Jaeger +paideia +Nobleza+y+Areté
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NOBLEZA Y "ARETt"
•
LA EDUCACION es una función tan natural y universal de la comunidad
humana, que por su misma evidencia tarda mucho tiempo en llegar
a la plena conciencia de aquellos que la reciben y la practican. Así,
su primer rastro en la tradición literaria es relativamente tardio. Su
contenido es en todos los pueblos aproximadamente el mismo y es, al
mismo tiempo, moral y práctico. Tal fue también entre los griegos.
Reviste en parte la forma de mandamientos, tales como: honra a los
dioses, honra a tu padre y a tu madre, respeta a los extranjeros; en
parte, consiste en una serie de preceptos sobre la moralidad externa y
en reglas de prudencia para la vida, trasmitidas oralmente a través
de los siglos; en parte, en la comunicación de conocimientos y habi-
lidades profesionales, cuyo conjunto, en la medida en que es trasmi-
• sible, designaron los griegos con la palabra techné. Los preceptos
elementales de la recta conducta respecto a los dioses, los padres y
los extraños, fueron incorporados más tarde a las leyes escritas de los
estados sin que se distinguiera en ellas de un modo fundamental entre
la moral y el derecho. El rico tesoro de la sabiduría popular, mez-
clado con primitivas reglas de conducta y preceptos de prudencia
arraigados en supersticiones populares, llegó, por primera vez, a la
luz del día a través de una antiquísima tradición oral, en la poesía
rural gnómica de Hesíodo. Las reglas de las artes y oficios resis-
tían, naturalmente, en virtud de su propia naturaleza, a la exposición
escrita de sus secretos, como lo pone de manifiesto, por ejemplo, en
lo que respecta a la profesión médica, la colección de los escritos
hipocráticos.
De la educación, en este sentido, se distingue la formación del
hombre, mediante la creación de un tipo ideal íntimamente coherente
y claramente determinado. La educación no es posible sin que se
ofrezca al espíritu una imagen del hombre tal como debe ser. En ella
la utilidad es indiferente o, por lo menos, no es esencial. Lo funda-
l
mental en ella es ,taAÓv, es decir, la belleza, en el sentido normativo
de la imagen, imagen anhelada, del ideal. El contraste entr-e estos
dos aspectos de la educación puede perseguirse a través de la histo-
ria. Es parte fundamental de la naturaleza humana. No importan las
palabras con que los designemos. Pero es fácil ver que cuando em-
pleamos las expresiones educación y formación o cultura para desig-
nar estos sentidos históricamente distintos, la educación y la cultura
tienen raíces diversas. La cultura se ofrece en la forma entera del
hombre, en su conducta y comportamiento externo y en su apoetura
interna. Ni una ni otra nacen del azar, sino que son producto de una
disciplina consciente. Platón la comparó ya con el adiestramiento de
19
20 LA PRIMERA GRECIA
NOBLEZA Y ARETI: 21
los perros de raza noble. Al principio esta educación se hallaba re- uso puramente moral, como expresión del más alto ideal caballeresco
servada sólo a una pequeña clase de la sociedad, a la de los nobles. unido a una conducta cortesana y selecta y el heroísmo guerrero, ex-
El kalos kagathos griego de los tiempos clásicos revela este origen
presaría acaso el sentido de la palabra griega. Este hecho nos indica
de un modo tan claro como el gentleman inglés. Ambas palabras pro-
de un modo suficiente dónde hay que buscar su origen. Su raíz se
ceden del tipo de la aristocracia caballeresca. Pero desde el momento
halla en las concepciones fundamentales de la nobleza caballeresca. En
en que la sociedad burguesa dominante adoptó aquellas formas, la el concepto de la areté se concentra el ideal educador de este periodo
idea que las inspira se convirtió en un bien universal y en una norma
para todos. en su forma más pura.
El más antiguo testimonio de la antigua cultura aristocrática he-
Es un hecho fundamental de la historia de la cultura que toda lénica es Homero, si designamos con este nombre las ~os g~andes
alta cultura surge de la diferenciación de las clases sociales, la cual
se origina, a su vez, en la diferencia de valor espiritual y corporal de epopeyas: la /líada y la ()_disea. Es par~ nosotros, al m1s~o t1e1!1Pº•
la fuente histórica de la vida de aquel tiempo y la expres1on poehca
los individuos. Incluso donde la diferenciación por la educación y la
permanente de sus ideales. Es preciso considerarlo desde ambos pun-
cultura conduce a la formación de castas rígidas, el principio de la he- tos de vista. En primer lugar hemos de formar en él nuestra imagen
rencia que domina en ellas es corregido y compensado por la as- del mundo aristocrático, e investigar después cómo el ideal del hom-
censión de nuevas fuerzas procedentes del pueblo. E incluso cuando bre adquiere forma en los poemas homéricos y cómo su estrecha es-
un cambio violento arruina o destruye a las clases dominantes, se fera de validez originaria se ensancha y se convierte en una fuerza
:forma rápidamente, por la naturaleza misma de las cosas, una clase
educadora de una amplitud mucho mayor. La marcha. de la histori:1
directora que se constituye en nueva aristocracia. La nobleza es la de la educación se hace patente, en primer lugar, mediante la consi-
fuente del proceso espiritual mediante el cual nace y se desarrolla deración de conjunto del fluctuante desarrollo histórico de la vida
la cultura de una nación. La historia de la formación griega --el y del esfuerzo artístico para eternizar las normas ideales en que halla
acaecimiento de la estructuración de la personalidad nacional del he- su más alta acuñación el genio creador de cada época.
lenismo, de tan alta importancia para el mundo entero-- empieza El concepto de areté •es usado con f~ecuenci~ por _Homero, ?sí
en el mundo aristocrático de la Grecia primitiva con el nacimiento de como en los siglos posteriores, en su mas amplio sentido, no solo
un ideal definido de hombre superior, al cual aspira la selección de la para designar la excelencia humana, sino también la superioridad de '
raza. Puesto que la más antigua tradición escrita nos muestra una seres no humanos, como la fuerza de los dioses o el valor y la rapi-
cultura aristocrática que se levanta sobre la masa popular, es preciso dez de los caballos nobles.2 El hombre ordinario, en cambio, no
que la consideración histórica tome en ella su punto de partida. Toda tiene areté, y si el esclavo procede acaso de una raza de alta estirpe,
cultura posterior, por muy alto que se levante, y aunque cambie su le quita Zeus la mitad de su areté y no es ya el mismo que era.3 La
contenido, conserva claro el sello de su origen. La educación no es otra areté es el atributo propio de la nobleza. Los griegos consideraron
cosa que la forma aristocrática, progresivamente espiritualizada, de siempre la destreza y la fuerza sobresalientes como el supuesto evi-
una nación. dente de toda posición dominante. Señorío y areté se hallaban in-
No es posible tomar la historia de la palabra paideia como hilo separablemente unidos. La raíz de la palabra es la misma que la de
conductor para estudiar el origen de la educación griega, como a pri- a'.Qtoto~, el superlativo de distinguido y selecto, el cual en plural era
mera vista pudiera parecer, puesto que esta palabra no aparece hasta constantemente usado para designar ·la nobleza. Era natural para el
el siglo_ v. 1 Ello es, sin duda, sólo un azar de la tradición. Es posi- griego, que valoraba el hombre por sus aptitudes/ considerar al mun-
ble que si descubriéramos nuevas fuentes pudiéramos comprobar usos
más antiguos. Pero, evidentemente, no ganaríamos nada con ello, pues 2 Areté del caballo 'l' 276, 374, también en PLATÓN, Rep., 335 B, donde se
los ejemplos más antiguos muestran claramente que todavía al prin- habla de la areté de l9s perros y los c-aballos. En 353 B, se habla de la areté del
cipio del siglo v significaba simplemente la "crianza de los niños"; ojo. Areté de los dioses, I 498.
3 11 322.
nada parecido al alto sentido que tomó más tarde y que es el único 4 Los griegos comprendían por areté, sobre todo, una fuerza, una capacidad.
que nos interesa aquí. El tema esencial de la historia de la ed1-!cación A veces la definen directamente. El vigor y la salud son areté del cuerpo. Sa-
griega es más bien el concepto de areté, que se remonta a los tiempos gacidad y penetración, areté del espíritu. Es difícil compaginar estos hechos con
más antiguos. El castellano actual no ofrece un equivalente exacto la explicación subjetiva ahora usual que hace derivar la palabra de d11foxro
"complacer" {ver M. HoFFMANN, _Die ethische T~rminologie bei Homer, Hesiod •
de la palabra. La palabra "virtud" en su acepción no atenuada por el und den alten Elegikern und lambographen, ~u~rnga, 19_14, p. ?2). E~ v~r?ad
que areté lleva a menudo el sentido de reconoc1m1ento social, y viene a s1gmf1car
1 El pasaje más anti¡n¡o ESQUILO, Los siete, 18. La palabra significa aquí toda- entonces "respeto" "prestigio". Pero esto es secundario y se debe al fuerte con•
vía lo mismo que 'tQOcpr¡. tacto social de tolas las valoraciones del hombre en los primeros tiempos. Origi-
22 LA PRIMERA GRECIA NOBLEZA Y ARETÉ 23
do en general desde el mismo punto de vista. En ello se funda el cion guerrera, un sentido "ético" más ~eneral. Ambas deriva~ de
empleo de la palabra en el reino de las cosas no humanas así como la misma raíz: designan al hombre de c~hdad, para_el cual, lo mismo
el enriquecimiento y· la _ampliación del sentido del concepto' en el cur- en la vida privada que en la guerra, ngen det~rmma_d~s normas de
so del desarrollo posterior. Pues es posible pensar distintas medidas conducta, ajenas al común de los hombres; As1, el codig~ _de la. no-
para la valorac_ión ~e la aptitud de un hombre según sea la tarea bleza caballeresca tiene una doble influencia en la educacion gnega.
que debe cumphr. Solo alguna vez, en los últimos libros, entiende Ho- La ~tica posterior de la ciudad heredó de ella_, co':llo un~ de . !as
Il;lero por areté las cualidades m?rales o espirituales.lí En general de- más altas virtudes, la exigencia del valor, .cuy~ _ulte~!or desi~~ac10n,
si~na1 . de acuerdo con la modalidad de pensamiento de los tiempos "hombría", recuerda de un modo claro la 1dentif1~ac10n homenca . del
pnmihvos, la fuerza y la destreza de los guerreros o de los luchadores valor con la areté humana. De otra parte, los mas altos mandamien-
y ante todo el valor heroico considerado no en nuestro sentido d;. tos de una conducta selecta proceden de aquella fuente. . Como tales,
la acción moral y separada de la fuerza, sino íntimamente unido. • valen mucho menos determinadas obligaciones, en el sentido de la mo•
No es verosímil que la palabra areté tuviera, en el uso vivo del ral burguesa, que una liberalidad abierta a todos y una grandeza en
lenguaje, al nacimiento de ambas epopeyas, sólo la estrecha sionifi- el porte total de la vida. .
cación dominante en Homero. Ya la epopeya reconoce, al lad~ de Característica esencial del noble es en Homero el sentido del de-
la areté, otras medidas de valor. Así, la Odisea ensalza sobre todo ber. Se le aplica una medida rigurosa y tiene el orgullo de ello. La
en su h~roe principal,. por encima. del v~lor, que pasa' a un lugar fuerza educadora de la nobleza se halla en el ~~cho ~e _d espertar el
secu?dano, la prudencia y la astucia. BaJo el concepto de areté es sentimiento del deber frente al ideal, que se situa as1 siempre _ante
preciso comprender otras excelencias además de la fuerza denodada los ojos de los individuos. A este sentimiento pu~de apelar cualgmer_a.
como lo muestra, además de las excepciones mencionadás, la poesí; Su violación despierta en los demás el sentmuento de la nemesis,
de ~os tie':JlPº~ más viejos.. La significación de la palabra en el len- estrechamente vinculado a aquél. Ambos son, en Homero, conceptos
guaje o_rdmano penet~~ evidentemente en el estilo de la poesía. Pero constitutivos del ideal ético de la aristocracia. El orgullo de la no-
la arete, como expres10n de la fuerza y el valor heroicos, se hallaba bleza, fundado en una larga serie de progenitor~s ilu~tres! se halla
fuerteme_nte_ ~nra}~ada e-? el lenguaje tradicional de la poesía heroica acompañado del co~ocimiento. de que esta preemmencia. solo pue?e
y esta sigmficacion deb1a permanecer allí por largo tiempo. Es na- ser conservada mediante las vutudes por las cuales ha sido conqms-
tural que en la edad guerrera de las grandes migraciones el valor del tada. El nombre de aristoi conviene a un grupo numeroso. Pero, en
hombre fuera apreciado ante todo por aquellas cualidades y de ello este grupo, que se kvanta por encima de la mas?, ha_r una lucha para
hallamos analogías en otr?s pueblos. También el adjetivo &ya{}ói;, aspirar al premio de la areté. La lucha y la v1ctona son en el con-
que corresponde al sustantivo areté, aunque proceda de otra raíz lle- cepto caballeresco la verdadera prueba _de~ fuego_ ?e la virtud hu~a-
vaba consigo la combinación de nobleza y bravura militar. Sign'ifica na. No significan simplemente el vencimiento ÍISlco del adv~n:ano,
a veces noble, a veces valiente o hábil; no tiene apenas nunca el sen- sino el mantenimiento de la areté conquistada en el rudo domm10 de
tido posterior de "bueno" como no tiene areté el de virtud moral. la naturaleza. La palabra aristeia, empleada más tarde para los com-
Esta s~gnificación antigua se mantiene aun en tiempos posteri.ores en • bates singulares de los grandes héroes épi~os, corresponde plename~te
expresiones formales tales como "murió como un héroe esforzado".ª a aquella concepción. Su esfuerzo y su vida entera es una lucha m-
En este sentido se halla con frecuencia usado en inscripciones sepul- cesante para la supremacía entre su; ·pares, una carrera pa~~ alca?~ar
crales y en relatos de batallas. No obstante todas las palabras de este el primer premio. De ahí el goce magotable en la narrac1on poehca
grupo7 tienen en Homero, a pesar del p;edominio de su significa- de tales aristeiai. Incluso en la paz se muestra el placer de la lucha,
ocasión de manifestarse en pruebas y juegos de varonil areté. Así lo
n~i:iamente la palabra ha designado un valor objetivo del calificado en ella. Sig- vemos en la Jlíada en los juegos realizados en una corta pausa de
mf1ca u~a fuerza que le es propia, que constituye su perfección. la guerra en hono; de Patroclo muerto. Esta rivalidad acuñó como
5
~s1 O 641 ss. vemos que el b~en juicio y la habilidad corporal y guerrera
se designan con el concepto colectivo "toda clase de aretai". Es característico lema de la caballería el verso citado por los educadores de todos los
que.en la Odisea, que es posterior, se emplee algunas veces areté en este amplio "ClQLO'tE'UELV
tiempos; 8 Cll.€V '' ''UltE~Q~)'.OV
XClL ''" "11
EµfA-EV<:L aMOlV~ f a bdo
an •
sentido. nado por el igualitarismo de la nov1s1ma sabiduna pedagogica.
6 a,•/¡Q <Íyaitó, YEVÓµevo~ wtÉi}ove. En esta sentencia condensó el poeta de un modo breve y certero
. _7 Junto a o:y~i}ó; se emple!1, en este sentido, sobre todo fo6-).ó;; xaxó; sig-
nifica lo contrnno. El lenguaJe de Teognis y de Píndaro muestra cómo estas
palah_rns más tar~e siguen especialmente adheridas a la aristocracia, aunque no se podía mantener ya más si se tiene en cuenta que la nueva acuñación de
cambu:ndo 5? ~ent_i~o paralelam~nte al d~sarrollo ¡¡:eneral de la cultura. Sin em• los viejos ideales partió de sitio bien distinto.
bargo, esta_ l1m1tac1on de la arete en la aristocracia, natural en la época homérica, 8 Z 208.
24 LA PRIMERA GRECIA NOBLEZA Y A.RETt 25
la conciencia pedagógica de la nobleza. Cuando Glauco se enfrenta fntimamente vinculado con la areté s~ _halla el hon?r: En los_ pri-
con Diómedes en el campo de batalla y quiere mostrarse como su meros tiempos era inseparable de la hab1hdad y el me~~to. Segun la
digno adversario, enumera, a la manera de Homero, a sus ilustres bella explicación de Aristóteles,11 el honor ~ la expres1on n~tural de
antepasados y continúa: "Hipóloco me enp;endró, de él tengo mi pro- la idea todavía no consciente para llegar. al ideal de la arete, al cual
sapia. Cuando me mandó a Troya me advirtió con insistencia que aspira. "Es notorio que los hombres aspuan al honor para asegurar
luchara siempre para alcanzar el precio de la más alta virtud humana su propio valor, su areté. Aspiran así a ser hon_rados por las gent~
y que fuera siempre, entre todos, el primero." No puede expresarse J· uic10sas
· •• que los conocen
. y a causa , de su ,,propio
·u·
y reall valer. •As1
de un modo más bello cómo el sentimiento de la noble emulación in- reconocen el valor mismo como lo mas alto. m1e~tr~s ~ pensamien-
flamaba a la juventud heroica. Para el poeta del libro once de la to filosófico posterior sitúa la medida en _la propia mt~midad Y eni
llíada era ya este verso una palabra alada. A la salida de Aquiles hay seña a considerar el honor como el refleJ o d~l . valor 1~terno en ~
una escen~ de despedida muy análoga en la cual su padre Peleo le espejo de la estimación social, el hombre hom~n.co adquiere ex~lusi-
hace la misma advertencia.9 vamente conciencia de su valor por el reconocimie_nto de la s_oc1eda~
En otro respecto es también la Jlíada testimonio de la alta con- a que pertenece. Era un producto de su clase y mide su p_rop~a. arete
ciencia educadora de la nobleza griega primitiva. Muestra cómo el por la opinión que merece a sus seI?ej~ntes. El hom~r~ f1losofico. de
viejo concepto guerrero de la areté no era suficiente para los poetas los tiempos posteriores puede prescmdu del reconocimiento exterior,
nuevos, sino que traía una nueva imagen del hombre perfecto para aunque :...__Je acuerdo también con Aristóteles-- no puede serle del
la cual, al lado de la acción, estaba la nobleza del espíritu, y sólo todo indiferente. . .,
en la unión de ambas se hallaba el verdadero fin. Y es de la mayor Para Homero y el mundo de la nobleza de su tiempo la negacion
importancia que este ideal sea expresado pvr el viejo Fénix, el edu- del honor era, en cambio, la mayor tragedia humana. Los héroes se
cador de Aquiles, héroe prototípico de los griegos. En una hora de- trataban entre sí con constante respeto y honra. En. ello descan~aba
cisiva recuerda al joven el fin para el cual ha sido educado: su orden social entero. La sed de honor era en ellos simplem_ente insa-
"Para ambas cosas, para pronunciar palabras y para realizar ac- ciable, sin que ello fuera una peculiaridad moral caracterís!ica de los
ciones." individuos. Es natural y se da por supuesto que los mas grandes
No en vano los griegos posteriores vieron ya en estos versos la héroes y los príncipes más poderosos demandan un honor ~ada vez
más vieja formulación del ideal griego de educación, en su esfuerzo más alto. Nadie teme en la Antigüedad reclamar el honor debido a un
para abrazar lo humano en su totalidad.1° Fue a menudo citado, en servicio prestado. La exigencia de recompensa .e~ para ellos 1;1n pun-
un periodo de cultura refinada y retórica, para elogiar la alegría de to de vista subalterno y en modo alguno decisivo. El elogio y la
la acción de los tiempos heroicos y oponerla al presente, pobre en reprobación (t:rrmvoi; y '\jJÓyoi;) son la f~ente del honor?' _el d~sh~n?r·
actos y rico en palab_ras. Pero puede también ser citado, a la inversa, Pero el elogio y la censura fueron considerados por la etica filosof!ca
para demostrar la prestancia espiritual de la antigua cultura aristo- de los tiempos posteriores com<? . el hecho ~unda~ental de la v~da
crática. El dominio de la palabra significa la soberanía del espíritu. social mediante el cual se manifiesta la existencia de una medida
Fénix pronuncia la sentencia en la recepción de la legación de los de valor en la comunidad de los hombres.12 Es difícil, para un hom-
jefes griegos por el colérico Aquiles. El poeta le opone a Odiseo, bre moderno, representarse la absol!-lta p~blicidad de la conciencia
mae~tro de la palabra, y Áyax, el hombre de acción. Mediante este entre los griegos. En verdad,. ent~e los griegos. no hay concepto al-
contraste pone de relieve, del modo más claro, el ideal de la más guno parecido a nuestra conciencia personal. Sm embargo, el cono-
noble educación, personificado en el más noble de los héroes, Aquiles, cimiento de aquel hecho es la presuposición ~nd~spens.~ble para la
educado por Fénix, mediador y tercer miembro de la embajada. De difícil inteligencia del concepto del honor y su sigmhcac1on en la An-
ahí resulta de un modo claro que la palabra areté, que equivalió en tigüedad. El afán de distin~u~rse y l~ ?spiración al h?nor y a l~
su acepción originaria y tradicional a destreza guerrera, no halló obs- aprobación aparecen al sentimiento. cnshano como van_1da1, pecami-
táculo para transformarse en el concepto de la nobleza, que se forma nosa de la persona. Los griegos vieron en ella la as~irac1on de_ la
de acuerdo con sus más altas exigencias espirituales, tal como ocurrió persona a lo ideal y sobrepersonal, don~e el v~lor empieza•. En ci~r-
en la ulterior evolución de su significado. to modo es posible afirmar que la arete heroica se perfecciona solo
con la muerte física del héroe. Se halla en el hombre mort~l, es
o A 784. más, es el hombre mortal mismo. Pero se perpetúa en su fama, es de-
Así la fuen le p;rie¡rn de CICERÓN. De or., 3, 57, donde el verso (1, 443), es
10
diado en este sentido. Todo el pasaje es muy interesante como primer intento 11 ARISTÓTELES, Et. nic., A 3, 1095 b 26.
de una historia de la educación. 12 ARISTÓTELES, Et. nic., r I, 1109 b 30.
Z7
LA PRIMERA GRECIA NOBLEZA Y A-RETÉ
26
a considerado por los griegos de los
cir, en la imagen de su areté, aun después de la muerte, tal como El afán de_ honor no es !once to meritorio. Corresponde mejor
le acompañó y lo dirigió en la vida. Incluso los dioses reclaman su tiempos t~~t~n~:f c:'::º n:otros 1~ entendemos. Sin . embargo, au~
honor y se complacen en el culto que glorifica sus hechos y castigan a la am 1c1on 1 d . hallamos con frecuencia el reconoc1-
celosamente toda violación de su honor. Los dioses de Homero son, en la epoca ?e .ª. e~ocrac1a, l afán lo mismo en la política de
por decirlo así, una sociedad inmortal de nobles. Y la esencia de la
piedad y el culto griegos se expresan en el hecho de honrar a la di-
miento y la 1ust1ficac1fn. ?e ªi;:
los individuos. Nada tan instructivo
los estad?s _que en la re a~1,on dn la elegancia moral de este pensamien-
vinidad. Ser piadoso significa "honrar lo divino". Honrar a los dio- para la mtima c?mp;ens1on e hos del hombre magnánimo, en
ses y a los hombres por causa de su areté es propio del hombre pri- to como la descnpc10n del megalopsy~ t ' 't"co de Platón y de Aris-
mitivo. . d A , t, t l 1¡¡ El pensam1en o e 1
Así se comprende el trágico conflicto de Aquiles en la Jlúula. Su la tt1,ca e ns O e es. l ética aristocrática de la
indignación contra los griegos y su negativa a prestarles auxilio no tóteles se funda en mucho~ yuntos,.n~~rp:etación histórica detallada.
Grecia arcaica. Ello requenna una 1 dos en su ori-
procede de una ambición individual excesiva. La grandeza de su La filosofía sublima y universaliza los c~1::;s ton::Cisa su verdad
afán de honra corresponde a la grandeza del héroe y es natural a
ginar ia limitación_-d Ptdº'd c:d;:~;~c:bl:~ El pen!!iento del ~i~lo 1v
los ojos del griego. Ofendido este héroe en su honor se conmueve
en sus mismos fundamentos la alianza de los héroes aqueos contra
Troya. Quien atenta a la áreté ajena pierde en suma el sentido mis-
permanente y su 1 ,ea ~-t .
es naturalmente mas i erenc 'd
iado que el de los tiempos homencos y
. aun sus equivalentes precisos
d erar hallar sus 1 eas m . d
mo de la areté. El amor a la patria, que solventaría hoy la dificul- no po emos ~p l a Pero Aristóteles, como los griegos e
tad, era ajeno a los antiguos nobles. Agamemnón sólo puede apelar en Homero m en a epopey • . 1 •os fi' os en Homero Y
a su poder sober~no por un acto despótico, pues aquel poder no es todos los tiempos, tiene don frecdenc;~n º:u
ºz!iodel~. Ello demuestra
tampoco admitido por el sentimiento aristocrático que lo reconoce sólo desarrolla sus concepto~ e acuer O t 5 de comprender íntima-
que se halla mucho mas cerca _que ~oso ro
como primus ínter pares. En el sentimiento de Aquiles, ante la nega- t l ensamiento de la Grecia antigua.
ción del honor que se le debe por sus hechos, se mezcla también
este sentimiento de opresión despótica. Pero esto no es lo primor- menE~ :ec~nocimiento de ~a sobe~bia o d? tala pma~!n::t~:irecdeon~~~
dial. La verdadera gravedad de la ofensiva es el hecho de haber de-
negado el honor de una areté prominente. 13 El segundo gran ejemplo
. d , •
v1rtu. et1ca r;¡,ulta extrano a pnmera vis
otable parece aún que Aristóteles viera en ella no
tro tl~~Pd· ind~~:diente como las demás, sino una virtud que las
de las trágicas consecuencias del honor ofendido es Áyax, el más una vu u d "no ;s en algún modo, sino su más alto orna-
grande de los héroes aqueos, después de Aquiles. Las armas del caído pres~~?neS~lo ª;olemos co~prenderlo justamente si reconocemos .que
Aquiles son otorgadas a Odiseo a pesar de los merecimientos superio- n;.e~-i°, • f ha asignado un lugar a la soberbia areté de la antigua
res de aquél. La tragedia de Áyax termina en la locura y el suicidio.
La cólera de Aquiles pone al ejército de los griegos al borde del
abismo. Es un problema grave para Homero si es posible reparar el ::~i1::1:I~~r::~1:~;~ ;:e a¡~~~i~d; ~Áy::c:;:::t;~~hl~:E:!~~cf~:i
r dad La soberbia no es, por s1 misma, un , - ll
honor ofendido. Verdad es que Fénix aconseja a Aquiles no tender
en exceso el arco y aceptar el presente de Agamemnón, como signo :idíc~la si no se halla encuadrada por ~a plettud de hete, ªJ1~~ó:
unidad suprema de todas las excelencias, ta c~~ok o ¡cen p
iª
de reconciliación a causa de la aflicción de sus compañeros. Pero que
el Aquiles de la tradición originaria no rechaza la reconciliación por A · , 1 sin temor al usar el concepto de ,uuo agat ta. ero _e1
terquedad solamente, lo vemos en el ejemplo de Áyax que, en el ~n:;:!:t: ético de Íos grandes filósofos atenie~ses_ perma¡ec~ ftl
infierno, no contesta a las palabras compasivas de su antiguo enemi- a su origen aristocrático al reconocer que la arete solo Pll;e ? a ~¡r
go y se vuelve silenciosamente "hacia las otras sombras en el oscuro su verdadera perfección en las almas selectas•. _El dreclonoc1m1en\?d ~
reino de la muerte".14 Tetis suplica a Zeus: "Ayúdame, y honra a mi
hijo, cuya vida heroica fue tan breve. Agamemnón le arrebató el ho-
nor. Hónrale, ¡oh, Olímpico!" Y el más alto dios, en atención a
e:
1 randeza de alma como la más alta expres1on e a persona 1 a
Tritual ética se funda en Aristóteles, así c?mo en Hom~ro, en
1/di nidaX de la areté.11 "El honor es el premio de la aret~; es.,el
Aquiles, permitió que los aqueos, privados de s1:1 ayuda, sucumbieran tribufo pagado a la destreza." La soberbia resulta, así, la subhmac1on
en la lucha y reconocieran, así, con cuánta injusticia habían privado
de su honor al más grande de sus héroes. 15 ARISTÓTELES, Et.
·
me., ~ 7-9, ver nn• ensayo.• "Der Grossgesinnte" • Die Anti-
ke, vol. 7, pp. 97 ss.
13 A 412, B 239-240, I llO, ll6, II 59, pasaje principal 1 315-322. 16 ARISTÓTELES, Anal. post., B 13, 97 b 15.
14 J.. 543 ss. 17 ARISTÓTELES, Et. nic., ~ 7, 1123 b 35.
29
NOBLEZA Y ARETt
28 LA PRIMERA GRECIA que una larga existencia en indolente reposo ; preferirá v1vu un año
de la areté. sólo por un fin noble, que una larga vida por nada; preferirá cum-
nimidad es loPero
másdedifícil
ello resulta lahm
t b., Iebn que la soberbia y la magna. plir una sola acción grande y magnífica, a una serie de pequeñeces
A , para e om re
, . qui aprehendemos la fundamental :" T •,
etlca _aristocrática para la formación del hs1ºm icac~on de la primitiva insignificantes."
En estas palabras se revela lo más peculiar y original del senti-
to gnego sobre el hombre su
u_nidad de su desarrollo hi
nquecimientos que experii:;~tº·
r. t, ombre gnego. El pensamien-
areÁ se revela, de pronto, como en la
pesar de todos los cambios y en-
miento de la vida de los griegos: el heroísmo. En él nos sentimos
esencialmente vinculados a ellos. Son la clave para la inteligencia de
la historia griega y para llegar a la comprensión psicológica de esta
mantiene siempre la forma qu ª hen el .bc~irso de los siglos siguientes
· · e a reci ido d l • ' breve pero incomparable y magnífica aristeia. En la fórmula "apro•
cratica. En este concepto de la a t, f d e a antigua ética aristo- piarse la belleza", se halla expresado con claridad única el íntimo
del ideal de la educación entre l re e ~e un a el carácter aristocrático
V os gnegos motivo de la areté helénica. Ello distingue, ya en los tiempos de la
amos a perseguir todavía a uí al • , • nobleza homérica, la heroicidad griega del simple desprecio salvaje
Para ello puede ser también Arist¿tel gunos de ~us ult~?s motivos. de la muerte. Es la subordinación de Jo físico a una más alta "he•
tra el esfuerzo humano hacia la rfes ?~es:o gma. Anstoteles mues- lleza". Mediante el trueque de esta belleza por la vida, halla el im-
de un amor propio elevado a s p~ elc10n be la arelé como producto
es un mero capricho de la es\muls ~ _ta no leza, la <pLAavtía. Ello no
pulso natural del hombre a la propia afirmación su cumplimiento
más alto en la propia entrega. El discurso de Diótima, en el Simpa•
su comparación con la arete' dp el ac10? abstracta -si ello fuera así sio de Platón, sitúa en el mismo plano el sacrificio de dinero y
· e os gneuos • •1• , '
erronea. Aristóteles al d f d º pnm1 ivos sena sin duda bienes, la resolución de los grandes héroes de la Antigüedad en el
· · · '
c10n a un ideal de amor pro io len e en er Y adherí •
rs_e e~? especial predilec• esfuerzo, la lucha y la muerte para alcanzar el premio de una gloria
contraposición con el 1·ui·c· p ' _P amente Justificado, en consciente perdurable y la lucha de los poetas y los legisladores para dejar a
escu re una de las ra1'ce10 comun . . en . su s1g • lo, I•1ustrado y "altruista"
la posteridad creaciones inmortales de su espíritu. Y ambos se ex-
d • b s ongmanas del • ,
gnegos. Su alta estimación del amor . pens~m1ento moral de los plican por el poderoso impulso anhelante del hombre mortal hacia
del anhelo de honor y de b b_propio, asi como su valoración
l
filosófico lleno de fecundid I so l er ~a, .pr_oceden del ahondamiento
la propia inmortalidad. Constituyen el fundamento metafísico
paradojas de la ambición humana y del afán de honor. También
18 de las
ética aristocrática Ent1"e'nd a be? as mtmciones fundamentales de la Aristóteles conecta de un modo expreso, en el hinmo que se ha con-
• el más alto · ideal delase 1 •
smo h ien b que el " yo" no es e su1eto físico servado a la areté de su amigo Hermias --el príncipe de Atarneo,
espíritu y que todo noble asp~~ ;e reii~i:a!s cap_az ~e forjar nuestr~ que murió por fidelidad a su ideal filosófico y moral-, su concepto
capaz "de apropiarse la bell e,, a t
alto amor a este yo en el cual s h 11 . ':n. si mismo. Sólo el más
imphcita la más alta areté es
gnega que es difícil traducirl:z: • ~~~ frase es tan genuinamente
filosófico de la areté con la areté de Homero y con los modelos de
Aquiles y Áyax.19 Y es evidente que muchos rasgos, mediante los
cuales describe la propia estimación, son tomados de la figura de Aqui-
"belleza" (que para los <Trie . u~/ wma moderno. Aspirar a la les. Entre ambos grandes filósofos y los poemas de Homero, se ex-
selección) y apropiárselaº . go_sf. sigm ica al mismo tiempo nobleza y tiende la no interrumpida serie de testimonios de la vida perdurable
· , sigm 1ca no perder •• l
qmstar el premio de la más alt , ocas10n a guna de con- de la idea de la areté, propia de los tiempos primeros de Grecia.
, . a arete.
. ¿ Que significa para Aristóteles esta "b ll "?
miento se vuelve de pronto hacia I f d e eza • Nuestro pensa-
de los tiempos posteriores h . e re ma o, c~lto a la personalidad
m~nismo del siglo XVIII ~ 1:c\~b!: ~;;acte~~shc_a. aspiración del hu-
miento espiritual de la propia r macwn etlca Y el enriqueci-
de Aristóteles muestran de un :~rn~ iJªt: 1iro las mismas palabras
los ojos son por el contrar· o m u ita e que lo que tiene ante
heroísmo mo'ral. Quien se ~?• ante _tod?, las acciones del más alto
la defensa de sus amigos es i~f~ a si mismo debe ser infatigable en
, sacn 1carse en ho d •
dLaonar gustoso dinero, bienes y honores ~?r e _su patna, aban- •
curiosa frase se re ite co . . para apropiarse la belleza".
punto, para Aristótele/ , la m as a a entre<Tay a ello
_n mltsistencia u muestra
•d l hasta
¡ qué 18 PLATÓN, Simp., 209 C.
Ver mi Aristóteles (Berlín, 1923; trad. esp. FCE, México, 1946; citamos de
19
e un amor propio enaltecido "Q •
dpropia º • n i_ ea es a prueba acuerdo con esta edición) , p. 140.
estimación preferirá vi~ir bmen revementese sienta en imprepnado
el mas alto de la
goce