MONISMO Y DUALISMO Sofia
MONISMO Y DUALISMO Sofia
MONISMO Y DUALISMO Sofia
Este principio, elemental en los contratos del derecho civil, (Art. 1197 CC) es más fuerte
aún en el Derecho Internacional. En realidad, es más fuerte que la norma que ellos
imponen. Resulta un requisito a priori para que exista el contrato, (y la ley internacional).
Si quien se obliga por un pacto, después no lo cumple por su simple voluntad, entonces
habrá una frustración del contrato. Pero si de antemano el pacto no obliga “como la ley
misma”, entonces se torna imposible su propia existencia. (Bueres – Highton, 1999, p. 35)
A su vez el art. 27 (Compendio, 2005, p. 449 y 452) dicen: Una parte no podrá
invocar las disposiciones del derecho interno como justificación del incumplimiento de un
tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 46.
El debate canónico desarrollado en los albores del S. XX fue entre las posturas de
Heinrich Triepel (dualista) y de Hans Kelsen (monista). Sin embargo cabe aclarar que de
ellas se han derivado muchas otras.
Estas posiciones duras y extremas intentaron ser morigeradas por las doctrinas
coordinadoras, que si bien se reconocen como monistas, porque parten del principio de la
unidad de los órdenes jurídicos, ya no consideran que haya subordinación, sino antes bien
una coordinación de ambos, sobre la base de un derecho natural (así Luna, Miaja de la
Muela, Aguilar Navarro, Truyol y el último Verdross) (Pastor Ridruejo – 1998, p. 195)
A esta disputa, que abre un amplio abanico de posibilidades entre las teorías
Dualista y Monista, se vino a sumar, en los últimos tiempos, el problema del derecho
comunitario o de integración.
Esto hace que las teorías al respecto estén pasando por una etapa crítica,
impuesta por la propia dinámica de los hechos.
El dualismo y el monismo no tienen que ver con una cuestión de jerarquía que las
normas internacionales ocupan dentro del derecho interno, sino con la existencia o no de
procedimientos especiales de incorporación de esas normas internacionales a los órdenes
jurídicos internos.
Por tal razón, no puede haber conflicto entre ambos, desde que es necesario que
exista un reenvío de uno a otro sistema y su receptación.
Para Triepel, en la norma se puede considerar su contenido o su origen, esto es,
la voluntad de quien la crea. Así se puede hablar de Derecho Internacional y Derecho
interno, porque surgen de diversas fuentes, es decir, distintas voluntades.
MONISMO
Para Verdross (1969) la norma que funda el derecho se inserta dentro del
ordenamiento internacional, y éste delega en los Estados cierta competencia legislativa.
De tal modo el Derecho Internacional quedaría en un plano superior respecto del derecho
interno y la norma internacional no necesitaría acto de recepción para su aplicación.
Desde la visión Monista interna, sostenida por Jellinek, (2005) no hay más
derecho que el derecho del Estado. El Derecho Internacional es sólo una parte del derecho
estatal, por el cual el Estado conduce sus relaciones con los demás pueblos, como
“Derecho Estatal Externo”, que de todos modos y en caso de conflicto, debe subordinarse
al derecho interno.
Las profundas transformaciones del siglo XIX a las que se hizo referencia
favorecen el reconocimiento de la obligatoriedad de la norma internacional. La política de
fuerza conduce a los Estados a la propia destrucción. Además el comercio internacional,
para desarrollarse, necesita de un marco jurídico con cierta estabilidad Los Estados no
pueden vivir aislados y deben aceptar que un orden jurídico los relaciona y los regula.
Se plantea entonces, un paso más allá de las posturas teóricas, y cabe coincidir
con Conforti que la realidad indica que la observancia del Derecho Internacional por parte
de un Estado, y especialmente en lo que aquí interesa, está confiada a los agentes
jurídicos. Básicamente, a los órganos estatales de dicho Estado (los jueces) (Conforti,
1995, p. 377)