Tarea de Fieles y Asociaciones de Fieles
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Curso 2023-2024
Alumno: Pasco Flores
Jorge Luis
Todos están llamados a formar el Pueblo de Dios, por lo que, sin dejar de ser uno y
único, debe vivir su universalidad, extenderse a todas las naciones, a todo el mundo
(LG 13).
Este Pueblo de Dios, es necesario para la salvación, cuyo único mediador y Salvador es
Cristo y se integran plenamente en él, quienes lo aceptan y aceptan plenamente (LG
14).
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Cuya pertenencia es en diversos grados (LG 14, 15, 16), ya que la Iglesia se siente unida
con todas las religiones, incluso con los ateos, por diversos vínculos, signos de la acción
y de la presencia del Espíritu en todos los hombres.
El Pueblo de Dios que tiene, como exigencia esencial, la "Misión” (LG 17). Con la
recuperación de esta categoría el Concilio ha acentuado lo que es común en la Iglesia.
Frente a la eclesiología del Vaticano I, que era un pueblo en el que aparecía la
desigualdad, se presenta una Iglesia basada en la “comunión”.
En la Eclesiología del Vaticano II como “Pueblo de Dios”, aparecen diversos contenidos
a tenerlo en cuenta:
1) El valor histórico salvífico. A la Iglesia se la llama “pueblo mesiánico”, y se le
hace conectar con el pueblo de Israel del Antiguo Testamento, en el que
aparece la idea de llamada, elección y vocación, de la alianza y la consagración
a Dios, y de la escatología futura. Es Dios quien convoca, por lo que aparece
clara la dimensión vertical de la Iglesia, “Pueblo de Dios”.
2
El capítulo II de la “Lumen Gentium" concluye afirmando la voluntad salvífica
universal de Dios, llamada universal con la que empezaba y que aún no se ha realizado
en todos los hombres. Por ello, la doctrina conciliar, tal como ha sido expuesta por el
Vaticano II en su Constitución dogmática “Lumen Gentium”, sigue siendo un verdadero
reto y una esperanza activa para la investigación y el estudio pastoral, teológico y
ecuménico de la Eclesiología como “Pueblo de Dios”.