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Modelo de Acción Social

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MODELO de ACCIÓN

SOCIAL

Documentos
Cáritas institucionales
s
Presentación…………………………………..……. 3

1. Fundamentos del modelo…………………..……. 5

1. La persona como centro……………………..….. 6


2. Nos mueve el amor……………………………... 8
3. La Iglesia como sacramento………………….… 10
4. Inmersión en la realidad………………………... 13

2. Opciones del modelo.………………………….… 16

1. Trabajar desde las capacidades y las potencialidades


acompañando procesos………………………………. 17
2. Realizar acciones significativas……………..….. 20
3. Ser cauce de la acción de la comunidad eclesial… 22
4. Acción integral………………………………..…. 23

3. Características de la acción que dan soporte al


modelo.………………………………………………. 26

1. Una acción entendida como diálogo entre sujetos 27


2. Que tiene por contenido ir siendo personas en
sociedad……………………………………………… 29
3. Que se despliega en un método que hace posible ser
sujetos que dialogan sobre ese contenido…………… 30
4. Y que tiene en la comunidad cristiana su agente. 32

4. Epílogo ¡Queda todo por hacer!............................ 34

1. Del pensamiento a la acción………………..… 35


2. Los ejes del proceso de comprender…………. 37

Anexos…………………………………………..….. 44

Abreviaturas………………………………..……… 45

Bibliografía ………………………………...………. 46

2
PRESENTACIÓN

Presentar este documento es mostrar algo de sustantivo valor por sí


mismo. Como otros documentos que reflexionan y sistematizan
nuestra identidad más profunda, estamos en presencia de un
documento esencial para poder releer nuestra historia, comprender
nuestro presente y saber encarar el futuro con atrevimiento y
valentía. El Modelo de Acción Social (MAS) representa un pozo de
oportunidades inmenso para sustentar sobre roca nuestro ser y
quehacer en el contexto local y global en que vivimos. Simboliza, de
manera especial, la unidad entre identidad y acción, ser y quehacer,
pensamiento y acción. En definitiva, muestra un camino para
encarnar la Buena Noticia en nuestro tiempo.

Nuestra época está atravesada por heridas profundas y extensas.


Como denuncia Benedicto XVI en Cáritas en veritate, el hambre y
las desigualdades en el mundo crecen, la exclusión social convive
con situaciones de bochornoso despilfarro, la vida humana no es
reconocida y valorada en su dignidad y se presenta amenazada por
doquier; vivimos bajo una quiebra antropológica de proporciones
preocupantes (Cfr. nn. 27, 28, 42, 63). Sin embargo, en el seno de
este mundo existen también posibilidades inéditas por descubrir y
experiencias que abren cauces para construir un mundo nuevo que
anticipe el Reino de Dios. Éste es el propósito fundamental del
MAS: alumbrar el camino que tenemos que recorrer, convertirse en
una especie de carta de navegación que nos descifre los vientos y las
corrientes del mundo desde el enclave, firme y seguro, del Amor de
Dios.

Por ello, el MAS no es un conjunto de recetas o una colección de


soluciones para la acción social. Es un fundamento y una calzada
que sólo adquiere sentido al ser pisada, al ser transitada por las
personas y las comunidades. Nos gustaría decir, de manera plástica,
que el MAS no es un documento terminado al que, por tanto, sólo le
falta que lo apliquemos, sino que sólo existe y tiene fecundidad si lo
construimos al ser vivido y experimentado. No es una metodología
para la acción social, es un horizonte, una perspectiva y una
presentación para cualquier acción que pretenda dignificar a los
últimos de nuestro mundo.

Dicha perspectiva crece desde unos fundamentos densos y


arraigados en la verdad, como nos pide Cáritas en veritate (Cfr. n.2).
La dignidad de la persona y el Amor de Dios que nos mueve y
sustenta en la Iglesia es signo y testimonio para los pobres y
excluidos de una realidad nueva y trascendente. Como bien nos
advertía Pablo VI, “entre evangelización y promoción humana
(desarrollo, liberación) existen efectivamente lazos muy fuertes”
(Evangeli nutiandi, n.31) que deben cimentar la acción de los
cristianos.

Estos cimientos nos permiten releer y redescubrir la realidad


empapada de oportunidades, preñada de capacidades y posibilidades
para el Amor y el compromiso social en todas las personas. No se
trata de realizar distinciones entre excluidos y agentes de la acción

3
sociocaritativa, sino de comprendernos todos, implicados en una
misma realidad desde historias complementarias, a la vez que
asimétricas y diversas.

Todas las personas somos responsables, todas las personas tenemos


capacidades para recrear el mundo, todas las personas tenemos el
derecho y el deber de ser escuchadas, de ser partícipes de ese mundo
nuevo que intentamos día a día esculpir. El MAS, por tanto, es una
perspectiva cimentada en la verdad del Amor de Dios que se plasma
en el encuentro entre personas. Son estos relatos de
acompañamiento, de diálogo y compromiso mutuo los que dan
sentido a nuestra acción.

Esta presentación no puede ser más que una invitación y una


provocación a transitar los caminos que nos abre el MAS. Caminos
que deberán ser compartidos con personas y comunidades que
buscan incansablemente un mundo más fraterno.

La acción social en Cáritas se sustenta en la caridad iluminada por la


verdad. Así nos lo ha recordado Benedicto XVI en Cáritas in veritate
y el MAS es un ejemplo de la compenetración real y efectiva entre
la caridad y la verdad en su recíproca fecundación, tal como nos
señala el Santo Padre: “De aquí la necesidad de unir no sólo la
caridad con la verdad, en el sentido señalado por San Pablo de la
veritas in caritate (Ef 4, 15), sino también en el sentido, inverso y
complementario, de caritas in veritate. Se ha de buscar, encontrar y
expresar la verdad en la “economía” de la caridad, pero, a su vez, se
ha de entender, valorar y practicar la caridad a la luz de la verdad”
(n. 2). No cabría sistematizar más densa y oportuna para nuestro
Modelo de Acción Social.

No podemos terminar esta presentación sin agradecer al Consejo


General y a cuantos ha trabajado en la elaboración del MAS la gran
riqueza que con él nos aportan para un renovado y cada día más
humanizador servicio caritativo y social.

Cáritas Española

Vicente Altaba Rafael del Río


Delegado Episcopal Presidente

4
1
Fundamentos del modelo

5
1. LA PERSONA COMO CENTRO
La persona, en tanto poseedora de la máxima dignidad posible, en
tanto ser integral y social y en proceso de hacerse en la sociedad y
de hacer sociedad, se torna en eje y centro fundamental de nuestra
acción.

La dignidad inalienable de la persona


Somos Hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza1, y en esa La dignidad de las
experiencia radica el sentido más profundo de nuestra dignidad: lo personas, en cuanto hijos
humano es sagrado2. Por consiguiente, todas las personas y cada una e hijas de Dios, es el valor
de ellas poseen una dignidad radical. Son un fin en sí mismas, y nada
que sustenta nuestro
está por encima de esa condición.
Modelo de Acción Social.
Esa dignidad, que deriva de la voluntad con que Dios creó al
hombre, no es algo otorgado por otros, es inseparable del hecho
mismo de vivir, aunque las condiciones reales de existencia y el
pecado personal y colectivo la condicionen y la hagan más difícil de
reconocer. Descubriéndose amado por Dios, el ser humano
comprende su propia dignidad trascendente, aprende a no
contentarse consigo mismo y a salir al encuentro del otro creando
una red fraterna y solidaria de relaciones humanizadoras3. Por eso,
toda la vida social debe ser expresión inconfundible de un único
protagonista: la persona humana.

Estos principios teológicos y antropológicos son la base sobre la que


se asientan todas las afirmaciones fundamentales, las opciones y las La persona es un ser
características que forman el cuerpo de este modelo. integral, único e
irrepetible que posee
potencialidades y
Ser integral capacidades.

La persona de la que hablamos constituye un todo integral con


necesidades que deben ser igualmente satisfechas para no
comprometer su dignidad. Entendemos lo humano como una
realidad singularísima, indisoluble4, única e irrepetible. Está siempre
dotada de potencialidades y capacidades, aun cuando no esté
plenamente desarrollada, o se encuentre muy condicionada por la
realidad concreta que le ha tocado vivir. Por tanto, no podemos
entender lo humano desde la negatividad, desde lo que no es, lo que
no tiene o lo que no sabe. Lo comprendemos desde el vergel de
inéditas posibilidades que constituyen cada biografía.

1 Gn I, 26.
2 PT nº 9-10; GS, nº 26; Chl nº 27.
3 Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nº 4.
4 GS nº 2.

6
Ser en relación, ser social
La dimensión social de la persona no es un añadido posterior o
exterior a lo la que la define, sino que forma parte constitutiva de su
ser porque así lo ha querido Dios5. El individuo no se puede entender
sin la sociedad, ni esta sin los sujetos que la conforman6.

Decir “persona” no es igual que decir “individuo”. Al afirmar lo Lo social, la relación con
primero queremos significar que se trata de un ser único y social a la los otros, forma parte de
vez. La individualidad y la sociabilidad son dimensiones lo humano de manera
complementarias. Ninguna de ellas anula a la otra ni se puede inseparable de lo
explicar sin la otra. individual. La forma
social propia de lo
Los humanos compartimos con muchas otras empresas del planeta el humano es la
hecho social. Pero no sería posible comprender bien la sociedad comunidad; en cuanto
humana si solamente le diéramos las características de otros modelos
sociedad cimentada en
sociales de la naturaleza.
la solidaridad, se
Lo que une a las personas en sociedad tiene su razón de ser en algo despliega en un territorio
que no es meramente práctico: la fraternidad que invita a una vida en igualmente cargado de
comunión con los otros. Podemos decir que una sociedad que simbolismo.
experimenta la fraternidad como realidad que le da sentido es una
comunidad. Lo comunitario es lo más distintivo de la forma humana
de sociedad7. En consecuencia, la comunidad no es algo cerrado,
sino un espacio radicalmente abierto al otro que aspira a construir un
nosotros colectivo tan ancho como el mundo y constituido por toda
la gran familia humana. En esto radica su particular sentido. Por
eso, comunidad y territorio son conceptos relacionados. La
comunidad se expande en un territorio concreto y se enraiza no tanto
en un espacio físico como en uno simbólico. Para la persona el
territorio es mucho más que un mero trozo de terreno. En él se
pueden dar las relaciones interpersonales, la identificación con el
pasado y con la historia, y los proyectos de futuro. Por eso, la
comunidad procura hacer del territorio “una tierra buena y
espaciosa” en la que se realicen las utopías8.

Ser creador
La persona ha de tener un papel activo, participativo y protagonista
Tanto la persona como
en el proceso de hacer sociedad/comunidad mediante la generación
la sociedad de la que
de lazos y vínculos auténticamente humanos.
forma parte están
Ser persona es hacer. Somos creadores a la vez que criaturas. Hemos haciéndose, no están
sido creados por Dios para continuar su obra; la actividad humana es completas.
colaboración en la creación. Esto da cuenta del carácter incompleto
de nuestro ser. Las personas estamos en proceso de hacernos y la Vivir es colaborar en la
sociedad está en proceso de hacerse9. La dimensión comunitaria de obra creadora de Dios.
la sociedad humana es un proyecto que no está acabado. Así las personas no se
pueden entender sin su
condición de sujetos
5 Compendio de la DSI, nº 149. protagonistas de esa
6 GS nº 2. construcción.
7 Compendio de la DSI, nº 149.
8 Ex 3, 7-9.
9 GS nº 2.

7
Las personas somos sujetos. Esto nos constituye, nos define y
vitaliza. En el proceso de ser persona, es imposible sustituirnos sin
convertirnos en objetos. El reconocimiento del otro como sujeto es
lo que posibilita una relación interpersonal auténtica. Y en las
relaciones sociales, la participación activa de todos es condición de
posibilidad para generar comunidad.

2. NOS MUEVE EL AMOR


La caridad, entendida como la realización del amor de Dios, y el
amor, como experiencia profunda de lo humano que se realiza en la
justicia y se trasciende en la caridad, se tornan en la motivación
fundamental para nuestra acción.

Él nos amó primero. “Amaos los unos a los otros”: la


fraternidad
Dios ama al ser humano. La creación es un acto de amor, como lo es
la Encarnación, en la que el Hijo se hizo carne de nuestra carne, y la La experiencia de ser
muerte y resurrección de Cristo, expresiones sublimes de solidaridad amados por Dios nos
radical con los hombres y mujeres de todos los tiempos10. posibilita amar a los
hermanos.
En si dimensión profunda de relación con Dios la experiencia del
amor es creadora de lo humano “Él nos amó primero”; esto es lo que
nos da la posibilidad de regalar ese amor recibido gratuitamente.
Sólo quien experimenta e ser amado es capaz de dar amor.

Cualquier persona es capaz de amar. Hemos recibido esa capacidad


por el simple hecho de ser. Estamos hechos a imagen y semejanza de
Dios y Debemos aspirar a amarnos unos a otros no de cualquier
manera, sino precisamente como “Él nos amó”11.

El amor, origen y destino de lo humano


El amor posibilita las relaciones amorosas más allá de la mera
supervivencia. Es esa experiencia fundante la que nos hace sensibles
a Dios y nos abre a la ética de la ternura, del cuidado y de la
hospitalidad. Es también el amor la fuente del anhelo de justicia. El amor es origen de lo
humano, tanto de lo
De ahí que en el amor esté el sentido más profundo de “lo social” y comunitario como de lo
de su “subjetividad relacional”12. Por eso, la comunidad se construye individual. Si falta, tanto
sobre el “reconocimiento del otro”, base de la fraternidad.
la sociedad como el
individuo se
De igual manera, el amor es básico en el proceso de hacernos
personas. El amor, recibido o no, en la familia y en las relaciones deshumanizan.
interpersonales secundarias, se torna en una experiencia fundamental
en el devenir personal de cada cual, que condiciona su lugar en el El Reino, como promesa
mundo y su forma de percibirlo. de Dios para la
humanidad, es amor. Así,
el amor es también
10 GS nº 12 . destino de lo humano.
11 Jn 13, 34.
12 Compendio de la DSI, nº 149.

8
Una persona no sólo es lo que supone el amor recibido. El amor
dado también va haciendo a la persona. Quien no da es una persona
incompleta e inmadura. El amor recibido nos equilibra y el amor
donado nos madura. La gratitud es sus múltiples expresiones es
profundamente humanizadora y fecunda. Bien pudo decir San Juan
de la Cruz: “Pon amor donde no hay amor y sacarás amor”.

El reino de Dios es la promesa de realización plena del amor, el


destino de la humanidad y el contenido de la nueva Alianza. “Hasta
aquel día en que llegue su consumación y en que los hombres,
salvados por la gracia, como familia amada de Dios y de Cristo
hermano, darán a Dios gloria perfecta”13.

El amor se concreta socialmente en la justicia

El conjunto de principios recogidos en la doctrina social de la Iglesia


El amor se va realizando
nos aporta los elementos de discernimiento que precisamos para
en la historia, no es sólo
valorar las realizaciones humanas que no son, ni mucho menos,
ajenas a esta concepción del amor, pues este ha de ir concretándose futuro. Se concreta en el
socialmente en unas relaciones humanas justas14. establecimiento de las
relaciones humanas
Dos son especialmente relevantes: el bien común y el destino regidas por la justicia, el
universal de los bienes creados. Ambos deben ser reafirmados con bien común, el destino
toda su fuerza desde la opción preferencial por los pobres15. universal de los bienes y
los demás principios de la
El bien común es “el conjunto de condiciones de la vida social que doctrina social de la
hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el Iglesia.
logro más pleno y más fácil de la propia perfección. (…)No consiste
en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del
cuerpo social. Siendo de todos y de cada uno, es y permanece
común, porque es indivisible y porque sólo juntos es posible
alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro”16.

El bien común toma como referente no a un grupo social, un pueblo


o un Estado, sino “la entera familia humana”, superando de este
modo cualquier concepción reduccionista o localista.

Ello nos obliga a poner nuestro centro de atención no en el bienestar


de la mayoría, sino preferencialmente17 en quienes sufren las
consecuencias de un orden socioeconómico manifiestamente injusto,
allá donde quiera que se encuentren.

Por otra parte, los bienes, creados por Dios, lo son para el uso de
todos los habitantes de esta tierra. Su sentido último no tiene que ver
esencialmente con la apropiación, sino con su utilización, con la nota
de ser instrumentos para el desarrollo de las personas y no fines en sí
mismos. Así, cualquier injusta distribución de los mismos, su

13 GS nº 32.
14 AA nº 8; CA nº 58; DCE nº 26.
15 Compendio de la DSI, nº 182.
16 Compendio de la DSI, nº 164.
17 Cfr. Documento de Puebla, nº 1134-1165.

9
absolutización o su indebida apropiación son contrarios a la
realización de la justicia.

Y se trasciende en la caridad
Cualquier realización de la justicia humana será siempre limitada18. La caridad incluye la
El amor se concreta y precisa en la justicia, pero será siempre
justicia, pero la
trascendido en la caridad. Aun en el marco de la sociedad más justa,
la caridad seguirá siendo necesaria19. La caridad será lo que quede en trasciende, dándole
el Reino, pues la fe y la esperanza ya no serán precisas20. sentido pleno en Dios. La
caridad reconoce lo
La caridad cristiana tiene su raíz en la fe, entendida como apertura a parcial del amor humano
Dios que toma la iniciativa en el amor y envía a su Hijo como su y de sus realizaciones
máximo don a la humanidad21. Así el “yo” de la persona libre y prácticas.
responsable se fragua en el “tú” que lo convoca y hace posible.
Desde la fe, el ser humano es visto como “vocación”, “diálogo” y La caridad hunde sus
“servicio”22. raíces en la fe en Dios. Es
una forma de situarse en
La caridad supone una forma de situarse desde Cristo a la hora de Cristo a la hora del
vivir la justicia, la solidaridad y el servicio de la reconciliación23, por quehacer por la justicia y
lo que en modo alguno puede verse reducida a una mera por la solidaridad.
organización de servicios sociales.

El amor, en clave de caridad escatológica, da el sentido que nos


ayuda a trascender lo limitado de nuestro hacer. El amor de Dios,
aun vivido incompletamente y no plenamente desarrollado en
nuestras realizaciones, es a la vez real y concreto, presente, vivo y
operante. El amor es un auténtico sacramento de Dios en aquello que
se hace desde él24, incluso cuando no se explicita.

3. LA IGLESIA COMO SACRAMENTO25

La Iglesia es signo y sacramento de la acción amorosa de Dios que


genera una comunidad encarnada, pascual y escatológica. Es la
entera comunidad cristiana quien desarrolla la tarea del servicio de
manera complementaria al anuncio y a la celebración.

Servicio, celebración, anuncio


La Iglesia es la gran familia de los hijos de Dios. Su misión es la
evangelización26. Por eso, invita a todas las personas a experimentar La celebración y la
transmisión de la fe, junto
18 DM nº 12. con el servicio a la
19 DCE nº 28. humanidad, en especial a
20 I Cor 13, 13. los más pobres, conforman
21 I Jn I, 7-10. las tres dimensiones de la
22 GS nº 22.
Iglesia. Tres aspectos de la
23 2 Cor 9, 9.
tarea evangelizadora que
24 AA nº 28.
25 LG nº 1
se sitúan entre sí
complementariamente.

10
el amor de Dios y convoca a la humanidad en torno a la mesa de la
fraternidad de la que Cristo es anfitrión.

Para la realización de esta tarea, la Iglesia anuncia la Palabra, celebra


su fe y sirve a la humanidad, en especial a los hermanos más pobres.
Su misión no estaría completa si faltase alguna de estas
dimensiones27.

Todas se complementan, se dan sentido y conforman la tarea eclesial


que es una. Así, la Eucaristía se alimenta del servicio y es alimento
para él. La catequesis ilumina la acción y se nutre también de los
signos de los tiempos que desvelan la acción de Dios y de su Espíritu
en el mundo y en la historia.

Servicio en el marco de la tarea evangelizadora de la


Iglesia
La diakonia, el servicio, no es, por tanto, algo optativo en la misión
La acción caritativa no
de la Iglesia. Pertenece a su ser y a su hacer. Es acción
es toda la
evangelizadora aunque no agote toda la evangelización.
evangelización, pero es
Cuando Cáritas actúa, es la Iglesia en su totalidad la que sirve. en sí misma
Nuestra acción no es sino una tarea encargada, un envío al que está evangelizadora.
invitado el conjunto de la comunidad cristiana.
Es la Iglesia quien nos
Este servicio es universal, no entiende ni atiende a distinciones. Ha envía a servir, sin
de testimoniar y anunciar para ser auténtico. No ha de hacer distinciones de ningún
proselitismo, pues ha de saber cuándo hablar de Dios y cuándo callar tipo y sin pretensiones
dejando que hable sólo el amor, como nos recuerda Benedicto proselitistas.
XVI28.

El servicio tiene una doble dirección evangelizadora: de la Iglesia a


los pobres y de estos a la Iglesia. Consiste en evangelizar por los
últimos, auténticos vicarios de Cristo y criterio último del juicio de
Dios29.

Ser signo del amor de Dios


La Iglesia, “sacramento universal de salvación”30, recibe la gracia y
La Iglesia está llamada a
la tarea de actualizar en la historia la misión de Cristo, y para ello
ser signo del amor de
recibe el Espíritu Santo.
Dios, especialmente
De ahí la necesidad de situar la acción de la comunidad cristiana y, manifestado en los
en consecuencia, de Cáritas desde el clamor de los pobres en el pobres.
mundo. Es continuadora del amor creador de Dios, de la dinámica de
la Encarnación, la Cruz y la Pascua: de ahí nace la “nueva
imaginación de la caridad”, la invitación al “compartir fraterno”31.

26 EN nº 21.
27 DCE nº 22.
28 DCE nº 31.
29 Mt 25, 31 ss.
30 LG nº 1.
31 NMI nº 50.

11
Se trata de vivir en auténtica complicidad con los excluidos
prolongando la mano larga del Señor y su amor infinito para hacer
revertir su suerte.

La experiencia comunitaria
Generar espacios de acogida, humanización y encuentro reclama la Para serlo, la
experiencia comunitaria y la responsabilización de todos para que
comunidad entera ha
esta misión no quede como tarea de unos pocos, mientras la
de encarnarse y
comunidad se realiza “fuera de” esa dimensión.
comprometerse con la
Esto implica que la comunidad cristiana ha de realizar la experiencia causa de los más
de Dios encarnado que se hizo uno de tanto y compartió la condición débiles.
de los hermanos más débiles y oprimidos32, y ha de constituirse en
una comunidad que anuncia, denuncia y vive la experiencia del
compromiso, de la comunión fraterna y de la comunicación cristiana
de bienes.

Apostar por lo no rentable


La comunidad cristiana debe habilitarse para lo no rentabilidad
La comunidad cristiana
inmediata, para la inversión en lo “inútil” que la sociedad excluye
ha de prepararse para
como sobrante. Optar por el desarrollo “desde los últimos” exige
apostar por los bienes inmateriales e ir más allá de la eficacia y de la tener la experiencia de
eficiencia. En definitiva, se trata de reconstruir la centralidad del ser “muerte” en todo
humano y apostar por el valor de todo lo humano. aquello que la sociedad
rechaza como inútil.
Así, la comunidad cristiana está llamada a realizar la experiencia del
Dios encarnado que nace en un pesebre, alterna con marginados y
muere en “el lugar de los proscritos”. Todo ello vivido desde lo
profundo y trascendente: una comunidad escatológica que se
convierte a la esperanza de la plenitud y que se empeña en anticipar
el “ya” de un “todavía no” pendiente de consumación divina.

Una nueva identificación “simbólica”


Es necesaria una nueva identificación simbólica: los valores
Y ha de construirse en la
evangélicos y la solidaridad constituyen signos elocuentes de
resurrección, en la
creación de vida, sobre todo en un contexto de ruptura y expulsión,
de negatividad y de muerte. Podríamos decir que la fe en un Dios generación de signos de
que crea se expresa en la existencia de signos de vida. Por tanto, esos vida precisamente
ámbitos de solidaridad son espacios que realizan la fraternidad y por donde aparentemente
ello son como sacramentos en los que arde el fuego sagrado del Dios impera la muerte.
en la vida.

Así nuestras comunidades eclesiales realizarán la experiencia de


Dios creador que vive resucitado, desde la creación de signos de
vida: una comunidad pascual que anuncia y que evangeliza, o la
experiencia de una comunidad de signo y testimonio.

32 Flp 2, 7

12
4. INMERSIÓN EN LA REALIDAD
La pobreza y la exclusión son el marco y el espacio clave para
nuestra acción. Son el signo más evidente de la crisis de civilización
en la que la realidad está embarcada. Constituyen la señal más
visible y significativa de un modelo social que discurre en una
dirección no conforme con el proceso de Dios para la humanidad.

La realidad como lugar de revelación


Persona, sociedad, comunidad, Iglesia se realizan o se niegan en la
La realidad es el
realidad, en medio de los sinsabores y las alegrías cotidianas y de los
espacio donde Dios
procesos globales. Se despliegan en un modelo concreto de sociedad,
pues en realidad no es un mero escenario, sino que constituye el continúa revelándose a
único espacio del que disponemos y en el que hemos de construir. la humanidad, en
Teológicamente, la realidad es un espacio donde Dios continúa especial en los más
revelándose a la humanidad y donde su Espíritu sopla, especialmente pobres.
desde los más pobres. Dios ha escogido lo humilde para derribar a lo
poderoso, y lo sencillo para humillar a lo sabio33.

La realidad, en especial la de los más vulnerables, es lugar de


encarnación donde Jesucristo continúa habitando con nosotros34; es
lugar de muerte donde se niegan posibilidades a las personas, donde
se cercena la dignidad inalienables de lo humano; finalmente, es
lugar de resurrección cuando alguien es dignificado y recupera su
autenticidad humana.

La realidad es el espacio natural donde leer “los signos de los


tiempos”35. En ella se escucha la voz de Dios, que ha oído el clamor
de su pueblo y ha bajado a liberarlo36, recomponiendo la Alianza.

Situarse en la realidad

Situarnos como Iglesia en acción, como diakonía, nos obliga a


analizar la realidad. Nuestro hacer no puede partir de la mera
voluntad, de la ocurrencia, del interés o del gusto. Nuestro quehacer,
que se desarrolla en la realidad, ha de partir de su comprensión y
tener como meta su transformación en línea de la construcción del
Reino37.

Quien mira la realidad, quien intenta comprenderla, lo hace desde un Es necesario analizar la
lugar, pues no existe el análisis neutro. Nuestra mirada a la realidad realidad, pero hemos de
ha de tener esto muy en cuenta y procurar situarse siempre desde el hacerlo con pupila
lugar del pobre, que no suele ser el nuestro. creyente, con los ojos de
Dios, desde el lugar del
Mirar desde el lugar del pobre, pero hacerlo con los ojos de Dios.
pobre. Una mirada
Desarrollar una mirada que se auxilia de las ciencias sociales y que,
compasiva, que
reconoce al otro, que es
capaz de universalizarse
33 I Cor 1, 27-29. y que nos implica.
34 Mt 25.
35 GS nº 4.
36 Ex 3,7.
37 OA nº 4.

13
además, es compasiva y misericordiosa38 haciendo nuestro el dolor
del otro. Una mirada que reconoce al prójimo en su dignidad y en su
condición de sujeto activo y protagonista.

Se trata de una mirada universalizadora que es capaz de trascender la


situación concreta y enmarcada en un contexto general. Una mirada
global, que pasa de la persona concreta a todas las personas y al
“sistema mundo”, sin perder por eso ninguna de las dos perspectivas.

Una mirada que no pretende el saber por el mero saber, sino para
hacer bien. Saber para cambiar la realidad y para cambiarnos a
nosotros también en ese proceso. Una mirada que, en definitiva, nos
implique responsablemente.
La realidad que mejor
vemos es la que
La realidad local y global tenemos más cerca,
pero esa constatación
La realidad en la que Cáritas sitúa su acción tiene una doble
no nos puede volver
perspectiva: se ubica en el lugar concreto donde está el grupo que
mira, pero esa mirada trasciende todas las fronteras. ciegos a la
interdependencia de
La interdependencia de lo social y de lo humano es cada vez más todo lo humano. La
evidente39. El sufrimiento de tantos hermanos, de aquí o de allá, no caridad es, por
puede dejar indiferente a la comunidad cristiana. Actuar frente a la definición, universal,
pobreza en otros países no es sólo una tarea más, sino que está cercana y lejana,
íntimamente relacionada con nuestro hacer aquí y con nuestros abierta a todos y a
estilos de vida. todo.

La realidad como marco nos sitúa en nuestro espacio a la vez que


nos deslocaliza; nos abre a la acción cercana a la vez que nos aboca a
la dimensión universal de la caridad. Un modelo social
caracterizado entre otras
Una sociedad que genera y gestiona la exclusión cosas por su capacidad
social para generar situaciones
de exclusión social.
Una primera constatación que se impone si miramos a nuestro
modelo social es su capacidad para generar situaciones de pobreza y Cuando la sociedad
de exclusión social. toma conciencia de la
existencia de personas,
No nos detendremos en su análisis y explicación, pues, siendo grupos y territorios
importantes, han sido suficientemente abordadas desde otros trabajos excluidos, hace una
y perspectivas. Enumeraremos simplemente tres notas significativas:
lectura de los mismos
desde los valores que le
• A escala planetaria, la creciente brecha entre el Norte y el
Sur, entre las sociedades ricas y opulentas y los países son propios.
eufemísticamente llamados en vías de desarrollo, es
resultado de un modelo que sólo beneficia a un tercio de su Así, los comprende desde
población. la negatividad, los
responsabiliza de su
• Al interior de las sociedades ricas, el modelo genera bolsas situación y los entiende
de pobreza y de exclusión social para franjas muy amplias como amenaza para su
de población que, si bien participan en algunas ventajas de bienestar en términos de
coste económico.
38 DiM nº 14.
39 SRS nº 11-22.

14
la riqueza, lo hacen a título de préstamo, bajo la amenaza
permanente de embargo.

• El imparable fenómeno de la inmigración y la emigración


(según desde donde se mire), como puente entre ambas
situaciones.

Pero no sólo genera exclusión, también la gestiona desde los


principios y valores que le son consustanciales. Así, “mide” y
descubre la pobreza como carencia, situándola desde la negatividad.
Cuando la valora desde una perspectiva exclusivamente
individualista trata a los pobres como responsables de su propia
situación: son parásitos, vagos, engañan y son culpables de su
situación. Por último, son entendidos en términos mercantiles como
gasto y como amenaza para el proceso de crecimiento que hay que
combatir como enemigos del bienestar.

En el fondo, un modelo de desarrollo pobre y


emprobecedor
Nuestro modelo social tiene puesta su esperanza en el gran
paradigma de la modernidad: el crecimiento socioeconómico
mantenido por el desarrollo científico-técnico. Con él despliega su
modelo de desarrollo y pretende garantizar por sí mismo la
expansión y el progreso de las virtudes humanas, de las libertades y
de los poderes del hombre.

Pero es la raíz misma de este concepto de desarrollo lo que es pobre.


Nuestro modelo social
Y precisamente lo es en aquello que debería ser su mayor riqueza: la
posee una concepción
idea de persona y la idea de sociedad. En las sociedades “del
bienestar y del crecimiento” –en el Norte sociedades de consumo de de lo humano y de sí
masas- se “justifica” la acumulación y el uso desmedido de los mismo tremendamente
bienes. La atrofia de una vida autista, cerrada sobre sí y el propio pobre y empobrecedor
grupo corporativo sin verdadera comunicación con el prójimo y sin de lo auténticamente
realización creadora, se agota en la alienación del mundo de los humano.
objetos y de las apariencias, llegando a negar la trascendencia. Todo
ello impide vivir un horizonte plenificante de alteridad altruista y de Un modelo de desarrollo
auténtica humanidad. que confunde este con
el simple crecimiento
Así, podemos decir con el Concilio Vaticano II: “De esta forma, el material, que dificulta la
mundo moderno aparece a la vez poderosos y débil, capaz de lo relación con el otro y la
mejor y lo peor, pues tiene abierto el camino para optar por la experiencia
libertad y la esclavitud, entre el progreso y el retroceso, entre la trascendente.
fraternidad y el odio. El hombre sabe muy bien que está en su mano
el dirigir correctamente las fuerzas que él ha desencadenado, y que
pueden aplastarle o salvarle”40.

40 GS nº 9.

15
2
Opciones del modelo

16
1. TRABAJAR DESDE LAS CAPACIDADES Y
LAS POTENCIALIDADES ACOMPAÑANDO
PROCESOS

Nuestro modelo de acción opta por un método centrado en el


acompañamiento a los procesos de crecimiento de las personas y de
las comunidades, lo cual centra la atención en los “caminos” más
que en las “metas”

Acompañar es una relación acorde al proceso de ser


La acción acompaña, promueve, soporta –da soporte-, potencia, Acompañar es más”; no
posibilita, dinamiza, detecta, valora a la persona y dice sin palabras puede suplir la acción
que se puede contar con ella; pero no suple. Se trata de de un del otro, pero tampoco
acompañar que no subordina, que no somete, que no hace es una mera espera
demostración de lo que sabe, que no se apoya en la ignorancia del pasiva.
que no sabe, que no hace inútil a quien no es o ignora lo que es, que
cuenta con el otro como protagonista, incluso cuando no comprende Acompañar es seguir el
el proceso de motivación.
hilo de la vida sin
pretender controlarlo
Sugiere, anima, escucha, exige, participa, convive, etc.; es la
referencia más cercana y más sinérgica. Su estilo de hacer, de todo, preverlo todo… y
situarse y sus actitudes se conforman como fundamento de una es saber esperar lo no
relación educativa acorde con el proceso de ser. Y ello se realiza en esperado.
la cotidianeidad del “acompañamiento” a los sujetos, muchas veces
más desde el “estar” que desde lo que pudiéramos hacer y decir.

El acompañamiento se realiza en la incertidumbre, es difícil de


prever y no responde a estándares. No sabremos exactamente por
dónde va a venir la interferencia y hemos de ser capaces de
incorporarla, para hacer de ella un instrumento positivo, aunque eso
tenga que modificar lo que teníamos previsto.

El acompañamiento se desarrolla en el proceso de promoción


personal y social en los tres ámbitos del desarrollo humano integral;
las necesidades, el sentido y la participación activa y responsable (el
empeoramiento).

Acompañar en las necesidades: los “satisfactores” Hemos de superar la


concepción dominante
Nuestra acción social se enmarca en el proceso de satisfacción de las centrada en las
necesidades que surgen del hecho de estar vivos y de vivir en necesidades, introducir
sociedad. Nuestra opción implica acompañar la satisfacción de las el concepto de
necesidades humanas en una dirección humanizadora. Para ello “satisfactor” como la
necesitamos comprender las necesidades humanas en toda su herramienta esencial
hondura, pero sin confundirlas con los deseos. en el
acompañamiento. Las
Nuestra acción debe descubrir las necesidades humanas presentes en necesidades humanas
la realidad entendiéndolas como un sistema complejo e forman un sistema, son
interdependiente. Esta comprensión no se queda en las necesidades potencialidades, y se
más materiales y evidentes, como las relativas a la subsistencia y a la pueden satisfacer.
protección, sino que reconoce también el afecto, el entendimiento, la

17
libertad, el ocio, la participación, la creación, la identidad y la
espiritualidad como necesidades y exigencias humanas. Además, no
las reduce a carencias, sino que la entiende también como
potencialidades. Se trata de una acción integral, consciente de estar
tocando el conjunto de lo que pasa, aun desde la parcialidad de lo
concreto.

La satisfacción de las necesidades no depende sólo de los bienes,


sino también de la manera en que estos se relacionen con la
necesidad. Dicho de otra manera, de aquellos aspectos que resultan
sustantivos en el proceso de humanización que supone el vivir.

Por otra parte, entre necesidad y bien se sitúa un elemento mucho


más intangible, pero precisamente por eso, mucho más importante,
que hemos convenido en llamar “satisfactor”.

Satisfactor es la manera en la que la necesidad se relaciona con el


bien, y viceversa. Lo relevante es verificar si esa relación permite o
no satisfacer las necesidades de modo humanizador, si esa relación
nos hace dependientes (por ejemplo, convirtiéndonos en
consumidores compulsivos) o, por el contrario, si nos dignifica y nos
convierte en seres autónomos y solidarios.

Acompañar en el sentido: la solidaridad


Nuestros procesos de acompañamiento educativo han de provocar
las preguntas acerca del sentido. Debemos ayudar a recuperar el
sentimiento de religación trascendente, de conexión intersubjetiva, a
liberarnos del hábito crónico de pensar como si fuéramos fragmentos
inconexos y a abrirnos a la verdad y a la experiencia trascendente41.

En cierto modo, la verdad de nosotros mismos y de cuanto nos


La solidaridad es la
trasciende es un anhelo y una experiencia familiar que tiene su
respuesta de sentido
origen en las relaciones intersubjetivas que provocan un sentimiento
de pertenencia y de vinculación en su más amplio sentido de la que hemos de buscar
palabra; un sentimiento amoroso o, si lo preferimos, solidario, en el
interdependiente y religador. Este sentimiento entiende la acompañamiento. La
solidaridad como una auténtica trama de la especie humana42 y nos solidaridad nos vincula
torna en apasionados buscadores de la verdad del hombre y de la con la gran familia
verdad de Dios43. humana que nos
trasciende y nos hace
Una vinculación con el todo humano y con el universo. Una trascender,
solidaridad que transforma nuestra concepción de “herederos” de la posibilitando el
Tierra en las albaceas de este legado, con el deber de conservarlo encuentro con el
para nuestros hijos, que heredarán la misma condición, y el reto de Padre. Hemos de
dejar a nuestros descendientes un mundo mejor que el que nos ofrecer la solidaridad
hemos encontrado. como estilo de vida.
Habrá que cultivar la identidad de un sujeto trascendente que se
vincula a la experiencia de fraternidad y a una conciencia ecológica
profunda que puede y debe ser propuesta a todos los seres humanos

41 Compendio de la DSI nº 130.


42 SRS nº 38.
43 RH nº 19.

18
y que, en el caso de los creyentes, además va inexorablemente unida
a la experiencia de la filiación y a la de criaturas. Somos hermanos
porque somos hijos de Dios a la par que sus colaboradores en la
tarea de la creación.

Así, la solidaridad como estilo de vida nos abre a las preguntas


acerca del sentido de la vida y a no dejar de lado esa dimensión que
pertenece a lo más profundo de lo humano.

Acompañar en la participación: protagonismo


Nuestra acción acompaña el proceso de personalización y parte de la
situación en la que el sujeto se encuentra y de sus posibilidades (no
se obsesiona por sus creencias). La persona es el verdadero
protagonista de su proceso; el territorio lo es de su desarrollo.

En este proceso la persona descubre y se interrelaciona con el Todas las personas son
entorno que le rodea, aunque este sea contradictorio. Desde ahí, en capaces de ser
un proceso comunitario también se descubre a sí mismo, reelabora protagonistas de su vida
su identidad y participa en el mismo. y están llamadas a serlo
de la historia.
Hemos de partir del reconocimiento de las capacidades y de las
posibilidades de todas las personas para comprometerse en la mejora Acompañar es creer en
de su situación y de su entorno por muy adversas que sean las ello, apostar firme y
circunstancias. El ser humano goza de atributo de la perfectibilidad: empujar para que sea
siempre es susceptible de cambio y mejora personal, comunitaria y
posible.
territorial.

Acompañar como y con Cristo


Jesucristo es el gran acompañante. Sus palabras y sus gestos son en
buena medida expresión de auténticos procesos de acompañamiento
personal. En efecto, el Señor acompaña la acción de sus discípulos,
el sufrimiento de los enfermos y de los pobres, las dudas y los
miedos de los de Emaús…. Jesucristo empuja a actuar, no sustituye,
anima, exige, ayuda. Al otro, al fin, le hace sujeto.

También hay que decir que el Maestro en ocasiones reclama la Jesucristo es para
compañía de los suyos. No sólo quiere apasionadamente, también se nuestra acción modelo
deja querer. Se da una preciosa bidireccionalidad que, si bien es de educador y de
asimétrica, apela a la reciprocidad que todo auténtico encuentro
acompañante.
personal reclama.

Para nuestro hacer, Jesús no es sólo un modelo a imitar, es también Más aún, está vivo y
compañero de camino; mejor dicho, Él es quien acompaña actúa; Él es quien en
realmente. verdad acompaña.

Nosotros no aspiramos a ser sino sus manos y sus pies. Nuestro


hacer aspira no a que seamos nosotros los reconocidos, sino Él, a
través del amor: “Le reconocieron al partir el pan”44.

44 Lc 24, 32.

19
2. REALIZAR ACCIONES SIGNIFICATIVAS
Nuestras acciones tienen que surgir de motivaciones claras y estar
impregnadas de valores alternativos que permitan traslucir su
significado: la construcción de una sociedad inspirada en los valores
evangélicos. Todas ellas deben ser “significativas”, no se pueden
agotar en sí mismas, sino que van más allá de sus pretensiones
instrumentales dejando traslucir procesos de personalización,
humanización y liberación.

Signos e instrumentos del Reino

Entendemos aquí las acciones significativas como aquellas que no se Nuestras acciones serán
agotan en sí mismas, sino que se trascienden y van más allá de sus significativas si parten de
realizaciones y de sus pretensiones instrumentales. valores alternativos, si
desarrollan procesos de
Se trata de acciones que activan otras potencialidades; son personalización,
sinérgicas. Además de los concreto, dejan traslucir procesos de humanización y
personalización, humanización y liberación.
liberación, por más que
sean parciales. Serán
Esto nos remite a una utopía que trasciende nuestras fuerzas, pero
que no es menos real por ello. Es el proyecto esperanzado del Amor signo si hacen lo que
de Dios que se concreta en accione significativas que patentizan la predican.
presencia del Reino. Es decir, que nos plantean que lo que está en
juego es una nueva creación cuya dimensión más profunda es de
orden teológico.

Espacios humanizados
Así, nuestro modelo de acción opta por la construcción de “zonas
liberadas”, de espacios no sólo geográficos donde desplegar los
procesos de personalización, de construcción de la comunidad y de Nuestras acciones
la sociedad, regidos por otra lógica. No pretenden estar al margen construyen “zonas
del mundo, sino en pleno centro de la realidad y, en particular, en la liberadas”, espacios de
parte más sufriente de la misma. dignificación, aun en
medio de la realidad
Las acciones significativas van construyendo nuevos espacios más cruda. No
sociales articulados, tejido social estructurado y organizado pretenden el
solidariamente, comunidades abiertas y solidarias, y estructuras de aislamiento, sino
comunión45. constituirse en espejo de
que es posible construir
Esta práctica crea dentro del tejido social espacios para ejercer la
en otro mundo, otra
solidaridad en los procesos de personalización, humanización y
persona y otras
liberación. Aunque se trata de pequeños espacios y de realizaciones
discretas y graduadas, son signo de esperanza al dotar de relaciones.
plausibilidad el horizonte de una sociedad humanizada y con
sentido.

45 SRS nº40.

20
Anuncian, desvelan, encarnan y proponen

Nuestra acción anuncia que Dios tiene un proyecto para la Nuestras acciones, para
Humanidad. Es un proyecto de filiación, que nos haga hijos ser significativas, han de
liberados, y de fraternidad, que nos convierta en hermanos unos de estar en las claves de la
otros. evangelización: el
testimonio y el anuncio.
Nuestra acción, al anunciar, desvela aquello que dificulta la plena
Habrán de efectuarse
realización de ese proyecto del Reino. Si bien no se identifica con lo
desde la encarnación,
cotidiano, con lo social y con lo político, está íntimamente ligado a
todo ello. Desvela en especial las situaciones de injusticia, las el anuncio y la
opresiones, el sufrimiento y las explotaciones que afectan a los más denuncia propositiva.
pobres.

Lo que hacemos, al desvelar encarna, pone rostros concretos y


emprende acciones a favor de los últimos, que testimonian, avalan y
hacen creíbles los valores que profesa.

La acción, al encarnar, propone otro mundo, otra concepción de


persona que se va acercando más a ese plan de Dios. Construye
“inéditos viables” o proyectos de esperanza que hacen real el Reino
en la dinámica escatológica del “ya, pero todavía no”. Al hacer de
los empobrecidos sujetos protagonistas de su construcción, nuestras
acciones se tornan en anuncio y signos de un Reino que “alza de la
basura al pobre y derriba a los poderosos”.

Nuestras acciones, porque parten de un riguroso análisis de la


realidad hecho con mirada creyente, han de responder a los signos de
los tiempos, al hilo de la realidad de la pobreza descubriendo en las
nuevas situaciones el grito angustioso de Dios.

Por eso, siempre pegados a la realidad de la pobreza y el dolor


humano, en estrecha complicidad con los excluidos, nos tocará
anunciar, desvelar, encarnar, denunciar y proponer.

Ser puntos de referencia

Un amor que no busca seriamente el bien más completo de los que


Nuestra acción ha de
han de ser amados no sería entendido como un amor verdadero. De
abrir caminos e invitar
ahí que nuestro amor haya de ser eficaz, creíble, inteligible y
significativo. Por ello, lo más importante de nuestras acciones es que a otros a ponerse en
lleguen a convertirse en puntos de referencia, en caminos abiertos marcha y trabajar en
que inviten a otros muchos a ponerse en marcha y a trabajar en red red con otros.
con otros.

Sólo así habremos conseguido desarrollar su dimensión significativa,


que tiene que concretarse y visibilizarse tanto en nuestros centros y
servicios como en nuestra tarea de animación.

21
Testimoniar
Para que nuestras acciones sean significativas, han de procurar
traslucir que otro mundo es posible y necesario.
Nuestra acción ha de
Los rasgos de una acción que quiera ser testimonial son: testimoniar desde lo
que hace, no desde lo
1. La comunión cristiana de bienes, como expresión del compartir que dice. Así, la
fraterno con el hermano pobre. comunicación cristiana
de bienes, la gratuidad,
2. La gratuidad como valor añadido de los agentes, sean estos una acción de calidad
quienes sean. y la austeridad y
transparencia son los
3. La calidad, entendida como calidez, acción humanizada, rasgos e indicadores de
coherente, más que como una mera certificación ese testimonio.

4. La austeridad y la transparencia en la gestión de los recursos como


expresión de la auténtica conversión del estilo de vida en
consonancia con el Evangelio.

3. SER CAUCE DE LA ACCIÓN DE LA


COMUNIDAD ECLESIAL
Cuando Cáritas actúa no es ella quien lo hace, sino la Iglesia en su
conjunto. Nuestro modelo opta por que nuestra acción sea cauce para
el desarrollo del compromiso con los pobres de toda la Iglesia.

Animar la comunidad cristiana


Hacer realidad que el agente de la acción social de Cáritas es la
Animar la acción
comunidad cristiana constituye un reto que trasciende a la propia
sociocaritativa de las
Cáritas. Lo es de la Iglesia entera en busca de esa “nueva
imaginación de la caridad” y de esa “nueva evangelización” que nos comunidades eclesiales
proponía Juan Pablo II46. es una tarea de toda la
Iglesia en la que Cáritas
Estimular la participación de los cristianos en la lucha por la justicia ha de jugar un papel
supone la animación de un auténtica militancia cristiana. Por ello, esencial, trabajando
Cáritas está llamada a animar esos procesos y trabajar para que las para que éstas asuman
distintas comunidades cristianas y cada uno de sus agentes asuman su parte de
su parte de responsabilidad. Se trata de una tarea dirigida antes a la responsabilidad.
implicación de la comunidad que a su suplantación o a la puesta en
marcha de iniciativas al margen de ella.

En consecuencia, una de nuestras preocupaciones y dedicaciones


permanentes ha de ser poner todos los medios a nuestro alcance para
que la comunidad se sienta implicada y participe del modo más
responsable y activo posible.

46 NMI nº 50.

22
Hacia dentro y hacia fuera
Animar la implicación
La Iglesia tiene una dimensión social como cauce y fermento de la
nueva utopía de sociedad a la que aspiramos. La acción hacia dentro de la
sociocaritativa es algo fundamental y constitutivo del ser creyente. Iglesia, cuidando que el
voluntariado sea
Hemos de tener cuidado para que el término “voluntario” no resulte expresión del
vaciado de esta dimensión profunda. compromiso creyente, y
animar el cambio social
La Iglesia debe ser fermento de la sociedad. Para ello, hemos de hacia fuera, de las
desarrollar nuestra dimensión política y social47. Ayudamos a personas y la sociedad.
transformar personas, pero también a la sociedad. Es lo que el
magisterio ha denominado felizmente “caridad política”: aquella que
se universaliza a través de mediaciones estructurales y comunitarias.

La animación de la comunidad cristiana en el desarrollo de su


dimensión de servicio implica la promoción del compromiso
creyente en todas las acciones de la Iglesia y, en especial, de Cáritas.
Así, el voluntariado es la expresión de una comunidad que asume su
responsabilidad ante los hermanos. El voluntariado de los que
colaboran con Cáritas es la realización del compromiso comunitario,
fraterno, solidario y con los últimos.

Enviados
Como Cáritas posiblemente tengamos muy clara la dirección de la
sensibilización de la comunidad cristiana y, aunque falte camino por
andar, hemos desarrollado medios para hacerla efectiva.

Por eso, queremos incidir en una dimensión no tanto hacia “fuera” En Cáritas somos
del ámbito de Cáritas como hacia el interior de nosotros mismos: la enviados; lo que
dimensión y la conciencia de ser y sentirnos “enviados”. hacemos no puede ser
“cosa nuestra”, lo es de
Sabernos enviados tiene que ver con la conciencia con la que toda la Iglesia.
hacemos la terea, con asumir que somos portavoces de otros y no De ahí que sea
protagonistas; tiene que ver con la apertura hacia las propuestas de también tarea nuestra
otros, con la capacidad de darles cauce, animarlas y acompañarlas. animar, impulsar y
Finalmente, está estrechamente vinculado a reconocer, animar y
acompañar la acción
apoyar la diversidad de carismas y servicios existentes en la
de otros.
comunidad eclesial.

4. ACCIÓN INTEGRAL
Nuestro modelo de acción opta por una acción integral, consciente
de que cuando actúa sobre una parte está afectando tanto al conjunto
de la persona como de las comunidades, de las sociedades y de sus
estructuras. Así, la Acción Social de Cáritas opta por la
transformación de manera integral abarcando todas las dimensiones,

47 ChL nº 15.

23
acompañando personas, animando co munidades y haciendo anuncio
y denuncia profética.

La persona, ser integral

Hemos de considerar a la persona como un complejo sistema


integral en el que no se puede actuar sólo en un aspecto de manera
inocua para el resto de los mismos.

Esta concepción nos lleva a optar por una acción integral que, aun La persona es una
cuando aborde una parte, sea consciente de que está afectando al suerte de sistema; no
conjunto del ser de la persona. Por ello, el partir de las podemos trabajar por
potencialidades tiene tanta importancia. partes, no debemos
fragmentar, sino
Pero integralidad no es sinónimo de sumisión. Nuestra acción con buscar una
personas no debe usar el control sobre el otro, al modo de una intervención integral a
“institución total”. Hay que encontrar el equilibrio entre la la par que respetuosa
integralidad y la libertad de cada cual. Para ello, es fundamental con la libertad de
cultivar el respeto a la dignidad y autonomía de los sujetos evitando cada cual.
relaciones insanas de dependencia.

Transformar personas, comunidades y estructuras

Nuestra acción abarca los tres grandes espacios de lo humano. No


Nuestra acción incide
sería nuestra acción si no trabajara con personas concretas, poniendo
en las personas, en las
rostro, pero tampoco si no lo hiciera con las comunidades de las que
esas personas forman parte. comunidades y en las
estructuras y procesos
De igual manera, nuestra acción ha de contribuir al cambio de las sociales. Y apuesta por
“estructuras de pecado”48 y de los procesos sociales que se la transformación
conforman como elementos sustantivos del devenir social, integral de todas las
comunitario y personal. dimensiones, no
queremos olvidar
Así, la acción social de Cáritas opta por la transformación de manera ninguna.
integral, abarcando todas las dimensiones, acompañando personas,
animando comunidades y haciendo anuncio y denuncia profética
cuando esta sea necesaria.

Lograr la promoción integral y el desarrollo social


Desarrollo personal y comunitario, integración y cohesión social y Trabajar por un
justicia en la sociedad constituyen objetivos inalcanzables si el desarrollo incluyente
desarrollo de nuestras sociedades no es un desarrollo incluyente y se que garantice las
queda en un puro crecimiento económico que relega a los últimos. plenas condiciones
para el ejercicio de la
Lo que está en juego es la consecución de la promoción integral y el dignidad humana. De
pleno desarrollo personal y social de las personas, de las cada uno, de sus
comunidades humanas y de todos los pueblos del mundo. Se trata derechos y de sus
del derecho a “un desarrollo integral”49. Eso exige que nuestra participación.
acción se comprometa en lograr las plenas condiciones para el
Por tanto, desarrollo
incluyente que no se
48 SRS nº 36.
queda en mero
49 PP nº 43 y ss.
crecimiento
económico.
24
ejercicio de la dignidad humana, de todos y cada uno de los seres
humanos, de sus derechos y de su participación.

La dimensión universal de la caridad

Si de espacios geográficos hablamos, nuestra acción ha de ser


“glocal”50, es decir, ha de ser una acción en un lugar concreto pero, a
la vez, con capacidad de incidir en el conjunto de este planeta
globalizado.

La dimensión universal de la caridad nos ha de llevar a desarrollar Nuestra acción ha de


acciones locales de cooperación internacional en la clave de ser “glocal”, incidir a la
construir unas relaciones internacionales más justas. vez aquí y allí, en lo
cercano y en lo lejano.
Pero, más allá de eso, nuestras acciones aquí, aun no siendo
directamente de cooperación internacional, también han de tomar en
El sufrimiento de
cuenta esta dimensión y hacer por los que están lejos, desde el
nuestros hermanos de
compromiso con los que están cerca. Ello casi siempre tiene que ver
con el cambio en los estilos de vida. otros países y las
injustas relaciones
internacionales no
pueden ser ajenos a
nuestra acción.

50Asumimos este término técnico habitual hoy cuando se


habla de estos temas. Cfr. IIº Informe del club de Roma.

25
3
Características de la acción que dan
soporte al modelo

26
1. UNA ACCIÓN ENTENDIDA COMO
DIÁLOGO ENTRE SUJETOS

Somos sujetos

Los seres humanos somos constitutivamente sujetos para el


La acción humana no
encuentro y la intersubjetividad. Lo relacional forma parte
indisoluble de nuestra identidad. es esencialmente la
intervención del sujeto
En consecuencia, no parece lógico que consideremos a “ellos” como sobre un objeto.
objetos, sino como sujetos en diálogo e interacción. No hay alguien Siempre que se actúa,
que actúa y alguien sobre quien se actúa. Existen dos sujetos que se da un proceso de
establecen una relación, un diálogo mutuamente enriquecedor desde “interacción”: hay dos
lo que son, tienen, hacen y cómo están. sujetos que actúan.

Esto se traduce también en su dimensión comunitaria y territorial o, Debemos dejar de


lo que es lo mismo, en el espacio en el que viven las personas y considerar a los demás
donde se producen las relaciones comunitarias. como objetos y
debemos pasar a
Igualmente, lo dialógico del ser humano se realiza también en su entender la acción
dimensión “estructural” de procesos y espacios sociales, en las como diálogo entre
instituciones públicas y en los espacios no institucionalizados de
sujetos. Ello nos abre a
decisión.
la lógica de las
Finalmente, esta dimensión afecta constitutivamente a la Iglesia: “La relaciones, no de las
Iglesia debe ir a dialogar con el mundo en el cual vive, la Iglesia se partes.
ha mensaje, la Iglesia se hace coloquio”51.
Y en ese entramado de
Sujetos asimétricos relaciones nos
aparecen
interactuando las
Los sujetos que participan en una relación de ayuda lo hacen en un
personas, las
plano de clara asimetría. La cuestión, por tanto, no es si los
excluidos son sujetos, sino que nuestra acción, que se enmarca en y comunidades, los
con la exclusión social, parte de la asimetría. Y la cuestión territorios que habitan y
fundamental no es que exista esta asimetría, sino que la los elementos de
comprendamos como sinónimo de dicotomía. Las asimetrías no estructura social.
anulan las potencialidades: las dicotomías sí anulan la condición de
sujetos de los excluidos.

Una lectura simplificadora afirmaría que uno es libre y el otro está


condicionado; romper la dicotomía nos lleva a entender que en
ambos la relación entre la libertad y el condicionamiento se da de
diferente manera.

La dicotomía, además, nos llevaría a afirmar que uno tiene un


proyecto y el otro no. Romper la dicotomía, de nuevo, nos lleva a
entender que en ambos se da la aspiración (y por tanto el proyecto)
de ir siendo personas en sociedad, pero uno tiene mayor capacidad
para ponerle nombre.

51 ES nº 60

27
Por ello, la asimetría no nos convierte a unos en los que “ayudamos” En contextos de
y a los otros en los “ayudados”. Ciertamente, no se puede obviar la exclusión los sujetos que
existencia de la ayuda. Esta existe, pero no debemos hacer una dialogan son asimétricos.
lectura vertical de la misma. En ese caminar que significa “ir siendo Pero asimétrico no es
persona en sociedad”, la ayuda es un elemento que actúa, pero no sinónimo de dicotómico.
pertenece en exclusiva a ninguno de los sujetos. Por decirlo de otra Ambas partes tenemos
manera, el rol de ayudador se alterna, no desaparece. Si diferentes grados de
desapareciera, el diálogo se quedaría en mera charla, no provocaría libertad y de
avances, cambios y transformaciones. condicionamiento. Los
dos tenemos proyecto,
Donde dice ayuda podemos poner mil nombres: acogida, confianza,
pero nos diferencia el
reconocimiento, autenticidad, esperanza, complicidad, empatía, y
tantos otros términos que tradicionalmente empleamos. nivel de de conciencia
del mismo. Nos vincula
Las asimetrías nos sitúan en el diálogo desde la necesidad de tenerlas que ambos aspiramos a
en cuenta, nos obligan a reconocer en los procesos la necesidad del ser más persona. Se trata
tiempo, pues siempre son algo lento y necesariamente complejo. de concluir con un
Finalmente, concibe a los interlocutores en un plano de igualdad afortunado “juntos
desde la diversidad. podemos”.

Participación Ambos somos ayudados


y ayudamos; nuestro rol
La participación es causa y consecuencia del reconocimiento. se alterna.
Supone que el otro no es un objeto, sino sujeto constructor de
relaciones y de procesos de transformación personal y social. Por
eso, la participación es otro de los retos fundamentales en este Participar es otra manera
proceso de replanteamiento de la que debe ser una relación entre de llamar a ese diálogo.
sujetos. La hondura de la participación tiene que ver con el
conocimiento y el compromiso de la persona en aquello en lo que Posibilitar la
está participando. Esto no significa apostar por un sistema que participación de todos
excluya a nadie de la participación; simplemente apunta hacia el supone apostar por
hecho participativo como una cuestión que también tiene grados y incrementar
cualidad. gradualmente el
conocimiento y el
La participación de todos y en todo, reconocida por la Doctrina compromiso de todos los
Social de la Iglesia como principio, es una consecuencia de la implicados, con el
dimensión social de la dignidad humana y aplicación del principio proyecto de “ir siendo
de subsidiaridad. “La participación es un deber que todos han de personas en sociedad”.
cumplir conscientemente, en modo responsable y con vistas al bien
común”52.
El proyecto de “ir
Las personas hemos de ser sujetos responsables individualmente de siendo personas en
nuestra vida y colectivamente de nuestra historia. Ser sujeto pasa sociedad” no es lago
también por la participación política, en su sentido más amplio. “para ellos”, sino el
contenido común para
todos. Es un proyecto
que nos implica
conjuntamente.

Gira en torno a la
satisfacción de las
necesidades, la
búsqueda del sentido y
la realización plena del
52 Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1913-1917 ser sujeto
(participación,
empoderamiento…).
28
2. QUE TIENE POR CONTENIDO IR SIENDO
PERSONAS EN SOCIEDAD

Un programa para todos La clave esencial para


un proceso humanizador
Hemos dicho quela acción es diálogo y todo diálogo versa sobre de satisfacción de
algo. El nuestro, nuestra acción social, trata sobre “ir siendo necesidades pasa
personas en sociedad”. Esto no es un programa para “ellos”, sino el esencialmente por los
contenido del diálogo entre ellos y nosotros. No es un plan para que satisfactores.
otros se conviertan en lo que nosotros pretendemos: es un proyecto
de ser personas en sociedad que a todos nos afecta. Dicho de otro Las necesidades no se
modo, es un proyecto de conversión universal y universalizable que pueden confundir con
comienza por la capacidad de leerlo en primera persona. los deseos, ni los bienes
tienen una aplicación
Se trata de “ir siendo personas en sociedad” en los tres ámbitos del directa sobre las
desarrollo humano integral: la satisfacción de las necesidades, el necesidades. Estas están
sentido vital y la participación o el papel de sujeto o protagonista de
mediadas por la forma
la propia vida y de la historia.
en que se relacionan,
posibilitando el diálogo
Las necesidades, el sentido y la participación para encontrar el
sentido social. El poder
El proceso de vivir implica enfrentarnos a las necesidades para hacer está
individuales y sociales. Darle importancia al “ser” no implica olvidar esencialmente en la
el “tener”, sino que lo resitúa. Las necesidades, los bienes, los deseos sinergia, en aquello que
y, sobre todo, los satisfactores son contenido esencial de ese diálogo. emerge cuando varios
Especialmente en una acción que lo es en situaciones donde
trabajan juntos y que no
aparentemente impera la carencia, el no tener.
estaba en cada uno de
Nuestra acción está orientada también por elementos de sentido ellos por separado.
religioso y no religioso, es decir, por aquellos que valoramos como
importantes. Por aquellos elementos que nos fundamentan racional, Ir siendo personas en
afectiva y espiritualmente. sociedad no es sino
articular
Nuestra acción social parte, igualmente, de la “potencia” que surge adecuadamente el
de la interacción entre individuos; es una concepción no proceso de satisfacción
individualista que pone el acento en las sinergias (propiedades de necesidades, de
emergentes de la interacción que no estaban en los individuos), y búsqueda de sentido y
que se destruye cuando alguien pretende apropiárselos. de participación en un
nuevo modelo de
Otro modelo de desarrollo desarrollo

En definitiva, ese ir siendo personas en sociedad nos plantea la Se trata de superar el


necesidad de construir otro modelo de desarrollo basado en un nuevo predominio en
humanismo53. Un modelo que impulse un sujeto que posee bienes, exclusividad de lo
pero no es poseído por ellos. Que tiene por parámetro las material en el que la
potencialidades y las capacidades de las personas y los territorios,
calidad de vida tiene
Que pretende el aumento de las mismas, dando también valor a lo
que ver con el valor, no
intangible y a la calidad frente al predominio exclusivo de lo
material y la cantidad. con el precio de las
cosas.

53 PP nº 20

29
Un modelo en el que la calidad buscada se valida por la satisfacción
de las necesidades de manera integral, y tiene en los “satisfactores”
de las necesidades aquellos elementos que dan el “sentido” al valor
de los bienes, no a su precio. Es decir, aquellas formas de relación
entre necesidad y bien que son sinérgicas, que contribuyen
positivamente al “desarrollo” integral humano”54.

Un modelo que recupera la “subjetividad” en diálogo constructor de


Lo subjetivo entra en
sociedad/comunidad. Un modelo de desarrollo en el que, aun
juego como
existiendo relaciones de intercambio (mercado), se potencien las
exigencias morales de redistribución (solidaridad) y reciprocidad componente del
(proximidad) por ser los tipos de relaciones humanas que realmente diálogo constructor de
generan sociedad y comunidad55. comunidad, recupera el
valor de la persona en
Un modelo que rescata el sujeto con valor social, cuya potencia relación amorosa y
social procede de las potencialidades, las capacidades y los bienes solidaria con los demás,
“relacionales” de los sujetos. Una persona que se trasciende en la como protagonista de
autodonación y en la formación de una auténtica comunidad la vida, la historia y la
humana56. sociedad.

Un modelo que construye una sociedad en la que la persona pueda


realizar el sueño de Dios gozando de la propia humanidad y
estableciendo una relación de solidaridad y comunión con los demás.

3. QUE SE DESPLIEGA EN UN MÉTODO QUE


HACE POSIBLE SER SUJETOS QUE
DIALOGAN SOBRE ESE CONTENIDO
Nos referimos en este apartado al “Método” con mayúscula para
diferenciarlo d lo instrumental o de lo didáctico. Queremos hablar
del Método en su sentido más profundo.

Las huellas
Cada persona y cada colectividad han ido dejando sus huellas al hilo
Partir de la biografía y
de su existencia. La primera nota del método por el que optamos es
de la historia concreta
aprender a seguirlas. Es otra forma de mirar la realidad que nos
implica y que nos complica, ya que sitúa delante de nosotros no la de cada persona. No
exclusión en abstracto, sino a personas concretas que entran en hay estándares. Cada
relación con nosotros desde su irrepetible riqueza y singularidad, vida y cada pueblo han
portando con ellas sus condiciones de vida, que son de exclusión. dejado sus propias
Una persona pobre es pobre, si, pero, sobre todo, tiene el tesoro de huellas. Saber
su persona por encima de su propia pobreza. encontrarlas y seguirlas
es el primer reto.
Hacerlo de este modo nos llevará donde el otro está, no donde
nosotros pensamos que debería estar. Y con él debeos llegar “allá
donde sus huellas nos lleven”, no donde nosotros creemos que deben
ir (“si te pide que le acompañes una legua, acompáñale dos”)57.

54 PP nº 5
55 GS nº 64
56 CA nº 41
57 Mt 5, 41

30
Si seguimos las huellas, las que son realmente suyas, se abrirá
espontáneamente la posibilidad del diálogo y el encuentro porque no
veremos sólo carencias, sino la riqueza de la singularidad y de su
“inédito viable”. Aunque vidas rotas, si son vidas humanas tienen
siempre potencialidades, aun a pesar de las apariencias, de los
déficits, de las quejas y desalientos.

Seguir las huellas nos hace olvidad estándares, normalizaciones,


preconceptos y nos enfrenta con lo incierto. Nos abre a la estrategia
y nos obliga a programar con flexibilidad.

El encuentro
Si rastreamos las huellas, terminaremos encontrándonos, pero
también podemos simplemente toparnos con el autor de las huellas.
Evidentemente, un encontronazo no es lo mismo que un encuentro.

Para ser un verdadero encuentro, mutuamente personalizador, este Entablar un encuentro


ha de ser auténtico y profundo. Precisa del reconocimiento del otro
verdadero, que sea de
como sujeto, asimétrico a nosotros pero completamente igual en
dignidad. Y necesita del cimiento de la solidaridad y del amor. dos iguales en dignidad
pero distintos en
Debemos entender esa relación amorosa como la que genera trayectorias. Encuentro
actitudes y conductas, no sólo sentimientos. Comportamientos que que haga emerger las
hacen del otro legítimo interlocutor, persona con todas las letras. potencialidades mutuas
desde el amor.
Se construye el encuentro “confiando” y “acompañando”, pero
siempre partiendo de las potencialidades. Eso es lo único que
permite al sr humano un desarrollo en plenitud. Todo encuentro con
el otro, así vivido, remite en última instancia al Totalmente Otro.

El tiempo
El tiempo de la intervención social es el mismo de la personalización No tenemos prisa,
y de la construcción social. Un tiempo humanizador en el que no
nuestro tiempo es el de
cuentan las horas sino el proceso.
Dios, el tiempo de la
Démonos tiempo. ¿Cuánto? El que sea preciso para ser. Pero el personalización, que
tiempo de la intervención social es un tiempo en gerundio, en dura lo que haga falta.
marcha. Nunca somos, siempre vamos siendo.

Nuestro tiempo es el tiempo de Dios, cuya medida es la


Personalización. Dios tiene su propio ritmo siempre dispuesto a
acompañar a cada uno al suyo propio. Así debe ser nuestro tiempo.

Eso significa que en nuestras acciones debe desaparecer lo puntual,


lo inmediato, las respuestas parciales, dando paso a procesos de
trabajo que van más allá del balance de resultados y que deben dar
cuenta de la calidad de la personalización. Habremos de cuidar para
que no los detengan memorias de actividad, justificaciones o ritmos
impuestos por otras lógicas.

31
El proyecto del Reino de Dios

Por último, el proyecto del Reino en su sentido más localizado e


inmediato y en el más último y definitivo, con su presencia y acción
salvadora en medio de la historia58, nos ofrece ese horizonte de
confianza que ayuda a mantener tenazmente el dinamismo
transformador y la esperanza59.

Este proyecto ha de ser operante aquí y ahora60, marcar objetivos


reales y realistas, pero que trascienden, a la vez, lo que nuestro
mundo considera “razonable”, pues la voluntad y gracia de Dios
hacen no sólo posible, sino presente ya en la historia, lo que al
mundo, sólo con sus fuerzas, resulta inalcanzable.

Así, el Reino, que “es fuente de plena liberación y de salvación total


para los hombres”61, se constituye en fuente permanente de
dinamismo y de compromiso para las personas que se sienten
movidas por la gracia a visibilizar su presencia por medio de
acciones significativas y transformadoras.

Una acción social que no sea realización significativa del proyecto


del Reino, consolida y cronifica la realidad injusta que se desea
cambiar. Una acción que desea transformar esta realidad, se
compromete y urge su realización62. Su colaboración se produce “a
modo sacramental”, o sea, haciendo lo que anuncia, anunciando lo
que realiza. En suma: contribuyendo al advenimiento del Reino de
Dios63.

4. Y QUE TIENE EN LA COMUNIDAD


CRISTIANA SU AGENTE

Raíz creyente del diálogo, contenido y método


La raíz creyente y eclesial de la acción social de Cáritas está presente
Ser hijos y hermanos
en todo lo anteriormente dicho. El diálogo entre sujetos constituye el
que trabajan por el
reconocimiento de la dignidad absoluta de la persona en cuanto hijo
de Dios. Hablar de ir siendo personas en sociedad no es ajeno a la Reino es la manera
construcción del Reino de hermanos. Hablar del método y sus más honda de hablar
elementos no es diferente de hacerlo desde el amor encarnado. del diálogo entre
sujetos en torno a ser
La filiación, la fraternidad, el Reino y el amor cristiano incluyen los personas en sociedad.
contenidos anteriormente expuestos, pero los trascienden, ahondan y
les dan un sentido mucho más profundo en Dios.

58 GS nº 39; SS nº 35
59 SS nº 31
60 ChL nº 58
61 ChL nº 36
62 LG nº 31; GS nº 39; ChL nº 14
63 ChL nº 58

32
La comunidad cristiana es quien actúa

Esta raíz creyente tiene además otra exigencia de orden más práctico
El agente de la acción
pero no por ello menos profunda. El agente de la acción de Cáritas
de Cáritas es la
es la comunidad cristiana entera, que no está completa si no
desarrolla su dimensión de servicio a los más pobres. comunidad cristiana
entera que, en diálogo
Así, cuando Cáritas actúa, cuando dialoga con otros sobre el ser con otros, construye
personas en sociedad con un determinado método, es la comunidad comunidad y
entera quien lo hace. No es un grupo eclesial, sino la Iglesia entera evangeliza.
en acción. Acción delegada y encarnada en personas concretas, que
son y se sienten enviadas.

Una comunidad cristiana que, en diálogo con otros desde la


dignidad, construye comunidad y evangeliza.

El potencial humano y material de la comunidad cristiana, auténtico


sujeto de Cáritas, debe ser profundamente valorado a la hora de fijar
y orientar el servicio a los pobres y de responder a la voz de Cristo
que habla desde los pobres y desde las nuevas pobrezas.

Una comunidad universal pobre y de los pobres que


comparten
La realización de la comunidad (koinonía) en el servicio (diakonía)
Y esa comunidad
en la Iglesia nos convoca a una concepción de la comunidad pobre y
cristiana entera es
de los pobres que se resume en la elocuencia del “fijaos cómo se
aman”. Ello reclama la necesidad de cultivar las relaciones del pobre y de los pobres,
compartir fraterno en el seno de una comunidad en la que los pobres comparte lo material y
se encuentran como en su propia casa. lo intangible como
signo, y es abierta, más
Nos reclama, también, un espíritu de comunión entre las Iglesias: allá de sus propias
“Fijaos con qué fraternidad y solidaridad viven”. Ello exige el fronteras. Es una
desarrollo de una auténtica comunión de bienes entre las Iglesias a comunidad católica.
través de Cáritas y otras instituciones eclesiales.

Finalmente, nos aboca a la acogida y solidaridad de los pobres de la


Tierra: “Fijaos con qué gratitud aman a los pobres, sean o no de los
suyos”. De ahí la importancia de desarrollar la dimensión universal
de la caridad cristiana que bebe de la pertenencia a la gran familia
humana de los hijos e hijas de Dios.

Gratuidad y compromiso creyente

Ser creyente y miembro de la Iglesia exige de cada persona crecer en


La acción de Cáritas
su fe cada día y encarnarla en un compromiso concreto. El
constituye un espacio
voluntariado en los campos de la acción sociocaritativa de la Iglesia,
en general, y de Cáritas, en particular, se convierte en una forma privilegiado para el
significativa de desarrollar esa dimensión insoslayable de la fe. desarrollo del compromiso
creyente, aportando a la
Así, la acción de Cáritas debe contener un plus de gratuidad y de acción un plus de
compromiso que forma parte de su identidad y que, por tanto, gratuidad, que termina
conforma también la acción que desarrolla. definiéndola.

33
4
Epílogo
¡Queda todo por hacer!

34
1. DEL PENSAMIENTO A LA ACCIÓN

Este último apartado del documento no es exactamente parte del


modelo, pero sin él probablemente carecería de mucho de su sentido.
Nuestro Modelo de Acción Social no es esencialmente una
publicación para ser leída, sino un medio para activarnos, para
ayudar a desarrollar la tarea que la Iglesia nos ha encomendado.

Así, este epílogo no pertenece al cuerpo del documento, pero


pretende ser “sus manos”, apuntar claves de por dónde comenzar a
trabajar y cómo el modelo puede ser ese activador necesario.

Del modelo a los marcos


Una primera tarea que se desprende de este proceso de elaboración
del modelo pasa por la construcción de unos “marcos” que nos
ayuden a concretar los contenidos en los diferentes ámbitos de la
acción de Cáritas.

Tres son hoy los elementos que nos permiten dibujar en una
agrupación con sentido la acción real de Cáritas. Son tres ámbitos
que nos permiten mirar al conjunto sin dejar nada fuera y sin por ello
perdernos en el bosque de las concreciones en que luego se
despliegan:

• Uno, en torno a las personas en situación de exclusión


social.

• Otro, en relación con la acción en los territorios.

• Y un tercero, referido a la cooperación internacional.

El Modelo de Acción Social nos ha de servir como orientación


común, como generador de preguntas y de respuestas a la acción
concreta. Los marcos han de responder a la formulación de
objetivos; al despliegue operativo de la acción; a su organización; al
método con que se desarrolla, y a sus agentes.

¿Aplicar o aprehender?
El Modelo de Acción Social, su estructura y su intención, no es algo
que se pueda “aplicar mecánicamente”. Nosotros no debemos
hacerlo así, y proponemos ahora un listado de “recetas” para aplicar
el modelo. La clave de este último capítulo tiene que ver con
“ponernos en clave de aprendizaje”.

El Modelo de Acción Social nos plantea unos fundamentos, unas


opciones y unas características de la acción. Pero no son tres
apartados que se puedan leer de manera aislada, pues unos están
contenidos y contienen a los otros. Hay que leerlos descubriendo las
relaciones.

Unos fundamentos que no llevan a opciones concretas y definidas


son sólo discurso. Y viceversa, unas opciones que están asentadas en

35
unos convencimientos sólidos no perduran. Por otra parte, no es
válida cualquier manera de hacer. La manera de hacer debe ser tal
que haga posible traducir los fundamentos en las opciones, pues al
final el “cómo hacemos” condiciona la acción, y viceversa, la
manera de hacer depende de cómo “pensemos, fundamentemos y
planteemos” el hacer.

En resumen, necesitamos “comprender” el modelo. Y para eso no


basta con un mero esfuerzo intelectual, es preciso “aprehender”, es
decir, buscar una interiorización que provoque cambio y conversión
del saber, del sentir y del actuar.

“Comprender” no se consigue si no se hace en relación con la praxis.


No puede existir “comprensión” meramente teórica; esta, en tanto
implica cambio y conversión, ha de hacerse a la vez que se está
“haciendo”, o sea, en el propio compromiso de la acción.

Así pues, aplicar el modelo no es “pasar” del pensamiento –de la


teoría- a la acción, sino que se trata de “aprehender” el pensamiento
–la teoría- en la acción. En este proceso nos jugamos las
posibilidades de este Modelo de Acción Social.

Los ejes del proceso de “comprensión y aprehensión”


Ese proceso de comprensión del modelo ha de hacerse en cada lugar.
Es imposible aquí fijar con detalle cómo ha de hacerse en cada
grupo, pero sí que resulta posible señalar algunos elementos, que por
su importancia para “aprehender” han de ser tenidos en cuenta por
todos.

A esos elementos los vamos a llamar “ejes”. No serán todos, pero


son los más importantes, por cuanto son estratégicos64, es decir, son
de importancia decisiva para la realización de lo que nos
proponemos. En ellos están las claves del “éxito”.

En el próximo apartado serán desgranados, ahora hacemos una


simple enumeración:

1. Procesos de reflexión/acción.

2. Una comprensión estratégica de la acción.

3. Las relaciones acción-agente.

4. Trabajar en red.

5. Estar y hacer con la comunidad cristiana.

6. Organizar la acción al servicio de esta comprensión.

Cada uno de los seis ejes necesita un proceso de trabajo que ha de


desarrollarse a todos los niveles: confederal, diocesano, parroquial.

64Estratégico: “De importancia decisiva para la realización de


algo” (Diccionario María Moliner de uso del español).

36
Tenemos conciencia de que es un proceso de cambio y conversión
en el que se abordan cuestione sustantivas. Por ello, no se puede
hacer de golpe, no tiene recetas, y ha de plantearse en comunidad.

Evidentemente, estos ejes al servicio del proceso general: de lo que


se trata es de caminar de forma que nuestras acciones hagan suyas
las opciones del modelo. Reiteramos que las opciones no son sino la
traducción de los fundamentos en los que se asienta el modelo. Y
que a esas opciones debe responder una comprensión del hacer en
coherencia con sus fundamentos.

Dicho de otra forma, los ejes que ahora vamos a desarrollar


pretenden ayudarnos a comprender, a pensar/actuar, de modo que
nuestras acciones sean fieles al modelo que nos hemos dado. Esta es
la manera de aplicar el Modelo de Acción Social.

2. LOS EJES DEL PROCESO DE


COMPRENDER

Procesos de reflexión/acción
Hemos de hacer de la reflexión sobre la acción no algo
extraordinario que se hace de vez en cuando, sino la praxis habitual.
Reflexionar sobre la acción es, esencialmente, pararse, tomar
distancia y hacerle a la acción concreta todas las preguntas que se
desprenden del Modelo de Acción Social.

¿Lo que estamos haciendo está basado en los que decimos que son
nuestros fundamentos? ¿Se nota en los que hacemos que esas y no
otras son las opciones que hemos tomado? Y nosotros,
¿comprendemos la acción con esas características?

Preguntas que nos han de llevar a tomar decisiones, y a aplicarlas.


Nos preguntamos sobre la acción, para volver a ella y mejorarla.

Pasar periódicamente cada acción de las que tenemos o de las que


pongamos en marcha por un proceso de reflexión-acción iluminado
por los contenidos del Modelo de Acción Social.

Algunas claves de este eje

• Es preciso abordar los procesos de reflexión sobre la acción


con apertura a la conversión.

Suele ser normal que al enfrentarnos a un texto como el


modelo, que nos habla del “deber ser”, nos surja la actitud
autocomplaciente. Puede pasar que el deseo de llegar nos
impida ver dónde estamos. Desconfiemos de nosotros
mismos cuando nos digamos: “Yo ya cumplo el modelo”.
Por ello, es importante la autocrítica, no para sentirnos mal,
sino para mejorar. Evaluarnos honestamente no debe ser
entendido como un “examen” sobre nuestra valía.

37
• La reflexión sobre la acción ha de ser un proceso
permanente, no una actividad puntual. Hemos de
incorporarla a nuestra cotidianeidad.

Si entendemos el modelo como un listado previo de


condiciones, en lugar de hacerlo como una meta permanente,
le quitaremos una buena parte de sus posibilidades
activadoras, y será un elemento que nos frustre en lugar
ayudarnos.

• Por últimos, estos procesos precisan de un método que los


haga realmente formativos, y no meras “evaluaciones
prácticas”.

Método que con distintos nombres es patrimonio histórico


de la Iglesia. Se trata de ver-juzgar-actuar, llamado también
revisión de vida, lectura creyente de la realidad… Hemos de
aprender a funcionar con él. Evidentemente, los procesos de
reflexión sobre la acción han de hacerse en grupo, desde el
respeto y la aportación de todos.

Una comprensión estratégica de la acción


Nuestra acción opta por “acompañar”. Acompañamos el camino de
otros (personas, comunidades…) que transcurre en medio de la vida,
en el que surgen permanentemente elementos no previstos,
cuestiones nuevas, amenazas y oportunidades que hemos de saber
afrontar.

Una acción que se ciñe a un plan preestablecido, que se queda en el


desarrollo de las actividades programadas, que no tiene la
flexibilidad necesaria para incorporar lo nuevo y no previsto es una
acción que no acompaña, sino que camina y hace que los demás la
sigan, tenga o no sentido.

El desarrollo de la visión estratégica no supone una renuncia al plan,


muy al contrario, hay que planificar, pero ciertamente no de la
misma manera. Si desarrollamos procesos de planificación centrados
en la actividad en lugar de estar referidos a las estrategias de
acompañamiento, tendremos un desarrollo eminentemente
programático de las actividades y los medios y recursos, pues
haremos una evaluación de “lo que hemos hecho y lo que no”, pero
no llegaremos a preguntarnos si hemos logrado los objetivos y qué
grado.

Incorporar en la planificación también, y esencialmente, las


estrategias de acompañamiento. Y desarrollar procesos de
evaluación centrados en los objetivos. (Como agente, al margen de
la actividad que se haga, ¿cómo voy a acompañar?).

38
Algunas claves de este eje

• Tenemos una manera habitual de funcionar muy


condicionada por una comprensión “programática” de la
acción, es decir, por una aplicación sin, más de lo
programado.

Se trata de una manera de funcionar que está muy poco


atenta al devenir de las cosas, que no es capaz de incorporar
la incertidumbre, lo no previsto. Esta mentalidad
programática sirve para cuando actuamos en entornos
controlados, pero esto pocas veces se da. Y nos vienes
marcada por una forma de pensar culturalmente establecida
en nuestra sociedad. Este modo de pensar separa al
observador de lo observado, pretendiendo inútilmente la
“neutralidad” y la “objetividad”.

• Hemos de procurar un cambio en la manera de pensar, de


ver, de saber y de hacer.

Una manera que nos posibilite: primero, pasar de una forma


de pensar fragmentaria, lineal y dicotómica a otra que nos
permita captar la diferencia, pero no para separar o
fragmentar, sino para unir. Segundo, analizar, pero para ver
las relaciones. Y tercero, que sepa moverse en el marco de la
realidad, que “es como es”, y no como “debe ser”. Un
cambio difícil, que además no se puede hacer de una vez.

Las relaciones acción/agente


El hacer y quien lo hace tienen una relación de reciprocidad.
Podemos decir que el agente hace la acción y esta hace al agente, así
en un bucle permanente.

Este bucle nos pone delante del propio rol del agente, de su papel, de
qué hace y cómo lo hace. Para comprender la acción como “diálogo
entre sujetos”, el agente ha de reconocer el ser sujeto del otro, ha de
confiar, no imponer, acompañar…

Igualmente, si la acción hace al agente, nos enfrenta a nuestros


procesos formativos, sus contenidos, su método y su comprensión.

Ambos elementos, es decir, la revisión permanente del rol y la


formación del agente, implican la pregunta por las aptitudes, pero
también y sobre todo, por las actitudes. Nuestro hacer ha de ser
técnicamente bueno, pero también adecuadamente humano y
humanizador. Las técnicas y las herramientas adecuadas se pueden y
se deben aprender, y los comportamientos también. Las actitudes se
cultivan.

Hemos de incorporar la “revisión” de nuestro rol como agentes, y


recomprender los procesos formativos, de modo que sin renunciar al
eje “aptitudinal” incorporemos el “actitudinal”.

39
Algunas claves de este eje

• El modelo define la acción “diálogo entre sujetos”.

• Por tanto, hay actores que no son los “agentes de Cáritas”.


Por ello, de lo que se trata es de incorporar al “otro” a la
acción para que sea realmente sujeto protagonista, lo que
implica un cambio en el propio rol del agente de Cáritas.
Máxime si se trata de personas o comunidades que se
encuentran en situación de exclusión o vulnerabilidad social.
Situación que, entre otras, posee la característica de serle
negada o dificultada su condición de sujeto social.

Ya hemos dicho que para dialogar, el talante y la acción del


“agente” es el acompañamiento. Acompañamos procesos.
Por ello, uno de los elementos clave a considerar tiene que
ver con el rol de los agentes y con encontrar las claves del
cambio necesario.

• El agente “hace la acción”, pero la “acción también hace al


agente”

• Dicho en forma de adagio: “O actúas como piensas o


terminarás pensando como actúas”. Esta bidireccionalidad
de la relación acción/agente ha de ayudarnos a recomprender
el significado y la práctica de la formación. Nos puede
ayudar a comprender por qué una formación solamente
orientada hacia el “saber hacer” no transforma a los agentes,
pues se plantea solamente el cambio en las “aptitudes”,
dejando de lado el amplio campo de las “actitudes”,
igualmente clave. Nos puede ayudar a reorientar la
formación desde procesos marcados por la “enseñanza” a
otros en los que el centro sea el “aprendizaje” y que sin
renunciar a la transmisión de conocimientos no haga de esta
su única clave.

• En definitiva, una formación entendida como un proceso


dinámico de reflexión/acción, cuyo contenido esencial tiene
que ver con lo que hacemos cotidianamente, en el que entran
en juego no sólo las técnicas, sino también las propias
personas implicadas y que es “iluminado” por saberes
exteriores a sí mismo. Una formación orientada a educarnos
en el ser compañeros de camino, acompañantes.

Trabajar en red
La realidad de la pobreza y de la exclusión es un campo en el que no
somos los únicos en intervenir. Existen otros grupos creyentes y de
otros ámbitos que también lo hacen, así como el conjunto de las
administraciones públicas. Y todos tenemos un mismo “campo de
juego” en el que confluyen diversos jugadores con diversos estilos,
tareas y responsabilidades.

40
En ocasiones el encuentro en la realidad no es sencillo, las
diferencias y los estilos generan tensiones. Los principios de
subsidiariedad, participación y solidaridad65, enmarcados en una
actitud de diálogo y encuentro colaborador66, que no excluye la
crítica y la denuncia, son los elementos que han de articular ese
encuentro con otros agentes.

Incorporar en nuestra perspectiva de acción trabajar en red con otros,


revisar permanentemente la acción y dedicarle el tiempo necesario
en cada caso.

Algunas claves de este eje

• Trabajar en red es dar un paso cualitativo sobre la mera


coordinación.

Supone aprender a que nadie deba renunciar a lo sustancial


suyo, sin por ello dejar de ser eficaces en la acción. Supone
pasar de una concepción piramidal de las relaciones a otra e
la que hay centro, pero no cúspide. Supone que saber
dinamizar una red no es igual que dirigirla y que la propia re
es objeto de trabajo y acompañamiento para poder llegar a
ser realmente red.

• Nuestra acción opta por ser significativa.

Opta por animar la acción de otros, por ser referencia para


poner de manifiesto situaciones “invisibilizadas” y no sólo
actuar ante ellas, sino motivar la acción de otros,
especialmente la de aquellos que por imperativo legal están
llamados a hacerlo.

Trabajar en red es un elemento clave para esto, además de


que contribuye también a aprender de otros, para no duplicar
acciones, y en definitiva para poner por delante del
protagonismo institucional el servicio a quienes lo necesitan.

Estar y hacer con la comunidad cristiana

Optar por “ser cauce de la acción de la comunidad cristiana” tiene


consecuencias en nuestro estar y en nuestro hacer. Si bien es cierto
que no todo depende de nosotros, aquello que sí dependa,
hagámoslo.

Hemos de procurar “un estar” en la comunidad cristiana que sea


capaz de situar a Cáritas o, mejor, a la acción socio-caritativa como
uno de los centros de las vida comunitaria, en interrelación
enriquecedora con la liturgia y la catequesis. Procurando generar una
pastoral de conjunto.

65 Compendio de la DSI, nº 185-196


66 DCE nº 30

41
Igualmente, hemos de plantearnos “un hacer” con la comunidad,
hemos de renunciar a todo aquello que la suplante, y desplegar una
intervención hacia ella, que no se limita a la sola información, sino
que es de implicación de la propia comunidad (sin olvidar que
cuando hablamos de ella nosotros estamos incluidos).

Hemos de revisar permanentemente cómo estamos en la comunidad


cristiana, proponiendo formas de incrementar la pastoral de
conjunto. De igual manera, hemos de plantearnos cómo movilizar las
energías solidarias de la comunidad.

Algunas claves de este eje

• Hacer que la acción sociocaritativa ocupe el lugar que le


corresponde en el marco de la Iglesia actual.

Es una tarea que trasciende a la propia Cáritas, pues es una


tarea del conjunto de la Iglesia. No obstante, hay cosas que
si dependen de nosotros y que podemos empezar a hacer ya.
Elementos que tienen que ver con el “estar” de Cáritas en el
seno de las comunidades cristianas, y con el “hacer” en
relación con ellas.

• La acción de Cáritas se sitúa inevitablemente en la frontera:


actuar con la pobreza y la exclusión lo requiere.

Pero ese estar en la frontera n debe hacer que nos situemos


en los márgenes de la comunidad cristiana. Estar en la
frontera implica todo lo contrario: trabajar por llevar la
comunidad hacia los pobres y los pobres hacia la
comunidad.

• Hacer propuestas para incorporar la acción socio-caritativa


como un eje de la catequesis y la celebración, y a la inversa.

Pueden ser una buena manera de trabajar la pastoral de


conjunto desde Cáritas. Ir pasando de una presencia
fundamentalmente testimonial, esporádica e informativa, a
otra que vaya recuperando el elemento del compromiso con
los pobres como un eje indispensable del ser creyente que se
aprende, se transmite y se celebra.

• Animar y acompañar la acción socio-caritativa de la


comunidad nos plantea retos importantes.

• No suplantar la acción de la comunidad pasa por no


obsesionarnos con la “titularidad de las acciones”, sino
hacerlo con sus características y opciones. Acompañar la
acción de otros exige también dedicar tiempo, esfuerzo y
recursos. Nos replantea también los procesos de
sensibilización, así como el concepto de “destinatarios”,
pues en último término lo somos todos. Hay que abandonar
la intencionalidad de que la comunidad conozca y apoye lo
que yo hago y sustituirla por otra que anime a hacer.

42
Organizar la acción al servicio de esta
comprensión
La acción, para ser más eficaz, ha de estar organizada. No cabe
ninguna duda, las estructuras organizativas son imprescindibles.
Cualquier Modelo de Acción Social necesita una estructura
organizativa que lo sustente, lo anime y lo haga posible.

Lo central de este eje es convertir el acompañamiento en el criterio


articular de las estructuras organizativas. Organizarnos
esencialmente para acompañar, pero para hacerlo con la acción.
Acompañar a los agentes que hacen la acción y a la acción que hace
a los agentes es un reto que habrá de atravesar las estructuras
organizativas.

Hemos de revisar permanentemente cómo nos organizamos y cómo


estructuramos la acción, para que lo organizativo no se coma lo
esencial de la acción. Para que facilite acompañar y ser acompañado.

Algunas claves de este eje

• Lejos de nuestra intención está sugerir que la concreción del


modelo y el cambio en la acción dependan de la estructura.

Ninguna estructura es perfecta; no vamos a encontrar la


clave ahí. Las estructuras organizativas no son mágicas.
Facilitan o dificultan, pero no son todo. La complejidad
organizativa de Cáritas hace, además, que no sea posible ni
deseable elaborar un modelo universal.

• Hemos de posibilitar una organización que se pueda


planificar y revisar desde su servicio al acompañamiento.

Tener la suficiente flexibilidad para ir modificándose sobre


la marcha y, sobre todo, desplegando las posibilidades y las
sinergias aun antes de la formalización, siempre necesaria, y
siempre insuficiente.

43
A nexos

44
ABREVIATURAS
I Cor Primera carta de San Pablo a los Corintios

I Jn Primera carta de San Juan

2 Cor Segunda carta de San Pablo a los Corintios

AA Apostolicam actuositatem

CA Centesimus annus

ChL Christifideles laici

DCE Deus caritas est

DiM Dives in misericordia

EN Evangelii nuntiandi

ES Eclesiam suam

Ex Éxodo

Gn Génesis

GS Gaudium et spes

Jn Evangelio según San Juan

Lc Evangelio según San Lucas

LG Lumen gentium

Mt Evangelio según San Mateo

NMI Novo millennio ineunte

OA Octogesima adveniens

PT Pacem in terris

RH Redemptor hominis

SRS Sollicitudo rei socialis

SS Spe salvi

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BIBLIOGRAFIA
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El modelo de Acción Social representa un pozo de oportunidades
inmenso para sustentar sobre roca el ser y el quehacer de Cáritas en
el contexto local y global en que vivimos. Simboliza, de manera
especial, la unidad entre identidad y acción, ser y quehacer,
pensamiento y acción. En definitiva, muestra un camino para
encarnar la Buena Noticia en nuestro tiempo.

Su propósito fundamental es el de alumbrar el camino que tenemos


que recorrer, convertirse en una especie de carta de navegación que
nos descifre los vientos y las corrientes del mundo desde el enclave,
firme y seguro, del Amor de Dios.

Caritas
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