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17.3. La Mujer y Alcohólicos Anónimos

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17.3.

«La mujer y Alcohólicos Anónimos»

Punto de vista

De acuerdo a los resultados de la última encuesta efectuada entre los miembros de Alcohólicos Anónimos
en diferentes países del mundo, la proporción de mujeres en relación con el total de miembros es del 35% en
Inglaterra, seguida del 33% en Francia. En Estados Unidos y Canadá es del 31%, y en Nueva Zelanda es de
un 22%. Estas cifras no representan de ninguna manera una proporción baja, ya que, según las estadísticas
sobre alcoholismo de esos países, los porcentajes de mujeres alcohólicas activas están dentro de una
proporción más o menos parecida. Sin embargo, el panorama de la mujer en Alcohólicos Anónimos en
Latinoamérica no es optimista. Según la encuesta efectuada en el Brasil (único país latinoamericano que
participó en este trabajo), su proporción de miembros mujeres es de solo el 6%, la más baja de las
reportadas. Otros países de Iberoamérica expresaron que, a pesar de no haber efectuado ninguna encuesta de
esta naturaleza, calculaban una proporción similar.
Ahora bien, ¿cuál es la proporción de mujeres entre miembros de Alcohólicos Anónimos en México? Por
carecer de antecedentes, tomemos al azar algunos hechos o experiencias aisladas que nos puedan dar alguna
referencia.
Un compañero expresó que en su área (de menos de dieciocho grupos, enclavada en el centro de la
República) existen solamente una o dos mujeres que están permaneciendo sobrias. En otra área del norte del
país, con cerca de cien grupos, según la apreciación de varios compañeros, solamente hay unas veinticinco
mujeres. Otra área, que abarca parte de la zona metropolitana del D.F. y del estado de México, informa que,
aunque ellos cuentan con cerca de doscientos grupos, no existen en ellos ni cincuenta mujeres.
El D.F., entidad que podría considerarse como la más poblada de mujeres, reporta tan solo un 4% de
mujeres en Alcohólicos Anónimos. Pero es en el sur del país donde se observan índices aún menores. En un
congreso efectuado en un área suriana, en un salón donde se exponía el tema «Alcohólicos Anónimos y la
mujer» se preguntó a los 40 asistentes cuántas mujeres había en su grupo. Solamente tres de ellos, de grupos
diferentes, respondieron que había una mujer en su grupo. ¡Solo tres mujeres entre tantos grupos!
Pienso que tal vez tengamos el índice más bajo de miembros femeninos del mundo. Debido a esta situación,
habría que analizar el origen de nuestras fallas. Con nuestras actitudes, ¿hemos hecho de nuestra comunidad
una especie de «club solo para hombres», que no funciona para las mujeres alcohólicas?
En la experiencia de un antiguo miembro de Alcohólicos Anónimos, en uno de los primeros grupos del D.F.
en ocasiones no se le permitía la entrada a las mujeres; incluso cuenta el caso de una Alcohólica Anónima
que fue corrida junto con su «duodécima». Aunque ahora no se llega a tales extremos, muchas veces la
actitud y las expresiones utilizadas por algunos compañeros hacen que se alejen nuestras hermanas de la
misma enfermedad.
La ausencia de mujeres en Alcohólicos Anónimos puede, en resumen, tener dos causas: nuestra incapacidad
para atraer alcohólicas y nuestra incapacidad para retenerlas.
Impiden su permanencia en los grupos, por un lado, los celos de sus personas allegadas (novio, esposo,
padres, hermanos, etcétera), y por otra, los celos de otras compañeras en el grupo, al sentirse desplazadas
como «reinas» del grupo cuando llega una nueva. El «donjuanismo» también afecta a la mujer alcohólica,
así como la falta de apadrinamiento (preferentemente, «amadrinamiento»). Pero más importante que
considerar la magnitud del problema es hacer algo por solucionarlo. Probablemente no sea fácil hallar la
solución entre nosotros —dado el triste resultado obtenido—, pero si escuchamos la experiencia que nos
ofrecen los países que han tenido éxito llevando el mensaje a la mujer alcohólica, podremos encontrar una
guía para orientar nuestro camino.

• El principal recurso utilizado por los países con mayor porcentaje de mujeres en Alcohólicos
Anónimos consiste en contar con grupos especiales de mujeres, cuyas reuniones tienen horarios diferentes
de las juntas regulares. Con ello son eliminados muchos problemas (celos, amoríos, falta de identificación o
de confianza, etcétera).
• Apadrinamiento. Es preferible que sea de mujer a mujer; cuando el padrino es hombre, se tiene
cuidado de presentar a la ahijada con su familia, para evitar amoríos.
• Publicación de artículos dirigidos a la mujer alcohólica en periódicos y revistas; anuncios en radio y

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televisión, y telenovelas en que se hace referencia a la enfermedad de la mujer alcohólica. Participación de
la mujer en todas las juntas de información al público. Incrementar la labor de Alcohólicos Anónimos en
hospitales y prisiones para mujeres. Participación de las compañeras para contestar las llamadas de Paso
Doce en las oficinas intergrupales. Planeación de una bienvenida adecuada a la mujer en el grupo.
Colaboración de Al- Anon y Al-Ateen para sugerirles a las mujeres alcohólicas que acudan a Alcohólicos
Anónimos. Se procura que siempre haya en el grupo literatura específica para la mujer. Se efectúan mesas
de trabajo con el tema de
«AA y la mujer» en todos los eventos. Elaboración de cuestionarios para evaluar las actitudes de los
compañeros hacia la mujer en Alcohólicos Anónimos, y para estimar el adelantamiento de ellas o su
adaptación en los grupos.
• Realización de toda clase de esfuerzos para lograr que las mujeres se interesen en el servicio,
procurando que este les sea siempre accesible.

Estas experiencias podrán servirnos junto con las ideas que vayan surgiendo con nuestra labor. Sin embargo,
es de tomarse muy en cuenta que debemos prevenirnos, porque al practicar estas sugerencias es probable
que sean obstaculizadas por compañeros que no compartan la idea de las reuniones o grupos especiales para
mujeres. Ellos se aferran a la parte del enunciado de Alcohólicos Anónimos que se refiere a que nuestra
comunidad está formada por hombres y mujeres, sin pensar que esta definición se refiere al concepto de
Alcohólicos Anónimos como un todo y no a una reunión o un grupo especial. Es curioso que en México
aceptemos sin chistar la idea de que exista un grupo formado exclusivamente por sacerdotes, inclusive uno
formado solo por homosexuales. Pero cuando se habla de una reunión o de un grupo especial para mujeres,
en seguida exclaman algunos «¡Esto está en contra del enunciado!», o
«¡Eso va en contra de la Tercera Tradición. Ellas no pueden negarle la entrada a un hombre!». Pero en este
momento podríamos reflexionar sobre las palabras de una AA: «De hecho, más del 90% de los grupos en
nuestro país funcionan como si fueran grupos especiales para hombres».
Dios nos conceda la serenidad, el valor y la sabiduría para resolver el problema de la mujer en Alcohólicos
Anónimos.

El apadrinamiento
Nuestro cofundador, Bill W., indica en nuestro Concepto IX para el servicio mundial:

«Todo padrino es necesariamente un líder. Es enorme lo que está en juego: la vida de un ser humano y, a
menudo, la felicidad de toda una familia. Lo que el padrino dice y hace, su capacidad para prever las
reacciones del posible miembro, la forma en que presenta sus argumentos y su talento para escoger el
momento oportuno, su forma de reaccionar ante las críticas y el ejemplo personal y espiritual que da al
principiante para guiarle; estos atributos del liderazgo pueden tener una significación decisiva y, a menudo,
pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte».

Dos ideas quedan claramente subrayadas: están en juego vidas humanas y se necesitan toda la prudencia y el
amor
—para no provocar por negligencia más sufrimiento.
Siguiendo la línea de pensamiento de Bill, leemos en un Grapevine de 1959: «Liderazgo en AA: Siempre
una necesidad vital», que…

1. …nuestros líderes no dirigen por mandato, dirigen por medio del ejemplo.
2. …consultará ampliamente antes de tomar decisiones de actuar.
3. …descartará sus propios y queridos planes para substituirlos por otros mejores, dándole crédito a la
fuente de origen de ellos.
4. …el buen liderato nunca escabulle el bulto.
5. …un político es un individuo que siempre trata de darle a la gente lo que quiere. Un estadista es un
individuo que cuidadosamente puede discriminar cuándo hay que hacer algo y cuándo no hay que hacerlo.
6. …usar toda su habilidad de autoridad y persuasión para efectuar un cambio […] reconociendo que
en ocasiones sus ideas pueden estar impulsadas por un orgullo falto de visión.

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7. …el liderato tiene con frecuencia la obligación de hacer frente a veces a una pesada y en ocasiones
prolongada crítica [… que] hay pocas maneras mejores de hacer una investigación de uno mismo y de
desarrollar una paciencia genuina.
8. …que teníamos que sacrificar la ventaja rápida, cercana, por la seguridad a largo plazo.
9. …tolerancia, responsabilidad y visión entre nuestros líderes.

Aplicados al apadrinamiento entre miembros, estas reflexiones pueden aplicarse así:

1. Será el ahijado quien elija a su padrino y no él a este, y será elegido porque en su vida y obra aplica
los principios de nuestros Tres Legados.
2. Recordará siempre que por mucho tiempo que haya dedicado a vivir en nuestros principios, sigue
siendo un enfermo en recuperación: «No somos santos ni pretendemos serlo», «Nuestra enfermedad es
física, mental y espiritual». Por lo tanto, nuestras sugerencias pueden estar dictadas por la misma
enfermedad. Cuidadosamente consultaremos a nuestros padrinos para poder ser un guía eficaz en la
recuperación de nuestro ahijado.
3. Por soberbia podríamos autoengañarnos y llevar al ahijado por el mismo engaño, dejándonos guiar
por nuestros propios impulsos y pensamientos, descuidando la guía de la literatura aprobada por la
conferencia, a la cual deberíamos sujetarnos, ya que ha probado su eficacia en cientos de miles de
milagrosas recuperaciones.
4. Cuando nos busque el ahijado, debemos estar siempre disponibles; aquí la negligencia (el «escurrir
el bulto» dice Bill) puede ser fatal; unos minutos de atención llegan a ser a veces la diferencia entre la vida y
la muerte. Esto no es teoría: algunos miembros de nuestros grupos se han suicidado; recién llegados que no
pudimos retener han muerto en accidentes. A muchos nos consta.
5. No deberíamos engañar a los ahijados mimándolos y haciéndoles creer que nuestro programa es
fácil. Enseñémosles honestamente que requerirán de su mejor esfuerzo —y que tendrá que ser continuo si
aspiran a la sobriedad—. Podremos parecer demasiado severos y ser criticados o rechazados por el ahijado,
pero recordemos que la verdad, por dolorosa que parezca, es el camino a la humildad que liberará a nuestro
ahijado.
6. El ahijado deberá decidirse a cambiar su deformada personalidad de borracho por la de un individuo
útil y feliz, mediante un despertar espiritual. Podremos ayudar a que este cambio se realice si logramos
olvidarnos de nosotros mismos y enseñamos con el ejemplo a practicar el programa.
7. A veces nos criticarán los compañeros, señalando que les parece que estamos apadrinando mal;
otras, será el mismo ahijado el que se rebele. Escuchemos cuidadosamente la crítica, probablemente tengan
razón; comentémoslo con nuestro propio padrino y aprenderemos siempre algo más sobre nosotros mismos.
8. Tengamos una fe firme en la bondad del programa; si nos sacó a nosotros del atolladero, también
obrará sobre los demás —si es la voluntad de nuestro poder superior—. No busquemos rutas más cortas,
más sencillas o más brillantes para allanar el camino de recuperación al ahijado; hasta ahora no parece
haberlas. La prisa y la indecisión han sido muchas veces la razón de nuestros fracasos.
9. Estamos tratando con la enfermedad mental y espiritual; seamos tolerantes. No somos Dios ni
tenemos el «secreto» de la sobriedad sin fin; en cualquier momento podríamos tropezarnos. Seamos pues
flexibles. Meditemos y oremos por aquellos que deseamos ayudar. Esto nos dará una nueva y amplia visión
de las cosas.

Para finalizar, me gustaría plantear algunos aspectos del apadrinamiento que a muchos nos inquietan:

1. ¿Están insistiendo los líderes de los grupos en que cada miembro esté debidamente apadrinado? ¿Y
son apoyados debidamente en este esfuerzo por los viejos estadistas?
2. Los AA con cierto tiempo en el programa, ¿mostramos con nuestra vida y ejemplo desinteresado
que no nos fijamos en la clase social, cultural, atractivo sexual, posibles negocios, etcétera, al dar el servicio
de apadrinamiento?
3. ¿Dedicamos el tiempo y el cuidado necesario a esas vidas humanas, la del alcohólico en busca de
ayuda para su recuperación y la de su ya muy lastimada familia? ¿O preferimos cómodamente dejar ese

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humilde trabajo a otros, porque nosotros tenemos ya mucho que hacer con la pesada «cruz de nuestra propia
sobriedad, o porque
«ya dimos demasiado» en otra época, y ahora le toca a otros, o porque nos escondemos del servicio directo
al hermano enfermo, ya que tenemos otras más «altas e importantes» formas de prestar servicio a nivel de la
estructura?
4. ¿Estamos haciendo algo para que se organicen juntas especiales de estudio, de apadrinamiento, en
los diferentes niveles de Tres Legados? Apadrinamiento a) en la recuperación, b) en la unidad y c) en el
servicio.

Hemos oído decir que el mejor padrino es la literatura oficial, y esto es cierto, pero insuficiente. Alcohólicos
Anónimos necesita de líderes desinteresados, plenamente dispuesto a apadrinar a su hermano enfermo, para
que la letra muerta cobre vida con su entusiasta testimonio y piadoso ejemplo. El trabajo es arduo; el
horario, impredecible; pero la paga es amplia y generosa: es el triunfo de la vida sobre la muerte.

Conclusiones de los integrantes de la mesa de trabajo

No se registraron.

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