Diccionario Kafka
Diccionario Kafka
Diccionario Kafka
escritor de la A a la Z
El escritor de Praga, explorador del lado oscuro de la
identidad y la sociedad occidental del siglo XX, ilumina el
presente en el centenario de su muerte
José Andrés Rojo04 may 2024 - 05:30 CEST
Il
ustración inspirada en Franz Kafka.Sciammarella
'H
ombre en una mesa', dibujo de Kafka. De la colección del Museo de Franz Kafka de
Praga.Heritage Images (Getty Images)
I: Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo
K: Kafkiano
“A mi juicio, solo deberíamos leer libros que nos muerden y nos pican.
Si el libro que estamos leyendo no nos despierta de un puñetazo en la
crisma, ¿para qué lo leemos?”, le escribió Kafka a su amigo Oskar
Pollak el 27 de enero de 1904, y añadió: “Necesitamos libros que surtan
sobre nosotros el efecto de una desgracia muy dolorosa, como la muerte
de alguien al que queríamos más que a nosotros, como un destierro en
bosques alejados de todo ser humano, como un suicidio; un libro ha de
ser un hacha para clavarla en el mar congelado que hay dentro de
nosotros. Eso creo yo”.
R
etrato de Milena Jesenská (1896-1944), en Praga en los años veinte.Alamy Stock Photo
M: Milena
Milena Jesenská era una mujer moderna, llena de energía, que estuvo
casada pero que procuró siempre vivir a su manera. Conoció a Kafka
cuando empezó a traducir algunas de sus piezas en 1920 y conectaron.
Se escribieron durante dos años, aunque solo se vieron en una par de
ocasiones, y mantuvieron una intensa relación, que se prolongó de
manera fragmentaria hasta la muerte del escritor. Milena terminó sus
días, tras ser detenida por la Gestapo, en el campo de concentración de
Ravensbrück.
N: Nada
La vida como una nada. “Una vez, hace muchos años, me senté, sin duda
bastante triste, en la ladera del Laurenziberg, y me puse a examinar lo
que esperaba de la vida. El deseo más importante o más atractivo resultó
ser el de obtener una visión de la vida (y —condición indispensable—
poder convencer de ella a los demás por escrito) en la que la existencia
mantuviese sus altibajos naturales, pero al mismo tiempo apareciera, con
no menor claridad como una nada, como un sueño, como algo flotante”.
O: Ottla
P: ‘El proceso’
“Alguien debía de haber calumniado a Josef K., porque, sin haber hecho
nada malo, fue detenido una mañana”, así empieza la más célebre de las
novelas de Kafka (también inconclusa). La empezó en agosto de 1914 y
estuvo trabajando en ella hasta enero de 2015. Cuenta la historia del
apoderado de un banco que cae bajo el peso de la ley y que no tarda en
convertirse en alguien desamparado y perdido, incapaz de entender lo
que ocurre, ni de conseguir la manera de defenderse, ni descifrar la
lógica de un sistema que opera de manera implacable.
U
na postal que envió Franz Kafka a su amigo y editor Max Brod. En la Biblioteca
Nacional de JerusalénPicture alliance (Getty Images)
Q: Querido, querida
Los visitó con frecuencia, y desde muy pronto. En 1905 estuvo en uno
de Zuckmantel, por ejemplo, donde le trataron su insomnio y su
neurastenia con hidroterapia. Pero su verdadera crisis de salud se
produjo la noche del 12 al 13 de agosto de 1917. Kafka vomitó sangre.
Le diagnosticaron tuberculosis pulmonar. En diciembre de 1920 se
instaló en el sanatorio para tuberculosos de Matliary, en el Alto Tara: fue
la primera vez que quería curarse de verdad. Después estuvo en otros,
hasta que murió en uno de ellos.
T: Traductores
Han sido muchos los que han traducido a Kafka al español, y muchos lo
han hecho de manera brillante. La lista es seguramente provisional:
Jorge Luis Borges, Miguel Sáenz, Juan José del Solar, Andrés Sánchez
Pascual, Adan Kovacsis, Joan Parra Contreras, Carmen Gauger, Luis
Fernando Moreno Claros, Alberto Gordo, Claudia Cabrera, Feliu
Formosa, J. R. Wilcock, Alfredo Pippig, Marcelo Cohen, José María
Valverde, Joaquín Fernández-Valdés, Vladimir Raitz…
U. Última
W: Kurt Wolff
Fue el editor que dio a la luz la mayoría de los libros que publicó en vida
y con quien Kafka tuvo complicidades y desavenencias. Wolff compró la
editorial Rowohlt, donde salió Contemplación, la primera reunión de sus
textos. Luego Kafka publicaría otros seis títulos más entre 1913 y 1924,
todos con Wolff, salvo el último, Un artista del hambre. Cuatro
historias (Die Schmiede). En España sus libros han aparecido en
diferentes sellos, y su obras completas han estado en manos de Jordi
Llovet, que ha hecho un trabajo impresionante con la colaboración de
Ignacio Echevarría.
Y: Yidis
“¿Qué tengo yo en común con los judíos? Apenas tengo algo en común
conmigo y debería quedarme completamente quieto en un rincón,
contento de poder respirar”, escribió el 8 de enero de 1914 en su diario.
Se interesó, sin embargo, por la religiosidad de los judíos que venían de
Europa del Este cuando conoció a la compañía de teatro yidis que dirigía
Yitsak Löwy, de quien se hizo amigo y al que apoyó mucho. Conectó
también con las historias jasídicas. Reiner Stach, autor de una
monumental biografía de Kafka, cuenta que se ponía nervioso con los
sermones que le dirigía su amigo Max Brod sobre la “comunidad” y la
“nación judía”.
Z: Zürau