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Axiomas

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Vive y deja vivir

La Comunidad de Alcohólicos Anónimos no solo tiene como objetivo


ayudar a que sus miembros recuperen su sobriedad y ayuden a otros
seres humanos a que adquieran ese mismo estado, sino que también
impulsa a que cada persona que vive el proceso de recuperación,
simultáneamente trabaje en adquirir un mejor nivel de vida.

Con una fuerte orientación a ese destino llamado "un mejor nivel de
vida" encontramos el axioma: VIVE Y DEJA VIVIR. Un principio muy fácil
de entender intelectualmente, pero que es complicadísimo llevarlo a la
práctica diariamente. La primera parte de este axioma es VIVE. Para el
alcohólico en recuperación esto significa que tiene que enfocar todas sus
capacidades y facultades en propiciar un desarrollo físico, mental,
emocional y espiritual de su persona. Esto lo puede lograr con la
orientación del programa de los "12 Pasos" y con el apoyo de su asesor o
padrino. Poco a poco va adquiriendo hábitos que posibilitan su
desarrollo, por ejemplo: el hábito de la lectura, el hábito de la
puntualidad. También va tomando conciencia de la formación de su
carácter y adquiriendo valores espirituales como la oración, la
meditación y el dominio de sí mismo. Evidentemente este trabajo genera
resultados muy satisfactorios para cualquier ser humano que estaba
prisionero en un mundo dominado por el alcohol, donde siempre era
más de lo mismo. Esto es grosso modo parte de lo que involucra la
primera parte del axioma: VIVE Y DEJA VIVIR.

Sin embargo, el alcohólico no vive solo y es necesario que comparta su


vida con otros seres humanos. Es en esta relación con otras personas
donde el borrachito ha tenido muchos problemas. Todos sabemos que
cada persona es un mundo, es decir que cada uno tiene su manera de
pensar y de actuar, y que cuando alguien quiere imponer a otro su visión
de la realidad, sin duda habrá conflicto. La historia de la humanidad está
saturada de estos conflictos que se generan a nivel familiar, nacional e
internacional.

La doctrina de la Comunidad de Alcohólicos Anónimos simplemente le


dice a cada uno de sus miembros DEJA VIVIR. No te metas en lo que no
te incumbe. Respeta la manera de pensar y de actuar de los demás.

En las relaciones humanas más usuales, como las de los vecinos, las del
trabajo, las del equipo deportivo, las del club social, es muy frecuente
que se quiera imponer a los conocidos nuestra manera de pensar y, sin
duda, eso es causa de muchas discusiones que más de una vez
terminan en conflicto. Un alcohólico activo casi siempre busca la
solución en la bebida alcohólica, un alcohólico anónimo evita las causas
del conflicto.

Poco a poco se va lejos

El manejo de la sobriedad es una tarea cotidiana de cada miembro de la


comunidad de alcohólicos anónimos. La doctrina de esta agrupación
está orientada a proveer a cada miembro de las herramientas
suficientes para que permanezca sobrio y logre mejores niveles de vida.
He comentado dos axiomas que ayudan a lograr estos propósitos:1.-
Primero es lo primero,2.-Vive y deja vivir, hoy comentaré el tercero: poco
a poco se ve lejos.

Entre las muchas características mentales que tiene un alcohólico


activo, es el de querer que todo se le haga rápido. Le desespera hacer
filas, para cobrar, para las tortillas, para abordar un autobús, para
vacunarse etc. de la desesperación pasa al enojo y no pocas veces a
buscar con quien desquitar ese enojo. Pero es un hecho que se desquite
o no de su inconformidad el alcohólico ya sufrió en su interior una
pérdida de su tranquilidad, ya perdió la paz a la que todo mundo aspira
para poder continuar con su vida en una sana convivencia. Por esa razón
el enfermo alcohólico es muy probable que si la impaciencia lo rebasa,
abandone la fila y vaya en busca de la copa que le sirve de
tranquilizante o que vaya preparado y entre sus pertenencias lleve una
botellita y así evitar los contratiempos de la espera.

Cuando un enfermo alcohólico se acerca a la comunidad de A.A. trae


prisa por sacarse de la cabeza muchos problemas que lo perturban. Esto
es muy entendible porque el enfermo deja de consumir alcohol desde los
primeros días, esto significa que su mente dejó de recibir el anestésico
que le impedía sentir el dolor de todos sus problemas y ahora los siente
en vivo y a todo color. Ahora ya no hay fuga, se enfrenta a su realidad
por muy dura que esta sea. A esto se suma que su cuerpo acostumbrado
al alcohol, le exige su porción necesaria para sobrevivir. La gran
diferencia es que ahora al alcohólico ya no está solo en la lucha contra el
alcohol y en contra de sus problemas, ahora ya tiene un programa que lo
apoya con conocimiento de causa y un grupo de personas que ya
pasaron por esas circunstancias y tienen la disposición de ayudarlo
incondicionalmente. Pero como muchas cosas en la vida, esto tiene que
ser paulatinamente porque poco a poco se va lejos. La sobriedad que se
persigue no es para un ratito, sino para el resto de su vida, que nadie
sabe cuánto tiempo será.

Hay que entender que la enfermedad del alcoholismo, es solo un


síntoma de un problema más profundo. Tenemos por ejemplo una señora
recién casada que se separó de su marido porque lo descubrió que la
engañaba con su mejor amiga. Su decepción fue tan grande que nada la
consolaba hasta que se fugó en el alcohol. Pronto se convirtió en una
enferma alcohólica y su papá decidió llevarla a la agrupación de A.A. En
una semana la señora ya no estaba consumiendo alcohol, pero su
exmarido ya no estaba con ella, es decir, la causa de su alcoholismo
seguía viva y ahora hay que trabajar para solucionar la raíz del
problema. Esto es poco a poco. La paciencia es la mejor consejera en
estas circunstancias. El programa de los Doce Pasos de A.A. y las
experiencias existenciales de sus miembros posibilitan que se haga
realidad el axioma poco a poco se va lejos.

Solo por hoy

No dan a los alcohólicos la motivación inicial para recuperarse, ni tratan


de persuadir a los alcohólicos para que se hagan miembros. No vigilan ni
tratan de controlar a sus miembros. Tampoco hacen pronósticos ni
diagnósticos médicos ni psicológicos. No proveen servicios de
desintoxicación ni de enfermería. Y menos aún son una "liga
antialcohólica".

A veces es mejor conocer a alguien o algo por su costado negativo. Y


que lo positivo esté por descubrirse.

Es lo que pasa con Alcohólicos Anónimos (AA), una comunidad de


enfermos alcohólicos, no lucrativa, espiritual, que realiza reuniones entre
sus miembros con el fin de ayudarse mutuamente para abandonar el
alcoholismo mediante terapia de grupo, y que ya ayudó a recuperarse a
más de seis millones de personas en todo el mundo, desde su fundación
en 1935.

Sigue viniendo

Los miembros de AA no tienen que asistir a ningún número fijo de


reuniones en un período dado. Todo depende de las preferencias y
necesidades de las personas. La mayoría de los miembros trata de
asistir a por lo menos una reunión por semana. Pueden creer que es
suficiente para satisfacer su necesidad de contacto con el programa por
medio de un grupo local. Otras personas asisten a una reunión casi
todos los días, en lugares donde tiene la oportunidad de hacerlo. Las
reuniones virtuales han añadido incluso más oportunidades para que las
personas asistan a una reunión de grupo de AA. Sin embargo, hay
personas que pasan por períodos relativamente largos sin reuniones. La
recomendación amistosa “Sigue viniendo a las reuniones” que el recién
llegado escucha con frecuencia, está basada en la experiencia de la gran
mayoría de los miembros de AA, que han visto que la calidad de su
sobriedad sufre cuando se mantienen alejados de las reuniones por
demasiado tiempo. Muchos saben por experiencia que si no asisten a
reuniones pueden emborracharse, mientras que si asisten asiduamente
no les cuesta mantener la sobriedad. Los principiantes, especialmente,
se benefician de una exposición a un buen número de reuniones (o de
otros contactos con AA) durante sus primeras semanas y meses en un
grupo. Al multiplicar sus oportunidades de conocer y escuchar a otros
compañeros cuya experiencia con la bebida es similar a la suya, pueden
afianzar su propia comprensión del programa y de lo que puede darles.
Casi todos los alcohólicos, en algún momento, han tratado de
permanecer sobrios por su cuenta. Para la mayoría, la experiencia no fue
muy agradable ni exitosa. Ya que asistir a reuniones suele ayudar al
alcohólico a conservar la sobriedad y a divertirse, es bueno ser guiado
por la experiencia de las personas que “siguen viniendo”.

Primero lo primero

Durante años hemos escuchado una pregunta acuciante, derivada de la


expe- riencia del servidor: ¿Por qué muchos alcohólicos no quieren
servir? Para evitar una respuesta apresurada, reflexionemos. La negativa
a dar desinteresadamente no es una actitud exclusiva del enfermo
alcohólico. Está abundantemente docu- mentado el fracaso del ser
humano en general para ser sincero, justo y leal con Dios, sus
semejantes, otras especies y con la naturaleza misma. La negativa no es
por sufrir alcoholismo ni por grietas en la memoria, sino por el egoísmo
domi- nante: querer ser hombres por propia hechura, sin la mínima
referencia a Dios, malversando su vida tras objetivos efímeros, incluso
por medios deshonestos. Las obras maestras de la literatura universal
recogen la experiencia de la vida ín- tima del ser humano, y trasvasan
muchos de los deseos indignos —y ocultos— del corazón a los
personajes ficticios de sus narraciones, con los que nos identificamos y
decimos en nuestros adentros «¡Eso es lo que me pasa!», o «¡Eso
quisiera!». Así, una obra nos presenta al hombre que está dispuesto a
perder su alma a cambio de supuestos bienes que sí le parecen reales;
otra, descubre la extrema perversión del hombre envidioso y rencoroso;
una más, mediante un monstruo marino simboli- za la pálida muerte que
todo lo persigue y aniquila, arrastrando consigo a los hom- bres de
obscuro corazón, quienes a su vez ahogan al mundo entero en el abismo
de la destrucción. Y ninguno de estos personajes es alcohólico, sino un
hombre común

Tomalo con calma

13 Lo primero primero Este viejo refrán tiene para nosotros un


significado profundo y especial. En términos sencillos nos dice: Sobre
todo, tenemos que tener presente que no podemos beber alcohol. Para
nosotros lo que tiene la más alta prioridad es no beber nunca, en ningún
lugar y bajo ninguna circunstancia. Esto para nosotros es cuestión de
vida o muerte. Hemos llegado a saber que el alcoholismo es una
enfermedad que mata, que conduce por múltiples vías a la muerte.
Preferimos no echarnos un trago porque así no corremos el riesgo de
activar esta enfermedad. El tratamiento de nuestra enfermedad, según
las palabras de la Asociación Médica Norteamericana, “consiste
principalmente en no beber alcohol”. Nuestra experiencia sirve para
reforzar esta receta terapéutica. Esto significa que, en todos nuestros
asuntos diarios, debemos tomar las medidas necesarias para no beber,
por inconvenientes que puedan ser. Algunos nos han preguntado:
“¿Quiere decir esto que ustedes anteponen la sobriedad a la familia, el
trabajo, y la opinión de los amigos?” Al considerar el alcoholismo como
lo que es, un asunto de vida o muerte, la respuesta es simple. Si no
preservamos nuestra salud, nuestra vida, con toda seguridad no
tendremos familia, ni trabajo, ni amigos. Si valoramos nuestras familias,
nuestros trabajos y nuestros amigos, debemos primero preservar
nuestras propias vidas para poder disfrutarlos

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