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Rol #651 2022 ICA La Serena

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Cortés Amante, Douglas

Tapia Seura, Juan


Reivindicación
Rol N° 651-2022 (3106-2020 del Tercer Juzgado de Letras de La Serena).

La Serena, veintisiete de enero de dos mil veintitrés.


I.- EN CUANTO A LAS OBJECIONES DOCUMENTALES:
VISTO:
PRIMERO: A folio 29 la parte demandante impugnó dos
documentos que habían sido acompañados por la demandada a
folio 27. Estos consisten en “Informe evacuado por don CARLOS
CASTRO ROJAS, ingeniero Geomensor, por la empresa “GEO mag”
de fecha 19 de Febrero del año 2019” y “Levantamiento
Topográfico Proyecto de Parcelación Lotes A-3, emitido por
EDUARDO VARGAS, topógrafo y don BERNARDO CARCAMO, ingeniero
forestal, correspondiente a la subdivisión predial del Lote
A- 3, resultante de la subdivisión del Lote A o Resto de la
Estancia El Sauce o Brillador, de la comuna de La Serena. De
fecha Enero del año 2017.”
El sustento de ambas objeciones es adolecer de falsedad,
toda vez que ninguno de ellos se encuentra firmado por la o
las personas de quienes emana y a esta Corte no le consta su
autenticidad, sostiene. Aquello, conforme lo dispone el
artículo 346 numeral 3 del Código de Procedimiento Civil.
SEGUNDO: La demandada, evacuando el traslado conferido,
aduce que no serían falsos, pues el primero carece de firma
por un error al subir el archivo, pues se anexó uno que
carecería de tal elemento contando con el correcto (que
acompaña en ese acto) y, el segundo pues, de adolecer de
aquella falta, no podría haber sido protocolizado como
ocurrió, de manera que la rúbrica del emisor consta ante
ministro de fe.
De todos modos, volvió a acompañar los mismos
documentos, esta vez firmado el primero y protocolizado el
segundo.
TERCERO: El demandante vuelve a formular objeción ahora
a folio 33, esta vez respecto de estos nuevos documentos
acompañados, sosteniendo en relación con el primero que
aparece emitido en febrero de 2019 y el segundo en septiembre
de 2022, pero aquello no significa que esa fecha corresponda
a la de su otorgamiento, a la luz de los artículos 1702 y
1703 del Código Civil, lo que en todo caso, en cuanto al
segundo de ellos, lo fue muy posterior al inicio de este
proceso.
CUARTO: La demandada indicó, en su traslado, los mismos
argumentos ya explicitados.
QUINTO: En cuanto a la primera objeción documental, esta
Corte concluye que no es posible acoger tal impugnación, pues
las alegaciones de hecho que la sostienen no guardan relación
con la falsedad que pretende sea declarada, sino más bien con
una falta de firma, lo que no torna ninguno de los textos en
falso o inauténtico, sin perjuicio del valor probatorio que
se le otorgue en definitiva, motivos por el que esta
alegación es rechazada.
En cuanto a la segunda de las impugnaciones,
considerando que se dirigió en contra de aquellos documentos
acompañados por la demandada en corrección al error al que
ella mismo aludió, lo que esta Corte tuvo presente “para
efectos de resolver la incidencia pendiente”, como consta
textualmente a folio 32, no ha lugar por improcedente.

II.- EN CUANTO AL RECURSO DE APELACIÓN DE LA PARTE


DEMANDANTE:
VISTO:
Se reproduce la sentencia en alzada de fecha veintinueve
de marzo de dos mil veintidós, dictada por el Tercer Juzgado
de Letras de esta ciudad en causa Rol C-3106-2020, salvo en
lo que dice relación a los considerandos vigésimo a vigésimo
segundo, los que se eliminan.
Y SE TIENE, EN SU LUGAR, Y ADEMÁS PRESENTE:
SEXTO: Tal como sostiene la sentenciadora del grado para
que proceda la demanda incoada es necesario cumplir con los
siguientes elementos: “a) que se trate de una cosa singular;
b) que el actor sea dueño de la cosa que se pretende
reivindicar y c) que el reivindicante esté privado de su
posesión y que ésta la ejerza la parte demandada. La ausencia
de cualquiera de ellos impide que la acción pueda ser
acogida.” (motivo noveno, en perfecta relación con criterio
de la E. Corte Suprema en autos Rol 150.145-20, entre otros)
Asimismo, nuestro máximo tribunal ha sostenido que “…la
acción de reivindicación estatuida en el artículo 889 del
Código Civil se sustenta en el poder de persecución y la
inherencia del derecho a la cosa, propio de todo derecho real
y muy en particular del derecho de propiedad. Por dicha
acción el actor no pretende que se declare su derecho de
dominio, puesto que afirma tenerlo, sino que demanda al juez
que lo haga reconocer o constatar y, como consecuencia de
ello, ordene la restitución de la cosa a su poder por el que
la posee. Es la acción que tiene el dueño no poseedor contra
el poseedor no dueño.” (Rol 6318-08)
SÉPTIMO: Al respecto, en torno a las dos primeras
exigencias, éstas se dieron por satisfechas según puede
leerse claramente de las motivaciones décimo quinta a décimo
novena, tesis que esta Corte comparte.
OCTAVO: Luego, en cuanto al tercer requisito, la
sentencia a quo, adhirió plenamente a la teoría de la
posición inscrita, en particular, sosteniendo que para
acreditar dicha calidad de poseedor (elemento que el actor
asigna al demandado) respecto de un bien raíz inscrito es
necesario que figure la inscripción registral, de manera tal
que, como aquello no consta respecto del demandado, no es
posible entender que éste “posea” el retazo que el actor
pretende reivindicar.
En tal sentido, esta Corte sostiene que si bien esta
teoría es aceptada por la doctrina, lo es cuando se discute
respecto de una hipótesis distinta a la de la causa que nos
invoca, pues tiene validez cuando existe una alegación de
parte de alguien que dice poseerla y que pretende, con ello y
por el mero transcurso del plazo, hacerse dueño,
circunstancia meridianamente distinta al debate propuesto en
esta causa, o cuando median inscripciones denominadas en
doctrina “paralelas” respeto de un mismo bien raíz,
prefiriéndose aquella que, además, cuenta con la tenencia del
corpus, entre otros casos.
En efecto, el demandante de marras al apelar lo que
sostiene es que es dueño de una propiedad, pero que una parte
de ella no la posee debido a que lo hace el demandado, de
forma material, lo que hace consistir en un apoderamiento o
tenencia material del inmueble, por estar en manos de aquel.
Por ende, sostiene, mantener el criterio de la jueza del
grado, importaría desatender lo dicho por los testigos,
quienes han sido contestes en señalar que es el demandado
quien ocupa un retazo del terreno del actor, prueba que no ha
sido desvirtuada por otros elementos. Mediante ella queda
claro que éste construyó una casa sólida y ha cercado el
terreno, lo que él mismo habría reconocido al contestar,
justificando su actuar en que lo habría adquirido, lo que no
probó, a juicio del apelante.
NOVENO: Como señala el profesor Daniel Peñailillo, en su
texto “Los bienes, la propiedad y otros derechos reales”,
Editorial Thompson Reuther, segunda edición julio 2019,
página 1455, “la solución ha de ser buscada en el tema de la
adquisición, conservación y pérdida de la posesión, y que en
el Derecho chileno plantea, a su vez, la polémica sobre el
valor de la inscripción. Si es postulado que la inscripción
conservatoria es única y suficiente prueba de posesión (con
valor exclusivo y excluyente que, por tanto, excluye que otro
pueda poseer y, por tanto, usucapir), cuando el sujeto tiene
inscripción a su nombre, por mucho que esté privado
materialmente de la cosa, la consecuencia lógica es que no ha
perdido la posesión, por lo que no tendría la acción
reivindicatoria. Así, el afán de proteger al extremo al
titular de la inscripción llega a tornarse en perjuicio; y,
con esta postura, al dueño le quedarían posiblemente una
acción de precario (supuestamente arraigada en el artículo.
2195 inc. 2°) y las acciones criminales. Con la posición
opuesta, que atribuye importancia fundamental a la posesión
material, será sostenido que en tal situación simplemente ha
sido perdida la posesión y procede, por tanto, la
reivindicación. En una actitud intermedia, puede ser
propuesto que, tratándose de inmuebles (inscritos), debido a
la necesidad de mantener el Registro la posesión se convierte
en una situación compleja, integrada por dos elementos, la
inscripción y la tenencia material, de modo que, al ser
privado el dueño de la tenencia material, ha sido privado de
una faceta o parte integrante de la posesión y que, en tal
caso, al no ser integralmente poseedor, procede reivindicar.”
En apoyo de esta tesis nuestro máximo tribunal ha
sostenido tal criterio en algunos fallos como el que consta
en autos Rol 8536-2010, donde refiere -a propósito de
inscripciones paralelas y una de papel- que en la posesión de
inmuebles no basta la sola inscripción, si no cuenta con un
respaldo del hecho posesorio, es decir, sin la posesión
material no hay posesión integral. El mismo criterio se
aplicó en la causa Rol 11.995-2014 declarándose que, en el
evento de encontrarse el dueño de un inmueble inscrito
desprovisto de la posesión material del mismo, por detentarla
otra persona, resulta obvio que no cuenta aquel con la
posesión cabal e integra de la cosa, en los términos exigidos
por el mencionado artículo 700 del Código Civil.
De esta forma, la discusión de fondo consiste en
determinar si en estos autos -y respecto de los inmuebles- la
posesión continúa siendo fundamentalmente la definida en el
artículo 700 mencionado o ya fue reemplazada plenamente por
la necesaria inscripción.
Al respecto, el artículo 700 regula que “la posesión es
la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor o
dueño, sea que el dueño o el que se da por tal tenga la cosa
por sí mismo, o por otra persona que la tenga, en lugar y a
nombre de él.”
Resulta relevante el análisis de esta norma, porque
desde su propia redacción es posible extraer los elementos
que la gran parte de la doctrina especializada reconoce como
propios de este instituto. A saber, el corpus y el animus,
esto es, detentar la cosa y comportarse a su respecto como
señor y dueño. Esto, como dijimos, emana de la propia
redacción del artículo en comento, cuando sostiene que el
poseedor detenta la cosa (corpus) CON ánimo de señor o dueño.
Así lo indica la Corte Suprema en fallo Roln8536-10 al
sostener que “… a la luz de los hechos establecidos y de las
conclusiones determinadas en base a ellos por los jueces del
mérito, resulta pertinente puntualizar algunos aspectos
doctrinarios relativos a la posesión inscrita y a la
eventualidad de que, al existir doble inscripciones sobre un
mismo predio, se origine una controversia sobre el
particular.
La tradición de los bienes raíces debe hacerse por la
inscripción del título translaticio de dominio que la
justifica, y en consecuencia es obvio que la posesión de
tales bienes puede adquirirse únicamente en virtud de la
correspondiente inscripción.
Sin embargo, esta sencilla afirmación ha sido objeto de
una histórica discusión que se origina precisamente en la
posibilidad de determinar la verdadera naturaleza de la
función que desempeña la inscripción conservatoria. De este
modo mientras que para un sector de la doctrina constituye
lisa y llanamente una “ficción legal”, que por sí sola
representa la concurrencia de los dos elementos integrantes
de la posesión -tenencia y ánimo de señor-; para otro
sector, la inscripción no es más que “la garantía” de un
hecho que debe existir en la realidad, cual es la tenencia
del bien raíz con ánimo de señor. “La inscripción solemniza
ese hecho, de tal manera que si el hecho no existe (la
tenencia efectiva con ánimo de señor) y no coincide con lo
que la inscripción debe representar, se transforma en algo
hueco y vacío de realidad. Por consiguiente, sin una posesión
efectiva coincidente, materializada en los hechos, la
inscripción conservatoria nada simboliza ni envuelve; nada
asegura ni solemniza.” (Victorio Pescio Vargas, “Manual de
Derecho Civil”, Tomo IV, De la Copropiedad- De la Propiedad
Horizontal y De la Posesión, Editorial Jurídica de Chile,
1978, página 348).
En opinión de esta Corte la idea básica o central sobre
el particular, radica en que la calidad de inmueble de la
cosa, no altera la naturaleza del fenómeno jurídico
denominado posesión y que consiste en la tenencia de una cosa
determinada con ánimo de señor y dueño, sea que el dueño
tenga la cosa por sí o a través de otro que la tenga en su
lugar y en su nombre. De esta manera la inscripción
conservatoria debe tener por objeto favorecer y proteger un
estado de hecho que no puede ser reemplazado por ninguna
ficción jurídica (Corte Suprema, sentencia Rol N° 6651-05 de
3 de julio de 2007).
“En la colisión de intereses entre uno que tiene una
simple inscripción en su favor, desprovista de la tenencia
física y otro que, efectivamente, tiene la cosa raíz en su
poder, con ánimo de señor, debe ser preferido éste último,
con tanta mayor razón si, a esa realidad objetiva, acompaña,
también, inscripción en su favor, cualesquiera que sean los
defectos de origen de forma de que adolezca” (ob. cit. página
361);”.
Mismo postulado ratifica en los autos Rol 11.995-14
cuando concluye que “es oportuno recordar que en el régimen
de constitución de la propiedad inmueble instituido en
nuestro ordenamiento, la inscripción conservatoria a que se
refieren los artículos 724 y 728 del Código Civil cumple la
función de solemnizar y asegurar la adquisición y
conservación de la posesión de los bienes raíces, sin
desentenderse, empero, de la noción esencial que sobre el
instituto de la posesión entrega el artículo 700 del mismo
cuerpo normativo, cuando lo define como la tenencia de una
cosa determinada con ánimo de señor o dueño; de donde surgen
como componentes que lo estructuran dos elementos: uno de
carácter material, conocido como el "corpus", que es la
tenencia física o poder de hecho sobre el bien y otro,
denominado "animus", de índole psicológica, que se traduce en
la intención de obrar como señor o dueño (animus domini) o en
la intención de tener la cosa para sí (animus rem sibi
habendi);
Así, la posesión de una cosa -en la especie, de un bien
raíz- supone y exige la concurrencia copulativa de los dos
presupuestos o elementos constitutivos que precedentemente se
han señalado; de suerte que, en el evento de encontrarse el
dueño de un inmueble inscrito desprovisto de la posesión
material del mismo, por detentarla otra persona, resulta
obvio que no cuenta aquél con la posesión cabal e íntegra de
la cosa, en los términos exigidos por el mencionado artículo
700 del Código Civil, que es lo que precisamente acontece en
la especie.
En semejante situación, tal como manifiestan los
sentenciadores, nuestra jurisprudencia ha sostenido la
procedencia de la acción reivindicatoria a favor del dueño y
poseedor inscrito de un bien raíz en contra de la persona que
detenta la posesión material sobre el mismo, basándose para
ello en lo dispuesto por los artículos 889 y 895 del
precitado cuerpo legal.
En esta línea jurisprudencial se ha dicho que dentro del
sistema instituido por nuestro Código Civil sobre el dominio
y posesión inscrita de los bienes raíces no cabe duda de que
el dueño y poseedor inscrito de un inmueble tiene aptitud
jurídica para ejercitar la acción reivindicatoria en contra
de quien detenta su posesión material.”
DÉCIMO: Por su parte, el artículo 889 del Código Civil
define lo que se entiende por acción reivindicatoria o acción
de dominio “la que tiene el dueño de una cosa singular, de
que no está en posesión, para que el poseedor de ella sea
condenado a restituírsela.” La acción referida se sustenta en
el poder de persecución y la inherencia del derecho a la
cosa, propio de todo derecho real y muy en particular del
derecho de propiedad. Por esta acción el actor no pretende
que se declare su derecho de dominio, puesto que afirma
tenerlo, sino que demanda al juez que lo haga constatar o
reconocer y, como consecuencia de ello, ordene la restitución
de la cosa a su poder por el que la posee. En otras palabras,
es la acción que tiene el dueño no poseedor contra el
poseedor no dueño.
UNDÉCIMO: Como venimos sosteniendo, el artículo 889 del
código de bello establece que la acción reivindicatoria la
tiene el dueño de una cosa singular de que no está en
posesión para que el poseedor de ella sea condenado a
restituírsela, de tal forma que –con lo dicho en el motivo
precedente- si se concuerda con la tesis del tribunal, nadie
que tenga una propiedad inmueble, inscrita a su nombre,
pudiese recuperar su tenencia, cuando otro, sin inscripción,
sin título y muchas veces de mala fe, la ocupare.
Por otra parte, el argumento literal del artículo 889
permite sostener que al referirse al dueño de una cosa de que
no está en posesión, lo que quiere decir es que el dueño, es
decir, el domine -respecto del cual obra un título y un modo
de adquirir el dominio- no necesariamente va a detentar la
posesión, es decir, pudiese tener título y modo y no utilizar
el bien, porque lo está haciendo un tercero al que puede
demandar por esta vía.
De esta forma, compartimos la tesis del profesor y de
los fallos analizados, por lo tanto desde ahí analizaremos la
prueba rendida.
DUODÉCIMO: Al respecto, el demandado no niega que haya
construido una casa de material sólido ni que haya cercado el
terreno que dice ser de su propiedad y que el actor
identifica como suyo, el que se ubica dentro de uno de mayor
cabida. Lo que alega el demandado, tanto en su contestación
como en su confesional (rendida en esta instancia a folio 25)
es que él ocupa SU terreno, adquirido mediante compraventa
celebrada en el año 2019, esto es, la parcela 19, cuyo
contrato se celebró en enero del año 2019 otorgado en la
notaría Reinoso de esta ciudad, cuando lo adquirió a
Desarrollos Tecnológicos 71+D SpA y es ese el terreno que
ocupa materialmente, construyendo una casa habitación y
habiendo cercado el lote. En la misma diligencia, que es
apreciada conforme a las reglas de los artículos 399 del
Código de Procedimiento Civil y 1713 del Código Civil, niega
que éste sea parte del terreno del actor, aunque luego en el
punto noveno del pliego de posiciones reconoce que el lote 19
que compró es resultante de la subdivisión de la parcela 67,
que a su vez resultó de la subdivisión del lote A-3 de la
subdivisión de la Estancia El Sauce o Brillador de esta
comuna. Sostiene que el predio material lo tiene en su poder
y que éste se encuentra detrás de la parcela 70 y que no
colinda con las parcelas 71, 72 y 73, desconociendo que su
predio se encuentre separado de dichos lotes por la Quebrada
Fundición. De hecho, en este punto, sostiene que “yo entiendo
que estoy hacia el lado norte de la quebrada Fundición,
dentro de la parcela 67 el lote 19”.
Este último accidente geográfico resulta relevante para
discernir el asunto, debido a que el 22 de diciembre de 2021,
a folio 67 de primer grado, el tribunal a quo designó a don
Pablo Uzieda como perito, quien aceptó el cargo de
pronunciarse sobre la ubicación precisa del bien de las
partes. Dicho informe fue allegado al proceso a folio 93,
cuando ya se había dictado sentencia definitiva. Luego, a
folio 8 de segunda instancia, el perito vuelve a acompañar el
informe, resolviendo la Corte a folio 12 su improcedencia.
Finalmente, a folio 13, es el actor quien lo acompaña como
documento, el cual no fue objetado por la contraria. Este
será apreciado conforme a las reglas de la sana crítica, en
virtud del artículo 425 del Código de Procedimiento Civil,
teniendo especialmente presente que, a juicio de esta Corte,
resulta aplicable lo preceptuado en el artículo 431 del mismo
cuerpo legal, en sus incisos primero y segundo.
De dicha probanza y del análisis documental de los
títulos exhibidos por ambas partes, es posible concluir que
efectivamente los terrenos de las partes no se encuentran
cercanos uno al otro, ni siquiera colindantes entre sí, por
lo tanto ya resulta curioso que el actor se instale en una
propiedad que el demandante reconoce como propia, porque la
adquirida por éste, previa revisión de sus títulos, dista de
aquella del actor y se encuentra justamente separada de la de
éste por la Quebrada Fundición, concluyendo el perito que el
lote del actor NO colinda con el lote 19 del demandado, el
qué no está emplazado en la parcela 67, de manera que está
ocupando 6243,53 m² de los lotes 2, 3, 4 y 10 de la
subdivisión del lote AL-1B de propiedad del actor, debiendo
detentar un metraje bastante inferior al que éste pretende.
Dicha superposición no se ve contradicha por la prueba
documental acompañada por la parte demandada en segunda
instancia, debido a que, como bien observó el actor, en
ninguna de estas pruebas -planos y escrituras- se hace
mención al accidente geográfico Quebrada Fundición, por lo
que resultan imprecisos a la hora de pretender obtener de
ellos una conclusión distinta.
Finalmente, valga señalar y recordar que la documental
rendida por el actor, consistente en particular en la
escritura de compraventa por la que el demandado se hace
dueño de su parcela 19, más el peritaje al que nos hemos
referido, fue acompañado con citación y no fue objetado por
la parte contraria, conclusiones que se encuentran contestes
con la prueba testimonial y documental rendida. En efecto, ya
los testigos anunciaban la ocupación que hace el demandado de
parte del terreno del actor e indicaban que el demandado se
instaló en una parte del terreno del demandante y que había
construido en ella.
De todo lo dicho, es posible concluir que efectivamente
el demandado ocupa materialmente un retazo del terreno del
actor en los términos indicados en la pericia.
DÉCIMO TERCERO: En nada altera alguna de estas
conclusiones las pruebas rendidas por la demandada, en
especial, los documentos anexados a folio 27 números 1 a 10,
pues en ellos se aprecia la omisión de la mención del
accidente geográfico al que nos hemos referido y que sirve de
elemento identificador del terreno. El signado bajo el número
12 no aporta antecedentes relevantes para resolver algo
diverso. Comentario aparte merece la escritura de
resciliación de fecha 17 de junio de 2022, mediante la cual
la vendedora del demandado y éste acuerdan dejar sin efecto
la compraventa de la mentada Parcela 19, señalándose en el
cuerpo del documento que no fue posible practicar la
inscripción ni llevar a cabo la tradición.
Lo anterior resulta meridiano para corroborar que es
altamente probable que aquello se haya producido justamente
por los evidentes errores de ubicación territorial que esta
causa ha permitido esclarecer. Por otro lado, al ser el
demandado quien ha reconocido ocupar el terreno que, como
hemos definido, pertenece en parte al actor, será éste
obligado a restituirlo, más allá de dicha resciliación, pues
con fecha posterior (22 de agosto de 2022), al momento de
comparecer a la citación a absolver posiciones, reiteró que
mantiene la ocupación del terreno.
DÉCIMO CUARTO: De esta forma se concluye, del análisis
de la prueba rendida efectuado a la luz de los artículos 1700
y 1702 del Código Civil (documental), 399 del Código de
Procedimiento Civil y 1713 del Código Civil (confesional),
384 del Código de Procedimiento Civil (testimonial), que los
terrenos Lote AL-1B, proveniente de la subdivisión del Lote
A-1 de la fusión de las parcelas 71, 72 y 73, provenientes a
su vez del lote A-3 de la Estancia El Sauce o Brillador no
colindan con el Lote 19, que proviene de la subdivisión de la
Parcela 67, pues se encuentran a diversos lados de la
Quebrada Fundición, ocupando el demandado 6.243,53 metros
cuadrados de los lotes 2, 3, 4 y 10, todos de propiedad del
actor, al ser dueño del lote AL-1B.
DÉCIMO QUINTO: En la demanda el actor finaliza
solicitando que se declare “que la demandado debe
indemnizarme todos los perjuicios ocasionados, a culpa suya,
reservándome el derecho de pedir la determinación de los
mismos, en la época de cumplimiento del fallo.”
Sin embargo, en esta etapa declarativa es cuando
procedía acreditarlos, para reservarse la discusión del monto
y especie de los mismos, a la luz del artículo 173 del Código
de Procedimiento Civil, de manera que esta petición queda
rechazada por falta de antecedentes que los acreditaren.
DÉCIMO SEXTO: Que, finalmente, esta Corte concluye que
el demandado litigó con motivo plausible, pues sostuvo
durante todo el juicio la creencia de ser dueño del terreno
ocupado, de manera que no será condenado al pago de las
costas.
Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 889 del
Código Civil y demás citados tanto en este fallo como en el
de primer grado, se resuelve:
I.- QUE SE RECHAZAN las objeciones documentales
formuladas por el actor a folios 29 y 33.
II.- QUE SE REVOCA, en lo apelado, la sentencia de
veintinueve de marzo de dos mil veintidós, dictada por el
Tercer Juzgado de Letras de esta ciudad, en causa Rol C-3106-
2020, en tanto rechazó la demanda y, en su lugar, se la
acoge, sólo en cuanto se ordena al demandado hacer
restitución del retazo de terreno de propiedad del actor y
que ocupa, según lo consignado en la pericial rendida, dentro
de tercero día, desde ejecutoriado el fallo.
En lo que a indemnización se refiere, SE LA RECHAZA.
III.- QUE NO SE CONDENA EN COSTAS al demandado, aunque
perdidoso, litigó con motivo plausible.
Regístrese y devuélvase, cuando corresponda.
Sentencia redactada por el Ministro Felipe Pulgar Bravo.
Rol 651-22/CIVIL.-

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