Zaietz, P. La Deutscher Werkbund
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La Deutscher Werkbund.
Arte e industria en los
albores del siglo XX
Con la Revolución Industrial (1760-1830) que nace en Inglaterra y la introduc-
ción sistemática de la máquina en el proceso de producción, comienza la me-
canización del trabajo, es decir, el reemplazo del trabajo manual por el trabajo
de la máquina, y se instaura así un nuevo sistema de producción en el cual la
característica más importante es la división de las tareas de concepción de las de
fabricación del producto, rompiendo así con el esquem.a vigente durante siglos
en el cual estas actividades estaban a cargo de una sola persona que concebía y
construía el producto.
La producción industrial de bienes de uso no condujo inmediatamente a una
nueva estética de los productos, la cual deriva de nuevas posibilidades construc-
tivas y de acabado, y constituye un fenómeno paralelo a una nueva conciencia
cultural de la era técnica. Las nuevas máquinas de la Revolución Industrial per-
mitieron a los fabricantes lanzar al mercado miles de artículos baratos en el mis-
mo tiempo y al mismo costo que antes se requerían para la producción de un solo
objeto bien elaborado. Materiales de imitación y técnicas espurias prevalecían en
toda la industria.
La Gran Exposición Internacional de 1851, organizada en Londres por la Ro-
yal Society of Arts, fue la primera exposición de productos industriales que ofre-
ció la oportunidad de conocer y hacer un balance de la producción industrial de
todas las naciones y contribuyó a plantear los problemas estéticos de los objetos
en el momento del paso de la artesanía a la producción industrial, impulsando
una reacción general en la segunda mitad del siglo XIX hacia la búsqueda de so-
luciones al problema de las relaciones entre el arte, la estética y la industria.
Surgimiento de la Werkbund
Hacia fines del siglo XIX, siguiendo el modelo inglés e inspirados en las ense-
ñanzas de Morris, se fundaron en Alemania pequeños talleres privados que
producían enseres de casa, muebles, textiles y utensilios de metal, pero con una
importante diferencia: mientras que en Inglaterra los talleres de Arts and Crafts
habían rechazado la producción con máquinas, ésta fue apoyada sin restricciones
en Alemania.
Ya no se trataba, como en la propuesta de Ruskin, de salvaguardar a la socie-
dad de las consecuencias que el industrialismo traía consigo, ni de suprimir la
alienación del trabajo volviendo a la producción artesanal y a la forma de circula-
ción del simple canje. Estas concepciones parecían por completo superadas.
Es así como, en la búsqueda de solución de los problemas estéticos que plan-
teaba el nuevo sistema de producción, Alemania fue el país que encaró más orga-
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creador de la obra de arte global de la forma del medio ambiente privado que la
clase privilegiada interpone, para su propio goce, entre ella misma y la realidad
que le rodea. De esta suerte, el diseñador se convierte de nuevo en artista, y no
en artesano en el sentido en que lo entendió Morris: cada jarro y cada mueble de
Gallé estaban firmados. Cada vaso de Tiffany constituía una obra de arte única e
individual. Ni las verjas de Gaudí, ni los bordados de Obrist, ni los muebles de
Horta o Guimard estaban concebidos para la producción industrial en serie.
Van de Velde señaló el contraste entre el arte de Morris, que nunca se liberó
de reminiscencias de la Edad Media, y su propia y nueva doctrina de la belleza
inherente a las máquinas. Inglaterra fue un estímulo decisivo para las ideas de
van de Velde, Wagner, Loos y Wright. Wagner expresó su gran admiración por
la adecuación y la pureza del arte industrial inglés; Loos dijo explícitamente: “El
centro de la civilización europea es actualmente Londres”.
De los escritos de van de Velde puede citarse la siguiente declaración:
Adolf Loos escribió sus primeros ensayos para diarios y publicaciones perió-
dicas en 1897 y 1898. Atacando el estilo vienés del Art Nouveau, conocido como
el estilo de la Sezession, que estaba justamente entonces en su punto culminante,
señalaba:
Cuando más bajo es el standard de un pueblo, más profusos son sus or-
namentos. Encontrar belleza en la forma en lugar de hacerla depender del
ornamento es la meta a que aspira la humanidad.
Pues la belleza pura en una obra de arte individual es para Loos “el grado en
que alcanza utilidad y la armonía de todas las partes en relación con las otras”.
Notas:
1 Citado en Nikolaus Pevsner, Pioneros del diseño modemo, Buenos Aires, Infinito, 1972
2 Citado en Aquiles Gay y Lidia Samar, El diseño industrial en la historia, Córdoba, Tec, 2004
3 Citado en Gert Selle, Ideología y utopía del diseño. Contribución a la teoría del diseño industrial, Barcelona,
Gustavo Gili, 1975
4 Citado en Aquiles Cay y Lidia Samar, op. cit.
5 Citado en Gert Selle, op. cit.
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