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TAREA 1.

SISTEMAS NUMÉRICOS

Las matemáticas surgieron de la necesidad humana de contar y representar


cantidades a través de nudos, muescas y otros métodos. Hoy en día, el concepto
de número es crucial para cosas tan simples como ir al mercado, hasta
importantes expediciones espaciales, donde diversos sistemas numéricos se
emplean para medir y predecir factores como clima, materiales y alimentos.

Desde los primeros días de la humanidad, contar se convirtió en una necesidad


fundamental, marcando el inicio de los números. A medida que el tiempo avanzó,
se desarrollaron símbolos para representar cantidades de objetos similares. Las
matemáticas usan estos números como lenguaje abstracto para expresar
cantidades y relaciones.

Los números complejos e imaginarios son conceptos matemáticos que


evolucionaron lentamente, siendo los números complejos una respuesta a
ecuaciones cuadráticas que no tenían soluciones en los sistemas numéricos de la
época, como x 2 = -1.

De ésta ecuación surgió ecuación surgió el concepto de "i", es la unidad


imaginaria en matemáticas, que se define como la raíz cuadrada de -1. No tiene
un valor real, pero se utiliza para extender los números reales en el sistema de
números complejos. Cuando agregamos "i" a un número real, como en "a + bi",
donde "a" es la parte real y "b" es la parte imaginaria, estamos trabajando con un
número complejo.

Los números reales constituyen el conjunto fundamental de números que


utilizamos para cuantificar y medir magnitudes en el mundo real. Estos números
incluyen tanto los números enteros como los números racionales e irracionales,
como la raíz cuadrada de 2 o pi.

En el contexto de los números primos y compuestos, los números primos son


aquellos enteros mayores que 1 que solo tienen dos divisores positivos: 1 y ellos
mismos. Por ejemplo, 2, 3, 5, 7 y 11 son números primos. Los números
compuestos, por su parte, son aquellos enteros mayores que 1 que tienen más de
dos divisores positivos, es decir, tienen múltiples factores distintos de 1 y ellos
mismos, por ejemplo el 20, que es divisible entre 1, 2, 4, 5, 10 y 20.

Cuando descomponemos un número, lo hacemos como una expresión de la


multiplicación de los números primos que lo componen, por ejemplo, 100 es
5*5*2*2.

Así como se puede tener y agregar, también se puede deber y restar, lo que da
lugar a los números negativos y el cero. Estos, junto con los números positivos,
conforman el conjunto de números enteros (Z). Aquí, se dividen en tres subgrupos:
los enteros positivos, el cero y los enteros negativos, otorgando una doble
dirección a la línea numérica.

Según lo señalado por Aguilar et al. (2016), se reconoce que solo se necesita
considerar una parte del número. En este punto, emergen los números racionales
(Q), Esto se diferencia de los números irracionales (I), que no pueden
representarse como la fracción de dos enteros.

En una línea de tiempo, cada categoría numérica se subsume en un conjunto


mayor, empezando desde los números naturales como el conjunto más básico y
extendiéndose hasta los números complejos, que engloban todos los tipos de
números existentes. Esta progresión se ilustra como sigue (Kaufmann y
Schwitters, 2011):
En el conjunto de los números reales, que es cerrado bajo operaciones, se
encuentran dos operaciones fundamentales: la suma y la multiplicación. A partir de
estas surgen las operaciones inversas, es decir, la resta y la división,
respectivamente, y es destacable que estas operaciones generan otros números
reales.

El sistema numérico que manejamos es el arábico, también conocido como


sistema decimal, pues éste tiene una base aritmética en potencia 10.

Las rectas numéricas son representaciones gráficas en las cuales los puntos
corresponden a los números reales, permitiendo visualizar y comparar su orden y
distancia.

El valor absoluto de un número real es la distancia entre ese número y el cero en


la recta numérica. Se obtiene eliminando el signo negativo, si lo hay, y resulta en
un valor no negativo. Esta medida es útil para evaluar la magnitud de un número
sin considerar su signo, facilitando por ejemplo, el compararlo con otros números

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