Cronolog+¡a Hechos y Epistolas CBA
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35 Conversión de Pablo.
44-45 Bernabé trae a Pablo a Antioquía; Pablo queda allí "todo un año" (Hech. 11:26).
52 Fin del segundo viaje misionero; Pablo permanece "algún tiempo" en Antioquía (Hech.
18: 23).
53-58 Tercer viaje misionero de Pablo; viaja por Asia Menor; permanece tres años en Efeso;
viaja por macedonia; permanece tres meses en Corinto.
58-60 Pablo encarcelado en Cesarea por "dos años" (Hech. 24: 27); sale entre septiembre y
noviembre.
67 Muerte de Pablo.
Autor.
Aunque el autor no se identifica directamente, facilita por lo menos 3 indicios que no dejan
lugar a dudas de que es Lucas, el autor del 3er Evangelio:1) Es la misma persona que escribió
el "primer tratado" sobre la vida de Cristo y la dirigió a un cierto Teófilo (Hch. 1:1, 2; cf Lc.
1:1-4; 24:50-52). 2) En ciertos pasajes (Hch. 16:10-17; 20:6-16; 21; 27; 28), conocidos como
las secciones de "nosotros", el autor es miembro del grupo evangelizador de Pablo. Pablo
menciona repetidas veces a Lucas como uno de sus compañeros durante la parte final de su
ministerio (Col. 4:14; 2 Ti. 4:11; Flm. 24). 3) El lenguaje, el vocabulario y el estilo de Hechos
se corresponden estrechamente con los del Evangelio de Lucas. Desde tiempos muy remotos
los escritores cristianos hablan de Lucas como su autor.
Ambientación.
El libro fue escrito, muy probablemente, en Roma durante los 2 años del 1er encarcelamiento
de Pablo allí (61-63 d.C.). De esto es evidencia casi concluyente la forma abrupta en que se
corta la narración poco después de la llegada de Pablo a Roma. El autor, que siguió las labores
del gran apóstol de los gentiles desde el mismo comienzo -a menudo con gran detalle-, no
dejaría de mencionar el resultado del 1er juicio de Pablo ante el César, su ministerio posterior,
su 2º arresto y su prisión y su ejecución, si estos eventos ya hubieran ocurrido; parece que
Lucas no dijo más en Hechos porque no había nada más para contar. En cuanto a su
confiabilidad como historiador, ha sido plenamente vindicado en cada punto importante.
Tema
Esta es la primera epístola de Pablo que se ha preservado, pero quizá no sea su primera carta a
una iglesia, pues en ese tiempo parece que ya era conocido como escritor de cartas. Esto se
deduce de su advertencia contra epístolas falsas que llevaran su nombre, que pudieran haber
estado circulando poco después, cuando fue escrita la segunda carta a los tesalonicenses (2 Tes.
2: 2). El hecho de que al mismo tiempo Pablo llamara la atención a sus lectores a su firma
personal como una característica de "toda carta" suya (cap. 3: 17), también insinúa que entre
las iglesias estaban circulando cartas falsas con su nombre. Estas cartas sólo podrían haber
tenido éxito si Pablo ya hubiera sido conocido como un hombre que con frecuencia expresaba
su opinión mediante cartas dirigidas a iglesias o individuos. Parece probable que una cantidad
de cartas, ahora perdidas, precedieron a 1 Tesalonicenses.
La iglesia de Tesalónica, a la cual fue dirigida 1 Tesalonicenses, había sido fundada por Pablo
durante su segundo viaje misionero (49-52 d. C.). Tesalónica, la capital de Macedonia, tenía
unos 200.000 habitantes, y estaba gobernada por siete magistrados que dependían de un
prefecto. No se sabe cuánto tiempo permaneció Pablo en Tesalónica antes de que los disturbios
provocados por los judíos lo obligaran a salir de la ciudad y a continuar su viaje. Su
permanencia parece haber sido corta, como puede ingerirse por su deseo de volver a Tesalónica
tan pronto como pudiera, para terminar una obra que consideraba que aún necesitaba atención.
Pablo viajó de Tesalónica a Berea y después a Atenas, dejando conversos en cada lugar por
donde pasaba; y desde Atenas envió a Timoteo a Tesalónica, pues pensó que él no podía ir (1
Tes. 2: 17 a 3: 6). Cuando Timoteo regresó con Silas, Pablo había continuado viaje a Corinto
(Hech. 18: 5), donde Timoteo le informó en cuanto a la condición espiritual de la iglesia de
Tesalónica. Pablo, comprendiendo que se habían entendido mal algunas de sus enseñanzas y
que esto necesitaba inmediata atención, escribió una carta conocida como 1 Tesalonicenses.
Por lo tanto, parece que 1 Tesalonicenses fue escrita poco después de la llegada de Pablo a
Corinto. De acuerdo con la cronología aproximada del ministerio de Pablo, aceptada por este
Comentario, esto pudo haber sido en el año 51 d. C.
2 Tesalonicenses.-
Esta carta no pudo haber sido escrita mucho después de la primera, porque sus contenidos son
similares y al comienzo de ella se mencionan los mismos compañeros de Pablo: Silas y
Timoteo (2 Tes. 1: 1; cf. 1 Tes. 1: 1). Probablemente esta segunda carta se produjo debido al
regreso desde Tesalónica del portador de la primera epístola, mediante quien Pablo supo que
sus palabras acerca de la inminencia del segundo advenimiento estaban siendo mal entendidas
y tergiversadas por algunas personas de la iglesia. Por esto dio un tono vigorosamente
profético a esta nueva exposición de su enseñanza en cuanto a la segunda venida de Cristo,
tono que revelaba a sus lectores que ciertos grandes sucesos, especialmente el reinado del
anticristo, precederían al regreso del Señor.
Estas consideraciones son la base para ubicar la segunda carta a los Tesalonicenses no mucho
después de la primera, ya sea en los últimos meses del año 51 d. C. o en los primeros meses del
año 52 d. C., mientras Pablo se ocupaba activamente en edificar espiritualmente la iglesia
cristiana de Corinto, que él había fundado con su esfuerzo.
1 Corintios.-
Esta carta fue escrita desde Efeso (1 Cor. 16: 8), donde el apóstol Pablo trabajó por unos tres
años (54-57 d. C.) durante su tercer viaje misionero (Hech. 20: 31; cf. HAp 236).
Anteriormente Pablo había enviado una carta a Corinto para amonestar a sus lectores a que no
se juntaran con los fornicarios (1 Cor. 5: 9). De modo que lo que ahora llamamos Primera
Epístola a los Corintios, es en realidad la segunda carta dirigida a esa iglesia. Fue motivada, en
primer lugar, por los informes que recibió Pablo acerca de ciertas condiciones deplorables que
había en Corinto (cap. 1: 11; 5: 1), las cuales demandaban urgente atención (cap. 1 a 6); y en
segundo lugar, por una cantidad de preguntas hechas al apóstol por los corintios (cap. 7: 1; 8: 1;
12: 1; 16: 1), preguntas que exigían respuestas detalladas.
La carta fue escrita no mucho antes de que el apóstol saliera de Efeso. Pablo había hecho
planes para salir de la ciudad poco después de Pentecostés (1 Cor. 16: 8), pero es evidente que
el estallido del tumulto que describe Lucas en Hech. 19: 23-41 lo obligó a salir antes. Estas
circunstancias históricas, aludidas en la carta, hacen posible que su redacción pueda situarse
entre abril y junio del año 57 d. C., cuando se aproximaba la salida de Pablo de Efeso. No es
seguro, pero sí posible, que Tito fuera el encargado de llevar esta epístola.
2 Corintios.-
La fecha de esta carta puede fijarse con facilidad, pues fue escrita en Macedonia poco después
de que Pablo saliera de Efeso en el año 57 d. C. Puesto que los esfuerzos anteriores de Pablo
para remediar los males que existían en esa ciudad no habían tenido éxito (2 Cor. 2: 1; 12: 2 1),
el apóstol había decidido hacer otro intento de reconciliación por medio de Tito, su joven
ayudante en el ministerio.
Tito había viajado de Efeso a Corinto probablemente en marzo o abril del año 57 d. C., y podría
haber llevado lo que conocemos como Primera Epístola a los Corintios. Cuando Tito partió, él
y Pablo convinieron en que después de haber cumplido con su misión en Corinto, Tito iría a
Troas, donde Pablo esperaba encontrarlo (cap. 2: 12-13). Pero el chasco del apóstol fue grande,
pues cuando llegó a Troas supo que Tito aún no había llegado. Aunque encontró en Troas
buenas perspectivas para una obra de éxito, continuó su viaje a Macedonia, y sintió un gran
alivio al encontrarse con Tito en una de las ciudades de Macedonia. El gozo de encontrarse con
él se debió especialmente al buen informe que recibió Pablo del cambio de corazón de los
miembros descarriados de Corinto, quienes no sólo habían recibido gozosamente a Tito como
representante de Pablo, sino que también habían aceptado su mensaje de reprensión y habían
reparado sus yerros (cap. 7: 5-7).
Cuando Pablo supo que la cuidadosa obra de Tito había tenido un éxito que superaba todas las
previsiones, pidió al joven que regresara a Corinto y continuara la buena obra ya comenzada
(cap. 8: 16-18, 22-24), mientras él se ocupaba de las iglesias de Macedonia. Pablo dio a Tito
otra carta, nuestra 2 Corintios, en la que elocuentemente expresaba su gozo por los buenos
informes que había recibido en cuanto a la iglesia de Corinto. También les anunciaba su plan
de ir a Corinto después de una corta permanencia en Macedonia (cap. 12: 14; 13: 1); por lo
tanto, esta carta pudo haber sido escrita en el verano (junio-agosto) del año 57 d. C.
Gálatas y Romanos.-
Los eruditos sostienen dos puntos de vista acerca de la fecha de la carta a los Gálatas. La
mayoría de ellos cree que fue escrita durante la primera visita de Pablo a Corinto,
aproximadamente en el mismo tiempo cuando se escribieron las dos cartas a los
Tesalonicenses. Esta afirmación se basa en la sorpresa expresada por Pablo de que los gálatas
hubieran dejado "tan pronto" el Evangelio que él les había predicado, cambiándolo por "otro
diferente" (Gál. 1: 6). Es evidente que en esta epístola Pablo relata sus vicisitudes personales
hasta el tiempo del concilio de los apóstoles en Jerusalén (ver Gál. 1: 15 a 2: 10; Hech. 15), el
cual precedió a la evangelización que llevó a cabo en Galacia durante su segundo viaje
misionero (Hech. 16: 6). Por lo tanto, los que sostienen esta opinión concluyen que la
referencia de que los gálatas habían apostatado "tan pronto" significa que Pablo les escribía
poco después de haberlos visitado en su segundo viaje. Entre su visita a las iglesias de Galacia
durante la parte inicial del segundo viaje misionero (Hech. 16: 6) y su primera permanencia en
Corinto, quizá transcurrieron menos de dos años, período que bien podría justificar el uso del
adverbio "pronto". Pero los que creen en una fecha posterior, destacan que el vocablo "pronto"
de Gál. 1: 6 no puede interpretarse como que fije un límite definido de tiempo. "Pronto" podría
también referirse a un breve intervalo después de la visita de Pablo en su tercer viaje misionero.
Según otro punto de vista, la Epístola a los Gálatas la escribió Pablo durante los tres meses que
permaneció en Corinto, durante su tercer viaje misionero, alrededor del año 58 d. C. Esta
afirmación se basa en el hecho de que las dos cartas -Gálatas y Romanos- son tan parecidas en
su tema, que se hace probable que fueran redactadas aproximadamente en el mismo tiempo.
Gálatas se debió a una controversia doctrinal que conmovió muchísimo el alma de Pablo; y
Romanos presenta una ampliación del mismo tema, por lo cual pudo haber sido escrita poco
después de Gálatas.
Gálatas fue escrita debido a la noticia de la apostasía de las iglesias cristianas en la provincia de
Galacia. Bajo la influencia de algunos judaizantes, esos cristianos estaban procurando salvarse
por las obras (ver p. 35). Pablo se preocupó tanto por la gravedad de la situación, según le
parecía por los informes que había recibido, que escribió a los gálatas la más severa de sus
cartas que aún se conservan. El había fundado las iglesias de la provincia de Galacia y las
amaba de un modo especial, por lo tanto su apostasía le produjo tanta pena que ningún esfuerzo
le pareció demasiado grande para corregir ese mal. Este Comentario prefiere la fecha última:
alrededor del año 58 d. C.
Por ese mismo tiempo, mientras el corazón de Pablo estaba saturado con el tema de la
justificación por la fe, parece que también escribió su carta a los Romanos (HAp 299-300, 307).
La Epístola a los Romanos contiene varias afirmaciones claras en cuanto al tiempo cuando fue
escrita. Pablo tenía el plan de continuar su obra en el Occidente, especialmente en España
(Rom. 15: 24, 28), país al que esperaba visitar en un futuro cercano. Sin embargo, primero tenía
que hacer un breve viaje a Jerusalén, porque se sentía comprometido a entregar personalmente
a los pobres de esa ciudad los fondos que había reunido para ellos en las iglesias de Grecia y
Macedonia (vers. 25-27). Durante su proyectado viaje a España, esperaba cumplir con un deseo
acariciado por muchos años: visitar la iglesia de Roma (cap. 1: 8-11; 15: 23-24).
Las afirmaciones acerca de los planes de viaje de Pablo, muestran claramente que la carta a la
iglesia de Roma fue escrita poco antes de su viaje de Corinto a Jerusalén. Puesto que Pablo
salió de Corinto poco antes de la época de la pascua del año 58 d. C. (Hech. 20: 16), después de
haber pasado tres meses en Grecia (vers. 3), puede concluirse que la Epístola a los Romanos
fue escrita durante los primeros meses del año 58 d. C. Gálatas fue probablemente escrita poco
antes, a fines del año 57 d. C. o a principios del 58.
Las epístolas de la prisión son Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón. Que estas epístolas
fueron escritas sin duda durante un encarcelamiento del apóstol, está indicado claramente en los
siguientes pasajes: Efe. 6: 20; Fil. 1: 13-14; Col. 4: 18; File. 1, 9.
Es evidente que las epístolas a los Efesios, a los Colosenses y a Filemón fueron enviadas
aproximadamente al mismo tiempo, porque en ellas Pablo nombra a los mismos individuos.
Pablo envió a Tíquico y a Onésimo con las cartas a Efeso, a Colosas y a Filemón (Efe. 6: 21;
Col. 4: 7-9). Onésimo era un esclavo que había huido de Filemón, pero había sido convertido
por Pablo durante el encarcelamiento del apóstol y ahora estaba dispuesto a regresar a su amo
Filemón, en Colosas (File. 10-11). Pablo escribió la Epístola a Filemón como una súplica al
amo de Onésimo en favor de su esclavo.
Desde el comienzo de la era cristiana, se ha considerado a Roma como el lugar desde donde
fueron enviadas las epístolas de la prisión. Generalmente se las ha ubicado en la parte final del
encarcelamiento del apóstol en Roma, pues en ellas expresa la esperanza de ser liberado, para
lo cual tuvo que haber tenido alguna razón (Fil. 2: 24; File. 22). Su encarcelamiento en Roma
duró dos años (Hech. 28: 30), desde marzo-mayo del año 61 d. C. hasta el 63 d. C., según la
cronología del ministerio de Pablo aceptada por este Comentario. Por lo tanto, a Efesios,
Colosenses y Filemón se les puede asignar la fecha aproximada del año 62 d. C.
Algunos eruditos creen que estas tres epístolas corresponden con los dos años de
encarcelamiento de Pablo en Cesarea (probablemente de marzo-mayo del año 58 d. C. a
septiembre-noviembre del 60 d. C.), o también con un período incierto de encarcelamiento en
el Asia Menor. Afirman que la esencia de estas cartas demanda una proximidad geográfica
mayor entre Pablo y aquellos a quienes las dirige, que la que hubiera existido si Pablo las
hubiese escrito desde Roma; sin embargo, estos argumentos no son muy convincentes, y las
teorías de hacer corresponder las epístolas de la prisión con el cautiverio en Cesarea u otro
encarcelamiento desconocido de Pablo, por lo general han recibido una respuesta poco
favorable de los especialistas en el Nuevo Testamento.
La carta a los Filipenses es quizá la última de las epístolas de la prisión. Da a entender que
Pablo había estado en Roma durante algún tiempo, y ya había visto abundantes frutos de sus
labores (ver com. Fil. 1: 12-14). Además, la atmósfera de toda la carta es de alegría. Es
evidente que Pablo esperaba un resultado favorable de su apelación a César (Hech. 25: 10-12),
lo que le permitiría visitar una vez más a su amada iglesia de Filipos (Fil. 2: 24); y al mismo
tiempo, sus palabras no dejan ninguna duda en la mente de sus lectores de que una decisión
desfavorable no le hubiera sorprendido (Fil. 1: 19-20, 22-25). Por lo tanto, puede llegarse a la
conclusión de que la carta a los Filipenses quizá fue escrita en el año 63 d. C.
Hebreos.-
"La Epístola del apóstol San Pablo a los Hebreos", como aparece en la Vulgata, o sencillamente
"A los hebreos", como se lee en el griego, difiere de las otras trece epístolas paulinas en que el
texto no contiene en ninguna parte el nombre del autor. Pablo comienza con su nombre cada
una de sus otras cartas conocidas (cf. com. Rom. 1: 1). Desde los comienzos del cristianismo
se ha discutido mucho si Pablo fue realmente el autor de esta epístola. La conclusión de este
Comentario es que si Pablo no escribió personalmente la carta a los Hebreos, sin embargo ella
contiene sus enseñanzas, por lo cual puede ser contada entre sus epístolas (un estudio más
completo de este problema se halla en la Introducción de la Epístola a los Hebreos, en el t. VII).
Sin embargo, aceptar a Pablo como autor de Hebreos no resuelve los problemas referentes al
lugar de su origen y a la fecha. No se sabe dónde se escribió la carta, aunque la declaración "los
de Italia os saludan" (Heb. 13: 24), a pesar de ser ambigua, sugiere que fue escrita en Italia.
También hay incertidumbre en cuanto a la fecha de su escritura. Clemente de Roma ya conocía
la carta en el año 95 d. C., pues al escribir a los corintios en ese año citó Heb. 1: 3-14
(Clemente, primera epístola a los corintios 36). Esto prueba que la carta era conocida en Roma
antes del fin del siglo I, y que su origen debe buscarse en la era apostólica. En realidad, hay
indicios de que la epístola fue escrita antes de la destrucción del templo de Jerusalén en el año
70 d. C., pues si no fuera así, es de esperar que un autor que destaca la inutilidad del antiguo
pacto y su servicio simbólico, como lo hace el autor de Hebreos, ciertamente habría hecho
notar la cesación del ritual relacionado con ese servicio si el templo ya hubiera sido destruido.
Si esos acontecimientos ya hubieran sucedido, habrían reforzado los argumentos del autor de
Hebreos en una forma tan convincente, que sin duda alguna los hubiera presentado en su
demostración. Sin embargo, como tácitamente dice que el servicio del templo aún se llevaba a
cabo (ver cap. 9: 6, donde la forma verbal "entran" [BC, BJ, RVR] tiene en el texto griego el
sentido de "estar entrando" y que el antiguo pacto estaba "próximo a desaparecer" (cap. 8: 13),
hacen que parezca probable que el templo aún no había sido destruido cuando se escribió
Hebreos. Teniendo esto en cuenta, es posible fijar la fecha de esta carta durante la época de
Pablo, cuya muerte ocurrió alrededor del año 67 d. C.
Las cartas a Timoteo y a Tito son llamadas "epístolas pastorales", porque se refieren en gran
medida a los deberes de los que están a cargo de las iglesias y de los problemas de la
administración de la iglesia. En este sentido pueden ser llamadas "los manuales de iglesia" más
antiguos. Se las dirige a dos de los más jóvenes colaboradores de Pablo. Parece claro que se
escribieron en el tiempo del ministerio del apóstol que siguió a su primer encarcelamiento en
Roma (ver p. 32). Puesto que esta parte de la vida de Pablo no está incluida en los Hechos,
poco se sabe de sus vicisitudes y viajes durante ese tiempo.
Se desconoce la extensión del período de los últimos viajes de Pablo; sin embargo, es bastante
seguro que su vida terminó en Roma, en tiempo de Nerón. Este murió en el 68 d. C., por lo cual
la muerte de Pablo no pudo ser posterior a esa fecha, y podría haber ocurrido en el año anterior.
Por eso, su último encarcelamiento, que probablemente continuó a través de un invierno (2
Tim. 4: 21), podría ser ubicado en el 66-67 d. C. Si Pablo primero llegó a Roma en el 61 d. C.,
sus dos años de encarcelamiento habrían terminado en el 63 d. C. Esto deja unos tres años para
sus últimos viajes: 63-66 d. C.
Como Pablo había indicado en sus epístolas de la prisión que anhelaba visitar las iglesias de
Asia y Macedonia tan pronto como le fuera posible (Fil. 2: 24; File. 22), puede concluirse que
viajó a esos lugares poco después de haber quedado libre. Visitó a Efeso, la ciudad principal de
la provincia de Asia, antes de seguir a Macedonia (1 Tim. 1: 3), donde se encontraba su amada
iglesia de Filipos. La primera carta a Timoteo fue escrita después de esas visitas, y por eso su
fecha podría fijarse aproximadamente un año después de su liberación, quizá en el año 64 d. C.
La carta a Tito parece que fue escrita un poco después, aunque su material es muy similar al de
la primera carta a Timoteo. Hace referencia a la obra de Pablo en la isla de Creta, lo que podría
haber acontecido también durante este último viaje misionero (Tito 1: 5). Sin embargo, cuando
la carta fue escrita Pablo ya había dejado la isla, y quizá había ido a Grecia dejando a Tito a
cargo de la obra en Creta. Al referir a Tito su plan de pasar el invierno siguiente en Nicópolis,
en la costa occidental de Grecia, pidió a su joven colaborador que se encontrara allí con él (cap.
3: 12). Si se calcula un año para el viaje de Pablo en Asia Menor y Macedonia y algún tiempo
para su obra en Creta y Grecia, la fecha de su carta a Tito podría ser alrededor del 65 d. C.
Los viajes posteriores de Pablo probablemente lo llevaron a Corinto, a Mileto (sur de Efeso) y a
Troas (2 Tim. 4: 13, 20), y sin duda también a otras ciudades. Troas parece haber sido la ciudad
donde él fue otra vez arrestado.
Después de su arresto, quizá en el año 66 d. C., Pablo fue llevado de nuevo a Roma. En el
tiempo cuando escribió su segunda carta a Timoteo, parece que ya había comparecido una vez
ante el tribunal, pero aún no había sido sentenciado (2 Tim. 4: 17). Aunque indudablemente
tenía poca esperanza de un veredicto favorable (vers. 6), parece que pensaba que podría pasar
por lo menos el invierno siguiente en Roma (vers. 21), quizá porque sabía por experiencia
cuán lentamente actuaban los tribunales romanos. Si esta expectativa suya se cumplió, y murió
en e año 67 d. C., la segunda carta a Timoteo podría corresponder entre septiembre noviembre
del año 66 d. C. Hasta donde sepamos, con esta carta terminaron las actividades literarias de
Pablo. Las cartas suyas que se han preservado, abarcan u período de unos 15 años: 51-66 d. C.
Santiago
Marco histórico.
Una cantidad de alusiones geográficas que hay en esta epístola, sugieren que se escribió en
Palestina. Se puede conjeturar que el autor vivía en una tierra donde abundaban el aceite, el
vino y los higos, que no estaba lejos del mar, que muy cerca había fuentes de agua dulce y
amarga, que la tierra estaba expuesta a sequías y que la lluvia era de gran importancia.
No hay manera segura para determinar la fecha de la epístola. Como ya se hizo notar, parece
que fue escrita cuando sólo había un Jacobo que se destacaba en la iglesia, o sea después de 44
d. C. cuando fue muerto Jacobo el hijo de Zebedeo. La evidencia interna la ubica entre los
primeros documentos del NT. En la epístola no hay referencia a ningún grupo grande de
cristianos de origen gentil, ni a ninguna clase de problemas acerca de los gentiles. En esta
epístola la sinagoga es aún la iglesia, y sin embargo ya se ha difundido el cristianismo (ver
Hech. 2:9-1 l; 4: 36; 9: 2, 10, 14, 19, 26; 1 l: 19-20). El tenor general de la epístola es que el
cristianismo es la culminación del verdadero judaísmo.
1 pedro
rco histórico.
El apóstol Pedro escribe lo que podría llamarse una carta circular dirigida a "los expatriados de
la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia". Estas cinco zonas incluían casi
todo lo que hoy llamamos Asia Menor. La mayoría de los creyentes de esas iglesias eran
gentiles; los cristianos de origen judío constituían una minoría. Pedro, como misionero enviado
a ellos (Gál. 2: 9), tenía un interés especial en los judíos; pero no limitaba sus saludos e
instrucciones al grupo minoritario de esas iglesias, lo cual se ve por su declaración de que sus
lectores en otro tiempo no habían sido "el pueblo de Dios", y que eran idólatras convertidos (1
Ped. 2: 10 ; 4: 3-4). El apóstol, que fue el primero en bautizar gentiles y en defender su
categoría de igualdad con los demás en la iglesia, sin duda consideraba a todos los cristianos,
tanto de origen judío como gentil, como unidos en Cristo; Jesús, y no hacía distinciones al
dirigirse a ellos.
No se puede determinar la fecha precisa cuando se escribió esta epístola. Probablemente fue
escrita desde Roma, como lo sugiere el nombre "Babilonia" (ver com. cap. 5: 13). Esto puede
significar que fue escrita cerca del fin de la vida del apóstol (ver t. VI, pp. 35- 36). El hecho de
que no haya ninguna referencia en las cartas que Pablo escribió desde Roma, a que Pedro
hubiera estado en esa ciudad, sugiere que, Pedro no llegó allí sino hasta "en los días del arresto
final de Pablo" (HAp 418) alrededor del año 66 d. C. (ver t. VI, pp. 105- 111). Aunque no se
puede afirmar nada definitivo en cuanto a la fecha cuando fue escrita 1 Pedro, lo que se ha
dicho sugiere como una fecha probable los años 64-66 del siglo I. La epístola refleja presencia
de una actitud poco amistosa hacia los cristianos (cap. 2: 12; 4: 12-16). Es podría sugerir el
tiempo de la persecución de Nerón, la que comenzó en el año 64 d. C. (ver t. VI, pp. 83-86).
1 Pedro está dirigida "a los que habéis alcanzado... una fe igualmente preciosa que la nuestra"
(cap. 1: 1), lo que presumiblemente se refiere a los lectores de la primera epístola (ver p. 563).
Esto parece confirmarse en el pasaje del cap. 3: 1. Pedro probablemente fue martirizado no
después del año 67 d. C. (ver t. VI, pp. 35-36, 105). Se cree que su segunda epístola fue escrita
poco antes de esa fecha. No se puede saber dónde se escribió la epístola; el lugar más probable
fue Roma.
1 juan arco histórico.
En la epístola no hay ninguna referencia específica al autor, a las personas a las cuales fue
dirigida la carta, al lugar desde el cual fue escrita, o al tiempo cuando se escribió, por lo tanto,
las conclusiones relativas a su marco histórico tienen que deducirse de la evidencia interna.
Esa evidencia debe unirse estrechamente con las conclusiones aceptadas acerca del autor y la
fecha del cuarto Evangelio. Este Comentario acepta que Juan es el autor del Evangelio y
también de esta epístola, y por tal razón la pregunta más importante es la siguiente: ¿Cuál de
los dos se escribió primero, el Evangelio o la epístola? No es posible dar una respuesta
definitiva, y la opinión de los eruditos se ha inclinado en una u otra dirección; pero es 643
difícil negar que la epístola presupone el conocimiento que ya tenían los cristianos del
Evangelio de Juan, y que se apoya en él. Si se le da su debido valor a este argumento, entonces
parece que la epístola fue escrita después que el Evangelio y hasta podría pensarse que fue un
apéndice de él. Además, es fácil reconocer que antes de registrar por escrito sus recuerdos y
profundas meditaciones, el apóstol tuvo que haber pensado mucho en cuanto al contenido de su
Evangelio y haberlo enseñado a su grey. Por eso es posible que la epístola sea anterior al
Evangelio. Por éstas y otras consideraciones más técnicas no es posible que por la evidencia
interna se llegue a. una conclusión firme en cuanto a las fechas de la escritura de ambos libros.
Pero lo que sí es claro es que la epístola fue escrita por un anciano al que le parecía apropiado
dirigirse a sus conversos como a "hijitos",(cap. 2:1, 12, 18, 28; 3:7, 18; 4:4; 5:21). No se dice a
quiénes se dirigió la carta, pero es obvio que fue enviada a un grupo conocido de cristianos con
los cuales tenía trato personal el reverenciado autor. Todavía no se ha presentado ninguna
razón concluyente para rechazar la tradición, ampliamente aceptada, de que Juan la escribió en
su ancianidad para los creyentes de Efeso, o de Asia Menor, donde él había ejercido su
ministerio. La fecha cuando se escribió podría ubicarse entre el año 90 y el 95 d. C. (ver t. V,
p. 870; t. VI, pp. 37-38).
Hay evidencias de que la epístola existía a comienzos del siglo II. Policarpo, que tiene fama de
haber conocido personalmente a varios de los apóstoles, emplea palabras que. se parecen
marcho a 1 Juan 4:3 (Epístola de, Policarpo a los filipenses VII , c. 115 d. C.); y Eusebio
afirma: "Entre los escritos de Juan, además del Evangelio, es admitida sin controversia alguna
su primera epístola, tanto por los más recientes cuanto por todos los antiguos" (Historia
eclesiástica III. 24 [Buenos Aires: Editorial Nova], p. 131). Ireneo (c. 200 d. C.) identifica
varios versículos que cita como procedentes de la primera y la segunda epístolas de Juan
(Ireneo, Contra herejías III. 16. 5, 8); y el Fragmento Muratoriano (c. 170 d. C.; ver t. V, p.
128) no sólo incluye en su canon la primera epístola y la segunda, sino que las atribuye al
apóstol Juan. Por lo tanto, es evidente que la primera epístola fue reconocida como legítima
desde muy antiguo y su lugar en el canon está firmemente afianzado.
4. Tem
2 jn
Marco histórico.
Por las razones ya expuestas es probable que esta carta fue escrita después de la primera
epístola; y si se acepta a Juan como el autor, entonces se escribió poco después de la primera
carta, debido a la edad del apóstol (ver la 702 Introducción de la primera epístola). El factor
adicional que manifiesta la segunda epístola es que falsos maestros estaban abusando de la
hospitalidad cristiana para propagar doctrinas falsas.
3jnMarco histórico.
Esta epístola es evidentemente una carta personal escrita a un tal Gayo, que no es identificado.
Se trata de un cristiano fiel, muy alabado por su bondadosa hospitalidad con los maestros
itinerantes. Se nombran otros dos personajes: Diótrefes, dirigente dado a la polémica, y
Demetrio, que quizá era uno de los maestros itinerantes. El cuadro que se deduce por lo que
está escrito acerca de estos tres personajes, nos presenta una notable evolución en la iglesia
cristiana y sugiere que esta epístola fue escrita después de la segunda, y por lo tanto aún más
cerca de la muerte de Juan. Parece quedar bien establecido el ministerio de los predicadores
itinerantes o de hermanos visitantes (vers. 5-8). Diótrefes se atribuye el poder de expulsar de la
iglesia quizá mediante una especie de excomunión (vers. 10) a aquellos a quienes no aprueba
personalmente, y la autoridad del apóstol ha sido socavada por los seguidores de Diótrefes
(vers. 9-11). Todo esto indica que la situación revelada en la segunda epístola ha evolucionado,
y esto convierte a la tercera epístola en la última de las tres cartas de Juan que han llegado hasta
nosotros. Esto no quiere decir que Juan no escribió otras cartas. No se puede probar que la
carta o escrito que se menciona en el vers. 9 sea la segunda epístola, aunque es una buena
posibilidad de que así fuera, ni tampoco se puede determinar cuánto tiempo transcurrió entre la
redacción de la segunda y la tercera epístolas; pero parece probable que el intervalo fue breve,
pues ambas se parecen tanto en estilo como en contenido.a.
judasMarco histórico.
Surge una pregunta interesante debido al hecho de que una gran parte del material de Judas
también se encuentra en 2 Pedro (cf. Jud. 4-18 con 2 Ped. 2: 1 a 3:3). 720 En muchos casos se
usan las mismas palabras y son frecuentes los mismos pensamientos expresados con algunas
palabras de carácter insólito. ¿Tomó judas algo de 2 Pedro, o Pedro de Judas, o tomaron ambos
de una fuente común ahora desconocida? Esta pregunta no puede ser contestada con certeza.
La mayoría de los eruditos bíblicos piensan que judas es anterior a 2 Pedro, pues es difícil
explicar por qué judas iba a escribir una carta si era muy poco lo que tenía que agregar a lo ya
escrito en 2 Pedro. Dichos eruditos afirman que es fácil explicar cómo Pedro pudo haber usado
pensamientos expresados en la breve epístola de judas, añadiendo después algo más. Los
estudios literarios demuestran que la más corta de dos obras similares por lo general se escribió
primero. A pesar de todo una minoría de eruditos sostiene que 2 Pedro se escribió antes que
judas, y entre las razones que presentan están las siguientes: (1) 2 Ped. 2:l habla de la futura
aparición de maestros falsos, entre tanto que judas da la impresión de que esos maestros ya
estaban en acción (Jud. 4); (2) judas advierte en cuanto a la venida de escépticos como algo
pasado (vers. 17-18), mientras que Pedro presenta su advertencia como algo referente al futuro
(2 Ped. 3:3).
Ambas líneas de argumentos no son suficientemente decisivas para determinar cuál de las dos
epístolas (Judas o 2 Pedro) se escribió primero (ver p. 612). Por esta razón, es imposible fijar
una fecha para la carta de judas. Si se escribió antes de 2 Pedro, tuvo que ser redactada antes
del año 67 d. C., el probable año de la muerte de Pedro; si la epístola de judas fue escrita
después, fue entre los años 70 y 85 d. C.