América Colonial
América Colonial
América Colonial
Española en América
Distribución y Concentración de la Población Indígenah
La violencia ejercida por los conquistadores, junto con la confiscación de alimentos y mano
de obra, jugó un papel significativo en la disminución de la población indígena. La guerra y
las exacciones rompieron el equilibrio alimenticio, provocando hambre y debilitando a los
nativos, lo que los hacía susceptibles a enfermedades.
Epidemias y Enfermedades
Las epidemias traídas por los europeos, como la viruela, la malaria, el sarampión, el tifus y
la gripe, encontraron en los indígenas a huéspedes sin inmunidad, exacerbando el colapso
demográfico. Estas enfermedades provocaron una alta mortalidad, especialmente en
comunidades que ya estaban debilitadas por la guerra y la explotación económica.
Conclusión
Notas al Pie
Inmigración Africana
1. Involuntaria y Económica:
o La llegada de africanos comenzó como parte de las expediciones, pero
pronto se intensificó para suplir la mano de obra en la agricultura de
plantación tras la drástica reducción de la población indígena.
o La trata de esclavos africanos se reguló bajo un monopolio que duró hasta el
siglo XVIII, con un auge notable hacia finales del siglo XVI.
2. Procedencia y Asentamiento:
o Procedían de regiones como Senegambia, Guinea, el Congo, y más tarde
Angola. El número de africanos traídos a América se estima en unos
200,000 entre los siglos XVI y mediados del XVII.
3. Distribución:
o Los esclavos africanos se emplearon en diversas áreas: tierras calientes,
zonas mineras, haciendas ganaderas, y en servicio doméstico.
Inmigración Asiática
Asentamiento y Urbanización
1. Fundación de Ciudades:
o Los españoles preferían asentarse en zonas urbanizadas y establecieron
ciudades nuevas en áreas con poblaciones dispersas, consolidando su
presencia y facilitando el control administrativo y religioso.
2. Segregación:
o Los españoles e indios vivían en lugares separados, aunque los indios eran
necesarios en las ciudades para diversas tareas. Los pueblos indígenas
fueron reagrupados en nuevas localidades bajo la política de concentración.
Conclusión
En los siglos XVII y XVIII, la demografía de Hispanoamérica estuvo marcada por altas
tasas de mortalidad, una mortalidad infantil especialmente severa y recurrentes crisis
demográficas impulsadas por epidemias, hambrunas y desastres naturales. A pesar de estas
condiciones adversas, hacia fines del siglo XVIII se observaron señales de recuperación
demográfica en algunas regiones.
La mortalidad infantil, conocida como "diezmo infantil," era elevada, afectando a todos los
grupos sociales, aunque con variaciones según el estatus social y étnico. En León, por
ejemplo, a fines del siglo XVIII, la mortalidad infantil era del 19% entre los españoles, 36%
entre las castas y 51% entre los indígenas.
Las epidemias fueron una causa principal de las crisis demográficas, con brotes
significativos de sarampión, tifus, viruela y gripe a lo largo de los siglos XVII y XVIII.
Estas epidemias, junto con hambrunas recurrentes, especialmente relacionadas con la
escasez de maíz, provocaban picos de mortalidad. Por ejemplo, la región del Bajío
experimentó incrementos en la mortalidad correlacionados con las carestías de alimentos.
Recuperación Demográfica
Pese a las elevadas tasas de mortalidad, se observó una lenta pero notable recuperación
demográfica hacia fines del siglo XVIII. La vacunación contra la viruela, impulsada por la
expedición de Francisco Javier de Balmis en 1803, marcó un hito en los esfuerzos
sanitarios, aunque la cobertura fue limitada y no llegó a todos los necesitados.
Factores de Recuperación:
Dinámicas Migratorias
El crecimiento demográfico se vio complementado por significativos movimientos
migratorios. La inmigración europea, aunque menor en comparación con los siglos
anteriores, continuó siendo una fuente de población, con una estimación de 53,000
españoles emigrando a América en el siglo XVIII.
Movimientos Internos:
Aspectos Clave:
Conclusión
Mortalidad y natalidad
Durante los siglos XVII y XVIII, las tasas de mortalidad se mantuvieron altas,
especialmente la mortalidad infantil, conocida como el "diezmo infantil". Sin embargo, este
término es engañoso, ya que las tasas de mortalidad infantil podían superar con creces el
10%. Por ejemplo, a fines del siglo XVIII en León, una población del Bajío, el 19% de las
muertes entre los españoles eran de párvulos, el 36% entre las castas y el 51% entre los
indios. Las crisis de mortalidad extraordinaria, como las epidemias y hambrunas, también
jugaron un papel crucial en la dinámica demográfica.
Enfermedades y hambrunas
El hambre fue otro factor crucial en las sobremortalidades, ya que debilitaba los cuerpos y
facilitaba la propagación de enfermedades. En el Bajío, las crisis de mortalidad se
relacionaban con la escasez de maíz. Las hambrunas, como las de 1627-1631 y 1648-1656,
llevaron a grandes migraciones de indígenas en busca de alimento. Además, desastres
naturales como terremotos también contribuyeron a las altas tasas de mortalidad.
Intervenciones sanitarias
A fines del siglo XVIII, hubo un retroceso tímido de la mortalidad, en parte debido a la
introducción de la vacuna contra la viruela. La expedición de vacunación encabezada por
Francisco Javier de Balmis en 1803 recorrió gran parte de Hispanoamérica, aunque no pudo
atender a toda la población. La vacunación priorizó a los niños y las grandes ciudades,
enfrentando recelo en áreas rurales.
Incremento de la natalidad
A pesar de las altas tasas de mortalidad, la población comenzó a aumentar gracias a varios
factores. Las mujeres indígenas tendían a casarse a edades más tempranas, lo que extendía
su período fértil. Además, menos mujeres permanecían solteras y las familias tendían a
tener más hijos. En Zacatelco, la tasa de natalidad superaba los 50 por 1000, mientras que
la tasa de mortalidad rondaba los 40 por 1000, resultando en un crecimiento vegetativo
anual de más del 1%.
La procreación fuera del matrimonio fue significativa, especialmente entre las castas
mixtas. En la parroquia de San Sebastián en Lima, a fines del siglo XVI, el 40% de los
niños bautizados eran ilegítimos. En Valparaíso, este porcentaje fue similar durante el siglo
XVIII.
Recuperación y migraciones indígenas
La población indígena en áreas como el centro de México y los Andes centrales comenzó a
recuperarse desde el siglo XVII y XVIII, respectivamente. En Yucatán, el número de indios
encomendados casi se triplicó entre 1688 y 1785. Sin embargo, las migraciones internas
fueron comunes, a menudo como una estrategia para evitar obligaciones tributarias y
laborales. En la sierra del Perú, por ejemplo, los indios abandonaban los núcleos
establecidos para reasentarse como forasteros en tierras "extrañas".
En resumen, los siglos XVII y XVIII fueron un período de alta mortalidad, pero también de
creciente natalidad y recuperación demográfica en algunas áreas, influenciado por
epidemias, hambrunas, desastres naturales, intervenciones sanitarias y migraciones tanto
voluntarias como forzadas.