CUTTIANI
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CUTTIANI
“La escuela es una herramienta valida para salvar a la niñez y a la juventud, sol o tormenta del
mañana” Don Orione.
Para la autora Nélida Atrio, Este tipo de institución ocupa un lugar importante dentro de un
país puesto que a través de las mismas se transmiten valores culturales y éticos que varían según
la sociedad y el proyecto educativo institucional.
Atrio señala una paradoja interesante: los proyectos educativos se llevan a la practica cuando las
necesidades ya son otras y, en consecuencia, la escuela no logra satisfacer las actuales. Esto
afecta a los docentes que fueron formados bajo ideales diferentes de los actuales. Por lo tanto, es
crucial que los profesionales de la psicopedagogía institucional en las escuelas ayuden a adaptar
los objetivos temporales para responder a las demandas de la sociedad actual.
“Los muros de la escuela ya no son tan solidos como antes” Tenti Fantini.
Para el autor Martínez, en los tiempos que corren, la institución dejó de ser un espacio
privilegiado y destinado a impartir educación a todos los niños y adolescentes.
Hoy en día no alcanza solo con la tarea del docente de transmitir conocimientos y valores,
porque la escuela se ve atravesada por situaciones que repercuten dentro de dicho ámbito.
Entre ella aparecen en escena problemas en las relaciones humanas al no reconocer al otro como
semejante, el cual merece ser respetado y valorado, ocasionando conflictos que atentan contra el
clima áulico.
En este punto es oportuno definir que se entiende por conflicto. Podemos decir que se origina
cuando las personas no pueden ponerse de acuerdo en sus formas de percibir una situación
determinada y no logran arribar a una solución socialmente aceptable, desencadenando una
resolución de manera violenta ya sea física o verbal.
La agresión es parte inherente de la naturaleza humana. Por eso se expone que es indispensable
sumar a las actividades académicas otras que contribuyan a la solución de conflictos que se les
presentan a diario.
Es necesario que estos reconozcan que deben poner en palabras y no en las manos sus
sentimientos y emociones.
Según Martínez Zampa, esta tarea requiere crear un entorno escolar cálido y cooperativo,
evitando políticas autoritarias y promoviendo el respeto, la solidaridad y el compromiso
colectivo. El objetivo es formar individuos capaces de adaptarse a una sociedad en constante
cambio.
“No existe una escuela que enseñe a vivir” Carlos Alberto García Moreno.
Desempleo e inseguridad
Competitividad excesiva
Falta de esperanza en jóvenes
Agresividad en grupos sociales
Los medios de comunicación transmiten agresión y escasez de valores, pero estos por si solos no
poseen el poder de alterar la capacidad adaptativa del ser humano.
“Los conflictos que surgen en las aulas escolares son una oportunidad de desarrollo personal para
aquellos que los protagonizan; son una posibilidad para mejorar la convivencia del grupo y
ofrecen una situación ideal para optimizar la institución en su conjunto”. Martin y Puig.
Los alumnos que concurren a las instituciones educativas deben lograr el máximo desarrollo de
sus potencialidades, contribuyendo al despliegue de sus capacidades cognitivas.
Esto no se logra en la totalidad del alumnado y, por consiguiente, se pueden desencadenar
dificultades de aprendizaje.
Entre los factores que pueden contribuir a la aparición de conductas violentas, se pueden citar:
Todos estos factores condicionan el desempeño de los adolescentes en los diferentes ámbitos y
sus efectos no repercuten solo en la víctima y los victimarios, sino también en compañeros de
clase, profesores e incluso en las familias.
Son demasiados los rasgos que caracterizan a los alumnos que padecen dificultades de
aprendizaje y que son similares a los que definen los comportamientos agresivos, a pesar de
poseer caracteres diferenciadores. Es por ello que se debe reconocer el alto grado de
solapamiento que existe entre las dificultades de aprendizaje y las dificultades sociales.
Dentro de la escena áulica se pueden notar las consecuencias de las dificultades de aprendizaje
ocasionando el desencadenamiento de comportamientos violentos. Los fracasos escolares
producen en ellos desequilibrios emocionales.
Son muchos los que se compartan de forma violenta, no porque poseen bajos recursos o porque
son víctimas de privación cultural, sino porque no cuentan con un adecuado rendimiento
académico y por ello se expresan de forma violenta.
En consecuencia, existe cierto grado de cercanía entre los problemas de lectura y la violencia
juvenil, lo cual requiere una rápida intervención por parte de los actores educativos y los
profesionales del campo de la psicopedagogía.
Los autores coinciden en que en las escuelas se esperan comportamientos deseables que implican
que los estudiantes desarrollen habilidades motoras, perceptivas, lingüísticas, cognitivas y
sociales. Los adolescentes que carecen de algunas de estas habilidades o tienen dificultades en
ellas tienen más probabilidades de mostrar conductas disruptivas en el aula. Estas conductas
problemáticas pueden afectar su rendimiento académico, lo que hace necesaria la intervención
psicopedagógica para ayudar a revertir la situación. En resumen, existe una relación clara entre el
comportamiento en el aula y el desempeño escolar de los estudiantes.
“Del río que lo arrastra todo se dice que es violento, pero nadie dice que son violentos los
márgenes que lo comprimen”. Bertolt Brecht.