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Construcción Identitaria de Género de Hombres

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1

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales
Doctorado con orientación en Sociología
Más allá del cuerpo: producción corpo identitaria de género de hombres
trans en México
Tesis que para optar por el grado de:
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales
Presenta:
Maribel López Ledezma
Tutora principal:
Dra. Olivia Tena Guerrero
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
Integrantes del comité tutor:
Dra. Joaquina Erviti Erice
Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias
Dra. Hortensia Moreno Esparza
Centro de Investigaciones y Estudios de Género
Dr. César Torres Cruz
Centro de Investigaciones y Estudios de Género
Dra. Sandra Villalobos Nájera
Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias

Ciudad de México. Marzo, 2023


UNAM – Dirección General de Bibliotecas
Tesis Digitales
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PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL

Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro,
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el
respectivo titular de los Derechos de Autor.
2

A Milton por construir


amorosamente
este camino
hermoso y pandémico,
Eres la brújula,
la paz y la luz
que acompaña mis días

A Sabina por tu calor y calma


en las largas horas
del proceso de escritura
3

Agradecimientos
A la Educación Pública que me permitió, contra todo pronóstico, acercarme a la vida académica.

A la Universidad Nacional Autónoma de México por brindarme las herramientas para reflexionar y mirar

el mundo desde un lugar distinto.

Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por el apoyo económico para mis estudios de posgrado.

A la Dra. Olivia Tena por su tutoría y acompañamiento.

A la Dra. Hortensia Moreno por su cuidadosa lectura, su asertiva retroalimentación mejoró

significativamente esta investigación.

A la Dra. Joaquina Erviti por las recomendaciones y apoyo durante todo el proceso.

Al Dr. César Torres por su atenta mirada y compromiso con mi trabajo.

A la Dra. Sandra Villalobos por sus observaciones y reflexiones.

A los hombres trans que me compartieron generosamente sus experiencias. Admiro su valentía y pasión

para enfrentar la vida. Sin ustedes esta investigación no sería posible.

A Andrea, Cynthia, Fabiola, Laura, Paty y Velia, por acompañar este doctorado, por su amistad y apoyo

académico.

A Lily, Dulce, Carlita, Pau, Ammy, Lula y Amael, por todos estos años de vivencias compartidas; siguen

mostrándome que son ese lugar seguro donde puedo acudir.

A mis padres por todo su esfuerzo para cuidar de mí, por mi libertad para llegar hasta aquí.

A mis hermanos porque en la calma o en la tragedia siguen mostrándome su nobleza. Crecer con

ustedes me enseñó más de lo que imaginé.


4

Contenido
Introducción ............................................................................................................................................ 6
El Estudio social de lo Trans en México ................................................................................................ 9
Objetivos de la Investigación ............................................................................................................. 12
Posición situada: consideraciones éticas y epistemológicas ............................................................... 15
Capítulo Uno. El Sistema Sexo-Género: Una Mirada Sociológica Feminista Queer .................................. 19
El Sistema Sexo-Género Desde el Feminismo Queer .......................................................................... 20
Teoría Queer ................................................................................................................................. 24
Sociología del Cuerpo ........................................................................................................................ 27
El Caso de Agnes: El Orden de la Interacción .................................................................................. 28
Las Prácticas Sociales: El Orden de las Disposiciones ...................................................................... 31
Prácticas Corporales Identitarias de Género ...................................................................................... 32
Masculinidades .............................................................................................................................. 35
Recapitulación ................................................................................................................................... 38
Capítulo Dos. Estrategias Teórico-Metodológicas: Trayectorias Corpoidentitarias de Género ................ 40
Técnicas de Recolección de la Información ........................................................................................ 41
Selección de los Entrevistados ....................................................................................................... 41
Lugar de Estudio: El Campo................................................................................................................ 47
Análisis de los Datos: Trayectorias Corpoidentitarias de Género ........................................................ 49
Perfil de los Entrevistados: Tres Generaciones de Trayectorias Corpoidentitarias de Hombres Trans . 53
Recapitulación ................................................................................................................................... 57
Capítulo Tres. Marco Histórico- Contextual Trans: Del Discurso Experto a la Organización Política en
México .................................................................................................................................................. 59
Dispositivos de la Subjetivación ......................................................................................................... 60
La Creación de la Transexualidad ....................................................................................................... 64
Movimiento Transgénero .................................................................................................................. 73
Los Estudios Transgénero............................................................................................................... 73
La Lucha por la Despatologización.................................................................................................. 77
Disforia de Género............................................................................................................................. 78
Comunidad Transgénerica y Políticas Públicas en México: El Derecho a la Identidad y la Salud Pública
.......................................................................................................................................................... 87
5

Contexto Primera Generación............................................................................................................ 88


Derecho a la identidad ................................................................................................................... 90
Derecho a la Salud ......................................................................................................................... 93
Contexto Segunda Generación........................................................................................................... 96
Contexto Tercera Generación ............................................................................................................ 98
Comunidades de Práctica: De la Socialización a la Organización Política de Hombres Trans en la Era
Digital .............................................................................................................................................. 106
Comunidades de Práctica en la Era Digital........................................................................................ 117
La Fotografía Digital: práctica socializadora e identitaria .................................................................. 120
Recapitulación ........................................................................................ ¡Error! Marcador no definido.
Capítulo Cuatro. Más Allá del Cuerpo: Prácticas Corpoidentitarias de Género de Hombres Trans......... 126
La Socialización Femenina: Des-Identificación.................................................................................. 127
Identificación: Un Proyecto de Género ............................................................................................ 132
Reconocimiento de sus Vínculos Cercanos ....................................................................................... 134
Tránsito corporal: Intervenciones y Modificaciones ......................................................................... 137
El Ocultamiento y la Sustitución ................................................................................................... 139
El Remplazamiento ...................................................................................................................... 142
Resignificación: Aceptación de su Corporeidad ............................................................................ 146
El Tránsito Social: El Cuerpo en Situación ......................................................................................... 150
Transmasculinidades: re-significados ............................................................................................... 154
La Visibilidad: Una Propuesta Política Transmasculina ..................................................................... 164
Reflexiones Finales: El Cuerpo Sexuado No es Destino de Género ........................................................ 170
Reflexión situada: posibilidades y límites ......................................................................................... 174
Referencias ......................................................................................................................................... 177
Anexo 1. Guía de Entrevista ................................................................................................................. 187
Anexo 2. Guía de Observación Etnográfica........................................................................................... 188
6

Introducción

La ciencia es la nueva religión de la modernidad

Paul Preciado

El pensamiento científico dicotómico cartesiano -unido al desarrollo del capitalismo-, se

convirtió en el encargado legítimo de vigilar la vida humana colectiva e individual. Como indica Michel

Foucault (2009), la sexualidad es regulada por mecanismos institucionales -biopolítica-, que no se

presentan como un poder coercitivo, sino que adquieren una forma más acogedora. Se crean discursos

de “verdad” -tecnologías políticas-, que tienen la función no sólo de castigar al que sale de la norma,

sino que se interiorizan en lo psíquico de las personas - biopoder- para la autorregulación.

La biomedicina es una tecnología política que no solo describe la realidad, al actuar, la crea y la

transforma (Preciado, 2008), produce cambios en los comportamientos sociales y en la subjetividad. Lo

que conocemos como sexo, es una convención histórica y política de diversos sucesos, coyunturas e

intereses desarrollados durante el siglo XX; al interior de la sexología existió una amplia disputa por

establecer qué elementos componían “la verdad del sexo”, se formularon distintos “elementos” (los

genitales, los cromosomas, los tejidos gonadales, las hormonas, etc.) para mostrar las diferencias

fisiológicas entre hombres y mujeres.

La medicina dividió el sexo y el género como concepciones de la naturaleza y la cultura

respectivamente, estableció que existe una correspondencia entre la asignación sexual (hembra y/o

macho) y el género (hombre o mujer), lo que produjo una binarización de la identidad y una dicotomía

entre hombres y mujeres no solo en el plano social sino también en el biológico, este último inmutable e

incuestionable.
7

La división binaria del género tiene mecanismos de exclusión y solo adquieren estatus de

persona quienes dominan plenamente la dimensión corporal, bajo cierta definición normativa de lo

femenino o masculino; cualquier combinación que contravenga al principio regulador de cuerpos y

deseos conduciría al lugar de no sujetos (Butler, 2018). Lo que no encaja dentro de los sistemas de

representación de género binario heterosexual se establece como patológico, como es el caso de las

identidades trans.

Como indica Lamas (2012), en diferentes culturas y momentos históricos han existido personas

con la convicción de pertenecer al sexo opuesto con el que nacieron, pero el sujeto “trans”, ya sea como

categoría médica psiquiátrica, producida en la década de los cincuenta (transexualidad), o política

(transgénero), es una “invención histórica” reciente. Durante el siglo XX, médicos, psiquiatras y

sexólogos se interesaron en estudiar la transexualidad e intersexualidad, se concebían como modelos

ideales para indagar “cómo se configura el sentido de pertenencia a un sexo, qué factores participan en

dicho proceso y cuáles tienen mayor incidencia en el establecimiento de la identidad sexual” (Alcántara,

2018, p. 159).

Estas investigaciones, desembocaron en la creación de la categoría transexualidad para

catalogar a las personas que deseaban poseer los elementos físicos del sexo contrario; el tratamiento

que tuvo mayor éxito fue el que propuso el médico alemán Harry Benjamin, que consiste en una

evaluación psiquiátrica, terapias hormonales y las cirugías plásticas de reasignación sexual (vaginoplastia

y faloplastia), que constituye el tratamiento en la actualidad.


8

La categoría transexualidad se convirtió en un marco de sentido legítimo para explicar la

experiencia de algunas personas trans (Stryker, 2021); en la década de los años sesenta comenzó un

activismo transexual en Estados Unidos, que demandaba la cirugía de un cambio de sexo, ligado a la

lucha contra la discriminación y el acoso cotidiano (Guerrero y Muñoz, 2018). Acceder a tratamientos

hormonales y/o quirúrgicos ha disminuido el sufrimiento psicológico y ha mejorado la vida de muchas

personas trans (Coll Planas, 2021). Pero quedaron atadas a un diagnóstico patologizante, donde deben

aceptar su “enfermedad” para recibir atención.

En la década de los años setenta surge la “segunda ola” del movimiento transexual (Stryker,

2021), que cuestiona la autoridad médica y aboga por la despatologización. Emerge el término

transgénero en Estados Unidos; Virginia Price, una mujer trans activista, propone usar el concepto para

referirse a aquellas personas que viven en el género opuesto al que le asignaron al nacer, pero no

necesariamente desean modificar sus cuerpos.

En México, la influencia de los movimientos trans de Estados Unidos, el trabajo iniciado por la

sexología desde la década de los setenta y diversas coyunturas políticas, posibilitaron la politización de

las personas trans. A finales de la década de los noventa, diversos grupos, conformados principalmente

por mujeres trans, se unieron en la exigencia de derechos políticos, principalmente el acceso a una

identidad jurídica y a servicios públicos de salud.


9

La creciente visibilización de personas trans en diferentes espacios, ha generado diversas

reacciones negativas de grupos conservadores y de una fracción de los feminismos, denominados trans

excluyentes. En la actualidad, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género

(ENDISEG) 2021, en México existen alrededor de 908.6 mil personas que se identifican como trans. De

las cuales 65.2% se identifica como no binario, género fluido, agénero, entre otros y el 34.8%

Transgénero o transexual.

El Estudio social de lo Trans en México

Érica Sandoval (2006) es pionera en la investigación empírica sobre personas trans; en su trabajo

antropológico En diálogo con el propio cuerpo: la experiencia de la transexualidad en sujetos que

habitan la Ciudad de México, estudia el tránsito identitario de mujeres trans. De manera similar, Ana

Gutiérrez (2015) En Identidades transfemeninas. Sociabilidades, internet, narrativas y tránsitos de

género en la Ciudad de México, analiza desde coordenadas teóricas feministas el tránsito de mujeres

trans, de forma innovadora agrega las fotos de perfil de Facebook como producto de la identidad y

reconstruye su organización política.

En relación con el cuerpo como eje de análisis, la investigación doctoral de Manuel Escobar

(2011), Cuerpos en resistencia: corporalidad, resistencia y poder en los movimientos sociales

latinoamericanos-estudio comparativo México-Colombia, indaga sobre las dinámicas culturales que

construyen el cuerpo como un eje político, para la conformación de subjetividades en lideresas políticas

trans.
10

También en este rubro, está el trabajo de Alba Pons (2016), De las transformaciones sociales a

las micropolíticas corporales: un archivo etnográfico de la normalización de lo Trans* y los procesos de

corposubjetivación en la ciudad de México, donde realiza un análisis etnográfico de la organización

política trans en la CdMx; propone analizar lo trans con el concepto de corposubjetivación e incluir los

afectos en la producción científica; participa de manera activa en la elaboración de la propuesta para la

reforma de cambio de identidad de 2015.

Andrés Álvarez (2018) en El self en mujeres trans de la Ciudad de México: experiencia,

performance y dialéctica de género, realiza un análisis de la experiencia de mujeres trans que iniciaron

su tránsito en la adultez. Como se puede constatar, gran parte de las investigaciones en México se

enfocan específicamente en la Ciudad de México y son casi exclusivamente sobre mujeres trans.

En relación específica con hombres trans, existen principalmente dos trabajos en México. El

primero es el estudio exploratorio de la italiana Eleonora Garosi (2014) “¡Son cosas de la vida!

Transmasculinidades en la Ciudad de México”. La investigación se centra en las prácticas relacionadas

con el cuerpo, la sexualidad y la hombría, aporta una tipología de las transmasculinidades: tradicional,

innovadora y crítica.

Garosi contribuye con puntos de anclaje para el análisis de esta investigación; sin embargo,

durante el trabajo de campo encontré que, a más de una década, existen factores que cambiaron y que

están relacionados con las coyunturas en ese período, como son el auge mediático del feminismo, el

activismo trans, el apogeo de las redes sociales, los cambios en el Manual de diagnóstico y estadístico de

los trastornos mentales (DMS), el trabajo de la Clínica Condesa, las reformas legislativas para el

reconocimiento de la identidad de género, entre otras.


11

El segundo trabajo enfocado en hombres trans es la tesis de maestría de Ana Carvajal (2019),

titulada La configuración social de las transmasculinidades en la Ciudad de México: entre la reiteración y

la disputa de la masculinidad hegemónica, donde, desde una metodología de los cursos de vida

(trayectorias, transiciones, turning points y cohortes), analiza la construcción de transmasculinidades en

la CdMx en un contexto de violencia de género. La autora colombiana profundiza y dinamiza la

configuración de la subjetividad transmasculina.

Existe otra investigación que, aunque no es en México, constituye un aporte significativo en el

ámbito de estudios empíricos sobre hombres trans en Hispanoamérica, se trata del estudio exploratorio

“Procesos de socialización en la transexualidad masculina: una aproximación etnográfica en un espacio

asociativo” realizado por Elena Vaquerizo (2014). A través de la observación etnográfica en una

asociación para jóvenes en España, analiza cómo se construye la subjetividad transexual durante los

procesos de socialización/aprendizaje de hombres trans en ese espacio. La autora encontró que “los

veteranos”, es decir, los que habían iniciado con la transición tiempo atrás, educaban a los más jóvenes

en técnicas, prácticas y discursos para construir la transexualidad masculina.

Los trabajos de estas tres autoras constituyen la base para el estudio de hombres trans en

México, sus estudios provienen de una mirada crítica de género y muestran hallazgos críticos y

propositivos para abonar al estudio de la identidad de género en esta población, por ello, en diálogo con

estos textos retomaré algunas de sus aportaciones


12

Finalmente, los trabajos de investigación en México, de corte teórico, en relación con lo trans se

centran en discutir cómo los discursos disciplinarios y procesos socioculturales, económicos y políticos

configuran la identidad. Recuperan el activismo y el feminismo como discursos que conforman las

identidades de género. En esas corrientes se encuentran las aportaciones de Marta Lamas (2009), Estela

Serret (2009), Joan Vendrell (2012), Sayak Valencia (2018), Leah Muñoz y Shioban Guerrero (2018). Es en

diálogo con estas autoras que planteo el desarrollo de esta investigación.

Objetivos de la Investigación
La presente investigación tiene como objetivo analizar cómo se produce la identidad de género

en los hombres trans. Este objetivo general tiene tres específicos: los discursos sociales que incorporan,

los significados corpoidentitarios que privilegian al producir su identidad y sus relaciones sociales a

partir del tránsito. Todos ellos, conforma los múltiples niveles de análisis -discursos, instituciones

sociales, contexto político, biografía- que finalmente se articulan para dar un panorama de la

complejidad de la producción de género en la actualidad.

En el Capítulo Uno. El sistema sexo-género: una mirada sociológica feminista queer, retomo la

propuesta de diversas autoras feministas (Rubin ,1996; Wittig, 2006; Delphy, 1985; De Lauretis, 1989;

Butler, 2018) para entender al sexo y al género como construcciones socio discursivas, producto de

tecnologías políticas dentro del régimen heterosexual binario, donde se presume una relación inherente

entre sexo biológicamente dado y el género. Incluir al sexo como una categoría social permite entender

que el cuerpo no es una materialidad inmutable, ni tiene un significado intrínseco. El cuerpo sexuado y

la identidad de género son producto de los efectos discursivos, contextuales, políticos, históricos y

socioculturales de los significados en torno a la masculinidad y feminidad.


13

Como señala la sociología del cuerpo (Sabido, 2013), desde el orden de las disposiciones o de las

interacciones, las estructuras sociales están presentes en la subjetividad y en la corporalidad. El cuerpo

no está separado del sujeto, la experiencia se corporiza; a partir de las prácticas corporales, se

constituye “la materialidad de los sujetos” (Muñiz, 2014, p. 10). Existen una serie de prácticas corporales

de género que conforman la experiencia, permite el reconocimiento y la identificación como hombre o

mujer, tienen intencionalidad y por lo tanto ponen en juego la agencia de los sujetos, lo que dará

sentido a las relaciones sociales cotidianas.

En el Capítulo dos. Estrategias teórico-metodológicas: trayectorias corpoidentitarias de género,

desarrollo las decisiones metodológicas que dieron forma a la investigación y al análisis. Inspirada en

las aportaciones de Raewyn Connell (2015) sobre qué es una mujer transexual, entenderé por hombre

trans a las personas que fueron socializadas como mujeres, pero se identifican con los elementos

socioculturales asociados a los varones y se autonombran como hombres trans. A través de una

metodología cualitativa, compuesta por la etnografía digital y entrevistas semiestructuradas, observé y

entrevisté a diez hombres trans, un médico- sexólogo y unos padres de familia de un hombre trans

menor de edad.

Propongo un análisis desde las trayectorias corpoidentitarias de género donde considero el

tiempo de tránsito (biografía), el momento histórico de su tránsito (contexto) y los discursos sociales

disponibles. Tomo como referencia el momento en que se identificaron cómo hombres trans e indago

sobre las prácticas corporales que realizaron en ese tiempo para producir la identidad de género con la

que se autodenominan.
14

En el Capítulo Tres. Marco histórico-contextual de lo trans: del discurso experto a la organización

política, muestro cómo se conformó la categoría sexo desde los discursos biomédicos, que dieron como

resultado la medicalización de lo trans. Las políticas públicas en México -centralizadas principalmente en

la CdMx- han sido resultado de la organización colectiva de las personas trans, quienes han estado en

diálogo con los discursos expertos y han impulsado reformas como el derecho a la identidad, el derecho

a la atención médica pública y el flujo de información mediática, lo que ha impactado en la

conformación de la identidad de género de los hombres entrevistados.

En el Capítulo Cuatro. Más allá del cuerpo: prácticas corpoidentitarias de género en hombres,

muestro cómo la identidad de género se produce a partir de una serie de acciones que realizamos en el

cuerpo, para alcanzar los signos socioculturales de la masculinidad y/o feminidad; es decir, tenemos

incorporadas una serie de normas de género que han sido naturalizadas pero que se mantienen en una

red de relaciones y acuerdos intersubjetivos. Aunque el mundo social está en directa relación con los

discursos e instituciones, existe una vida subjetiva que es vivida no solo desde los discursos de opresión,

sino también por las experiencias, las relaciones y las emociones.

En el trabajo de campo, me encontré con hombres trans generosos en compartir su vida

conmigo, por lo que deseo que esta investigación logre transmitir sus vivencias y muestre que ser una

persona trans no es un “sentimiento”, sino resultado de múltiples factores históricos, sociopolíticos y de

una subjetividad que se produce desde su reflexividad y agencia, es decir, desde su capacidad para

tomar decisiones sobre sus vidas y no solo ser receptores pasivos de los discursos.
15

Finalmente, deseo aclarar que no considero que las prácticas corpoidentitarias sean exclusivas

de los hombres trans; todas las personas realizamos técnicas de producción de género; sin embargo, el

foco y la patologización se centra expresamente las personas trans, porque se estableció que el cuerpo

sexuado es destino de género, lo que produce que sean objeto de violencia y discriminación que les

impide ejercer de manera efectiva sus derechos fundamentales.

Posición situada: consideraciones éticas y epistemológicas

Parto de la postura epistemológica del conocimiento situado planteada por Haraway (1995), que

postula que todo conocimiento científico está ligado al contexto e interés de quién investiga, tiene una

intencionalidad y es parcial. Situarse en la investigación permite reconocer los sesgos que tiene la

mirada bajo la que se observa y analiza. Mi mirada está delimitada por mi historia y condiciones de vida.

Me acerqué al tema trans a partir de una experiencia personal en 2008. Mi primo, al que

nombraré Manuel, hijo de la hermana mayor de mi mamá, me pidió ser testigo de su juicio para el

cambio de nombre, requería que un familiar cercano testificara su “consistencia” de género, es decir,

que corroborara que él vivía como hombre en su círculo familiar. Este requisito, no estaba contemplado

en la legislación, pero los jueces lo solicitaban sin motivo alguno (Pons, 2016).

Manuel y yo tenemos más o menos la misma edad, crecimos juntos en la periferia, en

Nezahualcóyotl, en donde contrario a lo que se folclorista, si eres mujer y/o de la diversidad sexual, el

barrio no te respalda. Teníamos como 5 años cuando vimos juntos cómo pavimentaban nuestra calle;

desde pequeños solíamos encontrarnos en las reuniones familiares en casa de una tía, que hasta el día

de hoy es la única que cuenta con una propiedad, la cual se ubica a media cuadra del “bordo de

Xochiaca”, el basurero más grande de América Latina.


16

Nuestra historia familiar es una historia de precarización sociocultural, económica y educativa.

Nuestras madres crecieron en un pequeño pueblo ejidal, dedicado a la siembra y cosecha de caña de

azúcar, en Tamaulipas, en el norte del país. Mi abuelo era campesino, y mi abuela se dedicó al trabajo en

casa, a cuidar de los doce hijos que tuvieron, de los cuales dos fueron varones y diez mujeres; eso

significó que nuestras madres, junto con otras tías, siendo adolescentes-casi niñas- fueran incitadas a

migrar, pues las “mujeres no sirven para el campo”.

A finales de la década de los años sesenta, algunas tías y mi madre, se establecieron en el Estado

de México que iniciaba un precario proceso de urbanización. Se dedicaron al servicio doméstico y

posteriormente aprendieron el oficio de costureras, trabajos que desempeñan actualmente. No es

casualidad que todas tuvieran hijas/es/os a corta edad, con varones alcohólicos, como mi padre, y el

padre de mi primo, que no ejerció su paternidad de forma responsable, pero que le visitaba

ocasionalmente y que poco después de que Manuel iniciara su tratamiento hormonal se suicidó.

Cuando Manuel reveló que era hombre, vivía con su madre y sus hermanas que reaccionaron de

forma violenta física y emocionalmente. De manera cercana, observé la exclusión familiar que conllevó

la expresión de su identidad y las múltiples trabas que tuvo que enfrentar no solo por ser trans, sino por

su condición de clase. Manuel no logró concluir su trámite en 2008 por falta de recursos económicos, él

trabajaba desde entonces como guardia de seguridad, sus ingresos eran limitados y el juicio tenía un

alto costo. Finalmente, gracias a la reforma de 2015, cambió su identidad legal y se puso el mismo

nombre de su padre.
17

La violencia familiar continúa hasta nuestros días; su madre, sus hermanas y todas sus tías,

incluida mi madre, se niegan a llamarle en masculino pues argumentan “ellas le cambiaban el pañal y

por lo tanto saben lo que hay debajo”. Desde el 2008 sólo en 2 ocasiones volví a ver a Manuel, decidió

cortar cualquier lazo familiar. El tema me interpeló, pero en ese momento no contaba con las

herramientas para entenderlo; en mi formación como socióloga pocas veces recibí clases de género y

sexualidad. Como indican Torres y Moreno (2021, p.12) “en particular en México, los estudios sociales

de la sexualidad han luchado contra la adversidad académica”.

Pasaron varios años para que el tema regresara a mí; en 2016 Manuel enfermó, tenía una falla

renal crónica y eso me acercó nuevamente a él. En ese mismo año me encontraba dando clases en una

escuela privada de periodismo deportivo, donde el 98% de los alumnos son varones; después de convivir

cotidianamente por más de 8 meses con un alumno, me enteré, por un profesor, que se trataba de un

hombre trans. Al mismo tiempo, en esa época, una amiga editora de una revista de circulación nacional

me contaba las dificultades que tuvo para contratar a un hombre trans, debido a que la persona de

recursos humanos se oponía porque Cristian -el primer hombre al que entrevisté- se identificaba como

varón, pero sus documentos continuaban con la identidad anterior.

Estos tres eventos me hicieron evidente que los hombres trans estaban cada vez más presentes

y visibles en diferentes espacios; me decidí a investigar el tema y me postulé a este doctorado. Al

terminar la maestría, me mantuve alejada de las discusiones académicas feministas, por ello, cuando me

acerqué a estudiar “lo trans” lo hice con infinita ingenuidad, desconocía las disputas internas

académicas y políticas que se han gestado en torno al tema. Me sorprendió descubrir que, un problema

social, que me parece tan genuinamente parte del feminismo, porque está relacionado con un sistema
18

sexo-genérico que oprime y violenta a los que no se ajustan a sus estándares, fuera un tema que

algunos feminismos desdeñan y violentan.

Sin duda, el principal dilema ético al que me enfrenté fue decidir si una mujer cisgénero y

heterosexual debería realizar una investigación del tema. Los estudios transgénero (Stone, 1992), han

mostrado que las personas trans son vistas en los estudios científicos como “objetos”, negando el

acceso a hablar desde sus propias voces; además de que muchas de esas investigaciones han

contribuido a estigmatizar y patologizar sus experiencias.

Coincido con esos señalamientos, por ello, recupero las “Reglas sugeridas para personas no

transexuales que escriben sobre transexuales, transexualidad, transexualismo, o trans” (Hale,2009), en

la realización de esta investigación. Tomo ciertas precauciones y posicionamientos; en principio,

reconozco que ser una mujer-cis me garantiza un tipo de acceso al mundo, que le es negado a

identidades sexo-genéricas que no se asemejan a la convención social; como menciona Stryker (2021)

“ser una mujer trans, limita el ámbito de mis actividades diarias y podría entenderse como

desencadenante de discapacidad (p. 24).

Por otro lado, esta investigación está formulada desde la recuperación y diálogo con el trabajo

académico de las propias personas trans, donde teorizan y analizan de forma profunda la producción de

sus identidades en medio de discursos patologizantes y binarios. Así mismo, reconozco que los únicos

expertos en la experiencia trans son los propios hombres trans, por ello, esta investigación da

centralidad a sus narraciones. Mi escritura no está dedicada a teorizar sobre sus vidas, sino a mostrar las

complejidades que implica la producción de su identidad de género desde un enfoque interseccional.


19

Capítulo Uno. El Sistema Sexo-Género: Una Mirada Sociológica Feminista Queer


Coincido con Coll Planas (2021, p.12) en que “los estudios sobre las personas trans* tienen una

importancia que va más allá de ser una minoría social, para situarlos en un marco más amplio de luchas

en los movimientos sociales, y el seno del feminismo en particular”. Dentro de las múltiples corrientes

que compone el feminismo, uno de los debates principales está centrado en conceptualizar las

categorías sexo y género para establecer al sujeto político del feminismo (Solá, 2013). Por ello, en este

apartado me posiciono teórica y políticamente desde el sistema sexo- género, la teoría queer y la

sociología del cuerpo para analizar la identidad de género en hombres trans.

La categoría género tiene una historia y definición compleja; al surgir en espacios médico-

psiquiátricos apareció en oposición a la biología (sexo), para después ser retomada políticamente por el

feminismo, para mostrar que existe un sistema de organización social basado en el control, dominación

y subordinación de las mujeres. El desarrollo de nuevas teorías, como el sistema sexo-género (Rubin,

1996) o el enfoque queer (De Lauretis, 1989; Butler, 2018), han complejizado aún más su concepción.

El género no se deriva del sexo, no es una propiedad de los cuerpos, sino la actuación continua

de lo simbolizado socioculturalmente como femenino o masculino. Conceptualizar el género como un

hacer continuo (West & Zimmerman, 1990) o una artificialidad (Butler, 2018), es entenderlo como un

proceso no definitivo ni esencialista, que no se deriva del cuerpo sexuado; permite analizar los cambios

y la existencia de otras posibilidades de género, como las personas trans, que muestran las

contradicciones empíricas de la armonía entre sexo, género y deseo.


20

El Sistema Sexo-Género Desde el Feminismo Queer


Con la publicación de El segundo sexo, en 1949, Simone de Beauvoir desafió al determinismo

biológico sexual establecido dogmáticamente por la biomedicina; propuso una mirada sociocultural e

histórica para entender las diferencias sexuales, con ello, posibilitó la conformación del género como

una categoría analítica para un nuevo campo de estudio, que es la investigación feminista: “el hombre

no es una especie natural: es una idea histórica. La mujer no es una realidad inmutable, sino un devenir”

(De Beauvoir, 1990, p. 59).

Hasta la década de los años cincuenta, no existían conceptos definidos para nombrar las

diferencias biológicas y culturales entre hombres y mujeres. En 1955, el reconocido psicólogo

estadounidense John Money será el primero en distinguir el sexo y el género; propuso el término “papel

de género” para describir el conjunto de conductas atribuidas (roles sociales) a las mujeres y los

varones; y el sexo como los rasgos biológicos y fisiológicos que caracterizan a la especie humana, que

diferencia a hembras y machos (lo intersex es considerado por esta corriente como desviación) (Lamas,

2012).

Por su parte, el psiquiatra Robert Stoller publica en 1968 el libro Sexo y género, donde introduce

las distinciones entre sexo como algo biológico, el género como algo social y la identidad sexual como

algo psicológico (Stoller, 1968). Con respecto a la identidad, indica: 1) El género se asigna de acuerdo

con los genitales con los que se nace; 2) La identidad de género se conforma entre los 2 y 3 años de

cualquier persona y se refiere a la autoidentificación con el género masculino o femenino; y 3) El papel

del género está relacionado con las normas y expectativas de lo masculino y femenino, la identidad de

género es primariamente aprendida, pese que pueda existir fuerzas biológicas que contribuyen a su

definición.
21

La distinción entre género y sexo, desarrollada por Stoller y Money, “era todo menos feminista”

(Connell, 2015, p. 180), carecía de una posición política y de un análisis del contexto de las relaciones de

poder que explican las diferencias entre lo masculino y femenino; además concebían al cuerpo como

naturalmente sexuado y separado de lo social. Sin embargo, contrario a lo que se pudiera pensar,

influenciaron gran parte del feminismo de esa época.

En las décadas de los años sesenta y setenta, del siglo XX, algunas corrientes teóricas del

feminismo retomaron la categoría género; su principal interés fue darle un elemento político a la

categoría de género, para desnaturalizar las diferencias sexuales, y visibilizar los diferentes espacios de

poder que marginan a las mujeres; sin embargo, la categoría sexo quedó incuestionada, es decir, la

división entre hombres y mujeres quedó naturalizada: “no se discute la realidad de las diferencias

sociales, sino la legitimidad de los estereotipos construidos por la sociedad sobre esas diferencias, como

si el sexo constituyera una materialidad inapelable” (Maffia y Cabral, 2003, p. 86).

En 1974, la autora estadounidense Gayle Rubín será pionera en desmontar, desde una mirada

feminista, la organización social de la sexualidad y la reproducción de las convenciones de sexo y

género. En el icónico texto “El tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo”, invita a

pensar en la importancia que tiene desarrollar precisiones conceptuales para analizar las causas de

opresión de las mujeres, “de lo que habría de cambiar para alcanzar una sociedad sin jerarquías de

género” (Rubin, 1996, p. 35).

A partir de la disertación del antropólogo Lévi-Strauss, sobre cómo los sistemas de parentesco

no necesariamente están en relación con el linaje biológico, “sino con categorías y posiciones que a

menudo contradicen las relaciones genéticas reales” (Rubin, 1996, p. 49), la autora la extiende a las

categorías sexo y género, para apuntar que ambas son imposiciones culturales que producen la
22

opresión; a partir del sexo (machos y hembras) se crean mecanismos para transformar a la especie

humana en hombres y mujeres:

El sexo es el sexo, pero lo que califica como sexo también es determinado y obtenido

culturalmente. También toda sociedad tiene un sistema, sexo-género -un conjunto de

disposiciones por el cual la materia prima biológica del sexo y la procreación humanas son

conformadas por la invención humana y social y satisfechas en una forma convencional, por

extrañas que sean algunas de las convenciones. (Rubin, 1996, p. 44)

A partir del “sexo biológico” la sociedad asigna y atribuye papeles, lugares y responsabilidades

diferenciadas a hombres y mujeres, es decir, produce el género. Estas atribuciones se traducen en una

división sexual del trabajo y un funcionamiento de las estructuras sociales donde el poder entre los

sexos es diferente para cada uno: “la división sexual del trabajo está implícita en los dos aspectos de

género: macho y hembra los crea, y los crea heterosexuales” (Rubin, 1996, p. 60).

La crítica a la heterosexualidad obligatoria también la realiza, desde el feminismo materialista

francés, Monique Wittig. En el texto El pensamiento heterosexual y otros ensayos, la autora señala que

la heterosexualidad es un régimen político y discursivo, donde la categoría “sexo” es central como

elaboración ideológica; el sexo y género son construcciones sociales que invisibilizan las diferencias

materiales, económicas y políticas entre hombres y mujeres en el marco del contrato social de la

heterosexualidad, donde los hombres dan sentido a la categoría mujer al apropiarse de su reproducción

biológica y laboral.
23

Es la opresión la que crea al sexo, y no al revés. Lo contrario vendría a decir que es el sexo lo que

crea la opresión, o decir que la causa (el origen) de la opresión debe encontrarse en el sexo

mismo, en una división natural de los sexos que preexistiría a (o que existiría fuera de) la

sociedad. (Wittig, 2006, p. 22)

Del mismo modo, la socióloga francesa Christine Delphy, cuestiona que el sexo funda el género,

propone una lectura al revés, es decir, es la opresión la que crea el género; y el género, a su vez, crea el

sexo como una diferencia sexual, para mantener la explotación de la fuerza de trabajo de las mujeres

dentro de las estructuras familiares; enfatizó que son las estructuras sociales las que generan

desigualdad, donde las mujeres quedan reducidas a objetos residuales de los sistemas dominados por

los hombres.

La opresión crea el género; que la jerarquía de la división del trabajo es anterior, desde un punto

de vista lógico, a la ilusión técnica del trabajo y crea esta última, crea los roles sexuales, lo que

llamamos géneros, y que el género a su vez crea el sexo anatómico, en el sentido en que esta

partición jerárquica de la humanidad en dos, transforma en distinción pertinente para la

práctica social una diferencia anatómica en sí misma desprovista de implicaciones sociales.

(Delphy,1985, p. 118)
24

Teoría Queer
El movimiento queer surge dentro de la comunidad gay y lesbiana de Estados Unidos, en la

década de los años ochenta del siglo XX. El término queer fue adoptado para distanciarse de los

planteamientos normativos que encasillan las identidades en un binario, masculino o femenino, y ponen

de manifiesto que existen múltiples identidades (Córdoba, 2007). En repuesta a estos movimientos, los

estudios queer 1 inician a finales de la década de los ochenta en Estados Unidos (Sutherland, 2009);

inspirados por los estudios culturales, las aportaciones de Foucault y el postestructuralismo, se plantean

un cuestionamiento a la “fijeza” de conceptos como la sexualidad, el género, el sexo y la identidad. Todo

ello producirá una oleada de activismo y reflexiones sobre las sexualidades contemporáneas. Como

indican Torres & Moreno (2021):

No existe un consenso sobre el enfoque queer, pues no se trata de una propuesta teórica

unificada, sino de maneras de interpretar conceptos como género, sexo y sexualidad; además,

esta palabra evoca nociones como la de “raro” y otros apelativos que se han usado para insultar

a personas no heterosexuales. (p. 3)

Teresa De Lauretis, será la primera académica que introduce el término teoría queer; plantea

una revisión crítica a las aportaciones feministas de los años sesenta y setenta, que articularon el género

como diferencia sexual sin cuestionar la categoría sexo. Propone entender al género como Foucault

entendió la sexualidad, no como una esencia o propiedad de los cuerpos, lo que constituye un giro a los

estudios en esta área, sino como: “el conjunto de efectos producidos en los cuerpos, los

1
En la actualidad existe un señalamiento crítico desde algunas posturas internas del “movimiento queer”, al uso de la
palabra queer por estar asociada a algo despectivo y producida en un contexto estadounidense que no puede ser
replicado a otras latitudes. Se han propuesto otras acepciones como cuir, marika, posgénero, entre muchas otras.
(Rivas, 2010)
25

comportamientos y las relaciones sociales (…) por el despliegue de una tecnología política compleja” (De

Lauretis, 1989, p. 8).

Las tecnologías políticas de género serán las prácticas socioculturales, mediáticas y artísticas,

discursivas e institucionales que funcionan como sistemas de representación del género que:

“contienen, promueven e implantan” representaciones y autorrepresentaciones de género, según

jerarquías sociales ligadas a un orden político y económico, con consecuencias subjetivas y sociales en

“la vida material de los individuos” (De Lauretis, 1989, p. 9).

En este mismo sentido, Judith Butler publica en 1990 el revolucionario libro El género en

disputa. Feminismo y la subversión de la identidad. Al igual que De Lauretis, reformula el argumento

foucaultiano sobre la sexualidad que se produce discursivamente y lo extiende al género; se une a las

críticas en torno a asumir una relación inherente entre sexo biológicamente dado y el género; afirma

que tanto el sexo como el género son construcciones socio discursivas, producto de tecnologías de

saber-poder dentro del régimen heterosexual binario (Butler, 2018).

Butler señala que el género es una realidad performativa, que se sostiene con actos de género,

es decir, tiene un carácter “ficticio” porque son actos que imitan un ideal del género -las normas de

género- y se mantiene en las repeticiones paródicas que lo simulan. La identidad de género es una

ficción reguladora sin bases biológicas, que produce el binarismo de género como realidad, por lo que

todo lo que salga de ello es considerado anormal.

Asumir que el género implica única y exclusivamente la matriz de lo “masculino” y lo “femenino”

es precisamente no comprender que la producción de la coherencia binaria es contingente, que

tiene un coste, y que aquellas permutaciones del género que no cuadran con el binario forman

parte del género tanto como su ejemplo más normativo. (Butler, 2018, p. 70)
26

La noción de norma es importante en la conceptualización de Butler (2018, p. 69); la autora

invoca a la normalización de lo que es válido para ser reconocido como un sujeto generizado, hombre o

mujer, como un sujeto inteligible, es decir, leído en los parámetros binarios en el mundo social. Butler

reitera que no es lo mismo una ley que una regla o norma, esta última se destaca porque no está

sustentada en un poder externo sino en una práctica social normalizadora (biopoder):

La performatividad no reduce el género a un “acto de magia social” (Moreno & Torres, 2018), no

es un acto a voluntad individual, al contrario, se hace hincapié en las dificultades que enfrentan las

personas que rompen las normas de género, porque existe un sistema preestablecido

socioculturalmente, al que Butler denomina matriz heterosexual.

Desviarse de la norma del género es producir el ejemplo aberrante que los poderes reguladores

(médico, psiquiátrico y legal, por nombrar algunos) pueden rápidamente explotar con el fin de

reforzar las razones fundamentales para la continuidad de su propio celo regulador. Por tanto, la

cuestión fundamental sigue siendo qué desviaciones de la norma interrumpen el proceso

regulador mismo. (Butler, 2018, p. 83)

Butler (2018) indica que el cuerpo no está “naturalmente” sexuado, sino que la sexualización de

los cuerpos es resultado de procesos culturales y sociales que condicionan esos cuerpos. Además,

integra el cuerpo no como un simple objeto sino como parte de la subjetividad que crea a los sujetos

genéricos.

Cuando la condición construida del género se teoriza como algo completamente independiente

del sexo, el género mismo pasa a ser un artificio ambiguo, con el resultado de que hombre y

masculino pueden significar tanto un cuerpo de mujer como uno de hombre, y mujer y

femenino tanto uno de hombre como uno de mujer. (Butler, 2018, p. 54)
27

Como menciona Fausto-Sterling (2006), el feminismo fue de los primeros discursos científicos que

pensó al cuerpo no como una esencia, sino como el espacio donde los discursos modelan a un ser cultural

que es constituido como hombre o mujer. Planteo mi problema de estudio desde el sistema sexo- género,

porque permite desmontar la “naturalidad” de los cuerpos, explica la arbitrariedad de género, que no hay

nada intrínseco en el cuerpo para definir sus significados y eso da la pauta para entender las

manifestaciones de género en personas trans.

Sociología del Cuerpo


Para la sociología el tema del cuerpo ha estado presente pero no había sido objeto directo de las

investigaciones (Le Breton, 2002). De acuerdo con la socióloga Olga Sabido (2013), existen

principalmente dos abordajes sociológicos con respecto al cuerpo; el primero es el orden de la

interacción y el segundo el orden de las disposiciones.

El orden de la interacción se caracteriza por su interés en el sentido atribuido socialmente a la

apariencia y a las relaciones “cara a cara” , a la presencia corporal para establecer marcos de sentido

que logran la reproducción social (Sabido, 2013): “los rituales de saludos, de despedidas, formas de

afirmar o negar, movimientos de cabeza, maneras de acercarse, de tocarse o de mirarse son resultado

de acuerdos sociales introyectados que aparecen cuando los actores se encuentran entre sí” (Le Bretón,

2002).

Por su parte, en el orden de las disposiciones, el interés sociológico está centrado en cómo se

produce el cuerpo, se construye, se genera en su propio uso e implica disciplina y rituales para

conformarlo; en él se van escribiendo las experiencias, la historia y lo social. El cuerpo no está separado

del sujeto, “es el mismo sujeto actuando sobre sí mismo” (Connell, 2019, p. 84).
28

El Caso de Agnes: El Orden de la Interacción


El sociólogo Harold Garfinkel desarrolla la etnometodología como una perspectiva de análisis

social, para comprender “la parte activa que desempeñan los miembros de un grupo social en la

estructuración y construcción de modalidades de su vida diaria” (Lamas, 2012, p. 215). Desde este

enfoque, se desprende un estudio pionero sobre lo trans desde las ciencias sociales, el texto “El tránsito

y la gestión del logro de estatus sexual en una persona intersexuada”, realizado en conjunto con las

entrevistas del Dr. Robert J. Stoller y el Dr. Alexander Rosen.

El autor muestra la complejidad social que implica el tránsito de una persona, que se identifica

con un estatus sexual -género- distinto al asignado en el nacimiento. La sociedad naturaliza que sólo

existen dos sexos, y que “sólo hay hombres «naturales» y mujeres «naturales»” (Garfinkel, 2006, p.

142). Y al mismo tiempo, prohíbe los cambios de un estatus sexual a otro.

En 1958, Garfinkel (2006) estudió a Agnes, una paciente de la Gender Identity Reserch Clinic

(GIRC), que asistía para ser evaluada por un grupo de médicos para acceder a la cirugía de reasignación.

Agnes se destaca por su dedicación intencional para incorporar acciones, aprendizajes y exigencias

socioculturales para adecuar su cuerpo y poseer los signos sociales de la feminidad: “Agnes insistía con

vehemencia que ella era y debía ser tratada como una mujer natural y normal” (Garfinkel, 2006, p. 141).

A estas técnicas, el autor los denomina dispositivos de gestión y tránsito, es decir, técnicas corporales e

identitarias para ser percibida como una mujer:

Las prácticas de Agnes evidencian cómo y qué sexualidad normal se logra a través de

demostraciones verificables de habla y conducta y de procesos de reconocimiento práctico, los

cuales son hechos en ocasiones particulares y singulares, con el uso por parte de los miembros

del trasfondo «visto sin ser notado» de los eventos comunes. (p. 199)
29

Garfinkel concluye que existe un “genital cultural”, es decir, aunque parece que los genitales son

lo que permiten la identificación de dos sexos, en la vida social no están a la vista, por lo que los seres

humanos se guían por el genital cultural, por la apariencia y las actitudes coherentes con el sexo que

supone que existe debajo de la ropa para tratar a las personas como hombres o mujeres.

El estudio de Agnes influenció dos escritos que son parteaguas para el análisis de lo trans desde

la sociología. En 1978, Kessler y McKenna publicaron el texto “Gender an ethomethodological

approach”, donde retoman el concepto fenomenológico de Husserl sobre la “actitud natural”, es decir,

las reglas sociales naturalizadas; para las autoras pensar que el género se deriva naturalmente del sexo,

es creer que es “natural”, que existan sólo hombres y mujeres.

Rechazan la existencia de dos sexos como un hecho irreductible, e intentan mostrar que ser

hombre o mujer no depende del sexo. De acuerdo con las autoras, el concepto transgénero rompe con

tres principios de la “actitud natural” del género: 1) La idea de que sólo hay dos géneros; 2) Que no se

puede cambiar el género; 3) Que los genitales son el signo esencial del género.

El segundo texto que se derivó del estudio de Harol Garfinkeld , es “Hacer género” de West &

Zimmerman (1999), en 1987; afirmaron que el género no es algo que se posee, sino que se hace , “es un

logro rutinario, metódico y recurrente” inmerso en la interacción diaria, es decir, el género no es un

aspecto dado, sino que son las interacciones y la actuación continua de los significados sociales de lo

femenino o masculino lo que crea el género; se integraron al debate sobre cómo el género y el sexo son

convenciones sociales:

Sexo es una determinación sobre la base de criterios biológicos socialmente convenidos para

clasificar a las personas como machos o hembras. Los criterios de clasificación pueden ser los
30

genitales de nacimiento o la configuración cromosómica antes del nacimiento y no concuerdan

necesariamente. (West & Zimmerman, 1999, p. 112)

El género es una categoría central en la interacción, está presente en toda circunstancia y no es

opcional ser vistos por otras personas como hombres o mujeres. Los autores apostaron por analizar la

forma más “operativa” del género; ejemplifican, a partir de acciones cotidianas, la “obsesión” de leer el

mundo en forma binaria y por descifrar si la otra persona es hombre o mujer antes de iniciar la

interacción social: ¿Cómo debo tratar a una persona si no sé su género?

Los individuos son los que hacen género. Pero es un hacer situado, realizado en la presencia real

o virtual de otras personas, que se supone que están orientadas hacia su producción. Más que

una propiedad individual, consideramos el género como un elemento emergente de situaciones

sociales: es tanto el resultado como la razón fundamental de varios arreglos sociales y un medio

de legitimar una de las divisiones más fundamentales de la sociedad. (West & Zimmerman,

1999, p. 111)

Existen medios legítimos e institucionalizados para hacer género, los arreglos sociales son

marcos que configuran el género y las personas aprenden a producir demostraciones masculinas y/o

femeninas válidas. Y aunque es opcional que el comportamiento se asemeje a la convención social de lo

que es ser hombre o mujer, vivimos en un mundo binario que evalúa y sanciona el comportamiento.

El marcar el género o la demostración del mismo deben adecuarse perfectamente a situaciones

y modificarse o transformarse según la ocasión lo requiera. Hacer género consiste en manejar

esas situaciones para que, sin importar las particularidades, el resultado sea visto y visible en un

contexto como apropiado para el género o, como sea el caso, inapropiado para el género, es

decir, explicable. (West & Zimmerman, 1999, p. 125)


31

Las Prácticas Sociales: El Orden de las Disposiciones


Para los estudios sociales del cuerpo desde el orden de las disposiciones, el interés sociológico

está centrado en las lógicas sociales inscritas en el cuerpo, es decir, “se advierte cómo las personas han

aprendido a llevar, sentir y andar con su cuerpo dependiendo de sus condiciones histórico-sociales y

biográficas” (Sabido, 2013, p. 37).

Pierre Bourdieu (1989) introduce el concepto de prácticas, que se refiere a las actividades

humanas donde se incorporan las estructuras sociales, pero sin que éstas se conviertan en

determinantes. El autor considera que las personas tienen la capacidad de agencia, es decir, que no son

receptoras pasivas de los discursos sociales. En ese sentido, vale la pena introducir el concepto de

reflexividad en la vida social moderna, propuesto por el sociólogo inglés Anthony Giddens (2008), que

consiste en:

El hecho de que las prácticas sociales son examinadas constantemente y reformadas a la luz de

nueva información sobre esas mismas prácticas, que de esa manera alteran su carácter

constituyente. Todas las formas de vida social están en parte constituidas por el conocimiento

que los actores poseen sobre las mismas. (p. 46)

Para el autor, la reflexividad no es un cálculo de la acción, opera como un sentido práctico,

resultado de las disposiciones propias de cada sujeto social (Galindo, 2011). Las prácticas sociales, no

sólo se ejercen sobre el medio o el exterior que rodea a los individuos, no sólo producen, dominan o

transforman el entorno, en este proceso los sujetos mismos son producidos socialmente. Al igual que los

actos de habla de Austin sobre cómo las palabras hacen cosas, las prácticas generan la realidad que

imitan: “la práctica tampoco actúa en el vacío, la práctica hace al mundo. Al actuar, convertimos las
32

situaciones iniciales en situaciones nuevas. La práctica constituye y reconstituye estructuras” (Connell,

2019, p. 99).

Inspirado en las contribuciones de Merleau-Ponty, Pierre Bourdieu señala que es en el cuerpo

donde los individuos incorporan las estructuras sociales y los esquemas de expresión: “La comprensión

de lo corporal, desde su perspectiva, nos permite reconocer el vínculo entre el individuo y la sociedad y

advertir cómo desde lo que llama “mimesis práctica” los individuos se apropian de tales estructuras

fundamentales” (Muñiz, 2015, p. 11). La hexis corporal, es la representación subjetiva del cuerpo, que, a

su vez, es producto de las condiciones sociales donde se desarrolla.

La representación social del cuerpo propio, con la que cada agente social ha de contar desde

que nace para elaborar la representación subjetiva de su cuerpo (y más soterradamente, su

hexis corporal), es pues el resultado de la aplicación de un sistema de clasificación social cuyo

principio regulador es el mismo que el de los productos sociales a los que se aplica. (Bourdieu,

1989, p. 185)

Prácticas Corporales Identitarias de Género


La identidad se constituye en dos niveles: el individual y el colectivo, de manera simultánea (List,

2005). Es el resultado del conjunto de significados compartidos en los grupos sociales, no se nace con

una identidad, sino que se produce de forma colectiva e interseccional (Giménez, 2009). Se enmarca en

una serie de procesos históricos, sociales, culturales y políticos que la configuran, que crean las

posibilidades de producción, que abre o niega espacios para que se manifiesten.

Las identidades no son instancias en las que los sujetos, cual mónadas, se vean a sí mismos y se

reconozcan como tales, en un contexto aislado y atemporal; son guías para la definición
33

individual y colectiva, orientadoras de acciones, de movimientos, intencionales y generadores

de tradiciones, creencias, opiniones, emociones o prejuicios. (Giménez, 2009, p. 22)

La identidad subjetiva se produce en cruce entre la autopercepción y la percepción social, la

identidad está en continuo flujo porque depende de las relaciones sociales en las que se inserte la

persona, lo cual implica un reposicionamiento, una reconfiguración del lugar donde se originan. Stuart

Hall (1996) define la identidad como:

Ese “punto de sutura entre, por un lado, los discursos y prácticas que intentan «interpelarnos»,

hablarnos o ponernos en nuestro lugar como sujetos sociales de discursos particulares y, por

otro, los procesos que producen subjetividades, que nos construyen como sujetos susceptibles

de decirse” (p. 19)

Al igual que parto de la idea de que el género no es algo fijo e inmutable, considero que la

identidad tampoco lo es: “las identidades son cambiantes, fluidas, transitorias, finitas, internamente

contradictorias. Lo que brinda organicidad al cruce de miradas son referentes externos a las propias

identidades” (Serret, 2011, p. 90). Toda identidad, social o subjetiva, se halla atravesada por la marca de

género.

La identidad de género es una de las identidades primarias; está mediada, entre otras cosas, por

los discursos disponibles sobre cómo hacer género y en ese sentido con los significados de lo masculino

o femenino. La performatividad de género implica una aspiración “artificial”, pero está basada en

convenios institucionales que implican un ideal normativo de lo que debe ser un cuerpo humano: “una

materialidad organizada intencionalmente, una encarnación de posibilidades que están condicionadas y

circunscritas por una convención histórica” (Esteban, 2013, p. 64).


34

En el caso de las identidades de género, Butler (1998, p. 297) señala que están reguladas por la

matriz heterosexual, que controla los cuerpos sexuados para que guarden cierta coherencia binaria de

género: “Al cuerpo se le coloca una marca de género que está guiada por una noción normativa de lo

que debe ser un cuerpo humano sexuado, los gestos corporales y los movimientos “constituyen la

ilusión de un yo generalizado permanente”.

Somos quienes somos como resultado de procesos de elaboración y de respuesta a las

interpretaciones que hacen sobre nosotros/as mismos/as. Estos procesos, además, no

transcurren en un vacío sino en espacios surcados por interpretaciones heredadas que

restringen los campos de libertad y definen las posibilidades identitarias. (Fernández, 2004, p.

186)

El cuerpo es sexuado a través de una serie de prácticas corporales, es decir, “de acciones, de

representaciones del mundo y de creencias que tienen esos agentes, quienes actúan coordinadamente

e interactúan con los objetos y con otros agentes que constituyen el mundo” (Muñiz, 2014, p. 27), es

decir, los sujetos se producen en un entorno social que adquieren una forma corporal.

Muñiz (2014) señala que “lo que se ha aprendido con el cuerpo no es algo que uno tiene, como

un saber que se puede sostener ante sí, sino algo que uno es” (…) el aprendizaje corporal es así

constitutivo del sujeto (p. 17). La identidad se configura de manera interseccional, es decir las prácticas

de género son prácticas reflexivo-corporales que no son internas, ni individuales, surgen en la

interacción y conforman el mundo social.

El cuerpo no es solo una entidad física que poseemos: es un sistema de acción, un modo de

práctica, y su especial implicación en las interacciones de la vida cotidiana es parte esencial del

mantenimiento de un sentido coherente de la identidad del yo. (Giddens, 1998, p. 128)


35

Las prácticas corporales son prácticas de la subjetividad e identidad, tienen intencionalidad y

por lo tanto ponen en juego la agencia de los sujetos, pero al mismo tiempo están inscritas en

disciplinamientos socioculturales e históricos que actúan sobre ellos; pueden cambiar, de acuerdo con

los procesos y las trasformaciones del medio y/o del contexto en el que se desarrollan.

Masculinidades
Uno no nace hombre, se hace
Elisabeth Badinter

De acuerdo con Connell (2019), la masculinidad es una configuración de la práctica en el marco

de un orden de género, conforma estructuras y relaciones sociales de poder, y está condicionada por

discursos que se instauran en la experiencia individual y que constituyen a los sujetos:

La masculinidad es un lugar de relaciones de género, en las prácticas a través de las cuales los

hombres y las mujeres ocupan ese espacio en el género, y en los efectos de dichas prácticas

sobre la experiencia corporal, la personalidad y la cultura. (p. 106)

La masculinidad no es universal, se produce a partir de lo que socioculturalmente se simboliza

como masculino; está en reelaboración constante a partir del momento histórico, político y cultural; y

de las intersecciones subjetivas como la clase, la edad, la migración, la etnia, la orientación sexual

(Figueroa, 1998); y está en dependencia de las relaciones sociales en las que se encuentre inserta la

persona que produce la masculinidad.

La masculinidad se presenta como un proyecto de género individual, pero está inmersa en

relaciones socioculturales, en prácticas de género institucionalizadas, familiares, estatales, educativas,

entre muchas otras, que producen los elementos simbólicos considerados masculinos. Un primer

marcador sociocultural de la masculinidad es la homologación entre pares y la diferenciación de lo

femenino (Núñez, 2007).


36

Pierre Bourdieu (2005) señala que “el orden social funciona como una inmensa máquina

simbólica que tiende a ratificar la dominación masculina” (p. 22); es decir, ser hombre es, hallarse en

una posición que implica poder. Este poder supone la subordinación de las mujeres, la división sexual de

las actividades, que a su vez genera consecuencias diferenciadas en la distribución de trabajo doméstico

y en los beneficios económicos entre géneros, donde los hombres son beneficiados (Connell, 2019).

La diferencia biológica entre los sexos, es decir, entre los cuerpos masculino y femenino, y, muy

especialmente, la diferencia anatómica entre los órganos sexuales puede aparecer de este

modo como la justificación natural de la diferencia socialmente establecida entre los sexos, y en

especial de la división sexual del trabajo. (Bourdieu, 2005, p. 24)

A nivel subjetivo, para Elisabeth Badinter (1993), la masculinidad se produce a partir de cumplir

con ciertas pruebas o demostraciones de la virilidad, es decir, ser hombre implica trabajo y esfuerzo

constante para demostrar permanentemente la hombría:

La confusión es extrema cuando el lenguaje cotidiano nos habla sin tapujos de un hombre, uno

de verdad para designar al hombre viril. ¿Acaso significa que ciertos humanos tienen sólo la

apariencia de hombres, que son hombres falsos? En el caso de los hombres, son ellos mismos

los que se distinguen entre sí añadiendo la etiqueta de verdadero. Y son ellos también quienes

se interrogan secretamente para saber si merecen o no dicha categoría. (p. 19)

La masculinidad está relacionada con cambios de etapas, donde es puesta a prueba la hombría-

heterosexual (List, 2005); por ejemplo, la primera relación sexual: “Todos estos ritos o pruebas no son

concluyentes, es decir, los varones continuarán enfrentando esas pruebas a lo largo de toda la vida” (p.
37

190). A partir de ello, se asocia a los hombres con mayor independencia, con la violencia, la agresividad,

la competencia y la incorporación de conductas temerarias en aspectos tan diversos como la relación

con vehículos, las adicciones, las relaciones familiares y la sexualidad (De Keijzer, 1998), donde los pares

otorgan credibilidad y posibilidad de reafirmación.

Las pruebas o ritos de paso establecen jerarquías, por ello, Connell (2019) agrega otra dimensión

a la masculinidad: la hegemónica. La cual se refiere a ciertos valores jerárquicos -con mayor valor social-

definidos como masculinos, aceptados, idealizados y deseados culturalmente por los hombres en la

sociedad patriarcal. Entre dichos valores destacan: dominio, poder, actividad, racionalidad,

individualidad, autosuficiencia, independencia, prestigio, libertad, capacidad de imponer su voluntad,

heterosexualidad (Bonino, 2002).

Uno llega a ser plenamente “hombre” solo “al cumplir ciertas etapas, al desarrollar ciertos

atributos, al desempeñar ciertos roles”. “Ser hombre” significa, en primis, ser activo, mandar en

el hogar y ser el proveedor de la familia. El hombre debe ser una persona segura y autónoma,

debe ser fuerte, no tener miedo y no expresar sus emociones en público. Es quien desempeña el

trabajo productivo en el espacio público. Es completamente heterosexual, debe desear a las

mujeres, conquistarlas y penetrarlas. (Garosi, 2014, p. 189)

La masculinidad se aprende, se construye y cambia. Para ser considerado hombre es necesario

incorporar, mediante prácticas corporales, esos elementos socioculturalmente simbolizados: “Es decir,

un proceso que se produce a través de actos básicamente corporales: maneras de sentir, andar, hablar,

moverse, vestirse, adornarse, tocarse, emocionarse… en interacción continua con los otros, actos que

van modificándose en el tiempo y en el espacio” (Esteban, 2013, p. 139).


38

Elisabeth Badinter (1993) indica que “el devenir masculino pone en juego factores psicológicos,

sociales y culturales que no tienen nada que ver con la genética, pero que no por ello dejan de tener un

papel igualmente determinante, y tal vez más” (p. 13). Es decir, que, aunque la masculinidad

hegemónica determine que la masculinidad se encuentra en el cuerpo sexuado, en la genética existen

otro tipo de masculinidades que se producen en cuerpos sexuados femeninos, como son los hombres

trans. Al respecto, el libro Masculinidad femenina de Jack (Judith) Halberstam (2008), es pionero al

pensar más allá de los cuerpos de varones y analizar la masculinidad en mujeres lesbianas.

Recapitulación
La distinción de Money y Stoller entre sexo y género dividió lo biológico de lo social. Desde el

feminismo, la norteamericana Gayle Rubin, será pionera en desmontar la naturalización de la

concepción del sexo, para proponer el sistema sexo-género como el origen de la opresión de las

mujeres. De la misma manera, desde el feminismo materialista francés, Monique Wittig y Christine

Delphy se unirán a las críticas acerca de asumir sin cuestionamientos que existe una división natural de

los sexos.

Desde la teoría queer, Judith Butler y Teresa De Lauretis propondrán los argumentos de

Foucault acerca de la sexualidad, para entender que el género no es una propiedad de los cuerpos, sino

los efectos producidos sobre los cuerpos para sexuarlos, a través de una tecnología política dentro del

régimen heterosexual binario.

La sociología del cuerpo, ya sea desde el orden de la interacción o de las disposiciones, entiende

el cuerpo como resultado de discursos y procesos socioculturales que condicionan esos cuerpos y que

están mediados por la interacción social. El cuerpo no está separado del sujeto, la experiencia se

corporiza a partir de las prácticas corporales, es decir, se producen los sujetos en un entorno social y

adquieren una forma corporal (Muñiz, 2015).


39

Las prácticas corporales son prácticas de la subjetividad e identidad, tienen intencionalidad y por

lo tanto ponen en juego la agencia de los sujetos, pero al mismo tiempo están inscritas en

disciplinamientos socioculturales e históricos que actúan sobre ellos. La identidad de género, como

vivencia subjetiva de la feminidad o masculinidad, se produce en un sistema sexo-genérico binario y

heterosexual, con los contextos históricos, políticos y culturales, que ha naturalizado una serie de

significados sociales, pero que al mismo tiempo dependen de una subjetividad y reflexibilidad que

permite producirse bajo ciertas interacciones (edad, clase, ubicación geográfica, entre otras).
40

Capítulo Dos. Estrategias Teórico-Metodológicas: Trayectorias Corpoidentitarias de Género

Este capítulo tiene como objetivo mostrar las decisiones metodológicas de la presente

investigación. El uso de una metodología cualitativa, compuesta por entrevistas semiestructuradas y

etnografía digital, me permitió construir los datos para comprender de forma general la producción de

la identidad de género en hombres trans. Observé tres elementos específicos -que no son los únicos- a

partir de los cuales se constituyen subjetiva e intersubjetivamente como sujetos masculinos: discursos

sociales, prácticas corpoidentitarias y algunas de sus relaciones sociales.

La etnografía digital es una técnica que no tenía contemplada pero que me permitió analizar

cómo se relacionan con otros hombres trans en términos sociales, afectivos y cognitivos, además de las

dinámicas de funcionamiento de las comunidades de práctica, donde se produce la identidad en

colectividad y en interconexión.

Observé que el tiempo biográfico, social y político, es un factor clave para entender los tránsitos

de los 10 hombres que entrevisté entre 2019 y 2022. Me decanté por analizar las entrevistas como

trayectorias corpoidentitarias de género y formulé tres generaciones; presentarlo de este modo me

permite analizar cómo los cambios sociohistóricos y biográficos se cruzan, para dar paso a la producción

de identidades de género en la actualidad.


41

Técnicas de Recolección de la Información


El objetivo de esta investigación es analizar cómo se produce la identidad de género en hombres

trans, por ello, utilicé de técnicas de recolección de información desde la metodología cualitativa. El

género es una categoría situada que conjunta estructuras sociales con la agencia de los sujetos por

medio de las prácticas corporales (Esteban, 2008); a partir de ello, diseñé una guía de entrevista

semiestructurada, centrada en conocer y analizar sus prácticas corpoidentitarias. (Anexo 1).

Las entrevistas son una práctica social (Bourdieu, 1993); es decir, los relatos manifiestan

sistemas de acción mediados por el pensamiento, tienen un carácter sistémico (saberes, poder, ética) y

se inscriben en la experiencia. Las prácticas sociales no solo se ejercen sobre el medio o el exterior que

rodea a los individuos, no solo producen, dominan o transforman el entorno, en este proceso los sujetos

mismos son producidos socialmente, por ello, una entrevista muestra las estructuras sociales que

organizan la vida de los sujetos.

Selección de los Entrevistados


Desde el inicio de la investigación decidí no usar la técnica “bola de nieve”, por temor a

entrevistar a hombres con un perfil económico y/o político similar. Mi interés se centró en contactar a

personas clave de distintas ciudades del país, para tener un panorama más amplio de lo que ocurre en la

actualidad: cinco realizaron su transición en la CdMx, uno en el Estado de México, uno en Michoacan,

uno en Baja California, uno en Jalisco y uno en Veracruz. Las edades van de los 17 a los 45 años.

La primera entrevista que realicé fue a Cristian de la CdMx, en marzo de 2019; lo conocí por

medio de una amiga en común. Cristian llevaba 8 años de transición, me explicó a detalle muchos

elementos que hasta ese momento no había tomado en cuenta, hizo hincapié en la importancia que

tenían las redes sociodigitales en la producción de las identidades de hombres trans.


42

En septiembre de 2019, me reuní con el médico sexólogo David Barrios, quien tiene más de 38

años de experiencia acompañando el proceso de personas trans; Barrios es un bastión fundamental para

entender la configuración política y médica de lo trans en México. Conversar con él me ayudó a

entender los cambios sociopolíticos que han ocurrido en México en relación con el tema.

También, en septiembre de 2019, conocí a Camilo, un hombre joven de Tijuana que participaba

activamente en los grupos online, su experiencia era distinta a la de Cristian en muchos sentidos, no solo

por su ubicación geográfica, sino también por el tiempo de tránsito. En esa misma época, un

excompañero laboral, subió una foto en redes sociales con Leonardo, quien era anunciado como el

primer conductor deportivo trans en medios de comunicación nacional; le pedí que me consiguiera una

entrevista con él.

Leonardo nació en Aguascalientes, es el hombre que transitó a mayor edad y el de mejor

posición económica; tenía poco tiempo de tránsito pero, a diferencia de los demás entrevistados, sus

condiciones de vida le permitieron realizar en corto tiempo el inicio de su proceso hormonal, la

mastectomía y el cambio legal de nombre. Posteriormente, en una presentación en un seminario en el

posgrado, una compañera me comentó que conocía a la mamá de un hombre trans menor de edad que

estaba por iniciar su transición en la CdMx; así conocí Fernando, en octubre de 2019, al más joven de los

participantes en esta investigación.

Estas primeras cinco entrevistas me permitieron reformular los objetivos y el trabajo de campo.

Noté que los últimos tres entrevistados tenían una narrativa completamente distinta a la de Cristian,

tenían poco tiempo de haber iniciado su transición y su interés estaba centrado en los cambios

corporales de la terapia hormonal. Por su parte, Cristian era más crítico con las expectativas corporales,

su incursión en espacios trans lo posicionaba como un hombre politizado. Entendí que el tiempo de
43

transición y el acercamiento a otros discursos eran ejes necesarios para analizar la producción de la

identidad de género en hombres trans. Evidentemente, la diferencia de edad y el contexto geográfico

eran importantes, pero en las narraciones no aparecían de forma protagónica.

Durante un año no realicé entrevistas, me concentré en investigar el contexto sociopolítico de lo

trans en México. Además, me involucré con las redes sociales digitales que en un primer momento no

consideré importantes, pero todos los entrevistados, hasta ese momento, las señalaron como un eje de

acompañamiento, de visibilización de sus cambios y sobre todo un espacio informativo donde aprenden

de sus propios pares los pasos a seguir para la transición.

Me planteé la etnografía digital como otra fuente de información; esta técnica ha sido poco

utilizada para analizar lo trans, solo encontré el trabajo de Ana Gutiérrez (2015). Zygmunt Bauman

(2007) advertía que las redes sociodigitales eran el escenario de una sociedad confesional, que ha

borrado los límites que separaban lo privado de lo público. Manuel Castells (2009) indica que es la

primera vez, en la historia de la humanidad, que la esfera pública se construye sobre la base de las redes

de comunicación. Hoy día, es común que parte de nuestras relaciones sociales sean establecidas

únicamente online.

Geertz (2003) formula la etnografía como un método que permite el acercamiento a la

estructura de los significados culturales. Christine Hine, (2015) retoma esa propuesta, la extiende a la

etnografía digital para situarla como una técnica que permite encontrar los significados atribuidos a

acciones y relaciones sociales, pero enfocados en los espacios tecnodigitales. Existen fenómenos

sociales que solo ocurren en línea y en ningún otro espacio.


44

Mi inmersión al campo inició en noviembre de 2019; consistió en observar, sin participar, grupos

de hombres trans en Facebook. Mediante este primer acercamiento comprendí las dinámicas de su

funcionamiento y elegí los grupos más activos y con más seguidores en México. Elaboré una guía de

observación, en octubre de 2020 inicié con un registro sistemático de categorías que derivaron de mis

objetivos (Anexo 2). La etnografía digital me permitió expandir la investigación y ubicar a distintos

hombres trans relevantes para entender la configuración de lo transmasculino en la actualidad.

En diciembre de 2020 reanudé las entrevistas. Contacté a Tony, en sus redes sociales

documentaba su transición y se posicionaba políticamente como hombre trans, es de la CdMx pero vivió

su transición en Morelia, Michoacán, mientras estudiaba la licenciatura. En la misma fecha entrevisté a

Rubén, administrador de una de las páginas que observé durante la etnografía, llevaba 8 años de

transición, inició su proceso antes de la reforma de 2015 2 y su experiencia es más cercana a la de

Cristian.

A través de mis lecturas sobre el contexto trans, noté que existían diversas coyunturas

sociopolíticas que son importantes para la producción de identidades de género en la comunidad trans:

la participación política de la comunidad trans para la reforma de 2008 3, el cambio del DSM en el 2013,

la reforma del 2015 y el auge de las redes sociales.

2
En 2015, la CdMx permitió el reconocimiento de la identidad de género autopercibida por medio de un
procedimiento administrativo y no estigmatizante.
3
En 2008, la CdMx, permitió el reconocimiento de la identidad de género por medio de un juicio especial que
incluía peritajes, testigos y que las personas solicitantes estuvieran en tratamiento hormonal y/o cirugías de
reasignación sexual.
45

Me planteé contactar a hombres que transitaron antes de 2008. En noviembre de 2020,

entrevisté a mi primo Manuel, paradójicamente, tardé más de dos años en que aceptara. Es un perfil de

difícil acceso, no es una persona politizada, no desea ser público y no tiene redes sociales. Su

experiencia tiene muchas diferencias con la de los otros entrevistados. Es del Estado de México e inició

su transición en 2005, cuando el tema no estaba mediatizado, ni existían las condiciones políticas y de

acceso a tratamientos médicos como en la actualidad.

En enero de 2021 entrevisté a dos hombres que, de acuerdo con mi observación etnográfica

fueron fundamentales para abrir paso a cambios en torno a la percepción de hombres trans en México;

ambos me pidieron expresamente no usar seudónimos, porque consideran importante la visibilización

de su experiencia. Por un lado, Christopher inició su transición en 2014, en Xalapa, Veracruz, y

constantemente aparecían comentarios de otros hombres trans acerca de que su documentación en

Youtube los inspiró a transitar.

Por otro lado, Izack inició su transición en 2013 en Guadalajara, Jalisco; a él lo ubiqué como uno

de los más referidos en las entrevistas, es decir, otros hombres lo conocían por su asociación civil de

personas trans, además de que acababa de convocar al primer congreso de transmasculinidades en

América Latina, en el que participé en 2020. Posteriormente lo contacté y me concedió una entrevista.

Guillermo fue el último hombre que entrevisté, es un perfil que no lograba conseguir porque

transitó antes de 2008; le pedía a una ex compañera de trabajo que se dedica a acompañar

psicológicamente a personas de la diversidad sexual que me ayudara, ella me contactó con Guillermo y

nos reunimos presencialmente en mayo de 2022.


46

Información de los entrevistados

Seudonimo Fecha entrevista Edad Escolaridad Ocupación Lugar de nacimiento


Cristian mar-19 presencial 24 Lic en comunicación Periodista y editor CDMX
Camilo sep-19 online 22 Lic en diseño gráfico Desempleado Tijuana/Baja California
Leonardo sep-19 presencial 45 Estudiante de licenciatura Periodista deportivo y quiropráctico Aguascalientes
Fernando oct-19 presencial 17 Estudiante de bachilerato Estudiante CDMX
Tony dic-20 online 26 Lic Historia del arte Panadero CDMX
Ruben dic-20 online 24 Lic admnistración turistica Ejecutivo de ventas CDMX
Manuel ene-21 online 38 Bachillerato Guardia de seguridad Estado de México
Cristhoper ene-21 online 28 Lic Biología y Mtro en Educación Ventas Xalapa/Veracruz
Izack mar-21 online 40 Lic. Ingeniería y derecho Abogado y presidente de una A.C. Tequila/Jalisco
Guillermo may-22 presencial 32 Licenciatura incompleta Autoempleo/ventas CDMX

Mi intención original era que las entrevistas fueran numéricamente proporcionales en los

diferentes estados; sin embargo, el propio trabajo de campo me llevó a contactar a más personas de la

CdMx, debido a la mayor visibilidad que muestran los hombres trans en este espacio geográfico. Los

hombres trans en los estados viven su transición con mayor recelo y privacidad, por el miedo a la

violencia y discriminación.

Para la realización de las entrevistas solicité un consentimiento verbal, indiqué a los

participantes que el uso de su información e imágenes era para fines académicos y su identidad sería

protegida a través del uso de seudónimos. Fernando, es el único menor de edad, por ello realicé la

entrevista en presencia de sus padres, quienes también compartieron su experiencia.

Finalmente, el uso de redes sociales difumina las fronteras entre lo público y lo privado, si bien,

las conversaciones y fotografías están públicamente disponibles, su uso resulta un dilema ético, por ello,

en las imágenes tomadas de las redes digitales utilizaré herramientas de edición para borrar los

elementos que puedan identificar a los participantes.


47

Lugar de Estudio: El Campo

Un elemento constitutivo para definir la estrategia metodológica es el espacio donde ocurre la

investigación. Como lo mencioné, los estudios sobre personas trans están centrados en la Ciudad de

México, por ello, hice uso de las redes sociodigitales para conocer e interconectar la diversidad de

experiencias que se viven en diferentes estados de la República y que dan una visión más panorámica de

lo trans en la actualidad. Decidí tomar como referencia a los hombres trans en México no como una

generalización, sino como una posibilidad que se abre en la sociedad en red.

Castells (2009) propone analizar la sociedad como una red de relaciones donde las estructuras

sociales se modificaron espaciotemporalmente, y han sido dominadas principalmente por lo global, sin

perder de vista lo local. La vida social es afectada por procesos que tienen lugar en las redes globales,

basta con ejemplificar cómo la pandemia por Covid modificó las dinámicas de vida social, política y

económica del mundo entero. A la vez que visibilizó que los espacios digitales, hoy más que nunca, son

lugares de socialización, aprendizaje y producción del mundo social, no solo simple entretenimiento.

Cristine Hine (2015) señala que realizar una etnografía tradicional implica una inmersión en el

campo; sin embargo, los cambios sociales han convertido lo online en un campo interconectado con

muchos otros, no es un campo limitado y claro, no es un espacio definido y localizado geográficamente.

El concepto de espacio cambia, el ambiente en línea es un estado continuo de transformación. Cora

(2009) hace hincapié en que la etnografía digital implica nuevos retos para la investigación, como el

desarrollo de habilidades en el análisis textual y visual de datos; al no poder observar a las personas cara

a cara, se modifica la forma de observar.


48

Mi intención original era observar las redes y acudir a eventos para acercarme a ellos, pero la

pandemia produjo un cierre de actividades presenciales, por lo que algunos hombres trans se mostraron

más activos en redes online, lo que me permitió identificar a algunos que no pertenecían a la CdMx. En

el transcurso de la investigación, entendí que los grupos de hombres trans en Facebook eran un espacio

de producción de la identidad.

En las sociedades actuales las tecnologías de la información y comunicación han traído un gran

número de herramientas electrónicas que fueron apropiadas e incorporadas en la vida cotidiana de las

personas, como son los teléfonos celulares o las computadoras personales, mediatizando la vida y

convirtiéndola en una mezcla de la vida “en línea” y “ fuera de línea”, sin que eso signifique que una sea

más “real” que otra, ambas forman parte de una vida en continuo que configura la subjetividad

contemporánea. Como señala Carla Luzia (2014):

Nuestras experiencias con las tecnologías rompen con el estigma de la coherencia dando lugar al

“yo” multifacético y fragmentado. La esencia de la identidad, aclamada en el modernismo y

aprisionada en los límites de nuestro cuerpo, pasan a ser vistas como contextuales, identidades

mediatizadas por las interacciones físicas y tecnológicas. (p. 74)

Los grupos de Facebook son un espacio de socialización importante para los hombres trans,

permiten una interacción más abierta y entre pares. Sentirse identificados con otros hombres que

comparten la experiencia de transitar, abre la posibilidad de compartir cosas íntimas que no se

comparten en otros grupos de socialización.

Me enfoqué en tres perfiles en México que son los que cuentan con un mayor número de

seguidores en esa plataforma: 1) Chico trans. Seguidores: 36,070; 2) ChicoS FTM México. Seguidores:

10,707; y 3) Hombres Trans México. Seguidores: 10,674. Y me planteé tres preguntas:


49

1) ¿Qué discursos sociales subyacen en estos grupos de hombres trans?

2) ¿Qué significados sobre ser hombre trans promueven en estos grupos?

3) ¿Qué aprendizajes se comparten en esas páginas en torno a la transición?

Análisis de los Datos: Trayectorias Corpoidentitarias de Género


Como indica Connell (2015, p. 188): “la transición implica una respuesta creativa a

contradicciones de género que conciernen específicamente a la corporización”. La palabra transición

adquiere especial significado porque se refiere a una trayectoria de vida, que inicia cuando los hombres

trans se autoidentifican de esa manera y deciden realizar una serie de prácticas corporales para

conseguir la identidad que desean.

El cambio de sexo supone encontrar un territorio alterado dentro del orden de género, dentro

del contexto más amplio de las estructuras sociales. Toma una situación profundamente

contradictoria y construye -siempre con dificultad- algo a partir de ella: las precondiciones de

una nueva práctica social. (Connell, 2015, p. 188)

Como señala Álvarez (2018, p. 9): “un tránsito hace referencia al cambio de lugar (…) implica el

cambio de posición en el espacio”. En las entrevistas constantemente aparecía la palabra transición en

referencia a un inicio y un fin, eso me llevó a pensar el tiempo como algo fundamental; algunos

consideraban que la transición terminó porque alcanzaron los cambios corporales deseados, todos

hacían referencia a que “antes” era difícil transitar y algunos se asumían de la “vieja escuela”.

Me decanté por analizar las entrevistas en términos de trayectorias porque permite un

entendimiento de la historia de vida de forma dinámica, y posibilita realizar un recorte analítico de la

biografía; además de ordenar, sistematizar e interpretar la experiencia en un intervalo de tiempo y


50

enfocarme en el período que los entrevistados señalan como el inicio de su transición. Al respecto,

Rivera (2012) menciona:

En el proceso de construcción de las trayectorias como un instrumento metodológico para el

análisis longitudinal, la interpretación tiene dos momentos básicos: primero, cuando el

entrevistado narra y ordena la experiencia vital en un intervalo de tiempo específico, y segundo,

cuando el investigador reconstruye la trayectoria de manera inductiva, ordenando los hechos y

eventos narrados en la entrevista grabada, o en sus notas de campo, a partir de interpretar lo

dicho por el sujeto. (p. 469)

Las trayectorias vinculan procesos sociales que se relacionan con las experiencias individuales.

La transición es una decisión individual que ocurre en contextos sociopolíticos y marcos institucionales

de relaciones de género, donde se involucran diversas instituciones, como la familia o el Estado. El

tiempo pensado como categoría sociológica, es decir, no como algo cronológico lineal, sino como algo

multidimensional que incluye el tiempo biográfico, el sociohistórico y las coyunturas que interfieren en

lo individual y colectivo, se convierte en un eje analítico central para entender lo trans en México,

porque permite observar los cambios y permanencias en las prácticas sociales que se analizan:

La trayectoria alude a los tramos que podemos reconstruir en retrospectiva, identificando un

principio, un recorrido posible y un fin (la trayectoria escolar, laboral, académica) y ofrece la

descripción de la dimensión temporal de las prácticas, que permite ver el ritmo y la duración de

un proceso (continuidad, discontinuidad, intervalos). (García, 2001, p. 11)

El tiempo de tránsito es un factor fundamental para analizar la identidad de género; a través de

rastrear el momento en el que se identifican como hombres trans, inician una serie de prácticas

corporales enfocadas en alcanzar un ideal de lo que significa para ellos ser hombres: “la secuencia de las
51

trayectorias habla no sólo sobre la linealidad de la vida de las personas, sino también de las normas

sociales y culturales” (Rivera, 2012, p. 463).

Cuando decidí utilizar el concepto de prácticas corporales como eje para entender la producción

de la identidad de género en hombres trans, busqué propuestas metodológicas para analizar mis datos;

el concepto de itinerarios corporales que desarrolla la antropóloga Mariluz Esteban (2008) me pareció

atractivo; los define como:

Procesos vitales individuales, pero que nos remiten siempre a un colectivo, que ocurren dentro

de estructuras sociales concretas, y en los que damos toda la centralidad a las acciones sociales

de los sujetos, entendidas estas como prácticas corporales. El cuerpo es considerado, por lo

tanto, un nudo de estructura y acción, el lugar de la vivencia, el deseo, la reflexión, la

resistencia, la contestación y el cambio social, en diferentes encrucijadas económicas, políticas,

sexuales, estéticas e intelectuales. (p. 136)

La propuesta metodológica de Esteban es sólida conceptualmente, pero en el análisis de los

itinerarios corporales, aplicados a distintos perfiles, no existe un nexo entre las trayectorias individuales

con sus contextos socioculturales amplios que permita entender sus interrelaciones más allá del grupo

familiar, laboral o de amigos; por lo que su propuesta tiende al "individualismo metodológico", su

análisis se queda en el nivel del discurso de los entrevistados, sin contextualizar el tiempo y el lugar en el

que ocurrieron.

De manera similar, exploré la propuesta de corposubjetividad de Alba Pons (2016), la desarrolla

a lo largo de su investigación con personas trans y la define como: “los procesos mediante los cuales los

sujetos nos encarnamos como tal y en los que las representaciones sociales en torno al género, la

racionalidad, la sexualidad y la clase social, participan performativamente de forma compleja, particular

y constante” (p. 25). La corposubjetividad aparece junto con el análisis de su trabajo etnográfico; sin
52

embargo, la autora no coloca en su escrito un apartado metodológico que permita replicar sus técnicas

de análisis, por lo que descarté también esta idea.

De acuerdo con lo desarrollado teóricamente en el capítulo anterior, las prácticas corporales se

refieren a diversas actividades sociales donde, a partir de la reflexividad, se interiorizan las estructuras

sociales; son prácticas sociales que producen la subjetividad. Dentro de esa subjetividad se encuentran

diversas identificaciones o identidades (nacional, política, individual, etc.), me interesa específicamente

la identidad de género.

Considero que la corpoidentidad define de mejor manera lo que deseo analizar; propongo este

concepto no como una categoría teórica sino metodológica. Esta propuesta me permite hacer un

recorte analítico, y centrarme específicamente en las prácticas corporales que tienen como finalidad

producir la identidad de género con la que se autodenominan los hombres entrevistados y que están

estructuradas por su entorno social.

Al mismo tiempo, como ya lo he reiterado en este aparato, agrego la idea de trayectoria para

acoplar el tiempo histórico-social y el tiempo individual-biográfico. Es decir, aunque el enfoque está

centrado en la experiencia individual -agencia- mediante sus prácticas copoidentitarias de género, esa

experiencia se conecta con un momento histórico y un contexto específico donde ocurre. El intervalo de

tiempo permite ver cambios del propio episodio biográfico, los hombres trans inician con una serie de

expectativas que se modifican de acuerdo con coyunturas sociales e individuales.

Entenderé las trayectorias corpoidentitarias de género en hombres trans como el tiempo que

lleva el tránsito; tomo como referencia el momento en que se identificaron como hombres, y analizo

cuáles fueron las prácticas corporales que realizaron para producir la identidad de género con la que se

autodenominan. Dichas prácticas se desarrollan en un contexto político, social y cultural mediado por un

discurso medicalizado y con estructuras sociales, pero también por la agencia y los recursos materiales,
53

simbólicos y relacionales de cada persona para producir la identidad de género. La trayectoria concluye

hasta el momento de la entrevista.

Por ello, situé a los entrevistados a partir del año en que se reconocieron como hombres trans y

hasta el momento de la entrevista; ubiqué los discursos médicos sobre lo trans y el contexto

sociopolítico en México cuando transitaron, para después analizar sus condiciones de tránsito de forma

individual; retomo sus decisiones corporales y sus vínculos afectivos para producirse como hombres.

Perfil de los Entrevistados: Tres Generaciones de Trayectorias Corpoidentitarias de Hombres Trans


Los hombres trans se informan sobre las posibilidades que existen para su transición; como

cualquier identidad, hay una contaste búsqueda y reorganización de prioridades, y a lo largo del tiempo

modifican y negocian sus ideales. De 2004 hasta 2020, que es el período en el que transitaron los

entrevistados, ocurrieron diversos eventos sociopolíticos en relación con lo trans que impactaron en la

producción de su identidad.

En este sentido, clasifiqué las entrevistas en trayectorias de tres generaciones de hombres trans;

el objetivo es entender la dinámica, los cambios y las permanecias en la producción de la identidad de

género a partir de la transición en dos áreas de vida: sus prácticas corporales y sus relaciones sociales:

“una generación en el sentido sociológico es el período de tiempo durante el cual una identidad se

construye sobre la base de los recursos y significados que socialmente e históricamente se encuentran

disponibles” (Leccardi & Feixa, 2011, p. 18).

Esta clasificación está inspirada en la estrategia metodológica de cohortes, que consiste en

agrupar a personas de acuerdo con su fecha de nacimiento para mostrar que sus experiencias

personales están enmarcadas en el contexto sociohistórico en el que se desenvuelven sus vidas. Sin

embargo, decidí no agrupar a los entrevistados por edades “biológicas”, sino por tiempos de tránsito, es
54

decir, de acuerdo con el año en que iniciaron la transición y en relación con los acontecimientos

sociopolíticos que ocurrieron en ese año sobre lo trans:

Lo que configura una generación no es compartir la fecha de nacimiento sino el proceso

histórico que las personas con determinadas características comparten, la presencia de

acontecimientos que rompen la continuidad histórica y marcan un antes y un después en la vida

colectivo. (Leccardi & Feixa, 2011, p. 20)

Las trayectorias corpoidentitarias unen el tiempo biográfico, histórico y social. Tomé el tránsito

individual como el tiempo total de la trayectoria, con ello me refiero a los años que llevan en tránsito y

los ubiqué en el tiempo social en el que ocurrieron, es decir, qué sucedió en ese contexto en relación

con el discurso médico, la legislación en México, la organización política trans y el auge de las redes

sociales.

Analizar las trayectorias bajo este criterio puede resultar problemático; en cada generación hay

participantes con distintas edades y de diversos estados del país, por lo tanto, diferentes contextos. Sin

embargo, como lo desarrollaré a lo largo de los próximos capítulos, las posibilidades o limitaciones en

torno a sus decisiones corpoidentitarias están mediadas por sus recursos económicos, culturales,

educativos, familiares y por los contextos sociohistóricos en los que inician la transición, más que por la

edad “biológica” (que sí será tomada en cuenta en el análisis, pero que no constituye un eje central).

La trayectoria corpoidentitaria de la primera generación incluye a los hombres que transitaron

antes de 2008. En ese contexto el acceso a la información sobre lo trans era desde la categoría

transexualidad, como una enfermedad mental. En 2008 se aprueba la Ley de Identidad de Género por

juicio en la CdMx. Este grupo está compuesto por dos hombres:


55

Manuel tiene 38 años, transitó en el Estado de México hace más de 16 años. Su nivel de

estudios es el bachillerato, trabaja como jefe de seguridad en una cadena de tiendas

departamentales. Es el único de los entrevistados que tiene un hijo.

Guillermo tiene 32 años, transitó en la CdMx hace más de 16 años. Su nivel de estudios

es la licenciatura inconclusa, es autoempleado, creó su tienda de distribución de artículos para

la transición masculina hace más de 10 años.

La trayectoria corpoidentitaria de la segunda generación incluye a los hombres que transitaron

después de 2008 y hasta 2015. En este contexto hay más información sobre lo trans, inician las redes

sociodigitales. En 2013 se modificó el DSM de la transexualidad por disforia de género. En 2015 se

aprueba la Ley de Identidad de Género por vía administrativa en la CdMx. Este grupo está compuesto

por cuatro hombres:

Cristian tiene 26 años, transitó en la CdMx hace más de 8 años. Su nivel de estudios es

licenciatura, es periodista y editor.

Rubén tiene 24 años, transitó en la CdMx hace más de 8 años. Su nivel de estudios es

licenciatura, en el momento de la entrevista se encontraba desempleado.

Izack tiene 40 años, transitó en Jalisco hace más de 8 años. Estudió dos licenciaturas, es

abogado en la asociación civil que fundó, donde apoya a personas trans.

Christopher tiene 28 años, transitó en Veracruz hace más de 7 años. Su nivel de estudios

es maestría, trabaja en el área de ventas en una empresa de distribución de alimentos.


56

La Trayectoria corpoidentitaria de la Tercera generación incluye a los hombres que transitaron

después de 2015. En este contexto, con la reforma de 2015 en la CdMx donde se reconoce el cambio de

identidad legal por vía administrativa y con el auge de las redes sociodigitales, existen más canales de

información. Este grupo está compuesto por cuatro hombres:

Leonardo tiene 45 años, transitó en Aguascalientes hace más de 3 años. Su nivel de

estudios es licenciatura, es periodista deportivo y capacitador en la CONADE.

Tony tiene 26 años, transitó en Michoacán hace más de 3 años. Su nivel de estudios es

licenciatura, en el momento de la entrevista trabajaba en una panadería vegana.

Fernando tiene 17 años, transitó en la CdMx hace más de 2 años. Es el único de los

entrevistados que es estudiante actualmente, cursa el bachillerato.

Camilo tiene 22 años, transitó en Baja California hace más de año y medio. Su nivel de

estudios es licenciatura, en el momento de la entrevista se encontraba desempleado.

La siguiente tabla contiene la información de los 10 hombres entrevistados:


57

Cambio
Lugar de origen y lugar de Tiempo de la Uso de Intervenciones legal de Lugar tratamiento
Seudónimo Edad transición Trayectoria testosterona quirúrgicas nombre hormonal
10 años (6
Manuel 38 Estado de México 16 años(2004) años sin) Ninguna Si Privado
10 años (5 Privado/Clinica
Guillermo 32 CDMX 16 años(2005) años sin) Mastectomia Si Condesa
Estado de
Cristian 26 México/CDMX 8 años (2011) 4 años Ninguna No Clínica Condesa
Rubén 24 Ciudad de México 8 años(2013) 6 años Mastectomía Si Clínica Condesa
Automedicación/
Izack 40 Guadalajara 8 años (2013) 7 años Mastectomía Si privado
6 años y
Cristhoper 28 Veracruz 7 años(2014) medio Mastectomia Si Privado
Leonardo 45 Aguascalientes/CDMX 3 años(2017) 2 años Mastectomía Si Privado
Tony 26 CDMX/Morelia 3 años (2018) 2 años Ninguna Si Clínica Condesa
Condesa
Fernando 17 Ciudad de México 2 años (2017) 5 meses Ninguna Si Iztapalapa
1 año y
Camilo 22 Tijuana medio(2018) 7 meses Ninguna Si Asociación civil

Recapitulación

El uso de una metodología cualitativa, compuesta por entrevistas semiestructuradas y

etnografía digital, permite construir los datos para comprender de forma general la producción de la

identidad de género en hombres trans. El género es entendido como una categoría situada que conjunta

estructuras sociales con la agencia de los sujetos por medio de las prácticas corporales (Esteban, 2008).

El tiempo biográfico, social y político, es un factor clave para entender los tránsitos de los 10

hombres entrevistados. Por ello, el análisis de las entrevistas y la etnografía digital, se plantea desde las

trayectorias corpoidentitarias de género, las cuales se refieren al tiempo que lleva el tránsito y las

prácticas corporales que realizaron. Dichas prácticas se desarrollan en un contexto político, social y

cultural mediado por un discurso medicalizado y con estructuras sociales, pero también por la agencia y

los recursos materiales, simbólicos y relacionales de cada persona para producir la identidad de género.
58

Formulé tres generaciones que tienen como eje diversos eventos, relacionados con políticas

públicas, movilización política, cambios en los diagnósticos médicos y auge de las tecnologías de la

información; presentarlo de este modo permite analizar cómo los cambios sociohistóricos y biográficos

se cruzan.
59

Capítulo Tres. Marco Histórico- Contextual Trans: Del Discurso Experto a la Organización Política en
México

La transexualidad moderna, que emerge en la reciente sexología del siglo XX, se convirtió en un

marco de sentido legítimo para explicar la experiencia de algunas personas trans. En 1980, la incursión

de la transexualidad en el DSM III creó las posibilidades para que la comunidad trans recibiera atención

especializada, pero con la atadura de la patologización y de un tratamiento específico que incluye la

evaluación psiquiátrica, la terapia hormonal y las cirugías plásticas de reasignación.

Como señala Serret (2009), lo trans no solo es resultado de un discurso experto, sino también

“de la confluencia entre diversas prácticas discursivas, entre las que destaca la militancia política” (p.

81). La organización colectiva de las personas trans en México ha estado en diálogo con los discursos

expertos y ha impulsado reformas como el derecho a la identidad y el derecho a la atención médica

publica; las formas de intervención propuestas por el modelo de medicalización han tenido variaciones

desde su emergencia hasta la actualidad.

Bajo este contexto, sitúo a los entrevistados de acuerdo con el momento del inicio de su

transición; al mismo tiempo, conecto sus experiencias para construir una aproximación a la

configuración de la organización política de hombres trans desde el 2008 a la actualidad.


60

Dispositivos de la Subjetivación

El interés científico por descubrir “la verdad del sexo” produce lo trans como lo conocemos en la

actualidad. Previo al desarrollo de un discurso científico, la distinción contemporánea entre sexo y

género, es decir, entre biología y cultura, entre naturaleza y sociedad, no existía. La naturaleza era un

orden moral que expresaba la voluntad divina, no un ámbito puramente biológico regido por leyes

propias. Eran las instituciones sociales, como la Iglesia y/o la autoridad civil, las encargadas de la

distinción de rangos sexuales para asegurar la separación entre hombres y mujeres; se formulaban

normas en aspectos de la vida cotidiana, como la vestimenta, el decoro o la persecución de pecados.

Dios había estipulado la dualidad de sexos para hacer posible el mandato procreativo (“creced y

multiplicaos”), pero al mismo tiempo, en virtud de su omnipotencia, era capaz de engendrar

excepciones a esa regla básica, de modo que podía crear hermafroditas humanos e incluso

permitir cambios de un sexo a otro. (Vázquez, 2018, p. 15)

Como indica Thomas Laqueur (1994), previo a la modernidad, el modelo propuesto por Galeno

en el siglo II d.C., de un único sexo, era el más aceptado para explicar las diferencias fisiológicas entre

hombres y mujeres. Se sostenía que “las mujeres eran esencialmente hombres en los cuales una falta de

calor vital – de perfección- se había traducido en la retención, en el interior, de las estructuras visibles

en el hombre” (p. 21); es decir, las mujeres tenían los mismos genitales que los hombres, pero en el

revés; la vagina era como un pene interior, los labios el prepucio, el útero el escroto y los ovarios los

testículos:
61

Ser hombre o mujer significaba tener un rango social, un lugar en la sociedad, asumir un rol

cultural, no ser biológicamente de uno u otro de dos sexos inconmensurables. En otras palabras,

con anterioridad al siglo XVII, el sexo era todavía una categoría sociológica y no ontológica.

(Laqueur, 1994, p. 26)

Las revoluciones liberales del siglo XVII modificaron las ideas sobre el sexo. La desacralización de

la vida social buscaría nuevas formas de regirse: “si Dios no actúa ya conservando y protegiendo la vida,

ésta queda abierta al gobierno y a la gestión por parte de los hombres” (Vázquez, 2018, p. 19). El

incipiente desarrollo del capitalismo y de un discurso democrático, marcaría las pautas para que la

división sexual del trabajo -la producción y la reproducción- y las diferencias entre hombres y mujeres

no sean de orden jerárquico social sino biológico.

En 1803, Jacques-Louis Moreau argumenta con fuerza contra Galeno: no solo los sexos son

distintos, sino que lo son en cada uno de los aspectos de su cuerpo y del alma, distintos pues

física y moralmente. Es el triunfo del dimorfismo radical. Contrariamente al modelo precedente,

ahora es el cuerpo el que se juzga real y sus significaciones culturales como epifenómenos. La

biología se convierte en el fundamento epistemológico de las prescripciones sociales. (Badinter,

1993, p. 23)

La modernidad produjo un cambio de paradigma en el modelo científico; se consolidó el

pensamiento dicotómico cartesiano que explica el mundo con conceptos opuestos jerarquizados; la

mente se convirtió en el eje central de la razón humana, mientras que el cuerpo se conceptualizó como

una máquina “natural” e inmutable: “queda entendido que la biología- el cuerpo estable, ahistórico,

sexuado- es el fundamento epistemológico de las afirmaciones normativas sobre el orden social”

(Laqueur, 1994, p.25).


62

Nace la sociedad disciplinaria; lo que Michel Foucault (2009) denomina biopolítica, es decir, un

poder institucional que regula la vida humana a través de vigilar los acontecimientos biológicos

colectivos (natalidad, morbilidad, reproducción, etc.). La biopolítica no se presenta como un poder

coercitivo, sino que adquiere una forma más acogedora, a la que denomina tecnología política: “Se

crean arquitecturas disciplinarias (prisión, cuartel, escuela, hospital, etc.), textos científicos, tablas

estadísticas, cálculos demográficos, modos de empleo, recomendaciones de uso, calendarios de

regulación de vida y proyectos de higiene pública” (Preciado, 2008, p. 57).

Se establecen mecanismos de control que tienen la función no sólo de castigar al que sale de la

norma, sino de introyectar el disciplinamiento por medio de discursos que se interiorizan en lo psíquico

de las personas - biopoder-: “el poder ya no sólo está en lo jurídico y es punitivo, sino que se interioriza

en el cuerpo, en el individuo moderno que se somete sin saberlo al biopoder” (Fausto-Sterling,2006,

p.24).

En el didáctico recorrido histórico que realiza Paul (Beatriz) Preciado en El testo Yonki, muestra

cómo la búsqueda del gen rojo o las drogas duras pensadas para la epilepsia, conformaron la era

farmacopornográfica, es decir, los descubrimientos científicos médicos, químicos y físicos al servicio del

cuerpo transformaron y controlaron las formas de vida social e individualmente a mediados del siglo XX;

la invención de las hormonas sexuales, específicamente la testosterona, trae cambios en la concepción

de los sujetos generizados y en la idea de masculinidad.

Si la ciencia ha alcanzado el lugar hegemónico que ocupa como discurso y como práctica en

nuestra cultura, es precisamente gracias a lo que Ian Hacking, Steve Woolgar y Bruno Latour

llaman su autoridad material, es decir, su capacidad para inventar y producir artefactos vivos.

(Preciado, 2008, p. 32)


63

Preciado (2008) denomina dispositivo de la subjetivación al “conjunto de redes institucionales y

técnicas en las que se producen artefactos vivos que, dentro de un determinado contexto cultural,

adquieren reconocimiento político” (p. 122). Los dispositivos de subjetivación de género crean sus

propios mecanismos de exclusión y solo adquieren estatus de persona quienes dominan plenamente la

dimensión corporal, bajo cierta definición normativa de lo femenino o masculino (logro de género). En

una sociedad organizada de forma binaria heterosexual, cualquier combinación que contravenga al

principio regulador de cuerpos y deseos conduciría al lugar de no sujetos.

La fuerza ilocucionaria del género reside en su capacidad para otorgar el estatuto de lo humano

solamente a aquellos cuerpos instituidos dentro de la inteligibilidad del género. Si un cuerpo no

se inscribe en esta dicotomía, quedará reducido a lo abyecto, que funciona como el exterior

constitutivo de lo humano. (Moreno y Torres, 2018, p. 242)

Fausto-Sterling (2006) sostiene que para mantener la división de los géneros es necesario

controlar los cuerpos que se salen de la norma, de lo contrario se desenmascararía la frágil y artificial

diferencia sexual; por eso es tan importante para la medicina y psiquiatría transexual “normalizar” los

cuerpos para mantener la ilusión de que solo existen dos.


64

La Creación de la Transexualidad

La transexualidad es la expresión moderna de un sentimiento antiguo

Marta Lamas

La compleja articulación entre el capitalismo y la medicina tiene repercusiones en la producción

de subjetividades. Procesos comunes de la vida humana se someten al control médico; el nacimiento, la

adolescencia, la menopausia, el cansancio, la frustración o la calvicie, son consideradas como

enfermedades y son sometidas a tratamientos farmacológicos o incluso quirúrgicos (Conrad, 2016); es

decir, la medicalización se impone sobre ciertos procesos sociales “ajustando los cuerpos individuales al

cuerpo social, para hacerlos funcionales a las necesidades del mercado” (Granados, 2017, p. 19).

La medicina es una tecnología política que no solo describe la realidad, al actuar, la crea y la

transforma (Preciado, 2008). El desarrollo de la medicina produjo cambios en los comportamientos

sociales, asuntos que pertenecían al ámbito cotidiano -como por ejemplo los partos- pasaron a ser

atendidos y explicados por un discurso científico biomédico:

La medicina científica, convierte al cuerpo en su objetivo, y en ese proceso, objetiva sus propios

procesos, objetiva también a las poblaciones, las conductas compartidas por los grupos

humanos, el trabajo, el vestido, todo aquello que rodee y controle los aspectos biológicos,

incluyendo los actos performativos del género, redefiniendo así la vida e incluso la muerte de los

individuos. (Granados, 2017, p. 19)

Lo que conocemos como sexo es una convención histórica y política de diversos sucesos,

coyunturas e intereses. El establecimiento de un “verdadero sexo” redujo las posibilidades identitarias

no hegemónicas, como son las personas trans. En el siglo XIX, la medicina formuló que, las distinciones

anatómicas observables para diagnosticar el sexo serían los genitales y los caracteres sexuales

secundarios; éstos se convirtieron en los diferenciadores sexuales fundamentales entre hombre y mujer.
65

En 1876, el patólogo alemán Theodor Klebs propuso que la diferencia sexual no podía

demostrarse con la observación genital: “sino en los elementos microscópicos que los constituían. La

diferencia sexual en clase, no en grados, parecía sólidamente basada en la naturaleza” (Laqueur, 1994,

p. 24); el escrutinio microscópico de los tejidos gonadales inauguró la “era de las gónadas” (Vázquez,

2018).

En 1886, el psiquiatra alemán Krafft-Ebing publica la recopilación Psychopathia sexuales

(Psicopatía del sexo) donde establece y distingue las sexualidades normativas de las “perversas”. De

acuerdo con Preciado (2008), con este texto, las identidades sexuales se vuelven por primera vez objeto

de vigilancia científica y represión jurídica. Entre las distintas perversiones catalogadas por Krafft-Ebing,

destaca la que afectaba a las personas que sentían atracción por los individuos de su mismo sexo, a las

que designó “invertidas sexuales”:

A estos se los denominó de distintas maneras: “hermafroditas psíquicos”, “uranistas”, pero el

término que tuvo más éxito en la comunidad científica, antes de que Freud difundiera la noción

de “homosexualidad”, fue el de “inversión sexual”, a diferencia de la categoría de

“hermafrodita” que pertenecía al registro del sexo biológico, la de “inversión” se inscribía en el

ámbito del instinto sexual. (Vázquez, 2018, p. 26)

En el caso particular de las personas trans, Krafft-Ebing denomina “metamorfosis sexual

paranoide” a la psicopatología donde las personas “invertidas”, es decir, con un “alma” o instinto del

otro sexo, se identifican con el sexo opuesto y desean cambiar sus características sexuales. El sexólogo

alemán Magnus Hirschfeld, niega la anterior tesis y sostiene que la inversión sexual (homosexualidad) es

distinta al deseo de modificar características físicas, aunque ambas eran variedades de los

“intermediarios sexuales”, existían diferencias; utiliza el término travesti a principios del siglo XX para
66

hacer referencia a hombres afeminados y a mujeres masculinas que no se identifican con su sexo de

nacimiento (Missé, 2014).

En 1919, Magnus Hirschfeld crea en Berlín el Instituto para el Estudio de la Sexualidad; a partir

de las investigaciones del austriaco Eugen Steinach, sobre la modificación sexual en animales de

laboratorio, desarrolla una serie de cirugías gonadales cuyo objetivo era “curar” a perversos sexuales

como los travestidos y los homosexuales.

En los inicios del siglo XX las concepciones del sexo se modificaron nuevamente. El médico inglés

Havelock Ellis diferenció el travestismo frente a la homosexualidad: “no obstante rechazó el término de

“travestismo” utilizado por Hirschfeld, porque consideraba que ese fenómeno iba más allá de la

adopción del atuendo del otro sexo, por eso, acuñó nuevos términos para designarlo: “inversión

sexoestética y eonismo” (Vázquez,2018, p. 27). Además, sostuvo que existía una influencia hormonal

para desarrollar el “travestismo”, de esta forma, el “verdadero sexo” ya no se colocaba en las gónadas,

sino en las hormonas: inicia el desarrollo de la endocrinología.

Haverlock y Hirschfeld encabezarían la campaña para establecer como categorías separadas al

travestismo y a la homosexualidad (Coll-Planas y Missé, 2010). Se establecen distinciones entre lo trans,

la homosexualidad y la intersexualidad (Stryker, 2021). Fausto-Sterling (2006) señala la importancia de la

creación del concepto de homosexual para configurar un nuevo sujeto, es decir, pasar de la persecución

a la normalización por medio de la medicina:

La creación del concepto científico crea la posibilidad de existencia y de ser nombrado. Al

contribuir a proporcionar una identidad y un nombre a gran número de personas, la medicina

también contribuyó a conformar su experiencia y a cambiar su comportamiento, creando con

ello no ya un nuevo trastorno, sino una nueva especie de persona. El homosexual moderno.

(Serret, 2009, p. 30)


67

La tecnología posibilitó nuevas corporalidades y subjetividades (Guerrero y Muñoz, 2018). La

transexualidad moderna emergió en un contexto en donde el aparato tecnológico médico, después de la

segunda guerra mundial, posibilitó la intervención del cuerpo de una forma cada vez más especializada,

con mejores cirugías de reasignación sexual (vaginoplastia y faloplastia), cirugías plásticas y tratamientos

hormonales.

En este contexto, en 1949, en Estados Unidos, el sexólogo David Cauldwell utiliza por primera

vez el término transexual para referirse a las personas que, a través de tratamientos médicos y

quirúrgicos, deseaban modificar su cuerpo para alcanzar las características del otro sexo. El empleo de

un término específico para describir este tipo de fenómeno, es signo de que el mundo científico había

generado y difundido la noción de “cambio de sexo” como una posibilidad para los seres humanos.

La aparición de esta categoría está determinada por las posibilidades técnicas de llevar a cabo

este tipo de operaciones. Resulta clave, en ese sentido, el desarrollo de la endocrinología y la

cirugía plástica, que no solo hacen posible la operación de reasignación sexual, sino que

establecen un campo simbólico que hace concebible la noción de transexualidad. (Coll-Planas y

Missé, 2015, p. 39)

En 1952, la noticia de la primera operación de reasignación sexual exitosa acaparó los titulares

internacionales. Christine Jorgensen, estadounidense con ascendencia danesa, fue intervenida en

Dinamarca, convirtiéndose en la primera mujer transexual que se presentaba en público como “una

joven provista de belleza, gracia y decoro” (Stryker, 2021, p. 104). A partir de ese momento crecieron los

avances médicos y las expectativas en la transformación corporal (Sandoval, 2008).


68

La fama de Jorgensen supuso un punto de inflexión en la historia transgénero. Trajo consigo un

nivel sin precedentes de conciencia pública hacia las cuestiones transgénero y contribuyó a

definir los términos que estructurarían la política de identidad en las décadas posteriores.

(Stryker, 2021, p. 104)

El reconocido psicólogo estadounidense John Money, realizó en la década de los cincuenta

estudios con personas intersexuales (en ese momento denominadas hermafroditas) para analizar qué

ocurría con la asignación social de un determinado sexo a personas con esa condición. En 1955,

distinguió por primera vez al sexo y al género, señaló que mientras el primero pertenecía al ámbito

biológico, el segundo era sociocultural.

El autor registró que, independientemente del sexo biológico, vivir como hombre o mujer

depende de la socialización y la autoconcepción configurada psíquica y culturalmente sobre la

pertenencia a un sexo. Su fama lo llevó a intervenir en diversos casos, donde destaca el controvertido

tratamiento del menor John-Joan.

En la década de 1960, John -Joan fue quemado y mutilado genitalmente tras una intervención

médica de rutina, Money realizó la cirugía de reasignación, asegurando que si era socializado como

mujer se adaptaría al nuevo género. Con el paso de los años, se mostró que la intervención de Money

carecía de rigor científico y que las prácticas realizadas eran poco éticas (como mostrar pornografía al

menor o recrear posiciones sexuales con su hermano gemelo).


69

John presentó múltiples incomodidades y acudió con el médico Milton Diamond para “regresar”

al género masculino; este médico defendía que existe una base hormonal de la identidad y era un duro

criticó de Money. Finalmente, a los a los 38 años John se suicidó. El caso ha sido controvertido y

duramente criticado por feministas como Fausto Sterling, Suzanne Kessler y Judith Butler (2018) 4.

Por su parte, en la Gender Identity Reserch Clinic (GIRC) de la Universidad de California en Los

Ángeles, el reconocido psiquiatra Robert Stoller estudia a pacientes que califica “con anormalidades

biológicas” (intersexuados) y a pacientes “sin anormalidades biológicas” (transexuales). En 1968 publica

el libro Sexo y género, donde introduce las distinciones entre sexo como algo biológico, el género como

algo social y la identidad sexual como algo psicológico (Stoller, 1968).

En 1975, Stoller publica El experimento transexual; para él la transexualidad es la convicción de

una persona biológicamente normal de ser un miembro del sexo opuesto y, conforme a su perspectiva

psicoanalítica, se enfoca en analizar los factores que generaron una identidad de género contraria a su

sexo biológico (Lamas, 2012); explicó la transexualidad como resultado del desequilibrio en las

relaciones entre madre e hijo.

En situaciones normales, sostenía Stoller, niños y niñas adquieren a edad temprana un ‘núcleo

de identidad de género’, en el que el sexo biológico y el género psicológico se corresponden

mutuamente. Pero en una pequeña minoría de familias se presenta una trayectoria patológica

de sucesos que obedece a la presencia de una madre descontrolada que asfixia y feminiza a su

hijo sin que el padre lo impida. (Connell, 2015, p. 179)

4
Para más información del caso consultar el capítulo 4. Desdiagnosticar el género en el libro Deshacer el género de
Judith Butler.
70

La propuesta terapéutica de Stoller iba en dirección contraria a la mayoría de los médicos y

sexólogos que alentaban a las personas transexuales a realizarse la cirugía de reasignación sexual, pero

no tuvo éxito.

Stoller hace explícito que no recomienda la cirugía, plantea cuestiones éticas intensamente

sentidas con relación a lo apropiado de la utilización de hormonas y cirugías para cambiar la

anatomía, ya que se trata de la única condición donde se destruye la normalidad genital, y por lo

tanto la reproductiva, sólo por razones psicológicas. (Lamas, 2012, p. 218)

Es interesante señalar que, desde la década de los años cincuenta, existieron algunos opositores,

sobre todo por parte del psicoanálisis, a que médicos atendieran a personas transexuales. Se argumentó

que los cirujanos y endocrinólogos confabulaban con la psicosis: “es irónico que los seguidores de Freud

asumieran posiciones reaccionarias, tanto respecto de la homosexualidad como de la transexualidad, y

defendieran el esencialismo de género. Pero eso es ciertamente lo que ocurrió” (Connell, 2015, p. 177).

Las aportaciones de Robert Stoller y John Money cambiarían la forma en la que se entendería el

sexo y el género, posibilitaron que las ideas del médico alemán Harry Benjamin se fortalecieran. Harry

Benjamin era fiel seguidor de Magnus Hirschfeld y Eugen Steinach, visitaba a ambos con el fin de

aprender más sobre el uso de hormonas y se convirtió en el organizador de la gira estadounidense de

Hirschfeld (Stryker, 2021).

En 1966, Harry Benjamin pública El fenómeno transexual; argumenta que la identidad de género

no se puede modificar, por ello, la medicina debe ayudar a la persona que tiene el deseo de modificar su

cuerpo para vivir física, sexual y mentalmente como si perteneciese al sexo opuesto (Stryker, 2021).

Establece el mismo tipo de tratamiento que Hirschfeld divulgó en Alemania; rechaza las terapias

psicológicas y propone, como única opción de tratamiento, la reasignación sexual mediante hormonas y

cirugías.
71

De acuerdo con Stryker (2021), este texto fue uno de los múltiples factores que propició la

movilización política trans en Estados Unidos; trajo consigo un cambio radical en las posturas médicas y

legales sobre el tema; se establecieron programas para el acceso a los servicios médicos y muchas

personas trans sintieron “un gran alivio al creer que tenían una enfermedad que podía curarse con el

tratamiento apropiado” (p. 189). Sin embargo, como indica Connell (2015), carecía de una mirada crítica

al orden de género:

El fenómeno transexual, era innegablemente ingenuo en materia de política de género, puesto

que aceptaba sin cuestionamiento las normas patriarcales y porque su intento de comprobar

estadísticamente el éxito del tratamiento era también metodológicamente cándido. Pero vale la

pena leerlo. En él destacan la compasión y el ingenio médico de Benjamin. (p. 177)

En 1979, se funda la Harry Benjamin International Gender Dysphoria Association (actualmente

llamada World Professional Association for Transgender Health) donde se establece un protocolo oficial

para los tratamientos de reasignación de género denominado «Standards of Care for Gender Identity

Disorders (SOC)».

El éxito de los planteamientos de Harry Benjamin se cristalizó cuando la Asociación Americana

de Psiquiatría (APA) retomó sus aportaciones para elaborar los criterios de diagnósticos de la

transexualidad. La categoría se incluyó en 1980 en la tercera edición del manual diagnóstico y

estadístico de trastornos mentales (DSM-III). La transexualidad se definió como un trastorno sexual

caracterizado por un malestar con el sexo de nacimiento y una preocupación por modificar las

características sexuales (Mas Grau, 2017): “Es necesario manifestar un malestar persistente respecto del

propio sexo anatómico y una preocupación de mínimo dos años por deshacerse de las características

sexuales primarias y secundarias para adquirir las del otro sexo”. (APA, 1989, p. 94)
72

En 1994 se publica el DSM-IV donde se modifica el término transexualismo por el de trastorno

de la identidad sexual. En 2010, en un primer borrador del DSM-V, se cambia el trastorno de la identidad

de género por incongruencia de género (Mas Grau, 2017).

Durante el siglo XX la complejidad de la categoría sexo se incrementó. A la apariencia de los

genitales, la conformación gonadal, el funcionamiento hormonal, el desarrollo de órganos y estructuras

asociadas a la reproducción, se le agregó la configuración cromosómica y su expresión en el cuerpo. En

la actualidad, las ciencias biomédicas consideran que el sexo es una categoría compleja y no fácilmente

discernible (Alcántara, 2018, p. 155). Como indica Moreno (2004, p. 8):

Cada vez tenemos más evidencias científicas de que esas determinaciones no están vinculadas

en relaciones fijas e inalterables, sino que pueden dar lugar a combinaciones cuyos resultados

no corresponden con nuestra idea platónica de una sexualidad biológica perfectamente

dimórfica. (p. 8)

Fausto -Sterling (2006) desmonta la rigidez que existe en la categoría sexo; cuestiona al

conocimiento científico que, a través de sus discursos, formula la categoría sexo como algo binario e

incuestionado, que se enmarca en características específicas. Retoma la intersexualidad para demostrar

empíricamente que el sexo no es binario, que existen muchas otras posibilidades, pero la ciencia tiende

a “normalizar” esos cuerpos “diferentes” a través de mutilaciones genitales; señala que pensar que la

asignación de género se deriva casi de manera natural del sexo biológico, es colocar también al género

como algo inmutable y estático:


73

Etiquetar a alguien como varón o mujer es una decisión social. El conocimiento científico puede

asistirnos en esta decisión, pero solo nuestra concepción de género, y no la ciencia, puede

definir nuestro sexo. Es más, nuestra concepción de género afecta el conocimiento sobre el sexo

producida por científicos en primera instancia. (Fausto-Sterling, 2006, p. 17)

Movimiento Transgénero
En la década de los sesenta se fundaron clínicas de tratamiento para personas con “trastornos

de identidad de género”; a la par, comenzó un activismo transexual en Estados Unidos, que demandaba

la cirugía de un cambio de sexo, ligado a la lucha contra la discriminación y el acoso cotidiano (Guerrero

y Muñoz, 2018). A inicio de la década de los setenta surge la “segunda ola” del movimiento transexual

(Stryker, 2021), que cuestionaba la autoridad médica, abogaba por la despatologización y luchaba, en el

terreno legal, para modificar el sexo y el nombre.

Emerge el término transgénero en Estados Unidos; Virginia Price, una mujer trans activista,

propone usar el concepto para referirse a aquellas personas que viven en el género opuesto al que le

asignaron al nacer, pero no necesariamente desean modificar su cuerpo:

Bajo el paraguas del vocablo transgénero encontramos una multitud identitaria que expresa un

género distinto al de asignación. Entre esa multitud hay personas que no quieren ajustarse a la

lógica de género dicotómica y reniegan del protocolo asistencial estandarizado, basado en la

terapia hormonal y las cirugías de reasignación. (Mas Grau, 2017, p.4)

Los Estudios Transgénero


La tensión entre algunas fracciones del feminismo y la comunidad trans, se remonta a la década

de los sesenta en Estados Unidos. Desde el seno del lesbofeminismo radical, Janice Raymond lanzará, en

1979, el controvertido texto El imperio transexual, donde sostiene que las mujeres trans eran hombres

biológicos que nunca serían mujeres “verdaderas”, que la pérdida del pene no implicaba la pérdida del
74

deseo de penetrarlas, es decir, permanecía el deseo de ejercer el dominio masculino sobre los cuerpos

femeninos: “al equiparar la reasignación sexual de hombre a mujer con una violación, todos los hombres

biológicos que deseaban cambiar de sexo eran en este sentido, por definición, violadores” (Mejía, 2016,

p. 55).

Raymond considera que las personas trans no analizan las fuentes sociales de la opresión de

género e interiorizan estereotipos opresivos de masculinidad y feminidad; a través de mutilar sus

cuerpos, se ajustan a los estándares sociales y se refuerza el patriarcado. De acuerdo con Stryker (2021),

este texto impulsó a las personas trans a teorizar sobre sus propias vidas y cuestionarse si podían

reivindicarse feministas.

La categoría transgénero, que surgió en espacios políticos, se retomó y reformuló; se

desarrollaron los estudios transgénero, que se caracterizan por ser producidos por las personas trans,

desde sus experiencias y teorizaciones: “en esta redefinición se destacaría su potencial crítico hacia

posturas esencialistas y binarias en relación con el género, como las que había definido históricamente

la transexualidad” (Garosi y Pons, 2017, p. 313).

Una de las primeras respuestas al texto de Raymond fue el ensayo de Carol Riddell "Divided

Sisterhood. A Critical Review of Janice Raymond’s The Transsexual Empire”, publicado en 1980. Riddell

se defiende de las críticas y se pregunta por qué las mujeres trans deberían tener una postura crítica a

los roles de género para ser consideradas mujeres, cuando la mayoría de las mujeres “biológicas” no lo

eran. La autora reconocía que los estereotipos de género hacían sufrir a las personas, pero se

preguntaba “por qué las personas transexuales deberían ser señaladas y obligadas a vivir un calvario con

el supuesto fin de la revolución sexual” (Mejía, 2016, p. 56).


75

En 1987, Sandy Stone (1991) publica “El imperio contrataca: un manifiesto posttransexual”

donde responde al libro de Raymond, señala que los escritos que existen sobre las personas trans,

fueron creados desde las voces autorizadas, como los médicos o las feministas académicas, que no

cuentan con la experiencia de ser una persona trans: “con cada teoría habla la cultura a través de la voz

de un individuo. Quienes no tienen voz dentro de esta teorización son las personas transexuales. En este

escenario, llama a la construcción de narrativas trans” (Radi, 2019, p. 30).

Por su parte, Leslie Feinberg publica, en 1992, Transgender Liberation: A Movement Whose Time

Has Come, donde dota de significado político el término transgénero, desde una perspectiva marxista

acerca de la opresión social, política y económica sobre las expresiones de género no normativas.

Con el paso del tiempo, específicamente en la década de 1990 (Connell, 2015), al término

transgénero se le unió el término trans (del otro lado), que engloba una diversidad de expresiones

identitarias; se refiere a toda aquella persona que no se identifica con la asignación social de género.

El término trans, es un término sombrilla utilizado para describir las diferentes variantes de la

identidad de género, cuyo común denominador es la no conformidad entre el sexo asignado al

nacer de la persona y la identidad de género que ha sido tradicionalmente asignada a

éste. (Missé y Coll-Planas, 2010, p. 45)

En 1991, el psiquiatra y sexólogo alemán Volkmar Sigusch introduce el prefijo “cis” (de este lado)

para nombrar a las personas que se identifican con la asignación sexo-genérica al momento de nacer,

esto, en respuesta a que lo trans se concibe como lo diferente y no como una identidad más del amplio

espectro.
76

El prefijo cis- significa «en el mismo lado de» (es decir, lo opuesto a trans, que significa «al otro

lado»). Su intención es la de indicar el privilegio normalmente tácito o asumido de no ser

transgénero. La idea que esconde el término es la de combatir la forma en la que los términos

«mujer» u «hombre» denotan «mujer no transgénero» u «hombre no transgénero» por defecto.

(Stryker,2021, p. 41)

Finalmente, desde la producción de conocimiento desde hombres trans, destaca Paul (Beatriz)

Preciado, quien publica en 2002 El manifiesto contrasexual, donde realiza un análisis teórico político

profundamente crítico del capitalismo y la medicalización en la transexualidad. Enfatiza el papel de las

tecnologías/prácticas médicas en la génesis del “fenómeno transexual”, es decir, que el surgimiento de

tratamientos que intervienen el cuerpo por medio de hormonas o cirugías estéticas ha sido

determinante para su producción. Pero no solo lo enfoca a las personas trans, sino a todo un sistema

que moldea la vida humana en las últimas décadas.

En este mismo sentido, destacan las aportaciones de otros hombres trans como Missé (2008),

Coll-Planas (2011), Lucas Platero, Mauro Cabral (2005) y Blas Radi, (2019), quienes han discutido las

categorías transexual y transgénero, para mostrar que existe una amplia disputa política y ontológica de

su significado, que no han sido uniformes las posturas políticas al interior del movimiento trans, pero

todas pugnan por un tránsito que respete la libertad a decidir sobre sus vidas con información y respeto

a los derechos humanos, sin patologizar y estigmatizar sus experiencias.


77

La Lucha por la Despatologización


Como indica Missé (2014), el movimiento trans no constituye un grupo homogéneo, vive en una

tensión interna en relación con los objetivos de la lucha: “Este debate interno tiene que ver con factores

generacionales, socioeconómicos y culturales que condicionan la definición que cada una hace de la

identidad trans”. De acuerdo con el autor, existen dos grandes discursos diferenciados: el normalizador

y el transformador. El discurso normalizador tiene como objetivo pasar desapercibidos. El discurso

transformador, plantea entender a las identidades trans como parte de la diversidad de cuerpos

existentes y no como trastornadas.

La catalogación de la transexualidad, como un trastorno mental, implica que las personas trans

deben someterse a una evaluación psiquiátrica para acceder a un tratamiento hormonal o quirúrgico, en

algunos países, también para poder modificar sus documentos oficiales. En 2009, se llevó a cabo la

primera movilización trans internacional a favor de la campaña Stop Trans Pathologization-2012 (López,

2012), que promueve la desclasificación del trastorno de género de los manuales de enfermedades

mentales (Dellacasa, 2017). Esta lucha aboga para que, en los tratamientos médicos, las personas trans

sean consideradas como sujetos activos con capacidad para decidir por sí mismos: “se trata de

reivindicar la autonomía y la responsabilidad sobre sus propios cuerpos, de tomar la palabra para hablar

de sus propias vidas, algo que hasta ahora habían hecho exclusivamente los médicos” (Coll-Planas,

2011).

Sin embargo, existe una paradoja ante la despatologización; eliminar la categorización médica

contribuiría a romper con la estigmatización y elevaría el nivel de autonomía de las personas trans. Por

otro lado, al dejar de ser considerada una enfermedad, las instituciones públicas de salud se podrían

desligar de su obligación de cubrir los costos de los tratamientos hormonales y las cirugías necesarias

(Dellacasa, 2017).
78

En la actualidad, una persona trans puede identificarse con los conceptos de hombre, mujer,

hombre trans, mujer trans, persona no binaria, de género fluido, tercer género, agénero, trans con uso

de pronombres neutros, transgénero, transexual, travesti, sin género, bigénero, queer, entre muchas

otras expresiones identitarias. Autores como Mauro Cabral o Blas Radi, utilizan el término trans* (con

asterisco) para incluir en él distintas expresiones identitarias: “El asterisco funciona aquí, como expresa

Mauro Cabral (2010), como una marca escritural de una diversidad irreductible” (Radi, 2019, p. 28).

Disforia de Género
En 2013, después de varios años de movilización social internacional por la despatologización

de las identidades trans (López, 2012), el DSM modifica la categoría transexualidad a disforia de género.

Este diagnóstico tiene una nueva ubicación, en relación con sus versiones anteriores, se separa de las

disfunciones sexuales y las parafilias; se crea una clase diagnóstica única y específica de la disforia de

género. Además, se divide la disforia infantil de la disforia de la adolescencia.

En la séptima edición de los Estándares de cuidado (SOC7) de la World Professional Association

for Transgender Health (WPATH) se describe la Disforia de género como “malestar o angustia causada

por una discrepancia entre la identidad de género de una persona y el sexo asignado a esa persona al

nacer (y el rol de género asociado y/o las características sexuales primarias y secundarias)”.

El manual señala que en la adolescencia y la adultez el diagnóstico de la disforia de género se

establece a partir de las siguientes características (APA, 2014, pp. 452-453):

A. Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y el que se le

asigna, de una duración mínima de seis meses, manifestada por un mínimo de dos de las

características siguientes:
79

1. Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y sus

caracteres sexuales primarios o secundarios (o en los adolescentes jóvenes, los

caracteres sexuales secundarios previstos)

2. Un fuerte deseo por desprenderse de los caracteres sexuales propios

primarios o secundarios, a causa de una marcada incongruencia con el sexo que se

siente o expresa (o en los adolescentes jóvenes, un deseo de impedir el desarrollo de los

caracteres sexuales secundarios previstos)

3. Un fuerte deseo por poseer los caracteres sexuales, tanto primarios

como secundarios, correspondientes al sexo opuesto

4. Un fuerte deseo de ser del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto

del que se le asigna)

5. Un fuerte deseo de ser tratado como del otro sexo (o de un sexo

alternativo distinto del que se le asigna)

6. Una fuerte convicción de que uno tiene los sentimientos y reacciones

típicos del otro sexo (o de un sexo alternativo distinto del que se le asigna)

B. El problema va asociado a un malestar clínicamente significativo o a un deterioro

en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento


80

La disforia de género es actualmente el término “experto”. Mas Grau (2017) retoma el concepto

de nominalismo dinámico 5, para señalar que la creación de una nueva categoría humana tiene efectos

sobre las personas etiquetadas, “puesto que abre nuevas posibilidades de ser y de existir, configura un

nuevo espacio para la autointeligibilidad” (p. 33).

Como indica Serret (2009), las categorías científicas que nombran el mundo se convierten en

marcos de sentido legítimos para explicar la realidad: “ya de ubicarme como persona trans fue a los 17

años porque doy con el término y fue como ¡Vaya esto explica lo que soy, wow ya hay un nombre para

esto” (Guillermo, comunicación personal, 4 de mayo de 2022).

El discurso médico psiquiátrico desempeña una función importante y controversial en la vida de

las personas trans; desarrolla las ideas más influyentes acerca del tema; autoriza o niega los

tratamientos; y también, pueden ser un apoyo vital para el manejo seguro de la transición y mejorar su

salud mental. Como indica Connell (2015):

Los procedimientos de intervención física no han sido tan desastrosos como pronosticaban los

críticos de Benjamin. Un análisis más reciente concluye con cautela que gran cantidad de

pacientes experimenta un resultado satisfactorio en lo que se refiere a su bienestar subjetivo, su

apariencia y su funcionamiento sexual. (p. 178)

En el trabajo de campo, nueve de los diez hombres entrevistados mencionaron presentar, en

algún momento de su trayectoria, disforia de género, es decir, inconformidades corporales que los

llevaron a optar por el tratamiento que propone actualmente el DSM-V; únicamente Manuel, que

pertenece a la primera generación, no utilizó ese término sino el de "el cuerpo equivocado”: “Desde la

primaria quería ser niño, al final de cuentas, como dice mi psicólogo, el que me dio tratamiento, pues

5
Es un concepto propuesto por el canadiense Ian Hacking para referirse a cómo la creación de una clasificación
produce efectos en los individuos así clasificados, que ante la descripción de ellos modifican su conducta para
asemejarse a lo que la categoría establece que son.
81

eres ‘un hombre encerrado en un cuerpo de mujer”, eso fue lo que yo sentía” (Manuel, comunicación

personal, 18 de noviembre de 2020).

En el contexto de la primera generación, previo a la masificación de las tecnologías de la

información, la mayoría de los médicos se negaba a brindar atención a la población trans, porque se

consideraba que incurrían en malas prácticas profesionales. Hasta antes de 2009, en México, no existían

servicios públicos de salud, y los servicios privados eran escasos.

En aquella época los servicios de salud tanto públicos como privados eran escasísimos y no había

la profundidad de la información que existe ahora en la era de internet. Yo hago una distinción

muy clara, porque muchas personas postergaban su atención integral a partir de que no sabían

nada -que había servicios, sexólogas y sexólogos-. Todavía pasaron muchos años para que se

creara la clínica para las personas transexuales y transgénero en la Clínica Condesa. (David

Barrios, comunicación personal, 16 de septiembre de 2019).

En 1979, el médico sexólogo Álvarez Gayou fundó el Instituto Mexicano de Sexología, A.C.

(IMESEX), que tenía una mirada inclusiva e interdisciplinaria de la sexualidad humana, partía de

supuestos cuestionables desde otras teorías, como la estaticidad de la identidad, los roles naturalizados

y los comportamientos individuales (Pons, 2016). Pero en ese momento fueron los únicos médicos que

diferían de una idea patologizante del tema y mediante una atención humanística acompañaron los

procesos de las personas trans:

Era nuestra misión de los sexólogos, no solamente informar, sino otorgar servicios de terapia y

acompañamiento emocional y médico. Esto lo subrayo porque también es muy reciente que

distintos especialistas médicos se incorporen a la atención de personas trans. En aquel entonces

era impensable que las y los endocrinólogos, los urólogos y los cirujanos trabajaran en eso

porque se les hacía algo inusitado, no es la palabra adecuada, pero haz de cuenta que aplicaban
82

la objeción de conciencia, “yo a eso no le entro porque está mal”. El panorama empezó a

cambiar desde hace 15 años para acá. (David Barrios, comunicación personal, 16 de septiembre,

2019).

El protocolo del proceso para el tratamiento de la disforia de género contempla las siguientes tres fases:

Psicológica/Psiquiátrica: Un psiquiatra evalúa la “consistencia” de la identidad para descartar

que se trate de otro padecimiento (como depresión). Las personas se someten a una evaluación

psiquiátrica para acceder a un tratamiento hormonal y/o quirúrgico y en el caso de algunos

países también para poder modificar su nombre en documentos oficiales (Missé, 2009).

Terapia hormonal: Un endocrinólogo realiza diversos estudios médicos para determinar la dosis

hormonal que será aplicada a cada paciente. En el caso de los hombres trans se administra

testosterona.

Quirúrgica. En relación con los hombres trans, existen al menos cuatro cirugías: la mastectomía

(extirpar las mamas), la histerectomía (extirpar el útero), la metaiodioplastia (crear un

micropene a partir del clítoris) y la faloplastia (construcción de un pene a partir de otras

estructuras).

La biopolítica, aplicada a partir del protocolo, designa una forma “biológica” corporal de ser

hombre -biopoder-; establece el nivel de hormonas necesario para desarrollar o disminuir elementos

sexuados socioculturalmente; evalúa psiquiátricamente, bajo elementos estereotipados de hacer género

binariamente. Mas Grau (2017) señala lo paradójico de tratar un padecimiento que el discurso

psiquiátrico considera “mental” con una modificación corporal.

Las personas trans que buscan la adecuación sexo-genérica se ven obligadas a someterse a una

evaluación psiquiátrica para acceder a un tratamiento hormonal y/o quirúrgico. Esto significa

que dicho proceso se concibe como un mecanismo de restauración del orden biológico basado
83

en la existencia de dos sexos, dos identidades de género y una sola orientación sexual. (Missé y

Coll, 2010, p. 13)

Los hombres trans que se someten al tratamiento hormonal esperan los cambios específicos que

los médicos señalan, y que están relacionados con convenciones sociales sobre los significados entorno

a lo masculino o femenino: profundización de la voz, aumento del clítoris, crecimiento del vello facial y

corporal, cese de la menstruación, atrofia del tejido mamario y disminución de porcentaje de la grasa

corporal en comparación con la masa muscular (Hurtado, 2015).

Figura 1

Efectos y tiempo esperado de las hormonas masculinizantes

Fuente: Asociación mundial para la salud transgénero (2012)

En la actualidad los hombres trans se informan, a partir de las redes sociales digitales, sobre los

procedimientos y los cambios que ocurrirán, es decir, generan expectativas de cambios corporales a

partir de lo que sus pares les cuentan pero que en general coincide con lo que los médicos indican:
84

Tenía todas las expectativas de lo que yo sí sabía que iba a suceder: me iba a dar más hambre,

sabía que se iba a detener la menstruación, que me iba a salir manzana de Adán, sabía que me

iba a crecer más lento el cabello, que me iba a salir como una línea que masculiniza los rostros,

algunos se vuelven más calvos. Sabía que me iba a salir mucho acné porque es básicamente

pasar una segunda pubertad y es todo lo que conlleva la pubertad, la libido, el acné, los cambios

de humor yo sabía que todo eso iba a pasar. No me molestaba, lo que venga, al menos es una

pubertad que sí escogí, no es tan traumática, aunque tenga los cambios que tenga. (Cristian,

comunicación personal, 27 de marzo de 2019)

Las personas trans que acceden a los tratamientos, no necesariamente se ajustan en su

totalidad a los procedimientos que establece el protocolo; por un lado, la categorización de disforia de

género tiene la característica de manifestarse en niveles de “intensidad”, es decir, promueve que si no

sientes rechazo corporal puedes ser una persona trans sin necesidad de tratamiento hormonal:

Creo que, en cuestión de disforia de género, como en todo, hay niveles, hay personas que

aceptan más su cuerpo o hacen más las paces que otras, hay personas que inclusive pueden usar

sus genitales para mantener relaciones sexuales y otras que de plano no. Todo eso depende del

nivel de disforia que tengan, considero que mi nivel no fue tan alto, nunca usé prótesis o un

sistema para orinar de pie, hasta la fecha no, esa parte nunca me causó ruido. (Rubén,

comunicación personal, 12 de diciembre 2020)

Por otro lado, a pesar de que los servicios públicos establezcan un protocolo patologizante, los

hombres trans no se mantienen pasivos ante estos discursos y “negocian” con este tipo de instituciones;

previamente se informan para decir lo que el área psiquiátrica necesita escuchar para autorizar la

terapia hormonal. Tal es el caso de Fernando que acude a la clínica Condesa-Iztapalapa, algunos
85

integrantes del grupo de hombres trans al que asiste en el centro Border, le indicaron las respuestas

esperadas:

Me dijeron, tienes que exagerar en esa parte, porque si dicen algo que no cuadra con lo que ellos

piensan que es un hombre trans van a pensar que todavía no. ¿Me preguntaron te gusta el

futbol”? y yo sí, claro me encanta el futbol le voy a los pumas, Me preguntaron a qué baño

entras: de hombres, ¿y te gustan las mujeres? Yo dije que sí. ¿Cómo te vistes? Cómo te expresas,

quienes son tus amigos y así, no pues respondiendo como respondería un hombre cis genero

heterosexual, no me gusta el rosa, que horror. Ya después entraron mis papás y le dijeron, si es

un hombre trans. (Fernando, comunicación personal, 14 de octubre de 2019)

Con el paso del tiempo, algunos hombres cambian sus expectativas corporales, porque la

intervención no los convence, porque se encontraron con otros discursos o por contingencias en sus

vidas. Dos de los entrevistados no desean realizarse la mastectomía, dos suspendieron la testosterona

hace más de 5 años y la mayoría no usan cotidianamente prótesis para simular un “bulto-pene”, ni

desean realizarse la faloplastia:

La parte de la cirugía de reasignación sexual, de cambio de genitales, eso no lo tengo tan

contemplado porque no está tan avanzado la cirugía, no termina tan funcional, no es estético, es

muy caro, son muchos contras y la verdad no le encuentro ningún pro. (Leonardo, comunicación

personal, 10 de septiembre de 2019)

En relación con los menores de edad, el DSM-V recomienda el uso de bloqueadores hormonales;

este aspecto es controversial en la actualidad. Los defensores argumentan que si se utilizan a corta edad

se evita el desarrollo puberal, es decir, las características sexuales secundarias no se desarrollan y eso

disminuye el sufrimiento psicológico, mejora la aceptación social y el resultado estético del sexo

deseado. Por otro lado, los detractores consideran que, al ser menores de edad, la identidad de género
86

aún no está consolidada para someterlos a este tratamiento debido a que algunos efectos pueden ser

irreversibles (Hurtado, 2015).

Como mencioné anteriormente, realicé solo una entrevista a un menor de edad; Fernando se

sometió a los bloqueadores hormonales, sus padres deseaban esperar a que fuera mayor de edad pero

los médicos recomendaron que se iniciara cuanto antes, es decir, los médicos son la voz autorizada,

determinan los ritmos en los que debe darse el tratamiento hormonal.

Ni siquiera me acuerdo cómo lo decidimos, pero me acuerdo que nos dijeron que mientras más

temprana edad mejor, más grandes iban a ser los cambios y empezamos a ver la posibilidad de ir

a Condesa, fuimos a la de Iztapalapa, porque la Condesa que está ahí, no acepta menores de

edad. (…) Sí nos dio un poco de miedo y queríamos en un principio atrasar todo esto de las

hormonas, que pase el tiempo en lo que se hace el papeleo y a ver si se arrepiente, pero ya

cuando fuimos con los doctores y nos dijeron que conviene que sea entre más temprana la edad

es mejor para ellos. (Padre de Fernando, comunicación personal, 14 de octubre de 2019)

De acuerdo con la Asociación Mundial para la Salud Transgénero (WPATH), la terapia hormonal y

las cirugías han demostrado que son médicamente necesarias para aliviar la disforia de género en

muchas personas:

Las tasas de satisfacción entre los estudios oscilaron entre el 87% de las usuarias de servicios

transfemeninas (HaM) a 97% de los usuarios de servicios transmasculinos (MaH) (Green y

Fleming, 1990), y los casos de arrepentimiento fueron extremadamente raros, 1-1.5% de las

usuarias de servicios transfemeninas y <1% de los usuarios de servicios transmasculinos.

(WPATH, 2012)
87

A partir de junio de 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró a la transexualidad

de su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), ahora la reconoce como “discordancia de

género” y la incorporó dentro del apartado denominado “condiciones relacionadas con la salud sexual”

(OMS, 2018).

Comunidad Transgénerica y Políticas Públicas en México: El Derecho a la Identidad y la Salud Pública


Este apartado tiene como objetivo situar contextualmente a los hombres trans entrevistados en

relación con los cambios legales y con la organización política, principalmente de hombres trans, por ello

no es una genealogía de la organización política trans en el país 6.

En sus orígenes, en México, la organización política trans estuvo asociada a la comunidad lésbico

gay; a partir de la década de los ochenta, se conformó un espacio específicamente trans; Nieto (1998)

los denomina comunidad transgenérica y Ana Gutiérrez (2015) atmósfera trans. Estos grupos se

caracterizaron por ser espacios seguros de reunión para personas de la disidencia sexual, principalmente

mujeres trans, en las décadas de los ochenta, noventa e inicios del siglo XXI. Hago referencia específica

al caso de la Ciudad de México por la centralización de los estudios en esta área, es decir, es la que se ha

documentado más, y al mismo tiempo, el movimiento trans también se ha centralizado en la CdMx

(Pons, 2016).

La primera etapa de la atmósfera cultural trans de la Ciudad de México, se distingue por ser más

lúdica y menos política que la segunda etapa (…) la organización de distintos grupos fue a partir

de las fiestas, las salidas a discotecas y bares, y las reuniones en algunos espacios que permitían

6
Para profundizar en la organización trans en México, particularmente en la CdMx, se encuentran las tesis doctorales
de Ana Gutiérrez (2015) Identidades Trans femeninas. Sociabilidades, internet, narrativas y tránsitos de género en la
Ciudad de México; y la de Alba Pons (2016) De las transformaciones sociales a las micropolíticas corporales: un
archivo etnográfico de la normalización de lo trans* y los procesos de corposubjetivación en la Ciudad de México,
que ofrecen un panorama más detallado al respecto.
88

el travestismo, como el Centro Cultural de la Diversidad Sexual en la colonia Roma, y después se

fue complejizando. (Gutiérrez, 2015, p. 89)

En los primeros años la finalidad de las reuniones era meramente lúdica, se les conocía

popularmente como espacios de “ambiente”, generalmente nocturnos, en los que se divertían por

medio de fiestas en bares o lugares clandestinos: “sin embargo, es en estos años que comenzó a

utilizarse el concepto transgénero como una categoría identitaria y se empezaron a organizar algunos

grupos de personas travestis que tendían hacia un activismo más politizado” (Gutiérrez, 2015, p. 98).

Contexto Primera Generación


En una segunda etapa del movimiento trans, en la década de los noventa, se forman diversos

grupos que enfocaron su trabajo hacia los derechos humanos de poblaciones LGBT, en temas de

prevención de VIH, trabajo sexual, derechos laborales y divulgación de información sobre aspectos

médicos y legales. Algunos de ellos se vincularon con la sexología para trabajar en conjunto en

actividades políticas y académicas (Pons, 2016). La relación entre un discurso legítimo, desde los

médicos sexólogos, y un discurso desde la experiencia trans, produjo una serie de cambios legislativos.

En la figura 2 se muestra una genealogía sobre los grupos políticos trans y sus años de

fundación. Estos grupos se convirtieron en una base para la organización política.


89

Figura 2

Genealogía de los principales grupos trans en la Ciudad de México

Nota. Adaptado de Identidades Trans femeninas. Sociabilidades, internet, narrativas y tránsitos de


género en la Ciudad de México (p. 101), por Gutiérrez, 2015.

Grupo Eón transgénerica se fundó en 1996, por Xantall Nuihla, Anxélica Risco y Alejandra Zúñiga,

quienes influenciadas por los movimientos transgénero en Estados Unidos y recuperando el saber

médico y psiquiátrico de forma estratégica, tenían un discurso trans politizado crítico a la patologización

y los estereotipos de género; propusieron una lucha conjunta entre personas trans para alcanzar sus

derechos fundamentales (Pons, 2016).

Este grupo realizó una alianza estratégica de 1999 a 2008 con el Instituto Mexicano de

Sexología, A.C. (IMESEX), mediante el que organizaron las jornadas Días de Transgénero; estos fueron

los primeros encuentros en los que personas académicas, activistas, sexólogas y abogadas, discutieron

temas emergentes en torno a los derechos de la población trans, como es el reconocimiento legal de su

identidad y la atención médica pública (Pons, 2016).


90

Derecho a la identidad
El derecho a la identidad para personas trans es una de las condiciones necesarias para el acceso

y ejercicio de otros derechos, como la educación, la salud y la vivienda, por lo que la ausencia de marcos

normativos y prácticas institucionales que permitan el reconocimiento de la identidad de género,

pueden derivar en ciclos de discriminación y violencia.

Como menciona Arroyo (2021), el reconocimiento legal para los hombres trans posibilita la

producción de la identidad en términos sociales y subjetivos. Su cambio de nombre le otorga

reconocimiento institucional, transforma su posición social inicial y produce un cambio significativo en

su autopercepción y su producción identitaria:

El nombre propio como un punto fijo en un mundo movedizo, tiene razón al considerar los ritos

bautismales como forma necesaria para asignar una identidad. A través de esta forma

absolutamente singular de nominación, que constituye el nombre propio, resulta instituida una

identidad social constante y duradera que garantiza la identidad de un individuo biológico en

todos los campos posibles que interviene, en tanto agente, es decir, en todas las historias de

vida posible. (Bourdieu, 1997, p. 78)

Previo a la aprobación de la Ley de Identidad de Género en 2008, en la CdMx, existió otra

reforma en el 2004; a través de una demanda se hacía una nota marginal en el acta de nacimiento

primigenia, donde se mencionaba que el sexo y el nombre eran diferentes a los asignados al nacer. Esto

permitió que algunas personas tuvieran acceso a una identidad jurídica, se presentó el primer

reconocimiento legal de un hombre trans (Arroyo, 2021).


91

Sin embargo, aunque se podía tener acceso a una identidad jurídica, la nota marginal en el acta

de nacimiento hacía visible el cambio de nombre y sexo, lo que ocasionaba discriminación y

estigmatización. Esto generó diversas molestias que decantarían en una futura ley con mejores

beneficios (Bonifaz, 2009).

De acuerdo con Gutiérrez (2015), desde 2006 los grupos trans, académicos y otros activistas,

comenzaron a trabajar junto con la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en la preparación de la

propuesta para las reformas que permitían el cambio de documentos: “un grupo de médicos, sexólogos

y psicólogos han construido un campo discursivo orientado a legitimar una práctica corporal por mucho

tiempo invisibilizada, criminalizada, patologizada y estigmatizada” (Serret, 2015, p. 34).

En 2008, Diana Guerrero y Mario Sánchez anunciaron el “primer matrimonio transexual”, se

casaron en la CdMx el 17 de mayo de ese año. Aunque aún no se permitía el cambio de documentos de

identidad, la boda fue posible porque la novia legalmente tenía el nombre de José y el novio María del

Socorro. Este evento marcó un parteaguas para visibilizar públicamente la existencia de personas trans

en el país; como menciona Escobar (2011):

La mediatización de la boda generó interés social y por primera vez se habló de los derechos

políticos trans en los medios de comunicación. El primer matrimonio entre personas trans, el

cual fue transformado en un acto político al evidenciar las contradicciones y vacíos jurídicos ante

la falta de reconocimiento jurídico de las personas trans donde, si bien podían casarse como una

pareja heterosexual, sus documentos legales no correspondían ni con su identidad ni con su

expresión de género. (p. 113)


92

En 2008, se aprobó la reforma al Código de Procedimientos Civiles para que, mediante un juicio

especial de “reasignación para la concordancia sexo-genérica”, se rectificaran el nombre y el

sexo/género en el acta de nacimiento de las personas que lo solicitaran:

Artículo 135 Bis. Pueden pedir el levantamiento de una nueva acta de nacimiento por

reasignación de concordancia sexo–genérica, previa la anotación correspondiente en su acta de

nacimiento primigenia, las personas que requieran el reconocimiento de su identidad de género

(…) Los derechos y obligaciones contraídas con anterioridad a la reasignación para la

concordancia sexo-genérica no se modifican ni extinguen con la nueva identidad jurídica de la

persona. (Gaceta Oficial del Distrito Federal, Distrito Federal, México, 10 de octubre de 2008)

El juicio especial consistía en presentar testigos y pruebas médico-psicológicas que avalaran que

la persona recibió tratamiento hormonal y/o quirúrgico de “reasignación de sexo”, es decir, era

obligatorio estar en tratamiento hormonal. El proceso tenía una duración de 6 a 8 meses y representaba

un alto costo económico por la cantidad de especialistas que tenían que contratarse (abogados,

médicos, sexólogos, etc.).

Manuel y Guillermo, de la primera generación, realizaron el trámite por esta vía; aquí aparece

una distinción de condiciones sociales necesarias para el tránsito en esa época. Ninguno de los dos

contó con apoyo familiar, Manuel fue expulsado de su casa, tenía un empleo de baja remuneración

económica y no logró concluir su trámite por falta de dinero para los peritajes; por su parte, los padres

de Guillermo permitieron que continuara en la casa familiar, se metió a trabajar en una cadena de

comida rápida, después de varios meses reunió el dinero y concluyó su trámite:

Hice el cambio de nombre cuando todavía era por juicio, estaba a la mitad de la universidad de

la carrera, dije ya quiero hacer el cambio en papeles para que mi título salga bien. Te pedían un

peritaje médico de que estabas en hormonas, pues fui con un doctor que se le conocía porque
93

llevaba este tipo de procesos y sin estudios ni nada me dijo “Toma, para que en el juicio ya te

veas cambiado, vas” (…) Pues con abogado de oficio me gasté como 10,000 pesos entre las

venidas, idas, copias, peritajes, traje para poder ir a decir soy todo un varón en esta sociedad,

entonces me habré echado 10,000 pesos y un año para que saliera el acta. (Guillermo,

comunicación personal, 4 de mayo de 2022)

Derecho a la Salud
En 2009, un año después de la aprobación de la reforma legal en la CdMx, se creó el programa

transgénero en la Clínica Especializada Condesa, convirtiéndose en el primer espacio de salud pública en

otorgar servicios a la comunidad trans. La clínica depende del gobierno capitalino, se ubica en la zona

centro de la ciudad. Fue inaugurada en 1999 con el objetivo de dar atención médica a población de

escasos recursos económicos, pero a partir de 2000 se especializó en la atención del VIH y SIDA.

Esta cuestión ha levantado mucho revuelo entre algunos colectivos de activistas trans* que

consideran que no tienen por qué ser atendidos en una clínica especializada para tratamiento

de VIH, ya que no todas ni todos ellos padecen esta enfermedad, ni están involucradas en las así

llamadas “prácticas de riesgo”. Esta crítica nos muestra la necesidad de desvincular lo trans* del

trabajo sexual e incluso de la práctica de la homosexualidad y el uso de las drogas. (Pons, 2016,

p. 58)

El derecho a recibir atención pública de salud es fundamental para el desarrollo óptimo del ser

humano. En el caso de las personas trans algunas requieren servicios especializados para realizar su

transición por medio de una terapia hormonal y/o intervención quirúrgica. Recibir atención pública evita

prácticas de riesgo a su salud, como la automedicación y permite que las condiciones socioeconómicas

no sea un impedimento para el desarrollo pleno de su identidad de género.


94

La Clínica Condesa es un referente para personas trans, incluso de otros estados; es un servicio

público enfocado principalmente a dotar de manera gratuita la testosterona, y realizar los estudios

necesarios antes de recetarla. Sin embargo, para algunos, la transición incluye otros aspectos que no

contempla la atención, como es la mastectomía o el servicio dermatológico; es común que los hombres

trans enfrenten problemas severos de acné durante el tratamiento hormonal, como ellos mismos lo

señalan, es una “segunda adolescencia”.

Además, la clínica mantiene el protocolo mencionado anteriormente, que consiste en la

valoración psiquiátrica para dar el pase para la atención hormonal.

Las personas trans refieren con emoción sentirse con mayor seguridad consigo mismas y en sus

relaciones sociales, pero para acceder a estos beneficios, en el mismo proceso de

medicalización, deben primero asumirse como enfermas por su transexualidad,

independientemente de que no se sientan así. Entonces, no sólo hay que despatologizar su

identidad sino despatologizar también su acceso a los servicios médicos. (Granados, 2017, p. 27)

La atención del personal, en ocasiones, reproduce estereotipos sobre qué es un hombre trans;

realizan preguntas durante la entrevista psiquiátrica que están relacionadas con su presentación en la

vida pública, es decir, cómo viven su género de forma social, específicamente, los cuestionan sobre qué

baño utilizan en espacios públicos, como restaurantes, y sobre cómo orinan (se asume que deben

hacerlo de pie):

La prueba de vida es bastante sexista, en la entrevista psicológica te asumen que debes hacer

“cosas” por ser hombre trans; me preguntaron cosas de la nada: ¿desde cuándo orinas de pie? -Y

yo, - ¿eso se puede? Jajaja y me dice, “¡sí! ¿desde cuándo orinas de pie?”, yo le dije “no orino de

pie”, y me peguntó si usaba packer o algo y yo “no”, -ah bueno y ¿por qué no usas packer?, ni

sabía que existían. (Cristian, comunicación personal, 27 de marzo de 2019)


95

El tema de los baños como espacios generizados se ahondará en el siguiente capítulo, pero es

importante señalar que la mayoría de los entrevistados antes de la terapia hormonal, o si aún no se

notaban los cambios físicos, no ingresaron a los baños designados para hombres. El uso de los

mingitorios públicos los pone en una situación de vulnerabilidad debido a que temen ser leídos como

mujeres y sufrir violencia.

Con la reforma de 2008 y la creación del programa en la Clínica Condesa en la CdMx en 2009, los

espacios para compartir las experiencias de tránsito se extendieron. En 2012, se formó el grupo de

apoyo para personas trans Transformar Trascender en la Clínica Especializada Condesa, el cual fue

propuesto por las integrantes de grupo Eón Transgénerica, quienes no estaban del todo de acuerdo con

el protocolo patologizante que seguían los especialistas en la clínica. Xantall Nuihla ofrece desde

entonces, de manera gratuita, terapia individual y grupal a las personas que lo requieran.

La propuesta de voluntariado era una manera de dar continuidad a Eón (…) Resulta un espacio

de producción de saberes cotidianos, construidos a partir de la experiencia de las participantes y

de la terapeuta y atravesados por los saberes hegemónicos. Se trata de saberes sometidos que

no rompen de forma absoluta con las categorías, definiciones y conceptos de un corpus

hegemónico, sino que los tensionan, resignifican y son encarnados de formas particulares y

complejas. (Pons, 2016, p. 75)

En la actualidad, transcender/transformar constituye un espacio de aprendizaje donde se

cuestiona la medicalización, pero al mismo tiempo se reconoce la libertad de las personas que deseen

intervenirse. Es un grupo que varios de los entrevistados señalaron, incluso los que no se atendieron en

la Clínica Condesa:
96

Descubro, sin decirle a nadie. Voy a la reunión de la Clínica Condesa, fue una terapia de choque

para mí, había algunos que estaban iniciado en el proceso, otros que ya lo habían completado,

que tenían la transición completa. Yo llegué en cero y me hicieron una pregunta mágica que en

mi vida me habían hecho, ¿cómo te gusta que te llamemos? Me quedé en silencio, tenía un

pavor enorme pero una alegría enorme y le dije Leo. Ok, bienvenido. Tengo pecho, ok,

empezaron a dar testimonio, no quería que me vieran, estaba contento, pero como pavor. Súper

amables, asistí unas 3 veces más y empecé a buscar información. (Leonardo, comunicación

personal, 10 de septiembre de 2019)

Contexto Segunda Generación


De acuerdo con el Informe sobre Derechos de las Personas Trans (Coyotzin, 2019) durante la

vigencia de la Ley de Reasignación de Concordancia sexo–genérica (2008-2015) se tramitaron entre 13 y

60 casos anuales. En 2013, con el asesinato en Puebla de la activista trans Agnes Torres, la presión

política se intensificó para el reconocimiento estatal de personas trans (López, 2018). Diversos actores

políticos, académicos, sexólogos y organizaciones de la diversidad sexual formaron la coalición T47 con

la finalidad de proponer una nueva ley de identidad de género.

Cautivas, ProDiana, Transformarte, Sexpol, Acciona, A.C., entre otras organizaciones LGTB e

instituciones como el COPRED y la CDHDF ya estaban vinculadas al Mecanismo que ahora estaba

proponiendo hacer reuniones plenarias para trabajar por la nueva iniciativa de reforma con la

participación de las organizaciones de la sociedad civil. (Pons, 2016, p. 89)

En 2015, la coalición T47 impulsó la desjudicialización de la identidad, la Ciudad de México se

convirtió en la primera entidad federativa del país en adoptar una legislación que permitió el

reconocimiento de la identidad de género autopercibida por medio de un procedimiento administrativo

y no estigmatizante.
97

Se entenderá por identidad de género la convicción personal e interna, tal como cada persona

se percibe así misma, la cual puede corresponder o no, al sexo asignado en el acta primigenia.

En ningún caso será requisito acreditar intervención quirúrgica alguna, terapias u otro

diagnóstico y/o procedimiento para el reconocimiento de la identidad de género. (Artículo 135,

Código Civil del Distrito Federal).

El reconocimiento de la identidad de género en el año 2015, en la Ciudad de México, representa

un giro en la producción de las identidades de nueve entrevistados. La correspondencia entre la

expresión de su identidad y su identidad legal les permite acceder a trabajos formales y/o continuar o

finalizar sus trayectorias educativas, se disminuye el riesgo de ser rechazado, discriminado o violentado.

Antes de mi cambio de identidad legal ya estaba en tratamiento, con la expresión de lo

masculino sí me topé con temas de discriminación a nivel laboral. Mandaba mi CV, mis

documentos en femenino y cuando llegaba no era la misma persona y luego se notaba que ya la

entrevista me la hacían por hacérmela por cortesía, dos, tres veces me pasó algo similar hasta la

cuarta me logré acomodar, la verdad es una empresa super chida, todo bien. (Izack,

comunicación personal, 19 de enero de 2021)

La asignación oficial de su nombre constituye la posibilidad de conformar una identidad de

género para los hombres trans, al permitirles transitar por espacios sociales donde constantemente son

solicitados documentos de identidad para realizar actividades cotidianas: “las prácticas que se reflejan

en el cuerpo y se derivan del mismo no se dan en el interior de los individuos. Involucran relaciones

sociales y símbolos; y también pueden involucrar instituciones sociales a gran escala” (Connell, 2019, p.

98).
98

En el 2014 me avisan que ya estaba en la mesa el reconocimiento de la identidad de género que

se aprueba en noviembre del 2014 y empieza a operar hasta el 2015 a partir de febrero.

Nosotros para marzo del 2015 que hubo un evento muy grande ahí en Ciudad de México, que lo

organizó la gente de PRODIANA, me dijeron “A tal semana vénganse porque van a hacer

cambios masivos de reconocimiento de identidad de género” entonces de aquí de Guadalajara

llevamos un camión completo, casi 50 personas de aquí de Jalisco, pero allá en Ciudad de México

casi nos concentramos como 500 personas de todo el país (Izack, comunicación personal, 19 de

enero de 2021).

Contexto Tercera Generación


Las personas trans que viven en estados donde aún no se aprueba la ley de identidad de género

optan por viajar a la CdMx para realizar el trámite, lo que implica gastos para el trayecto y la estancia

que asumen de manera personal. Todos los hombres de la tercera generación transitaron cuando la ley

ya existía en la capital del país; de los diez entrevistados, nueve realizaron su cambio de identidad en la

CdMx, a pesar de pertenecer a siete diferentes estados y realizar el trámite en distintos años (de 2015 a

2020):

Veracruz no reconoce el cambio de nombre de la Ciudad de México, fue una batalla desgastante,

horrible, porque tenía a mi cargo 40 personas trans registrados en Veracruz, pero vivían en otras

partes y no podían hacer sus trámites, los hice por ellos, fui con el director del registro civil, con

la directora de derechos humanos y no hay nada más agotador que eso. Metí denuncias, nadie

me peló, es por eso que también decidí irme por todo este rechazo, es agotador, solo se puede

por un amparo, pero son 15 mil pesos que muchos no tienen, estamos en un limbo jurídico para

Veracruz, el estado no quiere y me cansé de pelear. De estas personas que representé, tres
99

hicieron el amparo y las otras siguen en limbo jurídico. (Christopher, comunicación personal, 13

de diciembre de 2020)

Las autoridades de la Dirección General de Registro Civil estiman que el 68% de las solicitudes

que se han recibido históricamente han sido de personas cuyo nacimiento no fue originalmente

registrado en esa jurisdicción. Hasta noviembre de 2019, en la Ciudad de México se han reconocido

4,136 personas (Coyotzin, 2019).

La nueva acta emitida en la Ciudad de México tiene valor legal en todo el país, pero la Dirección

General del Registro Civil de la CdMx no tiene competencia para que las autoridades de otros estados

modifiquen el acta primigenia; es común que otros estados nieguen hacer las modificaciones y eso

puede generar inconvenientes en la tramitación del resto de los registros y documentos de identidad,

como la clave única de registro de población (CURP), pasaporte, entre otros; lo anterior le ha ocurrido a

varios de los chicos entrevistados:

El cambio de nombre lo empecé el 2 de marzo de 2018, nada más que yo nací en Aguascalientes,

hago todo acá, yo ya tengo mucho radicando acá (CdMx), pero me dicen que debo llevar un

documento a Aguascalientes donde debo notificar que se está haciendo este trámite; voy a

Aguascalientes y la secretaria del registro civil no me quería recibir el documento, es que esto no

procede que porque no está legislado en Aguascalientes, y le dije que me lo tenían que recibir y

le liberaron el acta, pero yo tenía dos actas, dos identidades. Esto repercutió en el INE porque se

atravesaron las elecciones presidenciales y no hubo poder humano para cambiarlo, me dijeron

que no se me iba a discriminar, fui y voté, no tuve ningún problema con la identidad anterior.

(Leonardo, comunicación personal, 10 de septiembre de 2019)


100

A pesar de los avances jurídicos en diversos estados para el reconocimiento de la identidad en

personas trans, un obstáculo que algunas personas siguen enfrentando es la homologación de

documentos, ya que algunos estados no lo reconocen o los funcionarios no están capacitados para realizar

este trámite, lo que representa un tiempo largo de espera o imposibilidad para el ejercicio de otros

derechos como el laboral o el de la salud. Aunque la identificación oficial (INE) ya refleja la identidad

masculina de Manuel, en su empleo no ha podido modificar sus documentos, porque el crédito de

vivienda no reconoce sus años de antigüedad:

En el IMSS estoy con el nombre anterior. Ya todos mis papeles están con mi nombre, aquí en la

empresa me dicen Manuel, la empresa sabe de lo mío, he tenido muchísimo apoyo, aunque en el

seguro y la nómina me tienen con ese otro nombre, pero ellos cuando arregle me lo cambian, es

lo único que me falta. (Manuel, comunicación personal, 18 de noviembre de 2020)

Fernando, al ser menor de edad, interpuso un juicio colectivo con otras familias y menores de

edad en la CdMx, pero no lograron modificar su nombre hasta que cumplió los 17 años:

Nos metimos a un grupo para un juicio para que se cambiara el nombre, pero estoy hablando de

más de un año, somos un grupo de 16 familias que estamos en un litigio estratégico, pero pues

no, ya va a llegar a los 18 años. Hubo una reunión hace 15 días en el registro civil,

supuestamente ya habían llegado a un acuerdo con el director del registro civil para que las 16

familias tuvieran acceso y no se hizo (…) Ya sale él (Fer) de ese grupo para hacer su trámite de

manera directa, ya las otras familias están peleando por el registro civil, dicen que sí, pero no.

(Madre de Fernando, comunicación personal, 14 de octubre de 2019)


101

De los 10 entrevistados, únicamente Cristian, de la segunda generación, decidió no realizar su

cambio legal de identidad, por cuestiones de homologación, pero también por considerar que es

importante la visibilización de hombres trans:

A pesar de que es trámite administrativo, de todos modos la homologación es un pedo muy

grande, sobre todo si estudiaste en otros estados. Otro como posición política, por la visibilidad y

otro porque siento que no es necesario, yo sé que a muchas personas les trae mucha paz tener

los papeles que respaldan su nombre, pero yo no siento que necesite papeles que me respalden

como quien soy. En términos laborales nunca he tenido problemas. (Cristian, comunicación

personal, 27 de marzo de 2019)

Cuando inicié en 2018 esta investigación, únicamente tres estados reconocían el cambio de

identidad de género en México. En la actualidad, febrero 2023, 21 entidades federativas de las 32 que

integran el país, reconocen la identidad de género elegida, por medio de un procedimiento

administrativo que permite modificar los documentos legales. Estos estados son: Ciudad de México

(2015), Michoacán (2017), Nayarit (2017), Coahuila (2018), Colima (2019), Hidalgo (2019), Oaxaca

(2019), San Luis Potosí (2019), Tlaxcala (2019), Sonora (2020), Quintana Roo (2020), Jalisco (2020),

Puebla (2021), Estado de México (2021), Baja California Sur (2021), Morelos (2021), Chihuahua (2021,

por jurisprudencia), Baja California (2022), Sinaloa (2022), Nuevo León (2022) y Zacatecas (2022):
102

Figura 3

Mapa del reconocimiento legal del cambio de identidad por estado y año de aprobación

Jalisco y Oaxaca son los únicos dos estados que incluyeron en su legislación a los menores de

edad; la persona que ejerza la patria potestad o tutor debe presentar un escrito para solicitar el cambio

de identidad legal del menor. En los otros 17 estados, el trámite únicamente lo pueden realizar personas

mayores de edad.
103

En agosto de 2021 se publicaron en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, los "Lineamientos

para Garantizar los Derechos Humanos en el Procedimiento Administrativo de Reconocimiento de

Identidad de Género en la Ciudad de México de las Personas Adolescentes”, el trámite pueden realizarlo

los menores a partir de los 12 años.

Los procedimientos de reconocimiento de la identidad de género en la mayoría de los países en

Latinoamérica se encuentran enmarcados en el sistema binario de sexo/género, situación que resulta

excluyente para las personas que habitan una identidad no binaria. Aunque es un desafío todavía poco

explorado en el panorama internacional, es un tema que en los próximos años seguramente generará

debates para su implementación. En México, de manera reciente, en febrero de 2023 el Instituto

Nacional Electoral incorporó la letra “X” en la credencial para votar, para reconocer a las personas no

binarias.

De acuerdo con la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad

de Género (ENDOSIG, 2018), dirigida a personas autoidentificadas lesbianas, gays, bisexuales, trans

(transgénero, travestis, transexuales) mayores de 16 años, siete de cada diez personas trans tuvieron

alguna experiencia de discriminación durante la atención medica; a cinco de cada diez persona trans les

fue negada la entrada a un baño público por su identidad; mientras que seis de cada diez reportaron

escuchar comentarios negativos y burlas en el trabajo, lo que indica que la discriminación se presenta en

diversos ámbitos de la vida (Coyotzin, 2019).

En México existen prejuicios en torno a lo trans, la principal barrera para el acceso a espacios de

salud en esta población es el estigma y la discriminación, aunado a la escasa información que tienen los

profesionales de salud hacia esta comunidad (Arredondo-López, 2020). Solo un entrevistado se realizó la

mastectomía en el sistema público de salud, donde tuvo que esperar varios años para acceder al

servicio:
104

Me operé apenas en octubre pasado [2020], llevo tres meses de mastectomía, me enteré porque

un amigo se operó en el GEA González, es hospital público, fue difícil y tardado, tengo muy mala

suerte con los tiempos, yo llevaba dos cancelaciones y mi tercera cancelación fue por pandemia.

Inicié el proceso hace 3 años (…) La pura cirugía me salió en 5 mil pesos, más los estudios

preoperatorios que son a un precio bajo por el nivel socioeconómico. A nivel estético la cirugía

pudo haber quedado mejor, sí era lo que esperaba, nunca tuve miedo, en el hospital público me

trataron muy bien, obviamente hay cicatrices muy grandes, estéticamente sí hay mejores, pero

por el precio que pagué me siento muy conforme. (Rubén, comunicación personal, 12 de

diciembre 2020).

Algunos hombres trans que cuentan con apoyo familiar y económico optan por un servicio

privado, sobre todo los que no viven en la CdMx, pues no encuentran servicios públicos que les brinden

la atención sanitaria. Si deciden realizar intervenciones hormonales se “saltan” el primer paso del

protocolo oficial y no asisten a que los evalué un psiquiatra e inician su tratamiento con un especialista

en endocrinología.

En caso del servicio privado, un factor importante a considerar es si los hombres trans cuentan

con los ingresos necesarios para realizar el tratamiento; en el caso de los hombres que transicionan a

edades tempranas aún dependen del ingreso familiar y los que no cuentan con apoyo, tardan varios

años en reunir el dinero necesario para las intervenciones. De los entrevistados, cinco realizaron su

terapia hormonal en la Clínica Condesa, uno por medio de una asociación civil en Tijuana y los otros

cuatro de manera privada, principalmente por ser de otros estados del país.
105

En 2020 la secretaria de salud del gobierno mexicano lanzó el protocolo para el Acceso sin

Discriminación a la Prestación de Servicios de Atención Médica de las personas LGBTTTI, que pretende

garantizar el acceso a establecimientos del sistema Nacional de Salud sin discriminación a las personas

de la diversidad sexual. Designaron una Guía Protocolizada para la Atención de Personas Transgénero:

Esta Guía se conforma de tres componentes. En el primer componente se establece una serie de

acciones para reforzar la atención médica de las personas transgénero (Trans), que debe

observar el personal de atención médica y paramédica en los establecimientos que conforman

el Sistema Nacional de Salud. El segundo componente refiere a criterios diagnósticos en el

tratamiento médico especializado para las personas Trans, y el componente tres plantea un

modelo de atención mexicano con base en la experiencia transitada por varios años en la Clínica

Condesa de la Ciudad de México. (p. 52)

En octubre de 2021, el gobierno de la CdMx inauguró la Unidad de Salud Integral para Personas

Trans, que es la primera clínica pública en el país enfocada únicamente a población trans. Este tipo de

servicios especializados es un referente para la orientación de los pasos a seguir para la transición,

permiten el acceso gratuito a personas de distintos estratos sociales. La falta de acceso a servicios

públicos y la poca información con respecto al tema puede generar problemas de salud graves.

Finalmente, en 2020 en la Ciudad de México y en el Estado de México, se aprobó la reforma al

código penal local que prohíbe y sanciona las terapias de conversión, que son prácticas que pretenden

“corregir” la identidad y expresiones de género no normativas, como la homosexualidad o la

transexualidad. Si bien se trata de un avance en el camino de la despatologización de la transexualidad a

nivel mundial, en México se considera esta condición de la sexualidad como una situación fuera de la

norma o de lo establecido por las mayorías, y que, por ende, debe ser corregida o sancionada de

diferentes maneras. El prejuicio, la discriminación y la falta de sensibilidad perpetúan acciones en contra


106

de estas poblaciones que estigmatizan, minimizan, menoscaban y anulan la dignidad, los derechos y las

libertades de las personas trans.

Comunidades de Práctica: De la Socialización a la Organización Política de Hombres Trans en la Era


Digital

Coincido con Ana Carvajal en que no existe una documentación histórica de la participación de

los hombres trans en el movimiento trans. En este apartado, a partir de unir elementos comunes entre

mis entrevistados y la observación en redes sociales online, trazo una línea que permita identificar a

personas clave en la organización política de hombres trans; así mismo, retomo las aportaciones que

realiza Carvajal (2019) quien, a partir de sus entrevistas, participación en eventos, revisión de páginas y

redes sociodigitales, presenta un panorama de la gestación del movimiento transmasculino en la CdMx.

En 2012, Elena Vaquerizo (2014) realizó un estudio exploratorio para analizar la construcción de

la subjetividad transexual masculina en jóvenes españoles. A partir de la observación participante,

estudió un grupo de hombres trans que se reunía periódicamente para compartir sus experiencias en

torno al proceso de transición que vivían. A esta socialización entre pares, la denominó comunidad de

práctica, es decir, como un espacio donde se construían identidades a partir de las prácticas que sus

compañeros relataban en el grupo. En ese momento, la autora encontró que los veteranos, es decir, los

que iniciaron con la transición tiempo atrás, educaban a los más jóvenes: “el proceso de construcción de

las personas (es decir, de los seres socializados) es inseparable del proceso de construcción de

relaciones prácticas y simbólicas entre las personas” (Díaz y Velasco, 1996, p. 537).
107

Los grupos de hombres trans tienen como objetivo establecer herramientas de comunicación e

información. Sin embargo, como indica Vaquerizo (2014), estas acciones aparentemente neutrales

invisibilizan la importancia que tiene la socialización como producción de subjetividad. En las

comunidades de práctica se adquieren ciertas herramientas para gestionar la “condición trans” en los

ámbitos cotidianos, es decir, lo que se aprende ahí, adquiere sentido fuera de esas comunidades,

cuando se pone en acción lo aprendido.

No es neutral, sino que está configurada por ciertas lógicas socioculturales: se apoya en ciertas

representaciones sobre la transexualidad (sic) (como algo esencial, naturalizado, pero que

conlleva una modificación corporal), en ciertas prácticas educativas (aprendizaje de la

importancia de un nombre masculino, problematización de situaciones, etc.). (p. 544)

Sitúo el inicio de la participación de hombres trans con el Grupo GenT, es el primer grupo

(documentado) donde participa de forma protagónica un hombre trans; fue creado en 2006 por Mario y

Diana, tenía como objetivo generar información sobre “la condición trans” y difundirla a través de

reuniones. Mario y Diana, daban su testimonio y sugerían estrategias para la vida cotidiana, para poder

comunicar a sus familias sus emociones, sus decisiones y poder relacionarse con seguridad en los

espacios públicos (Gutiérrez, 2015).

Los entrevistados de la primera generación, que tienen un tiempo de transición de más de 16

años, encontraron su comunidad de práctica en los “lugares de ambiente”, ahí aprendieron algunos de

los significados de lo trans. Mario Sánchez es un referente en la transición de Guillermo y Manuel,

señalaron que fue gracias a él que iniciaron su proceso:


108

En las noticias no era muy visto (lo trans) pero por un amigo del “ambiente” conocí a Diana y a

Mario, que fueron muy famosos porque se casaron. Me invitaron a su conferencia y ellos me

recomendaron al psicólogo. De ahí me fui informando. (…) Ya no convivo en ese ambiente, antes

sí andaba mucho, pero fue cuando empezaba a salir del closet, ahora vivo mi vida normal.

(Manuel, comunicación personal, 18 de noviembre de 2020)

Mario Sánchez, Génesis Rafael, Leonardo Alberto Téllez y Daniel Zúñiga son los primeros

hombres trans visibles en la Ciudad de México. En 2009, Rafael convoca al primer congreso de hombres

trans en la CdMx, con participación de hombres de Veracruz, San Luis Potosí, Hermosillo, Torreón y

Estado de México. En 2012 Rafael crea el Colectivo Hombres XX:

Somos un colectivo de hombres asignados como mujeres en el momento del nacimiento (trans)

que busca brindar asesoría, orientación y atención integral al colectivo LGBTTTI y sus familias a

nivel local, nacional e internacional por medio del trabajo comunitario para ser sostenibles

construyendo una comunidad. (Página web, Colectivo hombres XX)

Después de la reforma de 2008, surge en la CdMx el grupo Drag King México (ODKM), un

espacio dedicado a realizar performance, burlarse o ridiculizar los estereotipos de género. De acuerdo

con Carvajal (2019), este grupo es un referente para algunos hombres trans que juegan con elementos

masculinos en espacios públicos y culturales a partir de los performances:

Las exploraciones personales y colectivas dentro de este grupo, que fue un primer referente de

reuniones de hombres trans, permitieron que muchos de sus integrantes se identificaran con el

“rol masculino”, a partir de lo cual fueron configurando su identidad individual como hombres

trans, con lo que “transicionaron de lo ‘drag king’ a lo transmasculino”. (p. 154)


109

Como indiqué anteriormente, Transformar Trascender, fundado en 2012 en la Clínica Condesa,

se convertiría en “un espacio significativo para algunos hombres trans, donde se conocieron e

intercambiaron experiencias entre pares, a partir de lo cual se fueron creando redes y escenarios de

encuentro entre ellos más allá de esta institución” (Carvajal, 2019, p. 158). Transformar transcender no

solo ha marcado la vida de personas trans, también ha sido una base para la organización de familias

trans que se acercan al tema. El apoyo de las familias en la transición es vital para realizar un tránsito

seguro, en ese sentido, aún hacen falta investigaciones que muestren las reacciones y experiencias que

implica para la familia tener un integrante trans. La madre de Fernando, de la tercera generación,

compartió:

Nos recomendaron “transformar, trascender”, fuimos a la primera sesión en diciembre, iba a ser

navidad, había pocas familias, eran más hombres y mujeres trans, pero había alguno que otro

familiar, pero muchos íbamos familia completa, íbamos los cuatro, todos. Shantal es una

terapeuta maravillosa que me hizo sentir, primero que yo no tenía nada que ver, no tiene nada

que ver con la crianza, con lo que tuviste o no tuviste y en segundo el lugar me hizo caer que no

era mi vida, era otra vida, otra persona que, aunque estaba bajo nuestros cuidados, él tomaba

sus propias decisiones y las riendas de su vida, eso fue muy diferente (Madre de Fernando,

comunicación personal,14 de octubre de 2019)

En 2012, las redes sociodigitales adquieren relevancia para la visibilización de experiencias de

hombres trans; se crea en Facebook la página Transmasculinidades México, el primer grupo que se

denominó de esta forma, fundado por cuatro hombres trans: Nathan G. Ambriz, Marck Pappas, Miguel

Valent y Thomas Ortiz (Carvajal, 2019). A partir de este grupo, bajo el lema “la transexualidad masculina

existe”, se organizan para participar por primera vez en la marcha del orgullo de 2013 (Página web,

Transmasculinidades México).
110

En 2013, en Jalisco, específicamente en Guadalajara, liderados por Izack Zacarías, de la segunda

generación de entrevistados, se realiza la primera reunión de hombres trans en esa ciudad.

Se armó una primera reunión aquí en Guadalajara que fue el 13 de junio del 2013, que es cuando

ahí inicia el movimiento aquí en Jalisco. Mira, en la primera reunión fuimos 9, 10 hombres y nada

más una mujer, de esos 10 hombres el único que era público era yo, el resto no. De esas 10

personas al final el que empieza con la organización pues soy yo. (Izack, comunicación personal,

19 de enero de 2021)

Por otro lado, cabe destacar un proyecto, que si bien, es individual, ha sido un referente

importante para la transición de hombres trans en México, es el canal del youtuber Christopher Juárez,

de Xalapa Veracruz, que es uno de los entrevistados de la segunda generación. El caso de Christopher es

similar al de Izack. Transitó en Veracruz, donde actualmente no existe la ley de identidad, ni hay grupos

de pares porque no existe una comunidad trans consolidada, por ello, no encontraba información de

hombres trans en México y decidió crear su canal:

El objetivo del canal era informar, cuando empecé no había información en español, no había

continuidad, había chicos españoles, pero allá todo es diferente, así que decidí hacer un canal

con testimonio mexicano y no solo eso, de una ciudad que no es la Ciudad de México porque en

la Ciudad de México hay muchas garantías, privilegios y derechos, en Veracruz eso no existe.

(Christopher, comunicación personal, 13 de diciembre de 2020)


111

En 2014, Christopher inició a documentar su transición y comparte, hasta hoy en día, un video semanal

con respecto a lo transmasculino:

Me decidí ser yo, empecé a grabar y a solucionar dudas, todo está grabado, documentado, para

que los chicos puedan tener acceso a ello y de primera mano, ahí está guardado y por eso han

pasado 7 años y los temas no se acaban, porque no puedes explicar una vida ni en 20 años,

siempre van surgiendo nuevas leyes, nuevas cosas y siempre hay información que subir, todo es

informativo. (Christopher, comunicación personal, 13 de diciembre de 2020)

Realizar intervenciones de manera privada no garantiza atención profesional o especializada en

el tema trans, existen médicos que no están capacitados y pueden engañar a los pacientes. El testimonio

de Christopher en torno al tema, indica las dificultades que pueden enfrentar:

Mis testimonios afortunadamente han servido a algunos chicos para apoyarles con su transición

con las citas con el endocrinólogo, en sus terapias hormonales, qué pueden esperar, los mitos,

los chismes que no son ciertos, las operaciones, la mastectomía. Recomendé al doctor que me

operó, que es muy bueno, porque han operado a chicos que les han hecho cosas que no van,

digamos han experimentado con ellos y mi doctor ha recompuesto a esos chicos que han dejado

mal, por eso para mí es importante mi canal de Youtube para la información de una manera

fidedigna, que no me los estafen, porque hubo un caso de dos personas que se hicieron pasar por

endocrinólogos, estaban estudiando medicina y estaban experimentando con ellos, alcé la voz y

muchos chicos se apartaron, se hace lo que se puede. (Christopher, comunicación personal, 13 de

diciembre de 2020)
112

En el caso de los dos hombres de la segunda generación que viven en la CdMx, Cristian y Rubén,

ambos tenían acceso a redes sociodigitales y contaban con la referencia de la clínica especializada

Condesa y con la existencia de grupos de pares que se reunían periódicamente:

Cuando cumplí un año en hormonas, conocía a muy pocos hombres trans. De pronto en

Facebook me llegó un evento que era la primera reunión de hombres trans de la Ciudad de

México, fui y nunca había visto a tantos hombres trans, de pronto ver a 30 weyes de todas las

edades, que se veían todos distintos y todos eran trans como yo, me cambió totalmente, ahí se

expandió otra vez mi universo. (Cristian, comunicación personal, 27 de marzo de 2019)

También, en 2014, surge el proyecto Trans Pride World fundado por Josué Adonai Urrea y

organizado solo por hombres trans, cuyo objetivo es acompañar a personas trans, a nivel nacional, en

los trámites de reconocimiento de la identidad de género en la Ciudad de México:

Organizan los Trans Abrazos como espacios de convivencia, afecto, intercambio y juego entre

personas trans —el cual ha sido replicado en otros países—, en los que participa el Mercadito

Solidario Transacciones, a través del cual los hombres trans tienen mayor acceso a diferentes

elementos de importancia para sus vivencias y prácticas como binders, packers, prótesis y

juguetes sexuales; planeación de clases de autodefensa para personas trans y cuerpos

disidentes en alianza con La Ruda. (Carvajal, 2019)

En 2016, Izack funda la organización civil Impulso Trans, en Guadalajara, la cual se encarga de

acompañar a personas en sus tránsitos, cuentan con personal de atención únicamente trans, líneas

telefónicas de asesoría, además de tener convenios con médicos especializados en protocolos trans no

patologizantes y cirugías, para que los costos no sean excesivos.


113

El Impulso Trans, iniciamos como Transformándote pero cuando quisimos constituirnos no pudo

quedar esa palabra, en realidad yo en aquel entonces no sabía mucho de constitución así que yo

de repente me dejé guiar, me decían: “Haz esto, haz aquello, que no se puede, entonces búscate

otro nombre” y quedó Impulso Trans y esa sí se pudo registrar en el 2016 y eso ya nos dio otra

entrada, o sea ya tener un acta constitutiva es otra cuestión. (Izack, comunicación personal, 19

de enero de 2021)

En 2016, en la CdMx, el Centro cultural border- Jauría trans, fundado en 2006 por Eugenio

Echeverría y Virginie Vincent, abrió el Programa de Culturas Disidentes, dedicado a brindar talleres,

asesoría jurídica, programas culturales y acompañamiento a la comunidad trans y sus familias. En 2017,

se establece de forma oficial Transmasculinidades MX, fundado en 2013 por Nathan Gabriel Ambriz, el

cual se reúne en el Centro Cultural Jauría Trans; es un grupo de reflexión y acompañamiento entre

pares, en el que se comparten las múltiples formas de vivencia de las transmasculinidades desde el

respeto y la validación colectiva a la diversidad al interior de los hombres trans. (Carvajal, 2019)

Ahí en el centro Border hay un grupo de trans masculinos, se reúnen un viernes al mes, solo

hombres trans y platican, tocamos los mismos temas, salud, sexualidad, y eso fue lo mejor que

nos ha pasado, les digo a los demás que como mamá debes integrarte a grupos donde escuches

a gente que está pasando lo mismo que tú, como mamá únicamente. (Madre de Fernando,

comunicación personal, 14 de octubre de 2019)

En 2017 sobresale el Portal de Transmasculinidades Hermanxs, que en la actualidad funciona a

través de Facebook, fundado por Aletze Estrada, Delos Mario Julián, Floyd Leroy, Félix Morales, Nathan

G. Ambriz y Elías Islas. En este mismo año, nace la asociación por las infancias transgénero en la CdMx,

formada por la abogada Tania Morales quien, a partir de la experiencia con su hijo trans menor de edad,
114

nota que existe una falta de condiciones legales e informativas para la identidad de adolescentes y

menores trans.

Asociación por las Infancias Transgénero, que tiene como objetivo asistir la transición de

infantes y adolescentes, brindándoles a elles y a su familia el justo acompañamiento que

necesitan en esta etapa tan importante, así como una serie de herramientas en el campo

jurídico, educativo, de salud y social. De esta manera buscamos lograr el respeto a sus

derechos humanos y contribuir a que tengan un desarrollo pleno y armonioso. (Página

web)

En 2018, en Morelia, surge un activista que en la actualidad tiene presencia en distintos

espacios, se trata de Sony Rangel, integrante de la tercera generación de entrevistados. Sony inició su

participación política en la Red Michoacana de personas trans, a la que llegó a través de Irene Valdivia,

una mujer trans, compañera de su universidad, que lo invitó a involucrarse con grupos, colectivos y

asociaciones civiles de la diversidad sexual:

La visibilidad trans en Michoacán estaba muy sesgada a mujeres mayores trabajadoras

sexuales, no se hablaba de las juventudes y mucho menos de hombres trans. Iniciamos un

proyecto para dar visibilidad y acompañamiento a jóvenes que se quisieran descubrir y sentirse

acompañades con pares. Entonces me aventaron en eventos públicos para que hubiera una voz

transmasculina, que hablara en representación de esta comunidad. Nosotros queríamos romper

con este estereotipo de que las personas trans son trabajadoras sexuales, las personas trans

somos mucho más, somos estudiantes, somos diversas y era el mensaje que queríamos dar.

(Sony, comunicación personal, 11 de diciembre de 2020)


115

En 2019 la red de familias trans, que es parte de la asociación por las infancias transgénero,

impulsó una ley que permitiría a los menores de edad modificar su acta de nacimiento con un trámite

administrativo, como ocurre con los mayores de edad, pero en julio de 2020 fue relegada. Por su parte,

un grupo de padres de menores trans, que se conocieron a través del Centro Cultural Border, se unieron

en un litigio estratégico para cambiar los documentos de los menores de edad.

Durante la pandemia Impulso trans potencializó la organización política de hombres trans. En

noviembre de 2020 organizó el primer congreso virtual de transmasculinidades de América Latina,

donde participaron académicos, estudiantes, personas trans, de distintos países como Brasil, Argentina,

Perú, entre otros, para compartir investigaciones y experiencias en este tema.

En octubre de 2021, el gobierno de la CdMx inauguró la Unidad de Salud Integral para Personas

Trans, que es la primera clínica pública en el país enfocada únicamente a población trans, donde,

además de otorgar servicios médicos, se organizan reuniones periódicas de pares de hombres trans,

mujeres trans o personas no binarias.

De manera reciente, en junio de 2022, se presentó un desabasto nacional de testosterona,

Impuso trans, junto con otros colectivos como Transmasculinidades MX, reunió firmas a nivel nacional,

por medio de redes sociodigitales para solicitar a los servicios públicos médicos y a la propia empresa

Pfizer un abasto inmediato como parte de su derecho a la salud. Como señala Conrad (2016):

En la era médica actual, los consumidores expresan de manera más abierta y activa sus deseos y

demandas de servicios. Al actuar más como consumidores que como pacientes, los individuos

ayudan a dar forma a este ámbito, y en ocasiones, a la demanda de tratamientos médicos para

resolver problemas humanos. (p. 23)


116

A través de la observación etnográfica, considero que en la actualidad la organización de

hombres trans más influyente, o al menos con una agenda más consolidada, es Impulso trans; promueve

un discurso medicalizado pero desde los derechos humanos y en diálogo con el feminismo; impulsa

amparos, organiza eventos de pares, para padres de familia, organiza el congreso anual de

transmasculinidades, entre muchas otras actividades. De los cinco participantes de esta investigación

que se realizaron la mastectomía, cuatro la realizaron a través de esta organización.

Así mismo, destaco el activismo de Sony Rangel, en la actualidad, marzo de 2023, trabaja en la

Secretaría de Inclusión y Bienestar Social de la CdMx, donde capacita a personal de instancias de

gobierno y centros escolares en temas de Diversidad Sexual y Derechos Humanos de las personas trans.

Brinda información a través de conferencias, entrevistas, clases magistrales y podcats; recientemente

incursionó en la actuación en programas de televisión abierta, donde desea que se visibilice la existencia

de hombres trans.

Apoyo iniciativas que tengan que ver con la visibilidad de transmaculinidades, tema de aborto y

menstruación digna, cupo laboral, donde no estamos presentes. El activismo que realizo no solo

va a los pares, sino también a los medios de comunicación, a la representación digna en medios

de comunicación masivos, tiene una carga política visibilizar experiencias que no eran visibles,

con la normalización de las personas trans en todos los espacios. Mi activismo lo hago desde la

casa, desde que todos mis vecinos saben que soy un hombre trans, que soy visible, que estoy en

medios, en todos los espacios. (Sony, comunicación personal 27 de marzo de 2023)


117

Comunidades de Práctica en la Era Digital


Con la masificación de las redes, y con el antecedente de la participación pública online de

algunos integrantes de la segunda generación, la comunidad de práctica en la actualidad son las redes

sociodigitales, principalmente Facebook e Instagram. Los cambios tecnológicos movieron los grupos de

socialización a la arena digital, ahora los grupos en plataformas digitales son espacios para el

intercambio de información entre pares, donde se aprenden los significados sin una interacción cara a

cara y se generan aprendizajes colectivos.

Los grupos de autoayuda y colectivos políticos de la comunidad trans juegan sin duda el papel

más relevante en la construcción de marcos referenciales para estas identidades. Aportan el

lenguaje, las etiquetas y las fórmulas a través de los cuales las personas deviniendo trans

consiguen una noción de autenticidad. (Serret, 2015, p.28)

Las redes sociodigitales son de fácil acceso, no tienen horarios rigurosos, pueden interactuar de

manera anónima y de diferentes partes del país, por ello, es una plataforma más cómoda para los

hombres trans que participan. Con la masificación del internet y dispositivos móviles, los términos de

comunidad y socialización han cambiado de significado, al igual que los conceptos de tiempo, espacio,

lugar.

Las nuevas posibilidades de expresión y comunicación mediadas por las tecnologías han

reconfigurado las formas como históricamente se han construido los grupos sociales; la socialización no

se presenta únicamente de manera presencial en comunidades como la escuela, el trabajo o la familia,

se extiende a interacciones sociales en espacios digitales donde las relaciones tienen otras

características.
118

Las redes sociodigitales no son espacios fijos, sino que se distinguen por los tránsitos continuos

de los usuarios dentro y fuera de línea, mismos en los que se define el papel de la identidad de las

personas (Gutiérrez, 2016). Los cuatro hombres de la tercera generación conocieron el término trans

por las redes sociales, por ello, llegan a los servicios públicos o privados conociendo la categoría trans y

el tratamiento que desean:

Conocí la palabra trans a partir de redes sociales, no fue como que en la escuela me dijeran que

existe tal y tal, no, ya es cuestión que te pongas a investigar porque en las redes sociales es

donde encuentras todo. (Fernando, comunicación personal, 14 de octubre de 2019)

Una vez que se identifican como hombres trans, buscan información en internet,

particularmente de cómo iniciar la transición, de los pasos médicos y de las experiencias de otros

hombres trans. Tony, de la tercera generación, mencionó el canal de Christopher, es decir, es un factor

que incidió en futuras generaciones:

Me puse a buscar en internet y como siempre lo que te sale son a youtuber estadounidenses o

instagramer estadounidenses, muy poco en México. Lo poco que llegué a encontrar en México

pues fueron a personas como Alexi y Christopher Juárez en Veracruz, mi amigo médico investigó

sobre la parte médica y ya que tuvimos la suficiente información inicié el proceso. (Tony,

comunicación personal, 11 de diciembre de 2020)

Los grupos de hombres trans online se han convertido en la guía para el inicio de la transición, la

mayoría de los entrevistados de la tercera generación se integraron a grupos para recabar información,

particularmente buscan ayuda endocrinológica y después recomendaciones sobre donde realizarse la

mastectomía:
119

Empecé a preguntar, ya no me dio miedo, me metí a un chat de chicos trans, les dije que estaba

iniciando y que me dijeran qué se necesita para iniciar el proceso: necesitas un psicólogo, un

endocrinólogo, un cirujano, etc. ¿A quiénes me recomiendan? me empezaron a decir,

preguntando llegué a Roma, formé mi equipo multidisciplinario a partir de redes sociales.

(Leonardo, comunicación personal, 10 de septiembre de 2019)

Por un lado, establecer contactos con otros hombres trans que pertenecen a la misma localidad,

posibilita tejer o fortalecer una red social fuera de Facebook (Gutiérrez, 2016). Al mismo tiempo,

permite que sus amigos o familias conozcan su proceso de transición, varios de los entrevistados

comunicaron a sus familias su identidad de género con un video en redes sociales, esta información no

solo es un elemento de socialización, sino que produce su propia identidad de género:

Me encontraste por la página, quizá te metiste a uno de los videos, subo mi primer video

abiertamente y mi mamá no vive con nosotros, vivo con mi papá, a raíz de la separación he

vivido con él. Como me daba más de nervios hablar con mi mamá, lo que hice fue grabar el

video, lo subí y arriba le mandé el enlace, sabes qué, tengo algo que decirte y le envié el video,

ella ve el video, es muy abierta, además es una persona joven, tiene 42 años, me dijo que ella lo

sabía y no pasa nada. (Rubén, comunicación personal, 12 de diciembre 2020)


120

La Fotografía Digital: práctica socializadora e identitaria


Las redes sociodigitales, como Facebook, se convierten en el espacio donde se circulan las

fotografías de los tránsitos de género, de esa forma se muestra el proceso, se socializa y se establecen

redes online de acompañamiento y apoyo. Esos autorretratos o selfies que realizan los hombres trans,

que comparten en los grupos sociales en línea, es una práctica que contribuye a la producción de su

corpoidentidad.

Ya no se posa para las fotografías, se crea una identidad con ellas. La agencia fotográfica, a

través de sus prácticas, no sólo se integra como una parte de la puesta en escena de la

identidad: al crear imágenes, la identidad se construye visualmente, cuestión que es

relativamente reciente en internet. (Gómez, 2012, p. 175)

En la actualidad la fotografía digital cumple funciones diferentes a la analógica, son inmateriales

pero inmediatas y se comparten en plataformas digitales; la imagen en red es distinta a la fotografía, se

define como una práctica que no requiere marcos sociotemporales predefinidos para existir (bodas,

cumpleaños, etc.), que cada vez es más constante y cotidiana: “la imagen en red encuentra su lugar

“natural” en la exhibición en internet, en todo tipo de páginas, redes sociales y blogs. La materialidad ha

cambiado, el significado de la fotografía también, el lugar donde residía, aún más” (Gómez, 2012, p. 62).

En los grupos de hombres trans ellos se familiarizan con el proceso de transición a través de ver

los cambios concretos en los cuerpos de los otros en las imágenes que circulan de la documentación del

tránsito, como es el crecimiento de la barba o la mastectomía. Como indica Vaquerizo (2014, p. 550)

“mostrar las cicatrices de la masculinización del tórax también es una práctica socializadora”:
121

Fotografía recuperada de Facebook

La fotografía digital es una práctica corpoidentitaria que realizan los hombres trans que produce

su identidad de género; retratar su cuerpo y sus cambios no es algo externo, impacta en la forma en la

que se autoproducen, se sienten, se reconocen y los reconocen. La mayoría de los entrevistados de la

tercera generación, acompañaron la administración de la testosterona de la práctica fotográfica, donde

registran los cambios de los elementos corporales que desean modificar; por ejemplo, algunos de ellos

desean barba, por ello, mes con mes hacen un registro fotográfico de esa zona para contrastar los

cambios:

Recuperada de Facebook
122

En la colectivización de las documentaciones de tránsito, se configura su identidad y se

retroalimenta de los comentarios, favorables o desfavorables, para construir y compartir un discurso

sobre su propia imagen y su identidad de género (Gutiérrez, 2016). Narrar los cambios a través de las

imágenes fotográficas muestra los significados que tienen las transformaciones en la producción de su

corpoidentidad y al mismo tiempo es un ejercicio reflexivo sobre sí mismos, sobre sus cuerpos, sus

deseos presentes y futuros:

En mi experiencia, he usado la documentación para notar cambios como: aumento de masa

corporal, disminución de cintura, engrosamiento de espalda, aumento de vello corporal y facial,

pérdida de cabello en la frente o “entradas”, masculinización del rostro, engrosamiento de la

piel, entre otros. Utilizar vídeo ayuda no sólo a documentar el cambio físico si no también el de la

voz e incluso en la performatividad del género, la seguridad y confianza en uno mismo. (Tony,

comunicación personal, 11 de diciembre de 2020)

Los grupos online de hombres trans fomentan principalmente un tránsito medicalizado desde

los derechos humanos, pero al mismo tiempo, reconocen que no necesariamente debe ser intervenido

el cuerpo para ser considerado del otro género al de asignación. Esto permite que los hombres que se

acercan a los grupos tomen decisiones después de conocer la experiencia cercana de pares; corroboran

la información y llegan a las instituciones públicas o privadas con información sobre el procedimiento, es

decir, generan herramientas para gestionar su derecho a la identidad jurídica y atención médica sin

discriminación.
123

De acuerdo con las entrevistas, el tiempo que duran los hombres trans en estos grupos depende

de su propia transición, es decir, son temporales, algunos se convertirán en activistas; se integran a

otros grupos, otros optarán por distanciarse de la página una vez que obtienen la información que

necesitan. Las redes sociodigitales son un primer espacio donde aprenden los significados de la

transmasculinidad, a partir de ello, algunos deciden integrarse a otros espacios físicos, donde reciben

acompañamiento e información principalmente desde el activismo trans o feminista.

El auge de las redes sociodigitales ha permitido que los hombres trans tengan mayores

referencias mediáticas, entre las cuales, en México destacan principalmente Ofelia Pastrana, Victoria

Vulkova y Siobhan Guerrero, quienes “rompen” el imaginario social acerca de que las mujeres trans

únicamente se dedican al trabajo sexual. De manera reciente destacó la transición de Eliot Page, quien

se ha convertido en una referente actual para los hombres trans.

Las redes sociales han vinculado procesos de organización trans, medios de comunicación y a la

producción académica. Por ejemplo, ya tenemos más referentes en medios de comunicación,

como Ofelia Pastrana, o ya salimos en películas, en series que son más dignificantes en quienes

nos podemos apoyar, no quiero decir para justificar nuestra existencia, pero sí para dar cuenta

que estamos en todos lados. (Cristian, comunicación personal, 27 de marzo de 2019)

La violencia sistemática que reciben las mujeres trans las ha llevado a una organización política

más consolidada en relación con los hombres trans (Pons, 2014). De acuerdo con Carvajal (2019), en

comparación con las mujeres trans, los efectos del tratamiento hormonal son más efectivos para los

hombres trans para hacer el “passing”, es decir, desarrollan características socioculturales de la

masculinidad -la voz, la barba, entre otros-, que los lleva a ser reconocidos en términos sociales como
124

varones; hay una mayor aceptación de su transición no solo en espacios públicos, sino también de sus

redes cercanas (familia, pareja, amigos):

El proceso de masculinización de un hombre trans implica vestimenta, accesorios, no implica

tantos gastos como el de una mujer, la misma hormonación resulta sencilla, porque en términos

generales se utilizan inyectables a partir de testosterona, y por otra parte, en el entorno social y

familiar incluso, he notado mayor aceptación de la pareja, de algunos familiares y amigas, a

diferencia de las mujeres trans. Es notorio que eso pase. (David Barrios, comunicación personal,

16 de septiembre de 2019)

La aceptación social de los hombres trans, es una de las posibles razones que explicarían que su

organización política ha estado vinculada a los movimientos de la diversidad sexual, sin ser ellos los

principales representantes. Sin embargo, algunos hombres trans activistas rechazan que no haya

participación, señalan que han estado presentes, pero no son visibilizados en la historia de la

organización trans:

Si ha habido un desarrollo en esos activismos, creo que la persona que hoy en día diga “No hay

activismo de hombres trans, los hombres trans son invisibles” es porque no se ha acercado a ver

qué estamos haciendo nosotros. Tristemente, muchos de esos discursos vienen de las mujeres

trans, cuando están tres mujeres trans y están 15 hombres trans en una misma sala y está la

mujer trans hablando del activismo trans “No, pero si antes no había hombres trans, son bien

invisibles” y dices ya viste que estas rodeada de vatos ahí. (Guillermo, comunicación personal, 4

de mayo de 2022)
125

La visibilidad de hombres trans ha aumentado en los últimos años dentro de un proceso que

podría entenderse como la progresiva configuración del movimiento transmasculino. El acceso a

internet y a grupos sociodigitales específicos de hombres trans, así como el surgimiento creciente de

espacios de encuentro entre pares de forma presencial, está produciendo una gradual identidad

colectiva transmasculina y una organización política que reúne a hombres trans más allá de las

características de sus procesos de transición y sus perspectivas individuales sobre lo trans.


126

Capítulo Cuatro. Más Allá del Cuerpo: Prácticas Corpoidentitarias de Género de Hombres Trans
Este capítulo está dedicado a mostrar las prácticas corpoidentitarias de género de diez hombres

trans que realizaron su transición en diferentes contextos socio políticos. La identidad de género se

produce de maneras multidireccionales; en un mundo binario, la masculinidad se produce en oposición

a la feminidad. Los hombres trans tienen dos características que difieren de la cis-masculinidad: fueron

socializados durante una parte de su vida como mujeres y poseen un cuerpo asociado a la feminidad. El

proceso inicia con la des-identificación de algunas actividades y características de la feminidad, dentro

de la que destacan la orientación sexual, los juegos y el trato diferenciado.

La medicalización parte de la idea del cuerpo como algo biológico, que se modifica con

hormonas y/o cirugías, pero esos cambios fisiológicos individuales (crecimiento de la barba, la voz,

pechos) permiten que los hombres trans sean reconocidos socialmente como hombres. Sus cambios

corporales están engarzados con otros cambios que realizan al mismo tiempo que inician con los

tratamientos médicos, como el uso correcto de sus pronombres, el reconocimiento por parte del Estado,

de su familia y/o pareja.

A lo largo de esta investigación fue posible reconocer que, aunque existe un “camino trans”,

influenciado por el discurso médico-psiquiátrico, que establece los pasos a seguir en la transición, los

procesos personales e interacciones sociales modifican lo que originalmente deseaban de su transición.

El paso de receptores pasivos a agentes sugiere no considerar el cuerpo como un objeto que sólo recibe

los discursos, los incorpora y determinan su identidad, sino como un agente (Esteban, 2016).

Las relaciones sociales en las que se presentan van a constituir el significado de la masculinidad:

su familia, sus amigos, las redes sociales, la época en la que transitaron, su condición de clase, su

acercamiento al activismo trans o al feminismo, son sólo algunas de las interacciones sociales. Lo que

muestra que el género no es una propiedad sino un acto que se produce todos los días de la vida y en

todo contexto.
127

La Socialización Femenina: Des-Identificación


La identidad no es un destino sino una decisión

Jeffey Weeks

Ana Carvajal (2019) plantea que el punto de partida para analizar la identidad de género en

hombres trans, es reconocer a la institución médica como una tecnología política con la que se inicia la

producción de género. Desde el momento del nacimiento (agregaría que desde los estudios prenatales)

se decreta que la genitalidad define la identidad y son asignados como niñas, lo cual queda registrado

institucionalmente en una identidad jurídica que enmarca todas sus futuras relaciones sociales:

La medicina normalizó al género: su objetivo fue asegurar que los hombres adultos tuvieran

infancias masculinas y se preservara una dicotomía de género consistente (…) La práctica médica

ordena los cuerpos según cierta ideología social ligada a la dicotomía de género. (Connell, 2019,

p. 81)

La división binaria del género precede al desarrollo de la medicina; sin embargo, como lo expuse

en el capítulo anterior, es el desarrollo científico de que existen únicamente dos géneros el que la

naturaliza. No es la genitalidad en sí misma la que produce las diferencias (Butler, 2018), sino la

significación que se hace sobre ella:

Decir que un recién nacido tiene un sexo o el otro, es resultado de la filtración del cuerpo a

través de ese esquema de percepción con el que interpretamos y significamos al otro, y es una

función claramente normativa y regulatoria asignada a la medicina y sus agentes, forma parte

del amplio poder que ejercen de forma cotidiana los médicos al definir la identidad y el destino

de las personas, asignándoles un sexo y con ello, un género en el marco de la heterosexualidad.

(Granados, 2017, p. 19)


128

La división sexo-genérica establece una serie de prescripciones y proscripciones para hombres y

mujeres (Jiménez, 2007); se establecen conductas, actividades y estéticas para las corporalidades

clasificadas como masculinas o femeninas, lo cual limita y reprime la personalidad de prácticamente

todos. Estas normas de género son disciplinamientos que operan desde las instituciones sociales, como

el Estado, la escuela o la familia, las cuales producen y reproducen “verdades” que naturalizan lo que

significa ser hombre o mujer.

Existen principalmente dos narrativas en cuanto al momento de la identificación masculina de

los entrevistados: la primera es que desde pequeños lo sabían, pero en sus contextos fueron incitados a

reconducir sus prácticas; la segunda, es a partir de los cambios corporales en la adolescencia.

West y Zimmerman (1999) mencionan: “el ser una niña o un niño es ser competentemente

femenino o masculino, es decir, aprender a producir demostraciones de comportamiento de nuestra

identidad femenina o masculina esencial” (p. 135). Todos señalaron que en la infancia se les exige el

deseo heterosexual, es decir, deben gustarles los niños; al no identificarse con ese mandato, sienten una

señal de alarma y es de las primeras cosas que empiezan a reprimir.

Yo desde la primaria quería ser niño, desde los 7 años yo sabía lo que sentía y que era para mí,

pero como estás muy chico, no puedes tomar decisiones. Yo veía un niño y una niña y no sentía

lo mismo, pero yo veía una niña y me llamaban la atención, me regañaban porque me tenían

que gustar los niños. (Manuel, comunicación personal, 18 de noviembre de 2020)


129

La vestimenta y el uso de accesorios propios de la feminidad, es otra de las normas con las que

no se sentían identificados; señalan sentirse más cómodos con ropa masculina.

Desde que pude hablar dije que no me gustaban los vestidos, ni moños, ni esas cosas, mi mamá

quería ponerme calcetitas con holanes, mi papá me defendía, que si no quería no me obligara.

Empecé a usar short, playera, gorra, me confundía con niño, me vestía masculino y a mi mamá le

daba coraje. (Christopher, comunicación personal, 13 de diciembre de 2020)

Ser niña está delimitado por las actividades que pueden realizar, sobre todo los juegos; al

respecto, Badinter (1993) señala que, desde la infancia existe “la tendencia a preferir como compañeros

de juegos a miembros del mismo sexo, empieza desde muy temprano, y es previa a la escolarización (p.

85); es decir, que desde pequeños clasificamos con quién y cómo debemos jugar. Como señala Mauricio

List (2005), desde la infancia existe una vigilancia de género: “el grupo de niños con los que se juega suele

estar atentos para sancionar las conductas desviantes de los que no participan en los modelos

generalizados” (p. 191):

No recuerdo la edad, pero una prima y yo estábamos jugando, tomé unos juguetes y ella me dice

“estos son para niños, tú por qué lo estas jugando”. Ah! pues le gritó a mi mamá y mi mamá me

puso una regañada, entonces yo me lo guardé y yo creo que desde ahí empecé a reprimir. (Izack,

comunicación personal, 19 de enero de 2021)

La escuela también funciona como una institución que naturaliza la diferencia sexual mediante

la segregación, eso significa que las exigencias son distintas , como el uniforme escolar . Al respecto,

Camilo comparte:

Hubo un problema con una exposición que teníamos que hacer, la maestra se puso loca, dijo que

todas las mujeres íbamos a usar falda, sin excepción alguna. Me dio mucho enojo, mucha ira,

cuando la profesora se fue del salón empecé a llorar de la frustración, mis amigas me apoyaron,
130

que yo me llevara pantalón, que me iban a defender. (Camilo, comunicación personal, 1 de

septiembre de 2019)

El desarrollo de elementos corporales, asociados a lo femenino, durante la adolescencia

representa impacto en sus trayectorias vitales, sienten un rechazo extremo a esos símbolos, como la

menstruación, el ensanchamiento de caderas y el crecimiento de los senos. Siete de los entrevistados

refieren la adolescencia como la etapa crucial donde iniciaron las dudas sobre su identidad de género:

Llega la pubertad, llegan todos estos cambios, mi autoestima se va para abajo por completo, mis

proyecciones a futuro se van, porque me doy cuenta de que mi cuerpo está cambiando de una

manera en la que yo no quería y se proyectaba una imagen a futuro que yo no quería, yo no

quería vivirme como mujer, yo no quería ser una mujer adulta, yo no quería ser partícipe de todo

lo que implica el rol de género de mujer. (Tony, comunicación personal, 11 de diciembre de 2020)

No aceptaban el lugar que el sistema sexo genérico designó para ellos. Más allá de la des-

identificación con ciertos roles, actividades, estéticas, la identidad masculina para todos los

entrevistados se menciona principalmente como una esencia interna, una verdad última, algo que

siempre ha estado ahí:

Es algo muy de esencia, yo no sentía que fuera una mujer, independientemente de todo nunca

me sentí como una mujer, nunca me pensé a mí mismo como una mujer, no me gustaba ni

físicamente, ni mi cuerpo, ni relacionarme con la gente, ni nada. Siento que nunca me gustó

ninguna parte de ser mujer, y no era un rechazo a las mujeres, porque irónicamente las mujeres

me atraían, pero no me sentía una mujer. (Rubén, comunicación personal, 12 de diciembre 2020)
131

Serret (2011) señala que, sentir que somos hombres y/o mujeres, no es exclusivo de las

personas trans, todos los seres humanos “sentimos” que nacimos con esa identidad y esa seguridad

ontológica nos permite vivir, pero mientras a las personas cis género no se nos cuestiona, las personas

trans son descalificadas porque se asocia con que es “un sentimiento”:

Para que la identidad en su conjunto y, particularmente, en su dimensión de género, sea

eficiente, debe percibirse real, eterna, natural, espontánea, material, fija, coherente. De ahí, por

ejemplo, la firme convicción con que sujetos homosexuales y/o transexuales sostienen: “así

nací”. Una certidumbre que no suele cuestionarse en el caso de hombres o mujeres

heterosexuales en nuestra cultura que también sienten, sin cuestionárselo, que “así nacieron”.

(Serret, 2011, p. 139)

Reconocerse como hombres proviene de un proceso complejo, previo a autoidentificarse, hay

dudas y miedos. En cuatro de los entrevistados, apareció la depresión y pensamientos suicidas ante la

imposibilidad de sentirse plenos; los hombres trans crecieron en un sistema sexo genérico que establece

que únicamente las personas que nacen con un cuerpo sexuado biosocialmente como masculino

pueden ser nombrados hombres, es decir, romper un pacto fundante del propio sistema, la

correspondencia entre el sexo y el género, lo cual se transforma en una angustia emocional:

Sucedió que en tercero de prepa caí en una depresión bastante fea, llegué a considerar el suicidio

(…) yo no me quería morir, sólo no quería seguir viviendo de esa manera, es lo que yo siempre les

digo, no es que yo quisiera morirme y ya estuviera decidido, sino que yo estaba tratando de

buscar una alternativa que no me hiciera llegar a ese último recurso. (Cristian, comunicación

personal, 27 de marzo de 2019)


132

Identificación: Un Proyecto de Género


Stuart Hall (1996) nos recuerda que toda identidad se produce en el sentido de negación; en el

caso de los entrevistados, la mayoría se reconocieron en la adolescencia como lesbianas (Sandoval,

2006), pero al convivir con grupos similares, se dieron cuenta que su identidad iba más allá de su

orientación sexual “se establece negativamente mediante un distanciamiento con respecto a otros

colectivos: travestis, homosexuales, bisexuales y chicas transexuales” (Vaquerizo, 2014, p. 545).

Las amistades que yo tenía también eran mujeres lesbianas como según era yo, pero eran muy

diferentes, pensaban muy distinto a mí, ellas se sentían muy a gusto con sus corporalidades, con

sus expresiones a lo femenino y era algo que para mí chocaba. Y llegó un momento en que no te

encuentras, no sabes por dónde, porque no tienes una afinidad con las mujeres lesbianas, con las

mujeres no lesbianas, con hombres homosexuales o incluso con hombres heterosexuales,

realmente yo con ningún grupo me identificaba. (Izack, comunicación personal, 19 de enero de

2021)

Identificarse como hombres proviene de encontrar una categoría en la que se reconocen y que

descubren, ya sea a partir de sus búsquedas en internet, a través de la consulta con un o una especialista,

o cualquier otra forma de acercamiento a la terminología aceptada (Serret, 2015), es decir, entran en

relación con el discurso biomédico. A partir de que se reconocen como hombres inician con un proyecto

de género, a través de sus prácticas corpoidentitarias, es decir, mediante una serie de actividades sociales

incorporan las normas de género de la masculinidad; estas prácticas tienen como finalidad alcanzar un

ideal de lo que significa ser hombres y están estructuradas por su entorno e interacción social.
133

Si adoptamos un punto de vista dinámico de la organización de la práctica, llegaremos a

comprender la masculinidad y feminidad como proyectos de género. Se trata de la configuración

de la práctica a través del tiempo, que transforman sus puntos de partida en estructuras de

género. (Connell, 2019, p. 107)

Encontrar un discurso socialmente legitimo les permitió iniciar su transición. Garfinkel (2006)

define el tránsito como “la tarea de lograr y asegurar el derecho a vivir en el estatus sexual elegido” (p.

137). Los hombres trans al encontrar una categoría con la que se identifican obtienen un nivel de

confianza de sus propios recursos para modificar ese posible futuro y luchar por la vida que desean.

Yo ya estaba decidido, siempre parto esta transición en dos, la primera es reconocerlo, que tenía

nombre y apellido, la segunda era aceptarlo y cuando lo aceptas ya no hay paso atrás, y sabía

que iba a tener muchos precios, como que mi misma mujer me iba a decir bye, y mira que la

amo, la adoro, la quiero, pero me amo más yo, a eso estaba dispuesto. (Leonardo, comunicación

personal, 10 de septiembre de 2019)

Una vez que reconocen su identidad, sienten profunda satisfacción porque encuentran un lugar

en el espacio social e individual donde pueden desarrollarse, como dice Giménez (2009, p. 41):

Los actores sociales —sean individuales o colectivos— tienden, en primera instancia, a valorar

positivamente su identidad, lo que tiene por consecuencia estimular la autoestima, la

creatividad, el orgullo de pertenencia, la solidaridad grupal, la voluntad de autonomía y la

capacidad de resistencia contra la penetración excesiva de elementos exteriores.

Sin embargo, romper con el pacto social de correspondencia entre su asignación sexual y su

identidad de género tiene consecuencias, una de las que consideran más relevantes es el rechazo social

y el miedo a la violencia que pueden recibir.


134

Sí empiezan a llegar todas estas cuestiones del miedo, yo te digo, en esa época ya tenía 25, si

bien estaba en un proceso de universidad, trabajando, ya vivía yo en Guadalajara de forma

independiente, yo soy originario de Tequila, Jalisco, y pues sí llegaron muchos miedos. Pero era

por un entorno social, yo estaba seguro de quién soy, pero ya hacerlo te confronta a un tema

social. (Izack, comunicación personal, 19 de enero de 2021)

Reconocimiento de sus Vínculos Cercanos


En la medida en la que el género es una estructura de relaciones sociales, un asunto

fundamental en la transición es el reconocimiento social mediante el apoyo y reconocimiento de sus

círculos íntimos. Como menciona Connell (2015): “El reconocimiento implica un asunto muy habitual en

la psicología social, el de encontrar apoyo social para la imagen que la persona tiene de sí misma” (p.

187).

Ser nombrado de forma masculina tiene una carga simbólica importante para su transición, es

prácticamente la primera aproximación a la subjetividad masculina (Vaquerizo, 2014). Por ello, solicitan

a sus amigos y/o parejas, usar los pronombres “correctos” o el nombre que eligieron.

Tengo un grupo de mis hermanas de taekwondo, mis compañeras de selección, puras mujeres y

les dije que necesitaba su ayuda, que iban a ser la base, que iba a comenzar el tratamiento, que

estaba decidido, que no les iba a dar gusto a nadie más y les pedí que me ayuden, me dijeron

que estaba loca, le dije que en el chat me empiecen a tratar en masculino. Necesito que me

ayuden a vibrar mi género y mi nombre, empezar con mi círculo más íntimo porque gracias a eso

lo voy a poder hacer afuera. Les costaba trabajo a ellas. Las obligaba. (Leonardo, comunicación

personal, 10 de septiembre de 2019)


135

Un eje importante para que la transición sea satisfactoria es encontrar apoyo para confirmar las

decisiones. En el trabajo etnográfico, observé que entre los grupos online uno de los temas más

recurrentes era cómo decirles a sus familias su identidad y qué hacer en caso de rechazo. Como indica

Connell (2015):

Hay una suerte de terror que acompaña a la transición (…) Parte de este terror reside en el

temor de perder el sostén social que la mayoría de la gente deposita en el orden de género. Es

posible perder a la familia, los amigos y los amantes. La tasa de suicidio es alta. Este terror no es

en sí mismo patológico; puede suponer una evaluación perfectamente realista de la situación

social. (p. 187)

La mayoría de los entrevistados iniciaron su transición cuando aún vivían con su familia nuclear,

a excepción de Izack y Leonardo, que transitaron cuando ya eran independientes económicamente y no

vivían con sus padres. Las formas en las que reacciona la familia varían, en general, están acompañadas

de muchos de esos miedos, culpa y temor por las reacciones sociales, que están relacionadas con los

imaginarios sociales que existen sobre las personas trans. En algunos casos, la religión de la familia es un

aspecto fundamental para la aceptación y/o rechazo, esto aparece particularmente en todos los

entrevistados que no son de la CdMx:

Después en la madrugada me habló y estaba llore y llore y estaba toda asustada y toda

angustiada, como que la computadora le puso lo peor de ser una persona trans que fue lo que le

impactó “Te vas a morir, te van a matar”, yo ya tenía mucha información, la empecé a calmar.

(Izack, comunicación personal, 19 de enero de 2021)


136

En torno a una mirada desde la madre de Fernando, la noticia le generó culpa, como una falla en

su maternidad:

Me acuerdo que me puse a llorar, como que no entendía qué le pasaba. Sí fue un shock muy

fuerte, pero no entendía qué me causaba tanto miedo, si era algo físico, de rechazo que pudiera

sentir o sufrir en casa o escuela. Si pensaba mucho en mí, era como un fracaso, si mi hija está

confundida, significa que no puse atención en eso, mucho lo asumía como culpa mía, es la parte

más fuerte, lo he ido descubriendo, estar preocupada de lo que la gente opine. Después entendí

que era algo que yo misma me iba creando, a raíz de la sociedad en la que estamos, en la que

vivimos, en la que las mujeres cargan con todo lo bueno, pero sobre todo lo malo. (Madre de

Fernando, comunicación personal, 1 de septiembre de 2019)

Los únicos que recibieron violencia emocional y física de su familia fueron los dos hombres de la

primera generación. La aceptación de la familia fue un proceso complejo, pero con el paso del tiempo, la

mayoría de los hombres fueron reconocidos y nombrados en masculino, a excepción de Manuel, que

mantiene una relación cordial, pero distante con su familia. Encontrar un espacio en la producción del

género que desean, de lograr los cambios corporales y el reconocimiento social, trae consigo la

satisfacción.

Cuando inicias la transición conocí la felicidad, me di cuenta de que jamás fui feliz hasta el día

que descubrí quien soy y hasta el día de hoy puedo decir que todos estos siete años han sido de

pura felicidad, de despertar y decir estoy contento de estar vivo y quiero hacer muchas cosas y es

maravilloso. (Christopher, comunicación personal, 13 de diciembre de 2020)


137

Tránsito corporal: Intervenciones y Modificaciones


El cuerpo se repara. Se educa. Hasta se fabrica.

Elsa Muñiz

El inicio de la transición es como “volver a nacer”, se comprometen con alcanzar sus ideales de

lo que significa, en ese momento, ser hombres; eso no es exclusivo de las personas trans, el hacer

género implica un proyecto de género de todos los miembros sociales, donde se priorizan ciertos

elementos simbólicos. La mayoría de los entrevistados luchan por ser leídos en parámetros binarios, “las

personas solo se vuelven inteligibles cuando poseen un género que se ajusta a normas reconocibles de

inteligibidad de género” (Butler, 2018, p. 71).

Siempre he sido muy objetivo en mis decisiones y quería ver cambios físicos, verme en la

sociedad como un hombre, como yo me sentía, independientemente de que fuera a tener pareja

o cualquier cosa, yo ya quería sentirme como un hombre ante la sociedad. (Rubén, comunicación

personal, 12 de diciembre 2020)

Como indica Connell (2019, p. 89) “es imposible olvidarse del cuerpo al construir la

masculinidad”, a diferencia de los hombres cis, que nacieron con cuerpos simbolizados

socioculturalmente como de varones, los hombres trans se ven llamados a producir su masculinidad no

sólo socialmente, sino también corporalmente:

El cuerpo representa, en su manifestación física, el medio del cual nos valemos para desarrollar

nuestras interacciones en el mundo social. Lejos de ser simplemente un sustrato material

originario, se convierte en un significante simbólico de nuestro sexo-género, el depositario

principal de los marcadores del género. (Garosi, 2012, p. 67)


138

El cuerpo se pensó como un objeto “natural” e inmutable y no como el punto de intersección

entre lo social y lo subjetivo. Desde esta idea, ser o sentirse hombre o mujer, es un proceso

sustancialmente corporal, una vivencia encarnada que se sitúa en unas coordenadas sociales e históricas

determinadas y cambiantes.

Nuestras experiencias corporales son el resultado de nuestro desarrollo en culturas y periodos

históricos particulares. A medida que crecemos y nos desarrollamos, de manera literal y no sólo

«discursiva» (esto es, a través del lenguaje y las prácticas culturales), construimos nuestros

cuerpos, incorporando la experiencia en nuestra propia carne. (Fausto-Sterling, 2006, p. 36)

Para estos hombres, el cuerpo no es un destino anatómico, se crea el cuerpo, es transformado a

partir de una decisión propia. Siguiendo a Josefina Fernández (2004) “las personas trans develan que

lejos de ser el cuerpo el punto de partida para los procesos psicológicos y sociales que implican al

género es un resultado de éstos” (p. 180).

Al ser trans decidí aceptar mi cuerpo porque al fin de cuentas lo iba a cambiar, me miraba al espejo

y ya no me daba tanta molestia ver el pecho y decir esto no me gusta, sino decir esto algún día se

va a ir. Me siento a gusto con que mi aspecto físico va a cambiar. Me siento mejor. (Camilo,

comunicación personal, 1 de septiembre de 2019)

Como indica Núñez (2007) “a los individuos socializados conforme a la definición de hombría se

les conmina a incorporar, negar o desconocer los rasgos que se asocian con lo femenino” (p. 65). Por

ello, el proyecto de género que emprenden está centrado, en un inicio del tránsito, en realizar una serie

de técnicas corporales para modificar los elementos considerados socialmente femeninos y adquirir los

masculinos.
139

Los elementos corporales que buscan o rechazan dependen de varios factores, como la edad o

su compromiso político, pero en general, como lo había esbozado Garosi (2012), están vinculados a lo

que se ha establecido como diferenciadores sexuales, principalmente la voz, las mamas y el crecimiento

de vellos en ciertas zonas: “el proceso de creación de la diferencia sexual es una operación tecnológica

de reducción, que consiste en extraer determinadas partes de la totalidad del cuerpo, y aislarlas para

hacer de ellas significantes sexuales” (Preciado, 2008, p. 22).

Existen varias técnicas corporales para producir su masculinidad, algunas son modificaciones

temporales, otras definitivas y pueden ser mezcladas de maneras distintas; se agrupan principalmente

en cuatro grupos: el ocultamiento, la sustitución, el remplazamiento y la resignificación.

El Ocultamiento y la Sustitución
Las primeras estrategias de masculinización que caracterizan de manera general a todos los

entrevistados, son modificaciones estéticas temporales, adoptadas antes o como alternativa a las

modificaciones hormonales y/o quirúrgicas. Los elementos considerados femeninos, son transformados

a partir de dos técnicas: el ocultamiento o la sustitución (Garosi, 2014).

La sustitución se trata de reorientar algunos signos de género específicos. Una etapa decisiva en

el proceso de transición fue el primer corte de cabello, de largo a muy corto. Particularmente, para los

integrantes de la primera generación, el corte de pelo significó recibir violencia familiar:

Sí hubo un corte de cabello que fue muy dramático, como el momento Mulán, se enojó mucho mi

papá, fue la primera y única vez en la vida en la que me pegó del coraje (…) Después de

encontrar la palabra trans fue como más intencionado de ahora lo quiero más corto, más corto,

de ya empezar a migrarlo, la ropa que estaba usando era como el pantalón de niña, pero el más

ancho, ahora quiero que sea de niño. (Guillermo, comunicación personal, 4 de mayo de 2022)
140

La elección de ropa masculina es otro elemento importante. En principio usar ropa interior de

hombre, y una vez que hacen su transición abierta utilizan ropa socialmente considerada masculina,

cada uno de ellos tiene un estilo particular de acuerdo con su edad y estilo, pero el uso de trajes

formales es algo que ansían la mayoría:

Hoy en día es una vestimenta más formal, amo las corbatas, los trajes. Me casé el 14 de noviembre

y me casé con lo que siempre quise, un esmoquin blanco con negro, estoy muy contento con la

ropa y cómo me queda. (Christopher, comunicación personal, 13 de diciembre de 2020)

Por otro lado, el ocultamiento hace referencia a la táctica de esconder todas aquellas partes del

cuerpo que socialmente han sido categorizadas como femeninas. Los hombres trans suelen ocultar los

senos que son la “insignia esencial de feminidad” (Garfinkel, 2006, p. 151):

El pecho no me gustaba de mi físico, porque siempre que veía un espejo, siempre que me bañaba

se veía, eso era molesto. Con mi cuerpo nunca lo asocié, nunca me vi con pechos y el problema es

que me fue creciendo a un tamaño que menos quería, todos los días sufrir y llorar con tener algo

que no pertenece, que pesa. (Camilo, comunicación personal, 1 de septiembre de 2019)

La ocultación de los senos tiene distintas técnicas, en la actualidad el uso de camisetas

compresoras (binder), es la práctica más común, pero antes se utilizaban vendas o fajas. Esta práctica

puede resultar peligrosa a largo plazo, sobre todo si se utilizan vendas, el uso extendido puede producir

atrofia del tejido mamario y en el caso de comprimir con mucha fuerza puede producir fractura de las

costillas. En ese sentido, las comunidades de práctica han servido para informar sobre los tiempos y

modos de uso.
141

Estaba en grupos de Face en México, internacional, Latinoamérica, siempre hacían hincapié las

personas más avanzadas que no te vendaras, entonces por recomendación popular nunca usé

vendas, pero la remplazaba por las fajas. (Rubén, comunicación personal, 12 de diciembre 2020)

El uso de vendas, fajas o binder está regulado por los contextos en los que transitaron. En caso

de los integrantes de la primera generación y la segunda, la mayoría usaron fajas porque en el momento

en el que transitaron no existía un mercado nacional de binder, se tenían que pedir de exportación y

eran de alto costo. La tienda de Guillermo, Lovemuse, es la primera tienda del país donde se distribuyen

artículos para la transición masculina, en la actualidad se asocia con marcas mexicanas que producen

binder y prótesis:

Sí puedo decir que mi tienda fue la primera en Latinoamérica en tener varios productos, de dar

servicio a diferentes estados y países, pero hubo un antecedente acá en Ciudad de México que es

Mario Sánchez, fue famoso porque se casó con Diana y son conocidos. Pero mi tienda es la que

empezó con una diversidad de productos. Nunca he sido fabricante, siempre he sido distribuidor.

Al principio todo era importado, ya después empezaron a surgir proveedores nacionales. Llevo ya

varios años trabajando con dos marcas mexicanas. (Guillermo, comunicación personal, 4 de

mayo de 2022)

Cristian no desea la mastectomía porque se sienten cómodo con el binder. El uso de binder

reduce la dismorfia, es decir, sienten menos rechazo a su cuerpo y funciona como una medida previa a

la mastectomía:

A largo plazo juntar para hacer la mastectomía y que deje de usar el binder, yo sé que se siente

cómodo, otros hombres me dicen que no debe usarse todo el día, cierto tiempo y descansa, pero
142

no es fácil. Ojalá podamos pagar la operación. Seguimos en el taller, ayuda mucho. (Madre de

Fernando, comunicación personal, 14 de octubre de 2019)

El Remplazamiento
Eva Vipond (2015) denomina transnormatividad al “camino trans”, que bajo estándares médicos

y socioculturales binarios, implica la intervención del cuerpo con hormonas y/o cirugías. Las

investigaciones de Elena Garosi (2014) y Ana Carvajal (2019) muestran que existen hombres trans que

deciden no someterse a tratamiento hormonal para masculinizar su cuerpo; sin embargo, todos los

hombres que entrevisté sí optaron por el uso de testosterona al inicio de la transición:

Cuando me entero de que existe un tratamiento hormonal que puede revertir unas cosas y

cambiarlas entonces lo veo como la única posibilidad de realmente ser quien siempre he querido

ser, la posibilidad de ya poderme proyectar a futuro, de poderme vivir más años, era la puerta a

la persona que yo siempre me había imaginado que sería mi verdadero yo. Entiendo perfecto

que hay transiciones, hay personas que no requieren las hormonas, pero siento que en mi caso

era la posibilidad para poder continuar con mi vida. (Tony, comunicación personal, 11 de

diciembre de 2020)

Nueve de los 10 hombres se sometieron a tratamiento hormonal con la autorización del

médico, cinco lo hicieron en la Clínica Condesa, cinco en servicio privado, sólo uno inició en la

automedicación por falta de información:

Yo inicié en un tema de automedicación, uno de los compañeros me decía “ya conseguí la testo”

y pues yo se la compraba, porque ni iba a la farmacia, así iniciamos, ya después dijimos, “vamos

a un médico”, porque empiezas a leer en los grupos que hay que ir con un especialista. (Izack,

comunicación personal, 19 de enero de 2021)


143

Acceder al tratamiento depende de sus recursos y apoyo familiar, para los hombres de escasos

recursos, donde sitúo principalmente a tres entrevistados, el inicio del tratamiento hormonal y las

posibles operaciones quirúrgicas, representan un tiempo de espera de varios meses e incluso años, para

lo que tienen mejores recursos, es de dos a seis meses, a partir de que se identifican. Las parejas

resultan un eje fundamental en la transición; buscar información, los acompañan en las citas médicas y

son apoyo emocional cuando tienen inseguridades. Cinco de los entrevistados comentan que el apoyo

de sus parejas -mujeres cis- fue fundamental para su tránsito.

En ese tiempo todo lo empecé a hacer yo solo, con mi mamá no era muy cercano porque no vive

conmigo y mi papá no es de muchas palabras, entonces lo inicié solo, en ese tiempo tenía pareja,

mi pareja estuvo conmigo en todo ese proceso. (Rubén, comunicación personal, 12 de diciembre

2020)

Núñez (2007, p. 62) indica que “el concepto de hombre es una convención de sentido que

produce efectos materiales que luego son usados como evidencia de naturalidad y transparencia del

concepto”. Se ha forjado la idea social que naturalmente existe cierto nivel de testosterona en un

hombre, ese sistema de medición es una “ficción” médica que sirve para refrendar lo propio de lo

masculino y diferenciarlo de lo femenino; a través de un examen estandarizado se establecen los niveles

hormonales normales de cada sexo:

El endocrinólogo de la clínica, ya cuando tuvimos la última cita con él para que le recetaran las

dosis, lo de los análisis, todavía le hizo un último examen que se llama Tanner; lo revisó de pies a

cabeza, desnudo, por puntos sobre el vello que estaba en su cuerpo, en la nuca, en los senos, en

todo, por cada uno de estos rasgos era como un puntito; la categoría decía que el máximo para

una mujer cis género era 10, de acuerdo a nuestras hormonas y el nivel de testosterona que
144

tuviéramos, pero en el caso de él salió 12, rebasaba un poquito ese nivel. (Madre de Fernando,

comunicación personal, 14 de octubre de 2019)

El tratamiento hormonal les permite desarrollar características asociadas socio culturalmente

con lo masculino, estos elementos son los que se han instaurado como elementos de la diferencia

sexual, como es la musculatura y/o el engrosamiento del cuerpo, de rasgos faciales, el cambio de voz y

el desarrollo de vello corporal, en particular en el rostro (barba), la disminución de la grasa pectoral, la

cintura cuadrada y la disminución de las caderas.

West y Zimmerman (1999, p. 113) señalan que: “los arreglos estructurales de una sociedad son

los presuntos responsables de estas diferencias”. Particularmente, la voz es un signo simbolizado como

masculino o femenino que es evaluado en interacción para ser reconocidos y aceptados en alguna de las

dos categorías sexuales vigentes:

El doctor me preguntó qué es lo que quería lograr, le dije que lo principal es el cambio de voz,

porque me causaba mucho conflicto, porque hablar se había convertido en algo que me causaba

pánico o sea con mis amigos y familia no, porque ellos si me trataban de él, pero en el caso de

pedir cosas en el restaurante, sí me causaba conflicto que me descubrieran, entonces ahí mi

mamá empezó a pedir cosas por mí. (Fernando, comunicación personal, 14 de octubre de 2019)

También existen algunas cosas que no les gustan del tratamiento hormonal, principalmente los

cambios de humor y el acné: “No me esperaba los cambios de humor, también la cuestión de la libido

cambia muchísimo, eso pues casi no te lo platican tanto en los videos y llega a ser una sorpresa, al final

es una segunda pubertad” (Tony, comunicación personal, 11 de diciembre de 2020).


145

Junto con la terapia hormonal, la mastectomía es la intervención más deseada en los

entrevistados. En la actualidad la cirugía plástica es una de las múltiples técnicas corporales que utilizan

muchos miembros de la sociedad para la producción de la corpoidentidad de género, por ejemplo, la

liposucción, los implantes de senos, entre muchas otras opciones. Dice Connell (2019, p. 82) que “si la

disciplina social no puede producir cuerpos que se adecuen a la noción de género específica, entonces el

bisturí sí podrá hacerlo”.

Me pongo en contacto con el cirujano, ya había ahorrado y juntado lo que me pedían, que me

gustaría que fuera en el periodo vacacional, mi esposa estaría en casa para ayudarme, me dice

el 2 de enero del 2018 (…) Cuando regresé al cuarto, si no me graba mi esposa no me la creo,

tengo una grabación donde literal, quería yo brindar con cerveza porque estaba planito, es que

ya soy feliz porque estoy planito, decía cada incoherencia, fue anestesia general, estaba todo

borracho pero estaba diciendo lo que sentía, mis papás ahí. (Leonardo, comunicación personal,

10 de septiembre de 2019)

La mastectomía es de difícil acceso, en el servicio de salud pública es considerada una

intervención estética, por lo cual, el tiempo de espera es de varios años y en clínicas privadas representa

un alto costo económico (entre 40 y 70 mil pesos). De los cinco hombres que se realizaron la

mastectomía, únicamente uno lo hizo en el servicio público y tardó casi 3 años en que se la realizaran,

los otros cuatro lo hicieron por medio de un servicio privado.

Si alguna de las expectativas que tienen de la testosterona o las cirugías no se cumple, buscan

otras técnicas corporales para lograr su objetivo; como es el uso de minoxidil para que les salga barba o

realizar ejercicio físico para desarrollar la musculatura:


146

Ahorita subí de peso por culpa del matrimonio, me dejé ir, soy muy antojadizo. Al inicio de la

transición no me volví más sano, pero a la mitad empecé a entrenar un arte marcial, en natación,

el gym, ya tengo los cimientos para continuar en el deporte, ahora salgo a correr, hago pesas y

con dos aplicaciones estoy guiándome. (Christopher, comunicación personal, 13 de diciembre de

2020)

La histerectomía es una cirugía que no desean, pero por recomendación médica deberán

realizarla, así que la visualizan en un futuro, pero hasta ahora ninguno de los entrevistados se la ha

realizado:

No es como la mastectomía que sí me puse a ahorrar, me puse a trabajar más y me puse a

echarle ganas para hacérmela. La histerectomía no es porque yo quiera, sino por un tema de

salud, mi gine ya me dijo: “sabes que hay que empezar a pensar esto”, la misma testosterona me

ha hecho efectos en esa zona y necesito realizarla, sinceramente no me quita el sueño y no me

da el tema de la disforia ni nada de eso. (Izack, comunicación personal, 19 de enero de 2021)

Resignificación: Aceptación de su Corporeidad


Retomo la propuesta de “resignificación transmasculina” de Carvajal (2019), la cual señala que

existen discursos diversos que llegan a la vida de los hombres trans y les permiten resignificar lo que

originalmente deseaban, incluso les permite reivindicar elementos femeninos. Ninguno de los

entrevistados desea realizarse la faloplastia, Garosi (2014) lo asocia con que los hombres trans ya

“pasan” como hombres en su vida cotidiana porque poseen los “genitales culturales”, es decir, los que

se supone deberían estar naturalmente allí. Eso aunado a que tiene un alto costo económico (alrededor

de un millón de pesos) y no asegura el placer sexual:

Hubo una etapa en que decía ¡no hasta que yo no tenga una cirugía de pene entonces soy

hombre! y mi cabeza estaba en esa referencia, sin embargo, vas deconstruyendo o al menos yo
147

así lo hice y en mi caso funcionó el que he trabajado en aceptar mi corporeidad, esa parte no me

hace sentir todo mi yo, lo deconstruí de esa manera. (Izack, comunicación personal, 19 de enero

de 2021)

Algunos remplazan el pene con el packing, que son prótesis de material flexible, similares a los

genitales masculinos. La utilización de sistemas de packing varía entre los hombres trans entrevistados,

para algunos es muy importante al inicio de la transición:

Para mí la prótesis se volvió una parte más de mi cuerpo, donde tuve la sensación con diferentes

productos y con uno me sentí como si fuera mío, si yo no lo traía me sentía incompleto, porque

se volvía parte de mí, para orinar. Claro que después me fui deconstruyendo un poco y decía no

siempre tengo que orinar parado, hay veces que me puedo sentar y no tiene nada de malo,

porque ya conozco también hombres cisgénero que lo hacen. (Christopher, comunicación

personal, 13 de diciembre de 2020)

Otros no consideran que sea algo necesario e incluso refieren que es incómodo, algunos las

utilizan solamente en ocasiones específicas, como es el caso de los dildos usados para el sexo

penetrativo o para orinar en espacios públicos.

Yo nunca sentí la necesidad, no tengo eso que le llaman la envidia del pene, realmente no tengo

problemas con mi genitalidad, es lo que menos me causa conflicto, está ahí, es mía y está chida,

la puedo disfrutar yo y mi pareja con la que esté, no hay tema. (Cristian, comunicación personal,

27 de marzo de 2019)

Con el paso del tiempo, para la primera y segunda generación de hombres trans, el uso de la

testosterona pasa a un segundo plano, incluso refieren que en algún momento la dejarán o ya la

dejaron, por cuestiones de salud. Los dos hombres de la primera generación suspendieron su

tratamiento hormonal hace más de seis años por distintos motivos.


148

En el caso de Manuel, enfermó por una falla renal crónica que lo mantuvo desahuciado en el

hospital por tres meses, logró recuperarse pero tuvo que suspender de por vida el uso de la

testosterona, además de que no puede someterse a ningún tipo de operación (mastectomía), lo que ha

representado un reajuste de sus expectativas corporales:

Me inyecté testosterona cada 15 días durante 10 años, pero por lo del hígado me la

suspendieron, ya voy para 6 años que la suspendí. La testosterona tiene cambios en tu cuerpo, la

voz más gruesota, en tus músculos, todo eso sí fue cambiando en mí, pero con lo del hígado todo

lo que ya había ganado se fue, la voz se me quedó, ya me empezaba a salir la barba y pues ya

no, sólo unos pelillos. Yo de haberme seguido inyectando, me inyectaba, pero como ya no se

puede por salud, lo doy por descartado, prefiero mi vida que la pinche testosterona en mi

cuerpo. Debo aprender a vivir con eso, que, si me costó bastante trabajo, pero es cuestión de

tiempo. Ahorita lo que diga la gente de mi no me importa, antes casi me tiraba al drama, ahora

no, vas madurando en eso. (Manuel, comunicación personal, 18 de noviembre de 2020)

Guillermo también menciona que suspendió su tratamiento hormonal por cuestiones de salud,

pero principalmente porque no se sentía cómodo con algunos elementos que aparecieron en su cuerpo:

La verdad es que mi barbita es lo que más quería y sólo estuve un tiempo, estuve cuatro años y

medio y llevo cinco años sin hormonas, entonces estoy feliz de la vida de que esto aquí sigue, es

lo que más me importaba y lo que más quería: cambié mucho. También parte de las razones por

las que dejé las hormonas fue porque ya no me latió tanto como el grado de hiper

masculinización al que estaba llegando porque ya me estaba saliendo pelo en la espalda, cuello,

pecho, demasiada calvicie. (Guillermo, comunicación personal, 4 de mayo de 2022)


149

Esto nos muestra que las identidades de género no son fijas, se fracturan y cambian con el paso

del tiempo debido a que múltiples discursos, información o eventos se interfieren en sus vidas. La

identidad es un continuo en donde las decisiones iniciales pueden ser modificadas con el paso del

tiempo. Una vez realizada la mastectomía y la terapia de remplazo hormonal, la primera y segunda

generación de entrevistados consideran que el tránsito concluyó, es decir, que ya lograron alcanzar los

signos masculinos que deseaban:

Para mí como tal, la transición ya terminó, ya llegué al límite de cambios, porque ya llegué a

siete años; la transición como tal ya acabó, lo que no ha terminado es mi construcción como

hombre en el sentido que voy deconstruyendo y eliminando ciertas cosas. El año pasado me

reconcilié con el color rosa, por ejemplo, siento que ya no van tanto de ser hombre trans sino de

ser un hombre pensante y tratar de cuestionarte todo. (Christopher, comunicación personal, 13

de diciembre de 2020)

Para los hombres trans, la terapia hormonal y quirúrgica modifica de manera efectiva los

elementos asociados con lo masculino -la voz, los senos, el crecimiento de vello en algunas zonas-, junto

con otras técnicas, produce que en sus interacciones sean reconocidos y tratados como hombres. Las

transformaciones e intervenciones son sólo algunas de las técnicas de masculinización, que está

enmarcada en otras actividades y relaciones sociales en las que se inscriben estos hombres para seguir

produciéndose como hombres.


150

El Tránsito Social: El Cuerpo en Situación


Las identidades de género son subjetivas, pero no son una propiedad intrínseca individual, es un

logro organizado socialmente, resultado del entrecruzamiento entre dimensiones de la subjetividad y la

interacción social, es decir es intersubjetivo y relacional:

Los individuos son los que hacen género. Pero es un hacer situado, realizado en presencia real o

virtual de otras personas, que se supone están orientadas hacia su producción. Más que una

propiedad individual, consideramos el género como un elemento emergente de situaciones

sociales y un medio de legitimar una de las divisiones más fundamentales de la sociedad. (West

& Zimmerman, 1999, p. 111)

El reconocimiento social es parte fundante de la identidad de género de cualquier miembro

social. En el mundo occidental moderno el sentido físico del ser hombre o mujer es central para la

interpretación social del género; existe un conjunto de marcas corporales, dentro de la que

aparentemente la genitalidad es la que determina el género, pero como lo dije anteriormente, los

genitales no están a la vista en la interacción social (Garfinkel, 2006), por lo que se buscan otras

características:

Cuando las superficies corporales visibles no alcanzan a confirmar el sexo, y no son pocas las

situaciones en la que esto sucede, entonces hay que recurrir a atributos de género tales como el

vestido, los adornos, los gestos, actitudes comportamentales que han sido distribuidas y

sacralizadas como propias de cada uno de los dos géneros vigentes. (Fernández, 2004, p. 167)

Estar en interrelación social produce protocolos corporales simbólicos (Muñiz, 2014). Hacer

género implica estar en vigilancia de los aprendizajes y acuerdos socioculturales; a través de las miradas

se buscan los significados sociales e institucionales de género que se otorgan al cuerpo en los espacios

públicos, tales como tener cierto tono de voz, usar el cuerpo de cierta forma (ej. los hombres orinan de
151

pie), usar prendas diferenciadoras. Incluso, existen actividades sociales que tienen consecuencias

jurídicas diferenciadas por género, mostrar el torso desnudo en espacios públicos puede implicar una

sanción jurídica dependiendo si eres varón o mujer:

Con los binder que ya encontré está bien, santo remedio, lo único que sí es cuando hace un

chingo de calor, tener doble capa es horrible, aunque se respire, preferiría no traer nada, pero no

traer nada me puede hacer que me arresten en la calle, por exhibicionismo, porque los pezones

de las mujeres no se muestran, los pezones de las mujeres son vulgares (tono de burla y

sarcasmo). (Cristian, comunicación personal, 27 de marzo de 2019)

El género no es una propiedad individual fija, la identidad de género tiene como característica

estar en continua mutación y desarrollarse, no sólo durante el proceso de socialización primaria, sino a

lo largo de toda la vida (Esteban, 2013). La masculinidad está a prueba en el nivel de las interrelaciones

más comunes, en las prácticas sociales cotidianas:

Las normas de género son más implícitas que explícitas y están presentes en las interacciones,

en las instituciones y en el propio sujeto que las actúa, que el género sea una norma sugiere que

está siempre tenuemente incorporado en cualquier actor social. (Butler, 2018, p. 69)

Como indican West & Zimmerman (1999) en la vida cotidiana se reclama nuestra pertenencia a

una u otra categoría sexual, debemos realizar demostraciones identificatorias; esto se traduce en que

los baños públicos se vuelvan un espacio de evaluación para los hombres trans: “la segregación sexual

de los baños públicos distingue damas de caballeros en asuntos considerados fundamentalmente

biológicos, aun cuando ambos ‘sean de algún modo similares en lo que respecta al desecho de

productos y su eliminación” (p. 128).


152

La mayoría de los baños de hombres en México poseen mingitorios, es decir, están diseñados

para orinar de pie y ser observados por otros varones, eso limita las posibilidades de los entrevistados.

Muchos elementos corporales que rechazan están vinculados a las consecuencias sociales que tienen si

los muestran o los tienen:

Yo todavía no estaba operado (mastectomía), entraba al de mujeres y me sacaban. No me

animaba a entrar al baño de hombres, no me animaba, no sabía realmente, no estaba

preparado para entrar al de hombres, pero tampoco estaba preparado para que me estuvieran

corriendo del de mujeres, sólo estaba preparado para hacer pipí. (Leonardo, comunicación

personal, 10 de septiembre de 2019)

Los órganos sexuales representan diferencias físicas, pero orinar de pie o sentados es una

construcción sociocultural que se toma como “natural” para reforzar la esencialidad de género. El deseo

de la prótesis es por su funcionalidad social, muchos de ellos dijeron que son incómodas, el material es

plastificado y da calor, pero para ingresar a un baño de varones es necesaria:

La prótesis te da algo que un juguete sexual no te va a dar, la necesitas para algo de primera

necesidad que es ir al baño, orinas con un tubito. En el bar me pasaba que se me rompía eso, ya

no podía ir al baño porque era sólo mingitorios o una barra y quieres orinar porque estás

tomando cerveza y te dan muchas ganas de ir y no hay un cubículo, se vuelve un artículo de

primera necesidad. (Christopher, comunicación personal, 13 de diciembre de 2020)

Los hombres trans no usan el baño de hombres hasta que adquieren las características físicas

asociadas con la masculinidad e incluso si las tienen, buscan momentos o personas que puedan

cuidarlos cuando ingresan al baño, es decir, establecen redes de acompañamiento, principalmente con

otros hombres trans o con mujeres cis:


153

En mi carrera teníamos un salón específico, al lado estaban los baños. Cada vez que yo iba, veía

si las chicas de intendencia estaban afuera, ellas me comenzaron a ubicar, ellas se dieron cuenta

cuando empezaba a atreverme a usar el baño de hombres. Por alguna extraña razón yo me

sentía más seguro si ellas estaban afuera, entonces me asomaba para ver si estaba vacío y si

estaba vacío entraba, si no estaba vacío me esperaba un ratito afuera ahí con ellas y ellas no

hacían preguntas, como que se quedaban ahí nada más expectantes, pero no me hacían sentir

inseguro. Entonces yo creo que esa fue una parte muy curiosa de acompañamiento que tuve

porque cuando yo me empecé a animar a entrar más al baño de hombres era sabiendo que ellas

estaban afuera. (Tony, comunicación personal, 11 de diciembre de 2020)

La playa es un espacio donde se exhiben los cuerpos sin los elementos de vestimenta que suelen

ocultar los genitales. Particularmente los senos son asociados simbólicamente con las mujeres, por ello,

es recurrente que los hombres trans deseen la mastectomía para poder ir a la playa o si no la han

realizado buscan ocultarlos por otros medios:

Esa parte sí me hizo mucho ruido, muy problemático. Cuando llegué a ir a la playa, las fajas y

encima una playera de esa tela para nadar o un traje de baño completo, de buzo, pero da calor.

La próxima vez que vaya va a ser como el cierre, no, la inauguración, esa es una parte que espero

con muchas ansias, poder estar en un espacio público abierto sin playera, obviamente para un

hombre cis género es muy común, pero para nosotros que somos trans es una de las liberaciones

más importantes. (Rubén, comunicación personal, 12 de diciembre 2020)


154

Transmasculinidades: re-significados
Un hombre, literalmente, es significado
Raewyn Connell

Butler (2018) sostiene que el género es una realidad performativa, una fabricación producida y

mantenida por actos de género, es decir por conductas, actividades y signos corporales que reproducen

el género en la vida diaria y producen como varones y mujeres a los sujetos implicados en ellas.

El género se vuelve un vasto campo de experimentación: voluntad de conjurar la separación, de

ya no hacer del sexo (término cuyo origen latino significa secare: cortar) ni un cuerpo, ni un

destino, sino el poder de liberarse para inventarse y colocarse por sí mismo en el mundo. El

transexual lleva hasta el final el sentimiento de que el cuerpo, es una forma por transformar y

de que la voluntad siempre tiene la última palabra. (Le Bretón, 2012, p. 41)

Como indica Eleonora Garosi (2014) “las masculinidades no las producen necesariamente

individuos con cuerpos de varones, sino también sujetos con cuerpos modificados e híbridos con cuerpo

de “mujer” (p. 176).

Un hombre trans para mí, por definición, es un hombre que pasa por un proceso, es igual a un

hombre cisgénero solamente que tiene que pasar por un proceso para sentirse como tal, es algo

que ya se trae. Un hombre que pasa por una transición para convertirse en lo que realmente se

siente y esos pasos van a ser diversos, su personalidad va a ser diversa pero al final de cuentas es

un hombre. (Christopher, comunicación personal, 13 de diciembre de 2020)


155

La mayoría de los entrevistados señalan que son invisibles, es decir, suelen ser reconocidos y

tratados como hombres en la mayoría de sus interacciones públicas con gente que no conocen, su

identidad masculina no es puesta en duda: logro de género. Aunque, para varios de ellos, su transición

es abierta y se presentan como hombres trans en sus relaciones sociales más íntimas, mencionan que al

ser “invisibles”, no a todas las personas les dicen que son trans.

Siempre me he presentado como un hombre, inclusive tuve compañeros que no tenían la menor

idea, en pláticas salía y no me creían. En una ocasión me dijo una amiga, nunca te has dado un

susto con tu novia por dejarla embarazada, y le dije que no, les platiqué y no lo creían. No es

algo que comente abiertamente, todo mi círculo social sabe, porque mis círculos de amistades

más cercanos son de la secundaria, de la prepa, que me conocieron antes y me conocen ahora,

pero si conozco a personas nuevas es difícil que sepan, si llega a salir el tema lo digo, pero de

primera instancia no me presento como hombre trans. (Rubén, comunicación personal, 12 de

diciembre 2020)

Pasar desapercibido es signo de lograr la inteligibilidad de género, lo cual está enmarcado en

una situación cultural significativa; ser mujer en México está vinculado a recibir acoso y violencia en

espacios públicos (también privados).

La masculinidad que, contrario a la feminidad normativa, parece casi incorpórea, se desliza por

las calles sin recibir las miradas lascivas, violentas, inquisitoriales y/o amenazantes que las

mujeres y otras posiciones subordinadas como las trans*, categorías hipercorporales que todas,

recibimos. (Pons, 2016, p. 199)


156

Entre las diferencias que destacan de su vida, en comparación con ser mujeres, es que tienen

más seguridad en el espacio público, no son mirados, existen menos exigencias a su arreglo personal y

perciben que como hombres reciben mucho mejor trato: “En la parte social es mucho más aceptable ser

hombre que ser mujer entonces también eres mucho más aceptado como hombre trans en otros

espacios que como mujer trans, ahí también veo una diferencia gigante” (Tony, comunicación personal,

11 de diciembre, 2020).

De acuerdo con Carvajal (2019), los hombres trans interiorizan la feminidad como

vulnerabilidad, por ello, transitan desde la invisibilidad para no ser reconocidos en espacios públicos

donde otros varones los pueden agredir: “se interioriza una percepción de sí mismos como sujetos

vulnerables, de la cual derivan procesos de evaluación y anticipación constante de situaciones de riesgo

como posibles objetos de violencia” (p. 236).

Es decir, la masculinidad que producen está íntimamente ligada a su feminidad, hacer género, es

decir, poseer las características físicas asociadas socioculturalmente con la masculinidad, les da

reconocimiento social, lo que les permite vivir públicamente de forma segura y disminuir el acoso. Como

indican West & Zimmerman (1999):

Si hacemos género adecuadamente, al mismo tiempo mantenemos, reproducimos y

legitimamos los convenios institucionales basados en la categoría sexual. Si no lo hacemos

adecuadamente, a nosotros individualmente -no a los arreglos institucionales- se nos puede

pedir cuentas (por nuestro carácter, motivos y predisposiciones). (p. 141)

La vigilancia en la masculinidad está regulada, al interior del grupo de varones, por otros

varones. Romper con las expectativas de género en el espacio público está vinculado con el riesgo

potencial de sufrir violencias. La orientación sexual no heterosexual es una de las principales categorías

que definen las relaciones desiguales dentro del conjunto de la masculinidad (Cruz, 2018). Los
157

entrevistados que han recibido violencia en el espacio público, coinciden en que no es por ser hombres

trans, sino por no representar la masculinidad hegemónica.

La violencia callejera a la que me enfrento es cuando la gente me lee como un hombre gay o un

hombre femenino, ahí son los gritos de pinche puto o pinche maricón, y la verdad yo no soy muy

masculino y no quiero serlo, te digo que me gustan cosas como el color rosa, las flores. Usar los

llamados puti shorts o colores muy brillantes. Tampoco soy estereotípicamente femenino, uso lo

que me gusta y la gente en la calle lo interpreta así, me pinto las uñas. Es una violencia más

homofóbica que transfóbica por el hecho de que mi transexualidad es invisible, no me violentan

por ser trans sino por verme afeminado. (Cristian, comunicación personal, 27 de marzo de 2019)

Únicamente Cristian y Guillermo, ambos de la CdMx, señalaron que sufrieron acoso y/o violencia

en el espacio público. Ellos no representan una masculinidad hegemónica, juegan con su expresión de

género y utilizan ocasionalmente elementos considerados femeninos. Los elementos asociados a lo

femenino suelen ser sancionados en los varones: “para hombres y mujeres, transgredir las

prescripciones de género puede resultar en la confusión, la locura, la exclusión y hasta la muerte, pues

han servido históricamente como campo fundante de inteligibilidad y ordenamiento de sí, del mundo y

de las relaciones” (Amuchástegui y Rivas, 2008, p. 96).

Hace tres años me golpearon mis vecinos, me rompieron la órbita del ojo, me la tuvieron que

reconstruir y me quedó la visión doble permanente en este cuarto superior del ojo porque se me

enganchó el músculo y el nervio en el hueso roto y pues a operarlo, ya no quedó igual (…) estaba

dándome más chance de experimentar con mi expresión de género ya ubicando esto de lo no

binario, como delinearse los ojos. Más bien me leyeron como gay o travesti, pero sí tenían la idea

de que “no está encajando en las reglas de género”; lo cierto es que soy un hombre delicado y
158

eso tampoco es algo que le guste a la masculinidad hegemónica, entonces estuvo feo.

(Guillermo, comunicación personal, 4 de mayo de 2022)

Esta es una de las múltiples razones por las que los hombres trans de otros estados buscan una

expresión de género asociada a una masculinidad física más estereotipada, asocian que en la CdMx hay

mayores libertades para el tránsito y buscan pasar desapercibidos para no recibir violencia.

Aquí en Jalisco en 2021 no vas a hacer salir a un contingente de hombres trans a la marcha o sea

no lo hay, ni siquiera un contingente mixto con mujeres trans. Creo que tiene que ver el tema

sociocultural, con las diferencias en cómo recibes la información. Por ejemplo, a pesar de que

estoy en Impulso Trans, ¡híjole! de repente salir a la marcha, aunque vaya acompañado ¡Ay! Yo

escucho las consignas allá en CdMx y son bien retadoras, aquí las consignas en Guadalajara hay

que aventar con amor para que no nos vayan a hacer algo. (Izack, comunicación personal, 19 de

enero de 2021)

Los hombres trans no suelen resolver los conflictos desde la violencia, sobre todo física, se

alejan de ella porque los pone en una situación de vulnerabilidad. En reiteradas ocasiones, ante la

percepción de escenarios de riesgo a la propia integridad se evita la confrontación, mediante el silencio

o buscando seguridad en redes de acompañamiento.

Únicamente Manuel me habló de estar en constantes situaciones de violencia física, trabaja

como jefe de seguridad en una cadena de tiendas departamentales, donde hay grupos de personas que

entrar a robar mercancía en grandes cantidades, ocultándola en su cuerpo, se conocen popularmente

como “farderos”. La violencia en lo laboral se genera en intersección con la condición de clase; el trabajo

manual pesado exige ciertas destrezas físicas que no todas las profesiones requieren, como menciona

Connell (2019, p. 88): “el énfasis en la masculinidad del trabajo industrial es tanto una manera de
159

supervivencia dentro de las relaciones explotadas como una forma de reforzar la superioridad sobre las

mujeres”.

De aquí soy el jefe de servicio, desde aquí del monitor muevo toda la tienda, más relajadito, acá

estoy solo. Lo bueno que yo no tengo contacto con los farderos que se meten las pantallas, la

ropa; te sorprende cuánto se pueden meter, de aquí grabo todo, por el radio doy aviso. Me han

tocado muchos con golpes, demasiados, no les pego, pero lo que hacemos es someterlos, ya sea

masculino o femenina, en lo que llega la patrulla (…) lo que hicieron en la tienda fue esconderme

un tiempo por seguridad, para evitar que me acosaran. (Manuel, comunicación personal, 18 de

noviembre de 2020)

La masculinidad se produce de forma general a partir de la interacción social y de forma particular

en relación con otros hombres cis. En el caso de los hombres trans, una característica es que no suelen

tener círculos íntimos de amigos varones cis, sus relaciones amistosas son principalmente con mujeres cis

y/o trans o con otros hombres trans; esto en términos de socialización y aprendizajes de lo que representa

la masculinidad hegemónica, es significativo porque su masculinidad se produce desde otras lógicas y

características que la de los hombres cis:

En lo general a lo largo de mi vida he tenido más amigas que amigos y mis amigos varones eran

a los que los otros chicos también como que les abrían porque eran más delicados o con

intereses más tranquilos, como leer o dibujar y no estar en el fútbol, pues eran más o menos así

mis amistades, pero eran pocas, en realidad en esto de la socialización y luego aparte persona

autista pues cuesta trabajo. (Guillermo, comunicación personal, 4 de mayo de 2022)


160

Otra de las características propias de los hombres trans, es que “vivieron de ambos lados”. La

resignificación no sólo se da en el plano corporal sino en sus prácticas masculinas, al haber sido

socializados durante sus primeros años de vida como mujeres, la mayoría de los entrevistados tienen

presentes algunas de las desigualdades que las mujeres enfrentan, lo que les permite una autorreflexión

sobre sus propias prácticas y relaciones con mujeres.

Sí puedo decir qué es ser hombre trans: el tener la posibilidad de haber vivido como mujer te da

toda una perspectiva y empatía hacia la experiencia femenina, hacia la experiencia de tener un

cuerpo gestante con vulva. Es ponerte en un espacio vulnerable todo el tiempo. También el ser

un hombre trans me da la posibilidad de crear una nueva masculinidad, mucho más sana, mucho

más congruente con mis propios términos y mis propias condiciones. Creo que es la parte más

mágica de ser una persona trans, que tienes la posibilidad de reconstruirte casi desde cero pero

con toda una historia anterior que te da vivencias, perspectiva y te da un sentido. (Tony,

comunicación personal, 11 de diciembre de 2020)

Incluso los hombres trans no politizados refieren que al haber vivido “en los dos lados”, tienen

presentes las desigualdades, es decir, a diferencia de la mayoría de los hombres cis, no tienen

naturalizada la hegemonía y dominación sobre las mujeres.

El ser hombre es ver por tu familia, que respetes, aunque te veas diferente a la mujer, porque

hay muchos hombres que tienen la finalidad porque ella es mi novia, la esposa o la mujer o la

hacen un poco menos; es la ventaja, que haber estado en los dos papeles y ser mujer no es fácil,

es cuando entiendo a la mujer. (Manuel, comunicación personal, 18 de noviembre de 2020)


161

En la cultura actual, la heterosexualidad funciona como el requisito indispensable que

representa la garantía de una masculinidad aceptada socialmente: “la heterosexualidad ha representado

la posibilidad inobjetable de vivir la sexualidad, encasillándola en la reproducción y el matrimonio, todo

lo cual enmarca, fija y estigmatiza lo diferente, en particular el deseo sexual entre varones” (Cruz, 2018,

p. 176).

La heterosexualidad como una práctica que configura la masculinidad no sólo está relacionada

con el deseo sexual, sino también con ciertos roles que se derivan de ello, principalmente el cuidado y

protección: “el sujeto orienta su acción a la obtención del objeto del deseo -lo que puede llevarlo a

colocarse como protector de las mujeres y la familia- y orienta su ética a la proveeduría” (Cruz, 2018, p.

179). La mayoría de los entrevistados, mencionaron el cuidado como un eje de su masculinidad:

Ser un hombre es una pregunta complicada, no sabría si existiera una definición, para mí ser un

hombre es ser reconocido por una sociedad y tú personalmente, para mí si es esa parte de

proteger a las personas, principalmente a las mujeres. (Rubén, comunicación personal, 12 de

diciembre de 2020)

De los entrevistados, ocho son heterosexuales y dos bisexuales. Guillermo, Leonardo, Manuel y

Christopher están casados en la actualidad, dos de ellos son los únicos proveedores económicos del

hogar, tres conocieron a su esposa después de la transición y sólo Leonardo estaba casado cuando la

inició.
162

La aceptación de sus parejas produce su identidad al ser reconocidos por uno de sus vínculos

más íntimos y, es en relación con éstas, con quien construirán su identidad masculina. Como indican

West & Zimmerman (1999, p. 136): “Lo que es producido y reproducido no es solamente la actividad y el

artefacto de la vida doméstica, sino la encarnación material de los roles de esposa y esposo y, como una

derivación, de la conducta propia del ser mujer y del ser hombre”.

Mi pareja nunca me ha visto como niña, como está chaparrito y bajito no va a poder mover ese

mueble; ni madres, a ella se le olvida, soy el hombre de la casa y a ver cómo lo mueves; sí me lo

dice: “querías ser hombre, pues éntrale, o no me digas que cuando te conviene te vas a

comportar como niña y cuando te conviene como niño, no, ya eres un padre de familia y pórtate

como tal”. En esas cosas me ha hecho madurar. (Manuel, comunicación personal, 18 de

noviembre de 2020)

Manuel es el único de los entrevistados que tiene un hijo, producto de una inseminación que fue

pagada con el dinero que reunió para realizarse la mastectomía; el rol que cumple como padre también

lo produce como hombre:

Él tiene más confianza conmigo porque para él soy su papá, tiene la imagen del papá fuertote,

me veía que iba a correr, a hacer pesas, pues él piensa que soy más fuerte, pero cuando vaya

creciendo se va a dar cuenta, siempre se acerca más a mí que a su mamá en esos temas, siempre

le ha gustado más que yo lo bañe. Aún no sé cómo explicarle que soy trans, vamos a ir con una

persona profesional para que nos ayude a decirle y explicarle. Son cosas que se me van a ir

presentando y las iré resolviendo. (Manuel, comunicación personal, 18 de noviembre de 2020)


163

Distintos especialistas coinciden en que el trabajo por el que se gana dinero es un componente

esencial de la masculinidad (De Kejizer, 1998; Cruz, 2018; Jiménez, 2007), donde tiende a amalgamarse

con su profesión, esto refuerza el rol de proveedor y de cuidador familiar. Esto coincide con la mayoría

de las entrevistas, donde señalaron la importancia que tiene su trabajo en su vida: “Ser hombre es ser

una persona responsable en los propios procesos, que tiene sus herramientas para poderse sostener en

todos los rubros: económico, emocional, también ser una persona protectora, te digo me gusta ser

protector con mis parejas” (Guillermo, comunicación personal, 4 de mayo de 2022).

De los siete entrevistados que realizan actividades remuneradas, la mayoría trabaja en cosas

donde no requieren la fuerza física, seis trabajan como empleados formales, sólo Guillermo es

autoempleado. Dos trabajan en el área de ventas; uno como abogado en la asociación civil que fundó y

dos son periodistas. En los espacios laborales es puesta a prueba su masculinidad con sus jefes y

subordinados:

Como te lo repito, en la parte laboral es muy difícil, sobre todo en eso de la seguridad, yo me

llevo con muchos comandantes y eso, aquí si te dejas te comen, necesitas tener el carácter

fuerte, fuerte, porque ya dirán por ahí te hacen bullying o llegan nuevos comandantes y te

empiezan a echar indirectas, que si es ella o él y ahí entras a decirles pues qué te pasa, son

muchas cosas. Aunque ya tengo mi nombre me ha costado mucho. (Manuel, comunicación

personal, 18 de noviembre de 2020)


164

La Visibilidad: Una Propuesta Política Transmasculina


La ampliación de las redes sociodigitales ha posibilitado que su transición ya no se presente de

forma privada; en la actualidad se sienten acompañados por otros hombres trans que conocen en redes

sociales y eso les permite crear una identidad colectiva: la participación en espacios y procesos

colectivos entre personas trans o de la diversidad sexual en general, los reivindica como sujetos de

derechos y eso les posibilita identificarse no sólo como hombres, sino reivindicarse como hombres trans.

La identidad no es el objetivo, sino el punto de partida del proceso de auto-conciencia, un

proceso en el cual uno comienza a saber qué y cómo, lo personal es político; qué y cómo el

sujeto está específicamente y materialmente engendrado en sus condiciones sociales y

posibilidades de existencia. (De Lauretis, 1986, p. 9)

El contacto con las organizaciones trans es un factor que incide en la producción de una

identidad política, se crean redes de confianza y seguridad, así como estrategias colectivas y/o

individuales de acción para el ejercicio de sus derechos. De los entrevistados, siete se nombran así y lo

expresan públicamente, todos ellos han participado en algún grupo de hombres trans:

La información ya viene desde nosotres mismes desde la comunidad trans hacia nosotres

mismes, entonces es una información que ya no te viene tan patologizada, que no te hace sentir

un objeto de estudio o parte de un experimento social o no te hace sentir como el enfermito

trastornado mental que necesita un tratamiento médico para poder estar feliz, sino que ya te

cuentan entre iguales desde la experiencia. Mira, si quieres tomar tratamiento hormonal está

muy bien te va a ayudar con la disforia, pero si no sientes disforia también está muy bien, sigues

siendo trans. (Tony, comunicación personal, 11 de diciembre de 2020)


165

Tener una identidad colectiva, modifica significativamente la configuración de su masculinidad

porque se unen a la exigencia de derechos, que los hombres cis sí poseen, como el derecho al

reconocimiento de su identidad. Pero al mismo tiempo reclaman derechos que son propios de su

experiencia, como es el derecho a la atención médica pública de salud para recibir tratamiento

hormonal y/o quirúrgico, al acceso a ginecólogos capacitados en el tema de diversidad sexual, el aborto

y la gestación. En otros estados del país, la visibilización y organización política de personas trans es

menor en comparación con la CdMx; como lo menciona Tony, ser visible es un privilegio que no todos

tienen:

El conocer a gente trans de otras edades con otras posibilidades, también me ayudó mucho a

abrir los ojos y a darme cuenta de que sí había una necesidad en Michoacán de representación

trans masculina, si bien sí había otros compas trans no se daban la oportunidad o no tenían la

seguridad para salir en cámaras o para hablar en público, entonces casi no me lo preguntaron,

me aventaron la bolita a mí y decidí aceptarla porque vi que sí era una necesidad que tenía que

ser cubierta y dentro de mis privilegios podía dar este apoyo de esa manera, entonces así fue que

me involucré políticamente. (Tony, comunicación personal, 11 de diciembre de 2020)

Como indica Badinter (1993) “la masculinidad, atributo del hombre, es al mismo tiempo relativa

y reactiva. De tal modo que cuando cambia la feminidad -generalmente cuando las mujeres quieren

redefinir su identidad- la masculinidad se desestabiliza” (p. 25). La incursión, cada vez más presente, del

movimiento feminista en múltiples espacios, produce la resignificación de las masculinidades de estos

hombres, su acercamiento por medio de cursos o incluso por amigas cercanas o colectivos permite que

se acerquen a cuestionar su tipo de masculinidad:


166

Yo creo que se ha visibilizado este discurso principalmente desde el feminismo de que hay una

amplitud de transiciones, de que todas ellas son válidas, de que no necesitas eso para ser un

hombre, también porque hay más cuestionamiento de las masculinidades positivas de qué es lo

que te hace ser un buen hombre y no un macho, pues de momento se desligaron, no tiene que

ver con el bulto. (Guillermo, comunicación personal, 4 de mayo de 2022)

El acercamiento a teorías, principalmente desde las ciencias sociales, que promueven

masculinidades no hegemónicas, que no patologizan lo trans, son retomadas por algunos de ellos para

incidir en políticas públicas o en medios de comunicación:

Entonces creo que eso ha cambiado, el hecho de que hay más apertura en otros espacios como

la academia, que hay gente trans en la academia haciendo las investigaciones con la que ahora

quienes nos comunicamos nos podemos fundamentar. Entonces si yo estoy dando una plática y

quiero citar un estudio académico que respalde lo que yo estoy haciendo, ya no tengo que citar a

una persona cis, puedo citar a una persona trans que hizo la investigación desde su experiencia

de persona trans hacia las personas trans y al mundo cis con la empatía, entonces creo que eso

es un cambiazo impresionante. (Tony, comunicación personal, 11 de diciembre de 2020)

Los padres de Fernando apoyaron a su hijo y se involucraron políticamente, asisten a talleres

donde les hablan de feminismo; al respecto, el papá intervino en la entrevista contando la

deconstrucción que ha tenido a partir de la transición de su hijo.

Al principio fue un choque, yo quería hacerlo un hombre de esos hombres agresivos, te voy a

enseñar a pelear para que te defiendas. Eso fue para mí que todavía quería en un principio

hacerlo un hombre, en eso de lo que dicen binario, ahora te comportas como un hombre, pero ya

con los talleres me enseñaron que ni todos los hombres son fuertes, ni todos son agresivos, rudos
167

y dije lo voy a dejar como él quiere ser. Al principio yo pensaba hacerlo más rudo y después lo

dejé ser como él quería ser. (Padre de Fernando, comunicación personal, 1 de septiembre de

2019)

Más allá del cuerpo, la identidad masculina se produce en las relaciones sociales y acuerdos

intersubjetivos en los que están insertos los hombres. Los hombres trans dejan de preocuparse por su

cuerpo en términos de exigencia de género, inician con proyecto personal que poco se vincula con su ser

trans, están preocupados, entre otras cosas, por su desarrollo profesional, por su situación económica,

por su familia, su pareja, o su activismo.

Manuel, originario del Estado de México, actualmente no recibe tratamiento hormonal desde

hace más de seis años, no se realizó la mastectomía y aunque cambió sus documentos legales, en su

empleo no ha logrado hacer la modificación. Cuenta con el reconocimiento como varón a través de sus

roles como esposo, padre, amigo, trabajador.

Guillermo, originario de la CDMX, se realizó la mastectomía pero suspendió hace más de 6 años

el tratamiento hormonal; su acceso a grupos y su vínculo con el activismo trans ha permitido su

resignificación masculina, en los últimos años se ha acercado al discurso de lo binario y se reconoce

como bisexual, poliamoroso.

Christopher, originario de Veracruz, al inicio del tránsito mantenía una visión estereotipada de la

masculinidad corporal hegemónica, particularmente con el uso de prótesis, pero con el paso del tiempo

ha modificado sus expectativas, es abiertamente trans y documenta públicamente su transición en

redes sociales, está casado y es único proveedor de su hogar. En los últimos años se ha acercado al

feminismo.
168

Izack, originario de Jalisco, es el único que inició su transición en la automedicación, es activista

trans y por medio de su asociación civil ayuda a personas trans a modificar sus documentos, a conseguir

precios accesibles para sus mastectomías y organiza cada año un congreso sobre transmascuinidades

para visibilizar sus experiencias.

Ruben, originario de la CDMX, considera que su tránsito ya terminó porque alcanzó sus

expectativas corporales, no suele presentarse como hombre trans en sus interacciones cotidianas, pero

en sus redes sociodigitales su identidad es pública, además maneja un grupo de Facebook de hombres

trans donde tiene más de 10 mil seguidores y comparte consejos sobre la transición.

Cristian, originario de la CDMX, su incursión en grupos políticos lo hace un hombre trans

politizado que cuestiona internamente los roles y estereotipos de género, no desea la mastectomía, no

modificó sus documentos legales y es bisexual.

Leonardo, originario de Aguascalientes, es el que transitó a mayor edad de todos los

entrevistados, porque en sus círculos cercanos no tenía acceso al tema, su familia nuclear es religiosa y

no lo aceptaron al principio de la transición, está casado desde hace más de 10 años y su pareja lo

apoyó.

Camilo, originario de Baja California, en el momento de la entrevista tenía poco tiempo de haber

iniciado su tratamiento, por lo que sus expectativas estaban muy centradas en los cambios corporales.

Asiste a una asociación civil trans.

Tony, originario de la CDMX, transitó en Morelia, desde el inicio de su transición mostró una

postura crítica a los roles de género, su familia es abierta al tema y recibió apoyo incondicional, se auto

adscribe como hombre trans activista.


169

Fernando, originario de la CDMX, en el momento de la entrevista tenía poco tiempo de haber

iniciado su tratamiento, por lo que sus expectativas estaban muy centradas en los cambios corporales.

Sus padres han acompañado su proceso, se han politizado y mediante grupos de padres con hijos trans,

han incorporado discursos críticos de género. Desea estudiar diseño gráfico porque quiere ser

ilustrador.

Finalmente, ante la pregunta de qué cambiarían de su proceso, todos señalaron que nada, que

tienen una satisfacción profunda de manifestar su identidad como desean: “No cambiaría nada, no me

arrepiento de nada, si volviera a pasar lo repetiría porque siempre es lo que yo quise ser, me siento tan

feliz, me siento tan realizado” (Manuel, comunicación personal, 18 de noviembre de 2020).


170

Reflexiones Finales: El Cuerpo Sexuado No es Destino de Género


Los hombres trans producen su identidad de género de la misma forma en que lo hacemos

todas las personas, a través de los discursos socio históricos disponibles, las prácticas socio corporales,

la reflexividad y en relaciones sociales. Con intersecciones que asignan los significados dentro de cada

grupo social, entre estos está la clase social, la edad, la región geográfica, los grupos familiares y vínculos

cercanos.

Las identidades de género, en la actualidad, se producen dentro de un sistema social que regula

la vida, donde la biomedicina ha establecido que nacer en un cuerpo con ciertas características -

principalmente los genitales- equivale a la asignación genérica: hombre o mujer. El cuerpo se presenta

como naturalmente “sexuado”, pero es el discurso científico y las convenciones socioculturales, las que

colocan los signos que consideran masculinos y/o femeninos.

A partir del “sexo”, los hombres entrevistados fueron asignados como niñas y eso implicó que

las instituciones sociales actuaran, por medio de la socialización, para configurar en ellos un género

femenino. Las normas de género se transmiten, en primera instancia, en la familia, que establece reglas

y comportamientos adecuados; cómo debemos vestirnos, qué juegos podemos realizar, qué colores son

propios para nuestro género, hacia dónde debe dirigirse el deseo. Existen sanciones, que incluso pueden

llegar a la violencia física o la muerte, si no te comportas con la feminidad y/o masculinidad asignada.

Todos los entrevistados indicaron que fueron sus grupos sociales cercanos (familia, escuela,

amigos, entre otros) los que sancionaban sus conductas asociadas a la masculinidad y eso generó que se

reprimieran, hasta que encontraron comunidades que compartían experiencias con las que se

identificaban.
171

El discurso médico psiquiátrico desempeña una función importante y controversial en la vida de

las personas trans; legitima la práctica y la posibilita, pero patologiza las experiencias trans; autoriza o

niega los tratamientos; y también, son un apoyo vital para el manejo seguro de la transición, para evitar

la automedicación y mejorar la salud mental de algunas personas que se someten a los tratamientos

propuestos. Pero el discurso biopolítico de la transexualidad-disforia de género, convive a su vez con

otros discursos en la actualidad.

Destaco particularmente el discurso activista de las personas trans, que se han mantenido,

desde distintas exigencias y agendas, en continua actividad pública, política y académica; luchando por

sus derechos políticos, principalmente el derecho a la identidad y a la salud, pero que se extiende a

exigencias particulares de cada “subgrupo” que integra el movimiento trans. El surgimiento de nuevos

espacios políticos, lúdicos, de acompañamiento y la organización política, principalmente de mujeres

trans, posibilitó que las exigencias de las personas trans se transformaran en leyes, que contribuyen a

mejorar sus condiciones de vulnerabilidad, pero que no resuelve la discriminación y violencia que

reciben. Aunado al apoyo de médicos, académicos y del surgimiento de nuevos movimientos como el

feminismo, o de teorías como la queer.

El género se institucionaliza en una identidad jurídica, que permite el acceso a derechos sociales

o a realizar actividades cotidianas; que disciplina a hombres y mujeres, por medio de sanciones jurídicas

diferenciadas (biopolítica) en los espacios públicos: los hombres pueden mostrar el torso desnudo, pero

si lo hace una mujer es ilegal. La reforma de 2008 para la “reasignación para la concordancia sexo-

genérica” por juicio en la CdMx, permitió que Guillermo lograra modificar sus documentos, pero era una

ley que representaba un alto costo económico por la cantidad de especialistas que tenían que

contratarse, por ello, Manuel tuvo que desistir; además eran condicionados a hormonarse y/o realizarse

cirugías para acceder a una identidad jurídica.


172

Como resultado de la reforma, en 2009 se creó el primer programa de salud pública para la

comunidad trans, en la Clínica Especializada Condesa en la CdMx; la cual, es un referente para personas

trans, incluso de otros estados. Aunque mantiene un protocolo patologizante, permitió que cinco de los

entrevistados realizaran el inicio de su tránsito corporal. Posteriormente, en 2012, en esta clínica se

formó Transformar Trascender, que es un grupo organizado por activistas trans que difieren de los

discursos binarios patologizantes y que realizan sesiones grupales e individuales para acompañar y

orientar el tránsito.

En 2015, la Ciudad de México se convirtió en la primera entidad federativa del país, en adoptar

una legislación, donde a través de un procedimiento administrativo y no estigmatizante, se permite el

reconocimiento de la identidad de género auto percibida, es decir, no es obligatorio estar en

tratamiento hormonal y/o contar con una cirugía de reasignación sexual, para cambiar el nombre y el

género. Además, permite que personas de otros estados puedan cambiar sus documentos.

El auge de las redes sociales produjo un cambio en la forma de circular la información. La

visibilidad internacional de personas trans y la mediatización de la información, posibilitó que los

hombres trans crearan grupos de apoyo y acompañamiento, para posteriormente politizarse; se generó

una colectividad que ha transformado su propio proceso.

Los hombres trans a partir de su identificación inician un proyecto de género para alcanzar los

significados de su masculinidad. Esto dependerá del contexto en el que transitaron; previo a la

masificación de las redes sociales, los hombres solían tener una trayectoria corpoidentitaria aún más

complicada; no exista información del tema, ni espacios públicos, ni políticas públicas, por ello, se

enfrentaban a una mayor discriminación. En ese sentido, las reformas impulsadas por las personas trans,

la sexología, y algunos académicos, han significado un avance en el mejoramiento de su vida cotidiana.


173

En general, entre sus múltiples prácticas corpoidentitarias, todos inician des identificándose de

la feminidad bajo la que fueron socializados; buscan información y a través de las comunidades de

práctica (online o presencial) encuentran una categoría de pertenencia. Encontrar la categoría

transexualidad-disforia de género (de acuerdo con su contexto de transición) les permitió entender lo

que les ocurría y tener el valor para iniciar una transición.

Los hombres trans, a diferencia de los hombres cis que nacieron con cuerpos simbolizados

socioculturalmente como de varones, se ven llamados a producir su masculinidad no sólo socialmente,

sino también corporalmente. Por ello, emprenden un tránsito corporal, donde ocultan, disimulan y

remplazan marcadores sociales para producir lo que podría denominarse masculinidad hegemónica

corporal.

Al inicio del tránsito, los hombres están vinculados al discurso medicalizado, pero con el paso del

tiempo, renegocian los significados corporales y discursivos femeninos y masculinos, al encontrarse con

otros discursos o situaciones sociales y/o personales que los hicieron modificar sus decisiones iniciales.

Ninguno desea realizarse la faloplastía, la mayoría no asocia el “bulto” con la masculinidad, ni siente

rechazo por sus genitales, algunos decidieron no realizarse la mastectomía y otros suspendieron sus

tratamientos hormonales.

Sus cambios corporales están engarzados con otros cambios que realizan al mismo tiempo que

inician con los tratamientos médicos; ser hombre no se reduce únicamente a los elementos externos

corporales que alcanzan. Transitar es un proceso complejo, que implica buscar el apoyo de sus redes

más cercanas, sobre todo su familia nuclear, pareja y amigos; su masculinidad se produce a través de ser

reconocidos y tratados como varones, es decir, a cómo performan el género a lo largo de su vida, a

través de las instituciones oficiales y sociales.


174

Las relaciones sociales en las que se presentan constituyen el significado de lo que es ser un

hombre: sus comunidades de práctica, su agencia fotográfica, su familia, sus amigos, las redes sociales,

la época en la que transitaron, su condición de clase, son sólo algunos de los múltiples elementos donde

se produce y aprenden los significados de la masculinidad.

Para algunos hombres, su acercamiento al activismo trans o al feminismo, generó nuevas

formas de comprender sus prácticas de género para sí mismos y para otros, en algunos casos

resignifican su masculinidad y se posicionan no sólo como hombres sino como hombres trans, es decir,

son hombres politizados que tienen una identidad colectiva.

Los hombres trans son hombres en términos simbólicos y sociales; rompen con uno de los

“pactos sociales” fundantes de las sociedades occidentales contemporáneas: la correspondencia del

cuerpo sexuado con la identidad de género. Muestran otras posibilidades identitarias. El género no es

destino. Los hallazgos de esta tesis aportan una evidencia empírica de que el género existe

precisamente en la medida en que la biología no determina lo social. Más allá del cuerpo, ser hombre o

mujer se sostiene en una red de relaciones socioculturales.

Reflexión situada: posibilidades y límites


El recorte analítico en términos de trayectorias corpoidentitarias me mostró una lectura de la

identidad como algo dinámico, que se modifica subjetivamente desde las intersecciones propias de cada

persona -la clase, la edad, la familia, la educación, la politización, entre muchas otras- e

intersubjetivamente, a partir de las relaciones sociales que conectan con momentos históricos y

contextos sociopolíticos específicos, en donde está presente la agencia y la reflexividad.


175

La decisión de no usar la técnica “bola de nieve” en las entrevistas, me permitió tener un

panorama más amplio del tema y reconstruir de forma incipiente la organización política de hombres

trans. Al mismo tiempo, realizar pausas en el trabajo de campo posibilitó incluir el contexto y el tiempo

de tránsito como factores fundamentales para entender el cambio en la producción de las identidades

de género. Particularmente, la etnografía digital representa una gran herramienta para documentar

temas actuales.

Sin embargo, mi decisión metodológica de sólo buscar a hombres autodenominados trans, creó

dos efectos necesarios: posibilitó y limitó mi mirada. Me permitió trazar una trayectoria de relaciones en

las comunidades de hombres trans y ver de cerca a esos hombres que se conocen, se influyen y se

acompañan, aunque no sean amigos. Pero, por otro lado, tuve que descartar a muchos que no se

identificaban de esa manera, como lo no binario, lo anarco queer o los transmasculinos.

Lo anterior, me llevó a ver que está migrado el concepto de hombres trans a

transmasculinidades, como un eje que incorpora otras posibilidades de hombres, es decir, personas que

se identifican con la masculinidad en sus pronombres y /o expresiones de género, como la ropa, pero

que no desean modificar su cuerpo con intervenciones quirúrgicas; donde los hombres trans son sólo un

espectro de las múltiples variedades identitarias que encierra el concepto; algunos unidos a las mujeres

trans, otros con mayor autonomía con únicamente transmasculinos.

Por otro lado, al inicio de la tesis, mi mirada estaba centrada en el discurso médico y eso generó

que en las entrevistas puse mucho énfasis en las trasformaciones corporales. Con el paso del tiempo, las

lecturas y con el análisis final de todas las entrevistas, fue evidente que existen múltiples negociaciones

que realizan estos hombres con los discursos y consigo mismos para poder conformar su identidad, noté

que sus preocupaciones y su masculinidad, sobre todo, los de primera y segunda generación, estaban
176

centradas en otros aspectos de sus vidas; en ese sentido, debí indagar más sobre lo cotidiano, sobre

valores, sus relaciones y sus proyecciones a futuro.

Las entrevistas las realicé en plena pandemia por Covid-19, eso limitó mis posibilidades de

profundizar en diversos aspectos; no tuve oportunidad de conocer y convivir de forma presencial con

ellos; acudir a eventos que solían organizar antes de la pandemia; que las entrevistas fueran

proporcionales en los estados para ahondar en las experiencias fuera de la CdMx y explorar otras

intersecciones, como por ejemplo la pertenencia a un grupo étnico; indagar más sobre la organización

política transmasculina, saber si existe una agenda que comparten y entrevistar a los primeros hombres

trans públicos. Es decir, los resultados compartidos en esta investigación no son definitivos ni

exhaustivos, es un tema que aún tiene múltiples aristas por dónde continuar la exploración sobre la

producción de género y masculinidad en los hombres trans.

Finalmente, el desarrollo de esta investigación representó muchos retos y aprendizajes

personales, me concientizó sobre cómo las categorías que generan los discursos autorizados -incluidos

los que se producen desde el feminismo académico- repercuten en el mundo social. Por ello, considero

que dedicarnos a la producción de conocimiento implica una responsabilidad ética y social, que

debemos apostar por crear una lucha colectiva que visibilice las desigualdades y violencias que el

sistema sexo-génerico crea, sin un único sujeto político


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Anexo 1. Guía de Entrevista


188

Anexo 2. Guía de Observación Etnográfica

Objetivo general: Analizar cómo se produce la corpoidentidad de género de hombres trans en México
Pregunta guía: ¿Cómo los discursos sociales guían las prácticas corpoidentitarias de género de hombres trans en México?
Objetivos particulares Categorías generales
Identificar los sitios Masculinidad
corporales de Feminidad
significación de lo que Auto representación
es designado Expresiones de género (ropa, bider, protésis)
femenino, masculino o Identidad de Género (expresión) Elección del nombre
neutro que privilegian Expresiones corporales (ademanes, poses)
al producir su Documentación de los cambios
corpoidentidad Identidad-Imagen Sitios corporales de significación
Médico/biológico
Psiquiátrico (disforia de género)
Legal (cambio de documentos)
Activista y/o influencer
Identificar los Discursos disciplinarios y/o feministas, activistas Religioso
discursos sociales que Testosterona
incorporan los Viralización del tórax o masctectomía
hombres trans en la Metaidoplastía
producción de su Histerectomía
corpoidentidad Medicalización e intervenciones médico-quirúrgicas corporales Faloplastía
Familia
Trabajo
Analizar las relaciones Pareja
sociales apartir de la Relaciones sociales, afectivas o eróticas (violencia o Escuela
transición discriminación) Amistades
Influncer
Participantes activos
Participantes clave Participantes que desean compartir su experiencia

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