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Heteronormatividad y Matrimonio Entre Pe

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194

Heteronormatividad y matrimonio entre personas del mismo sexo

Wences-Acevedo, Rosalio

R. Wences

Universidad Autónoma Metropolitana


rosaliowences@gmail.com

M. Figueroa & M. Cayeros (eds.) Ciencias Estudios de Género. Handbook T-II. -©ECORFAN, Tepic, Nayarit, 2016.
195
22 Introducción

En la actualidad, el respeto a los Derechos Humanos en México no es una realidad tangible, pues se
observa que no se ejercen, garantizan o reconocen por los actores involucrados. En este caso, al impedirse
el matrimonio entre personas del mismo sexo, no solamente se está negando la figura legal como sucede
en un matrimonio tradicional, sino que trastoca el ejercicio de derechos y beneficios que el Estado otorga
a la figura legal del matrimonio, como lo son la seguridad social, la posibilidad de adopción como pareja,
heredar directamente como cónyuge cuando no exista un testamento, o cualquier consideración jurídica
que actualmente los matrimonios poseen.

Toda vez que vivimos en una sociedad heteronormativa que priva de derechos no solo a las
mujeres, sino también a las personas que no son heterosexuales, es necesario tratar este tema para lograr
que las mujeres y hombres con una orientación sexual e identidad de género diferente, gocen de los
derechos por su condición humana, si bien, estadísticamente se habla de una minoría poblacional,
estamos partiendo de la existencia de seres humanos que al no ser legal su unión, viven en la condena
social y son privados de derechos, así como objeto de exclusión, sufriendo discriminación por parte de
la sociedad y sobre todo sin una protección real por parte del Estado.

Para la aproximación a la problemática se conjuntó un marco teórico con perspectiva de género,


así como en el plano metodológico se realizaron encuestas en cuatro facultades de la Universidad
Autónoma del Estado de México (Ciencias Políticas y Sociales, Derecho, Ingeniería y Medicina) elegidas
estratégicamente por las poblaciones que albergan y por el área de formación en las que se inscriben. Por
otro lado, se realizaron entrevistas semiestructuradas a dos activistas sociales de la causa en el Estado de
México. Con dichos abordajes se logró una contrastación relevante a tomar en cuenta desde la teoría y el
estudio de caso.

22.1 Sistema sexo-género y homosexualidad

A lo largo de la historia, los seres humanos se han significado en ciertas conductas, actividades y acciones
que direccionan la pertenencia a un género en específico. Siempre se espera que tanto hombres como
mujeres sigan los preceptos de género normalizados para lograr la identificación en sociedad. Así pues,
el sistema sexo-género opera desde los primeros años de vida, incluso antes del nacimiento al etiquetar
las funciones que el nuevo sujeto ha de tener en virtud de su pertenencia al género que le es impuesto.

La homosexualidad surge aquí como un punto de quiebre en este sistema, pues la significación
de los cuerpos dada a un sujeto se contrapone a lo esperado por la sociedad en observancia de una realidad
construida como correcta. El sistema sexo-género presupone la heterosexualidad de los sujetos y coloca
comportamientos y modos de vivir con relación a la dicotomía hombre-mujer o macho-hembra, sin
embargo, con la homosexualidad, estos roles de género impuestos rebasan la norma binaria, pues al tener
una relación sexo-afectiva con una persona del mismo sexo, así como las performatividades 19 dentro de
la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti e Intersexual (LGBTTTI) se
quebrantan las reglas impuestas y normalizadas en el patriarcado.

19
Si asumimos con Butler que el sexo y el género son culturalmente construidos (producidos) e históricamente situados, las
categorías dicotómicas de ‘femenino’, ‘masculino’, ‘heterosexual’ y ‘homosexual’ se pueden entender como repetición de
actos performativos en lugar de valores naturales, innatos. En este sentido, y en la línea foucaultiana, puede entenderse la
performatividad del lenguaje como una tecnología; como un dispositivo de poder social y político. (Duque, 2010: 29) Podemos
entenderla entonces como el acto repetitivo en el que se realizan las funciones argumentadas con el género.
196
Concretamente Freud habló al respecto de la homosexualidad y los significados de ella partiendo
desde el psicoanálisis donde se observa que actualmente, el tabú del deseo homosexual es generador de
tensiones sociales (miedos, suposiciones, paranoia de sectores sociales conservadores del discurso del
orden y la integridad social) por la visibilización de la homosexualidad y su reivindicación como digna
de reconocimiento (Castelar y Quintero, 2012: 220).

22.2 La sociedad heteronormativa

Ahora bien, las conductas dominantes en el imaginario social de género, establecen normas culturales y
muchas veces también legales en función de un pensamiento straight (hetero). Con esto nos referimos al
comportamiento heterosexual imperante y hegemónico de la vida, secularizando a aquellas personas que
no son heterosexuales o su identidad es distinta a la heteronormada.

Heteronormatividad es un concepto de Michael Warner que hace referencia “al conjunto de las
relaciones de poder por medio del cual la sexualidad se normaliza y se reglamenta en nuestra cultura y
las relaciones heterosexuales idealizadas se institucionalizan y se equiparan con lo que significa ser
humano” (Warner, 1993: 8). Esto no es otra cosa que la primacía de la imposición de la heterosexualidad
como única expresión de la sexualidad válida, posible y exitosa en la sociedad, esto con diversas
representaciones casi invisibles de normalización.

Incluso está inmersa en aspectos básicos de la sociedad, como lo señala Monique Witting (2006)
en su Pensamiento Heterosexual, el lenguaje está construido únicamente en función heterosexista,
categorizando todas las cosas en estos conceptos, haciendo pensar que los sujetos en tanto son
mencionados llevan consigo valoraciones en virtud de “hombre” y “mujer”, por ello no es raro escuchar
preguntas como: - ¿Quién es el hombre?, ¿Quién la mujer? - cuando se intercepta a una pareja
homosexual. Estas valoraciones van cargadas de significados de diferenciación con las otras y los otros20.

En este sentido, encontrar la heterosexualidad como obligatoria, sin contemplar la existencia de


la diversidad significa por sí mismo discriminación hacia los sujetos no heterosexuales y se observa en
las conductas violentas normalizadas que van desde la denostación de las personas homosexuales,
insultos, golpes, llegando hasta los crímenes de odio por homofobia; cruzando por la vereda de la
impunidad y de la violencia estructural21; bloqueando las libertades, oportunidades y derechos de la
diversidad sexual; como el matrimonio en este caso.

20
“La sociedad heterosexual está fundada sobre la necesidad del otro/diferente en todos los niveles. No puede funcionar sin
este concepto ni económica, ni simbólica, ni lingüística, ni políticamente. Esta necesidad del otro/diferente es una necesidad
ontológica para todo el conglomerado de ciencias y de disciplinas que yo llamo el pensamiento heterosexual. Ahora bien,
¿qué es el otro/diferente sino el dominado? Porque la sociedad heterosexual no- es la sociedad que oprime' solamente a las
lesbianas y a los gays, oprime a muchos otros/diferentes, oprime a todas las mujeres y a numerosas categorías de hombres, a
todos los que están en la situación de dominados. Porque constituir una diferencia y controlarla es «un acto de poder ya que
es un acto esencialmente normativo. Cada cual intenta presentar al otro como diferente. Pero no todo el mundo lo consigue.
Hay que ser socialmente dominante para lograrlo”. (Witting, 2006: 53)
21
Respondería al hecho de que tiene como causa los procesos de estructuración social (desde los que se producen a escala de
sistema-mundo, hasta los que se producen en el interior de las familias o en las interacciones interindividuales) y no necesita
de ninguna forma de violencia directa para que tenga efectos negativos sobre las oportunidades de supervivencia, bienestar,
identidad y/o libertad de las personas (Galtung, 1996).
197
22.3 Masculinidad hegemónica

Un aspecto álgido del rechazo a los matrimonios entre personas del mismo sexo es la masculinidad
hegemónica imperante que no solo incluye el aspecto heterosexual como preferible, sino que advierte
categorías como la de raza, clase, género, así como prácticas sexuales y sociales, en virtud de un
comportamiento normalizado como pensamiento ideológico. Es decir, se concentra en un ideal funcional
para el sistema, sin embargo, acerca estereotipos de poder en quienes poseen la visión dominante.

Hablar de masculinidad significa remitirnos a un término relativamente reciente en los estudios


de género, que hace referencia a la construcción de un rol de hombre socialmente reconocido, cimentado
de cultura en cultura a través del sistema social, político y cultural; siendo aprendido en los principales
entornos socializadores como la familia, el grupo de iguales, la escuela o los medios de comunicación.

Actualmente se reconoce la existencia de diversas formas de expresión de la masculinidad, las


cuales representan el constructo social del que son parte. En sí mismo, el juego de las masculinidades
enarbola una estructura de poder y dominación, primero hacia las mujeres, segundo a aquellos hombres
no heterosexuales y tercero a los hombres más jóvenes o quienes no ejerzan una masculinidad tradicional
normalizada. Esta estructura incorpora un esquema de posiciones, de estatus22 y de prestigio23 en
comparación con otras personas, empero sobre todo de otros hombres.

De hecho la masculinidad hegemónica se sustenta en lo que se es en comparación con la


feminidad, la homosexualidad y de otras masculinidades que no operan bajo los estrictos criterios
establecidos por este precepto de masculinidad dominante, estos son; la potencia, el control, la violencia
como vía casi única de solución de conflictos, fortaleza física, madurez, heterosexualidad, activo
sexualmente, la minimización u ocultamiento de los sentimientos, rudeza, trabajador en el ámbito público
y por tanto económicamente autosuficiente, responsable, racional, jefe de hogar, blanco, de preferencia
cristiano, entre otras características que se moldean de cultura en cultura. En contraparte la mujer es
tildada tradicionalmente como sumisa, sentimental, débil, su labor es el hogar y sus principales valores
se centran en el cuidado de los otros.

La dominación de lo masculino supone la priorización y su universalización -construido como


sujeto privilegiado a partir de sus características determinadas de edad, raza, posición social y etnia –
sobre la mujer en general y sobre hombres que no responden a las características de la masculinidad
hegemónica dada por dichos cánones. El odio y aversión a la homosexualidad es característica latente de
la masculinidad hegemónica y no únicamente de esta, sino de otras masculinidades que se han tejido
durante los años. Se sustenta en que un hombre masculino no aprobaría el estilo de vida que no sea el
heterosexual y por tanto debe atentar contra lo que no se es: la otredad.

22
Anthony Giddens resume las opiniones de Weber sobre este asunto de la siguiente manera: el estatus de un individuo
depende de las evaluaciones que otros hagan de él o de su posición social; estas les confieren prestigio o estima social (sean
positivos o negativos). Un grupo de estatus se compone de una cierta cantidad de individuos que comparten la misma posición.
Normalmente, los grupos de estatus manifiestan su singularidad siguiendo un estilo de vida particular e imponiendo
restricciones a la manera en que los demás pueden interactuar con ellos. La pertenencia a una clase, tanto como a un grupo de
estatus, puede ser una importante base de poder social. (Giddens, 1971: 166-167)
23
El prestigio –o, como también se le conoce, “el honor social” o el “valor social”. Designaremos con el término “estructura
de prestigio” a los conjuntos de posiciones o niveles de prestigio que resultan de la aplicación de una línea particular de
valoración social, de los mecanismos por medio de los cuales los individuos y grupos alcanzan determinados niveles o
posiciones, y de las condiciones generales de reproducción del sistema de estatus. Pueden ser considerados como ideologías
legitimadoras, un sistema de diferenciación social relacionado con la asignación de valor a las personas y grupos. (Ortner y
Whitehead, 1981)
198
22.4 El Derecho Humano al matrimonio

En cuanto al aspecto legal, es importante indicar que el matrimonio está incluido en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos que en su artículo 16 dicta que “Los hombres y las mujeres, a partir
de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a
casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el
matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.” (ONU, 1948).

En este sentido es necesario mencionar que una de las características primordiales de los Derechos
Humanos (DDHH) es la individualidad de quienes los poseen, es decir, que el derecho humano recae en
la persona como individual, así el contrato matrimonial se celebre entre dos personas, el derecho humano
corresponde a cada una. Así, al decir que los hombres y las mujeres tienen el derecho a casarse, no se
establece que la unión deba ser entre un hombre y una mujer, sino que el sujeto al matrimonio, sea hombre
o mujer, en su individualidad tiene el derecho de casarse, si bien no se menciona en el texto original la
orientación sexual, se entiende que no debe haber un rasgo de discriminación de ninguna índole, al referir
a los sujetos sexuados a tener acceso a dicho derecho apelando a su dignidad humana24.

Hasta el 2015 se contemplaban 1825 países en el mundo donde incorporan el contrato matrimonial
entre personas del mismo sexo en su legislación, así como en 37 estados de los Estados Unidos. En el
caso mexicano actualmente existe un respaldo por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(SCJN), declarando inconstitucional el no reconocimiento de este derecho, poniendo en manos de los
congresos estatales las modificaciones pertinentes a los Códigos Civiles para su adecuación. Aquí cabe
mencionar la ardua labor de la sociedad civil en los procesos concernientes a la consecución de esta
sentencia, pues primero se ha tenido que sentar jurisprudencia al respecto, logrando el posicionamiento
de la SCJN a favor de los denominados matrimonios igualitarios.

Ahora bien, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no rechaza esta figura
legal, sino que los códigos civiles de cada estado de la República son los que definen y controlan el
contrato matrimonial. Así pues, en comparativa el Código Civil del Estado de México dice a letra en
cuanto a la definición del matrimonio; que es una “Institución de carácter público e interés social, por
medio del cual un hombre y una mujer deciden compartir un estado de vida para su realización personal
y fundación de la familia.”, en comparación con el Código Civil del Distrito Federal modificado en 2010
que dicta que el matrimonio es “la unión libre de dos personas para realizar la comunidad de vida, en
donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua.” El cambio de paradigma resulta indiscutible,
así como la inclusión de un sector de la población como el no heterosexual que ha sido minimizado
históricamente.

22.5 Aceptación del matrimonio entre personas del mismo sexo en México

En México existe una tendencia generalizada hacia el rechazo a los matrimonios entre personas del
mismo sexo por parte de la sociedad, motivado por ideas heterosexistas y religiosas que dejan de lado la
integración de la diversidad que en ella se conjunta.

24
La dignidad humana de la persona es el rango distintivo de los seres humanos respecto de los seres vivos, la que constituye
a la persona como un fin en sí mismo, impidiendo que sea considerada un instrumento o medio para otro fin, además de
dotarlo de capacidad de autodeterminación y de realización del libre desarrollo de la personalidad. (Nogueira, 2009: 14 y 14)
25
En orden de aprobación: Países Bajos (2001), Bélgica (2003), España (2005), Canadá (2005), Sudáfrica (2006), Noruega
(2009), Suecia (2009), Portugal (2010), Islandia (2010), Argentina (2010), Dinamarca (2012), Brasil (2013), Francia (2013),
Uruguay (2013), Nueva Zelanda (2013), Inglaterra y Gales (2014), Escocia (2014), Finlandia (2015), Luxemburgo (2015),
Eslovenia (2015).
199
Sin embargo, estudio reciente realizado por la Consultora de Opinión Parametría revela datos
importantes para determinar las nuevas acepciones en torno al matrimonio entre personas del mismo
sexo…el 63 por ciento de los entrevistados se manifestó en contra del matrimonio entre parejas del
mismo sexo; sin embargo, de enero de 2010 a enero del 2013 ha aumentado un 18 por ciento aquellos
que se manifiestan a favor de las uniones gay. (Parametría, 2013).

En 2010, según la misma empresa de consultoría el 76% de los entrevistados y entrevistadas


decían estar en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, en 2013 se reduce al 63%. En
cuanto a la aceptación de la misma figura jurídica, en 2010 sólo el 10% estaba de acuerdo con la
implementación, en 2013 la cifra aumentó hasta un 28%, lo que representa un enorme cambio de
paradigma. Puntualicemos que fue en el 2009 cuando se promulgó el establecimiento de los matrimonios
entre personas del mismo sexo y 2010 era un año importante para canalizar las opiniones.

En cuanto al tema jurídico, la postura de los mexicanos sobre la legalización del matrimonio entre
personas del mismo sexo ha cambiado, en 2003 ocho de cada diez mexicanos se manifestaba en contra
de esta medida, esto es un 76%; en contraparte, en 2013 esta postura se hizo más flexible y llegó al 53%.
Con relación a la edad de los entrevistados, donde se observan diferencias es en la población joven entre
18 y 25 años de edad quienes se manifiestan más tendentes a apoyar estas uniones (53%), seguido de las
personas entre 26 y 35 años (45%), aquellos que cuentan con 56 años o más son quienes más los rechazan
(63%). El estudio también revela que a mayor nivel educativo es más factible que se acepte el matrimonio
entre personas del mismo sexo, lo que representa que el grado de instrucción es uno de los motivos que
interviene en el bloqueo a estos cambios de paradigma en pleno siglo XXI. La encuesta dicta que el 50%
de los entrevistados que contaban con estudios de universidad acepta el matrimonio entre personas del
mismo sexo, mientras que un 42% lo rechaza y 8% se declara indeciso. De los encuestados con nivel de
preparatoria, el 58% se expresaron a favor de la ya mencionada figura legal del matrimonio, mientras
que un 37% está en contra, en comparación con quienes no indicaron un grado educativo o solo contaban
con primaria, la aceptación era del 17% y 24% respectivamente y el rechazo se acentuaba al determinar
que el 69% de los entrevistados sin estudios y el 66% de los entrevistados con estudios de primaria están
en contra.

La tarea ahora sería cuestionar el tipo de educación que se instrumenta en México a este respecto,
los contenidos con perspectiva de género y diversidad sexual bajo los que opera sin dejar de contemplar
el bajo acceso a estudios profesionales o simplemente a la educación básica y de calidad; es por ello, que
dada las condiciones actuales del país la mayoría de la población persiste en el rechazo hacia los
matrimonios entre personas del mismo sexo, mientras que en otros países con un nivel educativo alto y
ampliamente garantizado, la aceptación no solo va en aumento, sino que ha dejado de ser un tema tabú
en la sociedad.

22.6 Nuevas concepciones de familia

Uno de los detractores de quienes luchan contra el derecho humano del matrimonio para personas no
heterosexuales es la imposibilidad de reproducción y con ello la formación de la familia. A este respecto,
como lo indica Cucchiari (2013), la familia se crea en tanto la necesidad, si reproductora, pero sobre todo
productora de un sistema funcional. Venimos de lo comunal a lo patrilocal en el que instaurando el tráfico
de mujeres de Gayle Rubin (1975) se crea un ambiente aliancista en tanto el intercambio de mujeres
como esposas y al convertirlas en botín de guerra.
200
Así, la familia según la acepción de Oliveira (2004) es aquella que está fundada en relaciones de
parentesco, la formación de los valores y afectividad, se conforma por grupos residenciales de personas
que comparten la vivienda, un presupuesto común y una serie de actividades imprescindibles para la
reproducción cotidiana y puede estar unida por lazos de consanguíneos. Así, la existencia de un vínculo
genético no es imprescindible para ser considerada familia, puede no estar presente o no ser directo, si
observamos los tipos de familias que van desde la tradicional o nuclear hasta la adoptiva o la formada
por amistad, cumplen con las características elementales de familia, aunque no incluya la reproducción
como único fin. En el contexto mexicano tenemos cifras dadas por el Sistema Nacional para el Desarrollo
Integral de la Familia (DIF) sobre la Encuesta Nacional de Dinámica Familiar (EDIFAM) la cual muestra
que 61% de hogares se encuentran conformados por una familia nuclear, 8% monoparental, 25% extensas
y 7% unipersonal (Chávez, 2008: 107), lo que representa 39% de familias no consideradas tradicionales
y merecen pese a ello los cuidados, consideraciones, así como el respeto que una familia nuclear posee.
A pesar de no ser la mayoría porcentual, es un sector representativo de la conformación de la institución
familiar y que no se puede dejar fuera de la concepción de familia incentivando la discriminación y
exclusión social.

22.7 Percepciones del matrimonio entre personas del mismo sexo en la Universidad Autónoma del
Estado de México (UAEM)

Para obtener la aproximación de las percepciones de dicho tema en la UAEM, se realizó una encuesta a
12 alumnas y 12 alumnos de las Facultades de Ciencias Políticas y Sociales, Derecho, Medicina e
Ingeniería en un rango de edad de 18 a 23 años. De la cual se desprenden los siguientes datos

Tabla 22 Porcentaje de aceptación de los matrimonios igualitarios entre el alumnado de la UAEM

Facultad % Hombres % Mujeres % Total


Políticas y Sociales 100% 100% 100%
Medicina 33.3% 100% 83%
Ingeniería 33.3% 66.7% 50%
Derecho 33.3% 66.7% 50%
TOTAL 50% 83.3% 66.7%
.
Existe una influencia en el pensamiento de acuerdo al área de estudio y el género, lo que se
muestra en la Tabla 22 de percepción total a favor de los matrimonios igualitarios. Se puede hacer notar
que las áreas de formación de acuerdo a un currículo académico alejado de lo social y sin unidades de
aprendizaje que aborden la perspectiva de género o la diversidad sexual bloquean el respeto de las y los
demás en tanto sujetos de derecho. Un dato importante es que el menor grado de aceptación se observó
en la Facultad de Derecho que debería tener enfoques humanistas al respecto ya que son quienes de hecho
llevan a cabo la labor legislativa, entrando en cabal injerencia a su actuar profesional con las leyes y
normas. Pese a ello, sus resultados se equiparan a los obtenidos por una facultad del área de ciencias
exactas como lo es la de Ingeniería. En la misma tabla se observa que en total el estudiantado de la
UAEM aprueba en un 66.7% los matrimonios igualitarios, siendo las mujeres quienes mayor grado de
aceptación mostraron. Esto se debe a la cercanía con la población afectada y sobre todo por el reflejo de
las imposiciones de un sistema sexo-género que atenta contra ellas y las personas no heterosexuales. En
una pregunta de la encuesta que hacía alusión a si observaban respetados sus Derechos Humanos, las
mujeres respondieron en un 83% que no, 33% más que los hombres, esto puede significar que de primera
instancia las mujeres se reconocen mayormente oprimidas por el sistema patriarcal y por otro lado que
tal situación acentúa la empatía con la problemática. Otro punto a este respecto es la cercanía en la
relación con personas homosexuales.
201
Se observó que los hombres debido a la primacía de la masculinidad hegemónica y su constructo
como varones no admitieron relación cercana con personas homosexuales, estos datos se presentan en el
Gráfico 22 de cercanía con la población afectada.

Gráfico 22 Relación con personas homosexuales

80% 75%

70%
58%
60%

50%

40%

30% 25% 25%

20% 17%

10%
0%
0%
Hombres Mujeres
Familiar Amistad Conocido

En este gráfico se puede observar que las mujeres no mostraron negativa al cuestionar sobre los
vínculos familiares o amistosos creados con personas homosexuales, a diferencia de los hombres que
únicamente el 25% reconoció amistad con alguno de ellos, sin embargo, el 75% solo admitió una relación
lejana. Por una parte, los hombres contemplan la homosexualidad como enemiga de su masculinidad,
por ello el rechazo a cualquier consideración con la que se pudiera vincular con la población homosexual.
Un dato importante obtenido y que podría responder al por qué no ha sido aprobado el matrimonio entre
personas del mismo sexo en la mayoría de las entidades es el que indica que en general, para el 58.3%
del estudiantado entrevistado este tema no es importante y no debe tratarse por el Estado, esto es reflejo
de una cultura que no considera los derechos de los demás como relevantes en virtud de la no conciencia
de sus problemáticas.

Gráfico 22.1 Si conociera un matrimonio igualitario ¿Tendría relación con ellas/os?

100% 92%
90%
80%
70%
60%
50% 42%
40% 33%
30% 25%
20%
8%
10%
0%
0%
Hombres Mujeres

Si No No sabe
202
Las conductas homofóbicas y excluyentes se ven reproducidas de generación en generación, así
al plantearnos una posibilidad de legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo surgió
la cuestión de si tal familia sería aceptada por la sociedad, en este punto son nuevamente las mujeres
quienes se muestran con una visión positiva. Como se muestra en el Gráfico 22.1 de relación con un
matrimonio entre personas del mismo sexo, el 92% de las estudiantes encuestadas indicó la posibilidad
de una relación con dicha pareja, sin embargo, los hombres, únicamente el 42% lo haría y el 33% no lo
considera así. Aquí sería necesario analizar lo incrustado que está el sistema sexo-género en la sociedad
y que en la vida real muchas mujeres ven minimizadas sus decisiones en tanto las decisiones del cónyuge.
Por lo que se presenta un fenómeno a abordar en futuras intervenciones. De igual manera se visualiza la
influencia de la heteronormatividad y la masculinidad hegemónica con relación a la aceptación, primero
de la existencia de matrimonios diversos y después de la socialización de estas relaciones sociales.

22.8 La visión de activistas en el Estado de México y la postura del Congreso Local

Para esta investigación se realizaron dos entrevistas semiestructuradas; una al Licenciado en Derecho
Israfil Filos Real – Fundador del Cabildo Pro Diversidad Sexual del Estado de México (CODISEM)
como uno de los iniciadores del movimiento por los matrimonios igualitarios en el Estado de México.
Por otro lado, se abordó a la Lic. Patricia Mireles Sosa, que al momento de la investigación fungía como
presidenta del mencionado CODISEM y consejera ciudadana en la Comisión de Derechos Humanos del
Estado de México (CODHEM). Se buscó la realización de entrevistas a diputadas o diputados locales
que estuvieran en contra de la iniciativa, sin que se obtuviera la apertura deseada. Esto es un punto
elemental al tratamiento de la problemática, pues son de hecho estos actores políticos quienes pueden
hacer realidad la consecución de un derecho humano como lo es el matrimonio. Así mismo los activistas
contemplan que el mayor problema es la negatividad de las autoridades para tratar el tema, lo cual se
pudo corroborar al tratar de conseguir las entrevistas planteadas. Para Mireles la no aprobación de los
matrimonios igualitarios en el Estado de México resulta de una dualidad de razones (legislatura-sociedad)
y que es lo que se observó también en la encuesta realizada. Por una parte, las diputadas y los diputados
no observan como importante este asunto, así tampoco el estudiantado entrevistado que representan una
parte de la sociedad. Compartieron su percepción acerca de los partidos políticos y el clero, quienes
bloquean la aprobación de los matrimonios igualitarios en la legislatura local. Mencionando la relevancia
que le da el Partido de la Revolución Democrática (PRD) a temas como el presente, siendo su mayor
aliado en el Estado de México.

22.9 Conclusiones

Existe mucho trabajo por realizar para lograr una sociedad justa, libre e igualitaria. En tanto el patriarcado
se replique en los esquemas relacionales de la vida cotidiana y no exista un tratamiento con las
poblaciones que más discriminan en razón del género u orientación sexual. La universidad como espacio
que conjunta diversos contextos, debe velar por un sistema educativo con perspectiva de género que
permita la visibilidad de todas las diversidades, primero en el ámbito académico, que a la postre será
llevado a una vida laboral de los profesionistas que se forman en sus aulas. Si bien es necesaria una
transversalización de la perspectiva de género desde los primeros años de vida, lo cierto es que el sistema
educativo básico en México no instruye a pensar más allá de un nivel inductivo, no invita a reflexionar
la vida y la sociedad, pasando de largo circunstancias vividas día a día, siendo normalizadas como la
discriminación a las y los homosexuales. Por otro lado, mientras no se logre una mayor fuerza política
ante los congresos locales y la población referida no signifique la suficiente cantidad de votos como para
ganar una elección estos temas seguirán estando al margen de la agenda política del estado, por lo que es
urgente la politización de las demandas de la población enunciada.
203
22.10 Referencias

Castañeda, Marina (2006) La Nueva Homosexualidad, México, D.F.: Paidós

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