Primer Comentario de Texto
Primer Comentario de Texto
Primer Comentario de Texto
Ahora bien; según veo yo las cosas, se pueden en primer lugar establecer las
siguientes divisiones. ¿Cuál es el ser eterno que no nace jamás y cuál es aquel que nace
siempre y no existe nunca? El primero es aprehendido por la inteligencia y el raciocinio,
pues es constantemente idéntico a sí mismo. El segundo es objeto de la opinión unida a
la sensación irracional, ya que nace y muere, pero no existe jamás realmente.
Identificación del autor con respecto a las corrientes filosóficas del momento.
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Platón cuyo verdadero nombre es Aristocles nace en Atenas alrededor del 428-
427 a.C. siendo miembro de una familia noble vinculado con el último rey de Atenas y
Solón, por lo que se vio influenciado desde el principio hacia la vida política. En el 404
a.C. año del final de la guerra del Peloponeso conoce a Sócrates (anteriormente fue
discípulo del heraclitiano Cratilo). Pronto se sintió inclinado hacia la acción política,
pero se desilusionó cuando condenaron a muerte a Sócrates. En ese momento se dio
cuenta de que la legislación y la moralidad estaban corrompidas, y llegó a la conclusión
de que sólo la filosofía puede mostrar dónde está la justicia.
Años después inicia una serie de viajes por Egipto, Cirene y la Magna Grecia
para su formación donde conoce a una serie de representantes de la filosofía, como
Arquitas de Tarento y los últimos representantes de la escuela de Parménides, que van a
ser influyentes en su obra. En estos viajes, Platón había estado buscando las fuentes que
para Sócrates se habían convertido en relevantes para la creación de una nueva
educación en Atenas.
A su regreso a Atenas en 387 a.C. funda la Academia que terminará siendo una
escuela donde se van a formar gentes o élites para el nuevo proyecto educativo que
siguiendo la estela de Sócrates, Platón entiende que es imprescindible para la
producción del nuevo modelo de convivencia ciudadana, tras el fracaso de los ideales de
la democracia ateniense.
Su filosofía tiene una finalidad claramente práctica, política. Y en su Academia
pretende educar a los futuros gobernantes-filósofos. Su ilusión: crear un Estado en el
que la muerte de Sócrates -el mejor, más sabio y justo de los hombres conocidos-
resulte imposible.
Dentro de su obra, el texto que nos ocupa, el Timeo, es uno de sus últimos
Diálogos integrándose en su último periodo donde abandona las cuestiones metafísicas
y se interesa por la cosmología (con influencia del pitagorismo) y la historia. En el
Timeo se trata de una cosmología inicial e historia del universo, donde se manifiestan
todos los conocimientos de la época.
Podemos resumir que las principales influencias filosóficas anteriores que Platón
tuvo (tanto aquellas que integro o acepto en su filosofía como aquellas que rechazo de
plano, especialmente las de los sofistas) fueron los naturalistas, los pitagóricos, los
sofistas, y como figuras individuales dentro de los filósofos presocráticos; Parmenides,
Anaxágoras y Heráclito. Para acabar finalmente, por supuesto, con su maestro Sócrates.
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De cada una de estas influencias filosóficas Platón obtiene argumentos y
reflexiones filosóficas que aplica en su propia filosofía. Como ejemplos podemos citar:
de Heráclito toma el sentido de la dialéctica, es decir, la importancia de analizar los
elementos opuestos para alcanzar una síntesis o conclusión en una determinada
investigación. De los pitagóricos hereda la importancia que concede a la geometría y las
matemáticas, la concepción alma-cuerpo, inmortalidad del alma, metempsicosis, el
rechazo de los sentidos como vía para alcanzar la verdad. De Sócrates asimila gran parte
de sus doctrinas como pueden ser el intelectualismo moral (la virtud se halla en el
conocimiento), concepción de la educación y la dialéctica, búsqueda de las definiciones
esenciales (que terminara convirtiendo en las Ideas), concepción absolutista de la verdad
y de los valores morales (contra el relativismo de los sofistas) y el cuidado del alma es
una obligación moral (Platón le añade un matiz místico –purificación– de influencia
órfica), y además a él le dedica casi todos sus diálogos. La influencia de Parménides se
aprecia en todas sus teorías sobre las Ideas y la realidad del ser. Y otras muchas ideas
platónicas surgieron a propósito de la confrontación entre las tesis de Heráclito y las de
Parménides.
Desde este punto de vista podemos decir que Platón representa la primera
síntesis filosófica en la historia del pensamiento, al intentar una mediación entre el
pensamiento de Heráclito y el de Parménides. Esto le lleva a sostener, por un lado, que
existen conceptos estables, realidades permanentes, al mismo tiempo que, por otro lado,
existen también las cosas mutables y efímeras que nos muestra el conocimiento
sensible. En definitiva, postula la existencia de una doble realidad (el Mundo de las
Ideas y el Mundo sensible) y dos formas de conocimiento (el conocimiento sensible y el
intelectual o racional).
Desarrollo del panorama de problemas a los que el texto trata de dar respuesta.
Las concepciones de Platón sobre la Naturaleza se separan de la tradición de los
filósofos de Mileto explicaban el Universo a partir de una sustancia única –el arjé- que
era el origen del Universo. En Platón el material de que están hechas las cosas –la
materia- es una cosa, y otra lo que las cosas realmente son, su esencia, que es la idea o
forma.
En la teoría de las ideas platónica existen dos tipos de conocimiento:
1. El conocimiento sensible, que no es capaz de captar las esencias, las
estructuras matemáticas que subyacen en el orden físico del Universo.
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2. El conocimiento racional, que sí puede captar dichas esencias.
Además existen dos mundos:
1. El mundo de las Ideas, de carácter y existencia absolutos, permanentes.
2. El mundo físico, plural, disperso, mutable, corruptible.
Del mundo de las Ideas se deriva todo lo bueno y armónico que existe en el
mundo físico. Las Ideas son los arquetipos de las cosas sensibles; éstas son como malas
copias de las Ideas. El mundo de las ideas está perfectamente jerarquizado; la idea del
bien es la Idea Primera, el principio supremo sobre el que se fundamentan los demás
valores.
El Discurso del Timeo, donde se encuentra nuestro texto, desarrollaría la
necesidad de conocer el origen de la especie humana y de la naturaleza, y del mundo en
general. Este es el verdadero objetivo del discurso de Timeo.
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(inspirado quizás en el Noûs de Anaxágoras). Este Demiurgo actúa teniendo como
modelo el Mundo de las Ideas, dando forma al mundo a partir de una materia
preexistente, caótica y móvil. Se limita a ordenar la materia en el espacio, siguiendo el
modelo de las ideas eternas.
Según Platón, el Demiurgo quiso que todas las cosas fueran buenas, e hizo el
mundo más bello y mejor posible, actuando conforme a un fin, un plan que explica por
qué el mundo es así y no de otra manera. Platón se opone en esto a las explicaciones
mecanicistas de los presocráticos y adopta una explicación teleológica. El cosmos que el
Demiurgo creó es un gigantesco ser vivo, divino, que envuelve y encierra a todos los
seres vivos visibles. Es un dios sensible formado a imagen del dios inteligible: muy
grande, muy bueno, muy bello y perfecto.
Dado que es un ser vivo, el Cosmos posee un alma -formada por el Demiurgo-
que da movimiento a todo, y que se identifica con el cielo. El cosmos tiene una figura
perfecta: es esférico; tiene a la tierra en el centro; alrededor están las esferas de los
planetas, y todo rodeado por la esfera de las estrellas fijas, a las que Platón -recogiendo
ideas de una religión astral- considera como «dioses». Todo, en conjunto, responde a
proporciones numéricas y armonías musicales, de acuerdo con el tiempo (imagen móvil
de la eternidad inmóvil).
Bibliografía.
RACIONERO, Quintín: La inquietud en el barro. Lecciones de Historia de la
Filosofía griega antigua, Madrid, Dyckinson 2010-2011
REALE, Giovanni & D. ANTISERI: Historia del pensamiento filosófico y
científico, vol. 1. Barcelona: Herder, 2008
ABBAGNANO, Historia de la filosofía; vol. 1: La filosofía antigua y medieval,
Madrid, Monteseri y Simon, 1973
COPLESTON, Frederick: Historia de la filosofía, vol. 1. Barcelona, Ariel, 1974.