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Cervantes Miguel De. - El Quijote I

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Nivel Superior

ANAYA
El autor у su obra
Miguel de Cervantes Saavedra nacio en Alcala de Henares, en
1547. En 1571 se alisto en el ejercito у particip6 en la batalla de
Lepanto, donde se distinguio por su valor у entereza. Perdio el
movimiento del brazo izquierdo, por lo que fue conocido с о т о El
manco de Lepanto.
En 1575 fue hecho prisionero у trasladado a Argel, donde per-
manecio hasta su rescate en 1580.
Fue recaudador de impuestos para la Armada Invencible у viajo
por varias ciudades andaluzas. En Sevilla fue encarcelado debido a
la quiebra del banquero a quien habfa confiado los impuestos.
Desenganado у sin recursos economicos, empieza a publicar sus
obras, sin descanso. Pasa sus ultimos anos en Madrid, donde murio
el 22 de abril de 1616.

Su OBRA LITERARIA

La obra literaria de Cervantes abarca la poesfa, el teatro у la novela.


En poesfa destacan Viaje al Parnaso у su famoso soneto Al tumu-
lo de Felipe II. En teatro cultivo la comedia у el entremes. Entre sus
comedias destacan El cerco de Numancia у Los banos de Argel. Los
entremeses mas notables son El retablo de las maravillas, La guarda
cuidadosa у La eleccion de los alcaldes de Daganzo.
Cervantes es considerado с о т о el creador de la novela moderna.
Su primera novela fue La Galatea (1585), de caracter pastoril. Pero
la que situa a Cervantes en la cumbre de la literatura espanola es El
mgenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
La primera parte aparecio en 1605, у la segunda, en 1615. Entre
ambas fechas, vieron la luz sus doce Novelas Ejemplares. Destacan
La Gitanilla, La ilustre fregona, EL licenciado Vidriera, El coloquio de
los perros у Rinconete у Cortadillo.
Su ultima obra, Los trabajos de Persiles у Sigismunda, fue publica-
da en 1617, muerto ya su autor. Aiin tuvo tiempo de escribir la
dedicatoria, cuatro dfas antes de morir.

D o n Q u ijo t e d e L a M a n ch a

Dice Cervantes que escribio el Quijote para “poner en aborreci-


miento de los hombres las fingidas у disparatadas historias de los
libros de caballerias”. Conforme fue configurando los personajes,
Cervantes descubrio lo que queria: escribir una obra de arte, abier-
ta a muchas interpretaciones, reflejo de la profundidad de la vida
humana, de ahf su vigencia en el tiempo.
La obra esta dividida en dos partes. En la primera se relatan las
dos primeras salidas del protagonista у se anaden algunos relatos,
novelas cortas, с о т о la historia de Marcela у Grisostomo, la del
Cautivo, la de Cardenio у la del Curioso impertinente.
En la segunda parte los personajes van creciendo en profundidad
a lo largo de las peripecias vividas en la tercera salida. La derrota* en
Barcelona supone la conversion de don Quijote, el loco, en Alonso
Quijano, el cuerdo.
El Quijote presenta un humor de doble filo: al tiempo que pro-
voca la risa, deja un sabor amargo, ,:no es asi la vida en realidad? La
vision que nos da del mundo, de los hombres, entre tragica у espe-
ranzada, es la historia del mundo.
CONTEXTO HIST6RICO

El tiempo historico de Cervantes se inscribe en los reinados de


C a r lo s I, Felipe II у Felipe III. Espana pasa de estar abierta al exte­
rior al aislamiento, с о т о consecuencia de los conflictos mal resuel-
tos en las distintas regiones europeas, sobre todo en los Pai'ses Bajos.
Los exitos (victorias de San Quintfn, en 1557, у Lepanto, en
1571) se vieron empanados por sonoros fracasos; tal fue el caso de
la derrota de la Armada Invencible, en 1588. Por otra parte, este
aislamiento vino condicionado por las cerradas posturas religiosas
segun los postulados de la Contrarreforma, propuesta en el Concilio
de Trento
P rologo

E
stimado lector, creeme si te digo que qui-
siera que este libro, с о т о hijo del enten-
dimiento, fuera el mas hermoso у discreto que
pueda imaginarse. Pero ,;que podia surgir de mi
^pobre ingenio sino la historia de un hijo seco у
^arrugado, que nacio en una carcel donde habitan
la incomodidad у el ruido?

Por el contrario, el sosiego*, la paz de los cam-


pos, la serenidad de los cielos, el sonido de las fuen-
tes у la tranquilidad del espiritu ayudan a que las
musas* se muestren generosas.

Sucede que un padre tiene un hijo feo у su


amor por el le pone una venda* en los ojos para que
no yea sus faltas. Pero yo, que no soy padre, sino
padrastro de don Quijote, no quiero que me suce-

11
M i g u e l d e C e r v a n t e s

da lo mismo; ni quiero, querido lector, pedirte que


perdones las faltas que veas en este hijo mi'o; al con-
trario, di libremente todo lo que quieras de esta his­
toria sin temor.

Quisiera dartela sin presentaciones ni explica-


ciones de personajes importantes ni autores famo-
sos. Pero me siento confiiso. ^Que opinion tendran
de mi cuando vean que ahora, a mi edad, escribo
una historia pobre de estilo у de conceptos? Esto
mismo le dije a un amigo rni'o, el cual me contesto
que, si lo que pretende esta historia es acabar con la
autoridad de los libros de caballerias, no hacen falta
sentencias de filosofos ni de santos. Bastara con
escribir empleando palabras honestas у bien coloca-
das, e intentar, tambien, que el triste, al leer la his­
toria, se ria; que el risueno rfa mas; que el simple no
se enfade; que el discreto goce con la invencion; que
el serio no la desprecie, у que el prudente la alabe.

C on estas buenas razones у consejos, me pro-


' sin rodeos: ir pongo, sin rodeos1, ofrecerte, lector amigo, la histo­
directamente al ria del famoso don Quijote de la Mancha -d e quien
asunto.
opinan todos los habitantes del campo de MontieP
2 campo de Montiel:
comarca de la que fue el mas puro enamorado у el mas valiente
Mancha, donde se caballero-, у de su escudero, Sancho Panza, en quien
desarrolla la historia. pongo resumidas todas las cualidades que encontra-
ras en los libros de caballerias. Y con esto, Dios te de
salud, у a mi no me olvide.

12
(i) 4 » C a p itu lo I

El hidalgo3 don Quijote 3hidalgo: persona de


sangre noble.
quiere hacerse caballero andante

E n un lugar de la Mancha de cuyo nombre


no quiero acordarme, no hace mucho
tiempo que vivia un hidalgo de escudo* antiguo,
rocm4 flaco у galgo* corredor. Comi'a mas vaca que 4 rocin: caballo de
cordero5, came picada muchas noches, huevos con mala raza.

tocino* los sabados у algun polio los domingos. 5 Comia mds vaca que
cordero: indica que
Vivian en su casa una ama6 que tenfa mas de era mas bien pobre.

cuarenta anos у una sobrina que no llegaba a los 6 ama: criada


principal de la casa.
veinte. Habi'a tambien un criado que lo mismo
ensillaba* el rocm que podaba* las vinas*.

Nuestro hidalgo tenfa casi cincuenta anos.


Era fuerte pero flaco, de pocas carnes у cara del-
gada, gran madrugador у amigo de la caza. N o se
sabe si su nombre era Q uijada о Quesada, pero lo
mas probable es que fuera Quejana.

13
M i g u e l d e C e r v a n t e s

Este buen hidalgo dedicaba sus ratos libres a


leer libros de caballerias con tanta aficion у gusto,
que olvidd la caza у hasta la administracion de su
casa. Vendio muchas de sus tierras para comprar
libros de caballerias у junto todos los libros que
pudo. El pobre caballero perdfa la razon intentan-
do comprender todas las lecturas. Discuti'a con el
cura de su aldea sobre cual habfa sido el mejor
caballero: Palmerm de Inglaterra о Amadi's de
7 Heroes inventados Gaula7.
de libros de
caballerias muy Tanto se metio en sus lecturas que se pasaba
lefdos en la ёроса.
los dfas у las noches leyendo. Lei'a tanto у dormi'a
tan poco, que se le seco el cerebro у se volvio loco.
Se le lleno la imaginacion de todo lo que lei'a
8 desaflos: aqui, sobre encantamientos, batallas, desafios8, amores
combate entre dos у disparates imposibles, у para ё1 no habi'a nada
Caballeros.
mas cierto en el mundo.

Cuando perdio la razon por completo, se le


ocurrio el mas extrano pensamiento que jamas
tuvo ningiin loco: hacerse caballero andante e irse
por todo el mundo con sus armas у caballo a bus-
car aventuras у a hacer todo lo que hacfan los caba-
lleros andantes que aparecfan en sus lecturas,
poniendose en los mas dificiles peligros para lograr
fama eterna.

Lo primero que hizo fue limpiar unas armas


que habi'an sido de sus abuelos. Fue luego a ver

14
E l Q u i j o t e I

su rocin, que, aunque estaba muy flaco, le pare-


ci6 que ni el Babieca del C id 9 se podia comparar ’ Babieca del Cid: se
refiere al caballo del
con el.
Cid Campeador,
personaje hist6rico
Penso que debfa poner un nombre a su caba- famoso por sus
llo, al igual que otros Caballeros famosos. Despues hazanas belicas.
de mucho pensarlo, decidio llamarlo Rocinante,
nombre sonoro у significativo de lo que habfa
sido antes, cuando fue rocin, porque ahora era el
primero de todos los rocines del mundo.

Cuando puso nombre a su caballo, quiso


pon^rselo a si mismo. En ello estuvo pensando
ocho dfas hasta que decidio llamarse don Quijote.
Pero recordo que Amadfs anadio a su nombre el
de su tierra у se llamo Amadfs de Gaula. Com o
buen caballero, el гатЫ ёп hizo lo mismo у se
llamo don Quijote de la Mancha.

Le faltaba buscar una dama de quien enamo-


rarse, porque un caballero andante sin amores es
с о т о un arbol sin hojas у sin fruto.

En un pueblo cerca del suyo, habfa una moza


labradora* de muy buen parecer10 de la que ё1 10 de muy buen
estuvo enamorado, aunque ella jamas lo supo. Se parecer: muy guapa.

llamaba Aldonza Lorenzo, pero el creyo que debfa


darle un nombre que recordase el de una princesa
У gran senora у la llamo Dulcinea del Toboso,
porque habfa nacido en ese pueblo.

15
(2) C a p i t u l o II

Primera salida de don Quijote

cabados estos preparativos, no quiso


esperar mas tiempo para poner en practi-
ca su pensamiento, porque el crexa que hacfa
mucha falta en el mundo para deshacer agravios11 " agravios: ofensas у
danos a una persona.
у reparar injusticias. Asf, sin decir nada a nadie,
una manana del mes de julio cogio su escudo у
sus armas, subio sobre Rocinante у salio al campo,
muy contento al ver que habfa dado principio a su
buen deseo.

Pero pronto recordo que no habfa sido arma-


do caballero12 y, segun la ley de la caballerfa, no 12ser armado
caballero: ceremonia
podfa ni debfa utilizar las armas para enfrentarse
por la que se obtiene
con ningun caballero. Estos pensamientos le el grado de caballero.
hicieron dudar un poco, pero pudo mas su locura
que otra razon у decidio que al primero que

17
M i g u e l d e C e r v a n t e s

encontrase en su camino le pedirfa que le armase


caballero, tal с о т о habi'a lefdo en los libros de caba-
llerfa.

Con estos pensamientos se tranquilizo у siguio


el camino que su caballo Rocinante tomaba por
los campos de Montiel. Mientras tanto, iba pen-
sando: “Dichoso* siglo aquel en que saldran a la
13saldrdn a la luz: se luz13 mis famosas hazanas para la eterna memoria.
conoceran. jOh, tii, sabio escritor, tu que contaras esta histo­
ria nunca vista! Те ruego que no te olvides de
Rocinante, mi buen companero de caminos у
aventuras” . Luego se deci'a, с о т о si verdadera-
mente estuviera enam orado: “ ;O h, princesa
Dulcinea, senora у duena de mi corazon! Os
ruego que os acordeis de vuestro esclavo*, que
tanto sufre por vuestro amor”. Asf iba anadiendo
estos у otros disparates, с о т о los que le habian
ensenado sus libros.

Cam ino todo el dfa у no sucedio ninguna


cosa, por lo que el se desilusionaba porque estaba
ansioso* de demostrar su valor у la fuerza de su
brazo. Al anochecer, su г о с т у el estaban cansa-
dos у muertos de hambre. Iba mirando a todas
partes por ver si descubrfa algun castillo о alguna
cabana de pastores donde alojarse, cuando vio
14 venta: aqui, posada cerca del camino una venta14, a la que se dirigio a
о casa del campo. toda prisa. Estaban en la puerta dos mujeres
mozas, de esas que llaman de mala vida, que iban

18
E l Q u i j o t e I

a Sevilla. C om o don Quijote se imaginaba que


todo lo que vei'a era igual que en los libros de
caballerfa, al ver la venta le parecio un castillo у las
mujeres, dos hermosas doncellas15 que estaban di- '5 doncellas: mujeres
virtiendose. Las mozas, al ver venir a un hombre que aun no han
tenido relacion con
armado de esa forma, se asustaron у salieron ningiin varon.
corriendo. Don Quijote intento tranquilizarlas
con estas palabras:

- N o huyan vuestras mercedes16, pues la ley de 16 vuestras mercedes:


caballeria me impide hacer el mal, у menos aun a f6rmula de
tratamiento muy
tan hermosas doncellas.
respetuosa у
anticuada.
Cuando las mozas oyeron que las llamaba
doncellas, a ellas que habian conocido ya muchos
hombres, no pudieron contener la risa. Y cuanto
mds rei'an ellas, mas se enfadaba don Quijote.

En esto, aparecio el ventero y, temiendo que el


enfado moviera a tan extrano caballero a usar las
armas, le dijo:

- S i vuestra merced, sefior caballero, busca


posada, aquf encontrara de todo menos cama,
porque no hay ninguna.

Don Quijote le respondio:

17 castellano: don
-Para mi, senor castellano17, cualquier cosa me
Quijote le llama asf
basta, porque mis ropas son las armas у mi des- por pensar que es el
canso el pelear. senor del castillo.

19
M i g u e l d e C e r v a n t e s

El ventero ayudo a don Quijote a bajar del


caballo у le ofrecio luego algo de pescado para la
cena. Le atendieron las dos mujeres, que antes ya
habian ayudado al caballero a quitarse las armas.
Sorprendido, dijo don Quijote:

-N u n ca un caballero fue
de damas tan bien servido,
с о т о lo fue don Quijote
cuando de su aldea vino:
doncellas cuidaban de el;
18 Cervantes recoge у princesas, de su rocino.18
aquf los versos de un
romance cuyo Pero lo que mas le preocupaba era no verse
protagonista era
armado caballero, pues pensaba que no podrfa
Lanzarote del Lago,
heroe de muchos comenzar ninguna aventura sin recibir la orden de
libros de caballeria. caballeria.

20
(3) 40> C a p i t u l o III

Don Quijote es armado caballero

P reocupado con este pensamiento, llamo al


ventero. Se encerro con el en la caballeri-
19 caballeriza: lugar
za19, se puso de rodillas у le dijo:
donde se guardan los
-N o me levantare jamas del suelo, valeroso caballos.

caballero, hasta que me conceda el deseo que


quiero pedirle.

El ventero le dijo que asi lo harfa у don Q ui­


jote siguio su discurso:

-N o esperaba menos de vuestra merced. El 20 velare las armas:


cuidare de ellas. Era
deseo que os pido es que manana me teneis que
costumbre hacerlo
armar caballero. Esta noche en la capilla* de vues- antes de ser armado
tro castillo velare las armas20 у manana se cumpli- caballero.

21
M i g u e l d e C e r v a n t e s

ra lo que tanto deseo, para poder ir с о т о se debe


por las cuatro partes del mundo buscando las
aventuras en favor de los necesitados.

El ventero enseguida se dio cuenta de que


21 le siguio la broma: estaba loco y, para divertirse, le siguio la broma21.
fingio que crefa todo Le hizo creer que su deseo era muy acertado, muy
lo que don Quijote
le decfa.
propio de los caballeros tan importantes с о т о el.
Le dijo tambien que en su castillo no habi'a capi-
11a donde velar las armas, pero que podi'a hacerlo
en el patio del castillo у por la manana se hari'an
las debidas ceremonias*.

El ventero le pregunto si trafa dinero; respon-


dio don Quijote que no llevaba nada, porque ё1
nunca habi'a lei'do en las historias que los caballe­
ros andantes lo necesitasen. El ventero le dijo que
se equivocaba, que no lo habi'a lefdo porque era
una cosa clara у evidente llevar dinero у camisas
limpias. Ademas, soh'an llevar una caja pequena
22 unguentos: crema llena de ungiientos22 para curar las heridas recibi-
medicinal que se das en los combates, porque no siempre en los
pone sobre la piel.
campos у desiertos donde combati'an habi'a quien
los curase.

D on Quijote prometio hacer todo lo que le


recomendaba con toda puntualidad у luego
empezo a velar las armas en un patio grande que
habi'a en la venta.

22
E l Q u i j o t e I

D on Quijote recogio todas las armas у las


puso sobre una pila23 que habfa junto a un pozo*. 23pila: recipience con
Cogio la lanza* у comenzo a pasear delante de la agua donde beben
los animales.
pila. Cuando inicio el paseo ya era de noche.

Uno de los arrieros24 que allf habfa quiso dar 24 arrieros: los que
trabajan con caballos
agua a sus animales, por lo que tuvo que quitar las
de carga.
armas que don Quijote habfa colocado en la pila.
Este, al verlo llegar, le dijo:

-jO h , tu, atrevido caballero que llegas a tocar


las armas del mas valeroso caballero andante!
Mira lo que haces у no las toques, si no quieres
perder la vida por tu atrevimiento.

El arriero no hizo caso de estas razones у quito las


armas de allf. Entonces don Quijote levanto la lanza
у dio un golpe tan grande al arriero en la cabeza que
lo derribo al suelo dejandolo malherido. Luego reco­
gio sus armas у volvio a pasearse с о т о antes.

Los demas arrieros, que vieron lo sucedido,


comenzaron a tirarle piedras a don Quijote, hasta
que el ventero logro detenerlos diciendoles que se
trataba de un loco. El ventero gritaba у don Q ui­
jote gritaba mas, llamando a todos traidores*.

Finalmente, el ventero se acerco a el у le dijo


que ya habfa velado las armas у que podfa ser
armado caballero allf, en mitad del campo.

23
M i g u e l d e C e r v a n t e s

El ventero cogio un libro. Le acompanaban un


muchacho con una vela* у las dos conocidas don-
cellas. M ando ponerse de rodillas a don Quijote,
fingio que leia una oracion, levanto la mano, le
dio un buen golpe en el cuello у despues otro con
su misma espada, siempre hablando entre dientes,
с о т о si rezara. M ando a una de las damas que le
colocara la espada a la cintura y, mientras lo haci'a,
ella le dijo:

25 venturoso: -D io s haga a vuestra merced un venturoso25


que tiene buena caballero у le conceda muchas victorias.
suerte.

D on Quijote le pregunto su nombre; ella res-


pondio que se llamaba Tolosa. Entonces, don
Quijote quiso que, desde ese momento, se llama-
se dona Tolosa, с о т о corresponde a una gran
dama.

Con la otra moza sucedio lo mismo. Su nom ­


bre era Molinera, у don Quijote le rogo que
pusiese el don, dona Molinera.

Terminadas las ceremonias, don Quijote pre-


paro a Rocinante, abrazo al ventero, que no le
pidio ningun dinero por su servicio, у salio de la
venta.

24
C apitulo IV

Don Quijote realiza su primera hazana

S alio don Quijote de la venta al amanecer,


tan contento por verse ya armado caballe­
ro que la alegria se le vefa en la cara. Sin embargo,
decidio volver a su casa para coger camisas у dine-
ro у buscar un escudero26. Penso en un labrador 26 escudero: criado
que llevaba el escudo
vecino suyo, que era pobre у con hijos, para que
del caballero cuando
le ayudase en el oficio de la cabal leria. este no lo usaba.

Con este pensamiento guio a Rocinante hacia


su aldea, у el caballo comenzo a caminar con
tanta gana, que pareci'a que no ponfa los pies en el
suelo.

N o habfa caminado mucho, cuando oyo unas


voces que salfan del bosque. A don Quijote le
parecio que alguien se quejaba.

25
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-D o y gracias al cielo -se dijo don Q uijote-,


pues pronto voy a poder cumplir con lo que debo
hacer por mi profesion. Estas voces son, sin duda,
de alguien que necesita mi ayuda.

Dirigio a Rocinante hacia el lugar de donde


salfan las voces. A pocos pasos encontro a un
muchacho de unos quince anos que gritaba; esta-
ba desnudo de cintura para arriba у atado a un
arbol.

Y es que un labrador estaba azotando* al chi-


quillo mientras le deci'a:

- L a lengua callada у los ojos listos.

Y el muchacho respondfa:

- N o lo hare otra vez, senor; prometo tener


mas cuidado del rebano*.

Viendo esto don Quijote, dijo muy enfadado:

-Bien podeis pegar a quien no se puede defen­


der. Subid a vuestro caballo у tomad vuestra lan-
za, asi os ensenare que es de cobardes lo que
haceis.

El labrador, que vio aquella figura moviendo


la lanza sobre su cara, creyo que lo iba a matar у
con buenas palabras respondio:

26
E l Q u i j o t e I

-Senor caballero, este muchacho a quien estoy


castigando es mi criado, у es tan descuidado que
cada di'a me falta una oveja del rebano que tiene a
su cargo27. Y miente cuando dice que no le pago 27 tiene a su cargo:
estar encargado de
su salario.
su cuidado.

-Ё1 no puede mentir delante de mf -d ijo don


Q uijote-. jC om o podeis decir tal cosa? Desatadlo
у pagadle ahora mismo si no quereis que os atra-
viese con mi lanza.

El labrador bajo la cabeza у desato a su criado.


Luego dijo a don Quijote:

-L o malo, senor caballero, es que no tengo


aquf dinero. Que se venga conmigo Andres, que
asf se llama el chico, que yo le pagare todo.

-^Irm e yo con el? - d ijo el m uchach o-. N o,


senor; porque cuando este solo me arrancara la
piel.

-N o lo hara -d ijo don Q uijote-, basta con


que yo se lo mande para que me tenga respeto у
me lo jure por la ley de caballeria.

-M ire, vuestra merced -d ijo el m uchacho-, 28 Quintanar: Quin­


tanar de la Orden,
que mi amo no es caballero ni ha recibido ningu-
pueblo de Toledo en
na orden de caballeria. Que es Juan Haldudo el la comarca de la
rico, vecino de Quintanar28. Mancha.

27
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-E so importa poco -respondio don Q uijote-,


porque puede haber Haldudos caballeros. Cada
29 coda uno es hijo de uno es hijo de sus obras29.
sus obras: se puede ser
caballero por - E s verdad -d ijo Andres-; pero mi amo <de
herencia familiar
(apellido) у por los
que obras es hijo si me niega el salario ganado con
propios actos. mi sudor?

- N o lo niego, hermano Andres -d ijo el labra­


dor-, venid conmigo, que yo os juro por todas las
ordenes de caballerfas que os pagare.

-A sf lo hareis -d ijo don Q uijote-; si no, os


juro yo tambien que os buscare para castigaros.
Sabed que yo soy el valeroso don Quijote de la
Mancha, el que deshace todas las injusticias у las
ofensas.

Y dicho esto, se alejo montado sobre Roci-


nante.

El labrador se volvio hacia su criado у le dijo:

-Venid аса, hijo mfo, que os quiero pagar lo


que os debo с о т о me ha mandado aquel desha-
cedor de ofensas.

-H ara bien vuestra merced en cumplir el man-


damiento de aquel buen caballero; si no, volvera у
hara lo que dijo.

28
E l Q u i j o t e I

El labrador cogio del brazo al muchacho у lo


volvio a atar al arbol, donde le dio tantos azotes
que lo dejo medio muerto.

-Llam ad ahora -decfa el labrador- al deshace-


dor de ofensas, vereis que no deshace esta.

Por fin, lo desato у le dio permiso para que


fuera a buscar a su juez. El muchacho se fue llo-
rando у el labrador se quedo riendo.

Asf deshizo esta injusticia el valeroso don


Quijote; el cual, muy contento con lo sucedido, у
satisfecho con el inicio de su nueva vida caballe-
resca, iba diciendo:

-jO h , dichosa tu, Dulcinea del Toboso!, por


tener a tu servicio a tan valiente у famoso caballe­
ro с о т о es don Quijote de la Mancha.

Iba andando tranquilamente cuando descu-


brio un numeroso grupo de gente. Eran unos
mercaderes30 toledanos que iban a comprar seda a 30 mercaderes:
Murcia. En cuanto los vio, don Quijote se imagi- comerciantes.
пб que aquello era otra aventura у quiso imitar
todo lo que habfa lefdo en sus libros.

Pensando que eran caballeros andantes, se


puso bien derecho sobre el rocfn, sujeto el escudo,
У con la lanza en la mano se coloco en medio del
camino. Cuando los mercaderes estuvieron cerca

29
M i g u e l d e C e r v a n t e s

de el, don Quijote levanto la voz у con un tono


autoritario dijo:

-T odo el mundo se detenga у nadie pase de


aquf si no afirma que no hay en el mundo donce-
11a mas hermosa que la emperatriz de la Mancha,
31 sin par: unica, no la sin par31 Dulcinea del Toboso.
hay otra igual.
Al ver у ofr a aquella extrana figura, los mer-
caderes se pararon, у uno de ellos dijo:

-Sen or caballero, nosotros no conocemos a


esa buena senora. Mostradnosla, pues si es de
tanta hermosura с о т о decfs, de buena gana afir-
maremos la verdad que nos pedis.

- S i os la mostrara -contesto don Q uijote-,


<que merito tendrfais vosotros en afirmar una ver­
dad tan notoria? La importancia esta en que sin
verla lo teneis que creer, afirmar у defender; si no,
conmigo habeis de pelear.

-Senor caballero -respondio un mercader-, rue­


go a vuestra merced que para no equivocarnos afir-
mando una cosa jamas vista ni oi'da por nosotros,
nos muestre algun retrato de esa senora. Que aunque
32 tuerta: que no ve en su retrato aparezca tuerta32, por complacer a vues­
por un ojo. tra merced diremos en su favor todo lo que quiera.
33 encorvada: con la
espalda torcida, - N o es tuerta, canalla* -respondio don Quijote
doblada hacia delante. lleno de ira*-; no es tuerta ni encorvada33, sino bien

30
E l Q u i j o t e I

derecha. Pero ;vosotros pagareis esta mentira que


hab&s dicho contra una belleza с о т о la de mi
sefiora!

Termino de decir esto у ataco con la lanza al


mercader con tanta furia* que si Rocinante no
tropieza у cae, lo hubiera pasado mal el atrevido
comerciante.

Cayo Rocinante у su amo fue rodando* un


gran trecho34 por el campo. Mientras intentaba 34 trecho: espacio,
levantarse deci'a: distancia.

-N o huyais, gente cobarde, que estoy aquf


tendido por culpa de mi caballo.

Uno de los mozos de mulas*, cansado de ofr


tantos insultos, se acerco a el, rompio la lanza en
pedazos у le dio tal paliza que ya no le fue posible
levantarse de lo dolorido que tenfa todo el cuerpo.

31
C apitulo V

Don Quijote regresa a su aldea

E
n esta situacion se encontraba cuando
paso por allf un labrador de su mismo
pueblo у vecino suyo, que viendolo tirado en el
suelo se paro a ayudarlo. El labrador le descubrio
la cara, se la limpio, que la tenia cubierta de
polvo, у al reconocerlo le dijo:

-Senor Q uijana -q u e as/ se debi'a de llamar el


antes de perder el juicio35 у hacerse caballero 35perder eljuicio:
andante-, ,:quien ha puesto a vuestra merced de perder la razon,
volverse loco.
este modo?

Pero el segufa en sus pensamientos у no con-


testo nada. El labrador lo levanto del suelo у lo
subio sobre su asno*. Recogio las armas, las puso
sobre Rocinante у se dirigio hacia su pueblo. En el
camino, don Quijote llamaba al labrador Rodrigo

33
M i g u e l d e C e r v a n t e s

de Narvaez о Marques de Mantua, confimdien-


dolo con estos personajes de los libros que habfa
lefdo, у el mismo decfa ser unas veces Valdovinos,
у otras, Abindarraez.

Al ofr estas locuras, dijo el labrador:

-M ire, senor, que yo no soy don Rodrigo de


Narvaez ni el Marques de Mantua, sino Pedro
Alonso, su vecino; ni vuestra merced es Valdovinos
ni Abindarraez, sino el honrado senor Quijana.

—Yo se quien soy -respondio don Quijote—у


se que puedo ser no solo los que he dicho sino los
36Pares de Francia: los doce Pares de Francia36, pues todas sus hazanas las
caballeros mas puedo yo superar.
importantes en la
corte de Carlomagno. Llegaron al pueblo cuando ya anochecfa у
Se llamaron Pares
entraron en la casa de don Quijote, donde se
por ser todos iguales
en valor. encontraban el cura, Pero Perez, у el barbero,
37 maese: maese37 Nicolas, que eran buenos amigos de don
antiguamente, Quijote.
maestro.
Los dos, junto con la sobrina у el ama, discu-
tfan sobre la ausencia de su amo у sus malas lec-
turas, que le habfan hecho perder el juicio.

-H ace tres dfas que no aparecen ni el, ni el


rocfn, ni la lanza, ni las armas —decfa el ama—. La
verdad es que la culpa es de esos libros de caballe-
rfas que el tiene у suele leer. Elios le han quitado

34
E l Q u i j o t e I

el juicio. Ahora recuerdo haberle oi'do decir mu-


chas veces que queria hacerse caballero andante e
irse a buscar aventuras por esos mundos.

La sobrina decia lo mismo:

-Sepa, senor barbero, que muchas veces mi tfo


lefa esos libros durante di'as enteros, у cuando
dejaba el libro, cogi'a la espada, se ponia a pelear
con las paredes у decia que habi'a matado a cuatro
gigantes о mas. Pero yo tengo la culpa de todo,
porque no avise a vuestras mercedes de los dispa­
rates de mi tio, para que le quitasen у quemaran
todos esos libros.

-E sto digo yo tambien -d ijo el cura-, у mana-


na mismo los echaremos al fuego, para que no
den la oportunidad a otro de caer en la locura de
nuestro buen amigo.

Todo esto estaban oyendo el labrador у don


Quijote. El labrador comprendio asi la enferme-
dad de su vecino у comenzo a decir a voces:

-Abran vuestras mercedes al senor Valdovinos


У al senor Marques de Mantua, que viene malhe-
rido, у al senor Abindarraez, a quien trae preso el
valeroso Rodrigo de Narvaez.

A oi'r las voces voces salieron todos у se fueron


a abrazar a don Quijote, pero el dijo:

35
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-D eteneos, que vengo malherido por culpa de


mi caballo. Llevadme a mi cuarto у Hamad, si es
'* sabia Urganda: posible, a la sabia Urganda38 que cure mis heridas.
personaje famoso
de los libros de -Suba, vuestra merced -d ijo el am a-, que,
caballeri'as, que tenfa
aunque no este esa senora, aqui le sabremos curar.
poderes magicos
para curar.
Lo llevaron a la cama у el pidio que le dieran
de comer у le dejasen dormir, que era lo que mas
le importaba.

36
(4) Щ C a p itu lo VI

El cur a у el barbero queman los libros


de don Quijote34 Cervantes
aprovecha para alabar
muy pocos libros de
su epoca, que son los
que salva de la
quema, у hablar mal
del resto.

A l dfa siguiente, don Quijote todavi'a dor-


mia cuando llegaron el cura у el barbero.
Pidieron a la sobrina las Haves de la habitacion
donde estaban los libros, у ella se las dio de muy
buena gana. Entraron todos en la habitacion, у el
ama con ellos. Encontraron mas de cien libros
grandes у otros pequenos.

En cuanto el ama los vio, tuvo miedo de que


en la habitacion hubiese algun encantador40 de los 40 encantador:
muchos que habi'a en esos libros у les hiciera dano que hace
encantamientos,
tambien a ellos. hechizos о magia.

El cura se rio de la simplicidad del ama, у man-


d6 al barbero que le diese aquellos libros uno por uno,
para ver de que trataban, pues podia ser que algunos
de ellos no mereciesen terminar en el fuego.

37
M i g u e l d e C e r v a n t e s

—N o -d ijo la sobrina—, no hay por que salvar


ninguno, porque todos han sido los causantes de
la locura de mi do. Mejor sera tirarlos por la ven-
tana al corral del patio у luego quemarlos.

Lo mismo dijo el ama, pero el cura quiso, por


lo menos, leer antes los ti'tulos. Y el primero que
el barbero le dio en las manos fue Amadis de
Gaula, у dijo el cura:

-Segun he oido, este libro fue el primero de


caballeri'as que se imprimio en Espana. Y asi, me
parece que, por ser el principio у origen de todos
los demas libros, lo debemos echar al fuego sin
excusa alguna.

-N o , senor —dijo el barbero-, que tambien he


oi'do decir que es el mejor de todos los libros de
caballeri'as, у por eso se debe salvar.
41 Sergas de
Esplandian: El
—Es verdad -d ijo el cura—. Veamos ese otro
personaje Esplandian
es hijo de Amadi's; у que esta junto a el.
el libro, una
continuation del -E s las Sergas de Esplandian41, hijo legi'timo de
Amadis. Amadi's de Gaula -d ijo el barbero.

-Pues -d ijo el cura- no le ha de valer al hijo la


42 no le ha de valer al
bondad del padre42. Tome, senora ama, abra esa
hijo la bondad del
padre: a cada uno se ventana у echelo al corral para quemarlo.
le juzga por sus actos
у no por ser hijo de Y sin querer cansarse mas en leer libros de
quien es. caballeri'as, mando al ama que tomase todos los

38
E l Q u i j o t e I

libros grandes у los tirase al corral. Ella, que tenia


muchas ganas de quemarlos, tomando ocho de
una vez los arrojaba por la ventana. Al coger
muchos juntos, se le cayo uno a los pies del bar­
bero у este lo recogio para ver de quien era. Leyo
el tftulo: Historia del famoso caballero Tirante el
Blanco.

-jValgam e Dios! -exclam o el cura-. Tirante el


Blanco es, por su estilo, el mejor libro del mundo:
aquf comen los caballeros у duermen у mueren en
sus camas, с о т о lo hacemos todos. Lleveselo a su
casa у lea las aventuras del valeroso caballero de
Montalban у los amores у mentiras de la viuda
Reposada; vera que es muy divertido у que es ver-
dad lo que os he dicho43. 43 En esta crftica
elogiosa del libro,
-A sf sera -respondio el barbero-, pero ^que Cervantes destaca
el humor у el tono
haremos de estos pequenos libros que quedan? realista de la obra.

-E stos -d ijo el cura- no deben de ser de caba­


llerias sino de poesfa, у no merecen ser quemados
с о т о los demas, porque no hacen ni haran el
dano que han hecho los de caballerias.

—;Ay, senor! -d ijo la sobrina—. Bien los puede


vuestra merced mandar quemar с о т о los demas,
porque serfa peor que al leerlos mi tfo quisiera
hacerse poeta, que es enfermedad incurable.

39
M i g u e l d e C e r v a n t e s

—Esta doncella dice la verdad -d ijo el cura-, у


sera bueno quitarle a nuestro amigo la ocasion de
enfermar otra vez. Pero ,;que libro es ese?

44 La Galatea: —La Galatea44, de Miguel de Cervantes -dijo


primera obra impresa el barbero.
de Cervantes cuya
segunda parte no
-H ace muchos anos que es gran amigo m(o
llego a publican Es
una ironi'a del autor ese Cervantes -d ijo el cura-. Su libro tiene algo
mencionar su obra de buena invencion; propone algo pero no llega a
у salvarla. ninguna conclusion: es necesario esperar la segun­
da parte que promete. Entretanto, guardelo usted
en su casa.

- C o n gusto lo hare -respon dio el barbero-.


Y aqui vienen tres, todos juntos: La Araucana, La
*5 Los tres libros son Austriada у ElM onserrato^.
poemas epicos. El
primero, de Alonso -Todos ellos —dijo el cura— son los mejores
de Ercilla, fue el mas
libros de aventuras en verso escritos en lengua cas-
famoso.
tellana, у pueden competir con los mas famosos
de Italia. Hay que guardarlos.

40
(5) О) C a p itu lo VII

Segunda salida de don Quijote

M
ientras el cura у el barbero discutfan
sobre los tftulos de los libros de caba­
lleria que debi'an ser quemados, oyeron a don
Quijote decir a grandes voces:

-Aquf, aquf, valerosos caballeros; aquf debeis


mostrar la fuerza de vuestros valerosos brazos.

El cura у el barbero fueron a ver que le pasaba.


Cuando llegaron, don Quijote ya estaba levantado de
la cama у continuaba con sus voces, dando cuchilla-
das46 a todas partes с о т о si peleara con alguien. Lo 46 cuchilladas: golpes
agarraron у se lo llevaron de nuevo a la cama. Le die- dados con el
cuchillo, una espada
fon de comer у se quedo otra vez dormido. u otra arma
cortante.
El cura у el barbero pensaron en tapiar* el
cuarto donde estaban los libros de caballerias para

41
M i g u e l d e C e r v a n t e s

que su amigo no los volviese a ver. Le dirfan que


un encantador se los habfa llevado. Y asf se hizo.

Dos dfas despues se levanto don Quijote, у lo


primero que hizo fue ir a ver sus libros. Com o no
hallaba el cuarto, pregunto al ama por el, у ella, que
ya sabfa lo que tenfa que responder, le dijo:

-iQ u e cuarto busca vuestra merced? Ya no hay


cuarto ni libros en esta casa, porque todo se lo
llevo el mismo diablo.

-N o era diablo -dijo la sobrina-, sino un encan­


tador que vino una noche sobre una nube, entro
en el cuarto у no se lo que hizo dentro, que al
poco tiempo salio volando por el tejado у dejo la
casa llena de humo. Cuando se fue, vimos que no
habfa ya ni cuarto ni libros. Y mientras el encan­
tador se iba volando, decfa en voz alta que habfa
hecho aquel dano por enemistad secreta con el
dueno de aquellos libros у que se Ilamaba el sabio
Munaton.

-Freston dirfa -d ijo don Quijote.

47Freston о Friton: el —N o se —respondio el am a- si se Ilamaba Fres­


sabio Friston (no ton о Friton47, solamente se que su nombre aca-
Freston) era un
baba en ton.
personaje de un libro
de caballeri'as.
Cervantes se burla al -A sf es -d ijo don Q uijote-, ese es un sabio
jugar con su nombre. encantador, gran enemigo mfo, pues sabe que mas

42
E l Q u i j o t e I

adelante tendre que pelear con un caballero a


quien el protege у le vencere sin que el lo pueda
impedir. Por eso intenta hacerme todo el dano
que puede.

-<;Y no sera mejor quedarse tranquilo en su


casa у no irse por el mundo a buscar aventuras?
-dijo la sobrina- Mire usted que no siempre se
consigue lo que se quiere.

No quisieron las dos insistir mas, porque vie-


ron que su enfado iba en aumento.

Y asi' estuvo don Quijote quince di'as en casa


muy tranquilo, sin dar muestras de querer seguir
sus primeras locuras.

En ese tiempo fue a ver don Quijote a un


labrador vecino suyo, hombre honrado aunque
pobre, pero de muy роса sal en la mollera48. Tanto 48роса sal en la molien
le dijo у tanto le prometio, que el hombre decidio de corto entendimient
ignorante.
irse con el у servirle de escudero. D on Quijote le
decia que podia ganar alguna insula49 у dejarlo a el 49 insula: isla.
с о т о gobernador. C on estas promesas, Sancho
Panza, que asi' se llamaba el labrador, dejo a su
mujer e hijos у se convirtio en escudero de su
vecino.

Don Quijote ordeno a Sancho que llevase


algun dinero y, sobre todo, que no olvidase las

43
M i g u e l d e C e r v a n t e s

50alforjas: bolsas de alforjas50. D ijo Sancho que las llevarfa у que pen-
tela con dos bolsillos. saba llevar tambien un asno muy bueno que tenfa,
porque no estaba acostumbrado a andar a pie.
Cuando todo estuvo preparado, sin despedirse
Sancho de sus hijos у mujer, ni don Quijote de su
ama у sobrina, una noche salieron del lugar sin
que nadie los viese.

Iba Sancho Panza sobre su asno, con sus alfor­


51 bota de vino: bolsa jas у su bota de vino51, con mucho deseo de verse
de cuero para llevar ya gobernador de la fnsula prometida. Asf se lo
vino.
dijo a su amo:

-M ire, senor caballero andante, que no se le


olvide lo de la fnsula, que yo la sabre gobernar
aunque sea muy grande.

A esto respondio don Quijote:

-H a s de saber, amigo Sancho Panza, que fue


costumbre de los caballeros andantes hacer gober-
nadores a sus escuderos de las fnsulas о reinos que
iban ganando, у yo pienso seguir esta costumbre.
Y bien podrfa ser que antes de seis dfas ganase yo
un reino у fueses coronado rey de el.

- D e esa manera -respondio Sancho Panza-, si


yo fuese rey por algun milagro de los que vuestra
merced dice, Juana Gutierrez, mi mujer, serfa
reina, у mis hijos, infantes.

44
E l Q u i j o t e I

-Pues ^quien lo duda? -contesto don Quijote.

-Yo lo dudo -d ijo Sancho-, porque no vale


mi mujer para reina; condesa sera mejor.

-Pfdelo tu a Dios —dijo don Quijote—, que el


le dara lo que le venga mejor.

45
(6) 4 3 Capitulo VIII

Los molinos de viento

I
ban caminando cuando descubrieron treinta
о cuarenta molinos de viento que hay en
aquel campo, у cuando don Quijote los vio, dijo a
su escudero:

- L a suerte va guiando nuestras cosas mejor de


lo que pensabamos; porque mira allf, amigo
Sancho Panza, donde se ven treinta, о pocos mas,
inmensos gigantes. Pienso pelear con ellos у qui-
tarles a todos las vidas, у con el botfn52 que gane- 52 botin: aqui', las
armas у pertenencias
mos comenzaremos a enriquecernos.
del ejercito vencido.

-iQ u e gigantes? -d ijo Sancho Panza.

—Aquellos que allf ves -respondio su amo—de los 53 leguas: medida de


brazos largos, que miden algunos casi dos leguas53. longitud (5,5 km).

47
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-M ire , vuestra merced -respondio Sancho-,


que aquellos no son gigantes sino molinos de
viento, у lo que en ellos parecen brazos son las
1,4aspas: dos maderas aspas54, que se mueven por el viento.
о palos que se cruzan
en forma de X. -B ien parece -respondio don Q uijote- que no
estas enterado en esto de las aventuras: ellos son
gigantes; у si tienes miedo, qui'tate de ahi у reza
mientras voy yo a entrar en fiera у desigual batalla.

Y diciendo esto, se lanzo con su caballo R oci­


nante diciendo:

- N o huyais, cobardes, que un solo caballero


os ataca.

Entonces se levanto un poco de viento у las


grandes aspas comenzaron a moverse. A l verlo,
dijo don Quijote:

-A u n q u e movais todos los brazos del mundo,


35 m e lo vais a p a ga r: me lo vais a pagar55.
expresion de amenaza.
Luego, con la lanza en la mano, puso a todo
galope* a Rocinante у ataco el primer molino que
estaba delante. Dio un gran golpe con la lanza en el
aspa, pero el viento hizo girar el aspa con tanta fiier-
za que rompio la lanza, arrojando lejos al caballo у
al caballero, que fue rodando malherido por el cam­
po. Acudio Sancho a socorrerlo у vio que no se
podia mover; tal fue el golpe que habi'a recibido.

48
D io un gran golpe con la lanza en el aspa, pero el viento hizo girar el aspa con
tanta fu erza que rompio la lanza, arrojando lejos a l caballo у a l caballero.

49
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-jValgam e Dios! -d ijo Sancho-. <N0 le dije


yo a vuestra merced que tuviese cuidado con lo
que hacfa, que eran molinos de viento?

-C alla, amigo Sancho -respondio don Q ui­


jote-, que las cosas de la guerra cambian conti-
nuamente. Mas aun, yo pienso que aquel sabio
Freston que me robo los libros ha convertido estos
gigantes en molinos, para quitarme la fama de su
derrota. Pero poco podra su maldad contra la
bondad de mi espada.

-D io s quiera que asi sea -respondio Sancho


Panza.

Le ayudo Sancho a levantarse у a subir sobre


Rocinante у siguieron camino.

Despues de caminar un buen trecho, Sancho


dijo que era hora de comer. Su amo le respondio
que comiese lo que quisiese, que el no teni'a nece-
sidad. Con su permiso, Sancho se puso comodo
en su asno e iba caminando у comiendo detras de
su amo y, de cuando en cuando, empinaba la
56 empinaba la bota: bota56 con mucho gusto.
beber, inclinar la
bota para beber vino. La noche la pasaron entre unos arboles; don
Quijote pensando en su senora Dulcinea, para
hacer lo que habia lei'do en sus libros, у Sancho
Panza durmiendo sin parar.

50
E l Q u i j o t e I

Muy de manana, continuaron viaje hacia Puer­


to Lapice57. A mitad de trayecto*, aparecieron por 57 Puerto Lapice:
el camino dos frailes de la orden de San Benito pueblo de Ciudad
Real, en la Mancha.
sobre dos mulas y, un poco mas atras, un coche
llevado por caballos, donde viajaba una senora
vizcama58 que iba a Sevilla. Apenas los vio don 58 vizcama: natural
de Vizcaya, en el Pais
Quijote, dijo a su escudero:
Vasco.

- O yo me engano, о esta ha de ser la mas


famosa aventura que se haya visto; porque aque-
llos bultos* negros deben de ser algunos encanta-
dores que llevan prisionera a alguna princesa.

-E sto va a ser peor que los molinos de viento


-dijo Sancho-. Mire, senor, que aquellos son frai­
les de San Benito у el coche debe de ser de pasa-
jeros.

-Sabes poco, Sancho, de aventuras —respon­


dio don Q uijote-, lo que yo digo es verdad у
ahora lo veras.

Don Quijote se puso en medio del camino у


avanzo veloz con el caballo en direccion a los frai­
les. Uno de ellos cayo de la mula у el otro salio
huyendo de miedo. Sancho, al ver al fraile en el
suelo, comenzo a quitarle los vestidos, pensando
que le pertenecfan с о т о parte del boti'n de la
batalla que habfa ganado su amo.

51
M i g u e l d e C e r v a n t e s

Pero unos mozos que acompanaban a los frailes


aprovecharon que don Quijote estaba hablando ya
con la senora del coche, para darle tantos golpes a San­
cho que lo dejaron tendido en el suelo sin sentido.

Mientras, don Quijote le decia a la dama:

-H erm osa senora mfa, sus raptores* ya han


sido derrotados por este fuerte brazo. Sabed que
me llamo don Quijote de la Mancha, caballero
andante у aventurero, у servidor de la hermosa
dona Dulcinea del Toboso; у en pago del favor
que os he hecho, quiero que vayais al Toboso у os
presenteis ante esa senora у le digais lo que he
hecho por vuestra libertad.

Un escudero vizcafno, que oyo lo que decia


don Quijote, se acerco a c\ у cogiendole por el
brazo le dijo:

-Vete, caballero, que si no dejas que el coche


siga su camino, te matare.

Don Quijote cogio la espada con el pensa-


miento de quitarle la vida. El vizcafno, al ver la
intencion de don Q uijote, decidio hacer lo
mismo. La senora del coche у los demas criados
estaban asustados ante las furiosas amenazas de los
59 contendientes:
rivales, personas que dos contendientes59, que ya se aproximaban con
se enfrentan entre si. sus espadas en alto...

52
E l Q u i j o t e I

Pero, en este punto, el autor de esta historia


deja pendiente el final de esta batalla, porque dice
que no encontro nada mas escrito sobre las haza-
nas de don Quijote.

El segundo autor60 no paro de buscar hasta en- 60 Se refiere a


contrar en alguna parte de la Mancha los papeles Cervantes, pues el
primer autor es
que tratasen las aventuras у hazanas de este famo-
inventado.
so caballero andante.

53
C a p itu lo I X

Concluye la aven tura del vizcaino

D ejamos al valeroso vizcaino у al famoso


don Quijote con las espadas en alto a
punto de dar el golpe. Pero no sabemos с о т о ter-
mino esta historia, porque su autor no dice donde
se puede encontrar lo que falta de ella.

Me parecio imposible que a tan buen caballe­


ro le faltase algun sabio que escribiese sus incref-
61Aquf Cervantes se
bles hazanas, pues todos los Caballeros andantes burla de los libros de
tem'an uno о dos sabios que no solo escribfan sus caballerias, donde es
hechos, sino tambien sus mas mtimos pensa- habitual fingir un
autor distinto del
mientos6'.
real, que ademas
cuenta con excesivos
Hice todo lo posible por buscar el fin de esta detalles la vida del
agradable historia, hasta que di con ella. Estaba yo heroe.
en Toledo cuando llego un muchacho a vender 62cartapacios: carpetas
unos cartapacios62. para guardar papeles.

55
M i g u e l d e C e r v a n t e s

Quise ver de que se trataba у vi que estaban


escritos con letras arabes. Encontre quien me lo
pudiera leer, у al poco tiempo de empezar esta
tarea vi que empezaba a refrse. Le pregunte de que
se refa у me dijo que de algo que estaba escrito en
el margen:

“ Esta Dulcinea del foboso, tantas veces citada


en esta historia, dicen que tuvo la mejor mano
para salar cerdos que otra m ujer de la M ancha” .

A l 01'r Dulcinea del Toboso, quede sorprendi-


do porque pense que aquellos cartapacios conte-
nfan la historia de don Q uijote. Pedf que me leye-
ra el principio у me dijo que decfa: “ Historia de
don Quijote de la Mancha, escrita por Cide
Hamete Benengeli, historiador arabe” . Fue tal el
contento que recibf que compre al muchacho to­
dos los cartapacios. En poco mas de mes у medio,
tuve traducida toda la historia tal с о т о aquf se
cuenta.

En el primer cartapacio, estaba narrada la ba-


talla de don Q uijote con el vizcafno у se relataba
de esta manera:

“ Listas para el combate у levantadas en alto las


espadas de los dos valerosos combatientes, parecfa
63 co lerico : furioso, que estaban amenazando al cielo у a la tierra. El
lleno de ira. primero en atacar fue el colerico 63 vizcafno, que le

56
E l Q u i j o t e I

corto media oreja a don Quijote у le dio un buen


golpe en el hombro que le hizo rodar por el suelo.
Este se levanto lleno de colera*, se subio de nuevo
al caballo у golpeo al vizcaino con tal furia que
comenzo a echar sangre por todo su cuerpo у cayo
al suelo malherido. Don Quijote fue hacia el y,
poniendole la espada entre los ojos, le dijo que se
rindiera*.

”En esto, la senora del coche se acerco a don


Quijote у le pidio que perdonara la vida a su escu­
dero. Don Quijote respondio en tono serio:

-Yo estoy contento, hermosa senora, de hacer


lo que me pedis. Pero este caballero me ha de pro­
meter ir al Toboso у presentarse de mi parte ante
la sin par dona Dulcinea, para que ella haga de e\
lo que quiera.

”La senora prometio que el escudero harfa


todo aquello que le mandaran.

-E sa palabra me basta -d ijo don Q uijote-


para que yo no le haga mas dano, aunque lo tiene
bien merecido.”

57
C a p it u l o X

Razonamientos entre don Quijote


у su escudero

S ancho Panza habfa estado atento a la batalia


de su senor don Quijote у rogaba a Dios
que le diese la victoria у que en ella ganase alguna
fnsula de la que le hiciese gobernador, с о т о le
habfa prometido. Sancho ayudo a su amo a subir
sobre Rocinante y, besandole la mano, le dijo:

-Ya puede vuestra merced darme el gobierno


de la fnsula que en esta batalia se ha ganado, que
yo me siento con fuerzas para gobernarla с о т о el
mejor gobernador.

Don Quijote le respondio:


64 en cru cija d a s:
~Sancho, estas aventuras no son de fnsulas lugares donde se
sm° de encrucijadas64, en las cuales solo se gana cruzan dos caminos.

59
M i g u e l d e C e r v a n t e s

sacar rota la cabeza о quedar con una oreja menos.


Tened paciencia, porque no faltaran aventuras
para que te pueda hacer gobernador о algo mas.

D on Quijote sobre Rocinante у Sancho en su


asno entraron en un bosque.

Entonces pregunto don Quijote a Sancho:

-^H as visto mas valeroso caballero que yo en


toda la tierra? ^Has lei'do en alguna historia que
otro caballero haya tenido mas valor?

- L a verdad es -dijo Sancho- que yo no he lei'do


ninguna historia, porque no se leer ni escribir. Pero
digo que jamas he servido a un amo tan atrevido
с о т о vuestra merced. Y ahora le ruego que se cure
la oreja, que veo que esta echando sangre.

-E so no seri'a dificil -respondio don Q uijote-


si yo recordara с о т о se hace el balsamo de Fiera­
65 bdlsamo de bras65, que con una sola gota bastarxa para curarla.
Fierabrds:
medicamento para -,:Que balsamo es ese? -pregunto Sancho Panza.
curar heridas que
robo el gigante
-C o n ese balsamo -respondio don Q uijote-
Fierabras, personaje
de un romance que no hay que temerle a la muerte, ni a morir de nin­
aparece en muchos guna herida. Asi que cuando lo haga у te lo de, si
libros de caballerias. un di'a me parten en dos en alguna batalla, juntas
las dos partes de mi cuerpo у me das dos tragos
del balsamo; quedare mas sano que una manzana.

60
E l Q u i j o t e I

- S i eso es asf -d ijo Sancho-, renuncio* al go-


bierno de la prometida fnsula; lo unico que quie-
ro es la receta de ese balsamo, pues con lo que val-
dra podre ganar mucho dinero al venderlo у vivir
descansadamente. Pero hay que saber cuanto cos-
tari'a hacerlo.

-C o n poco dinero se puede hacer una gran


cantidad. Pero pienso ensenarte otros у mayores
secretos. Y ahora ve a las alforjas у trae algo
de comer, porque luego vamos a buscar algun
castillo donde alojarnos esta noche, que me esta
doliendo mucho la oreja у necesito preparar el
balsamo.

-A qui traigo una cebolla у un poco de queso,


у no se cuantos mendrugos66 -d ijo Sancho-; pero 66 mendrugos: trozos
no son manjares* para tan valiente caballero с о т о de pan duro.

vuestra merced.

-;Q u e mal lo entiendes! -respondio don Q ui­


jote-. Has de saber que es honra de los caballeros
andantes no comer en un mes, pero, cuando no
hay otra cosa, es bueno comer cosas sencillas del
camp о с о т о las que tu me ofreces.

Saco Sancho lo que trafa у comieron los dos


en paz. Subieron luego a caballo у poco despues,
с о т о ya anochecfa, se detuvieron junto a las
cabanas de unos cabreros para pasar la noche.

61
C a p it u l o XI

Don Quijote у los cabreros

L
os cabreros los recibieron con amabilidad.
Sancho se ocupo de Rocinante у de su
asno у despues se acerco a un caldero67 donde los 67 caldero: vasija
redonda para cocinar.
cabreros estaban guisando unos trozos de carne de
cabra. Pusieron en el suelo unas pieles de oveja,
para que les sirviesen de mesa, у se sentaron alre-
dedor. A don Quijote lo sentaron sobre un almo-
hadon, despues de rogarle con mucha cortesfa que
lo hiciera.

Viendo don Quijote que Sancho estaba de


pie, le dijo:

—Para que veas, Sancho, el bien que encierra la


andante caballeria, quiero que aquf a mi lado te
sientes en companfa de esta buena gente, que soy
tu amo у senor; que comas en mi plato у bebas

63
M i g u e l d e C e r v a n t e s

por donde yo bebo, porque la caballerfa andante


es с о т о el amor, que iguala todas las cosas.

-jM enudo favor! -d ijo Sancho-, pues si tengo


algo que comer, prefiero hacerlo en mi rincon
sin fmos modales ni respetos, aunque sea pan у
cebolla.

- A pesar de todo, te has de sentar, Sancho.

Los cabreros, que no entendi'an de escuderos


у de caballeros andantes, com/an у callaban, sin
dejar de mirar a sus invitados, que tragaban con
gana buenos trozos de cabra.

Una vez acabada la carne, pusieron en el cen-


tro gran cantidad de bellotas* у medio queso para
acompanar el vino que aun quedaba.

Despues de comer, don Quijote cogio un


68punado: роса punado68 de bellotas у dijo:
cantidad, lo que cabe
en un puno.
-D ic h o so s aquellos siglos d orad os, llam a-
dos asf no porque hubiese mucho oro, sino porque
los que vivfan en aquel tiempo ignoraban las pala-
bras tuyo у mio. Entonces todas las cosas eran co-
munes: para comer bastaba con levantar la mano у
coger el fruto de las robustas* encinas*. Las fuen-
tes у los rfos ofrecfan frescas у transparentes aguas.
En los huecos de los arboles, las abejas regalaban la
dulce miel que solo ellas trabajaban. Todo era paz

64
E l Q u i j o t e I

у amistad entonces. Las hermosas muchachas an-


daban solo con lo necesario para cubrir lo que la
honestidad* ha querido siempre que se cubra. El
engano no se mezclaba con la verdad. Y ahora, en
estos tiempos que vivimos, nada esta seguro. Por
ello se creo la orden de los caballeros andantes;
para defender a las doncellas, proteger a las viudas
у socorrer a los huerfanos у los necesitados. De
esta orden soy yo, hermanos cabreros, a quienes
agradezco el habernos acogido tan amablemente a
mf у a mi escudero.

Los cabreros le estuvieron escuchando embo-


bados69 у sin decir palabra. Finalmente, dijo uno 69 embobados:
de los cabreros: admirados,
asombrados, absortos.

-Para que vea, senor caballero andante, que le


acogemos con buena voluntad, queremos conten-
tarle con una cancion que sabe un companero
nuestro у que no tardara en venir.

Apenas habfa terminado de hablar, cuando


Uego a los ofdos de todos la musica de un rabel70, 70 rabel: instrumento
У al poco rato aparecio el mozo que lo tocaba. pequeno de cuerda,
ti'pico de pastores.

Uno de los cabreros le dijo:

-Bien podrias cantar un poco para que este


senor vea que tambien por los montes у bosques
hay quien sabe de musica.

65
M i g u e l d e C e r v a n t e s

71 sin hacerse de rogar: El mozo, sin hacerse mas de rogar71, se sento


rapidamente, sin que
en un tronco de encina у comenzo a cantar una
nadie le insista.
cancion de amores. Quiso don Quijote que can-
tase algo mas, pero Sancho le dijo que esos hom­
bres estaban ya cansados del duro trabajo que
habian hecho.

-Ya te entiendo, Sancho -d ijo don Q uijote-.


Es hora de descansar. Ponte comodo donde quie-
ras, que los de mi profesion mejor estan despier-
tos que durmiendo. Pero antes quisiera que me
vuelvas a curar esta oreja, que me duele bastante.

Uno de los cabreros dijo que el tenia un exce-


lente remedio para curarla: tomo algunas hojas de
72 romero: planta romero72, las machaco* у las mezclo con un poco
aromatica.
de sal у se lo puso en la oreja, diciendole que no
necesitaba otra medicina, у asi fue.

66
C a p it u l o XII

Aventura de los yangiieses73 71yangiieses: naturales


de Yanguas de
Eresma, pueblo de
Segovia.

uenta el sabio Cide Hamete Benengeli


C que cuando don Quijote se despidio de
los cabreros, el у su escudero entraron en un bos-
que cabalgando у fueron a parar a un prado de
frescas hierbas por donde corrfa un arroyo de
aguas claras. Se apearon74 don Quijote у Sancho у 74se apearon: aqui,
dejaron al asno у a Rocinante pacer a sus anchas75 se bajaron de los
caballos.
por el prado, mientras ellos comi'an en buena
75pacer a sus anchas:
companfa de lo que llevaban en las alforjas. comer hierba los
animales en libertad,
Habfa en el prado una manada de yeguas* de comodamente.
unos yangiieses que habfan parado a descansar.
En cuanto Rocinante vio las yeguas, corrio hacia
ellas muy contento para saciar su natural instin-
to*, pero lo recibieron a coces76. Y viendo los yan- 76 coces: plural de
gueses la insistencia de Rocinante, acudieron con coz*.

palos у le dieron golpes hasta derribarlo al suelo.

67
M i g u e l d e C e r v a n t e s

Don Quijote, que vio la paliza dada a Roci­


nante, dijo a Sancho:

-Por lo que veo, amigo Sancho, estos no son


Caballeros, sino gente sin educacion. Te lo digo
para que me ayudes a vengar* el dano que han
hecho a Rocinante.

-<Que dice, mi senor -respondio Sancho-, si


ellos son mas de veinte у nosotros solo dos?

-Yo valgo por ciento -contesto don Quijote.

Y sin decir mas, cogio su espada у ataco a los


yangtieses. Lo mismo hizo Sancho Panza, siguiendo
el ejemplo de su amo. Don Quijote dio una
cuchillada a uno у le rompio el vestido у parte de
la espalda.

Los demas yangiieses acudieron con sus palos у


comenzaron a dar golpes al amo у al criado hasta
hacerlos rodar por el suelo. Los yangiieses, cuando
vieron lo que habian hecho, cogieron sus yeguas у
echaron a correr camino adelante.

El primero en hablar fue Sancho, que dijo a su


amo:

-|Ay, senor don Quijote! Pido a vuestra mer­


ced que me de un par de tragos de aquella bebida
de Fierabras, si es que la tiene a mano.

68
E l Q u i j o t e I

- S i la tuviera -respondio don Quijote, con


todo el cuerpo dolorido-, te la darfa. Pero te juro
que la he de conseguir antes de dos dfas. Te digo,
ademas, que yo tengo la culpa de todo por usar mi
espada contra hombres que no son caballeros
с о т о yo. N o se pueden desobedecer las leyes de
la caballerfa.

-Pues yo soy hombre paciTico -d ijo Sancho-


y se disimular cualquier ofensa, porque tengo
mujer e hijos que cuidar. Asf que no pienso luchar
con ningun hombre, alto о bajo, rico о pobre,
hidalgo о labrador.

-H a s de saber, amigo Sancho -d ijo don Q ui­


jote-, que la vida de los caballeros andantes es mil
veces peligrosa у desgraciada, с о т о lo demuestra
la experiencia. Asf que haz un esfuerzo*, que lo
mismo hare yo. Veamos с о т о esta Rocinante,
que tambien ha recibido sus golpes.

-L o raro es que mi asno se haya librado, estando


nosotros con las costillas rotas -dijo Sancho.

-Siempre la ventura deja una puerta abierta en


las desgracias para remediarlas —dijo don Quijote—.
Lo digo porque este asno podra llevarme ahora a
algun castillo donde pueda curar mis heridas.
Y no lo tendre с о т о deshonra, que las heridas que
se reciben en las batallas antes dan honra* que la

69
M i g u e l d e C e r v a n t e s

quitan; asi que, Panza amigo, levantate lo mejor


que puedas у ponme encima de tu asno, que nos
vamos de aquf antes de que la noche nos sorpren-
’ descampado: terreno da en este descampado77.
sin arboles, a campo
descubierto. -Pues yo he oi'do decir a vuestra merced -d ijo
Sancho- que es de caballeros andantes dormir en
los desiertos, у que lo consideran una suerte.

—Eso es —dijo don Quijote— cuando no pue-


den mas о cuando estan enamorados. Es verdad
que ha habido caballeros que han estado sobre
una piedra, al sol у a la sombra, soportando la llu-
via о la nieve durante mucho tiempo, hasta dos
anos sin que lo supiese su senora. Pero dejemos
esto у acaba de preparar el asno antes de que le
suceda otra desgracia, с о т о a Rocinante.

Finalmente, Sancho coloco a don Quijote atra-


vesado sobre su asno у se pusieron otra vez en
marcha. Al poco rato descubrieron lo que para
Sancho era una venta у para don Quijote, un cas­
tillo. El escudero no quiso discutir si era venta о
castillo у entro en la que el crefa venta.

70
C a p it u l o XIII

Lo que sucedio en la venta

1ventero, al ver a don Quijote atravesado en


el asno, pregunto a Sancho que le pasaba.
Respondio Sancho que su amo se habfa cafdo desde
una roca у se habfa golpeado las costillas. Tenfa el ven­
tero una mujer у una hija de muy buen ver78. 78 de muy buen ver:
muy guapa
у atractiva.
Servfa en la venta una moza asturiana, ancha
de cara, de nariz chata, tuerta de un ojo у no muy
sana del otro. Pero tenfa un cuerpo que hacfa olvi-
dar las demas faltas. Entre la hija del ventero у
Maritornes, que asf se Ilamaba la asturiana, arre-
glaron una cama a don Quijote, poniendo un col-
chon, duro с о т о una piedra, sobre unas tablas у
dos sabanas hechas de tela de saco.

En la misma habitacion, tenfa su cama un


arriero que habfa llegado a pasar la noche.

71
M i g u e l d e C e r v a n t e s

En esta pobre cama se acosto don Quijote, у


entre la ventera у su hija lo curaron. La ventera, al
7i>cardenales: man- ver los cardenales79, dijo que aquello parecfan gol-
chas moradas en la pes у no caxda.
piel producidas por
un golpe.
- N o fueron golpes -d ijo Sancho—, sino que la
roca tema muchos picos у cada uno le hizo un
cardenal.

-^Com o se llama este caballero? -pregunto


Maritornes.

-D o n Quijote de la Mancha -respondio San­


cho—, у es caballero aventurero, у de los mejores у
mas fuertes que se hayan visto en el mundo.

-<Q ue es caballero aventurero? -pregunto la


moza.

-,:Tan nueva sois en el mundo que no lo


sabeis? -respondio Sancho—. Sabed, hermana mfa,
que un caballero aventurero tan pronto es apalea­
80 apaleado: golpeado do80 с о т о es emperador; hoy es la criatura mas
con palos. desgraciada del mundo у manana tiene dos о tres
coronas de reinos para dar a su escudero.

D on Quijote, que estaba oyendo esta conver-


sacion, dijo a la ventera:

—Creedme, hermosa ventera, que os podeis


considerar afortunada por haber alojado en vues-

72
E l Q u i j o t e I

tro castillo a mi persona. M i escudero os dira


quien soy. Solo os digo que recordare siempre el
servicio que me habeis hecho.

Ninguna de las tres mujeres entendfa nada de


lo que decfa el andante caballero. Le agradecieron
sus palabras у dejaron que Maritornes curara a
Sancho, que lo necesitaba tanto с о т о su amo.

El arriero у Maritornes habfan planeado juntar-


se en la cama, cuando la venta estuviese en calma.

El lecho81 de don Quijote estaba en medio 81 lecho: aquf, cama.


de la habitacion у junto a el se acosto Sancho.
A continuacion estaba la cama del arriero, un
poco mas com oda porque era un hombre rico. Ni
don Quijote ni Sancho dormfan, porque no los
dejaba el dolor de las costillas; tampoco dormfa el
arriero, que esperaba a su Maritornes.

Don Quijote empezo a recordar sus lecturas


caballerescas. Se imagino que estaba en un famo-
so castillo у que la hija del senor del castillo se
enamoraba de el locamente у que aquella noche
se proponfa dormir con el, poniendo a prueba su
fidelidad* a Dulcinea del Toboso.

Llego la hora en que el arriero у Maritornes


82 acordaron:
acordaron82 verse; entonces, esta entro en la habi- llegaron a un
taci6n donde los tres dormfan. acuerdo.

73
M i g u e l d e C e r v a n t e s

Cuando la sintio don Quijote, porque la habi­


tacion estaba a oscuras у no la podia ver, estiro los
brazos para recibir a su hermosa doncella. La
cogio por una mano у la sento en su cama. Toco
la camisa que, aunque era de tela aspera*, a el le
parecio de fina seda. Acaricio los cabellos, que
eran tiesos с о т о pelos de caballo, pero el creyo
que eran hilos de oro. La pinto en su imaginacion
с о т о habi'a lei'do de otras princesas. Mientras la
cogi'a en sus brazos, empezo a decir:

-Quisiera, hermosa senora, pagarle el favor que


me hace, pero estos dolores no me permiten satisfa-
cer vuestros deseos. Y a esto se anade que la unica se­
nora de mis pensamientos es la singular Dulcinea del
Toboso, que si no fuera por esta promesa no dejaria
yo pasar esta ocasion que vuestra bondad me ofrece.

El arriero, que escuchaba atentamente las pa-


labras de don Quijote, empezo a sentir celos у se
83 a tientas: sin ver, acerco a tientas83 a la cama donde estaban los dos
reconociendo las у se dio cuenta de que la moza queria separarse у
cosas por el tacto.
don Quijote no la dejaba. Enfurecido, levanto el
brazo у dio tal golpe al enamorado caballero, que
le lleno la boca de sangre; se subio luego encima у
empezo a darle patadas en las costillas.

La cama se vino al suelo у el golpe desperto al


ventero, que corrio a ver que pasaba. Maritornes,
que conoci'a el mal genio de su amo, se escondio

74
E l Q u i j o t e I

en la cama de Sancho. Este se desperto y, asusta-


do, empezo a golpear con los punos a diestro у
siniestro. Alcanzo a Maritornes varias veces; ella
respondio de la misma manera у comenzo entre
los dos la mas graciosa pelea del mundo. El arrie­
ro, que vio с о т о estaba su dama, dejo a don
Quijote у acudio a socorrerla. Lo mismo hizo el
ventero, pero para castigar a la moza.

De este modo, el arriero daba a Sancho,


Sancho a la moza, la moza a el, el ventero a la
moza, у todos se daban golpes sin parar.

Habfa tambien hospedado en la venta un ofi-


cial de la justicia, que oyo el ruido. Entro en la
habitacion diciendo:

-jA lto en nombre de la justicia! jDetenganse


todos!

Com o la habitacion estaba a oscuras, el oficial,


a tientas, fue a dar con las barbas de don Quijote,
que no se movio. El cuadrillero penso que estaba
muerto у que los allf presentes lo habfan matado.

-;Cierren la puerta de la venta! -d ijo -. ;Que


no se vaya nadie, que han matado a un hombre!

Todos desaparecieron del lugar, menos don


Quijote у Sancho, que no se pudieron mover de
donde estaban.

75
C a p it u l o XIV

Prosiguen los trabajos de la venta

uando don Quijote se recupero, comen-


C zo a llamar a su escudero, diciendo:

-Sancho, amigo, ^duermes? ^Duermes, amigo


Sancho?

-,;C6m o voy a dormir -respondio Sancho de


mal hum or- si me parece que han estado conmi-
go todos los diablos esta noche?

-Puedes creerlo asi -respondio don Q uijote-;


porque, о yo se poco, о este castillo esta encanta-
d°. Te dire algo si me guardas el secreto mientras
Уо viva.

-Asf lo hare -dijo Sancho-; callare, с о т о vues-


merced me pide.

77
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-Resulta -d ijo don Q uijote- que esta noche


vino la hija del senor del castillo, que es la mas
hermosa doncella que pueda haber en gran parte
de la tierra. Todo para poner a prueba la fidelidad
que debo a mi senora Dulcinea. Estando, pues, en
amorosa conversacion con ella, una mano de
gigante me dio con el puno en la boca у un mon-
ton de golpes que me han dejado destrozado.

-Yo digo lo mismo -respondio Sancho-, por­


que mas de cuatrocientos gigantes me han gol-
peado a mi. Y vuestra merced aun tuvo en sus
manos a aquella hermosura que ha dicho, pero yo
solo golpes у palos.

- N o tengas miedo -d ijo don Q uijote-, que


ahora mismo voy a hacer el balsamo con el
que curarnos. Levantate, si puedes, у pide al senor
de este castillo que te de un poco de aceite, vino,
sal у romero para hacer el saludable balsamo.

Sancho fue en busca del ventero у le pidio lo


que su amo le habi'a encargado. Cuando don Qui-
jote tuvo los ingredientes, los mezclo todos у los
cocio un buen rato. Luego recito mas de ochenta
oraciones haciendo una cruz a cada palabra que
decx'a.

Don Quijote quiso comprobar que el balsamo


era bueno у se bebio casi un litro. Apenas lo acabo

ПQ
E l Q u i j o t e I

de beber, comenzo a vomitar*, de manera que no


le quedo nada en el estomago. Luego le entraron
unos grandes sudores у se quedo dormido un gran
rato. Cuando desperto, se encontro tan bien que
creyo que habfa acertado con el balsamo de
Fierabras.

Sancho, que vio la mejorfa de su amo, quiso


probarlo у se bebio unos buenos tragos. Pero su
estomago no debfa de ser с о т о el de su amo, у
nada mas tomar el primer trago, sintio que se
morfa de los vomitos que le entraban.

Don Quijote, que ya estaba deseoso de buscar


otras aventuras, preparo a Rocinante. Ayudo a
Sancho a subir a su asno у llamo al ventero para
decirle:

-M uchos у grandes favores he recibido en


vuestro castillo, por lo que os estoy agradecido.
Recordad si hay algun agravio que querais vengar,
que yo lo remediare с о т о vuestra merced me
mande.

-Senor caballero, yo no tengo necesidad de


que me ayude en ninguna venganza, que eso lo
se hacer yo. Solo necesito que me pague el gasto
que ha hecho en la venta, tanto de la paja у ceba-
da* de los animales с о т о de la cena у la cama.

79
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-Entonces, ,:esto es una venta? —dijo don


Quijote.

- Y muy honrada -respondio el ventero.

-Enganado he vivido hasta aquf -d ijo don


Quijote— porque yo pense que era castillo. Pero
siendo asf, tendreis que perdonarme el pago, por­
que no puedo ir en contra de las leyes de los caba­
lleros andantes, que jamas pagaron posada ni otra
cosa en donde estuvieran.

-Poco tengo yo que ver con esto; pagueme у


dejemonos de cuentos у caballeri'as -dijo el ventero.

-So is un estupido у un mal ventero -d ijo don


Quijote.

Dicho esto, subio al caballo у salio de la venta,


sin que nadie lo detuviese, у el sin mirar si le segufa
su escudero.

84 cobrar: El ventero quiso cobrar84 de Sancho Panza,


recibir dinero
pero dijo lo mismo que su amo, que para el tam-
a cambio de
un servicio. Ыёп vali'an las leyes de la caballeri'a.

Quiso la mala suerte que en la venta hubiera


gente alegre у juguetona que decidio divertirse
con Sancho. Fueron hacia el у lo bajaron del asno.
Uno de los hombres trajo una manta y, puesto
Sancho en el centro, comenzaron a levantarlo en
alto у a rei'rse de el.

80
Uno de los hombres trajo una m anta у, puesto Sancho en el centre, comenzaron
a levantarlo en alto у a reirse de el.

81
M i g u e l d e C e r v a n t e s

Las voces de Sancho llegaron a ofdos de don


Quijote, que volvio a la venta a ver que le sucedfa
a su escudero. Cuando vio lo que sucedfa, comen-
zo a decir tantos у tales insultos que es mejor no
escribirlos. Pero los hombres no paraban de man-
tearlo, hasta que se cansaron у lo dejaron en el
suelo. Le trajeron el asno у lo subieron encima,
porque el no podfa moverse.

Sancho rogo a Maritornes que le trajese un


vaso de vino y, una vez bebido el vaso, salio de la
venta muy contento de no haber pagado nada,
aunque el ventero se quedo con las alforjas en
pago de lo que se le debfa, sin que Sancho las
echara de menos por lo mareado que estaba.

82
(7) 4 3 C a p it u l o XV

Los rebanos de ovejas

L
lego Sancho adonde estaba don Quijote у
al verlo le dijo:

-A hora creo, Sancho bueno, que aquel castillo


о venta esta encantado, porque los que se han
divertido contigo, ^que podi'an ser sino fantasmas
у gente del otro mundo? Lo se porque no pude ni
bajar del caballo para vengarme, у es que me te-
nfan encantado.

-Yo tambien me hubiera vengado, pero no


pude. Aunque yo creo que los que se han burlado
de mi no eran fantasmas, sino hombres de carne у
hueso, у todos tenfan sus nombres, с о т о noso-
tros. Lo mejor serfa volvernos a casa, ahora que es
95 andar de la ceca
tiempo de la siega*, у cuidar de nuestra hacienda a la meca: ir de un
en vez de andar de la ceca a la meca85. lado a otro.

83
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-;Q u e poco sabes, Sancho -respondio don


Q uijote-, de asuntos de caballeria! Ten paciencia,
que un dfa veras que honroso es andar en este ofi-
cio. <;Que mayor alegria puede haber que veneer
en una batalla? Ninguna.

-A si debe de ser -respondio Sancho-, pues yo


no lo se; pero desde que somos caballeros andan­
tes no hemos vencido en ninguna batalla. Solo en
la del vizcafno, у asf у todo vuestra merced salio
sin media oreja.

—Esa es la pena que yo tengo -dijo don Qui-


jote-, pero yo he de conseguir una espada hecha
con tal habilidad que no la puedan encantar; у
hasta podrfa conseguir aquella de Amadfs cuando
86Ardiente: que se llamaba el Caballero de la Ardiente86 Espada,
quema о arde.
que, ademas de tener esta virtud, cortaba с о т о una
navaja* у no habfa armadura que se le resistiese.

-Supongo -d ijo Sancho- que esa espada solo


servirfa para los caballeros, с о т о el balsamo, у a
87que nosparta un los escuderos que nos parta un rayo87.
rayo: expresion
coloquial para indicar
Iban conversando cuando don Quijote vio
desinteres hacia la
persona designada por que se levantaba una gran polvareda88 por el cami­
el pronombre. no. Entonces se volvio a Sancho у le dijo:
*" polvareda: polvo
que se levanta de la -H o y es el dfa en el que se veran mi buena
tierra.
suerte у el valor de mi brazo. ^Ves aquella polva-

84
E l Q u i j o t e I

reda, Sancho? Se trata de un numerosfsimo ejerci-


to que viene por allf.

-Seran dos ejercitos -d ijo Sancho-, porque


por este lado se levanta otra polvareda.

Volvio a mirar don Quijote у vio que era ver-


dad; entonces se alegro muchfsimo porque penso
que venfan a enfrentarse en aquella llanura. Pero
la polvareda la levantaban dos grandes rebanos de
ovejas que venfan por el mismo camino en dife-
rente sentido.

Tanto insistio don Quijote en que eran ejerci­


tos, que Sancho se lo creyo у le dijo:

-Senor, ^que hemos de hacer nosotros?

-,:Que? -d ijo don Q uijote-. Defender у ayu-


dar a los necesitados. Y has de saber que este ejer-
cito que viene de frente lo conduce el gran empe-
rador Alifanfaron, у el otro es el de su enemigo,
Pentapolfn del Arremangado Brazo, llamado asf
porque siempre combate en las batallas con la
manga del brazo derecho subida.

- jY por que se quieren tan mal estos senores?


"pregunto Sancho.

-S e quieren mal -d ijo don Q uijote- porque


Alifanfaron es un cruel pagano89 у esta ena- pagano: no cristiano.

85
M i g u e l d e C e r v a n t e s

morado de la hija de Pentapolfn, que es cristiana


у su padre no se la quiere entregar al rey pagano.

Siguio don Quijote nombrando caballeros у


principes que segiin el venian en uno у otro bando,
ademas de paises у rfos de todas partes para destacar
la importancia de la imaginada batalla. Cuando don
Quijote termino, le dijo Sancho:

-Senor, yo no veo ni gigantes ni caballeros;


quiza todo sea encantamiento.

-jC o m o dices eso? -respondio don Quijote-.


90 relinchar: voz que ;N o oyes el relinchar90 de los caballos, el sonido de
emiten los caballos. las trompetas у el ruido de los tambores?

-Yo lo linico que oigo -contesto Sancho- es el


91 balido: voz que balido91 de muchas ovejas.
emiten las ovejas.
N o resistio mas don Quijote у se lanzo a todo
galope contra el ejercito de ovejas у comenzo a
atacarlas con su lanza con tanto coraje que mato
mas de siete.

Los pastores le daban voces para que parase,


pero el no hizo caso. Entonces sacaron sus hon-
92hondas: das92 у comenzaron a tirarle piedras. Una de ellas
instrumentos para le rompio dos costillas.
lanzar piedras.

D on Quijote se acordo del balsamo, sac o la


aceitera у bebio unos tragos; pero antes de term)'

86
E l Q u i j o t e I

nar de beber le alcanzo otra piedra que rompio la


^ceitera у le quito tres о cuatro dientes. Fue tal el
golpe, que don Quijote cayo del caballo. Los pas­
s e s , que creyeron que lo habfan matado, reco-
gieron su ganado a toda prisa у se fueron.

Cuando Sancho vio que se habian ido los pas-


tores, se acerco a don Quijote у le dijo:

-,;No le decfa yo, senor don Quijote, que no


^ran ejercitos sino rebanos de ovejas?

-Sin duda -d ijo don Q uijote- que todo esto


es un encantamiento, amigo Sancho. Seguro que
ahora mismo son ya ejercitos de hombres, с о т о
te he dicho.

Quiso Sancho curar a su amo у fue a buscar las


alforjas para coger lo necesario. Al descubrir que
no las tenfa, casi se vuelve loco: penso en volver a
su casa aunque perdiese el salario у la fnsula pro-
metida.

Cuando don Quijote vio a Sancho tan preo-


cupado, le dijo:

-H as de saber, Sancho, que todas estas desgra-


Clas son senal de que pronto sucederan cosas bue-
ftas> porque no es posible que el mal ni el bien
diiren siempre. Y asf, с о т о el mal ha durado
т ц сЬо, el bien esta ya cerca.

87
M i g u e l d e C e r v a n t e s

—Sf, pero me faltan las alforjas -d ijo Sancho.

-Entonces no tenemos nada para cenar -dijo


don Quijote.

—Asi serfa —dijo Sancho- si no hubiera por


aquf hierbas que vuestra merced dice que conoce.

-C o n todo -d ijo don Q uijote-, yo tomarfa


mejor un buen trozo de pan у dos sardinas que
cuantas hierbas existen. D e todas formas, sube en
tu asno у si'gueme, que Dios da de todo у hace
salir el sol sobre los buenos у los malos.

-M ejor era vuestra merced para predicar* -dijo


Sancho- que para caballero andante. Vamonos
ahora de aquf у busquemos un lugar en que alo-
jarnos esta noche donde no haya mantas que me
suban por los aires ni fantasmas.

-Pfdeselo tu a Dios, hijo -d ijo don Q uijote-,


y gui'a tu por donde quieras; que esta vez sere yo
quien te siga a ti. Pero antes mira bien cuantos
dientes у muelas me faltan.

Metio Sancho los dedos en la boca у le dijo:

-Pues en esta parte de abajo no tiene vuestra


merced mas de dos muelas у media; у en la de
arriba, ni media, ni ninguna.

88
E l Q u i j o t e I

-;M ala ventura la rnfa! -d ijo don Q uijote-.


Jvlds quisiera haber perdido un brazo, siempre que
no sea el de la espada. Porque te hago saber, San­
cho, que la boca sin muelas es с о т о un molino
Sin piedra93, у que hay que valorar mas un diente molino sin piedra:
que un diamante. Pero asf es el duro trabajo de los la piedra del molino
es necesaria para
taballeros andantes, Sube al asno у gufa, que yo te triturar el grano.
seguire al paso que quieras.

Empezaron a caminar poco a poco, porque el


dolor no dejaba descansar a don Quijote, mien-
tras Sancho contaba algunas cosas que luego dire-
mos.

89
C a p it u l o XVI

Discretas razones de Sancho a su amo

I
ban don Quijote у Sancho conversando
tranquilamente cuando Sancho miro a don
Quijote у le dijo:

- S i alguien le pregunta quien es vuestra mer­


ced, le dira que es el famoso don Quijote de la
Mancha, tambien conocido с о т о el Caballero de
la Triste Figura.

D on Quijote pregunto a Sancho por que lo


Uamaba asi.

—Yo se lo dire -respondio Sancho-. Le he


estado mirando у tiene vuestra merced la mas
mala figura que he visto. Debe de ser por el can-
sancio de los combates о por la falta de las m ue­
las у dientes.

91
m i g u e l d e C e r v a n t e s

- N o es eso -respondio don Q uijote-. Sera


que al sabio autor de esta historia le habra pareci-
do bien ponerme algun nombre que me describa,
с о т о sucedfa con otros caballeros en el pasado:
uno se Ilamaba el de la Ardiente Espada; otro, el
del Unicornio; otro, el de las D oncellas... Y asf,
digo que el sabio te ha puesto en la lengua у en el
pensamiento el nombre de Caballero de la Triste
Figura, с о т о pienso llamarme desde hoy. Y para
que me reconozcan mejor, hare pintar en mi escu­
do una triste figura.

-Pues yo digo -d ijo Sancho- que tiene tan


mala cara por el hambre у la falta de muelas.

Al poco tiempo, llegaron a un espacioso у


tranquilo valle donde se pararon a descansar sobre
la hierba. Lo que mas lamentaba Sancho era no
tener vino ni agua que llevarse a la boca.

92
(8) О C a p it u l o XVII

Los batanes

S ancho, viendo que el prado estaba lleno de


hierba, dijo:

- N o es posible, senor, que no haya por aquf


cerca una fuente о un arroyo que de humedad a
estas hierbas. Sera mejor que vayamos a buscar el
agua que calme esta sed que es peor que el hambre.

A don Quijote le parecio bien у comenzaron a


S&minar sin ver por donde andaban, porque la
Jioche era muy oscura. Al poco tiempo, oyeron un
gran ruido de agua у unos terribles golpes de hie-
*ros у cadenas.

Quiso don Quijote ir solo a buscar la aventu-


to, pero Sancho, que estaba muerto de miedo, ato
las patas a Rocinante para que no pudiese andar.

93
M i g u e l d e C e r v a n t e s

D on Quijote, creyendo que su caballo estaba


encantado, decidio esperar a que fuese de dfa.

Sancho sintio ganas de desocupar su vientre у


lo hizo allf mismo. Com o don Quijote tenfa buen
olfato, enseguida le llego el mal olor.

-M e parece, Sancho, que tienes mucho miedo.

- S f tengo -respondio Sancho-. Pero ,:en que


lo ha notado vuestra merced?

—En que ahora hueles, у no a perfume precisa-


mente —dijo don Quijote.

-Bien podrfa ser -d ijo Sancho-; pero yo no


tengo la culpa, sino vuestra merced, que me trae a
oscuras por estos sitios desconocidos.

—Alejate un poco, amigo -d ijo don Q uijote-,


у de ahora en adelante ten mas cuidado con tu
persona у mas respeto hacia mf.

C on estas у otras cosas pasaron la noche. Al


amanecer, cruzaron un bosquecillo de castanos* у
se encontraron una gran cascada* de agua y, al
lado de unas rocas, unas casas de donde salfan los
golpes que tanto los habfan asustado.

Don Quijote se fue acercando у penso con


todo su corazon en su senora Dulcinea, suplican-

94
E l Q u i j o t e I

dole* que le ayudase en la aventura que se acerca-


ba. Se aproximo un poco mas у descubrio la causa
de los ruidos: eran seis mazos de batan94 que con 94 batdn: maquina
para golpear el cuero
§us golpes alternativos producfan aquel estruendo.
о la гора con unos
mazos о martillos
Cuando don Q uijote vio lo que era, se que- grandes que se
d6 mudo у pasmado95. Sancho empezo a refr con mueven con la fuerza
del agua.
tantas ganas que contagio a don Quijote.
95pasmado: aquf,
Esto animo a Sancho a seguir riendo, pero muy sorprendido.
entonces don Quijote se enfado у le dio unos bue-
nos golpes en la espalda al escudero.

-Tranquih'cese vuestra merced -suplico San­


cho-, que no me estoy burlando.

-Ven aquf, senor alegre -d ijo don Q uijote-,


<crees que si en lugar de ser mazos de batan hubie-
ra sido otra peligrosa aventura, yo no habrfa
mostrado valor para llevarla a cabo? ^Estoy yo
obligado, siendo с о т о soy caballero, a conocer у
distinguir los ruidos у saber cuales son de batan,
о no? Y ademas, yo no los he visto en mi vida,
У vos si, с о т о villano96 que sois, criado у nacido 96 villano: persona
nacida en una villa
entre ellos. Si no, haced que estos seis mazos se
о aldea у de dase pobre,
conviertan en seis gigantes у vereis с о т о quedan a diferencia del noble
cuando yo acabe con ellos. о hidalgo.

- N o hablemos mas -d ijo Sancho-, que yo


confieso que me he refdo demasiado. Pero ^verdad

95
M i g u e l d e C e r v a n t e s

que ha sido cosa de risa, у de contar, el miedo que


hemos pasado?

- N o niego que no sea cosa de risa -replico


don Q uijote-, pero no de contarse, que muchas
personas no saben ser discretas*.

-E n adelante -d ijo Sancho-, solo hablare para


manifestarle mi respeto с о т о a mi amo у senor.

96
C a p It u l o XVIII

El yelmo97 de Mambrino98 97yelmo: parte de la


armadura que cubre
la cabeza у la cara.
98 Mambrino: rey
то го que perdio en
combate su yelmo
encantado, segun los
libros de caballeri'as.
omenzo a llover un poco у Sancho inten-
to resguardarse* en el batan, pero don
Quijote no quiso entrar para olvidar la pesada
burla. Cogieron el camino que habian trai'do el
dfa anterior y, al poco rato, descubrio don Q ui­
jote un hombre a caballo que trai'a en la cabeza
una cosa que brillaba с о т о si fuera de oro. Se vol-
vi6 a Sancho у le dijo:

-M e parece, Sancho, que se va a cumplir aquel


refrin que dice: “Donde una puerta se cierra, otra
se abre”99. Digo esto porque, si no me engano, vie­ 99 Donde una puerta
ne hacia nosotros uno que trae en su cabeza el se cierra, otra se abre:
significa que cuando
yelmo de Mambrino. tenemos problemas,
siempre nos llega
-M ire vuestra merced bien lo que dice у lo algo bueno para
aliviarnos.
que hace -d ijo Sancho-, no se vaya a enganar.

97
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-^Com o me puedo enganar? -d ijo don Q ui­


jote-. <N0 ves tu a aquel caballero sobre un caba­
llo negro que trae en la cabeza un yelmo de oro?

- L o que yo veo -respondio Sancho- es un


hombre sobre un asno que trae en la cabeza algo
que brilla.

—Pues ese es el yelmo de M ambrino -d ijo don


Q uijote-. Apartate у dejame solo, у veras que
pronto termino esta aventura у hago mfo el yelmo
que tanto deseo.

Lo que veia don Quijote era en realidad un


barbero sobre un asno, у, с о т о estaba lloviendo,
m baria: recipiente el barbero se habi'a puesto en la cabeza la baci'a100
metalico у circular
de afeitar; pero el vio un caballero a caballo con
para remojar la
barba. yelmo de oro.

Cuando don Quijote vio que el caballero esta­


ba cerca, se dirigio a el a galope con la intencion
de atravesarlo con la lanza.

-D efiendete -d e cia- о entregame voluntaria-


mente lo que me pertenece.

El barbero que vio venir a aquel fantasma con


la lanza se bajo del asno, comenzo a correr mas
ligero que un gamo* у abandono la baci'a, lo cual
contento mucho a don Quijote.

98
E l Q u i j o t e I

M ando a Sancho que recogiese el yelmo у al


tenerlo en sus manos este dijo:

-C iertam ente... la baci'a es buena.

Se la dio a su amo, que se la puso en la cabe­


za, у с о т о no le encajaba* bien dijo:

- N o hay duda de que el primero en hacerse a


medida este famoso yelmo debfa de tener una gran-
dfsima cabeza, у lo peor de ello es que le falta la
mitad.

Cuando Sancho oyo llamar yelmo a la bacfa,


no pudo contener la risa, pero disimulo para no
enfadar a don Quijote.

- ;D e que te rfes, Sancho? -pregunto don Q ui­


jote.

—Me rfo - d ijo - de pensar en la cabeza tan


grande que debfa de tener el dueno de esta mitad
de yelmo, que se parece mucho a una bacfa de
barbero.

-,;Sabes que imagino, Sancho? Q ue este fam o­


so yelmo encantado debio de llegar a manos de
alguien que no supo estimar su valor. Y, viendo
que era de oro, debio de vender una parte del
yelmo у la otra mitad es esta, que parece bacfa de
barbero, с о т о tu dices. Ahora buscaremos un

99
M i g u e l d e C e r v a n t e s

herrero para que me la ajuste en la cabeza, у me


101pedrada: golpe pueda librar de alguna pedrada101.
dado con una piedra.
—Eso sera -d ijo Sancho- si no tiran con hon-
da, с о т о ocurrio en la pelea de los dos ejercitos,
cuando le quitaron a vuestra merced las muelas.
Hablando de otra cosa -continuo Sancho-, ^que
hacemos con este caballo, que parece asno, que
102Martino: en vez de dejo aquf aquel M artino102?
Mambrino; rasgo de
humor de Cervantes
al hacer que Sancho - N o es costumbre entre caballeros quitarle el
se equivoque de caballo al que ha sido derrotado si el vencedor no
nombre. ha perdido el suyo -d ijo don Q uijote-. Asf que,
Sancho, deja ese caballo о asno, que su dueno vol-
vera por el.

-Verdaderamente -d ijo Sancho- son diffciles


de seguir las leyes de caballeria. ^Podrfa cambiar
m aparejos: соnjunto los aparejos103 por lo menos?
de piezas que lleva
una caballeria para
—N o estoy muy seguro -respondio don Q ui­
montarla.
jo te-, pero... en caso de d u d a ... los puedes cam­
biar.

Sancho cambio los aparejos у se sentaron a


almorzar junto al arroyo de los batanes.

Subieron luego a caballo у se pusieron a cami-


nar sin rumbo fijo. Sancho, que iba muy pensati-
vo, dijo a don Quijote:

100
E l Q u i j o t e I

-Pienso, senor, que se gana muy poco buscan-


do aventuras por estos desiertos у encrucijadas de
caminos, donde no hay quien las vea ni sepa de
ellas. Tal vez seria mejor ir a servir a algun empe-
r^dor о a un principe que tenga alguna guerra,
para que vuestra merced pueda mostrar su valor;
asf, cuando el senor a quien sirvamos vea nuestra
valfa, por fuerza nos tendra que pagar. Y allf segu-
ro que habra quien escriba las hazanas de vuestra
merced, у las mfas, si es costumbre escribir hechos
de escuderos.

—N o dices mal -respondio don Q uijote-, pero


antes de todo eso, es preciso andar por el mundo
buscando aventuras para conseguir nombre у
fama; у asf, cuando lleguemos ante algun gran
monarca, ya sera conocido el caballero, у al verlo
las gentes exclamaran: “Este es el Caballero de la
Triste Figura”. El rey, entonces, saldra у dira: “jSal-
gan mis caballeros a recibir a la flor de la caballe-
rfa104 que aquf viene!” . ,Mflor de la caballeria:
metafora que significa
el mejor caballero’.
-Sea с о т о dice vuestra merced —dijo Sancho.

101
C a p it u l o XIX

Los galeotes105 105galeotes: remeros


de una galera (barco
grande de vela у
remos); era un castigo
frecuente para los
presos en esa ёроса.

H
abian andado un rato cuando don Q ui­
jote alzo los ojos у vio que por el mismo
camino venfan unos doce hombres a pie, unidos
por el cuello por una gran cadena de hierro у
todos con esposas106 en las manos. Los acompana- 106esposas: aquf, aros de
metal para sujetar a los
ban dos hombres a caballo con escopetas* у dos a
presos por las manos.
pie con espadas. Cuando los vio Sancho, dijo:

-E sta es una cadena de galeotes, gente que el


rey fuerza107 a las galeras. 107fuerza: de forzar.
El autor juega con el
-^Como gente que el rey fuerza? -pregunto don doble significado del
verbo: obligar’
Quijote-. <Es posible que el rey fuerce a la gente? у ‘hacer fuerza sobre
alguien’. Don Quijote
- N o digo eso -respondio Sancho-, sino que entiende esto ultimo
es gente que por sus delitos es castigada a servir al у por eso se extrana.
fey en las galeras a la fuerza.

103
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-Entonces -d ijo don Q uijote- esta gente va a


la fuerza у no por su voluntad.

-A si es -d ijo Sancho.

-Pues esta es la razon de mi oficio: impedir la fuer­


za у socorrer a los miserables -respondio su amo.

-Sepa vuestra merced -dijo Sancho- que la jus-


ticia no fuerza ni ofende; solo castiga los delitos.

Llegaron los galeotes у don Quijote pidio a los


guardias que le dijesen la causa por ta que llevaban
atada a esa gente. Uno de los guardias respondio
m su majestad: que eran galeotes, gente de su majestad108, у que
formula de no habi'a mas que decir, ni el tenia mas que saber.
tratamiento para
referirse al rey.
- A pesar de todo, querri'a saber la causa de su
desgracia -d ijo don Quijote.

-Acerquese у pregun te a cada uno -d ijo otro


de los guardias-, que ellos se lo diran, porque les
gusta decir tonteri'as.

D on Quijote se dirigio al primero у le pregun-


to que pecado habi'a cometido para ir de esa mane-
га. Ё1 le respondio que por enamorado iba asi.

—<Por eso nada mas? -dijo don Quijote-. Si por


enamorados los llevan a galeras, hace tiempo que
yo estaria en ellas.

104
E l Q u i j o t e I

—N o son esos amores —dijo el galeote—. Los


infos fueron querer una cesta de гора blanca.
Tanto la desee que me la lleve conmigo у me con-
denaron a tres anos de galera.

Pregunto don Quijote al segundo, pero no res­


pondio palabra, у hablo por el el primero:

-E ste va por cantar109 en el ansia. w cantar: aquf,


confesar en la jerga
propia de los presos.
- N o lo entiendo -d ijo don Quijote.
Este uso aun existe.

Uno de los guardianes le dijo:

-Senor caballero, cantar en el ansia es confesar


por miedo al castigo. Confeso ser ladron de ani-
males у lo condenaron a seis anos en galeras.

Pregunto don Quijote a otro galeote, que dijo:

-Yo voy por cinco anos a galeras porque no


tenfa diez ducados110. 1,0 ducados: monedas
de la epoca.
-Veinte te darfa yo por librarte de este sufri-
miento -d ijo don Quijote.

-Ahora no me sirven de nada -respondio el


galeote-. Si entonces los hubiera tenido, podrfa
haber comprado con ellos al juez у ahora estaria
en la plaza de Zocodover, de Toledo, у no en este
camino.

105
M i g u e l d e C e r v a n t e s

Pregunto don Quijote a un hombre de barba


blanca, que empezo a llorar sin responder palabra.
Uno de los galeotes afirmo:

-E ste honrado hombre va por cuatro anos a


alcahuete: persona galeras por alcahuete111.
mediadora en
asuntos о encuentros
-P or ser alcahuete -d ijo don Q uijote- no
amorosos.
merece ir a galeras, porque es oficio discreto у
necesario en una repiiblica bien ordenada. Solo lo
deberfa ejercer gente bien nacida у no idiotas у de
poco entendimiento, с о т о mujercillas у mucha-
chos de роса experiencia.

-A sf es -d ijo el viejo-, que yo nunca pense


que hacfa mal en ello; mi intencion solo era que
todo el mundo disfrutase у viviese en paz.

Y volvio a llorar. Sancho le tuvo tanta compa-


sion que le dio una limosna*.

Siguio don Quijote у pregunto a otro su deli-


to, el cual respondio:

-Yo voy aqui porque vivfa con cuatro mujeres


a la vez muy alegremente, hasta que me descu-
brieron у me castigaron a seis anos a galeras.

Detras de todos venfa un hombre bien pared-


112 bien parecido: de
buen aspecto, d o112 atado con mas cadenas que los demas. Pre-
atractivo. gunto don Quijote por que iba asf. El guardia le

106
E l Q u i j o t e I

107
M i g u e l d e C e r v a n t e s

contesto que habfa com etido mas delitos el solo


que todos los demas juntos, у que era tan atrevi-
do у peligroso que temfan que fuese a huir.
Anadio que estaba condenado por diez anos у
que se Ilamaba Gines de Pasamonte.

-A sf me llaman -d ijo el galeote-. Y ya me


enfada este caballero con tanto querer saber de
vidas ajenas. Si quieren conocer la mfa, sepan que
esta escrita por estas manos. Y el libro es tan
bueno que se vendera mejor que el Lazarillo de
1,3 Lazarillo de Tormesni у otros libros de ese genero, porque el
Tormes: novela
mfo trata de verdades, verdades tan lindas у tan
anonima (1554) que
inicia el genero de la graciosas que no puede haber mentiras que las
picaresca. igualen.

—,;Y с о т о se titula el libro? -pregunto don


Quijote.

-L a vida de Gines de Pasamonte -respondio.

-^Esta acabado? -quiso saber don Quijote.

-,;C6m o puede estar acabado -con testo- si


aun no esta acabada mi vida? Lo que esta escrito
es desde mi nacimiento hasta la ultima vez que
estuve en galeras. Y no me importa volver, porque
allf tendre tiempo para acabar mi libro.

-Pareces habil -d ijo don Quijote.

108
E l Q u i j o t e I

-Y desdichado -respondio G ines-; porque


siempre las desdichas* persiguen al buen ingen io*.

D on Quijote se volvio a los galeotes у dijo:

- D e todo lo que habeis dicho he sacado en


lim pioI,4que sois castigados por vuestras culpas, 114 he sacado en
limpio: he llegado
pero que vais en contra de vuestra voluntad. Todo
a la conclusion.
esto me obliga a cumplir con vosotros la funcion
por la que el cielo me arrojo al mundo, que es
favorecer a los oprimidos. Asi, quiero rogar a los
guardianes que os desaten у os dejen libres, que
no faltaran hombres para servir al rey. Ademas,
estos hombres no os han ofendido a vosotros
-anadio dirigiendose a los guardias-, у no se
puede hacer esclavos a los que Dios hizo libres.
Dios hay en el cielo que castiga al malo у premia
al bueno, у no esta bien que hombres honrados
sean verdugos* de otros hombres.

-jGraciosa majaderfa115! -respondio el guar- " 5 majaderia: tonterfa.


dia-. Ni nosotros los podemos soltar ni vuestra
merced tiene autoridad para mandarnos. Siga,
senor, por su camino, coloquese bien esa baci'a
que lleva en la cabeza, у no ande buscando tres
pies al gato116. 116 buscando tres pies
al gato: refran que
aconseja no meterse
-;Vos sois el gato, malvado! -grito don Q ui­ en h'os.
jote enfadado.

109
M i g u e l d e C e r v a n t e s

A continuation, lo ataco con su lanza у lo


derribo del caballo dejandolo malherido. Los
demas guardianes fueron contra don Quijote, que
se libro porque los galeotes se soltaron las cadenas,
con ayuda de Sancho, у se lanzaron contra los
guardias, que huyeron corriendo por el campo.
D on Quijote llamo a los galeotes у les dijo:

- D e gente bien nacida es agradecer los benefi-


cios que se reciben. En pago de lo que he hecho
por vosotros, quiero que vayais a presentaros a mi
senora Dulcinea del Toboso у le conteis esta aven-
tura de su Caballero de la Triste Figura.

En nombre de todos, respondio Gines de Pasa­


monte:

-L o que vuestra merced nos manda es imposi-


ble cumplirlo, porque no podemos ir juntos por los
caminos, sino solos у por separado para que no nos
encuentre la Justicia. Si lo desea, podemos rezar
unas cuantas oraciones у dejar en paz el Toboso.

-<;Que deci's? -grito don Quijote muy enfada-


d o -, hijo de puta, don Ginesillo de Paropillo, о
с о т о os llameis, que debiais ir vos solo con toda
la cadena a cuestas.

Pasamonte, que no aceptaba facilmente las


ofensas, al verse tratado de esa manera, aviso a los

110
E l Q u i j o t e I

demas galeotes, que se apartaron un poco у comen-


zaron a lanzar piedras a don Quijote, que no sabfa
с о т о defenderse. Sancho se escondio detras de su
amo у asf se libro de la lluvia de piedras.

Uno de los galeotes aprovecho que don Q ui­


jote habfa cafdo al suelo para quitarle la bacfa de
la cabeza у darle con ella tres о cuatro golpes en la
espalda. Luego la golpeo contra la tierra hasta des-
trozarla.

Antes de huir les quitaron las ropas у se fueron


cada uno por su lado para que no los encontrase
la Justicia.

Don Quijote quedo triste al verse maltratado


por los mismos a quienes tanto bien habfa hecho.

Ill
C a p it u l o X X

Sierra Morena

D
on Quijote, viendose tan maltratado
miro a su escudero у le dijo:

-Sancho, siempre he oido decir que hacer


bien a villanos es echar agua en la m ar117. Si hubie- 117hacer bien a villa­
ra crefdo lo que me dijiste, nos hubieramos aho- nos es echar agua en la
mar: no vale la pena
rrado este disgusto; pero ya esta hecho, paciencia. portarse bien con
Aprenderemos para otra vez. gente indigna.

-Vuestra merced no aprendera nunca -res­


pondio Sancho—. Pero ya que lo dice, creame
ahora у vamonos, que la Justicia no sabe de caba-
Uerfas andantes.

-N aturalm ente -d ijo don Q u ijo te-, eres


cobarde. Pero esta vez seguire tu consejo con la
condicion de que no digas nunca que me retire de

113
M i g u e l d e C e r v a n t e s

este peligro por miedo, sino por complacer tus


ruegos. Si dices otra cosa, mentiras.

-Senor, el retirarse no es huir -d ijo Sancho-


//s cordura: buen ni el esperar es cordura118; asf que suba en Roci­
juicio, prudencia. nante у sfgame.

Subio don Quijote sin decir palabra у Sancho


se dirigio a una parte de Sierra Morena, con la
intention de esconderse algunos dfas para no ser
hallados por la Justicia.

A don Quijote se le alegro el corazon al verse por


aquellas montanas, que le parecieron apropiadas pa­
ra las aventuras que buscaba. Recordaba los hechos
que a otros caballeros andantes les habfan sucedido
en semejantes lugares solitarios у de duro caminar.

Iban poco a poco entrando en lo mas aspero de


la montana, cuando Sancho pregunto a su amo:

-Senor, ^es buena regia de caballerfa que ande-


mos perdidos por estas montanas, sin senda ni
camino?

-C alla, Sancho -d ijo don Q uijote-; te hago


saber que me trae por estos lugares el deseo de
hacer en ellos una hazana con la que he de ganar
eterno nombre у fama en toda la tierra.

-,:Es muy peligrosa esa hazana? -pregunto


Sancho.

114
E l Q u i j o t e I

-N o -d ijo don Q uijote-, es todo cuestion de


suerte у depende de tu diligencia"9. " 9 diligencia: aquf,
eficacia, rapidez.
-,;D e mi diligencia? -d ijo Sancho.

—Si -respondio don Quijote—; porque si vuel-


ves pronto de donde pienso enviarte, pronto se
acabara mi репа у comenzara mi fama. Y para no
tenerte preocupado quiero decirte mis razones.
Has de saber que Amadi's de Gaula fue el norte, la
estrella, el sol de los valientes у enamorados caba­
lleros a quien debemos imitar todos. De modo
que el caballero andante que mejor lo imite esta-
ra mas cerca de alcanzar la perfeccion de la caba­
lleria. Una de las acciones en que el mostro su
prudencia, valor, firmeza у amor, fue cuando se
marcho a hacer penitencia120 en la Pena Pobre, 120hacer penitencia:
despreciado* por la senora Oriana, у hasta cambio hacer algun
sacrificio.
su nombre por el de Beltenebros. Asi que en esto
puedo imitarle mejor que derrotando ejercitos у
deshaciendo encantamientos.

-Entonces, ,;que es lo que quiere hacer vuestra


merced en este escondido у lejano lugar? -p re­
gunto Sancho.

—Ya te he dicho -respondio don Q uijote- que


quiero imitar a Amadi's haciendo aquf el desespe-
rado, el bobo у el lloroso, sin otras locuras que
dieron fama a otros caballeros.

115
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-E so s caballeros -d ijo Sancho- tenfan moti-


vos para hacer esas cosas, pero ,;que causa tiene
vuestra merced para volverse loco? ^Que dama le
ha despreciado, о que pruebas tiene de que la
senora Dulcinea del Toboso ha hecho alguna ton-
teria con т о г о о cristiano?

—Asf esta el asunto -respondio don Q uijote-.


Si no tengo ningun motivo para hacer estas cosas,
121 ausente: aquf, ,;que no harfa si lo tuviera? El que esta ausente'21,
separado de una с о т о yo de mi senora Dulcinea, todos los males
persona о fuera de
un lugar. teme. Loco estoy, loco he de estar hasta que vuelvas
con la respuesta a una carta que contigo pienso
enviar a Dulcinea. Si la respuesta es favorable,
acabaran mi locura у mi penitencia, у si es al con-
trario, sere un loco de verdad у no sentire nada.
Asf, sea cual sea la respuesta, saldre de dudas у del
trabajo en que me dejas. Pero dime, Sancho,
^tienes bien guardado el yelmo de Mambrino?

-D ice vuestra merced, Caballero de la Triste


Figura, algunas cosas -d ijo Sancho— que me
hacen pensar que eso de alcanzar reinos e fnsulas
son solo mentiras. Porque quien os escuche decir
que una bacfa de barbero es el yelmo de Mam-
brino pensara que tiene vacfo el juicio.

-M ira, Sancho -d ijo don Q uijote-, tienes el


entendimiento mas corto de todos los escuderos

116
E l Q u i j o t e I

del mundo. Andan por ahf encantadores que


cambian todas las cosas, у lo que a ti te parece
bacfa, a mi me parece yelmo de M ambrino у a
otro le parecera otra cosa.

Mientras iban conversando, llegaron al pie de


una alta montana. Corria por ella un pequeno
arroyo у habi'a muchos arboles que haci'an el lugar
agradable у tranquilo. Este sitio escogio el Caba­
llero de la Triste Figura para hacer su penitencia, у
asi, с о т о si estuviera loco, dijo:

-E ste es el lugar, ;oh, cielos!, que escojo para


llorar mi desventura у manifestar la pena que mi
corazon padece. jOh, vosotros, dioses que habitais
en este lugar, oi'd las quejas de este desdichado
amante! ;Oh, Dulcinea del Toboso, di'a de mi
noche, consuelo* de mi pena, norte de mis cami-
nos, que el cielo te de la ventura que mereces у tu
me correspondas por la fidelidad que te tengo!

Dicho esto, se apeo de Rocinante у lo dejo en


libertad. Sancho, que vio que su amo quitaba la
silla al caballo, le dijo:

—Senor Caballero de la Triste Figura, si mi par-


tida122 у su locura son verdad, sera mejor volver a 122partida: aquf,
accion de salir de
ensillar a Rocinante para hacer yo con el el cami­
un lugar.
no у ahorrar tiempo a mi viaje.

117
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-Tienes razon, Sancho -dijo don Quijote-; den-


tro de tres dfas te iras, porque quiero que veas lo que
voy a hacer por mi senora Dulcinea у se lo digas.

-Pero ,:que mas tengo que ver? -pregunto


Sancho.

-A hora -respondio don Q uijote- me falta


romper mis vestidos, quitarme las armas у darme
123 cabezazos: golpes cabezazos123 en estas piedras.
dados con la cabeza.
-Por amor de Dios -d ijo Sancho-, ^no serfa
mejor darse los golpes en el agua о en algo blan-
do, с о т о algodon?

-E so serfa -d ijo don Q uijote- desobedecer las


ordenes de caballerfa, que nos mandan no mentir.

-Pues yo doy por vistas todas sus locuras -d ijo


Sancho-. Escriba vuestra merced la carta, que
124purgatorio: en la tengo ganas de sacarle de este purgatorio124.
religion catolica,
lugar donde las almas
-^Purgatorio lo llamas, Sancho? -replico don
hacen penitencia
para alcanzar el cielo. Quijote—. Mejor serfa llamarlo infierno, о algo peor.

-Q uien va al infierno -dijo Sancho- nunca sale


de el, segtin he ofdo decir, у a vuestra merced le suce-
dera al reves, porque dire tales cosas a mi senora Dul-
cinea que su respuesta lo sacara de este purgatorio.

-H a s de saber -d ijo don Q uijote- que jamas


ha visto una carta mfa, у que nuestros amores han

118
E l Q u i j o t e I

sido siempre idealizados, у te juro que en doce


anos que la quiero la he visto cuatro veces у ella
solo me ha mirado; tal es la modestia у el recogi-
miento con que sus padres Lorenzo Corchuelo у
Aldonza Nogales la han criado.

-jTate! -d ijo Sancho-. ^La hija de Lorenzo


Corchuelo es la senora Dulcinea del Toboso, 11a-
mada гатЫ ёп Aldonza Lorenzo?

-E sa es -d ijo don Q uijote-, у es la que mere-


ce ser senora de todo el universo.

—La conozco bien -dijo Sancho—, у se que tiene


la fuerza de un hombre. ;Vive Dios!, que es una
moza de pelo en pecho125. ;Que fuerza у que voz! 125 de pelo en pecho:
aquf, valiente.
Dicen que un dfa se subio al campanario del pueblo
para llamar a unos mozos que estaban a mas de
media leguay la oyeron с о т о si estuviesen junto a
la torre. Y lo mejor que tiene es que es muy diverti-
da у graciosa. Ahora digo, senor Caballero de la
Triste Figura, que me gustaria estar ya en camino
para verla, porque hace mucho tiempo que no la
veo, aunque debe de estar muy cambiada, porque el
aire у el sol del campo estropean mucho la cara.
Y digo que hasta hoy era yo un ignorante, porque
pensaba que la senora Dulcinea era alguna princesa
que mereciese los regalos de su amor.

-Ya te he dicho, Sancho -d ijo don Q uijote-,


que eres muy hablador, у aunque eres un poco

119
M i g u e l d e C e r v a n t e s

torpe, a veces te pasas de ingenioso. Y has de


saber, si no lo sabes ya, que solo dos cosas llevan a
amar: la hermosura у la buena fama, у estas se dan
sobradamente en Dulcinea, porque en hermosura
ninguna la iguala, у en la fama, pocas le llegan.

-D ig o -d ijo Sancho- que tiene vuestra mer­


ced razon en todo, у que yo soy un asno. Asf que
venga la carta, que me voy.

-Escucha, que dice asf -d ijo don Quijote:

C a rta d e d o n Q u ijo t e a D u l c in e a d e l
T o bo so

126Soberana у alta: es Soberana у altanb senora:


un tratamiento
exagerado. Cervantes E l herido por vuestra ausencia en el corazon, dul-
se burla del estilo
dsima Dulcinea del Toboso, te envia la salud que el
recargado de las
cartas de amor en los no tiene. Si tu hermosura me desprecia, si tu valor no
libros de caballeri'as. es para mi, si tu indiferencia me aleja de ti, aunque
yo sea bastante sufrido, mal podre aguantar esta des-
ventura que, ademas de fuerte, es muy duradera. M i
127dard entera buen escudero Sancho te dard entera relacionl27, job,
relation: contar todo. bella ingrataUi, amada enemiga mial, del modo que
128 ingrata: por tu causa quedo: si quieres socorrerme, tuyo soy; si
desagradecida.
no, haz lo que mds te guste, que yo con dar fin a mi
vida habre cumplido con tu crueldadу con mi deseo.

Tuyo hasta la muerte,

el Caballero de la Triste Figura.

120
E l Q u i j o t e I

-Por la vida de mi padre -d ijo Sancho al oi'r la


carta-, que es la cosa mas bella que jamas he oi'do.
Digo de verdad que es vuestra merced el mismo
diablo, у que no hay cosa que no sepa.

-T odo es necesario -respondio don Q uijote-


para el oficio que tengo.

Mientras Sancho ensillaba a Rocinante, dijo


don Quijote:

-Antes de que te vayas quiero que me veas en


cueros129; у deseo hacer una о dos docenas de 129en cueros: desnudo.
locuras, para que las veas con tus ojos у las puedas
contar.

-Por amor de Dios, senor mfo, no quiero ver


a vuestra merced desnudo, porque me dara mu-
cha lastima у me pondre a llorar. Pero ya que lo
dice, mejor sera que vea alguna de esas locuras.

Don Quijote se bajo a toda prisa los calzones


у se quedo en гора interior. Luego dio dos saltos
en el aire у se puso cabeza abajo con los pies en
alto, descubriendo cosas que, por no verlas otra
vez, Sancho dio media vuelta a Rocinante con la
seguridad de poder jurar que su amo estaba loco.

121
(9) < ъ C a p itu lo X X I

Sancho marcha a llevar la carta

S ancho dejo a su amo у se fue camino del Го-


boso. Al dfa siguiente llego a la venta donde
le habi'a sucedido la desgracia de la manta, у no
quiso entrar, aunque era la hora de comer у tem'a
ganas de tomar algo caliente. En esto, salieron de la
venta dos personas que lo conocieron. Uno de ellos
dijo:

-D fgam e, senor cura, aquel del caballo, ,:no es


Sancho Panza, el escudero de nuestro aventurero?

—Si es —dijo el cura-, у aquel es el caballo de


don Quijote.

Lo conocieron porque eran el cura у el barbe­


ro de su mismo lugar, que sabi'an de las aventuras
de don Quijote.

123
M i g u e l d e C e r v a n t e s

El cura llamo a Sancho por su nombre у le


dijo:

-A m igo Sancho Panza, <;donde esta vuestro


amo?

Sancho decidio ocultar el lugar donde estaba у


dijo que se habi'a quedado ocupado en cierta cosa
muy importante.

- S i no deci's donde esta -d ijo el barbero-,


pensaremos que lo habeis matado у robado, por­
que veni's en su caballo.

- N o me amenaceis -d ijo Sancho-, que yo no


soy hombre que robe ni mate a nadie. M i amo
esta haciendo penitencia entre estas montanas.

Luego les conto las aventuras que le habi'an


sucedido у que ahora el llevaba una carta a la
senora Dulcinea del Toboso, que era la hija de
Lorenzo Corchuelo, de la que don Quijote estaba
muy enamorado. Quedaron los dos admirados de
lo que contaba Sancho Panza, porque, aunque ya
conoci'an la locura de don Quijote, siempre les
haci'a mucha gracia.

Pidieron a Sancho que les ensenara la carta


que llevaba a la senora Dulcinea del Toboso. El les
dijo que la tenia escrita en un cuaderno у que su
amo le habi'a pedido que alguien se la copiase en

124
E l Q u i j o t e I

un papel. Le dijo el cura que el se la escribirfa con


buena letra. La busco Sancho, pero no dio con
ella. Con lo cual, le eritro tal enfado que empezo
a darse bofetadas en la сага у a tirarse de las bar-
feas. El cura у el barbero le preguntaron que le
sucedi'a у Sancho les dijo:

-^Q ue me ha de suceder? Q ue he perdido la


carta. Pero esto no es todo el mal, porque he per­
dido tambien un papel en el que mi amo manda-
ba a su sobrina que me regalase tres borricos130. 130 borricos: burros,
asnos.
El cura lo animo diciendole que, cuando encon-
traran a don Quijote, el le harfa repetir la promesa.
El barbero le pregunto si se sabfa de memoria el con-
tenido de la carta para volver a escribirla. Sancho
empezo a rascarse la cabeza queriendo recordar, у
dijo:

-P or Dios, senor cura, que los diablos se lle-


ven lo que recuerdo; aunque en el principio decfa:
“Alta у sobajada sen ora...”.

- N o dina sobajada -d ijo el barbero-, sino


sobrehumana о soberana senora.

-A sf es -d ijo Sancho-. Luego, si mal no re­


cuerdo, decfa: “El herido besa a vuestra merced las
manos, ingrata у muy desconocida hermosa” , у
no se que decfa de salud у de enfermedad que le

125
M i g u e l d e C e r v a n t e s

enviaba, у asi segufa toda la carta hasta que aca-


baba en “Vuestro hasta la muerte, el Caballero de
la Triste Figura”.

Conto luego Sancho que su senor pensaba


ponerse en camino para ser emperador o, por lo
menos, rey, si las noticias de Dulcinea eran bue-
nas. Y que a el lo casarfa, porque ya serfa viudo,
con una doncella de la Corte, heredera de un
importante reino, nada de msulos ni msulas, que
ya no las querfa.

El cura у el barbero pensaban que grande era


la locura de don Quijote, que habi'a conseguido
enloquecer a aquel pobre hombre.

El cura, finalmente, dijo:

- L o mas importante ahora es estudiar la for­


ma de sacar a vuestro amo de aquella inutil peni­
tencia.

Cuando salieron, el cura propuso que el se dis-


frazaria de doncella andante у el barbero se vesti-
ri'a de escudero, у asi irian a donde estaba don
Quijote fmgiendo ser una doncella triste у apena-
da. Entonces “ella” le pediria que la acompanase
para deshacer у vengar los agravios recibidos. De
esta manera, lo llevarian a su casa para ver si tern'a
remedio su locura.

126
C a p i 't u l o XXII

El cura у el barbero van en busca


de don Quijote

S e pusieron, pues, en camino у cuando ya


habian andado gran parte del trayecto у
estaban cerca del lugar, Sancho les dijo que lo
mejor seria que fuese el delante a buscar a su amo
у darle la respuesta de su senora, porque eso bas-
tarfa para sacarle de la locura en que estaba.

Mientras el cura у el barbero descansaban en


un rincon del bosque, oyeron unos tristes lamen-
tos* у sollozos* que salfan de detras de unas rocas.
Se acercaron у descubrieron a un joven, que dijo
Uamarse Cardenio, que no paraba de suspirar* у
quejarse porque habi'a sido enganado por su
amada. El cura у el barbero le escucharon у pro-
metieron ayudarle.

127
M i g u e l d e C e r v a n t e s

Pero su sorpresa fue grande cuando vieron a


una mujer joven que lloraba por las mismas razo-
nes que Cardenio. Por las cosas que la muchacha
contaba, Cardenio la reconocio у le dijo:

- E n fin, senora, que tu eres la hermosa Doro-


tea, la hija del rico Clenardo.

- Y ^quien sois vos?, <por que sabeis mi nom-


bre? -pregunto Dorotea.

-Yo soy -respondio C ardenio- el desdichado


que no pudo obtener el amor de Luscinda, quien
prefirio a vuestro amado. Asi, vuestra desgracia
tambien es la mi'a.

N o le dio tiempo a decir mas a Cardenio, por­


que oyeron las voces de Sancho Panza, que apare-
cio por entre las rocas contando que habi'a encon-
trado a don Quijote desnudo, flaco у muerto de
hambre, suspirando por su senora Dulcinea. Que
cuando le dijo que Dulcinea lo esperaba en el
Toboso, respondio que no iri'a hasta que hubiese
realizado hazanas que le hiciesen merecedor de sus
amores. Y que si todo segufa asi', corri'a el peligro
de no llegar a ser emperador, ni aun arzobispo,
que era lo menos que podi'a ser.

El cura trato de calmarle diciendole que lo


sacarian de alii. Conto luego a Cardenio у Doro-

128
E l Q u i j o t e I

tea lo que tenfan pensado hacer con don Quijote.


Dorotea dijo que ella harfa de doncella mejor que
el barbero, у que ademas tenfa allf vestidos para
representar lc| que querfan; que habfa lefdo
muchos libros de caballerfas у sabfa bien с о т о
eran las doncellas desgraciadas cuando pedfan fa-
vores a los caballeros andantes.

-Pues no hace falta mas -d ijo el cura-; sin


duda, la buena suerte esta de nuestra parte.

Dorotea se vistio con toda elegancia у a todos


les agradaron su gracia у su hermosura. Pero el
que mas se admiro fue Sancho Panza, pues en
todos los dfas de su vida jamas habfa visto tan her-
mosa criatura; asf que pregunto al cura quien era
aquella senora.

-E sta hermosa senora -respondio el cura- es


la heredera del gran reino de M icom icon. Ella
viene en busca de vuestro amo a pedirle un
favor: deshacer un agravio cometido por un mal
gigante.

Dorotea subio sobre la mula del cura у Sancho


los guio a donde estaba don Quijote.

Media legua habfan andado cuando descu-


brieron a don Quijote entre unas rocas. N ada mas
llegar a el, Dorotea se puso de rodillas diciendo:

129
M i g u e l d e C e r v a n t e s

—De aquf no me levantare, valeroso у esforzado


caballero, hasta que vuestra bondad no me conceda
un favor, que dara fama a vuestra persona у sera en
beneficio de la mas desconsolada у agraviada don­
cella. Y si el valor de vuestro brazo corresponde a
vuestra inmortal fama, estais obligado a ayudar a la
que viene de tan lejanas tierras.

-Yo os lo concedo -d ijo don Q uijote- si no va


contra mi rey, о mi patria, о contra aquella que
131 la llave de mi tiene la llave de mi corazon131.
corazon: se refiere a
su senora Dulcinea, - N o serd en perjuicio* de nadie -contesto la
que es quien manda
doncella.
en su corazon.

Sancho se acerco a don Quijote у le dijo:

-B ien puede vuestra merced concederle el fa­


vor que os pide: solo se trata de matar a un gigan-
te, у quien lo pide es la princesa Micomicona.

-S ea quien sea -respondio don Q uijote-, yo


hare lo que debo hacer с о т о caballero andante.

Y volviendose a la doncella, dijo:

-Levantese vuestra hermosura, que yo os con­


cedo el favor que me pedis.

—O s pido -d ijo la doncella—que se venga con-


migo у me prometa no entrar en otra aventura

130
E l Q u i j o t e I

hasta vengarse de un traidor que me ha quitado


mi reino.

- O s lo concedo, senora -respondi6 don Q ui­


jote-; asf que ya podeis dejar la pena que os duele;
que, con la ayuda de Dios у la de mi brazo, os
vereis pronto en vuestro reino. Vamonos ya, que
dicen que en la tardanza suele estar el peligro.

Mientras tanto, el cura, que estaba oculto en-


tre unos matorrales*, salio al camino у se puso a
mirar muy despacio a don Quijote, disimulando
que lo iba reconociendo. Luego se fue hacia el
diciendo a grandes voces:

-jQ u e alegrfa ver de nuevo al famoso don Q ui­


jote de la Mancha, el mejor caballero andante!

Don Quijote, sorprendido de lo que ofa, miro


con atencion a aquel hombre y, al fin, lo conocio у
se asusto de verlo allf. Para tranquilizarle, el cura
fingio que el iba de camino a Sevilla con su escu­
dero, que era en realidad el barbero, pero que unos
desconocidos les habfan robado una de las mulas у
por eso se encontraba el a pie en el camino.

Subio entonces el cura en la mula del barbero,


don Quijote en su caballo у Dorotea en la otra
mula y, antes de ponerse en marcha, don Quijote
dijo a la dama:

131
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-Q u e sea vuestra grandeza, senora mfa, la que


gufe por donde desee.

Antes de que ella respondiese, dijo el cura:

-^Hacia que reino quiere guiarnos? ^Es, por


ventura, hacia el de Micomicon?

—Sf, senor; hacia ese reino es mi camino -dijo


ella para continuar el engano.
№ Cartagena: ciudad
- S i asi es -dijo el cura—, por mi pueblo hemos
de Murcia con un
puerto maritimo de pasar, у de allf ira vuestra merced hacia Cartage­
muy importante. na132, donde se podra embarcar con buena ventura.

132
C apitulo XXIII

Don Quijote quiere saber la respuesta


de Dulcinea a su carta

ientras caminaban, Dorotea conto a


don Quijote la imaginada historia de
su reino у las desgracias que le trajo el famoso
gigante. Relato tambien с о т о su padre le habfa
descrito al caballero que debfa remediar sus males.
D ijo que habfa de ser un caballero alto de cuerpo,
delgado de сага, у que en el hombro derecho ha­
bfa de tener un lunar133 oscuro. 133 lunar: pequena
mancha natural
Al ofr esto, dijo don Quijote a su escudero: en la piel.

-Ven aquf, Sancho, ayudame a desnudarme,


que quiero ver si soy el caballero que aquel sabio
rey indico.

-Pues ;para que quiere vuestra merced desnu-


darse? -pregunto Dorotea.

133
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-Para ver si tengo ese lunar que vuestro padre


dijo -respondib don Quijote.

- N o hay para que desnudarse -d ijo Sancho-,


que yo se que tiene vuestra merced un lunar de
esas caracteristicas en la mitad de la espalda, que
es senal de ser hombre fuerte.

-E so basta -d ijo D orotea-; porque con los


amigos no importa que el lunar este en el hombro
о en la espalda, que todo es el mismo cuerpo.

Despues de caminar un buen rato en silencio,


dijo don Quijote a Sancho:

—Desde que llegaste no he tenido tiempo de


preguntarte acerca de la carta que llevaste у de la
respuesta que has trax'do.

-Pregunte vuestra merced lo que quiera -dijo


Sancho-, que a todo dare respuesta.

-D im e entonces, Panza amigo, ^donde, с о т о у


cuando hallaste a Dulcinea? ^Que hacxa? <Que le
dijiste? ,;Que te respondio? ^Que cara puso cuando
leyo mi carta? ^-Quien te la escribio en papel?

-Sen or -respondio Sancho-, si he de decir la


verdad, la carta no me la escribio nadie, porque
no lleve ninguna carta. Pero la tenx'a en la memo-
ria de cuando vuestra merced me la leyo.

134
E l Q u i j o t e I

- jY la tienes todavfa en la memoria, Sancho?


-pregunto don Quijote.

- N o , senor -respon dio Sancho-, с о т о ya se


la recite a un sacristan, que la traslado al p ap e l...
Aunque recuerdo aquello de “soberana senora” ,
у lo ultimo: “Vuestro hasta la muerte, el Caballero
de la Triste Figura”. Y en m edio de estas dos cosas
le puse mas de trescientas almas у vidas у ojos
mi'os, у cosas parecidas.

-T o d o eso no me descontenta -d ijo don Q ui­


jote-. Llegaste, <y que hacfa aquella reina de la
hermosura? Seguro que la hallaste bordando* con
hilos de oro para su andante caballero.

- L a halle -respondio Sancho- echando dos


sacos de trigo* en el corral de su casa.

-Seguro que los granos de aquel trigo eran de


perlas -dijo don Q uijote-. Pero sigue adelante.
Cuando le diste mi carta, <la beso? ^Se la puso en
la cabeza? dQue hizo?

-C u an do le iba a dar la carta -respondio San­


cho-, ella estaba removiendo el trigo que tenfa en
la criba134, у me dijo: “ Poned, amigo, esa carta 134 criba: instrumento
para separar el trigo
sobre aquel saco de trigo, que no la puedo leer
de la paja.
hasta que acabe lo que estoy haciendo”.

135
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-jD iscreta senora! -d ijo don Q uijote-. Eso


debio de ser por leerla despacio luego. ^Que te
pregunto de mi? Cuentamelo todo.

-E lla no me pregunto nada -d ijo Sancho-,


pero yo le dije с о т о vuestra merced estaba ha-
ciendo penitencia, desnudo, durmiendo en el
suelo, sin comer, llorando, у todo por servirla a
ella.

- E s verdad -d ijo don Q uijote- que todo lo


hago por amor de tan alta senora с о т о Dulcinea.

-T an alta es -respondio Sancho- que me lleva


135palmo: medida de a mf mas de un palm o135.
una mano extendida.
-<Te has medido con ella? -pregunto don
Quijote.

—Pues es que me acerque a ella para ayudarla a


echar un saco de trigo sobre un asno у vi que me
llevaba mas de un palmo, с о т о he dicho a vues­
tra merced.

-C u an d o llegaste junto a ella, ^no sentiste un


olor a delicioso perfume?

- L o que её decir -d ijo Sancho- es que senti


136 hombruno: de un olorcillo algo hom bruno136; debi'a de ser que
hombre. estaba sudada у algo humeda.

136
E l Q u i j o t e I

- N o serfa eso -d ijo don Q uijote-, sino que tu


debfas de estar algo resfriado у te fallaba el olfato,
о te debiste oler a ti mismo; porque yo se bien a
lo que huele aquella rosa del campo.

-T odo puede ser -respondio Sancho-, porque


muchas veces sale de mf aquel olor que entonces
me parecio que salfa de la senora Dulcinea.

- Y bien -continuo don Q uijote-, despues de


limpiar el trigo, ,:que hizo cuando leyo la carta?

- L a carta -dijo Sancho- no la leyo, porque dijo


que no sabfa leer; entonces la rompio diciendo que
no querfa que la leyese nadie, para que no se ente-
rasen de sus secretos, у que bastaba lo que yo le
habfa dicho de palabra acerca del amor que vuestra
merced le tiene у de la penitencia que por su causa
esta haciendo. Me dijo, finalmente, que dejase vues­
tra merced estos matorrales у se pusiese camino del
Toboso, porque tenfa gran deseo de verle.

- Y ^que te parece, amigo Sancho, que debo


hacer ahora? -pregunto don Q uijote-; porque
aunque estoy obligado a ir al Toboso, veo tambien
la necesidad de cumplir con lo prometido a la
princesa.

-E so esta claro -respondio Sancho-. Deje


ahora de ir a ver a la senora Dulcinea у vayase a

137
M i g u e l d e C e r v a n t e s

matar al gigante, у terminemos este negocio que


ha de ser de gran beneficio.

-T e digo, Sancho -d ijo don Q uijote-, que


estas en lo cierto у seguire tu consejo de ir prime-
ro con la princesa у luego a ver a Dulcinea.

138
(ю) « ) ) C apitulo XXIV

Los cueros137 de vino 137 cueros: aquf hace


referencia a los
recipientes de cuero
para contener
h'quidos.

E
n esta conversacion andaban, cuando lle-
garon a la venta. La ventera, el ventero, su
hija у Maritornes, cuando vieron a don Quijote у
Sancho, salieron a recibirlos con mucha alegria.
Don Quijote pidio que le prepararan un lecho
para descansar, pero que fuera mejor que el que le
ofrecieron la ultima vez. La ventera le dijo que, si
lo pagaba mejor que la otra vez, ella se lo darfa de
principes. Don Quijote dijo que asf lo harfa. Le
prepararon la cama у se acosto, porque estaba can-
sado.

Todos los de la venta estaban admirados de la


hermosura de Dorotea у del buen parecer de C ar­
denio, у sobre ellos trato la conversacion durante
la comida que preparo el ventero. Mientras tanto,
don Quijote dorrma; no lo despertaron porque

139
M i g u e l d e C e r v a n t e s

pensaban que le harfa mas provecho dormir que


comer. Maritornes conto lo que le habfa sucedido
con el arriero у don Quijote, asf с о т о la broma
de la manta con Sancho. El cura decfa que los
libros de caballeri'as que habfa lefdo don Quijote
le habfan trastornado* el juicio.

En esto, salio Sancho diciendo a voces:

—Acudid, senores, у socorred a mi senor, que


esta metido en la mas terrible batalia que he visto.
jVive Dios, que ha dado una cuchillada al gigan-
te enemigo de la senora princesa Micomicona!

Entonces oyeron un gran ruido у a don Q ui­


jote que decfa:

-;Alto, ladron, que aquf te tengo у no te ha de


valer tu espada!

-Entren -d ijo Sancho- a ayudar a mi amo,


que el gigante debe de estar muerto, porque he
visto correr la sangre por el suelo.

—Que me maten -d ijo el ventero- si don


Quijote no ha dado una cuchillada a uno de los
cueros de vino tinto que hay ahf dentro.

Entraron en la habitacion у encontraron a don


Quijote en camisa, con un gorro Colorado, con la
espada en la mano dando cuchilladas a todas par­

140
E l Q u i j o t e I

tes. Lo curioso es que tenia los ojos cerrados, у es


que estaba sonando que se enfrentaba al gigante
en el reino Micomicon. Habi'a dado tantas cuchi-
lladas a los cueros que toda la habitacion estaba
llena de vino.

El ventero se enojo tanto, que se echo encima


de don Quijote у no paro de darle punetazos
hasta que el cura se lo quito de las manos. Mien-
tras tanto, Sancho buscaba la cabeza del gigante у
decia en voz alta:

—Ya se yo que en esta casa esta todo encanta-


do: la otra vez no supe quien me dio los porra-
zos138 que recibi, у ahora no veo la cabeza que yo №porrazos: fuertes
golpes por un
vi cortar ni la sangre que corri'a del cuerpo del
choque о cafda.
gigante с о т о de una fuente.

-;Q u e sangre ni que fuente dices? -d ijo el


ventero—. ^No ves, ladron, que esta sangre es el
vino tinto de esos cueros?

-N o se nada -d ijo Sancho-; solo se que soy


tan desgraciado que, por no hallar la cabeza, per-
dere mi condado.

El cura tenia cogidas las manos de don Q uijo­


te, el cual, creyendo que ya habi'a acabado la aven­
tura у que se hallaba delante de la princesa Mico-
micona, se puso de rodillas, diciendo:

141
M i g u e l d e C e r v a n t e s

-Bien puede vuestra grandeza vivir segura, que


ya no le podra hacer mal este gigante; у yo tarn-
Ыёп, porque he cumplido la palabra que os di.

-Ya lo decfa yo -d ijo Sancho-; mi amo ha


enterrado al gigante.

Nadie podfa contener la risa oyendo los dispa­


rates del amo у del escudero. Todos refan menos
el ventero у su mujer.

—En mala hora ha llegado a mi casa este caba­


llero andante -decfa la ventera a voz en grito-.
Pero no piensen que se iran sin pagar mis cueros
у mi vino, que no saldran de aquf с о т о la otra
vez.

El cura la tranquilizo diciendole que pagarfan


todo, tanto los cueros с о т о el vino.

Dorotea consolo a Sancho у le prometio darle


el mejor condado cuando estuviese en su reino.

142
(11)41 Са р гш ix) XXV

Vuelta a casa

levaban ya dos dfas en la venta у al cura у al


barbero les parecio que ya era hora de irse e
intentar curar a don Quijote de su locura en su tie-
rra. Acordaron con un carretero139de bueyes* que pa- 139 carretero: el que
conduce un carro
so por allf que lo llevase. Hicieron una jaula* de pa-
о carreta.
los у todos los que estaban en la venta se disfrazaron,
de modo que don Quijote no los reconociera. En-
traron donde estaba durmiendo, lo ataron de pies у
manos у lo metieron en la jaula. Cuando don Q ui­
jote se desperto, al ver que no podfa moverse, creyo
que todas aquellas figuras eran fantasmas de aquel
encantado castillo. Todo sucedio с о т о el cura habfa
imaginado. Lo cogieron en hombros, у al salir de la
habitacion se oyo una voz temerosa que decfa:

-[O h, Caballero de la Triste Figura! N o sufras


por la prision en que vas, porque asf conviene

143
M i g u e l d e C e r v a n t e s

para acabar antes la aventura en que tu esfuerzo te


puso. La aventura acabara cuando el terrible leon
140 manchego: natural manchego140 se una con la blanca paloma del To­
de la Mancha. boso en un santo matrimonio. Y tu, noble у va-
liente escudero, no te asuste ver asf delante de tus
ojos a la flor de la caballeria andante, que pronto
te veras tan alto que no te conoceras у veras cum-
plidas las promesas de tu senor.

Don Quijote se consolo al escuchar la profe-


141profecia: anuncio cfa141, porque entendio que se verfa unido en san­
de lo que va a ocurrir to matrimonio con su querida Dulcinea.
antes de que suceda.

-;O h , tu, quienquiera que seas, que tanto bien


me has anunciado! Te ruego que pidas al sabio
encantador que no me deje morir en esta prision
hasta ver cumplidas tan alegres promesas.

Luego tomaron la jaula en hombros у la colo-


caron en el carro de los bueyes.

Cuando don Quijote se vio enjaulado у enci-


ma del carro, dijo:

-M uchas historias he lei'do yo de caballeros


andantes; pero jam as he lefdo, ni visto, ni oi'do
que a los caballeros encantados los lleven de esta
manera, у tan despacio с о т о andan estos perezosos
animales. Porque los suelen llevar por los aires,
encerrados en alguna nube, о en algun carro de

144
E l Q u i j o t e I

Sepuso en marcha el carroy todos lo siguieron, ta l сото el cura habia ordenado.

145
M i g u e l d e C e r v a n t e s

fuego. Quiza los encantamientos de nuestros tiem-


pos son de otra forma.

El ventero ensillo a Rocinante у preparo el asno


de Sancho, que monto en el, llevando a Rocinante
142 riendas: cintas о de las riendas142. Antes de echar a andar el carro,
cuerdas para sujetar
salieron la ventera, su hija у Maritornes a despedir-
el caballo у dirigirlo.
se de don Quijote, fingiendo que lloraban de dolor
por su desgracia. Don Quijote les dijo:

- N o lloreis, mis buenas senoras, que todas


estas desgracias son propias de mi profesion; si
esto no me sucediera, no me tendrfa por famoso
caballero. A los caballeros de poco nombre у fama
nunca les suceden semejantes casos, у nadie se
acuerda de ellos. Perdonadme, hermosas damas, si
os he ofendido en algo у rogad a D ios que me
saque de estas prisiones, donde algiin encantador
me ha puesto.

Se puso en marcha el carro у todos lo siguie-


ron, tal с о т о el cura habi'a ordenado. Caminaron
en silencio mas de dos leguas, hasta llegar a un
valle donde el carretero paro a descansar у dar de
comer a los bueyes. Una vez terminado el descan-
so, continuaron el camino que el cura indicaba.

143Al cabo de seis Al cabo de seis dias143, llegaron a la aldea de


dias: transcurridos
don Quijote у atravesaron la plaza, que estaba
seis dias.
llena de gente. Acudieron a ver lo que vem'a en el

146
E l Q u i j o t e I

carro y, cuando conocieron a su vecino, quedaron


maravillados. Un muchacho fue corriendo a avi-
sar al ama у a la sobrina de don Quijote, para
decirles que vem'a su tfo у senor, flaco у amarillo,
en un carro de bueyes. Las dos mujeres empeza-
ron a llorar de tal forma, que daba pena ofrlas.
Volvieron a maldecir los libros de caballeri'as,
sobre todo cuando entro don Quijote en su casa.

Tambien la mujer de Sancho Panza acudio a


ver a su marido. Juana Panza, que asf se Ilamaba la
mujer, pregunto a Sancho si venfa bueno el asno.

-M ejor que yo -d ijo Sancho.

El cura encargo a la sobrina que tratase bien a


su tfo у lo vigilase para que no se volviera a escapar.

Y asf acaba esta segunda salida de don Q uijo­


te, a la espera de nuevas aventuras, si tienen lugar.

147
А CTIVIDADES
A c t i v i d a d e s

ACTIVIDADES DE COMPRENSION LECTORA

1 . i.Por q u e p e rd io el ju icio d o n Q u ijo te ?

2 . Segun d o n Q u ijo te , i.q u e era necesario para e m p e z a r sus ave n -


turas?

3 . i.En d o n d e у con q u ie n tu v o la p rim e ra pelea?

4 . En el s ig u ie n te te x to coloca c o rre c ta m e n te estas expresiones.

su m ism a espada - lei'a una o ra c io n - ponerse de ro d illa s -


c o g io un lib ro - un buen g o lp e en el c u e llo - dos co no cid a s
d o n ce lla s - h a b la n d o entre dientes

"El v e n te ro ..........Le acom panaban un m uchacho con una vela у las


..........M a n d o ............a don Q u ijo te , fin g io q u e ........... , levanto la m ano,
le d io ..........у despues o tro c o n ........... , s ie m p re .......... , с о т о si rezara."

5 . iQ u e m o tiv o la v u e lta a casa despues d e la p rim e ra salida?

6 . iH a y critica social en el e p is o d io d e A ndres, el c h iq u illo a p a -


le a d o p o r su am o?

7 . Explica la p ostura d e d o n Q u ijo te у la d e los m ercaderes sobre


D u lcin ea.

8 . iQ u ie n habfa en casa d e d o n Q u ijo te c u an d o lle g o a c o m p a n a -


do p or el la b ra d o r q u e lo reco g io у llevo hasta su aldea?

9 . Coloca las siguien tes expresiones en los espacios vacios del


te x to .

с о т о g ob e rn a d o r - lab rad o r v e c in o - se rvirle de escudero -


m u y роса sal - h o m b re h o n ra d o - ganar a lguna fnsula -
ta n to le p ro m e tio

150
A c t i v i d a d e s

En ese tie m p o fue a ver don Q u ijo te a u n ..........suyo, ............aunque


pobre, pero de ..........en la m ollera. Tanto le d ijo у ........... , que el h om ­
bre d e c id io irse con el у ..........D on Q u ijo te le decia que p o d ia ............
у d eja rlo a e l ..........

1 0 . Segun la vision d e d o n Q u ijo te , e m p a re ja las dos colum nas.


m o lin o s de v ie n to y e lm o de M a m b rin o
venta D u lc in e a del Toboso
bacfa gigantes
A ld o n z a Lorenzo ca s tillo

1 1 . «[Como ju stifica d o n Q u ijo te lo sucedido con los m olin os de


v ie n to ?

1 2 . Explica la p ostura d e d o n Q u ijo te у la d e Sancho sobre el b a l­


sam o d e Fierabras.

1 3 . i.Q iie crftica hace d o n Q u ijo te de su epoca c u an d o la c o m p ara


con tie m p o s pasados en el discurso a los cabreros?

1 4 . A n a liz a los ra z o n a m ie n to s d e d o n Q u ijo te despues d e la ave n -


tu ra d e los yangiieses.

1 5 . C u a n d o d o n Q u ijo te c u e n ta a S anch o lo s u c e d id o con


M a rito rn e s en la v e n ta , ic o m o tra n s fo rm a a los personajes?

1 6 . <.Que razon es da d o n Q u ijo te al v e n te ro p ara no p a g a rle?

1 7 . < C 6m o p resen ta d o n Q u ijo te la a p aric io n d e los dos rebanos?

1 8 . iC o m o nace el n o m b re d e C a b a llero d e la Triste Figura, en


boca d e Sancho, у с о т о lo in te rp re ta d o n Q u ijo te ?

1 9 . <.Por q u e se e n fa d a d o n Q u ijo te con Sancho en la a v e n tu ra de


los batanes?

2 0 . i.Q u e era, en re a lid a d , el y e lm o de M a m b rin o ?

2 1 . A n a liz a los cam bios d e a n im o d e d o n Q u ijo te en la a v e n tu ra de


los g aleo tes.

151
A c t i v i d a d e s

2 2 . ^ С б т о d e s c rib e S a n c h o a D u lc in e a c u a n d o d e s c u b re q u ie n es?

2 3 . c Q u ie n e s e n c u e n tra n a S a n ch o c u a n d o va h a cia el T o b o s o у
pasa p o r la v e n ta ?

2 4 . ^ D e q u e se d is fra z a D o ro te a e n S ie rra M o re n a p a ra e n g a n a r a
d o n Q u ijo te ?

2 5 . En el suceso d e los c u e ro s d e v in o , ^ q u ie n p a re c e m as lo c o ,
S a n ch o о d o n Q u ijo te ?

2 6 . i.C o m o p e n s a b a el c u ra q u e re a c c io n a ria d o n Q u ijo te a l ve rse


e n ja u la d o ?

ACTIVIDADES DE LEX1CO
1 . El c ria d o q u e tra b a ja b a en casa d e d o n Q u ijo te se d e d ic a b a ,
e n tre o tra s cosas, a p o d a r las vina s. ^ Q u e p a la b ra s d e las s ig u ie n -
te s tie n e n re la c io n co n vina?

sem brar - p la n ta r - v e n d im ia r - segar - ta la r - v id -


сера - sa rm ien to - uva

2 . A d o n Q u ijo te se le seed e l c ereb ro . C a m b ia las p a la b ra s s u b ra -


y a d a s p o r a lg u n a d e las s ig u ie n te s .

serio - m uerto - sin llu v ia - fla co - mustias - sin mas explicaciones

a) Las hojas del rosal estan algo secas.


b) H e visto un arbo l seco.
c) Es un h o m b re seco de carnes.
d) M a yo es un mes seco.
e) Juan tie n e un ca ra cte r seco.
f) D ijo que no a secas.

152
A c t i v i d a d e s

3 . Don Quijote se dirigio a la venta a toda prisa. C o lo ca estas


e x p re s io n e s d e s e n tid o p a re c id o d o n d e c o rre s p o n d a .

с о т о una lie b re - alargar el paso - m eter prisa -


aprieta el paso - salio z u m b a n d o

a) N o paraba d e .................................................a los viajeros.


b) Si quieres ganar tie m p o hay q u e .................................................
c) A l ver a I perro, el g a t o .................................................
d) Venga, h o m b re ,.................................................
e) C uando lo vi, iba c o rr ie n d o .................................................

4 . El ventero le dio un golpe con la mano, о le dio un manotazo.


E m p a re ja cada p a la b ra co n su s ig n ific a d o .
bofetada g ° lp e dado con la cabeza
punetazo g ° lp e dado con una piedra
porra zo g ° lp e dado con el p ie sobre el pie de o tro
pedrada g ° lp e dado con el p un o
cu c h illa d a g ° lp e ru id oso al caer
pisoton g olp e dado en la cara con la m ano abierta
batacazo g olp e dado con el c u c h illo u o tro o b je to co rtan te
cabezazo g olp e con una porra о el que se recibe al caer
guantazo g ° lp e d ad o con la m ano abierta

5 . D o n Q u ijo te se e n fre n to a unos reb an o s de ovejas. R elaciona


las dos colum nas p o r su significado . A y u d a te del diccion ario.
una piara de peces
un e n ja m b re de elefantes
una ja u rfa de cerdos
una bandada de abejas
un banco de perros
una m anada de aves

153
A c t i v i d a d e s

6 . D o n Q u ijo te dice a los m ercaderes q u e no tie n e v a lo r a lg u n o


c o n fe sa r u n a v e rd a d ta n n o to ria . E m p areja los sinonim os у
a n to n im o s del a d je tiv o n o to rio .

Sinonimo Antonimo

claro privado
publico oscuro
sabido invisible
visible incierto

7 . ... a lg o q u e estaba escrito e n e l m a rg e n . H ay palabras q u e sig-


n ifica n cosas distin tas en m asculino у en fe m e n in o . Pon el mas-
c u lin o о el fe m e n in o en estas frases.
a) El n in o ju g a b a co n (el / la) com eta.
b) En la naturaleza existe (un / una) orden.
c) C o la b o ro en (una / un) e d ito ria l.
d) N o escribas en (la / el) m argen.
e) En (el / la) m argen del n o hay arboles.
0 El ca pita n d io (la / el) orde n de atacar.
g) A q u f (las/los) e d ito ria le s se escriben a m ano.
h) H an a n u n c ia d o que esta n och e se vera (la / el) co m e ta H ailey.

8 . C am bia el v e rb o d e c ir p o r o tro v e rb o d e los siguien tes sin rep e -


tir n in g u n o .

re cita r - co n ta r - a n u n c ia r - p ro n u n c ia r - re p e tir - a firm a r

a) El je fe d ijo la salida del tren.


b) La m aestra d ic e m u y b ie n las poesi'as.
c) Sancho d ecia una у o tra vez que no era verdad.
d) ^Por q ue dices siem pre lo m ism o?

154
A c t i v i d a d e s

e) Esa palabra no la dices bien.


f) O s vo y a d e c ir un buen chiste.

9 . Los cabreros le e s tu v ie ro n escuchando sin d e c ir p a la b ra .


C o m p le te las oracio nes con estas expresiones, c o n ju g a n d o el
v e rb o segiin correspo nda.

m eter baza - h a b la r p o r los codos - sacar a re lu c ir -


po n e r el g rito en el c ie lo - v e n ir a cu e n to

a) A yer el n o ..................................................... en la co nve rsacion .


b) M i cu na d a s ie m p re .....................................................
c) ^Q u ie n te m a n d a .....................................................ese asunto?
d) Le lle ve la c o n tra ria у .....................................................
e) Cuantas tonterfas dices s i n .....................................................

1 0 . P re g u n to d o n Q u ijo te p o r q u e ib a asi. Yo voy a q u i p o rq u e vivia


con c u a tro m ujeres. Escribe p o rq u e , p o r que, p o rq u e , p o r que,
seg iin c o n ven g a.
a) N o lle g o ....................... sa lio tarde.
b) D im e e l ........................de tu d e cisio n .
c) El s a b ia ....................... lo castigaron.
d) Este es el m o t iv o ....................... no vine.

1 1 . C am bia las expresiones destacadas en cursiva p o r las siguien tes


en el lu g a r d o n d e co rrespo nda.

segun - de ... a - sobre - desde - tras

a) Poned esa carta encima de aquel saco de trigo .


b) S ubireis al co che a medida que vayais lle g an do .
c) Los m usicos van despues de los artistas.
d) A partir de ahora callaras, Sancho.
e) Estaremos d u rm ie n d o a partir de las seis hasta las o cho .

155
A c t i v i d a d e s

1 2 . Llego u n m uch ach o a v e n d e r unos cartapacios. E m p areja las


palabras con su d e fin ic io n .
c a rta p a cio o bra im presa corta sin Ц ca te go ria de lib ro
lib re ta obra d ra m a tica escrita para p o n e rle m usica
fo lle to c o n ju n to de hojas unidas que fo rm a n un vo lu m e n
lib ro c u a d e rn illo de un lib ro
fa s c fc u lo carpeta para guardar papeles
lib re to lib ro p eq u en o de hojas en b ia n co

1 3 . iQ u e cosas d ijo d o n Q u ijo te p ara no p a g a r en la v en ta ? En


lu g a r d e cosas p od em os decir razon es о a rg u m e n to s . C am bia la
p a la b ra cosa p o r a lg u n a d e estas en las siguien tes oraciones:

asuntos - opciones - n oticia - a con te cim ien to - sustancia - metas

a) El balsam o de Fierabras era una cosa Ifquida.


b) D o n Q u ijo te tern'a varias cosas para elegir.
c) Sancho no a lca n zo todas las cosas q ue deseaba.
d) El cu ra c o n to una cosa al barbero.
e) ^D e que cosas h ab laro n co n el ventero?
f) C a m in o to d o el dfa sin sucederle cosa alguna.

1 4 . Dice d o n Q u ijo te : "T o d o lo h a g o p o r a m o r d e ta n a lta s en o ra ".


Dice Sancho: "Tan a lta es q u e m e Neva a mi mas d e un p a lm o ".
O bserva el s ig n ific ad o d e a lta e n cada caso.
Indica dos significados distintos d e cada una d e las siguientes
palabras.
gato
g a llo
hoja
enca n ta r
fo rz a r

156
A c t i v i d a d e s

ACTIVIDADES DE GRAMAT1CA

1 . Escribe el n iicleo d e l s u je to у d e l p red ic ad o de las oraciones del


te x to s ig u ien te .
En esto, la senora del co che se acerco a d on Q u ijo te у le p id io que
p erdonara la v id a a su escudero. D o n Q u ijo te re sp o nd io en to n o
serio: "Yo estoy co n te n to , herm osa senora, de hacer lo que m e
pedis. Pero este ca b a lle ro m e ha de p ro m e te r ir al Toboso".

Sujetos Predicados

2 . D e las siguien tes oraciones di cuales son sim ples (S) у cuales
com puestas (C).
a) A l lle g ar a la venta, descansarem os. ( _ )
b) Deseo que m e cuentes que haci'a D u lc in e a . ( _ )
c) ^Q uieres m i o p in io n , Sancho? ( _ )
d) Nos d ie ro n el recado у se fu e ro n . ( _ )
e) N o esperaba que llegases tarde. ( _ )
f) D im e la verdad sinceram ente. ( _ )

3 . D e esas mismas oraciones, escribe los p ro n o m b res personales


sujeto у el v e rb o c o rre sp o n d ie n te .

157
A c t i v i d a d e s

4 . O rd e n a las siguien tes partes pa ra q u e resulte un te x to con sen-


tid o .

у co m ie ro n los dos en paz - у p o c o despues - para pasar la


noche - saco Sancho lo que trafa -“ s lib ie ro n luego a c a b a llo -
p araron ju n to a las cabanas de unos cabreros

5 . E m p areja c o rre c ta m e n te los sujetos con los predicados.

La ju s tic ia agradezco el habernos a c o g id o


Las abejas regalaban la d u lc e m iel
La tie rra le e stu vie ron e scuchando
Yo era respetada
Los cabreros ofrecfa to d o lo necesario

6 . Yangues es un a d je tiv o g e n tilic io q u e indica q u e u n o es n a tu ­


ral d e Y anguas. Form a gen tilicio s con los siguientes sufijos у los
lugares q u e se in dican , segiin co rrespo nda.
-ело A lic a n te , Salam anca
-ano C oruna, Tarragona
-es Caceres, M a d rid
-ino O rense, V a le ncia
-in Leon, B arcelona
-ense M a llo rc a , M en o rca

7 . Escribe oracio nes con esta e stru ctu ra.

V erbo + p a rtic ip io —> Cayo malherido.

H a lla rse (el, im p e rfe cto ) + p a rtic ip io (acostar) —>


D e ja r (yo, in d e fin id o ) + p a rtic ip io (olvidar) —>
S eguir (el, im p e rfe cto) + p a rtic ip io (dormir) —>
A n d a r (el, in d e fin id o ) + p a rtic ip io (perder) —>
Tener (yo, presente) + p a rtic ip io (entender) -»

158
A c t i v i d a d e s

8 . Escribe oraciones segiin esta estru c tu ra s ig u ien d o el e je m p lo .

Corrieron —> salir + g e ru n d io —> Salieron corriendo.

L lo ro —> irse + g e ru n d io -»
Leia —> estar + g e ru n d io -»
H u y o —» salir + g e ru n d io —»
A n a d ia —> ir + g e ru n d io —»
D ic e —> seguir + g e ru n d io -»

9 . M ire q u e a q u e llo s n o son g ig a n te s sino m o lin o s d e viento.


Escribe sino о si no, segiin corresponda:
a) No podia comenzar aventuras.........era armado caballero.
b) D o n Q u ijo te no iba s o lo , ................ co n Sancho.
c) El c a b a llo de d on Q u ijo te no es B a b ie c a ,.......... Rocinante.
d) E s o ,.......... son m o lin o s, ^que son?
e) ^Q ue s e ra n .......... gigantes?
f) .......... son gigantes ta m p o co , ^que s e ra n ............ ?

10. T ran sfo rm a la o racio n "D o n Q u ijo te , q u e vio la p a liza d a d a a


R o c in a n te ..." u tiliz a n d o los siguien tes nexos:

cu a n d o - al ver - v ie n d o

11. A plica algun os d e los a d je tiv o s d e este te x to a los sustantivos


siguien tes segiin co n ven g a.

fabada - e n v id ia - co ra zo n - frente

Servia en la venta una m oza asturiana, ancha de cara, de nariz


chata, tuerta de un o jo у no m uy sana del o tro . Pero te n ia un buen
cu e rp o que hacfa o lv id a r las dem as faltas.

159
A c t i v i d a d e s

12. Escribe la, le о lo segun co n ven g a.

a) D a (la / le) la m an o a la senora.


b) Dase (le/la) tu ta m b ie n .
c) Este ca n a rio m e (lo / le) regalo Juana.
d) Yo (le / la) regale a Luisa un pez.
e) To m a (lo / le) el p u lso a tu herm ana.
f) Ya se (le / lo) he tornado.

160
S O L U C I O N E S

ACTIVIDADES DE CQMPRENSION LECTQRA


1 . Por d o rm ir p o co у leer m uchos lib ros de caballerias.

2 . Ser a rm a d o ca b a lle ro .

3 . En la venta, co n los arrieros.

4 . "El ve n te ro cogio un libro. Le a com p an a ba n un m u ch a ch o con una


vela у las dos conocidas doncellas. M a n d o ponerse de rodillas a
d on Q u ijo te , fin g io q ue lefa una oracion, leva nto la m an o у le d io
un buen golpe en el cuello у despues o tro co n su misma espada,
siem p re hablando entre dientes, с о т о si rezara."

5 . C oger cam isas у d in e ro у buscar un escudero.

6 . Se c ritic a el abuso de p o d e r de los am os, у se c o n firm a el d o b le


resultado de la a firm a c io n "cada u n o es h ijo de sus o bras": A ndres
sera de n uevo apa lea d o p o r no haber c u id a d o el rebano у el am o
no c u m p le su prom esa de so ltarle у pagarle p orq u e no es ca b a lle ro .

7 . Para d on Q u ijo te basta la p alabra para a firm a r la b elleza de D u lc i­


nea. Los m ercaderes q uie re n ver la re alid a d, antes de a firm a rla .

8 . Pero Perez, el cura; maese N ico la s, el barbero; la so brina у el am a.

9 . En ese tie m p o fu e a ve r don Q u ijo te a un labrador vecino suyo,


hom bre honrado a u n q u e pobre, p ero de m uy роса sal en la m o lle -
ra. Tanto le d ijo у tanto le prom etio, q ue el h om b re d e c id io irse con
el у servirle de escudero. D on Q u ijo te le decfa que p o d ia ganar
alguna insula у d e ja rlo a el с о т о gobernador.

10.
m o lin o s de v ie n to —> gigantes
venta —> c a s tillo
bacfa —> y e lm o de M a m b rin o
A ld o n z a Lorenzo —> D u lc in e a

162
S O L U C I O N E S

1 1 . D ic e que las cosas de la guerra ca m b ia n co n tin u a m e n te у echa la


cu lp a al sabio Freston, que ha c o n v e rtid o los gigantes en m o lin o s.

1 2 . Para d on Q u ijo te es un balsam o m ag ico, cu ra tiv o . Para Sancho es un


n e g o cio e c o n o m ic o , m e jo r q ue la fnsula.

1 3 . Antes no existfan las palabras tuyo у mio; antes la naturaleza te daba


sin esfuerzo lo necesario para c o m e r у ahora hay que tra b a ja r d u ro
para co n se g u irlo . A hora hay dem asiado lu jo en el vestir; se han per-
d id o la paz у la am istad; el engano se m ezcla co n la verdad.

1 4 . D o n Q u ijo te se c u lp a a sf m ism o de lo su ce d id o p o r no c u m p lir las


leyes de la caballeri'a: n unca d e b io lu ch a r co n tra los yangiieses,
puesto que no eran ca ba lle ros andantes.

1 5 . Para d on Q u ijo te , M a rito rn e s es la mas b ella d o n c e lla , h ija del senor


del c a s tillo , у el a rrie ro es un gigante de ese c a s tillo enca n ta do .

1 6 . N o puede ir en co ntra de las leyes de los ca ba lle ros andantes, que


jam as pagaron posada ni otra cosa, p o rq u e se les debe acoger bien
en re c o n o c im ie n to de sus trabajos у su frim ien to s.

1 7 . C o m o dos e je rcitos dispuestos a luchar.

1 8 . Sancho le pon e ese n o m b re p or la m ala сага у fig ura que tiene,


d e b id o al ca nsa ncio у a la falta de dientes у m uelas. D o n Q u ijo te
cree q ue ha sido el sabio a u to r de su h istoria q u ie n le ha in sp ira d o
a Sancho ese n om bre, para im ita r a otros caballeros.

1 9 . Porque ve que Sancho se rfe de el, у le da ve rg iie n za que piense que


ha pasado m iedo.

20 . U na bacfa de barbero.
2 1 . A l p rin c ip io se m uestra mas о m enos ju ic io s o : no soporta q ue la
gente vaya a la fuerza с о т о esclavos, los ju z g a co n generosidad у
m ente abierta, pero es a rb itra rio al interpretar la Justicia у soltarlos.
A l fin a l v u e lve a aparecer su fa lta de ju ic io , cu a n d o se enfada p o r­
que los galeotes m en o sprecian a su senora D u lc in e a .

163
S O L U C I O N E S

22 . C o m o una m oza del ca m p o , co n la fuerza de un h om b re, de p e lo


en p echo, g rito n a у m uy d ive rtid a .
2 3 . El cura у el barbero.

2 4 . Se disfraza de la princesa M ic o m ic o n a , que v ie n e a p e d ir ayuda a


don Q u ijo te . C on ese engano p retende q ue regrese a su casa.
2 5 . Sancho, q ue cree que d on Q u ijo te ha m atado al gigante у q ue el
v in o es sangre. D o n Q u ijo te , en ca m b io , esta sonando.
2 6 . Penso que don Q u ijo te creerfa q ue to d o a q u e llo era d e b id o a un
e n ca n ta m ie n to .

ACTIVIDADES DE LEX1CQ
1.
p la n ta r - v e n d im ia r - v id - сера - sa rm ie n to - uva

a) Las hojas del rosal estan algo m ustias.


b) H e visto un arbo l m ue rto .
c) Es un h o m b re fla c o de carnes.
d) M ayo es un mes sin llu v ia .
e) Juan tie n e un ca ra cte r serio.
f) D ijo q ue no sin mas e xp lica cio n e s.

3.
a) N o paraba de m eter prisa a los viajeros.
b) Si quieres ganar tie m p o hay que alargar el paso.
c) A l ver al perro, el gato salio zum bando.
d) Venga, h om bre, aprieta el paso.
e) C u a n d o lo vi, iba c o rrie n d o с о т о una liebre.

164
S O L U C I O N E S

4.
b ofetada g olp e d ad o en la cara con la m ano abierta
p un e ta zo -> golpe dado con el puno
p orra zo —» golpe con una porra о el que se recibe al caer
pedrada golp e d a d o co n una piedra
c u c h illa d a —» golpe dado con el c u c h illo u otro o bje to cortante
pisoton —> golp e d a d o co n el p ie sobre el p ie de o tro
batacazo g o lp e ru id o so al caer
cabezazo golp e d a d o co n la cabeza
guantazo —» g o lp e d a d o co n la m an o abierta

5.
una piara de cerdos
un e n ja m b re de —» abejas
una ja u rfa de —» perros
una bandada de aves
un b an co de peces
una m anada de elefantes

6.
S in o n im o A n to n im o

c la ro oscuro

p u b lic o p riv a d o

sabido d e s co n o c id o

v isib le in v is ib le

165
S O L U C I O N E S

a) El n in o ju g a b a co n la com eta.
b) En la n atura le za existe un o rden.
c) C o la b o ro en una e d ito ria l.
d) N o escribas en el m argen.
e) En la m argen del rio hay arboles.
f) El ca pita n d io la orde n de atacar.
g) A q u f los e d ito ria le s se escriben a m ano.
h) H an a n u n c ia d o que esta noche se vera el co m eta H ailey.

a) El jefe anuncio la salida del tren.


b) La maestra recita m uy b ie n las poesias.
c) Sancho afirm aba una у otra vez que no era verdad.
d) ^Por q ue repites siem pre lo m ism o?
e) Esa palabra no la pronuncias bien.
f) Os vo y a contar un buen chiste.

a) A yer el no m etio baza en la co nve rsacion .


b) M i cunada siem p re habla por los codos.
c) ^Q u ie n te m anda sacar a relucir ese asunto?
d) Le lle ve la co n tra ria у puso el grito en el cielo.
e) C uantas to nterias dices sin venir a cuento.

.
10
a) N o llego porque salio tarde.
b) D im e el porque de tu d ecisio n .
c) El sabfa por que lo castigaron.
d) Este es el m o tiv o por que no vine .

166
S O L U C I O N E S

11 .
a) Poned esa carta sobre aquel saco de trig o .
b) Subireis al c o ch e segun vayais llegando.
c) Los m usicos van tras los artistas.
d) Desde ahora callaras, Sancho.
e) Estaremos d u rm ie n d o de (las) seis a (las) o cho .

12 .
ca rta p a cio —»
lib reta —■
—>> lib ro p eq u eh o de hojas en b ia n c o
fo lle to -> obra im presa co rta sin la ca te go ria de lib ro
lib ro —> c o n ju n to de hojas unidas que fo rm a n un v o lu m e n
fa scfcu lo —> c u a d e rn illo de un lib ro
lib re to -» obra d ra m a tica escrita para p o n e rle m usica

13 .
a) El balsam o de Fierabras era una sustancia Ifquida.
b) D o n Q u ijo te tem'a varias opciones para elegir.
c) Sancho no a lca n zo todas las metas que deseaba.
d) El cura c o n to una noticia al barbero.
e) ^De que asuntos hab laro n co n el ventero?
f) C a m in o to d o el dfa sin sucederle acontecim iento alg u no .

14.
gato - a n im a l / in stru m e n to del coche
gal lo - a n im a l / v o z desafinada al cantar
h oja - de a rbo l / de un lib ro
encantar - gustar m u ch o / h ech iza r
fo rz a r - o b lig a r / hacer fu e rza sobre a lg o о alg u ie n

167
S O L U C I O N E S

1.
Sujetos Predicados

la senora se acerco
(la senora) p id io
(don Q u ijo te ) perdonara
D o n Q u ijo te re sp o nd io
Yo estoy c o n te n to
(vos) pedis
este c a b a lle ro ha de p rom e te r

a) A l llegar a la venta, descansarem os. (C)

b) Deseo q ue m e cuentes q ue h acia D u lc in e a . (C)

c) ^Q uieres m i o p in io n , Sancho? (S)

d) N os d ie ro n el recado у se fu e ro n . (C)

e) N o esperaba que llegases tarde. (C)

f) D im e la verdad sinceram ente. (S)

3.
a) nosotros llegar
nosotros descansarem os
b) yo deseo
tu cuentes
e lla hacfa
c) tu quieres

168
S 0 L U C 1 0 N E S

d) ellos d ie ro n
ellos se fueron
e) yo (no) esperaba
tu llegases
f) tu di(m e)

Saco Sancho lo q ue trafa у c o m ie ro n los dos en paz. S ubieron luego


a c a b a llo у p o co despues pararon ju n to a las cabanas de unos ca b re ­
ros para pasar la noche.

La ju s tic ia —> era respetada


Las abejas —> regalaban la d ulce m iel
La tie rra —> ofrecfa to d o lo necesario
Yo —» agradezco el habernos a co g id o
Los cabreros -» le e stu vie ron e scuchando

-eno cacereno, m a d rile n o Caceres, M a d rid


-ano orensano, va le n cia n o O rense, V a le ncia
-es leones, barcelones Leon, Barcelona
-ino a lic a n tin o , sa lm a n tin o A lica n te , Salam anca
-in m a llo rq u in , m e n o rq u fn M a llo rc a , M en o rca
-ense corunense, tarraconense C oruna, Tarragona

7.
Se h allaba acostado.
D e je o lv id a d o .
Seguia d o rm id o .
A n d u v o p erd id o .
Tengo e n te n d id o .

169
S O L U C I O N E S

Se fue llorando.
Estaba leyendo.
Salio huyendo.
Iba anadiendo.
Sigue diciendo.

a) No podi'a comenzar aventuras si no era armado caballero.


b) Don Quijote no iba solo, sino con Sancho.
c) El caballo de don Quijote no es Babieca, sino Rocinante.
d) Eso, si no son molinos, ^que son?
e) ^Que seran sino gigantes?
f) Si no son gigantes tampoco, ^que seran si no?

10 .
Don Quijote, cuando vio la paliza dada a Rocinante...
Don Quijote, al ver la paliza dada a Rocinante...
Don Quijote, viendo la paliza dada a Rocinante...

11 .
asturiana - fabada;
ancha - frente;
sana - envidia;
buen - corazon

170
S O L U C I O N E S

12 .
a) Dale la mano a la senora.
b) Dasela tu tambien.
c) Este canario me lo regalo Juana.
d) Yo le regale a Luisa un pez.
e) Tomale el pulso a tu hermana.
f) Ya se lo he tornado.

171
G
LOSARIO
G L О S A R I О

Espanol Ingles Frances Aleman Italiano Portugues (b ra s ile n o )

ansioso eager anxieux abegierig ansioso ansioso, sofrego


asno ass, donkey ane Essel asino asno
aspero rough, coarse reche, rugueux rau ruvido aspero
azotar to flog fouetter peitschen frustare agoitar
bellota acorn gland Eichel ghianda bolota
bordar to embroider broder besticken ricamare bordar
buey ox boeuf Ochse bue boi
bulto shape masse, undeutliche forma, massa vulto, volume
silhouette Gestalt
capilla chapel chapelle Kapelle cappella capela
canalla swine salaud, gredin Schurke canaglia, furfante canalha
cascada waterfall cascade Wasserfad cascata cascata
castano chestnut tree chataignier, Kastanienbaum castagno castanho
marronnier
cebada barley orge Cerste orzo cevada
ceremonia ceremony ceremonie Zeremonie cerimonia cerimonia (cerimonia)
colera rage, anger colere Zorn, W ut collera colera
consuelo comfort, consolation, Trost, conforto, consolo, alivio
consolation soulagement Erleichterung consolazione
coz kick ruade Hufschlag calcio coice
derrota defeat defaite Niederlage sconfitta derrota
dichoso happy heureux gliicklich felice feliz, ditoso
discrete discreet disc ret zuriickhaltend, discrete discrete
unaufdringlich
desdicha misfortune malheur Ungluck sfortuna, guaio infortunio (desgra^a)
despreciado spurned dedaigne, verschmaht, sprezzato desprezado
meprise ausgeschlagt
encajar to pull down enfoncer, aufstolpen, incassare encaixar
emboiter aufsetzen
encina holm oak chene Steineiche quercia azinheira
ensidar to saddle seder satteln sellare selar
esclavo slave esclave Skavle schiavo escravo
escopeta shotgun fusil Gewehr schioppo escopeta (espingarda)
escudo shield boudier Schild scudo escudo
esfuerzo effort effort M iihe sforzo esfor^o
fideddad faithfulness, fidelite Treue fedelta fidelidade
loyalty
furia fury fureur W ut furia furia
galgo greyhound levrier Windhund levriere galgo
galope gallop galop Galopp galoppo galope
gamo fallow deer daim Damhirsch daino gamo
honestidad honesty honnetete Ehrlichkeit onesta honestidade
honra honor honneur Ehre onore honra
ingenio ingenuity, w it esprit, finesse Geist, W itz spirito engenho
instinto instinct instinct Instinkt istinto instinto
ira rage, wrath colere, courroux Wut, Raserei ira ira
jaula cage cage Kafig gabbia jaula

174
G L О S A R I О

Espanol Ingles Frances Aleman Italiano Portugues (b r a s ile n o )

labrador ploughman, laboureur, Landwirt, contadino lavrador


peasant paysan Bauer
lamento wail, lamentation lamentation Wehklagen lamento lamento
lanza spear lance Lanze lancia lan^a
limosna aim aumone Almosen elemosina esmola
machacar to crush, ecraser, piler zermahlen, macinare esmagar
to smash zerstampfen
matorral bush buisson Cestrupp cespuglio, sterpo matagal
manjar delicacy mets Delikatesse prelibatezza manjar (quitute)
mula mule mule M aultier mula mula
musa muse muse Muse musa musa
navaja knife couteau Messer coltello navalha
perjuicio damage, prejudice, Schaden danno dano (prejuizo)
harm dommage
podar to prune tailler beschneiden potare podar
pozo well puit Brunnen pozzo W
predicar to preach precher predigen predicare pregar
raptor kidanapper ravisseur Entfuhrer rapitore raptor
rebaiio flock troupeau Herde gregge rebanho
rendirse to surrender se rendre sich ergeben arrendersi render-se
renunciar(a) to relinquish, renoncer aufgeben, rinunziare renunciar
to give up verzichten
resguardarse(de) to shelter s'abriter sich schutzen ripararsi resguardar-se
robusto robust, sturdy robuste robust robusto robusto
rodar to roll rouler rollen ruzzolare rodar
siega harvest fauchaison Mahzeit falciatura sega
sollozo sob sanglot Schluchzen singhiozzo solugo
sosiego peace, quiet calme, repos Ruhe quiete sossego
suplicar to beg supplier, prier anflehen supplicare suplicar
suspirar to sigh soupirer seufzen sospirare suspirar
tapiar to wall up murer zumauern murare taipar
tocino pork fat lard Speck lardo toicinho
traidor traitor traitre Verrater traditore traidor
trastornar to drive mad, bouleverser, faire verstoren stravolgere transtornar
to unhinge perdre la tete
trayecto route, way route, trajet Strecke, Weg tragitto, cammino trajecto (trajeto)
trigo wheat ble Weizen frumento trigo
vela candle chandelle, bougie Kerze candela vela
venda scales bandeau Schuppen (blind benda venda
(to be blind) sein)
vengar to avenge venger rachen vendicare vingar
verdugo hangman, bourreau Henker boia verdugo
executioner
vina vineyard vignoble Weinberg, vigneto vinhedo
Weingarten
vomitar to vomit vomir erbrechen, sich vomitare vomitar
ubergeben
yegua mare jument, cavale Stute cavalla egua

175

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