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La Capitana Del Ejercito Del Norte

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La capitana del Ejercito del Norte: María Remedios del

Valle. “El color de la Libertad”

AUTOR: Baruja, Paula Andrea. Prof. Lic.


Correo Electrónico: barujapaula@gmail.com
C.V Egresó del Colegio Militar de la Nación como Enfermera Universitaria en el año 2000,
obtuvo el grado académico en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Profesora
Universitaria, Profesora Universitaria para la Educación Media y Superior de la conducción
militar. Docente investigadora de la UNDEF. Profesora titular de las cátedras de Enfermería
en Adultos y Ancianos I y II del Colegio Militar de la Nación. Enfermera asistencial del
servicio de urgencias del HIGA “Eva Perón”, miembro del Comité de docencia e
investigación de la misma institución.

RESUMEN:
Declarada la Revolución de Mayo, urgieron conformar los ejércitos que conquistaron la
libertad de las colonias. Pardos, zambos, negros y originarios conformaron rápidamente los
regimientos que marcharon detrás de las principales voces de la revolución; con ellos igual
cantidad de mujeres siguiendo los pasos de sus hombres, entre ellas “La Capitana”. María
Remedios del Valle, mujer, negra y pobre, quizás esclava, se convirtió en la Madre de la
Patria para el General Belgrano y como él, fue olvidada. Reconstruir ambos personajes, su
relación, su contexto socio-cultural y sus desenlaces, permitirá recuperar parte de la historia
donde la libertad tuvo otro género y color.

PALABRAS CLAVE: mujer, negra, esclava, oficio, libertad, casta, vago, servicio militar,
levas, burlas, reconocimiento, relatos, heroína.

DESARROLLO:
La Argentina “Afro”
El comercio de esclavos africanos comienza poco después de que en 1580 se fundara
la ciudad de Buenos Aires, Metódica y progresivamente esta actividad se instala como la
manera de obtener mano de obra especialmente para las regiones más prolíficas del
Virreinato del Río de la Plata; si bien el puerto de Buenos Aires era el centro de recepción
de los barcos provenientes en su mayoría de Cabo Verde y el Congo , la comercialización y
distribución se enfocaba en las provincias del Noroeste Argentino y el Centro dada relación
satelital que económicamente mantenían con el Alto Perú.
“El censo de 1778, arroja resultados significativos por cuanto a la conformación social
de las principales ciudades donde se constata el alto porcentaje de negros, pardos y/o
zambos en éstas, llegando en casos como Tucumán al 54% de la población. En la Buenos

1
Aires prerrevolucionaria conformaban un 28% del total de los pobladores de una incipiente
ciudad sostenida en la actividad portuaria y comercial aduanera”. Goldberg, Mallo 1
Esa cuantificación realizada, propone un replanteamiento necesario de aquellas
concepciones de roles que conforman parte del conocimiento de la historia en la etapa
escolar, un porcentaje tan elevado de afroamericanos y descendientes de éstos difícilmente
solo se ocuparían de actividades de comercio ambulante o servicio doméstico; surgen en
nuevos estudios historiográficos la constatación de que la comunidad afro era una pieza
clave del sostenimiento de las economías regionales, y su presencia en la sociedad no solo
era notoria por número sino en participación: artesanos, trabajadores rurales, músicos,
comerciantes minoristas, etc.
Las características de la actividad de los esclavos en el Río de la Plata, tuvo
particularidades, principalmente dada por lo que se denominó “esclavitud estipendaria” 2, es
decir que a diferencia de lo que ocurría en otras colonias y más precisamente en aquellas
donde la mano de obra esclava se concentraba en las plantaciones (algodón, tabaco, etc.),
en estas latitudes las labores que desarrollaban eran de un tipo de terciarización, donde la
comunidad afro-americana generaba recursos manufacturados y/o de servicios y lo
obtenido en moneda era dado a sus dueños. Esta característica incluía en el mercado
económico de manera activamente productiva a los esclavos.
En los censos contemporáneos se registró que aproximadamente la cuarta parte de los
oficios (barberos, herreros, plateros, panaderos, etc.) eran afroamericanos, cabe destacar
que esta particularidad también permitió la posibilidad de movimiento social de los esclavos,
ya que los porcentajes devenidos de aquellas transacciones fueran de tributo pactado para
los dueños de los mismos, se ahorrara por éstos para comprar su libertad. Si bien era algo
frecuente, no se lograba de manera sencilla y dependía arbitrariamente de la voluntad de
los “amos”, y en muchos casos se requiriera intervención de los organismos de justicia
coloniales para conseguirla.
La actividad del servicio doméstico tanto urbano como rural era realizado por esta
comunidad casi exclusivamente, y conformado en un gran número por mujeres que se
desempeñaban en labores de crianza de niños, lavado, cocina y todo tipo de actividades
cotidianas y habituales que requerían las familias adineradas de la colonial Buenos Aires.
Para las mujeres en este contexto obtener la libertad era aún más difícil ya que no accedían
a posibilidades de generar ingresos que pudieran facilitar juntar el dinero para devolver a
sus dueños el monto “invertido” en ellas.

Las familias, la socialización y la cultura


Los vínculos sociales de la comunidad afro-americana, son sin duda un aspecto que en
su descripción da cuenta de la violencia ejercida por el sistema esclavista. Las formas
posibles de socialización que el sistema esclavista permitió en las colonias fueron variando
de acuerdo a las relaciones socio-económicas que las características del trabajo que
realizaban proponían. En el Río de la Plata, la movilidad que los esclavos poseían en busca
del “conchabo” mejor pago para sus dueños, muchas veces los obligaba a viajar entre
provincias por tal motivo la posibilidad de mantener los miembros de una familia
permanentemente unida era casi imposible.

1
Goldberg, Mallo. (2005) La vida cotidiana de los negros en Hispano América. Madrid, Larramendi.
2
Goldberg, Mallo. Ibidem. Pág 52

2
Los matrimonios entre libres, esclavos, originarios, etc. se producía frecuentemente más
aún en las zonas rurales donde el intercambio social y cultural tenía muchas menos
restricciones. Como cada esclavo en sí era un bien (como un inmueble o cualquier otra
propiedad) la venta, conservación, tasación o cualquier otra actividad comercial, se hacía
individualmente sin contemplar hijos, esposos, etc., las madres esclavas podían ser
despojadas de sus hijos no solo por sus dueños sino por las autoridades para diferentes
actividades en comercios, acompañamiento de personas, ventas callejeras o hasta para
pedir limosnas en las iglesias.
Por tales motivos, mantener vínculos que posibilitaran la conservación de elementos
culturales, era casi imposible debido a la disgregación de los vínculos familiares. Consta en
registros judiciales 3 de la época la insistencia con la que los progenitores o padres acogidos
acudían a las instancias posibles con la finalidad de conservar a sus hijos, evitar que fueran
vendidos u obligados a trabajar (la edad en que comenzaban los trabajos para los niños
esclavos era a los cinco años). Así también se constataron pedidos de perservancia de
esposas, solicitudes de matrimonio entre libres y esclavos, etc.; todas circunstancias que
dan cuenta del doloroso proceso que el contexto de la esclavitud como forma comercial
impuso, agravado por la particularidad de la modalidad estipendaria la cual propiciaba la
desvinculación, el desarraigo forzado y la movilidad territorial individual de los esclavos.
Dentro de este contexto, la manutención, conservación y divulgación de acerbos
culturales, costumbres, idioma, creencias e identidades particulares era casi imposible y
cuenta de ello es la impresión que hemos tenido durante dos siglos de inexistencia de la
cultura afro-americana y de los cuantiosos aportes que en múltiples ámbitos ha realizado
activa y persistentemente 4. Desconocido por la población en general y excluidos de los
relatos oficiales, los afro-americanos fueron ocultados del proceso de construcción cultural
de una nación de la cual fueron parte importante, activa y relevante.

La divisa es Libertad: Conformación de los Ejércitos de la Revolución (1810/ 1814)


Concretada la Revolución de Mayo e instalada la clara proposición de independizarse
del Imperio español, era necesario conformar los ejércitos que concretarían esta decisión.
En Buenos Aires preexistían a 1810 batallones milicianos conformados con anterioridad a
las invasiones inglesas (1806/1807) los cuales fueron reforzados en recurso humano y
material posteriores a las mismas; todos ellos funcionando de acuerdo a las Ordenanzas de
Carlos III y sus modificatorias 5, éstas fueron las bases regidoras del funcionamiento de los
regimientos y batallones que inicialmente participaron en las primeras horas de la guerra por
la Independencia del Virreinato del Río de la Plata.
Por tal motivo, se conservó la modalidad de su división por “castas”, permaneciendo
entonces los batallones exclusivos de afroamericanos, si bien la modalidad fue revisada
acompasando las nuevas ideas de la Revolución, se mantuvo la denominación hasta 1815
(posteriormente a la batalla de Sipe-Sipe). La celeridad de los hechos fue mayor que la
posibilidad de previsión y modificación, la conformación de un Estado Mayor regidor de las
operaciones y estrategias recién se concretó en 1812; el efecto de la ausencia de éste
generó la inexistencia de datos certeros en cuanto a las características de las tropas, como

3
Guidobono, S. (2015). Las familias de negros... Revista dos Puntas. Vol. Nº 10.
4
Goldberg, Mallo. Pág 34
5
Morea, C. Negros, pardos y morenos en el Ejército del Alto Perú (1810/1820). Historia Caribe - Volumen XIV N°
35 - Julio-Diciembre 2019 pp 25-54

3
se conformaron y la pertenencia de los hombres a las castas de las cuales obtenían el
nombre.
El Ejército Auxiliar del Alto Perú tuvo características propias durante la década en que
se mantuvo activo, se ha constatado que en la primaria conformación del mismo
participaron dos regimientos de “castas” extraídos de los batallones existentes en Buenos
Aires. Según las ordenanzas anteriormente citadas las filas de éstos estaban integradas por
“hombres libres” los cuales estaban bajo el mando de oficiales blancos; sin embargo
registros de la época dan certezas de que muchos de los soldados afro-descendientes
accedieron a la posibilidad de pertenecer a las líneas de conducción como oficiales o
suboficiales.
Durante la Primera Expedición al Alto Perú, al mando de los Tenientes Coroneles
Balcarce y Juan José Castelli, los afroamericanos se concentraron de forma segregada (sin
posibilidad de traspaso a otras unidades, tal como regían las Ordenanzas reales) en el
Regimiento de Infantería Nº 6 siendo la mayor parte de ellos porteños. La denominación de
“libres” para pertenecer a las filas seguramente no fue cumplida ya que la necesidad de
aumentar la fuerza efectiva del Ejército generó una serie de dictámenes en los cuales
obligaban a los criollos dueños de esclavos a venderlos al Estado con la finalidad de ser
incorporados, y una vez en situación de revista (y manteniendo la misma) eran
considerados hombres libres. 6
Lograr conformar las filas de este nuevo Ejército no fue tarea sencilla, si bien luego del
éxito militar evitando las invasiones inglesas aumentó notablemente la cantidad de
integrantes de los regimientos y batallones existentes, éstos eran insuficientes para
consolidar una fuerza terrestre con capacidad para enfrentar al Ejército realista en su
territorio de poder. Por lo tanto, se recurrió a una militarización que se expandió a todos los
niveles de la sociedad porteña; haciendo uso de las figuras legislativas de la administración
borbónica se inició la tarea de engrosar el número de las tropas.
La figura del “vago” (persona sin lugar de residencia fijo ni oficio) fue la que se utilizó
para captar futuros soldados (el “vago” cumplía una condena por su estado sirviendo en el
ejército), se extendió también la movilización forzosa de individuos con oficios particulares
como los panaderos, que en su gran mayoría eran esclavos. La presión mayor por
consolidar el Ejército que marcharía al Norte se hizo sin lugar a dudas sobre las clases más
bajas de la sociedad porteña y con mayor énfasis en la población afro-descendiente. 7
Sin duda, la posibilidad de ser libres, ser tratados como libres o conseguir su libertad
después de cumplidos los cinco años de servicio militar fue un hecho movilizador, sin
embargo, la incorporación voluntaria y las presentaciones espontáneas fueron una regla en
los regimientos de “castas” ; sin tener datos certeros de la conformación exacta de las
unidades el porcentaje fue elevado al partir de Buenos Aires en junio de 1810 e
incrementado en 1812 bajo la comandancia del General Manuel Belgrano.

6
Novillo, J. (2007). “Entre la libertad y la propiedad. La formación de los regimientos de libertos en Tucumán
durante la Guerra de Independencia”. XI Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de
Historia. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Tucumán, San Miguel de Tucumán.
https://www.aacademica.org/000-108/55
7
Di Meglio, G. (2003). Soldados de la Revolución. Las tropas porteñas en la Guerra de la Independencia.
Anuario IHES Nº 18.

4
El General Don Manuel Belgrano
Luego de la derrota en Huaqui (cercana a La Paz, Bolivia) el Ejército del Norte había
quedado diezmado en número, enfermo y con escaso armamento, obligados a replegar a
Salta; se decide continuar con la expedición, pero relevar a sus cargos, los cuales fueron
reemplazados y fue nombrado por el Triunvirato porteños Manuel Belgrano como
comandante de la segunda expedición al Alto Perú.
Recibido el mando de manos de Juan Martín de Pueyrredón, el número de afro-
mestizos americanos, según se puede constatar en los registros no era superior a los 2000
hombres 8. Acompañado por la imperiosa necesidad de incrementar el número de efectivos
del Ejército ahora a su mando se realizaron levas locales con mayor ahínco y acordes a las
circunstancias y requerimientos. Dada la particularidad demográfica de las provincias
norteñas el resultante de éstas fue la incorporación de gran número de esclavos y libertos a
las filas castrenses.
El gran número de esclavos mestizados locales, muchos conchabados en tareas
rurales permitieron atender a la solicitud bajo tres medidas implementadas por el
comandante Manuel Belgrano: El rescate de esclavos (captación de esclavos residentes
que de manera voluntaria se acercaban al reclutamiento), la compra de esclavos por parte
del Ejército y la incorporación de libertos o liberados. Todas estas medidas no fueron de
agrado en la clase alta local, quienes mostraron un gran desagrado ya que consideraban
que el trato de hombres libres que alcanzaban al incorporarse había desatado un “caos”
social; además de considerar amenazada su propiedad privada y pérdida del capital
invertido en cada esclavo.
Como consecuencia a esta reticencia, fue necesaria la intervención desde Buenos Aires
y, mediante a una proclama la Asamblea redacta las pautas para resolver las disputas que
enlentecían la incorporación de afro mestizos al Ejército del Norte; fue así como se decreta
la creación del Batallón de Infantería Nº7 conformados por esclavos rescatados por el
Estado.
“Siendo de absoluta necesidad, para la defensa común aumentar el ejército de la Patria, se
ha resuelto con aprobación de la Soberana Asamblea Constituyente, crear un regimiento de
esclavos rescatados por el Estado. Cuando los enbidiosos ribales e la prosperidad
americana le obligan ha hacer esfuerzos que ya no puede excusar, procura suavizar a lo
menos tan penosa necesidad, librando de la servidumbre con esta acción a una porción de
hombres condenados a ella por una consecuencia de las antiguas leyes. Y que, elevados
ahora a la categoría de hombres libres, después de haber visto desvanecida esa fatal
herencia de esclavitud (…), sabrán apreciar tanto bien y defender con energía una causa a
la que está unida su dicha y la de sus hijos y descendientes. Los amos a quienes la ley
obliga a vender alguno de sus esclavos, no se resentirán de un sacrificio, que siendo
pequeño de suyo, se ha procurado conciliar en lo posible con los sagrados derechos de
propiedad y no puede compararse nunca con la consagración total de la persona y bienes
que la patria exige , cuando peligra su libertad. Por tanto y para llevar a efecto la siguiente
determinación a acordado los siguientes artículos. 1º: Los que tengan tres esclavos varones
en servicio doméstico, venderán uno al Estado 2º: Los que tengan esclavos en el servicio
de Barracas, Fábricas o Panaderías, venderán uno de cada cinco. Los que tengan

8
Morea, A. (2019). “Negros, pardos y morenos en el Ejército Auxiliar del Perú (1810-1820)”. Historia Caribe -
Volumen XIV N° 35 - Julio-diciembre. pp 25-54

5
destinados a labranza un esclavo de cada ocho. 3º: Los que voluntariamente quieran
vender más, les serán comprados sus esclavos. 4º: Los esclavos se comprarán a fuera de
tasación. El pago se hará a prorata en tres años con los medios correspondientes. 5º:
Podrán los amos reintegrarse en las contribuciones mensuales: en cuio caso se les admitirá
un descuento en la cuarta parte de la contribución. 6º: Se admitirá también el valor de los
esclavos en forma de pago de las deudas contraídas a favor del Estado antes del año 1810.
7º: Los esclavos se engancharán cinco años. Son libres desde el momento de la filiación
con la condición de servir por el tiempo del enganche, pasado el cual podrán pedir su
licencia o alistarse de nuevo. 8º: Presentarán los propietarios sus esclavos al rescate ante
una Junta de Comisión, compuesta de dos individuos de la mejor nota que nombre VS en
calidad de jueces, con aiuda de un cirujano y un tasador, la que se reunirá en la casa que
sirva de depósito de reclutas. 9º: Cada propietario presentará a la comisión todos sus
esclavos para que sean examinados por el facultativo y por el tasador. 10º: El propietario
que oculte algunos esclavos de su propiedad, será condenado a la pérdida de todos ellos y
a otra más según la malicia que envuelva la ocultación. 11º: Los propietarios si no tuviesen
que reclamar de las tasas, reclamarán de la 14 comisión los respectivos documentos con
los cuales cobrarán. 12º: Los propietarios que se comprenden desde las quintas hasta los
límites de la ciudad, presentarán sus esclavos dentro del preciso término de ocho días, y los
de la campaña a proporción de sus distancias, bajo de su término competente” Y continúa
diciendo “En el número de esclavos que han de entrar en la contribución, deben excluirse
los de menor edad y los ancianos, pues solamente han de recivirse los que tengan desde
trece a sesenta años. Si algunos esclavos se reputasen como bienes que no se hubiesen
repartido a los herederos, se girará la entrega por el total y no por lo que a cada uno le
corresponda. Cuando los esclavos sean dos de la mujer y uno del marido, se reputarán tres
para la contribución. Ha efecto de que las haciendas del campo no queden abandonadas,
no es necesario que se presenten todos a la Comisión. El que tenga esclavos, parte en la
ciudad y parte en el campo, deberán reputarse unidos, siguiendo el mayor número al menor,
quando dellos en una y otra parte separadamente no alcance la contribución. Las quintas
entran en la clase de Labranzas, los que tengan esclavos changadores o (trajineros) dentro
de la ciudad, se consideran como propietarios de esclavos en servicio doméstico y los que
tengan negros ocupados en arreos de ganado y frutos e campaña, serán reputados como
los de labranza. Los empleados en cafés y oficios son considerados como empleados en
servicio doméstico. Las fábricas de harina entran en la clase de fábricas y panaderías. Los
amos deberán ocurrir a cobrar la tercera parte de su haber en tres años. Los descuentos
por cuartas partes del valor de los esclavos en deudas de contribución, se harán por medio
de cuotas al pié del documento de entrega de la Comisión de Rescates. Todos los esclavos
que se rescataren desde Salta, inclusive a Jujuy, se dirigirán al ejército interior, a
disposición del General don Manuel Belgrano, y los que del propio modo se rescataren
desde Tucumán, vendrán precisamente a esta capital, cuidando que en unas y otras
remesas, caminen todos bien unidos y con las mayores precauciones para evitar la fuga o
algunos excesos que puedan cometer en el tránsito…” 9
El General Belgrano, en vísperas a la batalla de Tucumán suma al batallón Nº7 los dos
regimientos de castas que poseía, dejando a cargo del éste al Teniente Coronel José
Superí, la particularidad de este batallón es que contaba con oficiales a cargo afro mestizos
, los cuales fueron puestos en función por el gobernador de Salta, el cual solicitó con
sobrado interés y describiendo las innumerables aptitudes de combate, abnegación y

9
Novillo, J. “Entre la libertad y la propiedad. La formación de los regimientos de libertos en Tucumán durante
la Guerra de Independencia.”. https://www.aacademica.org/000-108/55. J. Pag. 10

6
entrega a la causa de la revolución; además de su férrea disciplina y comportamiento moral
en toda instancia. De esta manera quedó establecido el batallón de castas que lucharía en
cada campo de América por su libertad del Imperio español.

María Remedios del Valle: La Capitana


Dentro de las filas del Batallón Nº7, que se enfrentaría en Vilcapugio y Ayohuma al
ejército español, sufriendo cuantiosas bajas, las mayores dentro del total de la fuerza
terrestre; entre hombres afroamericanos, se encontraba una veterana de anteriores
campañas: María Remedios del Valle “La Capitana”. Sus heridas de armas de fuego y
cicatrices ya daban cuenta en su cuerpo de que había salido acompañando a su marido e
hijos desde Buenos Aires en 1810 como parte de los regimientos de “morenos y pardos” al
mando de Anzonategui.
La presencia de las mujeres en los empeñamientos militares no era una excepción,
cumplían múltiples funciones de logística (lavandería, almacén, mercería, etc.); las
“rabonas” 10 o cuarteleras tenían una presencia natural, aunque no aceptada especialmente
por el General Manuel Belgrano quien las entendía como elementos de indisciplina en la
tropa. El caso es que su existencia era un hecho lógico, con el sistema de leva y en
territorios donde el enemigo avanzaba despiadadamente para abastecerse, era más seguro
migrar junto al hombre enrolado que permanecer en los hogares.
Pero, hubo mujeres que lograron encontrar un lugar fuera de la retaguardia y
consiguieron pertenecer en igualdad a los regimientos: mujeres soldado. Es bastante
inconsistente pensar que fueron casos muy particulares y excepcionales; ciertamente que
sus nombres pudieran quebrar toda convencionalidad cultural (étnica y patriarcal) y ser
reconocidas por sus nombres y apellidos, así como lograr obtener grados militares; María
Remedios del Valle fue una de ellas.
María pudo sortear la indiferencia y desagrado con que las mujeres participantes y
protagonistas de la guerra por la Independencia generaron en los contemporáneos y
posteriormente recluidas en el olvido, salvaguardando la integridad de los modelos de roles
femeninos construidos, sostenidos y aceptados culturalmente. Cabe suponer entonces, que
sus acciones habrán sido de una enormidad tal que salió sobradamente y sin esfuerzo de
los moldes rígidos que la sociedad poscolonial establecía para las mujeres y para las
mujeres esclavas.
Partió en junio de1810 hacia el alto Perú acompañando sus hijos y marido, como parte
del regimiento de artillería volante Nº6, en diciembre de ese año llega a Potosí, participó de
todos los combates y batallas, Desagüadero, Huaqui, Salta, Tucumán, Vilcapugio y
Ayohuma. Capitana del Ejército del Norte, oficial de su Estado Mayor, durante siete años
brindó servicios militares para luego regresar con los restos de estas tropas a Buenos Aires,
y encontrarse con el rostro del desconocimiento, la ingratitud y la pobreza.

La Benemérita María y las limosnas


Desintegrado el batallón Nº 7, luego de que el General San Martín se hiciera cargo del
Ejército del Norte, la Capitana regresa a Buenos Aires habiendo perdido a toda su familia

10
Rabinovich, A. (2013). Ser soldado en las Guerras de Independencia. La experiencia cotidiana de la tropa en
el Río de la Plata, 1810-1824. Buenos Aires, Sudamericana. p. 124-126.

7
durante los largos siete años de batallas y campañas. Muerto su comandante el General
Belgrano, deshecho su batallón solo la esperaba sobrevivir en una ciudad alejada de
aquella realidad que supo vivir. Pidiendo limosnas, y vendiendo algunas hechuras en
inmediaciones de la Catedral, es objeto de burlas, nadie cree las historias que la mujer
anciana relata; las heridas que lleva en su cuerpo no le permitían trabajar.
En ese contexto un día y por azar es reconocida por el General Juan José Viamonte, de
inmediato identificó a la proclamada por Belgrano “Madre de la Patria”, entonces comenzó
un litigio legal para que le sean reconocidas sus hazañas y recibiera la pensión
correspondiente, ingresando el pedido de María en octubre de 1827, y siendo recién tratado
un año después en el Consejo Deliberante de la Provincia de Buenos Aires, su
representante Manuel Rico escribió en su solicitud
Doña María Remedios del Valle, capitana del Ejército, a V.S. debidamente expone : que
desde el primer grito de la Revolución tiene el honor de haber sostenido la justa causa de la
Independencia, de una de aquellas maneras que suelen servir de admiración a la Historia
de los Pueblos […] Quizás recordarán el nombre de la Capitana patriota María de los
Remedios […]por alimentar a los jefes, oficiales y tropas que se hallaban prisioneros por los
realistas, por conservarlos, aliviarlos y aún proporcionarles la fuga a muchas, fue
sentenciada por los caudillos enemigos Pezuela, Ramírez y Tacón, a ser azotada
públicamente por nueve días con quien por conducir correspondencia e influir a tomar las
armas contra los opresores americanos, y batídose con ellos, ha estado siete veces en
capilla : con quien por su arrojo y denuedo y resolución con las armas en la mano, y sin
ellas, ha recibido seis heridas de bala, todas graves : con quien ha perdido en campaña
disputando la salvación de su Patria su hijo propio, otro adoptivo y su esposo ! ! ! con quien
mientras fue útil logró verse enrolada en el Estado Mayor del Ejército Auxiliar del Perú como
capitana ; con sueldo, según se daba a los demás asistentes y ha quedado abandonada sin
subsistencia, sin salud, sin amparo y mendigando. La que representa ha hecho toda la
campaña del Alto Perú; ella tiene un derecho a la gratitud argentina, y es ahora que lo
reclama por su infelicidad. Por tanto a V.S. suplica que prévio derechos e informes, sea
ajustada y satisfecha y se le otorgue la recompensa que se crea justa a su mérito, si su
color no le hace indigna al derecho que le otorga al mérito y a las virtudes.
A ruego de la parte. MANUEL RICO. 11
Son las declaraciones hechas durante el debate y vertidos en el expediente abierto para
el tratamiento del pedido, son los registros que hoy posibilitan conocer a la mujer heroica
retratada de primera mano por quienes compartieron con ella la lucha por la Independencia.
General Viamonte:
Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido al ejército de la patria desde el
año 1810. No hay acción en que no se haya encontrado en el Perú. Era conocida desde el
primer general hasta el último oficial en todo el ejército. Ella es bien digna de ser atendida
porque presenta su cuerpo lleno de heridas de balas, y lleno además de cicatrices de
azotes recibidos de los españoles enemigos y no se la debe dejar pedir limosna como lo
hace.30

11
Guzmán, F. ”María Remedios del Valle. “La Capitana”, “Madre de la Patria” y “Niña de Ayohuma”.
Historiografía, memoria y representaciones en torno a esta figura singular”
https://doi.org/10.4000/nuevomundo.69871

8
En otro momento afirmará :(Diario de Sesiones, p. 11) 12
Yo no hubiese tomado la palabra porque me cuesta mucho trabajo hablar, si no hubiera
visto que se echan de menos documentos y datos. Yo conocí a esta mujer en la campaña al
Alto Perú y la conozco aquí; ella pide ahora limosna; porque después de esa vida durante
tantos años, herida y maltratada, no podía trabajar naturalmente

General Anchorena
Yo me hallaba de secretario del General Belgrano cuando esta muger estaba en el Ejército,
y no había acción, en que ella pudiera tomar parte que no tomase, y en unos términos que
podía ponerse en competencia con el soldado más valiente; admiraba al general, a los
oficiales, a todos cuantos acompañaban al ejército y en medio de este valor tenía una virtud
a prueba y presentaré un hecho que la manifiesta. El general Belgrano creo que ha sido el
general más riguroso: no permitía que siguiese ninguna muger al ejército; y esta era la única
que tenía facultad para seguirlo. Al pasar por la ciudad de Salta, teniendo que atravesar el
río del Pasage […] el ejército dejó una división allí sin más objeto que contener entre los
bosques de aquellos contornos, a las mugeres que seguían siempre al ejército y
contenerlas allí para evitar que pasasen, menos a María Remedios del Valle
[…] Era el paño de lágrimas, de todos aquellos jefes y oficiales y demás individuos a
quienes pudiera servir sin el menor interés. Yo los he oído a todos, a voz pública hacer
elogios de esta mujer por esa oficiosidad y caridad con que cuidaba a los hombres en la
desgracia y miseria en que quedaban después de una acción de guerra: sin piernas unos, y
otros sin brazos, sin tener auxilios ni recursos para remediar a sus dolencias. De esa clase
era esta muger. Si no me engaño, ese título de Capitana del ejército se lo dio el General
Belgrano. No tengo presente si fue en Tucumán o en Salta, que después de esa sangrienta
acción que entre muertos y heridos quedaron 700 hombres sobre el campo, oí al mismo
Belgrano ponderar la oficiosidad y el esmero de esta mujer en asistir a todos los enfermos
que ella podía asistir […] Una muger tan singular como ésta entre nosotros debe ser el
objeto de admiración de cada ciudadano, y adonde quiera que vaya de ellas debía ser
recibida en brazos y auxiliada con preferencia a un General…
Coronel Hipólito Videla
Desde el año 1812 conocí a la suplicante en el Ejército del Perú, en el que sirvió hasta caer
prisioner[a] en la acción de Ayohuma, en la que también cayó ella, herida de bala; que el
ejercicio que tenía allí era servir en los hospitales y animar en las líneas, aún el acto de la
lucha, que de este modo fue herida y que es cuanto puede informar en obsequio de la
verdad
Finalmente, los relatos conmueven y son corroborados los hechos a través de los
testimonios brindados por los ahora ilustres ciudadanos compañeros de María en las
primeras horas de la Revolución, por unanimidad se aprueba la pensión acorde a un
Capitán de Infantería, la publicación de las hazañas realizadas en los periódicos y la
construcción de un monumento en su honor. Pero la burocracia de los trámites encontró ya
fallecida a “La Capitana” y los nuevos eventos políticos urgidos, dejó en el olvido lo
decretado.
Las niñas de Ayohuma: El relato de la Heroína

12
Diario de sesiones del Honorable Consejo de Representantes. (1828). Buenos Aires.

9
El ambiente convulsionado de Buenos Aires a partir de 1820, requirió de la evocación de
los motivos movilizadores de la Revolución de Mayo para aplacar en cierta medida el estado
“anárquico” en que se encontraba la provincia, viviendo en su propia realidad política y
ajena a la continuidad de la guerra de la Independencia, en latitudes aparentemente muy
lejanas.
Por tal motivo, comenzó la necesidad de contar con material historiográfico que pusiera
en valor aquel movimiento, sus razones, inspiraciones y protagonistas. Los primeros en
escribir son los generales Araoz de Lamadrid y Paz; ambos habían sido parte del Ejército
del Norte y acompañado a Belgrano en la Segunda Expedición al Alto Perú. Es necesario
aclarar que este material fue de fuentes primarias y estuvo condicionado a la capacidad de
recordar los hechos acontecidos por los relatores, que si bien han brindado detalles de los
acontecimientos por ellos vividos están sujetos a sus precepciones particulares.
En este material es donde el General Paz menciona por primera vez a las “Niñas de
Ayohuma”, y a una parda la “Tía María” en sus memorias las cuales publicadas en 1855:
Es digno de trasmitirse a la historia una acción sublime que practicaba una morena, hija de
Buenos Aires llamada tía María y conocida por madre de la Patria, mientras duraba este
horroroso cañoneo como a las 12 del día 14 de noviembre y con un sol que abrasaba. Esta
morena tenía dos hijas mozas y se ocupaba con ellas en lavar la ropa de la mayor parte de
los jefes u oficiales, pero acompañada de ambas se la vio constantemente conduciendo
agua en tres cántaros que llevaban a la cabeza. Desde un lago o vertiente situado entre
ambas líneas y distribuyéndola entre los diferentes cuerpos de la nuestra y sin la menor
alteración. 13
Mientras el General Lamadrid, quien en 1895 termina de escribir sus memorias escribe:
Una célebre parda, creo llamada María, que seguía al ejército nuestro, no recuerdo si con
una ó dos hijas, y que le llamaban la madre de la patria y que ha muerto aquí en Buenos
Aires no hace muchos años, andaba con sus hijas entre las balas de cañón enemigo,
arreando agua en ´cantaros a la cabeza y alcanzándola a los cuerpos de nuestra línea, por
más de media hora que duró el cañoneo. 14
Con los años la presencia de María como Capitana del Ejército del Norte, se fue
borrando, como lógicamente sucede con el pasar de los años de las memorias de quienes
la conocieron en mayor o menor medida; las razones volcadas en un expediente y otras
declaraciones quedaron olvidadas por la celeridad de los cambios políticos que padeció
Buenos Aires. En ese ir y venir de hechos y sucesos la imagen de una heroína fue
convirtiéndose en la de una ocasional samaritana que brindó destacados cuidados a los
heridos durante la Batalla de Ayohuma.
En medio del proceso de organización nacional iniciado por los presidentes Sarmiento y
Mitre, requirió también de una historia argentina “oficial” y de iconografía sustentadores de
los ideales y anhelos de los fundadores de la Argentina moderna. El General Bartolomé
Mitre escribió Historia del General Belgrano, entre otras producciones que instauraron la
línea regidora de divulgación de los hechos pasados del país y, como herramienta de
homogenización necesaria para fundar la nación autodenominada blanco-europea. Es

13
Guzmán, F. ”María Remedios del Valle. “La Capitana”, “Madre de la Patria” y “Niña de Ayohuma”.
Historiografía, memoria y representaciones en torno a esta figura singular”
https://doi.org/10.4000/nuevomundo.69871
14
Ibidem

10
acorde a esta necesidad de producción historiográfica como herramienta política fundadora
que Bartolomé Mitre tomara el relato de José María Paz sobre “Las Niñas de Ayohuma”.
Las diferentes guerras ya sea por la Independencia o internas, guerras contra otros
estados vecinos y las sucesivas enfermedades epidémicas que afectaron de manera
equitativa a las principales ciudades de la Argentina, provocaron cambios demográficos
notables modificatorios de manera permanente en la población; los afrodescendientes, afro
mestizos fueron los que más fueron afectados en estos devenires sus participaciones en las
guerras, sus condiciones sociales y la marginalidad hicieron que en la segunda mitad del
siglo XIX se redujera notablemente.
Esta disminución sirvió para extinguir o excluir de los acontecimientos históricos
relevantes a este componente cultural, alojándolos en una invisibilidad generada y útil por
demás al modelo de país moderno, europeo y civilizado que se comenzaba a consolidar.
Los afroamericanos quedan en el relato como excepciones, en personajes graciosos y
menores, nunca protagonistas involucrados, la construcción simbólica los muestra felices en
su esclavitud y aquellos que sobre salen son simplemente para confirmar la regla como
excepciones.
Contemporáneamente La Historia de Belgrano, y su autor son fuertemente criticados por
otros intelectuales de la época, que consideraron que los hechos fueron adrede
“agrandados” o “achicados” con la única finalidad de poner la historia al servicio de la
política y del país. 15También recibió apoyos y sin duda alguna analizada desde la
perspectiva urgente, estas producciones son conciliadoras y homogeneizantes, aunque
para lograrlo hubiera que modificar la verdad individual o colectiva.

Conclusiones:
El revisionismo histórico en Argentina ha estado supeditado a la política, la necesidad
de construir relatos sustentadores de ideas o personajes, por tal motivo durante el siglo XX
no ha cumplido con la característica de objetividad proclamada; sin embargo, la evolución
propia de la sociedad, la diversificación cultural, las nuevas corrientes migratorias, la
experiencia vivida como colectivo cultural, ha ido quebrantando ese molde normalizador y
nuevamente resurgen dudas sobre el pasado y esas dudas ha conformado un presente
tangible.
El bicentenario de la Revolución de Mayo, generó nuevas investigaciones y en ese
resurgir, se rescató del injusto olvido a María Remedios del Valle, mujer, afroamericana,
militar perteneciente al Estado Mayor del Ejército del Norte al mando del General Belgrano.
No fue tan solo una ocasional samaritana brindando piadosos cuidados, fue un soldado
embuído de patriotismo, comprometida consciente del valor de la libertad como solo una
esclava puede percibir.
“La Capitana” no fue la excepción, ha sido un personaje sobresaliente de un colectivo
involucrado en la Independencia: los afroamericanos que desde el primer día de la
revolución estuvieron presentes, Argentina, Bolivia, Chile y Perú fue liberada por un ejército
en su mayoría conformado por afroamericanos y originarios, liberada por los esclavos y sus
mujeres e hijos. La libertad tuvo también otro género y otro color, esa es la verdadera
Historia.

15
Alberdi, J.”(1964). Belgrano y sus historiadores, en grandes y pequeños hombres del Plata”. Ed. Palma.
Buenos Aires.

11
Bibliografía:

Bernard, C. (2000). “Negros esclavos y libres en las ciudades hispanoamericanas”.


Di Meglio, G. (2003). “Soldados de la revolución. Las tropas porteñas en la guerra de
independencia (1810-1820)”. Anuario IHES.
Ghioldi, M. (2020). “Los múltiples rostros de la Madre de la Patria. Retratos de María
Remedios del Valle, una heroína afrodescendiente en la Argentina contemporánea”. Caina
Nº16. Primer semestre.
Mallo, S; Goldberg, M. (2005) “La vida cotidiana de los negros en Hispanoamérica”.
Larramendi. Madrid.
Mallo, S. (2001). “Mujeres esclavas en América a fines del siglo XVIII. Una aproximación
historiográfica”. El negro en la Argentina, presencia y negación. Buenos Aires. América
Latina.
Morea, A. (2019). “Negros, pardos y morenos en el Ejército Auxiliar del Perú (1810-1820)”.
Historia Caribe - Volumen XIV N° 35 - Julio-Diciembre
Novillo, J. “Entre la libertad y la propiedad. La formación de los regimientos de libertos en
Tucumán durante la Guerra de Independencia.”. https://www.aacademica.org/000-108/55
Palti, E. J. (2000). "La Historia de Belgrano de Mitre y la problemática concepción de un
pasado nacional". Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio
Ravignani Nº 3.

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