Artículo Humanitas 3
Artículo Humanitas 3
Artículo Humanitas 3
10mo Semestre.
Mat. 1703429.
La estabilidad de las esferas que componen el ámbito social del hombre, como lo son la
economía, la educación, la cultura o el plano político están, naturalmente, en constante
dinamicidad a causa de su vitalismo. Sin embargo, señala Esposito, cuando alguna de ellas
se ve intervenida negativamente, el individuo o alguna parte de la sociedad tienden a
“inmunizarse”. Esta alternativa, individual o colectiva, funge como vía de escape y
protección al peligro que supone el cambio o intervención de algún cuerpo que inestabiliza
algunas de las esferas de la sociedad. El dispositivo de inmunidad representa una manera
eficaz de evitar confrontaciones, pero también es un signo de lo que más tarde se llamará
“cultura del yo”, pues en su ensalzamiento se pierde el horizonte de lo social y la relación
con los otros.
Palabras clave:
Roberto Esposito
Michel Foucault
Immunitas
Dispositivo de poder
Biopolítica
Vitalismo
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Introducción
¿A qué nos referimos cuando hacemos alusión a la inmunidad? ¿De dónde nace la actitud
defensiva frente a lo extraño y ajeno? ¿Qué le depara una sociedad que anula la existencia
de los otros? Estas cuestiones y más, surgen de un análisis crítico presente en nuestra
realidad: la actitud que asume la colectividad frente a lo diferente. La presente propuesta
aboga por la problematización que surge de la tensión entre la comunidad, el ejercicio del
dispositivo de inmunidad, el problema de la otredad y, como horizonte positivo, el
vitalismo. Para tal empresa, se tomará el concepto Immunitas, estudiado y problematizado
por el filósofo italiano Roberto Esposito 1, así como también la cuestión de la otredad,
presente en el pensamiento de Emmanuel Lévinas 2 y, por último, el concepto de vitalismo
formulado por José Ortega y Gasset3.
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subjetivista, pues desde la interioridad del sujeto se han establecido diversas cosmovisiones
interpretativas y se ha dejado de lado la cuestión esencial de la otredad. Lévinas se preguntó
en la contemporaneidad por el yo y la crisis identitaria que de él se deriva, y llevó a cabo un
giro que guarda semejanza con el kantiano, es decir, Lévinas realizó un vuelco desde la
subjetividad hacia el reconocimiento del Otro como tema fundamental que se vislumbra en
su pensamiento:
Ulises, para Lévinas, representa el andamiaje que se adquiere producto del contacto
con diversas exterioridades. No obstante, el papel de la interacción con lo diferente hace
4
Lévinas, Emmanuel, La huella del otro, Editorial Taurus, México, 1998. pág. 50.
5
Lévinas, Emmanuel, El Tiempo y el Otro, Ediciones Paidós, España, 1993. pág. 81.
6
Jaramillo, Luis Guillermo, La metáfora del no-lugar, Revista Luna Azul, Manizales, 2010. pág. 77.
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=321727233007
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que tomamos de los otros determinados conocimientos que se ajusten a nuestra
conveniencia y, por lo tanto, los integramos a nosotros para seguir enfrascados, según
Lévinas, en un ensimismamiento que sólo se encarga de dominar al otro. El saber esto
implica que podamos anexar a nuestra constitución intelectual y personal aquello que es
diferente, es decir, que internalicemos el pluralismo que representa la alteridad y descubrir
nuevas formas de vida y aceptación de la condición humana. Esta pretensión lo refleja a la
perfección la figura mítica de Abraham, hombre errante que no devolvía pasos al pasado y
conforme avanzaba se hacía evidente un proceso de transformación en su persona.
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Es justamente en este siento que adquiere su carácter en contra de la comunidad,
señala Esposito que “la immunitas no es solo la dispensa a una obligación o la exención de
un tributo, sino algo que interrumpe el circuito social de la donación reciproca al que
remite, en cambio, el significado mas originario y comprometido de la communitas.”9 En
este sentido, vemos una oposición entre immunitas y communitas, por lo tanto, el inmune
será el que se sitúa fuera de la comunidad. Y es a la vez una modalidad negativa de la
colectividad10. La comunidad se recluye o reconstruye a sí misma en la inmunidad, y esto es
un doble juego: de reconstrucción o de destrucción 11. Si analizamos detenidamente las
posibilidades que se den en una reconstrucción “inmunizada” de la comunidad, veremos
que ésta pasará en una actitud negativa del sujeto frente a la alteridad, porque el dispositivo
inmunitario deviene en violencia, pero también en olvido y en exclusión. Es, en todo caso,
una constante actitud defensiva frente a lo extraño.
Ocurre tal y como si fuera virus, que ataca un sistema estable y que éste se defiende
de aquello que lo pone en riesgo, ejemplifica el filósofo 12. La existencia en comunidad no
debe reducirse a un simple dispositivo de defensa, como instinto de cualquier otro ser vivo,
sino que adquiere su razón de ser -la vida en comunidad- a través de su trascendencia, no
como esfera superior al plano físico, como la teología, sino como una objetivación de su
vitalidad.13 Señala Esposito que:
Esta alternativa colectiva, funge como vía de escape y “protección” al peligro que
supone el cambio o intervención de algún cuerpo que inestabiliza algunas de las esferas de
la sociedad. El dispositivo de inmunidad representa una manera eficaz de señalar lo ajeno,
lo extraño y lo peligroso, pero su ensimismamiento es un signo de lo que más tarde se
9
Esposito, Roberto. Immunitas. Protección y negación de la vida. Amorrortu Editores. Argentina: 2009, pág.
16.
10
Ibid., pág. 19.
11
Ibid.
12
Ibid., pág. 10.
13
Ibid., pág. 24.
14
Ibid., pág. 28.
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llamará “cultura del yo”, pues en su ensalzamiento se pierde el horizonte de lo social y la
relación con los otros, en virtud de una postura egocéntrica o totalizadora. Hasta este punto
es idóneo señalar que la pregunta ¿frente a qué nos inmunizamos? tiene su respuesta en el
reconocimiento de algo propio y algo extraño. Reconocer al otro en lugar de declararlo
bárbaro, es un ejercicio racional de la palabra, del espíritu humano, que tiene ecos, por
ejemplo, en el auge del multiculturalismo, pues señala Lévinas que
Por este motivo es que, aunque el dispositivo de inmunidad sea natural a toda
comunidad, en todo tiempo y circunstancias, es preciso superarlo y reconocerlo mediante
un ejercicio de crítica reflexiva que sitúe sus limites y su razón de ser. Esto por el riesgo
que tiene el ensimismamiento: la “cultura del yo” de la existencia, que rompe con cualquier
vinculo de comprensión de la alteridad y de la relación con los otros, perdiendo la
comunidad su base dinámica de ejercicio propio, que es el reconocimiento de un afuera que
define lo propio. Sin este sentido vital de reconocimiento por parte de la comunidad, su
hacer se vuelve un absurdo. Y no porque reconozca únicamente a lo que ella se retrae, sino
porque se sitúa de tal forma que no encuentra en la inmunidad un propósito más allá de la
indiferenciación. Agrega el filósofo que
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el hacer social. Si el dispositivo de inmunidad es natural a la comunidad, así como el
vitalismo lo es del hombre, es posible establecer una relación entre ambas con el propósito
de salvar el hacer de la colectividad del ensimismamiento y el absurdo. Pues este
ensimismamiento la posiciona en contra de su papel fundamental que es el proceso vital de
su hacer colectivo: dotar de vitalidad a la cultura.
18
Ibid., pág. 25.
19
Ibid., pág. 35.
20
Ibid., pág. 39.
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Para concluir, es posible establecer que la desubjetivación de sí mismo implica
tratar de comprender la diferencia y la correspondencia que conservamos con todo aquello
que no somos nosotros. El hombre, como señala Ortega y Gasset, es más que un ser
orgánico que cumple determinadas funciones biologicistas a lo largo de su existencia. Es un
ser que desea y puede edificar horizontes promisorios en pro de la incesante búsqueda de la
realización humana, sin embargo, el egocentrismo y ensimismamiento, productos del
dispositivo de inmunidad, lo hace alienarse de sí y de su especie. La esencialidad del
hombre estriba en la idea de darse cuenta, producto de un sentimiento de extrañeza, de que
existe en una realidad plural al asimilar que su individualidad es complementada por la
permanencia del otro, y de que hay algo más allá de lo que percibimos.
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una parte, la liberación o la destrucción, el otro con su debilidad, expresa Lévinas, podría
propiciar la prioridad de salvaguardar su otredad.
Bibliografía
Gasset, José Ortega y. El tema de nuestro tiempo. España: Editorial Espasa-Calpe, 1975.
Jaramillo, Luis Guillermo. «La metáfora del no-lugar.» Revista Luna Azul, 2010: 77-81.
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