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Leonardo Da Vinci

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Leonardo da Vinci (Biografía)

Italia, 1452–1519

• Quattrocento
Leonardo da Vinci, el homo universalis, el sabio renacentista, el artista
versado en todos los ámbitos del conocimiento humano.
No sólo era artista, también fue una eminencia en aerodinámica, cocina,
hidráulica, anatomía, poesía, botánica.
Y por supuesto, por lo que lo conocemos hoy: por su pintura, escultura y
arquitectura. Gracias a ello forma parte, junto a Miguel Ángel y Rafael, de
la santísima trinidad del arte renacentista.

Ya en la época su vida fue una leyenda, alimentada por escrituras crípticas,


inventos futuristas y obras maestras de la pintura, pero se saben ciertas cosas
de su biografía:

Leonardo nació en 1452 en la villa toscana de Vinci, hijo de una campesina


y un notario, que tendría 11 hijos (todos varones) en total. Su insaciable
curiosidad se manifestó de niño: ya dibujaba animales mitológicos, híbridos
entre realidad y fantasía. 1ª leyenda: Su padre entró en casa y se asustó al
ver una medusa con serpientes en la cabeza. Era un dibujo.
Leonardo perfeccionó en el taller de Verrocchio pintura, escultura y demás
artes. No tardó en superar a su maestro. Pronto se interesó en una nueva
técnica llegada de los Países Bajos: la pintura al óleo. Con ella innovó en
composición y claroscuro.

Se traslada de corte en corte: a la Florencia de los Médicis,


al Milán de Ludovico Sforza… No sólo como artista. También como ingeniero
militar (Italia estaba en continua guerra entre sus múltiples mini-estados),
urbanista, músico y luthier.
Durante años desarrolló increíbles tratados científicos y futuristas ingenios: el
submarino, misiles, escafandras, helicópteros…

A los 24 años es acusado de «sodomía». Leonardo era homosexual, y


aunque en la época era bastante habitual, quedaría marcado socialmente.
Aún así, en el cinquecento ya era uno de los mayores maestros de Italia. Arte
y ciencia eran su mundo.

No dejó nada sin experimentar… Hasta la cocina. Hablando de esto, hay


que decir que el artista era estrictamente vegetariano. Incluso llegó a llamar
a los omnívoros «devoradores de cadáveres». Y hablando de esto
también, Leo robaba cadáveres para diseccionar.

Pasó sus últimos años en Roma y finalmente en el palacio de Cloux, como


«primer pintor, arquitecto y mecánico del rey». Su brazo derecho quedó
paralizado, pero tenía una mano izquierda igual de hábil. De hecho se sabe
que pese a su dislexia, podía escribir con una mano hacia adelante, y con
la otra hacia atrás.

El genio no dejaría de trabajar en toda disciplina conocida y por conocer


hasta el mismo día de su muerte y hoy es considerado uno de los artistas más
grandes de la historia del arte.
OBRAS DESTACADAS:

La última cena
Leonardo da Vinci Italia, 1498
• Título original: L’ultima cena
• Museo: Santa Maria delle Grazie, Milán (Italia)
• Técnica: Óleo Temple (880 × 460 cm.)
• Escrito por: Lina Poveda

En el refectorio del Convento de Santa Maria delle Grazie en Milán, se


encuentra una de las obras de arte más aclamada de todos los
tiempos, ícono del arte universal.

El momento elegido por el artista es el más dramático del episodio


evangélico: el momento en que Cristo pronuncia la frase: Uno de vosotros
me traicionará.

Parten de estas palabras aquello que Leonardo llamaría: «i moti


dell’animo» (los movimientos del alma) es decir, el motivo por el cual los
personajes son capaces de adquirir vida y conseguir un alto nivel de
emotividad y dramatismo en sus expresiones.

Las palabras de Jesús, resuenan en la sala y provocan toda una serie de


reacciones por parte de los apóstoles que gracias al genio
de Leonardo consiguen, plasmadas en el muro, transmitir todo el impacto
del momento como una especie de acústica óptica y dinámica capaz de
trascender la materia y emitir emoción.

Si prestamos atención a los gestos de los personajes, la escena se


intensifica. Los apóstoles se miran unos a otros sin saber a quién se
refiere Jesús. Sus gestos son de estupor y asombro. Está quién se alza ante la
incredulidad de las palabras de Cristo, quien se acerca, quien se horroriza o
quien se retrae como Judas, sintiéndose en evidencia.

Esta secuencia de gestos y expresiones confieren acción y vida a la escena,


cuya vehemencia aumenta con la expresión de un Jesús que aparece
dolido, lleno de piedad y resignación.

El alto grado de conmoción en la obra de Leonardo viene precisamente de


la decisión por parte del artista de no generalizar la representación de los
personajes en un solo estilo, sino de dotar a cada uno de ellos de rasgos
físicos y psicológicos propios. Su interés es casi más humano que
religioso: estudiar la diversidad de los estados anímicos, desde la sorpresa a
la ira o la duda, que contrastan con la ya citada tranquilidad de Cristo.

En una sola escena, Leonardo condensa una variedad de actitudes,


movimientos, expresiones y significados.

La representación de las figuras en grupos de tres no es el único elemento


de una trama que enlaza una gran variedad de contenidos. Cada grupo
de apóstoles es un «micro-relato». Se puede detectar también una
referencia a la forma circular que Leonardo tanto amaba, según él
propulsora de la vida, y creadora de armonía. Cristo presenta además, un
esquema triangular que contrasta y sobresale de la horizontalidad de la
mesa.

Las figuras imponen por su monumentalidad. Leonardo da Vinci consigue un


efecto de profundidad increíble a través de la disposición en perspectiva de
elementos como el pavimento, las paredes, el techo a casetones y los
tapices, creando líneas de fuga que nos conducen hacia el fondo
(perspectiva lineal). De esta manera, la obra se presenta como una
continuidad ilusoria al espacio real del refectorio.

La realiza al fresco, técnica utilizada habitualmente para este tipo de


trabajos, debido a la rapidez e imposibilidad de retoques.
Pero Leonardo buscó nuevas opciones que le permitieran un trabajo más
sosegado y con posibilidad de retoques. Optó por una técnica que consistía
en utilizar una combinación de óleo y temple, lo cual le permitiría retocar la
pintura infinitamente.
Pero esta técnica muy pronto demostró su poca adaptación a la superficie,
además, la alta humedad del refectorio terminó escamando partes de la
pintura, el pigmento no había quedado bien fijado al muro y se fue
perdiendo poco a poco.

En 1943, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, los aliados


bombardearon Milán y una bomba cayó directamente sobre Santa Maria
delle Grazie. La iglesia quedó casi completamente destrozada, el claustro se
derrumbó, y la mayoría de las paredes y una gran parte del techo del
refectorio quedaron aplastados. Cuando los trabajadores retiraron los
escombros, para su sorpresa, La Última Cena estaba casi intacta. Esta suerte
de milagro, fue posible debido a que, ante la inminencia del bombardeo,
muchos se ocuparon de reforzar y proteger con andamios y bolsas de arena
esta parte de la iglesia.

Sea como fuere, gracias a ellos podemos aún ser testigos de una de las
obras de belleza atemporal con más aura mistérica y maestría de la historia
del arte.
La Gioconda
Sonrisa de Mona Lisa.

Leonardo da Vinci Italia, 1503


• Museo: Louvre, París (Francia)
• Técnica: Óleo (77 x 53 cm.)
• Escrito por: Noel Rondina

Toda una vida esperando encontrarnos frente a frente con el rostro más
conocido y reproducido de la historia del arte. Ya dentro del Louvre,
sorteando turistas de todas las nacionalidades, logramos disponernos
finalmente en ese punto perfecto de visión. La encontramos, la
reconocemos, la miramos y sólo una cosa nos pasa por la mente: ¡¡pero…
qué chiquita que es!!
¿Será esto, acaso, porque al ser una de las obras para conocidas de la
historia de la humanidad, toda la ilusión, la expectativa y la emoción por
conocerla van sumando, en nuestro inconsciente, centímetros al lienzo?

Leonardo da Vinci, uno de los más destacados artistas (pintores, ingenieros,


poetas, anatomistas, etc) del Renacimiento italiano supo experimentar en
cada una de sus pinturas tomando siempre la observación de la sabia
naturaleza como el primer recurso al que todo buen pintor debía apelar. En
este cuadro, la Mona Lisa, supone ser el retrato de boda de Lisa
Gherardini, esposa de Il Giocondo. Novedoso en muchos aspectos, este
retrato de Leonardo se muestra en ¾ perfil, presentando la técnica
del sfumato (difuminado) a través de la cual logra dar volumen y, por lo
tanto, vitalidad a la figura. El paso de una superficie a otra, como por
ejemplo del cabello a la mejilla, no se delimita por una fuerte y neta línea
de contorno, como se trabajaba habitualmente, sino que sutilmente ambas
superficies se fusionan. Este efecto logra transmitir sensación de espacio, de
«aire» envolviendo a la figura y separándola, a su vez, del fondo.

Por otra parte, el desarrollo de la llamada perspectiva aérea, o azulada


también se describe en esta obra. El artista explicaba que a medida que los
objetos se alejan del espectador, éste comienza a percibir los objetos y/o el
paisaje virando hacia las tonalidades grisáceas y azuladas. Por falta de
definición, el ojo pierde en detalle y los colores no logran distinguirse unos de
otros.

Sin embargo, no debemos pasar por alto, que a comienzos del siglo pasado
esta obra fue robada del Museo del Louvre. Un ex guardia de seguridad
llamado Vicenzo Peruggia, se llevó el cuadro un lunes de 1911 para
devolverlo en 1914. Mientras tanto lo tuvo bien guardado… debajo de su
cama… (¿?) ¿Cuál fue su argumento? La obra, realizada por un artista
italiano, debía regresar a su patria. Lo que Vicenzo no sabía, era que el
mismísimo Leonardo había legado esta obra al entonces rey de
Francia, Francisco I. Las idas y vueltas alrededor del insólito suceso, hizo
que la Gioconda se vuelva una de las imágenes más reproducidas y
difundidas del siglo XX.

¿Será entonces que la Mona Lisa sonríe? ¿O es que en realidad está


amargada? Bueno, esto es básicamente lo que Leonardo quiso que quede
en nuestras manos. En su Tratado de la Pintura, describe que un pintor puede
definir la personalidad del retratado a través de las líneas de expresión, por
ejemplo, alrededor de los ojos y alrededor de la boca. Resulta que en el
caso de la Gioconda, son dos zonas que el gran genio ha dejado
indefinidas. Tal vez esta dama florentina que nos observa directamente, sea
cual fuere nuestro ángulo, se alegra al recibir nuestra visita.
Fuente: https://historia-arte.com/movimientos

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