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Didáctica de las ciencias sociales. Curso cero, grado en educación primaria.

Historia del arte en


España y la región de Murcia. Desde la prehistoria hasta el siglo XX.

Introducción
El tema sobre Historia del Arte en España y la Región de Murcia, desde la Prehistoria hasta
el siglo XX, se incluye debido a la necesidad de ofrecer a los estudiantes un epítome sobre los
contenidos disciplinares. Si en las dos anteriores materias de Didáctica de las Ciencias Sociales han
tenido repasos similares sobre Geografía e Historia, en Metodología didáctica para la enseñanza de
las ciencias sociales se incluye un tema final sobre Historia del Arte. La causa reside en el propio
decreto curricular, que contempla dentro del Bloque IV (Las huellas del tiempo) contenidos
artísticos sobre España y la actual Región de Murcia, a la vez que se van analizando los sucesivos
períodos históricos, desde 4.º a 6.º de Primaria.
Bien es cierto que el arte español, desde el Medievo, y sobre todo en el Renacimiento y el
Barroco no puede entenderse sin las influencias italianas y flamencas. Después vendrá la hegemonía
francesa, durante los siglos XVIII al XX. Pero constreñirnos al currículo de Educación Primaria
impide esa visión disciplinar amplia, en cierto sentido europea o universal. Con todo, los contenidos
artísticos aquí recogidos vienen a ser un recordatorio abreviado de lo que los maestros en formación
estudiaron durante su etapa como alumnos de enseñanza primaria y que, dada la lejanía temporal,
difícilmente recordarán, máxime cuando la Historia del Arte ha quedado relegada a algo optativo en
el Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales. Es cierto que se sigue un esquema tradicional,
que analiza sucintamente la arquitectura y artes figurativas (pintura y escultura) en orden
cronológico, con las principales obras y sus creadores. Debería combinarse con el acercamiento de
otro tipo de patrimonios, a menudo olvidados: etnográfico, hidráulico, industrial, inmaterial y
natural. Todos ellos conforman, de manera esencial, los entornos rurales y urbanos en los que
vivimos.
La inclusión de este tema no deviene en un excurso sino en la necesidad de insistir en lo
patrimonial como elemento básico para fundamentar diversas metodologías clave en el ámbito de la
enseñanza de las ciencias sociales. No se entienden, por ejemplo, los itinerarios didácticos, el
trabajo de campo, los estudios de caso o los proyectos sin conocer –al menos someramente– los
principales vestigios artísticos que cada período ha dejado, en forma de inmuebles, yacimientos
arqueológicos, cascos antiguos o piezas que custodian los diversos museos. Así pues, este tema
conecta con el resto de la materia: tema 1 (actividades vinculadas a la enseñanza de lo artístico, su
planificación y evaluación); tema 2 (técnicas expositivas y de indagación); tema 3 (fotografía
antigua, prensa, fuentes primarias, patrimonio cultural y natural); tema 4 (recursos TIC, visitas
virtuales). Se trabaja a la misma vez que ellos, como refuerzo y repaso. Y coadyuva a reforzar
vocabulario y cronología, mediante la elaboración de líneas del tiempo sobre arte en España y la
Región de Murcia. Así como a concienciar sobre el patrimonio degradado y la necesidad de ponerlo
en valor, sin duda un recurso didáctico de primer orden, que rebasa lo disciplinar y factual para
ligarse a la formación en valores cívicos y destrezas.

1. Arte prehistórico
En la península Ibérica la presencia de homínidos es muy antigua ya que era una zona de
tránsito entre África y Europa. Destacan los yacimientos de Gran Dolina y Sima de los Huesos en la
Sierra de Atapuerca (Burgos), donde se han hallado restos de hace 800000 años, pertenecientes a
una nueva especie: el Homo Antecessor, precedente evolutivo del Neanderthal y el Homo Sapiens.
Respecto a los vestigios artísticos más antiguos destacan las pinturas de la cántabra Cueva de
Altamira (Santillana del Mar), paradigma del arte rupestre paleolítico, con sus representaciones
figurativas de animales, que eran cazados por el hombre: bisontes, caballos, bóvidos y cérvidos.
También destacan otras cuevas como la asturiana de Tito Bustillo (Ribadesella), con
representaciones zoomorfas de tipo totémico.
La actual Región de Murcia estuvo habitada por los antepasados de la especie humana desde
tiempos remotos. En el yacimiento de Cueva Victoria (Cartagena) se han encontrado fósiles
atribuidos a homínidos, de hace aproximadamente 1200000 años. Además, se localizan tres
yacimientos de Hombre de Neanderthal: Sima de las Palomas (Cabezo Gordo, Torre Pacheco),
Cueva Negra (Caravaca de la Cruz) y Cueva Antón (Mula). Existen numerosos abrigos en los que se
han conservado pinturas rupestres levantinas de época neolítica. Destacan las del Monte Arabí
(Yecla), el Pelliciego (Jumilla) o el Barranco de los Grajos (Cieza), entre otras. Los hombres
prehistóricos representaban a los animales que iban a cazar, en una especie de ritos ancestrales.
Tienden a la abstracción tanto de figuras humanas como animales.
En torno al 4000 a.C. el hombre comienza a usar la metalurgia, dando pie a la Edad de los
Metales: cobre, bronce (aleación de cobre y estaño) y hierro. Durante la Edad del Cobre, también
llamada Calcolítico, los poblados se hicieron más grandes, defendidos por murallas y torreones de
piedra. También aparecieron nuevos tipos de cerámica decorada con dibujos, entre ellos el vaso
campaniforme, llamado así porque tenía forma de campana. Destaca el yacimiento almeriense de
Los Millares, con relevantes construcciones, y el lorquino de Cueva Sagrada, con restos de un traje
de lino.
A la vez que los poblados, también se van enriqueciendo los enterramientos. Desde el
Neolítico y a lo largo de la Edad de los Metales aparecen megalitos (monumentos funerarios
construidos con grandes piedras) que incluían un ajuar funerario, es decir, toda una serie de objetos
como cerámicas, collares o armas. Esto lo hacían porque se creía que el hombre las iba a necesitar
en la otra vida, después de su muerte. Destacan los dólmenes de Antequera (Málaga) y los talayots
(Mallorca y Menorca).
En la Edad del Bronce destaca la cultura argárica, extendida por el sureste peninsular. El
yacimiento de La Bastida, en Totana, se ubica en un cerro fortificado habitado durante más de 700
años (2200 a.C.-1500 a.C.). Destacan también La Almoloya (Pliego) y Puntarrón Chico (Beniaján).
Estas poblaciones denotan ya una fuerte jerarquía social, con una casta militar al mando, que
controla los excedentes de la producción agrícola y ganadera, siendo enterrados con lujosos ajuares.
En la zona suroccidental de la península destacará la cultura tartésica, desde el Bronce final hasta la
primera Edad del Hierro (ss. XIIV a.C.). Destaca por la influencia de los pueblos orientales con los
que comercia, exportando minerales e importando lujosas cerámicas y esculturas. Entre sus restos,
sobresale el Tesoro de El Carambolo (Camas, Sevilla), con piezas de oro y cerámica, que denota la
influencia púnica.

2. Arte de la Edad Antigua


A principios del I milenio a.C., el contacto entre pueblos indoeuropeos, llegados a la penísula
Ibérica a través de los Pirineos, y de colonizadores procedentes del Mediterráneo oriental dio lugar a
la aparición de dos grandes culturas: celtas e íberos, que proceden del final de la Edad de los
Metales (protohistoria). Los celtas eran ganaderos y agricultores que conocían la metalurgia del
hierro, aunque parece no usaban monedas ni conocían la escritura. Vivían en cerros fortificados:
castros (Viladonga o Santa Tecla, en Galicia). Eran muy belicosos y solían trabajar como
mercenarios. Se asentaron en el norte y oeste de la Península, mezclándose en la zona de la Meseta
con pueblos autóctonos, dando lugar a la cultura celtibérica, de la que destaca el yacimiento de
Numancia (Soria).
Los historiadores llaman íberos a los pueblos que vivían en las costas del mar Mediterráneo
entre 2600 y 2000 años atrás. Eran los descendientes de los antiguos habitantes prehistóricos de la
península Ibérica, que entraron en contacto con grupos de comerciantes de otros lugares del
Mediterráneo. Los comerciantes, que venían aquí en busca de metales y cereales, pertenecían a
pueblos mucho más desarrollados, como los fenicios, los griegos y los cartagineses. Los íberos
tenían su propia escritura y destacan por sus realistas esculturas, asociadas a tumbas de personas
importantes: Damas de Elche, Baza y Cerro de los Santos, Bicha de Balazote.
Los poblados íberos estaban estratégicamente situados junto al curso de los ríos y sus fuertes
de murallas de piedra y adobe les permitían defenderse y controlar el territorio. Destacan los de:
Cabezo del Tío Pío (Archena), El Cigarralejo (Mula), Coimbra del Barranco Ancho (Jumilla) o El
Verdolay (Murcia). Solían tener asociados santuarios (con exvotos de bronce) y necrópolis (restos
de cerámica ricamente decorada y armas en las tumbas de los guerreros).
Las riquezas minerales y agrícolas del actual territorio de la Región de Murcia atrajeron a
diversos pueblos. Su franja costera fue lugar idóneo para el comercio de fenicios, cartagineses y
romanos, que establecieron colonias. Los barcos fenicios de la playa de La Isla (Mazarrón) son
testigo de este intenso tráfico comercial. A partir del siglo III a.C. los púnicos ubican su cabecera en
la península Ibérica en Qart Hadast (Ciudad Nueva), fundada por Asdrúbal el 229 a.C., y
rebautizada por los romanos como Carthago Nova.
La huella cultural de Roma en Hispania perdura hasta la actualidad, con: ciudades (Itálica,
Segóbriga, Clunia), acueductos (Segovia, Mérida), teatros (Sagunto, Mérida, Cartagena), puentes
(Alcántara), murallas (Lugo). Carthago Nova será de uno de los puertos más importantes del
Imperio romano. Destacan sus fastuosos edificios: anfiteatro, foro, decumano, Augusteum. En otros
lugares de la actual Región de Murcia los romanos también dejaron importantes muestras de su
presencia en forma de villas (haciendas agrícolas) y baños termales. Entre las primeras destacan las
de Los Torrejones (Yecla), Huerto del Paturro (La Unión), Villaricos (Mula). De los segundos
Alhama. El mundo tardorromano coincide con la expansión del cristianismo, que ha dejado huellas
relevantes en el mausoleo de La Alberca y la basílica paleocristiana de Algezares.

3. Arte islámico
Los edificios musulmanes se caracterizan por el empleo frecuente de materiales pobres, como
el ladrillo y el yeso; el uso de columnas y pilares como soportes; la utilización de diversos tipos de
arcos (herradura, apuntados, lobulados), que suelen enmarcarse con una moldura denominada alfiz,
y las cubiertas planas o abovedadas. En Al-Ándalus se desarrollaron los siguientes periodos:
• Periodo califal o cordobés (siglos VIII-X). La obra más representativa es la Mezquita de
Córdoba, agrandada sucesivas veces durante los siglos IX y X, con el fin de dar cabida a la
creciente población de la ciudad. También destacó la ciudad de Medina Azahara (siglo X),
mandada construir por Abderramán III en las afueras de aquella capital.
• Periodo de los reinos de Taifas (siglo XI). El edificio más representativo es la Aljafería, en
Zaragoza, por su espléndida y recargada decoración floral en alabastro y yeso.
• Periodo de las dinastías africanas (siglo XII). Corresponde a la presencia de almorávides y
almohades. Los ejemplos más significativos son la Giralda de Sevilla, que era el alminar de la
antigua mezquita, y la Torre del Oro, que formaba parte del alcázar y está situada a orillas del
río Guadalquivir.
• Periodo nazarí o granadino (siglos XIII-XV). Destaca la Alhambra de Granada, residencia de
los reyes musulmanes, con sus palacios de Comares y los Leones, y la almunia del Generalife.
En la actual Región de Murcia destacan el hisn de Siyasa (Cieza), que alcanzan su esplendor
en el siglo XII, con sus arquerías de sebka en los patios de las casas más lujosas. Además, cabe
mencionar el despoblado de Villa Vieja (Calasparra) o los restos de la Mezquita del Centeno
(Lorca). También destacan el castillo y castillejo de Monteagudo (siglo XII), mandados construir
por el Rey Lobo, como fortaleza y residencia palatina respectivamente. En la ciudad de Murcia se
conservan restos de los siglos XII-XIII: muralla, arrabal de la Arrixaca, alcázar mayor (Iglesia de
San Juan de Dios) y menor(Museo de Santa Clara).

4. Arte medieval cristiano


4.1. Arte prerrománico
Dentro del concepto de arte Prerrománico caben estilos muy diferentes entre sí. En realidad,
se trata más de un término temporal, es decir, aquel arte que se desarrolla antes del Románico,
concretamente entre los siglos VI-X (alta Edad Media), que formal.
En el caso de España, el arte visigótico destaca por sus manifestaciones arquitectónicas y de
orfebrería. En la construcción sigue utilizándose la piedra sillar, de tradición clásica, y el arco de
herradura empleado ya en casos romanos. Los edificios, pequeñas iglesias rurales, continúan en su
mayor parte el diseño basilical (gran estancia dividida en tres naves longitudinalmente). Sus
construcciones más importantes son del siglo VII: San Juan de Baños (Palencia), de planta basilical,
y Santa Comba de Bande (Orense), de planta de cruz griega. Los visigodos fueron excelentes
orfebres, destacando el tesoro de la localidad toledana de Guarrazar (corona votiva del rey de
Recesvinto). En el caso de la Región de Murcia destaca el yacimiento de la antigua ciudad episcopal
de Begastri (Cehegín), en la que destacan sus murallas y la llamada Cruz monogramática.
El arte asturiano, plasmado fundamentalmente en la arquitectura, se basó asimismo en la
tradición hispanorromana, a la que se añaden otras influencias procedentes de las cortes europeas,
especialmente la carolingia. Se cubrían con bóvedas, sobre todo de cañón, y presentan riqueza
ornamental. Son ejemplos de ello templos como Santa María del Naranco o San Miguel de Lillo.
El arte mozárabe se desarrolló primordialmente durante el siglo X, impulsado por los
cristianos huidos procedentes de Al-Ándalus. Su extensión, verificada al norte del Duero, se debió
fundamentalmente a la labor repobladora de los monasterios. Aunque parte de la tradición visigoda,
adopta el arco de herradura musulmán con alfiz y las bóvedas califales de gallones y de arcos
cruzados, y canecillos con modillones. Entre sus construcciones más representativas, se encuentran
San Miguel de la Escalada (León) y San Baudelio de Berlanga (Soria).
4.2. Arte románico
Se desarrolló fundamentalmente a lo largo de los siglos XI y XII, plena Edad Media,
irradiando desde Francia a toda Europa. La arquitectura tuvo dos focos importantes:
• El foco catalán refleja la influencia lombarda (norte de Italia), manifestada en una decoración
de arquillos ciegos. Ejemplos destacados son iglesias con campanarios muy desarrollados,
como San Clemente de Tahull (Lérida).
• El foco del Camino de Santiago está ligado al románico francés, a la orden de Cluny y a las
peregrinaciones. La obra principal es la catedral de Santiago de Compostela, que tiene las
características propias de las iglesias de peregrinación: transepto muy desarrollado, girola y
capillas radiales.
La escultura se desarrolló en los capiteles y en las portadas de las iglesias. Destacan los
ejemplos de Jaca, Sangüesa, Silos (Burgos) y Santiago de Compostela. La pintura se realizaba al
fresco sobre los muros de las iglesias, como es el caso del Panteón Real de la Colegiata de San
Isidoro (León) y el ábside de San Clemente de Tahull (Lérida). En la basílica leonesa destaca el
ciclo pictórico de los meses del año, mientras que en la iglesia pirenaica el Pantócrator o Cristo en
majestad. En Murcia no existe el Románico como tal, pero sí alguna obra aislada en la ciudad, traída
por los reconquistadores cristianos, a partir del s. XIII: Virgen de la Arrixaca (iglesia de San
Andrés), antiguas rejas del Museo de Santa Clara.

4.3. Arte gótico


Surgió en Francia y se desarrolló principalmente entre los siglos XIII y XV en todos los
reinos cristianos peninsulares, comprende la baja Edad Media. Constituye una manifestación del
renacer de las ciudades y del nuevo espíritu burgués. Al igual que la románica, la arquitectura gótica
tuvo dos focos importantes:
-En Castilla, las catedrales más destacadas son las de Burgos, León y Toledo, construidas en
el siglo XIII e inspiradas en modelos franceses (Reims, Amiens, Chartres, Ruán, Notre Dame
de París). Se advierte en ellas la acusada diferencia de altura entre la nave central y las
laterales, el alzado distribuido en tres pisos (arquerías, triforio y claristorio), la ubicación del
transepto casi en el centro del edificio y su escaso saliente en planta, así como la progresiva
supresión de los muros y la tribuna a favor de grandes vidrieras polícromas y breves triforios,
y la presencia de arbotantes al exterior.
-En la Corona de Aragón, los templos reciben influencia del sur de Francia y de Italia. Suelen
tener planta de salón con una o tres naves casi de la misma altura, la central muy ancha, y un
perfil general de forma cuadrada en lugar del triangular de las catedrales castellanas. Las
capillas laterales se alojan entre contrafuertes, lo que, unido a la escasez de arbotantes, resta
esbeltez e iluminación a los edificios. Los mejores ejemplos son las catedrales de Barcelona y
Gerona, y la iglesia de Santa María del Mar (Barcelona).
En el antiguo reino de Murcia, reconquistado por Castilla a mediados del siglo XIII, destaca
la catedral gótica de Murcia, construida desde fines del XIV hasta mediados del XV. Dentro de ese
templo cabe señalar, del período gótico final, la capilla de los Vélez (1491- 1507), destinada a
enterramiento de la familia de los adelantados delreino, los Fajardo, con una rica decoración vegetal
y de escudos. Asimismo, diversos castillos edificados entre los siglos XIII y XV: Lorca, Aledo,
Caravaca, Moratalla y Jumilla, que acreditan la condición fronteriza frente a Granada y Aragón.
La escultura se localiza en las portadas de las catedrales, retablos, coros y sepulcros. La
pintura originó retablos, como los realizados por los hermanos Serra en Valencia y Cataluña, y
miniaturas entre las que destacan las que ilustran las Cantigas de Santa María, del rey Alfonso X el
Sabio. En Murcia destacan los retablos pintados por el italiano Bernabé de Módena, a finales del
siglo XIV, conservados en el Museo de la Catedral: Virgen de la Leche y Santa Lucía.

4.4. Arte mudéjar


Es el realizado por musulmanes en los territorios dominados por los cristianos. Se desarrolló
fundamentalmente entre los siglos XII y XV. Este estilo es el resultado de la fusión de elementos
artísticos cristianos (románico y gótico “de ladrillo”) con los del arte musulmán, sobre todo
materiales constructivos pobres (yeso, madera y ladrillo) y motivos decorativos geométricos. Los
interiores suelen estar cubiertos con artesonados de madera muy decorados. Ejemplos
característicos son la iglesia de Santiago del Arrabal (Toledo), el monasterio de Guadalupe
(Cáceres), la iglesia de San Tirso (Sahagún), la Torre de San Martín (Teruel), la catedral de
Tarazona (Zaragoza) y las iglesias fernandinas (góticomudéjares) de Córdoba y Sevilla.
En el reino de Murcia, el arte mudéjar conservado es tardío, sobresaliendo los ejemplos
erigidos en el siglo XVI, con diversas iglesias cubiertas con techumbres de madera de gran sencillez
(nave única, ladrillo). Pueden mencionarse: La Concepción (Cehegín), San Onofre (Alguazas),
Pasos de Santiago (Murcia), La Concepción (Caravaca), Santiago y La Santa (Totana). Los
artesonados de madera eran mucho más baratos que cubrir los templos con bóvedas de piedra.
Muchos templos de este estilo se verían arruinados por riadas, terremotos y el paso del tiempo,
siendo sustituidos por iglesias barrocas en los siglos XVII y XVIII.

5. Arte del Renacimiento


La difusión del Renacimiento en España se vio favorecida por los contactos con Italia, donde
España tenía posesiones (Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Milanesado), que facilitaron la venida de
artistas de este país; los viajes de formación de artistas españoles y la difusión de estampas y
grabados de obras italianas. La arquitectura renacentista española pasó por tres períodos o estilos:
•El estilo plateresco (1500-1530) se caracteriza por que los edificios mantienen las
estructuras góticas en el interior, mientras en el exterior predomina la proliferación de
grutescos, medallones, escudos y columnas abalaustradas, realizados con la minuciosidad de
orfebres y plateros, de donde proviene el nombre del estilo. Ejemplos importantes son la
portada del Colegio de Santa Cruz (Valladolid) y la fachada de la Universidad de Salamanca.
•El purismo (1530-1560) se caracteriza por una clara austeridad ornamental y una mayor
preocupación por las proporciones a semejanza de la arquitectura italiana iniciada por
Bramante. En Andalucía, los arquitectos más importantes fueron Pedro Machuca (Palacio de
Carlos V, en Granada), Diego de Siloé (catedral de Granada) y Andrés de Vandelvira (iglesia
de El Salvador, Úbeda).
•El estilo herreriano (1560-1600) toma su nombre del arquitecto Juan de Herrera. Se
caracteriza por la simplicidad de las formas y la desnudez ornamental, concediendo la
primacía a los elementos estructurales. El edificio más importante es el monasterio de San
Lorenzo de El Escorial, encargado por Felipe II, en 1563, para celebrar la victoria en la
batalla de San Quintín sobre los franceses.
En el antiguo reino de Murcia, el Renacimiento coincide con una época de esplendor
económico y demográfico, de ahí la relevancia de las construcciones. El primer Renacimiento
murciano destaca por la presencia de artistas que dominaban arquitectura y escultura, como el
italiano Jacobo Florentino y el español Jerónimo Quijano. A ellos se deben diversas obras en la
catedral de Murcia (dos primeros cuerpos de la torre, sacristía y capilla de Junterón). Otros templos
importantes son la antigua colegiata de San Patricio (Lorca), San Esteban (Murcia), Santiago
(Jumilla) y El Salvador (Caravaca). En cuanto a obra civil destaca el castillo de Mula. El estilo
herreriano se prolongará en Murcia hasta el primer tercio del siglo XVII, con edificios públicos
como el Almudí o el desaparecido Contraste de la Seda (del cual se conservan las portadas), así
como el claustro conventual de La Merced, todos en Murcia.
La escultura copió inicialmente las formas italianas, unidas muchas veces con la tradición
gótica. Tiene un carácter realista, de temática principalmente religiosa, centrada en los retablos,
sillerías de coro y sepulcros. En cuanto a materiales, si bien se hizo uso del mármol y del alabastro,
fue la madera la preferida por su economía y menor esfuerzo de trabajo. Los escultores más
destacados pertenecen al segundo tercio del siglo XVI: Alonso Berruguete (retablo de San Benito de
Valladolid y relieves de la sillería del coro de la catedral de Toledo) y Juan de Juni (retablo del
Santo Entierro y Virgen de las Angustias, ambas en Valladolid). En el último tercio del siglo XVI
hay que señalar a Gaspar Becerra (retablo mayor de la catedral de Astorga), representante de la
corriente romanista, y a León y Pompeo Leoni, quienes trabajaron para Carlos V y Felipe II desde
su taller milanés. En la diócesis de Cartagena destacan las obras de Quijano (cajonería de la sacristía
de la catedral de Murcia), Domingo Beltrán (Cristo de la Misericordia) o los hermanos Ayala
(retablo de Santiago de Jumilla).
En pintura fueron también notorias las influencias italianas, olvidándose casi por entero las
influencias profanas. En el primer tercio del siglo destaca Pedro Berruguete (retablo de Santo
Tomás de Ávila); en el segundo tercio, Juan de Juanes (Santa Cena) y en el último tercio, Luis de
Morales (Virgen con el Niño) y El Greco. Éste era oriundo de Creta, se formó en Venecia y Roma,
instalándose en Toledo. Destacado exponente del estilo manierista, con figuras de canon alargado e
intenso colorido y escorzos (El entierro del señor de Orgaz, El Expolio y La Trinidad).
En cuanto al antiguo reino de Murcia sobresale la obra del pintor leonardesco Hernando de
Llanos (Desposorios de la Virgen y Adoración de los Pastores) y, en menor medida, la de Juan de
Vitoria (Retablo de Santiago). Por tanto, se da una influencia italiana, traída por artistas llegados de
Valencia. Destaca también la figura del pintor Pedro Fernández. Trabaja en Italia durante el siglo
XVI y destaca por la influencia de la pintura de Rafael (Retablo de San Gregorio Armeno en
Nápoles) y por su estilo manierista (Retablo de Santa Elena en Girona) por el que fue llamado el
“pseudo-Bramantino”.

6. Arte Barroco
El estilo barroco comprende el siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII. La
arquitectura, en general, se distingue por su exuberancia decorativa, presente en el exterior de los
edificios, sobre todo, y consta de tres etapas:
•En la primera mitad del siglo XVII se mantuvo la arquitectura derivada de El Escorial,
caracterizada por plantas simples, interiores encalados y sobriedad decorativa. El principal
foco estuvo en Madrid, donde destacó Juan Gómez de Mora (convento de la Encarnación).
• A partir de los años centrales del siglo se impuso una tendencia algo más decorativa y
monumental. La figura más representativa es Alonso Cano (fachada de la catedral de
Granada).
• En torno a 1700 la arquitectura barroca se distingue por su estilo recargado y exuberante,
denominado “churrigueresco” y caracterizado por el uso de la columna salomónica
(Transparente de la catedral de Toledo).
La escultura supone el triunfo de la imaginería donde el realismo alcanza un gran
dramatismo. Los artistas se inspiran en los modelos que les ofrece la vida real. Realizan obras
religiosas por encargo de cofradías para la actividad procesional en Semana Santa. El material
preferido es la madera pintada con policromía natural. Destaca en las figuras la expresión de dolor,
angustia y patetismo para promover el fervor del creyente. En la escuela castellana se distingue
Valladolid con el escultor Gregorio Fernández (Cristo yacente); en Andalucía sobresalen dos
centros –Sevilla y Granada– con artífices como Juan Martínez Montañés (Cristo de la Clemencia),
Juan de Mesa (Jesús del Gran Poder), Alonso Cano (Inmaculada), Pedro Roldán (Descendimiento)
y Pedro de Mena (Magdalena penitente).
El mayor representante de la pintura barroca española es Velázquez (1599-1660), uno de los
grandes referentes del arte universal. Desde el punto de vista técnico, la luz y la utilización
magistral de la perspectiva aérea constituyen lo fundamental de su obra pictórica. También buscaba
representar la realidad más allá de la apariencia (Las Meninas, Las Hilanderas, La fragua de
Vulcano, El triunfo de Baco, La rendición de Breda). Otros pintores destacados fueron Murillo,
autor de numerosas imágenes de la Virgen María y otras de tipo popular (Inmaculada de los
Venerables, Niños comiendo melón y uvas); Ribera, que representó santos y martirios con gran
realismo (Sueño de Jacob, La mujer barbuda); y Zurbarán, pintor especializado en escenas
monacales (La Virgen de los Cartujos, Apoteosis de Santo Tomás de Aquino). Asimismo, la
aparición de géneros como el bodegón o la pintura de género (escenas de la vida cotidiana y
personajes populares), que no impidió la continuidad de temas mitológicos, retratos, pintura
histórica, paisajes y, sobre todo, temas sagrados.
En el reino de Murcia, desde finales del siglo XVII se inicia una intensa actividad artística,
como prólogo del esplendor dieciochesco. Destaca el Palacio de Guevara (Lorca), finalizado en
1694, ejemplo de residencia nobiliaria, con magnífica fachada sustentada por columnas
salomónicas. En escultura destaca la presencia de Nicolás de Bussy (Cristo de la Sangre) y Antonio
Dupar (Arca del Sacramento), escultores de origen francés, precedentes de la obra salzillesca, junto
a su padre, el napolitano Nicolás Salzillo (San Miguel).
Y en pintura el reino de Murcia vive en el seiscientos su período de apogeo, bajo un relevante
influjo valenciano. Destaca Pedro de Orrente (San Sebastián, Milagro de Santa Leocadia), activo en
Murcia, Toledo y Valencia como destacado representante del primer naturalismo español durante la
primera mitad de la centuria. Le seguirán autores como Lorenzo Suárez (Martirio de San Ramón
Nonato), Cristóbal de Acevedo (Redención de cautivos), Nicolás Villacis (frescos del Convento de
la Trinidad), Juan de Toledo (Batalla de Lepanto), Mateo Gilarte (Nacimiento de la Virgen), Senén
Vila (San Agustín entregando la regla a San Lorenzo Justiniano y una monja) y Pedro Camacho
Felices (Juan de Guevara a caballo). Especializados en atender demandas de tipo religioso,
decorando capillas y retablos, toda vez que se concluían o reedificaban parroquias y conventos

7. El siglo XVIII. Goya y Salzillo


En cuanto a la arquitectura, se va a desarrollar un estilo que viene a ser la prolongación del
barroco con influencias italianas y del barroco francés de Versalles: Rococó. Se caracteriza por estar
basado en formas clásicas, provistas de un gran racionalismo de influencia ilustrada. La gran
novedad es la incorporación a la arquitectura de elementos urbanísticos, como fuentes, jardines,
avenidas con estatuas, escalinatas, etc.
Estas novedades están representadas por los palacios borbónicos de La Granja de San
Ildefonso (Segovia), El Pardo y Aranjuez y, sobre todo, el Palacio Real de Madrid, construido según
los planos del italiano Sacchetti (segunda mitad del siglo). Los arquitectos más importantes de esta
época neoclásica son Ventura Rodríguez, que diseñó las fuentes de Neptuno y Cibeles (Madrid), y
Juan de Villanueva (1739-1811), autor del edificio que acoge el Museo del Prado.
Respecto a la pintura, la figura de Francisco de Goya (1746-1828) justifica por sí sola el
panorama pictórico del siglo XVIII español. Es uno de los genios creadores del arte español, a la
vez que precursor del arte moderno. Su obra tiene, además un valor documental inestimable para la
historia de España, puesto que en sus cuadros han quedado reflejadas las etapas históricas que
transcurren a lo largo de la vida, desde la plenitud del despotismo ilustrado, pasando por la crisis del
Antiguo Régimen y la guerra de Independencia. De esta evolución son fiel reflejo La familia de
Carlos IV, la serie de los Caprichos, las pinturas documentales La carga de los mamelucos y Los
fusilamientos del 3 de mayo, y las Pinturas Negras.
En el reino de Murcia la pujanza económica del XVIII se traduce en un siglo de oro para las
artes. Destaca la fachada de la catedral de Murcia (1736-1754), proyectada por Jaime Bort como
gran retablo pétreo. Sin olvidar el Arsenal de Cartagena, obra del ingeniero Sebastián Feringán, al
ser designada esta ciudad sede de la flota española del Mediterráneo.
Pero si hay un nombre que define el Barroco murciano es el imaginero Francisco Salzillo
(1707-1783). Su estilo a caballo entre el Rococó y los inicios del Neoclasicismo muestra figuras
llenas de belleza y dulzura, alejadas del patetismo de la imaginería barroca castellana y andaluza.
Entre sus obras, destacan el Belén de más de quinientas piezas, los ocho “pasos” de la Cofradía de
Nuestro Padre Jesús Nazareno de Murcia (La Oración del Huerto, San Juan, Dolorosa...), San
Jerónimo penitente (Museo de la Catedral de Murcia) o los Cuatro Santos de Cartagena (iglesia de
Santa María de Gracia). Salzillo fundó una destacada escuela escultórica que llenará de imágenes y
pasos procesionales las iglesias del antiguo reino y territorios limítrofes (actuales provincias de
Albacete, Alicante, Almería, Granada y Cuenca), en la que destacan discípulos como Roque López
(Santa Cecilia) o Juan Porcel (Santa María de la Cabeza).
También vive un momento álgido la construcción de retablos, en paralelo al esplendor
edilicio e imaginero que decora templos y capillas, de la mano de autores como Jerónimo Caballero,
Jaime Bort, Jacinto Perales, José Ganga Ripoll o José Sáez. Suyos son los retablos de Santa Ana,
Santa Clara, San Miguel, San Nicolás y La Merced (Murcia), San Francisco (Lorca) o el Salvador
(Caravaca).

8. El siglo XIX
En arquitectura, se repiten los estilos del pasado (Neogótico, Neoclasicismo…). El
movimiento más importante es el Modernismo o Art Noveau. Su período de esplendor corresponde
a 1890-1912 y su principal representante es Antoni Gaudí (templo de la Sagrada Familia de
Barcelona, Parque Güell, Casa Batlló, Casa Milá, Palacio Episcopal de Astorga…), el más
expresivo y simbólico de los arquitectos modernistas.
Los planes de urbanismo facilitaron el desarrollo y ensanche de las ciudades. Los más
importantes a lo largo del siglo fueron los de Silvestre Pérez (1767-1825) para la reordenación
urbana de Madrid, tras las destrucciones de la guerra de Independencia; el del ingeniero Ildefonso
Cerdá (1816-1876), que estableció el famoso ensanche con esquema de cuadrícula para la ciudad de
Barcelona, y el de Arturo Soria (1844-1920) con la original Ciudad Lineal de Madrid.
A la tendencia realista en escultura corresponden las mejores realizaciones del siglo.
Sobresalen Josep Llimona (Desconsuelo) y Mariano Benlliure (Monumento a Alfonso XII),
especialista en monumentos públicos y conmemorativos realizados en bronce, aunque también
destacó en la imaginería en madera policromada.
A finales de la centuria adquiere importancia la pintura histórica. Sus figuras más
representativas son Eduardo Rosales (El testamento de Isabel la Católica), quien apunta aspectos
ligados al impresionismo, y Mariano Fortuny (La vicaría). Comúnmente colocado dentro del
impresionismo, el pintor más importante es Joaquín Sorolla (1863-1923), uno de los grandes
revitalizadores de la luz y del aire libre en la pintura española (Niños en la playa).
En la actual Región de Murcia, el período decimonónico destaca por la construcción de
importantes edificios públicos como teatros (Romea de Murcia, Guerra de Lorca y Vico de Jumilla)
y plazas de toros (La Condomina, Murcia). En su diseño destaca el arquitecto Justo Millán, que
muestra un estilo ecléctico e historicista. En pintura destacan artistas que alcanzaron renombre a
nivel nacional, que resumen el tránsito del Neoclasicismo al Romanticismo, Realismo y pintura
costumbrista: Tegeo, Hernández Amores, Valdivieso, Medina Vera.

9. El siglo XX: Picasso


Nacido en Málaga en 1881, es el pintor más importante del siglo XX. También cultivó la
escultura y la cerámica. Residió la mayor parte de su vida en Francia. Su influencia ha sido
constante conforme a su propia evolución estilística. Murió en 1973. En su pinturase pueden
distinguir las siguientes etapas:
• Etapa azul (1901-1904): representa el descubrimiento de los valores simbólicos de dicho
color. Plasma un tono pesimista que le lleva a la denuncia de la miseria (El guitarrista ciego,
El loco).
• Etapa rosa (1905-1906): se caracteriza por la combinación del rosa con los colores
azulados. Representa rostros que muestran cierta indiferencia (Acróbata y arlequín joven, La
familia de saltimbanquis).
• Etapa cubista (1907-1914): se inicia con la obra Las señoritas de Aviñón. La realidad se
concreta en formas geométricas rompiendo el objetivismo de la pintura tradicional y la
perspectiva clásica.
• Etapa clásica (1915-1925): el tema principal es el desnudo femenino. Muestra la
maternidad. Dentro de este período alterna el clasicismo con el cubismo (La flauta de Pan,
Los amantes).
• Etapa surrealista y expresionista (1926-1945): su obra más representativa es el cuadro de
Guernica (1937), alusivo a la guerra civil española y más concretamente a la destrucción de
los ideales por la fuerza ciega e irracional de la guerra.
• Última etapa (1945-1973): a raíz de la Segunda Guerra Mundial pinta los horrores de la
contienda con monstruos deformados. Después de ella expresa en sus obras la alegría de
vivir. La naturaleza y la paz son sus nuevos temas. A esta etapa corresponden las distintas
interpretaciones del cuadro de Velázquez Las Meninas y la realización de la serie Pintor y
modelo.
El inicio del siglo XX en la Región de Murcia supone una etapa de intensa actividad minera
en la zona costera. Los ricos burgueses construyen lujosas residencias privadas y espacios públicos
(para uso oficial o de ocio) en estilo modernista. Destaca, sobre todo, Cartagena, con el
Ayuntamiento, Gran Hotel, Palacio Aguirre o Casa Pedreño, en gran parte diseñados por el
arquitecto Víctor Beltrí. En La Unión cabe señalar el antiguo Mercado Público y la Casa del Piñón.
En Mazarrón el Ayuntamiento. Y en Murcia, los arquitectos Pedro Cerdán y José Antonio
Rodríguez, serán responsables de importantes edicios como el Casino, el Mercado de Verónicas, la
Casa Díaz Cassou o el Edificio Cerdá.
En escultura destaca la obra de José Planes, Juan González Moreno y José Sánchez Lozano,
que combinan lo profano y lo sacro, en este sentido rehacen la imaginería perdida durante la Guerra
Civil. En el ámbito pictórico la Región de Murcia aporta nombres destacados como Flores, Garay,
Joaquín, Gaya, Gómez Cano o Párraga. Muchos de ellos formados en Madrid y pensionados en
Roma o París, si bien reflejaron el paisaje y las ciudades de su tierra natal, así como el retrato y las
naturalezas muertas.

10. Actividades y recursos de aplicación de contenidos y transferencia a nuevas situaciones de


aprendizaje
Actividad 1: la línea del tiempo
Objetivos:
- Consolidar el dominio de la cronología, a nivel nacional y regional.
- Ubicar en el espacio los principales monumentos y obras de arte.
- Valorar el patrimonio degradado o en peligro de desaparición.
Fases
Fase 1: Elabora una línea del tiempo con los estilos artísticos desde la Prehistoria al siglo XX,
incluyendo en cada uno dos obras que aparezcan en el tema de Historia del Arte: una de la Región
de Murcia y otra del resto de España. Añade otras dos obras a cada período que no aparezcan en el
tema (una murciana y otra de otro lugar de España), indicando su ubicación (provincia, municipio),
cronología y autor.
En dicha línea deben recogerse obras (de mayor a menor antigüedad): prehistóricas, andalusíes,
prerrománicas, románicas, góticas, mudéjares, renacentistas, barrocas, dieciochescas,
decimonónicas y del siglo XX.
Usa una cartulina o folio tamaño A3, en formato apaisado. Junto a cada obra sitúa un icono o
imagen en color –y tamaño pequeño– de la obra o monumento seleccionado. A su vez, dota a cada
etapa o estilo artístico de una franja de color distinta del resto.
Fase 2: Los estudiantes exponen su línea del tiempo al resto de la clase. Se ponen en común las
obras y artistas más representados. Así como las dudas sobre estilos, cronología, vocabulario y
ubicación. Se reflexiona sobre los museos, monumentos y ciudades que han visitado tanto en su
región como en el resto de España, y qué tipo de aprendizaje obtuvieron o si fueron simplemente
visitas vivenciales o experimentales.

Actividad 2: una ficha artística


Objetivos:
- Emplear correctamente el vocabulario artísitico y la cronología.
- Sintetizar los aspectos iconográficos e históricos de las obras de arte.
- Planificar actividades didácticas vinculadas a la enseñanza patrimonial, por medio de
habilidades escritas y orales.
Fases
Fase 1: Selecciona una obra representativa de la Historia del Arte en España y otra de la Región de
Murcia. Elabora de ambas una descripción iconográfica, que contenga al menos cinco palabras de
las que recoge el glosario final de este tema (vid. infra). El resumen de cada obra debe contener:
cronología, procedencia, ubicación actual, material, estado de conservación, autoría, función,
descripción de sus partes (sea un edificio, pintura o cuadro) así como los personajes u
ornamentación que pueda contener (mitológicos, fauna, flora, santos, retratos…).
Fase 2: La extensión para cada obra debe ser de una página. De modo que dicho texto, con sus
imágenes, pueda adjuntarse como recurso para estudiantes de Educación Primaria, que podrían
consultarlo en un blog, wiki o webquest empleada para conocer el patrimonio español y
autonómico. La actividad concluye con la suma de todas las obras realizadas por el grupo-clase,
construyendo una enciclopedia artística susceptible de emplearse como introducción, repaso o
apoyo para itinerarios didácticos, proyectos o estudios de caso sobre el patrimonio.

Actividad 3: el arte itinerante


Objetivos:
- Conocer y ubicar el patrimonio disperso o exiliado de la Región de Murcia y sus
provincias limítrofes.
- Contextualizar las obras seleccionadas y por qué tienen un carácter icónico (identitario y
reivindicativo) en sus localidades de procedencia.
- Analizar la fragilidad del patrimonio arqueológico, arquitectónico, escultórico y pictórico.
Contexto
Debido a las ventas, expolios, guerras y otros acontecimientos, a menudo, las obras de arte no se
conservan en el lugar para el que fueron realizadas. Se habla de arte itinerante, que llena los
principales museos y colecciones del mundo, donde ha llegado por medio de compras, donaciones,
legados o no pocas veces robos.
En el caso del antiguo reino de Murcia, hay piezas de cada período histórico que han acabado fuera
de sus fronteras por diversos avatares. Entre otras, pueden destacarse:
- Prehistoria: Hacha enmangada de Los Blanquizares de Lébor (Totana).
- Historia Antigua: Bicha de Balazote (Albacete); Dama del Cerro de los Santos
(Montealegre del Castillo, Albacete); Centauro de Los Royos (Caravaca de la Cruz); Vaso
de los Guerreros (Archena); Ara (Cartagena); Hypnos (Jumilla).
- Edad Media: Retablo de Santa María la Vieja (Cartagena).
- Edad Moderna: Patio y frisos del castillo de Vélez Blanco (Almería); claustro antiguo de
La Merced (Lorca); cuadros de la serie de la vida de la Virgen, de Mateo Gilarte
(Murcia); San Francisco, Santo Domingo y la Inmaculada, de Salzillo (Murcia).
- Edad Contemporánea: Viaje de la Virgen y San Juan a Éfeso, de Hernández Amores
(Murcia).
Fases:
Fase 1: los estudiantes emplearán webs como las del Ministerio de Cultura, Museo Nacional del
Prado, Museo Nacional de Escultura, Regmurcia y Dialnet para localizar la ubicación actual de cada
una de esas obras. Asimismo, adjuntará una imagen de las mismas, sin olvidar una cronología y
breve descripción (estilo, autor). Concretará cuándo y por qué motivo salieron esas obras de su
emplazamiento original: venta, robo, donación…
Por último, deberá situarlas en un mapa actual de la Región de Murcia y las provincias de Albacete
y Almería. Reflexionará acerca de por qué hay más obras de ciertos períodos históricos que han
acabado lejos de su ubicación primitiva.
Fase 2: los estudiantes buscarán obras de arte españolas conservadas en el extranjero, especialmente
de autonomías como Castilla y León, Andalucía o Aragón. Indicando en qué países y museos se
encuentran la mayoría, en qué época salieron de España, y a qué estilos artísticos pertenecen.
Servirá para conocer los gustos cambiantes en el mercado del arte internacional. También se puede
hablar del expolio del arte egipcio, mesopotámico, griego o italiano como origen de muchos de los
grandes museos.
11. Glosario
o ALFIZ: Moldura que enmarca un arco.
o ARBOTANTE: Arco exterior que contrarresta el empuje de otro arco, de un muro o de una
bóveda.
o ARCO DE HERRADURA: Arco cuya curva sobrepasa la circunferencia en una mitad o en
un tercio del radio.
o ARCO DE MEDIO PUNTO: Arco semicircular.
o ARCO LOBULADO: El que presenta un trazado constituido por tres o más arcos de
circunferencia que se cortan entre sí.
o ARTESONADO: Techo o bóveda en forma de artesa invertida, compartimentada con
espacios cuadrados o poligonales con rica ornamentación.
o BEATO: Copia manuscrita e ilustrada de los “Comentarios al Apocalipsis” del Beato de
Liébana, especialmente en los siglos X y XI.
o BÓVEDA DE CAÑÓN: Es la formada por el desplazamiento de un arco de medio punto a lo
largo de un eje longitudinal. Generalmente está reforzada por arcos fajones.
o CHURRIGUERESCO: Nombre con que se conoce la última etapa de la arquitectura barroca,
se llama así por la familia Churriguera, creadora del estilo.
o COLUMNA SALOMÓNICA: La que tiene fuste helicoidal.
o CONTRAFUERTE: Refuerzo vertical de un muro, generalmente al exterior, que contiene y
contrarresta las presiones laterales.
o CORONA VOTIVA: Tiara que donaban los reyes visigodos a la Iglesia de Toledo con el fin
de gozar de su protección, tras haber servido para la coronación del rey.
o . HISN: poblado fortificado de época musulmana, de menor tamaño que una ciudad
(medina).
o IMAGINERÍA: Arte de la talla de imágenes sagradas.
o PERSPECTIVA AÉREA: La que intenta representar la atmósfera que envuelve a los objetos,
esfumando las líneas convergentes, eliminando los límites de forma y color y dando una
impresión muy real de la distancia.
o PINTURA AL FRESCO: Aquella en que los colores son disueltos en agua y aplicados en
una pared cuando aún está fresco el enlucido de yeso.
o PLANTA BASILICAL: De planta longitudinal.
o PLANTA DE CRUZ GRIEGA: Planta de un templo cuyos brazos tienen la misma longitud.
o POLICROMÍA: Adorno a base de colores vivos y contrastados.
o RETABLO: Armazón arquitectónico que sirve tanto de ornamento sobre un altar, como para
la colocación de imágenes, pinturas o relieves.
o SILLAR: Piedra labrada que se usa en construcción, normalmente de sección rectangular.
o TRANSEPTO: Espacio de un templo en el que se cruzan dos naves perpendiculares, siendo
una de ellas la nave principal.

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