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15 ACCIDENTES DE TRANSITO Cuerpo 2019

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La Casa del Abogado – CONDORI EDITORES

Revista Nº 15 Año 2019


SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0006/2018-S2
Sucre, 28 de febrero de 2018
SALA SEGUNDA
Magistrado Relator: Dr. Carlos Alberto Calderón Medrano
Acción de libertad
Expediente: 21258-2017-43-AL
Departamento: La Paz
En revisión la Resolución 18/2017 de 11 de octubre, cursante de fs. 19 a 21,
pronunciada dentro de la acción de libertad interpuesta por Eulogio Poca Ayca contra
María Melina Lima Nina, Jueza de Instrucción Anticorrupción y Contra la Violencia Hacia
la Mujer Cuarta del departamento de La Paz.
I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA
I.1. Contenido de la demanda
Por memorial presentado el 10 de octubre de 2017, cursante de fs. 3 a 4, el accionante
manifestó que:
I.1.1. Hechos que motivan la acción
El 8 de octubre de 2017, fue imputado formalmente por el Ministerio Público, ante el
Juzgado de Instrucción Anticorrupción y Contra la Violencia Hacia la Mujer Cuarto del
departamento de La Paz por la supuesta comisión del delito de homicidio y lesiones
graves y gravísimas en accidente de tránsito, sancionado con la pena de uno a tres años
de reclusión, circunstancia que determina la improcedencia de la medida extrema,
conforme señala la SCP 0495/2016-S3 de 27 de abril; y por lo cual, el Fiscal de Materia
solicitó a la autoridad jurisdiccional la aplicación de medidas sustitutivas, las que en
efecto fueron dispuestas en la audiencia cautelar realizada el 9 del mes y año
mencionados, consistentes en su presentación al registro biométrico del Ministerio
Público los días lunes, arraigo, fianza económica de Bs50 000.-(cincuenta mil
bolivianos), prohibición de acercarse a las víctimas y detención domiciliaria,
constituyendo las más gravosas la fianza económica y ésta última, porque restringen su
trabajo como conductor del cual percibe ingresos mínimos para el sostenimiento de su
familia.
Refirió que concluida la audiencia de medidas cautelares, su abogado patrocinante, en
la vía de complementación y enmienda, solicitó a la Jueza de Instrucción Penal, que en
aplicación de la SCP 0902/2016-S3 de 25 de agosto, expida de manera inmediata el
respectivo mandamiento de libertad a su favor, autoridad que lo condicionó al
cumplimiento de las medidas impuestas, trasladándolo nuevamente a celdas judiciales,
donde se encuentra detenido indebidamente por más de setenta y dos horas; toda vez
que, la autoridad jurisdiccional debió disponer su libertad otorgándole el término
razonable de noventa y seis horas fijado por ella misma para el cumplimiento de dichas
medidas; manteniendo de esta manera una detención ilegal e indebida, lo que
quebranta sus derechos fundamentales.
I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

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El accionante alega la lesión de sus derechos a la libertad, a la defensa, al debido
proceso y a la “seguridad jurídica”, citando al efecto los arts. 22, 23.III y 119.II de la
Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
Solicita se conceda la tutela y se le restituyan sus derechos a la libertad y al debido
proceso.
I.2. Audiencia y Resolución del Juez de garantías
Celebrada la audiencia pública el 11 de octubre de 2017, conforme consta el acta
cursante de fs. 16 a 18, se produjeron los siguientes actuados.
I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción
La parte accionante ratificó la acción planteada, agregando que la Jueza de Instrucción
Penal impuso medidas gravosas, mismas que serán objeto de impugnación a través del
recurso de apelación incidental.
I.2.2. Informe de la autoridad demandada
María Melina Lima Nina, Jueza de Instrucción Anticorrupción y Contra la Violencia Hacia
la Mujer Cuarta del departamento de La Paz, en su informe escrito de fs. 9 a 10, expresó
que: a) Habiendo asumido conocimiento de la imputación formal presentada contra el
ahora accionante por el presunto delito de homicidio, lesiones graves y gravísimas, en
la audiencia de medidas cautelares efectuada el 9 de octubre de 2017, dispuso la
aplicación de medidas sustitutivas consistentes en arraigo, detención domiciliaria,
presentación al sistema biométrico de la Fiscalía y una fianza de Bs50 000.-, con las
que fue notificado el imputado, quien no formuló recurso de apelación, pese a que se le
“exhortó” a hacerlo; b) La única medida que gestionó el peticionante fue la elaboración
del oficio para “MIGRACIÓN” -lo correcto es Dirección General de Migración-, no
habiendo cumplido con las medidas que se le impusieron y si bien se le fijó la suma
señalada como fianza, fue en razón de la proporcionalidad -veinticinco personas heridas
y dos fallecidas-, conforme dispone el art. 115 de la CPE, sobre la tutela efectiva no
siendo únicamente ésta para el imputado sino también para la víctima, además es
obligación del operador de justicia realizar una valoración integral, proporcional e igual
de las partes; c) Como operadores de justicia deben velar por el derecho de acceso a la
justicia con el que cuentan las víctimas y sus familias a quienes no pueden dejarlas en
indefensión, pudiendo ser ellas quienes en caso de fuga del imputado, inicien proceso
por prevaricato contra la autoridad judicial, por ser responsable de dejarlo en libertad,
como autoridades judiciales tienen la responsabilidad de cambiar la imagen que se tiene
de la justicia y demostrar a la sociedad que existen jueces que velan tanto por el
imputado como por la víctima aplicando el principio de igualdad entre las partes; y, d) El
accionante sostiene que la fianza es de imposible cumplimiento, extremo que debió
justificarlo; sin embargo, no presentó ningún documento que lo avale. Por otra parte, si
bien también citó Sentencias Constitucionales respecto a la libertad, el art. 248 del
Código de Procedimiento Penal (CPP), prevé en el caso de que el imputado se sustraiga
de una responsabilidad; solicitando por lo expresado se tomen en cuenta los extremos
señalados, a efectos de deslindar cualquier responsabilidad con las familias de las
víctimas.
I.2.3. Resolución
El Juez de Sentencia Penal Tercero del departamento de La Paz, constituido en Juez de
garantías, mediante Resolución 18/2017 de 11 de octubre, cursante de fs. 19 a 21,
concedió la tutela y dispuso que la autoridad demandada ordene la libertad del
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accionante otorgando en un plazo prudencial para que efectivice las medidas
dispuestas, conforme prevé el art. 240 del CPP, decisión que fue asumida con los
siguientes fundamentos: 1) La Jueza demandada mediante Resolución 283/2017 de 9
de octubre, dispuso la aplicación de medidas sustitutivas en favor del imputado,
determinación notificada en el mismo actuado a las partes, correspondiendo por ello,
que dicha autoridad judicial otorgue -como lo hizo-, el plazo de noventa y seis horas para
dar cumplimiento al citado Fallo con la advertencia de imponer otras medidas más
gravosas, conforme establece la SCP 0902/2016-S3, vinculante al presente caso;
2) Luego de la aprehensión del hoy accionante, se dispuso la aplicación de medidas
sustitutivas; por lo que, no debió permanecer detenido en celdas judiciales más de
cuarenta y ocho horas; y, 3) El peticionante no se halla en calidad de detenido
preventivo, por cuanto para el delito por el que fue imputado, no procede esa medida
cautelar personal; por consiguiente, corresponde a la autoridad judicial en estos casos,
ordenar la libertad de quien se encuentra aprehendido y concederle un plazo razonable
para que cumpla lo dispuesto por la autoridad jurisdiccional, lo que no ocurrió,
vulnerando de esta manera, el derecho a la libertad del accionante cuya privación
inicialmente fue legal, convirtiéndose luego en ilegal e indebida.
II. CONCLUSIONES
Del análisis y compulsa de los antecedentes, se establece lo siguiente:
II.1. Según lo afirmado por el accionante en la demandada de acción de libertad, a
consecuencia de un accidente de tránsito suscitado el 7 de octubre de 2017, Eulogio
Poca Ayca ahora accionante, fue aprehendido e imputado formalmente al día siguiente
por el Ministerio Público por la presunta comisión del delito de homicidio, lesiones graves
y gravísimas (fs. 3 de la demanda de acción de libertad).
II.2. Realizada la audiencia de medidas cautelares, la Jueza de Instrucción
Anticorrupción y Contra la Violencia Hacia la Mujer Cuarta del departamento de La Paz,
mediante Resolución 283/2017 de 9 de octubre, dispuso la aplicación de medidas
sustitutivas, consistentes en la presentación al registro biométrico de la Fiscalía,
detención domiciliaria, arraigo, fianza económica de Bs50 000.- y prohibición de
acercarse a las víctimas (fs. 3 de la demanda de acción de libertad; y, 9 a 10).
II.3. Conforme sostiene la parte accionante como la autoridad judicial demandada, a
la conclusión del referido actuado procesal, la parte accionante vía complementación y
enmienda solicitó a la autoridad jurisdiccional expida el respectivo mandamiento de
libertad, petición denegada al condicionarlo al cumplimiento de las medidas impuestas,
disponiendo su traslado nuevamente a celdas judiciales, sin otorgarle el término
razonable de noventa y seis horas donde se encuentra privado de libertad.
III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO
El accionante alega que la autoridad judicial demandada vulneró sus derechos a la
libertad, defensa, debido proceso y a la “seguridad jurídica”; toda vez que, dentro del
proceso instaurado en su contra por la presunta comisión del delito de homicidio,
lesiones graves y gravísimas, cuya pena privativa de libertad es de uno a tres años; en
la audiencia de medidas cautelares se dispuso la aplicación de medidas sustitutivas a
su favor, lo que motivó que a la conclusión de dicho actuado procesal solicite a la Jueza
de Instrucción Penal expida el respectivo mandamiento de libertad, petición que fue
denegada condicionándola al cumplimiento de las que fueron impuestas,
manteniéndolo ilegal e indebidamente detenido en celdas judiciales sin considerar que
debió disponer su libertad y otorgarle el término razonable de noventa y seis horas a
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objeto del cumplimiento de dichas medidas, conforme lo establecido por la
jurisprudencia constitucional.
En consecuencia, corresponde determinar si los extremos demandados son evidentes
para conceder o denegar la tutela solicitada.
III.1. Sobre el cumplimiento de medidas sustitutivas en libertad
Con relación a la aplicación de medidas sustitutivas y su cumplimiento, cuando
no existe una detención preventiva dispuesta mediante una resolución dictada por la
autoridad jurisdiccional, el entonces Tribunal Constitucional se pronunció en la SC
1194/2000-R de 18 de diciembre, estableciendo que: “…la autoridad recurrida ha
cometido un acto ilegal que vulnera el derecho a la libertad del recurrente, por cuanto
dispuso la detención preventiva del recurrente sin que concurran las causas ni se
cumplan con las formalidades establecidas por Ley. En efecto, como quiera que no
concurrían las causales o requisitos establecidos por el art. 233 del nuevo Código de
Procedimiento Penal, en la audiencia pública realizada el 6 de noviembre de 2000 (fs.
189 a 191) dispuso la aplicación de medidas sustitutivas a la detención preventiva a
favor del encausado, hoy recurrente, sin embargo, de manera contradictoria y en una
inadecuada aplicación de la norma prevista por el art. 245 del nuevo Código de
Procedimiento Penal, ordenó su detención preventiva hasta que ofrezca la fianza, dando
como resultado la desnaturalización de la medida cautelar de detención preventiva, al
ser utilizada como un medio de coacción para lograr el cumplimiento de la fianza; pues
debe entenderse que la norma prevista por el art. 245 del citado cuerpo legal es
aplicable a los casos en los que el encausado o procesado se encuentre privado de su
libertad por una detención preventiva y se disponga la cesación de la medida
sustituyéndola por una fianza económica, es en ese caso que la libertad sólo se hará
efectiva luego de haberse otorgado la fianza, hecho que no se dio en el caso que motiva
el presente Recurso, por cuanto el encausado no estuvo privado de su libertad sino que
al haber prestado su declaración indagatoria, a solicitud del mismo y al no concurrir los
requisitos establecidos por Ley, la Jueza dispuso la aplicación de medidas cautelares de
fianza económica y obligación de presentarse periódicamente ante la autoridad”.
Entendimiento jurisprudencial reiterado en las SSCC 0266/2004-R y 0807/2006-
R y las Sentencias Constitucionales Plurinacionales 0242/2012 y 0902/2016-S3, entre
otras, que dejan plenamente establecido que en los casos en los cuales no se hubiere
dispuesto la medida de detención preventiva a través de una debida resolución emitida
por autoridad competente, y luego en la audiencia de medidas cautelares aplicando
medidas sustitutivas, el juez cautelar deberá disponer la libertad del imputado,
otorgándole un plazo razonable para el cumplimiento de las mismas.
III.2. Análisis del caso concreto
Planteada la problemática, de la revisión de los antecedentes procesales se
evidencia que el accionante protagonizó un accidente de tránsito, que motivó su
aprehensión el 8 de octubre de 2017 y posterior imputación formal en su contra por la
presunta comisión del delito de homicidio, lesiones graves y gravísimas concluyendo con
la aplicación de medidas sustitutivas mediante Resolución 283/2017, dictada por la
Jueza ahora demandada.

Es así que, el accionante inicialmente fue aprehendido en celdas judiciales,


condición en la que fue imputado por el representante del Ministerio Público por la
presunta comisión del delito incurso en el art. 261 del Código Penal (CP), cuya pena
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privativa de libertad es de uno a tres años, quantum que hace improcedente la medida
extrema de la detención preventiva; circunstancia por la que, el Fiscal asignado al caso
solicitó a la autoridad jurisdiccional la aplicación de medidas sustitutivas; las que en
efecto fueron dispuestas por la autoridad jurisdiccional. Por ello, a la conclusión de dicho
actuado procesal, la parte accionante solicitó se expida en su favor el respectivo
mandamiento de libertad, petición que fue denegada por la Jueza de Instrucción Penal,
quien condicionó lo pedido al cumplimiento de las medias impuestas; actuación, que
evidentemente vulneró el derecho a la libertad del imputado; toda vez que, omitió
considerar que no existía ninguna resolución judicial que hubiere dispuesto su detención
preventiva con anterioridad a la audiencia de medidas cautelares; circunstancia
determinante, para haber dado curso a lo solicitado, o en su caso disponer
inmediatamente su detención domiciliaria; empero, actuando contrariamente procedió
a la prórroga de su privación de libertad en celdas judiciales convirtiéndola en ilegal e
indebida, más aun si se tiene presente que la misma Jueza otorgó al imputado el plazo
de noventa y seis horas a objeto del cumplimiento de las medidas que le impuso,
incurriendo de esta manera en un acto ilegal restrictivo de la libertad del accionante, lo
que hace procedente la concesión de la tutela solicitada mediante esta acción tutelar
que abre su ámbito de protección para restablecer las lesiones al derecho a la libertad,
tal como lo establece la jurisprudencia constitucional citada en el Fundamento Jurídico
III.1. de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, aplicable en el caso de
autos.
En consecuencia, la situación planteada se encuentra dentro de las previsiones del art.
125 de la CPE, por lo que el Juez de garantías, al conceder la tutela pretendida evaluó
en forma correcta los datos del proceso y las normas aplicables al mismo.
POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional en su Sala Segunda; en virtud de la


autoridad que le confieren la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la Ley del
Tribunal Constitucional Plurinacional; en revisión resuelve: CONFIRMAR la Resolución
18/2017 de 11 de octubre, cursante de fs. 19 a 21, dictada por el Juez de Sentencia
Penal Tercero del departamento de La Paz; y en consecuencia CONCEDER la tutela
solicitada en los mismos términos dispuestos por esta autoridad.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.
Fdo. Dr. Carlos Alberto Calderón Medrano
MAGISTRADO
Fdo. Julia Elizabeth Cornejo Gallardo
MAGISTRADA

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0495/2016-S3


Sucre, 27 de abril de 2016
SALA TERCERA
Magistrado Relator: Dr. Ruddy José Flores Monterrey
Acción de libertad
Expediente: 10594-2015-22-AL
Departamento: Cochabamba
En revisión la Resolución de 25 de marzo de 2015, cursante de fs. 30 a 33, pronunciada
dentro de la acción de libertad interpuesta por Gustavo Pantoja Aguilar en
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representación sin mandato de Edgar Rojas Baltazar contra Karem Lorena Gallardo
Sejas y Nuria Gisela Gonzales Romero, Vocales de la Sala Penal Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Cochabamba.
I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA
I.1. Contenido de la demanda
Por memorial presentado el 24 de marzo de 2015, cursante de fs. 2 a 7, el accionante
a través de su representante manifestó que:
I.1.1. Hechos que motivan la acción
Dentro del proceso penal seguido en su contra por la presunta comisión del delito de
homicidio y lesiones graves y gravísimas en accidente de tránsito, previsto y sancionado
por el art. 261 del Código Penal (CP), a través de Auto interlocutorio de 9 de marzo de
2015, el Juez Mixto de Instrucción Liquidador y cautelar de Ivirgarzama del
departamento de Cochabamba, rechazó su solicitud de cesación a su detención
preventiva, motivo por el que planteó recurso de apelación incidental en la misma
audiencia, alegando en lo principal, que en su caso, ya no procedía la detención
preventiva en el marco del art. 232 inc. 3) del Código de Procedimiento Penal (CPP), y
que se valoró incorrectamente la concurrencia del riesgo procesal previsto en el art.
234.10 del mismo Código, sin considerar que su persona no cuenta con antecedentes
penales.
Señaló que mediante Auto de Vista de 17 de marzo de 2015, las autoridades
demandadas confirmaron el rechazo a su solicitud de cesación a la detención
preventiva, sin una debida fundamentación y efectuando una interpretación negativa,
errónea y en aplicación indebida del art. 261 del CP -primera parte- con relación al art.
232 inc. 3) del CPP -a pesar de haber solicitado complementación y enmienda- pues
según dichas autoridades no procedería la detención preventiva en delitos sancionados
con pena privativa de libertad cuyo máximo legal sea inferior a tres años y que la pena
máxima prevista por el art. 261 del CP, en su primera parte es igual a tres años, tampoco
consideraron todos los puntos de agravio apelados, incumpliendo con el art. 398 del
CPP.
Refirió que el art. 7 del CPP, indica que en caso de duda se debe aplicar la medida más
favorable al imputado, debiendo aplicarse los principios pro homine y pro actione
conforme a la SCP 0139/2012 de 4 de mayo, pues “Inferior a tres años, son 2 años, 11
meses, 29 días, 23 horas, 59 minutos y 59 segundos, o sea falta un segundo para ser
tres años, y por ese segundo la Sala Penal Primera entiende que procede la detención
del imputado…” (sic) (fs. 3 vta.).
I.1.2. Derechos y garantías supuestamente vulnerados
El accionante a través de su representante, señala como lesionados sus derechos al
debido proceso en su elemento a una resolución debidamente fundamentada, motivada
y congruente, falta de valoración de la prueba, a la defensa, a la libertad y a los principios
de favorabilidad, pro actione, pro homine, de prevalencia de la justicia material, de
legalidad y de seguridad jurídica citando al efecto los arts. 23.I, 196 y 410 de la
Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
Solicita se conceda la presente acción tutelar, disponiéndose que las autoridades
demandadas emitan un nuevo Auto de Vista debidamente fundamentado, interpretando
la línea jurisprudencial citada, bajo los principios de favorabilidad, pro hómine, pro
actione y de justicia material, revocando el Auto apelado de 9 de marzo de 2015.
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I.2. Audiencia y Resolución del Juez de garantías
Celebrada la audiencia pública el 25 de marzo de 2015, según consta en el acta de fs.
28 a 29, en presencia del accionante asistido de su abogado, y en ausencia de las
autoridades demandadas, se produjeron los siguientes actuados:
I.2.1. Ratificación de la acción
El accionante a través de su abogado, ratificó in extenso los términos expuestos en su
demanda constitucional refiriendo que: a) Las autoridades demandadas basándose en
los presupuestos contenidos en los arts. 234.1 y 2, 235.2 del CPP, mantuvieron su
detención preventiva, sin considerar el nuevo elemento de prueba como es la
certificación de alcoholemia (que señala que al momento del accidente no se
encontraba bajo los efectos del alcohol), que permite la improcedencia de la detención
preventiva conforme refiere el art. 232 inc. 3) del CPP, con relación a la pena establecida
en la primera parte del art. 261 del CP, debiendo haber dispuesto medidas sustitutivas;
y, b) Las referidas autoridades no aplicaron el principio de favorabilidad contenido en el
art. 7 del CPP, vulnerando también el principio de presunción de inocencia, que a partir
de la “SC 56”, no es propiamente “presunción” sino un “estado” de inocencia, por lo que
la interpretación del art. 261 del CP -primera parte- en relación al art. 232 inc. 3) del
CPP, debiera ser favorable.
I.2.2. Informe de las autoridades demandadas
Karem Lorena Gallardo Sejas y Nuria Gisela Gonzales Romero, Vocales de la Sala Penal
Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, mediante informe
escrito presentado el 25 de marzo de 2015, cursante de fs. 25 a 27 vta., solicitaron se
deniegue la tutela, refiriendo que: 1) El Auto de Vista de 17 de marzo de 2015, no es
arbitrario porque se pronunció en función a un recurso de apelación incidental
planteado, sujetándose al art. 398 del CPP, absolviendo cada uno de los puntos
apelados; asimismo, es imparcial y se encuentra suficientemente motivado; 2)
Conforme a la jurisprudencia constitucional contenida en la SC 0003/2004-R de 7 de
enero y la SCP 2155/2013 de 21 de noviembre, la detención preventiva procede previo
análisis integral y objetivo del incumplimiento de los presupuestos legales establecidos
en el art. 233.1 y 2 del CPP, a delitos cuya pena máxima sea igual o mayor a los tres
años, interpretación establecida en las SSCC 634/01-R y 0003/2004-R, no siendo
correcto el fundamento del apelante, que pretende una aplicación errónea del art. 232
inc. 3) del CPP, que claramente indica la improcedencia de la detención preventiva en
delitos sancionados con pena “inferior” a los tres años; 3) Todos los elementos
aportados y que formaban parte del proceso fueron correctamente valorados, no
encontrándose el accionante indebidamente privado de libertad; y, 4) Las medidas
cautelares no causan estado, por lo que el accionante tiene la vía expedita para solicitar
la cesación a su detención preventiva, demostrando objetivamente su pretensión.
I.2.3. Resolución
El Juez Cuarto de Sentencia Penal del departamento de Cochabamba, constituido en
Juez de garantías, por Resolución de 25 de marzo de 2015, cursante de fs. 30 a 33,
denegó la tutela solicitada, en base a los siguientes fundamentos: i) La calificación y
tipificación de la conducta es de única y exclusiva competencia de la autoridad fiscal y
cautelar, debiéndose considerar que conforme a la jurisprudencia constitucional no
corresponde a esta jurisdicción determinar la correcta o incorrecta calificación y
tipificación de la supuesta conducta delictiva, como en el caso del art. 261 del CP; ii)
Respecto a que no se habría aplicado el principio de favorabilidad por la concurrencia
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de los riesgos procesales contenidos en los arts. 234 y 235.1 y 2 del CPP, el ahora
accionante debe desvirtuar los mismos; iii) La justicia constitucional no puede ingresar
a valorar la prueba que fue base para la determinación de detención preventiva, siendo
esa una atribución privativa de la jurisdicción ordinaria; iv) Con relación a la aplicación
de la justicia material, siendo los hechos materiales los que deben llevar a la verdad
jurídica que se debe agotar ante el juez de la causa, las autoridades de apelación no
pueden suplir estos aspectos o saltar los plazos procesales en perjuicio de los principios
de legalidad, seguridad jurídica y tutela judicial efectiva; y, v) Respecto a cuándo procede
la detención preventiva del art. 232 inc. 3) del CPP, las autoridades demandadas citaron
entre otras a la SC 634/01-R de 2 de julio de 2001, que refiere que la pena no es inferior
a tres años sino igual, siendo posible la detención preventiva y si bien el accionante
refiere que se dictó bajo los lineamientos de la anterior Constitución Política del Estado;
sin embargo, no se tiene conocimiento de que la misma (se refiere a la sentencia citada)
haya sido modulada.
En complementación y enmienda, el Juez de garantías refirió que con referencia al art.
234.10 del CPP, tomando en cuenta que este riesgo procesal calificado por el Juez a
quo, no fue considerado por el Auto interlocutorio de 9 de marzo de 2015, no es posible
considerar su solicitud dentro de esta vía de complementación.
I.3. Trámite en el Tribunal Constitucional Plurinacional
Por decreto constitucional de 18 de septiembre de 2015, cursante a fs. 43, se determinó
la suspensión de plazo a objeto de recabar la documentación complementaria requerida
para la emisión de la correspondiente resolución, reanudándose el mismo a partir de la
notificación efectuada con la providencia de 21 de abril de 2016 (fs. 64 a 66),
pronunciándose la presente Sentencia Constitucional Plurinacional dentro del plazo
legal establecido.
II. CONCLUSIONES
De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establece lo
siguiente:
II.1. En acta de audiencia pública de apelación incidental, constan los puntos de agravio
planteados por Edgar Rojas Baltazar -ahora accionante- contra el Auto interlocutorio de
9 de marzo de 2015 -que rechazó su solicitud de cesación a la detención preventiva-,
los cuales son: a) La imputación formal fue presentada sin el examen de alcoholemia -
donde se evidencia que no conducía bajo los efectos del alcohol- imponiéndosele la
detención preventiva sin este nuevo elemento que hace variar su situación jurídica, por
lo que en base al certificado de alcoholemia solicitó cesación a su detención preventiva,
con el argumento que el art. 261 del CP -en su primera parte- prevé una pena de uno a
tres años de reclusión, y que conforme art. 232 inc. 3) del CPP, no procede la detención
preventiva cuando los delitos con pena privativa de libertad cuyo máximo legal sea
inferior a tres años, con lo que el Juez ante estas disposiciones no estaba facultado para
ordenar su detención preventiva; empero, interpretó de manera incorrecta el
mencionado art. 232 inc. 3) y el art. 261 del CP -primera parte-, ya que no valoró
correctamente el certificado de alcoholemia, donde se establece que no estaba bajo los
efectos del alcohol; y, b) Su solicitud de cesación a su detención preventiva fue
rechazada señalado que subsisten los riesgos procesales de fuga y obstaculización, a
pesar que se encontraba dentro de las prohibiciones de la detención preventiva previsto
en el art. 232 inc. 3) del CPP y que debido al accidente de tránsito califica como un
peligro para la sociedad, aspecto que se encuentra fuera del contexto (fs. 56 y vta.).
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II.2. A través de Auto de Vista de 17 de marzo de 2015, Karem Lorena Gallardo Sejas y
Nuria Gisela Gonzales Romero, Vocales de la Sala Penal Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Cochabamba -ahora demandadas-, declararon
improcedente la apelación planteada por el ahora accionante, en consecuencia
confirmaron el Auto interlocutorio de 9 de marzo de 2015, en base a los siguientes
fundamentos: 1) El tipo penal establecido en el art. 261 del CP, en su primera parte
refiere que el que resulte culpable de la muerte o producción de lesiones graves o
gravísimas de una o más personas ocasionadas con un medio de transporte motorizado
será sancionado de uno a tres años de reclusión, y de antecedentes se tiene que no se
ha establecido agravación del tipo penal que tiene que ver con que el autor estuviese
bajo dependencia del alcohol o de estupefacientes, en cuyo caso la reclusión es
agravada hasta cinco años, en el caso el certificado de alcoholemia que establece que
el imputado tendría resultado de cero gramos por mil, no es un elemento que vaya a
desvirtuar los motivos que fundaron la concurrencia del art. 233.1 del CPP, que tiene
que ver con un hecho de tránsito, en el que se habría ocasionado daños y lesiones
graves; y, 2) Si bien la pena establecida en la primera parte del art. 261 del CP,
claramente establece reclusión de uno a tres años, no es aplicable el art. 232 inc. 3)
del CPP, toda vez que la exclusión o excepción a la detención preventiva, procede
cuando los delitos sean sancionados con pena privativa de libertad cuyo máximo legal
sea inferior a tres años, en el caso concreto la pena del tipo penal establecido en el art.
261 del CP “…no es inferior a tres años sino igual a tres años…” (sic), interpretación
ratificada por innumerables sentencias constitucionales, lo que da cuenta, y dado el
análisis integral y ponderado de las circunstancias, que sí se permite la detención
preventiva (fs. 57 a 58 vta.).
III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO
El accionante, denunció que las autoridades demandadas confirmaron el Auto
interlocutorio que rechaza su solicitud de cesación a la detención preventiva, vulnerando
sus derechos al debido proceso en su elemento a una resolución debidamente
fundamentada, motivada y congruente, falta de valoración de la prueba, a la defensa, a
la libertad y a los principios de favorabilidad, pro actione, pro homine, de prevalencia de
la justicia material, de legalidad y de seguridad jurídica, debido a que: i) Interpretaron de
forma negativa y errónea el art. 261 del CP -primera parte- con relación al art. 232 inc.
3) del CPP, sin atender los principios de favorabilidad, pro hómine y de prevalencia de
la justicia material sobre la formal; ii) No valoraron ni consideraron el nuevo elemento
de prueba como es la certificación de alcoholemia, ya que basándose en los
presupuestos contenidos en los arts. 234.1 y 2; y, 235.2 del CPP, mantuvieron su
detención preventiva a pesar de que la calificación del tipo penal se encontraba
conforme al art. 261 del CP -primera parte-, debiendo disponer la aplicación de medidas
sustitutivas; y, iii) No fueron tomados en cuenta todos los puntos de agravio apelados
incumpliendo con el art. 398 del CPP, pues no se mencionó ni consideró el art. 234.10
del CPP, al que se hizo referencia en la apelación
En consecuencia, corresponde en revisión, verificar si tales extremos son evidentes a fin
de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Los principios de excepcionalidad y proporcionalidad de la medida cautelar de


detención preventiva y la interpretación del art. 232 inc. 3) del CPP

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En general, el régimen de medidas cautelares y en particular, el relativo a la medida
cautelar de detención preventiva se rige por el principio de excepcionalidad, respecto
del cual, la propia jurisprudencia constitucional, en el marco de la política criminal
asumida por el Estado boliviano (SC 1036/2002-R de 29 de agosto), razonó que:
“El legislador, atendiendo el mandato implícito contenido en la Constitución, de que
toda restricción al derecho a la libertad sea en la medida de lo necesario por su utilidad
para la consecución de fines constitucionalmente justificados, previa ponderación de
los intereses en juego: presunción de inocencia y eficacia de la persecución penal, optó
por otorgar a las medidas cautelares de naturaleza personal, únicamente fines de
utilidad procesal (efectividad del proceso y de la ejecución de la sentencia)” (las negrillas
son nuestras) (Fundamento Jurídico III.1.2 de la SC 0012/2006-R de 4 de enero).
Por su parte, la jurisprudencia interamericana al respecto dijo: “La Corte considera
indispensable destacar que la prisión preventiva es la medida más severa que se le
puede aplicar al imputado de un delito, motivo por el cual su aplicación debe tener un
carácter excepcional…” (el subrayado y resaltado es nuestro) (Corte Interamericana de
Derechos Humanos, caso Tibi vs. Ecuador. Excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas, Sentencia del 7 de septiembre de 2004, serie C, núm. 114, párr.
106), y en un caso posterior, también dijo que: “La regla debe ser la libertad del
procesado mientras se resuelve acerca de su responsabilidad penal” (el resaltado
también es propio) (Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Barreto Leiva vs.
Venezuela. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, Sentencia del 17 de
noviembre de 2009, serie C, núm. 206, párr. 121).
En el mismo sentido, el art. 9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(PIDCP), dispone que: “La prisión preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas
no debe ser la regla general…” (las negrillas fueron agregadas). Por su parte, las Reglas
mínimas de las Naciones Unidas sobre las medidas no Privativas de Libertad (Reglas de
Kioto), adoptadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución
45/110 de 14 de diciembre de 1990, establecen lo siguiente: “6.1 En el procedimiento
penal sólo se recurrirá a la prisión preventiva como último recurso, teniendo
debidamente en cuenta la investigación del supuesto delito y la protección de la
sociedad y de la víctima” (énfasis añadido).
En el marco de dicho principio de excepcionalidad (también la SC 228/01-R de 22 de
marzo de 2001), nuestra legislación procesal en su art. 232 del CPP, establece la
improcedencia de la detención preventiva en los siguientes casos: “1) En los delitos de
acción privada; 2) En aquellos que no tengan prevista pena privativa de libertad; y, 3) En
los delitos sancionados con pena privativa de libertad cuyo máximo legal sea inferior a
tres años” (el resaltado es nuestro).
Con relación al inciso 3) del citado artículo, la jurisprudencia constitucional se pronunció
de la siguiente manera en los siguientes tres casos descritos a continuación:
a) En un caso, en el cual el accionante denunció encontrarse detenido ilegalmente en
celdas de la Unidad Operativa de Tránsito por más de trece días, a pesar que la medida
cautelar solo dispuso su detención en la carceleta de la ciudad hasta que las diligencias
de la policía sean concluidas y que su detención preventiva sería improcedente debido
a que la comisión del delito de homicidio y lesiones graves y gravísimas en accidente de
tránsito está sancionado con reclusión de uno a tres años y el art. 232 inc. 3) del CPP,
establece la improcedencia de la detención preventiva en los delitos sancionados con
pena privativa de libertad cuyo máximo legal sea inferior a tres años, el Tribunal
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Constitucional a través de la SC 634/01-R de 2 de julio de 2001, concluyó que “…de la
señalada disposición legal se establece que entran dentro de la previsión del articulo
los delitos sancionados con pena privativa de libertad inferior a 3 años no así los delitos
que tienen una pena privativa de libertad de 3 años o más” (negrillas agregadas);
b) Asimismo, la SC 0294/2003 de 10 de marzo, en su Fundamento Jurídico III.3,
respecto al art. 232 inc. 3) del CPP, determinó que “…procede la detención preventiva
en los delitos de acción pública, que sean sancionados con pena privativa de libertad
cuyo máximo legal sea igual o mayor a tres años, exista imputación formal, pedido
fundamentado del fiscal o del querellante…” (resaltado incorporado), así como la
concurrencia de las causales o requisitos comprendidos en el art. 233 del CPP; y,
c) En otro caso, ante la denuncia del accionante de que se habría dispuesto su
detención preventiva sin considerar los requisitos previstos en el art. 233 del CPP, pues
el delito de abandono de mujer embarazada que se le atribuía, estaba sancionado con
pena privativa de libertad de seis meses a tres años, y que por disposición del art. 232
del CPP, no procedía la detención preventiva en los delitos de acción privada y en
aquellos que la pena privativa de libertad cuyo máximo legal sea inferior a tres años, por
lo que se debiera aplicar medidas sustitutivas a la detención preventiva, a través de la
SC 0003/2004-R de 7 de enero, el Tribunal Constitucional, resolvió que “…si bien por
determinación del art. 232-3) del CPP, procede la detención preventiva al haber sido el
recurrente imputado por el delito de abandono de mujer embarazada tipificado por el
art. 250 del CP, que establece la pena de reclusión de 6 meses a tres años, de lo que
se tiene que la pena máxima no es inferior a tres años sino igual” (las negrillas y el
subrayado son nuestros).
Al respecto, este Tribunal advierte que la jurisprudencia constitucional citada efectuó
una interpretación restrictiva del alcance de dicha causal de improcedencia, pues para
determinar ello, además de omitir el citado principio de excepcionalidad, también omitió
ponderar el principio de proporcionalidad de la medida de detención preventiva, cuyo
alcance ha sido definido por la jurisprudencia interamericana en los siguientes términos:
“La prisión preventiva se halla limitada (…) por el principio de proporcionalidad, en virtud
del cual una persona considerada inocente no debe recibir igual o peor trato que una
persona condenada. El Estado debe evitar que la medida de coerción procesal sea igual
o más gravosa para el imputado que la pena que se espera en caso de condena. Esto
quiere decir que no se debe autorizar la privación cautelar de la libertad, en supuestos
en los que no sería posible aplicar la pena de prisión…” (las negrillas nos corresponden)
(Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Barreto Leiva vs. Venezuela.
Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 17 de noviembre
de 2009, serie C, núm. 206, párr. 122).
De lo anterior, es posible advertir que dicho principio de proporcionalidad se refleja de
manera específica en el art. 232 inc. 2) del CPP, al prescribir que dicha medida no
procede: “En aquellos [delitos] que no tengan prevista pena privativa de libertad”,
entendiendo que el detener preventivamente a una persona que no cumplirá condena
de privación de libertad, resulta ciertamente desproporcional.
Pero tal principio también se encuentra inmanente en el supuesto descrito por el inciso
3) del mismo artículo -cuya interpretación motiva el presente análisis-, pues aunque la
enunciación no resulta tan explícita como el caso del referido inciso 2), de una
interpretación sistemática y teleológica de las normas del procedimiento penal, a la luz
del principio pro homine, se tiene que dicho supuesto -la improcedencia de la medida
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de detención preventiva en la sustanciación de procesos penales por delitos
sancionados con pena máxima inferior a tres años- busca el resguardo de dicho principio
siempre y cuando se considere que la noción de “inferior a”, también sea asumida como
“igual a” tres años, pues:
1) El art. 366 del CPP, establece que: “La jueza o el juez o tribunal previo los informes
necesarios y tomando en cuenta los móviles o causas que hayan inducido al delito, la
naturaleza y modalidad del hecho, podrá suspender de modo condicional el
cumplimiento de la pena cuando concurran los siguientes requisitos: 1. Que la persona
haya sido condenada a pena privativa de libertad que no exceda de tres años de
duración” (el resaltado es nuestro).
En ese marco legal, la posibilidad extrema de que en sentencia se aplique la pena
máxima de (“igual a”) tres años de privación de libertad, conlleva también la posibilidad
de que el condenado acceda al beneficio de suspensión condicional de la pena y en los
hechos no cumpla pena de privación de libertad alguna, que de suceder, implicaría
haber impuesto una medida cautelar más gravosa que la pena efectivamente aplicada
en caso de condena, vulnerando así el mentado principio de proporcionalidad.
Entonces, excluir los casos de procesamiento por delitos sancionados con pena máxima
de (“igual a”) tres años de privación de libertad, del supuesto descrito en el art. 232 inc.
3) del CPP, implica asumir una interpretación restrictiva de la citada norma, en la que
no se considera que materialmente en tales casos, subyace la posibilidad de no aplicar
pena privativa de libertad alguna, la cual como describe la jurisprudencia
interamericana, justifica que la detención preventiva no deba ser autorizada: “…no se
debe autorizar la privación cautelar de la libertad, en supuestos en los que no sería
posible aplicar la pena de prisión…” (las negrillas y el subrayado es nuestro) (Sentencia
de 17 de noviembre de 2009, caso Barreto Leiva vs. Venezuela); y,
2) El art. 23 del CPP, prescribe que: “Cuando sea previsible la suspensión condicional
de la pena, las partes podrán solicitar la suspensión condicional del proceso. Esta
suspensión procederá si el imputado presta su conformidad y, en su caso, cuando haya
reparado el daño ocasionado, firmado un acuerdo con la víctima en ese sentido, o
afianzado suficientemente esa reparación” (el resaltado nos pertenece).
La norma procesal glosada, en concordancia con la anteriormente referida, regula un
beneficio que prevé que la persona sobre quien pesa una investigación penal o
imputación, sea exonerada del procesamiento y/o investigación de determinado delito,
siempre y cuando cumpla con los requisitos que harían procedente la suspensión
condicional de la pena, siendo a su vez uno de éstos, precisamente el quantum de la
pena máxima prevista, que es de (“igual a”) tres años.
En este supuesto, se advierte de igual manera, que la norma procesal prevé un beneficio
de exoneración a favor del procesado, exigiendo para su procedencia, que el delito
investigado prevea una pena máxima de (“igual a”) tres años, por lo que en su caso,
determinar cómo procedente la medida cautelar de detención preventiva y dar lugar a
la misma, vulnera el principio de proporcionalidad ya que se contempla la posibilidad
que la persona procesada ni siquiera sea sujeta a procesamiento penal.
En ese contexto, debe considerarse que las penas contempladas en los diferentes tipos
penales previstos por nuestro ordenamiento jurídico penal, reflejan el grado de
valoración social de determinadas conductas delictivas. Así, es posible encontrar en un
extremo, tipos penales que no contemplan como sanción penas privativas de libertad, y
en otro, aquellos que contemplan la sanción penal máxima de treinta años de privación
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de libertad sin derecho a indulto, establecida como límite por la propia Norma Suprema
(art. 118.II de la CPE).
En ese marco, las conductas delictivas descritas en los tipos penales que contemplan
como pena máxima, la sanción de tres años de privación de libertad, reflejan un grado
de valoración social que involucra cierta condescendencia de la sociedad para con las
mismas, tanto así, que dicha condescendencia se ve reflejada en las normas del
procedimiento penal que prevén ciertos beneficios tanto para su procesamiento como
para su sanción, conforme se describió supra.
Entonces, si la sanción máxima de tres años de privación de libertad constituye un
parámetro de esa valoración social que, condescendientemente reconoce ciertos
beneficios a la persona procesada y eventualmente condenada, no resulta coherente
negar que la improcedencia de la detención preventiva le alcance.
En el mismo sentido, el Código Penal y otras leyes especiales que tipifican conductas
delictivas, no establecen como penas máximas en ningún tipo penal, pena privativa de
libertad que oscile entre dos y tres años (v.gr. dos años y seis meses), lo que implica que
la interpretación de “inferior y no igual a tres años” sea comprendida en los hechos,
como “igual a dos años”, extremo que si así correspondería con la voluntad del
legislador, éste lo hubiera plasmado de esa manera en el tenor del art. 232 inc. 3) del
CPP; sin embargo, conforme los fundamentos expuestos, este Tribunal advierte
precisamente lo contrario.
Así, en el marco de los principios de excepcionalidad y proporcionalidad aquí
desarrollados y reconocidos ampliamente por nuestra Norma Suprema, el bloque de
constitucionalidad y nuestro propio ordenamiento jurídico procesal penal, a la luz del
principio pro hómine que para la presente interpretación “…implica que las normas
sobre Derechos Humanos deben ser interpretadas en el sentido que más favorezca a la
persona, vinculándose, en consecuencia, con el principio de interpretación progresiva
de los derechos, en virtud del cual entre varios entendimientos posibles, debe optarse
por aquél que limite en menor medida el derecho o garantía que se denuncia como
vulnerado, es decir, se debe elegir la interpretación más extensiva en cuanto al
reconocimiento de derechos y una interpretación más restringida cuando se
establezcan límites al ejercicio de los mismos” (SC 0006/2010-R de 6 de abril), no
resulta admisible dar lugar a una interpretación restrictiva que desprotege un derecho
de carácter esencial como es la libertad de las personas, cuyo eficaz ejercicio constituye
la base del sistema democrático, y a su vez, la garantía de ejercicio de los demás
derechos fundamentales y humanos.
Entonces, se entenderá que el inciso 3) del art. 232 del CPP, establece que la detención
preventiva no procede en aquellos delitos de acción pública sancionados con pena
privativa de libertad, cuyo máximo legal sea inferior o igual a tres años, aclarando que
este Tribunal no pretende a través de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional
cambiar el texto literal de dicho artículo sino acercarse a la interpretación más favorable,
que no es contradictoria con las disposiciones de la norma procesal penal donde se halla
contenida, y que por el contrario, la complementa.
El presente entendimiento constituye un cambio de línea de las SSCC 634/01-R,
0294/2003 y 0003/2004-R.
III.2. Análisis del caso concreto

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El accionante a través de su representante refirió encontrarse procesado por la presunta
comisión del delito de homicidio y lesiones graves y gravísimas en accidente de tránsito,
previsto y sancionado por el art. 261 del CP, cuyo tenor refiere:
“I. El que resultare culpable de la muerte o producción de lesiones graves o gravísimas
de una o más personas ocasionadas con un medio de transporte motorizado, será
sancionado con reclusión de uno (1) a tres (3) años. Si el hecho se produjera estando el
autor bajo la dependencia de alcohol o estupefacientes, la pena será de reclusión de
cinco (5) a ocho (8) años y se impondrá al autor del hecho, inhabilitación para conducir
de forma definitiva.
II. En caso de reincidencia se aplicará el máximo de la pena prevista.
III. Si la muerte o lesiones graves o gravísimas se produjeren como consecuencia de una
grave inobservancia de la Ley, el Código y el Reglamento de Tránsito que establece los
deberes de cuidado del propietario, gerente o administrador de una empresa de
transporte, éste será sancionado con reclusión de uno (1) a dos (2) años”.
Así también menciona, que al momento del hecho el camión de carga que conducía fue
secuestrado y su persona aprehendida, luego de lo cual, puesto a disposición del Juez
Mixto de Instrucción Liquidador y cautelar de Ivirgarzama del departamento de
Cochabamba, sin contar con el examen de alcoholemia respectivo, dicho Juzgador
dispuso su detención preventiva.
Una vez que contó con el correspondiente certificado de alcoholemia que acredita que
al momento de los hechos su persona no se encontraba bajo las dependencias del
alcohol, implicaba que la supuesta conducta delictiva que se le atribuía se acomodaba
a la previsión de la primera parte del referido tipo penal; es decir, sin la agravación que
conlleva el estar bajo dependencias del alcohol o estupefacientes -que no era su caso-,
solicitó la cesación de su detención preventiva alegando, entre otros aspectos, que la
certificación aludida (de alcoholemia) incorporaba un nuevo elemento, que en el marco
del art. 232 inc. 3) del CPP, hacía improcedente su detención preventiva,
correspondiendo en consecuencia su libertad, y en su caso la aplicación de medidas
sustitutivas.
Sin embargo, su petición fue rechazada por el Juez de la causa, razón por la cual apeló
esta decisión, siendo resuelto su recurso por la Sala Penal Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Cochabamba integrada por las Vocales ahora
demandadas a través del Auto de Vista de 17 de marzo de 2015, confirmando el Auto
interlocutorio de 9 de marzo del mismo año, determinación última que impugna a través
de la presente acción.
Al respecto, si bien en antecedentes únicamente cursa el acta de audiencia de apelación
de medidas cautelares y el correspondiente Auto de Vista, conforme se desprende de
Conclusiones, lo referido se tiene como un antecedente cierto del citado Auto de Vista,
por cuanto son extremos que fueron expuestos tanto por la parte accionante y la parte
demandada sin haber sido rebatidos por esta última, siendo la base del debate en la
aludida audiencia de apelación, constando igualmente en la parte considerativa del Auto
de Vista ahora impugnado. Con esta aclaración, corresponde ingresar a analizar este
último actuado, en base a los argumentos esgrimidos por el ahora accionante.
Entonces, con relación al primer acto lesivo denunciado, referido a la interpretación
asumida por las autoridades demandadas para en un primer momento descartar la
aplicación favorable del art. 232 inc. 3) del CPP, y con ello, determinar la improcedencia
de la detención preventiva, no condice, con la interpretación sistemática y teleológica
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desarrollada en el Fundamento Jurídico precedente, por vulnerar los principios de
excepcionalidad y proporcionalidad que informan dicha medida cautelar.
Así, esta jurisdicción evidencia que en su exposición de agravios en audiencia pública,
el accionante invocó la improcedencia de la detención preventiva en su caso, alegando
que el recientemente obtenido certificado de alcoholemia, excluía la agravación del tipo
penal investigado, y por ende, viable la improcedencia de su detención preventiva,
conforme el art. 232 inc. 3) del CPP, pero no que desvirtuara algún riesgo procesal.
Frente a dicho argumento, las Vocales demandadas, de manera incongruente
manifestaron en el Auto de Vista ahora impugnado, que “…el certificado de alcoholemia
que establece que el imputado tendría resultado de cero gramos por mil, no es un
elemento que vaya a desvirtuar los motivos que fundaron la concurrencia del núm. 1 del
Art. 233 del CPP, que tiene que ver con un hecho de tránsito en el que se habría
ocasionado daños y lesiones graves a las víctimas” (sic), cuando el nuevo elemento
probatorio se dirigía a desvirtuar no un riesgo procesal, sino la procedencia de la
detención preventiva.
No obstante dicha incongruencia, dando por hecho que el tipo penal atribuido al
procesado y hoy accionante, se enmarcaría en la previsión penal de la primera parte del
art. 261 del CP (Conclusión II.2.), resolvió respecto a la aplicación del art. 232 inc. 3) del
CPP, que: “…la pena establecida en la primera parte del Art. 261 del Código Penal,
claramente establece de uno a tres años en ese entendido no es aplicable el Art. 232
en su núm. 3 del CPP, toda vez que esta exclusión o excepción a la detención preventiva
en los delitos sancionados con pena privativa de libertad cuyo máximo legal sea inferior
a tres años, en el caso la pena del tipo penal establecido en el Art. 261 del Código Penal,
no es inferior a tres años sino es igual a tres años, por lo que se autoriza el análisis del
Art. 233 núm. 1 del CPP, con relación a la posibilidad de una detención preventiva,
interpretación que ha sido ratificada por innumerables Sentencias Constitucionales…”
(sic).
Por esta razón, corresponde conceder la tutela solicitada, disponiendo que las Vocales
ahora demandadas pronuncien nuevo Auto de Vista asumiendo el presente cambio de
línea jurisprudencial, sin responsabilidad.
En consecuencia, el Juez de garantías, al denegar la tutela solicitada, no adoptó la
decisión correcta.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en virtud de la autoridad que
le confiere la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve:
1º REVOCAR la Resolución de 25 de marzo de 2015, cursante de fs. 30 a 33,
pronunciada por el Juez Cuarto de Sentencia Penal del departamento de Cochabamba;
y en consecuencia, CONCEDER la tutela solicitada.
2º Dejar sin efecto el Auto de Vista de 17 de marzo de 2015, y ordenar la emisión de
uno nuevo, que asuma el entendimiento desarrollado en la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional.
3º Disponer la difusión del presente fallo en todos los Juzgados, Tribunales y Salas en
materia penal, para su aplicación.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.
Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez
MAGISTRADA
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Fdo. Dr. Ruddy José Flores Monterrey
MAGISTRADO

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