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Capitulo 4 Conflictos y Nuevos Movimientos Sociales

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Es necesario analizar, primera y brevemente, dos temas:

la importancia
de la ciberpolítica y las redes sociales y la globalización que
se ha registrado
en los últimos años.
La comunicación, durante toda la historia, ha sido la pieza
fundamental
de los movimientos de protesta masivos. Miguel Lira, sobre
ello, escribe:
En otras épocas la transmisión de mensajes o ideas
estaba
limitada por las redes de contacto personales o el uso de
medios
tradicionales de comunicación como la prensa o la radio, los
cuales

en ocasiones llegaban a ser manipulados para disminuir la


fluidez

de este proceso de transmisión de ideas1.


Por ejemplo, Nicolás Lenin, al referirse al periódico, afirma
que funcio-
naba como:
La sintonización del elemento propagandístico de
aquella
época, ya que por medio del mismo se logra generar
cohesión

orgánica, discusiones internas, orientaciones de actualidad,


am-

pliación del panorama político entre las distintas


organizaciones

de partido y elevación intelectual del proletariado y de


quienes

lo leen en general2.
Posteriormente, a principios de la década del veinte, la
radiodifusión se
convirtió –salvo en algunas raras zonas del llamado Cuarto
Mundo, es decir,
1Miguel Lira, «Las Protestas de #Estudiantes en #Chile y Las Redes
Sociales – Poder
del Ciudadano», 24 de agosto de 2011. En:
http://www.dosensocial.com/2011/08/24/

las-redes-sociales-y-las-protestas-de-estudiantes-en-chile/2 Sergio
Salinas, Memorias de militancia en el MIR, Santiago, Ril Editores,
2014, p. 93.
Sergio Salinas Cañas 158
sectores marginales y en riesgo social en áreas del mundo
industrializado– en
el producto industrial más consumido:
A diferencia de la lenta progresión que había tenido la
prensa
escrita, para acompañar la evolución de los niveles de vida y
de
las necesidades culturales de sus lectores, el nacimiento y
luego

la expansión de la radiodifusión ocasionaron, por la rapidez


y el

carácter masivo de su intrusión en la vida de los individuos


y de

las familias, una verdadera conmoción3.


Por ejemplo, para Ernesto Che Guevara la radio era esencial
en la lucha
revolucionaria: «la fuerza de la palabra aumenta las ansias
de combatir. Explica,
enseña, excita, determina en los amigos y enemigos sus
futuras posiciones»4.
En la actualidad, las Nuevas Tecnologías de la Información
(NTIC) han
provocado notorios cambios en la naturaleza de
conceptos clásicos como

opinión pública, esfera pública o democracia


deliberativa. Como comenta

Jorge Resina:
Los medios de comunicación en línea se han convertido en
un
importante espacio de socialización ciudadana y han
generado
un nuevo estilo de politización de demandas, mediante la
interco-

nexión5 entre individuos y grupos que a través de diversos


foros,
portales de información y blogs personales, deliberan y
logran

articular movilizaciones políticas, con un carácter cada vez


más

expresivo6.
De manera similar, opina Miguel Lira:
En estos tiempos de interconectividad digital las cosas
son
diferentes. Los líderes de una causa pueden tener la
posibilidad

de compartir sus ideas sin intermediarios y establecer un


canal de
comunicación con miles de personas que comparten sus
ideales

de una manera directa7.


3Ibid., p. 103.4 Ibid., p. 107.5 Véase M. E. Kerk y K. Sikkink, «Las
redes transnacionales de defensa en la política
internacional y regionales», International Social Sciencie
Journal, N° 159, 1999.

En: http://www.unesco.org/issj/rics159/keckspa.html#kt6 Jorge


Resina de la Fuente, «Ciberpolítica, redes sociales y nuevas
movilizaciones

en España: el impacto digital en los procesos de deliberación y


participación ciuda-

dana», Mediaciones Sociales, NÀ 7, II semestre 2010, 143-144p.


En: http://media.
wix.com/ugd/950d9d_4fd49e8f4ddeaf4ab16743fb9daab410.pdf7
Miguel Lira, «Las Protestas de #Estudiantes en #Chile...», op. cit.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando159
Sin lugar a dudas, las NTIC han modificado la realidad a las
que estuvi-
mos acostumbrados por mucho tiempo. Una de los efectos
más importantes
es la inmediatez con la que se transportan los flujos de
información. Lo que,

a juicio de Jorge Resina, ha implicado una variación en la


naturaleza de

relaciones sociales,
Hasta el punto de que algunos autores hablan de una «socie-
dad red», propia de una supuesta nueva era, la de la
información
(Castells, 2001). Sin entrar a fondo en la cuestión sobre la
certeza o

no de este postulado, habría que destacar la creciente


importancia

de las redes en el mundo contemporáneo8.


Sin embargo, el estudio «Ciberpolítica: el uso de Internet en
las campañas
presidenciales en el año 2006»9 concluyó que entre los
usuarios de la red sigue
existiendo una dominancia muy clara de los medios de
comunicación tradicio-
nales frente a los nuevos medios, por sobre todo en lo
referido a la fuente de

información política. «Además, los medios tradicionales de


contacto directo

de la acción política tales como la referencia directa, la


militancia política y

los actos políticos de calle, solo suman el 15% de las fuentes


de información

política. Muy por debajo de los medios de comunicación de


masas tradicionales

e incluso por debajo del Internet»10.


De acuerdo a Carmen Beatriz Fernández, «parecen existir
pequeñas diferen-
cias de género entre ambas fuentes de información política
que usan hombres

y mujeres, encontrando que las mujeres valoran más el uso


de los sitios web,
videos de youtube, y los correos electrónicos que los
varones»11.
En el caso de Chile se observa un fuerte y sostenido uso de
Internet, «al-
canzando un número de usuarios de la red en torno a los 7, 3
millones, según
8Jorge Resina de la Fuente, «Ciberpolítica, redes sociales...», op.
cit., p. 146.9 El estudio hizo seguimiento del uso del Internet como
instrumento en las diez campañas
presidenciales llevadas a cabo en igual número de países durante el
año 2006: Bolivia,

Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Mexico, Nicaragua, Perú y


Venezuela. El método

consistió en entrevistas autoadministradas en línea, promovidas a


través de banners e

invitaciones por correo-electrónico enviadas directamente o


desde listas de nuestros

aliados. Véase en:


http://razonypalabra.org.mx/publicado/Ciberpolitica.pdf10
lecciones.net, «Ciberpolítica: El uso del Internet durante las
campañas presidenciales

latinoamericanas del año 2006», Programa Medios de


Comunicación y Democracia

en América Latina, Fundación Konrad Adenauer, 2007, p. 9. En:


http://razonypala-

bra.org.mx/publicado/Ciberpolitica.pdf11 Carmen Beatriz


Fernández, «Ciberpolítica ¿Cómo usamos las tecnologías digitales

en la política latinoamericana?», Buenos Aires, Konrad Adenauer


Stiftung, 2008, p.

9. En:
http://media.wix.com/ugd/950d9d_95cdcace33b856f6ff982e27b167
d7c8.pdf
Sergio Salinas Cañas 160
el informe Comscore (marzo 2011)»12. Sin embargo,
como afirma Salvador
Millaleo Hernández:
El uso político de la Internet solo recientemente está hacién-
dose más visible, sobre todo en los últimos tres años, desde
las
campañas de las últimas elecciones presidenciales y la
coordina-

ción de una serie de manifestaciones políticas mediante las


redes

sociales, como en el caso de las movilizaciones estudiantiles


del

invierno de 2011.
Para Salvador Millaleo, la revolución Pingüina (2006) ya
había mostrado
la familiaridad de las generaciones de adolescentes escolares
con las plataformas
tecnológicas, a las cuales las convirtieron en fundamentales
para la movilización.

La arquitectura del movimiento estudiantil estaba basada en


fotologs, weblogs,

messenger (MSN), así como en el uso de teléfonos móviles


que permitieron la

interconexión entre ellos, tanto en Santiago como con


regiones.
En el caso de las movilizaciones estudiantiles del año 2011,
Miguel Lira
señala que los estudiantes, además de usar twitter para
compartir los detalles

de sus eventos, capitalizaron el poder de la viralización de


mensajes usando el

modelo de distribución de invitaciones a eventos creados en


facebook; allí los

usuarios tienen el poder de esparcir el mensaje aún más a


través de sus redes

de contacto personales.
Cristian Cabalin señala que durante las movilizaciones
estudiantiles del
2011, facebook fue una de las redes sociales más usadas por
los participantes.

«En el caso de la FECH, esta agrupación estudiantil uso


facebook principal-

mente para convocar a las acciones de protesta, para resaltar


los logros del

movimiento y para señalar quiénes eran sus adversarios»13.


Miguel Lira sostiene que la difusión de contenidos en las
redes sociales,
además de ser un medio de comunicación con un potencial
de alcance expo-

nencial para los chilenos,


Nivela el campo de juego para los ciudadanos; ya que
permite
un nivel de transparencia a nivel internacional sin
precedentes
como se pudo observar en los recientes movimientos de
protesta

en Medio Oriente. La claridad con que el mundo entero


puede
12Salvador Millaleo Hernández, «La ciberpolítica de los
movimientos sociales en Chile:
algunas reflexiones y experiencias», Revista Anales, Séptima Serie,
Nº 2, noviembre,

2011, p. 93. En:


http://media.wix.com/ugd/950d9d_f3860aa165563db7df333464b-

c367fcb.pdf13 Cristian Cabalin, «Estudiantes conectados y


movilizados: el uso de Facebook en

las protestas estudiantiles en Chile», Comunicar, vol. XXI, N° 43,


julio-diciembre,

2014, p. 25. En: http://www.redalyc.org/articulo.oa?


id=15831058004
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando161
seguir lo que pase en Chile ayuda a poner presión adicional
para
que los gobiernos busquen soluciones pacíficas y se eviten
abusos

de fuerza que podían ser tapados con mayor facilidad en


décadas

anteriores mediante la censura de los medios de


información

tradicionales. En otras palabras, a través de las redes


sociales

los chilenos muestran lo que están viviendo a los ciudadanos


del
mundo14.
Por otro lado, el concepto de globalización ha sido
ampliamente utilizado
en los debates académicos y políticos del último decenio,
pero sus acepciones
distan de ser uniformes. En este libro lo empleamos para
referirnos a la creciente

gravitación de los procesos financieros, económicos,


ambientales, políticos,

sociales y culturales de alcance mundial tanto en los de


carácter regional, na-

cional y local. Esta acepción hace hincapié en el carácter


multidimensional de

la globalización. Como señala la CEPAL:


En efecto, aunque sus dimensiones económicas son muy
desta-
cadas, evolucionan concomitantemente a procesos no
económicos,
que tienen su propia dinámica y cuyo desarrollo, por
ende, no

obedece a un determinismo económico. Además, la tensión


que

se crea entre las diferentes dimensiones es un elemento


central del

proceso. En el terreno económico pero, sobre todo, en el


sentido

más amplio del término, el actual proceso de globalización


es in-
completo y asimétrico, y se caracteriza por un importante
déficit

en materia de gobernabilidad15.
La dinámica del proceso de globalización está determinada,
en gran medida,
por el carácter desigual de los actores participantes. En su
evolución ejercen
una influencia preponderante los gobiernos de los países
desarrollados así como

las empresas transnacionales, y en una medida mucho


menor los gobiernos de

los países en desarrollo y las organizaciones de la sociedad


civil. «Asimismo,

algunos de estos actores, en especial los gobiernos de los


países desarrollados,

se reservan y ejercitan el derecho de acción unilateral y


bilateral, y el derecho

a participar en ámbitos regionales, simultáneamente a los


debates y negocia-

ciones de carácter global»16.


En el caso de América Latina, como ha pasado en
otros momentos de
su historia, se enfrenta hoy una situación de crisis. Como
escribió el Comité
14Ibid.15 CEPAL, «Globalización y desarrollo», Vigésimonoveno
período de sesiones, Brasi-
lia, Brasil, 6 al 10 de mayo de 2002, p. 17. En:
http://www.eclac.org/publicaciones/
xml/6/10026/Globa-c1.pdf.16 Ibid.

Sergio Salinas Cañas 162


Organizador del Vigésimo Noveno Congreso
Latinoamericano de Sociología
– ALAS CHILE 2013:
La crisis, profundamente enraizada en nuestras naciones ha
sacudido a todas ellas, pero con distinta fuerza, persistencia
e in-
tensidad, según las particularidades de sus respectivas
estructuras

económicas, sociales y políticas. De manera recurrente, y en


cierta

forma cíclica, la crisis acompaña y pone una y otra vez en


suspenso

la viabilidad del desarrollo de los países de la región. La


presente

tiene, sin embargo, una especificidad que la distingue


claramente

en la retrospectiva histórica moderna de América Latina y


que

tiene que ver con la dinámica de sus recientes


transformaciones

en sus estructuras económicas y sociales17.


El patrón de desarrollo capitalista del continente ha sufrido
una mutación,
lo que queda a la vista en el ritmo de un crecimiento
económico que profundiza
las desigualdades sociales. Agrega el Comité Organizador:
La interrelación de las economías nacionales con el sistema
económico mundial se ha diversificado y complejizado,
dando
pie a nuevas formas de integración y dependencia. Ha
cambiado

la estructura social con la aparición de una nueva clase


media

asociada a la extensión de los servicios y el consumo. En el


mapa

de los actores sociales se han redibujado profundamente los


es-

pacios de movilización y participación y se ha diversificado


los de

exclusión. Por lo mismo, las instituciones y los procesos


políticos

están experimentando nuevas tensiones y cuestionamientos,


con

actores sociales nuevos y más empoderados, también pro


prácticas

culturales fuertemente individualistas reforzadas por la


lógica del

mercado que interrumpe con fuerza en las instituciones y en


la

vida cotidiana18.
Por otro lado, a partir de los años ochenta se han producido
cambios de
importancia en los mercados de trabajo y en las relaciones
laborales preva-
lecientes en los mismos. Estos cambios se han puesto en
evidencia y han sido

principalmente consecuencia de profundas transformaciones


estructurales de

la economía, de innovaciones técnicas de características


singulares e inéditas y
17Comité Organizador del Vigésimo Noveno Congreso
Latinoamericano de Sociolo-
gía – ALAS CHILE 2013, Convocatoria 2013 En:
http://sitios.upla.cl/contenidos/

wp-content/uploads/2012/06/BasesConcursoLogoALAS.pdf.18
Ibid.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando163
de variaciones en la estructura, composición y niveles
educativos de la fuerza
de trabajo. Según Luisa Montuschi:
Para mantener la competitividad en un marco de
creciente
internacionalización de la actividad económica, de rápida
obso-
lescencia de productos y procesos productivos y de una
elevada

tasa de cambio tecnológico, las empresas se han visto


compelidas

a incorporar las modernas tecnologías de la información19.


La problemática del empleo, como consecuencia de los
cambios producidos
en el mercado del trabajo, se ha convertido hoy en una
cuestión que genera
inquietud tanto en el mundo desarrollado como en el mundo
en desarrollo.

El creciente y sostenido desempleo parece ser una de las


características de la

nueva economía globalizada. El paso de una sociedad


industrial a la que, en

una primera instancia, se denominó «sociedad


postindustrial» y que hoy es

calificada, con mayor precisión y acierto como «sociedad de


la información»,

aún está originando en los países desarrollados mutaciones a


las que podría

encontrársele equivalencia o analogía con los profundos


cambios que, en su

momento, originó la revolución industrial.


Entre ellas cabe destacar a:

La «terciarización»: para algunos autores, el sector


manufacturero está
sufriendo hoy en día, frente a la expansión del sector
terciario, un destino

similar al del sector agrícola de antaño. Hay quienes


denominan «desindus-

trialización» a este fenómeno; otros lo llaman


«terciarización». Cualquiera que
sea la denominación, se trataría siempre de caracterizar el
declive, relativo o

absoluto, real o imaginario, del sector manufacturero y, en


contrapartida, la

ascensión del sector terciario.


La terciarización aparece también como parte de la
reestructuración interna
de las empresas industriales por fragmentación del trabajo y
autonomización

de las unidades administrativas correspondientes, y que


se manifiesta en la

estadística de establecimientos, empleo y producción, etc.


De acuerdo a Méndez y Caravaca (1999):
El proceso de terciarización en las empresas industriales de
los
países desarrollados se sustenta en la progresiva
automatización
de las tareas de fabricación más repetitivas y simples, de
escaso

valor agregado, o su traslado a espacios y países periféricos,


lo cual

ha reducido la proporción de empleo en las mismas dentro


de las

industrias asentadas en las grandes ciudades; pero


incrementaría
19Luisa Montuschi, «Perspectivas del empleo en los nuevos
mercados laborales», 1999,
1p. En:
http://www.ucema.edu.ar/publicaciones/download/documentos/157.
pdf.
Sergio Salinas Cañas 164
el empleo y el valor en los países o ciudades atrasados que
reciben
esta transferencia20.
Aumentan, en cambio, los trabajadores que se ocupan en las
actividades
anteriores a la fabricación directa (investigación y
desarrollo, diseño, dirección
y gestión, etc.) y posteriores (control de calidad,
comercialización, etc.), como

parte de unos procesos productivos cada vez más complejos.


Junto a un cambio en las ocupaciones y en la estructura
profesional de los
trabajadores industriales, el aumento de los servicios
internos supone igual-

mente modificaciones en la lógica de localización y en la


demanda de suelo e

inmuebles por parte de las empresas.


Por otra parte, está la «flexibilización laboral». Este
término alude, en
general, a una visión crítica de las normas jurídicas sobre el
trabajo asalaria-

do, a las que se les demanda esfuerzos para facilitar la cada


vez más necesaria

adaptabilidad empresarial en un contexto de permanente


aumento de compe-

titividad. De allí que se aluda una y otra vez a la flexibilidad


como recurrida

receta para mejorar el desempeño empresarial y la creación


de empleo.
Sin embargo, según sea quien use el concepto, la
flexibilidad se presta
para ser poblada de muchos contenidos. Se alude con ella al
fin de la época

de las labores rutinarias y repetitivas fordistas21 y a nuevas


oportunidades de
autonomía y realización en el trabajo; se asimila
flexibilización a la disminu-

ción del tiempo de trabajo y con ello a ganar más


disponibilidad para la vida

familiar y el tiempo libre, pero también se utiliza la


flexibilización para justificar

la reducción de derechos de los trabajadores, tales como


mínimos salariales,

estabilidad en el trabajo y límites a la duración de la jornada


de trabajo, en el

entendido que es necesario reducir costos laborales para


incentivar la utilización

empresarial de mano de obra.


Todas estas ideas tienen en común postular un cambio, una
adaptación
respecto de lo que fue el tradicional esquema normativo
sobre el trabajo asala-

riado que se presentaba como estable y de duración


indefinida. Los cambios de
Citado en Lisett Márquez López y Emilio Pradilla Cobos,
20
«Desindustrialización, ter-
ciarización y estructura metropolitana: un debate conceptual
necesario», Cuadernos
del CENDES, N°69, Vol. 25, Caracas, septiembre-diciembre,
Universidad Central

de Venezuela, 2008, 8p. En:


http://redalyc.uaemex.mx/pdf/403/40311392003.pdf.21 Se conoce
popularmente como «Fordismo» el modo de producción en
cade-

na o en serie que impuso oportunamente Henry Ford, uno de


los fabricantes

de automóviles más populares del mundo entero. El


mencionado sistema de

producción creado por Ford debutó con la producción del Ford


Modelo T en

el año 1908; se trataba de una combinación y organización


general del traba-
jo sumamente especializada y reglamentada a partir de cadenas
de montaje,

máquinas especiales, salarios más altos y mayor número de


empleados. En:
http://www.definicionabc.com/historia/fordismo.php#ixzz2GCI4Hr
zv.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando165
diversa índole –tecnológicos, económicos, sociales,
globales– han transformado
el mundo productivo y laboral de tal manera, que parece
aconsejable adaptarse

a ello. El debate sobre la flexibilización laboral


precisamente invita a realizar

esa transformación, pero engloba estrategias muy distintas,


incluso opuestas
entre sí, para lograrlo22.
Esta opción flexibilizadora conduce a la ideología de la
desregulación, que
predica la inestabilidad de derechos laborales y sociales para
facilitar la eficiencia

económica, como única forma plausible de obtener el


máximo bienestar social.

Dicha visión no diferencia distintos tipos de rigideces para


la adaptabilidad

industrial, sino que solo busca la eliminación normativa que


otorgue el margen

más amplio posible de libertad de acción a las empresas.


En síntesis, una noción desreguladora de la flexibilización
laboral plantea
la eliminación de normas jurídicas sobre el trabajo y con
ello la supresión de

derechos como fórmula para el éxito empresarial. Una


noción flexibilizadora

de adecuación, en cambio, postula una modulación


normativa que supone un

protagonismo de los propios actores empresariales y


laborales para acordar

ajustes y una batería de medios que permitan a los


trabajadores desarrollarse

en un contexto de acentuada movilidad profesional.


Dentro de estos importantes cambios en los mercados de
trabajo y en las
relaciones laborales, destaca también la rápida
obsolescencia de productos y

procesos productivos y de una elevada tasa de cambio


tecnológico. Algunos

autores hablan también de una obsolescencia económica


de competencias,

es decir, las competencias anteriormente empleadas en


un trabajo ya no se

necesitan o son menos importantes. Y una obsolescencia


física (técnica), en la

cual las habilidades físicas o mentales se deterioran a causa


de la atrofia o del

desgaste natural.
Es por estas razones que desde 1999 la Comisión Europea,
en sus Directri-
ces para el Empleo, fija entre sus objetivos mejorar la
empleabilidad; para ello
los Estados miembros deben ofrecer la oportunidad de un
«nuevo comienzo»

en términos de ayuda para entrenamiento, prácticas


laborales y otros incentivos

previo al cumplimiento de seis meses de desempleo para los


jóvenes y de doce

meses para los adultos.


Resumiendo, el contexto regional muestra una crisis que va
acompañada
de situaciones que pueden ser entendidas –según afirma el
Comité Organizador

del Vigésimo Noveno Congreso Latinoamericano de


Sociología –ALAS CHILE

2013– como «emergencias» de acuerdo a dos sentidos:


22Diego López, «Mitos, alcances y perspectivas de la flexibilización
laboral: un debate
permanente», Santiago, Universidad de Chile. En:
http://mazinger.sisib.uchile.cl/

repositorio/pa/ciencias_economicas_y_administrativas/2002114230
flexibilidadla

boral.doc.
Sergio Salinas Cañas 166
Por una parte, la crisis permite reconocer situaciones de

riesgo intensificado para ciertos grupos y actores


sociales que
son arrojados a condiciones de existencia precarias y, por
otra,

genera también las condiciones para que emerjan nuevos


actores

y movimientos sociales, capaces de articular demandas y


reivindi-

caciones que canalizan diversas formas de malestar y


críticas que,

en cierta manera, anticipan nuevos escenarios políticos y


sociales23.
4.1 El movimiento estudiantil
Para la mayoría de los especialistas, el movimiento
estudiantil fue el creador
de las manifestaciones más frecuentemente analizadas desde
el punto de vista
de la teoría de los nuevos movimientos sociales: el
antinuclear, el feminista y

el movimiento por la paz. Como afirma José Aranda


Sánchez, «fue el primero

que mostró muchas de las características organizacionales e


ideológicas»24.
El movimiento estudiantil en los setenta, en la mayoría de
los países euro-
peos, Estados Unidos y México, creció fuera de la izquierda
estudiantil existente

pese a que sus líderes obtuvieron sus experiencias en esos


comandos. «A pesar de

sus diferencias hacia el sistema tradicional de partidos


políticos, eso facilitó su

cambio hacia ellos después del ciclo de movilizaciones de


masas» 25 setenteras.
Además, los partidos de izquierda, principalmente cuando
son de oposición,
influyeron en la fundación de grupos más institucionales de
esos movimientos,

«lo que ocasionó desde el principio una división entre


grupos institucionalizados

y no institucionalizados»26.
En la década de los ochenta, se puede señalar, en la gran
mayoría de los
casos, que en el movimiento estudiantil predominó más la
lógica convencional
que la de la ruptura radical. Como señalan María Dolores
Liaudat, Santiago

Liaudat y Nayla Pis Diez:


En principio esto no se debe a que los líderes se hayan
vuelto
conservadores, por el contrario, muchos permanecieron
atados
a sus ideologías hasta la actualidad. Más bien se debió a que
la

movilización de masas que dio surgimiento a los


movimientos

sociales había declinado y el potencial de movilización


restante
23Comité Organizador del Vigésimo Noveno Congreso
Latinoamericano de Sociología
–ALAS CHILE 2013, Convocatoria, op. cit.24 José Aranda Sánchez,
«El movimiento estudiantil y la teoría de los nuevos movi-

mientos sociales», Convergencia, revista de Ciencias Sociales,


N°21, vol. 7, enero-

abril, Universidad Autónoma del Estado de México, 2000, p. 236.


En: http://www.

redalyc.org/articulo.oa?id=10502108.25 Ibid., p. 237.26 Ibid.


Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando167
fue ampliamente debilitado por la gente que no tenía una
visión
radical general. Puedo afirmar que la excepción fue
América

Latina, principalmente en los países con dictaduras


militares,
donde el movimiento estudiantil se convierte en uno de los
actores

más relevantes junto con el movimiento a favor de los


derechos

humanos27.
José María Aranda afirma una reflexión teórica general en
torno al mo-
vimiento estudiantil de finales de los noventa:
Se advierte que presenta muchos de los rasgos que le
caracte-
rizaron desde su gran presencia a finales de los setenta, que
logró

incorporar los aspectos más relevantes de las experiencias


de los

años ochenta, y que asimismo incorpora los rasgos


específicos

de la situación social tan difícil para la mayoría de la


juventud

mundial al final del milenio, donde los problemas relativos a


la

crisis y graves desajustes sociales han incidido en las


tendencias

emancipadoras de muchos movimientos estudiantiles28.


No se debe olvidar, como recuerda Roberto López Sánchez,
que el carácter
particular de los movimientos estudiantiles
latinoamericanos de las últimas
décadas se relaciona bastante con los procesos de
masificación de la educación

superior llevados a cabo en nuestros países. Agrega al


respecto:
Los estudiantes universitarios dejaron de ser una elite en la
medida en que la crisis económica comenzó a afectar a las
clases
medias y sectores de trabajadores. Incluso la llamada
proletari-

zación de las profesiones universitarias ha hecho bajar de


status

al individuo que posee un título profesional29.


27María Dolores Liaudat, Santiago Liaudat y Nayla Pis Diez,
«Continuidades y rup-
turas en una década del movimiento estudiantil argentino», 2011.
En: http://www.

herramienta.com.ar/herramienta-web-10/2001-2011-continuidades-
y-rupturas-

en-una-decada-del-movimiento-estudiantil-argen; Mariela Fogar,


«El movimiento

estudiantil de la UNNE en la década del 80. Análisis de situaciones


de formación»;

Asociación Nacional de Estudiantes Secundarios RISALDA,


«Reseña histórica del

movimiento estudiantil colombiano». En:


http://andesris.blogspot.com/2009/02/
breve-resena-del-movimiento-estudiantil.html; Juan Sebastián
Martín Leyes y
Guillermo Mora Salinas, «Los Movimientos Estudiantiles en
Latinoamérica: El
caso de Chile y Colombia en el siglo XXI». En:
http://www.institutomerani.edu.co/

publicaciones/tesis/2012/martinleyes-mora.pdf.28 José Aranda


Sánchez, «El movimiento estudiantil...», op. cit., p. 242.29 Roberto
López Sánchez, «Fundamentos teóricos para el estudio de los
movimien-

tos estudiantiles en Venezuela», Espacio Abierto, N°4, vol. 14,


octubre-diciembre,
Sergio Salinas Cañas 168
Veamos algunos casos de movilizaciones estudiantiles en
América Latina
en los últimos años. El 2011, estudiantes colombianos,
especialmente del nivel
universitario, se tomaron continuamente las calles para
llamar la atención de
la sociedad sobre los problemas de la educación superior.
Como señala Mau-

ricio Archila, «junto con los estudiantes chilenos fueron tal


vez el sector más

movilizado de América Latina, sumándose en el ámbito


mundial al torrente de

los «indignados» ante la actual globalización capitalista»30.


Recordemos que después de un tiempo de dispersión del
movimiento es-
tudiantil colombiano, a fines de los años noventa y
comienzos de la siguiente

década se comienzan a dar procesos organizativos


propiciados, como solía ser

en el pasado, por sectores de izquierda. En torno a ello,


Mauricio Archila anota:
Paralelamente, comenzaron a darse encuentros estudiantiles
que dieron origen a la Coordinadora Nacional de
Estudiantes
Universitarios (CNEU), que se planteó como un espacio
de

interlocución entre organizaciones estudiantiles


existentes, lo

que limitaba su cobertura, y que prácticamente dejó de


existir a

mediados de esa década por diferencias entre las


organizaciones

que la conformaban. En posteriores encuentros estudiantiles,


es-

pecialmente en 2009 y 2010, se insistió en fortalecer los


procesos

organizativos de base en las universidades y otras


instituciones

de educación superior31.
En marzo de 2011, cuando ya el gobierno había presentado
a la opinión
pública el proyecto de reforma de la Ley 30, hubo un nuevo
encuentro en la
Universidad Nacional de Bogotá convocado por las
organizaciones estudiantiles

existentes. Allí se expresó su voluntad para hacer un trabajo


unitario deponiendo
el sectarismo que antes las separaba y así impulsar un
espacio amplio llamado

la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE). Mauricio


Archila afirma:
Era tan lesiva la propuesta de reforma del gobierno que las
organizaciones existentes, nacionales y regionales, deciden
articu-
larse, abriéndose más allá del estudiantado de las
universidades

públicas para incluir al de las privadas y al de los institutos


técnicos

y tecnológicos. Había el deseo de trascender a las


organizaciones

existentes para llegar a las bases. En este paso también


influyen
Asociación Venezolana de Sociología, Maracaibo, Venezuela,
2005, 600p. En: http://
jovenesenmovimiento.celaju.net/wp-content/uploads/2012/09/VEN-
06.pdf.30 Mauricio Archila, «El movimiento estudiantil en
Colombia. Una mirada histórica»,

OSAL, Año XIII, N° 31, Buenos Aires, CLACSO, mayo, 2012,


p. 73. En: http://

biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/osal/20120417105250/OSAL31.pdf3
1 Ibid., p. 92.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando169
los aprendizajes previos, como ya hemos descrito, y aunque
sub-
sisten tensiones entre las organizaciones convocantes, estas
han

aprendido a ceder en aras de la unidad32.


Según señala el doctor en Historia, como en 2011 se
cumplían cuarenta
años del movimiento estudiantil de 1971 y para convocar a
una amplia mo-
vilización unitaria, se elaboró el nuevo Programa
Mínimo. Los seis puntos

recogieron las demandas universitarias, pero también


plasmaron los énfasis

de cada organización que converge en la MANE.


No obstante, el movimiento estudiantil no se limitó a
proclamas o a paros
aislados, afirma Mauricio Archila, sino que desde marzo de
2011 se movilizó

nacionalmente casi una vez por semana. Así, el 7 de abril


participó masivamente

en una protesta en conjunto con los sindicatos del


magisterio, acción que se

volvió a repetir el 17 de mayo. Luego del receso de medio


año, retornan las

movilizaciones y los encuentros de la MANE. El 1 de


septiembre nuevamente

el estudiantado nacional sale a la calle junto a los sindicatos


magisteriales. El

12 de octubre hubo otra marcha para dar inicio al paro,


luego se produce el

«abrazo a las universidades» el 26 del mismo mes.


El 3 de noviembre hubo una jornada nocturna conocida
como «marcha de antorchas» y el 10 de noviembre se
produjo la
movilización más multitudinaria de este ciclo de protestas,
que

fue convocada como la «toma de Bogotá» y terminó siendo


una

marcha triunfal, pues se celebraba el anuncio del


gobierno de

retirar el proyecto de Ley 11233.


Por otra parte, en México, el 25 de marzo del 2011, la
Comisión de Edu-
cación de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal
(ALDF) aprobó una
propuesta para modificar la Ley de Autonomía. Entre otros
elementos, dicha

moción posibilitaba la reelección del rector así como la


facultad para que la

rectoría eligiera al personal de confianza. Como expresa


Ricardo Vega Ruiz,

rápidamente se formó una Asamblea Universitaria (AU) que


agrupaba a todos

los planteles y se articuló un movimiento contra la


injerencia de la ALDF. «El

día 29 del mismo mes, miles de estudiantes de la UACM se


presentaron frente

a la ALDF para manifestar su rechazo al intento de


violación de la autono-
mía universitaria. La movilización logró frenar la
intromisión de la ALDF: la
Ibid., p. 92-93.33 Ibid.
32
Sergio Salinas Cañas 170
propia presidenta de la ALDF se vio obligada a declarar que
no se aprobaría
el dictamen»34.
Desde que estalló el conflicto, en marzo de 2011 hasta
principios de 2012
–como anota Ricardo Vega Ruiz–, el movimiento pasó de
un período de eferves-

cencia, cuya cresta se dio entre marzo y mayo, a otro de


paulatino reflujo que

desde junio no se pudo superar (solo a mediados de octubre


se dio un ligero

repunte que se expresó en la exitosa convocatoria a un paro


de labores de un

solo día, pero que únicamente se notó en tres planteles y no


logró persistir para

contrarrestar el reflujo). En torno a ello, agrega:


La Asamblea Universitaria (AU) ha mostrado contar con
dos
fortalezas: su habilidad para proyectar hacia fuera el
conflicto,
impidiendo el cerco mediático y favoreciendo la solidaridad
de

voces críticas de académicos de otras universidades y de


fuerzas

democráticas que defienden el proyecto de la UACM; y su


persis-

tencia de responder a cada ofensiva de la rectora con una


acción35.
Marcha estudiantil con el lienzo la imagen del periodista asesinado
en 1986,
José Carrasco Tapia.
Fotografía del autor.
34 Ricardo Vega Ruiz, «La defensa de la Universidad Autónoma de
la Ciudad de Mé-
xico frente a la contrarreforma neoliberal», OSAL, Año XIII, N° 31,
Buenos Aires,

CLACSO, mayo, 2012, p. 132.35 Ibid., p. 133.


Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando

4.2 El movimiento medioambientalista


Como señalamos anteriormente, el contexto en que
emerge el actual
movimiento ecologista/ambientalista es uno basado en la
globalización, el
neoliberalismo y la sociedad postindustrial.
A nivel latinoamericano, se constató en la Cumbre de Río de
1992 el paso
de la dimensión local a la dimensión global de la crisis
ambiental, explicitándose,

además, las causas que han llevado a este deterioro. Loreto


Ossandón escribe:
Sin embargo, las diferencias existentes entre los países desa-
rrollados y en vías de desarrollo son una realidad que no
permite
comprometer las voluntades políticas con la urgencia
requerida

por el problema. En este sentido, en la Cumbre de Río se


logra

posicionar un nuevo concepto de desarrollo: el


desarrollo sus-

tentable36.
El desarrollo sustentable pasa a ser, en este contexto, el eje
primordial de
los Movimientos Ecologistas/Ambientalistas, en el sentido
que se debe buscar
el desarrollo desde la base para satisfacer las necesidades de
las generaciones

presentes, sin comprometer la satisfacción de las


necesidades de las descen-

dencias futuras para lo cual se requiere emprender un


cambio a nivel político,

económico, social y cultural. Loreto Ossandón comenta que


existe
Una mirada proyectada hacia el futuro de los países
vinculados
a la problemática. En esta década la preocupación ambiental
pasa
ser un tema de relevancia social y política para
Latinoamérica

y el Caribe. Es decir, es en esta década con la celebración de


la

Cumbre del Medio Ambiente en 1992, donde los Estados y


sus

sociedades admiten la realidad y la crisis existente en


relación a

la temática medio ambiental en sus naciones37.


La Conferencia, conocida como Cumbre para la Tierra, se
celebró en Río
de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992. Fue un momento
decisivo en las nego-
ciaciones internacionales sobre las cuestiones del medio
ambiente y el desarro-

llo. Los objetivos fundamentales de la Cumbre eran lograr


un equilibrio justo

entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de


las generaciones

presentes y futuras y sentar con ello las bases para una


asociación mundial

entre los países desarrollados y los países en desarrollo,


así como entre los
Loreto Ossandón, «Los nuevos movimientos sociales en Chile...»,
36
op. cit., p. 48.37 Ibid.
Sergio Salinas Cañas 172
gobiernos y los sectores de la sociedad civil, sobre la base
de la comprensión
de las necesidades y los intereses comunes. La ONU señala:
En Río, 172 gobiernos, incluidos 108 Jefes de Estado y de
Gobier-
no, aprobaron tres grandes acuerdos que habrían de regir la
labor
futura: el Programa 21, un plan de acción mundial para
promover el
desarrollo sostenible; la Declaración de Río sobre el Medio
Ambiente

y el Desarrollo, un conjunto de principios en los que se


definían los

derechos civiles y obligaciones de los Estados; y una


Declaración de

principios relativos a los bosques, serie de directrices para la


orde-

nación más sostenible de los bosques en el mundo38.


Diana Efesina o Artemisa de Efeso, la «Madre Naturaleza». Está
ubicada en la Villa
d’Este en Tivoli, Italia. Realizada por Giglio della Vellita.
Fotografía del autor.
38 ONU, Documento de antecedentes Cumbre para la tierra +5. Un
futuro sostenible, 23
al 27 de junio de 1997. En:
http://www.un.org/spanish/conferences/cumbre&5.htm.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando173
Además, se abrieron a la firma dos instrumentos con fuerza
jurídica obliga-
toria: la Convención Marco sobre el Cambio Climático y el
Convenio sobre la
Diversidad Biológica. «Al mismo tiempo se iniciaron
negociaciones con miras a

una Convención de lucha contra la desertificación, que


quedó abierta a la firma

en octubre de 1994 y entró en vigor en diciembre de


1996»39.
Los Estados que formaron parte en la Comisión de
Desarrollo y Medio
Ambiente de América Latina y el Caribe, expresaron:
El modelo de civilización que prevalece en el mundo, y que
ha
permitido avances importantes al ser humano, está
mostrando desde
hace algunas décadas manifestaciones inequívocas de crisis.
Mientras

se producen signos de progreso en algunas áreas, aparecen


claras

muestras de deterioro económico y social en otras y surgen


indicios

preocupantes de degradación ambiental y situaciones que


desmejoran

la calidad de vida de la población. De hecho, los problemas


socioe-

conómicos y ambientales amenazan la sustentabilidad


del propio

proceso de desarrollo de la humanidad en el mediano y


largo plazo.

[...] Esta es la percepción de nuestros pueblos y


gobiernos40.
Los Estados Latinoamericanos y del Caribe, desde la
Cumbre de Río toman
un rol más activo en la temática medio ambiental,
generando nuevas reglas,
normas e instituciones. Loreto Ossandón escribe:
El escaso desarrollo obtenido por estos movimientos no solo
se
debe a su reciente creación o a los mecanismos
medioambientales
implementados por los Estados; sino también al hecho de
que la

satisfacción de las necesidades materiales es aún un


problema

para estas naciones41.


Por lo tanto, el paso a temáticas inmateriales, como es el
medio ambiente
y el desarrollo sustentable, hace que este tipo de
problemáticas no sean una
prioridad en lo social. En palabras de Loreto Ossandón:
En esta dirección, algunos actores verdes señalan que el
tema
medioambiental en Latinoamérica pasa ser una
preocupación
de un sector elítico medio alto, los que pueden dedicar su
vida

a la preocupación del medio ambiente, sin poner en


riesgo su

estabilidad económica. Si bien existe un sector que


componen

estos movimientos y que no provienen de estos estratos, son


por
Ibid.40 Loreto Ossandón, «Los nuevos movimientos sociales en
39
Chile...», op. cit., p. 47.41 Ibid.
Sergio Salinas Cañas 174
lo general sectores que están directamente afectados por
alguna
crisis ecológica, por lo cual se integran desde su inmediatez
como
sujetos-víctimas del daño ambiental. Así, los temas globales
es-

tarán puestos desde la clase elítica y los temas locales serán


una

prioridad más ligada con sectores locales o de base42.


4.3 Los conflictos étnicos
Como hemos visto, en un mundo globalizado y pluricultural
la irrupción de
los pueblos indígenas y su agenda de derechos, en un
fenómeno que no es exclu-
sivo de América Latina sino un proceso global, forma parte
de una diversidad

de luchas por el reconocimiento y la dignidad humana.


Como señala la CEPAL:

«La tenaz resistencia de los pueblos indígenas se expresa en


la actualidad en la

instauración de nuevos estatus quo políticos y territoriales


así como de nuevos

modos de relación institucional de los Estados y los pueblos


indígenas»43.
El marco de referencia de la autonomía demandada por los
pueblos indí-
genas se expresa en el reconocimiento del derecho a la libre
determinación, que

supone la existencia y el ejercicio de derechos colectivos,


así como el respeto

a las instituciones y sistemas de autogobierno de los


pueblos indígenas, tal
como señala la Declaración de las Naciones Unidas sobre
los Derechos de los

Pueblos Indígenas en su artículo 4.


Los pueblos indígenas, en ejercicio de su derecho a la libre
deter-
minación, tienen derecho a la autonomía o al autogobierno
en las
cuestiones relacionadas con sus asuntos internos y locales,
así como

a disponer de medios para financiar sus funciones


autónomas44.
Sin embargo, la realidad es menos halagadora. La
globalización neoliberal
de las últimas tres décadas –como afirma Leandro Vergara-
Camus– transformó
radicalmente el mundo rural en América Latina:
El agronegocio nacional y transnacional ha extendido su
con-
trol del mercado, la agricultura se ha modernizado y
mecanizado,
el número de pequeños y medianos productores rentables se
ha

reducido drásticamente y su supervivencia se ha vuelto cada


vez

más difícil. Los campesinos de subsistencia no logran


mantener a
42Ibid.43 CEPAL, «Los pueblos indígenas en América Latina.
Avances en el último decenio
y retos pendientes para la garantía de sus derechos», Santiago,
Naciones Unidas,
noviembre, 2014, 6p. En:
http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/37050/

S1420783_es.pdf?sequence=444 Ibid., p. 18.


Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando175
sus familias únicamente con los frutos de la tierra y el
mercado de
trabajo agrícola se ha contraído, lo que genera mayor
subempleo

y migración laboral45.
Para explicar estos cambios, algunos investigadores han
propuesto –expresa
Vergara-Camus– la perspectiva de «la nueva ruralidad»,
porque las cuestiones
agrarias y la agricultura campesina ya no serían centrales en
las decisiones y

estrategias de los sujetos sociales rurales, sino que «habrían


sido reemplazadas

por la combinación compleja de múltiples actividades


productivas y fuentes

de ingreso familiar y una variedad de esquemas


migratorios, sea temporal,

permanente o multidireccional»46.
Entonces, argumenta Vergara-Camus (2011), el contexto
actual de glo-
balización neoliberal representa una nueva ola de expansión
del capitalismo,

tanto hacia nuevos sectores productivos como a nuevas


zonas geográficas y

con recursos hasta ahora no mercantilizados.


Dentro de esta nueva ola de expansión, las relaciones de
pro-
piedad adquieren una importancia central. En cuanto a la
cuestión
agraria, la explicación presentada por los círculos oficiales
nacio-

nales e internacionales en favor de la privatización del


derecho a

la tierra y la descolectivización de la tenencia de la tierra


consiste

en pensar que solo la propiedad privada asegura la inversión


de

capital en el campo47.
Recordemos que la extensión de las contrarreformas
neoliberales en América
Latina durante la década de los noventa y las recientes olas
de libre comercio
y el incremento de la demanda del mercado mundial durante
los últimos años,

hicieron de la explotación de los recursos naturales


(intensiva, orientada a la

exportación y, en gran parte, bajo control del capital


transnacional) una de las

fuerzas centrales de la recuperación del crecimiento


económico regional.
En términos de ciclos de protesta, el que vivimos tiene como
eje dinámico
a la globalización así como la paulatina debilidad de los
Estados latinoameri-
canos frente a los organismos financieros internacionales, lo
cual le imprime

una marca indeleble a la inmensa mayoría de los


movimientos sociales48.
45Leandro Vergara-Camus, «Globalización, tierra, resistencia y
autonomía: el EZLN y
el MST», en Revista Mexicana de Sociología, volumen 73, núm. 3,
julio-septiembre,

México, 2011, p. 388. 46 Ibid.47 Ibid.48 Rafael de la Garza Talavera,


«Las teorías de los movimientos sociales y el enfoque

multidimensional», en Estudios Políticos, núm. 22, Novena


Época, enero-abril,

México, UNAM, 2011.


Sergio Salinas Cañas 176
En este escenario, Guiomar Rovira Sancho apunta a que los
movimientos
sociales indígenas respondieron combinando
La política de la identidad con la internacionalización. En
este
caso, la globalización garantizó a estos actores nuevos
accesos al
poder, más allá del Estado-Nación que los oprimía
históricamen-

te: «En el espacio entre el poder y la hegemonía, el pueblo


tribal

construye sus relaciones con el pueblo global»49.


En América Latina y el Caribe, los nuevos movimientos
sociales indígenas
dejaron su alcance nacional y local para tener un impacto a
escala regional y
mundial alrededor de la emblemática fecha de 1992, a
quinientos años de la

llegada de los españoles al continente. José G. Vargas


Hernández sostiene que

en las últimas cuatro décadas:


Los movimientos indígenas son movimientos sociales y ya
no
movimientos revolucionarios, más involucrados y
organizados en
Latinoamérica que durante los períodos de los cincuentas y
sesentas.

Los movimientos indígenas tienen preocupaciones similares


a otros

movimientos sociales que buscan cambiar ya sea la sociedad


en sí

misma o la posición de un grupo en la sociedad50.


49Guiomar Rovira Sancho, «La red transnacional de solidaridad
con la rebelión
indígena de Chiapas y el ciclo de protestas contra la
globalización», Tesis para

optar al grado de doctora en Ciencias Sociales, con especialidad en


comunicación

y política, División de Ciencias Sociales y Humanidades,


Universidad Autónoma

Metropolitana, Unidad Xochimilco, México, 2007.50 José Vargas


Hernández, «Nuevas expresiones de acción colectiva de los
movimientos

sociales en Latinoamérica», III Conferencia Internacional La obra


de Carlos Marx
y los desafíos del Siglo XX, sin año. En:
https://www.nodo50.org/cubasigloXXI/

congreso06/conf3_vargas.pdf

Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando177


Festival de colores andinos51.
En una reunión realizada en el verano de 1971, en la isla de
Barbados, se
constituiría como fecha del natalicio de esta nueva
cosmovisión política de los
movimientos indígenas latinoamericanos. Esta primera
reunión de intelectuales

progresistas y dirigentes indígenas, tenía como tema un


aspecto «altamente

revolucionario: se trataba de discutir ‘sobre la liberación de


los indios’»52.
Por otro lado, según las ideas de Beatriz Vitar, otra
conjunción de factores
motivó con mucha fuerza a los movimientos de
revitalización étnica y lingüís-

tica. Entre ellos se debe destacar «el rechazo a la tendencias


homogeneizadoras

de la globalización por parte de las minorías étnicas a través


de enarbolar la

bandera de la cultura y las tradiciones ancestrales como base


de sustentación

de sus reclamos a los Estados nacionales»53.


Pero, paradójicamente, esta misma mundialización y
consolidación de
políticas neoliberales, como sostiene Vitar, impulsó la
revitalización étnica y la

formación de redes solidarias entre los diversos


movimientos, a un punto «que se

puede hablar de una agenda indígena transnacional»54. Y


también provocó, en el
marco de la conmemoración de los quinientos años de la
llegada de los españoles

al continente, «resistencias» indígenas, incluso armadas,


como los levantamientos
51CC0 Public Domain https://pixabay.com/es/festival-baile-colores-
andino-887782/52 Saúl Velasco Cruz, El movimiento indígena y
la autonomía en México, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, 2003, p. 55.53 Beatriz
Vitar, «Los camino del Wallmapu (país mapuche)», en Revista
Dialectología
y Tradiciones Populares, año LXV, núm. 1, España, Instituto de
Lengua, Literatura
y Antropología (CSIC), 2010, p. 217.54 Ibid., p. 257.
Sergio Salinas Cañas 178
en Ecuador (1990) y en Chiapas (México) en 1994. En el
último caso, con el
nacimiento del que se convertiría en un ícono de la
resistencia indígena a nivel

mundial gracias a Internet: el Ejército Zapatista de


Liberación Nacional (EZLN)55.
En cambio, en el caso de Chile y Argentina, como sostiene
Beatriz Vitar,
la reetnificación se desarrolló paralelamente a los procesos
de transición de-
mocrática iniciados con posterioridad a los regímenes de
facto instaurados en

dichos países en 1973 y 1976, respectivamente56.


En relación a las movilizaciones étnicas contemporáneas,
cerca de la mitad
de ellas son intentos grupales por asegurarse un alto nivel de
los recursos del

Estado u obtener una mayor participación política, pero no


intentan destruir

o independizarse de los gobiernos nacionales. Estas


movilizaciones se asocian

con la problemática de definir y limitar la autonomía, pero


no la soberanía.

Como un claro ejemplo de esto se puede citar al movimiento


zapatista, cuyas

marchas intentaron comunicar sus intenciones integradoras


y no separatistas

y que se plasmó en la frase «Nunca más un México sin


nosotros».
La rebelión zapatista adoptó el tema de la autonomía
indígena
como núcleo central de las demandas, trasladando esta
cuestión
no solo al nivel nacional sino también al plano
internacional.

Otro tanto ocurrió en Ecuador donde las demandas de los


pue-
blos indígenas no son excluyentes y reflejan la intención de
ser

incorporados a la nación ecuatoriana57.


Y es que, a juicio de Rodríguez Mir, las demandas son
comunes a todas
las sociedades indígenas debido a que sufren los mismos
problemas y obstá-
culos: las tierras son reclamadas por otras poblaciones, hay
fuertes presiones

en contra de la restitución de las tierras por parte de


empresas capitalistas,

«especialmente aquellas asociadas con los recursos


petroleros y de gas, pro-

blemas de organización interna, tensiones con los Estados


nacionales y con el

mercado capitalista, etc»58.


55El 26 de mayo de 2014, en una conferencia de prensa, el
subcomandante Marcos
anunció la muerte del vocero-personaje luego de más de veinte años
de alzamiento

zapatista. Beauregard, Luis Pablo (2014), «La metamorfosis del


subcomandante
Marcos», en El País, 26 de mayo, 2014. En:
http://internacional.elpais.com/inter-
nacional/2014/05/26/actualidad/1401056860_449766.html56
Beatriz Vitar, «Los camino del Wallmapu...», op. cit., p. 257.57
Javier Rodríguez Mir, «Los movimientos indígenas en América
Latina. Resistencias

y alteridades en un mundo globalizado», Gazeta de


Antropología, volumen 24,
núm. 2, Granada, España, 2008. En:
http://www.ugr.es/~pwlac/G24_37Javier_Ro-

driguez_Mir.html 58 Ibid.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando179
Indígena mexicano.
Fotografía del autor.
4.3.1 La lucha por los recursos naturales
Diversos estudios apuntan a que la fuerte competencia por el
control de
los recursos naturales, debido a su creciente escasez, su
deterioro y desigual
distribución, se convierte en algunas de las causas de los
actuales conflictos

y que en varios casos escalan hasta la violencia. Como


señala Nieves Zúñiga

García-Falcés, uno de los sectores de población más


afectados en esta lucha

por el control de los recursos son los pueblos


indígenas, en cuyas tierras se

localizan en muchas ocasiones importantes riquezas


naturales59.
Por ejemplo, Stephanie Lavaux afirma que a partir de los
efectos sociales
basados en la escasez ambiental se desarrollan tres tipos de
conflictos induci-

dos por el medio ambiente, en cuanto a recursos renovables:


los conflictos de

simple escasez entre Estados, los conflictos de grupo e


identidad en los Estados
59Nieves Zúñiga García-Falcés, «Conflictos por recursos naturales y
pueblos indíge-
nas», Pensamiento Propio, Nº 22, julio-diciembre, Buenos Aires,
2006. En: http://
www.fuhem.es/media/cdv/file/biblioteca/Conflictos_socioecologico
s/Conflictos_re-

cursos_naturales.pdf
Sergio Salinas Cañas 180
o entre estos y las disputas relativas a la degradación
económica, institucional
y política en el interior o entre los Estados60.
Xavier Albó señala, por su parte, que siempre el tema de los
recursos na-
turales ha estado presente en los movimientos indígenas,
pero en los últimos

años la pugna de intereses en torno a estos recursos ha


fortalecido su identidad

étnica como pueblos en un determinado territorio.


Con ello han profundizado y ampliado también su
percepción
y lucha política. No es algo nuevo. Desde siempre, el
principal
factor movilizador para las luchas y rebeliones, tanto
indígenas

como campesinas, ha sido la defensa de su tierra; y, en lo


profundo,

la defensa de la Madre Tierra, madre fecunda y fuente de


vida61.
José Seoane, cita a la dirigente de la CONAIE
(Confederación de Nacio-
nalidades Indígenas del Ecuador) Blanca Chancoso62 en
este punto: «la tierra
significa como la madre... no solamente como fuente de
trabajo sino la tierra
como fuente de vida»63.
Xavier Albó señala que cuando por la injusta tenencia y
distribución de
la tierra se carece de ella o se tiene de manera insuficiente,
«la toma de tierras

o, a veces, incluso el asalto y destrucción de haciendas ha


sido también una de

las principales formas de movilización, en cualquier tiempo


y lugar»64.
En Perú, Aidesep resultó entonces la voz fundamental. Su
protesta alcanzó
su punto álgido entre 2008 y 2009 durante el gobierno de
Alan García, por la

adopción de medidas lesivas para los pueblos amazónicos.


Tras infructuosas

negociaciones, las protestas culminaron en un bloqueo


en Bagua y en una

confrontación que dejó treinta y cinco muertos, mayormente


policías65.
60Stephanie Lavaux, «Degradación ambiental y conflictos armados:
las conexiones»,
Grupo de Investigación sobre Seguridad, Bogotá, Centro Editorial
Universidad del

Rosario, 2004. En: http://www.urosario.edu.co/cpg-ri/Investigacion-


CEPI/documen-

tos/papers/Documento_7/61 Xavier Albó, «Hacia el poder indígena


en Ecuador, Perú y Bolivia», en Betancur,
Ana Cecilia (ed.), Movimientos indígenas en América. Latina
Resistencia y nuevos

modelos de integración, Copenhague, Debates, Grupo


Internacional de Trabajo

sobre Asuntos Indígenas IWGIA, 2011, p. 160. En:


http://observatorioetnicocecoin.

org.co/cecoin/files/Movi_indigenas.pdf 62 Véase Blanca Chancoso,


Exposición en el Panel 5: Movimientos sociales: entre la

crisis del neoliberalismo y el desafío de las alternativas, en la XXI


Asamblea General

de CLACSO, La Habana, Cuba, 2003. 63 José Seoane,


«Movimientos sociales y recursos naturales en América Latina:
re-

sistencias al neoliberalismo, configuración de alternativas»,


Sociedad y Estado,

volumen 21, núm. 1, enero-abril, Brasilia, 2006. En:


http://www.scielo.br/scielo.

php?script=sci_arttext&pid=S0102-6992200600010000664 Xavier
Albó, «Hacia el poder indígena...», op. cit., p. 160.65 Ibid., p. 161.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando181
Bretón señala que en Ecuador, la Confeniae y la Conaie
llegaron a verse,
ante el descalabro del Estado desarrollista en los años del
boom petrolero, como
«la única instancia capaz de aglutinar y enfrentar a sectores
amplios de la po-

blación contra la implacabilidad de un ajuste económico de


alto costo social»66.
En todas partes, el agua ha sido otro recurso amenazado por
la irrupción
de industrias más interesadas en sus ganancias. Las grandes
represas que bene-

fician más bien a otros sectores destruyendo el hábitat de


territorios indígenas,

son con frecuencia causa de conflicto en todas las latitudes.


En el caso de Bolivia, brotó la llamada Guerra del Agua, en
2000, aglutinan-
do a la población urbana, a la asociación de regantes, la
federación campesina

y a otros varios sectores contra una multinacional de


servicios combinados de

agua potable y electricidad, que acabó expulsada. Fue el


principio del fin de

quince años de gobiernos neoliberales. Las minas son


también grandes con-

taminadoras del agua. Ubicadas usualmente en las cabeceras


de ríos, pueden

afectar y hasta bloquear totalmente las actividades


agropecuarias aguas abajo,

por no mencionar la salud de la población.


Araceli Burguete afirma que desde el punto de vista de
Felipe Quispe, las
protestas que arrancaron en 2000 no son circunstanciales
sino resultado de

estrategias políticas diseñadas desde décadas atrás


alimentadas en la «herencia
(de) nuestros antepasados»67.
Las grandes empresas mineras han reaparecido en el
escenario, sobre todo
a partir de los años noventa. Con sus nuevas tecnologías y
su abundante capital,

utilizan métodos mucho más agresivos y expandidos que


antes en territorios

y comunidades tanto indígenas como campesinas, con


mayor énfasis en la

región andina, tan rica en minerales. La vinculación de los


pueblos andinos

con la minería tiene raíces precoloniales, pero pasó a un


primer plano desde la

Colonia temprana, cuando, para asegurar sus tierras, los


indios de tasa debían

ir periódicamente como mitayos a las minas de Potosí y


Huancavelica68.
Con este énfasis en el territorio y sus recursos, les resulta
más fácil ver su
lucha con los dos ojos: como pueblos que interiorizan y
defienden su tierra y

formas de vida tradicionales; y como pobres explotados que


reclaman para

que no les quiten ni destruyan los recursos que son su


sostén. Para un contex-

to más amplio, los recursos naturales son ejemplos claros de


este doble papel
del diálogo. A veces los pueblos indígenas ingresan a
peleas con empresas
66Víctor Bretón, Capital social y etnodesarrollo en los Andes, Quito,
CAAAP, 2005,
p. 42.67 Araceli Burguete, «De la resistencia al poder. Articulación
y repertorios indígenas en

la lucha por el poder político: el ensayo boliviano», en Argumentos,


vol.20, núm.

55, septiembre-diciembre, México, Universidad Autónoma


Metropolitana–Unidad

Xochimilco, Departamento de Política y Cultura, 2007. En:


http://www.redalyc.org/

pdf/595/59505502.pdf68 Xavier Albó, «Hacia el poder indígena...»,


op. cit., p. 162.

Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando185


que desembarcamos en la histórica ciudad portuaria
dispuestos a doblegar a
los amos del mundo’»80.
Cabe consignar que muchos de los protestantes
antiglobalización no tenían
ninguna intención de optar por la vía de la protesta pacífica,
como lo demostró

la táctica del llamado «bloque negro». «A primera hora de la


mañana del día 20

de julio, un grupo asaltó una gasolinera para abastecerse de


suficiente gasolina

para preparar cócteles molotov. Una vez pertrechados con


todo lo necesario,
se sumaron a las manifestaciones y comenzaron a lanzar los
cócteles, piedras y

palos. La policía no tardó en responder con gases


lacrimógenos y disparos»81.
Uno de los momentos más álgidos de estas protestas
antiglobalización
ocurrió el 20 de julio, cuando murió por un disparo de la
policía el joven ita-

liano Carlo Giuliani. Un registro fotográfico que mostró los


hechos recorrió

rápidamente el mundo a través de los medios de


contrainformación. Esa misma

jornada la policía ingresó a la escuela Díaz, «habilitada


como un lugar para

dormir y reunirse por parte de algunos manifestantes


extranjeros, la escuela

Díaz se convirtió la noche del 21 de julio en escenario de


una vendetta policial

que dejaría tras de sí 63 heridos y decenas de arrestados,


ocasionando un gran

escándalo político y mediático y un largo proceso


judicial»82.
Luego de los sucesos, las autoridades italianas pidieron a las
fuerzas po-
liciales y de seguridad terminar con la contracumbre. «Sin
embargo, el Foro

Social se negó y convocó una manifestación pacífica a la


que acudieron unas

300.000 personas, la mayoría con brazaletes negros en


recuerdo de Carlo

Guiliani, que gritaban a pleno pulmón ‘assasini’


(asesinos)»83.
Si bien el movimiento antiglobalización siguió realizando
manifestaciones
en los años siguientes (Gotemburgo, Barcelona, Salzburgo),
un nuevo suceso

marcaría con fuerza a este movimiento, aunque esta vez no


en Europa sino en

el Estado de Oaxaca en México. Allí, en mayo de 2006,


estalló un conflicto

magisterial en demanda por mejoras en el sistema educativo


estatal. Este deri-

vó en un amplio movimiento: la Asamblea Popular de los


Pueblos de Oaxaca

(APPO). El problema se fue agudizando progresivamente


hasta que la Policía

Federal Preventiva, en octubre y noviembre de 2006,


desalojó los campamentos

y plantones de la APPO. A lo largo de esos meses, murieron


veintitrés personas,

fueron detenidas cientos de ellas y hay constancia de


decenas de desaparecidos.

«Diversas organizaciones de derechos humanos han


documentado las torturas,

maltratos y amenazas a las que han sido sometidas las


personas apresadas, así
80Ibid.81 Natxo Marcet Señor, «Los tres días en que Génova fue una
ciudad sin ley», 2011.
En:
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/07/22/internacional/1311351
514.html. 82 Josep Maria Antentas y Esther Vivas, «Génova
2001...», op. cit.83 Natxo Marcet Señor, «Los tres días...», op. cit.
Sergio Salinas Cañas 186
como los abusos y la persecución protagonizados por
miembros de grupos
policiales y parapoliciales»84.
Para entender cómo un conflicto de un gremio en un
estado mexicano
escaló hasta convertirse en uno glocal85, es necesario
analizar algunos hitos
históricos de este conflicto.
En el año 2005, una coalición opositora enfrentó al PRI. Las
denuncias de
fraude electoral no se hicieron esperar. Ulises Ruiz Ortiz y
el exgobernador José

Murat gastaron millones de pesos. «Lanzaron una campaña


de intimidación

contra opositores y en algunas regiones llegó a haber


homicidios»86.
Al año siguiente, el 2 de julio, en las elecciones federales
presidenciales y
legislativas el PRI y el URO fueron derrotados. De once
distritos electorales,

ganó nueve la oposición de izquierda de la Coalición


por el Bien de Todos,
encabezada por Andrés Manuel López Obrador. Por primera
vez en la historia

de Oaxaca, el PRI sufrió una derrota electoral. La CCIODH


agrega:
La oposición nacional que denunció el fraude en las
elecciones,
señaló que Ulises Ruiz desvió recursos públicos a la
campaña fe-
deral del PRI por lo que el Instituto Federal Electoral, y
después

el Tribunal Supremo de Justicia, abrió una investigación


para

indagar el fraude al erario del estado y su uso electoral. En


este

contexto estalló el conflicto magisterial que al ser reprimido


por

la policía estatal por órdenes del gobernador, se convirtió en


un

movimiento popular en su contra, pues se había acumulado


un

hartazgo social y político en contra del sistema de


dominación

priísta, que abarca a toda la clase política oaxaqueña87.


Unos meses antes, el magisterio, como todos los años, había
iniciado una
jornada de movilización por sus demandas. «Después de la
marcha del 1º de
mayo los representantes de la Sección 22 del Sindicato
Nacional de Trabajado-

res de la Educación entregaron al gobierno de Ulises Ruiz


su pliego petitorio.

El primer punto de las demandas hacía referencia a la


rezonificación salarial.

Otros puntos señalaban la mejora de la infraestructura


educativa (construcción
84Comisión Civil Internacional de Observadores de Derechos
Humanos (CCIODH),
«Informe sobre los hechos de Oaxaca», 2007, p. 17. En:
http://codepappo.files.

wordpress.com/2007/03/informecciodh.pdf.85 Esta nueva palabra,


que tiene menos de veinte años probablemente, se está haciendo

común cada vez más en ciertos círculos para definir el


funcionamiento real de la

globalización. Como es obvio, la palabra responde a una mezcla de


«globalización»

con «localización», y refleja así dos dinámicas opuestas y


complementarias a la vez.

El País, «¿Qué es la glocalización?», 26 de octubre de 2010. En:


http://lacomunidad.

elpais.com/tribulaciones/2010/10/26/-que-es-glocalizacion-.86
CCIODH, «Informe sobre los hechos de Oaxaca», op. cit., p. 28.87
Ibid.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando187
de aulas, laboratorios y talleres, mobiliario, uniformes,
desayunos escolares,
ampliación de becas y recursos humanos)»88.
El día 14 de junio empezó una nueva fase, cuando el
gobierno Estatal in-
tentó de manera violenta desalojar el Plantón Magisterial.
CCIODH comentó:
Se desató una represión como hacía tiempo que no se veía
en
Oaxaca, 3.000 efectivos de la Policía Ministerial,
Municipal y
Preventiva, formaron el operativo. Entraron a las 05:00 con
he-

licópteros, gases y armas y hubo un enfrentamiento que


terminó

con decenas de heridos entre maestros y ciudadanos y


algunos

policías89.
A raíz de la represión policial, desde ese mismo día aumentó
el apoyo de
la sociedad oaxaqueña hacia el magisterio y en contra de un
gobierno del que
decían «estar hartos». A partir de esta fecha, gran parte de la
población oaxa-

queña decidió exigir la salida de Ulises Ruiz, quien desde su


llegada al gobierno

había ejercido una fuerte represión en contra de sus


adversarios políticos, y

también sobre organizaciones sociales, campesinas y


sindicatos independientes.
El 22 de diciembre de 2006, al cumplirse siete meses del
inicio del conflicto,
miles de militantes y simpatizantes de la Asamblea Popular
de los Pueblos de

Oaxaca (APPO) volvieron a salir a las calles para marchar


por la liberación

de los presos políticos y por la destitución de Ulises Ruiz


Ortiz. «Ciudadanos

de treinta y siete países de todo el mundo, también


marcharon en la Jornada

Mundial de Movilizaciones por Oaxaca. El Sindicato


Nacional de Trabajadores

de la Educación (SNTE) anuncia la creación de una nueva


sección sindical en

Oaxaca, la 59»90.
Las movilizaciones oaxaqueñas recibieron el apoyo de
diversas organiza-
ciones sociales mexicanas.
Incidió también en el ensayo de la Asamblea Popular de los
Pueblos de México, misma que se ofreció como
alternativa de
lucha para dar cabida a quienes resisten, la Otra
Campaña, el

EZLN, los partidos de izquierda y los que no tienen partido,


pero

quienes tienen la inquietud de conformar un poder popular


con

capacidad de enfrentar las políticas excluyentes de los


gobiernos

neoliberales91.
88Ibid. 89 Ibid.90 Ibid., p. 283.91 Eduardo Bautista Martínez, «El
movimiento social oaxaqueño y la participación
ciudadana», p. 12. En:
http://www.rniu.buap.mx/enc/pdf/xxxiii_m2_bautistamar-
tinez.pdf.
Sergio Salinas Cañas 188
Como afirma el doctor en Ciencias Sociales de la
Universidad Autónoma
Metropolitana de México, Eduardo Bautista Martínez,
«contra la idea de
que después del conflicto del 2006 ‘no ha pasado nada’, se
pueden seguir las

diversas huellas en donde se ha diseminado el ‘ya basta’ a


las acciones de los

gobiernos autoritarios; el ‘no’ como cultura germinal en las


organizaciones y

comunidades, que ha ido trascendiendo la etapa de descenso


del movimiento»92.
Podemos señalar que desde Praga a Oaxaca se da la
transición desde «los
desobedientes a los indignados». Pero este paso fue
impulsado por algunos
científicos que enfatizan la relación existente entre las
situaciones económicas

y políticas de las democracias occidentales. «Son


personas de considerable

prestigio, algunas de las cuales obtuvieron el premio Nobel


(Paul Krugman y

Amartya Sen), que publicaron análisis críticos de la


actuación de los grandes
grupos económicos, las agencias de calificación de riesgos y
su poder en los

gobiernos europeos» 93.


Comparto la idea de Enrique Laraña y Rubén Díez en
torno a que al
suministrar ideas al movimiento, estas personas actuaron
como líderes episte-

mológicos del mismo.


Esta expresión alude a una forma de liderazgo no
conven-
cional, atribuida a la persona que contribuye al
desarrollo del
marco de movilización de un movimiento social, al
margen de

que participe en sus acciones. La hemos empleado en otro


lugar

para referirnos a personas que ejercen singular influencia en


un

movimiento social a través de las definiciones que proponen


de los

problemas colectivos y sus soluciones, las cuales pasan a


formar

parte del marco de movilización del mismo. Esta clase de


lide-

razgo, que en el 15-M ostentan Hessel94 y Sampedro95,


recuerda
p. 13.93 Enrique Laraña y Rubén Díez, «Las raíces del
92
movimiento 15-M. Orden social e
indignación moral», Revista Española del Tercer Sector, Nº20,
enero-abril, Ma-
drid, 2012, p. 112. En:
http://antropologiaymovimientossociales.files.wordpress.

com/2013/06/rets-2012.pdf.94 Nacido en Berlín en 1917 y refugiado


en Francia durante la Segunda Guerra Mun-

dial, Hessel fue capturado por la Gestapo y pasó por los campos de
concentración

de Buchenwald y Dora-Mittelbau. Tras el final de la contienda


participó en la

redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en


1948. Pero su

fama mundial llegó de la mano de ¡Indignaos!, un manifiesto


político publicado en

Francia en 2010 y que, en palabras del autor, «exhorta a los jóvenes


a indignarse».

Falleció el 27 de febrero de 2013. En:


http://www.publico.es/451332/fallece-el-

pensador-stephane-hessel.95 José Luis Sampedro Sáez falleció el 8


de abril de 2013. Fue un escritor, humanista

y economista español que abogó por una economía «más humana,


más solidaria,

capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos». Véase


en http://por-
taldelsur.es/not/16694/homenaje_a_jose_luis_sampedro/
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando189
al que desempeñaron Herbert Marcuse y C. Wright Mills en
los
movimientos de la nueva izquierda norteamericana durante
los
años 60, que estudiamos en otro lugar96.
4.4.1 Del cómic al cine: una máscara comienza a
recorrer el
mundo
En Wikipedia se describe a V de Vendetta del siguiente
modo:
Una serie de diez «comic books» escritos por Alan Moore e
ilustrados por David Lloyd, quien llevaría a cabo las labores
de
apoyo en el concepto y en el guion de la película basada en
esta

novela. El argumento de la serie está situado en un futuro


distópico

de finales de la década de los 90 (la serie fue creada en los


80)97.
Wikipedia señala, además:
La historia está ambientada en Gran Bretaña durante un
futuro
cercano y tras una guerra nuclear parcial, con gran parte del
mun-

do destruido. En este futuro, un partido fascista ostenta el


poder

en el Reino Unido. Un misterioso revolucionario


apodado ‘V’,

oculto tras una máscara de Guy Fawkes, empieza una


elaborada

y violenta campaña con el fin de derrocar el gobierno e


incitar
a la población a adoptar un modelo político-social
diferente98.
¿Y quién era Guy Fawkes? La historia nos muestra que
Fawkes fue un
militar y conspirador inglés nacido en York el año 1570 y
ejecutado en Lon-
dres en 1606. «Tras convertirse al catolicismo, fue el
principal cabecilla de la

Conspiración de la Pólvora, siendo arrestado en los sótanos


del parlamento el

día antes de llevar a cabo sus propósitos»99.


El plan preveía hacer estallar literalmente la Cámara de los
Lores en el Pa-
lacio de Westminster (lugar en que se erige, desde el siglo
XIX, el archiconocido

Parlamento Británico) durante la sesión de apertura del año


parlamentario. En

ese día estaba prevista la presencia del Rey Jaime I y de


toda su corte protestante.

Dicha sesión iba a producirse a principios de noviembre de


1605. «Se negó a

denunciar a sus cómplices y fue ejecutado. Desde entonces


ese día se rememora
96Enrique Laraña y Rubén Díez, «Las raíces del movimiento 15-
M...», op. cit., p. 112.97 Véase:
http://es.wikipedia.org/wiki/V_de_Vendetta.98 Ibid.99 Véase:
http://www.elcinedehollywood.com/2009/09/la-historia-de-guy-
fawkes-y-su-
relacion.html
Sergio Salinas Cañas 190
en su país natal la Noche de Guy Fawkes o la Noche de las
Hogueras –Bonfire
Night en inglés–, donde se simula la quema en la hoguera
del mismo»100.
La máscara de V de Vendetta «se ha convertido en un
símbolo de protesta,
libertad y lucha por la dignidad. Además de ser el símbolo
oficial de varios

grupos como "Anonymous", que aboga por la libertad de


expresión y la in-

dependencia de Internet»101.
El dibujante del comic, David Lloyd, afirma que Fawkes fue
un incom-
prendido ya que la tradición inglesa lo cataloga de villano,
pero fue un héroe

para sus seguidores. «Ahí tenemos a un monstruo y a un


buen tipo al mismo
tiempo. Además, si lo resucitábamos podíamos usar su
vestimenta. El personaje

del cómic estaba un poco loco; el gobierno había


experimentado con él, así que

era un tipo lo suficientemente loco como para disfrazarse


como un personaje

del pasado [...] y todo encajaba»102.


Para representar a Guy Fawkes necesitaba llevar la máscara
que era una
copia de sus facciones.
El problema fue que cuando creé al personaje era mediados
de
verano y yo quería usar la máscara que se usa en noviembre.
El
caso es que la máscara se compra entonces y se hacen
hogueras

[...] pero claro, yo en verano no podía comprar la máscara,


así

que me la tuve que inventar. Diseñé mi versión de la


máscara y

de hecho, la sonrisa, que es tan famosa, surgió de un error


(yo

intentaba hacer bien el bigote), pero al final esa sonrisa es


muy

importante, es un desafío en sí misma, viene a decir: no me


vas a

derrotar, no importa lo que hagas, sigo aquí y sigo


sonriendo. Pero,

como todo en el mundo artístico, fue casi un accidente.


Apareces

con una idea que resulta encajar [...] en fin, esta es la


historia de

Guy Fawkes y de esta máscara103.


Lloyd señala que en V de vendetta:
El personaje representa a cualquier hombre, por eso
nunca
se conoce su identidad, él es cualquier hombre y la
máscara

simboliza la resistencia sobre cualquier tiranía, por eso se


usa en

China, en España, en ‘Anonymous’, en ‘Occuppy Wall


Street...’
100Ibid.101 Laura Barrachina, «David Lloyd: La máscara de "V de
Vendetta" es un símbolo
contra las tiranías», 4 de marzo de 2013, RTVE. En:
http://www.rtve.es/noti-

cias/20130304/david-lloyd-mascara-v-vendetta-simbolo-contra-
tiranias/612741.

shtml.102 Ibid.103 Ibid.


Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando191
porque puede ser usada como un símbolo de resistencia
contra
cualquier tiranía y por cualquiera; y el anonimato es muy
válido,

porque cualquiera tiene el derecho a protestar contra el


sistema

y hacerlo como un individuo cualquiera, todos somos parte


de la

sociedad y la sociedad tiene una identidad y sobre todo,


cuando

se combate a una tiranía no hay por qué identificar a nadie


en

concreto [...] va al concepto de cada hombre, cada hombre


puede

resistir a su manera y eso me alegra y especialmente


comparto
ideas con el movimiento "Occupy Wall Street", me parece
muy

importante, se merece el éxito, que no sé si conseguirá


porque no

quiere comprometerse, no quiere colaborar con otros


movimien-

tos políticos, quiere ser tan puro que es muy complicado,


pero

en fin, que me alegra mucho cómo se usa la máscara y eso


es un

privilegio, yo creo104.
4.4.2 Las protestas en el mundo árabe
Las protestas en el mundo árabe de 2010-2013,
denominadas por distintos
medios como la revolución democrática o la «primavera
árabe», consistieron en
una serie de alzamientos populares en dichos países,
principalmente del norte de

África, y que fueron calificadas como revoluciones por la


prensa internacional.
Los acontecimientos actuales se caracterizan por un reclamo
democrático
y por una mejora sustancial de las condiciones de vida. Por
la naturaleza de sus

protestas (libertades democráticas, cambios políticos,


económicos y sociales),

estas manifestaciones masivas empiezan a ser comparadas


con las revoluciones
de 1830, las de 1848 y las revoluciones en Europa del Este a
partir de la caída

del muro de Berlín en 1989.


Nadie hubiese pensado que la inmolación a lo bonzo de un
joven tunecino
llamado Mohamed Bouazizi en la localidad de Sidi Buzid,
el 17 de diciembre

de 2010, provocaría estos levantamientos en los países


árabes. Como cuenta

Marcos Roitman, Bouazizi, «un joven graduado de


informática que trabajaba

vendiendo frutas y verduras con su carro en las calles de


Sidi Bouzi, fue mul-

tado, impidiéndosele seguir con el negocio. Carecía, pues,


de permisos legales.

Su protesta cobró una dimensión trágica, la rabia lo llevó a


inmolarse»105.
Manuel Castells señaló que la inmolación de Mohamed
Bouazizi ante un
edificio del gobierno, «fue su definitivo grito de
protesta contra la repetida
Ibid.105 Marcos Roitman, Los indignados. El rescate de la política,
104
Madrid, Ediciones Akal,
2012, p. 25.
Sergio Salinas Cañas 192
y humillante confiscación de su puesto de frutas por la
policía local ante su
negativa a pagar soborno»106.
Para el director de CIDOB107, Jordi Vaquer, la «primavera
árabe» empezó
en enero del 2010 con la extensión de la contestación por
Túnez. La huida de

Ben Ali desencadenó un terremoto que sacudió al mundo


árabe entero. Ni un

solo país escapó inalterado.


Fueron momentos sorprendentes, casi mágicos, en los que
las
personas perdieron el miedo y se atrevieron a tomar el
destino de
sus países en sus manos. Nada parecía imposible en las
semanas

convulsas en las que sociedades que habían parecido


resignadas

demostraron su ambición de cambio. El momento


extraordinario

en el que los gobernantes árabes, agobiados por los


problemas de

sus propios Estados, llegaron a votar la solicitud de una


interven-

ción internacional en Libia fue el canto del cisne de esa


adelantada

«primavera», que se apagó bajo el estruendo de las bombas


sobre
la carretera hacia Bengasi. La «primavera árabe» fue una
suerte

de luna de miel de los demócratas árabes con un mundo al


que

fascinaron, quitándole el sueño a dictadores desde el Caribe


hasta

Pekín e inspirando nuevos movimientos de protesta que


llegarían

hasta Wall Street108.


Recordemos que en Túnez la revolución consiguió, el 14 de
enero de 2010,
derrocar a Zine El Abidine Ben Ali, obligándole huir del
país. Movilizaciones
posteriores lograron que la ruptura con el antiguo
régimen y con las élites

que habían copado el poder en las últimas décadas, fuera


mayor de lo que se

previó en un primer momento. Túnez demostró su fuerza en


una movilización

transversal, que utilizó las redes sociales para expandirse y


que pasó de una

reivindicación socio-económica a un clamor popular de


cambio político. Como

señalan Eduard Soler, Ana Almuedo, Cristina Giner y Marta


Galceran:
El 23 de octubre de 2011, los tunecinos han acudido a votar
libremente por primera vez en la historia. Unos comicios
que per-
miten pasar página y poner fin a varias décadas de
autoritarismo.
Los tunecinos han dado la victoria en las urnas al partido de
corte

islamista Ennahda, dirigido por Rashid Gannuchi. El


mundo

observa expectante el triunfo del Partido del Renacimiento,


que
106Manuel Castells, «Redes de indignación y esperanza...», op. cit.,
p. 39.107 Barcelona Center for International Affairs.108 Jordi
Vaquer, «La “primavera árabe” pasó», diario El País, edición del 11
de octubre
de 2011. En:
http://www.cidob.org/es/prensa/cidob_en_los_medios/la_primave-

ra_arabe_paso

Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando193


ya ha adelantado que pretende seguir los pasos del AKP
turco.
El nuevo gobierno tendrá el reto de elaborar la Constitución
y

gobernar el país durante la transición democrática y el


debate del

proceso constituyente109.
En el caso de Egipto, desde el año 2004 habían ido en
aumento las ma-
nifestaciones obreras, las movilizaciones de ciertos
importantes colectivos
como los jueces, las denuncias de fraude electoral y la
represión contra líderes

opositores. La gota que colmó el vaso de la tensión social y


económica fue el
incremento de los precios de los productos básicos.
La revolución tunecina dio alas a una vibrante masa de jóve-
nes, que a través de las redes sociales y los blogs lograron
unir
a un amplio abanico de egipcios y llevar a cabo la protesta
más
masiva y prolongada de la historia reciente del país.
Consiguieron

que Hosni Mubarak renunciase al poder y que tanto él como


su

entorno fuesen procesados por su actuación durante las


revueltas.

El país se encuentra en un imbricado proceso de reforma


políti-

ca, supervisado por las Fuerzas Armadas egipcias, que


dirigen el

país desde la caída de Mubarak. La junta militar ha


convocado

elecciones parlamentarias para el próximo 28 de noviembre,


no

sin levantar las críticas de ciertos sectores de la sociedad


que se

oponen a la ley electoral y a las reglas del juego


democrático di-

señadas por los militares. No será hasta 2012 cuando se


celebren

los comicios para elegir a los representantes de la Cámara


Alta,

la Shura, y al nuevo presidente egipcio110.


Sin embargo, en julio de 2013 nuevamente Egipto concitó la
atención mun-
dial. Tras masivas manifestaciones, el día 3 el ejército
suspendió la Constitución
y depuso a Mohamed Morsi, presidente en ejercicio y
miembro de los Hermanos

Musulmanes. Los militares pusieron al presidente del


Tribunal Constitucional,

Adli Mansur, al frente de la jefatura del Estado. «Los


Hermanos Musulmanes

rechazaron el ultimátum, los militares tomaron las calles,


arrestaron al presi-

dente, se suspendió la Constitución y se presentó una hoja


de ruta que debería

conducir a la instauración de un gobierno civil, la revisión


de la Constitución y

la convocatoria de nuevas elecciones parlamentarias y


presidenciales. El ministro

de Defensa egipcio anunció la destitución del presidente


Morsi, acompañado por
109Eduard Soler, Ana Almuedo, Cristina Giner y Marta Galceran,
«Dossier Levantamien-
tos populares en el mundo árabe», 2011. En:
http://www.cidob.org/es/publicaciones/
dossiers/levantamientos_populares_en_el_mundo_arabe_2011/leva
ntamientos_po-
pulares_en_el_mundo_arabe.110 Ibid.
Sergio Salinas Cañas 194
representantes de la oposición, líderes religiosos y un
miembro del movimiento
‘Tamarod’ (rebelión), convocante de las
manifestaciones»111.
Desde el 3 de julio al 18 de agosto, los muertos ya pasaban
en Egipto de
los mil. El senador republicano norteamericano Lindsey
Graham, que a prin-

cipios de agosto de 2013 visitó El Cairo, afirmó que «Egipto


se va a convertir

en un Estado fallido [...] La hermandad volverá a la


clandestinidad. Al Qaeda

acudirá a su ayuda. Y habrá una insurgencia armada, no solo


protestas, en 60

o 90 días»112.
Tras la caída del régimen egipcio, fue la Libia de Muammar
Al Gaddafi la
que experimentó la sublevación popular más importante y
con mayor represión

por parte del régimen. Un escenario de violencia que dejó


perpleja a una co-

munidad internacional que a través de la resolución del


Consejo de Seguridad

de Naciones Unidas, el 17 de marzo de 2011, aprobó


el establecimiento de

una zona de exclusión aérea sobre Libia y la autorización de


todas las medidas
necesarias para proteger a los civiles.
Tras ocho meses de conflicto armado, el 20 de octubre de
2011
Gaddafi fue capturado y ejecutado en su ciudad natal, Sirte.
Con la
muerte de Gaddafi, Libia queda oficialmente liberada. El
Consejo

Nacional de Transición (CNT) tiene un difícil camino por


delante:

evitar la división territorial, promover la reconciliación


nacional

y sentar las bases de un nuevo sistema político que


desemboque

en la convocatoria de elecciones113.
En el caso de Siria, desde finales de abril de 2011 y hasta la
actualidad
se ha desarrollado una ola de movilización social sin
precedentes y que ha
sido duramente reprimida por el régimen de Bashar al Asad.
Después de más

de dos años desde el inicio de las revueltas en Siria en


contra del gobierno, la

escalada en el nivel de violencia, la división interna de las


fuerzas opositoras

y la regionalización del conflicto que afecta a cada vez más


actores, ha puesto

de manifiesto la relevancia del tema sirio»114.


111Eduard Soler i Lecha, «Egipto: la comunidad internacional
frente al ‘dilema del
golpe’», Opinión, CIDOB, Nº 202, 18 de julio de 2013. En:
http://www.cidob.org/

es/publicaciones/opinion/mediterraneo_y_oriente_medio/egipto_la_
comunidad_in-

ternacional_frente_al_dilema_del_golpe 112 El País, «El jefe militar


egipcio anuncia más represión ante la ‘semana de la ira’»,

edición 18 de agosto de 2013. En:


http://internacional.elpais.com/internacio-
nal/2013/08/18/actualidad/1376823446_900595.html.113 Eduard
Soler, Ana Almuedo, Cristina Giner y Marta Galceran, «Dossier
Levanta-

mientos». op. cit.114 CIDOB, Ciclo, «¿Qué pasa en el mundo? Siria:


evolución del conflicto y reacción interna-

cional». En:
http://www.cidob.org/es/noticias/mediterraneo_y_oriente_medio/cic
lo_

que_pasa_en_el_mundo_siria_evolucion_del_conflicto_y_reaccion
_internacional.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando195
El 21 de agosto de 2013 se produjo un presunto ataque
químico en Siria,
colocando nuevamente este conflicto en la retina de la
opinión pública. Médicos
Sin Fronteras (MSF) aseguró que 3.600 pacientes fueron
tratados con síntomas

neurotóxicos en hospitales de Damasco. «Una enviada de la


ONU presiona en

el terreno al gobierno y Estados Unidos reúne a su equipo de


seguridad para
tratar el conflicto civil. Y el presidente Barack Obama se
muestra cauteloso»115.
La BBC informó que mientras Francia y Reino Unido
acusaron al régimen
sirio del ataque, Barack Obama dijo el viernes en una
entrevista con la CNN

que la comunidad internacional tiene que saber más acerca


de si se han utilizado

armas químicas, y pidió al gobierno sirio que permita una


investigación exhaus-

tiva por parte de un equipo de Naciones Unidas. La posición


del presidente de

Estados Unidos, Barack Obama, fue de «extrema cautela»,


señaló el editor de

la BBC para América del Norte, Mark Mardell: «No suena


como un hombre

entusiasmado por una acción militar. Suena como la súplica


de una hombre

arrastrado y empujado por los aliados y la opinión mundial a


hacer algo, pero

que quiere estar seguro de no terminar en una nueva


guerra»116.
A dos años del estallido de la Primavera Árabe, Eduard
Soler, investigador
principal en el Mediterráneo y Oriente Medio de CIDOB,
señala que queda un
recuerdo un poco frustrado ya que tanto los ciudadanos,
como los analistas

y expertos vivieron este momento como «algo excepcional»


que conduciría a

cambios en la estructura social y política «de forma


relativamente rápida». Sin

embargo, dos años después «los cambios son más


lentos»117.
Asimismo, Soler denuncia que los elementos económicos y
sociales, germen
de la revolución, siguen siendo muy problemáticos y las
corrupciones continúan.
Por otra parte, Efraim Inbar, del Centro Begin-Sadat para
Estudios Estra-
tégicos, afirma:
Las primaveras árabes son hoy una amalgama de
esperanzas,
cambios por llegar y temor al sectarismo que
imposibilita que
cuajen los derechos y la estabilidad. «Temíamos un
aumento

de las tendencias islamistas, fragmentación nacional,


gobiernos

poco ordenados y crisis económicas. Todo se está


cumpliendo.

Occidente ha sido muy ingenuo si no lo esperaba»118.


115BBC Mundo, «Siria: EE.UU. entre la cautela y la acción militar»,
25 de agosto de
2013. En:
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/08/130824_siria_analisi
s_ata-
que_quimico_obama_jp.shtml116 Ibid.117 EFE, «La primavera árabe
se desinfla dos años después», 4 de febrero de 2013. En:

http://www.cidob.org/es/media/cidob_in_the_press/la_primavera_ar
abe_se_desin-

fla_dos_anos_despues.118 Carmen Rengel, «El sectarismo marchita


las ‘primaveras’», El País, edición del 15

de agosto de 2013. En:


http://internacional.elpais.com/internacional/2013/08/15/
Sergio Salinas Cañas 196
4.4.3 Los indignados españoles o los 15-M
El Movimiento 15-M, también llamado movimiento de
los «indigna-
dos», es un movimiento ciudadano formado a raíz de
la manifestación del
15 de mayo de 2011 (convocada por diversos colectivos),
donde después de

que cuarenta personas decidieran acampar en la puerta del


Sol esa noche de

forma espontánea, se produjeron una serie de protestas


pacíficas en España

con la intención de promover una democracia más


participativa, alejada del

bipartidismo PSOE-PP (PPSOE) y del dominio de bancos y


corporaciones, así

como una «auténtica división de poderes» y otras medidas


con la intención de

mejorar el sistema democrático.


El diario El País afirmaba que se aglutinaron a diversos
colectivos ciuda-
danos con distintos lemas, como el de la manifestación del
15 de mayo: «No

somos marionetas en manos de políticos y banqueros»


o «Democracia real

¡YA! No somos mercancía en manos de políticos y


banqueros»119.
El 21 de octubre de 2010 se publica el libro-panfleto
¡Indignaos!, de Stépha-
ne Hessel, en su versión original del francés. Este escritor y
diplomático galo,

como vimos anteriormente, también fue uno de los


redactores de la Declara-

ción Universal de Derechos Humanos de 1948, y quien


plantea un alzamiento

«contra la indiferencia y a favor de la insurrección


pacífica», convirtiendo su

obra en un fenómeno mediático-editorial.


Dice Hessel:
¿Cómo concluir este llamado a la indignación? [...]
Somos
veteranos de los movimientos de resistencia y fuerzas de
combate
de la Francia Libre (1940-1945) [...] Convoquemos una
verda-

dera insurrección pacífica contra los medios de


comunicación de
masas que no propongan como horizonte para nuestra
juventud

otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio


hacia

los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y


la

competición excesiva de todos contra todos120.


Marcos Roitman señala que este ensayo es
Un recordatorio a la necesidad de luchar, resistir y compartir

las esperanzas. A los pocos meses de ser editado, había sido


leído
actualidad/1376593186_328628.html.119 El País, «La indignación
inquieta a la izquierda», edición del 16 de mayo de 2011.
En:
http://politica.elpais.com/politica/2011/05/16/actualidad/130558054
8_268992.

html.120 Stéphane Hessel, ¡Indignaos!, 11p. En:


http://www.slideshare.net/AnselmiJuan/

indignaos-8730687.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando197
por cientos de franceses. Su carácter local comenzó a
traspasar
fronteras. Lo que en principio fue una advertencia, acabó
siendo

interpretado como un manifiesto de la conciencia121.


El 21 de octubre de 2010, dos ciberactivistas españoles
crean también una
página en facebook llamada «Yo soy un joven español que
quiere luchar por
su Futuro». El blog Manifiesto Juventud publica el 9 de
febrero de 2011 un
borrador de manifiesto denominado «Mayo del 68 en
España», convocando

a los jóvenes a la protesta.


El 20 de febrero de 2011 se crea la «Plataforma de
coordinación de grupos
pro-movilización ciudadana», un grupo de facebook
formado por represen-

tantes de colectivos con el fin de convocar a una


manifestación masiva y la

redacción de un manifiesto.
El 16 de marzo, el anterior grupo de facebook se transforma
en la «Pla-
taforma Democracia Real Ya», donde se activa una web con
un manifiesto y

propuestas políticas para España, y convocan a una marcha


para el 15 de mayo

de 2011. Afirman que las prioridades de toda sociedad


avanzada han de ser la

igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la


cultura, la sostenibilidad

ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las


personas.
En un comunicado de prensa, «Democracia Real Ya» se
autodefinen así:
Nosotros los desempleados, los mal remunerados, los
subcon-
tratados, los precarios, los jóvenes [...] queremos un cambio
y un
futuro digno. Estamos hartos de reformas antisociales, de
que nos

dejen en el paro, de que los bancos que han provocado la


crisis

nos suban las hipotecas o se queden con nuestras viviendas,


de

que nos impongan leyes que limitan nuestra libertad en


beneficio

de los poderosos. Acusamos a los poderes políticos y


económicos

de nuestra precaria situación y exigimos un cambio de


rumbo122.
De manera similar los ha descrito el periodismo:
Son jóvenes sobradamente preparados, educados en el
espíritu
del «estudia y ganarás», pero la crisis económica y la
globalización

han dado al traste con estas expectativas y empujado a


miles de

ellos a tomar las plazas en España para mostrar su


«indignación»123.
121Marcos Roitman, Los indignados. El rescate de la política, op.
cit., p. 55.122 Comunicado de prensa de Democracia Real Ya
(17/05/2011).123 Gabriel Rubio (AFP), «‘Los indignados’ en
España». En: http://dossiergf.wordpress.
com/los-indignados-en-espana/
Sergio Salinas Cañas 198
Para Antonio Alaminos, sociólogo de la Universidad de
Alicante,
Ya no basta la educación para permanecer en la clase social
media o ascender. El bloqueo del mecanismo clásico de
movilidad
social (o permanencia), al no existir trabajo cualificado, está
detrás

de muchas de las insatisfacciones que apreciamos. En


conjunto,

hay una crisis de legitimación política (los políticos no


resuelven

problemas de los ciudadanos) y económica: competitividad


gracias

a trabajos basura y no innovación124.


Para el profesor Fermín Bouza, de la Universidad
Complutense de Ma-
drid, el movimiento de protesta, que nació el 15 de mayo a
una semana de las
elecciones municipales, como portavoz de millones de
españoles exasperados

por las consecuencias de la crisis económica, es «algo


parecido a un sindicato

de parados y eso es lo que le da fuerza». Comenta sobre


ello:
Estos parados se suben al carro de pequeñas organizaciones,

antipolíticas, en la onda de la desafección política de la


gente,
que lo más próximo que puedan tener es la vieja idea
libertaria,

anarquista, sin mucha trascendencia, pero que ahora han


conse-
guido con la crisis el apoyo de los parados125.
Un estudio del Instituto Universitario de Investigación de
Biocomputación
y Física de Sistemas Complejos de la Universidad de
Zaragoza (BIFI), encontró
los puntos esenciales de los atractores que explican el
nacimiento y evolución

del 15-M:
El proceso de maduración de la protesta no es lento, lineal,
suavemente progresivo; al contrario, es abrupto. En los días
ante-
riores al surgimiento del movimiento el sistema está
adormecido,

es muy pequeño, y en menos de seis días es capaz de


aglutinar a

todo el colectivo [...] El patrón de crecimiento del


movimiento

recuerda otros ejemplos bien conocidos de la criticalidad


autoor-
ganizada (fenómenos críticos en física, economía,
avalanchas,

terremotos [...]126.
124Ibid.125 Fermín Bouza, «Los indignados y ‘los diplomas que no
sirven’», Infobae América, 1°
de junio, 2011. En: http://www.infobae.com/2011/06/01/1026302-
los-indignados-

y-los-diplomas-que-no-sirven126 El proyecto fue presentado en el


Foro CAIXA, Madrid. Existe un resumen en la web:

http://15m.bifi.es, en Marcos Roitman, «Los indignados. El rescate


de la política...»,

op. cit., p. 25.


Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando199
4.4.4 Los «Occupy Wall Street»
El periodista David Brooks informaba, a los veintiún
días de moviliza-
ciones, que los «Occupy Wall Street» han generado
expresiones de protesta
contra la desigualdad económica y el poder financiero en
cuarenta y cinco de

los cincuenta Estados del país y se ha vuelto tema cotidiano


en los medios ma-

sivos, en los pasillos del poder cupular y en las calles de


decenas de ciudades.
Somos 99 por ciento, se escucha y se ve desde Tampa,
Florida,
a Portland, Oregón (donde, según algunos medios,
marcharon 10
mil personas el jueves), y hoy montaron plantones y/o
realizaron

más marchas en San Diego, San Francisco, Minneapolis


(donde

se estableció una Plaza del Pueblo frente a la alcaldía),


Tampa y

Atlanta127.
Jeffrey Lawrence, doctorando en Literatura Comparada en
la Universidad
de Princeton e investigador sobre cultura, literatura y
movimientos sociales en
Estados Unidos, tiene un interesante artículo128 en el cual
hace hincapié a la
posible influencia del 15-M en los Occupy Wall Street y las
diferencias con las

acampadas en España:
El parque estaba rodeado de furgonetas de policía y los
escasos
y homogéneos manifestantes gritaban a los agentes y a los
curiosos
que pasaban por allí. Además, las propias asambleas se
habían

vuelto rápidamente conflictivas. Moreno-Caballud y Santa


Cecilia

decidieron proponer un cambio de táctica, enviando un


email al

grupo de trabajo de Extensión, que se ocupaba de comunicar


el

mensaje de «Occupy» al exterior129.


Jeffrey Lawrence afirma que el propósito de ese email era
simple: Occupy
tenía que enfatizar que no era una protesta más «contra el
sistema», sino un
movimiento que estaba creando un espacio físico y
conceptual en el que la gente
podía encontrarse para hablar, escuchar y formular
soluciones alternativas a

la crisis económica y política global.


Lawrence señala que dos días después, Justin Molito, otro
miembro del
grupo de Extensión, empezó a imprimir flyers. Para el fin de
semana, la campaña
127David Brooks, «El descontento social se extiende por todo
EE.UU», La Jornada,
México, 8 de octubre de 2011, p. 36.128 Véase:
http://tropicsofmeta.wordpress.com/2013/05/30/the-spanish-roots-
of-the-99/129 Jeffrey Lawrence, «El papel del movimiento 15-M en
los orígenes de Occupy Wall

Street», El Diario, 14 de mayo de 2013. En:


http://www.eldiario.es/interferencias/15-
M-Occupy_Wall_Street_6_132346774.html.
Sergio Salinas Cañas 200
del 99% estaba en marcha y #WeAreThe99%
(SomosEl99%) era trending
topic en twitter. «En dos semanas, aparecieron acampadas
en más de cincuen-

ta ciudades norteamericanas. Se coreaba "Somos el 99%" en


todo el país y

después en todo el mundo. El movimiento del 99% se había


hecho global»130.
Lawrence afirma que hay muchas percepciones falsas
sobre la historia
del movimiento Occupy en EE.UU. Desde los primeros días
de Occupy Wall

Street, cuando la periodista del New York Times, Gina


Belafonte, se refirió al

campamento de Zucotti Park como «la protesta política


convertida en espec-

táculo», los medios masivos norteamericanos presentaron


a Occupy como

«un hatajo131 de individuos insatisfechos y con dificultades


para encontrar un
propósito en sus vidas»132.
Sostiene Lawrence que la historia de Occupy Wall Street en
los Estados
Unidos se debe a que:
La izquierda americana fue capaz finalmente de
promover
un movimiento colectivo para combatir los abusos de las
élites
político-financieras, en la estela de la crisis económica de
2008.

Incluso los artículos que han reconocido las conexiones


inter-
nacionales de «Occupy» normalmente las han caracterizado
en

términos de inspiración indirecta de los movimientos


sociales de

2011 en Egipto, Grecia, España y otros lugares133.


Sin embargo, Lawrence afirma que lo que vio en los
encuentros Occupy y
que reconstruyó estudiando los primeros documentos de la
Asamblea General
de NYC, es que cerca de un 40 o 50% de los participantes
en las asambleas de

agosto y septiembre de 2011 provenían de lugares que no


eran Estados Unidos,

España, Brasil, Irán, Grecia, Armenia, Japón, India,


Palestina, Argentina, Rusia

e Italia, además de la nación Choctaw y Puerto Rico.


«Solamente un artículo
aparecido en los medios durante el primer mes de ‘Occupy
Wall Street’ se en-

focaba parcialmente en las raíces internacionales del


movimiento»134.
La catedrática de Sociología, Alicia Kaufmann, señala
que en Estados
Unidos:
Desde el 17 de septiembre, ya se habían estado
realizando
protestas en Nueva York bajo el lema «Occupy Wall
Street». El
27 de septiembre se expandieron a Boston, Toronto, Los
Ánge-

les, San Francisco, Portland y Chicago. En Wall Street


llegaron
130Ibid.131 Conjunto de personas o cosas que se consideran negativas
o despreciables.132 Jeffrey Lawrence, «El papel del movimiento
15-M...», op. cit.133 Ibid.134 Ibid.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando201
a congregarse más de 20.000 personas, y hubo choques
entre
manifestantes y la policía en el Puente de Brooklyn135.
Alicia Kaufmann afirma que casi todos los participantes en
la Asamblea
General de Nueva York «estaban versados en la tradición
política radical, y
habían leído desde Marx a Franz Fanon, pasando por
Deleuze y Guattari, desde

Gayatri Spivak a Jacques Rancière, pasando por Hardt y


Negri»136.
En un artículo de Foreign Affairs se sostiene que:
Confronting the crisis and seeing clearly the way it is being
managed by the current political system, young people
populat-
ing the various encampments are, with an unexpected
maturity,

beginning to pose a challenging question: If democracy


–that

is, the democracy we have been given– is staggering


under the
blows of the economic crisis and is powerless to assert the
will

and interests of the multitude, then is now perhaps the


moment

to consider that form of democracy obsolete?137.


En el primero de mayo de 2012, durante una marcha a
través de las calles
de Manhattan, un grupo de participantes de Occupy
intentaron reconstruir los
puentes entre los dos movimientos, el norteamericano y
español con un lienzo

que decía: «Occupy Loves 15-M (Spain)».


Este enamoramiento entre estos movimientos de dos
países distintos,
también se vivió en Alemania. En Berlín nació el
movimiento réplica al 15-M

bajo el nombre de «Democracia Real Ya – Berlín». Luego


se creó su versión

alemana, «Echte Democratie Jetzt!», que corrió en paralelo


a la original y

que quería acampar en Alexanderplatz, lo que no pudo


realizar por la escasa

concurrencia. Más tarde este grupo, siguiendo el


llamamiento internacional

hecho desde España para la organización de manifestaciones


para el día 15

de octubre, organizó una manifestación que, por la


repercusión del Occupy

Wall Street, fue absolutamente masiva, más de 10.000


personas en la ciudad

alemana.
135Alicia Kaufmann, «La neurosis del poder y el movimiento 15 M.
Comparación entre
los ‘Indignados’ y ‘Occupy Wall Street now’», Ispso Anual
Conference, San Diego,

Estados Unidos, 7 a 10 de junio 2012. En:


http://www.aliciakaufmann.com/articulo.

php?idarticulo=23.136 Ibid.137 Michel Hardt, «The Fight for ‘Real


Democracy’ at the Heart of Occupy Wall

Street», Foreign Affairs, 11 de octubre de 2011, p. 3. En:


http://relooney.fatcow.
com/0_New_11478.pdf.
Sergio Salinas Cañas 202
4.4.5 Los antisistémicos indignados
La insurrección que viene es un ensayo francés publicado en
el año 2007
que hipotetiza el inminente colapso de la cultura capitalista.
Fue escrito por
«El Comité Invisible», un grupo anónimo de colaboradores
conformado por

los nueve de Tarnac. La identidad real de su o sus autores es


controvertida. La

policía francesa atribuye el libro a Julien Coupat, acusado


de sabotaje de un

tren. El libro fue publicado por la editorial francesa La


Fabrique.
El texto apunta a la crisis financiera de finales de 2000 y al
impacto ambien-
tal como síntomas del declive del capitalismo. También son
discutidas la crisis

económica argentina (1999-2002) y el movimiento


piquetero que emergió de

ella, los disturbios de Francia de 2005 y sus protestas


estudiantiles de 2006, el

conflicto magisterial de Oaxaca de 2006 y el trabajo de


ayuda en Nueva Orleans

después del Huracán Katrina, como ejemplos de desglose en


el orden social

moderno que pueden dar nacimiento a situaciones


insurreccionales parciales.
Al recordar las movilizaciones en Francia del año 2005, El
Comité Invi-
sible señala:
El incendio de noviembre de 2005 no nace de la
desposesión
extrema, como tanto se ha interpretado, sino, por el
contrario, de
la plena posesión de un territorio. Se pueden quemar los
coches

porque así se molesta, pero para propagar el motín durante


un

mes y mantener largo tiempo en jaque a la policía, es


preciso saber

organizarse, tener cómplices, conocer perfectamente el


terreno,

compartir un lenguaje y un enemigo común. Los kilómetros


y las

semanas no han impedido la propagación del fuego. A las


primeras

hogueras respondieron otras allí donde menos se esperaban.


El

rumor no se transmite solo porque se escuche138.


La última parte del libro ofrece una receta para la lucha
revolucionaria
basada en la formación de comunas, o grupos de afinidad,
en una red de trabajo
secreta que construirá sus fuerzas fuera de la política
convencional y atacará en

momentos de crisis –política, social, ambiental– para


impulsar una revolución

anticapitalista. La insurrección visionada por El Comité


Invisible girará en

torno a «la apropiación local del poder por la gente, del


bloqueo físico de la

economía y de una aniquilación de las fuerzas


policíacas»139.
El Comité Invisible llama, además, a que se conviertan en
metódicos y se
sistematice el arrebato y el desorden.
El Comité invisible, «La insurrección que llega», marzo, París,
138
La fabrique Editions,
2007, p. 20. En: http://interregno.org/sites/default/files/comite-
invisible.pdf .139 Ibid., p. 20.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando203
Y los incivilizados se agrupen en una guerrilla difusa,
eficaz,
que nos devuelva a nuestra ingobernabilidad, a nuestras
indiscipli-
nas primordiales. Es emocionante que entre las virtudes
militares

reconocidas al partisano figure precisamente la indisciplina.


De

hecho, nunca se debería haber separado rabia y política. Sin


la

primera, la segunda se pierde en el discurso; y en la


segunda, la

primera se agota en griteríos. Palabras como «rabiosos» o


«exal-

tados» nunca encontrarían espacio en política sin


advertencias

previas140.
Si bien en el libro no se hace referencia explícita a una
corriente política
determinada, podemos afirmar que los autores se inscriben
en el movimiento
libertario o también llamado neo-anarquismo europeo.
Dicho movimiento

constituye una de las últimas escuelas o tendencias


surgidas en la corriente

anarquista tradicional, compartiendo con este los conceptos


de la autogestión,
la acción directa y de base, pero diferenciándose por los
métodos empleados

para conseguir la anarquía o plena libertad y autonomía


de los individuos.

La sociedad ideal buscada –a través de la guerra social


y posteriormente la

revolución– estaría basada en los contratos libres, la


asociación voluntaria, la

horizontalidad, la iniciativa y el apoyo mutuo.


Este resurgimiento de la alternativa libertaria se da en
un contexto de
hegemonía de la globalización neoliberal y de la caída de
los Estados socialis-

tas. Los libertarios o radicales autónomos se perciben –y son


percibidos por

segmentos juveniles– como los únicos que dan una


resistencia política y cultural

contra el modelo imperante.


4.5 El movimiento feminista y los derechos de la
mujer
Para Virginia Vargas, los movimientos feministas de la
segunda oleada
pueden ser considerados como el fenómeno subversivo más
significativo del siglo

XX, por su profundo cuestionamiento a los pensamientos


únicos y hegemónicos
sobre las relaciones humanas y los contextos sociopolíticos,
económicos y cul-

turales y sexuales en los que se desarrollaban. Los


feminismos latinoamericanos

han sido parte activa y fundamental de este proceso en la


región.
Los feminismos latinoamericanos se desarrollaron,
signifi-
cativamente y con diferentes ritmos, desde fines de la
década de
los 70, generalizándose, durante los 80, en todos los países
de la

región. Su surgimiento se dio paralelo a la expansión de un


amplio

y heterogéneo movimiento popular de mujeres,


expresando las
140 Ibid., p. 50.
Sergio Salinas Cañas 204
diferentes formas en que las mujeres comenzaban a
entender, co-
nectar y actuar sobre su situación de subordinación y
exclusión141.
Virginia Vargas afirma que es posible distinguir algunas
vertientes básicas
que expresaban la forma específica y diferente en que las
mujeres construye-
ron identidades, intereses y propuestas: la vertiente
feminista y la vertiente de

mujeres urbano populares.


La primera, inició un acelerado proceso de cuestionamiento
de su ubicación en los arreglos sexuales y sociales,
extendiéndola
a una lucha por cambiar las condiciones de exclusión y
subordi-

nación de las mujeres en lo público y en lo privado. La


vertiente

de mujeres urbano populares, que iniciaron su actuación


en el

espacio público, a través de la politización de sus roles


tradiciona-

les, confrontándolos y ampliando sus contenidos hacia el


cuestio-

namiento en lo privado. Y la vertiente de mujeres adscritas a


los

espacios más formales y tradicionales de participación


política,

como los partidos, sindicatos, las que a su vez


comenzaron un

amplio proceso de cuestionamiento y organización


autónoma al

interior de estos espacios de legitimidad masculina por


excelencia.

Estas vertientes se multiplicarán en muchos otros espacios


en la

década de los noventa142.


Vargas señala que se desplegó de forma desigual
aunque constante en
la región. Inicialmente se despliega con más fuerza en
Brasil, México, Perú,
Colombia, Argentina. Chile, Uruguay, así como en el Caribe
de habla hispana,

especialmente República Dominicana y Puerto Rico y, más


adelante, Cuba.
Estos feminismos, ya «sin apellidos» (socialista, popular o
revoluciona-
rio fueron los iniciales), sostiene Virginia Vargas, siguieron
manteniendo una

perspectiva subversiva, de transformación de largo aliento, y


un compromiso

por unir las luchas por la transformación de las


subordinaciones de las mujeres

con los cambios sociales y políticos. Y agrega:


Ambas dinámicas densificaron enormemente sus formas
de
existencia y dieron origen a colectivos de redes, a fechas,
encuen-
tros regionales, calendarios feministas, rituales,
simbologías y
141Virginia Vargas, «Los feminismos latinoamericanos en su
tránsito al nuevo milenio.
(Una lectura político personal)», en Daniel Mato (compilador),
Estudios y otras
prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder, Consejo
Latinoamericano

de Ciencias Sociales (CLACSO), Caracas, 2002. En:


http://bibliotecavirtual.clacso.

org.ar/ar/libros/cultura/vargas.doc142 Ibid.
Capítulo 4. El contexto internacional: el mundo está cambiando205
subjetividades, compartidos crecientemente por el conjunto
de los
feminismos de la región. La posterior incidencia en la
academia,

a través de los «estudios de género» y «estudios feministas»,


se

nutrieron de y potenciaron las estrategias feministas y la


produc-

ción de conocimientos sobre la realidad de las mujeres, sus


formas

de inserción en la sociedad y sus formas cada vez más


amplias,

de resistencia143.
Virginia Vargas señala que en todo este proceso, los
Encuentros Feministas
Latino Caribeños –realizados desde 1981, cada dos años
primero y luego cada
tres– fueron espacios de confluencia que tuvieron una
importancia crucial en la

producción de nuevos saberes y en alimentar el nuevo


paradigma, tras conectar

experiencias y estrategias, volverlas colectivas y expresar


los avances, tensiones,

conflictos, ideas y conocimientos que traían las diferentes


búsquedas feministas

a lo largo de la región. Así, afirma Vargas, el feminismo


como organización y

como propuesta teórico-política se expandió en lo nacional,


desarrollándose

al mismo tiempo una articulación regional que potenció


estrategias y discur-
sos y acentuó el histórico carácter internacionalista de los
feminismos de la

primera oleada.
Virginia Vargas sostiene que para el futuro se pueden
identificar dos ten-
dencias prometedoras:
1) el reconocimiento de la diversidad no solo en la vida de
las mujeres sino

en su estrecha relación con las características multiculturales


y pluriétnicas

de nuestras sociedades. 2) Una incursión en nuevos temas y


dimensiones,

buscando ampliarse a una perspectiva macro, especialmente


en relación a

las dinámicas macroeconómicas que sustentan la pobreza y


la desigualdad

y en relación a la gobernabilidad democrática144.


En el VII Encuentro Feminista Latinoamericano y del
Caribe realizado en
1996 en Cartagena (Chile), un grupo de feministas decidió
comenzar a apelli-

darse como «autónomas». Como señala Memoria Feminista,


«ya no era posible

no explicitarse contra la institucionalización del Feminismo,


la cooptación de

nuestras ideas y la invisibilización de nuestras


elaboraciones»145.
Ibid.144 Ibid.145 Memoria Feminista, «No a la sociedad conyugal
143
obligatoria». En: http://www.cgt-
chile.cl/Noticia_304.htm
207
Capítulo 5
El contexto nacional:
actores primarios y dinámicas
«Desde la risa elemental se robustece la figura de los santos
de la locura,
el animita terrenal».
Que salgan los dragones a volar.
Chinoy.
En Chile, como afirman Esteban Valenzuela y Francesco
Penaglia1, desde
el año 2011 se comenzó a manifestar un descontento social
que, si bien a la
fecha no se ha traducido en un cambio en el orden político,
sí ha implicado una

activación de las acciones colectivas. Este proceso de


inflexión sociopolítica es

similar al ocurrido a comienzos del siglo XXI en


Latinoamérica. Recordemos

que el resurgimiento de movilizaciones y protestas, según


varios teóricos ge-
neró una crisis del consenso neoliberal ante la emergencia
de nuevos relatos

y acciones2.
Valenzuela y Penaglia señalan que en este contexto –al
menos desde el
ámbito discursivo– las movilizaciones sociales
terminaron con «el imperio

del pensamiento único», generando una crisis en la


legitimidad del modelo3 y
redefiniendo la correlación de fuerzas políticas en algunos
países4:
Este nuevo período, si bien tiene su génesis en hitos como el

levantamiento zapatista en Chiapas en 1994, los cortes


piqueteros
en Argentina en 1996 y las movilizaciones indígenas y
campesinas
1Esteban Valenzuela y Francesco Penaglia, «Rebeldía en Calama:
desafío al orden
centralista chileno en un contexto de boom minero», Revista
Mexicana de Ciencias
Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de
México, Nueva Época,

Año LIX, N° 222, septiembre-diciembre de 2014, p. 3. En:


http://www.redalyc.org/

articulo.oa?id=421317680072 Véase Maristella Svampa,


«Movimientos Sociales, matrices socio-políticas y nuevos

escenarios en América Latina», I Jornada de Análisis Crítico,


Universidad del País

Vasco, 2008.3 Véase José Seoane, Emilio Taddei y Clara


Algranati, «El concepto ‘movimiento
social’ a la luz de los debates y la experiencia latinoamericana
recientes», en Óscar

Moreno (coord.), Pensamiento contemporáneo. Principales


debates políticos del

siglo XX, Buenos Aires, Teseo, 2008, p. 3.4 Véase Calderón,


Fernando (coord.), Los conflictos sociales en Latinoamérica,
Bolivia,
Editorial Plural / PAPEP / PNUD / UNIR, 2011.
Sergio Salinas Cañas 208
en Ecuador en 1997, tuvo su mayor auge en el período
2000-2005
con la caída de los gobiernos de Fujimori en Perú el año
2000,

Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez el 2000 y el 2005 en


Ecuador,

de La Rúa en Argentina el 2001 y Sánchez de Losada y


Mesa en

Bolivia el 2003 y el 2005, respectivamente. Así, aun cuando


no se

constata una transformación estructural, sí surgieron


proyectos

discursivamente diferentes al «consenso de Washington»


como:

el Chavismo y el socialismo del siglo XXI, el


Kirchnerismo, el

frente amplio en Uruguay, el PT en Brasil, el MAS en


Bolivia y
Alianza PAIS en Ecuador; a la vez que, desde el punto de
vista

social, se produjo una rearticulación del tejido social en la


cons-

trucción y/o consolidación de espacios en movimientos


como

Movimiento Indigenista en Bolivia y Ecuador, el


Movimiento

Piquetero en Argentina, MST en Brasil, entre otras


experiencias

colectivas regionales5.
En Chile, según el ministro del Interior, el año 2011 hubo
más de 5.000
manifestaciones categorizadas en el estudio como episodios
conflictivos. Como
afirman Valenzuela y Penaglia, aquello comparado con un
estudio sobre con-

flictividad social realizado en América Latina6 en que «se


detectaron en toda la
región, entre octubre de 2009 y septiembre de 2010, 2.318
conflictos (y 4.724

episodios conflictivos)» (PAPEP, PNUD, UNIR, 2011:


38)7.
Esteban Valenzuela y Francesco Penaglia afirman que esta
pluralidad de
conflictos que emergieron en los últimos años,
Se constituyen tanto desde proyectos ideológicos
subalternos,
autonómicos o transformadores, hasta matrices
conflictuales
demandantes del Estado por la reproducción social,
integración

y/o cambio institucional. De este modo, se constatan


conflictos

estudiantiles (2006, 2011, 2013), se ha exacerbado el


conflicto

mapuche (2010-2013) y han proliferado conflictos


territoriales-

ambientales (Pascua Lama 2005-2006 y 2013; Mehuin,


2006; Cai-
manes, 2010; Castilla, 2010; Hidroaysén, 2011; Freirina
2012)8.
Agregan que a este escenario también se sumaron
conflictos regionales
(Magallanes, 2011; Aysén, 2012; Tocopilla, 2013; Quellón,
2013),
5Esteban Valenzuela y Francesco Penaglia, «Rebeldía en
Calama...», op. cit., p. 3. 6 Calderón, Fernando (coord.), Los
conflictos sociales en Latinoamérica, op. cit.7 Esteban Valenzuela y
Francesco Penaglia, «Rebeldía en Calama...», op. cit., p. 3.8 Ibid.
Capítulo 5. El contexto nacional: actores primarios y dinámicas209
Los que en un gran número poseen una matriz
conflictual
orientada a la defensa de subsidios y regalías o a la
búsqueda de
mayores recursos y apoyo del Estado central, es decir, son
acciones

que, aunque legítimas, tienen una inspiración


principalmente local
y particularista que no se enmarcan directamente con la
emergen-

cia de discursos contrahegemónicos y con proyectos


colectivos

de transformación social.
Pero antes de entrar a analizar los actores primarios y las
dinámicas que
han tenido los conflictos actuales en Chile, brevemente
veremos el escenario
político-electoral.

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