Comunicacion Efectiva Rrss 3
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Comunicacion Efectiva Rrss 3
Toda comunicación lleva consigo un componente cognitivo y otro emocional. Las historias, en
este contexto, pasan a ser el formato que asume el mensaje, ya que permiten construir un
espacio con un significado compartido, en cuyo relato las emociones juegan un rol
preponderante. Las emociones son impulsoras de la acción y las historias, un relato de
experiencias compartidas. Unidas actúan definiendo un `modelo mental ́ o código común que
se constituye en la base para que la comunicación sea eficaz.
COMUNICACIÓN EFECTIVA
¿Qué es la comunicación efectiva?
Técnicamente, la comunicación efectiva es aquella en la que el emisor y el receptor codifican
un mensaje en forma equivalente. Así, el mensaje es transmitido de forma exitosa: el receptor
comprende el significado y la intención del mensaje emitido. Para lograr que la comunicación
resulte efectiva es muy importante que el emisor sepa con claridad qué es lo que quiere
transmitir y que esté al tanto de las cualidades de la persona o personas a las que se lo
quiera enviar para así formular el mensaje de la forma más acertada posible.
En la comunicación efectiva, el emisor debe ser o al menos parecer creíble para quienes
reciben el mensaje. Para esto, la clave es demostrar que entiende, que es una voz autorizada
sobre lo que se está comunicando. A la vez, debe transmitirlo de la mejor forma posible, con
conceptos claros y precisos, para que no haya malentendidos ni interpretaciones erróneas.
Por otra parte, el mensaje formulado por el emisor no debe ser solo racional ni solo
emocional, sino combinar ambas dimensiones. De esta forma, a quienes no los conmuevan los
elementos emocionales pueden convencerlos los racionales y viceversa. Pero, además, puede
ser una buena estrategia para acaparar la atención del receptor del mensaje.
Estilo asertivo
Este estilo es el intermedio entre los estilos agresivo y pasivo, es característico de aquellas
personas con la capacidad para defender sus propias opiniones e intereses al mismo tiempo
que respetan los intereses y opiniones de los demás. Se trata del único estilo comunicativo
que facilita la relación entre las personas. Los comunicadores efectivos sueles ser asertivos.
Las personas asertivas y que, por lo tanto, se sirven de este estilo de comunicación, saben
defender sus opiniones, entendiendo y respetando los puntos de vista de su interlocutor,
aunque no compartan esas opiniones. Por norma general, las personas asertivas suelen
disfrutar de una buena autoestima, poseen seguridad en sí mismas y se muestran confiadas.
Su condición de asertivas implica que buscan en la comunicación soluciones que sean
satisfactorias para ambas partes, sin ninguna intención de manipulación. Son personas que
durante el proceso de comunicación se sienten relajadas y con control ante la situación,
condiciones que facilitan la comunicación.
La conducta no verbal de las personas asertivas se caracteriza por su expresión facial, que
es amigable y relajada. Son personas que miran fijamente a su interlocutor, siempre
respetando los descansos necesarios. Sonríen de manera frecuente, y se sitúan frente a la
otra persona, respetando su espacio personal. Durante su discurso, utilizan de manera
habitual gestos firmes, pero sin resultar amenazantes. Se muestran atentos a aquello que su
interlocutor les quiere transmitir, planteando preguntas adecuadas y respondiendo de
manera óptima a las preguntas que les plantea su interlocutor.
Sobre su conducta a nivel verbal, hacen uso de la primera persona del singular, con el fin de
mostrar de manera abierta sus propias opiniones, ideas, emociones y sentimientos. Aunque
resulta muy complicado ser asertivo en todas las situaciones y con todas las personas, y es
que en un proceso comunicativo no solo influye nuestra actitud, sino también la actitud de
nuestro interlocutor así como el contexto, la situación y el ambiente percibido.
Los mensajes YO
Son una herramienta de la comunicación que nos servirán para poder expresarnos de manera
respetuosa y asertiva. Tal y como indica su nombre, estos mensajes son elaborados en primera
persona, contribuyendo así a una buena comunicación y a una relación interpersonal
respetuosa, y es que utilizando este tipo de mensajes, dejamos muy claro a nuestro interlocutor
cuáles son nuestras opiniones y sentimientos, haciéndonos responsables de ello, expresando
la manera en que nosotros vivimos su conducta o las consecuencias de esta. Por ejemplo, si
alguien nos está explicando cómo se comportó durante una pelea con su pareja y nosotros
consideramos que hubiésemos actuado de otra manera, no le diremos “deberías haberte
comportado de X manera”, sino que lo sustituiremos por “yo había actuado de X manera”.
De modo que no estamos criticando o juzgando cómo se comportó, sino que estamos dando
información de cómo nosotros hubiésemos vivido esa situación.
La clave de estos mensajes reside en utilizar YO en lugar de TÚ, manteniéndonos centrados
en el problema que estamos tratando, sin acusar ni culpar a la otra persona, favoreciendo la
escucha de nuestro interlocutor y evitando que se genere un conflicto. Con el fin de utilizar de
manera correcta este tipo de mensajes, logrando una comunicación asertiva, deberemos
llevar a cabo las siguientes acciones:
Describir de la manera objetiva la conducta de la otra persona. Aquí es interesante evitar
hacer juicios subjetivos, de modo que nos limitaremos a hablar, de la manera más específica
posible, de los hechos ocurridos. Ejemplo: Dijiste que estarías aquí a las 10 para ayudarme
con la mudanza y ya son las 12.
Explicar cómo nos sentimos frente a una situación o comportamiento concreto. Debemos
hablar desde nosotros, expresando nuestros sentimientos propios. Ejemplo: Me siento
decepcionado por tu falta de interés.
Describir las consecuencias que puede suponer que la otra persona mantenga su
conducta. También resulta interesante hablar sobre los sentimientos que pensamos que
experimentará o de cómo creemos que afectará ese comportamiento a otras personas o
situaciones. Ejemplo: Me molesté al ver que no venías, ya que había llegado el camión de la
mudanza y necesitaba que alguien me ayudase a cargar las cajas.
Explicar de manera concreta los cambios que queremos que se produzcan en el
comportamiento de la otra persona, de manera que le ofrezcamos una alternativa.
Ejemplo: Me gustaría que la próxima vez llegarás a la hora acordada.
Esta resistencia a asumir el cambio muchas veces se traduce en conflicto e inviabilidad de los
planes de cambio que impulsan los líderes en las organizaciones. En efecto, los objetivos y
expectativas de otras personas no siempre coinciden con las propias porque chocan con
profundas imágenes internas acerca del funcionamiento del mundo, imágenes que nos limitan
a modos familiares de pensar y actuar.
Por definición, todos los modelos mentales son simplificaciones. Por lo anterior, se debería de
tener siempre presente que los modelos mentales son supuestos no verdades; por lo cual estos
siempre son incompletos. Los conflictos pasan a ser, por tanto, síntomas de una comunicación
no eficaz y pueden ser considerados como el choque de modelos mentales o la confrontación
de las diversas maneras en que percibimos o vemos las cosas.
Estas historias son relatos relativos a cómo cambia una persona, una organización, una
comunidad o la vida misma; capturando el interés de la contraparte a través de la
presentación de eventos que exponen un quiebre de la armonía inicial o la transición entre
un presente y un futuro esperado.
Para superar aquello, se debe construir un espacio cognitivo e interpretativo común, propo-
niendo como método narrar historias desde una base más emocional. Así lo evidencia, por
ejemplo, el discurso pronunciado por Nelson Mandela en el año 1994, al momento de ganar
las elecciones:
Nuestro temor más profundo no es que somos meramente idóneos. Nuestro temor más
profundo es que tenemos poder más allá de toda medida. Es nuestra luz, no nuestras tinieblas,
lo que nos atemoriza. Nos preguntamos: ¿quién soy para ser brillante, maravilloso, talentoso
y fabuloso? En realidad, ¿quién eres para no serlo? Sois los niños de Dios. Si actuáis de forma
pequeña de nada le sirve al mundo. No es un acto iluminado encogerse para que las otras
personas a vuestro alrededor no se sientan inseguras. Hemos nacido para manifestar la gloria
de Dios que se halla en nosotros. No en algunos de nosotros; está en todos. Y, cuando
permitimos que nuestra propia luz brille, inconscientemente le damos permiso a la otra gente
para que haga lo mismo. A medida que nos liberamos de nuestro propio temor, nuestra
presencia automáticamente libera a los demás. (Viola, 2001, p.191)
Este acto comunicacional crea un contexto o espacio significativo distinto y común a todos si
se considera que es pronunciado por una persona que luego de veintisiete años de prisión,
logra acceder a una de las posiciones de mayor poder en su nación. Es claramente una
invitación a crear una nueva interpretación del mundo, un cambio paradigmático que lleva al
colaborador a un lugar distinto al anterior y compartido por todos. Lo anterior refleja el rol
esencial que juegan las emociones tanto en la interpretación del mensaje como en la adopción
del cambio de actitud o comportamiento que éste conlleva.
Los líderes más eficaces saben manejar las emociones, propias y de sus colaboradores,
porque comprenden que su eficacia no depende sólo de lo que dicen y hacen sino del modo
en que lo hacen. Desde esta perspectiva, la tarea principal del líder es emocional, disipando
la bruma o distorsión que producen las emociones tóxicas en el mensaje del líder y
canalizando las emociones del equipo de colaboradores en una dirección positiva.
El cuarto aprendizaje estará dado por el crucial papel que juegan las emociones en el
proceso de comunicación del líder y los colaboradores. El primero debe desarrollar
competencias que le permitan reconocer y gestionar las emociones propias y de su equipo, a
fin de despejar la bruma de la incertidumbre y toxicidad, factores que distorsionan el
mensaje. Así se logra que el cambio se produzca, signo inequívoco de eficacia en la
comunicación.
En el fondo se está hablando de conciencia y empatía emocional como requisitos para que el
emisor del mensaje comunique con eficacia. Lo sorprendente es que la empatía necesaria
para un liderazgo eficaz es muy posible y está al alcance de todos nosotros, porque
biológicamente somos seres abiertos a la interconexión con los demás. Nuestra empatía tiene
una base biológica, la que nos predispone a dejarnos afectar por las personas que nos
rodean. Por tanto, si el líder debe impulsar un cambio, no sólo debe lograr construir un
espacio de significado compartido (lo cognitivo) sino también desarrollar una comunicación
basada en la empatía (lo emocional). El desconocimiento de la resistencia emocional a los
cambios impulsados por el líder convierte al liderazgo en un proceso bajo riesgo permanente.
El líder como comunicador hace evidente los diversos modelos mentales y estados emocionales
de los colaboradores y no ofrece una respuesta, porque ésta no existe y debe ser construida
por todo el equipo. El líder como emisor de mensajes pasa a dinamizar el proceso de creación
del equipo, asumiendo un papel más de catalizador y contenedor del conflicto que dueño y
principal impulsor de los mensajes o respuestas que resolverán el desafío adaptativo a
enfrentar. En este escenario de desafíos de cambio se pone a prueba la capacidad
comunicacional del líder, porque efectivamente persigue que los colaboradores modifiquen
sus pensamientos y comportamientos.
Por lo tanto, el proceso de cambio más que centrarse en la modificación técnica del entorno
(problema técnico) se centra en el cambio de las personas (desafío adaptativo), haciendo en
este último caso más peligrosa e incomprendida la acción de liderazgo ejercida por el líder.
La siguiente analogía, propuesta por Ronald A. Heifetz, ilustra las claras diferencias entre un
problema técnico y un desafío adaptativo. Da cuenta de lo diversos que son los procesos
comunicacionales que determinan el abordaje de problemas técnicos o desafíos adaptativos.
Por el contrario, es necesario que se produzcan cambios en la familia y esto no será fácil.
Puede que todos se resistan a los cambios, negando incluso la existencia de tales problemas.
Como quinto aprendizaje se podría decir que el líder ante la complejidad e incertidumbre
de los desafíos que enfrenta utilizará cada vez más un mensaje provocador para lograr el
cambio deseado. De paso aumenta el peligro para su persona y rol de liderazgo. En efecto,
en vez de ejercer un liderazgo que dé seguridad a los colaboradores a través de la
propuesta de respuestas, alentará la inquietud a través de fomentar la búsqueda de cambios
personales con preguntas más que respuestas. En suma, el enfrentar un desafío adaptativo
pone el acento en el mensajero y como las noticias que trae nos sacan de nuestra zona de
comodidad, tiene un alto incentivo para que los colaboradores enfrenten al mensajero.
Podremos dominar el proceso de comunicación, pero si no somos una fuente confiable, un líder
creíble, no podremos ejercer un proceso de liderazgo eficaz en el tiempo, porque si bien en
el corto plazo es posible una cierta imagen, la credibilidad es un proceso. El sexto y último
aprendizaje estará en la necesidad de decir y hacer con atención y conciencia plena. Ello,
con el fin de ir gestionando la brecha que separa nuestros dichos de los actos. Es una brecha
que socialmente tiene una dimensión y es imposible de eliminar. Existen investigaciones que
indican que decimos tres mentiras en diez minutos, umbral socialmente aceptado. Sin
embargo, mantenerse dentro del rango es un esfuerzo consciente de que todo líder debe
asumir si desea que su mensaje o liderazgo sea eficaz.
Sin embargo, todo lo anterior será en vano, si el líder, como fuente del mensaje, no es
confiable. Por ello deberá trabajar su competencia técnica, cognitiva y, especialmente, su
integridad con el objetivo de lograr la credibilidad necesaria para estructurar el contexto
de confianza que permita que su mensaje, aunque provocativo, sea positivo y eficaz. Todo lo
anterior aplica para un líder pero también para quien aspire a ser un comunicador efectivo
en su vida cotidiana.