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04-Estrategias de La Investigacion Historica

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INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN N°1

Profesorado: HISTORIA Carrera: METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACION HISTORICA

LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

Síntesis de "Estrategia de la investigación histórica"

en Manual de técnica de la investigación educacional


de Deobold B. Van Dalen y William J. Meyer.
En el esfuerzo de conocer el pasado, los fines de los historiadores y los alcances de
su labor se han ido transformando a través del tiempo. Los primeros escritores
buscaban má s los objetivos literarios que los científicos, transmitieron leyendas,
relatos épicos, hasta que los griegos consideraron en la historia la posibilidad de
buscar la verdad, atribuyéndole un cará cter má s científico.
Los historiadores actuales tratan de recrear las experiencias pasadas de la
humanidad procurando no tergiversar los hechos y condiciones reales de la época.
Reú nen, examinan, seleccionan, verifican y clasifican los hechos de acuerdo a
normas específicas, y se esfuerzan por interpretarlos de manera adecuada y
presentarlos en exposiciones capaces de resistir la prueba del examen crítico. La
investigació n histó rica moderna representa una bú squeda crítica de la verdad. El
método histó rico de investigació n puede aplicarse no só lo a la disciplina que
generalmente se denomina historia, sino también se puede emplear para
garantizar el significado y confiabilidad de los hechos pasados en las ciencias de la
naturaleza, el derecho, la medicina, la religió n o cualquier otra disciplina, puesto
que cuando se aborda un estudio histó rico, el investigador se entrega a algunas
actividades que son comunes a todos los trabajos de investigació n. Por lo general
se consideran como etapas la enunciació n del problema, la recolecció n del material
informativo, la crítica de los datos acumulados, la formulació n de hipó tesis para
explicar los diversos hechos o condiciones y la interpretació n de los
descubrimientos y redacció n del informe.
Enunciado del problema: La indagació n histó rica comienza cuando se pretende
entender algú n hecho, desarrollo o experiencia del pasado, de tal modo que el
investigador debe considerar la naturaleza y los alcances de la interrogante cuya
respuesta desea hallar. Después de tener una noció n general –inclusive confusa o
vaga-, intenta aislar cada uno de los elementos fundamentales que suscitan la
incertidumbre, para entonces formular un enunciado simple, claro y completo.
Antes de continuar verifica si el problema puede resolverse mediante métodos de
indagació n y las fuentes de datos disponibles.
Recolección del material informativo: Es importante que el investigador obtenga
los mejores datos disponibles para resolver el problema, para ello al inicio del
estudio se exploran los vastos y variados testimonios de la actividad humana que
proporcionan informació n acerca de los sucesos pasados y entre ellos selecciona
las pruebas que se relacionan con su problema. Aunque se inicie buscando fuentes
secundarias, su objetivo final será el de localizar las fuentes de cará cter primario.

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En consecuencia debe ser capaz de distinguir entre ambos tipos de materiales y


familiarizarse con los procedimientos mediante los cuales es posible hallarlos.
Fuentes primarias y secundarias: Como el historiador no puede observar por sí
mismo los sucesos pasados procura obtener de las fuentes primarias las mejores
pruebas disponibles: el testimonio de testigos oculares de los hechos pasados o el
de personas que hayan oído hablar acerca de ellos, y los objetos reales que se
usaron en el pasado y que se pueden examinar de manera directa (con estas
valiosas fuentes es posible llegar a una comprensió n del pasado de acuerdo a los
pensamientos y actividades de los hombres). Las fuentes primarias son los
materiales bá sicos de la investigació n histó rica, pero a veces el historiador se ve
obligado a recurrir a las fuentes secundarias, es decir que debe servirse de la
informació n que proporcionan las personas que no observaron directamente el
suceso, objeto o condició n. Estos datos aparecen en las enciclopedias, diarios,
publicaciones perió dicas y otros materiales de consulta. Algunas informaciones
incluidas en las fuentes secundarias se basan en elementos de procedencia
bastante remota. Cuanto mayor sea el nú mero de interpretaciones que se
interpongan entre el suceso pasado y el lector, menos confiable es su prueba,
porque durante el proceso de la transmisió n, los hechos pueden sufrir sucesivas
modificaciones y distorsiones. No siempre es posible clasificar las fuentes de
manera rigurosa, porque en el mismo informe pueden aparecer informaciones de
primera y segunda mano.El historiador responsable tratará de obtener la
informació n del testigo que se halle má s cercano a las condiciones o sucesos
pasados, sin satisfacerse con el relato de un perió dico o una traducció n. Debe
atribuirle gran valor a las fuentes primarias, ya que las secundarias deben
inspirarle cierta desconfianza, aunque le sean ú tiles: puede valerse de ellas para
obtener una visió n global del campo del que forma parte su problema, acumular
antecedentes para su estudio y forjarse una idea general en el que deberá
desarrollarse su trabajo.
Archivos y restos: Las fuentes que usa el historiador son, en su mayoría, archivos
preservados con la intenció n de transmitir informació n. Hay diversos tipos de
archivos de ideas, condiciones y sucesos pasados, que se presentan de forma
escrita, pictó rica y mecá nica, como los archivos oficiales (documentos legislativos,
judiciales o ejecutivos, elaborados por los gobiernos federales, estaduales o locales,
tales como constituciones, leyes, cédulas, actas y decisiones jurídicas; listas
impositivas y estadísticas vitales; datos conservados por las iglesias como actas de
bautismos, casamientos, reuniones parroquiales y registros financieros;
informació n recopilada por los departamentos federales y estaduales de
educació n, comisiones especiales, organizaciones profesionales, consejos escolares
o autoridades administrativas tales como minutas de las reuniones, informes de
comisiones, ó rdenes o directivas administrativas, estudios de escuelas, informes
anuales, presupuestos, cursos , horarios de clase, listas de sueldos, registros de
asistencia, archivos médicos, informe de accidentes y registros atléticos), archivos

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personales (diarios, autobiografías, cartas, testamentos, legados, escrituras,


contratos, notas para conferencias y borradores originales de discursos, artículos y
libros), tradiciones orales (mitos, leyendas populares, cuentos de familia, danzas,
juegos, ceremonias, relatos de sucesos formulados por testigos oculares y
grabaciones), archivos pictó ricos (fotografías, películas, microfilmes, dibujos,
pinturas y esculturas), material de publicaciones (artículos de diarios, folletos y
publicaciones perió dicas; trabajos literarios y filosó ficos) y archivos mecá nicos
(grabaciones de entrevistas y reuniones, discos fonográ ficos).A veces el historiador
no necesita recurrir a los archivos e informes o de confiar en las palabras de
terceros, porque puede servirse de objetos procedentes del pasado. Estos restos o
vestigios del pasado que se conservan sin que exista la intenció n específica de
transmitir hechos o informaciones constituyen un testimonio inconsciente de los
sucesos de la vida de los pueblos: restos físicos (edificios, instalaciones, muebles,
enseres, vestimentas, utensilios, joyas y restos de esqueletos), material impreso
(libros, formularios de archivos, contratos, formularios de asistencia, boletines de
calificaciones y avisos de diarios), y material manuscrito (manuscritos, dibujos y
ejercicios de alumnos).Puesto que el investigador puede examinar directamente
los vestigios y restos, este tipo de fuentes resultan má s confiables que los archivos.
No es posible clasificar las fuentes de manera rigurosa, puesto que un determinado
elemento puede ser considerado tanto un archivo como un vestigio; ello depende
de la finalidad con que se lo emplee y de la intenció n de quien produjo el
documento o el vestigio.
Localización de las fuentes: Los ficheros y catá logos, los índices de publicaciones
perió dicas, las bibliografías, las reseñ as histó ricas, las disertaciones y las
publicaciones que incluyen informes sobre trabajos de investigació n, proporcionan
valiosos indicios en la bú squeda preliminar de datos histó ricos. Por lo general la
investigació n suele extenderse má s allá de la biblioteca local, hacia otras
instituciones y personas especializadas que posean documentos comerciales,
oficiales o privados relacionados con el problema que se desea estudiar.
Crítica de las fuentes: El historiador no presupone que un resto es genuino o que
un archivo expone con fidelidad los sucesos pasados. Por el contrario, examina
cuidadosamente cada uno de los elementos de que dispone y procura determinar
qué grado de confiabilidad posee. Una parte esencial de su trabajo consiste en
verificar si un documento contiene errores involuntarios o es un fraude
deliberado. Cualquier investigador que no adopte estas precauciones comete un
grave error, porque cuando la investigació n se basa en fuentes poco confiables es
trabajo perdido. El historiador debe someter sus fuentes a una rigurosa crítica
externa e interna, a fin de proporcionar a la humanidad un relato verídico de los
sucesos pasados.
Crítica externa: Mediante la crítica externa se verifica la autenticidad y la validez
de un documento o vestigio, es decir que comprueba si es lo que parece o dice ser,
a fin de determinar si puede considerá rselo como prueba. Para descubrir los

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orígenes de una fuente material se pregunta lo siguiente: cuá ndo o por qué fue
elaborado el documento, quién fue el autor o creador, si escribió el material el
autor a quien se le atribuye, si es ése el original o bien es una copia exacta del
trabajo del autor (y en su caso si es posible restaurar el texto original del
documento. Preguntá ndose infinidad de cuestionamientos se debe de determinar
cuá ndo, dó nde y por qué fue producido un documento o vestigio y verificar quién
fue su autor. La determinació n de la autoría es una prueba que el historiador de be
realizar con frecuencia, puesto que algunos documentos no incluyen el nombre del
autor, ocultan su identidad con un seudó nimo, o bien mencionan como autor a
alguien que no tuvo en el trabajo ninguna participació n significativa. Para
determinar la autoría es necesario un trabajo riguroso de investigació n para
rastrear documentos anó nimos y sin fecha, descubrir falsificaciones o plagios,
hallar elementos identificados de manera incorrecta o devolver a un documento su
forma original. Durante la bú squeda de indicios se deben examinar atentamente
los materiales de que se dispone y preguntarse si son tó picos de otros trabajos del
autor y del período en que fue escrito el documento, el lenguaje, el estilo, la
ortografía, el manuscrito y la impresió n de este ú ltimo; si el autor manifiesta una
ignorancia impropia de un hombre con su formació n cultural, si escribió sobre
sucesos, cosas o lugares que un hombre de su época no podía conocer, si alguien
alteró el manuscrito con o sin intenció n al copiarlo de manera incorrecta, o bien
agregando o eliminando pasajes; si se trata de un original o una copia del trabajo
del autor; si el manuscrito no tiene fecha o se desconoce al autor, si hay algú n
indicio interno en el documento que revele su origen.Al examinar un documento o
vestigio para determinar su autenticidad, es necesario poseer un nutrido bagaje de
conocimientos histó ricos y de cará cter general. También se debe tener un buen
sentido de la cronología, una mente dú ctil, sentido comú n, capacidad para
comprender el comportamiento humano y gran paciencia y perseverancia. Para
resolver ciertos problemas se debe contar con ciertas nociones de filología,
química, antropología, arqueología, cartografía, numismá tica, arte, literatura y
paleografía, ademá s de conocer diversos idiomas modernos y antiguos. Claro que
el historiador no puede poseer una formació n ilimitada, pero sí una preparació n
especializada en las disciplinas auxiliares que guardan relació n estrecha con el
problema de estudio. Si no está capacitado para afrontar ciertos aspectos de la
crítica textual, deberá buscar ayuda de expertos competentes en ese campo.
Crítica interna: Después de realizar la crítica externa de una fuente, es momento
de proceder a la crítica interna. La primera se refiera a la determinació n de la
época, lugar y autoría del documento, y procura restaurar la forma original y el
lenguaje empleado por el autor. La crítica interna consiste en determinar el
significado y confiabilidad de los datos que contiene el documento. Para verificar el
contenido de una fuente, el historiador se pregunta qué quiso significar el autor
con cada palabra y cada expresió n, y si son dignos de fe sus asertos. La finalidad de
la crítica interna consiste en determinar las condiciones en que se produjo el
documento, la validez de las premisas intelectuales sobre las que se basó el autor y

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la interpretació n correcta de los datos.La tarea de determinar con exactitud el


significado de una expresió n, término técnico o palabra arcaica es sumamente
compleja y requiere considerables conocimientos de historia, leyes, costumbres e
idiomas. Es má s fá cil leer un documento “con los ojos del autor”, si se está
familiarizado con el ambiente geográ fico, social, religioso y econó mico en que
aquél vivió . Si un investigador conoce el motivo que indujo al autor a redactar un
informe, se halla en condiciones de interpretar con má s exactitud el significado de
este ú ltimo. Cuando dispone de tales informaciones, el investigador puede
determinar si el autor escribe seriamente, con humor, con ironía, o de manera
simbó lica. También le será posible decidir si el autor expresa sus verdaderos
sentimientos o emplea frases piadosas, gentiles o convencionales, para agradar al
pú blico. Siempre que se realiza la traducció n de un documento histó rico o la
realiza +él mismo, debe cerciorarse de que aquélla tenga el mismo significado que
el original.El historiador debe mantener su escepticismo con respecto al contenido
de una fuente hasta que pueda cerciorarse de que el autor se hallaba en
condiciones de expresar la verdad y deseaba hacerlo. Para realizar esta indagació n,
se pregunta si otras autoridades en la materia consideran al autor como un
observador competente y confiable; si contaba con los medios, la preparació n
técnica y las condiciones necesarias para observar los hechos acerca de los cuales
pretende informar; si es posible que factores tales como las tensiones emocionales,
la edad o el estado de salud ocasionaran errores en sus observaciones o
inexactitudes en su informe; si se basan sus informaciones en la observació n
directa, en relatos ajenos o en otras fuentes; si redactó el documento en el
momento en que realizó la observació n o lo hizo semanas o añ os má s tarde; si lo
redactó sobre la base de notas tomadas cuando efectuó sus observaciones o apeló
a su memoria; si tenía prejuicios con respecto a algú n país, regió n, raza, religió n,
persona, partido político, grupo social o econó mico, organismo profesional,
período histó rico, método de enseñ anza o filosofía educacional, que pudieran
ejercer influencia sobre su trabajo; si financió alguien su labor de investigació n,
con la esperanza de obtener un informe favorable a una causa determinada; si el
autor trabajó en condiciones econó micas, políticas, sociales o religiosas que
pudieran hacerle ignorar, interpretar incorrectamente o tergiversar ciertos
hechos; si fue su trabajo motivado por la malicia, la vanidad o el deseo de justificar
sus actos; si su objetivo consistió en lograr la aprobació n de las generaciones
venideras o en agradar u hostilizar a algú n grupo; si distorsionó o embelleció los
hechos para obtener mejores efectos literarios; si existen contradicciones en su
trabajo, y; si coinciden con su informe los escritos de otros observadores idó neos
de distintos antecedentes.
Principios generales de la crítica: En muchos casos los investigadores emiten
juicios personales, al evaluar los documentos y rastros. Son de considerarse
algunas sugerencias de Woody como guía general: Es necesario no tratar de hallar
en los documentos antiguos conceptos que corresponden a tiempos posteriores;
no se debe suponer que el hecho de que un autor no mencione ciertos sucesos

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implica que no los conoce (el argumento delsilentio), o que no han ocurrido;
subestimar una fuente es tan erró neo como atribuirle un valor del que carece, y no
es mejor situar un suceso en una época anterior a aquélla en que efectivamente se
produjo, que ubicarlo en un momento posterior a aquél en que ocurrió ; una sola
fuente verídica puede servir para confirmar la existencia de una idea pero, para
poder probar la realidad de los sucesos o hechos objetivos, se requieren otros
testigos directos, idó neos e independientes; la presencia de errores idénticos
prueba que las fuentes dependen una de otra, o que derivan de una fuente comú n;
si los testigos se contradicen en un punto, uno u otro pueden estar en lo cierto,
pero también es posible que ambos se equivoquen; las declaraciones de los
testigos directos, idó neos e independientes, que informan acerca del mismo hecho
fundamental y también sobre algunos incidentes colaterales, pueden aceptarse en
aquellos puntos en los que concuerdan; el testimonio oficial, oral o escrito, debe
compararse, siempre que sea posible, con el que procede de las fuentes
extraoficiales, porque ni uno ni otro son suficientes por sí mismos; un documento
puede proporcionar pruebas confiables sobre ciertos puntos y, sin embargo,
carecer de valor con respecto a otros.
Formulación de hipótesis: Los historiadores no reú nen documentos y restos de
manera azarosa para someterlos luego a una intensa crítica y presentar al pú blico
una masa de hechos (nombres, sucesos, lugares y fechas) como si fueran las
cuentas de un collar. Las informaciones parciales que no guardan entre sí relació n
alguna, no permiten lograr un significativo avance del conocimiento. Aunque los
estudiosos agrupen los hechos y luego organicen las diferentes categorías en un
orden ló gico, no podrá n sino ofrecer una narració n inconexa en la que los diversos
sucesos quedará n sin explicació n. Los hechos aislados carecen de significado, y en
consecuencia los investigadores no pueden limitarse a describirlos y clasificarlos
segú n sus características superficiales. Para elaborar trabajos valiosos proponen
distintas hipó tesis que expliquen los sucesos y condiciones. Buscan conexiones
ocultas, pautas fundamentales o los principios generales y, de esa manera,
procuran explicar o describir las interrelaciones estructurales que existen entre los
fenó menos. Después de formular las hipó tesis, buscan las pruebas que las
confirmen o las refute.
Informe sobre los descubrimientos: Una vez que han completado los
descubrimientos, los historiadores redactan los informes en los que exponen el
desarrollo de sus trabajos de manera organizada. La exposició n incluye el
enunciado del problema, una reseñ a de la literatura utilizada, los supuestos
bá sicos de la hipó tesis, la formulació n de ésta, los métodos que se emplean para
ponerla a prueba, los resultados que se obtienen, las conclusiones que se obtienen,
las conclusiones a que se llega y la bibliografía. La hipó tesis ayuda al historiador a
determinar cuá les son los aspectos importantes para el estudio y proporciona una
estructura que permite exponer las conclusiones de manera significativa. Dentro
del marco de la hipó tesis, el historiador organizará su material segú n un orden

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sistemá tico que puede ser cronoló gico, geográ fico, temá tico, o bien una
combinació n de ellos. También deberá decidir qué grado de importancia otorgará a
las diversas pruebas y qué espacio les concederá en su informe. Si se expusiera la
totalidad de los hechos, se ofrecerá una imagen distorsionada del pasado. Para
determinar cuá les son los datos má s significativos y cuá ntos de ellos deben
incluirse en la exposició n final, es necesario efectuar una reevaluació n de la
hipó tesis y de todo el estudio. La organizació n de los datos debe ser coherente,
organizada y amena, para que aparte de lograr precisió n también despierte el
interés en el lector, mediante un elevado nivel de calidad literaria, evitando
embellecer las narraciones con digresiones dramá ticas que distorsionen la verdad.
Desarrollando las habilidades creativas y críticas, el historiador puede aprender a
redactar narraciones lú cidas, ló gicas y llenas de vida, sin violar la rigurosidad del
trabajo.
Evaluación de la investigación histórica: En el entendido de que el historiador
só lo puede ofrecer una imagen fragmentaria del pasado, y de que el conocimiento
histó rico es parcial sobre la base de conjeturas, se puede determinar en qué
medida la historia representa con exactitud la realidad pasada. La investigació n
histó rica tiene cará cter científico, dentro de ciertos límites: las conclusiones a las
que llega un historiador pueden ser verificadas por otros estudiosos puede
formular hipó tesis, reú ne y analiza pruebas importantes para cerciorarse de que
su hipó tesis proporciona una explicació n má s satisfactoria que la ofrecida por las
teorías opuestas; se sabe que cada suceso depende de sus causas, de sus
condiciones para que aquél se produzca; el historiador trata e seleccionar las
condiciones que probablemente precipitaron un suceso procura comprobar si una
o má s de ella pueden haberlo originado. El historiador nunca tendrá la seguridad
de haber tomado en cuenta todos los factores pertinentes, puesto que los hechos
histó ricos tienen un complejo esquema de interacció n de los fenó menos, porque no
obedecen a una ú nica causa. La investigació n histó rica no puede probar sus
hipó tesis mediante la experimentació n o la observació n controlada, no puede
recrear personalidades ni condiciones que ya no existen con el propó sito de
examinarlas y estudiarlas controlando todos los factores importantes; los
historiadores limitan sus exá menes a los datos de que disponen e intentan obtener
una mejor comprensió n de ellos mediante comparaciones histó ricas y
construcciones hipotéticas, comparan y contrastan un suceso con otros similares
para identificar semejanzas y diferencias: la autenticidad y confiabilidad de las
fuentes histó ricas dependen de el sometimiento riguroso a la crítica externa y a la
interna de las fuentes, y del grado de informació n obtenida respecto del pasado y
el presente para la reconstrucció n de los sucesos. A través de una amplia
comprensió n del pasado y del presente es posible que el investigador no
distorsione o interprete erró neamente las pruebas importantes, y es má s probable
que elabore un relato acorde a los sucesos del pasado. El historiador no busca
formular generalizaciones como en las ciencias naturales, sino identificar los
factores singulares asociados con un determinado fenó meno y gracias a los cuales

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éste se diferencia de otros sucesos, con la posibilidad de proporcionar un


conocimiento para elegir cursos de acció n alternativos en los quehaceres humanos,
mostrar indicios de comportamientos que anticipen ciertos acontecimientos de
acuerdo al proceder aná logo entre el hombre del pasado y el hombre del presente.
Consulta también los post de investigación documental, descriptiva yexperimental.
01/10/2006 04:29. Noemá gico Enlace permanente. SOBRE EDUCACIÓ N

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