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17.1. El Grupo de Alcohólicos Anónimos

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17.1.

«El grupo de Alcohólicos Anónimos»

Punto de vista
Todo grupo de Alcohólicos Anónimos comienza cuando uno o varios miembros en recuperación se reúnen
con frecuencia en determinado lugar y se dedican a realizar las tareas necesarias para mantener en
funcionamiento el nuevo grupo.
Si un grupo proporciona los servicios necesitados por los alcohólicos y emplea las sugerencias contenidas en
nuestras Doce Tradiciones, recibirá el apoyo necesario para crecer y prosperar. Cada grupo persigue un solo
objetivo, como lo indica en su parte inicial nuestro enunciado: «Somos hombres y mujeres que comparten su
mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse
del alcoholismo». La Tercera Tradición dice que el único requisito para ser miembro de Alcohólicos
Anónimos es querer dejar de beber; cualquiera que lo diga es miembro de AA, y ninguno de nosotros puede
pretender juzgar los deseos que nacen
en el corazón de otra persona.
Cuando aún somos neófitos en Alcohólicos Anónimos no tenemos una visión de conjunto, pero a medida
que servimos, o simplemente militamos como Alcohólicos Anónimos, poco a poco nuestro conocimiento
aumenta y llega el momento en que nos damos cuenta de lo mucho que abarca nuestra sociedad. Además
llegamos al convencimiento de la necesidad de luchar por la unidad, pues nos llena de admiración ver a
compañeros de diferentes clases sociales, condición económica y nivel intelectual en los diferentes
organismos, que trabajan tesoneramente para llevar el mensaje redentor a los enfermos alcohólicos que aún
sufren, sin importarles su tiempo y dinero. Es un maravilloso ejemplo ver a personas de ambos sexos
trabajar en completa armonía y entendimiento para engrandecer cada día más las fronteras de Alcohólicos
Anónimos —a pesar de que realmente no tiene límites, ya que lo espiritual es un campo infinito.
Nos damos cuenta de que individualmente somos parte de ese gran todo, y nos llena una satisfacción
inmensa la sensación de pertenecer a una gran familia en la que existen todos los credos, todas las razas,
todos los idiomas y todos los estratos sociales, y lo que es mejor, que absolutamente todos los AA estamos
unidos por fuertes lazos espirituales. Entonces vemos que para la preservación de la fraternidad se necesita
que todos los miembros nos despojemos de los deseos y ambiciones que nos acosan y que pueden
perjudicarla. Sin embargo, en todos los grupos existen problemas, y estos son generalmente una señal de que
el grupo comienza a tener experiencias a raíz de su misma existencia y crecimiento. Con frecuencia
constituyen una evidencia de que existe una saludable y deseable diversidad de opiniones entre los
miembros. Los problemas de un grupo no son otra cosa que simples malentendidos que se presentan
fácilmente en las discusiones o que algunos miembros tratan de cambiar las opiniones o el comportamiento
de otros. En la mayoría de las ocasiones, las tradiciones de Alcohólicos Anónimos han sido el medio
correcto para lograr la armonía.
Pero, ¿qué está sucediendo actualmente en muchos grupos? Indudablemente que hemos crecido en cantidad
de miembros y grupos, pero ¿hemos avanzado realmente en lo que nos sugieren nuestros principios? Con
dolor y tristeza se observa que siendo tan abundante y rica nuestra literatura, la base de nuestras reuniones es
nuestra historia. Frecuentemente se escucha desde la tribuna de algún grupo que el miembro que hace uso de
la palabra trata de herir la susceptibilidad de uno o más compañeros que a él le caen mal; dicho individuo
«goza» inconscientemente, porque sabe que con su actitud le está molestando el hígado a sus compañeros;
esgrimiendo la gran mentira de que su forma ingrata, insensata y dañina de proceder es para que los
compañeros a quienes van directamente dirigidas sus palabras, «crezcan» emocionalmente, para que «se
asienten» en el programa de recuperación y no vuelvan, en algunos casos, a recaer. Pero tales
racionalizaciones no son más que máscaras para esconder su verdadera personalidad distorsionada; su
sadismo. ¿Será posible que dentro de un movimiento altamente espiritual como Alcohólicos Anónimos haya
miembros que gocen con ver sufrir a otros compañeros? La verdad es que tales individuos no han crecido
emocionalmente; han dejado de beber, ciertamente, pero el propio enamoramiento de sí mismos no les
permite ninguna clase de consideración para con los demás; les falta conocer la fidelidad que debe guardarse
para con los demás en la tarea de la sublime recuperación.

¿Qué es lo que pasa con el recién llegado? Con las mejores intenciones pero con malos resultados, al
trabajar con un nuevo llegamos al extremo de querer manejar su propia vida, y esto es una forma

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completamente apartada de la lógica, pues con esa actitud lo estamos inclinando hacia la dependencia de
nosotros, y sabemos que precisamente nosotros los alcohólicos en proceso de recuperación debemos luchar
por no tener ninguna clase de dependencia. Recordando que la buena voluntad debe ser espontánea, no debe
existir ninguna clase de presiones para que el principiante camine bien desde su inicio en el sendero hacia la
recuperación. Bill W. en su libro El sendero de vida nos dice:

«No puedes hacer que un borracho beba agua si todavía prefiere cerveza, o está demasiado loco para saber
lo que realmente quiere. Pon a su lado un cubo de agua, dile lo buena que es y por qué, y déjalo en paz. Si
alguien realmente quiere emborracharse, no existe, que yo sepa, manera de prevenirlo. Así que déjalo en
paz, deja que se emborrache. Pero no le prives tampoco del cubo de agua».

¿Cómo ayudar a un recién llegado? El folleto ¿Qué es el apadrinamiento? nos dice:

«El apadrinamiento da al recién llegado la seguridad de que cuando menos hay una persona que comprende
plenamente la situación y le presta una atención especial: una persona a la que no le de vergüenza recurrir
cuando le surgen dudas, preguntas o problemas ligados con el alcoholismo. El apadrinamiento da al recién
llegado un amigo comprensivo y amable cuando más lo necesita […] Con frecuencia, el nuevo simplemente
se acerca a un miembro más experimentado con el que parece estar en armonía y le pide que sea su padrino.
La mayor parte de los AA se sienten felices y agradecidos de recibir una petición así».

A medida que AA crece y es más requerida la ayuda por parte de los alcohólicos, procuramos hacer todo lo
necesario dentro de un mínimo de organización. El ideal de Alcohólicos Anónimos es mantener las cosas
sencillas y libres de complicaciones, mientras sus miembros nos ayudamos unos a otros tanto como nos es
posible.
Además de los folletos Los Doce Pasos, Las Doce Tradiciones y el libro Alcohólicos Anónimos —que son
los cimientos para fortalecer nuestra sobriedad—, tenemos siempre a la vista el folleto El grupo de AA —
sin ocuparnos casi nunca de leerlo—, que no es otra cosa que un manual con sugerencias para el inicio y
funcionamiento de los grupos en base a la experiencia de los mismos. Si lo leyéramos encontraríamos cosas
tan interesantes como estas: cómo comienza un grupo, cómo hacerse miembro de un grupo, cómo se
solucionan sus problemas, cómo recibimos a los recién llegados, qué tipo de reuniones deben programar los
grupos, qué clase de terapia se acostumbra en tu grupo, por qué tienen servidores los grupos, cuáles
servidores necesitamos y por qué tener una mesa de servicios, cuáles son las funciones de estos y cuáles son
sus cualidades, cómo se eligen y por cuánto tiempo, si se le permite al RSG informar en su grupo lo que está
sucediendo fuera de este, nombrar a determinado servidor solo porque es el más indeseable en el grupo o
porque es el más capacitado.
Los que tenemos algunas veinticuatro horas de sobriedad más que otros, debemos guiar con el ejemplo y
proporcionar una buena información de las experiencias que hemos compartido.
Si hacemos consciencia y tomamos en cuenta lo sugerido anteriormente, los miembros de los grupos estarán
bien informados y seguiremos creciendo —pero ahora sí dentro de los principios de Alcohólicos Anónimos.

Las oficinas intergrupales. Si utilizamos la expresión círculos de amor y servicio para describir las
actividades del Tercer Legado, nos encontramos con que todas ellas se podrían agrupar en tres principales
círculos de amor y servicio: los servicios de grupo, los servicios generales y los servicios intergrupales.
Resultaría extremadamente difícil, por no decir imposible, poder distinguir cuál de los tres círculos sería el
más importante. Porque sin los servicios no sería posible la comunicación de Alcohólicos Anónimos como
un todo, la edición de la literatura etcétera. Sin los servicios intergrupales no sería posible atender las
llamadas del Paso Doce, ni la información directa al público o la distribución de literatura, entre otras cosas.
De la misma manera, sin los servicios del grupo no tendría sentido efectuar ninguno de los demás servicios,
pues en el grupo se cosechan todos los frutos de la labor de

Alcohólicos Anónimos como un todo en el momento de atender al recién llegado.


Pero para que funcionen bien esos tres círculos de amor y servicio tienen que existir las mejores relaciones
entre ellos mismos, basadas siempre en el espíritu de la tradición de Alcohólicos Anónimos. Sin embargo,

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tal como se están desarrollando las cosas en algunos lugares de nuestro país, se podría pensar en que no
están ocurriendo precisamente de acuerdo a lo que nos sugieren nuestros principios, particularmente en lo
que se refiere a las relaciones de los dos primeros círculos: los servicios intergrupales y los servicios
generales. Sucede que en algunas partes de la República hay cierta confusión sobre a quién le corresponde
efectuar determinados servicios, como la distribución de literatura, la información directa al público y ¡hasta
la atención a las llamadas del Paso Doce! En otras ocasiones la confusión se refleja en otros aspectos,
notándose cierta pugna por establecer cuál de los dos organismos de servicio tienen la supremacía. Esta
tendencia es reflejada de diferentes maneras, pero la que más ha tomado fuerza desde hace algunos años se
podría resumir en la siguiente pregunta: ¿deberían estar integradas las oficinas intergrupales dentro de la
estructura de servicios generales, figurando dentro de su organigrama? Pero quizá sea necesario ilustrar con
algunas experiencias y opiniones recogidas de compañeros que han vivido de cerca todas estas cuestiones.
En primer lugar, se puede observar que en algunas partes de nuestro país en donde antes existían oficinas
intergrupales, estas fueron eliminadas para ser substituidas por «oficinas de información», dependientes de
un distrito o de un área. En otras ocasiones, cuando se trata de atender ciertas necesidades, en lugar de
integrar una oficina intergrupal se opta por crear una oficina de información dependiente de un distrito. Al
contemplar esta situación, muchos compañeros preguntan confundidos: «La labor de contestar llamadas de
Paso Doce y de información directa al público, ¿es de los servicios generales o de las oficinas
intergrupales?».
Tratándose de la distribución de literatura aprobada por la conferencia, a veces también se presentan ciertas
dudas, pues alguna que otra oficina intergrupal no se limita a distribuir literatura en su localidad. Por su
parte, algunas áreas han pensado que esta cuestión solo les compete a ellas, y se ha dado el caso de que el
20% de descuento es dividido entre ambos organismos de servicio, a pesar de que existe una recomendación
que indica que las oficinas intergrupales gozan de un 20% de descuento en la adquisición de la literatura.
Respecto a estas inquietudes, fueron consultados algunos compañeros (entre ellos, miembros de la OSG de
Nueva York y algunos delegados mundiales), quienes respondieron que tradicionalmente esas labores les
corresponde efectuarlas a las oficinas intergrupales, y que en sus respectivos países las cosas se hacen de
acuerdo a lo especificado en la literatura de servicio (El Manual de Servicio de AA, el folleto El grupo de
AA, etcétera). En relación con las muchas veces llevada y traída idea de incluir a las oficinas intergrupales
dentro del organigrama de los servicios generales, quizá fuera conveniente considerar primeramente lo
compartido por una secretaria de la OSG de Nueva York:

«Cuando a Bill le fue expuesta esa inquietud, él ofreció la solución al problema con estas palabras: “La base
de las relaciones entre los servicios generales y las oficinas intergrupales estriba en una sola palabra:
autonomía”».

Así pues, a nosotros nos toca caminar alrededor de esas palabras, para darnos cuenta de que esa acción
podría ocasionar que, al perder su autonomía los servicios intergrupales, ellos pudieran sentirse relegados, o
bien sentirse servidores de segunda. Según lo expresado en un temario de una reunión de oficinas
intergrupales: «[…] la insistencia para que las intergrupales sean incluidas dentro de su organigrama, es una
trampa que están tendiendo los servicios generales para que las intergrupales, pierdan su autonomía». Esta
afirmación contiene mucha suspicacia, pero quizás pueda tener algo de razón, pues otros compañeros, no
menos recelosos, se quejan de que las oficinas intergrupales tienen que pedir permiso para todo a los
servicios generales.
Según lo expuesto por algunos países en su reciente visita a México mediante sus delegados a la 7.ª Reunión
[de Servicio] Mundial, sus estructuras de servicio están compuestas por intergrupos, en lugar de comités de
área (Inglaterra, Irlanda, Suecia, Italia, etcétera). Si algún país de estos deseara integrarse por medio de
comités de área, seguramente tendría que crear dos estructuras completamente diferentes y autónomas entre
sí, cumpliendo diferentes funciones. Y a la inversa, si algún país de entre los que funcionan con comités de
área deseara funcionar como los países mencionados en el paréntesis, tendría que eliminar sus comités de
área para funcionar por medio de una sola estructura a base de intergrupales.
Si estamos de acuerdo con lo anterior, para incluir a las oficinas intergrupales dentro del organigrama de
servicios generales habría que eliminar los comités de área, lo cual sería en extremo drástico; pero no sería
menos extremoso el hecho de incluir a las intergrupales en el mencionado organigrama, colocándolas como

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algo supeditado a un distrito o a un área, haciendo pedazos todo lo referente a la autonomía.
Pero tal vez este sea el momento en que los servidores de la estructura de los servicios generales hagamos
una pausa, deteniéndonos para hacer un inventario sobre nuestras actitudes. Quizás deberíamos analizar más
detenidamente nuestras largamente acariciadas y consentidas viejas ideas sobre estas cuestiones.
Afortunadamente tenemos material para efectuar nuestro análisis.
Por ejemplo podemos leer el folleto Círculos de amor y servicio donde dice:

«Las oficinas intergrupales son diferentes porque llenan necesidades diferentes. Los RSG, MCD, los
comités de área y la Asamblea Mexicana de Servicios Generales tienen que ver solamente con los asuntos a
nivel nacional. Las oficinas intergrupales están totalmente separadas. Ellas se ocupan de los servicios
locales solamente, tales como coordinación de las llamadas de Paso Doce, impresiones de listas de
reuniones y en algunos lugares proporcionan oradores para las actividades de información pública y para las
reuniones de Alcohólicos Anónimos en instituciones».

En El Manual de Servicio de AA, pp. 97 y 98, también se expresa algo al respecto: «Trabajando juntos los
servicios generales y los servicios locales de las intergrupales».

«Los comités de área de servicios generales y las oficinas intergrupales han tenido, tradicionalmente,
diferentes funciones: las oficinas intergrupales suministran servicios locales. Los comités de servicios
generales mantienen el enlace entre los grupos de AA y el Consejo de Administración de AA por medio de
la Asamblea Mexicana de Servicios Generales. Así estas dos estructuras de servicio, separadas pero ambas
vitales, coexisten en muchas áreas en mutua cooperación y armonía, para beneficio de toda la comunidad».

Sin embargo, todos estos razonamientos no tendrían ningún caso —y quizá no tendría ningún sentido el
tratar el tema en esta mesa de trabajo— si no se hiciera algo que tuviera un significado concreto, que
repercutiera en resultados prácticos. Por ejemplo, se podría hacer una declaración que resumiera lo tratado
aquí para presentarlo al pleno de la asamblea, y tomar una resolución que aclarara de una vez por todas esta
situación. Dios quiera que la Asamblea Mexicana le conceda la debida importancia a esta cuestión,
emitiendo recomendaciones por medio del comité o procedimiento respectivo, en base a nuestros principios
y a la literatura de Alcohólicos Anónimos.

Conclusiones de los integrantes de la mesa de trabajo

No se registraron.

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