Julia
Julia
Julia
Mi nombre es Julia y soy docente de escuela primaria desde hace 15 años. Trabajo por la mañana en una escuela
estatal como maestra de 5to grado y por la tarde, en una escuela privada como maestra de 2do grado.
Este año, en una de las escuelas, se ha incorporado una nueva directora, quien está poniendo el foco en la
diversidad de alumnos que tenemos en las aulas.
En mis clases, hay alumnos que tienen serias dificultades y necesitan un apoyo extra. Es para estos alumnos más
flojos, para quienes tenemos que pensar actividades que los ayuden a mejorar y a levantar su autoestima. Los
demás pueden solos. Es por eso que me gusta sentar a los alumnos con dificultades en los bancos de adelante; es
importante que estén siempre en la primera fila mirando el pizarrón.
No es bueno que se sienten en grupos, porque conversan demasiado y tardan mucho en realizar las tareas que les
asigno.
En la última reunión de personal, la nueva directora nos pidió que observáramos a los alumnos para detectar
cuáles son sus intereses, necesidades y estado de avance en el proceso de aprendizaje….., y que empezáramos a
planificar actividades en relación a eso. En mi aula hay 38 alumnos. ¿Cómo podría yo planificar una actividad para
cada uno? Si tengo que dirigir mi mirada hacia cada uno de los alumnos, ¿cómo hago para prestar mayor atención
a los que necesitan de mi ayuda?
Al trabajar en dos escuelas y tener clases tan numerosas, ¿cómo hago para preparar una actividad para cada
alumno, en las distintas materias, hacer la planificación que me piden, corregir tantos trabajos distintos y encima
preparar las tareas para el hogar?
La semana pasada, en la reunión de personal, conversé con otros colegas. Rocío decía que siempre es mejor que la
clase sea homogénea, porque los chicos son muchos pero la maestra es una sola. ¿Cómo podemos repartirnos
entre tantos chicos distintos? A veces hay alumnos que quieren investigar sobre temas que no forman parte del
Diseño Curricular. Eso deberían hacerlo en su casa porque en la escuela no hay tiempo
Raúl comentaba que él hace todo lo posible para que los chicos más flojos aprueben. Les da actividades más
sencillas para que no estén todo el tiempo preguntando. Es imposible sentarse con cada uno para explicarles los
temas en forma personalizada
Jorge, sin embargo, cree que hay que proponer distintas actividades con distintos niveles de complejidad para que
tanto los alumnos más avanzados como los más flojos, tengan la posibilidad de encontrar un desafío. También
propone hacer actividades con opciones para que cada uno pueda elegir. Yo creo que si uno da opciones, todos
eligen la opción más fácil. Además, ¿van a aprender todos cosas diferentes? ¿Cómo organizamos esas clases? ¡Es
una idea descabellada porque así nunca vamos a cubrir todos los contenidos del currículum!
Monitor:
El qué puede hacer la escuela tiene que ver, entre otras cosas, con repensar lo que ofrece la escuela. Porque muchas
veces el problema no está en el afuera, sino en los límites de la invitación que estamos haciendo para albergar,
proveer y proyectar otros vínculos con el conocimiento y con la sociedad. ¿Cómo podríamos repensar la escena
escolar para que tengan lugar otras cosas? Repensar la cultura escolar.
No hay una única respuesta a cada situación, no se busca una verdad definitiva acerca de lo que habría que hacer,
sino un espacio de legitimidad de las respuestas posibles, que a veces presenta un abanico de alternativas. En
algunos casos, a partir de definir lo que no es legítimo hacer en cierta situación, se va delimitando un espacio de lo
que sí sería pertinente, aun cuando no lleguemos a un resultado certero o universal. Conviene revisar qué criterios
orientaron a cada uno de los que intervienen en ella:
¿Es justa la decisión de la docente? ¿Es preferible alguna alternativa? ¿Qué efectos podría tener cada
alternativa en el proceso formativo del/la alumna? ¿Debe decidir cada docente o debe haber un acuerdo
institucional? ¿Qué significa, en los hechos, respetar esa diversidad que tanto se menciona?
Dejar niños y niñas fuera de la sala por este u otro motivo, implica creer que la actividad de la sala no debería
cambiar para adecuarse a la diversidad, sino sostener una actividad única e inmutable.
las diferencias tensionan las tradiciones curriculares, los formatos institucionales y, en buena medida, las
convicciones que hemos incorporado en nuestro paso por la escolaridad
Terigi:
Todos aprendiendo lo común: Hoy nos encontramos con que lo mismo no es lo común. los currículos pueden ser
injustos si codifican como cultura autorizada la de sectores específicos de la población, si desautorizan las
perspectivas de los menos favorecidos, si generalizan posicionamientos elitistas frente a los principales problemas
sociales. la corriente principal del curriculum debe ser revisada para que contemple los intereses y las perspectivas
de todos. el curriculum único, el aula estándar y otros esfuerzos análogos por instituir lo común son objeto de crítica,
pero estructuran el presente del sistema escolar, así como buena parte del saber con el que contamos y del lenguaje
con el que podemos hablar de los asuntos de la educación.
cómo podemos identificar lo común si ya no es lo mismo, si lo universal está en entredicho, si la suma de los
particulares tampoco parece resolver el problema. un curriculum en el cual lo común ya no significa lo mismo, sino
apertura a la diversidad de las experiencias humanas
Hoy en día, el discurso de la diversificación curricular y el de la atención a la diversidad, entre otros, procuran
reponer, en el modelo organizacional del aula graduada, un modelo pedagógico que le es ajeno
Jornada inclusión:
“No lo quiero dejar ir al baño porque sino quieren ir todos al baño”. Si todos prefieren estar en el baño en lugar de
en la clase, el problema está en la propuesta de la docente, ¿por qué preferir estar en el baño? No es convocante. Si
es convocante quieren estar.
No es que si le damos a elegir entre un cuento o irse a correr por ahí van a elegir correr. Cuando hay una propuesta
convocante, apagan la computadora, el celular.