Caso Paco Tony
Caso Paco Tony
Caso Paco Tony
Plantel Iztapalapa.
Elaborado por
Rebeca Rubio Zepeda
Jacqueline Ojeda Salas
De la Licenciatura en Pedagogía
8° cuatrimestre
EJERCICIO 1
d) ¿Qué haría usted si estuviera en el lugar de la maestra para que todos los niños,
incluyendo a Paco, aprendieran los contenidos propuestos?
Es importante que la maestra si de cierta forma le dé más atención a Paco en
algunos aspectos en los que él lo requiera, aunque el hecho que le ponga atención
de sobremanera no deja que Paco genere o se sienta con autonomía.
En particular el hecho de que el docente aprenda en este caso el Braille es
importante, generando en el alumno una verdadera inclusión. Sería importante que
el docente orille a el resto de los alumnos a aprender Braille e incluirlo como con
un valor extra en las calificaciones.
b) Desde su punto de vista, ¿cuáles son las condiciones que deben reunirse para
que la integración sea exitosa?
Una gran empatía, colaboración y amor desinteresado por las persona que más
ayuda necesitan, principalmente en el ámbito educativo.
LA INTEGRACIÓN EDUCATIVA EN EL AULA REGULAR. PRINCIPIOS, FINALIDADES
Y ESTRATEGIAS
El caso de Tony
La integración de los alumnos con necesidades educativas especiales en la escuela
común requiere diferentes cambios sociales: en las actitudes personales de padres,
maestros, alumnos y compañeros; en la organización y las funciones de la institución
escolar. Algunos de estos cambios pueden apreciarse en el siguiente caso.
Tony tiene seis años. Asiste a una escuela pública regular en la que cursa primero de
primaria; sus padres siempre aceptaron que tiene limitaciones, pero en cuanto a su
inteligencia saben que para su hijo no hay obstáculos.
Tony no lloró al nacer, tuvo hipoxia neonatal (falta de oxígeno al nacer) y una disfunción
del reflejo de deglución. La hipoxia puede provocar múltiples problemas; en este caso
afectó funciones psicomotoras del niño, que se reflejan en bajo tono muscular, sobre todo
en el área orofacial (cara y todas las articulaciones para producir el habla), problemas de
equilibrio (inestabilidad en la marcha) y motricidad fina (dificultades para escribir, recortar,
manejar objetos pequeños, etcétera). Debido a su problema de deglución, en los dos
primeros años recibió alimentos líquidos por medio de sonda, lo que le provocó una seria
desnutrición que poco a poco fue superando. Sus dificultades le producen importantes
deficiencias en el ámbito comunicativo, pues aunque comprende bien el lenguaje, su
habla no es clara. Además, al tener un problema motor, todas las tareas relacionadas con
las habilidades motoras finas le suponen un gran esfuerzo.
Inició su escolaridad a los tres años en una escuela de educación especial para recibir
estimulación temprana, en la que permaneció un año. Durante este tiempo logró
importantes avances en su motricidad y adquirió mayor independencia. Por sus
dificultades motrices y su falta de autosuficiencia, fue inscrito al preescolar especial para
la atención de problemas neuromotores. Transcurridos dos años de trabajo, en los que se
destaca la participación constante de los padres de Tony, sus avances fueron
considerables, por lo que los profesores de esta escuela consideraron que estaba
preparado para ingresar a una primaria regular.
Cuando se informó a los padres, sintieron gran temor al pensar que Tony podía ser objeto
de burla y rechazo por parte de sus compañeros y maestros. El miedo se fue disipando
con el tiempo ante la evidencia de que su hijo estaba más contento que nunca. Un hecho
relevante que facilitó la integración inicial de Tony fue la labor informativa y de
sensibilización que recibió el personal docente de la primaria por parte de los integrantes
de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER).
Antes de que Tony ingresara a la escuela, la directora y el equipo de la USAER hablaron
con la maestra acerca de Tony y le propusieron que lo aceptara en su grupo. Ella aceptó
darle esta oportunidad al niño. Al principio privó la sensación de inseguridad entre el
personal, pero al poco tiempo se superó.
Los compañeros de Tony lo han recibido muy bien, lo quieren y lo ayudan; según la
maestra, a veces tiene que pedirles que lo dejen ser más independiente.
Sin embargo, ella piensa que el éxito del niño tiene mucho que ver con este apoyo.
Continuamente organiza actividades en equipo, para que Tony se integre en el aspecto
pedagógico y en el social; el niño es muy inquieto y la profesora cree que se ha
desenvuelto adecuadamente en los dos aspectos.
Tony opina que su escuela es muy bonita y dice tener muchos amigos. En las clases se
prestan materiales, en el recreo convive con ellos, y es el portero del equipo de fútbol.
Quisiera participar más en otras actividades, le gustaría pertenecer a la escolta de la
escuela y ser el abanderado, pero el reglamento —según le han dicho -- no se lo permite.
Físicamente es un niño frágil y enfermizo, y falta con frecuencia a clases.
Sin embargo, la fortaleza de Tony no se mide por su peso o estatura, sino por su ímpetu
por la vida, por la lucha por su independencia y por su sed de aprender.
Está muy orgulloso de su trabajo en las clases y se siente satisfecho de sus relaciones
sociales en la escuela. Dice que se porta regularmente en clase, sabe que es inquieto,
pero también reconoce que termina sus tareas y que cuando no comprende algo acude a
la maestra. La clase que más le gusta es matemáticas y le parece divertida. Lo más
complejo para él es español, sobre todo la escritura, aunque opina que en realidad
ninguna materia es muy difícil. Le gustaría que su maestra le pusiera más ejercicios de
escritura para mejorar la letra, pero está de acuerdo con la forma en que ella enseña.
Algunos compañeros de Tony lo consideran su mejor amigo, están muy contentos en su
escuela y se sienten felices de que Tony está en su grupo; le ayudan en clase y en el
recreo juegan todos juntos.
Aunque los padres de Tony confían en las posibilidades de su hijo, les fue muy difícil
aceptar su problema. Su madre confía en que la cirugía o un tratamiento pueda curarlo.
Le mortifica muchísimo la facilidad con que enferma y lo difícil que resulta que suba de
peso. A pesar de todo, su madre tiene mucha fortaleza y lucha continuamente por
conseguir que su hijo tenga todo lo que cualquier otro niño. A veces se siente muy abatida
y quisiera renunciar, pero al ver el avance de Tony se consuela. Además, cuenta con el
apoyo de personas que siempre la han alentado para que siga apoyándolo. Ella sabe que
todavía no ha alcanzado las metas que se ha propuesto para la educación y formación de
su hijo; en este momento lo que le aqueja es la inseguridad de saber si contara con el
apoyo de la futura maestra en el siguiente ciclo escolar. La madre de Tony mantiene
buenas relaciones con la maestra y con la directora, y habla constantemente con ambas.
También forma parte de la mesa directiva de la escuela, por lo que tiene buena relación
con el personal y con los padres de familia.
En cierta ocasión, la maestra propuso a sus alumnos el siguiente juego:
Desarrollar una actividad en matemáticas para ampliar el conocimiento de la base decimal
en el sistema de numeración, representando cantidades (no mayores de 100) con fichas o
palitos de colores amarillo, azul y rojo equivalentes a la unidad, la decena y la centena,
respectivamente.
Se formaron grupos de 4 o 5 alumnos, y cada grupo compartía un mismo material. Esta
actividad ya la conocían los niños porque cuando la maestra indicó el nombre del juego,
todos se mostraron contentos. La maestra dijo rápidamente las reglas del juego:
Las fichas amarillas valen uno, cuando junten diez pueden cambiarlas por una azul que
vale diez, y cuando junten diez azules las cambian por una roja. El primero que tenga una
ficha roja gana. Primero tienen que elegir al cajero; él va a cambiarles las fichas cuando
se lo pidan. Levanten la mano los equipos que ya tienen cajero. Tiren el dado con cuidado
y estén atentos a su turno.
Aunque los niños ya conocían la actividad, algunos como Tony no solo se guiaban por las
indicaciones de la maestra sino también por sus compañeros.
De vez en cuando la maestra detenía el juego para que los niños contarán cuántos puntos
tenían y pudieran saber quién tenía más y quién iba más atrasado. De esta manera, en el
equipo había un momento de reflexión y se intercambiaban opiniones.
En los equipos iban apareciendo los ganadores. Posteriormente, la maestra hizo una
reflexión con todo el grupo:
Maestra: Vamos a ver cuántas fichas juntó cada uno. Recuerden cuánto valen.
¿Cuánto valen las amarillas?
Un peso (dicen a coro)
Maestra: ¿las azules? Diez pesos.
Maestra: Si tengo estas dos monedas (enseña una amarilla y una azul), se puede
decir que tengo dos pesos?
Nino: No porque una es amarilla y otra azul.
Maestra: Empezando por ahí. Esta vale diez y con esta son once. Esta (azul) es
igual a diez amarillas, voy a cambiarla. Ahora son una, dos, tres... diez, y once.
Ahora van a contar cuantas tienen. Patricia, ¿cuántos pesos tienes?
Patricia: 50
Maestra: ¿Por qué?
Patricia: Porque tengo cinco veces diez.
Maestra: Muy bien, un aplauso porque lo dijo muy bien.
Maestra: Dinos, Tony, ¿cuánto tienes?
Tony: 62.
Maestra: ¿por qué?
Tony: Porque son azules y dos amarillas.
Maestra: ¿Cuántas azules tienes?
Tony: Seis.
Maestra: Y eso, cuánto vale?
(Tony empieza a contar lentamente, algunos compañeros lo ayudan)
Tony: 60.
Maestra: las dos amarillas son 61 y 62. Muy bien Tony. Tony lo hizo muy bien. Un aplauso
para Tony.
La maestra sigue preguntando y felicitando a los niños. Cuando alguien no contestaba
correctamente, pedía a sus compañeros que le explicaran por qué no estaba bien. Luego
les dijo que sacaran los cuadernos de matemáticas y que dibujaran las fichas que habían
obtenido sus compañeros y que escribieran la cantidad con números.
A partir de este momento, la maestra iba diciendo que realizarán diversos ejercicios según
el nivel de cada niño. Algunos se limitarían al ejercicio anterior; a otros les pedía que
hicieran comparaciones entre los integrantes del equipo y que los ordenen de mayor a
menor. Otros niños tenían que decir las diferencias entre un jugador y otro. A los de un
equipo les pidió que sumaran la cantidad que había en toda la mesa. Constantemente
pedía a los niños explicaciones de los procedimientos seguidos en la resolución de los
problemas. Al finalizar la tarea, la maestra hizo una valoración individual de la misma,
escribiendo algunas notas en el cuaderno de los niños.
EJERCICIO 2
1. A partir de la lectura que realizó de "El caso de Tony" analice los cambios que fueron
necesarios para que este alumno se integrará (en la maestra, los padres y los
compañeros de Tony). Escríbalos en la tabla que aparece a continuación.
2. Analice qué cambios hacen falta para que se garantice la integración de Tony.
Escríbalos en la misma tabla.
4. Comparta con sus compañeros y con el director de la escuela los resultados del
ejercicio y sus respuestas al punto anterior.
las
para algunas actividades físicas como fue los compañeros de clase, sino también a
En los
es