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EXISTIMOS, LUEGO….

PENSAMOS
APUNTES DESDE LA COMUNALIDAD
2017-2021

-JAIME MARTÍNEZ LUNA-

Con la colaboración de Yásnaya Elena Aguilar Gil, Yolanda Jiménez


Naranjo, Arturo Guerrero Osorio
y muchos y muchas más…….

1
ÍNDICE

Prólogo; Reflexiones sobre las reflexiones de Jaime Luna


Yásnaya Elena Aguilar Gil 3
Introducción: comunalización de la vida en la pensamiento de Jaime Martínez Luna
Yolanda Jiménez Naranjo 7
Se hace camino al andar 20
Podemos ser….¿Nosotros? 25
Campos de conocimiento comunalitario 32
De lo colonial a lo propio 37
Competir o compartir; es la pregunta 44
Evaluémos todos 53
Derecho propio. Obligación o Derecho 57
Música comunal 64
Y la salud llegó………. 70
Fortaleciendo la palabra 76
Fundamentación comunal 94
Existir o investigar la existencia 103
Comunalidad y capital 107
Lo cotidiano en Comunalidad 122
Ley escrita intemporal, frente al acuerdo oral temporal 130
Ombligación frente a derecho 135
Ombligación o derecho 141
Respirando una civilización 157
Glosa
Arturo Guerrero Osorio 171

2
PRÓLOGO; REFLEXIONES SOBRE LAS REFLEXIONES DE JAIME LUNA

YÁSNAYA ELENA AGUILAR GIL

Antes del levantamiento zapatista, en medio de la narrativa indigenista oficial que


relataba que los pueblos indígenas estaban a punto de terminar de integrarse al proyecto
de una nación mexicana que había culminado por fin el mestizaje, se alzaron diferentes
voces desde los pueblos indígenas para reafirmar que ese sueño posrevolucionario lejos
estaba de cumplirse porque las naciones originarias seguían en resistencia. Los pueblos
indígenas eran tratados como grupos étnicos culturalmente diferenciados pero jamás
como entidades políticas que vivían recreando otras maneras de gestionar la vida en
común, no como sociedades que habían sobrevivido a una violencia sistémica mediante
la creación y sostenimiento de estructuras sociopolíticas distintas a las del proyecto del
estado nación. Desde la sierra de Oaxaca, particularmente, dos antropólogos serranos,
uno mixe y otro zapoteco, Floriberto Díaz y Jaime Luna, pusieron en el papel la
caracterización de una organización sociopolítica y un sistema de pensar lo común que
había permitido la resistencia de las comunidades serranas durante quinientos años. A
esta estructura llamaron comunalidad. Además de caracterizarla y describirla, Jaime
Luna ha abundado sobre los horizontes que plantea esta categoría y ha detallado las
maneras en las que la comunalidad supone una alternativa concreta y real contra los
sistemas que ordenan el mundo y que lo están poniendo en crisis. Más allá de una
estructura sociopolítica, la comunalidad es la clave para explicar la supervivencia de los
pueblos todos estos siglos pero se convierte también, en las reflexiones de Jaime Luna
en una clave para plantear un futuro distinto en un contexto que se antoja apocalíptico
con una emergencia climática creada por el sistema capitalista ya en puerta.

Jaime Luna escribe abundantemente en diversas plataformas, nos comparte su palabra


por medio del papel, de los pixeles de una pantalla pero también con una potente oratoria
que cimbra conceptos que el liberalismo y la tradición de pensamiento occidental nos ha

3
hecho pensar como naturales y deseables. Quien lea el presente libro debe tener una
disposición particular para dejarse sorprender y trascender esa misma sorpresa inicial
que nos invade cuando el autor plantea ideas que reacomodan muchas de las
suposiciones que hemos aceptado con total naturalidad. Antes de hablar de las más
arriesgadas, me parece importante hacer notar que el autor reflexiona sobre el hecho de
que, al despojarnos de nuestras lenguas, el sistema colonialista y el capitalista impiden
que podamos partir de un universo semántico que sea distinto del que plantean el
español y otras lenguas hegemónicas. Pero es desde el español que Jaime demuestra
que es posible poner en entredicho ese mismo universo semántico.

Además de visitar y analizar la realidad desde la comunalidad en sus múltiples facetas,


me parecen fundamentales sus cuestionamientos a dos conceptos que sostienen una
gran parte de la tradición occidental de pensamiento. El primero de ellos es su
cuestionamiento al concepto de “individuo”. Su afirmación de que “el individuo no existe”
me pareció demoledora la primera vez que lo escuché. Me parecía que la muerte de las
personas constataba la existencia de entes individuales, personas que experimentan ese
proceso en solitario. Pronto me di cuenta de que lo que estaba planteando Jaime tenía
que ver que la existencia de lo que se ha llamado “individuo” sólo puede explicarse en
relación con lo demás, con lo común, con lo comunal, con la contrastante existencia de
los otros. En este contexto, incluso la muerte se convierte también en un hecho que se
vive de manera colectiva. Los fenómenos sociales y culturales no se pueden explicar si
no es en la mirada recíproca de la co-existencia de los otros y las otras, de las miradas
que nos devuelven. Construir un pensamiento que tiene como base la negación del
individuo y pone en el centro las múltiples relaciones colectivas es algo que plantea un
análisis distinto de la realidad, un análisis que se contrapone a los que han generado los
sistemas hegemónicos. Bajo este lente, las personas nos convertimos en
manifestaciones múltiples de un mismo aliento en el que la naturaleza forma un todo
cambiante y simbiótico con la humanidad. Desde los planteamientos de Jaime Luna, el
territorio y lo que occidente ha llamado como “naturaleza” vuelven a fusionarse en uno y
la humanidad se convierte de nuevo en parte de cada uno de los ecosistemas en los que
vive. Resulta interesante que estos análisis comunales tengan ecos en otras culturas y

4
tradiciones de pensamiento en el mundo, muchas disciplinas orientales tocan los mismos
puntos.

Además de un radical replanteamiento de la idea de individuo, Jaime Luna desmenuza


también otra idea fundamental para la tradición liberal: el concepto de libertad. Para el
autor, la libertad no existe en medida que se plantea como anhelo fundamental del
individuo, ya también cuestionado en sus planteamientos, la libertad individual no es la
manifestación suprema de la voluntad humana, la libertad se opone a los deseos
comunales y la formación comunal de las personas. Quienes se acerquen a estas
reflexiones de Jaime Luna deberán abandonar cualquier pretensión de entender estas
ideas desde la tradición de pensamiento occidental con el que se nos ha formado, una
tradición en donde el individuo y la libertad son elementos intocables.

Los textos que se leen en este libro Jaime los ha calificado como momentos, no como
textos que se puedan ordenar linealmente, más bien extienden redes rizomáticas que se
van extendiendo, conectando ideas, reflexiones y conceptos. Las ideas que se plantean
en uno de los textos podrán reaparecer en otros alumbrados por un un nuevo contexto
discursivo que les va agregando otra capa de complejidad y de sentido, de modo que
queda la impresión de estar metiéndonos a bañar en un río conceptual siempre nuevo.
Si alguno de los planteamientos se antoja abstracto o difícil de aprehender en algún
punto, otros textos lo revisarán aclarándolo de otras maneras. El autor nos hablará de
economía, de naturaleza, de territorio, de los pueblos, de lo universal, de la educación,
de la música y de una gran variedad de temas que se entretejen con la comunalidad
como urdimbre principal.

Estoy en contra de llamar “filosofía” a toda tradición de pensamiento como si occidente


fuera la única medida de las cosas. Con esta aclaración hecha, pienso entonces que
Jaime Luna es uno de los intérpretes del pensamiento comunal más prolíficos, le llamo
intérprete no solo como un guiño a su quehacer musical que tanta importancia ha tenido
en la sierra oaxaqueña, sino también porque, como aclara en múltiples ocasiones, el
habla de un pensamiento comunal más allá del individuo. Así como Jaime ha interpretado
notas para entregarnos cantos, interpreta una práctica y una tradición llamada

5
comunalidad, una tradición que ha sido la clave de la existencia de nuestros pueblos a
pesar de la catástrofe que nos ha significado la ya larga noche colonialista y capitalista.
Y en medio de esas noches, la palabras y reflexiones contenidas en este libro se erigen
haces de luz.

6
INTRODUCCIÓN: COMUNALIZACIÓN DE LA VIDA EN LA PENSAMIENTO DE JAIME
MARTÍNEZ LUNA

YOLANDA JIMÉNEZ NARANJO

Habitamos umbilicalmente su territorio. No conocemos el mundo,


mediante escuelas, libros, reglas, biblias, sino en una relación
directa, en la labor, en el tequio, en el cargo, en la asamblea, en
la fiesta, en el intercambio, en el apoyo mutuo. Lo político lo
realizamos entre todos, no existe ni construimos el poder, sino la
autoridad. Dependemos de las capacidades y habilidades de
todos, todos son importantes, sea lo que son, lo que saben o lo
que hacen. Nos une el territorio, la decisión, la labor común, la
fiesta. Por lo mismo, tenemos experiencia comunal, decisión
comunal, y goce comunal (Fragmento del libro que se presenta).

El libro “Existo, luego…pienso”, de Jaime Martínez Luna, recopila textos que el autor
escribió entre 2017 y 2021. Justo conocí a Jaime a finales de 2016, colaborando en la
realización del II Congreso Internacional de la Comunalidad, en Oaxaca. Luego
caminamos algunos proyectos más, y he de decir, que han sido estas experiencias
quienes han posibilitado una comprensión más profunda del alcance práctico de lo que
Jaime llama el razonamiento comunal. Digamos que, comunalidad es, por un lado, una
forma de vida concreta en muchas comunidades en Oaxaca y por otro, una forma de
razonar que tiene su manifestación más importante en formas concretas de hacer unas
cosas y no hacer otras y no tanto en cómo podemos elaborar un discurso sobre ellas.
Por esta razón me parece que las reflexiones que aquí se escriben tienen
importantísimas consecuencias para ser pensadas en términos prácticos. Esto es muy
importante en este libro y por eso es importante que Jaime lo haya escrito.

Pienso a menudo que Jaime no podría emprender cosas solo, o al menos, si la vida lo
pusiera en esa tesitura, sería muy torpe, o de plano no las podría hacer. Creo que sólo

7
cuando escribe está él solo en ese acto concreto. Me dijo una vez que un texto lo escribe
en un solo día, de corrido. Digo yo que no quiere detenerse más tiempo en ello. Aunque
sí puede estar doce horas o más en una asamblea en su comunidad los domingos y
nunca lo vi inquieto en las reuniones que teníamos porque el debate se alargaba. Y sin
embargo, aunque esté solo ante el texto, insistirá que no es uno sino que “somos los
otros”. Estoy segura que Jaime estaría de acuerdo conmigo en afirmar, que también
este libro son los otros. Sencillamente porque en nada de lo que hacemos es posible
desgajarnos de los otros, porque estamos integrados en una interdependencia que es
fruto de relacionarnos con lo que nos rodea y con quienes están ahí, así sean estos
amigos o enemigos. Esto, en términos prácticos organizativos, las comunidades de
muchos pueblos de Oaxaca lo han integrado de formas diversas en sus formas de vida.
Posteriormente se le puso a esto el nombre de comunalidad, no para dar existencia a
algo de siglos de antigüedad, sino para nombrar lo que de por sí ya sucedía.

Por otra parte, los textos que Jaime presenta en este libro, responden a actos concretos;
una petición de una conferencia, una invitación para un capítulo de libro, un escrito para
aclarar internamente una discusión relativa a algún proyecto, etc. Es decir, se hicieron
con una intencionalidad para alguien o para algún proceso que estaba en curso. No es
un ensayo o un monográfico ni mucho menos una investigación convencional, sino que
es camino andado y emocionalmente reflexionado. En algunas ocasiones podrá leer un
solo texto y en otras no entenderá algunas cuestiones hasta que lea otros textos, porque
ellos mismos son complementos entre sí de lo que implica un razonar basado en formas
de vida comunal, y por ello, se trata de una obra integral. Intentaré resaltar algunos
aportes que me parecen sustanciales, en realidad no porque los otros no lo sean, sino
porque la introducción exige de alguna manera una síntesis.

I. Conviene comenzar con algunas aclaraciones

8
En otros textos anteriores, Jaime profundiza en la noción de comunalidad1. No tanto en
este. Este libro refleja más bien la fuerza que el propio concepto de comunalidad y su
razonamiento implícito, tiene para interpretar tópicos tan diferentes como el de
educación, el arte, el derecho, la ciencia y…. la vida misma. De cualquier forma, en el
libro se encuentran algunos textos que sirven para aclarar aspectos relativos a la
comunalidad. El suelo que pisamos, añadirá Jaime, la vida que hacemos con otros, son
el medio natural en el que emerge un pensamiento, un razonamiento particular. De ahí
la importancia, aunque sea brevemente de aclarar cuál es esa vida de la que habla Jaime
y que es madre del razonamiento que en este libro expresa.

Sin duda, algo que ayudará a comprenderlo, es el reconocimiento que en Oaxaca existe
de dos regímenes políticos, el de partidos políticos (153 municipios) y el de Sistemas
Normativos Internos-asambleario (417 municipios). Ocho mil de sus diez mil
comunidades están organizadas mediante Sistemas Normativos Internos, en los cuales
la Asamblea Comunitaria es el órgano político máximo de decisión. Mientras tanto, el
70% de su territorio es propiedad comunal, más un 15% que es propiedad ejidal y de
reserva gubernamental. Entonces, solo un 15% del territorio total en Oaxaca es
propiedad privada. Ello hace que en Oaxaca, el modelo de vida comunitario sea
definitorio para comprender mucho de su andar. En muchas de estas comunidades (de
forma desigual), está muy presente lo que Jaime y Floriberto denominaron comunalidad,
que por ser breves y por existir ya muchos documentos que hablan sobre ello, podemos
decir brevemente que se trata de una forma de vida que tiene lugar en muchos pueblos
en Oaxaca donde la normatividad política recae en la asamblea, y por tanto en el trabajo
colectivo para enfrentar necesidades comunes.

Esta forma de gobierno sucede en un territorio que es comunal también donde no existe
la propiedad privada como la conocemos en las ciudades y se sostiene a través de un
sistema de cargos generalmente no remunerados y el trabajo colectivo basado en el
tequio. Todo ello sostiene un tejido social igualitario, en el cual la persona vale por su

1
De cualquier forma, referencias al mismo concepto se podrán encontrar más explicitadas en
otros textos anteriores de Jaime, así como de Floriberto Díaz, o de antropólogos como Benjamín
Maldonado y José Rendón.

9
trabajo en común y por el cumplimiento a las obligaciones acordadas en la asamblea, y
no por el capital que acumula, ya sea este monetario o profesional-escolar. Y hay alegría
en ello, señala Jaime, que se expresa sobre todo en el festejo del goce de todo el trabajo
conseguido en común.

El individuo, como lo conocemos en la tradición liberal, independiente y libre de los


demás y de su entorno, no aparece en su razonamiento, porque tampoco lo encuentra
en otro lado (excepto en el razonamiento liberal y en el empeño que de ello hacen sus
instituciones, las cuales también llegan a sus comunidades). Desde la región o
comunidad de la que Jaime habla, el pensar en colectivo y el ver la vida en articulación
– y en dependencia – con los otros y por ello con todo lo que te rodea, es algo que se
aprende, según él, de forma natural. Esto sin duda, aporta mucha fuerza comprensiva
para entender el posicionamiento de Jaime en los textos que escribe en este libro.

Claro que esto que hemos señalado, no sucede de igual manera en una comunidad que
en otra, y que junto a estos procesos claramente comunitarios, hay presencia de otros
que los limitan, fruto de las interferencias continuas de otras lógicas individualistas,
letradas, competitivas, liberales, etc. También sucede, con demasiada frecuencia, que
desde el mundo académico y letrado se dan cuenta detenidamente de todos aquellos
procesos que señalan la penetración de los elementos ajenos a las comunidades y que
lastiman el tejido comunitario – y por ello ven en quienes realizan una defensa del
pensamiento comunitario un ejercicio de idealización de algo que no existe. Este libro sin
embargo, tiene otra historia que contar, la de la “permanente renovación de la actitud de
resistencia comunitaria”, y la fuerza de un pensamiento comunal, que es especialmente
visible cuando se ve y se habla de ese mundo siendo parte de él. Y por eso señala que
comunalidad no es abstracción o utopía, sino sencillamente un “proceso natural de
habitar y explicar el mundo, a partir de saberse parte o elemento de la naturaleza”.

II. Necesidad de un razonamiento no colonial y un lenguaje que de cuenta de ello

Encontrarán en todos los textos un esfuerzo por hacer un contrapeso a la historia y al


pensamiento y actuar colonial, que no cesa en la actualidad. Él mismo lo expresa con

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claridad; “hoy por hoy, quitarnos esas vendas, vestiduras, ese razonamiento, está
costando doble tarea, la de reconocer y trascender, las consecuencias de la invasión, y
por el otro, el reconocimiento de esa otra visión, que clandestinamente se guarda, de lo
propio, y como tal, el lograr el encuentro de nuestras propias fuentes de
razonamiento...esta es por ahora nuestra urgente preocupación”. Esta y no otra en la
intencionalidad del presente libro.

Jaime reconoce tres categorías centrales de la colonialidad; el poder, la propiedad y el


mercado2. Y propone también tres categorías que la enfrentan; el respeto, el trabajo y la
reciprocidad. Todas ellas articuladas a lo comunal; en su planteamiento, el respeto es
reconocer que “somos el otro, y sin el otro no somos”, y es en ese marco que la asamblea
se convierte en el espacio de toma de decisiones comunitarias por excelencia. Y tal vez
esto mismo pueda dar cuenta del daño que se realizan a las comunidades cuando la
lógica de los partidos políticos los atraviesa. Por otra parte, el trabajo, como lo concibe,
frena el razonamiento individual y neoliberal porque se trabaja comunalmente para “la
satisfacción de las necesidades comunes”. La reciprocidad por su parte, es el fruto del
respeto y del trabajo colectivo, que él indica como “horizontalidad existencial”, fruto del
respeto y del trabajo en común. Y Jaime señala; no es utopía, existe, pero está encubierto
por el pensamiento que fortalece jerarquías, exclusiones y explotación de unos sobre
otros. Entender esto, en la academia, en la docencia, en el centro de trabajo, en la calle,
en el hogar, en la escuela, en la cancha, en la pachanga, en las familias, permitirá abrir
nuevos debates, y con ellos, nuevas formas de practicar la vida.

III. El individuo, el pensamiento moderno-científico y su contraparte comunitaria

2
En no pocas ocasiones transmitir el razonamiento y la vida de las comunidades desde la
comunalidad ha sido tachado como un ejercicio que cosifica, esencializa, las ata a su pasado, y
establece categorías cerradas, estáticas e idealizadas de lo propio y ajeno. Considero que esta
es una lectura errónea. De todas formas, insisto en lo que el propio Jaime señala en su texto;
“vivimos nuestro momento histórico, no vivimos el pasado, lo valoramos pero construimos
nuestro momento y en el espacio que nos ha tocado”. Lejos de las críticas sobre esencialización
e idealización del pasado a las que frecuentemente se asocia al pensamiento comunitario, lo que
encontrarán en el texto es más bien integralidad, dinamismo, acciones reales presentes que se
concretizan en la vida misma.

11
Para Jaime en el razonamiento comunal no cabe el individuo. Porque el ser comunal no
puede ser explicado sino es en sus relaciones. Por lo tanto, lo que él ve por todos lados,
una y otra vez, al derecho y al revés, se lo pintes de blanco o de negro, es la
interdependencia que tenemos con el todo. Y siendo así, cuestiona también la existencia
de eso que llamamos individuo y libertad. Él insistirá que no somos seres libres sino
comunales, como también lo son todo lo animal y lo vegetal, las estrellas y el viento. Y
que lo comunal no existe sin el respeto. Dirá que no es el respeto a las jerarquías o a las
propiedades. Sino que “es el reconocer que somos el otro, y sin el otro no somos”. Por
ello, el individuo encarna esta idea de poder y de forma opuesta, la autoridad, que es
colectiva, centra su actuar en la decisión asamblearia, que es contrapoder.

Sin duda, esta visión de la no existencia del individuo en su pensamiento, conlleva


consecuencias en múltiples campos. Uno de ellos es el científico. Lejos del paradigma
cartesiano que impulsó el desarrollo de la ciencia moderna europea del “pienso luego
existo”, y que se consume sin tregua en las universidades de todo el mundo, Jaime lo
contraria y señala, “primero se existe, luego se piensa”. Dicho de otra forma, el
pensamiento es un resultado de la existencia y no lo contrario. Esta expresión, lejos de
ser anecdótica es fundamental. Si en la Europa medieval la discusión trascendental que
ocupó el trabajo de los estudiosos estaba en discernir la importancia del alma sobre el
cuerpo, en la Europa que vio nacer la ciencia moderna fue la capacidad de pensamiento
del hombre – quiero entender que también de la mujer, aunque no se la mencionaba por
ningún lado –lo que cautivó los nuevos debates. Con el “pienso luego existo”, se inicia la
consolidación de una era en la cual el acto del pensamiento abstracto se eleva a la
categoría más digna de todas aquellas que pudiera tener el ser humano. El pensamiento
humano, como la evidencia más clara del hecho de existir – y por ello, como la cualidad
más noble de todas – se convertirá con los años en un nuevo paradigma que separa,
diferencia y jerarquiza al humano por encima de todos los animales de la tierra y otras
naturalezas (y en consecuencia entre los mismos humanos), y que pronto devino
también, en la justificación para conocer y dominar la naturaleza y lo que le rodeaba, a
su merced.

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No es complicado pensar qué consecuencias tuvo y sigue teniendo este particular
razonamiento sobre el conocimiento, sobre la ciencia, sobre la naturaleza y sobre el
poder de controlar a otros seres humanos, animales y territorios. Por ello, podemos
señalar que finalmente al “pienso luego existo” (que aunque se produjo como
pensamiento de una parte del mundo, tuvo enormes anhelos de universalidad que
impuso con crueldad), se le sumó después “si no razonas como yo, eres inexistente”, y
se convirtió en un enunciado radical para comprender las contradicciones que emanan
en nuestra propia contemporaneidad.

Invertir el axioma, tiene por lo tanto, también enormes consecuencias. Básicamente lo


que señala Jaime es que el “pienso luego existo”, nos hace creer y ver al mundo
separado de nosotros mismos. Una forma de razonar que pareciera olvidarse de que no
somos los únicos que habitamos este mundo. Ello lo lleva a plantear de forma tajante
que hay dos formas de ver el mundo; quienes explican la existencia humana separada
de él y con ello ejercen su poder para apropiarse de lo que consideren – primero piensan
y luego existen –, y de aquellos que consideran lo natural-mundo una unidad en
interdependencia necesaria, y por ello se ubican dentro de él, en constante
interdependencia y necesaria cooperación, por eso, primero existen, son parte de un
todo, y a partir de esto se piensa – primero se existe, luego se piensa.

El razonamiento que emana del “pienso luego existo”, convierte a la capacidad de


pensamiento del humano en baluarte para controlar al otro (a la naturaleza, al otro ser
humano con el que me cruzo, con el que nunca me cruzaré pero deseo sus tierras por lo
que tienen, al que deseo someter para obtener ganancias económicas, a la mujer por las
ventajas que obtengo de ello, etc.). Pero existo luego pienso, nos dice que primero
respiramos para existir, y que por lo tanto el acto más radical de estar vivos es
intrínsecamente horizontal, lo compartimos todos los humanos y también animales y
plantas. Y lo hacemos habitando un espacio y tiempo concreto en el que estamos por
necesaria y natural interdependencia con todos, y por ello, por ser la vida misma, no está
ahí para dominarla, controlarla o expropiarla, sino para recrearla y cuidarla en común. A

13
estas alturas del partido, con dos décadas de transcurrido el siglo XXI, podríamos decir
que se nos va la vida misma en comprenderlo.

Por ello, señala Jaime, que se trata de alguna forma de destruir el poder que buscamos
sistemáticamente en la política, en la economía, en la ciencia, en lo letrado, en la
competencia, en el individuo, en el sistema patriarcal, etc. y contraponerlo al ejercicio de
la autoridad como responsabilidad colectivamente acordada. No es extraño que sea la
experiencia de la comunalidad, la que ponga encima de la mesa esta discusión.

Hay que leer los textos de Jaime para analizar las enormes consecuencias prácticas de
estas dos formas de ver el mundo. Desde lo político-poder, pasando por la lecto-
escritura, la mecánica mercantil y necesidad de la propiedad privada, hasta conceptos
como individuo, ciencia, libertad, arte, democracia y derecho. Se trata de un giro radical.
En los textos ustedes podrán comprobar que este giro permite entender de una forma
muy distinta estos conceptos. Dirá Jaime, y yo coincido, que se trata en realidad de
modelos civilizatorios distintos. Un cambio paradigmático, que nos invita a un cambio que
afecta a “todos los haberes de nuestra existencia”. Yo añadiría que se trata también de
un cambio generoso, porque si sabemos leerlo bien, será para bien de unos y de otros.

Me parece además que este giro va más allá de algunas corrientes críticas que resuenan
en la actualidad en las Ciencias Sociales. Jaime celebra a aquella parte de la academia
que habla de de-colonialidad, epistemologías del sur, ecología de saberes, agroecología,
bioculturalidad, interculturalidad, sindicalismo, cooperativismo, humanismo y otros
ismos. Lo celebra porque están abriendo puertas y sin embargo, según él, finalmente
también emanan de “la visión individualista de la vida, de la concepción de poder, la
propiedad y el mercado de la vida”. Arriesgando un poco más, añade, que las visiones
antirracistas, anti clasistas y aun antipatriarcales, son finalmente concepciones derivadas
del poder individual. Porque lo fundamental para él, es ir a la raíz de lo que está
confrontando dos mundos que emanan de diferentes “razonamientos civilizatorios”.
Porque señala; “occidente, busca soluciones a los problemas que ha generado su

razonamiento, en su mismo razonamiento”. Y esto no porque Jaime no reconozca “la


bondad de los modernos occidentales razonamientos, simplemente pensamos que su

14
límite, está en el razonamiento mismo”. Por ello, para él lo que urge, es “caminar bajo
otra racionalidad”. Y considero que hace aportes importantísimos al campo científico
social cuando nos plantea que “existir o investigar la existencia”, son dos razonamientos
divergentes en la producción de conocimiento. Uno, viéndose uno parte del mundo, y
otro, entendiéndonos siempre fuera de él.

Tenemos que reconocer, que seguimos preparando a nuestros estudiantes en las


universidades actuales para que para nunca salgan en la foto que toman, en aras de la
dichosa objetividad y neutralidad. Con ello, seguimos reforzando que construyan
conocimiento sintiéndose fuera de ese mundo, y veladamente con ello, con el poder de
creerse que estar fuera es la condición para llegar y tomar la información que necesiten,
y que el conocimiento que generen depende solo de sus habilidades individuales para
generarlo. Olvidan con ello, que dependemos del mundo en su conjunto y que no es
posible ni objetivo ni neutral lo que hacen, sino que encarnan de alguna forma el poder
individual que conforma el mundo actual. A esto Jaime lo llama, Ciencia Social colonial.
Porque sigue generando un “régimen de desigualdades entre quienes razonan desde su
reconocimiento como mundo, a quienes se adueñan del mundo y le imponen sus reglas
para regular sus relaciones”. Tampoco se quedan fuera otras metodologías más
participativas. Porque añade que aunque ya no quieren interpretar el mundo, sí buscan
transformarlo. Y que esta

“afirmación demuestra que al mundo se le ve ajeno,


distante y que debe responder a la interpretación que
de él se tenga….obscureciendo en toda dimensión las
capacidades propias de sus habitantes”.

De forma distinta dirá que habitamos el mundo en radical interdependencia entre todos
los seres y por ello, con horizontalidad. Y desde ese lugar, y de manera sencilla, se
reconoce el suelo que pisamos, con quienes habitamos y pisamos ese suelo, lo que
hacemos en ese suelo y lo que logramos con nuestro hacer en ese suelo. Esta es
básicamente, la propuesta de Jaime en la compartencia para la vida y el conocimiento.
También para el conocimiento científico. Pero imaginarán de entrada que para la ciencia

15
convencional, algo así, tan subjetivo, tan lleno de uno mismo, no puede de ninguna
manera atravesar los cánones de objetividad y neutralidad de lo que se entiende por
ciencia. Para algunos no podrá incluso ser ciencia nunca. Y ahí es donde Jaime lleva
razón; se trata de dos formas de razonamiento distinto que emanan de modelos
civilizatorios distintos. Pero si sólo se hace ciencia a partir de este ejercicio artificial de
ver el mundo de forma separada a uno mismo, entonces, dirá Jaime, que se trata de
ciencia colonial, porque no encuentra ese razonamiento en las bases de su cultura
comunitaria.

Finalmente añade, y creo que es importante señalarlo, que esta visión de la vida, en el
fondo, no es atributo exclusivo de pueblos “indígenas”, o de izquierda, sino de “una

sencilla interpretación de la vida natural”, “que ha demostrado por siglos su coherencia


y legitimidad, y que además responde a un proceso civilizatorio ocultado”. En fin, hay
que profundizar en la lectura de sus textos para comprender el significado de esta
genuina posición.

IV.Nuevos conceptos son necesarios; compartencia, comunalicracia y


ombligación en el pensamiento de Jaime

Jaime reclama nuevos conceptos para construir un nuevo lenguaje que permita explicar-
comprender procesos que tienen otro centro, otro origen, que al querer expresarlos en
español no acaban transmitiendo lo que significan. Hay en ello, un esfuerzo muy singular,
de encontrar un “lenguaje apropiado para describir y nombrar el mundo”. Comprendo
muy bien esto que señala Jaime. Cuando visité la Sierra por primera vez hace ya 20
años, proveniente del sur de España y sin saber nada de la vida que en la Sierra tenía
lugar, lo primero que me dijeron es que me presentara con la autoridad para explicarle
qué hacía yo allá y qué quería. Yo me imaginé instantáneamente un hombre bigotudo,
cacique a más no poder, autoritario y controlador de todo lo que pudiera. Así que no fui.
Después fui a la escuela y un papá me dijo que no confiaban en mí porque no me había
presentado con la autoridad. ¿Por qué el papá, que seguro era oprimido por el cacique-
autoridad, estaba molesto conmigo? De golpe comprendí que la palabra autoridad como
era referida allá no tenía nada que ver con el concepto de autoridad que yo traía. Podría

16
decirse incluso que es su antónima. Sucedían a cada rato eventos parecidos. Aunque
hablábamos la misma lengua, no hablábamos el mismo lenguaje. Las palabras en sus
contenidos siempre parecían referenciar cosas distintas de lo que la palabra decía, y las
acciones mismas parecían ser otra cosa distinta de lo que parecían a simple vista. Y eso
indicaba que tenían que ser comprendidas en sus propios referentes, aunque me fueran
ajenos.

Por lo tanto, dado que así está la cosa, y ocurre con muchos otros conceptos, como
obligación, libertad, individuo, democracia, etc. parece que lo más razonable es
comprender – y darle un nuevo concepto diría Jaime – a esos otros procesos que no
pueden ser cabalmente comprendidos bajo esos conceptos y mostrar como son leídos
bajo horizontes comunitarios. Jaime dirá mas; en que en realidad, aunque sean críticas
nuestras ideas, “razonamos occidental y liberalmente”, porque desechamos
razonamientos que ponen en el centro, no al humano, sino a la “naturaleza planetaria
como totalidad”. Y aún más, que este mismo planteamiento lo lleva a dudar de la fidelidad
de sus propias afirmaciones, que están finalmente escritas en español, una lengua que
se expresa en un lenguaje originado en contextos ajenos y hegemónicos. Con ello, Jaime
reconoce la fortaleza que tienen las lenguas indígenas para expresar su propio
pensamiento, que lamentablemente él perdió a causa del mismo proceso de colonización
actual que atravesó a su familia y que fue consecuencia para que su madre ya no le
enseñara zapoteco.

Y añade otra complicación más; asentar su tarea de reconocer este pensamiento


comunitario a través de un texto escrito, porque él reconoce con claridad que la
lectoescritura (en español en este caso) fue usada como tecnología propia de la
colonialidad para imponer su propio razonamiento, su propia forma de ver el mundo. En
este mar de complicaciones y teniendo a mano lo que uno tiene, insiste, que es urgente
encontrar los propios venederos de conocimiento comunitario. Y así nacen en el lenguaje
de Jaime, por la necesidad de comunicar algo donde hay conceptos y significados que
no alcanzan a llegar, conceptos como compartencia, naturocéntrico, comunalicracia,
ombligación.

17
Existen en el libro diferentes textos que permitirán al lector ir desvelando estos
conceptos. Muy brevemente; a) la compartencia nace como concepto que intenta
explicar la interdependencia que nace del pensamiento comunal, que nos lleva, de forma
natural diría Jaime, al intercambio y a compartir y no tanto a competir (o a acumular).
Esta dimensión de la vida – somos los otros – sin la que nada es posible en el
pensamiento de Jaime, tiene enormes consecuencias en muchos campos, pero
especialmente en cómo comprender de forma distinta lo económico; b) lo naturocéntrico,
que parte del todo para explicar las partes, se contrapone a lo homocéntrico, que parte
de las particularidades del homo para explicar y adueñarse de todo; c) la comunalicracia,
como forma política basada en la reflexión colectiva horizontal que busca el consenso y
que se contrapone a una decisión tomada en base a la suma de individuos que toman
una decisión (democracia-votos-partidos políticos frente a comunalicracia-consenso-
asamblea). Por ello insiste tanto en que la horizontalidad de la comunalicracia dista
mucho de cómo se entiende el ejercicio del poder, la propiedad y el mercado, de raíz
occidental y colonial; d) finalmente, emana el concepto de ombligación para expresar
procesos de orden distinto que guían las normas comunitarias. Esto le lleva a afirmar
que no existe el derecho indígena, porque el derecho parte de un concepto de ley escrita
intemporal (que no corresponde a un tiempo y aun espacio), y esto, finalmente es muy
distinto al acuerdo oral. Reconoce que es este el que dibuja la normatividad comunitaria
que se basa en acuerdos y decisiones que se van tomando según cada contexto y
tiempo, y por lo tanto, están vivas. No responden a intereses individuales sino a normas
decididas asambleariamente. Entonces, para él, tanto como no existe el individuo, no
existen los derechos colectivos. Tampoco existen leyes (por ser textos muertos o
intemporales), sino acuerdos, como decisiones vivas en su tiempo, reales, contextuales
y comunales. Junto a ello, menciona que el concepto de obligación es un concepto
“pesado que nombra la coerción, la imposición”, y por ello la palabra no ayuda a explicar
su mundo, que podría decirse está habitada por obligaciones que han surgido del
acuerdo, de las normas decididas asambleariamente. Prefiere la palabra ombligación,
que habla de la “ligazón natural al mundo del que es tan sólo un habitante”, y esto es lo
que guía su actuar y no el Derecho. Otros conceptos más, finalmente, también nos des-
ombligan, porque no explican nuestra dependencia al “universo total”.

18
Ya para terminar. Tal vez alguien se pregunte – al menos yo si me lo he preguntado – ;
si a Jaime lo erudito no le agrada mucho, la teorización discursiva frente a la acción
colectiva y concreta menos, resaltar la figura individual y el prestigio de quien piensa y
escribe pues tampoco porque como tal no existe y tampoco antepone la escritura frente
al poder de la oralidad y considera que el español tiene muchas limitaciones como lengua
de comunicación de un pensamiento que es comunal. ¿Entonces por qué escribe un
libro? Me quedo con algunos fragmentos que él mismo expresa. Él señala que mucho de
lo que escribe no es un descubrimiento, sabe que se practica desde hace siglos. Pero sí
es muy consciente de que es necesaria “hacer ver esta otra visión”, PORQUE ES EL
RECONOCIMIENTO DE SU EXISTENCIA. Y para reconocerla hay que exponerla,
discutirla, plantear cuales son esos venederos de pensamiento que la conforman, y sobre
todo, practicarla, para honrar no solo su existencia actual sino la venidera.

Espero disfruten el libro, se espejeen o se confronten con él, cualquiera de ellas habrá
merecido la pena.

19
SE HACE CAMINO AL ANDAR3

La interpretación de la historia, su tratamiento, su extensión y exposición, parte de


razonamientos fincados en la individualidad. Esta interpretación, requiere de
substitución, por una reflexión constantemente comunal, en los acuerdos que hay que
tomar, y de las acciones que hay que realizar.

Aportar ideas construidas desde la individualidad, cancela toda posible relación concreta
con un proceso real. Para ello, es necesario la construcción de herramientas de análisis,
que sean de protagonistas de procesos concretos.

Una interpretación fuera de un proceso real, no deja de ser una investigación fincada
desde la comodidad del poder, además de positivista, cosifica procesos y da
fundamentación al poder.

Aún reconociendo esta realidad, ha sido difícil elaborar herramientas adecuadas, para
que la historia, ante nuestros ojos, no quede como una atomizada ilustración de nuestro
devenir.

Reconocer a Comunalidad, como una noción vivencial, pretende dar respuesta a muchas
dudas que nos ahoga, en nuestro compromiso, por conocer y transformar la realidad que
nos ha tocado vivir.

Una visión Comunal, cuestiona una atomizada visión individual de la vida. Esta
exposición desea, pretende contribuir sobre ésta necesidad, a partir de la experiencias y
criterios, que aquí se mencionan.

Desde Oaxaca, México, en 1980, la pesada carga de razonamientos académicos,


impedía reconocer nuestra propia experiencia, y con ello, nuestra capacidad material e
intelectual para avizorar y extender, el valor de nuestras acciones.

3
Texto escrito para el Primer Congreso Internacional de Comunalidad

20
Floriberto Díaz Gómez, ayuuk del estado de Oaxaca, su servidor, zapoteco del mismo
estado, arrancando de nuestras montañas una experiencia y un razonamiento propio,
propusimos nombrar a la integración de nuestra acción y pensamiento; Comunalidad.

Más tarde, con fuerte vehemencia, y decisión, estudiosos de diversos rincones, entre los
que sobresale Juan José Rendón y Benjamín Maldonado, imprimieron energía al cauce
que emanaba de procesos concretos, la defensa de nuestro territorio y su naturaleza.

Este empeño en defender lo propio, que por siglos, se ha manifestado en montañas,


valles, costas, y rincones de nuestra América Latina y del mundo, sigue arrojando
resultados. Sus implicaciones, su tratamiento, su sistematización, nos reúne en el
presente texto.

Debemos reconocer que la vida que enuncia esta palabra, rompe, la hegemonía
conceptual que se ha impuesto al mundo; La Individualidad. Noción epistémica que ha
pretendido por siglos enseñorear al ser humano, como el dueño del universo. Noción,
que ha hecho de las Ciencias Sociales, el instrumento racional, que mide y valora la vida
humana, como se mide y se valora a la materia.

La diversidad, que es substancia de las sociedades impide que un razonamiento


científico pretenda, y pueda explicar nuestro comportamiento social, político o
económico. Es más, la dificultad de reconocer la diversidad, pareciera negar su
existencia real, principalmente como política diseñada por el poder.

No es momento de seguir produciendo binarios, Como espíritu y materia, sujeto y objeto.


Pero, al reafirmar las diferencia, no pretendemos separar lo que sólo puede explicarse
en unidad.

Nos oponemos a la individual interpretación, deducción, etiquetación, y la teoría. Es


más importante hacer y vivir la vida, que dedicarse a seguirla pensando e interpretando.

La construcción de herramientas para el ejercicio de lo común, es tarea de procesos


concretos. Son los procesos mismos los que han de exponer sus herramientas de

21
reflexión. El académico puede, si quiere, ser un apoyo en esta sistematización
instrumental.

Dicho de otra manera, el criterio cuantitativo enseñorea el razonamiento científico e


individual, esto contradice la cualidad que caracteriza las relaciones humanas, sin
embargo, es su comprensión unitaria la que debe conducirnos a partir de la práctica.

El empirismo, debe enriquecerse como también el sentido común, herramientas


discriminadas, por ahora.

Son varios los retos que nos esperan;

1.- Quitarle lo colonial a la razón.

Haber entendido y asimilado que, la razón es la herramienta del poder, nos ha mantenido
en el mar de los sentimientos, que ahoga, en su realización, nuestra razón de ser.

Razonar que somos existencia natural, debe estar por encima de la razón que etiqueta
nuestra ignorancia, y la ubica como irracional.

Necesitamos abandonar, la prepotencia enciclopédica, la que usamos para dar fe de


verdades construidas individualmente, bañadas de positivismo y que fortalecen razones
que se nos imponen como universales.

Es el momento de razonar emocionalmente, aclarar que somos expresión profunda de


la diversidad. De abrevar de nuestras propias fuentes de razonamiento, que están
ancladas a la existencia real no al imaginario y libresco pensamiento.

2.- Descolonizar el lenguaje.

Desnudar a profundidad el contenido de los lenguajes hegemónicos, del español para


empezar, que aunque juega, papel de importancia menor en el concierto lingüístico del
poder mundial, impide que ilustremos las serias razones de nuestra existencia.

Es necesario reconocer, la concreta exposición de los contenidos en nuestras lenguas


propias, que dan fundamento y mantienen en pie, la profundidad y concreción de

22
nuestros principios. Suena aventurado la invención de nuevos términos, pero la vieja
fundamentación que soporta tal irreverencia, ha de allanar la apertura de nuevos
caminos. Comunalidad es un ejemplo claro de lo que proponemos.

3.- La interpretación-teórica de la historia.

Esta, debe quedar como un espacio de utilidad fotográfica. Que como toda fotografía,
nos permite recordar, pero jamás imaginar un retrato distinto del que se vive cada día.
La historia, como cronografía, es un ejercicio sano, pero jamás referencia de lo que, de
manera diferente, se puede hacer en el futuro.

No existen leyes posibles de ser ejercitadas, en campos definidos por la diversidad. El


acuerdo cotidiano de naturaleza asamblearia, define y construye las verdades que se
concretan en acciones.

Resulta a todas luces, superfluo dedicar tiempos y recursos, si desde nuestra epistémica
razón, vivimos el infinito, y nuestro ciclo de vida y muerte, es inalterable.

4.- La reproducción social, desde este concepto debe abandonar su raíz economicista.

La medición, es categoría substancial en el razonamiento del poder, la propiedad y el


mercado.

Esto explica, el razonamiento economicista que impera en la interpretación de lo que


sucede.

Pensar que las grandes mayorías son objeto permanente de conducción, de


enajenación, de manipulación, es darle poder al conocimiento. La academia, etiquetada
de crítica, no ha sido más, que un punto de apoyo, para el fortalecimiento del poder. De
quien depende su labor y fuentes de información.

Una academia útil, debe ejercitar la pertenencia a y en procesos concretos de


construcción, y de esa manera dar cuenta de nuevas realidades sociales.

23
La diversidad de fórmulas de existencia social, no se conocen desde la superficie, se
puede dar cuenta de ellas, cuando se navega sus entrañas.

Registrar la vida, sin vivirla es cosificar la existencia, y exponerla, cual si fuera materia
inerte objeto de control.

Reflexionar lo que se ve, es excluir, discriminar, desaparecer lo que no se ve. Peor aún,
depositar en lo que se ve, la verdad profunda de una razonamiento partido, mutilado, es
esconder, con y en ello, la enorme riqueza del movimiento natural del mundo.

5.- Definir nuestra fuentes epistémicas.

Proponemos partir de la existencia concreta, ya no más del pensamiento, como lo hace


occidente desde sus postulados o axiomas.

Esto implica revisar la geografía que define al ser, el movimiento o trabajo que realiza, y
la múltiples situaciones que consigue.

En otras palabras, volver al sentido común. Ese conocimiento básico que occidente
excluye de manera fulminante.

Partir de la existencia real, es partir de la totalidad y entender al ser, como un elemento


más de esa gran totalidad.

24
PODEMOS SER….NOSOTROS?4

Esta pregunta no es fácil de hacerse, y muchos menos de contestarse, después de haber


cabalgado siglos con la idea metida hasta el tuétano, de que sólo existe el YO.

Pese a los siglos, hemos sido NOSOTROS sin darnos cuenta, si haber logrado
descubrirlo, sin siquiera imaginar que un razonamiento es el que se nos enseña, y otro,
el que realizamos.

Los pueblos que hemos padecido la colonización, vivimos, nos comportamos,


reaccionamos de manera distinta a los pueblos colonialistas. Pero, pese a que lo vemos,
lo sentimos, no hemos tenido la entereza, la decisión, la visión de dibujar o exponer
nuestras fuentes de razonamiento.

Será que, ¿es cierto que somos seres “sin razón”? Y que por ello, ¿debemos ser
colonizados para entrar a la civilización? Nosotros pensamos que NO. Podría ser cierto
que no anteponemos la razón a la existencia, que somos seres directos e integrados al
mundo, que no sentimos la distancia como para convertirnos en un Dios, que mira a la
distancia el mundo “que crea a su imagen y semejanza”.

Pero, SÍ cultivamos un razonamiento que definitivamente surge de diferentes


abrevaderos, de diversos manantiales, que nada tienen que ver con el YO, que el poder
y la propiedad ha construido a lo largo de milenios. La colonia representa la imposición
de una forma de interpretar la vida, en éste caso la del colonizador. Una forma, que
antepone seres creados por la propia inventiva del homo, y que se sitúa como su propio
creador. Es decir, el homo crea al humano, a imagen de su propia fisonomía.

Con ello genera un intermediario que lo explica todo, es él mismo quien crea al mundo,
a todos los seres vivos que habitan el planeta, no a la inversa. Con ello, él explica al
mundo, por lo tanto lo mira, lo percibe, como si estuviera fuera del mundo.

4
Texto elaborado para un Congreso Internacional cancelado por el Terremoto de 2017.

25
Los anterior fundamenta la existencia del poder, quien hace del mundo algo que él crea
en su intelecto, lo diseña y modifica según sus gustos, sus aficiones que nacen de él, no
del mundo.

Al sentirse creador del mundo, recrea la visión de que puede hacer de él, lo que le venga
en gana, el mundo es suyo, es de su propiedad, y hará de ese mundo lo que quiera y
obtendrá de él, lo que se le ocurra. Si, venderlo está en su posibilidad para generarse
comodidad, lo hará sin ningún miramiento. Al cabo él lo ha creado y por ello lo considera
suyo.

Esta explicación no tiene objeción de tal manera que cada rincón que va descubriendo
lo considera un territorio del que se apropia, argumentando la posesión mediante las
propias reglas que va deshilvanando. Esta mentalidad, coloniza el planeta en sus
espacios desconocidos. Los que no están en disputa con otra mentalidad colonial.

Los efectos de la colonización se agigantan, dado que este mismo razonamiento se


impone a los seres que coloniza. Y este razonamiento, es el que a través de la religión,
el gobierno y más tarde de la escuela y la comunicación, estandariza una comprensión
del mundo que fundamenta el poder humano sobre el suelo, que incluso llega a
considerarla su condición natural.

Se impone el discurso, sobre la existencia. Es decir, el discurso se vuelve herramienta


de poder sobre la existencia real de los seres habitantes del planeta. Esto, lo ratifica la
era cristiana, que impone la Biblia, como enciclopedia de verdades escritas, discurso que
los humanos han de repetir de memoria adoctrinados en monasterios, que siglos más
tarde llaman escuelas.

La imposición de la diletancia la apoya la Lécto-escritura. Al proceso colonial se le dibuja


como el matrimonio de la espada y la cruz, amasiato que usa como herramienta central
la palabra escrita, y la declamación memorizada.

Las Universidades, siglos más tarde, reproducen la operación del monasterio, y los
aportes de todos lados se amafian como nuevos textos sagrados a memorizar.

26
Los textos que se elaboran, tanto dentro de una gubernatura colonial, como fuera de ella,
con los mismos principios, herramientas y postulados, son la continuidad de aquellos que
se van apoderando del mundo, separados del él, investigándolos como un propietario
revisa concienzudamente su espacio. Las Ciencias Sociales, en la actualidad, no han
perdido ésta mística de comportamiento.

Sin embargo, la existencia real o concreta a pesar del discurso, del texto, del sermón,
mantiene su integralidad. La integralidad de relaciones que explican la vivencia de los
que lo integran, mantiene su lógica natural, que no es explicada, pero sí, existida. Esto
da pie, a la resistencia, a la sobrevivencia de otra sensibilidad fundada en la labor, o
trabajo concreto. A la resultante del movimiento natural del entorno. Esto fundamenta
otro razonamiento que no se expone en sermones, menos en textos, que se vive, que se
reproduce en el actuar natural por la conservación de la vida. A esta manera de vivir la
vida, hemos llamado; Comunalidad, visión que baña nuestra presente reflexión.

La reflexión de la vida, considerándose fuera del mundo, encuentra en el texto, una


manera que pese a los milenios, aún no encajan en el razonamiento natural e integral de
la mayoría de los seres terrenales. Ya no es solamente la figura de un Dios intermediario
entre lo humano y la naturaleza, sino la palabra escrita, quien ha de conducir la actitud
de una sociedad equis. La Constitución, las leyes, los códigos, las actas, son el
testificante del comportamiento que ha de obedecerse, que ha de memorizarse, que ha
de imponerse a todo habitante. En otras palabras, al poder establecido sustentado en
una Biblia, en una Constitución.

Pese a lo anterior, la figura de Dios y la Ley escrita, no desaparece la relación natural e


integral del ser natural, hecho naturaleza. De ahí, que en la actualidad florezcan dos
razonamientos en el ser colonizado y sometido al discurso; el razonamiento que se le ha
impuesto, y el razonamiento que emana de su relación integral directa con el mundo.
Esto, que se observa en una esquizofrénica cultura cotidiana, no debemos asimilarla
como una debilidad construida por la colonia, sino como una fortaleza que puede abrir
nuevos caminos a la existencia. Dicho de otra manera, debemos buscar y encontrar, la
lógica propia de la integralidad de la vida, lograrlo nos puede conducir al diseño de

27
nuevas formas de vida, modos de vida que ni el poder del discurso, ni la imposición de
la Lécto-escritura, puedan desaparecer.

Debemos reconocer que el poder nos mantiene en un laberinto que se sustenta en la


propiedad y el mercado, y ha sembrado en nosotros esa lógica como única alternativa
futura.

Es necesario entonces, usar la escritura para situar en blanco y negro, el razonamiento


que el poder ha clandestinizado en nosotros mismos. Escribir lo que hacemos
integralmente para hacer la vida, y no interpretar desde el discurso que se nos ha
impuesto, lo que hacemos de manera natural.

Que no se malinterprete, no se trata de hacer de la existencia real, un nuevo discurso


para tener “otro poder”, se trata de enunciar la naturaleza de nuestras relaciones en
todos los ámbitos, para que recuperemos su valor, no para imponer nuevos
determinantes. O sea, se trata de reconocer lo que hacemos para vivir, y encontrar en
ello, la lógica que da continuidad a nuestra existencia.

Lo que sería, escribir, nuestra lógica de razonamiento, sin partir de premisas discursivas,
teoréticas, conceptuales, académicas, literarias, etc. Lo que significa encontrar nuestros
propios abrevaderos, nuestros manantiales de conducta natural. Esto es, textualizar
nuestro razonamiento natural, no escribir y reproducir el pensamiento impuesto.

El propósito de exponer el razonamiento natural que llevamos dentro, es darle su plena


ubicación en los ámbitos de reproducción de la vida, y que sea ello, materia de
aprendizaje cotidiano, que llene, no sólo los espacios escolares, sino el análisis de
nuestra labor cotidiana.

Lo anterior, en lo cotidiano resulta necesario para un bien estar, pues expresa la lógica
de vida real que está integralmente vinculada a todas la dimensiones de vida natural,
que suelen no tomarse en cuenta cuando se navega exclusivamente el discurso, que
para colmo, ha salido de la reflexiva y discursiva experiencia de otros, que se sienten
fuera y que son el poder sobre el mundo.

28
Llegar a comprendernos resultado del movimiento del mundo, es diferente que
comprendernos como seres que diseñamos el mundo. Pensar para luego existir, sintetiza
lo que aquí necesitamos desaparecer. Invertir el sentido del axioma cartesiano, nos
puede ubicar. Es decir, existir para reflexionarnos, podría ser, no un axioma, sino un
camino para reconocer lo real, que radica en nuestra propia existencia, no en nuestras
ideas sino en nuestros hechos.

Esto es sencillo, si comprendemos que el mundo que llevamos dentro lo obtenemos del
exterior. Si lo que vemos, olemos, tocamos, saboreamos y escuchamos, está fuera de
nuestro organismo, y que por lo mismo, somos su resultado. Del mundo que habitamos,
no del mundo que miramos fuera de nosotros y diseñamos. A esto, comprendemos como
respeto, que no es reverencia a lo externo, sino a ser lo externo que al incorporarse a
nosotros, deja de serlo, nos construye y nos da existencia.

Este respeto, se obtiene en el movimiento, porque el mundo está en movimiento y al ser


parte del mundo, todos estamos en movimiento. Desde ésta perspectiva, la labor, el
trabajo que realizamos es la concreción de nuestra integral existencia, que depende del
todo un todo en movimiento.

Un tercer elemento a considerar, es lo que obtenemos como resultado de comprender el


respeto como el resultado del todo, y que exponemos en toda conducta, además de la
labor, trabajo o movimiento que realizamos cotidianamente. Lo que obtenemos es
precisamente la Compartencia de la vida, la ayuda mutua, la reciprocidad, la fiesta, la
celebración, la comprensión, etc.

Esto desde el poder nunca se ve, porque se antepone la idea que consideramos MIA, de
MI capacidad y propiedad individual y que evaluamos como un resultado individual no
como un resultado comunal. Es decir, creemos que la labor la realizamos solos, porque
el YO, prevalece en el razonamiento, y olvidamos que dependemos de todo, y de todos.

La reciprocidad es hacer la vida con el otro, con los demás, es no entenderse solo. Es
saberse mundo, es saberse comunal y reconocerlo abre la puerta a nuevos caminos de
razonamiento fincados en lo concreto. El ver la vida construida horizontalmente, nos

29
permite ver la verticalidad del poder. Poder que de manera horizontal se diluye en todas
las dimensiones de la vida.

Tanto un Dios, como un jefe de Estado, tienen poder, y los reproducen en todos las capas
de la sociedad, hasta convertir el poder en la substancia vivencial. Cuestión que hay que
desaparecer desde el reconocimiento de lo propio, de lo natural, de lo concreto.

Eliminar lo ajeno de nuestro razonamiento, no quiere decir negarlo, esconderlo,


encubrirlo, ahí está, en nosotros, caminemos con él pero ubicándolo para que en un
proceso paulatino se valla derrumbando. Negar nuestra situación colonial, sometida,
maniatada no nos conduce, más que a prolongar nuestra obscuridad.

Con toda firmeza, afirmamos que el ser individual ha sido una construcción mental
derivada del poder, fincada en la separación del humano del mundo. Y que es prioritario
reconocernos dentro del mundo, que dependemos íntegramente del mundo, que
construimos el mundo percibiéndonos dentro, no fuera del mundo. En otras palabras que
somos seres comunales y comunes, parte integrada al mundo del que no somos ni
centro, ni eje, ni diseñadores, ni conductores de su destino, por lo contrario que nos
debemos a él, y que siendo parte de él, nos movemos en su movimiento. Reconocerlo
nos llevara, a exponer un razonamiento, que en el lenguaje del poder, se ha llamado
epistémia, y que nosotros simplemente le llamamos fuente de vida, venero de
razonamiento, manantial de movimiento.

Ubicar la individualidad, el YO, el ego como una construcción mental, nos abre la
certidumbre del NOSOTROS. Es decir, permite entendernos como un resultado comunal.
El nosotros, es real, concreto, natural, no es diletancia, ni discurso, ni imaginación,
mucho menos poder, o propiedad.

En esta perspectiva, la Ciencia, es también un resultado comunal, porque no parte de lo


abstracto, sino de avances concretos. Una cosa es que la Ciencia, se haya tornado en
instrumento del poder y otra que la Ciencia sea poder. Sin embargo, tampoco es
adecuado darle un espacio aparte a lo Científico. No, porque es producto integral, en esa
medida depende su existencia del tiempo y del espacio.

30
Ese mismo camino explica el campo de las Artes, pero tampoco hemos de separarlos de
la producción natural. Así como el color de las flores tienen una explicación integral,
energética y multi-determinada, el Arte es , en ese mismo sentido un resultado integral.

Con esta misma seguridad, afirmamos que Comunalidad, es vida, no es teoría, es un


modo de vida, que tiene una explicación integral en el mundo real, que responde a su
contexto, a sus particulares determinantes de tiempo y espacio. Y que responde al
razonamiento propio, que emana de cada situación, de cada contexto. Y que en estos
momentos, nos ayuda desde lo concreto a trascender abstracciones libertarias,
democráticas, igualitarias, justicieras, que son derivación de la diletancia, del discurso,
expuestas en textos e impuestas a las distintas generaciones de sociedades que han
crecido en campos y tiempos colonizados.

Ha llegado el momento de invertir el razonamiento. De voltear la tortilla, que se está


quemando entre nuestras manos.

31
CAMPOS DE CONOCIMIENTO COMUNALITARIO5

Comunalidad está integrada de cuatro momentos, de cuatro movimientos que conforman


una totalidad. Estos cuatro momentos pueden comprenderse como cuatro campos de
conocimiento, ellos son; La naturaleza, La organización comunal, Los saberes y
experiencias, El goce y el intercambio. Entendidos desde la lengua hegemónica, serían;
El donde, El quien, El cómo y El para qué, de la existencia del ser. Es necesario hacer
notar que el para qué, es un resultado, no un objetivo, como suele identificarse en el
razonamiento individualitario, la lógica que separa Naturaleza y sociedad, como al sujeto
y al objeto.

El razonamiento Comunalitario no es binario. Es unitario y vivencial. De ahí, que estos


cuatro momentos conforman una integralidad. Es decir, momentos en unidad.

LA NATURALEZA

Las ciencias naturales, se han tratado desde una perspectiva econométrica. Fundadas
en la biología, la geografía, medio ambiente, la ecología, la cartografía, la acuacultura,
etc. han centrado su interés en la medición de los seres naturales, a quienes
económicamente identifica como recursos.

El estudio taxonómico, de todos estos recursos, diseñados para valorar su utilidad,


básicamente económica, son la parcelación de un universo, que sólo puede entenderse
y comprenderse en su unidad.

La palabra naturaleza, hecha concepto, ha servido para cuantificar montos de seres vivos
que se explican en o están, en una profunda y cualitativa articulación. El concepto
naturaleza, se ha introyectado tanto en la razón, que es utilizado incluso para asignar a

5
Este texto, se elaboró para explicar las dimensiones del conocimiento que se requería para un
Plan de Estudios Requerido por CEVIE-UABJO en 2017.

32
lo humano, cualidades que no le pueden ser atribuibles, sino al conjunto de relaciones
que genera el movimiento articulado de los seres vivos, incluyendo al homo.

Por otra parte, la separación de la sociedad y naturaleza, cosifica, a los seres no sociales.
Estos son convertidos en materia bruta o materia prima, recursos para procesos
decididos desde fuera, separadamente, desde el razonamiento que sitúa al humano
como centro del universo.

El razonamiento comunal, entiende a la Naturaleza como unidad, una unidad de la que


el humano participa como un elemento más. Dicho de otra manera, el humano es
naturaleza, no la naturaleza es del humano.

El considerar a la naturaleza como unidad, permite cualificar la multiplicidad de


interdependencias entre seres vivos, incluyendo al homo. Permite también, definir las
prácticas necesarias y sanas entre los seres vivos de determinado contexto. Lo que nos
acerca a planos mucho más cercanos a la armonía, entre los elementos que constituyen
cada medio, se reduce la conflictividad expuesta cuando el poder céntrico del homo, hace
mella en las relaciones que garantizan la existencia.

Dicho de otra manera. No es lo mismo centrar la mirada en la cualificación de las


relaciones entre los seres vivos, que mirar únicamente la cuantificación del valor de cada
ser, en procesos de extracción de cualquier tipo de riqueza existente.

Es en este sentido, que la naturaleza, en un régimen de vida comunal, representa un


campo integral de conocimiento, que permite la formulación de prácticas de vida, que no
sólo mantengan el orden natural de las cosas, sino que se alcance un bienestar más
satisfactorio, para todos los seres integrantes del universo.

LA ORGANIZACIÓN COMUNAL

La milenaria hegemonía del poder sustentada en la razón, la propiedad y el mercado, ha


convertido en casi “natural” la hegemonía del humano. Es decir, durante más de 40
siglos, el humano ha tenido la “libertad” de diseñar el futuro total. Tiempo que ha signado
como historia, la cronología de su poder sobre el mundo. Para ello y sustentado en la

33
Lécto-escritura, la religión y la guerra, ha diseñado disciplinas de conocimiento que le
han garantizado la reproducción de su poder, y de su apoderamiento, por la vía del
mercado de todo constituyente del universo.

La educación, la antropología, la sociología, la psicología, la ciencia política, la


demografía, el derecho, la administración, son algunas de las disciplinas, que le permiten
de nueva cuenta parcelar un nudo de relaciones que le dan unidad integral al mundo.
Modo que garantiza la hegemonía de su razonamiento.

Desde un razonar comunal, estas disciplinas operan sin la necesaria especialización, o


gabetización de sus elementos. Se explican en su unidad natural y total. Es por ello que
las prácticas sociales y humanas, deban ser comprendidas desde su práctica, a través
de métodos concretos y de pertenencia a cada contexto.

En un régimen decisorio asambleario, inciden y se articulan elementos de todo orden


disciplinario actual. La persona, nudo de relaciones, manifiesta, lo mismo, la diversidad
cultural de su proceso particular de vida, como la emotividad personal, que le define el
tiempo y el espacio.

Y es esta integración asamblearia, la que ha caracterizado la resistencia de un orden de


cosas distinto al hegemónico, el cual se le encuentra vivo y actuante, a pesar de las
hegemonías que buscan su obscurecimiento. La organización social, si bien ha sido el
baluarte de la defensa epistemológica de un pensamiento propio, para su estudio y
reproducción es necesario verle en su unidad y reconocerla a través de sus procesos
concretos de vida.

Es todo esto lo que fundamenta a la organización comunal, como todo un campo de


conocimiento, que desde una óptica comunal, nos permita diseñar prácticas sociales
comprendidas unitariamente a la naturaleza. Mucho en este campo, lo aporta la historia
misma de los pueblos originarios.

No se trata pues, de observar y reconocer parceladamente la práctica social, sino, por lo


contrario, en su unidad natural. La normatividad social, signada en el derecho, esta

34
vinculada de origen a la normatividad agraria, lo cual hace del derecho, un estudio que
solamente nos ofrecería resultados, en su integral y unitaria comprensión.

El razonamiento comunal desaparece lo individualitario. Su integralidad fundamenta la


desaparición de la individualidad, y como contraparte demuestra su Comunalidad. Es
decir, el ser comunal se explica a través de sus relaciones, y no lo contrario, que el
individuo explique sus relaciones.

SABERES Y EXPERIENCIAS

La vida es movimiento. Los seres que habitan el mundo interactúan en un movimiento


constante. Todo movimiento ofrece un resultado. Es decir, toda relación produce una
nueva situación, que a su vez, garantiza la reproducción de la vida.

Somos conscientes de carácter materialistas de estos conceptos, sin embargo, la re-


significación conceptual que pretendemos desde esta otra epistémia, nos invita a
entender los saberes como el resultado natural del movimiento. Y como consecuencia,
a la experiencia como la mantención de la vida entre los seres vivos.

Para su reproducción se entiende que los seres requieren de casa, cobijo y sustento.
Hasta ahora, las prácticas que se derivan de esta necesidades básicas, también han sido
parceladas. La economía, la agronomía, la zootecnia, la arquitectura, la ingeniería, la
medicina, etc. Se han construido como campos específicos de todo un campo de
conocimiento que es orientado a satisfacer necesidades básicas para la vida. Estos
campos disciplinarios, deben ser entendidos en su unidad. Independientemente del
enfermizo tratamiento económico que reciben, se hace desaparecer sus naturales
relaciones. Un ejemplo lo es la agronomía y la medicina, que se nutren y se
complementan. Una adecuada agronomía, no produce enfermedades, por lo contrario,
puede sanar alteraciones de diverso orden.

Los saberes dada su calidad de movimiento, es un campo de conocimiento que articula,


la parcelación que por ahora, ahonda las inequidades de carácter básico. Vistas en su
unidad, su articulación se reconoce a través de su práctica concreta. Es decir, son

35
procesos de trabajo real, los que conduzcan a una interpretación integral de los
elementos que le conforman.

GOCE E INTERCAMBIOS

Todo proceso cognitivo y concretado, produce resultados. Es decir, a toda acción


obedece una reacción. Esto nos lleva a entender que el reconocimiento del mundo, la
organización para tratarlo, el movimiento que se genera, necesariamente tendrá
resultados tangibles como intangibles. El arte no se puede entender, ni dar, fuera del
mundo y de las relaciones que le explican. Lo mismo, la comunicación, adquiere el peso
de ser el instrumento lingüístico que relacione todo. La lengua es un resultado y una
manifestación de estas relaciones. La música, y todas las actividades artísticas son un
resultado que en si mismo, se nos presentan como un campo de conocimiento,
fuertemente vinculado a la totalidad.

No puede estudiarse una lengua, fuera de su relación que concreta su existencia. Lo


mismo la música, no está desligada de las acciones que conforman la vida. Las
aportaciones tecnológicas de hoy, en materia de comunicación, son el reflejo de las
relaciones concretas que definen el mundo, es por ello, que su uso se hace
indispensable, o muestra una utilidad inmediata, en la medida que responde a una
necesidad concreta de los habitantes del mundo.

La fiesta es un resultado integral, tanto de la creatividad que emerge del trabajo, del
movimiento, de la sabiduría, como de la naturaleza que aporta las materias necesarias,
y la organización que fortalece los resultados, que se plasman en el goce de todo tipo de
sociedad.

La cultura es el resultado del movimiento de estos cuatro campos de conocimiento. La


Comunalidad es un proceso que integra estos campos, no ofrece especificidades, sino
procesos integrales que se explican en su interdependencia natural.

Esto no quiere decir, que no se hagan necesarias competencias de contexto, sin


embargo, es la integralidad la que reclama su tratamiento. Las habilidades precisas y
concretas se obtienen en procesos comprendidos de manera integral.

36
La literatura, la poesía, la danza, el teatro, no pueden existir, sino existe el reconocimiento
que muy claramente los produce. Es en este sentido, y con esta lógica que un cuarto
campo de conocimiento, es el goce y los intercambios.

DE LO COLONIAL A LO PROPIO6

Nuestra manera de razonar, debemos aceptarlo, es colonial. Hemos vividos siglos


envueltos en un modelo de vida, que no tenemos, el lenguaje apropiado para describir y
nombrar el mundo, que vivimos de manera natural.

La invasión europea, nos ha impuesto una prepotente manera de ver el mundo. Vemos
al mundo separado de nosotros, lo que nos da el poder de entenderlo como queramos,
siempre desde la perspectiva de un razonamiento que expresa la seguridad de que
somos, los únicos que habitamos este continente.

Pero debe quedar claro, Europa, no sólo nos impuso su razonamiento, entendiéndonos
a los habitantes originarios como salvajes, sin alma, o primitivos sin conocimiento, sino,
que nos impuso su propio razonar, que debemos entender como su forma de ver el
mundo.

Dicho de otra manera o, en otras palabras, el Poder, la Propiedad y el Mercado, son


fuentes de su razonar, que se concentran en su lenguaje, es decir, en la extensión de su
conceptualización de la vida.

Definir y ubicar al pensamiento occidental o eurocéntrico, es necesario. Esto implica,


para nosotros también, encontrar, reconocer las fuentes de nuestro profundo razonar, en
conceptos propios, que obviamente no alcanzamos a encontrar en el español.

El español, como idioma, nombra un mundo que le da origen y explica, su propia forma
de verlo. Esto significa que, o re-significamos o creamos nuestro u otro lenguaje. Sin
olvidar, que ha sido la Lécto-escritura, la herramienta fundamental, que occidente utiliza
para imponernos su razonamiento.

6
Este texto fue elaborado para la Unidad Formativa Antropología de la Educación, impartido en
el ICE-UABJO. Publicado en 2018, en el libro con el mismo nombre.

37
Si de siglos atrás, la Lécto-escritura del idioma dominante, su ejercicio, ha sellado
nuestro razonar. Será en éste también, que deberemos encontrar el o los conceptos, que
nombren nuestro profundo razonar, por lo mismo, será la herramienta a utilizar.

Durante cinco siglos, el razonamiento occidental ha impuesto las etapas de su ejercicio.


Sin mencionar, teorías de su historia que fijan evolutivas etapas precisas, proponemos
comprender lo padecido a su llegada a nuestro continente, de la siguiente manera:

La primera, la distinguimos como Colonial, de dominación e imposición religiosa y militar,


y la segunda, Institucional Colonial, como de dominación política y económica, y gobierno
republicano. Dicho de otra manera, La colonia en su primera etapa, es militar y cristiana,
y la segunda, es liberal, amparada en la ciencia y las humanidades. Ambas etapas,
expresan el ejercicio y florecimiento, hasta nuestros días, del poder, la propiedad y el
mercado, como categorías de razonamiento colonial.

1.- EL PODER

La religión católica, nos impone el razonamiento de la existencia de un dios, “todo


poderoso creador del cielo y de la tierra”, monoteísmo que se instala en nuestro razonar
como substancia. Todo proviene de Dios, “a imagen y semejanza del hombre”, con tal
precisión, que la lectura obligada de la Biblia, es el adoctrinamiento sanguinario que
padecemos desde los ancestros. La Lécto-escritura, es la herramienta para la
alfabetización de los idiomas propios, de principio el Náhuatl, con esto, toda
interpretación que se realiza, se hace desde un razonar ajeno. Es decir, no responde a
la lógica propia de nuestro razonar la vida, sino a las categorías, como el poder, que los
españoles imponen y se explica como “natural” al paso de los siglos, a través de una
religiosa y monoteísta comprensión del origen del mundo.

Obviamente, el gobierno español es impuesto acorazado de esta explicación religiosa.


Se nos impone una monarquía, representada por un virrey, que es elegido desde tierras
lejanas. 15 siglos de cristianismo, fundamentan imperios, y monarquías, se enseñorean
de un poder consolidado por la iglesia católica, y es este poder, el que se nos introduce,

38
no sólo en la administración colonial gubernamental, sino también siembra, la existencia
del gran poder, en nuestro razonamiento.

El poder no tiene otra explicación, más que explicar la existencia humana separada del
mundo (Homo sapiens). Cuando el humano cree mirar al mundo, le da la interpretación
que se le ocurre. La existencia de dios, es la existencia de lo humano creador del mundo.
En esto, radica la fuente generadora del poder, que Europa utiliza, para justificar su
razonamiento, de que se ha de apropiar de todo, y hacer del mundo lo que le venga en
gana.

El razonamiento colonial, se sustenta en el poder, que le permite y le faculta apoderarse


del mundo, y hacer de ello, una mecánica mercantil de compra venta, categorías que
reproducen un razonamiento que se expresa en el lenguaje, y se consolida a través de
la Lécto-escritura.

La segunda etapa, la Institucional Colonial, es resultado de la misma visión derivada del


poder, emanada de la interpretación del humano separado del mundo. La revolución
Francesa, fruto de lo que los mismos occidentales llaman ilustración, siembra en su
razonamiento, conceptos más elaborados de poder, como; Libertad, Igualdad,
Fraternidad, que se agregan al de democracia y justicia, que ya existían como fuentes
reproductoras del poder. Estos son los conceptos que dibujan la elaboración del Estado-
Nación, régimen que consolida un poder laico, separado de la iglesia, pero da
continuidad, incluso consolida, la prepotencia humana como generadora del mundo,
ahora asentado en conceptos ilustrativos abstractos, que dan pie a las nuevas
repúblicas.

Al poder de la iglesia en la primera etapa colonial, le sigue el poder civil, o laico, como
Estado en la segunda, pero se sigue reproduciendo en el poder. Dicho de otra manera;
a un poder celestial, religioso, vertical, lo hace a un lado, un poder terrenal, civil y vertical,
pero sigue siendo poder.

La existencia actual del poder eclesiástico, y del poder laico, gubernamental Estatal, que
conviven en el razonamiento general, emanan de la misma fuente o del mismo principio;

39
el Poder. Ambos a su vez, dibujan y consolidan la existencia del poder como
razonamiento hegemónico.

Resulta difícil, desde cualquier ámbito, el núcleo familiar por ejemplo, (que también fue
diseñado en el ejercicio del poder Patriarcal), trascender los efectos del poder en nuestro
razonamiento, ya que es estructural, y ello fortalece su ejercicio, en todos los haberes de
nuestra existencia.

Podríamos decir, que interpretar al movimiento del mundo, desde nuestro YO, lleva
implícito ver al mundo, como entidad apartada de nuestra existencia. De ahí, que la
comprensión del poder, nos conduzca a interpretarlo como natural. “El hombre, tiene

como naturaleza, al poder”. “El poder del hombre es natural”, a tal grado se razona y
afirma de esa manera, que la existencia concreta, es expuesta y extendida, por el axioma
que le representa: “pienso, Luego existo “, “ ve a la escuela, si quieres ser alguien en la
vida”.

“Si no piensas, no existes”. Todo lo define el razonamiento, y si ante todo, “no razonas
como yo, eres inexistente”. Todo esto, lo encontramos a través de la Lécto-escritura, en
la filosofía, la ciencia, la literatura, etc. y por lo mismo se convierte en lenguaje
hegemónico.

Ya no sólo son las “sagradas escrituras”, las que nos inyectan el poder del conocimiento,

sino toda la literatura que emana y expone el poder del hombre como “natural”. A fin de
cuentas, esto lo reproducimos en la canción, en la poesía, etc. La sola interpretación del
afecto en la relación entre hombre y mujer, expresa, con grandiosidad el endiosamiento
del ser humano, “creador del cielo y de la tierra”.

Destruir al poder, en lugar de buscarlo sistemáticamente, es el gran reto que nos depara
la descolonización de nuestro razonamiento actual.

El poder, hecho fuerza física, educación, gobierno, norma, trabajo asalariado o


esclavizado, amor, obediencia; hacen de su trascendencia o de su extinción, algo casi
imposible, imposibilidad, a la que nos negamos y pretendemos en estas líneas.

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2.- LA PROPIEDAD

Consecuencia o demostración del poder; es la propiedad. Cuando el humano se separa


del mundo, lo interpreta, lo juzga, lo mide; se apropia de él. Cosifica al mundo, en la
medida que se apropia de él. Todo gira en torno al homo, en esa medida se adueña del
mundo. Europa, en su invasión, se apodera del continente, lo registra, como suyo, y con
ello, de todos los seres que lo habitan, a quien interpreta a su amanera desde el poder,
y que moldea a su manera, vía el poder celestial o sea el religioso, o el poder terrenal,
vía los gobiernos, que por su parte, se aseguran de dar una fisonomía homogénea, a
todos los seres que habitan ese mundo del que se ha apropiado.

La propiedad, cuantifica, bienes, territorios, habitantes, que son de su propiedad y como


“natural” interpretan su poder. De ese modo se cosifica, no solamente productos de
trabajo, herramientas, sino a los seres mismos que producen esos bienes. Al verse o
interpretarse como el dios, separado del mundo que ha creado se apropia de todo, y lo
concreta en su lenguaje, vía la lécto-escritura.

Delimita, mide, cuantifica y registra a su nombre territorios, regiones, que incluyen a sus
habitantes. Norma las relaciones que establece, erige constituciones, de Estados-
Nación, que identifica en un solo lenguaje, el heredado de sus orígenes.

En su primera etapa colonial, reparte, despedaza, entrega, vende y compra territorios y


bienes, lo que fortalece su razonamiento de que el homo es centro del mundo. Es por
ello, que resulta la iglesia, el poder celestial y terrenal, que más tarde, como gobierno
civil, y liberal ha de arrebatar, no para desaparecerla como propiedad, sino para repartirla
y venderla según sus criterios. La mentalidad liberal, legitima la propiedad a través de
las leyes que la mentalidad liberal elabora, no sólo para reducir el poder religioso, sino
para fortalecer el poder laico y civil.

La propiedad como categoría, que se deriva del ejercicio del poder, se siembra en
nuestro razonamiento. En la actualidad, no se concibe al hombre y a la mujer sin la
etiquetación de sus bienes, a tal grado, que hasta las mismas ideas, son reclamados por

41
sus autores. Es decir, las ideas no sólo son concebidas como propiedad de quien las
emite, sino que se esgrimen derechos legales de su propiedad.

Los conceptos liberales de libertad e igualdad, no cuestionan la propiedad, por lo


contrario la legitiman, a tal grado que resulta lo mismo la libertad de comercio en un
empresario, que en la de un sencillo mercader de tianguis. La igualdad en una categoría
abstracta, inexistente pero forma parte de el ejercicio libertario de la imaginación, en los
derechos de igualdad entre los seres.

Algo, que a nuestros ojos pareciera lógico, el que el poder se apropie de lo que mira y
percibe sus sentidos, se convierte también en lo mismo, es decir, el tener, se convierte
en su razonamiento. No explica su existencia sin algo que tiene, que lo representa, y que
de algún modo lo cosifica. “Tu eres en cuanto tienes, bienes o ideas, y son ellos, quienes
realizan o demuestran tu existencia”. Te apropias del mundo, pero las cosas, los bienes,
las ideas se apropian de tu ser.

La propiedad no existe antes de la invasión de occidente, por lo menos, no hay forma de


demostrar su existencia, que no sea desde las categorías del lenguaje hegemónico, el
español. Dicho de otra manera, el poder y la propiedad antes de la invasión, sólo se
señalan a través de categorías ajenas, no propias. La existencia de “Estados”, de

“Reinos”, de “Guerras”, de “Imperios”, son señalados desde esas categorías, lo cual no


demuestra nada.

El reparto de bienes, de tierras se da hacia los invasores, y esos repartimientos, siembran


el razonamiento de que el ser es, en la medida que tiene, bienes y tierras. Tiempo atrás,
no podemos demostrar estos repartos. Lo escrito, responde a categorías propias de la
colonia, no a categorías propias.

El invasor se apropia de suelos, de bienes, y son estos los que le dan su razón de ser.
Es en este sentido, que el poder y la propiedad son indisolubles, “tiene poder, quien
posee”, y posee, lo que le otorga el poder.

42
La iglesia se apodera de territorios y de bienes, lo mismo el gobierno colonial Virreinal.
Más tarde, un gobierno Laico, liberal se apodera de territorios y bienes, y se adjudica en
propiedad, lo que ha de constituir, en territorio, su Nación.

La lucha por el poder, se viste de la lucha por la propiedad. De ahí, que la propiedad,
también continúa, omnipresente en los Estados, llamados “independientes”. Cualquier
habitante, que desee, ser respetado, ha de mostrar propiedades. Este razonamiento, se
consolida pues, en la época laica, liberal, republicana, nacional.

3.- EL MERCADO

El poder y la propiedad, son relaciones que se reproducen en el movimiento. La relación


de poder mueve, lo mismo que la relación de propiedad, y es esto lo que se concreta en
la acción de mercadeo. A través del poder, Occidente se apropia de continentes y esta
apropiación es movilizada mediante el mercado. La cosificación del suelo apropiado es
convertido en mercancía.

Occidente no invade continentes para descubrir, para conocer, lo hace para mercadear,
es decir para obtener materias primas, y extender la venta de sus productos. Es este
mercado, el tercer elemento indisoluble que apera en el razonamiento occidental.

El mercadear, genera valor agregado, ya lo han expuesto intelectuales occidentales.


Valor que fortalece el poder, a través de la apropiación de lo que mira, y le resulta de
utilidad.

43
COMPETIR O COMPARTIR; ES LA PREGUNTA7

Hablar de la reproducción social, nos conduce de manera inmediata al campo de la


economía política, con ello, nos entrampamos, en un esquema de razonamiento, que
tiene origen histórico, y que cancela otras interpretaciones, cuando estas prácticas,
carecen de conceptos para ser interpretados.

Este trabajo pretende enfrentar tal problema, y propone, no un nuevo modelo, pero si,
creemos, aporta elementos conceptuales a ejercitar, si queremos entender la
profundidad que subyace a otros tipos de comportamientos económicos, que explican,
de mejor manera los mecanismos de la reproducción social de las grandes mayorías de
la población.

EMPECEMOS

Toda economía tiene un satisfactor que guía su proceso de trabajo. Las interpretaciones
que se hacen de toda economía, fijan sus ojos en la importancia, el logro de sus
propósitos, sus métodos de trabajo y las consecuencias que obtienen de sus prácticas.
Por ello, vista la reproducción social desde la economía política, se nos explica, desde
su lógica, las grandes desigualdades, socioeconómicas, y señala un tratamiento
específico a éstas, desde ésta economía.

Son pocos los esfuerzos analíticos que ven la reproducción social desde su totalidad
existencial, totalidad que invade todas las dimensiones de la vida, que el pensamiento
hegemónico ha parcelado hasta la saciedad.

Cuando se ve la economía desde la economía, no se alcanza a entender la coexistencia


de diversidad de lógicas que explican la reproducción social, de ahí que el empeño de la

7
Este texto se elaboró para participar en un seminario organizado por la BUAP, en 2015

44
presente reflexión centre su atención en las lógicas económicas que son respuesta
desde la totalidad existencial y no sólo desde la economía.

Las desigualdades que ocasiona el modelo económico hegemónico, asentado en el


mercado, nos oculta la existencia de una economía practicada por las grandes mayorías,
que no buscan el crecimiento, la competencia ni la acumulación, por lo contrario,
demuestra actitudes de mayor Compartencia vivencial.

Un primer obstáculo, para evidenciar otros modelos de pensamiento en la reproducción


social, es el lenguaje. El lenguaje actual, no contiene categorías, que permitan su
exposición, Por ejemplo Compartencia, o compartir, los frutos, de trabajos específicos,
no son explicados, si no lo es a través de categorías hegemónicas como la competencia.
Pensar en la Compartencia económica, decidida desde el habitante, es una broma, frente
a la competencia, categoría sustancial del modelo económico prevaleciente.

ALGO AL RESPECTO

Desde una perspectiva económica clásica, La economía popular, la que practican las
grandes mayorías, busca en principio, la satisfacción de sus necesidades básicas. Esto
significa que centra su atención en su reproducción elemental como ser vivo, lo que nos
lleva a pensar, en que participan de la producción y la satisfacción de lo urgente.

Para cualquier docto en materia económica, lo vital, lo urgente, lo básico es la


alimentación, el vestido, la salud, el cobijo. Vista la economía desde estos criterios,
categorías como la convivencia, la Compartencia, el baile, la festividad, no caben, no
entran, no significan lo básico.

Sin embargo, para el populacho, el gasto festivo, suntuario en otros lenguajes, en la


mayoría de los casos, se nos presenta como lo básico, lo urgente. Para los economistas
este razonamiento resulta irracional, no cabe en su lógica, para ellos no es posible pensar
que sea más importante, compartir que competir y ganar.

45
Por ello, resulta estúpido, pensar que se puede y se debe trabajar para compartir los
beneficios de su trabajo, con otros, en lugar de generarse un beneficio que puede
destinar para su satisfacción individual o familiar.

Para nosotros, es importante comprender que detrás de la Compartencia existe todo un


razonamiento que tiene fundamentos sólidos, pero incomprensibles para los de
mentalidad competitiva y acumuladora.

La lógica que fundamenta esta actitud es la existencia del otro por encima de la suya. Es
decir, es prioritario estar en los demás, en su aprecio, en su gusto, en su participación,
que ser y pensarse sólo él en su comodidad, en su individualidad. Esto es entender que
somos los otros, que nos definimos a partir del otro, que vivimos integrados a lo y a los
demás, que no vivimos solos.

Es más relevante, “el qué dirán”, que el beneficio personal, que por su trabajo, pueda
lograrse en términos individuales. Podríamos sintetizar diciendo, esto es ser el otro, no
uno solo.

Es ésta comprensión de la vida, manifestada en la economía, lo que puede explicar la


permanencia reproductiva, de las grandes mayorías, sustentada en una “pobreza”
compartida. Y es de muchas maneras la sobrevivencia real.

La pobreza (según los clásicos), es expuesta e interpretada desde códigos de una


economía utilitaria, medida en su rendimiento, nunca en su compartimiento.

Estos razonamientos son, los que nos invitan a pensar la existencia de otros caminos
económicos, que permitan una transformación social que garantice la reproducción
material y espiritual de sociedades enteras.

Esto también nos permite, avizorar lo que podríamos llamar economía comunitaria. Que
en la presente reflexión, se nos aparece, como un objetivo natural. Le llamamos así,
porque responde a un sentir de vida colectiva, de substancia comunal.

Pero veamos esto por partes, para no enredarnos.

46
¿PORQUE LO FESTIVO?

En nuestros días, cuando se razona económicamente, lo primero en que se piensa, es


en la fiesta, no se habla de la casa, el carro, la ropa, se habla de la comida y del chupe,
que ha de gastarse. Se habla de la música, y de los adornos, nunca de utilidades o de
ganancias, o de reinvención de las utilidades. Todo se Planea para gastar no para
guardar. Muchos dirán que es el modelo imperante el que lo fomenta, y tienen razón,
pero ese consumismo no existiría, si no hubiera razones de peso para realizarlo.

¿Qué significa esto? Que lo que importa es ser feliz hoy, no mañana. Esto significa que
la vida se va y hay que vivirla, no se diseña el futuro, se realiza el presente.

Definitivamente esta es otra lógica de vida, que para la academia y para la mentalidad
empresarial, es ignorancia, despilfarro, falta de educación, etcétera.

Trabajar para ser y estar con los demás, nunca ha sido un principio para la economía
Clásica. Esta actitud rompe la idea básica de una economía de carácter individual y por
lo mismo empresarial. Es decir, no es lo mismo trabajar para ti, que trabajar para los
demás.

Para muchos, esto queda explicado como resultante de la operación mecánica del
mercado, fortalecida por la educación y por la publicidad a su servicio. No se busca ni se
comprende el razonamiento que subyace a su reproducción, el cual encierra valores,
principios, prácticas comunitarias de consumo, en fin toda una cosmovisión que tiene
lógica e historia.

Y es esto lo que nos lleva a la filosofía natural, aquella que demuestra el razonar
colectivo, como natural integral, total, y que es lo contrario a lo individual, que suena a
proceso antinatural.

Pensar en la reproducción Material y en la transformación social, nos lleva a una


necesaria revisión de -Para quién se trabaja-, y con ello encontraremos nuevos caminos
que no reproduzcan los elementos básicos del sistema hegemónico.

47
Obviamente esto no significa negar la producción de valor que Marx dejo claramente
explicado, ni tampoco negar los procesos de explotación que se derivan, sin embargo
deseamos ir más allá de ese camino ya transitado.

Es innegable por otra parte, que el consumo complejice esta situación. El consumo tal y
como lo orienta la producción Industrial y de servicios, aleja en buena parte, o suplanta
la producción directa, esto ampliamente explicado, por un lado obstaculiza el uso de la
producción directa y por el otro amarra a un consumo externo, que hace abandonar lo
propio. Pese a ello, lo propio sigue siendo el baluarte de lo que ha de hacerse, de lo que
es urgente reconocer, ubicar y reproducir. Esto se ve con mayor claridad en ámbitos
rurales, comunitarios, y originarios.

Emigración, abandono de la tierra, no son más que mecanismos que revelan presiones
externas, aspectos que vistos desde lo festivo, son causa, pero también argumento y la
clara demostración de un diferente pensamiento económico. Esto lo ejemplifica, el
elevado gasto que hacen los migrantes en sus festividades comunitarias.

Las razones económicas del Estado, como buen representante del razonar hegemónico,
profundiza, a través de sus programas, la incomprensión de razonamientos que caminan,
en sentido contrario a la racionalidad que defiende. Tanto la autorización de subsidios
financieros, tecnológicos, como el mismo tratamiento del consumo y su propia
interpretación evaluadora, completan el ciclo, que impide conocer a fondo los
razonamientos que la economía de las grandes mayorías, guarda, oculta, y les
reproduce.

En todo razonamiento económico; desde el Estado, la academia, la visión empresarial,


la palabra empleo aparece como la esperanza, el camino adecuado, la luz verde que
guía a la sociedad. Nadie cuestiona esta palabra, la asumimos como una labor casi
natural de todo modelo de vida. Un empleo supone un contratante, es decir, un patrón
empleador. Sea este un capitalista o sea el Estado, la empresa contratante, asume
naturalmente que el empleo, va a detener las desigualdades sociales y económicas. Que
el crecimiento del empleo, las inversiones de capital darán solución definitiva a las
injusticias cotidianamente denunciadas. La sociedad misma, que presume de estar

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organizada, orientada por sus preclaras vanguardias, deposita en el empleo su confianza
total para abatir las desigualdades.

¿A QUE SE DEBE ESTO?

Nosotros creemos firmemente que el problema radica en una confrontación civilizatoria.


Confrontación, de la que no se pueden definir fronteras de conflicto, ni muchos menos
espacios específicos.

Cabe señalar que esta confrontación ha sido estudiada, desde variadas ópticas,
principalmente desde las economías, llamémosles; formales. Cuando se ha hecho,
desde perspectivas diferentes, se cae en campos de o en interpretaciones
economicistas, sociológicas, culturales, etc. No negamos el valor de unas y de las otras,
pero creemos que en su perspectiva parcelada, radican y evidencian sus propias
limitantes.

Pensar la realidad desde el sujeto protagonista del proceso de valorización del trabajo, y
del consumo, impide ver, el raciocinio colectivo, integral, holístico, que subyace en la
conducta económica del habitante. Es decir, estudiar la realidad desde el individuo, nos
lleva a parcelar el razonamiento. Mirar la realidad desde un razonamiento colectivo
natural, nos conduce a entender, en primera, la inexistencia de conceptos que ayuden a
entender dichos razonamientos, y en segunda, a dudar de la fidelidad de nuestras
conclusiones, cuando estos son expuestos en conceptos civilizatoriamente originados en
lenguajes y contextos ajenos y hegemónicos.

Dicho de otra manera, razonamos occidental y liberalmente. Desechamos


razonamientos que parten de totalidades vivenciales, es decir de entender, no al al sujeto
como centro del universo, sino a la naturaleza planetaria como totalidad. De ahí que
veamos al empresario, al capitalista, al político, al comerciante como victimadores y al
proletario, al campesino, al pobre, al originario, como víctimas, es decir, a las grandes
mayorías, como masas aplastadas por un proceso económico demoledor. No negamos
que lo sea, solo agregamos que esa visión no explica todo.

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No ponemos en cuestión la fortaleza argumental, tanto de los convencidos de la
economía liberal, como los razonamientos que le confrontan, sean estos desde
perspectivas económicas, sociales, culturales, etc., lo que afirmamos es que no queda
claro entonces, las razones que fundamentan la real reproducción social de las grandes
mayorías de la población.

Pensar que la existencia de los grandes capitales, de una educación a su servicio, de


procesos de explotación económica, de sometimiento político e ideológico, la presencia
de enfermedades sociales; son los causantes de la realidad actual; no bastan para
entender de las grandes mayorías, el cómo, por qué y con qué, logran su reproducción
social, económica y cultural (Total, diríamos, en nuestros términos).

La permanencia de un plano civilizatorio profundo, razonado y evidenciado, por muchos


estudiosos, que ha luchado permanentemente por zafarse de las amarras de la academia
clásica, no han sido suficientes para el diseño de un nuevo lenguaje, que nos muestre
su reproducción en su naturaleza y fortaleza profunda.

NUESTRA PROPUESTA

Exponer un plano civilizatorio, que ha estado oculto, excluido, discriminado, silenciado


por un modelo de razonamiento que ya rebasa los 500 años, no es una tarea fácil. Sin
embargo, no existen imposibles, cuando se tiene el cuidado de observar el movimiento
natural del planeta y el de sus integrantes o elementos.

Todo ser vivo, o habitante de este mundo, tiene un suelo para el ejercicio de su
existencia. Reconocer, que somos seres interdependientes, en ese suelo, nos permite
pensar desde un ser colectivo, integral, total. Todos dependemos del oxígeno, del agua,
en primera instancia. Ese mismo suelo a través de otros habitantes, nos aporta los
ingredientes para crecer y reproducirnos. Todos nacemos de otro elemento de esa
totalidad. Por lo mismo dependemos, unos de otros. Es a esto que nosotros llamamos
integralidad.

Para nuestra reproducción necesitamos de todo y de todos, es lo otro lo que nos permite
definirnos como existentes, respiramos para vivir, comemos para reproducirnos, nos

50
vestimos para protegernos y convivir, todo lo hacemos ante y por la existencia del otro.
Ante esto, lo que se nos revela, es el nosotros.

Esto genera en nosotros una mentalidad, resultado de nuestra interdependencia. Nuestro


ser es colectivo, comunal, integral, total. Nuestro pensar incorpora, integra el pensar de
todo lo que se percibe, lo que habita a nuestro lado y que nos habita. No solo es la
presencia de los habitantes de nuestra especie, sino de todos los seres que habitan el
planeta.

Todos los seres estamos en movimiento, por lo mismo obtenemos resultados de nuestra
labor, de nuestras relaciones, productos que son cultura, es decir modos de vida y de
razonamiento, con las particularidades de cada contexto. Pero en nuestro ser habita la
integralidad, una totalidad.

Todo esto, que es un razonamiento natural, ha sido ocultado por el poder, la propiedad,
el mercado, que hacen del hombre el todo poderoso, creador del cielo y de la tierra.

La fiesta, como en cualquier hecho vivencial, es lo que se consigue del movimiento


natural de elementos integrados en un proceso. Si, para muchos estos es Cultura, folklor,
costumbre, atavismo, etc. lo real es que es el goce de la existencia colectiva, en la que
vale más el otro que la individualidad, un colectivo integrado de individuos, indivisibles,
que se diluyen como tales en el movimiento colectivo, al sentirse y razonarse
comunalmente.

Nuestra afirmación de la inexistencia del individuo, se evidencia si comprendemos


nuestra interdependencia en el todo. Y así, la inexistencia de la libertad queda
demostrada en la dependencia que todos tenemos de todo y de todos los seres
habitantes del planeta.

No comprender lo anterior, es repetir mecánicamente una suma de razonamientos


emanados del pensamiento individual, y no de la naturaleza integral que aflora y
reproduce la vida. De esto, desprendemos, la seguridad de razonamientos que
fundamentan otras economías, que dejan de ser economías, es decir visión parcelada,

51
para convertirse al comprenderlas, en la explicación integral de sus elementos
vivenciales.

52
EVALUÉMOS TODOS8

La perspectiva de una educación universal y homogénea, ha llegado a su fin. La


educación diseñada por unos cuantos, reproductora de una lógica de vida monolítica
para imponerse a las grandes mayorías, ha caducado.

La educación debe responder a su contexto, debe representar a la diversidad geográfica,


cultural, y social, que habita cada región de este planeta. Oaxaca en particular, lo
contiene una geografía que contrasta el hábitat del resto de la República. Es por ello,
que la educación de Oaxaca debe ser diseñada por sus habitantes, en cada una de sus
siete regiones.

Desde 1995, la primera ley de educación de éste Estado, definió su rumbo. Sin
confrontar, los principios guía de el proyecto nacional, definió a la Comunalidad, como
su forma y razón de ser. Ver su educación desde ésta óptica, implica, no reproducirla
con base en las competencias, sino en sus Compartencias.

La substancia que fundamenta el proyecto educativo, encuentra en lo comunal su raíz


de pensamiento, razón que detiene lo individual, en el que que impera en la lógica del
razonamiento que en la actualidad se impone.

Esta postura no es respuesta al razonamiento liberal, sino un reconocimiento en su


contexto, de elementos básicos de su proceso cognitivo. Comunalidad es un proceso
racional de vida entendida en la realización del respeto, el trabajo y la reciprocidad.
Principios, que conviven con razonamientos diversos, pues emanan de una lógica y
natural, necesidad de suficiencia vivencial.

La Comunalidad emana de contextos geográficos específicos, pero al ser razonamientos


básicos para la suficiencia, pueden realizarse en ámbitos urbanos, ampliando los
márgenes de participación social en procesos educativos. Principalmente en contextos
urbanos nutridos de inmigraciones de raíz comunal, como lo son, las ciudades
oaxaqueñas.

8
Texto elaborado para un seminario organizado por el IEEPO, en 2016

53
La Comunalidad educativa, debe practicarse con la activa participación comunitaria. Esto
no es empobrecer los contenidos de la enseñanza, por lo contrario, enriquecer los
impactos de la educación en cada contexto. Nutrir de saberes comunitarios la práctica
educativa, no es abstraer prácticas comunitarias sino envolver la práctica educativa a la
vida comunalmente determinada.

Insistir en lo nacional para la educación regional, implica abstraer realidades ajenas, que
no impactan en el bienestar de sociedades locales y regionales.

La diversidad nacional se ha de reconocer, en la puesta en práctica de modelos


educativos que contengan realidades cognitivas, motivantes con base en el suelo que se
pisa, las personas que lo pisan, lo que hacen esas personas en es ese suelo, y lo que
encuentran con su hacer, en ese suelo. No se trata de medir realidades imaginables, se
trata de percibir, concreciones vivenciales. No se trata de moldear, a nuestro modo
individual de percibir el mundo, se trata de relacionarnos con él, compartiendo su ritmo,
color, olor e historia comunal.

Comprender la infinitud del universo, nos permitirá entender la finitud y concreción de


nuestros razonamientos. Comunalidad tiene siglos de existencia, por ello, debe
entenderse como un movimiento natural a la suficiencia, al bienestar, a ser congruentes
con nuestra pertenencia al mundo, no lo contrario.

Evaluar la educación impartida, es pensar inerte, muerta, a su consumidora población.


Medir al educador, es desconocer su vinculación al mundo real.

Es la sociedad a quien le preocupa la educación, por ello, el destino de la educación


debe fundarse en su participación. Si esto conduce a comprender una necesaria
desescolarización, que esto lo decida cada sociedad con base en su contexto.

El universo de diversidad lingüística que envuelve a Oaxaca, requiere de esfuerzos


conjuntos en su tratamiento. Los tiempos de la mono-cultura han terminado. El artículo
segundo de la constitución lo señala, no tiremos a la basura, los mejores principios que
ha logrado la república, haciendo letra muerta sus postulados.

54
Competencias y productividad van de la mano en un razonamiento de basamento
mercantil. La geografía de Oaxaca, garantiza la suficiencia, no insistamos en imaginar a
Oaxaca como un valle verde de potencia mono-cultora. Sus principales voceros son sus
habitantes, los mismos que ante el señuelo de la competencia y la productividad,
prefieren emigrar con su consonante des-comunalización, el que a la distancia, a pesar
del contexto, refrendan para no desvincularse de sus suelos y de su Comunalidad.

Fortalezcamos la Comunalidad. Como acuerdo social, establecido en la ley de educación


en ejercicio, enriquecida en la archivada nueva iniciativa. Como orientación pedagógica,
emanada de la realidad regional, como acuerdo político, que refrenda el respeto a la
diversidad. Como perspectiva coherente, emanada de su propio contexto geográfico.
Fortalezcamos lo propio, para garantizarnos la suficiencia.

La milpa, tiene toda la enseñanza, su integralidad definida en la diversidad de sus


componentes, es una muestra clara del papel que juega al garantizarnos alimentación y
festejo, así como, la creatividad en el tratamiento de sus suelos. Imponer a Monsanto, es
dar continuidad al laberinto del consumo, es desaprovechar nuestras propias
capacidades.

Comunalidad implica comunidad de intereses, diversidad de criterios, es la síntesis de la


diversidad. Por ello, su tratamiento pedagógico, emana de manera natural de los
educadores, que han encontrado en su unidad, no solamente la defensa de su patrimonio
profesional, sino la defensa del suelo que pisan, el trabajo que realizan y la fiesta que les
identifica. A todo esto le han llamado PTEO, en acuerdo con sus autoridades, llevemos
a la práctica las decisiones alcanzadas, señalando de esa manera sus facturas
didácticas.

Comunalidad se construye en el diálogo, en el respeto, en el trabajo, y es de esa manera


que se alcanza el beneficio recíproco. Comunalidad es la puerta y el puente que ha de
articular a la región con la nación. Aprendamos a concretarla.

Estas razones, permiten comprender que la formación de los docentes, han de surgir de
las entrañas de su propia experiencia, de su propia geografía. Si esto nos conduce a una

55
revisión epistémica, hagámosla. Si esto no lleva a erigir nuevas Currículas, permítanos
contestar una realidad inocultable. Pero será la sociedad en su conjunto quien evalúe,
su marcha y sus resultados, no mecanismos métricos, que encubren prepotencia y que
terminan generando violencia.

Evaluémonos todos, porque todos somos responsables del futuro.

56
9
DERECHO PROPIO. OBLIGACIÓN O DERECHO

La construcción de nuevos caminos para la convivencia social en el mundo, reclaman de


nuevo lenguaje. El que usamos, ha sido elaborado para mostrar la interpretación de
razonamientos específicos, que legitiman el pensamiento hegemónico y le reproducen.

La experiencia social, nos revela diversidad de modelos de interpretar el mundo, muchos


de ellos, han sido clausurados por el poder, no entran en la recia reproducción de su
visión.

El presente texto, indaga la posibilidad de mostrar un razonamiento natural, que regula


y explica, un modelo político propio, que nace de condiciones, geográficas y culturales
específicas, que inciden en la imagen de nuevas posibilidades de convivencia,
preocupación central que motiva su exposición.

EMPECEMOS

Hablar o reflexionar de derecho propio, puede sonar a un contrasentido. En primer lugar,


porque hablar de derecho, es pensar en una línea recta, en nuestros días, claro, pensar
que caminamos en una sola dirección y que estamos en lo correcto. Por su parte, hablar
de lo propio, nos hace suponer que el derecho es nuestro, es decir, que la línea recta,
es de nuestra propiedad, o de que nos pertenece caminar en línea recta. Pues bien, en
el presente texto, no vamos a hablar ni de la línea recta, ni de la propiedad.

Por derecho, creo que ya todos sabemos lo que significa en términos jurídicos. Pero ni
el derecho ni la jurisprudencia, tienen efecto si antes no se pasa por acuerdos sociales
que emanan de la definición de obligaciones. Tanto la jurisprudencia, como el derecho,
son constructos que pretenden normar la vida social. Emanan del raciocinio hegemónico
y se imponen homogéneamente a la sociedad. Bueno, eso de homogéneo, todos
sabemos que tiene su propia viacrucis.

9
Este texto fue elaborado para un seminario en Mérida Yucatán, organizado por El
Tribunal Electoral en 2016

57
En esta ocasión, nos centraremos en lo otro, si, en las posibles “normas” que se observan
en sociedad no regidas por el derecho constitucional, establecido de manera escrita y
dictaminados por una estructura de poder de una entidad supracomunitaria, como lo es,
un Estado-Nación.

Todos estamos conscientes que al interior de nuestro Estado-Nación convive, una


diversidad de acuerdos sociales, que armonizan sus principios, de manera general a los
principios constitucionales. En México, si bien esa diversidad no es claramente
manifiesta, se puedes observar dos maneras de entender la regulación social, una que
emana del acuerdo cotidiano de una determinada población, y la que, se impone
constitucionalmente, ambos regímenes, ya reconocidos en la carta magna de la nación,
aunque no comprendidos y respetados, en la vida real, reflejan hondas contradicciones,
que es necesario revisar.

CONCEPTOS BÁSICOS

El derecho constitucional, se ejercita a través de la lécto-escritura. Esto denota a principio


de cuentas, que es una tradición que nos llega de la invasión europea. Por su parte, los
acuerdos cotidianos, son fundados en la oralidad y la imagen. A recientes fechas, han
sido considerados, los juicios orales, que no son más que una adecuación de espacios
regidos por la escritura.

Las “normas” o decisiones tomadas desde la oralidad, tienen temporalidad específica,


pueden variar, cambiar o extinguirse, según las condiciones que las propician. Incluso si
éstas, llegaran a suscribirse.

Esta diferenciación, a manera de propuesta, llamémosle del derecho “establecido”, a la


obligación que se “establece”. En la actualidad, se observa en su mayor esplendor y su

forma de realización el derecho “establecido”. Este dictamina, fundado en códigos


escritos, una persona, un juez, un ministerio, un policía, etc. y que la que se “establece”,
fundada en la oralidad, se hace en colectivo, en consejos, en comités, en asambleas,
etc. En cada caso, personas elegidas por una colectividad y para tal fin.

58
Otro elemento más, es la razón que determina cada dictamen, el establecido, es un
constructo realizado por el humano y la segunda por la naturaleza vivencial en
movimiento, en otras palabras, el primero por UN elemento de la naturaleza, y el otro por
su totalidad integral. Este razonamiento contradictorio, obedece a razones epistémicas,
la impuesta por occidente y la natural que brilla si se parte de la vida concreta. Conceptos
como el de libertad, demuestran la profunda diferenciación epistémica a la que nos
referimos.

OBLIGACIÓN O DERECHO

La razón que sustenta al derecho, es saberse que lo humano es el centro de la


naturaleza, él decide lo que debe de ser, define lo correcto, en fin, todo lo decide él. La
otra, la obligación, es la naturaleza quien la define, en la que el humano es tan solo un
elemento, y en ese sentido tiene la obligación de ceñirse a un todo, del que depende.
Visto de otra manera, en lo “establecido” el humano determina el derecho, y en el otro
en el que se “establece”, se reconoce la obligación.

Una asamblea, en principio es la realización de una obligación, no porque alguien o algo


te lo dicten, sino porque la persona, la percibe como la conducta necesaria para su
vivencia, para la satisfacción de sus necesidades en tanto que es su percepción natural.
Es decir, la obligación se percibe, en tanto te explicas dentro de un todo y es un derecho,
que podría ser si en primera instancia con la realización de tu obligación, te logras ese
beneficio.

Otro aspecto a resaltar con respecto a la asamblea es la de la cualidad de sus


integrantes. En este tipo de asamblea, quien acude o está inscrito no es el individuo, el
ciudadano, quien por haber alcanzado la mayoría de edad (18 años), tiene derecho a
participar, no, te inscribes o te inscriben, en tanto responsable o representante de una
familia. Dicho de otra manera, refleja tu asistencia o pertenencia a una integralidad no
individual sino colectiva, la de tu familia.

De la asamblea emanan muchas decisiones, todas son obligaciones. El colectivo, el


conjunto define tus capacidades y con ellas marcha la actividad a realizar. Estás a la

59
vista de su comprensión y valoración de todo. Desde niño, el colectivo te llena de todo y
te forma con base en obligaciones cotidianas. La persona, su actitud, su sensibilidad es
resultado de un todo, es decir, es el todo lo que hace al habitante y no lo contrario. Los
“cargos” de representatividad, son obtenidos en términos de cualidad, no de cantidad, se
logra en el trabajo, no en el discurso, se fundan en el respeto observado y demostrado,
no en la libertad ejecutada. El tipo de trabajo también es parte del todo, el colectivo sabe
las habilidades y capacidades de cada elemento que habita esa realidad natural, no sólo
social.

Tu pertenencia a la comunidad, es ligada a tu pisar el suelo comunitario, quien te vincula


orgánicamente al conjunto, al todo. Lo mismo que tu asistencia a la asamblea, incide
también la labor que desempeñas en ese suelo, es decir el trabajo o la labor que ejercitas
en ese territorio es lo que te da como premio y obligación, el gozar participando de sus
eventos festivos. Es a estas instancias o dimensiones que hemos llamado; Comunalidad.

CONSENSO O MAYORÍA

Tomar una decisión mediante una mayoría de votos o manos alzadas, supone una
cantidad de individuos, que deciden individualmente. A esto se le ha conocido como
democracia, y es el mecanismo que define la decisión en el régimen nacional, es decir,
dentro del derecho “establecido”, el habitante es tan solo un número. Sus consecuencias
es de todos conocido, no nos detendremos en ello.

Por su parte, el consenso es la reflexión colectiva que se nutre de la diversidad de


criterios, de ideas, de valores, de formaciones, en fin de la diversidad integrada. A esto
lo podríamos denominar Comunalicrácia. El consenso obedece a argumentos, a
razonamientos, en el que intervienen todos, los parlantes y los silentes, los de
conocimiento y los escolarizados. Los sobrios y los ebrios, incluso los soébrios.

El sentido de pertenencia no es formal, es una obligación, interdependencia, sentido de


totalidad, que explica el servicio, y no una obligación ajenamente dictada. El servicio, se
siente porque es natural, se concibe como obligación natural, no como una norma ya
establecida, que hay que obedecer. Esto es enriquecido, cuando el habitante está

60
consciente de su participación en la toma de una decisión y con ello, la definición de su
obligación.

ACUERDO O JUSTICIA

Estamos acostumbrados a la palabra justicia, la reclamamos y se diseña la manera de


conseguirla. El derecho “establecido” por escrito, se determina con base en otro texto.
De ahí que lo establecido, suene, a razonamiento estático. A sabiendas que la vida es
movimiento, todo derecho establecido ofrece limitaciones de diversa índole, por ello, el
derecho/obligación que se “establece” está sujeto al movimiento, es decir a comprender
el espacio y el tiempo de lo que ha de acordase. Esto es acuerdo no es justicia. Dicho
de otra manera, la justicia es el derecho “establecido” por los humanos, y el acuerdo es
el derecho que “establece” la naturaleza. Lo primero se compite y lo segundo se
comparte.

Cuando ocurre una transgresión, es decir, cuando algo no está dentro de los acuerdos
naturales en un ámbito asambleario, el restablecimiento de la normatividad, se da con
base en la colectividad. Una colectividad que se define en su integralidad, que responde
a criterios cualitativos, es decir que se Valora en términos de un prestigio obtenido en el
cumplimiento de las obligaciones, por los servicios prestados, por las capacidades
demostradas en los campos de la convivencia comunitaria.

La integralidad del ser, es lo que lo define, en la toma de acuerdos, que son decididos,
para resolver todo tipo de anormalidad. Es decir, al señalado como alterador se le evalúa
integralmente, no sólo por la falta cometida como ocurre en el derecho “establecido”.

LO ESTABLECIDO ESTABLECE

Las contradicciones histórico-concretas, que se dan en la convivencia de estos dos


modelos de vida, son casi infinitos. Existen regiones específicas que dibujan esta
situación. Oaxaca es una de ellas. Inciden variados elementos en ello. La geografía es
una de ellas. La abrupta geografía, fortalece la reproducción del espacio comunitario.

61
Esto promueve la existencia de miles de comunidades pequeñas, que el derecho
“establecido”, regulariza mediante 570 municipios, casi a cuarta parte de municipios del
país. La presencia de la Comunalicrácia en éstas más de diez mil comunidades, obligó
al Estado, a reconocer su régimen asambleario en 417 de estos Municipios. Las
contradicciones son evidentes, hay municipios comunócratas que pugnan por ser de
régimen partidista, y otro partidistas que buscan ser comunócratas. En ellos son su
conformación, o sus asambleas, quienes tienen la última palabra.

El pensamiento hegemónico, fundado en el poder, la propiedad y el mercado, orienta


hacia lo partidista, es decir, a respetar el derecho establecido, sin embargo, las
contradicciones mismas de este modo de vida, hace que las sociedades locales busquen
el derecho/obligación que se establece, por consenso, no por mayoría.

PARTIDOS O ASAMBLEAS

El ejercicio del poder, es posible que sea inherente a toda sociedad, que requiere de una
organización, que reconozca jerarquías, atributos de grupo, capacidades individuales,
sin embargo esto no se puede afirmar en la medida que no existen referencias
comprobables de las sociedades en este continente, después del brutal exterminio de
elementos comprobatorios de su vida. En estos términos, la incidencia del pensamiento
occidental es innegable. Con ello el parlamentarismo, de occidente se incorpora a
nuestra sociedad con la “independencia” del poder colonial. Desde este momento, el
partido político emerge como una mecánica necesaria.

Sin embargo, este modelo de participación no enraíza en todas las regiones, lo contrario,
particularmente en Oaxaca, en muchos lados, anidan formas de organización, muy
distintas, que responden a su tamaño, y estas, a su geografía.

No es casual, que Oaxaca sobresalga por, en un 70%, poseer sus territorios bajo el
régimen comunal. Esta es la explicación concreta, de por qué Oaxaca, haya reconocido
el régimen de Sistemas normativos internos.

CONCLUSIONES

62
1.- Es urgente un nuevo lenguaje que permita explicar, la substancia de comportamientos
políticos diferentes al occidental. Un homocentrismo, que ha tejido explicaciones de
conceptos con conceptos, es decir de abstracciones de abstracciones, que ocultan,
encubren, excluyen la existencia de visiones naturales y concretas, expresadas en
hechos y recreados a través de los hechos.

2.- Se hace indispensable, una revisión epistémica, que albergue, formas organizativas,
políticas, económicas, culturales, comunicacionales, tecnológicas que emanan de
razonamientos asentados en el movimiento del mundo real.

3.- La fundamentación, numérica y estática del “derecho establecido”, debe incorporar la


realidad cualitativa y en movimiento, que ofrece la existencia integral de la convivencia
planetaria, que se fundamenta de manera cotidiana, en “la obligación que se establece”.

63
MÚSICA COMUNAL10

Reconocer que vivimos una realidad colonial, es un primer requerimiento para dar suelo
concreto a nuestra labor de trabajadores cantores de la vida.

Reconocernos como seres habitados de contexto, espacio y un tiempo concreto,


explicará el contenido de nuestros resultados. El habitar este contexto, de manera
bilingüe, nos obliga a señalar el conflicto de interpretación lingüística que gira alrededor
de nuestro trabajo.

El propósito de la próximas líneas, es reflexionar el duelo civilizatorio que envuelve a


nuestro trabajo como cantautores de una realidad contenida de dos formas de ver el
mundo, la que nos impone el imperio colonial, fundado en el poder, la propiedad y el
mercado, y el propio, que resiste balbuceando principios rectores que apenas están en
Re-construcción.

Razonar desde nuestras lenguas propias en esta era de globalización comunicacional,


es quizás, el reto más difícil que tenemos que enfrentar.

Los que nos dedicamos a cantar, a escribir, a decir lo que apreciamos de nuestro
entorno, tenemos la enorme tarea de no razonar en la lengua hegemónica.

Si bien hemos tenido el privilegio de nacer y formarnos, en sociedades que incluso


clandestinamente han logrado preservar su idioma, nuestra inserción en una sociedad
mayor nos conduce de manera lógica a pensar en el idioma dominante.

Comprender y aceptarlo, no es cosa fácil, dado que la Colonialidad nos invade de tal
manera, que reconocer que pensamos para existir, es una faena casi imposible.

10
Soy cantautor que nació en una región bilingüe. Estas líneas se escribieron pensando en las
implicaciones de esa labor.

64
Existir para pensar, es el horizonte esperanzador de nuestra labor. No solo como
trabajadores que tienen la necesidad de reproducirse de manera concreta, sino como
pensadores de la realidad que habitamos.

Nuestros idiomas propios, conducen nuestra mirada a nombrar un mundo directo, natural
y concreto, pero la familia, la escuela, el gobierno y la economía, nos conduce a un
razonamiento fundamentado en la abstracción.

Ser cantautor, y pensar desde lo abstracto, garantiza la reproducción de una cultura


ajena. El uso de los conceptos hegemónicos ocultan nuestra directa percepción, la de
una naturaleza que al no tener la palabra esclarecedora, por ser ajena a lo que se siente
y mira, nos obliga a razonar desde el concepto o la palabra, hegemónica o dominante.

Los cantautores, escritores, maestros en general, que representamos y recreamos


realidades originarias, navegamos entre el expresar nuestro verdadero ser, percibir y
sentir, o expresar el que nos impone el proceso colonial que habitamos. Estamos
obligados a enunciar nuestros sentimientos en lenguaje ajeno, con ello ocultamos o en-
cubrimos, nuestro verdadero sentir o nuestra directa percepción de la vida .

Aunque, es cierto también, que en nuestra labor, sentimos la seguridad (desfachatez,


dirían algunos) de nombrar lo que vemos, sin dar tanta importancia al significado de las
palabras, (las supuestas groserías, por ejemplo) cuidado, que reprime más a los
académicos, por sentirse normados por lo códigos de la real academia, obviamente de
una lengua que tampoco es suya.

El ritmo, el tipo de armonización, incluso el instrumento a utilizar es otra cosa. Estamos


seguros, que el espacio y el tiempo que se vive, un mundo globalizado por el mercado y
el poder, determina nuestros resultados musicales o culturales. No es extraño, que el
RAP, EL ROCK, EL REEGUE, sean modelos, que al lado del corrido, el vals o la
guaracha, acompañen y fundamenten nuestras alegrías o tristezas. Lo preocupante es
lo que decimos, máxime, si lo hacemos en nuestras lenguas maternas o propias.

Ha quedado superado, por atávico, el empeño de reproducir una costumbre, por


conservarla, por no contaminarla. Los pueblos originarios estamos vivos y de pie.

65
Vivimos nuestro momento histórico, no vivimos el pasado, lo valoramos pero construimos
nuestro momento y en el espacio que nos ha tocado.

Por todo esto, lo que decimos para nuestros pueblos y la sociedad colonial y colonizada,
con la que se convive, es por ahora nuestra urgente preocupación.

Mirar al humano como centro del universo, es situarlo como un individuo interpretador de
un mundo separado del mundo. Es importante verlo como un resultado integral del
mundo. Que es afectado, no sólo por el clima, el suelo y sus habitantes, sino por el
momento que viven los otros de su género. Es decir, no es lo mismo ver al mundo desde
fuera, que interpretarnos parte integrante de él. El mundo no es nuestro, nosotros somos
de él.

Cuando enfocamos la mirada a la mujer, no la vemos como parte integral del mundo,
sino como diosa, sujeto y objeto de poder, de un poder que navega en nuestro
razonamiento y en su concepto. En nuestras lenguas originarias, existe una percepción
integral de la mujer, cuestión que razonada en español y traducida a nuestra lengua
propia, desaparece.

Reproducir nuestra colonialidad es seguir el sendero o laberinto sin salida, es no


dignificar nuestra modo profundo de vivir y de pensar. Es condenar a cárcel y a la muerte,
a nuestros pueblos, que encuentran en nuestra música y canto, un remanso de alegría.
Reproduzcamos este remanso, dotándole de mucha esperanza para forjar, un mundo, a
nuestra manera natural y directa, de percibirla.

Para terminar; nombrar el suelo concreto que perciben nuestros sentidos, la gente que
enfrenta y goza ese suelo, adentrarnos en lo que hacemos todos en ese suelo, nos
permitirá definir el mundo que lograremos. Decirlo y cantarlo en palabras construidas y
reconstruidas desde nuestro vital razonamiento, abrirá un nuevo camino construido por
todos, en y con la compañía y presencia de nuestra canción.

ARTE COMUNAL

66
El modelo de vida actual, ha agotado todas sus posibilidades de reproducción. Se han
cerrado, todas las puertas que puedan alumbrar nuevos caminos para una más normal
convivencia entre los seres vivos que habitamos el planeta.

Un homo-centrismo que raya en una homolatría galopante, fundado en el poder, la


propiedad y el mercado, ha minado toda esperanza que los humanos se pudieron
inventar.

La institucionalización de la vida y el hegemónico diseño de una educación servicial, ha


cancelado toda posibilidad de creatividad en todos los ámbitos integradores de la
actividad social.

La fractura tajante entre conocimiento y educación, que separa la escuela de la sociedad,


exige redimensionar la existencia frente al pensamiento, urge voltear la tortilla, antes de
que la parte humana del planeta sucumba víctima de su propio enclaustramiento.

Pensar la vida desde el mundo, desde su integralidad, no significa descubrir algo nuevo,
sino reconocer aquellos razonamientos que han sido excluidos, encubiertos, pero que
han resistido al genocidio cultural imperial.

Pensar la vida desde lo comunal, frente al avasallamiento de la práctica individual,


significa reconocer su existencia clandestina, que ha sobrevivido de esta gran guerra
criminal, centrada en la individualidad.

Comunalidad es realmente detener la individualidad, esto no es utopía, mucho menos


una teoría, es una práctica de vida que se valora y reproduce en muchas regiones del
planeta, desde su respeto, trabajo y reciprocidad.

El arte en su proceder, es una gran obra científica, y por igual, el que hacer de la ciencia
es una gigantesca obra artística, interpretadas así desde la integralidad. Pensar ambas,
desde lo comunal, nos podría conducir, a detener la separación, la fragmentación, a que
nos ha llevado la vivencia individual.

67
Justicia educativa, no es más que reconocer la capacidad comunal y colectiva de
enfrentar todo tipo de obstáculo, y así obtener, un modelo de convivencia, que respete
la participación de todos, en el diseño de este andar.

68
69
Y LA SALUD LLEGÓ……….11

Suena grosero afirmar que en 1492, fuimos invadidos por la ignorancia, pero ésta es una
verdad que se demuestra, palmo a palmo, día tras día. Hace más de quinientos años, la
idea de que el planeta era propiedad del Homo Sapiens, apareció en el océano,
invadiendo todo los poros, no sólo de este continente, sino de todo aquel espacio no
conocido hasta ese momento.

Desde aquel momento, los ojos y el razonamiento del poder, la propiedad y el mercado,
dieron precio a todo ser vivo cuya utilidad beneficiara, una cosmovisión que diseñaba al
humano para sí mismo. Y es en ese proceso, que resulta, a lo largo de los siglos, que
todo tiene un valor mercante, fundado en una lógica de razonamiento que consolida, el
ejercicio de un poder que se apropia de todo.

Hoy por hoy, quitarnos esas vendas, vestiduras, ese razonamiento, está costando doble
tarea, la de reconocer y trascender, las consecuencias de la invasión, y por el otro, el
reconocimiento de esa otra visión, que clandestinamente se guarda, de lo propio, y como
tal, el lograr el encuentro de nuestras propias fuentes de razonamiento.

El estudio del campo de la salud, nos da una posibilidad concreta para lograrlo. A esto
puede denominarse descolonización, o bien, liberación del conocimiento, cuestión que
nosotros simplemente nombramos; Comunalización de la vida.

Dicho de otra manera, podríamos afirmar, que es detener y desaparecer el epistemicidio,


con nuestra existente, palpable y profunda, fuente de razonamiento, que reside en el
movimiento integral de la vida de planeta, del que los hombres y mujeres, somos tan
sólo, un elemento más.

11
Este texto, es la introducción de un libro que Coordina Patricia Medina Melgarejo y publicado
por la Universidad de Chapingo en 2016.

70
Vernos como un elemento de este gran planeta, nos permite reconocer el movimiento de
todos los seres que lo integran, de la enorme interdependencia que existe en su natural
ritmo y movimiento.

La integralidad del planeta explica la reproducción de los seres que le habitan y


dependen de él. Encontrar en la naturaleza misma, la respuesta a las necesidades de
nuestra conservación y reproducción, nos resulta más que una obviedad.

Sin embargo, para Occidente, esa obviedad, no existe. Es el humano, quien con su
poder, ha de saber lo que es lo útil, por lo mismo apropiarse de ello, y mercadearlo a su
antojo. La salud, por ahora, es un estado del ser, catalogado y medido por el poder. De
ahí que el manejo de la naturaleza sanadora, resulte un objeto más, que debe ser de su
propiedad para mercadearlo según sus criterios.

Se ha tirado a la basura, la experiencia ancestral de la integralidad de este mundo. El


conocimiento, la experiencia de milenios, ha pretendido ser enterrada con el sólo afán
de adueñarse de la vida de todo. Pese a ello, el poder y su mercado, no ha llegado a
todos los rincones, ni ha destruido todos los principios naturales, aunque así pareciera.
La vida natural se ha encargado de reproducirse en la relación directa entre los seres
que le integran.

No es extraño, que esta sabiduría natural sea localizada en los lugares más apartados,
regiones en las que han sobrevivido poblaciones originarias que encuentran en su
entorno, en su naturaleza, la respuesta a todas sus preguntas. Poblaciones, poco
contaminadas por la llamada modernidad, que significa en nuestras palabras, la
materialización de una pretendida universalización del poder y del mercado, diseñada y
buscada por el Imperio del homo.

Estas regiones, naturalizadas por excelencia, son y seguirán siendo la fuente de


conocimiento y conservación de lo propio, con ello, del conocimiento lógico para el
ejercicio de la salud de los seres terrenales. No es de gratis, observar cómo éstas
regiones son acosadas, en un proceso caracterizado por la sustracción e invasión de

71
territorios, de conocimientos, que al ser propiedad del razonamiento invasor, se
convierten en mercancía que se ofrece a los mismos portadores de éste conocimiento.

Situar al conocimiento de estas regiones naturales, equivale a desmitificar o desvestir el


razonamiento hegemónico. Tarea ardua, pero no imposible. Este trabajo; Abriendo
SURcos en la ciudad, se orienta en ese sentido. Su orientación a lo urbano, es más que
necesaria, urgente diríamos. Es la ciudad, la que concentra la modernización en todos
los ámbitos, es por ello, la ciudad un punto nodal a investigar y tratar.

El que esta orientación se origine en espacios Universitarios, es para todos un baño de


agua fresca, sabidos que han sido precisamente las Universidades el espacio primordial
para el ejercicio del razonamiento imperial, y el que sea en éstas en donde emerja un
visión reconocedora de lo propio, no deja de calmar y de cambiar, los ánimos de este
depredador ambiente de la naturaleza actual.

El reconocimiento de la riqueza hasta ahora, ocultada, encubierta, discriminada, de la


naturaleza sanadora, es también un resultado de la movilización social. En la búsqueda
por resolver sus necesidades más elementales, han sido las comunidades y las
organizaciones sociales, quienes en su relación directa con la riqueza natural que les
envuelve y determina, proponen puertas abiertas al reconocimiento de lo propio.

Sin embargo, es necesario reconocer que para que estas puertas, estén abiertas a las
futuras generaciones, es importante reconocer y subrayar los principios que guían a los
participantes de cada organización, actitudes que les permite empaparse de aquello,
oculto, que prevalece en el razonamiento propio. Estos principios, son; el respeto, el
trabajo y la reciprocidad, que son verdaderos ejercicios de un razonamiento propio.

El respeto, es reconocerse en lo otro y en los otros. Es hablar con la vegetación, como


un reconocimiento vivencial que permite saber el espacio y el momento que algo debe
ser consumido o celebrado para obtener lo que se busca. Viven las plantas, viven los
humanos, ambos cumplen una función en la vida. Tienen que hablar, compartir sus
atributos, y es para esto que por delante, estará el respeto mutuo.

72
El respeto concebido desde el razonamiento hegemónico, resulta ser un concepto
fortalecedor de la obediencia, del reconocimiento a las jerarquías, de la propiedad ajena,
o lo que es lo mismo de la propiedad privada. Nosotros, no nos referimos a este respeto,
hablamos de entender a la persona, como el resultado del todo, de todo lo demás, de lo
que del exterior lo conforma. Respetar en términos de salud, implica, entenderse como
parte de esa naturaleza, y encontrar en ella, las relaciones que te permitan estar sano.

Y es movimiento o trabajo lo que te vincula a la salud. Trabajo en el reconocer, trabajo


en el cuidar, trabajo en el observar, trabajo en el aplicar la sabiduría y los atributos de
cada cual, de cada quien. Este trabajo es movimiento, es conocimiento que se construye,
que se diseña, que se comparte.

El beneficio, obviamente es recíproco. Es un intercambio de capacidades, es un trueque


de necesidades y satisfacciones, es una relación que se establece y que manifiesta
reciprocidad. Es un resultado horizontal, no es dádiva divina, fuera de lo natural, es un
ritual, una medida, una acción que se realiza, que es fruto de sensibilidad de tiempo y de
acción.

No podemos negar que la contaminación envolvente, amenaza el respeto, el trabajo


natural concebido como movimiento y su resultado; la reciprocidad. Sin embargo, la
relación directa de los seres que están en su contexto, impide que ésta se pulverice
mercantilmente. Una muestra de esto, es que la medicina natural, tradicional, propia,
permanece como solución inmediata de todo tipo de padecimiento.

La comprensión de la integralidad de la vida, permite, encontrar los elementos idóneos


para cada padecimiento. Toda respuesta esta dentro del mundo, y con base en el
respeto, se valora la participación y contribución de cada elemento. En este sentido, el
trabajo radica en el reconocimiento profundo de todos los elementos que envuelven y
hacen la vida de los seres en cada contexto.

Estos principios, llevados al plano educacional, exige de nuevos procedimientos tanto en


la investigación como en la aplicación del conocimiento. Este libro, es un aporte central

73
a la mirada que requiere ver el mundo desde el mundo, y dejar de verlo desde desde el
humano.

Invitamos a navegar la búsqueda de un nuevo razonar, que ha estado depositado en el


movimiento planetario, que el ejercicio del poder humano ha tratado de desaparecer, sin
lograrlo, para nuestra fortuna y futuro.

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75
FORTALECIENDO LA PALABRA12

NUESTRA EXPERIENCIA

Un primer problema que encontramos, si queremos fortalecer la palabra, es escribirla.


Es indudable, que la oralidad y la imagen se contraponen a la lécto-escritura. Sin
embargo, el tiempo que nos ha tocado vivir, irremediablemente nos somete a una
necesaria articulación de estos campos de la comunicación. El presente texto, se ubica
en el centro de este remolino, de decires y haceres, frente a los escritos y sus lectores.

Deseamos relatarles, los detalles de un proceso de comunicación electrónica, que en un


proceso de resistencia civil, ha florecido en todo el mundo. Resistencia a la imposición
de un modelo de razonamiento que hegemoniza todas, nuestras necesarias
articulaciones sociales.

En este proceso, vive permanentemente la realidad oral que por uso, le ha tocado,
nosotros lo escribiremos, cargando con ello los errores normales en esta codificación de
significados escritos, que apenas si se acerca al movimiento de la oralidad que se
esparce por los aires.

Nuestra historia comienza, precisamente con otra fuerte contradicción. La que se da en


las mentes universitarias, que en las aulas consumen un sin fin de discursos, y que al
salir, ponen en práctica, en realidades que se mueven centralmente por los hechos, no
por los discursos. Como ya se sabe, el poder, asentado o administrado por los Estados
Nacionales, tanto desde la educación como desde sus normas, lo que busca es fortalecer
los mecanismos de control social, y los medios masivos de comunicación, hacen alarde
de este razonamiento, orientando su quehacer a fortalecer los mecanismos de propiedad
y de mercado. Esta suma de verdades, las porta un universitario normal. Esto mismo, no
es preocupación básica de sociedades alejadas, rurales, originarias, etc. Que son
portadoras de modelos de vida distintos. Por lo mismo, llegar a considerar necesario

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Este texto ha sido publicado en el libro “Pensando las autonomías” editado por BAJO TIERRA,
en 2021.

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extender la “conciencia” que porta un escolarizado, en éstas otras distintas sociedades,
es cuestionable.

Esto, que aparentemente, es cumplir fielmente la expectativa de que la Universidad te


dota de conocimiento que han de gozar en el futuro, las sociedades “subdesarrolladas”,
o sea, aquellas que no tienen el privilegio de “saber más”, se convierte en la reproducción
certera de la jerarquización del conocimiento, y la puesta en práctica del ejercicio del
poder del conocimiento. Sin embargo, de esto no se percatan, ni el universitario o
escolarizado, ni las comunidades supuestamente beneficiadas.

El establecimiento de una Radio Comunitaria, sigue variados caminos, que se sustentan


en lo arriba planteado. Muchas nacen de reclamos específicos; por la tierra, por los
recursos naturales, por la inquietud de difundir lo propio, por resolver problemas de salud,
de educación, económicos, etc. Como no todos los “ilustrados”, piensan igual, su
incidencia da singularidad a cada radio comunitaria que se funda. Y no todas la radios,
son resultado de mentes formadas en el exterior, muchas se crean por imitación,
lideradas por maestros, comerciantes, partidos políticos, grupos de poder, etc.

Nuestra experiencia nació del deseo de exponer lo propio, del conocimiento en la


agricultura, la medicina, la música, en fin de todo lo que se considera, razonamiento
propio. Efectivamente mentes formadas en el exterior, incluso ajenas a ella, montamos
la idea, y nos dimos a la tarea de elaborar el proyecto de radiodifusora regional. La faena
no resultó fácil. El impedimento central era su costo. Si bien las comunidades a
beneficiar, hubieran podido contribuir a su adquisición, la radio en sí, no era su prioridad.
Enfrentaban otras necesidades, que si bien los iniciadores no contemplábamos como
trascendentes, ellos, sí. De ahí, que los recursos debían de conseguirse fuera, con la
consonante dependencia a normas y criterios ajenos que considerábamos salvables,
pero que en los hechos, marcaron la caracterización del medio.

Amigos ubicados en la estructura gubernamental, facilitaron la realización del proyecto.


La pretensión era coherente con postulados gubernamentales que veían en las radios,
una excelente manera de integrar a la población “indígena” al “desarrollo”. El Instituto

77
Nacional Indigenista, (hoy INPI), encontró en la demanda redactada por una buena
cantidad de comunidades, la perspectiva ideal para fortalecer sus políticas. Fue así, que
una demanda presentada en 1980 ratificada en 1985, fue atendida en 1989. Las
tribulaciones de este proceso, que quedó en manos del Estado, son contenido de otra
historia, lo que subrayaremos por ahora, es que el empeño de utilizar medios
electrónicos, para fortalecer lo propio, había comenzado.

Debemos señalar que los mensajes de una Asamblea Mundial de Radio Comunitarias,
en estos tiempos, empezaba a llegar a nuestros oídos. Sí, nuestra preocupación de crear
una radio que fuera manejada por las comunidades, no era nada más nuestra, sino que
era un proceso de efervescencia mundial. No era para menos, el Imperio, en su afán de
universalizar sus principios acalla la voces de los pueblos sometidos, por lo mismo, las
respuestas de resistencia a tal fin florecen en todas partes. Nuestras pretensiones, sin
imaginarlas movidas por aquellos empeños mundiales, se iban deshilvanando a su
tiempo y en su espacio.

Una vez definida, la primera etapa de nuestro trabajo, (la primera emisora, sale al aire
en 1990) bajo operación gubernamental, y confiados de la presencia como responsables,
de compañeros nuestros, de la región, decidimos enriquecer, otros de nuestros
proyectos; la creación musical, tanto en su producción como en su exposición y difusión.
Resultaba lógico, ya se contaba con una radio, tenía que ser nuestra música la que se
reprodujera. En efecto, las bandas de viento, tan distintivas de la región encontraron
inmediatamente en la radio el instrumento estimulador por excelencia. Con esta primera
radio, aprendimos los vericuetos de la producción radiofónica, nos dimos a la tarea de
investigar con más cuidado, los elementos sobresalientes que eran susceptibles de
exponer por la radio. Y sobre todo, a escribir sobre nosotros mismos. Labor que a la
fecha llena nuestros tiempos de vida.

Engolosinados por nuestros logros, decidimos caminar los espacios de la imagen; la


televisión. Apoyados en los empeños de otros compañeros que no encontraron la forma
de reproducir la televisión comercial, le compramos su trasmisor y es así que cuatro años
más tarde, de haber salido al aire con XEGLO “la voz de la Sierra”, en AM, con 5000

78
watts de potencia, en 1994 hicimos nacer Canal 12, NUESTRA VISIÓN, con apenas 50
watts de potencia. Este nuevo medio, incidió en acuerdos antes no vistos, como el
compartir territorio concreto con una comunidad vecina, lugar donde instalamos nuestro
espacio trasmisor y la antena. La televisión requirió de audacia, no eran muchos los
recursos económicos con los que contábamos, pero parte del ajuar de instrumentos de
XEGLO se utilizaron en el canal, en el que participaban los mismos compañeros
locutores de la radio.

La formación de nuestros compañeros también se derivó de la Primera radio. Parte del


instrumental radiofónico incorporado a la emisora, un equipo de registro y de edición de
vídeo, permitió que a la altura de 1992, ya se contaran con materiales en video que fueron
reproducidos por nuestra Televisión. Los recursos económicos que utilizamos,
obviamente fueron externos, es decir, de instituciones financiadoras internacionales, que
no interfirieron en los contenidos que se decidían, por lo contrario, ampliaron la difusión
de nuestros resultados.

Reconocemos que para ampliar la barra programática de televisión, “robamos”


contenidos comerciales. Se instaló una antena de Sky, del cual seleccionamos
materiales que eran interesantes para las ocho comunidades a quienes llegaba nuestra
señal. Tuvimos invitados, para mesas redondas televisadas, noticieros, en fin, se hizo lo
que se pudo. Pero, quizás falta de claridad en líneas políticas, nos llevaron a gestionar
la instalación de una repetidora de señal gubernamental. Nuestro propósito era, hacer
que aquellos materiales nuestros se vieran en todo el Estado de Oaxaca. Y el otro, de
que aquella señal gubernamental, que considerábamos sana, en la medida que
reproducía principios de vida propia, circulara en toda la región. Esto nos llevó a la trampa
que benefició a una televisora comercial, quien con un afán de respaldo gubernamental,
prestó su antena para que la mencionada repetidora lanzara su señal, con la condición
de que su señal comercial 13, (la frecuencia 13, era propiedad de otra televisora
comercial) saliera en la frecuencia 12, frecuencia en la que nosotros trasmitíamos. El
resultado lo pueden imaginar.

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Sin embargo, “no hay mal que por bien no venga” se dice. Fue aquello lo que posibilitó
el abrir trasmisiones en FM, a las mismas ocho comunidades, lo que en 2000 creció a 40
comunidades, al obtener un apoyo, también Gubernamental, para la compra de un
trasmisor de 300 watts.

Estéreo Comunal, nace formalmente en marzo de 2000, hace sus pruebas en 1998,99.
La creación de esta radio comunitaria, responde por un lado al avasallamiento de la
televisión Estatal y Comercial, pero por el otro, al empeño de tener una difusora propia,
sin intervención gubernamental, sin lazos de dependencia política y económica, que
obstaculizaran nuestra actividad creativa. Podríamos afirmar, que mantuvimos nuestra
necedad de enriquecer lo propio, ante las imposiciones que nos llegaba del mundo
exterior, básicamente de mercado, que excluía nuestras capacidades endógenas, para
diseñar un camino propio. Es cierto, reconocemos haber cometido el error de no calcular
la voracidad externa, al gestionar una señal, que aparte de estar dirigida por amigos,
considerábamos idónea para consolidar nuestros propósitos.

Estéreo Comunal causó buena impresión. La programación se diseñó para jóvenes, y


para los de tercera edad. Empezaron a circular cantidad de jóvenes de dentro y de fuera,
se ha tenido un buen nivel de creatividad, de inclusión, tanto de participación como de
producciones originadas en otras latitudes. La estación XHGZ, en el 94.1 del cuadrante,
recientemente cumplió los quince años de edad. Ha fomentado la formación tanto de
egresados de universidades, como de personajes del interior que al paso de los años,
han ido abriendo sus propios espacios en sus comunidades. Se acompaña, todo
movimiento social que le reclama. El movimiento social de Oaxaca en 2006, en contra
del Gobernador en turno, encontró en la emisora una buena caja de resonancia.

En la actualidad trasmite 13 horas al día, de 6 de la mañana a 7 de la noche. Su principal


problema, es la intensa movilidad de sus colaboradores y lo económico. Se había estado
financiando con la difusión de comercio interno, cuotas pequeñas, que permitían, casi ya
no, abasto de energía eléctrica y de telefonía e internet, a la luz de la apertura de otras
radios en otras comunidades vecinas.

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El contenido de su programación, abraza cápsulas de género, de comunalización, de
leyendas, de reflexión agroecológica, y de política actual. Se abastece de noticias
generadas por Radio Educación, de cobertura nacional, y de editoras noticiosas de
internet. Pese a ello, son muchas las dificultades que enfrenta en su personal. Quienes
laboran en ella, prácticamente haciendo Tequio, (trabajo comunitario gratuito), lo cual
hace endeble y efímera su permanencia, y formación. Su articulación al mercado mayor,
es inexistente, y no fomenta la comercialización de su programación, situación resultado
de una serena reflexión interna.

Un importante logro es indudablemente el contagio de la experiencia. Nuestros


propósitos los mantenían grupos activos en distintas comunidades, el caso es que en
meses de sabernos al aire, se fueron acercando grupos de varios rincones con el afán
de multiplicar el esfuerzo. A la fecha, existe tal cantidad de radios en todo el Estado, que
de muchas maneras, nacen para defender lo propio. No dudamos que el número de
radios rebase la centena.

EL CONTEXTO Y SUS DETERMINANTES

La historia puede relatarse fácilmente como ustedes lo podrán comprender, pero resulta
a todas luces, necesaria una explicación del contexto que permite el florecimiento de
estas posibilidades de comunicación. El Estado de Oaxaca México, se caracteriza,
centralmente por su singularidad geográfica. Se reúnen en su territorio, las dos grandes
cordilleras que atraviesan la nación; la sierra madre oriental y la sierra madre occidental.
Su suelo es escabroso habitado por montañas y lomeríos intensos. Sus planos son
reducidos. Su población se integra de más de 10 000 comunidades. 570 de ellas asumen
la categoría de Municipio, que constitucionalmente son el tercer nivel de gobierno,
después de la Federación, y de los Estados que conforman el México actual. Se
considera que aproximadamente 8 000 de sus comunidades están organizadas, bajo
patrones de decisión interna. El Estado mediante su constitución local, reconoce dos
regímenes políticos. El de partidos políticos y el de Sistemas Normativos internos. 417
municipios son de normatividad interna y 153 son de partidos políticos. Se usan 16
idiomas distintos, con más de cien variantes dialectales.

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Es esta complejidad geográfica lingüística y política, la que explica, el hecho de que el
70% del territorio sea de Propiedad comunal. Si a esto añadimos que un quince% más
sean de propiedad ejidal y de reservas gubernamentales, se puede afirmar que el 85%del
territorio sea considerado territorio social, la propiedad privada ostenta sólo un 15% del
suelo. Con esto podemos afirmar que la Geografía de Oaxaca, es la que fundamenta,
que ésta región de la república Mexicana, sea eminentemente comunitaria. Es decir, que
su contexto, contenga los elementos necesarios, que exige y realiza, un modelo de vida
comunitario, por excelencia.

Podríamos afirmar, que el 70% de sus comunidades, trabajan la tierra para el


autoconsumo, su cultivo central es el complejo milpero. El Estado tanto local como
federal, enarbolando el “desarrollo”, atiende básicamente las áreas monocultoras,
ubicadas en la Costa, el istmo y Tuxtepec. La esencia de su proyecto económico
Neoliberal, la orienta a concesionar los recursos mineros, eólicos en el istmo y
fortaleciendo monocultivos en Tuxtepec, y un poco en la Costa, áreas coincidentemente
de propiedad privada. El turismo, es una actividad prioritaria, dado lo extenso de sus
litorales del Océano Pacífico con que cuenta, una actividad, que las propias comunidades
de montaña y de excelentes recursos acuíferos han encausado, para la defensa y
aprovechamiento de sus territorios.

Los programas federales, insisten neciamente en la individualización, que en un territorio


eminentemente comunitario representa desperdicio de recursos. La penetración de
capital exacerba la reproducción comunitaria, la gente no ve otra alternativa que seguir
resistiendo desde lo comunitario. El que se individualiza, prefiere emigrar, sin embargo,
su formación lo convoca a no perder oportunidad, (donde se encuentre) de mantener
cierto vinculación a la resistencia comunal.

Con lo anterior, deseamos clarificar, que el modelo de vida comunal, prevalece ante las
agresiones del poder, la propiedad y el mercado. Y es esto, lo que posibilita el crecimiento
de voluntades comunes que concretan la resistencia ante la penetración de capital. Son
y han sido múltiples los mecanismos comunitarios de resistencia. Mecanismos, que en
otros trabajos, hemos expuesto como Comunalidad: Normatividad decidida en asamblea,

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trabajo colectivo para enfrentar necesidades comunes, y una permanente fiesta que
fortalece de muchas formas, el tejido social comunitario. Sobre todo una visión propia de
lo que significa el suelo que se pisa, y que ha de conservarse, frente a todo poder o
norma que se busque imponer, desde la federación.

Es en este contexto, que brotan las Radios Comunitarias. Sus mensajes, no pueden estar
alejadas de este proceso natural de resistencia. El apelativo de comunitario, que llevan
estos medios, no es inyección del exterior, pero eso sí, tiene la obligación de representar
la forma de pensar y actuar del movimiento cotidiano interno, y esto no es fácil. La radio
es un medio que tiene que estar enviando mensajes en ámbitos, que reproducen vida
cotidiana, no a través del discurso, sino del trabajo.

Para empezar, el concepto “resistencia”, no es concebido de manera consciente. Es


decir, la gente en comunidad responde ante lo que agrede su forma de ver, no pensando
que son fuerzas civilizatorias que le quieren arrancar lo suyo, actúa naturalmente y se
organiza mediante los medios que tiene a su alcance, sin que esto sea una acción
conscientemente elaborada para enfrentar un proyecto ajeno. Ora, esto no quiere decir,
que no existan personas o individuos, que tengan mayor claridad y que ofrezcan su
participación activa y consciente de usar el medio radiofónico para informar y formar a
los comuneros de su comunidad.

Es aquí en donde el papel de la radio entra en cuestión. En principio debemos tener en


claro que la comunidad no la habita una población homogéneamente formada. Una
comunidad la integran lo mismo campesinos, que profesionales en labores asentadas en
el discurso; Abogados, Maestros, Burócratas, pero también la habitan Obreros, Peones,
Comerciantes, etc. Esta diversidad, se equilibra en la asamblea, en la cual todos tienen
posibilidad de opinar y votar.

Lo político, se finca en el trabajo, que encuentra en el tequio el espacio de exposición.


La persona vale por su trabajo, por el cumplimiento a las obligaciones acordadas en la
asamblea, y a su comportamiento público y familiar. En este sentido, la labor radiofónica,
es susceptible del interés de unos cuantos, en tanto que se sustenta en discursos, y

83
menos, si lo realizable no implica remuneración económica. Los radialistas comunitarios,
verdaderamente hacen tequio, reconocido por algunas asambleas, pero no en todas.

Se reconoce a los que trabajan en la radio, en aquellos casos en que establecer la radio,
ha sido decisión de asamblea. Cuando es iniciativa grupal, en la mayoría de los casos,
es el grupo quien tiene que buscar las fórmulas para su sobrevivencia, aunque, si
grupalmente solicita apoyo de la asamblea, y si su labor es considerada de satisfacción
general, es común, que obtenga apoyo de la asamblea.

Es necesario afirmar, que el caminar de todas las radios denominadas comunitarias,


tampoco se asemeja a la experiencia que hemos contado. Han nacido radios privadas o
familiares, que se amparan en lo comunitario, básicamente para lucrar. O bien, radios
que son creadas por partidos políticos, que dedican el tiempo radiofónico a proselitar sus
consignas. El carácter de la estación, siempre dependerá, del contexto inmediato que se
viva.

Es el contexto, quien determina, viabilidad e impacto de un medio de comunicación. Las


leyes en materia de comunicación, ante el florecimiento y presión de la radio comunitaria,
y la denominada radio indígena, tuvieron que abrir espacio a estos medios, modificando
el carácter decadente de concesión y permiso. Eran concesionadas las comerciales y las
de contenido social eran permisionarias. En la actualidad se habla de concesión
mercantil, pública, comunitaria e indígena.

La proliferación de la radio comunitaria, no ha tenido en Oaxaca muchos obstáculos. Los


problemas se dan en contextos urbanos, en donde lo comunitario, existe pero en
diferentes modalidades de exposición. La competencia por el espectro radioeléctrico, es
el central. Pese a las obscuridades que encierra la actual ley de comunicaciones, la radio
ubicada en contexto comunitario, se adecúa a las condiciones que formalmente se
establezcan, y permanecerá, porque cumple un rol de importancia en la cohesión social
y en la defensa de lo propio, que es (en la mayoría de los casos) el interés, que se debate
cotidianamente en cada asamblea.

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En término nacionales, la Radio Comunitaria, es un verdadero instrumento de resistencia
social y de vida. Las comunidades, tienen en su Comunalidad la actitud necesaria para
enfrentar los embates del poder, la propiedad y el mercado.

La Radio, permite exponer la riqueza que genera el modelo de vida comunitario, es


receptor del debate interno, permite la selección de los mensajes ajenos o externos, es
motivador del trabajo colectivo, es fortalecedor de la creatividad en todos los campos de
la vida. Sin embargo, no es recomendable idealizarla, como instrumento “liberador”,
contra-hegemónico. A menos que la comunidad tenga claridad y se interese por ubicarla
en esos planos. Aporta información, incluso puede formar, pero el habitante comunitario,
cierra oídos a las recomendaciones externas. Tiene la seguridad de ser escuchado en
su asamblea, y por tanto, los mensajes ajenos, si atañen a sus intereses concretos de
existencia, los guardan, si no, los pasa por alto.

El actuar de la política y sus protagonistas, es altamente rechazado. A un funcionario o


a un técnico, se le permite exponer en la asamblea, pero el debate de su exposición no
se hace frente a él, la asamblea se la reserva. Esto es resistencia cotidiana. Los acuerdos
incorporan razonamientos externos o ajenos, pero se toman o se rechazan, sin la
incidencia de extraños a la comunidad.

La radio comunitaria, no hace público los acuerdos tomados en asamblea o autorizados


por las autoridades internas, lo cual no significa censura, sino, respeto de la radio a la
intimidad comunitaria. Esto hace de los noticieros internos, faenas de exposición
reducidas. Se comenta eventos que atañen a varias comunidades o a la región, pero los
acuerdos cotidianos internos, no salen al aire. Esto es lo que hace del medio, una
expresión verdaderamente comunitaria, distinto papel que juega una radio pública o
comercial, que no pertenece, sino a los del poder, y a su dueño en cada caso. Resulta
común, que sucesos locales publicados por la prensa urbana y central, no sean
divulgados por una radio comunitaria.

Pero esto no quiere decir, que las voces críticas a las diatribas generales del modelo de
vida hegemónico, sean acalladas. Por lo contrario, se fomentan, pero son
responsabilidad del emisor, y en última instancia, de la emisora. Son estas voces críticas,

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y la postura de las emisoras, quienes permiten estar informados de las imposiciones del
poder constitucional y de la resistencia organizada de las comunidades y regiones. Esto
se ve, con las movilizaciones en contra de las concesiones mineras, eólicas, acuíferas,
latrocinios forestales, corrupción, y manifestaciones del poder, en general. Los partidos
políticos, que no tiene incidencia local, pero si regional, no se les cierra las puertas. Sólo
se busca que su discurso, responda a las inquietudes de orden local y regional. Claro,
conocida la actitud y prepotencia de políticos en campaña, esto resulta poco fructífero.
Esto es más claro, si recordamos que en Oaxaca existen dos regímenes, el asambleario
y el partidario. Lo local, mayoritariamente lo maneja lo asambleario, y lo regional, lo
partidario.

Una radio comunitaria, cuando responde al organismo comunitario, es acompañante. En


la medida que la comunidad cuenta con mecanismos propios, para resolver sus
necesidades, abre sus puertas al exterior, sin que se refleje inmediata mella negativa de
sus relaciones. Los académicos, constantemente dan cuenta de las contradicciones
entre los intereses del poder y la resistencia de las comunidades, pero sólo señalan la
penetración de elementos ajenos y de cómo estos laceran el tejido social comunitario,
no se toma en cuenta la permanente renovación de la actitud de resistencia comunitaria.

Cuando hablamos de renovación, nos referimos a la adopción de elementos ajenos que


resultan necesarios. Una Radio, de alguna manera lo representa. Sin embargo, la radio
se va incrustando en una cotidianidad sin molestar, por lo contrario, una comunidad se
ve reflejada en ella y ocupa un lugar de referencia para sus decisiones, lo que ha
consumido de la radio.

En el centro del razonamiento comunitario, conviven lo de fuera y lo de adentro en una


constante transformación y adecuación, que como resultado, ofrecen lo posible. Es decir,
toda comunidad está inmersa en un modelo hegemónico que le agrede, para ello
desglosa una resistencia que concreta en acciones posibles, lo que le aportan una nueva
situación en la que muchas veces no se reconoce lo que es de adentro y lo que vino de
fuera. En otras palabras, toda comunidad está en movimiento entre las presiones
externas y sus capacidades internas, lo que dibuja su personalidad en cada momento.

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Una radio comunitaria, efectivamente es un elemento introductor de factores o mensajes
externos, pero también, abre el espacio para el fortalecimiento de lo interno, de lo propio,
de lo nuestro. Es en esta dinámica, que cada radio se inserta en la cotidianidad
comunitaria. Si una radio ofrece solamente el conocimiento externo, demostraría una
actitud para el sometimiento, y por lo contrario, si sólo reprodujera lo interno, caería en
fomentar una visión aislada, lo que también debilita las capacidades endógenas para
tratar lo exógeno. Dicho de otra manera, la radio, asume la contradictoriedad que
dinamiza a la comunidad. Por lo mismo, su labor, no sólo debe girar en un sentido, sino
en todos los sentidos que manifieste el interés y que colabore para las decisiones de la
comunidad.

RETOS Y PERSPECTIVAS

La pregunta central por contestarse es; ¿Tendría , entonces la radio un camino trazado?
o se responde a lo que la comunidad va enfrentando.

En primera, ningún radialista carece de criterio. Hasta el radialista apasionado en un


género musical, tiene una postura, una suma de ideas o de interpretaciones del mundo
que lo envuelve. De alguna manera es necesario, tener un marco de referencia para
emitir opiniones al público comunitario. Es por ello que suena coherente hacernos una
serie de preguntas, de que es lo que nos gusta y lo que no nos gusta del mundo y del
momento que nos ha tocado existir, para definir o explicar nuestra actitud cotidiana.
Como señalamos al principio, en lo general las radios comunitarias ha sido impulsadas
por ánimos formados en el exterior, sean escolarizados o no.

Si reflexionamos nuestro caso particular, podríamos afirmar, en principio, que principios


ajenos a la vida natural, fueron impuestos por la invasión europea a nuestro continente.
Estos principios se han ido enriqueciendo, y ejercitando a lo largo de más de cinco siglos.
Por lo mismo, habitan nuestros sentires, en lo más profundo, principios y valores que
resultan un obstáculo real para definir procesos concretos de eso que muchos autores
llaman; descolonización.

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Al estar copada la academia de autores de razonamiento occidental, suena lógico que
desprendernos de ese razonamiento una labor quimérica. Estas ideas las encontramos
no sólo en ámbitos de la ciencia, de las artes, de la literatura, sino en los propios hábitos
alimenticios, y mucho más en campos de la filosofía.

Para criticar la situación que nos envuelve, se han propuesto diversas corrientes de
pensamiento, y desde diferentes contextos o realidades. La gran mayoría de estas
corrientes, engrosan las filas del razonamiento occidental, que fija como centro del
mundo al homo. Pensar desde el mundo, ya no desde el hombre o la mujer, ha sido tarea
reciente, cuando nos percatamos del laberinto en que occidente nos ha encerrado. En
particular, nosotros, fuera de cualquier corriente académica, afirmamos que son tres los
principios básicos que nos fueron introducidos a la fuerza, desde la invasión europea.
Estos principios son: El poder, La propiedad y El mercado.

Como consecuencia, son estos tres principios los que han de ser enfrentados, no sólo
en los contenidos de las radios comunitarias, sino en todos los ámbitos de relación social.
Dicho de otra manera, para poder enriquecer lo propio, debemos encontrar en cada
contexto, los elementos que enfrenten la influencia de estos principios impuestos y
heredados. Esa respuesta está en cada contexto, en cada región. Y es el reconocimiento
de cómo hacemos la vida, en el suelo que pisamos, el instrumento ideal para definir el
quehacer, ahí, no en otros lugares. Obviamente, hay de contextos a contextos, no es lo
mismo lo urbano que lo semiurbano, o lo rural. Lo urbano es el terreno fértil, para el
ejercicio del poder, la propiedad y el mercado. Las ciudades son centros individualitarios
por excelencia, territorios en los que la gente vive separada en hechos y pensamientos.
Por ello, lo que se puede hacer, a través de la radio, en una comunidad no es lo mismo
que se puede hacer en una ciudad.

La competencia mercantil del espectro electrónico, ya decíamos, es intenso en las


ciudades, dado que son espacios diseñados para el mercado, la educación, el gobierno,
el centro del poder en todos los rubros. La ciudad se asienta en la apropiación privada.
Cosa distinta, y dependiendo de la geografía, sucede en espacios rurales, muchos de
ellos catalogados de originarios. Catalogación que por cierto, caracteriza el continente

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americano, a pesar de los siglos de colonia. Caracterización, que dan fortaleza a la labor
de las radios comunitarias. Ya que es la comunidad, la entidad que posibilita o ha
permitido la sobrevivencia de modelos de vida y pensamiento, contrarios al hegemónico
occidental.

Son estas regiones originarias, las que nos muestran con mayor nitidez y naturalidad, los
principios que podrían catalogarse como contra-hegemónicos. La pregunta es ¿Cuáles
son estos principios contestatarios de éstas regiones originarias? Desde nuestra
experiencia consideramos que también son tres: El respeto, El trabajo y La reciprocidad.
Podemos preguntarnos, ¿Cuáles son las razones que nos llevan a proponerlas? En
principio, Si es el poder lo que subyace al comportamiento individualitario, el contrapoder,
radica en el colectivo, pero el colectivo, o lo comunal no existe, sin el respeto. El respeto,
no es reconocimiento de la diferencia, de la superioridad, de la propiedad, del valor
mercantil, de la propiedad del conocimiento. Es el reconocer que somos el otro, y sin el
otro no somos. Todos, lo que hacemos es Autoridad, fuerza, unidad de la diversidad. Es
decir, no se oculta la singularidad, se integra a la toma de acuerdos para todo. Es por
ello, que la vida asamblearia es la autoridad comunitaria por excelencia. La decisión
asamblearia de una comunidad, se contrapone al poder depositado en el individuo, en la
propiedad y en el capital.

En segundo. El razonamiento individualitario, occidental, neoliberal, se fundamenta en la


garantía que le otorga la propiedad, y en la comunidad lo único que es propiedad de la
persona, es el trabajo, su movimiento, su acción, que es con que, fundado en el respeto,
le permite enfrentar, toda agresión Individualitaria. Cuando se respeta, se consigue lo
comunal, y con ello, se trabaja comunalmente para la satisfacción de las necesidades
comunes.

La reciprocidad es la actitud resultante de todo proceso, en el que prevalece el respeto


y se trabaja en reciprocidad colectiva. Tú me das, para que yo te dé, esto significa
horizontalidad existencial, significa que la vida entre todos, respetándonos nos facilita el
intercambio, y la detención mercantil fundada en la acumulación.

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Estos principios contra-hegemónicos que se proponen, pueden sonar a utopía, sin
embargo existen en todos los contextos, pero son excluidos, son encubiertos, por el
pensamiento dominante individualizador, que separa, que abstrae, que cosifica, que
destruye toda relación horizontal posible, para fortalecer jerarquías, estratificaciones,
clases, estamentos, en fin, para consolidar lo vertical.

Es importante aclarar, que esta propuesta, no pretende ni sustenta un esquema, es una


propuesta a reflexionar, y encontrar o reconocer, en nuestros contextos, y con ello, dejar
de pensar que las soluciones de razonamiento deben provenir del exterior, de los
académicos, de los especialistas, de los profesionales del discurso. Es importante
subrayar, que la vida asamblearia que caracteriza a la comunidad, implica de facto la
desaparición de las individualidades, para dar paso a los acuerdos, que de manera
general no satisface el ego de un individuo, ya que todos tenemos que ceder, a fin de
que se logren los acuerdos. Si se logra entender el significado del respeto, se podrá
comprender que no se vive solo, no se puede vivir sólo, ni en hechos, ni en ideas, porque
pertenecemos al mundo, no el mundo nos pertenece.

Lo que afirmamos, no pretendemos que se vea, como una acción vertical, es decir a
imponer a través de la acción radiofónica, por lo contrario es el respeto, el principio que
debe cultivar substancialmente la labor de una radio comunitaria.

Reconocer el valor de todos, implica abrir los micrófonos a toda opinión, implica respetar
cada criterio, que no conduzca al poder, a la propiedad ni al mercado. La persona
individualizada, busca poder, concibe que el conocimiento es suyo, de su propiedad, y
por lo mismo, puede venderlo cuando se le dé la gana, los principios liberales le dan
argumentos concretos; su libertad ante todo, su concepción discursiva de igualdad, etc.

Esto de alguna manera contesta las preguntas que nos hacemos. Sí hay caminos, pero
cada contexto, cada región tiene que diseñarla. En este sentido, ¿cómo se puede llevar
a su realización en una radio comunitaria? De principio, ya comentamos que el respeto
es lo fundamental, no solo reconocerse en el otro, sino valorarlo, tomar en cuenta que
todos aportan, que las categoría del bien o el mal, no existen, cuando se reflexiona
respetado cada contexto. Una verdad, se construye, tiene su temporalidad y espacio, y

90
es esa verdad la que se trasmite en una radio. La vida cotidiana, aporta viejos o
renovados razonamientos, genera conocimientos que son útiles en cada caso, pero esto
se extrae de la participación respetuosa de los habitantes de una comunidad o de una
región. Para esto, suena adecuado tomar en cuenta o distinguir la realización comunitaria
de la intercomunitaria.

El poder que no es expulsado de nuestro razonamiento, invade la querencia de caminar


lo cotidiano de una región, no sólo de una comunidad. Entre los radialistas prolifera la
aspiración de llegar a muchas comunidades, sueña a diario con aumentar su potencia,
su cobertura, sin antes reflexionar que la participación directa de los radioescuchas
disminuye considerablemente, es decir, a mayor cobertura, es menos lo comunitario que
se cultiva. Una mayor cobertura se fundamenta en la cantidad, no en la cualidad, se llega
a más, pero es de menor cualidad la relación que se entabla. Esto no quiere decir, que
nos opongamos a aumentar la cantidad, sino que invitamos a cualificar la relación
comunitaria, cara a cara, directa y participativa.

Las radios comerciales, tienen en la cantidad lo concreto de sus aspiraciones, por ello la
potencia les hace competitivos, no cualitativos. Buscan mayor wataje para vender más.
Este razonamiento mercantil, claramente busca poder de penetración, de imposición de
mensajes, de paso busca apropiarse de todo, en fin.

La economía que permita la suficiencia de las radios es el mayor embrollo. Muchas


cuentan con el apoyo financiero de sus agencias o municipios, esto en el caso de
Oaxaca, pero las que han nacido de iniciativas grupales, de asociaciones civiles, se la
ven dura para su manutención. La mayoría no persigue fines lucrativos, aunque hay
aquellas simuladoras que ya comentamos. El apoyo al comercio local, es una salida. No
estimulan más que lo propio. Es decir, se comercia el producto interno, lo que necesita
la población, los servicios necesarios, que en sí mismos no constituyen una fuente de
enriquecimiento, pero permiten un buen grado de suficiencia.

La radio comunitaria, necesita generarse sus propios ingresos, que en la mayoría de los
casos, se encuentra fuera de la labor radiofónica. Mediante eventos, cultivos, comercio
de arte propio, etc.

91
No ser lucrativo, es un reto a satisfacer a mediano plazo, independizarse de la autoridad
comunitaria, es sano. La autonomía, va en paralelo con la generación de ingresos, de
productos para el intercambio, y si, se sigue formulando proyectos respondiendo a
convocatorias, la dependencia económica con el exterior no se extinguirá.

Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que estar incorporado a un modelo de vida
fundado en el mercado, no da argumentos para comercializar la señal. No existen recetas
para enfrentar al mercado, pero en cada contexto florecen posibilidades propias. Hay
que diseñar y realizarlas.

Si hemos propuesto o sugerido, que el respeto, el trabajo y la reciprocidad son principios


orientadores, encontremos en ellos, de acuerdo a cada contexto las respuestas
adecuadas. La puesta en práctica de una actitud comunalitaria, sustentada en estos
principios, garantiza, la realización de propósitos acordados en comunidad, o en el
equipo radialista de cada emisora. Si la comunidad, desde la cotidianidad ha resistido y
resiste las agresiones externas, en una radio comunitaria, suena consecuente y realista
poner en acción la misma actitud. Claro, en esto no hay recetas, porque “cada cabeza

es un mundo”, y “en cada lugar se cuecen habas”, dicen los refranes populares. Como
puedes imaginar, mucho de lo que se propone, constituye volver al sentido común, ese
sentido que se cultiva en colectivo sin percatarnos de la profundidad de sus
aseveraciones. Volver al sentido común, es mirar atrás y a los lados, significa abandonar
la linealidad del pensamiento progresivo, positivista que caracteriza al razonamiento
hegemónico. Implica reconocer lo espiral de la vida planetaria, que es infinita, y que el
ser nosotros finitos, demostramos la infinitud del universo que nos crea y transforma.

Son muchos los retos que nos depara la resistencia cotidiana. Pero son nuestros
contextos los determinantes, nuestra geografía da luz, nuestro respeto nos integra, el
trabajo conjunto nos hace creativos, todo para qué, para hacer de la vida una fiesta
permanente. Contrario, a lo que genera el modelo de vida dominante, asentado en la
propiedad territorial, la puesta en venta del planeta y con ello, la concentración del poder.

92
Sin embargo, reconocer que en cada contexto, en cada comunidad, sea urbana o rural,
está la respuesta, no es fácil. Precisamente porque los principios que guían en la
actualidad, dibujan una individualidad permanente, que sólo será superada, cuando se
reconozca que el individuo no existe, que se ha construido para su control. Y que para
ello necesitamos un nuevo lenguaje, que señale lo que en verdad es nuestra existencia,
derrumbando epistemologías, paradigmas, que la “ciencia social” expone, partiendo de
los mismos argumentos que reproducen la dominación.

No sobra reafirmar, que para cambiar nuestra forma de razonar, es conveniente


reconocer, mirando el suelo que pisamos, la gente con quien realizamos nuestra
existencia, el trabajo o el movimiento que genera la gente en ese suelo y lo que
conseguimos cada día, que en lo general es el placer de hacer la vida juntos, es decir, la
fiesta; todo esto como ya lo hemos dichos es; Comunalidad.

93
FUNDAMENTACIÓN COMUNAL13

En la actualidad, se habla de Comunalidad, con bastante claridad cuando se dice lo que


se desea, lo que se quiere, lo que se busca.

La pérdida de marcos de referencia para el diseño de nuevos mundos, ha obligado a las


diversas sociedades al diseño de nuevas perspectivas de razonamiento, sobre el mundo,
sus integrantes, y principalmente, la del Homo Sapiens.

No resulta sencillo emprender este reto, ya que es basta la argumentación que se ha


elaborado para explicar el mundo, desde lo humano, no desde el mundo.

Palabras y conceptos nuevos, se ven en la necesidad de pasar por todos los filtros, que
el homo ha diseñado, para justificar acciones que han llevado a la especie, a un laberinto,
aparentemente, sin salida.

Por otra parte, la era colonial, pareciera no tener fin, eso mismo, obliga a las sociedades
“modernas”, a encontrar en las originarias o pre-coloniales, capacidades propias, que
puedan ser respuestas de futuro.

El reconocimiento de ámbitos comunitarios, analizado y membretado desde diversos


contextos, se orientan a entender el modo de vida comunal territorializado, como una
puerta posible para nuevas propuestas.

Resulta evidente, la necesidad de reflejar una ruptura epistémica, es decir, un


distanciamiento de la fuente de razonamiento que justifica las atrocidades propias del
pensamiento Occidental, que universalmente, busca imponer su razón por encima de las
diversas razones existentes.

13
Este texto, fue redactado, para esclarecer y encontrar argumentos en el caminar Comunal.
Fue escrito en 2018.

94
La exposición de otra fuente de razonamiento, no occidental, resulta urgente, para el
diseño de nuevas perspectivas.

Lo comunal aparece derivado de un razonamiento de carácter natural, una forma de


razonar, que en cierto modo ha sido incorporado por el razonamiento occidental, pero
desde su propia lógica. Dicho de otra manera, se ha interpretado la naturaleza humana
como la substancia de su poder en la interpretación de la vida. Con ello, la naturaleza
del planeta, ha sido constreñida a la “naturaleza del poder” humano. Esto impide, de
hecho, encontrar de manera fácil, un razonamiento que no parta del humano, dado que,
es éste quien interpreta y define su vida.

Ver la vida, desde el movimiento natural del planeta y la de su integración, pareciera


imposible, si únicamente se responde a la mirada humana, sin embargo, es desde esta
perspectiva, que tenemos el reto también, de entender nuestro papel en la dinámica del
mundo, una interpretación que detenga los horrores, que de forma cotidiana comete el
humano, guiado por su interpretación homocéntrica.

La explicación comunal es también humana, pero aquí cabe señalar, que lo comunal se
nos aparece como una explicación natural, es decir, lógica, en términos de la vida
planetaria. Afirmamos lo anterior, porque lo comunal se presenta como una actitud,
natural que le toca jugar al hombre y a la mujer cuando estos se interpretan como
integrantes, parte, elemento del mundo.

Expliquemos más esto. El ser humano, responde comunalmente a la articulación de su


vida con el resto de especies. Al tener como substancia, lo gregario, responde de ese
modo a su convivencia con los elementos del planeta. Se pueden encontrar rasgos
gregarios en otras especies, pero el humano es más dependiente de esta substancia. Su
capacidad cultural, le conduce naturalmente al intercambio y a la Compartencia.

Las otras especies, tienen sus propios atributos pero no se pretende señalar más que
los que de manera directa ejercitamos los humanos. Con esto afirmamos, que la
comunidad es una forma natural que tiene el Homos de convivir el mundo. Diríamos, la

95
comunidad es naturaleza, es un modo de vida natural, que responde o se explica en su
naturaleza.

Los elementos que conforman el planeta son integrados, interdependientes, se explican


en su articulación. El suelo, el territorio, no se explican sin lo humano, y viceversa. Y es
en este sentido, que la comunidad es la manera natural de articularse al mundo.

Con esto, afirmamos que la comunidad no es una construcción intelectual sino natural
resultado de la vida planetaria. No entenderlo así, es darle a lo comunitario un rango
conceptual, que de manera inmediata reclama explicación desde la racionalidad
Occidental, fundada en él; “pienso, luego existo”.

Afirmar lo anterior, es empezar a razonar, desde el todo, no desde una de las partes; el
Homos.

Pensar la comunidad desde su naturaleza, nos remite a la posibilidad de primero pensar


la existencia no la idea de la existencia. El pensamiento no puede anteceder a la
existencia del ser, sino lo contrario. Primero se existe, luego se piensa el existir. Esto que
parece un juego de palabras, busca explicar la gran diferencia epistémica que existe en
las fuentes de razonamiento.

Con esto, explicamos por qué la vida, homocéntrica es una cosa, y otra, la naturocéntrica.
En otras palabras, una cosa es partir de las partes para explicar el todo, y otra, es partir
del todo para dar cuenta de las partes. Lo primero ha sido razonamiento occidental, y el
otro es lo nuestro antiquísimo pero en estos tiempos actuales, naturalmente nuevo.

Respiramos antes de pensar, lloramos antes de hablar, caminamos antes de conocer,


etc. La existencia es primero, genera pensamiento el existir, eso es cierto, pero no es el
pensamiento lo que concreta nuestra existencia, es la existencia misma lo que la
concretiza.

Comunidad es naturaleza que en su movimiento genera vida, luego pensamiento. Un


fruto de esto es lo que denominamos Comunalidad.

96
Esta palabra no admite una definición estricta, menos de discurso, pero está
representada, por elementos, momentos, dimensiones, a lo que nosotros hemos
etiquetado como pilares, porque imaginamos su existencia como una casa, una
construcción, un edificio. Estos pilares existen, son demostrables de muchas formas,
evidenciables. Tratemos hoy, cada uno de estos pilares, a los que concebimos, que
ponderamos como interdependientes e integrales, los dibujamos como partes, sólo para
dimensionar sus potencialidades:

I.- El territorio, suelo, piso, naturaleza, o como mejor lo entendamos, es el primer pilar.
Lo señalamos al principio, porque todos lo habitamos, lo sentimos, la gozamos, lo
pisamos o la padecemos, pero está ahí, y nuestra existencia lo explica. Nos han
endilgado la idea que ese suelo, ese piso, nos pertenece pero no, nosotros
pertenecemos a él.

Cualquier ser vivo, pisa un suelo que no solamente le permite respirar, sino se articula a
él, con todos los elementos que lo conforman. Para comer, y reproducirnos, dependemos
del suelo, de su conformación de sus cualidades, lo que va conformando la cultura de
cada comunidad.

A esta dimensión integramos a todas las especies, a la gran diversidad de seres que lo
habitan. A esta, se le ha dado el membrete de mundo material, nosotros lo consideramos
animado pues responde, vive, como todos ser integrado del planeta.

La separación de materia e idea, es la raíz de esta gran diferenciación de razonamientos


que tratamos de demostrar visualizados desde otra fuente de razonamiento. El mundo
material y el ideal, son en substancia, un solo mundo. Su separación connota, el poder
del ser humano y el manejo arbitrario de la materia por un lado, y de las ideas por el otro.
Esto mismo se da en la separación de sujeto-objeto, forma y contenido, etc.

El territorio, el suelo, es un todo indivisible, que incluye a todos los seres que le habitan
(hombres, mujeres, animales, plantas, insectos, etcétera). Es por eso que cada territorio,
cada suelo, genera su propia cultura, su propia tecnología, su propia sabiduría, que en

97
algunos casos puede extrapolarse, si la propia naturaleza lo permite, pero será su
diversidad, la generadora de los pensamientos resultantes de su carácter.

En las últimas décadas, sobresale la preocupación por la defensa de los territorios


todavía vistos como una base material de la vida, reivindicación social que encubre la
verdadera explicación de los mundos que habitamos. El suelo, somos nosotros por eso
se defiende aún con nuestra propia existencia. No sólo, porque se entiende que de ella
extraemos el agua, el alimento, sino porque pertenecemos a ese territorio, y su deterioro
nos deteriora.

El razonamiento occidental, propone la sustentabilidad, le preocupa “el calentamiento

global”, sin plantearse que es; su propia “naturalidad”, su propio “calentamiento”.

Occidente, busca soluciones a los problemas que ha generado su razonamiento, en su


mismo razonamiento. Esto es el gran límite, que ya no es posible soportar.

El gran problema es separarnos del mundo natural, de pensar que nosotros somos algo
aparte, y que por lo mismo, debemos salvarlo de nuestros errores sin entender nuestra
existencia como la misma existencia del planeta.

Las acciones obedecen a un determinado razonamiento, principalmente cuando


priorizamos lo que expone el discurso que reproducimos, y, hacemos a un lado o
situamos en un segundo plano, la existencia real del planeta al que pertenecemos.

No deseamos que se entienda que no reconocemos, la bondad de los modernos


occidentales razonamientos, simplemente pensamos que su límite, está en el mismo
razonamiento. Un pensar que no integra a la vida natural la humana, sino la mira a la
distancia.

Mucho se afirma actualmente, que las sociedades, pueblos, comunidades originarias,


revelan una mayor y profunda relación con la naturaleza, con el suelo, con el territorio.
Que estos pueblos, han demostrado una perspectiva diferente del mundo, eso es cierto,
simplemente porque son sociedades fuertemente vinculadas a ella, no solamente a sus
frutos sino a su propio ritmo y vida.

98
Sin excluir, los impactos del proceso colonial, podemos afirmar que la inexistencia de
una conciencia textual u oral, de pertenecer al planeta, se debe precisamente a que estos
pueblos, los naturales, viven esa naturaleza, no la intelectualizan. En otras palabras,
“existen, luego piensan”, no a la inversa como lo hace el razonamiento colonial, mercantil,
individualizador. Occidente, ve, percibe esa diferente visión, incluso desearía cooptarla,
pero no la reconoce, no la acepta, la excluye, la irrespeta, en la medida que no se expone,
como considera debe ser expuesta, como occidente expone la suya.

Quien no expone su razonamiento, no existe, dice occidente, nosotros, o sea los pueblos
naturales originarios, existimos, no priorizamos la exposición textual u oral, de nuestra
existencia.

II.- Quien pisa, vive, y reproduce ese territorio, es nuestro segundo pilar. Este es el pilar
que toca a los humanos. La suma de relaciones que establece, que va definiendo su
cotidianidad, la organización de su quehacer, de su vida. Una lógica de respeto que
explica lo humano en su relación, no en su definición consciente. Es decir, el ser humano
es natural y básicamente comunal, en la medida que es el resultado de sus relaciones.

El ser, no se explica sino como parte de una totalidad, la que define su actuar. Se es, los
otros, tanto en su vida orgánica como intelectual. En esa medida, el humano se reconoce
en su organización, en su trabajo y en sus resultados, los que obviamente están ligados
al suelo que pisa.

La organización del quehacer humano durante los últimos siglos, ha respondido a la


lógica de razonamiento que la era colonial le ha impuesto. Su proceso de vida, le ha
alejado de una cercana relación al territorio, al suelo. La dimensión urbana, prevalece y
fortalece la individualidad en sus razonamientos. Esto lo conduce a reproducir,
razonamientos fincados en el poder, la propiedad y el mercado. Substancia del
razonamiento occidental.

Vivir vinculado a la tierra, al suelo, hace florecer una razonamiento diferente,


comprenderse dependiente del clima, del oxígeno, del agua, genera en nuestro actuar
un pensamiento distinto. El habitante, de suelos rurales, como se denomina, tiene una

99
manera de ser distinta, un razonamiento diferente, que cuando emigra a la ciudad, lo
lleva consigo. Esta razón integral, no economicista, demuestra como los pueblos rurales,
menos contaminados por el exterior, protegen, conservan, aprovechan orgánicamente
su articulación al territorio. Estos pueblos en su mayoría reciben la categoría de
originarios.

La organización política de estos pueblos, en su mayoría es horizontal. No es


democrática, es comunalicrática. Se funda en el respeto a la capacidad de todos los
integrantes de una comunidad, en el servicio necesario, para el bienestar de todos. Los
principios que les guían son: el respeto, el trabajo, y la reciprocidad.

Dicho de otra manera, el ser, es el reflejo de todo, y de todos, su tarea en movimiento es


el trabajo, labor, acción o como se quiera entender, y su meta a lograr es el compartir el
beneficio de su labor, de manera recíproca.

Esta horizontalidad, dista mucho de la verticalidad, que caracteriza al ejercicio del poder,
la propiedad y el mercado de raíz occidental y colonial.

III.- La organización del trabajo, implican a los cuatro pilares. Por ello, es el trabajo,
nuestro tercer pilar. Quien pisa un suelo, necesariamente evidencia movimiento, las
labores están determinadas por el tipo, el carácter, del suelo que se pisa. Los tiempos y
los espacios se derivan de esta naturaleza. Es en este movimiento, que se genera la
cultura, y los principios, se construyen comunalmente.

Sin embargo, es en este movimiento, que se plasman el mayor número de acciones que
nos engarzan con otros mundos, y con ello, los contaminantes civilizatorios de Occidente.

La invasión de occidente, con el poder, la propiedad, y el mercado, siembran la mirada


económica, en todas las dimensiones de la vida.

Desde nuestra racionalidad, el poder no puede entenderse como tal, sino como
autoridad. Una autoridad que es elegida por tiempos estrictos, sin motivo de
remuneración, pero sí de servicio.

100
La propiedad, si bien, muchos pueblos han tenido la necesidad de adoptarla, de
asimilarla, es entendida como propiedad comunal. Existe respeto a la posesión familiar
interna, pero al exterior se defiende como propiedad comunal.

El trabajo, es una categoría, que desde la óptica economicista es productora de valor


mercantil, en nuestro razonamiento existencial, no es más que movimiento necesario,
que obtiene la suficiencia.

La orientación económica que se le da al trabajo, hace que toda labor, actividad, sea
entendida en esos términos. El movimiento natural, es medido, no cualificado de manera
integral. El cómo vivir, está mediatizado por la generación de un valor económico. De
ahí, que toda interpretación del movimiento, carezca, de un respeto a su naturaleza
existencial.

Nosotros, consideramos, al movimiento, como vida que orienta la suficiencia en todos


los ámbitos de la vida. Este tercer pilar, para nosotros es el que requiere de mayor
reflexión, dado la profusión economicista en su interpretación.

Los pueblos ligados a la tierra, no tienen dudas de lo que afirmamos, pero las sociedades
urbanas, cada vez, se alejan de una posibilidad de razonamiento integral. A la creatividad
constante, se le etiqueta de artesanía, fundamentalmente si está ligada a la naturaleza,
de manera directa.

El trabajo desde nuestra óptica, es ciencia y arte en unidad. No existe separación, entre
lo uno y lo otro. Todo arte es creatividad y experimentación, toda ciencia es
experimentación emocional. Desde nuestra perspectiva, nada se separa, todo es todo,
en unidad.

IV.- Todo movimiento genera un resultado. Ese contribuye al bien-estar de la comunidad,


por ello ese resultado se vuelve festivo, porque es cerrar el ciclo de vida que te reproduce.
Toda acción obedece una reacción, y es en ello donde los propósitos vistos desde
occidente, pueden siempre ser medidos, y en nuestro razonamiento; gozados.

101
Un resultado es cierto, puede medirse, pero para quien, si, el que lo logra, lo considera
necesario, pues es él, el que por naturaleza lo consigue. Por eso es la fiesta nuestro
cuarto pilar, porque es lo que fundamenta el inicio de una nueva labor, en ese suelo que
es pisado por el habitante. Un resultado contiene, la energía de quien su movimiento lo
ha logrado. Su carácter festivo muestra el color, el sabor de lo emprendido. Elementos,
que gozan quienes han participado de su obtención. La vida misma es el resultado del
movimiento de quienes pisan el suelo removido. Por ello mismo, la vida es una fiesta en
sí misma.

Para las miradas externas, esto se ve en la medida de su razonamiento. Como tal,


Occidente en esa fiesta-vida, solo ve la cultura que se diferencia a la suya. No lo observa
como el resultado de pilares en movimiento, solo cuantifica los costos de lo celebrado,
porque lo mira desde sus ojos, no desde los movidos y beneficiados, de su ritmo y de su
alegría.

La fiesta es lo evaluatorio, si se quiere. Pero no una evaluación cuantitativamente


razonada, sino, una evaluación cualitativamente percibida.

La fiesta se realiza en un suelo definido, participan de ella quienes le habitan, y es su


trabajo, el color y ritmo de su música, baile que se traduce en símbolos parlantes de su
alegría y de su vida.

102
EXISTIR O INVESTIGAR LA EXISTENCIA14

Desde siglos atrás, al mundo lo hemos visto fuera. Nos apropiamos de él entendiéndonos
fuera de él. Consideramos que son nuestros ojos quienes lo ven, nuestros oídos los que
lo escuchan, y son nuestras manos quien lo tocan, por lo tanto que somos nosotros
quienes lo inventamos. Nunca nos percatamos que caminamos necesariamente su
suelo, que respiramos su atmósfera, que nos mantiene vivos su agua y su vegetación,
que lo que vemos, escuchamos, tocamos es el mundo. Es decir que dependemos del
mundo, y no, que el mundo depende de nosotros.

Al inventar el mundo, diseñamos su ritmo, evolución, su carácter, desde el lenguaje y el


razonamiento que brota de esa visión, que separa a la sociedad de la naturaleza. La
ciencia, demuestra la suma de relaciones que nos vinculan al mundo, pero es preferible
manejar la ciencia, que aceptar sus descubrimientos. Las ciencias Sociales, en mayor
medida, se diseñan para explicar con mayor exactitud numérica, el poder del homo
sapiens, sobre el mundo, aportando los argumentos posibles de diseñar, siempre desde
el poder que se constituyen los humanos. La Investigación Social desde este modo de
ver la vida, se diseña a partir de un, QUE se va a investigar, para luego señalar un CÓMO,
y al final incluir QUIEN Y EN DONDE, se realizará la investigación. Este método o
procedimiento, que para cualquiera tiene una lógica correcta, es el procedimiento que
reproduce de manera también lógica, el vernos separados del mundo. Es decir, es el
investigador quien decide qué y cómo, va a investigar un mundo, hasta cierto punto
ajeno, y cómo se permitirá acercarse a las conclusiones, que hipotéticamente le orientan
en su labor.

Dicho de otra manera, la investigación social se arma de una suma de hipótesis, o ideas
que el investigador se hace de determinada problemática, integra una suma de
herramientas técnicas que le permitirán manipular la información que considera

14
Ese texto es un intento de encontrar otro camino que finque la experiencia no en una
“investigación”, sino en la reflexión directa de lo que se vive, se escribió en 2018Y fue publicado
en el libro “Pedagogías del sur”, Coordinado por Patricia Medina Melgarejo en a Universidad
Veracruzana.

103
necesaria, y su resultado será una tesis, que explicara la temática o problemática, que
previamente se había propuesto investigar.

Lo que deseamos exponer, es que, ésta es la mecánica que fundamenta el razonamiento


de que, el ser humano individual esta separado del mundo, y que mediante la
investigación, se apodera del él, explicándolo a su manera de ver, y determinando lo que
debe hacer con el mundo. Dicho de otra manera, el humano es el centro del mundo, del
que se apodera y apropia, a quien diseña, explica y moviliza.

Es necesario afirmar, que ésta visión es la que Occidente impone al continente que
invade en 1492. Razonamiento lógico, retomado de la ciencia positivista, fortalecida por
la ilustración en el siglo XVI, y que binariamente explica el movimiento de la sociedad en
cada etapa histórica. Es en éste sentido, que podemos afirmar que este procedimiento
es de raíz colonial, y por lo mismo en su realización, reafirma y consolida una colonial
forma de hacer la vida.

CIENCIA SOCIAL COLONIAL

Al no saberse integrado al mundo y por lo contrario, separarse de él, el investigador


social, en cualquiera de las disciplinas que ha diseñado para explicar el mundo,
implementa fundándose en el discurso, es decir, en el razonamiento abstracto, que le
aporta un razonamiento textual que le forma y conduce a apoderarse del mundo, siempre
viéndose como su centro.

De esta forma, los resultados que se obtienen, adolecen de ser interpretaciones


individuales, derivadas de otras interpretaciones individuales, y textuales, que dan como
resultado, un laberinto inexplicable de situaciones que se convierten en invenciones de
realidad de por si, señaladas como ajenas.

De ésta individual, separada, interpretación del mundo, no puede obtenerse más que
afirmaciones sobre el mundo, lo que determina en su mayoría, que ésta suma de tesis
consoliden el poder y la apropiación colonial de la región investigada. Prolongándose así,
mecanismos de poder, de todo orden.

104
No reproducir está epistemología, nos permitirá detener las condiciones asfixiantes,
genocidas, que nos aporta, el apoderarnos del mundo, obscureciendo en toda dimensión
las capacidades propias de sus habitantes.

LA EXPERIENCIA VIVENCIAL

Desde esta perspectiva, hacer investigación es prolongar la mecánica colonial de


conocer para controlar el mundo. Invertir este proceso es ordenar el conocimiento desde
el mundo. Es decir, todo habitante necesariamente busca un orden en sus
procedimientos vivenciales, en primer lugar para satisfacer sus necesidades, en segunda
para obtener satisfactores en una umbilical relación con el mundo. Derivado de ello, cada
habitante del mundo ordena su conocimiento integrando su experiencia, y es su
experiencia de vida, la que le permite corregir, descubrir, nuevas, peores o mejores
condiciones de vida.

La relevancia de construir una nueva noción académica, que no se separa del mundo,
radica en la labor de sistematizar el conocimiento desde la experiencia misma. Es decir,
cada persona protagónica de un proceso deberá contar con las herramientas
ordenadoras de su experiencia. Y éstas, podrán y deberán ser diseñadas desde la
experiencia misma.

Ordenar nuestra experiencia, es simplemente seguir los momentos de realización


comunal; a) Reconocer el suelo que se pisa, o el universo que lo envuelve. B) Reconocer
a los seres que pisan ese suelo u universo. C) Reconocer lo que hace la gente que pisa
ese suelo u universo. Y por último, d) Reconocer lo que logra con su hacer, la gente que
pisa ese suelo u universo. En otras palabras reconocerse a si mismo, como resultado
del entorno y de el movimiento que le lleva a obtener un resultado.

De esta manera y respondiendo a la inversión de lo que sucede en un proceso de


investigación, ordenar el conocimiento primero distingue el DONDE está situado, luego
el QUIEN, habita ese suelo. Para en un tercer momento reconocer el COMO se habita y
se reproduce comunalmente en ese suelo, permitiendo al final reconocer el PARA QUÉ,

105
se habita ese universo. Es decir, se ordena el conocimiento, partiendo de lo real, no de
la idea, de los hechos no del discurso.

La experiencia vivencial no es simplemente una historia de vida. Es la reflexión de tu


quehacer, en el reconocimiento del mundo al que perteneces. Cada estudiante de
posgrado, lleva en él, una responsabilidad laboral y de pensar. Un compromiso que tiene
que atender, y que al ordenar su transcurso, le permite resignificar lenguajes necesarios,
descubrir la dimensión concreta de su tarea, es aclararse sus desvíos o confusiones.
Significa situar a cada persona al sitio que se debe, al que pertenece, y que por lo mismo,
es responsable.

Es en este sentido, que proponemos como método de reflexión y evaluación, la


exposición ordenada de la experiencia. Es decir, centramos nuestra atención en la
existencia, no en su investigación. No simplemente como una reflexión personal sino
como protagonista de un proceso social. Para ello, nos fundamos, no en la “introyección
individual”, pues entendemos a la persona como un resultado, sino en la exposición
ordenada de cada experiencia comunal de la que se participe, y a la que pertenezcamos,
proceso que explica a la persona desde su proceso de vida.

106
COMUNALIDAD Y CAPITAL15

De lo que sabemos, antes de la llegada de Occidente a nuestro Continente, ningún


pueblo dependía del cacao. Eso si, era un equivalente que tenía un uso concreto y
definido. ¿Cuál era ese uso estricto?, no lo sabemos, lo suponemos; equivalente.

Durante la colonia, se dependió del oro convertido en moneda. Sistema económico que
vino y se impuso con la invasión. Las materias primas que se enviaban a Europa,
básicamente eran valorizadas en oro, y de acuerdo a las leyes eran definidas por el
mercado Europeo.

Con la “Independencia”, el sistema económico siguió dependiendo del mercado y del oro,
como su base o cimiento. Incluso bien entrada la Reforma, los conflictos de guerra,
fueron argumentados por pagos de préstamos no satisfechos.

Las invasiones, tanto francesa como Gringa, fueron por capitales, y por adueñarse del
territorio, pensándolo como mercancía sujeta al mercado. Es decir, la lógica de mercado,
se impuso desde la invasión Española y se continua hasta el presente.

Obviamente, las invasiones eran diseñadas desde la búsqueda de ampliar el poder de


cada invasor. Y una manera específica de adueñarse de un territorio, era la guerra que
se sustentaba en la propiedad y lógicamente en el mercado.

De ahí que cuando afirmamos, que el proceso colonial no ha desaparecido, lo que


hacemos es simplemente sostener que el capital, en sus distintas etapas, ha sido la
substancia que rige las relaciones que en la actualidad visten el modo de vida interno y
las relaciones con el exterior.

Los hechos que se dan a nivel mundial al nacer el siglo XX, (Unión Soviética) dan la
imagen de lograrse un diferente sistema económico. Sin embargo solo cambia el que

15
Este texto intenta encontrar el camino y detener la visión economicista que prevalece. Fue
escrito en 2018.

107
protagoniza la propiedad del capital, pero sigue siendo el mercado, quien define o
consolida su poder.

Tanto en México(1910) como en Cuba, Venezuela, Brasil, Bolivia, Ecuador, incluso Chile
con Allende, son “revoluciones” que consolidan el poder del capital. No se diga en Rusia,
China, Coreas, etc. En todo el mundo, el centro de cada conflicto se centra en el manejo
de recursos para consolidar el poder del capital.

Desde esta perspectiva, vale la pena preguntarnos si existe una solución dentro de la
misma lógica del mercado. De entrada podríamos decir que NO. En otras palabras, de
nada sirve, cambiar de estilo de gobierno, si la substancia para vivir, recaerá de nueva
cuenta en el capital. Toda búsqueda serán modificaciones o reformas al mercado,
cambios en las reglas, sin que la competencia y el poder mercantil desaparezca. Pueden
ser Estados, Multinacionales, capital financiero, capital comercial, el que dicte las
normas, el caso es que seguiremos dependiendo de la lógica del capital.

Podrán disminuirse las condiciones de desigualdad, podrán abrirse nuevos planos de


bienestar, pero todo dependerá del uso que tenga el capital. Incluso podría regularse,
en mayor medida, la extracción de minerales del territorio, del subsuelo, del mar, del
viento, del sol, pero todo seguirá dependiendo de lo mismo.

Lo que es peor, la participación de los humanos, es cada vez más restringida, ya no sólo
en las decisiones políticas, sino en los procesos mismos de la producción. Los avances
en la mecánica electrónica, están trasladando la inteligencia humana a la robotización.
Con ello, la actividad de los humanos se reducirá aún más.

El humano mismo cava su tumba. ¿Pero por qué lo hace? Esa es la gran pregunta.

Debemos reconocer, que los que antes se consideraban dueños del capital, y se sentían
complacidos por tenerlo todo, en la actualidad dependen de sus capitales almacenados
e invertidos en la bolsa, o guardados en bancos especialmente diseñados para no pagar
impuestos. A sabiendas que los impuestos también agrandan los espacios regidos por
el capital.

108
Pareciera que la lógica mercantil, no busca un futuro, que no tiene fin, o que sólo es el
presente, por lo mismo no tiene tope. Efectivamente no tiene tope, su lógica de
acumulación e inversión es infinita. Y con ello, se lleva consigo la vida del planeta. Claro,
se dispone a la invasión de otros planetas, dizque para escapar de una tierra, que está
desapareciendo con su irrefrenable avaricia.

Encontrar la salida, pareciera radicar en volver los pasos atrás, es decir, desaprender,
regresar al pasado, y esto, con un mundo mecánica e industrialmente destruido, suena
a irrealizable.

No se puede inventar otro mundo, pero si se puede reaprender, percibir al mundo de


diferente forma. Esto, tiene que hacerse desde la substancia de la vida diaria, el aprender
enseñando un nueva manera de vivir. Esto tiene nombre: tener otra visión.

Pero tener otra visión, deriva de una manera distinta de razonar. Y es aquí donde los
campos del conocimiento, la filosofía, la epistemología, parecieran estar agotados, o
inmersos en esta lógica de mercado productora de capital.

Por todo ello tenemos que viajar hasta las raíces. Porque el mundo no fue creado por el
mercado, ni por uno de sus habitantes; el homo sapiens, como prepotentemente nos
hemos nombrado a través de la ciencia “moderna”.

Si este mundo no proviene del mercado ni de nuestra existencia, su presencia tiene que
tener otra explicación. Y la hay.

¿QUÉ ES ESA?

A nuestra manera de entender, existen dos maneras de mirar al mundo: viéndolo desde
fuera o viéndolo desde dentro. La percepción de las cosas tienen dos maneras de
apreciarse, cuando crees que tus sentidos son los que miran el exterior, y otra cuando
tus sentidos comprendes, que son el resultado del exterior. Dicho de otra manera, una
es cuando tus sentidos diseñan lo que miran, tocan, saborean y escuchan, y otra cuando
sientes que eres dibujado o diseñado por lo que reciben tus sentidos.

109
Lo que tocas está fuera de ti, también lo que escuchas y miras, por lo mismo eres eso;
el mundo.

Lo contrario es cuando sientes que eres independiente de lo que ves, o sea tu haces lo
que ves, no lo contrario. Yo toco, yo miro, yo escucho, yo huelo por lo tanto yo siento.
Esto es sentirse independiente del mundo, por lo mismo, el mundo es un resultado tuyo.
No lo contrario. A esto es lo que llamamos; Poder. Otros lo llamaran egocentrismo,
egolatría, egoísmo, etc.

¿Esta visión cuando nació?, no se sabe. Sólo sabemos que tiene miles de años.

Sin embargo, en nuestro continente y quizás en otros, se forjó o se cultivó una visión
contraria. Sí, la visión desde dentro, la visión que hace del ser vivo, un resultado de todo.

Su manera de exponerse sería la siguiente: Lo que miramos está fuera de nuestro


organismo, lo mismo lo que tocamos, lo que olemos y lo que escuchamos, pero lo
fundamental; lo que respiramos. El oxigeno, el agua, la comida y el cobijo así como el
clima, está fuera de nosotros, por ello todo nos construye, nos hace, y nosotros
simplemente andamos ese mundo que nos crea.

Vernos como un resultado del mundo, dentro de él nuestra madre y nuestro padre,
implica sentir lo mismo por la madre tierra que genera a todos los seres que habitamos
el planeta.

Es decir, el mundo no es resultado de nuestra existencia, sino que nuestra existencia es


resultado de la vida del mundo. Por eso afirmamos que existen dos maneras de ver al
mundo; desde fuera y dentro de él. O sea que somos construidos por el mundo, no somos
nosotros quien le construimos a él.

Es el poder quien construye a los dioses, a imagen y semejanza de quien ejercita el


poder. Después, son los dioses quienes consolidan el poder con sus religiones.

El poder no sólo edifica sus creencias, sino también sus modelos y órganos de gobierno,
a quien nombra, categoriza, e impone a los territorios habitados por seres vivos que son
sujetados por su poder. El lenguaje del poder nombra los hechos desde la lógica del

110
poder, por ello, las lenguas hegemónicas, y coloniales en nuestros tiempos históricos, se
convierten en instrumentos que sujetan nuestra experiencia, que nos encierran en sus
contenidos. Es por ello, que se nos dificulta llamar a lo que vemos, sentimos, tocamos,
escuchamos, porque ya existe un lenguaje que nos obliga a llamar lo que vemos en
conceptos ajenos.

Las lenguas propias, de uso íntimo, se reproducen en la clandestinidad, en la obscuridad,


que al no ser hegemónicas, no se pueden usar abiertamente y menos de manera general.

El ejercicio del poder escribe y hace su propia historia. Es común, leer esa historia como
el encadenamiento de guerras sin fin, en el que sólo cambian los personajes del poder
supremo, pero se da continuidad a su lógica de razonamiento, en lo básico, procesos
intensos de colonización. La suma de imperios, monarcas, religiones es interminable, tan
es así que se extiende hasta nuestros días.

¿CÓMO SE MATIENE?

Por medio de la propiedad. El sentirse creador del mundo, implica apropiarse de


territorios y de los que lo habitan. La propiedad es el ejercicio pleno del poder. Si se
diseña y construye el mundo que se ve y se domina, lógicamente es de su propiedad.
Los territorios se demarcan, se miden y luego se hacen respetar, ¿cómo? Con la decisión
y la fuerza del poder.

El mantener esa propiedad genera normas que se han de obedecer, según criterios del
poder. Códigos, creencias, sistemas de compra venta, reglas de justicia, constituciones,
según el período que se viva. También se generan valores, instituciones, misiones,
escuelas, templos, diversiones, en fin, lo necesario para el ejercicio del poder y la
propiedad del poder y del suelo que se pisa.

La propiedad, forja los Estados, sobre naciones o pueblos que miran al poder como algo
inexplicable, siempre o en la mayoría de los casos, recibiéndolos dentro de su lógica
integradora de la vida. Es esto, lo que pasó con la invasión en 1492. Un pueblo que no
se edifica con base al poder, no puede entenderlo, y por lo mismo se convierte en sujeto
del poder, al no entenderlo como tal. Esta es la dinámica colonizadora, cuando estas dos

111
visiones se encuentran y enfrentan. Obviamente, quien no sabe del poder, es víctima
garantizada del poder.

De esta manera, y no pensamos que sea la única, se explica la horrenda invasión


realizada por los españoles, proceso tan bárbaro que casi desapareció a los pueblos de
esos años. Una apropiación que marcó el derrumbe y/o el enclaustramiento de toda una
civilización. La propiedad aparece en un territorio nunca delimitado, a pesar de albergar
una infinidad de pueblos que compartieron la misma visión integradora de la vida. De
esta manera nos explicamos, el por qué un puñado de maleantes, hayan arrasado con
cientos de pueblos que habitaban todo un continente, pueblos que entre sí se conocían,
y que compartían visión y geografía.

Los invasores, al ejercer su poder, se dieron a la tarea de repartir territorios, para


capitanes y soldados españoles. Es de esta manera que nacen territorios que no tenían
dueño, con dueño monacal, quien envió a su representante para gobernar su territorio.
Los virreyes se dieron a la tarea de organizar a su manera, los territorios invadidos,
dibujando la mejor manera de controlar a los pueblos, pueblos que clandestinamente
guardaron principios y actitudes que obviamente respondían a su manera original de
razonar. La propiedad como concepto derivado del poder, impuso suma tecnológica de
reglamentar la vida. La lectoescritura, fue instrumento básico de la dominación. Había
que escribir la historia, y esto se hizo a criterio de los colonizadores vencedores. Todo
empeño por inyectar la lectoescritura en la población colonizada, redundó en la
imposición conceptual del poder y sus derivados.

El sentirse integrado a la vida, explica de alguna manera la inexistencia de una


lectoescritura propia, (cosa que los invasores tildaron de ignorancia), más bien de una
pictografía, que dibujaba la percepción de su integralidad. No así, la lectoescritura
alfabética para guardar la documentación comprobatoria de una propiedad adquirida en
el ejercicio del poder.

Es decir, se puede percibir que se es resultado del mundo, cuando tu actividad está
diseñada en la Compartencia con el mundo. No es necesario una lectoescritura que

112
demuestre tu propiedad sobre el suelo, y menos el reconocer en la lectura, que eres un
ser creado por el poder, en este caso de un dios, a imagen y semejanza del invasor.

Religión, gobierno, y lectoescritura son las instancias básicas para la reproducción del
poder, la propiedad en el ejercicio del lenguaje invasor. En tiempos recientes, se
incorpora la cibernética.

En tiempos actuales, suena imposible cuestionar estos conceptos, a los que se les ha
dado rango de naturalidad, a través de la misma ciencia. A través de la religión se expone
la grandiosidad del poder, a través del gobierno se impone la grandiosidad del poder y a
través de la lectoescritura, se documenta la grandiosidad del conocimiento invasor, del
poder y la propiedad.

¿CÓMO SE REPRODUCE?

Lógicamente a través del mercado. La compra venta, occidente mismo lo ha explicado,


genera valor, fundamentalmente monetario, fundado en el oro. En la actualidad, el oro
ya pretende substituirse por el petróleo, lo que reafirma el carácter extractivo del
mercado. El oro proviene del suelo, del territorio, el petróleo también, de un territorio que
se ha apropiado, un razonamiento que se siente fuera del mundo, del que se apodera y
se apropia.

El razonamiento que hace del humano un resultado, ejercita la complementariedad. No


se fundamenta en el lucro o en la generación de valor, sino en la satisfacción de
necesidades para la vida. Resuelve sus necesidades compartiendo la vida con los
habitante en el mundo.

Antes de 1492, en nuestro continente no existía mercado. Existieron centros de


intercambio, de trueque, de complementariedad, incluso tenían equivalencia acordadas
entre pueblos, pero no oro o papel moneda. Los estudios que se han hecho,
irremediablemente pasan a ser conceptualizados por lenguajes ajenos, y del poder, que
por lo mismo no ilustran la realidad del no mercado. Por lo contrario se refuerza su
existencia como tal.

113
Esto no quiere decir, que nuestras afirmaciones en cierto modo no sean elucubraciones
externas, sin fuentes dignas de comprobación, sin embargo los hechos que aún
permanecen en la actualidad dan fortaleza a nuestras afirmaciones. Ni el poder, ni la
propiedad, ni el mercado, existían antes de la invasión Europea, y hablamos de Europa,
dado que el proceso colonial no solamente lo realizó España, sino también Inglaterra,
Alemania, Portugal, Holanda, en fin. Toda una Civilización que se consideró fuera del
mundo y que se asignó el poder sobre éste, del cual se apropió y mercadea en la
actualidad a su antojo. Lo que le permite ver al mundo como una materia inerte, del cual
puede obtener los recursos necesarios para satisfacer sus apetitos ahora de Desarrollo,
concepto que como el de Libertad, Justicia, Democracia, permiten reproducir su lógica
de razonamiento.

El mercado, tiene en sí mismo las fórmulas para crecer. Genera nuevas supuestas
necesidades, por lo tanto más valor en productos que genera de la extracción del suelo
y que convierte en una lógica de razonamiento que obviamente, enajena o pone a la
venta una conciencia que compra todo producto, sin cuestionar su utilidad real, y que se
deja llevar por la necesidad que le inyectan para usarla. La propiedad del bien, que se
compra en el mercado, se convierte en un comportamiento-beneficio que crece día a día,
ante nuevos productos que dan comodidad y supuesto placer, un placer que también se
inventa y que hace crecer el mercado, y por lo mismo al poder.

Por todo esto no resulta extraño que, la lógica de mercado reproduzca en el mundo la
lógica de la conquista del poder. Y que con ese poder, Sociedades de origen milenario,
como China, Rusia, con modelos de gobierno dizque muy horizontales (democráticos),
dependan de la lógica del capital que es la substancia que mueve y reproduce al poder,
la propiedad y el mercado. Como tampoco resulta extraño, que todos tenga una razón
extractivista, dado que entienden al suelo como de su propiedad y lo mercadean a su
antojo.

Ya podemos a esta altura de nuestras reflexiones, señalar que la filosofía,


epistemología, o fuente de razonamiento se base en sentirse autónomo del mundo, lo
que permite su apropiación y manejo absoluto. Ha sido esta filosofía, la que se ha

114
desarrollado linealmente durante y más antes de la era cristiana, quien encuentra en esta
medición de la vida su propia fortaleza, su propia fuerza para reproducir el poder. No
entender que la manera de interpretar el mundo es la fuente de nuestros lastres, permitirá
dar continuidad a un razonamiento que fundamenta al poder sobre el mundo.

Invertir el razonamiento, demostrando que pertenecemos y somos producto del mundo,


nos abrirá las puertas para emprender otros caminos.

¿CUAL SERÍA OTRA VISIÓN?

Precisamente, vernos que somos parte, no centro del mundo. Vernos o sentirnos dentro
y no propietarios del mundo puede sonar a algo muy complejo. Pero no es así. Es
simplemente fundamentarse en el sentido común.

Nuestra propuesta de Comunalidad, radica de manera sencilla en el reconocimiento del


suelo que pisamos, quienes habitamos y pisamos ese suelo, lo que hacemos en ese
suelo y lo que logramos con nuestro hacer en ese suelo. Es decir, reconocer al mundo,
sus habitantes, lo que hacen y lo que logran los seres vivos que le habitan. ¿Esto es
filosofía, epistemología, visión ? Creemos que sí.

Lo anterior conduce a verse parte del mundo. A comprenderse integrante del mundo. Del
territorio obtenemos: Oxígeno, Agua, Frutos, Cobijo. De nuestra Compartencia de ese
mundo, diseñamos nuestra organización, nuestras costumbres, el conocimiento. Del
movimiento que realizamos, obtenemos los frutos necesarios para reproducir nuestra
existencia, lo que obviamente se convierte en un resultado, que bien puede ser fiesta,
cansancio, satisfacción, alegría, etc.

Existe una gran diferencia en reconocer el mundo que habitamos, a diseñar que hacer
con el mundo que tenemos frente a nosotros. Comunalidad, percibe al mundo desde
dentro, por ello, no es poder, sino interdependencia, no es propiedad, sino Compartencia,
no es mercado, sino complementariedad.

Esto, que es muy sencillo de exponer, se hace difícil concebir. Simplemente porque el
razonamiento fundado en la libertad, te da las herramientas para concebir que eres tú el

115
que decide, cuando en verdad se te forma para obedecer lo que otros deciden desde el
poder. O sea, se te educa para que tú decidas, y con ello te separan de lo y los demás.
Se te afirma la democracia, para hacer anónima tu participación política separándote de
los demás, se te dictan reglas de justicia, para que obedezcas lo que está escrito y un
profesional con poder decida desde lo escrito, sin la intervención de los demás.

Libertad, Democracia, Justicia, son conceptos abstractos, que manejan a su antojo los
del poder. Y si nos damos cuenta, esos conceptos, son la bandera de movilizaciones
sociales, que terminan en nuevas estructuras de poder, si bien les va.

Resulta difícil concebir otra visión, porque la concepción del poder, lo reproducimos en
la casa, en la calle, en el club, en la escuela, en el trabajo, en todo espacio. Tan dentro
están en nosotros, que hasta en las relaciones de pareja los realizamos. El resultado
absoluto que se logra desde el razonamiento hegemónico es: La individualidad.

Por ello, verse dentro del mundo genera Comunalidad. Esto significa ser y estar con los
demás, me refiero a todos los seres vivos, sí, a los que la misma ciencia, separa en
especies, familias, géneros, etc. Hacer la vida con todo y todos, lo que genera una visión
integradora, no parcelada, de Unidad no de parcialidades, de unitario no de binarios. De
espiritualidades, no de religiosidades. De palabras y acciones, no de letras y teorías. De
horizontalidades, no de verticalidades. Debemos aclarar, que esta visión integral, la
tenemos consigo. Es decir, en nuestro existir, habitan las dos visiones, porque el mundo
real nos conduce a accionar de una manera, y lo que se nos impone, no hace pensar de
otra manera. Quizás un diferencia radical se da en el axioma, “pienso, luego existo”, que
privilegia el pensar para actuar, o el realizarse a través del pensamiento no de la acción.
La pregunta que nos hacemos es; se puede pensar sin existir? Claro que no. Porque
primero se existe, luego se piensa, el pensamiento es un resultado de la existencia.

Mucha se ha escrito, que esta otra visión, habita o se realiza en pueblos denominados
indígenas, originarios, nativos, naturales, etc. Independientemente de qué concepto nos
parezca el adecuado, lo cierto es que estos pueblos o sociedades, habitamos
umbilicalmente su territorio. Es decir, existimos en fuerte dependencia de la naturaleza,
la que nos forma, con quien compartimos la vida, y la respetamos como un bien vivo, con

116
quien hablamos y gozamos, a quien confiamos nuestras intimidades, a quien
pertenecemos a resumidas cuentas. No conocemos el mundo, mediante escuelas, libros,
reglas, biblias, sino en una relación directa, en la labor, en el tequio, en el cargo, en la
asamblea, en la fiesta, en el intercambio, en el apoyo mutuo.

Lo político lo realizamos entre todos, no existe ni construimos el poder, sino la autoridad.


Dependemos de las capacidades y habilidades de todos, todos son importantes, sea lo
que son, lo que saben o lo que hacen.

Nos une, el territorio, la decisión, la labor común, la fiesta. Por lo mismo, tenemos
experiencia comunal, decisión comunal, y goce comunal.

¿CÓMO HACER VER ESTA ÓTRA VISIÓN?

Esta es la gran pregunta. Pues exponiéndola, discutiéndola, practicándola. Es sencillo


pero con muchos vericuetos. Para empezar, debemos reconocer que no es un
descubrimiento, sino el reconocimiento de su existencia. En segundo lugar, que se
practica en aquellos contextos sociales ligados directamente a la naturaleza. Mientras
más alejado se esté, de los centros urbanos, en mayor medida la encontraremos. Eso
no quiere decir que no pueda o se realice en la ciudad. Dado que es una actitud natural,
dependiendo del contexto la percibiremos.

Existen Estados como Oaxaca, de profunda Comunalidad, que se explica básicamente


por su geografía. Lo abrupto y montañoso de la geografía Oaxaqueña, genera elevada
diversidad lingüística, y de costumbres locales, y una seria y profunda actitud
Comunalitaria.

Pero Oaxaca en buena medida ha emigrado a las grandes ciudades portando


Comunalidad, y que realiza, con base en las necesidades que enfrenta. No solamente
reproduciendo actitudes entre gente de su misma formación, sino aprovechando ese
carácter para lograr resolver sus necesidades. Pero hay que reconocer, que la
Comunalidad, actitud generada por una profunda relación con la naturaleza, hace falta o
digamos, se requiere exponer, porque está ausente en el contexto urbano, productora
de individualidades por excelencia.

117
Por otra parte, es importante reconocer, que sin llamarla así; Comunalidad, ésta se
manifiesta en la ciudades de distintas maneras; reproduciendo la medicina natural,
buscado una alimentación orgánica, festejando la vida comunalmente, digo con la
participación concreta de los que se reúnen, organizando eventos y usando las lenguas
propias, y de alguna manera, aunque con otras intencionalidades, mediante prácticas de
políticas gubernamentales.

Comunalidad ha empezado a navegar en la Academia. Muchos intelectuales, se acercan


a su naturaleza, anuncian su proceso todavía envueltos en conceptos como; de-
colonialidad, colonialidad, epistemologías del sur, Ecología de saberes, Agroecología,
Bioculturalidad, incluso Interculturalidad. Todos tienen sus razones, se critica el
eurocentrismo, el colonialismo, el liberalismo, el neoliberalismo, etc. Lo cierto es que
todos son avances extraordinarios, para construir desde la tierra misma, una nueva visión
del mundo.

En el plano de la Educación no se diga. Estados como Oaxaca, Chiapas, Michoacán


Guerrero, aunque no utilizando el término, (salvo Oaxaca) sus propuestas apuntan en
este mismo horizonte de pensamiento.

Los movimientos sociales, resultado del salvaje autoritarismo que lleva implícito el
ejercicio del poder, ha provocado que Comunalidad se enarbole como bandera de un
futuro que si bien apenas se empieza a esbozar, ya es convicción de gruesos
contingentes que ven en su puesta en práctica, un camino necesario de recorrer.

EN CONCRETO, ¿QUÉ HACER?

En nuestro concepto, existen dos principios que pueden guiar los futuros diversos planos
de un modelo de vida más natural. Estos son: El respeto y el Trabajo, lo que nos
conducirán a la Reciprocidad.

En principio, debemos reconocer que ambos conceptos, emanan del lenguaje


hegemónico que se nos ha impuesto a lo largo de los siglos. El primero que se entiende
como la sumisión a la jerarquía y aún peor, a respetar la propiedad privada de todo. El
segundo, dada la lógica mercantil imperante, (el trabajo) se ha entendido como una

118
actividad remunerada. Es necesario resignificar los dos conceptos para explicar lo que
queremos explicar.

Por respeto entendemos, que somos lo otro y los otros, es decir un resultado del mundo
que vivimos. Vivimos del otro, con el otro, para el otro. Por lo tanto, el ser individual lo
entendemos como una entelequia, inexistente. A cambio entendemos que el ser es
comunal, porque no viene, ni es, ni está sólo en el mundo, por lo tanto es un nudo de
relaciones con quienes comparte la vida. En este sentido, el respeto es una interpretación
de la vida, por lo mismo es una filosofía, una fuente de conocimiento, nuestra epistémia.
Y también una actitud ante todo.

El trabajo, el que podemos llamar; labor, faena, tequio, movimiento, es la manera más
sencilla de hacer la vida respetando, lo y al otro. Trabajando, se construye lo necesario,
se complementa, se reúnen capacidades y habilidades en todo. El trabajo es creatividad
en toda labor que se emprenda con respeto, y así como se complementa en el trabajo,
se intercambia y se complementa en los productos que se obtienen. Esta es la manera,
como comunalmente se puede enfrentar la dependencia del capital. Esto puede sonar a
propuesta utópica, pero como dice Galeano, al fin y al cabo es una camino para andar.

Entender esto, en la academia, en la docencia, en el centro de trabajo, en la calle, en el


hogar, en la escuela, en la cancha, en la pachanga, permitirá abrir nuevos horizontes
que nos conducirán a la reciprocidad.

Por reciprocidad entendemos el resultado de respetarnos en el trabajo y al trabajo


respetar, dar para recibir, porque con ello, se destruye toda forma de poder, no hay nada
arriba que mande, que obligue, salvo el acuerdo que en cada comunidad se tome. Es
decir, no hay poder, sino autoridad elegida por todos. No hay pago sino
complementación. No hay propiedad sino compartición.

Ser recíprocos, desaparece a los dioses, a los amos del poder, porque se horizontaliza
la toma de decisiones, y se elimina la verticalidad de la orden, del dogma, de la verdad.
La verdad se construye, no se aprende.

119
Por ahora y en éste modelo de vida que padecemos, se han buscado fórmulas sociales
como el sindicalismo, el cooperativismo, el mutualismo, el democratismo, el justicialismo,
el humanismo y para acabar, el liberalismo, todos ismos que emanan de la visión
Individualitaria de la vida, de la concepción de poder, la propiedad y el mercado de la
vida.

No estamos en contra de lo que señalamos, lo comprendemos, y sabemos que la lógica


del capital intenta abrazar todas las posibilidades de reproducción social, tan es así que
ya existen empresas comunales, que aunque con muchos obstáculos, logran apenas
convivir dentro de la lógica del capital.

No negamos la posibilidad de que lo que proponemos sea conducta en otras regiones


del mundo, en países orientales sobre todo, sin embargo, subrayamos, esto emana de
nuestra realidad continental, por ello nos referimos tácitamente al proceso colonial que
inhibe el razonamiento propio, o nuestras capacidades naturales. Como se da cuando se
habla de mestizaje, que parte de una visión racista, o cuando se habla de blanco, moreno
y negro que proviene de una visión discriminatoria, o cuando se habla de ricos y pobres
que se deriva de una visión clasista, o de la oposición; hombre mujer, que derivamos de
una concepción patriarcal. Todas éstas concepciones, son derivadas del poder
individual.

Por todo lo planteado, reafirmamos que esta nuestra visión no es atributo exclusivo de
regiones “étnicas” ni “indígenas”, sino que es una propuesta que emana de abajo, ni de
izquierda ni derecha, sino de una sencilla interpretación de la vida natural, no
naturalizada, sino natural.

Dejamos de hablar de Derechos, hablamos de Obligaciones, que aunque sea una


palabra que se deriva de la concepción del poder, la resignificamos para explicar que
pertenecemos a la comunidad, que hacemos comunidad todos, y que esa obligación es
gustosa y satisfactoria.

Eliminamos también la palabra ideología, que más bien es, una resultante de la
religiosidad, y no de la percepción natural que nos da el mundo(Espiritualidad). La

120
religiosidad o ideología la encontramos no sólo en las religiones, sino también en partidos
políticos, sectas, mafias, etc.

Integrar un nuevo lenguaje, o resignificar conceptos, es tarea inmediata, o inventar,


incluso derivarlas de las lenguas propias, que por fortuna todavía se mantienen, en la
precariedad y en la clandestinidad, pero existen.

Enfrentar la lógica del poder del capital, será un proceso amplio, que no puede ser
diseñado por una o un puñado de personas, por más comunales que sean, sino por todos
y en proceso concretos de acción. Y si la dominación también se ha hecho a través de
la lectoescritura, la usaremos también para realizar nuestro empeño.

121
LO COTIDIANO EN COMUNALIDAD16

Existen dos maneras de mirar al mundo, cuando lo ves fuera de ti, y cuando te sientes
dentro de él. La ciencia contemporánea, estudia la realidad sin involucrarse. La revisa,
la experimenta, sujetándola como vida ajena a su existencia. Lo mismo hace cuando
interpreta su movimiento, como cuando busca explicar su naturaleza. Siempre la ve
desde fuera.

Lo anterior, demerita su relevancia científica. El ser humano, es parte de éste gran mundo
que habitamos. Respira y se alimenta con elementos del mismo universo, por lo mismo
no puede ni debe apoderarse, sin engañarse a si mismo desincorporándose de lo que él
sólo denomina objeto de estudio.

Desde esta perspectiva, Comunalidad es la fuente epistemológica que permite explicar


la dinámica real de la vida en la tierra. Pero eso, no es atributo exclusivo de los Pueblos
Originarios, o naturales, que en su proceso histórico, han sido invadidos por otras fuentes
de razonamiento, pero si su mejor exposición. Por lo contrario, es una visión lógica que
explica la existencia de los seres que habitan el planeta.

Todo ser vivo, existe en un lugar, proviene de otro ser de su especie, con quien en
movimiento realiza su existencia y celebra, de muchas formas, el logro cotidiano de su
vivir.

Comunalidad no fija como centro del movimiento al homos, sino a la integración de todos
los elementos y seres que generan esa misma integración vivencial.

Es fundamental afirmar lo anterior, porque todos lo seres vivos respiramos, dependemos


del agua, y de los productos naturales o procesados para vivir.

16
La UNAM, a través de el Museo del Chopo, publicará próximamente éste trabajo que fue
elaborado para tal fin. En 2020.

122
Es desde ésta óptica que nos sentimos y somos el mundo, nuestra finitud, explica la
infinitud del universo.

El presente texto, no ambiciona más que reflexionar un modo de vida y de pensar que
tiene una explicación terrenal, que apunta a una lógica de vida, en la que la participación
de todos sus integrantes, es la energía que diseña la existencia. Por lo mismo afirma que
Comunalidad existe o puede existir, en el campo como en la ciudad.

Veamos.

Vemos el día y al mundo en función de nuestros compromisos, de nuestras relaciones,


de nuestras necesidades. Por lo mismo el ritmo de vida dependerá del lugar y el con
quién, lo habitemos.

La gran mayoría depende de su fuente de trabajo, así mismo, de los tiempos escolares
y de recreación que debe cumplir su núcleo familiar. Tan es así que no nos percatarnos
de cuan controlada está nuestra existencia.

Nuestras relaciones, se dan y se concretan en función del trabajo, de la escolarización,


como también del abasto de productos que requerimos para la vivencia.

Lo anterior se da de manera muy mecánica en la ciudad. Los que son dueños de su


tiempo, son los que no están sometidos a los tiempos de labor, de escolarización, de
ritualidad, etc. Estos privilegiados son muy pocos.

En las áreas rurales, se puede decir, que el tiempo está más regulado por el propio
tiempo, el clima, y las necesidades concretas que resuelven los requerimientos del día.
Es por ello, que podemos decir que en el campo se depende del ritmo natural del tiempo.

Claro, en aquellos lugares rurales donde se han establecido industrias, que tienen
horarios específicos, el ritmo o el control del tiempo pasará por encima de los del tiempo
natural. Pese a ello, en el campo aún los climas rigen en mayor medida el tiempo o las
actividades a realizar.

123
Iniciamos nuestras reflexiones, invitando a ver nuestra dependencia del entorno en que
vivimos, para hacer notar, que tan vinculados estamos al mundo que nos rodea y que
nos determina. Lo hacemos como una primera reflexión que guía el reconocimiento de
lo que somos, o de lo que determina nuestro razonamiento de la vida que realizamos.

Comunalidad, que es el concepto que guía la reflexión, tiene como primer determinante
el suelo que se pisa. Es decir, el territorio que se habita, y con ello, comprendemos, que
no es lo mismo existir al ritmo de una ciudad, que existir el ritmo de la ruralidad.

El razonamiento existente en cada persona está determinado en primera instancia por el


territorio que habita, en donde contrae los compromisos necesarios para la vivencia, en
donde realiza las actividades necesarias para su existencia, y en donde desglosa la suma
de compromisos, organizativos, recreativos, laborales, académicos que explicar su
manera de actuar.

Es por ello importante en gran medida, tener clara conciencia de donde se habita, el
suelo que se pisa y por lo mismo, comprender que ello es la fuente epistemológica que
reproduce nuestra actitud ante la vida.

La existencia se comprende por los determinantes del tiempo en el suelo que se pisa, no
es lo mismo depender de la temporada, del clima, de la lluvia, que de un reloj checador
o de la firma estampada en un cuaderno.

Reconocer el suelo, el territorio, implica darle valor al lugar en que y como se reproduce
la existencia. Conocer los detalles de la composición del territorio, es investigar lo que
somos y lo que nos determina.

Llevar este reconocer a un plano académico evita no caer en abstracciones que te llevan
a conocer suelos que no ves, que no sientes, que no inciden en tu existencia real. Y por
lo mismo a creer que existen otro suelos, sin antes reconocer el tuyo, propio e inmediato.

Un segundo elemento o dimensión que propone Comunalidad, es comprender a los


seres con quien convives el suelo. La comunidad, La población, la colonia, el barrio, el

124
centro de trabajo, o de recreación, en fin, de quienes habitan contigo el suelo que se pisa
o el territorio que se habita.

Obviamente tu primera percepción será la familia, con quien cercanamente existes. Se


podrá observar que es un todo organizado, que hay una forma de tomar las decisiones,
o de que habrá una estructura organizativa que fijará las responsabilidades, según las
habilidades, la edad, el desempeño, en fin.

Esto mismo lo verás en tu fuente de trabajo, o tu centro educativo, o recreativo. En esto


podrás también vislumbrar las diferencias, porque no es lo mismo tomar acuerdos en
una escuela, que en un centro de trabajo, una colonia, que en una comunidad
territorializada.

Podemos afirmar, que es en ésta dimensión en donde podrán saber en plenitud, que tan
individuo autónomo eres y que tan comunal es tu existencia.

En una comunidad originaria, la asamblea es la entidad que organiza la vida en común.


El comunero o ciudadano, opina y tiene la necesidad de tomar acuerdos para el bien
común, haciendo desaparecer al individuo, en la medida que el acuerdo que toma,
responde a la necesidad que todos señalan, es decir, que no es la satisfacción de un
interés particular, sino del común.

No es lo mismo una asamblea sindical, que una asamblea comunitaria. La primera se


rige por los interese del patrón, que son aceptadas o no, por el trabajador o por el
empleado. En la segunda, se rige por las necesidades de todos.

Saber la organización, no significa sólo entender la vida desde fuera, como cuando se
hace una investigación, pues se queda uno en la forma. Enterarse vía la participación
concreta, te permite valorar al común, y deshacerte de tus criterios personales, que por
muy certeros que sean, dejan de ser un criterio individual, porque es aceptado por todos,
en la medida que contribuye a la solución de equis necesidad común.

El tercer elemento es la actividad. Es el movimiento que se realiza en todo núcleo social.

125
Es necesario diferenciar lo que se hace en la ciudad y lo que se hace en el campo. En la
ciudad se acude a instancias que resuelven necesidades particulares, una empresa, o
una industria, una institución de servicio de equis naturaleza, un abasto a necesidades
particulares. En el campo, prevalece la búsqueda de la satisfacción comunal, en una
relación directa e inmediata con la naturaleza circundante, es decir, la vida, puede
controlar o diseñarse con la realización cara a cara, o asamblearia. No podemos decir,
que en todo el ámbito rural prevalezca la asamblea, ya que la visión Individualitaria que
llega con la invasión occidental, hace que lo privativo, el poder, y el mercado, hagan de
las relaciones una exposición necia del individualismo.

La actividad o el movimiento, dependerá de el razonamiento que impere. O si es el


acuerdo, o si es el poder.

Este proceso, se ha mostrado en franca contradicción desde la invasión Colonial. Al paso


de los siglos, podemos afirmar, que gran parte de territorios han sido invadidos por el
razonar y apropiación individual, el que es sostenido y fortalecida por la propia
constitución y los distintos códigos que regulan las relaciones sociales.

La sobrevivencia de la asamblea comunal, es hasta la fecha un camino que ha sido


negado por la visión de Estado. La concepción liberal de la vida asentada en las
libertades de todo tipo, excluyen a la persona de las decisiones para resolver las
cuestiones comunales que le atañen.

Esto genera un movimiento de confrontación cotidiana, que por un lado acrecienta la


importancia de la decisión comunal, pero por el otro la debilita de manera sistemática. El
que no desaparezca el razonamiento comunal, demuestra la fuerza que encierra la
participación de todos en todo proceso de vida.

Lo mecánico de la vida básicamente urbana, es resultado de la individualización que se


impone, vía la iglesia, la educación y fortalecida por el régimen de derecho en el que se
basa la existencia del Estado.

126
El movimiento de todo tipo de sociedad, representa el suelo que pisa, y la manera como
organizadamente resuelve sus necesidades. Por eso que la existencia comunitaria en la
sea resultado de su propia capacidad como forma de vida.

El cuarto elemento es la celebración del resultado que se obtiene del movimiento. Toda
sociedad celebra sus triunfos o fracasos incluso. La celebración es un motivo para
renovar la energía e iniciar nuevos ciclos de vida. La fiesta como se dice, en pueblos
originarios, celebra la faena, el tequio realizado, el movimiento efectuado y lo hace con
la exposición del colorido, la sonoridad, y el ritmo que más llena sus capacidades y
expectativas.

Muchos investigadores se quedan en el color que ven en una fiesta llamada tradicional,
pero no se comprende el cierre de ciclos anuales y cotidianos que encierra la celebración.

Por ser la celebración, el resultado de un proceso vivencial, genera una imagen tan
colectiva y comunal, que es comprendida como una satisfacción individual. No se
comprende del trabajo, de la acción comunal realizada.

Pese a la interpretación que se de a la celebración, lo importante es que muestra el cierre


de un ciclo. Y que por si mismo es la demostración de un resultado vivencial, que puede
denominarse una obra artística, o simplemente una fiesta.

Ver la vida comunalmente, es decir desde la interdependencia de sus elementos


constituyentes, es afirmar que todos dependemos de todos para existir, y que por ello,
debe eliminarse la apropiación del suelo y del ser, para empoderase y dominarlo todo.

La visión individual, que explica el poder, la propiedad y el mercado, ha mostrado sus


límites, y que del laberinto al que nos ha conducido, sólo podrá salvarnos otra manera
de entender el mundo, otra actitud, de mayor respeto al planeta y a todos los que lo
integramos.

El caminar bajo otra racionalidad, es urgente. La mirada individual y egoísta del mundo
nos ha llevado a la destrucción de nuestro planeta. Por ello, y como lo afirma Galeano,

127
debemos caminar patas pa arriba, antes de que nuestra especie, se extinga por
completo.

128
129
LEY ESCRITA INTEMPORAL, FRENTE AL ACUERDO ORAL TEMPORAL

HACIA LAS FUENTES DE LA NORMATIVIDAD COMUNITARIA.17

PRESENTACIÓN

Mucho se habla de derecho indígena, consuetudinario, colectivo, natural, sin advertir que
la palabra Derecho, responde a una lógica de razonamiento fincada en el poder.
Referirse como Derecho, a la normatividad de los pueblos cuyo razonamiento se finca
en el Respeto, nos conduce a un laberinto sin salida.

Sin ser especialistas en el tema nos atrevemos a proponer fuentes propias de una lógica
natural, que puede ser base para comprender el ejercicio de una actitud diferente para
hacer "justicia".

EMPECEMOS

La lectoescritura además de individualizar el razonamiento, excluye al otro, y todo lo hace


depender, de la capacidad y emotividad individual de quien consume el texto.

Una ley, cierto, es aprobada por un colectivo especifico. Colectivo integrado por
comportamientos individuales que obedecen a criterios y formaciones diversas, emitidos
en un determinado tiempo y espacio.

El momento-tiempo, separa al lector del texto. El texto es intemporal, por lo mismo se


observan en él dos lógicas, la temporal y la intemporal. Uno cuando el texto es publicado
y otro cuando es leído.

Otra parte es, que un texto intemporal se usa en un acontecimiento temporal, lo cual de
entrada ya es una contradicción. El derecho concebido o repleto de intemporalidad, es
usado para el análisis individual temporal de una norma intemporal. Cualquier

17
Este texto se redacto después de participar en un Seminario de Derecho Indígena, organizado
por la facultad de Derecho de la Universidad de Querétaro. En 2019

130
interpretación, temporal, no puede comprenderse para calificar intemporalmente,
además de ser una derivación de una individualidad.

Todo esto visto desde lo comunal nos resulta antagónico. Los acuerdos o en su caso,
las normas comunitarias para empezar tiene una temporalidad específica. Acuerdos y
decisiones, que según cada contexto, pueden ser modificados o cambiados totalmente
en tiempos breves. Si así la asamblea decisoria lo comprende.

No así la ley escrita, norma muerta por naturaleza, que no se corresponde ni a su


espacio ni a su tiempo.

El derecho se ejercita bajo una interpretación temporal e individual, no así una norma
temporal que es la integración de interpretaciones de un colectivo grupal o asambleario.
Aparentemente debe pesar más el respeto irrestricto de un texto, pero intemporal. Lo
que conduce al ejercicio de un derecho con base en intereses individuales, no así el
respeto colectivo a una temporal normatividad decidida grupal o asambleariamente.

En resumen, sea derecho o norma, al ser individualmente elaborada e interpretada, es


más cuestionable como veredicto cuantitativo o cualitativo. Porque no es lo mismo que
una ley muerta sea interpretada por un individuo, que por la interpretación de individuos,
que reflexionan y dictaminan un hecho en su tiempo y en su espacio.

EL DERECHO PROPIO, COLECTIVO O INDÍGENA NO EXISTE

Llamar derecho a la ley escrita, por lo mismo intemporal o muerta y que se ejecuta en
una región con normas propias, es una confusa enunciación.

En principio necesitamos reconocer que la aplicación de una normatividad temporal y/o


comunal, no es ejercer el Derecho.

La normatividad temporal es un ejercicio vivo de un acuerdo comunal. El ejercicio del


Derecho es un ejercicio muerto, intemporal por excelencia.

Es en este sentido que no podemos hablar de derechos colectivos. Es decir, de la


aplicación de normas no elaboradas en el momento y en el espacio en que suceden.

131
NO HAY LEYES, HAY ACUERDOS

La palabra ley contradice al acuerdo. La primera está impresa en códigos previamente


elaborados. Por lo mismo son textos muertos o intemporales.

Los acuerdos por lo contrario, son decisiones vivas, que se toman en el momento y en
el contexto. Estas decisiones son reales, comunales, y contextuales. Reflexionan la
decisión a partir de los acontecimientos en su lugar y en su momento.

Así como el derecho tiene sus fuentes, el acuerdo, al que se le puede denominar norma
temporal, también los tiene. Estos son; EL LUGAR, EL PROTAGONISTA, LA ACCIÓN
Y EL RESULTADO.

Veámoslos cada uno. Advirtiendo que son una unidad de hecho. Cada fuente depende
de las otras, se les separa sólo para facilitar su exposición.

EL LUGAR

Un hecho a "juzgar" se realiza en un lugar determinado. El suelo tiene mucho que ver,
porque dentro de una explicación comunal, el ser vivo es territorio. Es decir, el ser se
explica en la totalidad del que forma parte y que por lo mismo; pertenece. El ser no es
un ente separado, diríamos una abstracción.

Por ello, un primer determinante es el lugar.

EL PROTAGONISTA

Si el suelo determina la acción de un ser, éste es determinado en mayor medida por los
seres con quien comparte la realidad, al cual se añade el tiempo o el momento que le
toca existir al darse el hecho.

El ser se explica por la suma de relaciones que entabla en el lugar que habita. Es decir,
él es un resultado de sus relaciones, en esa medida el individuo no existe, sino las
relaciones que le definen. Una persona es lo que hace, cómo lo hace, con quién lo hace,
y en qué momento lo hace. En la comunidad no es el carácter individual lo que cuenta,

132
es decir no se le abstrae, sino se le entiende vinculado a un todo comunitario. Como tal
es un ser comunal, que es el desenvolvimiento de haceres que constituyen su prestigio,
o dicho en otras palabras, el papel que desempeña dentro del todo. Una persona es
valorada por el papel que desempeña en el conjunto. No es su retrato o su inscripción
administrativa.

Por lo tanto, se le juzgará por quien es en el conjunto, no como individuo abstraído de


esa totalidad.

LA ACCIÓN

Todo hecho supone movimiento. Y todo hecho se da en un lugar, y en todo hecho


participa un protagonista. Por lo mismo, el movimiento, observado desde sus
determinantes, deberá entenderse como un resultado multideterminado. ¿Qué tanto
incide cada determinante en cada acción ? Eso es lo que ha de reflexionarse para tomar
un acuerdo. La acción en este caso, se analiza a partir de los determinantes, y no de su
resultado fisiológico. No en su realización material, física, sino como un resultado
multideterminado.

EL RESULTADO

De manera lógica en términos naturales, las relaciones de interdependencia que guardan


entre sí sus elementos son de reciprocidad. Es decir todos aportan y todos reciben. Y
reciben no lo que dan sino lo que es necesario para que el todo siga su movimiento.

Un hecho juzgado comunalmente, prioriza la vida del conjunto. No es el respeto a la ley


escrita lo importante, sino que el acuerdo busca eso precisamente; la reproducción
natural del todo comunal. En este caso la reciprocidad en los casos de agravio, buscan
la reciprocidad a través de la reparación del daño, dentro de las capacidades de los
protagonistas del hecho en cuestión. La búsqueda de la armonía social no es un objetivo
del acuerdo, sino una necesidad de la comunidad. Por lo mismo la cárcel no es la
reparación del daño, sino su multiplicación. La cárcel en el caso de un asesinato, no es
el tener una viuda, sino fabricar dos viudas. Por lo mismo y de manera recíproca, el daño
ha de repararse dentro de las necesidades creadas, no creando otra necesidad.

133
PODER O AUTORIDAD

El ejercicio de la Justicia se enfrenta también a connotaciones específicas. Cuando se


habita un espacio, regido por un poder, determinado por leyes escritas, o sea lo
intemporal que se ha señalado, y es ejecutado por un individuo, llámese juez, fiscal,
agente, tribunal, consejo, en fin, argumenta su Poder, o mandato en leyes suscritas para
realizarse con ese procedimiento, fortalece el ejercicio de un Poder absoluto.

No así, una autoridad emanada de la decisión temporal de una asamblea de personas,


que constituidas en autoridad, eligen a una o unas personas para que acuerden lo
necesario para el ejercicio de la justicia.

La autoridad que enjuicia a un ser integrado a la comunidad, seguirá el procedimiento


que ya dibujamos.

Por ser autoridad temporal elegida en una asamblea, en tiempo y forma, ejercitará lo
justiciable en los acuerdos orales y escritos, expresados como su experiencia, viendo al
ajusticiado como parte de un todo, no abstrayéndolo ni separándolo del sitio que y con
quien habita.

Es claro pues, que una justicia la realiza la autoridad de todos, y no un individuo vestido
de poder intemporalmente determinado.

Se puede afirmar, que el Poder es la exposición de una decisión individual, y la Autoridad,


es la exposición de la decisión de un conjunto de personas que se constituyen en
Autoridad por acuerdo asambleario.

134
OMBLIGACIÓN FRENTE A DERECHO18

Al nacer, primero se respira al mundo, luego se le mira. Primero se es mundo, después


se disfruta o se le padece.

Esto que parece obvio, no lo es. Invertir los tiempos de ésta realización vivencial, ha dado
poder a toda una civilización, que ha facultado a su mirar, un razonamiento que le da
poder a sus sentidos.

La Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, tiene como columna vertebral,
la noción filosófica que emana de los sentidos de la especie humana. Concepción que
hereda de una civilización construida en otros continentes y que se impone a éste
continente como se le impone su nombre.

Interpretar el universo desde los sentidos, no desde su organicidad planetaria, hace de


la especie humana el centro no sólo de la atención, sino de la definición universal.

Este proceso de definición, germina en el dibujo de una realidad que se contrapone a


una explicación natural entre todos los seres que integran el planeta que habitamos.

De ahí que se reconozca como justicia la realización de una equidad social comprendida
desde hechos interpretados por el ser humano sin tomar en cuenta su definición integral
planetaria.

Esta interpretación de los sentidos que hacen a un lado la dependencia que se tiene al
vivir de respirar y alimentarse del mundo, ha dado cause a un régimen de desigualdades
entre quienes razonan desde su reconocimiento como mundo, a quienes se adueñan del
mundo y le imponen su reglas para regular sus relaciones.

Sin entender la causa de conductas disímbolas, y buscando acercarse a la equidad social


se elaboran conceptos limitados de origen. Derechos consuetudinarios, derechos

18
Este texto forma parte conceptual de un Protocolo de actuación, solicitado por la CNDH, y fue
entregado en 2021.

135
colectivos, derechos indígenas, derechos humanos, sustentabilidad, Bioculturalidad, sin
desvalorar sus aportes, son algunos de los conceptos en boga, que no alcanzan a

entender la verdadera raíz de la confrontación que ofrecen modelos que emanan de


diferentes razonamientos civilizatorios, en franca confrontación.

En la década de los ochenta, Guillermo Bonfil(1983), hablaba de dos Méxicos, el


Profundo y el imaginario, se refería precisamente a estos dos modos civilizatorios en
cuestión. Y son muchos los pensadores propios, que han señalado esta gran diferencia
de explicarse desde el mundo, y mirarse desde fuera, aceptando como cierta, la
interpretación única, la de nuestros sentidos.

La correcta realización o ejecución de los Derechos Humanos a la luz de esta gran


contradicción civilizatoria, amerita tener claridad en las fuentes de razonamiento que los
sustentan.

La interpretación de violaciones graves a los Derechos Humanos, tanto para su definición


como para su atención, deben ser argumentadas a la luz de la explicación Natural de la
Existencia Humana, no sólo a la interpretación humana en su realización.

Cierto, reconociendo lo hegemónico del razonamiento sensorial humano, aceptamos que


no se cuenta con el instrumental regulatorio que reconozca a la especie humana como,
tan sólo, una parte, de la integración de seres que conforman el planeta. Por lo contrario,
todo está establecido para la atención de los humano sin tomar en cuenta la suma de
desigualdades que encierra su razonamiento, y su permanente agresión a una
naturaleza, concebida como realidad secundaria a manipular.

Mientras la Constitución argumente sus postulados, partiendo de un solo razonamiento


civilizatorio, no estará en condiciones de fundamentar justicia para un universo que ha
sido excluido, que es tratado como materia propiedad de una sola especie.

Las sociedades que explican Naturalmente su Existencia, seguirán siendo nombrados


con el lenguaje hegemónico que establece lo indígena y lo no indígena, lo individual y lo
colectivo, lo correcto y lo incorrecto. Seguiremos hablando de Obligaciones frente a

136
derechos, incluso dando derechos a la Madre tierra para ser protegida y conservada,
olvidando que es ella la que nos da oportunidad a la existencia.

Cuando se reconoce que se es Mundo, se comprende al ser como el resultado de la


multiplicidad de relaciones que se dan entre los seres que habitan un territorio.
Relaciones que no se aprenden, sino que por naturaleza existen y dan forma y substancia
a la actividad de cada realidad geográfica.

La explicación de una civilización profunda, se hace más compleja en la medida que el


lenguaje que usamos, deviene de un razonamiento colonial, impuesto a través de todos
los medios. La educación, la religión, la laicidad, etc. Es por esto, que la obligación no
colabora para definirnos Mundo. Obligación es un concepto pesado que nombra la
coerción, la imposición, y aunque el mundo Natural pueda nombrarse a partir de
obligaciones, creemos que la palabra, no ayuda. Es en este sentido y con el propósito
de explicar mejor lo que sucede desde un razonamiento natural se propone Ombligación,
que da cuenta de una relación umbilical con el planeta.

A través del ombligo se respira antes de nacer, y ya nacidos, respiramos al mundo, por
ello Ombligatoriamente estamos ligados al mundo y de esa manera explicamos nuestra
existencia.

No se trata simplemente de proponer conceptos, se trata de comprender, de avizorar un


mundo o un razonamiento científico que se nos ha ocultado, del que se nos ha excluido,
pero que no podemos abandonar, cuando la verdad es que a su integración se debe y
depende nuestra realización como humanos.

El derecho lo da el humano para los humanos, sin tomar en cuenta la dependencia del
humano al suelo que pisa, del cual respira y aprende a través de su relaciones y
movimientos.

Esto que es una realidad inocultable, es lo que se ha llamado Comunalidad.


Comportamiento que umbilicalmente explica la existencia de lo humano en la naturaleza
que le ha tocado habitar.

137
En materia electoral y en Oaxaca, para eliminar hondas contradicciones en la
organización política, el Estado se vio presionado a legitimar un comportamiento no
democrático, diríamos Comunalicrático, ya que la existencia de una razonamiento
Natural en el desempeño de la representatividad, hizo que la gran mayoría (417 de 570)
se rija bajo sus propios sistemas. Lo que constituye el inicio del reconocimiento de otra
razón civilizatoria, en el lenguaje jurídico.

No nos podemos limitar a reformar o a readecuar el derecho, y menos a los Derechos


Humanos, sin antes entender y comprender los límites de este razonamiento que da
razón al ejercicio de lo que se conceptúa como Justicia en la actualidad.

La calificación de toda violación grave a los Derechos humanos, debe incorporar el


territorio en el que se da tal violación, el trabajo o la labor que se edifica, y la celebración
ceremonial que explica la integración del humanos al mundo que habita.

En la medida que Comunalidad explica al ser, por la naturaleza que habita, la


Ombligación nos permitirá entender su noción de equidad natural en su entorno.

Si no se cuenta con leyes que reglamentan la Ombligación del humano a su territorio,


debemos hacer el esfuerzo de razonar desde el todo que envuelve a la persona, y no
sólo de los establecido y definido por la leyes elaboradas únicamente sensorial y
concretados constitucionalmente.

No es fácil la tarea, la ausencia en la Constitución, (claro salvo y limitadamente en el


artículo segundo), de un razonamiento Natural que ha demostrado por siglos su
coherencia y legitimidad, y que además responde a un proceso civilizatorio ocultado,
hacen de los códigos actuales una labor impracticable.

Sin embargo, la realidad histórica que nos ha tocado vivir, además de reconocer lo que
se nos ha encubierto, nos ombliga a buscar medidas que nos aproximen a no dar
continuidad a las atrocidades a los que no presiona el razonamiento hegemónico.

No se puede seguir llamando consuetudinario, Indígena, Colectivo a un comportamiento


demostrado civilizatoriamente.

138
Ha de quedarnos claro que lo hegemónico lo ha cultivado el humano desde su percepción
sensorial individual, y es el mismo humano, quien debe reconocer que primero respira al
mundo y después lo mira.

La ausencia de lo Natural en la Constitución, no debe ser obstáculo para que en el


humano y a partir de lo demostrado por la población originaria del continente, logre
trascender lo impuesto por una civilización que se nos impuso a través de una invasión.

El presente protocolo, parte de experiencias directas, que tienen como una primera
referencia las leyes reglamentarias. Sin embargo, se da sustento para que el tratamiento
que se dé a las violaciones graves, estén acompañadas de un razonamiento integral y
natural.

Analizar cada experiencia a partir de su Comunalidad, la que su argumentación explica,


permitirá navegar en espacios posibles para la definición de las acciones que se
emprendan, que se conflictúan a partir de una doble racionalidad hasta ahora no incluida,
a las que les interpreta e interviene.

La ciencia ha sido el resultado de lo humano sensorial, por lo mismo, haciendo a un lado


la realidad natural, obedece a los lineamientos que el humano busca para su bienestar.

La ciencia al servicio de una sociedad que se considera centro del movimiento universal,
ya no puede ocultar sus fuentes, las que han llevado al mundo a un laberinto sin salida.

No somos dueños de lo que miramos y palpamos, somos parte de un todo indestructible,


que no se puede aprender separando o despedazándolo.

Todo tratamiento a cualquier realidad, debe partir de la noción Natural de la existencia


universal. Adjetivos denigratorios entre los humanos desaparecen, cuando se reconoce
la integralidad de un mundo del cual el humano es un resultado, no su constructor.

Los idiomas propios dan cuanta de esta filosofía negada, que a la luz del momento
histórico que nos ha tocado vivir, resulta ineludible tomar como referencia.

139
No se podrá avanzar, si seguimos considerando que el mundo está diseñado para los
humanos, si no tomamos en cuenta la interrelación de todos los seres que habitamos y
compartimos éste mundo.

Mientras pervivan conceptos humanos, que nos des-ombligan, no se podrá contar con
un mundo que nos aporte equidad en las oportunidades de existir.

Intervenir a partir del Respeto, el trabajo y la Reciprocidad, nos permitirá hacer el camino
conjuntamente todos los seres terrenales. Esto que se protocoliza, es un intento, que
depende de no solamente la sensibilidad humana, sino de la comprensible integración
de una totalidad que da fuente a nuestra existencia como sociedad natural.

140
OMBLIGACIÓN O DERECHO19

INTRODUCCIÓN

Desde su nacimiento la Ciencia ha estado al servicio de la especie humana. Esto no nos


cabe duda, y en eso radica nuestra preocupación, que en esta ocasión invade el campo
jurídico, campo que regula las relaciones humanas, y al igual que la ciencia, centrò su
foco de interés únicamente en el ser humano.

La ciencia, a pesar de entenderlo, no ha entendido que el ser humano depende del


mundo, del planeta, del universo en movimiento. Esta visión “justifica” cierta neutralidad
que argumenta la necesaria separación del sujeto-objeto que ha de investigar. Creemos
que centrarnos en el ser humano, seguirá impidiendo la existencia de otras
racionalidades, de otras dimensiones civilizatorias, y con ello, seguirá siendo imposible
reconocer la existencia de mundos diversos, homogenización que hegemónicamente se
quiere seguir imponiendo.

LA PROPIEDAD DEL CONOCIMIENTO

¿Se ha vivido en el error? Preguntarse esto puede entenderse como una agresión, o
como una broma. Es tan difícil relatar hechos de conocimiento básico como verdades
científicas, mal tratadas, que se corre el peligro de ser señalado como un charlatán, sí,
el que charla cuentos sin fundamento. Pese a ello, y corriendo todo tipo peligro, incluso
un viaje directo a la hoguera, hemos decidido, evidenciar el error de interpretación del
mundo que nos ha llevado a un laberinto sin salida.

Se corren muchos peligros en este atrevimiento, principalmente por no ser obedientes a


la rigurosidad que la Ciencia Social busca darle a sus propuestas. Es decir, no recurrimos
a la lectura de “supuestos” fundamentos y a su citación en nuestra exposición, la que
obtenemos al razonar simplemente de lo que se ve y es demostrable a simple vista. El

19
Este texto se redactó a instancias de un equipo independiente de investigación sobre Derecho
Indígena, y se pretende publicar próximamente. Se elaboró entre 2020 y 2021.

141
sentido común, sí, el sentido coincidente de los que habitan un cierto espacio, que se
traduce a postulados. Estos son, los que nos dan oportunidad al cuestionamiento.

La ciencia basa sus resultados en lo que el numeral 1 de la vida le aporta. Analiza la


realidad de acuerdo a lo que sus sentidos le inyectan. Para ello, la vista, el oído, las
manos o el cuerpo, el olfato; son su guía instrumental.

Lo mismo sucede en las ciencias naturales, y mucho más en las ciencias exactas. Se
observa, se experimenta, se concluye en una investigación auxiliados de los sentidos
inmediatos. Esto lleva a concluir que lo obtenido al seguir los pasos que
metodológicamente son los necesarios, es una verdad utilizable por la especie humana,
tanto para resolver sus necesidades y comodidades, como para garantizar utilidades que
se traducen en un bienestar para el que se apropia del conocimiento.

Basarse en el numeral uno, hace olvidar el CERO. Sí, el no numeral, el que implica e
integra al numeral 1 y los que hasta el 9 se utilicen. Es decir se abandona el todo. Lo
cual hace de la ciencia fundada en el numeral 1, en inventora de una realidad, que en un
continúo ascendente nos ha encerrado en el laberinto señalado.

Nos atrevemos a afirmar que es un invento en la medida que se excluye el origen de


todo, el CERO, que en nuestra reflexión implica universo total.

El abandono del CERO, implica que se abandone la raíz de la existencia. Pues cualquier
ser vivo, primero respira el mundo y en un segundo momento lo observa, algunos seres
ni siquiera lo ven, pero existen. En otras palabras primero es el CERO, después son del
1º al 9. Se vive sin ver, oír, tocar, escuchar, oler o gustar, pero sin respirar no.

Lo primero que se empieza a vislumbrar a partir de éste razonamiento, es que la


propiedad del conocimiento no puede existir. Pues se adquiere conciencia del mundo a
través de los sentidos, y lo primero es SER MUNDO y al ser mundo no podemos
apropiarnos de nosotros mismos, pues uno forma parte de ese universo creador que el
respirar lo hace a uno, especie viva.

142
Es decir, al ser parte o el mundo, lo que los sentidos nos aporta diríamos es secundario,
pues lo primario ES SER EL MUNDO desde el momento que los respiramos y entramos
en dependencia de la totalidad.

Esta reflexión es científica, entonces, ¿por qué se abandona, se desplaza, se oculta, se


encubre al CERO? ¿El respirar?.

Respirar no aporta conciencia, aporta vida “no conocimiento”. Pero al no aportarlo, es


muy fácil ignorar que se respira y como tal, se ignora que se es mundo. Al no hacer
consciente que se respira, lo que se observa, se toca, se escucha, se saborea tenemos
una apreciación, o interpretación sensorial, es decir, únicamente de los sentidos.
Razonar de ésta manera provoca que cada ser vivo tenga una interpretación de lo que
sus sentidos le aporta. En otras palabras, es esto lo que conduce a la individualidad. Al
tenerse una interpretación personal del mundo, lo personal se convierte en individuo, que
lógicamente se traduce en formas que acarrean consigo la seguridad individual, la que
siembra un campo adecuado para la competencia en las interpretaciones.

Hemos de aclarar que no se puede obtener conocimiento si no se tiene vida. Si no se


cuenta con el Cero, no puede existir el 1 o el 2 y así. Es decir, no se puede pensar si no
se existe, lo contrario es decir, “pienso luego existo” que da cuenta que no se tiene
consciencia de que se respira y mucho menos de lo necesario que es para vivir, la
existencia del cero.

CIVILIZACIÓN

Es importante que de lo explicado, demos cuenta de la existencia de dos o más


civilizaciones, la que se es y la que se inventa, la profunda y la imaginaria. La que se
construye a partir del hacer consciente que se respira, y la que se diseña o imagina a
través de los sentidos. En esto, pensamos, estriba el mar de atrocidades, cuando se
inventa una realidad producto de los sentidos y se excluye nuestra pertenencia al mundo,
con sólo respirarlo.

143
Cuando se asume ser parte del mundo, en principio desaparece la apropiación del
mundo, y con ello el poder sobre el mundo. Esto significa, que al sentirse mundo, se
comparte el mundo, es decir, se vive de lo necesario que te aporta el mismo mundo del
que formas parte. Por lo contrario, si partes únicamente de la interpretación que te
aportan los sentidos, imaginas o inventas el mundo a tu manera, al poder que tu misma
interpretación inventa, y que se apropia de lo que ve, de lo que escucha, de lo que toca.
Con esto la separación de Sociedad y naturaleza adquiere vigencia y es demostrada con
hechos maniobrando la realidad a tu decisión, haciendo del mundo lo que el individuo
piensa.

Lo anterior germina dos o más procesos civilizatorios, que al entrar en relación,


predomina el de los sentidos obviamente, pues tiene en su mecánica resultados que le
dan sentido a la existencia germinando; “Culturas”, “Ciencias”, que argumentan cada
paso que se da, pero que resultan no científicas, a partir de que se excluye al cero, o al
respirar.

Por lo mismo, la Civilización que siente su pertenencia al mundo, fragiliza o debilita su


existencia, porque ve al colonizador, al capitalista, al imperialista, como un ser con quien
debe compartir la vida, en función de lo que su razonamiento le dicta; el que los seres
vivos son parte del mundo.

Esto explica la hegemonía del razonamiento colonizador y sensorial, pero no lo


argumenta en su favor. Es decir no lo justifica.

Reflexionar la realidad actual, desde únicamente los sentidos, es edificar una manera de
vivir, que no tiene fin. Una manera de hacer la vida que busca y encuentra, por todos los
medios sensoriales, el confort, la comodidad al que diseña e inventa una nueva
tecnología, que supone logra la eternidad de su existencia. Cuando su organismo deje
de respirar, tendrá que abandonar el mundo. Por más religiones o descubrimientos
“científicos” que obtenga o practique, tendrá que irse.

Si se edifica un modo de vida desde el cero, desde la pertenencia al mundo, desde el


hacer consciente que al respirar se depende del mundo, se usarán también los sentidos,

144
pero su uso responderá a nuestra pertenencia al mundo. Nuestra relación con el mundo
obtendrá un respeto profundo y los sentidos guiarán nuestro actuar a la búsqueda de la
manera de dar excelsitud a nuestra vivencia, compartiendo la vida y el mundo al que
pertenecemos.

ELEMENTOS CIVILIZATORIOS

Cuando se percibe al mundo desde los sentidos, lo tecnológico resulta necesario; la


escritura.

La alimentación, la vestimenta, la casa, no, pues éstas están en diálogo permanente con
el movimiento del mundo, los tiempos, los climas, los suelos, etc.

La lengua y su escritura que se inventa, nombra lo que se ve, lo que se siente, incluso lo
que se entiende, pero esto es resultado de una interacción sensorial que en el existir
excluye la dependencia al mundo a través de la respiración.

No se diga cuando se usa el instrumental para imponer una percepción de la vida, la


guerra, y la paz, que se convierten en resultado de la lucha competitiva por el poder, y
que da continuidad a la competencia de las interpretaciones.

A los quehaceres necesarios para la vivencia, se les denomina Cultura, y se generan


fórmulas de gobierno, unos emanados de la competencia, y otros emanando de su
necesidad concreta, la de la coordinación y la representación. Diríamos uno emanado de
la competencia y el otro de la Compartencia.

El obtener el alimento orgánico cotidiano, al darse en una interpretación sensorial, y


dependiente de la competencia, se realiza en ella. La interpretación económica de lo que
unos tienen y otros no, se convierte en la nominación conceptual de las relaciones que
germina esa competencia. Pero al ser competencia de interpretaciones, se persigue la
calidad de vida que se determina por los posesión de los bienes escasos, a que para
asegurarlos, en otro momento justifica la guerra, con su consonante resultado; El poder,
la propiedad y la desigualdad.

145
La historia hegemónica ha dado sus versiones de éste proceso, pero aclaremos, no nos
referimos a siglos de historia que la escritura permite medianamente conocer, sino a
imperios antiquísimos, en los que también prevaleció el modo de vida sensorial,
excluyente de su pertenencia al mundo.

La “ciencia” y la tecnología, es decir, la investigación y sus resultados, vienen a ser el


camino para la construcción civilizatoria basado en los sensorial, en determinar la
interpretación individual como eje de la realización vivencial. La dependencia del
individuo al mundo fue quedándose como un estado inconsciente de la percepción de la
vida.

Es así como un resultado tecnológico, complejiza y entretiene la vida excluyendo su


explicación. Tecnología para la guerra, tecnología para la paz, tecnología para la
alimentación, el vestido, la distracción, pero toda una tecnología al servició de una
especie; la Humanidad. El arte y la ciencia empiezan a competir su ubicación, igual que
un ser humano de conocimiento se distancia del que cree ser ignorante, se separa la
forma del contenido, el pueblo y gobierno, del bien o mal alimentado, de si eres objeto o
sujeto, de si aquello es malo o bueno. En fin, pero todo de la visión desde la interpretación
sensorial, de un mundo del que nos hemos apropiado por nuestros sentidos.

UNA CIVILIZACIÓN PROPIA

Erigir una civilización propia, para la gran mayoría de mortales, es más que una tarea
imposible. Se han inventado tantos fundamentos de la civilización que hoy se padece,
que suena a utopía pensar en otra. Sin embargo, si hemos señalado aquí que en la
civilización hegemónica, se excluye la base que evidencia científicamente la existencia,
estamos en condiciones para razonar una civilización diferente, diríamos más profunda,
o más seria.

No negamos que nuestra reflexión cuestiona postulados que hoy por hoy son “verdades”
que el grueso de la población lleva a la práctica. Como tal estamos prevenidos para la
interminable suma de epítetos que nos vallan a endilgar.

146
Tampoco podemos negar que a estas fechas, se han logrado propuestas de mucha
importancia, cuestionamientos que desdibujan invenciones que han obnubilado la visión
de la especie humana en la gran mayoría del territorio mundial. Uno de ellos la negación
de la existencia de un Dios. Independiente de qué religión, un Dios nos es más que la
invención más acuciosa, para mantener el control sobre la especie más controvertida.

Otro avance de gran importancia es la negación de la Guerra, aunque no se trasciende


la búsqueda de la Paz, como resultado del uso indiscriminado de la violencia para
mantener los poderes establecidos.

El cuestionamiento a la razón del Estado, es otra propuesta de gran importancia, como


lo significa el desnudamiento de una economía que al mirar la naturaleza como simple
mercancía, incrementa las desigualdades entre los individuos, los Estados o la Naciones.

Sin embargo, todo el cuestionamiento a las creaciones sensoriales se hacen sin partir
del razonamiento natural de la existencia, sino como resultado del tipo de relaciones que
se diseña para únicamente la especie humana.

La individualidad es el resultado natural de una visión sensorial, por lo tanto nos debemos
afirmar la inexistencia del individuo, si partimos del respirar o del CERO, es decir, que es
inexistente lo que ha sido la construcción o eje de la explicación sensorial; el individuo.

El individuo desparece cuando comprendemos que los elementos constituyentes del


conocimiento que porta el humano, es resultado su exterior, de su relación con el mundo.
En principio, vive, porque respira, no porque sus sentidos perciben al mundo. Esto no
quiere decir, que eliminemos la importancia de lo sensorial, sino que la ubicamos como
numeral 1, dado que lo básico es su respiración, su determinación como ser vivo,
independientemente de que si vea o escuche al mundo.

La persona es un elemento reservorio de los elementos restantes que hacen y habitan


el universo. No es creador del universo, por lo mismo no es Dios. Respira, se alimenta
de agua y de los diversos frutos o especies que le garantizan la vivencia. Su saber emana
de su relación concreta con el mundo, vive, dependiendo de otras especies, como las

147
otras especies viven de ella y de otras, en ciclos que la ciencia sensorial ha descrito con
mucha amplitud, aunque limitada a lo que obtiene a través de sus sentidos.

EL TIEMPO

El primer elemento a controlar en una civilización fundada en el poder de los sentidos es;
el tiempo. Cierto es que el planeta gira y en su movimiento se ilumina y obscurece
dependiendo del contacto con los rayos del sol. Si embargo, la definición del horario y la
del calendario es una primera intención para la uniformización de la actividad humana.

El tiempo es un elemento que determina la sensorialidad humana, NO. ¿por qué?,


porque se depende y se es el planeta. Los climas, la presencia del sol, de las lluvias
moldean el comportamiento humano. Si embargo, su medición empuja a homogenizar
concentraciones productivas, incluso los tiempos de la recreación. Sin embargo, el
respirar no desparece en la noche y vuelve con el día. Se respira día y noche.

Se puede vivir la noche como si fuera día, porque se respira. El pasado y el presente se
hacen presentes en el imaginario de cada quien, pero el tiempo no vuelve, ni se adelanta.
Porque lo que sucede en el presente, y eso es lo que constituye el pasado y el futuro.

El tiempo lo llevamos en la existencia, y es lo que hacemos, si dormimos, o bailamos, si


trabajamos o comemos, somos el mundo en nosotros personificado. El año, el mes
incluso la concepción de la hora, es resultado del poder. O sea de la visión hegemónica,
que en nuestros días es medido para la obtención de lucro o ganancia, que edifica las
desigualdades, económicas principalmente. El manejo del tiempo es ya una condición
inexorable para el ejercicio del poder.

Dicho sea de paso, hasta los tiempos de recreación son controlados para el beneficio en
el incremento de capitales, en todas sus dimensiones de exposición.

Uno de los ejercicios del poder para el control de la economía, y de todas las relaciones
sociales de producción es la planificación o el diseño del futuro como se afirma
recientemente. La planificación, es elaborada o razonada desde un escritorio, afirmando
que todas las regiones son una sola. La imagen que erige el poder desde la planificación,

148
no tiene vida propia y específica. Esto no es más que la colonialidad del poder, que
considera todo lo “suyo”, igual. Todas las jefaturas de Estado, planifican sus periodos de
gobierno nombrándolos planes de desarrollo, es decir viendo al territorio como suyo, y
susceptible de ser usado como él lo considere conveniente.

La planificación es un resultado aparentemente coherente y necesario, cuando


sensorialmente desde el poder se apodera el humano de determinado territorio, al que
califica de recurso, de mercancía, o cosa a situar en el mercado de capitales.

Algunos afirman desde ópticas menos coloniales, que el futuro ha de diseñarse, incluso
si se quiere edificar otro mundo. Su razonamiento colonial, difícilmente desaparece,
cuando incorpora el futuro, o el mañana en la actividad del presente que realiza el ayer
y el mañana.

El tiempo no puede ni debe ser controlado, sin arbitrariamente afectar el destiempo, o


racionalizar, que el día y la noche son oportunidad de movimiento, el que por cierto es
también el movimiento universal.

EL ESPACIO

Desde la perspectiva sensorial, el espacio es una entidad separada de la existencia. La


humanidad es una cosa, y la naturaleza otra. Por lo mismo el espacio en donde la vida
se realiza, es materia apropiable por el humano que la ve, la toca, etc. Sin embargo, el
espacio para una civilización propia, no existe separado del tiempo ni de la existencia de
los seres que habitan su tiempo y espacio. El territorio que se habita es la existencia total
de los seres vivos.

Es importante señalar la diferencia que existe entre éstas dos percepciones civilizatorias.

En la percepción por ahora hegemónica, el espacio está fuera de la existencia, mientras


que en una civilización que también podemos nombrar como natural, es parte de la
existencia. Por eso la caracterización vegetativa, y humana, es y se define con base en
su espacio. En la especie humana, se distingue a un costeño de un Serrano. Tienen
carácter distinto, y esto es evidente cuando se conoce a un costeño en la sierra, o

149
viceversa. Normalmente estas diferencias son atribuidas a la cultura, debido a que lo
natural lo excluyen de su razonar.

El espacio, no debe diferenciarse del territorio, o del suelo, o del lugar en el que existimos.
Diríamos que los humanos somos el territorio porque nuestra existencia depende del tipo
de suelo que pisamos.

Pero es importante entender que somos lo que el suelo que pisamos, no donde nacemos,
salvo que residamos en el mismo lugar. Respiramos el suelo donde habitamos o
hacemos la vida en cada inhalación que realizamos.

Esto no justifica la apropiación, menos el poder o el mercadeo de los espacios, vía


conceptos como Estado, República, Constitución, etc. Es más, y como ya se dijo, la
interpretación sensorial, que excluye al CERO o a la respiración como la demostración
científica de la existencia, se basa en la apropiación de espacios territoriales para
constituirse mediante códigos fundados en la separación de la naturaleza de su
sociedad. Y es esto lo que conduce a la elaboración de constituciones que se erigen por
encima de las naturales vinculaciones que demuestran la integralidad de la existencia.

Se elaboran constituciones que no respetan la diversidad geográfica del planeta, y se


normatiza obedeciendo a la razón humana únicamente, situándose por encima de todo,
definiendo al homos, como el centro del universo. No sólo desapareciendo la percepción
sensorial de cada persona, sino, la integralidad de la existencia que depende del tiempo
y en el espacio en que se realiza.

OMBLIGACIÓN Y DERECHO

No se nace fuera del mundo, se nace dentro. Se depende del mundo, no él depende de
nosotros. Respiramos de él, no él, respira de nosotros.

La vida es una unidad inseparable de los elementos que lo conforman y de las especies
que el universo habita.

El Homo, no puede explicarse a si mismo, fuera de su universo sino dentro, como parte
integral de su existencia.

150
Toda regulación de la vida entre sus habitantes, tiene que ser resultado de su
integralidad, de su unidad interdependiente. La existencia de cualquier sociedad, tiene
que comprenderse dentro de esa interdependencia, como lo es el funcionamiento del
cuerpo humano, que respira y por lo tanto es el mundo que habita.

Hasta ahora, la filosofía de manera diversa, ha interpretado al mundo, pero


entendiéndose el filósofo, separado de su existencia.

Esto que ha dado por llamarse Civilización, ha permitido que un razonamiento se haya
erigido como poseedor de la verdad, certeza que se impone y se cultiva con un sin fin de
mecanismos, que terminan envolviendo la vida de todas las especies, mediante una
lógica que nombra “científica”.

La ciencia da cuenta de que todos respiramos, y de que dependemos del oxígeno. Sin
embargo, y a pesar de la existencia de la muerte, por todos los medios, esa “ciencia”, es
orientada para encontrar la eternidad de la especie humana.

Otras filosofías, ya no interpretan al mundo, sino buscan transformarlo. Esta afirmación


demuestra que al mundo se le ve ajeno, distante y que debe responder a la interpretación
que de él se tenga.

Querer o decidir transformar algo, es apoderase de ese mundo como un algo sin vida.
La historia ha llamado y descrito este proceso como Colonial. Y da fe, que ese
razonamiento se impone mediante violencia y religión, y actualmente mediante la
Escuela y la Comunicación.

La colonización lleva consigo la apropiación de territorios que convierte en su espacio,


llamándoles Colonia, república, Nación o Estado.

Toda Constitución, parte de la necesidad de regular las relaciones humano-sociales en


un determinado territorio, es decir, regula ubicándose fuera del mundo, al que concibe
como suyo, y le nombra república por ejemplo.

151
En esa constitución, respondiendo a esa visión fuera del mundo real, se edifican los
principios necesarios para regular el tejido social, que por si mismo y percibiendo su
naturaleza, obtiene y adquiere por sí, una coherencia específica.

Las Constituciones que regulan toda relación social, son códigos cuyos principios,
conceptos, emanan de esa visión Colonial que históricamente es la invasión de
Occidente, es decir del Continente Colonial Europeo en 1492, situándose fuera del
mundo, fundamentan una concepción individual o personalizada de la vida.

LENGUA Y ESCRITURA

El andamiaje de una civilización es la lengua, los medios de comunicación que son


elaborados tanto para nombrar lo que sensorialmente se percibe, como para
homogenizar la apreciación y así heredarla a las siguientes generaciones.

La civilización que impuso Occidente mediante un colonizador y violento proceso de


apropiación, impuso también una determinada lengua por encima de las existentes. En
nuestro caso fue el español o castellano como también es conocido. Obviamente en otros
procesos también coloniales, la lengua impuesta fue la colonizadora. Este proceso
colonial, explica por qué las lenguas hegemónicas son el ingles, el francés, el alemán, el
español, el portugués, y muchos idiomas que en menor medida pero colonialmente se
han impuesto a lo largo de la vida planetaria.

Fundados en esto, podemos afirmar que la civilización sensorial fue un proceso de


imposición, a la que los pueblos invadidos y colonizados, respondieron mediante un
proceso de adecuación y resistencia que ha durado siglos de existencia. A esta
resistencia, se debe la presencia actual de los pueblos originarios, que permanecen en
pie a pesar de la imposición civilizatoria.

Cuando la comunicación se da en términos de la membrecía que se erige, vía lo


sensorial, todo razonamiento deriva de ese plano. Por lo tanto el imperio de los sentidos
ese consolida a través del lenguaje, y esto se convierte en la argumentación científica,
excluyendo de entrada la razón profunda del ser vivo. Todo esto se complica más,
cuando la lengua hegemónica escribe la argumentación mental que da pie a la

152
organización Estatal, estableciendo códigos como su propia constitución, documentos
que se erigen en biblias que concentran verdades elaboradas individualmente y
dictaminadas sensorialmente.

Lo que afirmamos, no significa que lo sensorial carezca de fundamento, simplemente


decimos que al no iniciar un razonamiento desde la pertenencia del ser al mundo, el
razonamiento es débil, y que responde a elementos sensoriales que porta la
individualidad, y esta la proyecta como poder sobre el mundo que mira, y del que se
apropia, separándose de algo de lo que no se puede separar. Su necesaria respiración
lo comprueba.

Cuando el lenguaje nombra sentires individuales que se convierten en prácticas


concretas reguladas en códigos, la palabra se convierte en una cárcel para el
razonamiento, incluso sensorial.

Es esto lo que sucede con el concepto o palabra, obligación. Todos estarán de acuerdo
que la palabra es pesada, es decir, expresa una imposición que nadie quisiera realizar.
Dentro del razonamiento que fundamenta el derecho, la obligación es usada como lo
contrario al goce de la libertad de acción que decide cualquier humano vivo. Esto que es
una brillante justificación del por qué debemos navegar por el derecho, que dispone las
libertades individuales y colectivas. Es precisamente, lo que niega otra fuente de
razonamiento. La que emana de la relación umbilical que tenemos con el universo que
respiramos.

La palabra OMBLIGO todos la comprendemos. En éste sentido tenemos claro que es el


ombligo lo que de manera natural liga al hijo o hija, a su madre. Desde antes de nacer
se respira de la madre, cuando el humano sale del vientre lo primero que hace es
respirar, y eso se convierte en una OMBLIGACIÓN indispensable para vivir. Es decir se
ombliga uno al mundo que le da vida fuera de la madre.

Proponemos este concepto, en la medida que para entender la gran diferencia que existe
entre derecho y obligación, debemos proponer algo que explique mejor lo que liga al ser

153
con el universo, un concepto que explique la dependencia de lo humanos al universo
total. Y éste es la Ombligación.

Derecho es el ejercicio vivencial que se obtiene por estar vivo, cosa refrendada y escrita
en todo código regulador de las relaciones humanas. Pero ¿y la naturaleza que le da
oxígeno para que viva el humano? No, pues no aparece por ningún lado. La respiración
aunque exista y se demuestre científicamente, no aparece en el razonamiento jurídico.
Y si pueblos originarios, civilizatoriamente responden al razonamiento que sí, parte de la
totalidad, del CERO, del respirar, son totalmente excluidos por códigos que son
elaborados desde la percepción sensorial.

Lo que afirmamos, es que una Civilización Profunda, no puede ser enjuiciada por un
razonamiento únicamente sensorial. Y es ésta la situación que en la actualidad se quiere
resolver proponiendo conceptos dentro de la misma lógica sensorial, tales como
Derechos Indígenas, Derechos colectivos, Derechos consuetudinarios, en materia
política se habla de democracia participativa, Democracia Directa, incluso de Democracia
comunitaria, sin entender el razonamiento que subyace a la actitud política que guarda
una población originaria, que se siente natural y una parte del universo.

El Derecho emana de una lógica política en la cual, el ser social está separado del
universo que lo forma. Y que la Ombligación explica lo que liga la naturaleza al humano,
o viceversa. En otras palabras, lo que se requiere es que en una Constitución deben
prevalecer ambos razonamientos que devienen de procesos civilizatorios encontrados,
el individual y el comunal.

COMUNALIDAD

Hasta el momento se ha explicado por qué comprender que estamos sometidos a una
sola Civilización, la definida sensorialmente. Y que por lo pronto, se debe reconocer que
existimos y nos comprendemos entre dos civilizaciones. La que se vive, que es
naturalmente comunal, y la que se imagina sensorialmente, y es substancialmente
individual.

154
Hemos llegado a esta conclusión vía la Comunalidad. Comunalidad es lo contrario a
Individualidad. No es una interpretación, sino, una explicación del ser natural, que vive
un suelo, comparte la vida con los seres vivos en ese lugar, que realiza acción o
movimiento con los seres con quien comparte el lugar, y en su actuar obtiene y logra
resultados de todo tipo, principalmente para su goce de vivir.

Comunalidad respira el universo que habita, organiza la vida con quién habita el suelo,
actúa y construye con quién comparte su vida y es su laboriosidad obtiene el placer que
le otorgan sus resultados.

Esto quiere decir, que es el numeral uno, pero que parte del CERO, explica la razón
sensorial que parte de la noción de existencia y que aprende y complementa su razón
existencia sensorialmente. Es decir, Comunalidad es la epistemología (concepto
occidental y sensorial), que explica la naturalidad de la existencia de los seres vivos que
integran el universo.

Dicho de otra manera, Comunalidad es un proceso natural de habitar y explicar el mundo,


a partir de saberse parte o elemento de la naturaleza.

Frente a la realidad, explica también que es Ombligatorio razonar su conducta en su


relacionar con el resto de seres integrantes del planeta. Explica la razón que podría ser
jurídica, o justa, si es que se retoma a la justicia como la comprensión armónica de las
relaciones humanas.

La Ombligación explica que razona desde su respirar el mundo y que por lo mismo, lo
que lo que guía no es el Derecho, o el Régimen de Derecho, sino su ligazón natural al
mundo del que es tan sólo un habitante, que se distingue por tener amplia movilidad y
conciencia de ser parte de un todo. Lo que no lo hace superior ni inferior, simplemente
otra especie más.

CONCLUSIONES PRIMARIAS

La impartición de la Justicia, deberá respetar los razonamientos que argumentan la


coexistencia de dos Civilizaciones, en ésta región conocida como República Mexicana.

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La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, deberá reconocer los dos
razonamientos civilizatorios en su redacción.

La Ciencia y la Tecnología, deberá integrar rigurosamente los dos procesos Civilizatorios.

La Cultura y la Educación aunque son conceptos superados en la Civilización Natural,


deberán exponer ambos dos criterios para hacer la vida.

La comunicación, debe exponer centralmente lo natural civilizatorio, y reducir su


producción sensorial y lucrativa producción.

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RESPIRANDO UNA CIVILIZACIÓN

Hablar de una Civilización que en definitiva detenga los pasos que sigue la civilización
que se nos ha impuesto, no requiere de tanta creatividad, sino solo de un proceso intenso
de reconocimiento de haceres que se nos ha negado, o bien de lo que de su existencia
se nos ha ocultado.

Ya hemos argumentado de la definición del ser, que ha sido argumentado desde lo que
perciben nuestros sentidos. Esta es una verdad limitada, que no expone la profundidad
natural de la existencia humana. El fundamentar y explicar de manera sensorial,
indudablemente que es un resultado ordenado. Independientemente que su mayor error
estriba en que la humanidad concentra su atención únicamente en favorecer a su
especie, su error es el sacarlo de su contexto, dándole a su constitución su mirada
específica, para qué ¿para asegurarle una larga estancia en vida? Si pudiera conseguirle
la eternidad no dudaría es conseguirlo.

Cuando a el humano se le saca de su contexto, de su universo local, pierde la posibilidad


de entenderlo natural, y no sólo hace eso con su especie, sino con todas, con el único
fin de buscarle bienestar a la humanidad. Es más, al ser humano se le des-mimbra, y se
le estudia parte por parte, como si cada parte fuera independiente de la otra parte. Es
más, a cada parte le da funciones específicas, al cerebro el que piensa, al corazón lo
que siente, en fin, hasta cada uno de los dedos cumplen una función ya señalada. De
esta manera, la misma especie es descuartizada por su misma especie, con el objetivo
de lograr conocerlo, y porque no, manejarlo como si fuera un robot.

A esto que los occidentalizados llaman positivismo, se hizo un método para conocer todo
pensando que cada ser habita solo en el mundo. Y con base en este razonamiento, todo

157
pareciera vivir en autonomía, sí, que todo puede explicarse por sí mismo. A tal extremo
han llevado esta forma de ser, que al humano lo hacen todopoderoso, y lo convierten en
dios.

Toda esta lógica al fundamentar el poder como capacidad Naturalizada del humano, lo
aísla, así como lo separa para estudiarlo, lo aísla de su contexto real. ¿Por qué? Porque
el contexto, o no importa, o bien juega un papel secundario.

Al fundamentar su poder, es lógico que lo convierta en el centro de todo, a tal grado que
ya es común hablar de egolatría.

LA RAZÓN

Por razón, se ha entendido la exposición lógica de lo que se ve, de lo que se escucha,


de lo que se toca. Es decir, por razón hemos entendido lo que nuestros sentidos ven y
disfrutan, pero ocultando a nosotros mismos nuestra propia razón de ser. Desde nuestra
manera de percibir, explicar nuestra razón de ser es sentirnos, comprendernos parte de
un mundo que nos germina, y que nos alimenta, así como lo germinamos a él y lo
alimentamos en nuestro movimiento natural.

Habitualmente por razón, hemos entendido el pensar ajeno. Sí al que se nos impone y
se fundamenta con lo sensorial. Claro, lo sensorial no se ha cuestionado porque muchos
ojos demuestran lo que ve tan sólo un par. Es decir, la demostración positivista, tiene en
lo sensorial su método y técnica necesaria y como se dice; Objetiva.

Dice un refrán, “lo que se ve no se cuestiona”, y esto ha sido el soporte de la visión


sensorial, es decir, un positivismo sensorial que no se cuestiona. Esto ha llevado a la
“Ciencia”, a tener una basamento cuasi-religioso, que raya en lo ideológico.

Desde nuestra visión, dentro de nuestra Civilización, esto es medianamente científico,


ya que todo razonamiento se abstrae y se descontextualiza. Los Universales, que tanto
se mencionan en ordenamientos educacionales, suelen tener estos fundamentos
sensoriales descontextualizados. Es así como avances logrados en una península

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ibérica, explican lo sucedido en suda-frica o en sur-américa. Mencionamos regiones,
aunque las fronteras deberán también cuestionarse, pero esto lo haremos más adelante.

Lo que se afirma, es que tanto la ciencia como el razonamiento occidentalizado que la


fundamenta, es abstraído de su realidad, como tal deja de tener integralidad, o un claro
acercamiento a la totalidad que expone nuestro razonamiento.

Cuando hablamos de contexto, lo entendemos como el TODO que significa la existencia,


es decir, la integralidad vivencial de todos los seres vivos, que habitan un planeta que
también está vivo. El viento/oxígeno, la tierra, el agua, y el fuego. Y todos los seres vivos
que se derivan de esa articulación.

No es lo mismo explicar un mundo que se ve, se escucha y que se toca, que explicar un
mundo en el que se respira, se habita y en él y por él, se vive. Se es donde se está, al
respirar hacemos el mundo y podemos verlo y razonar desde nuestra pertenencia a él,
no desde nuestra observancia de él.

Si primero se respira el mundo y luego se le ve, quiere decir, que primero somos mundo,
después lo demás.

El razonamiento que nace de ver al mundo es lo que hace de la humanidad su centro,


por qué, porque es el humano quien lo ve, y por lo tanto se lo apropia, haciendo de él lo
que considera necesario.

Ya lo hemos dicho, éste doble razonamiento genera la existencia de dos civilizaciones,


una la que es mundo, y otra la que mira y trata al mundo.

Ser mundo implica valorar tanto lo que tu especie aporta, como lo que todas le aportan
a la vida de todo el planeta, y quizás del universo. No existe especie superior, ni especie
inferior. Todas juegan lo que tienen que jugar, y cada una depende de las demás, porque
todas tienen un algo que contribuir, un algo que dar, un algo que recibir.

Pero explicar como se vive el mundo, al saberse perteneciente a él, es en primera una
actitud que puede ubicarse como superior, y por lo mismo, intentar ver al mundo pero
ahora sintiéndose parte de él.

159
Cierto, se corre el riesgo que al mirarlo tocar y escucharlo, nos apropiemos de él, pero
quizás sea eso precisamente en lo que la humanidad puede contribuir para hacer del
mundo una existencia armónica, pero interdependiente de las especies que germina y le
habitan sin que exista un centro de razonamiento hegemónico que sitúe el movimiento
del mundo a su particular servicio.

La creatividad de esta reflexión, estriba en no únicamente mirar al mundo sino sentirlo y


al hacerlo, comprender que se le razona. Es decir, descubrir que al respirar se camina,
se platica, se come, se duerme, se goza. Que es tan permanente la respiración a cada
instante, que obviamente lo dejamos de percibir, y por lo mismo no lo tomamos en cuenta
en toda la existencia. Es decir, es tan normal que respiremos, que su realización se
convierte en y es la vida misma. Sin embargo, si partimos de la respiración, primero
somos mundo, luego estamos en el mundo.

La perspectiva Civilizatoria, que quizás en otros tiempos se ha tenido consciente, la que


se origina desde entendernos el Todo, o el Cero, como ya lo hemos dicho en otras textos,
se orienta a entender que la percepción sensorial es muy limitada, y que tampoco hemos
logrado un lenguaje que nombre toda nuestra percepción. Esto es fácilmente
demostrable, cuando hay muchos algos que no tienen palabra que les explique o
nombre, y por lo mismo se tenga que encajonar en los conceptos ya previamente
elaborados.

La ciencia sensorial diríamos, la que origina la mirada y el tacto, genera un lenguaje


especializado, un lenguaje solo al acceso de especializados en el oficio, pero que al resto
del mundo se vuelve in-descifrable, ¿por qué? Porque su objetivo no es comunicar, sino
privatizar o individualizar su conocimiento.

La Ciencia del ser, integra sus percepciones y las da, para recibir la percepciones de los
otros, y hace de ese intercambio, un lenguaje o un decir más propio en cada contexto,
en cada hacer. Es decir, son los hechos, el lenguaje más completo y más claro que
perciben el común de las especies que habitan el mundo.

160
Si partimos de esta razón, los lenguajes hablados son trascendidos por los hechos, y
como resultado la vida genera un lenguaje integrador entre sus especies, que son los
hechos vivenciales, no las palabras que elabora una sola especie.

Seamos más explícitos. No existe lenguaje humano que pueda nombrar lo que se percibe
del mundo. Puede haber lenguas más cercanas a los hechos porque su demostración
sea más percibida y elaborada de hechos también más cercanos. Pero serán los hechos,
el lenguaje más entendible y realizable, ya que podrán tener los hechos interpretaciones
como el número de especies participen del hecho, como también humanos que
intervengan en el hecho.

De cualquier modo, un hecho será interpretado desde diversas percepciones, pero serán
acuerdos que beneficien al conjunto de protagonistas quienes determinarán la validez e
importancia del hecho.

De lo anterior se desprende el respeto que debe existir en el hacer, en el que intervengan


una diversidad de elementos. Y cuando decimos respeto, es porque estamos
entendiendo que todos contribuyen a un hecho. El humano respeta a las otras especies,
para sobrevivir, no solo piensa en la sobrevivencia de su especie, sino en la
sobrevivencia integral del todo.

Respetar, lo hemos dicho para la especie humana, es saber el valor que el otro tiene,
recibir su aportación en reciprocidad, y dar lo mejor que uno tiene para la vivencia del
otro.

Un campesino, antes de arar la tierra, antes de sembrar una semilla, antes de limpiar un
terreno, rinde culto y pide respeto a la tierra, comparte con ella la celebración de su
relación de hechos que los vinculan, y hechos en los que contribuirán todos, la tierra, el
agua, la semilla, el trabajo, los animales, el clima, etc.

Lo mismo, cuando una curandera, va a cosechar una yerba y habla con ella, le pide que
contribuya a la sanación, que le ayude a remediar un dolor, este es un hecho en el cual
contribuyen nuevamente múltiples protagonistas que generan el hecho sanador.

161
Esta comunicación si bien se acompaña de lenguajes ya establecidos, son hechos que
expresan una mayor integralidad de cómo se aprecia al mundo. Descubrimos que se
respeta horizontalmente la contribución de cada especie. Que se percibe la
interdependencia de las especies, y que todos participan de hechos que son el lenguaje
más certero, más entendible, porque el hecho es un acuerdo que reúne diversidad de
lenguajes, que adquieren en los hechos una validación. Por ahí decía alguien, “la práctica
es el único criterio de la verdad”, se acerca a lo que queremos fundamentar.

Todas las especies respiran y contribuyen, todas son el mundo. Por lo mismo, lo que nos
toca a los humanos es reconocer el valor de la participación de todas las especies en un
hecho. Es verdad, lo nombraremos en el lenguaje que construyamos pero será el hecho
el que nos guie hacia su propia valoración.

Es decir, no es adecuado explicar un hecho, sino vivirlo y como resultado entender la


integralidad de su factura.

Lo que planteamos no es sentir, como lo que decimos desde fuera de los hechos, es
decir, separar nuevamente sentir y pensar, no, lo que apuntamos son los hechos como
lenguaje entendidos como razonamientos emocionales, o bien como sentires que se
razonan en cada hecho.

Pongamos ejemplos para ilustrar lo que afirmamos.

Un temblor, refleja que el planeta está vivo. Unos dirán, es el movimiento de placas
tectónicas, otro dirá, es que dios está enojado, otro más es que nos comportamos mal,
otro dirá simplemente el planeta esta viviendo. Todos tendrán un grado de certeza, la
conjugación de todas las interpretaciones será la verdad integral, porque será la unidad
de distintos lenguajes de un hecho. Y así podemos hablar de cualquier hecho, por mínimo
que sea, será multi-interpretado, y todas las interpretaciones tendrán un valor, que guiará
en unidad, al conjunto que ha percibido el hecho.

El agua es un elemento que da vida a todas las especies, por lo mismo es un elemento
que debe ser tratado, diríamos horizontalmente. Esto hace de la existencia del agua,

162
como lo vital que hay que respetar, y ubicar en su tratamiento. Es decir, sin agua no se
puede vivir, por lo mismo se convierte en un elemento que no se toca, porque se siente
razonablemente, como un bien para dar existencia a todas las especies. Por lo mismo,
el agua tiene que ser tratada como también debe tratarse a los otros elementos, que son
tierra, viento/oxígeno y fuego.

Muchos dirán que esto ya se ha trabajado, es posible, solo que no como el resultado
Civilizatorio que aquí hemos venido deshilvanando.

A lo que nos conduce nuestra reflexión, es precisamente a distinguir cuales son los
elementos vitales que tiene el universo. Por lo menos, aquellos que inciden en la
determinación de nuestra existencia integral. Pero también a distinguir el lenguaje
adecuado para fundamentar toda una civilización, lo que son precisamente; los hechos.

Cuando decimos hechos estamos hablando sobre todo de relaciones. Sin tratar de
explicar un hecho, se perciben directamente hechos que son una suma de relaciones.
Sí, no hay hecho que no sea la derivación de una multiplicidad de relaciones, por eso la
percepción puede interpretarse como la integración de relaciones, y que cada ser que
participa elabora una interpretación.

Cuando se ha vivido un hecho, el conocimiento es la integración de las variadas


interpretaciones, por lo mismo a lo que se ha dado en llamar Verdad, a fin de cuentas es
un acuerdo unitario de la variedad de interpretaciones. Esta verdad, como acuerdo, tiene
un tiempo y un espacio. Por lo mismo la verdad está con vida, y tiene sus
transformaciones con el espacio y su tiempo.

Estamos acostumbrados a la generación de leyes, que estatizan, que detienen la razón,


por lo mismo son leyes que nacen muertas, que ya no son aplicables en otros espacios
y en otros tiempos.

Dicho de otra manera, las relaciones entre todos los seres vivos en un hecho, son
relaciones vivas múltiplemente determinadas, y como tal son, sólo en su momento y en
su espacio.

163
Dicho de otra manera, el razonamiento occidental además de todos los determinantes
que le han justificado, de los cuales ya hemos escrito mucho, mata su propio
razonamiento al convertirlo en ley, para enjuiciar un hecho realizado en otro contexto y
en otro tiempo.

Aquí se cuestiona la validez del derecho, sea cual sea, que al ejecutarse como ley, y
escrita en un lenguaje e interpretación individual, pierde legitimidad en sí misma. Porque
los hechos son comunales, y su justicialización también tiene que ser comunal. También
se cuestiona la Ciencia, si esa ciencia que separa para estudiar cada elemento partícipe
de cada hecho.

La tierra, le alimenta el viento/oxígeno, y en todos se produce el fuego. Estos cuatro


elementos a su vez tienen un tiempo y un espacio de realización. Su integración genera
la vida. Una vida que se manifiesta en hechos, lo que a su vez es el lenguaje integrador
de toda interpretación.

Los cuatro elementos permiten que la especie humana encuentre en su realización, en


sus hechos, la naturalización de su existencia.

Para nosotros, es más fácil, o menos complicado reconocer como inciden los elementos
señalados en cada día de la existencia, que la explicación integral de esos elementos.
Es por ello, que hemos propuesto conceptos como Comunalidad, que al derivarlo de una
existencia demostrable a través de la Respiración, incorpora al universo local de cada
ser humano que depende de la existencia, tanto de los elementos básicos como de la
existencia del resto de seres vivos.

Porque se es mundo, lo primero que distinguimos es el suelo que pisamos. No sabemos


nada de ese territorio, pero le respiramos, lo perciben en un segundo momento los
sentidos. Hemos dicho que un ciego no ve el mundo, pero lo respira, así el sordo no lo
oye, pero lo respira, incluso antes de abrir los ojos.

Respirar el mundo que nos da la existencia, expone de inmediato nuestra dependencia


a su existencia, como tal, lo que percibimos a través de los sentidos complementan
nuestro imaginario, que al estar en nosotros será, cierto, un poder, que al tomar

164
consciencia de nuestra dependencia de él, nuestra mirada complementaria se apunta a
otros horizontes. En otras palabras, el darnos cuenta que somos la vida y parte de ese
universo vivo, lo que hacemos en respuesta a la percepción sensorial, será en el
entendido de que somos nosotros mismos, y como tal, desaparece toda discriminación,
o etiquetación de elementos o seres que interdependemos haciendo la vida.

El sabernos interdependientes, hace que respetemos la existencia de todos en un todo.


Es decir, comprendernos un todo, implica entender que no hay superioridad ni
inferioridad, no hay competencia sino compartencia, no hay poder, sino respeto o en
última instancia Autoridad, y eso no solo en la especie humana, sino en las especies
vegetales o animales.

Saber que somos un todo, desafortunadamente para los que nos leen, hace
desaparecer, los ejes en que se fundamenta el poder.

Siempre hemos entendido el Poder, como aquello que faculta a la especie humana a
explicar sensorialmente al mundo, apropiándose de él, a través de los sentidos y hacer
del resto lo que nos venga en gana. Con base en esto, hablamos de Respeto, pero no
en lenguaje derivado de lo sensorial, sino del reconocimiento que respiramos al mundo,
por lo tanto le pertenecemos.

Los Estados, los imperios, Constituciones, Biblias, todas son categorías o compendios
emergidos de una visión sensorial a través de los cuales el ser humano se adueña del
mundo, y utiliza a su ciencia para argumentar que si bien es cierto, tiene cierta veracidad,
es incompleta o limitada al no incorporar el hecho de que pertenece y depende del
mundo. Y que por ello, la interpretación que ejercita la humanidad puede cuestionarse y
fundamentar un nuevo o antiquísimo razonamiento que tiene otra dirección.

PRINCIPIOS ORDENADORES DE NUESTRA RAZÓN

Ordenar un razonamiento vivo y cambiante según el contexto y el momento podría


entenderse como la reproducción de lógicas occidentalizadas. Cierto, pero se hace ahora
desde nuestra perspectiva, desde una fuente integral que tiene a la respiración como

165
fundamento de vida. Es por ello, que le llamamos principios a los ejes que conducen
nuestra actitud vivencial.

El primer principio, le hemos puesto el nombre de respeto, y debemos en principio


señalar que no nos referimos al respeto a las jerarquías sociales de todo tipo, ni a los
criterios de edad, mucho menos al respeto a la premiación constante que se realiza bajo
criterios argumentados por el poder, la propiedad y mucho menos del mercado. Nos
referimos al respeto que tiene cada integrante constructora de la vida, tanto a los
elementos que dan vida, como a los seres vivos que viven o habitan al planeta.

Una primera cuestión que aclaramos, es que el individuo o el sujeto no existe. Esto
significa que a los seres vivos, los entendemos como un resultado de los elementos y
seres que integramos la vida. Es decir, que en nuestro caso, los humanos somos tan
sólo un nudo de relaciones, que somos los seres que intercambiamos haceres en el día
y la noche. No creemos que la persona viva y se alimente en soledad, sino que es
resultante de la interacción de todos y de todo. Veamos esto por dimensiones.

Lo cognitivo es resultante de nuestras relaciones con lo que se da y es fruto de la acción


de seres vivos con la naturaleza toda. La cultura, los idiomas, la lectoescritura, los
conceptos, etc. Es decir, todo fruto de pensamiento y experiencia se da como procesos
de interacción constante entre distintos seres, que por des-fortuna, en el razonamiento
occidental, son fruto de la genialidad humana y la contribución de lo otro pasa a la
exclusión o a ser simplemente ignorados.

Lo cognitivo o la experiencia es lo que le sucede al ser humano en sus relaciones con


todo, por lo mismo, la persona es un simple reservorio que integra saberes según el
espacio o tiempo que lo reproduzca como ser vivo.

Partiendo de esto, lo otro y los otros existen y hacen a la persona, como un portador
resultado de su exterior.

La construcción del individuo desde un razonamiento occidentalizado, adquiere


fundamento en la percepción sensorial. Pero al partir del Todo que se define al respirar,
al ser mundo, el horizonte de la razón es distinto.

166
La percepción sensorial, que invisibiliza nuestra dependencia del mundo, es lo que
fundamenta modelos de vida argumentados por el poder que nos da, el pensar que los
que ven son mis ojos, y los que escuchan son mis oídos y son mis manos y pies los que
tocan el mundo. El yo, se hace presente, por lo mismo el afán de apropiarse de lo que
se ve, y utilizarlo, mercantilmente en el peor de los casos.

Por todo esto, el individuo es un constructo sensorial, y no es natural porque excluye


nuestra pertenencia al mundo y a su ritmo y definición natural.

El movimiento es otro principio natural que explica la lógica del todo. Los seres vivos se
mueven, buscan su actuación y responden a sus necesidades básicas. El alimento es
uno de ellos.

Si tomamos como referencia el hecho de que el planeta está vivo, y que los seres que le
habitan, que dependen de su movimiento también están en movimiento, podemos
concluir que el movimiento es la expresión vivencial más inmediata que todos realizan
en la multiplicidad de relaciones. Lograr el alimento generador de vida, es un movimiento
necesario, indispensable para dar movimiento a las células vivan que engendran la
reproducción de la especie.

A esta labor, que también suele conocerse como trabajo, pero que por ser
sensorialmente valorada, ya no responde a la necesidad de una suficiencia natural, sino
a la generación de un valor económico que beneficia o lo utiliza otro, no es recomendable
usarse como concepto representativo del movimiento. Sería más bien la acción natural
que ofrecen los seres vivos para mantener la existencia.

El movimiento que no toma de referencia la respiración, es decir, el que no se orienta al


respeto de la contribución de las especies, es conocido como trabajo enajenado que
definen estructuras económicas y sociales que aparentemente son “motor de la historia”
, es un movimiento diseñado sensorialmente , que fundamenta la reproducción del poder,
de la propiedad y obviamente del mercado.

167
Cuando se hace consciente que se respira una civilización, el trabajo sensorialmente
definido ya no responde al movimiento natural que llena las necesidades de cada
especie, que contribuyen interdependientemente. El trabajo enajenado se requiere
cuando la especie humana y su sensorialidad, prioriza sus intereses sobre, no sólo del
resto de especies, sino del planeta todo. Es cuando encuentra en el subsuelo, minerales
que analiza positivamente y emprende su utilización para resolver o dotar de
comodidades a su especie. En otras palabras, el extractivismo que se decide sin tomar
en cuenta la respiración se convierte en el mecanismo para el enriquecimiento de un
sector de la especie, que encuentra en la explotación del suelo, los fundamentos del
poder y de la propiedad.

Lo que queremos decir, es que el movimiento vivencial, es apoyado por el razonamiento


occidentalizado como la fórmula para obtener poder, y con ellos, desaparece su
naturalidad para la suficiencia. Esta contradicción se expone vulgarmente en el
enfrentamiento de los seres ligados a la labor del campo, frente a los que invierten para
que el uso del suelo enriquezca y agrande su poder apropiándose del suelo, que les
abastece de la materia prima para la industrialización de su avaricia de poder, por lo tanto
de mercado.

Nuestra civilización, sí tiene en la labor un pilar, o una substancia para su reproducción,


pero lo orienta a la satisfacción de sus necesidades, no así la racionalidad
occidentalizada fundamentada en el poder, que al suelo le designa la categoría de
materia prima. Es por ello, que la civilización sensorializada, ha sido la creadora de la
vivencia urbana fundamentada en la explotación del trabajo y del suelo, concebido como
materia prima.

El movimiento natural realizado por los seres vivos que habitan el planeta, tiene un
resultado que podemos llamar Reciprocidad.

Todo movimiento tiene un resultado, llega a un lugar, alcanza algo. Pero estamos
conscientes de que el movimiento logra algo, y que en todo movimiento participa el todo.
Veremos que esta actitud, es dar, es ofrecer tu movimiento, lo mismo que hace lo o el
otro. Esta entrega a partir del movimiento es lo que llamamos reciprocidad. En otras

168
palabras, podemos decir que nos hacemos en el movimiento, que nos construimos entre
todos en reciprocidad.

A la planta que aporta su substancia para mantenernos de pié, le aportamos lo que


necesita, lo que puede ser abono, agua, o bien una maceta. Pensamos en ella, y le
agradecemos su aporte. Lo mismo pasa con los animales que nos dan su cuerpo, para
seguir viviendo.

Reconocer la construcción recíproca de las especies en el planeta, obviamente excluye


la existencia de verticalidades, de dioses, o religiones que ideológicamente dictaminan
la existencia. Con esto no decimos que la percepción de lo sagrado desaparezca, sólo
cambia de orientación.

La reciprocidad es una relación natural y necesaria. Es la concreción de la


interdependencia. Es la demostración natural de que somos mundo.

A la reciprocidad a la que hacemos referencia no es sensorial aunque se consolida o se


enriquece, incluso se hace selectiva, a través de los sentidos. Es una reciprocidad que
el todo necesita en su integración. Diríamos groseramente es el aditivo del Todo.

Como tal la situamos como un principio, que en Comunalidad se trata como la


celebración de la vida.

En resumen, el respeto, el movimiento/labor, y la reciprocidad es la suma de principios


guía que tiene la civilización que argumentamos, y que de paso explica la actitud de los
pueblos que fuerte o umbilicalmente viven ligados al suelo, al territorio. Relación que
explica tanto su comportamiento como su misma existencia.

Viendo la vida desde nuestra interdependencia como especies, cambia la percepción de


los sentidos. Es decir, al respetar a las especies y a los elementos fundamentales de la
existencia del planeta, sentimos de manera distinta. Por ejemplo, el agua ya no es
materia prima a aprovechar, sino a la substancia que hay que compartir y cuidar, lo
mismo el suelo/territorio, que no es mercancía sino dadora de vida, de aportadora de
movimiento, y que ofrece resultados para todos. El viento ya no es energía a

169
mercantilizar, sino moldeadora de climas y afianzamiento de suelos, como el fuego, que
no solo es energía acompañadora, sino elemento a utilizar para la realización de la
suficiencia en todas las dimensiones vivenciales.

Al dejar de ser el centro de todo, la especie humana encuentra una integralidad que
promueve mayor armonía, y con el respeto a todas las especies, enriquece
horizontalmente los resultados de su labor, y encuentra en la reciprocidad la protección
del territorio que le alimenta.

Usted, podría preguntar, entonces ¿qué hacemos con todo lo que la humanidad ha
hecho? Esa es otra parte de esta reflexión.

170
GLOSA

ARTURO GUERRERO OSORIO

Este es el libro de filosofía del maestro Jaime Martínez Luna, originario de Guelatao,
Sierra Juárez de Oaxaca. Su obra de madurez. En este compendio de ensayos, algunos
publicados anteriormente y otros inéditos, hay multitud de ideas sorprendentes y
entrañables, además de lúcidas. Aunque sería inexacto afirmar que se trata de una
autoría individual, pues como él lo menciona en este volumen, la manufactura de estos
escritos son resultado de las conversas que tuvo con su gente cercana y su propia
vivencia comunitaria, organizativa y docente, reflexionada desde dentro del mundo; y la
mayoría, si no es que todos estos textos, los circuló previos a su publicación entre amigas
y amigos, para que los comentáramos, discutiéramos e incluso enriqueciéramos. Tal es
su método. Como cuando por inicios de siglo le pidieron escribiera sobre “desarrollo” y
en lugar de buscar a los grandes autores librescos fue a la cantina de Doña Bety y
preguntaba a los parroquianos; hubo un paisano, el Guaca, quien le dijo: “no, compa, no
es desarrollo, es des-arrullo”... De esas charlas salió el libro Comunalidad y Desarrollo
(2003). El eje de la presente compilación es la crítica radical al razonamiento, visión y
expresión escrita hegemónicas, a las que opone sin folcklorismo los equivalentes
homeomórficos propios de los pueblos vernáculos: el pensamiento, la mirada y el habla
naturales de las comunidades oaxaqueñas. Esta glosa a los presentes ensayos la
centraré en la oposición entre fragmentación y totalidad, derivada de la persistencia de
dos miradas y experiencias del mundo, diferentes de raíz: desde afuera y desde adentro,
las cuales --nos plantea Jaime-- deberíamos entenderlas como inevitable y
necesariamente complementarias, debido a la esquizofrenia cultural en la que nos
hallamos desde la Conquista ibérica y a nuestra condición de oximorón resultante. Dicho
de otra manera, en los primeros planteamientos de Jaime sobre comunalidad de los años
80 y 90 del siglo pasado había, me parece, una orientación dialéctica que decantaba en
síntesis; ya en el presente siglo, podemos ver un desplazamiento hacia una dialógica

171
entre los diferentes en permanente tensión, incesante búsqueda de diálogo y
reconocimiento mutuo.

FRAGMENTACIÓN

Uno de los principios nodales del pensamiento hegemónico que Martínez Luna cuestiona
con vehemencia es el de fragmentación, en un sentido semejante a como el físico
cuántico David Bohm –colaborador de Albert Einstein-- hiciera hacia 1976, en un ensayo
que a la postre formaría parte de su libro La Totalidad y el Orden Implicado. Sé que Jaime
no lo leyó pero el dignóstico que nos plantea en estos ensayos coincide con el de Bohm:
para éste, el arte, la ciencia -aún con los intentos interdisciplinarios--, la tecnología, el
trabajo humano, las naciones y sus grupos religiosos, políticos, económicos y raciales,
el ambiente natural y el mismo ser humano se nos presentan desde el pensamiento
dominante como una suma de partes separadas:

La idea de que todos estos fragmentos existen por separado es,


evidentemente, una ilusión, y esta ilusión no puede hacer otra cosa
que llevarnos a un conflicto y una confusión sin fin. Es más, el
intento de vivir de acuerdo con la idea de que estos fragmentos
están realmente separados es, en esencia, lo que nos ha llevado a
la creciente serie de crisis sumamente urgentes que hoy se nos
están planteando. Porque, como ya sabemos, este modo de vivir
nos ha abocado a la contaminación, a la destrucción del equilibrio
de la naturaleza, a la superpoblación, al desorden económico y
político del mundo entero, y a la creación de un medio ambiente
que no es física ni mentalmente saludable para la mayoría de la
gente que tiene que vivir en él. Se ha desarrollado una sensación
generalizada de desamparo y desesperanza individuales...

Esta fragmentación y sus consecuencias también han sido denunciadas por el filósofo
Edgar Morin, a quien Jaime sí leyo hace unos 20 años, y hoy ambos coinciden en
considerar la urgencia de otra educación como condición sine qua non de un proceso
civilizatorio diferente.

172
Sin embargo, las propuestas del erudito frances son diametralmente distintas a las de
nuestro autor serrano, pues aquel en su centenario de vida plantea, por ejemplo, que
debemos “humanizar la tierra” y es un convencido creyente de la democracia y la libertad
individual... Ciertamente, una mirada desde fuera del mundo, años luz distante de lo
expuesto por Martínez Luna, quien nos muestra que tal humanización del mundo es el
origen del poder –en la medida que nos separamos del mundo y nos concebimos como
independientes de éste, el cual sería un diseño nuestro--, la propiedad y el mercado, que
serían los principios del razonamiento hegemónico; a los que opone el respeto que se
logra cuando miramos desde dentro del mundo y nos consideramos como su resultado
y no su creador, el trabajo compartido y creador y la reciprocidad en los intercambios;
del sistema democratico nos revela su fracaso y mejor enarbola a la autoridad comunal
o comunalicracia –el cual, aquí entre nos, me parece un término feo, fallido, y prefiero el
de comunal determinación--; finalmente, nuestro pensador no se contenta con cuestionar
a la libertad sino que va más allá y argumenta la imposibilidad de su existencia, la cual
en el mejor de los casos sería la de una ficción, y nos habla en su caso de
corresponsabilidad. Libertad, democracia y justicia, sostiene Jaime serían, meras
abstracciones. De lo ilusorio del individuo hablaremos más adelante.

Podríamos decir que la fragmentación es una obsesión occidental, extendida a todas las
dimensiones de la vida. Es bien sabido cómo Leucipo, Demócrito y Epicuro, en la Antigua
Grecia, establecieron en aquel horizonte la idea de que la materia toda estaba formada
de átomos, unidades fundamentales idénticas entre sí que no podían dividirse más pero
con las cuales se conformaba lo existente. Unos dos milenios y medio después, se
informó desde la ciencia física que el átomo –literalmente “sin cortes, indivisible”-- no era
tal, pues presentaba un núcleo conformado por unidades aún más pequeñas, los
protones y neutrones, rodeado por electrones que giraban en órbitas concéntricas de
distinto tamaño, con una imagen parecida a la de los planetas en torno al sol. Fueron
descubiertas nuevas subpartículas atómicas, como los quarks o los hadrones, la
“partícula de Dios”. Y es posible que, con los avances en la física más recientes, la

búsqueda del “ladrillo fundamental” de la materia aún continúe, quizá al infinito.

173
Esta misma mirada se ha proyectado sobre lo social, afirmándose que su tabique básico
es el individuo. No resulta sorpresivo saber que átomo e individuo (del latín individuus,
indivisible) son sinónimos provenientes de lenguas distintas; en ambos casos se trata de
unidades que se piensan fundamentales de su parcela de realidad, idénticos entre sus
pares, y sin división posible: divisum ab alio, unum in se, dirían los latinos: dividido de los
otros, unido en sí mismo. Desde esta perspectiva dominante, la sociedad sería la
sumatoría de individuos que se sueñan libres, se conciben iguales a otros individuos y
viven en permanente competencia; su existencia se fundaría en la barrera que los separa
de los otros. O bien, la sociedad sería resultado del cúmulo de relaciones entre esos
átomos de carne aislados, regidos cada uno por un Yo mismo. No nacemos como
individuos, se nos construye como tal, con la educación escolarizada y la lecto-escritura
alfabética, la religión, las leyes, los medios de información electrónica y en general, con
la disposición de la estructura sociocultural, como sustento indispensable para la
emergencia y continuidad de los Estados-nación y la reproducción del sistema
económico capitalista. El individuo al separarse del otro y del mundo, puede realizarse
en su individualismo: posesivo, egoísta, sexuado pero ya lejos del género vernáculo.
Jaime escribe: “la individualidad es el resultado absoluto del razonamiento hegemónico”.

La crítica a la existencia ilusoria de un Yo mismo que hace Martínez Luna –aunque él


sólo lo nombra como “Yo”-- tiene ya un camino largo en Occidente. Federico Nietzsche,
por ejemplo, escribió: “Ese antiguo e ilustre 'yo' no es (...) por decirlo suavemente, sino
una hipótesis, un alegato; ciertamente no una certeza inmedita”. La argumentación de
Jaime coincide con la de Ivan Illich y Barry Sanders, quienes señalaron que el self, que
puede traducirse como un Yo mismo, es una criatura del alfabeto griego. Por mi parte,
sostengo que podemos rastrear el origen de ese Yo mismo en el Yo posesivo que surge
con la escritura protocuneiforme de los sumerios. Hacia el 3300 a.C., en Sumeria, surge
la escritura protocuneiforme, empleada desde sus inicios para registrar operaciones
comerciales. Con ella se establece, al mismo tiempo, una separación y un nexo inédito
entre la gente y entidades reales, como vacas o sacos de trigo y cebada, y de éstas con
sus abstracciones dibujadas en fichas de arcilla y conservadas dentro de una esfera de
barro, a la que posteriormente se les comenzó a inscribir en su superficie las imágenes

174
impresas de los sellos en su interior. Ya no eran el oído y las palabras de la oralidad
primaria sino la mirada la que legitimaba los intercambios y las posesiones. Me parece
que con estos registros contables comienza la emergencia del Yo propietario y la
certificación de su propiedad en el marco del mercado.

La distinción entre Sujeto y Objeto propia de las lenguas indoeuropeas –de las que
hablaremos más adelante-- aquí se hacía en una dimensión hasta entonces inexistente,
apareciendo los propietarios y la propiedad. Un Yo que es dueño de cosas y las merca
con otros dueños, y, a diferencia de los intercambios anteriores, por primera vez en toda
la experiencia humana la verdad de esas operaciones comerciales—o de cualquier otra
cosa que hubiera sido-- dejaba de tejerse en lo que la gente decía/sabía y se almacenaba
ya en esferas de arcilla, fija y visible. El orden de la percepción primordialmente oral que
por doscientos milenios había prevalecido –y que ciertamente se había adecuado para
que en sus márgenes se cultivaran ámbitos visuales como los que podemos suponer se
generaron en torno a lo que hoy llamamos arte rupestre-- sufría un trastocamiento brutal
con la escritura protocuneiforme y la emergencia de una nueva realidad óntica –el Yo
propietario y sus enseres materiales--, y el régimen visual de verdad que tal resgistro
inauguraba.

Esta nueva faceta del poder –relación que habría comenzado a ejercitarse poco más de
milenio y medio antes, hacia el año 5000 a.C., con la fragmentación social, las jerarquías
y la invención de la guerra en el centro de la hoy Europa y en el Cercano Oriente-- con
la aparición del Yo posesivo, como podemos ver, ocurre junto con el surgimiento de la
propiedad y el mercado. Ya con la escritura propiamente cuneiforme, a partir del año
3000 a.C., aparece dos elementos fundamentales para la triada poder/ propiedad/
mercado, y con ellos se consuma, a mi parecer, la emergencia de la Ilusión patriarcal,
luego de dos milenios de irse labrando en el Viejo Mundo: las leyes y la narración
mitológica.

Samuel N. Kramer, en su libro The sumerians de 1963, señala que hay evidencia de que
al menos desde el 2700 a.C., se practicaba la venta de “campos, casas, y esclavos” en
Sumeria. Para el 2400 a.C., era común ya que los gobernantes sumerios promulgaran

175
leyes y reglamentos escritos, y quizá esto ocurría desde antes. La regla vuelta necesaria
más antigua que conocemos es el Código de Urukagina, nombre del gobernante de
Lagash que en torno al 2350 a.C., lo habría promulgado, dictando reformas como el
prohibir que las mujeres –y los ladrones-- tuvieran dos esposos, so pena de ser lapidadas
con piedras “en las que su mala intención ha sido inscrita”; exentar a las viudas y los
huérfanos del pago de impuestos; y amnistiar a cierto tipo de prisioneros. Esta última
prescripción nos muestra con claridad la frontera de la naciente Ley escrita, ese lado del
segmento donde inicia la férula patriarcal; y nos recuerda que del otro lado de la Ley,
más allá de ella, antes, está la Madre, el viejo matriarcado. Escribió Kramer:

Él (Urukagina) amnistió a los Hijos de Lagash que fueron


encarcelados debido a las deudas (en las que se había incurrido),
(o debido a) las cantidades (del grano reclamado por el
palacio como adeudado), (o debido a) la cebada (reclamada por el
palacio por sus) almacenes, (o por causa de) robo (o) asesinato, y
los dejó volver a la Madre” [las cursivas son mías].

En su traducción, Kramer utiliza “citizens”, y de inmediato aclara que el signo sumerio


empleado literalmente significa “hijos”; y el signo bisilábico final, amargi, lo traduce como

“set them free”, “liberarlos”. En 1956 dijo que este era el primer registro escrito donde
aparecía la palabra “libertad”; y hasta donde sé esto sigue así. Amargi literalmente

significa: “regreso a la madre” (return to the mother). Kramer admite: “Sin embargo,
todavía no sabemos por qué esta forma de hablar se usó para la libertad”.

La reforma de Urukagina buscaba frenar los abusos prevalecientes contra la gente por
parte de la terrible burocracia de los gobernantes de las ciudades-estado sumerias y sus
camarillas. Kramer advierte que estas disposiciones cuneiformes son una “severa y
ominosa foto de la crueldad del Hombre hacia el hombre en todos los niveles –social,
económico, político y psicológico--” de esa época: los estragos de más de un milenio de
penetración de la ilusión patriarcal, podríamos decir. El padre –Urukagina, seleccionado
por el dios Ningirsu, deidad masculina de la tierra, y guerrero de Enlil-- perdonaba a los

176
hijos que tenía castigados con su Ley –la cual los segmentó y aisló en una prisión--, pues
los consideró víctimas de la injusticia previa, propiciada por un padre/gobernante
anterior. Al concluir la segmentación forzada, los ex-presidiarios podían dejar atrás la
frontera de la ley y volver, metafóricamente, al otro segmento, a la unidad total de la que
fueron separados, a la edad de la Madre y la oralidad; a ese lugar sin cárcel ni ley, sin
burocracia ni mercancías, sin dios padre y sin rey --ensi, entre los sumerios--; y, de
manera práctica, retomar su vida vernácula cotidiana, donde lo matriarcal seguía siendo
el orden.

El signo amargi, ama-gi, regresar a la madre, tenía el sentido, digo yo, de “salir de la
potestad del padre” --como emanciparse, ir fuera del mancipium, de lo que el padre tiene
en su mano, en su poder--, y “volver al orden de la madre”; y se usaba para designar el
acto y posibilidad de la gente que dejaba de estar bajo el yugo patriarcal bruto: de un
dueño, de la ley, los gobernantes y los usureros, como los reos excarcelados y la
manumisión de esclavos. Por eso se le traduce como libertad, etimológicamente, eso
que crece sin obstáculos y refiere a un pueblo no esclavo. La libertad surge con la
opresión patriarcal; en lo matriarcal no hubo libertad, carecía de sentido, de manera
semejante a como no la hay en la mirada y experiencia desde adentro del mundo de la
que nos habla Jaime Martínez Luna, pues se vive inserto en la totalidad del mundo y la
vida, ombligado a la Madre Tierra.

Ahora bien, el primer testimonio cuneiforme conocido de la segmentación patriarcal,


origen del poder entre los sumerios y vigente hoy en día, y del desplazamiento de la
diosa Madre paleolítica y neolítica, por el nuevo protagonismo del dios Padre, lo tenemos
en el mito de origen sumerio registrado en el poema Enenigdue, “El Señor, lo que
conviene”, o La creación del azadón, como lo llama Kramer. En este mito encontramos
casi completo el giro de la sinécdoque patriarcal –la parte sustituye al todo--: además de
la segmentación, la ponderación sesgada que lleva a la jerarquía y, en este caso
concreto, la suplantación; digo “casi” porque le falta el elemento del enfrentamiento, que
aparecerá en mitos posteriores.

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Nammu --“madre primigénea, que dio a luz a los dioses mayores”--, parió a Anki, la
montaña cósmica, el cielo y la tierra entreverados; y Anki dio a luz a Enlil –el aire o el
aliento--, quien separó el cielo de la tierra, se casó con ésta y resultó ser --como Yavhé,
su recreación entre los hebreos-- el dios creador:

El señor cuyas decisiones son inalterables,


Enlil, que hace surgir de la tierra la semilla de los campos,
tuvo cuidado en alejar el cielo de la tierra
tuvo cuidado en alejar la tierra del cielo.

Lo que era experimentado como unidad no homogénea, integralidad complementaria de


todo con todo, interdependencia e interpenetración, la ilusión patriarcal primero lo
desintegró, partiéndolo en dos, separándolo, como inicio de la sinécdoque patriarcal. En
otra versión posterior del mito, el poema Gilgamesh, Enkidu y el mundo inferior inicia
relatando la separación del cielo y la tierra, y el hecho de que el dios An se hubiera
llevado al cielo y Enlil a la tierra como el punto de partida de la épica que comenzaba.
Ya no estaba Nammu:

Cuando el Cielo se hubo alejado de la Tierra,


Cuando la Tierra se hubo separado del Cielo,
Cuando se hubo fijado el Nombre del Hombre,
Cuando An se hubo «llevado» el Cielo,
Cuando Enlil se hubo «llevado» la Tierra...

Al parecer, ya no era necesario establecer en el mito una unidad originaria que después
sería seccionada: mejor se comenzaba recordando la separación original: en el Principio
fue lo segmentado. La unicidad originaria, el orden matriarcal, la oralidad primordial y la
Diosa fueron borradas del mito: una omisión que impidió recordar y más bien fomentó su
olvido. Con la escritura cuneiforme ya era posible borrar la experiencia y creencias
matriarcales anteriores y establecer nuevos mitos dentro de los cuales se construía la
nueva realidad patriarcal, la mirada separa del mundo que ve a éste desde afuera, como
señala Martínez Luna.

178
Para nuestro pensador serrano, la propiedad se sustenta en la escritura alfabética, a
través de las leyes, los sistemas de compra-venta, las Constituciones políticas y la
Historia. Y dicha propiedad es resultado del “ejercicio pleno del poder”, el cual emerge al
desintegrarse el Nosotros en múltiples Yo mismos que se separan del mundo, de la tierra.
Pues en la medida que ese Yo mismo imagina que el mundo es su creación, está en su
derecho el apropiárselo. El poder y la propiedad se reproducen en el mercado, advierte
nuestro autor. Cabe señalar que el Yo mismo del que hablamos aquí es distinto de la
primera persona del singular, el Yo deíctico --“cuyo significado es relativo a la persona
hablante y que solo pueden conocerse en función de ella”, nos aclaran Andoni A. Puelles
y José Antonio Ullate--, presente en todas las lenguas, y que en muchas de ella sería
como un dedo pulgar señalando hacia uno. Estos autores nos explican: “Para adquirir un
self (Yo mismo) hay que salir de sí mismo y verse como si fuera desde afuera: un ‘esto ’
que es mi yo”; un desdoblamiento análogo –y complementario-- al que Martínez Luna se
refiere cuando dice que el poder surge del desdoblamiento del Yo mismo con respecto
al mundo. El Yo mismo es una ficción nacida del poder. Jaime afirma que “religión,
gobierno y lecto-escritura son las instancias básicas para la reproducción del poder”. La
historia del poder sería “una cadena de guerras”. Desde el poder se ha buscado
interpretar al mundo –como lo intentaron los filósofos anteriores a Carlos Marx--, e
incluso transformarlo –como lo exigía el mismo Marx--, la cuestión es que ambos
empeños, nos dice Martínez Luna, han implicado ser llevados a cabo desde la misma
lógica del poder.

El Yo mismo era una substancia alfabética. Nos advierten Illich y Sanders: “El ciudadano
del siglo XX se contempla a sí mismo a través de los ojos de diversas ciencias, como
capas sucesivas de un hojaldre de textos”. Sin embargo, pareciera que hoy, en la era de
la Pantalla digital, ese Yo mismo se disuelve junto con los textos que lo sustentaban
desde finales del siglo XII, y estaría emergiendo otra realidad de corte cibernético, en la
cual, el sí mismo ya no es un pastel de capas textuales, sino un subsistema, un
dispositivo, conectado a la Web. Ese Yo mismo textual que desaparece fue durante
siglos el conductor interno de cuerpos vivos individuales. Sin embargo, tal armadura de

179
carne no siempre existió. Es hasta el siglo V a.C., que el cuerpo vivo es propiamente
nombrado, y por lo tanto, adquiere existencia como tal, como resultado de la
consolidación del uso de la escritura alfabética entre las élites ilustradas de la Antigua
Grecia. Volveremos más adelante a esto.

Por ahora, sólo agregaré otra creación individualizante derivada del alfabeto en una
etapa más avanzada, la del surgimiento del texto. Después de 1215 la Iglesia católica
decretó como obligatoria la confesión anual, individual y auricular para todos los hombres
y mujeres. Durante el milenio anterior la gente repetía las oraciones como las escuchaba,
según el lugar y la época, por lo que –nos dice Illich-- éstas mantenían la piedad aunque
carecían de sentido. Durante el siglo XII los clérigos obligaron a sus feligreses a
aprenderse de memoria esas oraciones según estaban escritas en la Biblia y repetirlas
en la confesión. Y sobre todo, el clérigo “podía luego examinar otra parte de su corazón
[del parroquiano], desde entonces llamada la conciencia, en la que se conservaba la lista
de sus malas acciones, palabras y pensamientos. Ahora, incluso el "yo” iletrado que se
expresaba en la confesión percibía con ojos nuevos, ojos "letrados”, su "yo” a imagen de
un texto”. Para Illich, esta confesión individual fue el primer antecedente de la moderna
educación universal.

El Yo mismo, el cuerpo vivo y la conciencia textualizada, como entidades individuales,


tendrán su corolario en 1802 con la invención –sostiene Illich-- que hizo Jean-Baptiste
Lamarck de la “vida” sustantiva, individual, creación fragmentaria necesaria para su
investigación científica dentro de la biología –la ciencia de la vida-- que ese año surgía
con la publicación de su obra Hydrogéologie. En la actualidad esta noción de “vida” es
incuestionable: los médicos deben mantenerla y los jueces vigilarle sus derechos. Se
trata de “una propiedad, un recurso nacional, un derecho”, una entidad administrada
institucionalmente, producida por el pensamiento hegemónico de Occidente. Esta vida
individual es, continúa Illich, radicalmente distinta a la noción que al parecer predomino
durante dos milenios, expresada por el Nazareno cuando dijo “Yo soy el camino, la
verdad y la vida”. Aquí se trata de la Encarnación, según el dogma católico; la propuesta
por Lamarck sería un “fetiche” que oculta a aquella. Nosotros, los occidentalizados,

180
heredamos ambas concepciones. De ahí que requiramos los colonizados una definición
propia, no impuesta como las dos mencionadas, a partir de la pregunta ¿qué es la vida?
En su compilación de textos, Jaime nos adelanta una respuesta, que veremos en el
segundo apartado de esta glosa.

El saber también se nos presenta bajo una imagen fragmentaria. La aprehensión de la


realidad se realiza en el marco del pensamiento dominante a partir de “materias”,
ciencias o disciplinas separadas, como si lo real pudiera ser dividido en espacios
estancos, con dinámicas propias y distintas entre sí. Esto lo encontramos tanto en la
educación convencional como en las investigaciones que realizan las y los especialistas.
A lo largo del último medio siglo se ha llegado a una hiperespecialización entre estos
expertos, que lo son de una parcela en extremo reducida. Y como Martínez Luna nos
recuerda, a pesar de esfuerzos integradores, como los de Edgar Morin, se mantiene la
separación tajante e invencible entre ciencias sociales y naturales, cuyo origen podemos
encontrarlo en la distinción entre naturaleza y cultura, que hoy podemos advertir resulta
ya insostenible. En el fondo tal distinción parte de la división gramatical y filosófica entre
Sujeto y Objeto.

Carlos Lenkersdorf distinguió dos grandes clases de lenguas: acusativas, como las
indoeuropeas (IE); y ergativas, como el euzkerra del País Vasco y las mayenses de
Chiapas, a las que podemos agregar todas las lenguas originarias de Oaxaca y del Abya
Yala. Este lingüista hacía énfasis en que las lenguas IE se fundaban en la relación sujeto-
objeto. Y esta relación la encontramos ya en las lenguas protoindoeuropeas (PIE), que
se considera hablaban los kurganes. Kurgán es el nombre asignado por Gimbutas a los
pueblos pastores pre-patriarcales que llegaron en torno a la Vieja Europa agrícola y
matriarcal desde las estepas pónticas, al norte de los mares Negro y Caspio de Asia,
hacia finales del milenio VI a.C. Posiblemente al inicio en grupos pequeños y después
con invasiones masivas --llevando consigo armas forjadas de bronce arsénico, dioses
masculinos, caballos y carros con ruedas--, imponiendo por medio de la guerra –que
habría nacido hacia el año 5000 a.C., en el oeste de la actual Alemania--, un modo de
vida que derivaría en lo que hoy conocemos como patriarcado, o en nuestros términos,
Ilusión patriarcal. Según Batini, la contribución genómica –y podemos agregar, lingüística

181
y de comportamiento-- de los pastores de las estepas al norte del Mar Caspio es “ubicua”
en los europeos modernos.

La relación fundante sujeto-objeto en las PIE nos indica que en el principio estaba la
fragmentación. Al respecto escribió el lingüista B. L Whorf, pensando al parecer
exclusivamente dentro de las lenguas IE:

La segmentación de natura es un aspecto de la gramática, todavía


poco estudiado por los gramáticos. Cortamos y organizamos la
propagación y el flujo de eventos como lo hacemos, en gran parte
porque, a través de nuestra lengua materna, somos partes de un
acuerdo para hacerlo, no porque la naturaleza misma esté
segmentada exactamente de esa manera para que todos la vean.
Los lenguajes difieren no solo en cómo construyen sus oraciones,
sino también en cómo descomponen la naturaleza para asegurar
los elementos para poner en esas oraciones.

Luego de la segmentación entre sujeto y objeto se hace una ponderación de ambos,


asignándoles cualidades gramaticales diferenciadas. En lenguas acusativas como las IE
el sujeto –sea de un verbo transitivo o intransitivo—recibirá gramaticalmente hablando
un tratamiento, y el objeto otro: serán distinguidos por diferentes marcas (casos
nominativo y acusativo, respectivamente). El sujeto en las lenguas IE según C. S. Dik:
“Se caracteriza por tener control de la acción y por ser animado”, y T. Givón le añade: “el
rasgo de Iniciador deliberado de la acción, que para él marca la diferencia entre seres
animados y seres humanos, más allá del control que responde a la volición”. Es decir, el
Sujeto gramatical es el Hombre. Desde la Teoría de los prototipos, los objetos son
instrumentos prototípicos, manipulables e inanimados. Esta caracterización se hace
dentro de un marco lógico de oposiciones: “el objeto prototípico es la contrapartida del
sujeto, es el segundo polo de la frase, el polo opuesto al sujeto en todos los aspectos,
es el punto final de la acción verbal que emana del sujeto”, señaló Bossong. El sujeto es
la fuente de la acción y del sentido. Es el protagonista de la oración y de la ciencia
gramática.

182
Esta estructura gramatical nos muestra ya la lógica de la sinécdoque patriarcal, es decir,
del empeño permanente y violento en el que la parte sustituye al todo, pars pro toto,
dirían los antiguos latinos. Su forma implica los principios ontológico-epistémico de la
fragmentación, el axiológico de la ponderación sesgada, el lógico-ético de la oposición y
el político de la superioridad y la jerarquía, que sustentan la dominación.

Jaime Martínez Luna cuestiona agudamente al poder y se pregunta sobre su origen: me


parece que ese poder es una construcción moderna, y que desde las invasiones
kurganas al final del Neolítico e inicios de la Edad de Bronce en el Viejo Mundo, lo que
había era la dominación; no obstante, ambos, el poder moderno y la dominación antigua
tendrían en la sinécdoque descrita arriba su lógica de despliegue. Independientemente
sobre lo que se hable, con las lenguas PIE de los kurganes y las IE que surgieron con
sus invasiones y el estado de dominación resultante, sólo se puede construir un mundo
conformado por sujetos, quienes son los que hacen a voluntad, y objetos, manipulables
e inertes, receptores de la acción de los primeros. Aquí tenemos la antiquísima raíz
lingüística del actual colapso civilizatorio en el planeta tierra.

Otro ejemplo notable de cómo se nos presenta la fragmentación lo encontramos en la


mirada. Hace unos años pregunté, en un curso de “Ciencias de la comunicación” de una
universidad urbana, a un estudiante originario de los Valles Centrales de Oaxaca que
qué veía por cierta ventana del salón de clases. Este joven había vivido toda su vida en
la ciudad, en un entorno textualizado, echó un ojo y dijo: veo una calle, un árbol, una
señora, dos casas, el cielo, una nube, el sol... ¿Qué ocurría? Para mirar, o bien, para
comprender lo que miraba este joven requería de analizar, es decir, de separar en partes,
dintinguiendo elementos que imaginaba diferentes aunque agrupados en el conjunto que
le daba su perspectiva. Él tenía para sí, porque así lo aprendió, que la realidad del mundo
se compone de un montón de cosas y seres individuales, separados unos de otros, cuya
proximidad sólo es contingente.

TOTALIDAD

Ahora bien, hice la misma pregunta a otra estudiante en ese curso, originaria de Santa
María Tlahuitoltepec, en la Sierra Mixe. Ella, si bien estaba escolarizada, había bebido

183
desde niña el modo oral de existencia de su pueblo. ¿Qué ves por esa ventana?, y
agregué: pero por favor, contéstanos como si estuvieras con tus paisanos. La estudiante
miró y dijo: lo que yo veo puede expresarse en español en dos palabras: Tierra-Vida.
Después, nos explicó que en mixe lo que los urbanos llamamos “bosque”, traducido del
mixe se diría aproximadamente: lo que está entorno que nos sustenta. Ya Walter Ong
había advertido que la mirada alfabetizada analiza, fragmenta, para poder entender lo
que ve; y que la mirada oral totaliza. Además, que la mirada en sí misma, como forma
prioritaria de percepción, separa al observador de lo observado; en tanto la oralidad nos
sitúa en el centro del espacio sonoro, integrándonos con todo alrededor. Para nuestra
estudiante carecía de sentido distinguir componentes individuales en lo que miraba: en
su pueblo conciben la Tierra-Vida como una totalidad integrada en movimiento, de la que
ella y su gente forman parte.

El estudiante vallisto mira el mundo desde afuera, él mismo se ubica separado, ajeno a
ese mundo que describe como suma de pedacitos; la estudiante mixe mira el mundo
desde dentro, se reconoce integrada al movimiento total del mundo no fragmentado, sino
unitario. Esta diferencia entre las miradas textual y oral, abordada por Jaime Martínez
Luna, es la tesis central del presente compendio de ensayos de nuestro autor zapoteco,
a saber, la presencia de dos visiones sobre la relación que guardamos con el mundo:
desde afuera y desde adentro. En la primera, estamos separados del mundo, nos
soñamos autónomos y creemos que ese mundo es creación nuestra, por lo tanto,
tenemos el derecho de apropiárnoslo y someterlo. Esta es la mirada hegemónica. En
cambio, en la segunda, no creamos al mundo, éste nos crea, lo que percibimos nos
dibuja, pues estamos ombligados con la tierra y todas las criaturas, espectros y fuerzas.
Esta es la mirada natural.

Desde esta mirada entreverada con el mundo, cabe la afirmación de Jaime de que el
conocer no puede lograrse contemplando sólo lo visible –como el discípulo Tomás
cuando dijo al Nazareno: "Si no veo [...], no creeré"--, sino que es preciso considerar a lo
invisible, esa dimensión innombrable que no está allá lejos en el cielo, sino en el corazón
de todos los seres y cosas. Como otros autores sensatos –por ejemplo, Gustavo Esteva-
-, Jaime nos plantea la urgente necesidad de salir de las abstracciones y volver al sentido

184
común, que como sabemos, hoy es el menos común de los sentidos. Y realizarnos en la
existencia concreta, con los otros, humanos, sí, pero también con el resto de los seres,
comenzando por la tierra. Abandonando la ficción perniciosa del Yo y su individualismo,
para dar paso al Nosotros en la compartencia.

Nacemos como personas en el seno de un Nosotros. La persona, nos dijo Raimon


Panikkar, es un nudo en una red de relaciones, definición que Martínez Luna y otros
hemos abrazado. Michel Maffesoli nos dice que la persona es “la máscara que puede ser
intercambiada y que, sobre todo, se adapta a una diversidad de escenas o situaciones,
cuyo único valor es que varias personas participan en ellas como actores”, y añade “la
persona sólo tiene valor en relación con los otros”. Es decir, la persona implica la
existencia de un Nosotros y viceversa; no posee un territorio soberano interno, como el
que el individuo cree poseer, por definición, separado de los otros individuos; sino que la
persona es sus relaciones. Con ello el viejo problema en la sociología entre individuo y
colectivo muestra su carencia de sentido. Pero además, volviendo a Maffesoli:

A propósito de algunos autores modernos (Faulkner, Proust,


Joyce), podría haberse hablado de un "poder de impersonalidad",
que sólo permite existir por y en "el espíritu de los otros". Esta visión
nos obliga a abandonar la dicotomía clásica entre sujeto y objeto,
que sirve de base a todo el pensamiento de la modernidad. El
acento se coloca ahora sobre aquello que une más que sobre lo
que separa. Tampoco se trata de una historia que construyo
contractualmente, en asociación con otros individuos racionales
sino de un mito en el que participo.

Lo cual va totalmente a tono con lo planteado por Jaime: ese mito –entendido como un
horizonte de inteligibilidad, como el marco donde nos orientamos y damos sentido a
nuestra vida compartida, según Panikkar-- es el comunal, el de esa mira desde dentro
del mundo. Y que se expresa con nitidez en la reformulación que Jaime hace del
concepto “respeto”. De ninguna manera se trata del sentido liberal que su paisano de

Guelatao, don Benito Juárez, le dio en la célebre frase “El respeto al derecho ajeno es la

185
paz”, puesto que este “respeto, concebido desde el razonamiento hegemónico, resulta
ser un concepto fortalecedor de la obediencia, del reconocimiento a las jerarquías, de la
propiedad ajena, o lo que es lo mismo de la propiedad privada”. El respeto advertido por
Martínez Luna, por el contrario significa el reconocimiento de “que somos lo otro y los
otros, es decir un resultado del mundo que vivimos. Vivimos del otro, con el otro, para el
otro”; somos resultado del mundo, no su creador. Y contunúa:

El saberse parte de una naturaleza conduce a la humanidad a


compartir todo espacio, respetando no solamente a los de su
especie, sino a las otras que florecen en el mismo sitio. El respeto,
claro, re-significado el concepto, es la visión integral de saberse
parte del mundo (...) Es hablar con la vegetación, como un
reconocimiento vivencial que permite saber el espacio y el
momento que algo debe ser consumido o celebrado para obtener
lo que se busca. Vive la planta, vive el hombre, ambos cumplen
una función en la vida. Tienen que hablar, compartir sus atributos,
y es para esto que por delante, estará el respeto mutuo.

Para Jaime este respeto se funda en el trabajo y tiene su concresión en relaciones


recíprocas de beneficio mutuo. Como lo señala reiteradamente, respeto/ trabajo/
reciprocidad, son pa él los principios de la comunalidad.

La reformulación del respeto comunalitario concuerda con las visiones de pueblos en


otras latitudes que también miran y experimentan el mundo desde adentro. Como en el
caso del tojolabal en Chiapas, donde la relación se establece entre diversas clases de
sujetos, sin existir objetos propiamente. Para este pueblo mayense, la tierra, los árboles,
los jaguares y las aves son sujetos de distinto tipo aunque semejantes en dignidad,
entreverados en una comunidad cósmica; Lenkersdorf llamó a esto intersubjetividad.
Algo muy similar ocurre entre el pueblo nasa del Norte del Cauca colombiano, nos
informa la investigadora y comunera Dora Virleth Güetio Daza, quien habla de
relacionalidad: la condición nasa no se agota en lo humano, pues la Uma Kiwe o Madre
Tierra, los otros animales, las plantas e incluso las piedras son nasa. El respeto, la
intersubjetividad y la relacionalidad suponen principios de integralidad y

186
complementariedad subyacentes, donde todo está intercompenetrado con todo, en una
comunidad cósmica diría Lenkersdorf, en una cosmunidad según Güetio Daza, o en una
totalidad en movimiento a decir de Martínez Luna.

Allí no hay fragmentación posible, y la que pudiera haber sería en todo caso una
“entelequia inexistente” como el individuo, una ilusión perversa impuesta desde el poder.
El mundo mirado desde adentro no estaría compuesto de partículas subatómicas, sino
de movimiento, según Martínez Luna. Esto iría en concordancia –dicho de manera
hipersimplificada y desde una declarada ignorancia-- con la teoría de las supercuerdas,
la cual sostiene que el Universo estaría formado por cuerdas vibrantes en total simetría;
con la teoría de los órdenes implicado y explicado, con el holomovimiento entre ellos, de
Bohm; y la teoría sintergica del neurofisiólogo mexicano Jacobo Grinberg y sus
conceptos de la Lattice –la estructura fundamental de lo existente --la cual sería una
matriz energética totalmente coherente y simétrica--, y el campo neuronal, perteneciente
a aquella, con la cual interactua. Quizá habrá que estudiar estas propuestas teóricas con
miras a robustecer el planteamiento comunalitario de la realidad como totalidad no
fragmentaria.

Así, el Universo y sus mundos no estaría materialmente compuesto de pedacería


reunida, pero tampoco la sociedad. Para “nosotros”, la concepción de que cada uno/a

tenemos un “cuerpo” separado de otros cuerpos es una certeza inobjetable. No obstante,


a mitad del siglo pasado, Bruno Snell afirmó que en los tiempos homéricos no existía el
“cuerpo”. Según su hermenéutica de las epopeyas de Homero, no había conciencia de
la unidad individualizada que hoy concebimos como un “cuerpo” puesto que no había

una palabra que lo nombrara, así, como “cuerpo vivo”. No había noticia, digo yo, de
nuestra carne separada. La gente no se veía entre sí, ni vivía su vida como átomos de
carne. Lo más parecido en el siglo VIII a.C., al “cuerpo vivo” es el démas, según

Aristarcón, en el siglo IV a.C. Pero, nos dice Snell: “démas es un pobre sustituto de
'cuerpo': la palabra es utilizada sólo en acusativo de relación. Significa 'en cuanto a la
estatura' o 'a la forma' y por eso se limita a pocas expresiones, como: ser grande o
pequeño, parecido a alguien, etc.”. Snell nos dice que en el intento de traducir frases

187
actuales como “todo su cuerpo tiembla”, o “el cuerpo empezó a sudar” al griego
homérico, no encontraríamos para “cuerpo” un término así en singular, sino el plural

“gyia”: miembros articulados, como los brazos y las piernas. Allí, otra palabra, melea,
podría hacer las veces de “cuerpo”, no obstante, más bien alude a “los miembros en tanto
que reciben la fuerza de los músculos”. Es decir, en la poesía épica del siglo VIII a.C.:
“los héroes se refieren a su brazo o su “thymós”, pero no lo contextualizan en el tipo de
cuerpo que ahora tenemos”, precisan Illich y Sanders.

Otras palabras, dice Snell, que en Homero podrían acercarse a nuestra noción de
“cuerpo” son sóma y chrós. Pero sóma nombraba no al “cuerpo vivo” sino al cadáver.
Como si sólo en la quietud de la muerte, ya sin aliento vital, se hubiera podido distinguir
una entidad discreta como el “cuerpo”. Y chrós es antes que cuerpo, “piel”. Será hasta el
siglo V a.C., que sóma y chrós sean entendidos como “cuerpo vivo”. Píndaro empleó

chrós para designar al “cuerpo vivo”, y conocía ya la palabra sóma en este mismo
sentido. Pero refiéndose a un cuerpo “frágil, amenazado”, y no tanto a uno sano. Con
sóma también se nombraba el cuerpo perecedero de los animales. Para Snell, otro
indicativo de que en Píndaro ya hay una concepción del “cuerpo” está en el uso en
singular de gýion -que como vimos sólo se usaba en plural- como sustituto poético de
sóma.

No había un “cuerpo” en la oralidad primaria anterior al uso generalizado de la escritura


alfabética. Y, siguiendo con Snell, tampoco la concepción de un todo psíquico u algo
parecido a los contenidos escatológicos y psicológicos que llamamos “alma”. La psiqué
homérica era radicalmente distinta a la psiqué postulada por la moderna psicología. La
psiqué en Homero no tenía connotaciones psicológicas. Jean Bremmer sugiere que la
“carencia” de “cualquier contenido psicológico” es común entre los equivalentes
homemórficos del “alma” en los mundos orales antiguos (“primitivos”, les llama él). La

psique en la oralidad era el “alma libre”. Que volaba durante los sueños y los
desvanecimientos, o escapaba a través de una herida. En Homero el thymós sería el

188
equivalente homemórfico de lo que para nosotros es el “alma”. Los griegos arcaicos lo
ubicaban en el pecho, y era el impulso para hacer y decir. Y sólo estaba activo en el
hacer y decir. Al dormir o en el desmayo el thymós se apagaba como una vela. Señalan
Illich y Sanders:

Al relatar una historia, la vela se enciende nuevamente. No hay una


luz piloto que dé continuidad a la primera persona del singular entre
una historia y la siguiente. El yo [deíctico] puede existir únicamente
en el acto de hablar en voz alta -o a uno mismo. La idea de un yo
que sigue brillando en el pensamiento o en la memoria, rescatado
y examinado ocasionalmente bajo la luz del día, no puede existir
sin el texto. Donde no hay alfabeto no puede haber ni una memoria
concebida como almacén, ni el 'Yo mismo' congelado como un
custodio designado”.

La filosofía jaimelunera parte de la exposición de lo que suele llamarse epistemología,


aunque el autor prefiere nombrarla como “fuente del pensamiento”. Allí, se invierte la
máxima cartesiana del Cogito ergo sum, “Pienso, luego existo”, para proponer: Existo,
luego pienso. Esta inversión va más allá de un simple juego de palabras, pues cifra una
crítica radical al pensamiento hegemónico, reconociendo la prelación de la experiencia
sobre la razón, y con ello, resume la ontología de los pueblos originarios de Oaxaca y de
muchos otros en el Abya Yala.

En esta mirada inserta en el mundo, la economía, la biología, la historia o la lingüística,


así como el resto de las disciplinas, no están separadas entre sí como cajitas apiladas y
ni siquiera son perspepectivas diferenciadas sobre la realidad que nos abraza, pues ésta
consiste en un solo movimiento. Las esferas autónomas de las ciencias hegemónicas
carecen de existencia en el mundo visto desde adentro, lo existente allí es una
integralidad y complementariedad de todo con todo, que la mirada natural reconoce y
describe en términos no fragmentarios. Ciertamente, la mirada natural hace distinciones
sobre lo que ve y siente, lo cual es muy distinto a realizar separaciones discursivas sobre
una realidad de suyo segmentada. Es preciso aclarar que, en el caso de la mirada desde
dentro del mundo, no me refiero a lo que se suele llamar “holístico” y que Martínez Luna

189
no emplea, pues esta noción implica que de origen la realidad está fragmentada y el reto,
en todo caso, consistiría en reunir y reintegrar los pedazos que componen al mundo.
Esto tiene repercusiones profundas en los planteamientos de Jaime, por ejemplo, cuando
hace un llamado para trascender la separación entre ciencias sociales y naturales,
abogando por una nueva ciencia, una ciencia natural.

Como lo entiendo, en este planteamiento de nuestro autor el reconocer tendría prelación


sobre el conocer, aunque no lo descarta sino lo reintegra en un movimiento cognitivo y
de acción renovado: ya conocemos muchísimo, los vehículos espaciales están por
encontrar las arañas de marte que profetizó el gran David Bowie, y sin embargo, estamos
en el abismo, quizá cerca de nuestra extinción como especie; en 40 años hemos
extinguido más de la mitad de todas las especies vertebradas del planeta y día con día
avanzamos en nuestra depredación. El colapso climático que vivimos hoy –como el diario
británico The Guardian prefirió nombrarlo en vez de recurrir a los eufemismos
“calentamiento global” o “cambio climático”-- parece ya irreversible: según un estudio
reciente tiene una masa mayor lo artificial construido por humanos, como carreteras,
automóviles y edificios, que lo que queda de naturaleza, como la flora y la fauna. El
equilibrio, todos los balances, están rotos. Es urgente, parece decirnos Jaime, un
proceso profundo y cotidiano de reconocimiento: reconocer el suelo que pisamos,
reconocer a la gente con la que estamos en ese suelo y su modo de organización,
reconocer lo que hacemos entre todas y todos, y reconocer los logros de ello –
recordemos que el verbo reconocer tiene al menos dos acepciones: volver a conocer lo
ya conocido, y revalorar algo--. Estos cuatro reconocimientos corresponden a lo que
desde principios de la década de los 80 del siglo pasado nuestro autor llamó los pilares
de la comunalidad: Territorio / Autoridad / Trabajo / Fiesta.

Durante tres decenios el planteamiento de los cuatro pilares mencionados resultó muy
útil –y lo sigue siendo, basta mirar hoy el marco teórico-metodológico de los programas
de licenciatura y maestría de la Universidad Autónoma Comunal de Oaxaca (UACO, en
los que representa la matriz ordenadora--, sin embargo, tenía dos inconvenientes: uno,
en ocasiones fue mal entendido y lo que eran distinciones en un mismo movimiento se
tomó como cuatro cosas relacionadas pero separadas... El principio de fragmentación

190
impuesto en nuestro pensar occidentalizado hacía de las suyas; y dos, los cuatro pilares
de la comunalidad se expresaban con términos y no con palabras.

La palabra es propia de la oralidad primaria, allí no hay palabras, que son como el Yo, la
Historia y la Memoria, hijas del alfabeto, según mostraron Illich y Sanders en su libro
ABC: la alfabetización de la mente popular. Ese sentido integral y no fragmentario del
habla oral lo encontramos aún cuando al prometer algo decimos: te doy mi palabra. No
obstante, en la oralidad que persiste bajo la mentalidad alfabética lega –en el caso de
los pueblos oaxaqueños, desde la Conquista--, la palabra se descompuso en palabras,
a imagen y semejanza de lo que ocurría en los textos. Pero aún así, siguiendo a Raimon
Panikkar, podemos afirmar que esas palabras no son abstracciones, sino que nacen o
bien adquieren su sentido específico en cada lugar donde se emplean. No requieren de
diccionario. Todos sus usuarios saben lo que significa aunque no puedan ofrecer un
significado explícito. Cada vez que se les pronuncia, en situaciones concretas,
parecieran nuevas, recién inventadas, pues adquieren su sentido del entorno vital en el
que son dichas, y tendrán esas mismas palabras sentidos distintos si las pronuncia un
hombre o una mujer, si se expresan en la ciudad o bien en las serranías. Las palabras
en la oralidad tienen alas, son evanescentes, desaparecen apenas son expresadas. Por
otra parte, los términos o conceptos tienen un origen técnico y se nos presentan como
abstracciones puras. Son producto de la actividades científica y tecnológica, requieren
de un diccionario especializado para adquirir sentido o ser comprendidas y su significado
es independiente del contexto en el que se usen, pues implican una estandarización de
la escritura y del habla. Me parece que el Maestro Martínez Luna labra su labor reflexiva
y escritural en la tensión entre palabras y términos. Si bien, tiene sus pies bien plantados
en la oralidad y la imagen propia de los pueblos comunales, y escribe como si platicara
con amigos cercanos con un mezcal o un café en la mano, también es cierto un constante
coqueteo, para decirlo de algún modo, con conceptos técnicos que le permitan dar a
entender sus cavilaciones, particularmente, con lectores que habitan el mundo desde
afuera. A contracorriente del Hamlet shakesperiano y de los juicios categóricos de
Imanuel Kant, en los que se afirmaba que algo es o no es, Jaime Martínez Luna –de
manera similar a la filosofía subyacente en el I-Ching, el milenario Libro de las
mutaciones chino-- plantea como necesaria la complementariedad entre lo que es y lo

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que no, es decir, que se es y no se es de manera sincrónica o alternadamente: somos
orales, textuales y cibernéticos hoy, vemos el mundo desde dentro pero en ocasiones
también desde afuera, usamos palabras y términos. Aunque, como mencioné, es notable
su empeño en ir restándole terreno a los términos abstractos y académicos, para
ensanchar el terruño de la experiencia y decir enraizados en una tierra concreta.

Por ejemplo, con el concepto actual de territorio: proveniente del giro geográfico realizado
a finales de los 60 y principios de los 70 en la geografía italiana, en el cual se retomaba
la noción clásica de territorio como el espacio del animal salvaje, extendiéndose al ámbito
humano. Cuando el finado Floriberto Díaz y Jaime Martínez Luna –quienes, como
sabemos, labraron originalmente el planteamiento de comunalidad-- estudiaron
antropología en la segunda mitad de los años 70 del siglo XX, me parece fueron
formados dentro de esa nueva concepción de territorio. Este concepto académico
alcanzó una gran popularidad en las décadas siguientes, tanto, que se olvidó entre sus
usuarios que se trataba de una abstracción teórica, al grado de convertirse en la
actualidad en una palabra ameba, que es como Iván Illich designó a los términos técnicos
–como comunicación, energía, cultura, educación, etc.--, llegados de la academía hacia
el habla común, empleados profusamente, sin una definición clara, pues cada persona
que lo empleaba le daba el significado que quería o podía, aunque se tenía la creencia
de que los especialistas sí sabrían su significado correcto. Es decir, el concepto de
territorio estalló en el uso indiscriminado que se le dio, quedando vacío de sentido
preciso, siendo empleado hasta el absurdo, por ejemplo, en la expresión: “mi cuerpo, mi
territorio”. Además, se confundió con la Tierra hasta que ésta quedó oculta, ignorada: el
territorio abstracto se tornó en realidad inobjetable. De ahí que en reflexiones de los
últimos años se distinga y relacione Tierra y Territorio: la tierra es lo dado, pertenece al
orden de lo sagrado en tanto Madre y es la primer fuente de existencia y sentido; al
territorio, por su parte, se le defiende y se trata de una abstración teórico-política.

Otro ejemplo es el de Trabajo. Reconozco que me sorprendió leer en esta compilación


de ensayos que Jaime aún defendiera su uso y propusiera resignificar a este concepto
propio inevitablemente de la ciencia económica, llevado a su cumbre por la tradición
marxista. Es cierto que su origen histórico es anterior a la formalización de la economía,

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pero basta mirar su etimología para ver lo inadecuado de su empleo en el mundo desde
dentro: proviene de tripalium, esto es, tres palos, un viejo instrumento de tortura. El
concepto trabajo no puede librar su herencia. En las discusiones que tuvimos con nuestro
autor y otros compañeros habíamos llegado a la conclusión de que podía usarse con
propiedad para referir las actividades asalariadas dentro de la sociedad económica,
distinguiéndola de la acción colectiva, gratuita y obligada para el bien común, a la que
habíamos preferido nombrar labor, faena o de otras maneras propias de cada realidad
comunal, y que se expresan de manera clara en el tequio.

Así pues, la opción de dar un paso hacia atrás de los conceptos de los cuatro pilares y
volver a las palabras que designan cuatro reconocimientos, por parte de Jaime, me
parece brillante, además de muy útil. Mejor usar palabras buenas y simples para nombrar
el movimiento de la vida conjunta, pues precísamente la comunalidad es una propuesta
seria para abandonar las abstracciones y volver a la experiencia concreta.

¿Es posible salir de la mirada dominante y reintegrarse al movimiento natural del mundo?
Jaime dice que sí y lo argumenta de una manera insólita y simple: dándonos cuenta de
que respiramos. No sé de otro pensador o pensadora que haya planteado algo tan
profundo y apremiante de manera tan sencilla. Alguien podrá decir que en el budismo y
la meditación en diversas tradiciones se le da un lugar central a la respiración, pero no
lo hacen para reintegrarse al mundo, sino para evadirlo pues lo consideran maya, ilusión
transitoria, y buscan más bien reconocerse en la permanencia de la mente, digamos,
universal.

De tal suerte que respiremos una nueva civilización. Jaime nos ofrece ya algunas
notables pistas.

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