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De Ambigüedades y Violaciones en Arte de Narrar

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De ambigüedades y violaciones en el arte de

narrar: la novela de Max Aub


Pilar G. Sáenz, The George Washington University

Partiendo de la base de que la metaficción es una ruptura de las convenciones


arbitrarias de la ficción,' nos proponemos considerar la aplicación de estos
principios a la novela de Max Aub y, dentro de su narrativa, al grupo de
novela 'a fantasía', si empleamos el término de clasificación establecido ya
por Ignacio Soldevila Durante.2 En este trabajo exploramos la ruptura de
las convenciones arbitrarias del relato que, si ya en Fábula verde y Geografía
se mostró en forma incipiente, y se desarrolló en las tres versiones sucesivas
de Luis Alvarez Petreña, esa ruptura llega a su plenitud en Jusep Torres
Campalans, Juego de cartas y Buñuel, donde el lector se hace copartícipe en
la creación de la novela. En el caso presente nuestras referencias se centrarán,
por razones de espacio, predominantemente en Jusep Torres Campalans y
Buñuel, con breves referencias a otros textos de las novelas 'a fantasía.' Los
ataques aparecen perpetrados ya en Geografía, donde el lector ha de
reconstruir el mito de Hipólito que, en forma velada y tenue, aparece en el
texto y se va desvelando a medida que el lector lo va recreando en su lectura.
Es bien sabido que esta obra de juventud dentro de la vanguardia manifiesta
la atracción de Aub hacia el grupo de Ortega. La técnica de 'meditación del
marco' orteguiana es aplicable a la anécdota de esta novela, auténtica
metáfora que actúa a modo de abertura de irrealidad en nuestro contorno
real. La metáfora sería el marco o ventana, a modo de aislador, que daría
paso desde nuestro contorno vital hasta el cuerpo estético de la novela.
Un recurso propio de la metaficción, utilizado repetidamente, es la
presencia del propio Max Aub en el texto, donde aparece como narrador
y narratario, como autor de ficción y personaje fictivo. Tal ocurre en
Jusep Torres Campalans, Luís Alvarez Petreña, y, muy especialmente, en
Buñuel, donde el procedimiento es llevado a un extremo. La inserción de
Max Aub en la ficción se manifiesta como una transgresión de los niveles
de la narración; como ruptura de la distinción autor-personaje; es decir,
de la distinción creador-criatura. El autor de ficción pierde -
figurativamente - su propio poder sobre los personajes al compartir con
ellos el mismo nivel narrativo y, lo que es más, al convertirse en uno de
ellos. Max Aub pasa de autor de ficción a simple transmisor de lo hallado
por el fictivo Aub en Méjico, en el caso de Jusep Torres Campalans; o en
un hospital de Londres, en el caso de Luís Alvarez Petreña; o bien en la
colección de materiales recogidos y clasificados por el propio Max y que
constituyen su postumo Buñuel.

AIH. Actas XII (1995). Actas XII. AIH. De ambigüedades y violaciones en el arte de narrar ... PILAR G. SÁENZ.
238 Pilar G. Sáenz

La integración de Max Aub en los textos es multiforme: aparece en


prólogos y 'postprólogos'; en epístolas incorporadas al texto; en siglas
que ligeramente encubren su identidad; en las ilustraciones que enriquecen
su Jusep Torres Campalans o que contextualizan Juegos de cartas; o en
las letras capitulares y viñetas que adornan el texto de Versiones y
subversiones. Se inserta en los textos por medio de la creación de paródicas
supercherías, tales como el ficticio pintor Torres Campalans, o el ilustrador
Richard Falker Huntor cuyos dibujos adornan Versiones y subversiones, o
el ficticio autor/autores de los textos supuestamente recogidos, que se
agrupan en Antología traducida así como en Versiones y subversiones, o
en la hoja anual del Correo de Euclides, supuesta publicación periodística
con la que deleitaba a sus amigos todos los primeros de año.
Por lo que respecta al arte de leer, éste, dada la peculiar estructura de
los textos, se convierte en un auténtico arte de escribir o re-escritura del
texto por parte del lector. Jusep Torres Campalans nos ofrece una
fragmentada y discontinua serie de componentes textuales que pueden
leerse vertical o transversalmente, cuya correlación e interrelación admite
múltiples variantes. En el caso de Juego de cartas, tenemos un texto que
es a la vez barajas de naipes y conjunto de epístolas, que presupone a la
vez juego y lectura, donde el acto de leer está sujeto a infinitas
modificaciones impuestas por las diferentes posibilidades admitidas por
las reglas del juego - el número de jugadores y de bazas, la forma del
reparto de cartas, la secuencia en la distribución de naipes - donde el
azar multiplica ad infinitum sus posibilidades. El desafío al lector alcanza
un grado máximo en Buñuel, si efectivamente aceptamos el texto como
novela, siguiendo la designación dada por el propio Aub en su plan nunca
llevado a cabo que incluye los extensos folios de documentación
coleccionados por él.
En la aproximación al texto, hay grados distintos de posible interacción
del lector con el texto en los tres casos arriba citados. Jusep Torres
Campalans y Juego de cartas son textos definitivos, pero ambos permiten
al lector formas diversas de lectura, llevadas al infinito en el caso de
Juegos de cartas, en el que cada naipe es también una epístola individual
que puede leerse dentro de múltiples y diferentes secuencias; se convierten
así las convenciones espacio-temporales de la novela en un inmenso
caleidoscopio, siempre cambiante e irrepetible. El lector crea y recrea el
texto constantemente por medio de las distintas secuencias posibles en la
aproximación al texto; su acercamiento aún adquiere nuevas dimensiones
si la lectura se hace siguiendo los principios del solitario - juego de un
solo jugador - o cumpliendo arbitrarias leyes del juego, preestablecidas,
con la participación de varios jugadores. Las variantes son enriquecidas
por factores diversos en los que interviene el azar: número de jugadores,
bazas de cartas, secuencia tanto en la lectura de cartas como en el orden
en que los lectores de esas cartas intervienen. Jusep Torres Campalans
también presupone ciertas estrategias de lectura por su estructura

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La novela de Max Aub 239

múltiple: historia-anales; relato; catálogo de pinturas; auténtica


exposición pictórica. No es historia, aunque sí una crónica de los años
de entreguerras cuyos datos son en su mayoría no ficticios. No es
biografía, aunque formalmente así lo parezca, sino relato. Sí es ficción,
donde la no ficción se inserta en el relato y participa en él, formando así
parte de él: Max Aub, autor y personaje; Max Aub entrevistador de Torres
Campalans en México; Max Aub propulsor de un pintor desconocido
de cuyas pinturas es el propio autor.
La verticalidad del texto en sus bien definidas partes de Anales',
'Biografía', 'Cuaderno verde' y 'Catálogo', más las láminas ilustrativas
de la obra adjudicada al pintor ficticio, adquiere la configuración de un
discurso con totalidad temporal-espacial una vez terminada la lectura
de esos segmentos, en apariencia inarticulados y fragmentarios. Es por
tanto el lector, en su asimilación sintética de esos fragmentos y en las
sucesivas relecturas y consultas a las secciones individuales del texto,
quien va creando ese mundo ficticio del relato, en que el pintor también
ficticio Torres Campalans se mueve; se apoya constantemente, sin embargo,
en realidades concretas de datos, hechos, personas y fechas, suministrados
con gran detalle en los Anales', sin que ello sea obstáculo para que la
travesura de Aub no nos embrome incluyendo, por ejemplo, entre los
vivos de sus anales a su ente de ficción, Sánchez Petreña.
El nivel de la realidad también se inserta en el nivel de la ficción, no
sólo en la presencia del Max Aub personaje, sino también en la de Picasso,
Alfonso Reyes o Jean Cassou. Nuevamente el nivel real irrumpe en el
texto con las ilustraciones, muy especialmente las reproducciones de
cuadros que en su día fueron expuestos en la ciudad de Méjico bajo la
superchería de una exposición de pintura de un pintor desconocido pero
existente, llamado Jusep Torres Campalans y cuya supuesta existencia
'real' la corrobora el testimonio de Carlos Fuentes y otros amigos.
La última jugada al lector la propone la novela postuma Buñuel.
Planeada como novela, esta inmensa biografía del cineasta amigo, que
nos llega en su forma postuma gracias al celo de Federico Alvarez, lleva a
sus últimas consecuencias el reto que para el lector supusieron Jusep Torres
Campalans y Juego de cartas. Del último texto de Max Aub solamente
conocemos, en su forma final, un 'Prólogo' y una 'Posdata' que dejó
escritas. De las innumerables carpetas de documentación, coleccionadas
pacientemente durante dos años según su propio testimonio, conocemos
solamente las cuarenta y cinco entrevistas con familiares, amigos y
colaboradores de Buñuel, que aparecen publicadas bajo el título
Conversaciones con Buñuel, adoptado por Federico Alvarez. Si hemos de
aceptar, y de hecho aceptamos, la intención de Max Aub de designar con
el término 'novela' a esa colección de datos, impresiones y entrevistas
sobre la vida y la obra de Buñuel, nos encontramos con una oportunidad
única para poder observar el proceso de novelar en Aub y que él confiesa
haber sido 'casi siempre' su método de escribir un relato. Y así afirma

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que el resultado es un Buñuel tan personaje como lo ha sido su Jusep


Torres Campalans.'
Es significativo recordar en este punto que una de las citas que preceden,
a modo de dedicatoria, al texto de su Jusep Torres Campalans procede de
El Criticón de Gracián, y se refiere al empeño de un pintor 'en retratar
una perfección a todas luces grande', para lo cual pinta al sujeto en
cuestión en postura frontal pero cuidando de colocar a la espalda una
clara fuente que refleje la parte contraria, un espejo que dé el perfil del
lado derecho, y en el lado opuesto una armadura brillante que reproduzca
el lado contrario. De esta forma el pintor en cuestión es capaz de una
representación veraz y completa. La cita, que resulta ser tan ilustrativa
del método narrativo usado por Aub en su jusep Torres Campalans,
adquiere nueva relevancia en su Buñuel. Aquí Aub se propone presentar
al lector un conjunto de facetas parciales, que en su totalidad darán al
lector una imagen aproximada por medio de una interpretación múltiple
de lo que fue Luis Buñuel. En su persecución de la verdad se siente libre
de una posible acusación de invención, aun cuando corra el riesgo de ser
tildado de plagiar la historia, al presentar los hechos vistos por los ojos
de otros, o de ser motejado de plagiar la vida, al apoyarse en la
interpretación de muchos.
Esta novela que nunca llegó a publicar, ni propiamente a escribir, fue
concebida y planeada para ejecutarse como un libro mal escrito, mal
construido, hasta tal punto que fue ideada no para ser escrita sino
hablada, en movimiento.4 Naturalmente, percibimos aquí al Max Aub
cineasta, cuyos primeros balbuceos se remontan a su trabajo conjunto
con Malraux, durante la guerra civil, y posteriormente a su larga
experiencia de trabajos para el cine durante su residencia en Méjico. Max
Aub justifica su preferencia por el formato por considerar más fácil llegar
a la verdad a través de la interpretación - bien sea anécdota, invención o
particularidad de un detalle observado - que captar la realidad por medio
de la documentación de fechas, lugares, o datos precisos. Con esa
estructura dinámica, la interrelación texto/lector puede ser llevada al
extremo, consiguiendo que los factores parciales coleccionados se
conviertan en 'pequeña historia', permitiendo así que el lector 'sea su
propio historiador'.5
La novela Buñuel, como Jusep Tores Campalans, es también la historia
de una época, la del surrealismo, que si en la obra anterior está enfocada
en la pintura, en el caso de Buñuel se ciñe al cinematógrafo, con un rico
marco referencial de hombres de letras, de amistades, recuerdos, sucesos,
hasta chistes, todo ello con particularidad a un determinado período.
En el texto de Buñuel el Max Aub colector entra de nuevo en el mundo
de su invención, como ya había ocurrido en sus ficciones Jusep Torres
Campalans y Luis Alvarez Petreña. Pero esta vez no es ya como prologuista,
postprologuista o personaje de sus propias ficciones. Solamente en el
'Prólogo personal' y en la 'Posdata' aparece la voz autorial en Buñuel,

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que gracias al esfuerzo editorial de Federico Alvarez se publica bajo el


título, largo y explicativo, de Conversaciones con Buñuel. Seguidas de 45
entrevistas con familiares, amigos y colaboradores del cineasta aragonés.
El lector que se adentra en el Buñuel de Max Aub, novela/biografía sui
generis, descubre que el texto revela tanto la personalidad de Buñuel
como la del propio Max , hecho significativamente ilustrado a través de
una serie de paralelismos y divergencias. Entre los primeros, Aub observa
que ambos han hecho la mayor parte de su obra en el extranjero y, a
pesar de ello, los dos son definidos como españoles; poseen muchos
amigos y conocidos en común; ambos son atraídos por la vanguardia;
son adeptos a la cultura española y a la francesa, pero inmunes a la
cultura inglesa. Entre las diferencias más curiosas registradas por Aub,
encontramos que éste se define a sí mismo como hombre de libros, en
tanto que ve a Buñuel como hombre de casa y de puños; de sí, como
hombre que iba al campo de vacaciones, en tanto que Buñuel fue del
campo a la ciudad; si éste era de familia rica, Aub era solamente de
familia burguesa; era hijo de padre joven, que vivía de su trabajo, en
tanto que Buñuel tenía un padre viejo, que vivía de las rentas; el padre
de Buñuel era hombre sedentario, mientras que el de Aub no paraba en
casa.
Max Aub, en un recorrido circular, vuelve con esta novela postuma al
punto de partida de su arte de novelar, donde en sus primeros pasos se
adhería a la doctrina orteguiana del punto de vista. Es en Buñuel donde
encontramos la afiliación mas explícita al perspectivismo cuando afirma
'sólo es mío el punto de vista; es decir, el emplazamiento de la cámara'.6
La verdadera creación de Aub en el personaje Buñuel estriba esencialmente
en la ordenación del material y en la elección y selección de lo elegido; su
propósito es hacer un relato compuesto de imaginación e interpretación,
donde la hermenéutica de un conjunto de conversaciones y recuerdos
hagan del lector co-partícipe y co-autor del texto en cuestión.
En suma, el mundo de la obra narrativa plantea una dualidad constante
entre realidad y ficción, que el narrador trata de resolver por medio de
estrategias, para crear la ilusión de que esa dualidad es uno y lo mismo,
cuando en el mundo del relato se interpolan el mundo del autor ficticio
y el del autor de la ficción. Los prólogos, apéndices, supuestas epístolas
firmadas con las siglas M.A. - que predominan enjusep Torres Campalans
y Luis Alvarez Petreña - son marcos conflictivos realidad/ficción, cuando
el marco propiamente dicho, sea éste prólogo, apéndice o carta, viene a
ser a su vez parte de la novela o cuadro. Los seres reales, no pudiendo
existir dentro del mundo ficticio, vienen a ser símbolos o signos bajo los
que se encubren los entes de la realidad. Los prólogos, apéndices y cartas,
intrusiones en el texto, vienen a ser signos que muestran a la novela
puramente como lengua, que depende de convenciones arbitrarias para
crear un mundo ilusorio. El marco es pues un signo que apunta
simultáneamente a sí mismo - prólogo, apéndice, carta, postprólogo,

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colofón - y a la construcción que encierra - anécdota - que a su vez es


signo de la construcción encerrada en su contorno. Si consideramos que,
en el proceso de lectura, la narración no puede separarse de los efectos de
metaficción o estrategias existentes dentro del marco en que se encierra,
observamos una línea progresiva de metaficción que va de Luis Alvarez
Petreña a Jusep Torres Campalans y Juego de cartas para llegar a su punto
culminante en Buñuel. La ruptura de convencionalismos comprende tanto
un narrador que es observador y actor, y por tanto partícipe, como un
lector que pierde su pasividad al tener que hacer su propia reconstrucción
del mundo de ficción.

NOTAS
' Consúltense Robert C. Spires, Beyond the Metafictional Mode. Directions
in the Modern Spanish Novel (Lexington: University of Kentucky Press,
1984), y Patricia Waugh, Metafiction. The Theory and Practice of Self-
Conscious Fiction (Nueva York: Methuen, 1984).
1
Véase La obra narrativa de Max Aub (1929 - 1969) (Madrid: Gredos,
1973).
3
Max Aub, Conversaciones con Buñuel, prólogo de Federico Alvarez
(Madrid: Agmlar, 1985), p. 15
4
Buñuel, p. 19.
5
Buñuel, p. 20
6
Buñuel, p. 26

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