius sanguinis, que otorga la nacionalidad exclusivamente en aten-
ción a la filiación que se origina con el nacimiento; los ascendien-
tes directos determinan la nacionalidad de los hijos.
b) Derivadas, adquiridas o legales: aquellas que otorgan la nacio-
nalidad exclusivamente en función de los hechos o actuaciones
que prescribe la Constitución o la norma secundaria respectiva,
adquiriéndose una nacionalidad distinta del nacimiento.

2. Los mexicanos

La CPEUM establece ambos parámetros cuando señala quié-


nes son mexicanos, en el apartado A de su artículo 30:

ɩɩ A. Son mexicanos por nacimiento:


I. Los que nazcan en territorio de la República, sea cual
fuere la nacionalidad de sus padres.
II. Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexi-
canos nacidos en territorio nacional, de padre mexicano na-
cido en territorio nacional, o de madre mexicana nacida en
territorio nacional;
III. Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexi-
canos por naturalización, de padre mexicano por naturaliza-
ción, o de madre mexicana por naturalización, y
IV. Los que nazcan a bordo de embarcaciones o aeronaves
mexicanas, sean de guerra o mercantes.

Por tanto, son mexicanos por nacimiento los que nazcan en el


territorio de la República (independientemente de la nacionali-
Nuestros Derechos

dad de los padres), así como los que nazcan en el extranjero hijos
de padres mexicanos, o de padre o madre mexicanos (por naci-
miento o por naturalización), así como los que nazcan a bordo de
aeronaves mexicanas.

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51

3. Los extranjeros

A. Concepto

Ahora, ¿quiénes son extranjeros?


En nuestro ordenamiento jurídico, la base se encuentra en la
primera parte del párrafo primero del artículo 33 de la CPEUM:
“Son personas extranjeras las que no posean las calidades deter-
minadas en el artículo 30 constitucional”.
Con base en esta misma disposición, el artículo 2o. fracción IV
de la Ley de Nacionalidad refiere: “Para los efectos de esta Ley, se
entenderá por… IV. Extranjero: Aquel que no tiene la nacionali-
dad mexicana”.
La doctrina respectiva ha sido un poco más prolija, y es así
como Leonel Pereznieto indica que extranjera es “toda aquella
persona que no pertenece a la población constitutiva de un Esta-
do ni por nacimiento ni por naturalización”. 67 Para Díaz Crego
y Serrano, es extranjero “aquél que no posee la nacionalidad del
Estado en el que se encuentra, bien porque es nacional de otro Es-
tado, bien por encontrarse en situación de apatridia, esto es, por
no ser reconocido como nacional por ningún Estado conforme a
su Legislación”.68
Según el Diccionario de la lengua española, la palabra “extranje-
ro” (del francés antiguo estrangier) significa “que es o que viene de
país de otra soberanía; natural de una nación con respecto de los
naturales de cualquier otra o, toda nación que no es la propia”. 69
Derechos de las personas extranjeras

B. Los extranjeros en cuanto titulares de un estándar


mínimo de derechos

Ya hemos indicado que la mayoría de los tratados internacio-


nales de derechos humanos reconocen una serie de derechos a

67
Pereznieto Castro, Leonel, Derecho internacional público, cit., p. 27.
68
Díaz Crego, María y Serrano, César, voz “Extranjeros”, diccionario virtual
iberoamericano de derechos humanos y fundamentales, http://diccionario.pradpi.org/
inicio/index.php/terminos_pub/view/68.
69 http://lema.rae.es/drae/?val=extrajero.

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toda persona, independientemente de su nacionalidad o estatus


migratorio, atribuyendo la titularidad de otros derechos, nor-
malmente relacionados con el control de flujos migratorios (libre
circulación, entrada y salida obligatoria de un Estado) y con la
participación en asuntos públicos (sufragio y ejercicio de cargos y
empleos públicos), a los nacionales o a ciertos extranjeros.
Los derechos que se reconocen a toda persona por la normativa
internacional, llega a establecer un estatuto jurídico mínimo de
protección de los extranjeros.
En el sistema universal de protección de los derechos huma-
nos, sin duda el más importante es el compuesto por la Carta
Internacional de Derechos Humanos: la Declaración Universal
de Derechos Humanos (DUDH) y los pactos internacionales de
derechos civiles y políticos (PIDCP) y de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (PIDESC), mismos que dan especial rela-
ción a los extranjeros sólo en pocas ocasiones.
La DUDH no hace precisa referencia a los extranjeros en nin-
guno de sus preceptos. Con todo, y es algo que se ha mencionado
páginas atrás, su artículo 2o. señala que los derechos recogidos en
la misma se reconocen a toda persona sin discriminación por ra-
zón del origen nacional, énfasis remarcado a lo largo de la propia
DUDH, lo que claramente, bajo el principio de universalidad de
los derechos humanos, alcanza igualmente a los extranjeros. La
única excepción a esa regla se encuentra en los artículos 13.2 y
21, que limitan el reconocimiento de ciertos derechos a los nacio-
nales del país, en lo relativo al derecho de circulación y de parti-
cipación política: el mismo principio se encuentra en el artículo
13.2, que reconoce el derecho de toda persona a salir de cualquier
país, pero de entrar en un país únicamente a sus nacionales.
Un criterio parecido es el adoptado por el PIDCP, que en su
artículo 12 se refiere a los extranjeros, limitando la libertad de
circulación y residencia a aquellas personas que se hallen legal-
mente en el territorio de un Estado, reconociendo el derecho a
Nuestros Derechos

entrar en el territorio de un Estado sólo a los nacionales; en su


artículo 13, que señala que el extranjero que se halle legalmente
en el territorio de un Estado parte sólo podrá ser expulsado de él
en cumplimiento de una decisión adoptada conforme a la ley, y

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que tendrá derecho a que la decisión correspondiente sea revisa-


da por la autoridad competente; y en su artículo 25, limitando
a los ciudadanos el ejercicio del derecho de participación en los
asuntos públicos, ya directamente o por medio de representantes,
el ejercicio del sufragio, activo y pasivo, y el acceso a la función
pública de un Estado parte. Sin embargo, el PIDCP da a los ex-
tranjeros la titularidad del resto de los derechos reconocidos en su
cuerpo normativo, reconociendo el derecho a no ser discriminado
por razón del origen nacional en el ejercicio de los derechos re-
cogidos por el Pacto (artículo 2o.), así como el derecho de todos
a la igualdad y a no ser discriminados por razón del origen na-
cional (artículo 26). Con base en estas previsiones, el Comité de
Derechos Humanos reconoció, en su Observación general 15, del
11 de abril de 1986, que los derechos reconocidos en el PIDCP
se atribuyen a todos, sin distinción por razón de nacionalidad o
apatridia, y que la regla general en relación con los derechos de
los no nacionales debía ser la garantía del disfrute de los derechos
reconocidos en tal Pacto, sin discriminación frente a los naciona-
les, salvo en aquellos casos en los que el propio PIDCP dispusiera
una diferencia de trato entre unos y otros. Así, el Comité de De-
rechos Humanos de la ONU reconoce que el mencionado núcleo
básico de los derechos reconocidos en el PIDCP es totalmente
aplicable a los extranjeros, cuyos derechos a la vida, a la integri-
dad física, a la libertad, a la seguridad, al debido proceso legal, a
la personalidad jurídica, a la vida privada y familiar, a la libertad
de pensamiento, conciencia y religión, a la libertad de expresión, de
reunión y de asociación, a contraer matrimonio, y a la igualdad
Derechos de las personas extranjeras

ante la ley, deben ser plenamente reconocidos por los Estados


parte del PIDCP en igualdad de condiciones con los nacionales.
Finalmente, resulta especialmente reseñable la adopción de la
Declaración sobre los Derechos Humanos de los Individuos que
no son Nacionales del País en que viven, de 1985.70 Dicha De-
claración, especialmente centrada en los derechos y deberes de
los extranjeros, impone como deberes de los extranjeros el some-
timiento a la ley y el respeto por las costumbres y tradiciones del

70
Adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas del 13 de diciem-
bre de 1985.

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país en que se encuentren (artículo 4o.); igualmente, reconoce


una serie de derechos a todos los extranjeros y otros derechos
dirigidos a aquellos extranjeros “que residan legalmente en el te-
rritorio de un Estado”.
Entre estos derechos reconocidos se encuentran el derecho a
la vida y a la seguridad; la inviolabilidad del domicilio y el dere-
cho a la intimidad personal y familiar; el derecho a ser tratados
igual ante los tribunales y, en su caso, a la asistencia gratuita de
intérprete; el derecho a formar una familia; la libertad de pen-
samiento, opinión, conciencia y religión; el derecho a conservar
su propio idioma, cultura y tradiciones; el derecho a transferir al
extranjero sus ganancias o ahorros (artículo 5.1); el derecho a no
ser torturado o sometido a tratos crueles o inhumanos (artículo
6o.); el derecho a no ser privado arbitrariamente de sus bienes (ar-
tículo 9o.), y por último, el derecho a comunicarse con la misión
diplomática de su Estado y a recibir asistencia consular (artículo
10), derecho reconocido ampliamente por el artículo 36 de la
multicitada Convención de Viena sobre Relaciones Consulares,
y que fue objeto en 2004 de una importante sentencia de la Cor-
te Internacional de Justicia, en el caso Avena and Other Mexican
Nationals (Mexico v. United States of America), del 31 de marzo
de 2004, misma que condenó a los Estados Unidos de América
por incumplir las obligaciones de informar sin dilación de la de-
tención de 51 mexicanos al consulado mexicano e informar a los
detenidos de su derecho a la asistencia consular.
También es importante mencionar el artículo 5.2 de la De-
claración sobre los Derechos Humanos de los Individuos que no
son Nacionales del País en que viven, que reconoce otra serie de
derechos a todo extranjero (a salir del país, libertad de expresión,
a reunirse pacíficamente y a la propiedad), pero prevé que esos
derechos pueden ser restringidos por la ley para proteger la segu-
ridad nacional, el orden público, la salud o moral pública y los
derechos y libertades de terceros.
Nuestros Derechos

En el sistema interamericano de derechos humanos, se ha pro-


nunciado la Corte IDH en la opinión consultiva OC-18/03,
Condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados
(decisión de 17 de septiembre de 2003):

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ɩɩ 168. Los objetivos de las políticas migratorias deben tener


presente el respeto por los derechos humanos. Además, di-
chas políticas migratorias deben ejecutarse con el respeto y la
garantía de los derechos humanos. Como ya se señaló…, las
distinciones que los Estados establezcan deben ser objetivas,
proporcionales y razonables…

A nivel constitucional, estos derechos se refuerzan en los si-


guientes tópicos:

a. Derechos humanos

En el párrafo primero del artículo 1o. de la CPEUM se señala que

ɩɩ En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas go-


zarán de los derechos humanos reconocidos en esta Consti-
tución y en los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte, así como de las garantías para su pro-
tección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse,
salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución
establece.

Esto se refuerza con la prohibición a toda discriminación, in-


dicada en el párrafo final del citado artículo 1o. de la CPEUM:

ɩɩ Queda prohibida toda discriminación motivada por ori-


gen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades,
Derechos de las personas extranjeras

la condición social, las condiciones de salud, la religión, las


opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier
otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto
anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

En concordancia se encuentra esta norma constitucional con


los párrafos siguientes de la opinión consultiva OC-18/03 de la
Corte IDH, ya citada:

ɩɩ 100. Al referirse, en particular, a la obligación de respeto


y garantía de los derechos humanos, independientemente de

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cuáles de esos derechos estén reconocidos por cada Estado en


normas de carácter interno o internacional, la Corte considera
evidente que todos los Estados, como miembros de la comu-
nidad internacional, deben cumplir con esas obligaciones sin
discriminación alguna, lo cual se encuentra intrínsecamente
relacionado con el derecho a una protección igualitaria ante la
ley, que a su vez se desprende “directamente de la unidad de
naturaleza del género humano y es inseparable de la dignidad
esencial de la persona”…

b. Libertad de tránsito

Este derecho se encuentra establecido en el artículo 11 de la


CPEUM:

ɩɩ Toda persona tiene derecho para entrar en la República,


salir de ella, viajar por su territorio y mudar de residencia, sin
necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvoconducto u
otros requisitos semejantes. El ejercicio de este derecho estará
subordinado a las facultades de la autoridad judicial, en los
casos de responsabilidad criminal o civil, y a las de la auto-
ridad administrativa, por lo que toca a las limitaciones que
impongan las leyes sobre emigración, inmigración y salubri-
dad general de la República, o sobre extranjeros perniciosos
residentes en el país.

El artículo 37 de la Ley de Migración señala:

ɩɩ Artículo 37. Para internarse al país, los extranjeros debe-


rán:
I. Presentar en el filtro de revisión migratoria ante el Ins-
tituto, los documentos siguientes:
a) Pasaporte o documento de identidad y viaje que sea
válido de conformidad con el derecho internacional vigente, y
b) Cuando así se requiera, visa válidamente expedida y en
vigor, en términos del artículo 40 de esta Ley; o
Nuestros Derechos

c) Tarjeta de residencia o autorización en la condición de


estancia de visitante regional, visitante trabajador fronterizo o
visitante por razones humanitarias.

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II. Proporcionar la información y los datos personales


que las autoridades competentes soliciten en el ámbito de sus
atribuciones.

En la fracción III establece algunas salvedades:

ɩɩ III. No necesitan visa los extranjeros que se ubiquen en


alguno de los siguientes supuestos:
a) Nacionales de países con los que se haya suscrito un
acuerdo de supresión de visas o que no se requiera de visado
en virtud de una decisión unilateral asumida por el Estado
mexicano;
b) Solicitantes de la condición de estancia de visitante
regional y visitante trabajador fronterizo;
c) Titulares de un permiso de salida y regreso;
d) Titulares de una condición de estancia autorizada, en
los casos que previamente determine la Secretaría;
e) Solicitantes de la condición de refugiado, de protección
complementaria y de la determinación de apátrida, o por razo-
nes humanitarias o causas de fuerza mayor, y
f ) Miembros de la tripulación de embarcaciones o aero-
naves comerciales conforme a los compromisos internaciona-
les asumidos por México.

En cuanto al documento que debe mostrar el extranjero que


pretenda ingresar al país, el artículo 40 de la Ley de Migración
indica lo siguiente:
Derechos de las personas extranjeras

ɩɩ Artículo 40. Los extranjeros que pretendan ingresar al


país deben presentar alguno de los siguientes tipos de visa,
válidamente expedidas y vigentes:
I. Visa de visitante sin permiso para realizar actividades
remuneradas, que autoriza al extranjero para presentarse en
cualquier lugar destinado al tránsito internacional de perso-
nas y solicitar su ingreso a territorio nacional, con el objeto de
permanecer por un tiempo ininterrumpido no mayor a ciento
ochenta días, contados a partir de la fecha de entrada.
II. Visa de visitante con permiso para realizar actividades
remuneradas, que autoriza al extranjero para presentarse en
cualquier lugar destinado al tránsito internacional de perso-
nas y solicitar su ingreso a territorio nacional, con el objeto de

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permanecer por un tiempo ininterrumpido no mayor a ciento


ochenta días, contados a partir de la fecha de entrada y reali-
zar actividades remuneradas.
III. Visa de visitante para realizar trámites de adopción,
que autoriza al extranjero vinculado con un proceso de adop-
ción en los Estados Unidos Mexicanos, a presentarse en cual-
quier lugar destinado al tránsito internacional de personas
y solicitar su ingreso a territorio nacional, con el objeto de
permanecer en el país hasta en tanto se dicte la resolución
ejecutoriada y, en su caso, se inscriba en el Registro Civil la
nueva acta del niño, niña o adolescente adoptado, así como se
expida el pasaporte respectivo y todos los trámites necesarios
para garantizar la salida del niño, niña o adolescente del país.
La expedición de esta autorización, sólo procederá respecto de
ciudadanos de países con los que los Estados Unidos Mexica-
nos hayan suscrito algún convenio en la materia.
IV. Visa de residencia temporal, que autoriza al extran-
jero para presentarse en cualquier lugar destinado al tránsito
internacional de personas y solicitar su ingreso a territorio na-
cional, con el objeto de permanecer por un tiempo no mayor
a cuatro años.
V. Visa de residente temporal estudiante, que autoriza
al extranjero para presentarse en cualquier lugar destinado al
tránsito internacional de personas y solicitar su ingreso a te-
rritorio nacional, con el objeto de permanecer por el tiempo
que duren los cursos, estudios, proyectos de investigación o
formación que acredite que se llevarán a cabo en instituciones
educativas pertenecientes al sistema educativo nacional, y rea-
lizar actividades remuneradas conforme a lo dispuesto por la
fracción VIII del artículo 52 de esta Ley.
VI. Visa de residencia permanente, que autoriza al ex-
tranjero para presentarse en cualquier lugar destinado al trán-
sito internacional de personas y solicitar su ingreso a territorio
nacional, con el objeto de permanecer de manera indefinida.
Los criterios para emitir visas serán establecidos en el Re-
glamento y los lineamientos serán determinados en conjunto
por la Secretaría y la Secretaría de Relaciones Exteriores, pri-
vilegiando una gestión migratoria congruente que otorgue fa-
cilidades en la expedición de visas a fin de favorecer los flujos
Nuestros Derechos

migratorios ordenados y regulares privilegiando la dignidad


de los migrantes.
Ninguna de las visas otorga el permiso para trabajar a
cambio de una remuneración, a menos que sea explícitamente
referido en dicho documento.

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La visa acredita requisitos para una condición de estancia


y autoriza al extranjero para presentarse en cualquier lugar
destinado al tránsito internacional de personas y solicitar su
ingreso al país en dicha condición de estancia, sin perjuicio de
que posteriormente obtenga una tarjeta de residencia.

Sobre este tópico, la Corte IDH ha desarrollado de manera


específica los alcances del derecho de circulación y de residencia
respecto de las personas migrantes. Específicamente, en cuanto a
los artículos 22.8 y 22.9 de la CADH, la Corte IDH ha indicado
las garantías que deben cumplirse en los procesos de expulsión
a la luz de diversos tratados y resoluciones de organismos inter-
nacionales, y que la prohibición del artículo 22.8 de expulsión o
devolución de extranjeros en cuyo país estaría en peligro su vida
o libertad no es sólo un derecho reconocido a los asilados o refu-
giados, sino que a los extranjeros en general.

c. Adquisición de propiedades

La regulación de la propiedad privada en México toma como


fundamento constitucional el artículo 27, el cual dispone, entre
otras cosas: la propiedad originaria de la nación sobre las tierras
y aguas, la posibilidad de los particulares de adquirir propieda-
des y las limitaciones que puede llegar a sufrir; regula también
la materia agraria.
En relación con la adquisición del dominio de las tierras y
Derechos de las personas extranjeras

aguas de la nación, dispone la fracción I, que solamente los


mexicanos por nacimiento o por naturalización y las socieda-
des mexicanas tienen derecho para adquirir el dominio de las
tierras, aguas y sus accesiones, o para obtener concesiones de
explotación de minas o aguas.
El Estado podrá conceder el mismo derecho a los extranjeros,
siempre que convengan ante la Secretaría de Relaciones en consi-
derarse como nacionales respecto de dichos bienes y en no invocar
por lo mismo la protección de sus gobiernos por lo que se refiere
a aquéllos; bajo la pena, en caso de faltar al convenio, de perder
en beneficio de la nación los bienes que hubieran adquirido en

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virtud del mismo. En una faja de cien kilómetros a lo largo de las


fronteras y de cincuenta en las playas, por ningún motivo podrán
los extranjeros adquirir el dominio sobre las tierras y aguas.
También se regula la posibilidad de que los Estados extranjeros
adquieran, en el lugar permanente de la residencia de los pode-
res federales, la propiedad privada de bienes inmuebles necesarios
para el servicio directo de sus embajadas o legaciones.
Esta fracción I recoge la tesis sostenida hacia 1884 por el in-
ternacionalista argentino Carlos Calvo, que establece que resulta
contraria al derecho internacional la intervención diplomática o
armada de un Estado para apoyar reclamaciones de sus particu-
lares, súbditos o ciudadanos, contra otro Estado soberano en el
cual se llevaron a cabo los actos por los que se hicieron dichas
reclamaciones.71 O, tomando en cuenta lo que señala el jurista
nacional César Sepúlveda,

ɩɩ ...como certeramente preconiza el jurista argentino, los


extranjeros radicados en nuestros países no tienen derecho a
reclamar una protección más amplia que los nativos, y debe-
rán conformarse con la justicia del estado donde residen y no
reclamar más, pues de otra suerte, tales extranjeros merecerían
privilegios más marcados y más amplios que los concedidos a
los nacionales del país en que residen. 72

La fracción IV del mismo artículo 27 permite la adquisición


de terrenos rústicos a las sociedades mercantiles por acciones, pero
únicamente en la extensión que sea necesaria para el cumplimien-
to de su objeto, las cuales en ningún caso podrán tener en propie-
dad tierras dedicadas a actividades agrícolas, ganaderas o foresta-
les en mayor extensión que la respectiva equivalente a 25 veces los
límites señalados para la pequeña propiedad.
Para hacer efectivo lo anterior, es formalidad del extranjero el
convenir ante la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) consi-
Nuestros Derechos

derarse como nacionales, respecto de tales inmuebles.

71
Pereznieto Castro, Leonel, Derecho internacional público, cit., pp. 27 y 81.
72
Sepúlveda, César, Derecho internacional público, México, Porrúa, 2013,
p. 253.

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A su vez, se establece como obligación administrativa de la


sociedad mexicana que tenga participación extranjera, el dar avi-
so de la adquisición de inmuebles, en la zona restringida por el
artículo 27 constitucional, previo trámite ante la SRE, dentro de
los sesenta días hábiles siguientes a la fecha en la que se realice la
adquisición referida. Para ello, se requiere el simple otorgamien-
to de escritura pública que contenga la adquisición respectiva
del inmueble, escritura que debe ser inscrita en el Registro Pú-
blico de la Propiedad y del Comercio competente; esto es, que
tenga su sede en el lugar en donde se encuentre el inmueble en
comento.
La base de esta posición jurídico-normativa, establecida en
nuestro ordenamiento constitucional, se encuentra en la llamada
cláusula Calvo.
En relación con este tema existe una ley de gran importancia:
la Ley de Inversión Extranjera, la cual señala las condiciones y los
porcentajes en los que puede existir participación de extranjeros
en sociedades mercantiles, dependiendo del objeto social de és-
tas. Dicha Ley será comentada más adelante.
El artículo 773 del Código Civil para el Distrito Federal
(CCDF) se refiere a esta limitación constitucional, respecto de la
adquisición de bienes en territorio nacional: “Los extranjeros y
las personas morales para adquirir la propiedad de bienes inmue-
bles, observarán lo dispuesto en el artículo 27 de la Constitución
de los Estados Unidos Mexicanos y sus leyes reglamentarias”.
Esto se reitera en el artículo 2274 del mismo ordenamiento:
“Los extranjeros y las personas morales no pueden comprar bie-
Derechos de las personas extranjeras

nes raíces, sino sujetándose a lo dispuesto en el artículo 27 de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y en sus
leyes reglamentarias”.
Sobre la constitución de fideicomisos, y de los derechos que
éstos generan respecto de los extranjeros, el Tercer Tribunal Co-
legiado del Vigésimo Séptimo Circuito señaló en la siguiente te-
sis aislada que, por su importancia, reproduciré en su resumen
público:73

73
Tesis XXVII.3o.10 C (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federa-
ción, Décima Época, libro XI, t. III, octubre de 2014, p. 2852.

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ɩɩ Fideicomiso establecido para permitir a los extran-


jeros utilizar y aprovechar inmuebles ubicados en la
zona restringida. Estos fideicomisarios carecen de de-
rechos reales sobre el patrimonio fideicomitido y, por
ende, de interés jurídico para reclamar mediante el jui-
cio de amparo los actos jurisdiccionales que afecten
esos derechos.
Conforme a los artículos 381, 383, 384, 385, 386, 391
y 393 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
el fideicomiso es un contrato mediante el cual el fideicomi-
tente transfiere la propiedad de parte de sus bienes o derechos
a una institución fiduciaria para la realización de un fin lícito
determinado, que puede redundar en beneficio de un fideico-
misario. En virtud de este contrato, la institución fiduciaria
adquiere la titularidad y defensa del patrimonio fideicomitido,
mientras que el fideicomisario, en su caso, obtiene los prove-
chos o remanentes del fideicomiso, sin que esto implique la
adquisición de los bienes o derechos afectados. Por su parte,
el artículo 11, fracción II, de la Ley de Inversión Extranjera
prevé la posibilidad de que la Secretaría de Relaciones Exte-
riores permita la constitución de fideicomisos en beneficio de
personas extranjeras, a fin de que puedan utilizar y aprovechar
inmuebles localizados en la zona restringida de cien kilómetros
a lo largo de las fronteras y cincuenta a lo largo de las playas,
área en la que les está prohibido adquirir el dominio directo
sobre tierras y aguas, por disposición expresa del artículo 27,
fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. Ahora bien, en congruencia con la referida restric-
ción constitucional y con la regulación general del fideicomiso,
el propio artículo 11 aclara que la utilización y aprovechamien-
to conferidos a los fideicomisarios extranjeros no constituirán
derechos reales sobre los bienes fideicomitidos y que éstos serán
adquiridos por la institución fiduciaria. De ahí que los referi-
dos fideicomisarios extranjeros carezcan de derechos reales so-
bre el patrimonio fideicomitido y, por ende, de interés jurídico
para reclamar mediante el juicio de amparo los actos jurisdic-
cionales que afecten esos derechos.

En materia testamentaria, si bien el principio es de la plena


Nuestros Derechos

capacidad de los extranjeros para heredar, siempre y cuando cuen-


ten con capacidad de ejercicio en su legislación nacional. Igual-
mente, existe la limitación establecida en materia constitucional,
según indican los artículos 1327 y 1328 del CCDF:

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ɩɩ Artículo 1327. Los extranjeros y las personas morales,


son capaces de adquirir bienes por testamento o por intesta-
do; pero su capacidad tiene las limitaciones establecidas en la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en
las respectivas leyes reglamentarias de los artículos constitu-
cionales. Tratándose de extranjeros, se observará también lo
dispuesto en el artículo siguiente.
Artículo 1328. Por falta de reciprocidad internacional,
son incapaces de heredar por testamento o por intestado, a
los habitantes del Distrito Federal, los extranjeros que, según
las leyes de su país, no puedan testar o dejar por intestado sus
bienes a favor de los mexicanos.

Otros derechos son el de petición y la garantía de audiencia. El


primero lo veremos en el apartado de la participación de extran-
jeros en los procedimientos procesales. El correspondiente a la ga-
rantía de audiencia lo analizaremos inmediatamente, a propósito
de la excepción de la participación en política de los extranjeros.

d. Derechos laborales

El artículo 123, fundamento constitucional de la legislación


laboral nacional, no hace distinción alguna entre el trabajo de
nacionales y extranjeros, sino que por el contrario, expresamente
dispone la igualdad de condiciones y circunstancias de trabajo.
La fracción VII del apartado A del artículo 123 establece que
‘‘Para trabajo igual debe corresponder salario igual, sin tener en
Derechos de las personas extranjeras

cuenta sexo ni nacionalidad’’.


Otro artículo relacionado es el 32 constitucional, que estable-
ce, entre otras cosas, la prohibición de los extranjeros de servir
en el ejército, en las fuerzas de policía o de seguridad pública.
Asimismo, solamente los nacionales pueden desempeñar cargo de
capitanes, pilotos, patrones, maquinistas, mecánicos y, de manera
general, para todo el personal que tripule cualquier embarcación
o aeronave que se ampare con la bandera o insignia mercante
mexicana.
El último párrafo de este artículo señala: ‘‘Los mexicanos serán
preferidos a los extranjeros en igualdad de circunstancias, para

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toda clase de concesiones y para todos los empleos, cargos o co-


misiones de gobierno en que no sea indispensable la calidad de
ciudadano’’.
El problema que plantea el párrafo anterior es en relación con
la igualdad de circunstancias, lo cual es demasiado subjetivo y
da la posibilidad de una aplicación discrecional; por lo que in-
dependientemente de cualquier valoración sobre lo positivo o
negativo de dicho precepto, su aplicación resulta muy relativa.
Diversas leyes y reglamentos, con fundamento en la Constitu-
ción, señalan que es indispensable ser mexicano por nacimiento
para desempeñar los siguientes cargos:

1) Para ser embajador o cónsul general (párrafo primero del artícu-


lo 20 de la Ley del Servicio Exterior Mexicano). 74
2) Para prestar servicios a instituciones armadas de tierra o aire;
pertenecer a los cuerpos de defensa rurales; prestar servicio ac-
tivo a la fuerza aérea mexicana; ser alumnos en instituciones de
educación militar (artículos 4o. —fracción I—, 117 y 148 bis
de la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanas). 75
3) Para ingresar a la armada (artículo 47 de la Ley Orgánica de la
Armada de México).76
4) En tiempo de paz, los mexicanos por nacimiento que adqui-
rieran otra nacionalidad al cumplir su servicio en las armas no
serán considerados en el activo del ejército (artículo 5o. bis de la
Ley del Servicio Militar).77
5) Para ser magistrado de circuito y juez de distrito (artículos 106
y 108 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación). 78
6) Para ser Magistrado del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Ad-
ministrativa (fracción I del artículo 6o. de la Ley Orgánica del
Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa). 79
7) Para ser capitán, piloto naval, maquinista naval, operario me-
cánico, tripulación de embarcación mercante mexicana y piloto
de puerto (artículos 2o. —fracción XIV— y 23, de la Ley de
Navegación).80

74
Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 4 de enero de 1994.
Nuestros Derechos

75
Ibidem, 26 de diciembre de 1986.
76
Ibidem, 30 de diciembre de 2002.
77
Ibidem, 11 de septiembre de 1940.
78
Ibidem, 26 de mayo de 1995.
79
Ibidem, 6 de diciembre de 2007.
80
Ibidem, 1o. de junio de 2006.

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65

8) Comandante de aeropuerto, personal técnico aeronáutico de


vuelo o tierra (artículos 7o., 7 bis, 38 y 40 de la Ley de Aviación
Civil).81

La facultad para que un extranjero pueda dedicarse a alguna


actividad productiva, remunerada o no, depende estrictamente
de su calidad migratoria, la cual le permite desempeñar sólo de-
terminadas actividades.
Los extranjeros sólo podrán dedicarse a las actividades expre-
samente autorizadas por la Secretaría, y cuando así proceda o se
estime necesario, se señalará en la autorización correspondiente
el lugar de su residencia (artículo 131 de la Ley de Migración).
Para que un extranjero pueda ejercer otras actividades, además
de aquellas que le hayan sido expresamente autorizadas, requiere
permiso de la Secretaría de Gobernación (artículos 134 y 135 de
la Ley de Migración).
Para proporcionar ocupación a un extranjero, los interesados
deberán cerciorarse de que las condiciones de su calidad migrato-
ria le permiten desarrollar las actividades de que se trate; en caso
contrario, se abstendrá de contratar sus servicios.
Quienes tengan a su servicio o bajo su dependencia económica
a extranjeros, están obligados a informar a la Secretaría de Gober-
nación en un término de quince días, sobre cualquier circunstan-
cia que altere o pueda modificar las condiciones migratorias a las
que éstos se encuentren sujetos. Además de que están obligados a
sufragar los gastos que origine la expulsión del extranjero cuando
la Secretaría de Gobernación lo ordene.
Derechos de las personas extranjeras

El Poder Judicial de la Federación se ha referido a este derecho


que tienen los extranjeros, en cuanto a gozar del derecho a dedi-
carse a cualquier actividad laboral, en la siguiente tesis aislada de
septiembre de 2011:82

ɩɩ Trabajadores extranjeros. Tienen derecho a dedi-


carse a cualquier actividad lícita dentro de la repú-
blica mexicana, y a gozar de los derechos previstos en

81
Ibidem,
12 de mayo de 1995.
82
Tesis
I.3o.T.248 L (9a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,
Décima Época, libro IV, t. V, enero de 2012, p. 4712.

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66

el apartado a del artículo 123 de la Constitución Po-


lítica de los Estados Unidos Mexicanos, por lo que, en
caso de conflicto, pueden acceder a los órganos juris-
diccionales en materia laboral para exigir el respeto y
cumplimiento de aquéllos.
De acuerdo con los artículos 1o. y 33 de la Constitu-
ción Política de los Estados Unidos Mexicanos las personas
extranjeras gozarán de los derechos humanos reconocidos en
la Constitución Federal y en los tratados internacionales de los
que el Estado Mexicano sea parte, con independencia de su
situación migratoria, de acuerdo con los artículos 1, 18, 25,
35, y 54, párrafo 1, de la Convención Internacional sobre la
Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migra-
torios y de sus Familiares, así como en la jurisprudencia 2a./J.
230/2007 sustentada por la Segunda Sala de la Suprema Cor-
te de Justicia de la Nación…

Mucho antes de la reforma constitucional, el Poder Judicial


de la Federación se había pronunciado en el mismo tenor, en la
siguiente tesis aislada de noviembre de 1995: 83

ɩɩ Contrato de trabajo con obreros extranjeros.


Las garantías que la Constitución Federal otorga, no dis-
tinguen entre nacionales o extranjeros, así, el artículo 5o. con-
sagra que a ninguna persona podrá impedírsele que se dedique
al trabajo que le acomode, siendo lícito, y que nadie puede
ser privado del producto de su labor, sino por resolución ju-
dicial…

Para lo anterior, debe ofrecer el empleo a través de una carta


de trabajo, lo que ha sido establecido por el Poder Judicial de la
Federación en la siguiente tesis aislada de febrero de 2011: 84

ɩɩ Ofrecimiento de trabajo tratándose de trabajado-


res extranjeros. Es de mala fe cuando no se realice con
la solicitud de admisión a que se refiere el artículo
Nuestros Derechos

83
Tesis I.1o.T.49 L, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, No-
vena Época, t. IV, octubre de 1996, t. V, p. 509.
84
Tesis I.3o.T.241 L, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Déci-
ma Época, t. XXXIII, junio de 2011, p. 1548.

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67

162, fracciones IV y V, del Reglamento de la Ley Gene-


ral de Población, ni se realice su entrega, toda vez que
es una condición fundamental de la relación laboral,
sin la cual el trabajador no puede legalmente prestar
sus servicios.
Nuestro Máximo Tribunal ha establecido que para califi-
car el ofrecimiento de trabajo, formulado por el patrón al con-
testar la demanda, con el propósito de que el trabajador regrese
a laborar en las mismas condiciones en que prestaba el servicio,
habrán de tenerse en cuenta los siguientes elementos…

Respecto de los beneficios sociales para los extranjeros, el Po-


der Judicial de la Federación se ha referido en la siguiente tesis
aislada a los extranjeros migrantes que estén trabajando en nues-
tro país, a pesar de no contar con la autorización respectiva de la
autoridad migratoria:85

ɩɩ Seguridad social. Los extranjeros tienen derecho a


los beneficios derivados de ella si han desempeñado un
trabajo, aun cuando omitan cumplir con las disposicio-
nes administrativas de índole migratorio y carezcan de
permiso para laborar.
De la interpretación conforme de los artículos 1o. de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuan-
do alude a que todas las personas gozarán de los derechos hu-
manos reconocidos en ella y en los tratados internacionales de
los que el Estado Mexicano sea parte, sin discriminación mo-
tivada por razón de raza, religión, origen étnico o nacional,
género, edad, discapacidades, condición social, condiciones de
Derechos de las personas extranjeras

salud, opinión, preferencias sexuales, estado civil o cualquier


otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto
anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas…

Esta tesis aislada está en concordancia con la opinión consulti-


va OC-18/03 de la Corte IDH de septiembre de 2003, 86 que en
su párrafo 133 declaró:
85
Tesis XI.1o.A.T.18 L (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federa-
ción, Décima Época, libro X, t. III, septiembre de 2014, p. 2595.
86
Condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados, decisión del
17 de septiembre de 2003.

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68

ɩɩ 133. Los derechos laborales surgen necesariamente de la


condición de trabajador, entendida ésta en su sentido más am-
plio. Toda persona que vaya a realizar, realice o haya realizado
una actividad remunerada, adquiere inmediatamente la con-
dición de trabajador y, consecuentemente, los derechos inhe-
rentes a dicha condición…

Igualmente, se establece la igualdad en cuanto a la posibilidad


de acceder a la justicia en materia laboral, tal y como ha dispuesto
el Poder Judicial de la Federación en la siguiente tesis aislada de
enero de 2007, derivada del Amparo directo 821/2006: 87

ɩɩ Trabajadores extranjeros. Están legitimados para


acudir ante los tribunales nacionales a ejercitar las
acciones derivadas del despido injustificado, indepen-
dientemente de su calidad migratoria.
El artículo 67 de la Ley General de Población establece
que las autoridades de la República, sean federales, locales o
municipales, están obligadas a exigir a los extranjeros que tra-
miten ante ellas asuntos de su competencia, que previamente
les comprueben su legal estancia en el país, y que en los casos
que establezca el reglamento, acrediten que su condición y ca-
lidad migratoria les permiten realizar el acto o contrato de que
se trate, o en su defecto, el permiso especial de la Secretaría
de Gobernación…

C. Los extranjeros y la política

El párrafo tercero del artículo 33 constitucional establece la


prohibición expresa de los extranjeros de intervenir en asuntos
políticos, en los siguientes términos: ‘‘Los extranjeros no podrán
de ninguna manera, inmiscuirse en los asuntos políticos del país’’.
Pareciera reforzar esta facultad el artículo 6o. de la Conven-
ción celebrada entre México y varias naciones sobre condiciones
de los extranjeros, que establece que los extranjeros domiciliados
Nuestros Derechos

residentes o transeúntes pueden, por motivo de orden o seguridad

87
Tesis XXIII.2o.2 L, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Nove-
na Época, t. XXV, abril de 2007, p. 1860.

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69

pública, ser expulsados, con la correlativa obligación del Estado


al que se dirijan, de recibir al nacional expulsado del extranjero;
esto, reforzado con el artículo 7o. del mismo ordenamiento, que
estipula la obligación de no inmiscuirse en las actividades políti-
cas privativas de los ciudadanos del país en que se encuentre, si lo
hiciera, quedará sujeto a las sanciones previstas en la legislación
local que en el contexto mexicano, marco constitucional, equivale
a la expulsión.
El artículo 13 del PIDCP indica:

ɩɩ El extranjero que se halle legalmente en el territorio de un


Estado Parte en el presente Pacto sólo podrá ser expulsado de
él en cumplimiento de una decisión adoptada conforme a la
ley; y, a menos que razones imperiosas de seguridad nacional se
opongan a ello, se permitirá a tal extranjero exponer las razones
que lo asistan en contra de su expulsión, así como someter su
caso a revisión ante la autoridad competente o bien ante la per-
sona o personas designadas especialmente por dicha autoridad
competente, y hacerse representar con tal fin ante ellas.

A su vez, el artículo 22.6 de la CADH refiere: “El extranjero


que se halle legalmente en el territorio de un Estado Parte en la
presente Convención, sólo podrá ser expulsado de él en cumpli-
miento de una decisión adoptada conforme a la ley”.
La reforma constitucional en material de derechos humanos,
ya referida, establece en su nuevo párrafo segundo del artículo
33 que se verificará una audiencia para los extranjeros que se en-
Derechos de las personas extranjeras

cuentren en la causal expresada: “El Ejecutivo de la Unión, pre-


via audiencia, podrá expulsar del territorio nacional a personas
extranjeras con fundamento en la ley, la cual regulará el proce-
dimiento administrativo, así como el lugar y tiempo que dure la
detención”.
Sin embargo, hasta la fecha no existe la normativa secundaria
relacionada. A este respecto, se ha referido la Secretaría de Go-
bernación, en su texto Avances y retos en la implementación de la
reforma constitucional de derechos humanos de junio de 2015, cuya
actualización es precisa de señalar, pues indica perfectamente el
estado del trámite de tal proyecto:

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70

ɩɩ Al realizar el monitoreo correspondiente en la Cámara de


Diputados, se ha identificado que en el período por el que
se informa no fue presentada iniciativa alguna en la materia.
No obstante lo anterior, es importante precisar que den-
tro del trabajo realizado en el Congreso General, algunas te-
máticas son trabajadas en conferencia entre comisiones legis-
lativas, e incluso, se acuerda el inicio del trabajo legislativo
en alguna de las Cámaras para evitar duplicidad de labores y
dar así mayor celeridad al proceso legislativo. Tal es el caso de
este tema, en el cual la Cámara de Diputados concedió una
cortesía parlamentaria para que el mismo sea analizado en un
primer momento en el Senado de la República, lo cual, no
implica que la Cámara de Diputados no esté atenta al estudio
y análisis de dicha temática y a los trabajos parlamentarios que
se desarrollan sobre la misma en la Colegisladora.
En ese contexto, se informa que con el objetivo de cris-
talizar el mandato contenido en la reforma de 2011, el 22 de
octubre de 2013, el Ejecutivo Federal presentó en el Senado
de la República una iniciativa con proyecto de decreto por el
que se expide la Ley Reglamentaria del artículo 33 de la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual fue
turnada a las Comisiones Unidas de Gobernación, de Dere-
chos humanos, de Justicia y de Estudios Legislativos.
A la fecha, se tiene información de que dicha iniciativa
ya ha sido dictaminada y fue publicada como dictamen de
primera lectura el día 29 de abril de 2014; sin embargo, dicho
dictamen fue retirado y aún no ha sido discutido en el pleno
de la Cámara de Senadores.
Ante tal panorama, la Cámara de Diputados está a la
espera de la aprobación del dictamen en mención y avanza,
por su parte, en el estudio y la recopilación de información
con relación al tema, a fin de estar en aptitud de contar con
mayores elementos para emitir una pronta resolución cuando
dicho dictamen sea remitido, vía minuta, a esta Cámara de
Diputados.88

Cabe la pregunta respecto de qué pasa si la autoridad migrato-


ria decreta la expulsión del extranjero sin mediar la audiencia pre-
Nuestros Derechos

vista en el párrafo segundo del artículo 33 constitucional, a pesar


de que no se ha aprobado el reglamento respectivo. En nuestra

88
Avances y retos en la implementación de la reforma constitucional de derechos
humanos, México, Secretaría de Gobernación, 2015, p. 19.

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71

opinión, cabe el procedimiento de suspensión del acto reclama-


do, en los términos señalados en los párrafos primero y segundo
del artículo 126 de la Ley de Amparo vigente (cursivas nuestras):

ɩɩ Artículo 126. La suspensión se concederá de oficio y de


plano cuando se trate de actos que importen peligro de priva-
ción de la vida, ataques a la libertad personal fuera de proce-
dimiento, incomunicación, deportación o expulsión, proscrip-
ción o destierro, extradición, desaparición forzada de personas
o alguno de los prohibidos por el artículo 22 de la Consti-
tución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como
la incorporación forzosa al Ejército, Armada o Fuerza Aérea
nacionales.
En este caso, la suspensión se decretará en el auto de ad-
misión de la demanda, comunicándose sin demora a la auto-
ridad responsable, por cualquier medio que permita lograr su
inmediato cumplimiento.

En la Ley de Amparo anterior (vigente hasta el 2 de abril de


2013), la suspensión del acto reclamado se señalaba en sus ar-
tículos 122 a 144. Considerado esto, es de lectura lo indicado en
la jurisprudencia generada de la siguiente contradicción de tesis
1/2006-PL, de marzo de 2007:89

ɩɩ Suspensión de oficio. Procede decretarla de plano


contra la expulsión de extranjeros ordenada por una
autoridad administrativa con fundamento en la ley ge-
neral de población.
Derechos de las personas extranjeras

El artículo 123, fracción I, de la Ley de Amparo establece


que procede conceder la suspensión de oficio, entre otros ac-
tos, contra la deportación, cuyo fundamento se encuentra en
el artículo 11 de la Constitución Política de los Estados Uni-
dos Mexicanos, y que consiste en el acto jurídico administra-
tivo dictado por la autoridad migratoria para hacer abandonar
el territorio nacional al extranjero que no reúne o deja de sa-
tisfacer los requisitos sanitarios, migratorios o ambos, para su
internación y permanencia en nuestro país…

89
Tesis P./J. 80/2007, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Nove-
na Época, t. XXVI, diciembre de 2007, p. 15.

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72

Uno de los puntos relevantes al respecto es el hecho de la po-


lémica suscitada en cuanto al reclamo en amparo por omisiones
legislativas. Recordemos que la fracción I del artículo 103 de la
CPEUM dispone:

ɩɩ Artículo 103. Los Tribunales de la Federación resolverán


toda controversia que se suscite
I. Por normas generales, actos u omisiones de la autori-
dad que violen los derechos humanos reconocidos y las ga-
rantías otorgadas para su protección por esta Constitución,
así como por los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte.

Esta disposición constitucional se corrobora con lo que dis-


pone la fracción I del artículo 1o. de la vigente Ley de Amparo:

ɩɩ Artículo 1o. El juicio de amparo tiene por objeto resolver


toda controversia que se suscite:
I. Por normas generales, actos u omisiones de autoridad
que violen los derechos humanos reconocidos y las garantías
otorgadas para su protección por la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, así como por los tratados in-
ternacionales de los que el Estado Mexicano sea parte.

Sin embargo, y pese a que el artículo 107 de la misma CPEUM


no establece amparo directo en contra de omisiones legislativas,
es conveniente tomar en cuenta lo que al respecto ha señalado el
jurista mexicano y actual juez de la Corte IDH, Eduardo Ferrer
Mac-Gregor:90

ɩɩ …no debe olvidarse que las disposiciones constituciona-


les tienen fuerza normativa, son inmediatamente aplicables
y poseen un ‘contenido mínimo’ que los tribunales podrían
aplicar. Con base en estos principios fundamentales del cons-
Nuestros Derechos

90
Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Sánchez Gil, Rubén, El nuevo juicio de
Amparo. Guía de la reforma constitucional y la nueva Ley de Amparo, México,
Porrúa-Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, 2014, pp.
36 y 37. Énfasis en el original.

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73

titucionalismo de nuestro tiempo, estimamos que no deben


rechazarse a priori ni absolutamente las reclamaciones basa-
das en una omisión legislativa, sino que al menos en cier-
tos casos en que se impugne esta inactividad quizá se podría
imprimir determinados efectos a la sentencia de amparo que
permitan superar los incumplimientos del legislador, aunque
sea para casos particulares; o bien invalidar los actos en senti-
do estricto en que se traduzca la omisión.

Sobre quién conoce de esta demanda de amparo, se trata del


juez de distrito de amparo en materia penal, según dispone la
fracción I del artículo 51 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
de la Federación:

ɩɩ Artículo 51. Los jueces de distrito de amparo en materia


penal conocerán:
I. De los juicios de amparo que se promuevan contra re-
soluciones judiciales del orden penal; contra actos de cual-
quier autoridad que afecten la libertad personal, salvo que se
trate de correcciones disciplinarias o de medios de apremio
impuestos fuera de procedimiento penal, y contra los actos
que importen peligro de privación de la vida, deportación,
destierro o alguno de los prohibidos por el artículo 22 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Esto, en su momento, fue ratificado por el Poder Judicial de la


Federación, mediante la siguiente tesis aislada de junio de 2006: 91
Derechos de las personas extranjeras

ɩɩ Extranjeros. Su aseguramiento o detención admi-


nistrativa. corresponde conocer de la demanda de am-
paro a un juez de distrito de amparo en materia penal.
Cuando en vía de amparo indirecto se reclama un acto de
autoridad que afecta la libertad del quejoso, a fin de establecer
qué Juez constitucional es competente para conocer de la de-
manda, debe atenderse lo que dispone el artículo 51, fracción
I, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, cuya
segunda hipótesis es en el sentido de que con independencia
de la naturaleza de la autoridad que emite dicho acto, debe

91
Tesis I.2o.P.132 P, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, t. XXIV, agosto de 2006, p. 2199.

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74

conocer el Juez de Distrito de Amparo en Materia Penal, a


menos que se trate de correcciones disciplinarias o de medios
de apremio impuestos fuera de procedimiento penal, por lo
que si la autoridad migratoria es la que ordena la detención
del extranjero con motivo de un procedimiento administrati-
vo y no se actualizan las causales de excepción anotadas, resul-
ta incuestionable que el Juez Federal mencionado es el com-
petente para resolver el litigio planteado.

La Corte IDH se ha pronunciado respecto de las garantías mí-


nimas del extranjero sujeto a una medida de expulsión o deporta-
ción y prohibición de expulsión colectivas (acorde con el artículo
22.9 de la CADH), en los siguientes párrafos del caso Nadege
Dorzema y otros vs. República Dominicana:92

ɩɩ 151. Por otra parte la Corte reitera que, según la prueba


aportada por las partes, el presente caso no se refiere a una
expulsión o rechazo realizado por funcionarios migratorios en
un puesto migratorio de la frontera entre Haití y República
Dominicana.
Por el contrario, los hechos ocurrieron más de 50 kiló-
metros dentro del territorio dominicano. Así lo anterior, la
Corte considera que el Estado no justificó que existieran ra-
zones para la expulsión de los migrantes haitianos del terri-
torio dominicano sin que mediara un procedimiento formal
que observara las garantías individuales a cada una de aquellas
personas…

D. La condición migratoria de los extranjeros en México

Las condiciones de estancia que el derecho mexicano otorga,


en la nueva Ley de Migración, a los extranjeros, son las siguientes:

a) Visitante, que puede ser con permiso o sin él para realizar activi-
dades remuneradas, visitante regional, trabajador fronterizo, por
Nuestros Derechos

razones humanitarias o con fines de adopción;

92
Caso Nadege Dorzema y otros vs. República Dominicana, fondo, reparacio-
nes y costas, sentencia de 24 de octubre de 2012, San José, Corte Interamerica-
na de Derechos Humanos, 2012.

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b) Residente temporal, que puede ser, a su vez:

—— Residente temporal (propiamente tal). Refiere la fracción VIII del


artículo 52 de la Ley de Migración que esta condición:

ɩɩ Autoriza al extranjero para permanecer en el país por un


tiempo no mayor a cuatro años, con la posibilidad de obtener
un permiso para trabajar a cambio de una remuneración en el
país, sujeto a una oferta de empleo con derecho a entrar y salir
del territorio nacional cuantas veces lo desee y con derecho a
la preservación de la unidad familiar por lo que podrá ingresar
con o solicitar posteriormente la internación de las personas
que se señalan…

— Residente temporal estudiante. Esta condición, señalada en la


fracción IX del mencionado artículo 52:

ɩɩ Autoriza al extranjero para permanecer en el territorio na-


cional por el tiempo que duren los cursos, estudios, proyectos
de investigación o formación que acredite que va a realizar en
instituciones educativas pertenecientes al sistema educativo
nacional, hasta la obtención del certificado, constancia, diplo-
ma, título o grado académico correspondiente, con derecho a
entrar y salir del territorio nacional cuantas veces lo desee, con
permiso para realizar actividades remuneradas cuando se trate
de estudios de nivel superior, posgrado e investigación.

c) Residente permanente. Para obtener esta condición, que ofrece la


Derechos de las personas extranjeras

ventaja de contar con una duración indefinida, por regla gene-


ral los residentes temporales deberán cumplir con una estancia
previa de cuatro años; sin embargo, la Ley de Migración intro-
duce un novedoso mecanismo para obtener dicha condición,
denominado “sistema de puntos”, dentro del cual se tomarán en
cuenta las capacidades del extranjero, de acuerdo con su nivel de
instrucción, aptitudes o experiencia laboral.

Indica el artículo 57 de la Ley de Migración:

ɩɩ Artículo 57. La Secretaría, podrá establecer mediante dis-


posiciones administrativas de carácter general que se publica-

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76

rán en el Diario Oficial de la Federación, un sistema de puntos


para que los extranjeros puedan adquirir la residencia perma-
nente sin cumplir con los cuatro años de residencia previa. Los
extranjeros que ingresen a territorio nacional por la vía del sis-
tema de puntos contarán con permiso de trabajo y tendrán de-
recho a la preservación de la unidad familiar por lo que podrán
ingresar con o solicitar posteriormente el ingreso de las perso-
nas señaladas en el artículo 55 de esta Ley.

Como se observa, se deja de lado la división que hacía la anti-


gua Ley General de Población entre no inmigrante e inmigrante.

E. La naturalización

a. La ciudadanía

Para hablar de este punto, es necesario aclarar primero el con-


cepto de ciudadanía.
Existen diversas definiciones de “ciudadanía”. Justino Andrade
la ha definido como “la condición jurídica en virtud de la cual,
un Estado otorga a las personas físicas que cumplan ciertos re-
quisitos, la posibilidad de participar en las decisiones políticas
y desempeñar cargos públicos”.93 Gabriel Santos Villarreal la ha
conceptualizado como “un atributo de la nacionalidad, que se ad-
quiere cuando se cumple la edad que requiere la legislación de un
país para convertirse en sujeto pleno de derechos y obligaciones
jurídicas y se tiene un modo honesto de vivir”. 94
Francisco Venegas Trejo ha indicado que

ɩɩ ...se puede afirmar, ante todo, que la ciudadanía indica la


cualidad genérica de los ciudadanos: entendiéndose por ciu-
dadano, etimológicamente, la pertenencia de un individuo
Nuestros Derechos

93
Andrade S., Justino E., Derecho constitucional, México, Oxford, 2008,
p. 419.
94
Santos Villarreal, Gabriel Mario, Doble nacionalidad. marco conceptual y
derecho comparado en América Latina, México, Centro de Documentación
y Análisis de la Cámara de Diputados, LXI Legislatura, 2009, p. 2.

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77

—hombre o mujer— al grupo social estructurado política-


mente y, diríamos hoy, dotado de ciudadanía. 95

Santos Villarreal también ha establecido los parámetros de di-


ferenciación entre nacionalidad y ciudadanía:

ɩɩ “...la nacionalidad es la pertenencia a una nación, y la ciu-


dadanía es la participación que puede tener esa persona en la
vida del estado, después de reunir los requisitos exigidos por
la Ley para ser considerado ciudadano”. Así, el mismo autor
agrega que “...se puede ser nacional de un Estado sin ser ciu-
dadano, pero hay que aclarar que no se puede ser ciudadano
de un Estado sin ser nacional”.96

Para cierto sector del derecho internacional público, se ha de-


finido a la ciudadanía como el “nacional que disfruta de plenos
derechos políticos y civiles, a diferencia de otros nacionales me-
nos favorecidos”.97
Esto ha llevado a medidas extremas en ciertos momentos de la
historia de la humanidad, dos de los cuales expresan gráficamen-
te, uno ya del pasado, y otro del presente. Del pasado, la Ley de
Ciudadanía del Reich (Reichsbürgergesetz) del 15 de septiembre
de 1935,98 que consideró sólo a los nacionales de sangre alemana.
Del presente, la Ley de Inmigración y Naturalización de los Es-
tados Unidos (United States Inmigration and Naturalization Act),
de 1952, que también considera como nacional y no como ciu-
dadano de Estados Unidos a la persona nacida en la Isla Swains o
en Samoa americana, ya que no se les concede a tales personas el
Derechos de las personas extranjeras

privilegio de votar y ocupar cargos públicos. 99


95
Venegas Trejo, Francisco, voz “Ciudadanía”, en Carbonell, Miguel
(coord.), Diccionario de derecho constitucional, op. cit., p. 43.
96
Santos Villarreal, Gabriel Mario, Doble nacionalidad. Marco conceptual y
derecho comparado en América Latina, cit., p. 3.
97
Sorensen, Max (ed.), Derecho internacional público, México, Fondo de
Cultura Económica, 2002, p. 453.
98
Reichsgesetzblatt, I, p. 1146.
99
66 Stat. En L., 163, 238, sec. 308. Para una actualización de dicha restric-
ción, en Zambrano, Abraham “Samoa Americana: el único territorio de EE.UU.
sin ciudadanos estadounidenses”, BBC Mundo, http://www.bbc.com/mundo/noti-
cias/2015/03/150225_samoa_americana_ciudadania_az

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78

Para el derecho mexicano, se define quiénes son ciudadanos en


el artículo 34 de la CPEUM:

ɩɩ Artículo 34. Son ciudadanos de la República los varones y


mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, ade-
más, los siguientes requisitos:
I. Haber cumplido 18 años, y
II. Tener un modo honesto de vivir.
Es decir, para que un extranjero pueda tener la capacidad
de ciudadano, es preciso el proceso de su naturalización, ya
que sólo pueden ser ciudadanos quienes sean mexicanos, sin
hacer distinción la norma constitucional de si son mexicanos
de nacimiento o por naturalización, por lo que se entiende la
ciudadanía extensiva a ambas clases de mexicanos.

Pasemos a revisar la naturalización.

b. Concepto de naturalización

Se ha definido a la naturalización en diversas formas. Para Jus-


tino Andrade S., se trata del “acto jurídico en virtud del cual
un Estado concede su nacionalidad a una persona que le solicita
tal condición y que originalmente tenía otra”. 100 Para el profesor
Leonel Pereznieto (siguiendo a Trigueros), es el “[m]odo de atri-
buir a un individuo extranjero la nacionalidad del estado (sic)”.101
Por su parte, Nuria González Martín la define como la “institu-
ción jurídica en virtud de la cual, una persona física adquiere y
disfruta de la condición jurídica de nacional cuya obtención es
posterior al nacimiento”.102
Hay que agregar que en el derecho latinoamericano compara-
do se denomina “naturalización” (Bolivia, Colombia, Perú, Espa-
ña y República Dominicana) lo que en Chile y Argentina se llama
“nacionalización”.103
Nuestros Derechos

100 Andrade
S., Justino E., Derecho constitucional, cit., p. 412.
101 Pereznieto
Castro, Leonel, Derecho internacional privado, cit., p. 36.
102 González Marín, Nuria, voz “Naturalización”, en Carbonell, Miguel
(coord.), Diccionario de derecho constitucional, cit., p. 416.
103 Weidenslaufer, Christine, Nacionalidad, residencia e inmigración. Derecho
comparado, cit., p. 1.

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Se deben dar dos requisitos copulativos:

—— La voluntad del extranjero que solicita y obtiene la nacionalidad, y


—— La del Estado que la confiere.

Para los efectos del derecho mexicano, en primer lugar debe-


mos señalar lo que indica la CPEUM, que se refiere a este respec-
to en el apartado B de su artículo 30:

ɩɩ Artículo 30. La nacionalidad mexicana se adquiere por


nacimiento o por naturalización…
B) Son mexicanos por naturalización:
I. Los extranjeros que obtengan de la Secretaría de Rela-
ciones carta de naturalización.
II. La mujer o el varón extranjeros que contraigan matri-
monio con varón o con mujer mexicanos, que tengan o esta-
blezcan su domicilio dentro del territorio nacional y cumplan
con los demás requisitos que al efecto señale la ley.

El texto original de 1917 se refería a la naturalización en la


fracción II de su artículo 30:

ɩɩ Artículo 30. La calidad de mexicanos se adquiere por na-


cimiento o por naturalización…
II. Son mexicanos por naturalización:
A. Los hijos que de padres extranjeros nazcan en el país,
si optan por la nacionalidad mexicana en los términos que
indica el inciso anterior, sin haber tenido la residencia que se
Derechos de las personas extranjeras

expresa en el mismo.
B. Los que hubiesen residido en el país cinco años con-
secutivos, tengan modo honesto de vivir y obtengan carta de
naturalización de la citada Secretaría de Relaciones.
C. Los indolatinos que se avecinen en la República y ma-
nifiesten su deseo de adquirir la nacionalidad mexicana.
En los casos de estos incisos, la ley determinará la manera
de comprobar los requisitos que en ellos se exigen.

Como se puede observar en el apartado A de la original frac-


ción II, el principio del ius soli (una de las posibilidades de la

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80

nacionalidad originaria) no operaba para los hijos de los extranje-


ros que nacieran en territorio mexicano, por lo que debían optar
por la nacionalidad mexicana como alternativa. Igualmente, es de
destacar lo señalado por el literal C) de la fracción II original del
artículo 30 constitucional, que permitía la posibilidad de la natu-
ralización a los llamados “indolatinos”; se trata de una posibilidad
que ya no existe en el actual texto de la CPEUM, y que, de cierta
forma, sigue la tendencia que ha señalado Peter Häberle cuando
se refiere al punto común de lo “latinoamericano” como elemento
que podría configurar lo que hoy se ha manifestado como el ius
commune latinoamericano:

ɩɩ Desde el punto de vista de la política constitucional se


plantea la cuestión de si los países latinoamericanos deberían
atreverse a tener más “derecho constitucional nacional sobre
América” (y esto sería especialmente válido para México). Al-
gunos artículos sobre Europa en el viejo continente podrían
servir como ejemplo, lo cual contribuiría también al desarro-
llo del derecho constitucional común americano. En tal sen-
tido, los textos supranacionales de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, la Organización de Estados Ameri-
canos (OEA), etcétera, podrían ofrecer impulsos y contribuir
a la creación de una identidad panamericana, de la cual forma
parte la protección de las culturas autóctonas (multietnicidad,
multiculturalidad).104

Este punto, el de la priorización en materia de origen del ex-


tranjero que pretende naturalizarse, se consagra en el literal c) de
la fracción I del artículo 20 de la Ley de Nacionalidad vigente,
que indica: “I. Bastará una residencia de dos años inmediata-
mente anteriores a la fecha de la solicitud cuando el interesado…
c) Sea originario de un país latinoamericano o de la Península
Ibérica”.
El artículo 30 constitucional ha sido modificado en diversas
Nuestros Derechos

ocasiones para establecer la diferencia entre nacionales y extran-

104 Häberle, Peter y Kotzur, Markus, De la soberanía al derecho constitucional


común: palabras clave para un diálogo latinoamericano, México, Instituto de Inves-
tigaciones Jurídicas de la UNAM, 2001, pp. 23-35, especialmente pp. 29 y 30.

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jeros. La primera es de 1934,105 en virtud de la cual se definen las


características para adquirir la nacionalidad mexicana, que podrá
ser por nacimiento o por naturalización. Los cambios son los si-
guientes: cambió el término de “calidad” por el de “nacionalidad”;
precisó que son mexicanos por nacimiento los que nazcan en el
extranjero de padres mexicanos, y los nacidos en territorio nacio-
nal de padres extranjeros, así como los que nazcan en naves mexi-
canas mercantes o de guerra; se eliminó el requisito de residencia
en el país por seis años para poder optar por la nacionalidad mexi-
cana al año siguiente de la mayoría de edad, y también se eliminó
el requisito de residencia en el país por cinco años consecutivos a
los hijos de extranjeros que opten por la naturalización mexicana
así como la mención al origen indolatino de los solicitantes.
La segunda es de 1974,106 que estableció que los extranjeros
que contrajeran matrimonio con un nacional, por este solo hecho
serían considerados mexicanos siempre que establezcan su domi-
cilio dentro del país.
La tercera y última reforma en materia de naturalización es la
de 1997,107 que, en lo que nos interesa, reafirmó, en relación con
la nacionalidad mexicana por naturalización, la disposición refe-
rente a la mujer o el varón extranjeros que contrajeran matrimo-
nio con varón o mujer mexicanos, que tuvieran o establecieran su
domicilio dentro del territorio nacional, complementado con los
demás requisitos que señalara la ley secundaria.
El proceso actual de la naturalización, en la legislación nacio-
nal, la establece el capítulo III de la Ley de Nacionalidad, intitu-
lado “De la nacionalidad mexicana por naturalización”.
Derechos de las personas extranjeras

Los parámetros básicos en cuanto al procedimiento se indican


en el artículo 19 de la Ley de Naturalización:

105 Decreto por el que se reforma los artículos 30, 37, 73, fracción XVI y 133
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el
Diario Oficial de la Federación del 18 de enero de 1934, pp. 206-208.
106 Decreto que reforma y adiciona los artículos 4o., 5o., 30 y 123 de la Cons-
titución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en relación con la Igualdad
Jurídica de la Mujer, publicado en el Diario Oficial de la Federación del 31 de
diciembre de 1974, pp. 2 y 3.
107 Decreto que reforma los artículos 30, 32 y 37 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de la
Federación del 20 de marzo de 1997, pp. 2 y 3.

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ɩɩ Artículo 19. El extranjero que pretenda naturalizarse


mexicano deberá:
I. Presentar solicitud a la Secretaría en la que manifieste
su voluntad de adquirir la nacionalidad mexicana;
II. Formular las renuncias y protesta a que se refiere el
artículo 17 de este ordenamiento;
La Secretaría no podrá exigir que se formulen tales re-
nuncias y protestas sino hasta que se haya tomado la decisión
de otorgar la nacionalidad al solicitante. La carta de naturali-
zación se otorgará una vez que se compruebe que éstas se han
verificado.
III. Probar que sabe hablar español, conoce la historia del
país y está integrado a la cultura nacional; y
IV. Acreditar que ha residido en territorio nacional por
el plazo que corresponda conforme al artículo 20 de esta Ley.
Para el correcto cumplimiento de los requisitos a que se
refiere este artículo, se estará a lo dispuesto en el reglamento
de esta Ley.

Los documentos necesarios para este efecto son los siguientes,


como dispone el artículo 4o. del Reglamento:

ɩɩ Artículo 4o. El interesado que haya entregado documen-


tación con alguna irregularidad, deberá presentar a la Secreta-
ría, cualquiera de los siguientes documentos:
I. Copia certificada expedida por la oficina del registro
civil mexicano del acta de matrimonio de los padres, si éstos
se casaron en territorio nacional y antes del nacimiento del
solicitante;
II. Copia certificada expedida por la oficina del registro
civil mexicano del acta de nacimiento de un hermano mayor,
si nació en territorio nacional y fue registrado dentro del pri-
mer año de edad;
III. Copia certificada expedida por la oficina del regis-
tro civil mexicano del acta de nacimiento del padre o madre
mexicano, si fueron registrados durante el primer año de edad;
IV. Constancia expedida por la autoridad migratoria, de
Nuestros Derechos

la fecha de internación al país del padre o de la madre ex-


tranjeros, si esto ocurrió antes de la fecha de nacimiento del
interesado, o
V. Cotejo notarial de la partida religiosa, si dicho acto se
realizó durante el primer año de edad y en territorio nacional.

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Según dispone el artículo 20 de dicha Ley, como requisito ini-


cial está el que el extranjero debe “acreditar que ha residido en
territorio nacional cuando menos durante los últimos cinco años
inmediatos anteriores a la fecha de su solicitud, salvo lo dispuesto
en las fracciones siguientes”.
Una vez cumplido el trámite mediante el cual un extranje-
ro pasa a ser mexicano por naturalización, no se pueden poner
trabas al mexicano que ha recibido su nacionalidad vía carta de
naturalización. Por lo menos, en materia jurisdiccional lo ha es-
tablecido el Poder Judicial de la Federación en la presente tesis
aislada de agosto de 2012:108

ɩɩ Mexicanos por naturalización. Si la junta les im-


pide absolver posiciones en la prueba confesional a su
cargo por considerar, a priori, que desconocen el idio-
ma español, transgrede su derecho de acceso efectivo
a la justicia.
De conformidad con el artículo 30, apartado B, fracción
I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-
canos, son mexicanos por naturalización los extranjeros que
obtengan de la Secretaría de Relaciones Exteriores la carta
de naturalización. Ahora bien, el Estado tiene la potestad
para asegurar que las personas que la solicitan cumplan con
las disposiciones legales aplicables, conforme al artículo 28,
fracción VII, de la Ley Orgánica de la Administración Públi-
ca Federal, en relación con los numerales 1o., 2o., fracción
III, 3o., fracción III, 19, 20 y 25, fracción I, de la Ley de
Nacionalidad y 8 de su reglamento…
Derechos de las personas extranjeras

En el derecho comparado latinoamericano, la principal forma


de adquirir la nacionalidad es a través de la carta de nacionali-
zación o de naturalización, luego de haber residido en el país de
acogida durante un número de años:109

—— Chile: cinco años;


—— Argentina: dos años (o menos si se han realizado servicios al país);

108 Tesis III.3o.T.3 K (10a.), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,


Décima Época, libro XVI, t. III, enero de 2013, p. 2098.
109 Weidenslaufer, Christine, Nacionalidad, residencia e inmigración. Derecho
comparado, cit., p. 1.

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—— Bolivia: tres años (dos años en caso de matrimonio con nacional,


servicio militar y servicios al país);
—— Colombia: cinco años (dos años si es casado o con hijos colom-
bianos);
—— España: diez años (cinco años refugiados y dos años para ciertos
nacionales, y un año para casados con españoles, entre otros), y
—— Perú: dos años.

V. Participación de extranjeros en procedimientos


civiles, penales, laborales y administrativos

1. Generalidades

A. Debido proceso

El derecho a la libertad es el más preciado de toda persona huma-


na. De él se han establecido, desde la antigüedad, diversas disqui-
siciones filosóficas, antropológicas, sociológicas y, evidentemente,
jurídicas.
Uno de los derechos humanos más relacionados con el derecho
a la libertad es el del debido proceso, definido por la Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos (Corte IDH) como aquella:
“que abarca las condiciones que deben cumplirse para asegurar la
adecuada defensa de aquellos cuyos derechos u obligaciones están
bajo consideración judicial”.110
Osvaldo Gozaíni señala que el propio debido proceso se ha
desarrollado en tres grandes sentidos: a) en cuanto debido proce-
so legal (adjetivo o formal), entendido como reserva de ley y en
conformidad con ella en la materia procesal; b) en cuanto debi-
do proceso constitucional (o debido proceso a secas), es decir, el
procedimiento judicial justo, todavía adjetivo, formal o procesal,
y c) lo referente al debido proceso sustantivo o principio de ra-
Nuestros Derechos

110 Garantías judiciales en estados de emergencia (artículos 27.2, 25 y 8 Con-


vención Americana sobre Derechos Humanos), opinión consultiva OC- 9/87 del
6 de octubre de 1987, San José, Corte Interamericana de Derechos Humanos,
1987, párrs. 27 y 28.

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zonabilidad, entendido como la concordancia de todas las leyes y


normas de cualquier categoría o contenido y de los actos de auto-
ridades públicas con las normas, principios y valores del derecho
de la Constitución.111
Las normas internacionales referentes al debido proceso se en-
cuentran registradas en los artículos 10 y 11 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (DUDH); XVIII y XXVI
de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre
(DADDH); 14 y 15 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos (PIDCP); y 8o. y 9o. de la Convención Americana so-
bre Derechos Humanos (CADH); todos éstos, obligatorios para
el Estado mexicano, en cuanto, como hemos señalado, éste ya es
Estado parte.
Las normas del debido proceso se encuentran íntimamente li-
gadas al proceso penal. Así, el párrafo primero del artículo 14 del
PIDCP reconoce el derecho de la persona “a ser oída públicamen-
te y con las debidas garantías… en la substanciación de cualquier
acusación de carácter penal…”, mientras que el párrafo 3 del mis-
mo artículo enumera las garantías que han de respetarse “Durante
el proceso [de] toda persona acusada de un delito…”.

B. Acceso a la justicia

El acceso a la justicia es uno de los elementos esenciales del


debido proceso, y con ello, del cumplimiento de las garantías ju-
risdiccionales que dan seguridad al derecho a la libertad.
Derechos de las personas extranjeras

Américo Robles ha definido el acceso a la justicia


ɩɩ ...como un acceso a las condiciones —sociales, cultura-
les, políticas, económicas y jurídicas— que posibiliten el re-
conocimiento y ejercicio efectivo de derechos por parte de
los ciudadanos, ya sea dentro de las organizaciones jurídicas
formales como alternativas de acuerdo con el interés de quien
procura accede.112

111 Gozaíni, Osvaldo A., voz “Debido proceso”, en Ferrer Mac-Gregor,


Eduardo et al. (coords.), Diccionario de derecho procesal..., cit., p. 299.
112 Citado por Pérez Vázquez, Carlos, “Acceso a la justicia”, en Ferrer Mac-
Gregor, Eduardo et al. (coords.), Diccionario de derecho procesal..., cit., p. 6.

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En cuanto a este tópico, se ha pronunciado el Poder Judicial


de la Federación en la siguiente tesis aislada de agosto de 2012: 113

ɩɩ Extranjeros. Su derecho de acceso efectivo a la


justicia se encuentra garantizado por el estado mexi-
cano, por lo que éste debe proveer las medidas necesa-
rias e idóneas para permitirle su ejercicio pleno.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexica-
nos desde su texto anterior a la reforma publicada en el Diario
Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, establecía que
los extranjeros tienen derecho a las garantías que otorga su ca-
pítulo I, título I, con algunas salvedades (derecho de petición,
asociación en materia política, sujetarse a las disposiciones en
materia de migración e inmigración, así como la posibilidad
de su expulsión por entrometerse en asuntos políticos de la
Nación)…

Se ha establecido, por parte del Poder Judicial de la Federa-


ción, que los extranjeros están habilitados para ser parte y presen-
tar querellas o demandas ante los órganos jurisdiccionales, según
dispone la siguiente tesis aislada de septiembre de 2000: 114

ɩɩ Denuncia o querella. Los extranjeros se encuen-


tran legitimados para promoverla, aun cuando no
acrediten su legal estancia en el país.
El artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos no distingue entre los nacionales y extran-
jeros, al señalar que todo individuo que se encuentra en te-
rritorio mexicano goza de las garantías que otorga la propia
Constitución, con las limitaciones que en ella se establecen;
por otro lado, el numeral 33 dispone que los extranjeros tie-
nen derecho a las garantías que otorga en su capítulo I, título
primero, dentro de las cuales se encuentra la contenida en el
dispositivo 17, segundo párrafo, de la misma Ley Fundamen-
tal, el cual señala que toda persona tiene derecho a que se le
administre justicia por tribunales que estarán expeditos para
impartirla en los plazos y términos que fijan las leyes, emitien-
Nuestros Derechos

do sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial…

113 Tesis III.3o.T.4 K (10a.), Semanario Judicial de la Federación y su Ga-


ceta, Décima Época, libro XVII, t. II, febrero de 2013, p. 1360.
114 Tesis 2a./J. 45/2009, Novena Época, t. XXIX, mayo de 2009, p. 175.

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87

El punto anterior se refuerza con un pronunciamiento del


propio PJF, cuando en la siguiente jurisprudencia originada de
la contradicción de tesis 14/2009, de abril de 2009, ha indica-
do que para tener acceso a los órganos jurisdiccionales (y, con
ello, a la justicia) no se requiere presentar documento de legal
estancia:115

ɩɩ Extranjeros. La obligación de las autoridades fe-


derales, locales o municipales instituida en el artícu-
lo 67 de la Ley General de Población en el sentido de
requerirlos para que acrediten su legal estancia en el
país, no es exigible a las salas del Tribunal Federal de
Justicia Fiscal y Administrativa.
El Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación en la tesis P. IX/2007, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
XXV, abril de 2007, página 6, sostuvo que los tratados inter-
nacionales se ubican jerárquicamente por encima de las leyes
generales, federales y locales…

Se ha manifestado la Corte IDH al respecto, en esta opinión


consultiva OC-18/03 de septiembre de 2003: 116

ɩɩ 107. Consecuencia de lo anteriormente expuesto es que


los Estados deben asegurar, en su ordenamiento jurídico in-
terno, que toda persona tenga acceso, sin restricción alguna,
a un recurso sencillo y efectivo que la ampare en la deter-
minación de sus derechos, independientemente de su estatus
Derechos de las personas extranjeras

migratorio…

El acceso a la justicia se inicia con la garantía de audiencia, re-


ferida en el artículo 14.1 del PIDCP, así como en el artículo 8.1
de la CADH.

115 Tesis 2a./J. 45/2009, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, No-


vena Época, t. XXIX, mayo de 2009, p. 175.
116 Condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados, decisión del
17 de septiembre de 2003, San José, Corte Interamericana de Derechos Huma-
nos, 2003.

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88

Sobre esta situación se ha dispuesto la siguiente tesis aislada de


la SCJN de enero de 2008:117

ɩɩ Extranjeros. Los artículos 37 y 60 de la Ley Gene-


ral de Población, así como los numerales 106 y 139 de
su Reglamento, respetan la garantía de audiencia.
El derecho de audiencia contenido en el artículo 14 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
implica dar al gobernado la oportunidad de ser escuchado,
es decir, de ofrecer y desahogar pruebas dentro de los pro-
cedimientos en que se involucran sus derechos adquiridos.
Ahora bien, un derecho adquirido conlleva la introducción
de un bien, una facultad o un provecho al patrimonio o es-
fera jurídica de una persona, mientras que una expectativa de
derecho supone la pretensión o esperanza de que se realice una
situación determinada que posteriormente genere un derecho,
es decir, el primero constituye una realidad y la segunda corres-
ponde a algo que en el mundo fáctico no se ha materializado;
por lo que si una ley o acto concreto de aplicación no afecta
derechos adquiridos sino simples expectativas de derecho, no
transgrede el aludido derecho constitucional…

Esto ya había sido señalado en una anterior tesis aislada de


octubre de 2007:118

ɩɩ Extranjeros. La condición o calidad migratoria


que tienen en territorio mexicano no puede restringir
su garantía de acceso a la administración de justicia
(interpretación del artículo 67 de la Ley General de
Población).
El artículo 67 de la Ley General de Población establece
el deber de las autoridades mexicanas en sus diferentes niveles
de gobierno, así como de los notarios y corredores públicos,
para exigir a los extranjeros que tramiten actos o contratos
competencia de los aludidos funcionarios, acrediten que su
condición o calidad migratorias les permita efectuar los mis-
Nuestros Derechos

117 Tesis 1a. XC/2008, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Nove-


na Época, t. XXVIII, septiembre de 2008, p. 206.
118 Tesis I.3o.C.681 C, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, No-
vena Época, t. XXVIII, julio de 2008, p. 1727.

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mos o, en su defecto, que cuenten con un permiso especial de


la Secretaría de Gobernación para ello…

Esto se encuentra en concordancia con lo dispuesto por la


Corte IDH en los siguientes párrafos de su opinión consultiva
OC-18/03:

ɩɩ 122. La Corte considera que el derecho al debido proceso


legal debe ser reconocido en el marco de las garantías míni-
mas que se deben brindar a todo migrante, independiente-
mente de su estatus migratorio. El amplio alcance de la intan-
gibilidad del debido proceso se aplica no solo ratione materiae
sino también ratione personae sin discriminación alguna…

C. Derecho a notificarse en un idioma que comprenda

La información respecto de los motivos del arresto, los cargos,


así como los derechos de la persona extranjera, debe comunicarse
en un idioma que ella comprenda. Varias normas internacionales
exigen expresamente que se comuniquen los motivos del arresto
(así como los cargos) en un idioma que la persona hable.
Esto se señala en el artículo 14.3.g del PIDCP y artículo 8.2.a
de la CADH.
El Poder Judicial de la Federación se ha manifestado al respec-
to en una reciente tesis aislada de junio de 2015: 119
Derechos de las personas extranjeras

ɩɩ Trabajadores extranjeros. Independientemente de


su situación migratoria, en respeto a sus derechos hu-
manos de acceso efectivo a la justicia y debido proce-
so legal, cuando comparecen ante una autoridad labo-
ral tienen derecho a que ésta, de oficio, les nombre un
traductor o intérprete que tenga conocimiento de su
idioma (interpretación del artículo 14 de la Ley de Mi-
gración).
En atención a que conforme a la reforma constitucional
en materia de derechos humanos de 10 de junio de 2011, en

119 Tesis II.1o.T.31 L (10a.), Gaceta del Semanario Judicial de la Federación,


Décima Época, libro XIX, t. III, junio de 2015, p. 2468

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vigor a partir del día siguiente, en términos del artículo 1o.


de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
todas las personas gozarán de los derechos humanos reconoci-
dos en la Constitución y en los tratados internacionales de los
que el Estado Mexicano sea parte y todas las autoridades, en el
ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promo-
ver, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de
conformidad con los principios de universalidad, interdepen-
dencia, indivisibilidad y progresividad, y en correspondencia
con el “principio pro persona”, conforme al cual la interpre-
tación jurídica siempre debe buscar el mayor beneficio para
el hombre…

Es tal la trascendencia en materia de establecimiento de una


defensa acorde con su idioma, que el Poder Judicial de la Federa-
ción se ha pronunciado al respecto en la siguiente tesis aislada de
octubre de 2010:120

ɩɩ Indígenas o extranjeros detenidos. Para rendir de-


claración sin la asistencia de un intérprete, su capaci-
dad de hablar el idioma castellano debe ser tal que les
permita afrontar el desahogo de la diligencia sin des-
ventaja alguna (legislación penal del estado de Puebla).
De conformidad con la fracción IV del artículo 70 del
Código de Procedimientos en Materia de Defensa Social para
el Estado, en el caso de que un indígena o un extranjero de-
tenido no hable o no entienda suficientemente el castellano,
se le designará un intérprete que le hará saber sus derechos…

D. Derecho a la asistencia consular

Los ciudadanos extranjeros arrestados o detenidos (indepen-


dientemente de su estatus migratorio),121 igualmente deben ser
informados sin demora de su derecho a comunicarse con su em-
Nuestros Derechos

120 Tesis VI.2o.P.142 P, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, No-


vena Época, t. XXXIII, marzo de 2011, p. 2358.
121 Protección de los migrantes, resolución 65/212 de la Asamblea General de
la ONU, Nueva York, Naciones Unidas, 2011, párr. 4.g; Resolución 12/6, Gine-
bra, Consejo de Derechos Humanos, 2007, párr. 4.b.

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bajada u oficina consular. En el caso de una persona refugiada o


apátrida, o que está bajo la protección de una organización inter-
gubernamental, se le debe notificar sin demora de su derecho a
comunicarse con una organización internacional adecuada o con
un representante del Estado donde reside. 122
La Convención de Viena sobre Relaciones Consulares (artícu-
lo 36.1.b), la Convención sobre los Derechos de los Migrantes
(artículo 16.7), los Principios y Directrices sobre Asistencia Jurí-
dica (principio 16.2), y los Principios sobre las Personas Privadas
de Libertad en las Américas (principio V) exigen que la persona
arrestada, detenida o encarcelada sea informada sin dilación de
este derecho.
La Corte IDH ha resuelto que el derecho a ponerse en contac-
to con un representante consular debe notificarse en el momento
del arresto, y, en todo caso, antes de que la persona preste la pri-
mera declaración ante las autoridades. 123
Si el ciudadano extranjero arrestado o detenido así lo solicita,
las autoridades deben ponerse en contacto sin demora con los
representantes consulares. No obstante, sólo deben hacerlo si la
persona lo pide.
Como ya se ha mencionado en otro capítulo, en materia de
delitos, en el caso de que un extranjero sea detenido por alguna
autoridad dentro de la República mexicana, se procederá de la
siguiente manera:

a) Le deberán presentar una orden escrita, emitida por autoridad


competente, salvo el caso de flagrancia o cuando no exista juez
Derechos de las personas extranjeras

competente que conozca de la controversia en el lugar en el que


se cometió el delito.

122 Recomendación Rec (2012)12 del Comité de Ministros, Estrasburgo, Con-


sejo de Europa, 2012, anexo, párrs. 15.1-15.2, 25.1-25.2.
123 Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador, San José, Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos, 2007, párr. 164; caso Acosta-Calderón vs.
Ecuador, San José, Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2005, párr.
125; caso Tibi vs. Ecuador, Corte Interamericana de Derechos Humanos, op.
cit., párrs. 112 y 195; opinión consultiva OC-16/99, San José, Corte Intera-
mericana de Derechos Humanos, 1999, párr. 106. Igualmente, caso Avena and
Other Mexican Nationals (Mexico vs. United States of America), La Haya, Corte
Internacional de Justicia, 2004, párr. 87.

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b) Se informará a la embajada o consulado que corresponda cuan-


do sea detenido, y también tendrá derecho a que se le proporcio-
ne asistencia migratoria, notificación en el primer caso que hará
el juez de control correspondiente.
c) El extranjero tendrá derecho a que se notifique su detención a
su abogado y a la embajada o consulado de su país de origen en
territorio nacional.
d) También tiene el derecho de no declarar, o bien de hacerlo hasta
que su abogado o representante consular esté presente.

Respecto al derecho a asistencia consular del extranjero deteni-


do, los ciudadanos extranjeros en prisión preventiva deben recibir
todas las facilidades razonables para comunicarse con represen-
tantes de su gobierno y recibir sus visitas. Si se trata de refugiados
o de personas que están bajo la protección de una organización
intergubernamental, tienen derecho a comunicarse con represen-
tantes de la organización internacional competente o a recibir sus
visitas. Para todo ello, es preciso el consentimiento del detenido.
En cuanto a las obligaciones que corresponden al juez penal
que conoce de una causa en que un extranjero sea parte, se ha
manifestado el Poder Judicial de la Federación en esta tesis aislada
de noviembre de 2005:124

ɩɩ Extranjeros. Obligaciones del juez del proceso en


torno a los derechos de aquéllos, cuando se encuentran
sometidos a cualquier forma de detención o prisión.
El numeral 133 de la Constitución Federal consigna el
principio de supremacía constitucional mediante el cual la
Constitución, las leyes del Congreso que emanen de ella y
los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y
que se celebren por el presidente de la República, con apro-
bación del Senado, serán la Ley Suprema de la Unión; en
consecuencia, para la protección de las personas que refieran
ser de nacionalidad extranjera sometidas a cualquier forma
de detención o prisión, debe aplicárseles el artículo 36 de la
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, publica-
Nuestros Derechos

da en el Diario Oficial de la Federación el once de septiembre


de mil novecientos sesenta y ocho, así como el principio 16

124 Tesis XV.3o.17 P, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena


Época, t. XXIII, junio de 2006, p. 1155.

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del Conjunto de principios de todas las personas sometidas


a cualquier forma de detención o prisión, adoptado por la
Asamblea General de la Organización de las Naciones Uni-
das en su resolución 43/173, de nueve de diciembre de mil
novecientos ochenta y ocho, que establece que el juzgador
debe notificar sin retraso alguno a la oficina competente
del país del que él se dice nacional, que se encuentra sujeto
a proceso y el lugar de su detención, así como ponerse en
comunicación por los medios adecuados con dicha oficina
consular o misión diplomática; igualmente que en caso de
pedirlo, ese órgano jurisdiccional transmita su solicitud y
salvaguarde sus derechos para que en todo momento se man-
tenga comunicación.

Respecto a este derecho de asistencia consular del extranjero


se ha manifestado la Corte IDH en esta opinión consultiva OC-
16/99:125

ɩɩ 84. Por lo tanto, la Corte concluye que el artículo 36 de la


Convención de Viena sobre Relaciones Consulares reconoce
al detenido extranjero derechos individuales a los que corres-
ponden los deberes correlativos a cargo del Estado receptor.
Esta interpretación se confirma por la historia legislativa del
artículo citado. De ésta se desprende que aun cuando en un
principio algunos Estados consideraron que era inadecuado
incluir formulaciones respecto de los derechos que asistían a
nacionales del Estado que envía, al final se estimó que no exis-
tía obstáculo alguno para reconocer derechos al individuo en
dicho instrumento…
Derechos de las personas extranjeras

Sobre la calidad de testigos de los extranjeros, en su momento


se refirió al respecto el Poder Judicial de la Federación, en esta
tesis aislada de noviembre de 2002: 126

ɩɩ Testigos extranjeros. No es necesario que acredi-


ten su legal estancia en el país a fin de que sea des-

125 El derecho a la información sobre la asistencia consular en el marco de las


garantías del debido proceso legal, decisión del 1o. de octubre de 1999.
126 Tesis XV.1o.15 L, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, t. XVII, enero de 2003, p. 1882.

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ahogada la prueba (artículo 783 de la Ley Federal del


Trabajo).
De conformidad con el artículo 783 de la Ley Federal del
Trabajo, quienes siendo ajenos al juicio tengan conocimiento
de hechos o documentos en su poder que puedan contribuir al
esclarecimiento de la verdad, están obligados a declarar sobre
los primeros o a aportar los segundos, cuando sean requeridos
por las Juntas, sin hacer distingo si son nacionales o extran-
jeros…

2. Procedimientos especiales

A. Procedimientos civiles

La participación de extranjeros en procedimientos civiles o


mercantiles puede darse sin ningún problema tratándose de per-
sonas físicas; en el caso de personas morales, es necesario atender
algunas disposiciones del Código Civil y del Código de Procedi-
mientos Civiles en relación con la representación y personalidad
de las sociedades, y por lo que hace a la ejecución de sentencias,
deben considerarse también las diversas convenciones internacio-
nales al respecto.

B. Procedimientos penales

En materia penal, los extranjeros pueden incurrir en alguno de


los siguientes delitos:

a. Espionaje

Se encuentra establecido en el artículo 127 del Código Penal


Federal, que en lo particular indica:
Nuestros Derechos

ɩɩ Se aplicará la pena de prisión de cinco a veinte años y


multa hasta de cincuenta mil pesos al extranjero que en tiem-
po de paz, con objeto de guiar a una posible invasión del te-
rritorio nacional o de alterar la paz interior, tenga relación o

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inteligencia con persona, grupo o gobierno extranjeros o le dé


instrucciones, información o consejos…

Como se puede apreciar, es condición sine qua non, para que se


actualice el acto típico señalado en el artículo citado, que el sujeto
activo del delito sea un extranjero.

b. Cohecho a servidores públicos extranjeros

Esto se expresa en el artículo 222 bis del Código Penal Federal,


que dispone lo siguiente:

ɩɩ Se impondrán las penas previstas en el artículo anterior al


que con el propósito de obtener o retener para sí o para otra
persona ventajas indebidas en el desarrollo o conducción de
transacciones comerciales internacionales, ofrezca, prometa o
dé, por sí o por interpósita persona, dinero o cualquiera otra
dádiva, ya sea en bienes o servicios:…
I. A un servidor público extranjero o a un tercero que
éste determine, para que dicho servidor público gestione o se
abstenga de gestionar la tramitación o resolución de asuntos
relacionados con las funciones inherentes a su empleo, cargo
o comisión;
II. A un servidor público extranjero, o a un tercero que
éste determine, para que dicho servidor público lleve a cabo la
tramitación o resolución de cualquier asunto que se encuen-
tre fuera del ámbito de las funciones inherentes a su empleo,
cargo o comisión, o
Derechos de las personas extranjeras

III. A cualquier persona para que acuda ante un servidor


público extranjero y le requiera o le proponga llevar a cabo la
tramitación o resolución de cualquier asunto relacionado con
las funciones inherentes al empleo, cargo o comisión de este
último.

El párrafo segundo del citado artículo señala que

ɩɩ Para los efectos de este artículo se entiende por servidor


público extranjero, toda persona que desempeñe un empleo,
cargo o comisión en el poder legislativo, ejecutivo o judicial

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o en un órgano público autónomo en cualquier orden o nivel


de gobierno de un Estado extranjero, sea designado o electo;
cualquier persona en ejercicio de una función para una auto-
ridad, organismo o empresa pública o de participación estatal
de un país extranjero; y cualquier funcionario o agente de un
organismo u organización pública internacional

En materia de procedimiento, los extranjeros cuentan con las


mismas garantías individuales que los nacionales, con las salve-
dades que ya hemos expresado (referentes a traductor, asistencia
consular y otros).
Si derivado del procedimiento se emite una sentencia conde-
natoria, el extranjero cuenta con un derecho consagrado cons-
titucionalmente: la extradición. Ésta es una figura procesal que
consiste en la posibilidad de que una persona que se encuentre
compurgando una pena en un país distinto al suyo, pueda ser
trasladada a su país de origen, a efecto de cumplir allí su conde-
na. A tal efecto, el artículo 18 constitucional, entre otras cosas,
establece la posibilidad de extradición de reos de nacionalidad
mexicana, y por lo que se refiere a los extranjeros, dispone:

ɩɩ ...sentenciados de nacionalidad extranjera por delitos del


orden federal o del fuero común, podrán ser trasladados al
país de su origen o residencia, sujetándose los tratados inter-
nacionales que se hayan celebrado para ese efecto. El traslado
de los reclusos sólo podrá efectuarse con su consentimiento
expreso.

El párrafo tercero del artículo 119 constitucional, en relación


con el tema en cuestión, señala que

ɩɩ Las extradiciones a requerimiento de Estado extranjero


serán tramitadas por el Ejecutivo Federal, con la intervención
de la autoridad judicial en los términos de esta Constitución,
Nuestros Derechos

los Tratados Internacionales que al respecto se suscriban y las


leyes reglamentarias. En esos casos, el auto del juez que mande
cumplir la requisitoria será bastante para motivar la detención
hasta por sesenta días naturales.

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C. Procedimientos administrativos

Por lo que se refiere a procedimientos administrativos, vale la


pena comentar el procedimiento de protección al consumidor.
La Ley General de Turismo, en materia de protección al turis-
ta, establece en principio que los prestadores de servicios turísti-
cos deberán describir claramente en qué consiste el servicio que
ofrecen, así como la manera en que se prestará.
Los prestadores de servicios están obligados a respetar los térmi-
nos y condiciones ofrecidos o pactados al turista (actual fracción
VI del artículo 58).
En caso de incumplimiento, refiere el artículo 60 de la citada
Ley:

ɩɩ Artículo 60. En caso de que el prestador del servicio turís-


tico incumpla con uno de los servicios ofrecidos o pactados o
con la totalidad de los mismos, tendrá la obligación de rem-
bolsar, bonificar o compensar la suma correspondiente por el
pago del servicio incumplido, o bien podrá prestar otro servi-
cio de las mismas características o equivalencia al que hubiere
incumplido, a elección del turista.

El párrafo tercero del artículo 68 de la Ley de Turismo indica que

ɩɩ Cuando derivado de una queja presentada por un turista


ante la Procuraduría Federal del Consumidor, se detecte el
probable incumplimiento de las disposiciones de esta Ley o
Derechos de las personas extranjeras

de las disposiciones que de ella emanen, la Secretaría, podrá


iniciar el procedimiento administrativo correspondiente, así
como requerir al prestador de servicios turísticos información
que estime para esclarecer los hechos.

Cuando el turista resida en la República mexicana, podrá pre-


sentar su denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al
Consumidor, en la oficina más cercana a su domicilio, la corres-
pondiente al municipio en que esté residiendo, como establece la
fracción XIV del artículo 10 de la Ley General de Turismo.

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Nada se menciona ahora para el caso de que el turista resida


en el extranjero.

3. Intervención de la Comisión Nacional de Derechos Humanos


en asuntos relacionados con el arribo masivo de indocumentados
a territorio nacional.

El 3 de febrero de 1994 se publicó en el DOF el Acuerdo que


establece la obligatoriedad de darle intervención a la Comisión
Nacional de Derechos Humanos ante todo arribo masivo de in-
documentados a Territorio Nacional. En su artículo único, este
Acuerdo señala:

ɩɩ El Instituto Nacional de Migración tendrá la obligación


de notificar a la Comisión Nacional de Derechos Humanos,
todo arribo masivo de indocumentados a nuestro país, a fin
de que esta Institución presencie el operativo de repatriación
correspondiente y coadyuve a la protección de los Derechos
humanos (sic) de los extranjeros en territorio nacional en estas
situaciones.

Nada se ha actualizado al respecto, ni en la Ley General de


Población ni en la Ley de Migración y aun menos en sus regla-
mentos respectivos.
Nuestros Derechos

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B IBLIOGRAFÍA

Carbonell, Miguel, Introducción general al control de convencio-


nalidad, México, Porrúa-UNAM, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, 2014.
Compendio de amparo, México, Porrúa, 2015.
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Derechos de las personas extranjeras, editado por


el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
UNAM, se terminó de imprimir el 29 de mayo
de 2016 en los talleres de Impresora y Encuader-
nadora Progreso, S. A. de C. V. (IEPSA), San
Lorenzo núm. 244, colonia Paraje San Juan, de-
legación Iztapalapa, 09830 Ciudad de México.
Se utilizó tipo Adobe Garamond Pro de 9, 11, 13,
14 y 16 puntos. En esta edición se empleó papel
cultural 57 x 87 de 75 gramos para los interiores
y cartulina couché de 250 gramos para los forros;
consta de 1,000 ejemplares (impresión offset).

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