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RAZON

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c) Se empieza con la cerveza y con el botellón para pasar a la mezcla de bebidas

d) La concentración del consumo en territorios llamados juveniles: calles, plazas, locales, etc.
e) El alcohol se toma con los amigos lo que plantea el tema de la presión del grupo que incita hacia
el consumo
f) El consumo de alcohol se organiza como un rito de paso, como un tipo de socialización “obligatoria”

Estos y la mayoría de los datos estadísticos sobre adolescencia de esta Unidad han sido extraídos del
Libro Blanco sobre la relación entre Adolescencia y Alcohol que la Fundación ha elaborado.

Para poder entender mejor por qué consumen alcohol los/las adolescentes es muy importante conocer
cuales son las EXPECTATIVAS SOCIALES Y PERSONALES que sostienen ante la bebida, y del
mismo hecho de beber, delimitar cuáles son los mitos o creencias sobre la ingesta de alcohol y permitir
comprender por qué el alcohol ejerce una atracción sobre los jóvenes. Bien es verdad que beber no
sólo es privativo de los jóvenes contemporáneos; son muchos los relatos que muestran como los
adolescentes de todos los tiempos han utilizado el alcohol como una forma de divertirse a la vez que
adentrarse en el patrón adulto; incluso la bebida entre jóvenes no estaba tan mal vista ya que no eran
pocos los padres que introducían a sus propios hijos en este tipo de consumo, al igual que ocurría con
el tabaco.

Ahora bien, y volviendo a nuestra época, las creencias que hoy se sostienen sobre el consumo de alcohol
se transmiten a los jóvenes principalmente a través de los medios de comunicación social (publicidad,
programas, películas), a través de las figuras más importantes en la vida del joven (padres), y a través
de los propios amigos/as. Analizando estos mecanismos de transmisión se puede observar que se
comunica a los/las adolescentes una visión polarizada sobre el tema: una versión positiva en la que
consumir alcohol es divertido, ligas, tienes amigos/as, etc.; y otra negativa por la cual los personajes
que beben son problemáticos y marginales, siendo encarnados por personajes borrachos.

Entre estos mitos o expectativas se pueden distinguir los siguientes:

• Si bebo los demás me van a aceptar y no me sentiré diferente


• Si bebo me voy a divertir, estaré contento/a
• Si bebo perderé el miedo a hablar, haré más amigos/as
• Si bebo me desinhibiré, podré ligar más y mejor porque seré más popular
• Si bebo aumentará mi deseo sexual
• Si bebo no perderé el control, por ejemplo, podré conducir
• Si bebo olvido mis problemas.

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Las ideas que aquí se relatan son producto de la percepción subjetiva que, sobre su propio cuerpo y
sobre su entorno social, tienen los adolescentes antes y después de la ingesta de alcohol, pero el
problema estriba en cómo estas ideas actúan de motor que influye en el inicio del consumo de bebidas
alcohólicas y luego pueden sostener e incrementar este consumo.

Estas expectativas permiten clarificar cuáles son los principales MOTIVOS que llevan a los adolescentes
a beber. Veremos que muchos de ellos también son motivos que utilizan los adultos y algunos de ellos
resultan peligrosos por sus consecuencias a corto plazo o por facilitar la adicción. Es importante resaltar
que, aunque se trate de motivos para beber que los adolescentes expresan, no son las únicas causas,
teniendo gran influencia en esta decisión otros factores como el modelo de los padres.

Desinhibirse: El alcohol en pequeñas cantidades tiene un efecto desinhibidor y provoca euforia (te
atreves más, te haces más espontáneo), ayuda a perder el sentido del ridículo y crea ambientes más
distendidos (¡te enrollas más!), y facilita que se inicien conversaciones o ligues. En un momento de
crisis e inseguridad el beber permite afrontar la timidez.
Búsqueda del riesgo: La desinhibición hace que crean escapar del aburrimiento y de la contención
de la vida diaria. Este escape puede manifestarse a través de conductas de riesgo como una especie
de reto para ponerse a prueba ante sí mismo/a y ante los demás. En la fiesta, bebiendo se abre la
puerta a que pueda pasar cualquier cosa, lo que viene a crear un clima de riesgo que resulta atractivo.
Afiliación al grupo: El beber es un elemento de cohesión social, ritualiza la unión del grupo: compartir
la bebida (efecto botellón) como una forma de comunión entre los/as miembros/as que forman el grupo.
Es un consumo socializador: ¡estamos bien juntos/as! El efecto cohesionador y de afiliación implanta
el hecho de que el grupo presione hacia la conducta de beber; y esto es especialmente evidente entre
los/as adolescentes más jóvenes, ante los cuales la influencia del grupo condiciona el comportamiento
de los/as adolescentes en este sentido.
Sentirse adulto/a: Bebiendo el/la adolescente realiza una conducta propiamente adulta al igual que
el fumar; a la vez estas conductas le alejan de la infancia y le inician en la dinámica adulta. El beber
se articula como un ritual de paso hacia la adultez.
Conseguir placer: Entre los/las adolescentes beber es igual a diversión; si se bebe las reuniones son
más divertidas ya que la gente se desinhibe, se puede emborrachar y hacer tonterías. El hecho de que
el beber se asocie al tiempo de ocio viene a reforzar esta idea. Es la búsqueda del placer de forma
inmediata, intensa y rápida.
Huida y refugio ante los problemas: La huida de la realidad cotidiana, de los problemas con los
estudios o con los padres, de uno/a mismo/a, del aburrimiento, se puede conseguir mediante la bebida,
instrumentalizándola. Es una forma de vencer el tiempo y de vivir el presente.
La aceptación social: Aunque se criminalice la bebida y los que beben, lo que es innegable es que la
gente bebe y el beber forma parte de nuestra cultura gastronómica. Por ello, el alcohol está al alcance
de cualquier joven dado su bajo precio y la facilidad para conseguirlo, a través de él/ella mismo/a, o
de un/a adulto/a.

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Dado que como hemos visto la adquisición y mantenimiento del consumo del alcohol se sostiene sobre
tres tipos de factores: biológicos, psicológicos y sociales, R. Secades (1996) ha diseñado un modelo
biopsicosocial donde los negociadores del mayor o menor abuso del alcohol y de la aparición del
alcoholismo en los jóvenes serían los siguientes:

FACTORES BIOLÓGICOS:
• Predisposición y vulnerabilidad genética
• Metabolismo y sensibilidad ante la sustancia tóxica

FACTORES SOCIALES:
• Actitudes sociales ante el alcohol.
• Disponibilidad (bajo precio, proximidad al punto de venta)
• Medios de comunicación
• Presión social
• Deprivación social

FACTORES PSICOLÓGICOS:
• Personalidad: depresión, conducta antisocial, baja autoestima, impulsividad
• Estados emocionales negativos: estrés, ansiedad
• Bajo nivel de competencia
• Imitación, curiosidad
• Modelos negativos en los compañeros/ as o familia
• Expectativas positivas sobre los efectos del alcohol
• Efectos reforzantes del alcohol
• Refuerzo social
• Evitación de estados negativos

En realidad no todos los/as adolescentes que beben lo hacen con la misma regularidad y en las mismas
cantidades. La FRECUENCIA DE INGESTA puede ser: ocasional, en la que el joven bebe con motivo
de una ocasión especial (una celebración festiva); puede ser regular, cuando la ingesta de alcohol se
instrumentaliza para conseguir un cambio emocional (huida del estrés, sentirse bien, relacionarse con
los demás); puede ser intensiva, de forma que se bebe siempre que se sale; y también puede ser impulsiva
que es cuando el adolescente bebe por necesidad debido a una clara dependencia física y psicológica.
Por lo que respecta al CONTROL EJERCIDO SOBRE LA INGESTA se puede distinguir entre: lo que
el adolescente considera consumo moderado, que es cuando el adolescente bebe hasta coger el “puntillo”
(diversión, desinhibición), lo que pone sobre la mesa la tan cacareada frase del ¡yo controlo!, ¡yo ya
sé cuando tengo que parar de beber!; y el consumo intensivo, por el cual el joven bebe buscando
emborracharse poniéndose al límite de su capacidad de aguante (¡a ver quién aguanta más!)

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