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Norma de Conflicto y Norma de Derecho Material

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Norma de conflicto y norma de derecho material

La Ley de Derecho Internacional Privado contiene la normativa del Derecho Venezolano


"interno" en los supuestos de hecho contentivos de elementos de extranjería (los
"tratados" constituyen, por así decirlo, la normativa de carácter "internacional"). Dicho de
otro modo: cuando un caso de la vida real, jurídicamente relevante, sólo guarda relación
con el sistema legal venezolano, porque sus protagonistas son venezolanos, los hechos
acontecen en Venezuela y cualesquiera otros de sus elementos están vinculados a
nuestro país, no cabe duda alguna acerca de la procedente y exclusiva aplicación del
derecho interno venezolano. Cuando, a diferencia de la hipótesis anterior, un supuesto de
hecho dado se halla vinculado a varios ordenamientos jurídicos simultáneamente
vigentes, se plantea entonces la necesidad de determinar cuál de esos ordenamientos es
el aplicable. La norma de Derecho Internacional Privado, o "norma de conflicto"
(terminología acuñada por el derecho anglosajón y ampliamente difundida), es la
preceptiva encargada de hacer ese señalamiento.
En la dogmática internacional privatista se distingue la norma de derecho internacional
privado y la "norma de derecho material" (distinción que tiene una relevancia especial,
como ulteriormente veremos, al hablar de la institución del "reenvío"). Ya hemos dicho
que la norma de Derecho Internacional Privado es la indicante o indicadora del
ordenamiento jurídico aplicable a un caso de la vida real conectado a diversos
ordenamientos jurídicos simultáneamente vigentes, es decir, a un caso contentivo de
elementos de "extranjería". A diferencia de dicha norma, la de derecho material es la regla
sustantiva que regirá el caso en definitiva.
Hemos hecho estas precisiones terminológicas para facilitar la comprensión de nuestras
disquisiciones restantes.

El orden jerárquico de fuentes


El artículo 1 de la Ley de Derecho Internacional Privado establece el orden escalonado y
jerárquico de fuentes en materia de "conflictos de leyes", en los siguientes términos: "Los
supuestos de hecho relacionados con ordenamientos jurídicos extranjeros se regularán
por las normas de Derecho Internacional Público sobre la materia, en particular las
establecidas en los tratados internacionales vigentes en Venezuela; en su defecto, se
aplicarán las normas de Derecho Internacional Privado venezolano; a falta de ellas, se
utilizará la analogía y, finalmente, se regirán por los principios de Derecho Internacional
Privado generalmente aceptados".
La primera fuente son las normas de Derecho Internacional Público, es decir, los
"tratados". Por razones que ignoramos, el legislador utiliza un lenguaje equívoco cuando
después de aludir a dichas "normas", utiliza las expresiones "en particular las establecidas
en los tratados", como si existiesen normas de Derecho Internacional Público distintas a
las propias de los Tratados, lo cual dista de ser cierto: las únicas normas de Derecho
Internacional Público son las contenidas en los tratados. No hay otras.
Para 1.998 Venezuela había suscrito y ratificado, en materias de Derecho Internacional
Privado, 12 Convenciones y 2 Protocolos Adicionales.
Las fuentes enumeradas en el artículo 1 de la Ley en comento concuerdan con las
señaladas en los artículos 4 del Código Civil (único aparte) y 8 del Código de
Procedimiento Civil, los cuales establecen: "... Cuando no hubiere disposición precisa de
la ley, se tendrán en consideración las disposiciones que regulan casos semejantes o
materias análogas; y si hubiere todavía dudas, se aplicarán los principios generales del
derecho". "En los casos de aplicación del Derecho Internacional Privado, los jueces
atenderán primero a los tratados públicos de Venezuela con el Estado respectivo, en
cuanto al punto en cuestión; en defecto de tales tratados, aplicarán lo que sobre la
materia dispongan las leyes de la República o lo que se desprende de la mente de la
legislación patria, y en último lugar se regirán por los principios de dicho Derecho
aceptados generalmente".
Lo que en materia de Derecho Internacional Privado disponen las leyes de la República -
fuente aplicable en defecto de tratados- es precisamente lo previsto en la novísima Ley de
Derecho Internacional Privado y en cualesquiera otras "normas de conflicto" de nuestro
derecho interno.

Instituciones fundamentales previstas y no previstas en la Ley


La Ley de Derecho Internacional Privado, en sus artículos del 2 al 10, ambos inclusive,
que forman parte del Capítulo I, titulado "Disposiciones Generales", disciplina las llamadas
"instituciones fundamentales", es decir, las que pueden considerarse relevantes,
cardinales o nucleares en materia de "conflictos de leyes", las cuales tienen que ver
básicamente con el comportamiento o funcionamiento de las normas de Derecho
Internacional Privado.
Las "instituciones fundamentales" previstas en la Ley se refieren: 1) A la forma de
aplicación del derecho extranjero que resulte competente; 2) A la forma de resolver los
conflictos internos de normas en el seno del derecho extranjero; 3) Al "reenvío"; 4) A los
"derechos adquiridos"; 5) A las "cuestiones previas"; 6) A la "adaptación"; 7) Al "orden
público internacional" o "cláusula de reserva"; 8) A la "institución desconocida" y 9) A las
"normas de aplicación necesaria".
Hay "instituciones fundamentales" que no fueron previstas, pero que no lo fueron de
manera deliberada, puesto que en la Exposición de Motivos de la Ley se las menciona,
para manifestar el criterio de los proyectistas sobre la inconveniencia de su regulación.
Estas instituciones no previstas son el "fraude a la ley" y la "calificación".
Vamos a referirnos, primero, a las "instituciones fundamentales" previstas en la Ley, y
luego a las no previstas.
Forma de aplicación del derecho extranjero.
La forma de aplicación del derecho extranjero declarado competente por la norma de
conflicto, se halla establecida así: "El derecho extranjero que resulte competente se
aplicará de acuerdo con los principios que rijan en el país extranjero respectivo, y de
manera que se realicen los objetivos perseguidos por las normas venezolanas de
conflicto" (artículo 2?).
Del precepto copiado resulta diáfano que la norma de conflicto puede declarar aplicable
un derecho extranjero. Es normal, por tanto, que una determinada situación sea
gobernada por un derecho extranjero. Esto constituye la sepultura del sistema de la
territorialidad. Venezuela se incorpora, pues, a la corriente internacional dominante que no
mira en la aplicación de las leyes extranjeras un hecho excepcional, sino normal, en la
medida en que la norma de conflicto lo considere equitativo. Nos sumamos, de este
modo, a las exigencias impuestas por la "globalización", por la creciente interdependencia
entre los países y economías del mundo, y por el avasallador crecimiento del tránsito
mundial de bienes y de personas. Hemos renunciado al aislamiento jurídico.
La norma de conflicto, al declarar competente al derecho extranjero, por así decirlo, lo
nacionaliza, lo incorpora al derecho interno, y lo incorpora tal cual es, ya que dicho
derecho extranjero debe aplicarse "de acuerdo a los principios que rijan en el país
extranjero respectivo". Declarado competente el derecho extranjero, el Juez debe
simbólicamente trasladarse al país de procedencia de ese derecho, para aplicarlo como
allá se aplica y no de otra manera.
La norma del artículo 2? de la Ley, que establece lo antes expuesto, se complementa con
las previsiones de los artículos 60 y 61 eiusdem. El primero de ellos dispone que "el
derecho extranjero será aplicado de oficio", vale decir, el derecho extranjero se equipara
al nacional, que también se aplica de oficio. El derecho extranjero no es un hecho, que
amerite ser acreditado en el proceso, sino verdadero derecho. El segundo de los aludidos
preceptos dispone que los recursos establecidos por el ordenamiento jurídico son
ejercitables cuando la ley extranjera sea la aplicable, lo que quiere decir que el recurso
extraordinario de casación procede contra la falta de aplicación, la indebida aplicación o la
errónea interpretación de la ley extranjera. Como se observa, la Ley no discrimina entre el
derecho nacional y el derecho extranjero. Ambos tienen el mismo tratamiento, se
equiparan.

Conflictos de normas en el seno de derecho extranjero


El artículo 3? de la Ley regula la hipótesis de que "en el Derecho extranjero que resulte
competente coexistan diversos ordenamientos jurídicos"; en tal eventualidad
("plurilegislativa"), "el conflicto que se suscite entre esos ordenamientos se resolverá de
acuerdo con los principios vigentes en el correspondiente Derecho extranjero". Esta
previsión legislativa consagra una solución de "sentido común", intuitiva: el Derecho
extranjero declarado competente debe resolver los eventuales conflictos de competencia
entre los diversos sistemas que rijan en su derecho material interno. Es obvio que las
soluciones a esos conflictos no se hallan previstas en la "lex fori", porque la pluralidad de
sistemas no está radicada en su propia legislación, sino en la foránea que su norma de
conflicto ha declarado competente. La norma comentada, por otra parte, resuelve el
tropiezo que podría encontrar el Derecho extranjero material para recibir aplicación, al ser
varios los sistemas que pugnan por la regulación del asunto. En alguna forma, la Ley ("lex
fori") nacionaliza primero a la norma extranjera dirimente del conflicto interno y luego a la
norma material que resulta escogida en dicho conflicto.

El problema del reenvío


El problema del "reenvío" está vinculado a la distinción ya efectuada entre "Derecho
Internacional Privado" y "derecho material". Cuando la norma de conflicto remite a un
ordenamiento jurídico extranjero, cabe la pregunta de si la remisión se efectúa
directamente al "derecho material" extranjero o bien al derecho extranjero en su totalidad,
en su conjunto, con inclusión de las normas de conflicto de este derecho extranjero. Si
esta última fuere la respuesta -como se postula generalmente- puede acontecer: a) que la
norma de conflicto de la legislación extranjera se declare competente a sí misma para
regular el caso, coincidiendo de este modo con la "lex fori"; b) que la ley extranjera, a su
vez, declare competente a la "lex fori", supuesto en el cual se habla de "reenvío simple" o
"de primer grado"; la ley extranjera, en este caso, le "devuelve" la competencia a la "lex
fori", (de allí que al problema del "reenvío" se le llame también "devolución"), y c) que la
ley extranjera declare competente a un tercer ordenamiento legal, hipótesis en la cual se
habla de "reenvío de segundo grado" o "reenvío ulterior".
La nueva Ley (artículo 4) admite tanto el "reenvío simple" como el "reenvío ulterior", al
disponer: "Cuando el Derecho extranjero competente declare aplicable el Derecho de un
tercer Estado que, a su vez, se declare competente, deberá aplicarse el Derecho interno
de este tercer Estado. Cuando el Derecho extranjero competente declare aplicable el
Derecho venezolano, deberá aplicarse este Derecho. En los casos no previstos en los dos
párrafos anteriores, deberá aplicarse el Derecho interno (léase "derecho material") del
Estado que declare competente la norma venezolana de conflicto".
La norma copiada, como se colige de su texto, excluye las posibilidades de los "reenvíos
de grados sucesivos" y del "reenvío circular".
El más remoto antecedente jurisprudencial venezolano en materia de "reenvío" se
remonta a 1.906, cuando la Corte Superior del Distrito Federal se pronunció sobre la ley
aplicable a la capacidad de dos cónyuges de nacionalidad austríaca, domiciliados en
Venezuela, que se proponían adoptar a un menor de nacionalidad venezolana. Como el
Código Civil venezolano de 1.904 (artículos 7 y 17) disponía que esa capacidad se regía
por la "ley nacional" de los adoptantes y como la legislación austríaca -según la Corte-
disponía que tal materia se regía por la "ley del domicilio", el Tribunal aplicó la ley
venezolana, es decir, la "lex fori", la del domicilio, admitiendo de ese modo el "reenvío
simple" o "de primer grado". El fallo sólo tiene de criticable que la Corte erró al aseverar
que según el derecho austríaco la ley aplicable era la del "domicilio", cuando en realidad
esa ley era la "nacional" de los adoptantes.
Ulteriormente, en 1.919, nuestro vigente Código de Comercio, tras los pasos del
Reglamento Uniforme de La Haya sobre la Letra de Cambio y el Pagaré a la Orden
(1.912), consagró el "reenvío ulterior" en su artículo 483, según el cual "la capacidad para
obligarse por letra de cambio se rige por la ley nacional. Si esta declara competente la de
otro Estado, es ésta la que se aplica".
Ni el Código de Derecho Internacional Privado o Código Bustamante, aprobado en la
Sexta Conferencia Internacional Americana, celebrada en La Habana, en 1.928, ratificado
por Venezuela en 1.932 (con reservas a 44 artículos), ni la Convención Interamericana
Sobre Normas Generales de Derecho Internacional Privado (Montevideo, 1.979),
ratificada por Venezuela, disciplinan expresamente el problema del "reenvío", lo que se ha
interpretado como una tendencia negativa a su admisión por parte de la codificación
internacional.
Frente a todos estos antecedentes sobre la regulación del "reenvío", de signos opuestos,
la "Ley Venezolana de Derecho Internacional Privado" ha venido a despejar dudas, con
una diáfana posición de admisibilidad limitada de la institución a las dos hipótesis más
frecuentes (reenvío "simple" y reenvío "ulterior").

Derechos adquiridos
Según el artículo 5 de la Ley "las situaciones jurídicas creadas de conformidad con un
Derecho extranjero que se atribuya competencia de acuerdo con criterios
internacionalmente admisibles, producirán efectos en la República, a no ser que
contradigan los objetivos de las normas venezolanas de conflicto, que el Derecho
venezolano reclame competencia exclusiva en la materia respectiva, o que sean
manifiestamente incompatibles con los principios esenciales del orden público
venezolano".
La disposición copiada tutela los llamados "derechos adquiridos", es decir, las situaciones
jurídicas creadas al amparo de un derecho extranjero; sería absurdo que la "lex fori" los
desconociese, como si su sistema legal fuese el único en el mundo capaz de validar tales
situaciones. Un aislamiento de ese tipo sería inconcebible.
Mas, el reconocimiento de tales "situaciones" -término más amplio y extenso que el de
"relaciones"- no es incondicional, pues se halla sujeto al cumplimiento de ciertos
requisitos. Es necesario, primero, que el Derecho extranjero, creador de la situación, se
haya atribuido "competencia" de acuerdo con criterios internacionalmente admisibles; no
se puede admitir una competencia arbitraria, inconexa con el supuesto de hecho
constitutivo de la situación jurídica creada. Se exige, en segundo término, que dichas
situaciones no contradigan los objetivos de las normas venezolanas de conflicto, lo cual,
en mi parecer, constituye una suerte de reiteración ampliada de lo dicho anteriormente,
pues se presume que el objetivo de las normas venezolanas de conflicto se halla fundado
en criterios internacionalmente admisibles. Finalmente, las situaciones que se reconocen
no pueden ser manifiestamente incompatibles con los principios esenciales del orden
público venezolano. Se consagra así el concepto de "orden público internacional", pero
referido a las "situaciones jurídicas" creadas de conformidad con un sistema legal
extranjero, lo cual es distinto al mismo concepto de "orden jurídico internacional" como
causa de exclusión del derecho extranjero declarado aplicable, prevista en el artículo 8?
de la Ley.

Cuestiones previas, preliminares o incidentales


"Las cuestiones previas, preliminares o incidentales que puedan surgir con motivo de una
cuestión principal, no deben resolverse necesariamente de acuerdo con el Derecho que
regula esta última". Así reza el artículo 6? de la Ley.
Hábil y flexible solución ha dado la Ley a la regulación de las llamadas "cuestiones
previas", "preliminares" o "incidentales". Percatada de la dificultad de anticipar una
solución rígida, porque resulta casi imposible dar una pauta uniforme para todos los
casos, cuyas características pueden ser muy disímiles, la Ley ha optado por dejar la
solución de cada caso en manos del Juez, sin atarse al aforismo de que "lo accesorio o
subsidiario sigue a lo principal", pero sin excluirlo de plano. Todas las soluciones quedan
abiertas en el supuesto considerado, cuyo tratamiento definitivo queda al arbitrio del
Juzgador, quien deberá resolverlo con arreglo a la equidad.

La adaptación
Pudiera darse el caso de que varios sistemas legales puedan ser competentes para regir
diversos aspectos de una misma relación jurídica, hipótesis en la cual se plantea la
necesidad de aplicarlos sin interferencias ni desajustes. Es esta hipótesis la que regula el
artículo 7? de la Ley, al disponer que "los diversos derechos que puedan ser competentes
para regular los diferentes aspectos de una misma relación jurídica, serán aplicados
armónicamente, procurando realizar las finalidades perseguidas por cada uno de dichos
Derechos. Las posibles dificultades causadas por su aplicación simultánea se resolverán
teniendo en cuenta las exigencias impuestas por la equidad en el caso concreto".
Del modo que precede la Ley regula lo que en la dogmática internacional privatista se
denomina "adaptación". En la hipótesis planteada por la disposición legal en comento,
debe procederse elásticamente, acomodando o ajustando los diferentes ordenamientos
aplicables a diversos aspectos de una misma relación jurídica, de manera que su
aplicación resulte armónica y congruente. La "equidad", que es siempre un "desiderátum"
de la Ley, es el norte que se señala.

Orden público internacional


Dice el artículo 8 de la Ley que las disposiciones del derecho extranjero que deban ser
aplicables de conformidad con esta Ley, sólo serán excluidas cuando su aplicación
produzca resultados manifiestamente incompatibles con los principios esenciales del
orden público venezolano".
Se consagra así la excepción de "orden público internacional", también llamada "cláusula
de reserva". Esa "excepción" es precisamente eso: una situación que se aparta de la regla
general de que el Derecho extranjero es aplicable cuando así lo disponga la norma del
conflicto. Esta regla cede cuando la aplicación de ese Derecho extranjero "produzca
resultados manifiestamente incompatibles con los principios esenciales del orden público
venezolano". Manifiestamente es adverbio que significa "con claridad y evidencia,
descubiertamente"; "incompatibilidad" es repugnancia que tiene una cosa para unirse con
otra; sólo es sinónimo de únicamente, y esenciales son los principios importantes y
característicos. Con estas barreras idiomáticas el legislador ha querido remachar que la
excepción de "orden público internacional" no es aplicable en cualesquiera circunstancias,
a troche y moche, disparatada e inconsideradamente. No se debe abusar de la "cláusula
de reserva", su aplicación debe ser "restrictiva", con la mente puesta en la idea de que la
regla es la aplicación de la ley extranjera declarada aplicable por la norma de conflicto.

La institución desconocida
El artículo 9? de la Ley regula la llamada "institución desconocida", en estos términos:
"Cuando el Derecho extranjero declarado aplicable al caso establezca instituciones o
procedimientos esenciales para su adecuada aplicación que no estén contemplados en el
ordenamiento jurídico venezolano, podrá negarse la aplicación de dicho Derecho
extranjero, siempre que el Derecho venezolano no tenga instituciones o procedimientos
análogos".
La institución desconocida es la prevista en el Derecho extranjero declarado aplicable por
la norma de conflicto y no prevista ("desconocida") en el ordenamiento jurídico al cual
dicha norma pertenece. Si en la "lex fori" -que ordena aplicar una ley extranjera- no
existen las instituciones, mecanismos o procedimientos necesarios para su apropiada
ejecución, mal puede pretenderse que el Derecho extranjero sea obedecido. Sin embargo,
el legislador ha querido evitar que tal circunstancia sea una fácil excusa para excluir la
aplicación del Derecho extranjero; de allí que la negativa a aplicar este Derecho no sea
procedente cuando en el ordenamiento jurídico de la "lex fori" existan instituciones o
procedimientos análogos, es decir, semejantes. Queda a criterio del Juez determinar si la
semejanza entre las instituciones o procedimientos de la "lex fori" y los de la ley extranjera
permiten alcanzar los objetivos perseguidos por la norma de conflicto al remitir la solución
del caso al "derecho material" foráneo.

Normas de aplicación necesaria


Preceptúa el artículo 10 de la Ley que "No obstante lo previsto en esta Ley, se aplicarán
necesariamente las disposiciones imperativas que hayan sido dictadas para regular los
supuestos de hecho conectados con varios ordenamientos jurídicos".
La disposición copiada dista de ser clara: ¿cuáles son las "disposiciones imperativas"
dictadas para regular supuestos de hecho conectados con varios ordenamientos
jurídicos? ¿cómo se las reconoce? ¿cuáles diferencias median entre las "disposiciones
imperativas" y las de "orden público internacional"? ¿hay disposiciones que regulen los
supuestos de hecho conectados con varios ordenamientos jurídicos que no sean
imperativas? ¿Qué significado tienen las expresiones "no obstante lo previsto en esta
Ley"? ¿Qué es lo previsto en la Ley? ¿son acaso las normas de conflicto de la "lex fori"
las dictadas para regir los supuestos de hecho conectado con diversos ordenamientos
jurídicos?
Tanto en la Segunda Conferencia Interamericana sobre Derecho Internacional Privado,
celebrada en Montevideo, en 1.979, como en la Décima Sexta sesión de la Conferencia
de La Haya sobre Derecho Internacional Privado, en 1.988, se rechazó la aprobación de
una disposición similar a nuestro artículo 10, por considerársela innecesaria, porque los
mismos resultados perseguidos con ella podían obtenerse a través de la excepción de
"orden público".
Para nosotros, la hipótesis regulada por el artículo 10 en comento se da cuando el Juez
se halla frente al dilema de aplicar una norma de conflicto que declara competente a un
sistema jurídico extranjero o una norma de derecho interno (disposición "imperativa") que
expresa principios fundamentales de la legislación del "forum"; en este caso -se dispone-
el Juez debe privilegiar u otorgarle primacía a la norma del "forum", que en el fondo no es
otra cosa que reconocerle el carácter de norma de "orden público internacional". Así las
cosas, también opinamos que el artículo resulta innecesario, porque en ausencia suya a
la misma solución se llega aplicando la disposición del artículo 8?.
Las expresiones "no obstante lo previsto en este Ley", significan que aunque en un
determinado supuesto la norma de conflicto declare aplicable un Derecho extranjero, la
aplicación de éste cede ante una disposición del "Derecho interno" que establezca una
diferente regulación al Derecho extranjero, si aquella solución expresa un principio
fundamental de la legislación del "forum".
El artículo 10 criticado introduce un elemento de confusión en la Ley, al tiempo que puede
ser aprovechado por quienes añoran el pasado sistema territorialista, para tratar de
cortarle el paso a la aplicación de la ley extranjera.
Fraude a la ley
El "fraude a la ley" constituye, en la dogmática internacional privatista, una excepción a la
aplicación del Derecho extranjero. Constituye una aplicación, en nuestro campo, del
adagio romano "frans omnia corrumpit". El "fraude a la ley" consiste en la modificación
habilidosa de los factores de conexión para obtener la aplicación de un sistema legal más
beneficioso a la realización de los deseos del manipulador.
El "fraude a la ley" no fue regulado en el nuevo estatuto legal que se comenta, a pesar de
que Venezuela ratificó la Convención Interamericana sobre Normas Generales de
Derecho Internacional Privado (Montevideo, 1.979), cuyo artículo 6? dispone: "No se
aplicará como derecho extranjero, el derecho de un Estado parte, cuando artificiosamente
se hayan evadido los principios fundamentales de la ley de otro Estado parte. Quedará a
juicio de las autoridades competentes del Estado receptor el determinar la intención
fraudulenta de las partes interesadas".
¿Qué significado tiene en el caso la omisión de nuestro legislador de 1.998? ¿Se admite o
se rechaza el "fraude a la ley" como excepción a la aplicación del Derecho extranjero?
Cualquier respuesta se dificulta porque el legislador previó la hipótesis del "fraude a la ley"
en un caso concreto. En efecto, su artículo 23 dispone: "El divorcio y la separación de
cuerpos se rigen por la ley del domicilio del cónyuge que intenta la demanda. El cambio
de domicilio del cónyuge demandante sólo produce efecto después de un año de haber
ingresado en el territorio de un Estado con el propósito de fijar en él la residencia
habitual". ¿Estará proscrita la admisibilidad de la excepción de "fraude a la ley" en
cualquier otro caso?
Si se pretendiese que la excepción de "fraude a la ley" puede ser procedente de acuerdo
con la nueva Ley, su aplicación tendrá que hacerse por considerar que la sanción al
fraude es un principio de Derecho Internacional Privado generalmente aceptado (artículo
1? de la Ley). La invocación de la analogía no procede en esta eventualidad porque no
nos hallamos ante un caso "previsto" y otro "no previsto", duplicidad que resulta esencial
para la procedencia de la interpretación analógica.
Si no se admite el "fraude a la ley" en el marco del nuevo ordenamiento de 1.998,
incurriríamos en la contradicción de admitir la excepción en obediencia a la "Convención
Interamericana sobre Normas Generales de Derecho Internacional Privado" frente a los
países que -como nosotros- suscribieron y ratificaron dicha Convención, y de rehusar su
admisión en los demás casos.

La calificación
La Ley guarda también silencio sobre el espinoso problema de la "calificación",
considerado como el más complejo de todo el Derecho Internacional Privado. La
Exposición de Motivos dice al respecto: "La Ley ha preferido formular simples normas
generales de orientación, a través de la adaptación (artículo 7), que alertan al intérprete
sobre el sentido general de los problemas. A esto se debe la ausencia de la regulación
expresa de la calificación, probablemente la más difícil y problemática cuestión de todo el
Derecho Internacional Privado".
"La calificación" tiene que ver, a grandes trazos, con el ordenamiento jurídico competente
para definir tanto el supuesto de hecho como el factor de conexión de la norma de
conflicto, existiendo, para ello, tres sistemas: el de la "lex fori", el de la "lex causae" y de la
llamada "calificación autónoma". El silencio de la Ley en la materia, le permite al Juez
escoger entre las opciones existentes.

Colofón
Las reflexiones que anteceden permiten darse una idea de las principales orientaciones
de nuestra primera Ley de Derecho Internacional Privado. Nos hacía falta un estatuto de
esa especie, porque la profusión de la codificación internacional en la cual ya hemos
participado contrastaba con la pobreza del derecho interno sobre la materia. La nueva Ley
no es perfecta, pero sí perfectible. Aguardemos a los esclarecimientos y comentarios que
de sus disposiciones seguramente harán la doctrina y la jurisprudencia.

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