Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

La Iglesia Como Pueblo Sacredotal

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

1

UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE MÉXICO


CURSO: ECLESIOLOGÍA
Prof. Hna Mariana Ivalú Lozano Bravo, hmsp
Alum. David de Jesús Padrón Delgado, MSpS
“La Iglesia como pueblo sacerdotal: hacia una eclesiología de comunión fraterna”
Introducción
La eclesiología conoció un giro en sus contenidos y en su comprensión a partir
del Concilio Vaticano II. La Constitución dogmática Lumen Gentium abrió nuevos
rumbos en el modo de vivir la conciencia eclesial, permitiendo un avance significativo
en el desarrollo dogmático del modo de ser y vivir en la comunidad creyente de los
bautizados.
A lo largo de estas últimas décadas, se ha seguido profundizando en los
contenidos de dicha Constitución y ha encontrado diversas declinaciones en el seno de
la comunidad eclesial. En el desarrollo de la comprensión del carisma de la
Espiritualidad de la Cruz y de la congregación de los Misioneros del Espíritu Santo,
siguiendo la línea de los últimos capítulos generales, se ha podido hacer una
profundización desde los contenidos de la eclesiología, en la misión del instituto.
El presente ensayo enmarcará en las directrices de la Lumen Gentium la
propuesta carismática de nuestra congregación religiosa, para con ello lanzar algunas
propuestas pastorales que permitan ayudar a la profundización de la conciencia eclesial
y a vivirlo desde el carisma específico de la Espiritualidad de la Cruz.
I. La eclesiología de la Lumen Gentium
En el primer capítulo (nn. 1-8) de la Constitución, se presenta el misterio de la
Iglesia en el seno de la Trinidad. Se retoman las figuras bíblicas que dan identidad al
misterio eclesial: cuerpo, esposa, comunidad de fe, entre otras.
Es en el capítulo segundo (nn. 9-17) donde se retoma la figura bíblica de pueblo y
con ello se hace referencia a este nuevo pueblo formado por Cristo (especialmente los.
nn 9-10). En dichos números se subraya especialmente el carácter sacerdotal de este
nuevo pueblo elegido por Dios, sobre ello volveremos más adelante.
Los capítulos tercero (nn. 18-29) y cuarto (nn. 30-38) ponen de manifiesto la
diversidad de los miembros del Pueblo de Dios que es la Iglesia. Manifiesta una riqueza
en el modo como cada uno de sus miembros vive su vocación y desde su particular
llamada se hace presente en el mundo a Cristo y su mensaje de salvación.
Especialmente en estos capítulos se hace referencia a los miembros de la jerarquía y a
los laicos. El capítulo sexto (nn. 43-47) presenta la vocación y misión de los religiosos
dentro del conjunto de la comunidad eclesial.
En el capítulo quinto (nn. 39-42) se recuerda la vocación a la santidad que cada
bautizado ha recibido con el bautismo. En el séptimo capítulo (nn. 48-51) se abre el
horizonte escatológico de la vocación de la Iglesia como pueblo peregrino en camino
2

hacia su unión con la Iglesia celestial en la consumación definitiva al final de los


tiempos.
Por último, el capítulo octavo (nn. 52-69), como coronando esta constitución
dogmática, presenta a la Virgen María como el modelo del fiel creyente. Encontrando
en ella el typo de la Iglesia. En ella cada bautizado, encuentra un modelo de seguimiento
de Cristo y de cómo acoger la Palabra de Dios y vivirla al interior de la comunidad.
Podemos decir, parafraseando el contenido de los diversos capítulos de la Lumen
Gentium que la Iglesia es el pueblo de Dios que tiene su origen en el seno de la Trinidad
y forma el cuerpo de Cristo; en el cual, cada uno de sus miembros: jerarquía, laicos, y
consagrados comparten una misma llamada a la santidad y desde lo especifico de su
identidad y misión se mantienen peregrinos en el mundo conservando la esperanza de
volver a unirse en la plenitud de la gloria celeste con Aquel que es su Cabeza y Señor.
Dicho pueblo encuentra en María un testimonio perfecto de la respuesta creyente y una
madre amorosa que acompaña y alienta su peregrinar.
a. “Pueblo sacerdotal” en la Lumen Gentium.
La categoría “Pueblo sacerdotal” no aparece como tal en la Constitución Lumen
Gentium, sin embargo, podemos inferirlo de los señalamientos que hace al respecto de
la Iglesia principalmente en el capítulo segundo, donde es presentada como Pueblo de
Dios.
La Iglesia es ante todo el nuevo pueblo de Dios, el cual encuentra su origen en el
bautismo, dado por Cristo para formar este nuevo linaje:
Pues quienes creen en Cristo, renacidos no de un germen corruptible, sino de uno incorruptible,
mediante la palabra de Dios vivo (cf. 1 P 1,23), no de la carne, sino del agua y del Espíritu Santo (cf.
Jn 3,5-6), pasan, finalmente, a constituir «un linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo
de adquisición..., que en un tiempo no era pueblo y ahora es pueblo de Dios» (1 P 2, 9-10)1.

Como bien lo recuerda en el texto la frase de la Primera Carta del apóstol San Pedro,
uno de los atributos de este linaje es su carácter sacerdotal. Sin embargo, será el número
siguiente el que subraye el carácter sacerdotal de dicho pueblo con una mayor
elocuencia:

Cristo Señor, Pontífice tomado de entre los hombres (cf. Hb 5,1-5), de su nuevo pueblo «hizo... un
reino y sacerdotes para Dios, su Padre» (Ap 1,6; cf. 5,9-10). Los bautizados, en efecto, son
consagrados por la regeneración y la unción del Espíritu Santo como casa espiritual y sacerdocio
santo, para que, por medio de toda obra del hombre cristiano, ofrezcan sacrificios espirituales y
anuncien el poder de Aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz (cf. 1 P 2,4-10). Por ello
todos los discípulos de Cristo, perseverando en la oración y alabando juntos a Dios (cf. Hch 2,42-47),
ofrézcanse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios (cf. Rm 12,1) y den testimonio por
doquiera de Cristo, y a quienes lo pidan, den también razón de la esperanza de la vida eterna que hay
en ellos (cf. 1 P 3,15).

El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque diferentes


esencialmente y no sólo en grado, se ordenan, sin embargo, el uno al otro, pues ambos participan a su
manera del único sacerdocio de Cristo. El sacerdocio ministerial, por la potestad sagrada de que goza,
forma y dirige el pueblo sacerdotal, confecciona el sacrificio eucarístico en la persona de Cristo y lo
ofrece en nombre de todo el pueblo a Dios. Los fieles, en cambio, en virtud de su sacerdocio regio,

1
Cfr. Lumen Gentium, n. 9.
3

concurren a la ofrenda de la Eucaristía y lo ejercen en la recepción de los sacramentos, en la oración


y acción de gracias, mediante el testimonio de una vida santa, en la abnegación y caridad operante 2.

En este texto queda de manifiesto el carácter sacerdotal de cada bautizado, por


medio del cual cada uno se une al misterio del Sumo y Eterno Sacerdote, llamados a
vivir la propia existencia como una “ofrenda permanente”3

En la Espiritualidad de la Cruz, se subraya como rasgo característico del


seguimiento de Jesús, centrarnos en el misterio del Sacerdocio de Cristo. Es uno de los
rasgos fundamentales de nuestro espíritu 4. Es el modo como queremos responder a
nuestra vocación y como queremos ayudar a otros a seguir a Jesús.

En los últimos capítulos generales se han insistido en este elemento como veremos a
continuación.

II. La Iglesia como Pueblo Sacerdotal en el carisma de los MSpS


Encontramos en los últimos tres textos capitulares (2204, 2010, 2016) de la
congregación la llamada a construir el pueblo sacerdotal. Encontramos una evolución en
la comprensión de dicho elemento, así como en el modo que somos invitados a
promoverlo en el seno de la comunidad eclesial.
En el texto final del XIV Capítulo general celebrado en el 2004 aparece este
elemento novedoso:
53. Para impulsar nuestra misión en fidelidad creativa, Dios nos pide configurarla en nuestras
diversas comunidades y su proyecto, desde un escenario que integre:
-La formación del pueblo sacerdotal.
-Con procesos definidos de santidad (personal y comunitaria)
-Que impliquen un compromiso de solidaridad en el mundo, especialmente a favor de los más
pobres5.

La formación del pueblo sacerdotal aparece aquí como un elemento para impulsar
nuestra misión. Este, unido a los otros dos elementos se constituyeron a partir de
entonces en las llamadas “categorías de la misión” y se abrió un camino de reflexión y
profundización congregacional al respecto.
En el XV Capítulo General celebrado en 2010, estos elementos adquirieron una
fuerza mayor y se convierten en el modo de vivir la reestructuración del ejercicio de la
misión, siendo la tercera línea de acción capitular.
3ª Línea de acción
42. Restructurar el ejercicio de nuestra misión, profundizando e implementando la categoría Pueblo
sacerdotal, generando procesos de santidad e impulsando con fuerza el compromiso de solidaridad 6.

En esta ocasión la novedad está en el hecho de que aparece ya como categoría para
vivir la misión. Cada miembro de la consagración está llamado a vivir desde una

2
Ibídem, n. 10.
3
Cfr. Plegaria eucarística III.
4
Cfr. MISIONEROS DEL ESPÍRITU SANTO, Constituciones y Determinaciones, Ed. Privada, México 2011, 19.
5
MISIONEROS DEL ESPÍRITU SANTO, Capítulos generales. Documentos finales 1968-2010, Ed. Privada, México
2015, 188.
6
MISIONEROS DEL ESPÍRITU SANTO, Documento final del XV Capítulo general, Ed. Privada, México 2010, 17.
4

eclesiología de Pueblo sacerdotal, misma que viene definida en el documento de la


siguiente manera:
49. La categoría “Pueblo sacerdotal” nos sitúa carismáticamente en la eclesiología de comunión del
Vaticano II, tiene un fuerte contenido pastoral e incluye a los diferentes destinatarios, obras y medios
de nuestra misión. Significa promover que todos los miembros de la Iglesia vivamos nuestro
sacerdocio bautismal en condiciones de igual dignidad, valorando la vocación específica, los
ministerios y los carismas de cada uno. Desde esta perspectiva, nuestro servicio a los ministros
ordenados quiere mayor relevancia (cf. CD 63)7

Aparece una madurez en el modo como se define ya esta categoría y en los rasgos e
implicaciones que la misma conlleva. Se presentan, además, los elementos que
componen el modo como se ha de vivir esta insistencia en la misión.
En el Capítulo general más reciente, celebrado en 2016 sigue apareciendo la misma
tercera línea de acción como en el XV capítulo general, se reconoce como un avance
significativo que las categorías de la misión forman parte de un lenguaje
congregacional8. Se constata, sin embargo, que en algunos miembros de la congregación
hay una pobre comprensión al respecto y que no se cuenta con suficientes herramientas
metodológicas y concretizaciones pastorales9. Pero cabe destacar la novedad de este
capítulo al hablar de misión compartida con los laicos como un modo de la construcción
del Pueblo sacerdotal:
44. Misión compartida
Involucrar de manera más decidida a los laicos en la misión común, compartiendo en términos de
equidad el ejercicio de la misma: Esto implica:
-Integrar a los laicos en ámbitos de planeación, decisión, ejecución y evaluación de los proyectos
pastorales.
-Dedicar laicos a tiempo completo o parcial en la coordinación de algunas áreas de la pastoral.
-Favorecer el trabajo en equipo con laicos, que promueva su sacerdocio bautismal, ayudando a
superar una actitud y una mentalidad clericalita.

Se constata nuevamente un avance significativo en el modo de comprender esta


insistencia congregacional. Aparecen rasgos más concretos que permiten tener claridad
del modo como se puede realizar esto en la misión de las comunidades. Se insiste en la
promoción del sacerdocio bautismal de los laicos como un modo de vivir en este tipo de
eclesiología.
Con estos textos hemos podido constatar como en los últimos 14 años se ha dado
una evolución en el modo de comprender, ejecutar y vivir una insistencia
congregacional en la que se pretende vivir una insistencia en una eclesiología que
entiende a la Iglesia como Pueblo Sacerdotal, en total consonancia con la eclesiología
del Vaticano II.
III. Hacia una eclesiología de comunión fraterna.
Podemos entonces delinear algunas características de esta eclesiología, así como
implicaciones pastorales que la hagan efectiva en la vida cotidiana de las comunidades
cristianas confiadas a la pastoral de esta congregación.

7
Ibídem, 18.
8
Cfr. MISIONEROS DEL ESPÍRITU SANTO, Documento final del XVI Capítulo general, Ed. Privada, México 2016,
19.
9
Ibídem, 20.
5

a. Un pueblo sacerdotal
Aquí volvemos nuevamente los ojos a la insistencia de la Lumen Gentium
números 9 y 10. Somos un nuevo Pueblo constituido por Cristo, y como los miembros
de un mismo pueblo, tenemos en común una misma identidad, derechos y obligaciones.
Esto no anula la diversidad de carismas y funciones al interior de la comunidad, sino
que hace más evidente aquello que tenemos en común y que nos ayuda a vivir en
relaciones horizontales.
Este pueblo tiene como rasgo común su vocación y dinamismo sacerdotal, que
reside en la dignidad bautismal y por medio del cual queremos responder a la llamada
del seguimiento de Jesús Sacerdote y Víctima como elemento esencial de nuestra
llamada, dejando que la acción del Espíritu Santo reproduzca en nosotros sus mismas
actitudes sacerdotales: contemplativo, solidario, compasivo, misericordioso y fiel (cfr.
Heb 2,17; 4, 15).
b. Una eclesiología de comunión
Este modo de comprendernos como Iglesia ha de conducirnos a la eclesiología
de comunión, donde la diversidad de carismas suscitada por el Espíritu se ve como un
enriquecimiento a la vocación eclesial a la unidad. Comunidades donde la diversidad no
es una amenaza, sino más bien una mediación para la comunión.
c. Promoción del sacerdocio bautismal
Hemos constatado que esta insistencia está expresada como una de las
características de esta espiritualidad de la Cruz, desde la experiencia mística de
Concepción Cabrera, quién como laica supo vivir de manera creativa su vocación en
medio de la Iglesia y en favor de ella.
Este rasgo nos coloca en igualdad a todos los bautizados para vivir en una
eclesiología horizontal que permita una vivencia madura de la responsabilidad de los
laicos y de la promoción del laicado de parte de los ministros ordenados y de los
religiosos para caminar en unidad y fraternidad.
d. Superación de una actitud y una mentalidad clericalita.
Lo anterior nos llevará a superar algunos rasgos clericalistas que aún están muy
presente, no solo de parte de los ministros, sino también de algunos laicos que
escudándose en ello prefieren vivir una vida eclesial de modo pasivo favoreciendo un
infantilismo y evadiendo su protagonismo.
Una eclesiología de comunión fraterna nos llevará a relaciones de
corresponsabilidad entre laicos y pastores, teniendo como raíz de las mismas la misma
vocación a la santidad bautismal y el ejercicio del sacerdocio común desde la específica
vocación de cada quien.
IV. Conclusión.
Terminamos este ensayo constatado que la insistencia de esta línea de acción de la
misión congregacional de los Misioneros del Espíritu Santo es una respuesta a la
eclesiología del Concilio Vaticano II. Así mismo, es una respuesta a un clamor del
6

pueblo de Dios que peregrina con el deseo de responder a su Señor Resucitado en medio
de la historia y del mundo.
Es también la oportunidad de seguir caminando hacia una madurez de la conciencia
eclesial de parte de todos los bautizados, por medio de la cual, cada uno de los
miembros de la comunidad eclesial pueda responder a su vocación especifica en
comunión de hermanos y hermanas desde la misma vocación recibida en el bautismo.
Así se podrá enriquecer la vida de la iglesia con dinamismos de colaboración
creativa desde la corresponsabilidad, en relaciones madurez y adultas en la fe entre
sacerdotes y fieles, caminando juntos y en colaboración, enriqueciéndose mutuamente y
haciendo palpable y presente en el mundo la acción del Espíritu Santo bajo el signo de
Pentecostés.

Bibliografía
 Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium

 MISIONEROS DEL ESPÍRITU SANTO, Capítulos generales. Documentos


finales 1968-2010, Ed. Privada, México 2015.
o Constituciones y Determinaciones, Ed. Privada, México 2011.
o Documento final del XV Capítulo general, Ed. Privada, México 2010.
o Documento final del XVI Capítulo general, Ed. Privada, México 2016.

También podría gustarte