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Art - 4 - 98 - Compromiso Picasso

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Compromiso y solidaridad.

Picasso y los artistas españoles


del exilio republicano
Inmaculada Real López
Doctora en Historia del Arte
Université de Rouen Normandie

Recibido: junio 2018/ aceptado: junio 2018

RESUMEN
Este artículo abre una nueva vía sobre cómo se tejió el círculo
de los intelectuales de la diáspora en torno a la figura de Picasso,
quien contribuyó a rescatar a numerosos artistas de los campos de
concentración franceses, ejerciendo después el papel de mecenazgo.
Es decir, se convirtió en el integrador de una generación dispersa en
el exilio, que encontraron en él, ante las dificultades del destierro, la
oportunidad para continuar sus trayectorias profesionales en el exilio
francés. Además de su faceta de coleccionista y de marchante de artistas
republicanos, las huellas picassianas se encuentran recogidas en las
obras de los artistas del exilio. Como resultado de estas relaciones, se
percibe la exaltación de la identidad y la evocación de la tradición desde
la diáspora.

PALABRAS CLAVE
Picasso, identidad, exilio republicano, solidaridad, artistas del exilio.

1. Introducción

El Estado español y las políticas culturales han influido en el discurso


historiográfico vertido en torno a la España contemporánea y las
manifestaciones artísticas, especialmente las referidas al capítulo de la
guerra civil y los compromisos políticos con el Gobierno de la República.
El patrimonio del exilio, como consecuencia de la gran diáspora, es una
de las asignaturas pendientes, pues se trata del arte español realizado
fuera de nuestras fronteras prácticamente desconocido y tardíamente
valorado en el ámbito institucional e historiográfico.

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En este sentido, resulta imprescindible analizar la figura de


Picasso, por el compromiso político que asumió con el Gobierno de
la República durante la Guerra Civil, junto al papel de mecenazgo que
desempeñó con los artistas de la diáspora. Se convirtió en el referente
integrador de una generación dispersa en el exilio, pues en torno al
pintor malagueño se formó un círculo de intelectuales que encontraron,
entre las dificultades del destierro, la oportunidad de continuar sus
trayectorias profesionales en el exilio francés.

El objetivo de este artículo es abrir una nueva vía de estudio con


planteamientos sobre cómo se tejió el círculo de los intelectuales de la
diáspora en torno a la figura de Picasso. Pues contribuyó a rescatarlos de
los campos de concentración franceses, asimismo, se analizará la faceta
de coleccionista y marchante de la obra de artistas exiliados. Por otra
parte, es estudiarán las huellas picassianas en las obras de los artistas
del exilio y las influencias estéticas de éstos en el pintor malagueño,
una perspectiva innovadora pero necesaria para conocer los contactos
establecidos entre los mismos.

Además, resulta necesario para la historiografía artística


contemporánea y la memoria histórica, conocer cómo fueron las
relaciones entre Picasso y los artistas españoles en el exilio, para
determinar las contribuciones que realizó el pintor malagueño a la
España de la diáspora en el marco de la identidad y las aportaciones
republicanas. Pues la vinculación de Picasso con sus compatriotas se
repitió en numerosas ocasiones, su ayuda fue tendida en diferentes
momentos con el fin de que mejorase la situación de los mismos. La
guerra civil había despertado en el pintor “un componente revulsivo,
que iba a desencadenar en su conciencia mecanismos de compromiso
social que habían permanecido adormecidos hasta ese momento”1.

Los artistas que se analizan son los procedentes de la diáspora


republicana, aunque algunos de ellos, como Fenosa, Manuel Ángeles
Ortiz o Joaquín Peinado, ya habían visitado la capital francesa años
previos y habían establecido contacto con sus compañeros allí residentes.

1 ESTEBAN, Paloma, “La presencia de España en la obra de Picasso: cinco ejemplos”,


La colección del Museo Nacional de Picasso, París. Museo Nacional Centro de Arte
Reina Sofía, Madrid. Barcelona, Lunwerg, 2008 p. 27.

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Sin embargo, debido a la condición de exiliados por sus actuaciones a


favor de la España republicana se verían obligados a volver esta vez en
condición de desterrados.

Es conocido por todos los estudiosos que Picasso tuvo un fuerte


compromiso por la causa republicana, sin embargo, el carácter solidario
que el artista ejerció con los exiliados republicanos durante la guerra y la
posguerra, y su vinculación con las actividades expositivas de carácter
comprometido no llega a ser un tema de estudio detenido y profundo
hasta que se investiga desde los estudios del exilio republicano. Es
decir, ha tenido que ser la propia historiografía artística española la
impulsora de esta faceta picassiana que ha pasado desapercibida en los
primeros estudios del pintor. El punto de partida es indudablemente el
testimonio directo de Mercedes Guillén, quien compartió muchas horas
con Picasso a quien rinde homenaje en su biografía2, además de ser la
promotora de la recuperación de los artistas españoles de la Escuela
de París a través de sus conservaciones, textos que serían el punto de
partida para la presentación en España de estos artistas tan desconocidos
durante la dictadura franquista.

2. El compromiso político de Picasso y los puentes tendidos hacia


los exiliados republicanos

Las primeras aproximaciones de Picasso con las ideas de izquierda las


sitúa Olivier Wildmaier en su etapa barcelonesa, a raíz del contacto del
pintor con los encuentros en el café Els Quatre Gats, donde quedaría
influido e impregnado por los postulados anarquistas3 que de un modo u
otro le acompañarían a lo largo de su vida4. Por tanto, Picasso no entra
en la ideología política tras el desencadenamiento del conflicto bélico,

2 GUILLÉN, Mercedes, Picasso. Madrid, Siglo Veintiuno de España, 1975.


3 Véase LOMBA, Concepción, “El compromiso político de Picasso, Miró y Dalí”.
GARCÍA, I.; PÉREZ, J. (Coords.) Arte y Política en España 1898-1939. Junta de
Andalucía, 2002, pp. 78-89.
4 Sin embargo, otros investigadores como Ebtehal Younes confirman que Picasso fue
indiferente políticamente y no mostró interés hasta el inicio de la guerra civil, pues al
pintor le interesaba el análisis de la muerte, la pobreza, la enfermedad o la tristeza; un
interés social al que se sumarían las injusticias y los crímenes cometidos.

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sino con anterioridad.5 Sin embargo, las reacciones más significativas de


Picasso en defensa de la paz y las políticas de izquierdas se acontecieron
tras el inicio de la guerra civil, quedando su obra condicionada por
las imágenes de combate de fotografías de Robert Capa, que recogía
las atrocidades que se estaban produciendo en España, y que pudo
contemplar en publicaciones como Ce soir, L’Humanité, Regards o Vu.

Una de las primeras actuaciones de Picasso a favor de la República


española6 fue en 1937, con motivo del Congreso de Artistas Americanos
en Nueva York al que dirigió el siguiente telegrama:

“Siento no poder dirigir la palabra al Congreso de Artistas


Americanos, como era deseo, para decirle, como director del Museo del
Prado, que el Gobierno democrático de la República ha tomado todas
las medidas necesarias para que en esta guerra injusta y cruel no sufra
deterioro alguno el tesoro artístico de España, el cual se encuentra a
salvo. Quiero decir, por otra parte, cómo pienso y he pensado que nadie
con sentimiento de artista no puede ni debe permanecer neutral en un
conflicto en el que se juega el último de sus baluartes. Seguro de nuestro
triunfo, me complazco en enviar saludo democracia americana y a los
artistas del Congreso”7.

Este mismo año realizó el aguafuerte Sueño y mentira de Franco8


que habría que enmarcarla como una manifestación en repulsa del
bando franquista y de los horrores de la guerra, pues Picasso al igual
que muchos artistas adoptarían el arte como herramienta de denuncia
política. El pintor no sólo expresó a través de sus obras el apoyo al
Gobierno Republicano, sino que adoptó una clara postura de defensa
5 En relación con este planteamiento Olivier Wildmaier señaló: “Se ha querido
simplificar su compromiso político afirmando que terminó «convencido» por las ideas
comunistas tras la Segunda Guerra Mundial. Es un error”. Picasso: Retratos de familia.
Madrid, Algaba, 2003, p. 129.
6 Véase VILLAR, Arturo, Picasso, un obrero pintor para la República. Madrid,
Colectivo Republicano Tercer Milenio, 2007.
7 Picasso, “Telegrama de Picasso al Congreso de Artistas Americanos”, La Libertad,
1937 diciembre 24, p. 4.
8 Esta obra fue expuesta en el Pabellón español de la Exposición Internacional de París
donde fue vendida y el dinero recaudado fue destinado a la causa republicana.

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que se aunó con sus obras para denunciar la situación política generada
por el general Franco. El drama y la injusticia de la guerra consagraron
alguna de las obras más políticas y reconocidas de Picasso: El Guernica,
Masacre en Corea, o Monumento a los españoles muertos por Francia.

Pablo Picasso, al igual que otros artistas de su generación, utilizó


el arte como herramienta política e ideológica, y el drama y la injusticia
de la guerra consagraron algunas de sus obras más políticas que son, a su
vez, de las más reconocidas. Con respecto a la realización del Guernica9
respondía al encargo que el Gobierno de la República le había solicitado
al pintor para su participación en el Pabellón Español de la Exposición
Internacional de 1937. Meses después, cuando tuvo lugar el episodio
dramático del bombardeo, el artista malagueño, sobrecogido, lo eligió
como tema de representación. Tras la clausura de la muestra parisina la
obra, que fue realizada con un claro mensaje propagandístico como si se
tratara de un cartel publicitario, viajó por Noruega e Irlanda hasta llegar
a Estados Unidos. Allí fue expuesto entre 1939 y 1940 con motivo de
la exposición Picasso: Forty Years of his art en el Museum of Modern
Art de Nueva York, donde quedaría la obra hasta 1981 por petición del
pintor, pues hasta que España no cambió el régimen político y estableció
la democracia, la pintura no debía volver, siguiendo el deseo de Picasso.

«La guerre d’Espagne est la bataille de la rèaction contre le peuple,


contra la liberté. Toute ma vie d’artiste n’a été qu’une lutte continuelle
contre la rèaction et la mort de l’art»10.

Asimismo, el pintor malagueño mantuvo un fuerte compromiso


hacia los exiliados a quienes les tendió su ayuda en numerosas ocasiones
y con gran generosidad: “Acude en ayuda de los republicanos españoles,
firma peticiones, lanza llamamientos, entrega dinero a las suscripciones

9 Este monumental lienzo representa el episodio dramático del bombardeo realizado por
la legión Cóndor sobre el pueblo vasco de Guernica, el 26 de abril de 1937. El pintor
fue informado del suceso por José Bergamín. Véase GARZÓN RUBIO, José Manuel,
“Picasso, expresiones e ideologías”, Un año con Picasso. Museo Picasso Málaga, 27
de octubre de 2004, p. 103.
10 DAIX, Pierre, Les après-guerres de Picasso (1945-1955) et sa rupture avec Aragon.
Neuchâtel, Ides et Calendes, 2006, p. 10.

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abiertas, vende obras para este fin”11. De hecho, la producción de


Picasso en estos años fue una amplia creación llegándose a catalogar
2.200 pinturas y dibujos12. Pues varias fueron las vías por las cuales
el pintor malagueño mostraría públicamente su apoyo y ayuda a los
exiliados en tierra francesa, bien desprendiéndose de su propia obra
a favor de la causa republicana, bien a través de los manifiestos. Así,
por ejemplo, Oliver Widmaier recoge cómo “en marzo de 1939, Pablo
afirma, con Jean Cassou, Louis Aragón, José Bergamín y Georges
Bloch, un llamamiento para salvar a los intelectuales españoles
encerrados en el campo de confinamiento francés de Saint-Cyprien. Y,
tras la caída de Barcelona, los sobrinos de Picasso, que combatían en el
lado republicano, huyeron de España y encontraron el apoyo de su tío.
Los acogerá igual que acogió a otros muchos refugiados españoles”13.

Las actuaciones de Picasso en ayuda de los republicanos han


quedado testimoniadas con numerosos documentos que recogen
cómo además hizo “entregas de dinero al Comité Nacional de ayuda
a España14, particularmente a finales de 1938, con una donación de
100.000 francos de entonces (...) en noviembre, más otros 300.000
francos (...) a principios del año 39. Hay que añadir la organización de
dos centros de acogida para niños, en Barcelona y Madrid, que él puso
en marcha con 200.000 francos”15.

11 «Picasso, la politique et la presse», Picasso et la presse, Un peintre dans l’histoire.


París, L’Humanité, 2000.
12 Dato que recoge Dolores Fernández en su artículo “Acerca de los artistas españoles
en Francia y su relación con Picasso”. L’exili cultural de 1939. Seixanta anys després.
Actas del I Congreso Internacional. Valencia, Universidad de Valencia, 2001, p. 81;
con motivo de la exposición celebrada en el Museo Guggenheim de Nueva York que
tenía por título: Picasso y los años de la guerra: 1937-1945 (1999). Véase HARRIET,
Janis, Picasso: The recent years, 1939-1946. Garden City, New York. Doubleday &
Company, 1946.
13 WILDMAIER, Olivier, Picasso: Retratos de...Op. Cit. p. 140.
14 En relación con los motivos de su creación véase “Sobre el Comité Nacional de
Ayuda opina el señor D. Martínez Barrios”. España Democrática: Órgano del Comité
N. Pro-Defensa de la República Democrática Española, 28 octubre 1938, p. 1.
15 WILDMAIER, Olivier, Picasso: Retratos de...Op. Cit. p. 135.

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Por otra parte, Picasso sería nombrado presidente del Comité de


Amigos de España donde se agrupaban los militantes antifranquistas
y los refugiados españoles, además de estar vinculado al Comité
Nacional de Escritores, fue presidente honorario del Comité d’Aide
aux Republicains Espagnols fundado en 1945, Miembro del Comité
honorario de Solidaridad Española donde participó “de forma activa
con la agrupación de intelectuales españoles en París, con la Unión
Nacional de Intelectuales Españoles, o con el Comité France-Espagne,
cuyos miembros celebraban incluso sus reuniones en el estudio del
pintor”16. Además de la amplia participación de Picasso en los congresos
del Partido Comunista Francés desde su adhesión en 1944. El motivo
por el que Picasso se vinculó al Partido Comunista la explicaría en los
siguientes términos:

“Mi adhesión al Partido Comunista es la consecuencia lógica


de toda mi vida, de toda mi obra. Me enorgullece decir que nunca he
considerado la pintura como un arte para el simple recreo, como una
distracción; he querido, mediante el dibujo y el color, puesto que estas
eran mis armas, ir siempre más allá en el conocimiento del mundo y de
los hombres, a fin de que este conocimiento nos libere cada día un poco
más a todos. (...) Sí, tengo conciencia de haber luchado siempre, con mi
pintura, como un verdadero revolucionario, pero ahora he comprendido
que eso no me basta; combatir no solo con mi arte sino con todo mi ser,
y entonces me he encaminado hacia el Partido Comunista sin la menor
vacilación, pues, en el fondo, estaba con él desde hace mucho tiempo...
Estoy de nuevo con mis hermanos”17.

En 1947 Picasso publicó un llamamiento en el Boletín del Comité


d’Aide aux Republicains Espagnols18, quien para entonces ejercía las
funciones de presidente:

“Terminada la guerra, millones de deportados, prisioneros de


guerra o exiliados, han vuelto a sus hogares.
16 ESTEBAN, Paloma, “La presencia de España...Op. Cit. p. 27.
17 WILDMAIER, Olivier, Picasso: Retratos de...Op. Cit. p. 149.
18 Picasso contribuyó económicamente al poner sus obras a la venta. Cuando éstas no
eran adquiridas a un alto precio en las casas de subastas el pintor las volvía a comprar
por el precio fijado y lo donaba al Comité de Ayuda.

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En nuestra patria, en España, el fascismo sigue imperando por


el terror. En el extranjero, sobre todo en Francia y en América Latina,
numerosos republicanos españoles esperan que el restablecimiento de
un régimen democrático les permita el retorno a la patria.

La situación de muchos de estos refugiados es trágica. A los


sufrimientos vividos durante la Guerra de España, se han juntado las
persecuciones y la miseria para los que buscaron refugio en la Francia
dominada por el fascismo. Miles de ellos han conocido la deportación
en los campos de exterminio de Alemania. Numerosos mutilados de
nuestra guerra viven en la más espantosa miseria.

Viudas de combatientes, ancianos, niños, enfermos, necesitan


cuidados, alimentos, ropas y dinero.

La solidaridad de nuestros amigos del mundo entero ha dado ya


sus primeros frutos. Diversos envíos de los Estados Unidos, México,
Argentina, Brasil, Uruguay, etc., han permitido ya socorrer a los más
necesitados. Pero queda todavía mucho por hacer.

Desde las columnas de este Boletín, me dirijo a todos aquellos


que en el mundo entero sienten como propia, nuestra causa.

¡Ayudad a los republicanos españoles necesitados! ¡Hacedlo


por aquellos que defendieron la República española y, defendiéndola
lucharon por la libertad!

Ayudándoles, les seguiréis alentando en la lucha que continúan


por recobrar una España independiente, democrática y por conseguir
para el mundo una paz firme y duradera”19.

En 1949 Pablo Picasso recibió el premio de litografía Pennell


Memorial Medal otorgado por la Philadelphia Academy of Fine Arts,
por la representación de la Paloma en vuelo sobre un fondo siniestro
que dio la vuelta al mundo y movilizó numerosas conciencias.

19 “A todos nuestros amigos. Un llamamiento de Pablo Picasso”. España Popular, 14


febrero de 1947, p. 3.

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Asimismo, este mismo tema lo volvió a representar para el cartel del


Congrès Mondial des Partisans de la Paix que se celebró en abril de
1949 en París, donde esta vez en posición detenida, volvía la paloma a
estar presente. La contribución de Picasso a los valores de la paz y la
solidaridad entre los pueblos a nivel internacional se ha visto reconocida
a través del otorgamiento del Premio Lenin de la Paz que recibió en
1950 y, posteriormente, volvería a ser premiado en 196220.

De todas las palomas que hubo una que se fue por el mundo.
Todavía
sigue girando alrededor del sol
al compás de la tierra.
Vuelo sin dueño, siempre amenazado.
¿Volverá alguna vez
al viejo palomar de donde salió un día?21

Las actuaciones de compromiso de Picasso por la causa


republicana y el restablecimiento de la libertad, se dilató durante los
años sesenta. Su participación en numerosas actuaciones reivindicativas
viene a demostrar el alarde de compromiso que el pintor llegó a profesar
públicamente, haciendo presente su nombre y firma en documentos
como la protesta internacional contra la represión que surgió de forma
paralela en numerosos países, ante las noticias de las detenciones
efectuadas por Franco22.

La búsqueda por el leninismo del triunfo de la democracia se


incluyó como objetivo en el programa del Partido Comunista, para
encontrar la paz se planteó una política de reconciliación nacional
“dirigida a liquidar las secuelas de odios de la Guerra Civil, acabar con
la dictadura por medios pacíficos y sentar las bases para la solución
de los grandes problemas nacionales”23. A la lucha por estos principios
20 En 1964 la recibiría Dolores Ibárruri y Rafael Alberti.
21 Poema Paz. ALBERTI, Rafael. Los 8 nombres de Picasso y no digo más que lo que
no digo (1966-1970). Barcelona, Editorial Kairos, 1970, p. 65.
22 Véase «La protesta internacional contra la represión». Mundo Obrero: Órgano del
Comité Central del Partido Comunista de España, marzo de 1960, p. 3.
23 “El leninismo y la lucha por la democracia y la paz”. Nuestra Bandera: revista de
educación ideológica del Partido Comunista de España, abril, 1960, p. 37.

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junto a la amnistía de los presos y exiliados españoles, se sumó el apoyo


y el compromiso de otros países integrantes del continente americano
que, tras la reunión celebrada en La Habana el 2 de septiembre de
1960, los representantes de los partidos comunistas de Latinoamérica,
del Caribe y de España acordaron la lucha por el pueblo español.
Asimismo, intelectuales de Italia y Gran Bretaña se sumaron al
reclamo de la amnistía cuyos ecos llegaban del otro lado del Atlántico
y al que se unieron reconocidos escritores y artistas cuyo apoyo se
hizo manifiesto públicamente. Sin olvidar a aquellos que se sumaron
desde Francia que, a través de Llamamiento de Pleyel se encontraban
intelectuales, personalidades políticas y dirigentes obreros, así como
Pablo Picasso. Numerosos países se sumaron a este llamamiento, como
Checoslovaquia, Hungría o Bélgica, cuyas instituciones culturales,
sindicales o universitarias enviaron numerosos telegramas a Franco,
“donde se protesta contra la represión y se exige la amnistía para los
presos y exiliados políticos”24.

Al año siguiente, los días 25 y 26 de marzo de 1961, tuvo lugar


en París la celebración de la Conferencia de los Países de Europa
Occidental para la amnistía para los presos y los exiliados españoles,
entre los firmantes del llamamiento, integrado por intelectuales de
numerosos países, como Suecia, Suiza, Grecia, Austria o Finlandia, sin
olvidar Francia nuevamente aparece el nombre de Picasso25, junto a
otros como Jean Cassou, Jean Cocteau, Marc Chagall o Daniel Mayer26.

La implicación del pintor malagueño por la solidaridad del pueblo


español y la lucha por establecer la democracia estuvo nuevamente
presente en la conferencia convocada por los países de Europa occidental,
donde su nombre figura entre los firmantes. En el objetivo principal
24 “La campaña internacional”. Nuestra Bandera: revista de educación ideológica del
Partido Comunista de España. 1 de octubre de 1960, p. 36.
25 El periódico Mundo Obrero presenta a Picasso como: “comunista y pintor español
hasta los tuétanos. Pablo Picasso combatiente de la paz, (...) defensor consecuente,
siempre dispuesto, de la gran causa de la amnistía para todos los presos políticos
españoles”. “Saludo a Pablo Picasso”. Mundo Obrero: Órgano del Comité Central del
Partido Comunista de España, noviembre 1961, p. 7.
26 Véase «Convocatoria de una conferencia de los países de Europa Occidental por la
amnistía para los presos y exiliados españoles». Mundo Obrero: Órgano del Comité
Central del Partido Comunista de España. Enero 1961, p. 4.

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de este llamamiento internacional: “Se abstendrá de inmiscuirse en los


asuntos españoles, pues sólo a los españoles corresponde hallar una
solución a sus problemas. Su ambición es agrupar a todos los amigos de
España, en particular a la juventud europea. Su objetivo es, con la ayuda
de la opinión internacional, frenar la represión franquista y apoyar los
progresos de una democratización que es la única que pondrá fin a esa
represión, al permitir que España acceda por fin a la libertad”27.

3. El arte en la diáspora: Picasso y el círculo de exiliados

Picasso llegó a reivindicar sus orígenes y los vínculos que tuvo hacia su
país, indicando: “Soy español y tengo documentación española28. (...)
Me siento español como siempre y como nunca”29. Sin embargo, algunos
compatriotas llegarían a recriminarle la falta de un compromiso activo
hacia el fascismo, que no condenase públicamente y que se limitara a
la realización de obras para la causa republicana. Sin embargo, ante la
propuesta del Monsieur Cuttoli de que Picasso adquiriese la nacionalidad
francesa, el artista respondió “ha de saber usted que represento a España
en el exilio”30. A esto hay que sumar, la ayuda que Picasso tendió a los
exiliados y que ha quedado recogido en numerosos testimonios, pues
los refugiados “llegaban a Francia en tropel (cerca de quinientas mil
personas en total), muchos de ellos se volvieron hacia Picasso, y no
he oído hablar de un solo caso en el que le escribieran o fueran a verlo
en vano”31. Las actuaciones de Picasso en torno a la España exiliada
y su labor de compromiso social, político y cultural si se evalúan en
su conjunto, valorando además la postura inamovible prometida por
el artista a la República, viene a demostrar que representó un grado
de fidelidad y solidaridad que avalan sus actuaciones de compromiso

27 “La Conferencia de Europa Occidental por España”, Mundo Obrero: Órgano del
Comité Central del Partido Comunista de España, enero de 1968, p. 6.
28 Recoge Jonathan Brown cómo “Muchos exiliados, sobre todo en la última etapa de la
vida, sienten vivamente el impulso de regresar a sus raíces y reafirmar sus orígenes y, así
le sucedió a Picasso”, Picasso y la tradición española. Guipúzcoa, Nerea, 1999, p. 133.
29 MARRERO SUÁREZ, Vicente, “Picasso: «Soy español y tengo documentación
española», Informaciones, 20 de marzo de 1954, suplemento, p. 1.
30 GILOT, Françoise, Vida con Picasso. Barcelona, Bruguera, 1965, p. 189.
31 «Picasso, la politique et la presse», Picasso et la presse...Op. Cit.

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contra el franquismo. Junto a esto hay que tener en cuenta que Picasso
prometió no pisar suelo español mientras estuviera Franco en el poder,
promesa que cumplió sin volver a regresar a su país natal, frente a
aquellos otros exiliados que impulsados por la nostalgia y la necesidad
de enraizamiento regresaron a España aún presente el régimen32.

En numerosas ocasiones, Picasso tendió su ayuda a los artistas


españoles, no sólo durante el periodo de la Guerra Civil, sino también,
en momentos posteriores. Sin embargo, “los luctuosos acontecimientos
que ensangrentaron el suelo español entre 1936 y 1939 fueron para
el malagueño un potente revulsivo que iba a desencadenar en su
conciencia un mecanismo de compromiso social que había permanecido
adormecido hasta ese momento”33. A partir de 1939 con la llegada de
los refugiados españoles a Francia, el círculo de amistades de Picasso se
amplió, pues fueron numerosos los artistas que buscaban la posibilidad
de tener su ayuda.

Los artistas españoles exiliados se ubicaron principalmente en los


talleres de Montparnasse. Picasso durante la Segunda Guerra Mundial
permanecería en su estudio de la rue des Grands-Augustins, durante el
París de la Ocupación, con el objetivo de pasar desapercibido ante la
vigilancia de la policía francesa y de los alemanes, quienes, además,
estos últimos, le habían impedido realizar exposiciones en París, pues
era el autor del Guernica y sus obras llegaron a ser confiscadas en
Alemania. Para proteger su obra, Picasso recurrió al Banco Nacional
para el Comercio y la Industria, donde la dejó custodiada en dos cámaras
blindadas, pues su arte era considerado degenerado por los nazis,
además “sus exposiciones fueron prohibidas y sus obras incautadas”34.
Al finalizar este conflicto bélico, en el París de la Liberación, fue cuando
el pintor malagueño se integró en el Partido Comunista Francés, en

32 Véase REAL LÓPEZ, Inmaculada, El retorno artístico del patrimonio del exilio.
Madrid, Editorial Síntesis, 2016.
33 ESTEBAN, Paloma, “La presencia de España...Op. Cit. p. 27.
34 YOUNES, Ebtehal, “El compromiso en pintura: Picasso, la guerra y el exilio”.
La cultura del exilio republicano español de 1939. Actas del Congreso Internacional
Sesenta Años Después. Madrid-Alcalá-Toledo, 1999, Vol. II, p. 135. Sin embargo,
Dolores Fernández indica que no llegaron a ser sus obras incautadas, aunque sí sufrió
algunos registros en su estudio por los nazis.

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octubre de 1944, invitado por sus integrantes, como así lo harían otros
refugiados españoles. Desde aquel momento, la actividad de Picasso con
el partido sería muy activa pues firmaría numerosos llamamientos para
liberar los presos políticos de España, además de ilustrar tanto carteles
como prensa, por ejemplo, Le Patriote35, sin olvidar su contribución ya
citada en congresos y manifiestos.

3.1. Los artistas exiliados en la diáspora: sus aproximaciones a


Picasso

Frente a la amplia nómina de artistas exiliados que marcharon a


México, sin embargo, buena parte de estos quedarían establecidos en
Francia, integrándose en el ambiente cultural parisino, aunque otros
eligieron Toulouse por su círculo cultural libertario, como Carlos Pradal
o Hilarión Brugarolas, aunque sin olvidar que algunos como Blasco
Ferrer participarían frecuentemente en estas actividades artísticas
alternándolas con París. Es decir, la intelectualidad que se vio abocada
al exilio -escritores, científicos, artistas e intelectuales-, que permaneció
establecida en Francia participaría en sus propios círculos culturales
para recuperar la tradición republicana de la que eran portadores y
evitar que cayera en el olvido.

Sin embargo, las primeras producciones artísticas de buena


parte de los exiliados en el destierro se realizaron en los campos de
internamiento, como Barcarés, Saint Cyprien, o en Argelès, donde se
llegaron a organizar varias actividades culturales, como expositivas o
la elaboración de boletines, iniciativas que nacían entre los barracones.
Con respecto a las manifestaciones artísticas que se realizaron en aquel
momento -por artistas como Bartolí, Rodríguez Luna, Clavé, Josep
Franch-Clapers, Jesús Marti, entre otros-, no sólo se convirtieron en
testimonios relevantes, sino que además estas obras favorecieron que
artistas como Blasco Ferrer consiguieran vender algunos de estos
trabajos obteniendo así sus primeros ingresos en suelo francés.

El contacto que Picasso representó para los exiliados republicanos


fue la puerta hacia la oportunidad, el trampolín a la vida artística
35 Este periódico comunista fue financiado por Picasso durante varios años. Véase
CABANNE, Pierre, El siglo de Picasso...Op. Cit. p. 170.

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internacional y el regazo donde buscar las carencias que llegaron a


encontrar. Es decir, se convirtió en “una roca sobre la que se apoyaban
los españoles exiliados, no sólo los artistas. (...) Picasso durante los años
difíciles de la posguerra y la ocupación (...) arrastraba a los críticos, a
los intelectuales, a otros artistas célebres y abría el paso a unos cuantos
artistas jóvenes españoles, republicanos de distintas procedencias”36.

Mercedes Guillén cuenta en la biografía que escribió de Picasso


testimonios directos de cuanto aconteció en este periodo, pues su
experiencia en el exilio y el contacto con el pintor durante varios años
le aportó cuantiosa información sobre la vida del artista malagueño.
Así, nos cuenta cómo “en la primavera de 1939, a la casa de Picasso,
todavía en la Rue de la Boëtie, frecuentada por los amigos habituales,
pintores, poetas, editores, algún que otro marchante, llegaban muchos
españoles que en aquellos días esperaban la posibilidad de quedarse a
trabajar en Francia. La casa se llenaba de compatriotas que llegaban a
ella como a la tabla de salvación, en busca de una solución eficaz, en
muchos casos la única que les quedaba. Picasso se desvivía por todos.
Oía a uno tras otro, escribía en un trozo de papel o en la libreta más
a mano una palabra, un número, un jeroglífico. Otras veces bastaba
una mirada a su amigo Sabartés, casi siempre presente37, para que éste
comprendiera y apuntase una dirección, un nombre. Su intervención era
siempre oportuna y justa: a cada uno lo suyo, lo que necesitase”38.

Después el taller de Picasso pasaría a estar ubicado en la rue des


Grands-Augustins nº 7 de París; fue lugar de confluencia y encuentros
con artistas españoles exiliados, así lo deja testimoniado el fotógrafo
Brassai: “Ha llegado, mientras, un grupo de pintores españoles. Vienen
mucho a verle Manuel Ángeles Ortiz, Hernando Viñes, Pedro Flores,
Castanyer, Joaquín Peinado. Todos forman parte de la vieja guardia”39.
36 FERNÁNDEZ, Dolores, “Acerca de los artistas españoles en Francia y su relación
con Picasso”. L’exili cultural de 1939...Op. Cit p. 78.
37 Llama la atención que Jaime Sabartés en el libro que publicó titulado Picasso:
retratos y recuerdos (1953) apenas preste atención a la relación tan destacable del
pintor y los exiliados.
38 GUILLÉN, Mercedes, Picasso. Op. Cit. p. 28.
39 BRASSAI, Conversaciones con Picasso. Madrid, Aguilar, S.A. Ediciones, 1966,
p. 223.

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Compromiso y solidaridad. Picasso y los artistas españoles... 57

Entre las actuaciones que realizó Picasso citar, por ejemplo,


cómo rescató el estudio de Manuel Ángeles Ortiz ubicado en la rue
Vercingetorix y que, aun encontrándose el pintor en el campo Argèles-
sur-Mer, fue recuperado por Picasso40, quien además le informaba de
cómo su familia estaba a salvo, horas después fue liberado. Allí también
se encontraba Josep Renau, su liberación nuevamente se le atribuiría
a Picasso junto a la continua ayuda recibida. Asimismo, podemos
destacar a Rodríguez Luna quien, al igual que Ramón Gaya41, estuvo en
Saint-Cyprien, y gracias a la intervención de Picasso salió del campo
de refugiados.

Por otra parte, reunió a sus contactos para ayudar a sus compatriotas,
quienes carecían del permiso de residencia en el extranjero, de modo
que, a través de André-Louis Dubois -que había trabajado en la
prefectura de policía, fue director de la policía y de Asuntos generales
del Ministerio de Interior-, quien actuó ante José Félix de Lequerica,
embajador de España en el régimen de Vichy, consiguió evitar que este
grupo de compatriotas, vinculado al pintor, sufriera las represiones de
los alemanes.

40 Miguel Cabañas ha tratado este tema en el artículo: “Picasso y su ayuda a los artistas
españoles de los campos de concentración franceses”. Congreso Internacional la Guerra
Civil Española 1936-1939, 2006, p. 15.
41 Ramón Gaya sufrió el desengaño de las vanguardias durante su estancia parisina
en 1928. Opuesto a las nuevas corrientes europeas, el pintor murciano escribiría desde
su exilio mexicano: “Picasso, es sin duda, uno de los grandes milagros españoles, y
quedará en pie a pesar de todo. (...) En Picasso todo es negativo, menos su genialidad.
(...) Hoy sigo creyendo que Picasso manipula, pero comprendo que ha tenido que ser
así, que ha tenido que renunciar a su misma obra para poder ser, aún más, para poder
servirnos”. GAYA, Ramón, Obra completa. Madrid, Editorial Pretextos, 2010, p. 152.

Años más tarde, en una entrevista concedida a Manuel Borrás y a Arturo


Ramoneda, en relación con las decepciones que tuvo con el arte moderno durante su
estancia parisina, que realizó con Pedro Flores y Luis Garay con quienes compartió la
exposición en la galería Les Quatre Chemins al poco de su llegada, expresó el pintor
murciano: “Gracias a Picasso y a Juan Gris, los españoles teníamos un gran prestigio
en ese momento. (...) Picasso, aunque fuera una ocurrencia de mal gusto, era tan fuerte,
tan atrevido, tan valiente, que había que quitarse el sombrero. Su genialidad, no artística
y estética, sino viva, no se parece a nada de lo que ha sucedido en las vanguardias de
este siglo”. Ramón Gaya De viva voz. Entrevistas (1977-1998). Valencia, Editorial
Pretextos, 2007, p. 323.

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“Todo español residente en París o sólo de paso, sabe que puede


ir a la calle Grands-Augustins y que la acogida de Picasso es siempre
cálida y a menudo generosa. Es considerable el censo de compatriotas a
quienes ayuda y mantiene. (...) A Sabartés42 le enrabieta ese incesante ir
y venir y las larguezas de Picasso, a quien cada vez más va considerando
como su propiedad exclusiva. Al entreabrir la puerta, con su aire de
espía miope, murmura su habitual sarta de excusas: que Pablo no está,
que acaba de salir; pero basta con que llegue hasta los oídos del Pintor
la lengua o el acento español, para que salga y vaya al encuentro con
sus visitantes”43.

El primer encuentro del pintor con sus compatriotas era


difícilmente olvidado. Diferentes artistas recuerdan con detalle en sus
biografías cuándo y cómo se produjo. Así por ejemplo Fenosa detalla
que fue a través de su amigo Pruna cuando viajó a París a los veintidós
años. La obra de Peinado con motivo del Salón de Otoño de 1924
fue contemplada por Picasso y reconoció que se trataba de un artista
español, así se lo comentó a Ortiz: “«Este cuadro es, sin duda, de un
pintor español». «Es de Peinado, le conozco», dijo Ortiz. «Entonces
tráigamelo a casa»”44. Antes del primer encuentro el pintor rondeño ya
conocía la obra del malagueño gracias a las publicaciones que había
conocido en la biblioteca de la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando y sobre las que sintió una fuerte influencia. Con respecto a
Baltasar Lobo, fue en 1939 cuando conoció a Picasso, en su condición
de exiliado tras su paso por el campo Argelès-sur-Mer, impulsado por la
necesidad de encontrar su ayuda se dirigió a la Rue de la Boétie donde
se presentó con algunas de sus obras. Su mujer, Mercedes Guillén,
recuerda cómo “la primera vez que estuve en casa de Picasso -vivía
aún en la Rue de la Boëtie-, estaba sentado en una mesa y rodeado de
unos amigos. Recorrí el grupo con la mirada. Sus manos y sus ojos me
lo presentaron. Aquél es, pensé. Sus manos y sus ojos le dan, aunque es
pequeño, ese aspecto de gigante”45. Posteriormente, Picasso trasladaría
su residencia al Midi francés, más próximo a su país de origen, algunos
42 De estos años véase SABARTÉS, Jaime. Picasso, retratos y recuerdos. Suc. de
Rivadeneyra, 1953.
43 PIERRE, Cabanne, El siglo de...Op. Cit. p. 160-161.
44 BRASSAI, Conversaciones con...Op. Cit. p. 223.
45 GUILLÉN, Mercedes, Conversaciones...Op. Cit. p. 29.

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Compromiso y solidaridad. Picasso y los artistas españoles... 59

autores han querido ver un claro intento de acercamiento, donde se


estableció un grupo de amigos españoles, “quienes acudían a visitarlos,
reviviendo entre todos los recuerdos y las imágenes España”46.

El influjo español en la obra picassiana fue estudiado por el


historiador Jonathan Brown47, pues hasta entonces no se había puesto
de relieve por los investigadores quienes lo había presentado como un
artista francés. Tradicionalmente se ha venido estudiando en la obra
picassiana la huella española que sus trabajos han conservado, ligados a
otros periodos, a otros artistas, y que se convirtieron en representativas
interpretaciones de la exaltación nacional. Por tanto, la evocación al
Greco, a Goya, a Velázquez, al arte Ibérico o al mundo taurino, temas
a los que el pintor malagueño rinde homenaje a través de su pintura,
le convierten en un relevante embajador del arte español. El pintor
malagueño quedaría claramente influido por los grandes maestros de la
tradición española a quienes descubrió en su primera visita al Museo del
Prado donde percibió una influencia que quedaría marcada en el resto de
su trayectoria artística, y cuya institución se dirigió tras ser nombrado
director en 1937 por Manuel Azaña, presidente de la República.

A su vez, el vínculo que el pintor malagueño tuvo con los artistas


españoles exiliados no se limitó únicamente a los años de la Guerra Civil
y posguerra, sino que el ambiente intelectual que se tejió en torno a su
figura se fue consolidando con el paso del tiempo, quedando incluidos
en la atmósfera picassiana. La admiración hacia su figura se vio
reconocida en momentos tan representativos como en la celebración del
homenaje celebrado con motivo del ochenta cumpleaños, acompañado
de numerosos actos, el momento más relevante tuvo lugar en el Festival
artístico de Niza. En esta ocasión se contó con la participación de
intelectuales procedentes de nueve nacionalidades distintas, quienes
profesaron la admiración por Picasso, -Richter, Gloria Davy, o el
violisnita soviético Kogan, entre otros. La nómina se completa con
los artistas españoles como Manuel Ángeles Ortiz o Clavé, junto a la
lectura de poemas de Alberti y García Lorca. La huella de la diáspora
y de sus orígenes se hicieron presentes una vez más, pues “este rasgo

46 ESTEBAN, Paloma, “La presencia de España en la obra de Picasso: cinco ejemplos”,


La colección del Museo Nacional…Op. Cit. p. 28.
47 Véase BROWN, Jonathan, Picasso y la tradición...Op. Cit.

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español del homenaje a Picasso, tan necesario, tan justificado, tuvo su


culminación al día siguiente en Vallauris, en la corrida de toros que
allí se organizó”48. Sin olvidar la exaltación de los integrantes de los
partidos comunistas como Dolores Ibárruri, Santiago Carrillo o del
Comité Ejecutivo del PCE.

La huella del exilio y la desvinculación de los artistas con sus


tierras de origen les lleva a ser portadores de un lenguaje cultural y de
un sentimentalismo que de modo directo o indirecto representan a través
de sus obras. Así por ejemplo, cuando un paisaje de Bores representaba
el norte de España conservaba “el choque emocional de luz y lugar”49.
O Colmeiro en sus obras buscaba “una pintura relacionada con lo que
antes vivo, una pintura de ambiente, a la que yo llamo «pintura de
casa», porque así me parece ser gran parte de la pintura española, con
escenas de interior y sus motivos domésticos. Esté en América o en
París, dondequiera que me encuentre, es la pintura que siento y la que
más me impresiona, sobre todo vivir fuera de mi tierra”50. Asimismo,
en este mismo sentido Pelayo reivindicó “somos muy españoles -dice-
y cuando estamos entre españoles nos sentimos aún más españoles.
Pero tanto tiempo sin pisar la tierra, sin respirar el aire... adelgaza el
hilo de nuestra sangre. Es como ver España de una manera abstracta,
como verla en un mapa. Por eso nuestra realidad presente se nos
vuelve deseo, recuerdo, y pintamos con ese sentimiento lejano de la
nostalgia”51. Mientras que otros como Joaquín Peinado, su actitud fue
buscar nuevos caminos, volver a empezar, en palabras del pintor: “Mi
reacción al llegar a París fue romper con todo lo de atrás, empezar de
nuevo, ponerme de lleno a pintar con enfoque distinto”. Una actitud
quizá derivada de la gran represión que el régimen tuvo hacia la familia
del pintor y la expropiación de los bienes de la familia. Sin olvidar al
propio Picasso, quien llegó a conformar “el sólido esqueleto nacional
de la pintura española”52.
48 “El homenaje a Pablo Picasso”. Mundo Obrero: Órgano del Comité Central del
Partido Comunista de España, noviembre 1961, p. 2.
49 GUILLÉN, Mercedes, Conversaciones... Op. Cit. p. 39.
50 Ibídem p. 43.
51 Ibídem p. 105.
52 “Picasso por Josep Renau”. Picasso. Sociedad de Arte Moderno. Primera exposición
de la Sociedad de Arte Moderno. México, junio de 1944.

Cuadernos Republicanos, n.º 98


Compromiso y solidaridad. Picasso y los artistas españoles... 61

Picasso y los artistas republicanos exiliados concurrieron a


numerosas exposiciones celebradas en Francia, de claro posicionamiento
político en la gestión organizativa de las mismas, que tuvo su punto de
partida con el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París
de 1937. Con el fin de la guerra civil se celebró otra exposición en la
Maison de la Culture en 1939, donde Picasso figura como patrocinador
de la misma pues, en aquella época el pintor ya vendía su propia obra
para destinarla a fines benéficos, por tanto, no extraña que abanderase
esta iniciativa dirigida a recaudar fondos para ayudar a los españoles.
Esta muestra que fue organizada el mismo año que Picasso se incorpora
a la Junta de Cultura de París, estaba compuesta por obras procedentes
de los campos de concentración53, y fue catalogada por la prensa como
un verdadero éxito.

Entre otras exposiciones que con carácter político participó Pablo


Picasso, se encuentra el Salón de Otoño de 1944, también conocido
como el Salón de la Liberación, donde los organizadores le ofrecieron
una galería para mostrar toda su obra, que se compuso de varias
esculturas y más de setenta pinturas. Asimismo, su obra estuvo presente
en la exposición Arte y resistencia (1946) que se celebró en el Museo
de Arte Moderno de París, donde presentó El osario y Homenaje a los
republicanos españoles muertos por Francia, una pintura donde rinde
homenaje a los combatientes españoles “que no han sido honorados, que
han sido enterrados sin sepultura digna de su sacrificio, y que se tiene
prisa en olvidarles y quitarse de encima como de un peso inoportuno”54.
Esta última obra, junto a Carnicería, Masacre en Corea y La guerra y la
paz serán las obras más políticas que realiza tras la Liberación de París.

53 “La «ayuda cultural de los refugiados españoles», organismo del que forma parte la
Junta de Cultura ha empezado ya a hacer sus envíos a los campos dando la preferencia
a los grupos organizados, que dan clases, editan boletines, organizan conferencias,
cursos. También hace envíos de libros el Comité National Catholique pour les refugiés
d’Espagne (...). La Junta de Cultura Española con sede en París, porque tiene una
conciencia clara de toda la serie de problemas que en orden a la cultura, plantea la
determinación de la guerra y sabe lo difícil que ha de ser resolverlos, demanda una
vez más comprensión, ayuda, unión y disciplina. Miles de intelectuales españoles en
el destierro, con la vida deshecha y sin medios para proseguir sus trabajos”. España
Democrática: Órgano del Comité N. Pro Defensa de la República Democrática
Española, 8 septiembre 1939, p. 4.
54 YOUNES, Ebtehal, “El compromiso en...Op. Cit. p.144.

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Otra de las exposiciones que se llevaron a cabo fueron Quelques


peintres et sculpteurs espagnols de L´École de Paris en la Galerie
Roux-Henstchel en 1945, con el objetivo de recaudar fondos para
la resistencia española. Entre las obras mostradas se encontraban
de Bores, Viñes, Peinado, Flores, Fenosa y Lobo, entre otros, como
Picasso, cuyos grabados ilustraron el catálogo junto a los poemas de
Paul Éluard. Numerosos nombres volverían a estar presentes en otras de
las muestras que se realizaron, El Arte en Libertad (1945), La Marsella
de la Liberación (1945), Maestros del Arte Contemporáneo (1945) o
Pintores y Escultores Españoles Contemporáneos (1946).

La exposición El arte de la España republicana. Artistas


Españoles de la Escuela de París que se celebró en Praga en 1946, tuvo
una destacada acogida en Checoslovaquia donde Picasso contó con
una importante representación de sus obras frente a Mateo Hernández,
Bores, Viñes, Peinado, Lobo, Fenosa, Condoy, Clavé, entre otros, los
integrantes de la Escuela de París55. Se sumaba así a las cuantiosas
muestras de apoyo al Gobierno de la República que se venían sucediendo
desde 1937 tras el Pabellón Español de la Exposición Internacional.

En la exposición Pinturas españolas contemporáneas que tuvo


lugar en la Galería Schaeffer de Nueva York (1953), la implicación de
compromiso y de integración del arte español en la diáspora estuvo
presente, pues se realizó a beneficio del Fondo de la Escuela Española del
Barnard Collage. Entre los integrantes de su organización se encontraba
el arquitecto José Luis Sert, el ensayista y poeta Juan Larrea56, quienes
permanecían también en el exilio americano, y este último se encargó

55 La investigadora Dolores Fernández sugiere que los artistas que integraron esta
muestra representan a aquellos que deben ser considerados los verdaderamente
pertenecientes a la Escuela de París. Sin embargo, hay otros artistas exiliados que la
historiografía no ha prestado la misma atención, lo que no implica que no alcanzara
establecer estos vínculos ideológicos y artísticos, compartiendo, en reiteradas ocasiones,
espacios expositivos con algunos de los aquí presentes, tal es el caso de Blasco Ferrer.
Véase SOFÍA, S.; LORENTE, J.P. (Coord.) Los escultores de la Escuela de París y
sus museos en España y Portugal. Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, Comarca
del Maestrazgo, 2008.
56 Véase ABELLÁN, José Luis, «Juan Larrea: del exilio de 1939 y una nueva
concepción de la cultura». Diálogos: Artes, Letras, Ciencias humanas. Vol. 14, nº1,
enero-febrero 1978, pp. 25-34.

Cuadernos Republicanos, n.º 98


Compromiso y solidaridad. Picasso y los artistas españoles... 63

de la redacción del catálogo donde “combinaba la idea de homenaje


a los pioneros de la vanguardia con la presencia del exilio español en
el país”57. Entre las obras que integraron esta muestra se encontraba
Esteban Vicente, Vela Zanetti, Picasso, Federico García Lorca, Luis
Quintanilla o Esteban Francés, entre otros.

Estas evocaciones motivan en parte la lucha que de forma conjunta


realizaron los artistas españoles del exilio por la causa republicana, sus
muestras de solidaridad y los apoyos internacionales que manifestaron
abiertamente. Entre las actuaciones que emprendieron destaca el
papel que desempeñaron las exposiciones colectivas que con carácter
comprometido se organizaron para apoyar la causa republicana.

Hay que destacar la protesta que abanderó Picasso en 1951 contra


las políticas culturales que el régimen franquista había puesto en marcha
con las Bienales Hispanoamericanas de Arte, mediante la denuncia a
través de un manifiesto de cualquier tipo de participación. Mientras en
París se celebraría la conocida como Contra-bienal que tuvo lugar en la
Galerie Henri Tronche bajo el título Exposition Hispano-Américaine58.
Debido el rechazo público que Picasso mantuvo hacia el franquismo
cuyos ecos sonaban a nivel internacional, resulta lógico que su nombre
no apareciera entre los figurados en el Informe para incorporar las
actividades del Museo de Arte Contemporáneo a todos los grupos de
artistas españoles de París, gestionado por Luis González Robles y
José María Moreno Galván en 1956. Sin embargo, no llegó a tener los
resultados esperados ni la negociación ni la propuesta de recuperación
de los exiliados residentes en París.

Asimismo, destacar cómo la obra de Picasso, que se alzaba con


grandes éxitos y elogios en la capital francesa, sin embargo, en España
no llegaba a tener el reconocimiento y la consagración que a nivel
internacional ya había adquirido. Pero el pintor “iba a su tierra no a
buscar raudales sino huyendo del destierro, para no desarraigar. Ningún

57 PÉREZ SEGURA, Javier, Scandal & success: Picasso, Dalí y Miró en Estados
Unidos: (El Instituto Carnegie y otros relatos americanos). Madrid, Eutelequia, 2012,
p.143.
58 Véase CAMARGO, S., «Picasso y la Bienal Hispanoamericana», Hoja Oficial del
lunes, 1 de octubre de 1951, p. 8.

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coleccionista español se interesó en ver siquiera su obra y, pese a todo,


Picasso regaló al Museo de Barcelona el hoy famoso Arlequín de la
época rosa. Picasso le dijo a su amigo Humbert al ofrecer el cuadro: «Ya
que ellos no me han venido a ver yo me quedo aquí, con esta pintura».
Fue la primera obra de Picasso que entró en un museo español”59.

4. El Picasso marchante y coleccionista: bagajes e influencias de la


España republicana

La ayuda que Picasso tendió a los artistas del exilio se manifestó a través
de diversas actuaciones emprendidas para ayudar a sus compatriotas.
Así, por ejemplo, cuando Picasso recibió la petición de ayuda de artistas
que estaban en un campo de concentración y le solicitaban materiales
para poder pintar, Picasso le encomendó a Sabartés que se lo hiciera
llegar. Es decir, Picasso contribuyó a ayudar a los artistas exiliados en
París en numerosos aspectos, gestionando visados, les invitaba a comer,
utilizaba sus contactos influyentes, e intervino para que las obras de sus
compatriotas fueran conocidas y adquiridas por coleccionistas. De modo
que, “ponía como condición al comprador de un cuadro que adquiriese
también el de uno de estos desconocidos, les conseguía exposiciones,
(...) les regalaba algún dibujo para que pudiesen sobrevivir”60. Así, por
ejemplo, Pedro Flores, quien había conocido a Picasso en 1928 con
motivo de su viaje a París pensionado por la Diputación Provincial de
Murcia, acudió junto a Ramón Gaya y Esteban Vicente al taller del
pintor ubicado en la rue de la Boëtie. Sin embargo, tras la Guerra Civil y
su paso por los campos de refugiados Saint Cyprien y Haras, le llevaría
buscar ayuda en Picasso que, además de gestionar su certificado de
residencia, “compró uno de los cuadros por Pedro Flores en la galería
Castelucho de París en 1940 y le regaló dos de las planchas en las que
había grabado los aguafuertes con los que ilustró Las Metamorfosis en
Francia”61.

59 “Pablo Picasso. Español universal”. Libertad para España, 16 de noviembre de


1966, p. 8.
60 BOLAÑOS, María, El silencio del escultor: Baltasar Lobo (1910-1993). Valladolid,
Consejería de Educación y Cultura, 2000.
61 Pedro Flores: Memoria y otros escritos. Murcia, Colegio Oficial de Arquitectos de
Murcia, 1997, p.155.

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Compromiso y solidaridad. Picasso y los artistas españoles... 65

Sin embargo, Pierre Cabanne señala cómo resulta curioso que


“Picasso no haya ayudado, en general, sino a artistas poco originales.
Entre los españoles no fue a Miró ni a Clavé62, en sus tiempos difíciles,
a quienes les compró obras o regaló algo suyo, sino a Peinado, a Fenosa,
a Manolo. Y no regateaba elogios a artistas mediocres, se dejaba
fotografiar, riendo, a su lado, con la mano, amistosamente en el hombro
y se declaraba encantado de que su sobrino Vilató y Óscar Domínguez
«hicieran picassos»”63.

El pintor malagueño tendió su ayuda a artistas como Fenosa,


Peinado, Óscar Domínguez o Blasco Ferrer. En relación al primero,
conocido es ya el capítulo de cómo Picasso adquirió toda la obra del
escultor catalán que había expuesto en la Galería Percier, para contribuir
a que tuviera medios económicos, sin embargo, terminó convirtiéndose
en su principal coleccionista por la gran influencia que recibió de su obra.

Picasso se convirtió en el principal coleccionista de Fenosa, le


compró las primeras esculturas que realizó en París en 1923, algunas
de las cuales a día de hoy todavía quedan integradas en la colección
Picasso, como Les Trois Grâces, Femme tordant du linge, Tête de
femme, L’Écharpe, Les Boucles d’oreilles o Femme au miroir. El
malagueño le transmitió numerosos consejos y le animó a ampliar su
producción artística para incrementar sus ventas:

«Il faut faire une statue tous les jours et la vendre -me dit Picasso-
tu as fait un mauvais début, tu vends trop cher. Fais une sculpture tous
les jours. Les gens qui t’aimeront seront ceux qui auront gagné cinq sous
sur ton dos». Je me le tiens pour dit. Et après quelques semaines, j’ai
fini une bonne douzaine de sculptures. Picasso me les a toutes achetées,
à l’exception d’une seule. Il me dit, en prenant la plus vilaine de toutes:
-Celle-là ne me plaît pas. Je ne la prends pas. Combien veux-tu?- Et il

62 PIERRE, Cabanne, El siglo de...Op. Cit p. 60.


63 En las primeras visitas que efectuó Clavé al taller del pintor fue conducido por
Pedro Flores y Gau Sala, en 1942, posteriormente se fueron frecuentando y surgiendo
la amistad entre ambos. Picasso mostró interés por conocer la obra del artista catalán,
pues desconocía su trabajo, meses después del primer encuentro asistió a la exposición
que éste celebró en la Galeria Henry Joly.

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66 Inmaculada Real López

me propose: Je te fais crédit. Tu me demanderas l’argent quand tu en


auras besoin”64.

Así, por ejemplo, también adquirió todas las obras que dejó en el
hotel parisino tras partir a Cataluña en 1929. El regreso de Fenosa a su
tierra lo realizó con la idea de volver, sin embargo, en aquel momento
sus obras comenzaban a ser conocidas, en ocasiones, mostrándose junto
a las de Picasso, esto hizo que su viaje a Francia se fuera retrasando
hasta que su partida, que tuvo lugar en 1939 con motivo de la Guerra
Civil, la hiciera en su condición de exiliado. Las obras que el escultor
había dejado en el Hôtel de France donde se alojaba fueron vendidas por
su propietario a precios muy bajos, y fue Picasso quien posteriormente
las llegaría a comprar.

Por tanto, el artista malagueño no sólo se interesó por la obra del


catalán, sino que además sintió la influencia directa de esta escultura
inspirada en el modernismo catalán, de ejecución rápida y abocetada en
la técnica de barro, con su non finito, estética muy vinculada a Picasso, y el
concepto de la metamorfosis como evolución de sus figuras escultóricas.
De tal forma que, se pueden establecer numerosos paralelismos entre las
mismas, además, si se tiene en cuenta que aquellas, con las que presenta
mayores semejanzas, proceden de la colección Picasso. Así por ejemplo,
Tête de femme (1941) conservada en una colección particular, tiene una
clara influencia en el retrato Tête de Dora Maar (1941) de Fenosa; en
la escultura Feuille de platane (1934) hay una clara evocación a las
transformaciones del artista catalán de feuilles a figuras femeninas; o en
la serie Femme debout que realiza Picasso en 1945 tiene paralelismos
con las obras que realiza Fenosa dos años antes, esculturas femeninas
que a modo de estatuillas de divinidades tienen una acentuación de los
senos femeninos y los brazos en alto, a veces, con un tocado, como así
las llegó a representar Picasso65.

El artista malagueño, a su vez, influyó a numerosos artistas como


Blasco Ferrer. En el análisis estilístico de su obra existen puntos de

64 Fenosa-Picasso, une amitié. El Vendrell, Baie-Saint-Paul (Québec). Fondation Apel.


les Fenosa. Musée d’art contemporain de Baie-Saint-Paul. 2016, p. 29.
65 Véase Picasso. The sculptures. Ostfildem-Ruit, Hatje Cantz, 2000; y Fenosa.
Catalogue raisonné l’ouvre sculpté. Barcelona, Polígrafa, 2002.

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Compromiso y solidaridad. Picasso y los artistas españoles... 67

conexión y similitud con la de Picasso, no sólo por la predilección en la


representación femenina, sino porque además adopta recursos propios
del lenguaje picassiano como la “deformación de la fisonomía femenina,
convertida en expresión de un tiempo cruel y doloroso. Picasso no
hace sino seguir, con su maestría insuperable, el desarrollo de un tema
constante en él: la mujer es figura a través de la cual se expresa la
felicidad y la desgracia, la alegría y el dolor, la dicha y la crueldad. La
mujer es manifestación de vida y muerte, una mujer que nos interpela
con su mirada y su deformación protagonista de un ambiente angustioso,
conformado con el menor número posible de elementos anecdóticos”66.
Este paralelismo se puede comprobar en las obras Le rêve o La lectura
de Picasso con los dibujos de cabezas de mujeres de Blasco donde juega
con las inclinaciones y los rostros divididos.

El primer encuentro que Blasco Ferrer tuvo con Picasso favoreció,


como igualmente sucedería con otros artistas, para que el malagueño
intermediara con coleccionistas e influyera para que adquiriese obra de
los mismos. Así lo recuerda Blasco Ferrer en su biografía:

“Cuando estuve en presencia de Picasso, éste me explicó que un


matrimonio americano había visitado su taller y había visto el Violinista
y que querían comprarme algo. Los visité a estos señores y les entregué
una carta de presentación, que Picasso me dio para ellos. Llevaba una
escultura en mi poder, y un cuadro surrealista, que me compraron sin
regatear precio. Con estas ventas solventé el problema económico por
un cierto tiempo y dio motivo, para que yo trabajara para preparar mi
segunda exposición en París”67.

Con respecto a los artistas que visitaron el taller de Picasso,


Blasco Ferrer fue aconsejado por el pintor Celso Lagar y acompañado
por Flores, recuerda ese primer encuentro con el malagueño:

“Me recibió con amabilidad, después de hablar un buen rato, me


dijo que le llevara obras mías para verlas, le enseñé algunas fotos de mis
66 BOZAL, Valeriano. “Artistas españoles en París y en Praga”, Artistas Españoles
de París: Praga 1946. Madrid, Turner, 1993, p. 51.
67 Biografía Blasco Ferrer. Manuscrito. Archivo del Museo del Parque Cultural de
Molinos.

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68 Inmaculada Real López

esculturas en hierro que le gustaron mucho. En otra entrevista le enseñé


los dibujos que había hecho en el campo de concentración Vernet
d’Ariège y algunas pequeñas esculturas entre ellas un violinista68 que le
llamó la atención por su expresión artística y me pidió precio, después
de colocarlo Picasso encima de una estufa que tenía en el taller, no se lo
dije porque pensaba regalárselo. En aquel momento, llamaron a Picasso
por teléfono, nos despedimos precipitadamente sin caer en este detalle.
Allí quedó la escultura sobre la estufa, tal como Picasso la colocó. Salí
del taller de Picasso sin dejarle mi dirección”69.

En la exposición que el escultor turolense celebró en la Galería


Argos de Barcelona en 1955, la primera que mostró la trayectoria del
artista desde su partida al exilio y que por su condición política no pudo
asistir, entre el listado de obras figuraba la escultura El violinista de
la calle procedente de la colección Picasso junto a la Cántara de Foz-
Calanda que el propio Blasco Ferrer realizó bajo su petición en 1942,
además de la Bailarina perteneciente a Sabartés.

Asimismo, destacar que en 1949 Luis Seoane desde Buenos Aires


emprendió el viaje a París para asistir al Congreso de la Paz, donde
fue nombrado delegado argentino, y allí coincidió por primera vez con
Picasso. Días después visitaría su taller en la Rue des Grands-Agustins
junto Colmeiro y Manuel Ángeles Ortiz. El artista bonaerense, exiliado
en su tierra natal, compartió con Picasso la experiencia de vivir los años
de su niñez en Galicia, paralelismo con el que se llegó a identificar. La
huella picassiana, con una influencia de carácter internacional es muy
notable en la obra de Seoane, a través de la geometría de las formas,
lo monumental de sus figuras, la simplificación compositiva, como
evolución de la herencia cubista, que se convirtió en el punto de partida
para representar, desde una reflexión personal, el carácter antropológico
y cultural de su pintura.

68 En la exposición que el escultor turolense celebró en la Galería Argos de Barcelona


en 1955, la primera que mostró la trayectoria del artista desde su partida al exilio y
que por su condición política no pudo asistir, figuró entre las esculturas El violinista
de la calle procedente de la colección Picasso, y Bailarina perteneciente a Sabartés.
Asimismo, en la colección Picasso figura la Cántara de Foz-Calanda que el propio
Blasco Ferrer realizó a petición de Picasso en 1942.
69 Biografía Blasco Ferrer...Op. Cit.

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Compromiso y solidaridad. Picasso y los artistas españoles... 69

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