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Sara Gutierrez,+177+

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El Israel de la fe y el Israel de la historia

en cuanto a la elección y alianza divinas

Es célebre la distinción en la crítica neotestamentaria entre


"el Cristo de la fe y el Jesús de la historia", por la que los auto-
res de la frase pretendieron establecer una discontinuidad entre
el Jesús existente y actuante en Palestina, y el Jesús transfigu..
rado por la fe de los Apóstoles y de los primeros cristianos, y
transmitido después por la predicación pl'asmada en los Eva·n-
gelios 1• Contra esta postura otra crítica asienta sobre sólidas
bases, aun admitiendo la frase, la identidad sustancial de ambos
Cristos, y la no discontinuidad entre ellos, sino una continuidad
sólo que en se'ntido de profundización teológica.
La frase y la cuestión ·es aplicable totalmente al pueblo de
Israel, prefigura de Cristo, y lo vamos a discutir tomando dos
aspectos medulares, la Elección divina, y la Alianza con Dios.
Es manifiesto que el pueblo de Israel sentía de sí y lo pro-
clamaba a la continua, en su kerigma y en su liturgia, que había
sido elegido por Dios y que Dios había establecido una alianza
con él. Pero ¿ese sentimiento era producto de una especie de
fe subjetiva transformante de realidades históricas sin ese alcance
o se fundamentaba sólidamente en hechos históricos objetivos?

l. CLARIFICACIÓN DE CONCEPTOS

Es importante, para mayor claridad en el desenvolvimiento


de la discusión, tener presentes algunas distinciones.
1.0 Aun partiendo de la distinción entre fe meramente sub-
jetiva y fe objetiva (fe respaldada por la realidad), hay que tener
1 El autor de la frase es (sustancialmente) MARTIN KAHLER en su escrito
de 1892 con el título El así llamado Jesús histórico, y el Cristo· kerigmático
bíblico. La distinción entre "Jesús" y "Cristo" era bajo el aspecto de la
Historia y de la fe.

46 (1971) ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS 155-168


156 JOSÉ ALONSO

en cuenta que la fe puede estar formulada en una concepmon


más obvia y directa~ o en una concepción más secundaria y re.fle~
xiva, y si se quiere teologizada, que puede ser producto de una
época más avanzada donde ha tenido lugar ya una maduración
ideológica.
Para poner un ejemplo neotestame.ntario, la muerte de Crism
to considerada como obediencia, o realización de un plan de
Dios, es un concepto teológico más inmediato, que la considera~
ción de la muerte de Cristo como sacrificio, producto de una
ulterior reflexión teológica.
Así también los conceptos afines (pero no idénticos) de elec~
ción y de alianza, pued-en ser concepciones primarias o secun-
darias y fruto de la reflexión teológica, pueden ser directamente
históricos o formulación refinada de una deterntinada realidad
histórica más simple.
2. 0 En consonancia con lo dicho precedentemente hay que
distinguir (distinción equivalente a la anterior) entre la realidad
y la formulación, la cosa y el nombre. Puede existir la realidad
y no tener un nombre determinado hasta mucho tiempo más
tarde. Esto puede ser que tenga aplicación a la cuestión de la
elección y la aliwLZa.
Por otra parte, elección y alia'nza, aunque son conceptos afim
nes, no son coincidentes. En la elección predomina la unilat&
ralidad, en la alianza la bilateralidad. Sobre la marcha vere~
mos cuál puede ser anterior o si son contemporáneos.
V amos a ocuparnos primeramente de las ideas corrientes en
Israel respecto a la Elección y a la Alianza antes de valorarlas 2•

2. TRADICIONES EN ISRAEL RESPECTO A LA ELECCIÓN Y A LA ALIANZA

J ,n,,Q iJn..,
-~~ ~~~
;f"ti"\Tlt>Pn-tn.;;:
~~~~~r ~~~ se entrelazan, es conveniente
los por separado.
2 La literatura sobre el tema es inmensa. Citemos una selección más
bien reciente: T. C.. VRIEZEN, Die Enwiihlung lsraels lWCh dem Alten
Testament (AANT 24) (Zürich 1953); G. E. MENDENHALL, "Election", "Co-
venant", IOB; Covenant Forms in lsraelite Tradition, BA 17 (1954) 50-76;
G. WIDENGREN, King and Covenant, JSS 2 (1957) l-32; A. CAQUOT, L'alliance
avec Abraham (Gn 15), Semitica 12 (1962) 51·66; J. BEGRICH, "Berit". Ein
Beitrag zur Erfassung einer alttestamentlichen Denkform (Ges. Stud. zum A. T,.
München 1964) 55-66; D. N. FREEDMAN, Divine Commitment anil Human
Obligation. The Covenant Theme, Interpretation 19 (1964) 419-31; R. E. CLE·
MENTS, Prophecy and Covenant (London 1965); Abraham and David. Gene·
sis 15 and its Meaning for israelite Tradition (London 1967); D. J. McCAR•
THY, Covenant in the Old Testament. The Present State of lnquiry, GBQ 27
(1965) 217-240; J. PLASTARAS, Creation. mul Covenant (trad. española, San·
tander 1969); A. BARUCQ, La n.otion d'alliance dans l'Ancien Testament et
les débuts du ]uilaisme (Mel. A. Ottaviani, Roma 1964} 5-110.
LA ELECCIÓN Y LA ALIANZA DIVINA EN ISRAEL 157

A) La doble (o triple} tradición de la elección.

N os encontramos en la literatura bíblica con dos (o tres)


tradiciones respecto a la realidad de la elección 3•
a) La profecía preexílica, principalmente, pero también otros
textos, remite al Exodo, como el momento de la elección e ignora
la elección en tiempo de los patriarcas. Al hablar ahora de la
elección, hablamos preferentemente de la realidad. Por Exodo
entendemos el' conjunto de acontecimientos que abarca la salida
de Egipto y el paso por el desierto hasta Ga'naán. He aquí unos
textos:
1.0 1 Re 12,28: "He aquí tu Dios, Israel, el que te sacó
de Egipto", dice Jeroboam a los israelitas, cuando se efectúa el
cisma y establece en dos santuarios de Israel el becerro (símbolo
de Yahveh).
2.0 Oseas 11,1: "Cuando Israel era un niño, yo le a1né, y
desde Egipto le tuve por mi hijo" (libní) 4• En el mismo Oseas
(13,4): "Yo soy Yahveh tu Dios desde el país de Egipto".
3.0 Implícitamente tenemos lo mismo en Amós (2,9-10:
cf. 9,7).
4. 0 ]er 2,2: "Me acuerdo de ti, el leal afecto de tu juventud
-tu amor de novia-, tu ir detrás de mí en el desierto -en
la tierra desolada-" (cf. Oseas 13,5; 2,16).
5.° Cántico de Moisés (Dt 3·2,10): "Le encontré (a Jacob)
en la tierra desierta". "En el día en que yo elegí a Israel .... puse
mi mano sobre ellos, para sacarlos del país de Egipto".
6. 0 Ezequiel también data desde el Exodo la elección de Is~
rael (20,5); tam.bién el Deutero-lsaías (53,16), y algunos salmos
históricos, como el 114,1ss.
b) En cambio, otra literatura retrotrae la realidad de la elec-
ción a los Patriarcas.
1.0 Tal sucede con el yahvista (Gn 12,1-3) y el elohísta (Jos
24,2-3).
El elohísta hace decir a J osué: "Vu estros padres habitaban
desde antiguo más allá del río, aún Terah, el Padre de Abraham,
y el padre de Nahor, y ellos sirvieron a otros dioses, y yo tomé
a vuestro padre Abrahan1 al otro lado del río".
2. 0 Muchos salmos que reflejan la religión postexílica, tam-
bién retrotraen Ja elección a los Patriarcas, v. gr.: Salmo 105,6.

3 Este tema lo ha tratado especialmente K. GALLING, Die Erwahlungstradi-


tionen Israels (BZAW 48) (Giessens 1928).
4 Véase justificada esta versión en H. WHEELER RoBINSON, lnspiration
and Revelation in the Old Testament (Oxford 1946), p. 151, n. 5.
158 JOSÉ ALONSO

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donar otra tradición que vincula la elección a David y a Sión


en profetas no del Norte sino del Sur.
En Isaías y Miqueas apenas se encuentran (si se encuentran)
alusiones al Exodo (cf. Is 4-,2~6; 10~24-=26; 11,16; 1\.fiq 6,4. Los
pasajes de Isaías los tienen algunos por inauténticos) 5•
En cambio, hablan de l'a elección de David y Sión.
1.0 Is 1,21-26; 2,2-4; (cf. Miq 4,1-4). Estos textos se refieren
a Sión.
2.0 ls 7,14ss.; 8,23-9,6; 11,1-9; JVHq 5,1-5; se refieren a la
elección de la dinastía davídica.
3.0 También tenemos en Jeremías alusiones a la elección de
David (Jer 23.,5s.; 22,30) y en Sofonías (5,6-8; 9-10; 11-13).
'JI \ T * , T • '· , _ _ '1! e tt fiJ'

La comparacwn y relacwn ae estas traaiCwne.s entre s1~


a)
o con otras palabras, la cuestión de si la tradición patriarcal pue-
de no ser prhntiva, sino m.ás bien una retrotracción de la tradi~
ción del Exodo y de si la tradición davídica y de Sión es una
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~-........ 1~:
1-'V_L.l.-

tica de monarquía en vez de am:fictionía~ lo trataremos en con-


junto, cuando hayamos discutido las tradiciones afines referentes
al pacto o alianza.
De momento hay que notar que el término específico ~'elec­
ción" (bajar) para expresar la acción de Yahveh con relación
a Israel, no es anterior a la literatura deuteronómica (Dt 7~6-8).
Se encuentra sin embargo referido a David (l Sm 16,6Kl3; 2 Sm
6,21; Sal 2,6; 78-67) y a Sión (Sal 78,68; 132,13).
Pero el hecho de la aparición tardía del' término no se opone
a la anterioridad del contenido 6 •

B) Las diversas tradiciones respecto de la alianza.


Respecto a la alianza cabe decir algo parecido a lo dicho
respecto a la elección.
a} En primer lugar nos encontramos con diversas alianzas.
Son tres las principales:
1.0 La alianza del Sinai o del desierto (Ex 24), ampliada en
la alianza de Siquem (Jos 24), que no parece ser otra cosa que
un intento de englobar en ella a las tribus y clanes que no
habían estado en Egipto o que habían sido antes adoradores de
Yahveh (cf. Jos 24,14·15). En la alianza del Sinaí predomina
el aspecto de obediencia a la ley por parte del pueblo.
5 Cfr. E. RoLAND, Die Bedeutung der Erwlihlungstraditionen Israel für die
Eschatologie der altt. Propheten (Heidelberg 1956) ; G. VON RAND, Theologie
des A. T., ll, pp. 175 ss., 178.
6 Cfr. R. E. CLEME.."N"TS, Prophecy and Coverumt, p. 46, nota 1.
LA ELECCIÓN Y LA ALIANZA DIVINA EN ISRAEL 159

2. 0 La alianza davídica aparece en 2 Sn1 7; 2 Sm 23,5, etc.


Lleva el carácter de promesa eterna incondicional·. Por eso, al
desaparecer la monarquía, plantearía un serio problema religio-
so a la fe judía (cf. Sal 89,20-52) que la haría replegarse sobre
la alianza con Abraham.
3. 0 La alianza abrahamítica está referida en el cap. 15 del
Génesis, que fundamentalmente pertenece al yahvista. El capí-
tul'o está en el marco de las promesas hechas a Abraham, que
ha tenido su cumplimiento en tiempo de David. El yahvista que
escribe poco después de David, ha visto cumplidas las promesas
hechas a Abraham (si no so'n pron1esas post-eventum con1o en el
estilo apocalíptico). Hay una amalgama en el cap. 15 (1-6 y 7-21).
Lo de la alianza está en la segunda parte y parece posterior 7•
Sobre la prioridad entre la idea de la alianza davídica y la alian-
za ahrahmítica hay opiniones incl'inándose la probabilidad por
la prioridad de la primera.
La alianza con Abraham aparece en el cap. 17 del Génesis
(Documento sacerdotal) con una profunda reinterpretación teo-
lógica. En la alianza ahrahamítica predomina el aspecto pro-
misario.
Los profetas anteriores a Jeremías (11 y 31) ignoran la alianza
con el pueblo (y con Abraham) .
b) La consideración de los textos ha inducido a diversas
teorías.
l.0 Algunos creen que la doctrina de la alianza es una inven-
ción tardía y que encuentra su primera elaborada expresión en
la literatura deuteronómica. Tal es la teoría de W ellhausen y
de Pfeiffer. La alianza no sería sino .una forma que encontró
el Deuteronomio para fusionar el Dios popular de la elección
con el Dios de exigencias morales de los profetas. Se insiste en
la bilateralidad 8•
Antes del Deuteronomio la expresión no aparece. El texto de
Oseas 6, 7, algunos no lo tienen por auténtico, y otros creen que
ni en 6,7 ni en 8,1 se trata de una alianza divina 9•

7 Cfr. A. CAQUOT, L'alliance avec Abraham (Gn 15), Semitica 12 (1962)


51-66; H. CAZELLES, Connexions et structure de Gen 15, RB 69 (1962) 321-349.
8 Cfr. J. WELLHAUSEN, Prolegomena zur Geschichte lsraels; R. H. PFEIFFER
en tiempos más modernos mantiene y desa'rrolla en varios escritos la teoría
de WELLHAUSEN: cfr. lntroduction to the Old Testament (London 1952), pá·
gínas 52, 198, 551; Facts and Faith in Biblical History, JBL 70 (1951) 1-14.
9. Oseas 6, 7, lo tienen frecuentemente como una corrupción del texto ori·
ginal, y R. KRAESTSCHMAR, Die Bundesvorstellung im A. T. in ihrer geschicht-
lichen Entwicklung (Marburg 1896), pp. 105 ss., niega que Oseas se refiera
a una alianza divina en 6, 7 y 8, l. Cfr. R. E. CLEl\IENTS, l. c., p. 54. De opi·
nión contraria es H. W. WoLFF, Hosea (BKAT) (NeukiTchen 1961), pp. 154
y 176 SS.
160 JOSÉ ALONSO

La mención exp:rega de la alianza en Gn 15, Ex 24 y Jos 24


se debería a redacción deuteronomística.
Después del Deuteronomio prevaleció la idea de la alianza
y la Historia de Israel fue concebida como una serie sucesiva
de alianzas de Dios con la humanidad y con Israel, como aparece
en el esquema histórico del Documento SacerdotaL
2. 0 Otras teorías criticas opinan que la idea base de la Alian-
za, si no la palabra, se encuentra ya, por lo menos, en torno al
acontecimiento del Exodo {Sinaí), en Siquem, y germinalmente
en la historia patriarcal. El formulario empleado, a juzgar por
textos extrabíhlicos antiguos (hititas) ~ es formulario de alianza 10•
El Deuteronomio pudo haber desarrollado la teología de la alían~
za, pero no la ha creado.
~ .• o
.._ T.<> .,];"'""'"'
-""-ll4 Aoi-'>hl""'"""" V nlnr.ol• .., .......... 1,. ""'"''"'' ..lo n . . ,.,;;~
._. .... .._'-"......._1Ut.4 N nA
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es un elemento eseñcial y pl'antea la cuestión de su relación


con la aHa·nza de Y ahveh con su pueblo tanto más cuanto que
históricamente desaparece del horizonte (cf. 2 Sm 7; Sal 21,8;
89,25. 29. 34-.5: 132~11-12: Is 55,3) 11 • Esta relación sólo rmede ser
apreciada con~iderando ~~ des~U:volvimiento histórico de Israel.

3. TEORÍA PROBABLE SOBRE LA EVOLUCIÓN EN ISRAEL DE LA IDEA


DE ELECCIÓN Y ALIANZA, O INTEGRACIÓN DE LOS DIVERSOS
ELEMENTOS.

Podríamos enumerar diversas fases en la teología de la elec-


ción y de la alianza.

a) La expenencw religiosa desde el Exodo hasta la Am-


fictionía.
T
primero y germ1na111 es -;ua experwnc11a
" ot~
""11 1\ e '31 JI e 7':"'t 'll
Lo
.t.~ aet .r..xoao. .I an~ "q7 )1

veh e Israel se vinculan mutuamente. Y ahveh se interesa por


Israel e Israel se siente protegido por Y ahveh, y se compromete
a reconocerle por su Dios. Hay aquí, si no el nombre, los elee

10 Véase, por ejemplo, R. E. CLEMENTs, en Prophecy and Covenant (Lon·


don 1965) y Abraham and David (London 1967), donde la cuestión está
finamente· matizada. En cuanto a terminología de alianza, véase, por ejem-
plo, M. FISHBANE, The Treaty Background of Amos 1, 11, and related Matters,
JBL 89 (1970) 313-318 [cfr. W. MoRAN, CBQ 25 (1963) 77-87]. Como ejemplo
de un tratado de soberanía hitita (procedente de las excavaciones de la
capital hitita) véase J. PRITCHARD, Ancient Near Eastern Texts (Princeton
1955), Pero téngase en cuenta, para la valoración, que estos tratados de
alianza se refieren a un rey con reyes vasallos. La gran novedad o audacia
en Israel es que el Gran Rey es Y ahveh y el rey vasallo es Israel (cfr. nota 25) •
11 Cfr. L, RosT, Davidsbund und Sinaibund, ThLZ 72 (1947) 129-134;
H. A. J, GuNNEWEG, Sinaibund. und Davidsbund; VT 10 (1960) 3354L
LA ELECCIÓN Y LA ALIANZA DIVINA EN ISRAEL 161

mentos de la elección y la alianza, vividos antes de pensados


y expresados .
2. 0 La protección de Dios sigue sentida a lo largo de la consti-
tución de Israel, en Canaán. Se constituye la rtmfictionía de las
tribus unidas por el culto al mismo Dios (Jos 24). El sentimiento
de la realidad que correspond e a la elección y a la alianza se pro-
fundiza. La realidad se hace más neta antes de venir la palabra y
la formulació n 12•

b) De ~a amfictionía a la monarquía hasta el Deuteronom io.


l. 0 Israel, por circunstanc ias especiales, se constituye en mo-
narquía, y David es el hombre de los éxitos, después del fracaso de
Saúl. Esos éxitos espectacula res le señalan como el elegido de
Y ahveh. La mentalidad estaba difusa en el ambiente (elección divi-
na del soberano) . Asimismo la idea de la alianza de Y ahveh con
David pudo surgir tomada del ambiente de alianza del Gran Rey
con reyes vasallos y de las concepcion es de la realeza en el Antiguo
Oriente.
Además, David, como hábil maniobra política, conquista Jeru-
salén y hace de ella su capital, trasladando a ella el arca (objeto de
culto de Y ahveh) . Surgiría así la idea de la elección divina del
monte de Sión (lugar de un antiguo santuario local, donde sería
emplazado el futuro templo de Yahveh). A su vez el Yahveh
de la amfictonía se vinculaba a la nueva situación política de
Israel, es decir, a la monarquía y con la monarquía davídica esta-
blecía Dios una alianza. Aquí ya encontramo s la palabra: elección
y alianza 13•
2. 0 El Yahvista (o escuela), un judaíta que actúa a partir de
David y bajo el impacto del esplendor del reino davídico, retro-
trae la idea de la elección y de la alianza a los Patriarcas, cuyo
Dios identifica co·n Yahveh 14 • Concibe la historia de Israel como
una .promesa a los Patriarcas, que tiene su cumplimien to en David.
La palabra "elección" no aparece, pero sí la idea (cf. Gn 12,
lss.; 15).
Es probable que la alianza con Abraham (cap, 15~ aparece la
idea, aunque la palabra pueda ser posterior) esté moldeada por el

u Cfr. J. ALoNso, La experiencia religiosa del Exodo y su teologización


en la revelación del nombre de Yahveh, Sal Terrae 57 (1969) 3-17.
13 Cfr. H. FRANKFORT, Kingship and the Gods. A Study of Ancient Near
Eastern Religion as the Integration of Society and Nature (Cbicago 1948)
238 ss.; cfr. R. E. CLEMENTS, God and Temple. The Idea of Divine Presence
in Ancient Israel (Ox.ford 1965).
14 Sobre la religión de los Patriarcas y el Dios de Abraham, cfr. F. M.
CRoss, Y ahweh and the God of Patri.archs, HTR 55 (1962) 225·259; O. EISS·
FELDT, El und Yahweh, JSS 1 (1956) 25.37; Yahweh, der Gott der Viiter,
ThLZ 88 (1963) 481-90.
162 JOSÉ ALONSO

Y ahvista rmhre la alianza con navid con la intención de estahlece:r


una correspo'nd encia entre ambos, como la hay entre las promesas
de una región y de un gran pueblo~ y de su realización en tiempo
de David. Abraham y David se corres.pond en en la mentalidad del
Yahvista que escribe todavía en el ámbito de la gloria davidica 15•
Las dos alianzas, la davídica y la abrahamitica~ son ambas de as-
pecto promisoria, en contraposic ión a la sinaítica.
El Y ahvista y el Elohísta expresan también la idea de la elec-
ción y de la alianza a partir del Exodo, aunque las palabras y las
formulacion es puedan ser posteriores. Hav diversas modalidade s
en la teología del Norte y la teología del Sur~ la del Norte más
carismática , la de] Sur más instituciona lista 16•
3. 0 El silencio de los Profetas anteexilicos respecto a la tradi$
, - _; - 1i
c1ón ue· 1a e1e-ccion ue .!Os
- • ·p
# -• • 1 ... ...
.... atr1arcas y .a .lila correspona1 cnte. a.aianza
se puede deber a que no estaba suficientement~ arraigada y era
u'na peculiar retrotracció n de un sector representad o por la escue~
la Yahvista y Elohísta. Se comprende que los profetas del Norte
(más democrático s) se concentren más en la experiencia d~] 'Exow
do (referente al pueblo) y los del Sut· en la dinastía davídica.

e) El enfoque deuteronóm ico .


.En el Deuteronom io nos encontramo s con un intento de dar
coherencia a la ideología de las alianzas. l!a alinnza davídica esta-
ha en crisis en el tiempo del Deuteronom io, después del cisma, la
destrucción del reino del Norte, y la permanent e am.enaza asiria
que te'nía a Judá bajo tributo 17•
1. 0 En el Deuteronom io tenemos por eso cierta insistencia
sobre la alianza. abrahamiti ca juntamente con una disociación de
las referencias yahvistas al reino davídico. Es lo que se puede
llamar una democratiz ación de la alianza y refleja el tiempo en
(rae la tierra prometida a Abraham y dada a David está en. peligro.
Entonces las esperanzas se agarran a la promesa divina a Abras
ham y a los otros dos patriarcas (1, 8; 4, 31; 6~ lO; 7~ 12; 8, 18;
9, 5; ll, 9; cf.l, 11; 9, 27).
Se usa la palabra alianza ("herit") expresamen te (4~ 31; 7, 12;
8, 18), pero en el sentido de promesa y de acto de gracia divina,
que puede ser anulada (cf. 4, 25ss.; 8, llss.).

15 El Y ahvista está enormemente interesado por David, de tal manera que


ha podido ser calificada su obra como "una historia cortesana" (Hofhistorio·
graph); cfr. S. MoWINKEL, Erwiigangen zur Pentateuch Quellenfrage (Oslo
1964)' p. 55.
16 Cf:r. J. PusTARAS, Creation and Covenant (trad. española, 1969), pá·
ginas 230 ss.
17 Cfr. R. E. CLEMENTS, Abralunn and David, VI. The Ahraham.ic Covenant
in Israelite Tradition~ pp. 61 ss.
LA ELECCIÓN Y LA ALIANZA DIVINA EN ISRAEL 163

2. 0 Según el Deuteron omio esta alianza con los Patriarca s era


provision al y se cumplirí a en la alianza de Horeb (5, 2-3) y en la
conquist a de Josué. Se emplea por primera vez respecto del pueblo
la palabra "elección " (Bajar== elegir), como acto de gracia, pero
anulable por los pecados (7; 6-12).
3. 0 La alianza davídica e·n el Deuteron omio queda silenciad a,
y el rey tiene la incumbe ncia de mantene r la alianza mosaica (17,
14-20).
4. 0 Se encuentr a en el Deuteron omio cierta tensión entre la
alianza como promesa inmutabl e y absoluta y como promesa con-
dicionad a (cf. Dt 4,30-31), pasaje que parece perte'nec er a la época
de después del desastre de 587 y que refleja un supremo acto de
fe y esperanz a.
5. 0 A partir del destierro se refuerza la importan cia que el
Deuteron omio había empezad o a dar a la alianza abraham ítica.
En las partes tardías del Deuteron omio y en los Deuteron omis-
tas, cuando el desastre era una realidad, se da gran importan cia a
la alianza divina con los Patriarca s (29,13; 30,20; 31,20; 34,4);
(2 Re 13, 22-23).

d) Jeremías y Ezequiel .
Tienen gran pa1·te en el sesgo que tomaría la alianza en adelan-
te. Vieron estos dos profetas claramen te que del pueblo o de los
hombres nada había que esperar. Una Alianza permane nte habría
de ser fruto de una acción divina de la gracia (gracia eficaz) (Je.r
31, 30ss.; Ez 36,26).
1. 0 Jeremías recibió con gran entusiasm o el Deuteron omio
(codifica ción de las voluntad es de Y ahveh) y fue sin duda predica-
dor de la reforma deuteron ómica (cf. Cap. 11). Con la muerte de
J osías y la venida de J oaquim todo volvió a quedar como antes y
Jeremías , decepcio nado de todas las estructur as religiosas en vigor
(Templo, Libro, Alianza) , se persuadi ó que de nada servía tener
escritas las voluntad es de Y ahveh en un libro (el Deuteron omio,
cf. J er 8,8) si no se tenían escritas en el corazón. Por eso intuyó
que la antigua Alianza (bilateral ) se desharía por culpa del pue-
blo (destierro ), y abogó por una Nueva Alianza con cláusulas escri-
tas, no en piedra sino en los corazone s, Alianza de pura gracia 18•

18 Sobre Jeremías en relación con la Alianza, véase J. SKINNER, Prophecy


and Religion. Studies in the Life of Je.remiah (Cambridg e 1922), XVIII: "La
nueva alianza", pp. 320 s.; M. SEKINE, Davidsbun d und Sinaibund bei
Jeremiah, VT 9 (1959) 47-57.
Una de las dificultades presentada s contra el pasaje de la unueva alianza"
como pertenecie nte a Jeremías está en que concebir la religión "como alian·
za" es concebirla como algo jurídico e institucion alizado, y Jeremías con·
cehía la religión como algo interior y vital (la dificultad tiene respuesta
fácil, cfr. SKINNER).
164 JOSÉ ALONSO

2. 0 Del mismo sentimien to es Ezequiel. nc] pueblo nada se


podría esperar, si Dios no le arrancab a el ''corazón de piedra'\
insensibl e e indócil, y no le daba un "corazón de carne" (sensible
a la voluntad divina (Ez 36,26).
3. 0 Pero la tensión entre grada y libertad (nunca superada )
quedaría actuando .

e) Documen to Sacerdota l (Gn 17) .


La interpret ación de la alianza abraham ítica obtiene especial
relieve en la historia sacerdota l y trata de hacer justicia tanto a la
divina gracia de la elección, como a la ley del Sinaí~ aunque sin
llegar a superar del todo la antinomi a o la tensión entre gracia
y ley.
En el cap. 17 del Génesis encontram os una profunda :reinter=
pretación de la AHa·nza con Ahraham referida en el cap. 15 por el
Yahvista 19•
l. 0 En una y otra alianza hay tres promesas pero son un poco
distintas (cf. 17,5-8); (Ahraham será padre de una multitud de na-
ciones (5-6) ; sus descendie ntes obten-drá n el país de Canaán para
una eterna posesión (8) ; El Shadai que hace alianza con Abraham ,
será el Dios de sus descendie ntes).
La alianza (a diferenci a de Gen 15) aparece como eterna
(v. 7) e incondici onal, idea que flotaba en el ambiente post-
exilico (cf. Is 55,3; 6,8; Jer 32AO; 50,5; Ez 16,60; 37~26), y que
caracteri zaba la alianza davídica (cf. Is 55,3; 2 S m 7,16; 23,5;
Sal 132,12; 89,29ss. cf. J er 33,2) de la que fue traspasad a proba~
hlemente a la alianza con Ahraham , bajo el impacto de la desapan
rición de la monarqu ía davídica.
La desaparic ión de la dinastía davídica sin esperanz a de vuelta
sin duda constituy ó un escándalo (cf. Salmo 89). El escándal o fue
superado , en un seetor, mediante la esperanz a de un Mesías escato-
1'. 1 J .., R..,
..~.ogwo, y en otro sector, en e.t aocum,en to saceraou "ii• -w
tt, meaiante la
transposi ción al pueblo, colectiva mente represent ado en los Pa-
triarcas, de lo peculiar de la alianza davídica.
Que lo davídico está absorbid o por el pueblo está expresad o
probable mente en la modifica ción que introduce el relato sacerdo-
tal de la alianza ("Y proceder án de ti reyes", 17~6). La mo·narqu ía
estaba, pues, prometid a a Abraham .
2.0 En el documen to sacerdota l el Dios que promete la Alian-
za lleva el nombre, no de Y ahveh, sino de El Shadai, que proba-
blemente era originari amente el dios local de Mamhré, donde pa·
rece que debe situarse el cap. 15 del Génesis (cf. 13,18).
19 Cfr. J. J. P. VALETON, Bedeutung und Stellung des Wortes "berit" in
Priestercodex, ZAW 12 (1892) 1-22; W. ZIMMERLY, Sinaibund und Abraham-
bund (Gottes 0/J'enbarung) (M¡ünchen 1963) 205·216; R. E. C:LEMENTs,
Abraham and David (London 1967).
LA ELECCIÓN Y LA ALIANZA DIVINA EN ISRAEL 165

3.0 Otra característica del relato sacerdotal es que se da un


signo de alianza, la circuncisión. Este sig·no fue interpretado n1ás
tardíamente como condición.
4. 0 La relación de la alianza abra.hamítica con la sinaítica
está, según el Documento Sacerdotal, en que la alianza sinaítica es
como el cumplimiento de las promesas hechas a Abraham. No se
trataba de una ·nueva alianza en el Sinaí (Lv 25,45 puede expli-
carse) , sino de una especificación de las instituciones cúlticas para
hacer posible el cumplimiento de lo prometido a Abraham.
5. 0 En resumen, la alianza abrahamítica según la interpreta-
ción sacerdotal es una acción unilateral de Dios, acto de la gracia
divina no anulable por la desobediencia humana.
Si la revelación del Sinaí fuera una nueva alianza, sería supo·
ner que la alianza con Ahraham no había sido eterna, en contra
de las afirmaciones explícitas.
Hay sin embargo en el Documento Sacerdotal algo de te·nsión
entre ley y gracia, al afirmar a la vez la inmutabilidad de la elec-
ción y la necesidad de cumplir la ley.
6. 0 En la subordinación del pacto sinaítico al pacto abraha-
mítico por parte del documento sacerdotal hay sin duda una de-
pendencia de ] eremías y Ezequiel, como se indicó antes.
Jeremías y Ezequiel {20,lss.) sintieron el fracaso total por parte
del pueblo de la alianza sinaítica y ahogaron por una nueva alian-
za en el futuro escrita en los corazones e irrompible (Jer 31,31);
Ez 36,26). El documento sacerdotal recoge esta idea. La alianza
"eterna" hecha con Ahraham, sigue en pie, y a ella acude Moisés,
intercediendo en una tra·nsgresión del pueblo, t?uando el inciden-
te del becerro de oro (Ex 32,13). Según las palabras de esta inter-
cesión la promesa de Dios está por encima de la transgresión del
pueblo.
La promesa de Dios como inmutable, no obstante la transgre-
sión del pueblo, aparece también en Lv 26,40, que tiene como
trasfo'ndo el destierro babilónico.
7. 0 Pero la tensión indicada antes entre promesa y gracia (re-
presentada por Abraham) y ley (representada por el Sinaí) debía
continuar., aunque la prioridad dada a la alianza con Ahraham
ponía de relieve la elección incondicionada de Israel La te·nsión
entre promesa y cumplimiento es característica de la historia de
Israel. Aquí tenemos un aspecto de esa tensión. El israelita como
descendiente de Ahraham era hijo de la promesa, y como solida-
rio de la comunidad del Sinaí era esclavo de la ley.
f) Recapitulación.
1.0 El origen de la alianza ahrahamítica o fue un relato etioló-
gico de la cO:nquista de Canaán o una retrotracción de la elección
a partir del Exodo.
166 .JOSÉ ALONSO

2. 0 En su desarroll o la alianza ahraham ítica vino a acentuar


el aspecto de gracia en contrapos ición al pacto sinaítico que acen-
tuaba la ley.
Esta tensión se advierte en el Evangeli o, en las palabras de
San Juan Bautista (Mt 3,9) y de Jesús (Jn 8~39) : l.os hijos de
Ahraham deben imitar su conducta . lgualn1en tc en Pablo se nota
la tensión entre la promesa a Abraham y la ley del Sinaí (Rom 4~
lss.; Gal 3,6.17) 20•
3. 0 Estos aspectos un poco en conflicto muestran que no había
Una ideología del todo coherent e en Israel sobre el concepto bási-
co de la Alianza. Hay una serie de esfuerzos de coordina ción de
las diversas alianzas y esto muestra que Ja elección y la alianza
eran formas de expresión más o menos adecuada s de la realidad
religiosa de relacione s entre Y ahveh e Israel a través de la historia.

4. VALORAC IÓN HISTÓRIC A DE LA IDEA DE ELECCIÓN y DE AUANZA.

Nos encontram os a este respecto con dos puntos de vista anta-


gónicos. Unos considera n la elección y la alianza como artículo
de fe puramen te subjetiva , sin respaldo de historicid ad. Otros
como un hecho histórico que ha dado lugar a una fe. Si se trata
de una fe puramen te subjetiva , las intervenc iones divinas que apa-
recen en la Biblia no son más que producto de la fe 21 •
1.0 La dificultad inicial para admitir la objetivid ad de la elec~
ción y la alianza es lo que pudiera llamarse favoritism o en el amor
de Dios. Dios tuvo muchos pueblos pero reservó u·n amo1· especial
para uno. De todas las familias de la tierra escogiú una para ben~
dición especial (Gn l2,la3; Dt 7,6). La dificultad está agravada
cuando Israel se hace monoteís ta y los dioses de las naciones son
nada 22 •
2.0 Esta objeción ya es antigua y fue presentad a por Celso.
Según Celso, el judío y el cristiano pretende n que Dios ha hecho el
mundo todo y la bóveda de los cielos para ellos en particula r:
"Dios, habiendo abandona do las regiones celestes y despreciand~
esta inmensa tierra, se toma habitació n entre nosotros solos y sólo
a nosotros envía sus mensajes , y no cesa de anunciar y manifest ar
cómo podemos ser sus asociados para siempre" 23 _
20 R. CLEMENTS, Abrahams and David, VII. The Covenant Tradition in
Israel. p. 81.
21 Cfr. R. H. PFEIFFER, Facts and Faith in Biblical
History, JBL 70 (1951),
1-14.
22 Cfr. P. ALTMANN, Erwahlung stheologie urul Universali smus im Alten
Testament (BZAW) (Be'l'lin 1964).
23 ORÍGENES, Contra Celsum, lib. IV, cap. 27-2fl,
LA ELECCIÓN Y LA ALIANZA DIVINA EN ISRAEL 167

Por esa objeción muchos encuentran mucho más sencillo supo-


ner que la pretensión del pueblo de Israel de su elección divina
fue simplemente la expresión del sentimiento de superioridad de
un pueblo, o tal vez mejor, su sohrecompensación por su comple-
jo de inferioridad, cuando se fue haciendo más agudo su posterga·
miento frente a otros pueblos.

h) La explicación siguiendo /Jos hechos.


l. 0 El punto de partida es la experiencia religiosa del Exodo,
la liberación de Egipto, continuada con el establecimiento en Ca-
naán bajo la protección manifiesta de Y ahveh. De este hecho con-
cluyeron el interés de Y ahveh por ellos. Y ahveh los protegía y
ellos se vincularon a Y ahveh con exclusió'n de otros dioses. Esta
idea germinal terminaría en la elaborada teología de la elección
y de la alianza indicada anteriormente. Esta idea, como se probó
en otra parte 2\ tiene todas las garantías de apoyarse en la historia.
2. 0 La misma idea de elección evolucionó a medida que evolu-
cionó el concepto de Y ahveh. Y ahveh, en principio, no era tenido
por el Dios de toda la tierra. En un principio, pues, Y ahveh, uno
de tantos dioses, escogió o mostró interés por uno de tantos pue-
blos. Cuando Y ahveh es el único Dios de todos los pueblos, la difi-
cultad se agrava. El Dios del universo, Dios único de todos los pue-
blos, aunque tiene providencia de todos los pueblos, elige a Israel
como a pueblo peculiar. Lo que no era en el principio un privile-
gio singular lo fue hacia el fin de la historia.
A medida que evoluciona el concepto de Y ahveh, evoluciona-
ha el concepto de Alianza. La dificultad nueva la soluciona el Do-
cumento Sacerdotal en el plano de la gracia, de la independiente
actuación de Dios.
3.0 A la luz de la elección del Exodo es lógico que la doctrina
de la elección fuera proyectada a las tradiciones patriarcales, y
que bajo el prisma de la elección fuera co'nsidcrado el hecho del
abandono, por parte de Ahraham. (Gn 12,1-3), de su casa, paren-
tela y patria, para ir hacia un país del que no conocía nada.
4. 0 La elección y la alianza davídica fue un resultado de la
brillante implantación de la monarquía, llevada a cabo felizmente
por David. Fue una realizació'n tan brillante, que puesta la men-
talidad de la época respecto a la divina elección de los reyes, no
podía menos de ser considerado David como el "elegido de Y ah-
veh", concentrando en sí y en Sión todo el complejo de la elec-
ción.
Las incidencias históricas, como hemos visto, hicieron a los
teólogos israelitas pensar y repensar sus relacio'nes con Y avheh,
24 La experiencia religiosa del Exodo y su teologización en la revelación
del nombre de Y ahveh, Sal Terrae 57 (1969) 3-17.
168 JOSÉ ALONSO

pero siempre en torno a un hecho que ten]~a hase histórica (la ex..
periencia religiosa del Exodo) . Que haya fluctuaciones en el pen~
samiento es algo normal.

e) Conclusión.
l. 0 Israel aceptó a Yahveh, presentado por Moisés, como a su
Dios. Una y otra vez lo experimentó benévolo en la experiencia
d·el Exodo y en las experiencias sucesivas del establecimiento en
Canaán. Esta benevolencia era una forma de relación que luego
fue pensada como elección y como alianza~ según explicamos.
2. 0 Un núcleo histórico, fundamento de la elección y la alian-
za, no parece que pueda negarse, a la vista de la singularidad' de
la histotoria 1·eli~iosa de Israel. Es de notar que fuera del A_ T.
no hay prueba clara de una alianza entre Dio; v un pueblo 25 :
3.0 Lo que puede parecer favoritismo divino en la elección
de un pueblo, puede ser un libre medio salvífico que está dentro
del estilo normal de Dios conocido por la Biblia. Dios, para rea-
----- .<:1-u::
11'7.~-.. . _. . r----.
nl!lln&>a. . """-"""'" . . . . . . . . -.. . l"'nn __
a<>lv{f.J"n"' loa
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. . . . . . b ....... -<> ...... .,,;n,n•-
-........_...., .... ""1.} ..., .......
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lares (Moisés, etc.). Pudo elegir a un pueblo singular para reali-


zar su plan salvífico para con otros pueblos a través de ese pueblo
elegid¿: ~ ~ ~
4.° Fundamentado el N. T. y proyectada su luz al Antiguo,
diríamos que Dios ha querido salvar a toda la humanidad, a todos
los pueblos a través de un pueblo que terminaría sintetizándose
en Crista, en quien a su vez se integrarían todos los pueblos
(Cuerpo Místico) .
En el Cristo místico se cumple la elección divina y la eterna
alianza (cf. Ef. 1,3-4; Heb 8,6-14).
Visto en conjunto todo el A. T. culminado en el Nuevo~ es tal
la armonía de líneas, que hay que postular un influjo divino.
Pero el Antiguo Testamento, en definitiva, sólo es abordable
desde la Iglesia, probada previamente como realidad divina 26 •

JosÉ ALoNso DiAz, S.J.


Universidad de Comillas. Madrid.

25 Cfr. F. NoTSCHER, Bundesformular und "Amtschimmel". Ein Kritischer


Vberblick, BZ 9 (1965) 181-214, pp. 186-193.
26 A modo de Escolio se puede notar (como hase para una teología de lo
secular) que el concepto que escogió la inspiración bíblica para expresar
la relación de Dios con su pueblo no era directamente religioso, sino social
y político, del ámbito de las realidades terrestres, introduciendo a Dios
como pactante en la órbita d.e lo terrestre, en plena historia humana, que
deja de ser historia profana para ser historia sagrada.

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