Desarrollo Tema Sesión 9
Desarrollo Tema Sesión 9
Desarrollo Tema Sesión 9
Relaciones Interpersonales – La
Comunicación
Semana 9
La comunicación
Es el proceso de transmisión e intercambio de mensajes entre un emisor y un receptor. La
comunicación significa compartir, participar en algo o poner en común. A través del proceso de
comunicación los seres humanos comparten información entre sí, haciendo del acto de comunicar
una actividad esencial para la vida en la sociedad.
Comunicación efectiva
Una comunicación efectiva cumple con los objetivos intencionados en el mensaje logrando el
efecto deseado. Las estrategias o técnicas de una comunicación efectiva deben enfocarse en la
eficacia de los elementos de la comunicación en relación a lo siguiente:
- El canal, como el medio en que se transmite el mensaje, debe encontrar las herramientas
correctas para una comunicación eficiente como, por ejemplo, el uso de las tecnologías
de la información y la comunicación conocidas como TIC.
Para que una comunicación sea efectiva, los interlocutores deben buscar la comprensión
uno del otro a través de la elaboración de un mensaje claro, preciso y breve. Esto significa que
este mensaje debe ser:
- De fácil comprensión,
- Que exprese objetivamente lo que se quiere decir,
- Expresar únicamente lo intencionado.
comunicación no verbal como, por ejemplo, el tono de voz, puedan complementar el mensaje y
no dificultarlo.
No todo el mundo es capaz de comunicar de manera efectiva y eficaz, para ayudarte con ello,
aquí te dejo estas diez claves que te llevarán a conseguirlo.
5. Recuerda el contexto
Es muy importante que tengamos muy presente este elemento ya que nos dará muchas
pistas hacia cómo encaminarlo: el número de personas a los que me dirijo, el lugar en el
que me encuentro, posibles interferencias que puedan darse, etc. Y es que no es lo mismo
hablar en una conferencia en tu trabajo, que hacerlo en una boda con amigos y familiares,
o ante un tribunal en la exposición del trabajo final de tu doctorado, por ejemplo.
7. Se empático
Utiliza la empatía para ponerte en el lugar del otro cuando comunicas un mensaje. ¿Eres
poco empático? Tranquilo, no todos somos igual de empáticos, porque sí se puede
entrenar y cuando lo hagas y la utilices te darás cuenta de que mejorará de forma
considerable la fluidez. Además, es gracias a la empatía que se crea un clima más positivo
de entendimiento y de confianza y hace parecer al emisor más cercano y atento. Ejemplo:
si te pones en mi lugar, quizá entiendas mi comportamiento, puedes profundizar mucho
más sobre la empatía.
Cuando se parafrasea, estamos organizando las partes del contenido. Una vez vistas estas
diez claves es cuestión de práctica, de entrenar y de ensayar si quieres hacer que tu comunicación
sea efectiva.
Al principio te puede parecer difícil y forzado, es normal, pero ya verás cómo después de
un tiempo practicando la cosa cambia y empezarás a automatizar y asimilar todo lo dicho, siendo
consciente de los resultados.
La escucha activa es una habilidad que puede ser adquirida y desarrollada con la práctica. Sin
embargo, puede ser difícil de dominar, pues hay que ser pacientes y tomarse un tiempo para
desarrollarla adecuadamente. La escucha activa se refiere, como su nombre indica, a escuchar
activamente y con conciencia plena. Por tanto, la escucha activa no es oír a la otra persona, sino
a estar totalmente concentrados en el mensaje que el otro individuo intenta comunicar.
Escucha activa: escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla
Este tipo de escucha requiere un esfuerzo de nuestras capacidades cognitivas y empáticas. Saber
escuchar es muy importante en la comunicación, y aunque no lo parezca, en muchas ocasiones
pasamos mucho tiempo pendientes de lo que nosotros pensamos y de lo que nosotros decimos en
vez de escuchar activamente al otro.
Señales no verbales
Las personas que escuchan activamente suelen mostrar las siguientes señales no verbales:
1. Contacto visual
El contacto visual muestra a la otra persona que se está prestando atención a lo que dice
y siente y, además, puede mostrar sinceridad. Combinar el contacto visual con otras
señales verbales y no verbales, muestran interés por lo que la otra persona está
expresando.
2. Sonrisa ligera
Esto asegura al interlocutor que la información que está transmitiendo está siendo bien
recibida y le que le motiva a seguir hablando. Por tanto, actúa como reforzador, además
de dar un mensaje de empatía.
4. Mirroring
El reflejo automático o mirroring de cualquier expresión facial del hablante puede ser
señal de escucha atenta. Estos gestos expresivos parecen indicar simpatía y empatía en
las situaciones emocionales. Por el contrario, la imitación consciente de gestos faciales
(no automáticos) parece ser señal de inatención.
5. No distracción
El oyente activo no se va a distraer, pues su atención está puesta en las señales verbales
y no verbales que emite en oyente.
Señales verbales
Las personas que escuchan activamente suelen mostrar las siguientes señales verbales:
2. Parafrasear
Parafrasear hace referencia a verificar o expresar con las propias palabras lo que parece
que el hablante acaba de decir. De esta manera, es posible que el emisor informe al
receptor si este último ha entendido bien el mensaje. Un ejemplo de parafrasear puede
ser: “¿Quieres decir que te sentiste de esta manera...?”.
3. Resumir
Una persona que domina la habilidad de la escucha activa suele resumir lo que le acaba
de comunicar el otro interlocutor. Esto ayuda a dejar claro que se entiende el punto de
vista del otro antes de exponer el suyo propio.
4. Hacer preguntas
El oyente puede demostrar que ha estado atento al hacer preguntas relevantes. De esta
manera puede clarificar la información que ha recibido y mostrar interés por lo que el
emisor intenta comunicar.
Otro factor importante que afecta nuestro escuchar son las emociones en que se da la
conversación. Las emociones es una distinción a través de la cual damos cuenta de una particular
configuración de nuestro sistema nervioso y que especifican un espacio o dominio de acción
determinado.
Si sucede que estoy de mal humor, digamos que estoy enojado, probablemente no estaré
disponible para escuchar ciertas conversaciones o para realizar ciertas acciones que son
necesarias en esas conversaciones. Asimismo, si estoy resignado y deprimido, probablemente no
escucharé las posibilidades que una persona me quiere mostrar. Además, siempre estamos en una
determinada emoción. Según las emociones en que estemos en un momento determinado el
mundo y el futuro nos parecerán diferentes. Nuestras emociones “tiñen” los “colores” con que
vemos y filtramos el mundo y el futuro.
La presentación de los diferentes actos lingüísticos se apoya en la propuesta realizada por John
R. Searle.
Afirmaciones y declaraciones
Al observar el habla como acción, es más, como una acción que siempre establece un vínculo
entre la palabra, por un lado, y el mundo, por el otro, cabe preguntarse lo siguiente: cuando
hablamos, ¿qué tiene primacía? ¿El mundo o la palabra? En otras palabras, ¿cuál de los dos —la
palabra o el mundo— conduce la acción? ¿Cuál podríamos decir que «manda»? Estas preguntas
tienen el mérito de llevarnos a establecer una importante distinción: a veces, al hablar, la palabra
debe adecuarse al mundo, mientras que otras veces, el mundo se adecúa a la palabra.
a) Afirmaciones
las mismas distinciones) que, por estar en el mismo lugar en ese momento, puede coincidir con
nuestras observaciones. Al decir «Hizo sol el martes pasado en Madrid», llamaremos verdadera
a esta afirmación si podemos demostrar que alguien, con quien tenemos distinciones comunes,
habiendo estado allí el martes pasado, compartió lo que observamos.
Las afirmaciones no sólo pueden ser verdaderas, pueden también ser falsas. Una
afirmación falsa es una proposición sujeta a confirmación, pero que cualquier testigo, cualquier
persona que hubiese estado allá en esa ocasión, podría refutar. El acto lingüístico de decir «Llovió
el martes pasado en Ciudad de México» es una afirmación, a pesar de que este hecho pueda ser
refutado por otros que hayan estado allá ese día. Si es refutado, va a seguir siendo una afirmación,
pero falsa.
No todas las afirmaciones, sin embargo, pueden ser separadas en la práctica en verdaderas
o falsas. Algunas veces no se pueden confirmar por no existir las condiciones necesarias para su
corroboración. Los pronósticos del tiempo constituyen buenos ejemplos. Si alguien dice «Va a
llover mañana», hace una afirmación. Se trata de una proposición que está sujeta a confirmación.
Sin embargo, tendremos que esperar hasta mañana para determinar si esa afirmación es verdadera
o falsa. En el intertanto su calidad va a ser de indecisa. Por regla general, las afirmaciones acerca
del futuro tienen la calidad de indecisas.
Por lo tanto, cuando afirmamos algo nos comprometemos con la veracidad de nuestras
afirmaciones ante la comunidad que nos escucha. Contraemos una responsabilidad social por su
veracidad. En otras palabras, nos comprometemos a la posibilidad de proporcionar un testigo que
corrobore nuestras observaciones o, en su defecto, de cumplir con cualquier otro procedimiento
que, en la comunidad a la que pertenecemos, se acepte como evidencia. Cuando hacemos
afirmaciones hablamos del estado de nuestro mundo y, por lo tanto, estamos hablando de un
mundo ya existente. Las afirmaciones tienen que ver con lo que llamamos normalmente el
mundo de los «hechos».
b) Declaraciones
Muy diferente de las afirmaciones es aquel otro tipo de acto lingüístico llamado declaración.
Cuando hacemos declaraciones no hablamos acerca del mundo, generamos un nuevo mundo para
nosotros. La palabra genera una realidad diferente. Después de haberse dicho lo que se dijo, el
mundo ya no es el mismo de antes. Este fue transformado por el poder de la palabra.
Las declaraciones nos acercan a lo que comúnmente asociamos con el poder de los dioses.
Son la expresión más clara del poder de la palabra, de que aquello que se dice se transforma en
realidad; que la realidad se transforma siguiendo la voluntad de quien habla. No es extraño, por
lo tanto, constatar cómo, en nuestra tradición judeocristiana, se sostiene que en el inicio sólo
existía la palabra y que fue precisamente la palabra, como nos lo relata el Génesis, la que crea el
mundo a través de sucesivas declaraciones. «Hágase la luz», declaró Dios, y la luz se hizo.
Las declaraciones no son verdaderas o falsas, como lo eran las afirmaciones. Ellas son
válidas o inválidas según el poder de la persona que las hace. Esta es una distinción fundamental
cuando nos ocupamos de las declaraciones.
Una declaración implica una clase diferente de compromiso del de las afirmaciones.
Cuando declaramos algo nos comprometemos a comportarnos consistentemente con la nueva
realidad que hemos declarado. El oficial que celebró la ceremonia, por ejemplo, no puede decir
más tarde que realmente no quería decir lo que declaró, sin sufrir las consecuencias de un actuar
inconsistente.
Una sociedad de hombres y mujeres libres es precisamente aquella sociedad que reconoce y
sanciona socialmente los derechos que guardan relación con la dignidad de la persona humana.
Ello se relaciona directamente con el reconocimiento de que el individuo, por el simple hecho de
serlo, tiene autoridad para efectuar determinadas declaraciones. Existen varias declaraciones,
aquí solo se mencionan seis:
- La declaración de ignorancia
Declarar «No sé» es el primer eslabón del proceso de aprendizaje. Implica acceder aquel
umbral en el que, al menos, sé que no sé y, por lo tanto, me abro al aprendizaje. Habiendo
hecho esa primera declaración, puedo ahora declarar «Aprenderé» y, en consecuencia,
crear un espacio en el que me será posible expandir mis posibilidades de acción en la
vida. Nuestra capacidad de abrirnos tempranamente al aprendizaje, a través de la
declaración «No sé», representa una de las fuerzas motrices más poderosas en el proceso
de transformación personal y de creación de quienes somos.
La experiencia nos muestra cuántas veces solemos operar presumiendo que sabemos, para
luego descubrir cuan ignorantes realmente éramos. Uno de los problemas cruciales del
aprendizaje es que muy frecuentemente no sabemos que no sabemos.
- La declaración de gratitud
Cuando niños nos enseñan a decir «Gracias» y a menudo miramos a esa enseñanza como
un hábito de buena educación una formalidad que facilita la convivencia con los demás.
No siempre reconocemos todo lo que contiene esa pequeña declaración. Por supuesto,
podemos decir «Gracias» sin que ello signifique demasiado, aunque, insistimos, decirlo
no es nunca insignificante. Pero podemos mirar la declaración de «Gracias» como una
oportunidad de celebración de todo lo que la vida nos ha proveído y de reconocimiento a
los demás por lo que hacen por nosotros y lo que significan en nuestras vidas.
- La declaración de amor
La última declaración de la que queremos hablar en esta sección es aquella en la que un
individuo le dice a otro «Te amo» o «Te quiero». Sin entrar a examinar en esta ocasión
lo que es el amor desde un punto de vista lingüístico, es importante señalar que éste remite
a un vínculo particular, un tipo de relación, entre dos personas. Dada la ya aludida
capacidad recursiva del lenguaje podemos también hablar de amor a sí mismo,
refiriéndonos precisamente al tipo de relación que mantenemos con nosotros mismos.
Las promesas son actos lingüísticos diferentes de las afirmaciones o las declaraciones, aunque
ellas también, como las afirmaciones, funcionan dentro de un «espacio declarativo». Las
promesas son, por excelencia, aquellos actos lingüísticos que nos permiten coordinar acciones
con otros. Cuando alguien hace una promesa, él o ella se compromete ante otro a ejecutar alguna
acción en el futuro.
Las promesas implican un compromiso manifiesto mutuo. Si prometo algo a alguien, esa
persona puede confiar en ello y esperar que cumpla con las condiciones de satisfacción de mi
promesa. Esto no es solamente un compromiso personal sino social. Nuestras comunidades,
como condición fundamental para la coexistencia social, se preocupan de asegurar que las
personas cumplan sus promesas y, por lo general, sancionan a quienes no lo hacen. Gran parte
de nuestra vida social está basada en nuestra capacidad de hacer y cumplir promesas.
Nietzsche dijo en una oportunidad que los seres humanos son animales que hacen
promesas. Las promesas son constitutivas de la existencia humana, como lo son los otros actos
lingüísticos. Debido a esta capacidad de hacer promesas podemos incrementar nuestra capacidad
de acción; podemos lograr cosas que no nos hubieran sido posibles sin la habilidad de coordinar
nuestra acción con la de otros.
- un orador
- un oyente
- una acción a llevarse a cabo (esto es, algunas condiciones de satisfacción),
- un factor tiempo.
Las ofertas son promesas condicionales que dependen de la declaración de aceptación del
oyente. Cuando hacemos una oferta aún no hemos prometido nada. Al igual que con las
peticiones, las ofertas también pueden ser rehusadas y si esto sucede, no se ha concretado una
promesa. Sin embargo, si son aceptadas, la promesa requiere cumplirse. La aceptación del
compromiso de ejecutar la acción ofrecida se da por hecha como parte de la consistencia de la
oferta. Si decimos «¿Te puedo ofrecer un trago?» y la otra parte dice «De acuerdo, gracias», no
podemos decir, sin ser inconsistentes, «No te lo daré». Si esto sucede, el oyente puede
legítimamente hacer un reclamo.
LOS JUICIOS
Un juicio es una opinión, un parecer o una valoración que alguien efectúa acerca de algo o de
alguien y a partir de la cual normalmente una persona determina cuando algo es bueno o malo,
cuando es verdadero o cuando es falso, cuando es confiable o no, desde su óptica claro está.
Mientras tanto, el juicio de valor no es otra que la valoración que realiza una persona
acerca de algo o alguien y que es el resultado de someterlos a sus ideas, valores personales,
experiencias, creencias y entorno particulares. Es decir, las personas nacemos y nos
desarrollamos en un determinado contexto que, por supuesto moldeará nuestra personalidad,
nuestra manera de percibir al resto del mundo, entre otras cuestiones. Entonces, esto además de
generar que cada individuo sea diferente a otro y mucho más a aquel que nació y se desarrolló
en circunstancias totalmente opuestas, incidirá en la manera con la cual se juzguen hechos,
personas.
Si nos criamos en una familia híper conservadora no veremos bien, con buenos ojos, que
nuestra hija decida irse a convivir con su novio sin casarse. O si siempre nos rodeamos de un
círculo muy religioso tenderemos seguramente a evaluar todo desde el punto de vista de la
religión católica y por caso nos guiaremos por sus preceptos a la hora de aceptar o rechazar
determinados hechos. Mayormente los juicios de valor están vinculados a ideas, decisiones,
comportamientos y se los estima en cuanto a buenos, malos, útiles o inservibles.
El juicio de valor dispone de una carga subjetiva fundamental e importantísima y por ello es que
ese juicio que alguien emite debe considerarse en función de ello, de quien proviene y entender
que esa persona llega a ese juicio como resultado de sus creencias, experiencias y entorno.
Esta situación que mencionamos debe tenerse en cuenta especialmente cuando el juicio
de valor que alguien emite sobre algo o alguien es ciertamente malo o condenable y termina
afectando a la persona sobre la cual recae. En muchos casos se debe a como dijimos apreciaciones
muy personales, que incluso hasta pueden estar totalmente alejadas de una verdad o coherencia.
Por eso, hay que tener en cuenta este aspecto recién dicho y no rendirse ante un juicio de valor
que es solamente la visión muy particular que tiene alguien de la vida.
- Los juicios de hecho: son aquellos que tengan que ver con una realidad objetiva o un
hecho físico, comprobable, concreto, sin involucrar las posturas personales o las
opiniones de quien los emite. Suelen ser el punto de partida para hipótesis, deducciones
y otras formas de razonamiento. Ejemplos:
Dos más dos es igual a cuatro, sin importar de qué objetos se trate.
La fuerza de gravedad atrae las cosas hacia la Tierra.
Los semáforos son aparatos para controlar el tráfico automotor en las ciudades.
El exceso de alcohol ocasiona daños al hígado.
Las mujeres son anatómicamente diferentes a los hombres.
- Los juicios de valor: son evaluaciones u opiniones acerca de algo o alguien, elaboradas
a partir del abordaje personal, a menudo subjetivo, de los mismos. En esa medida
expresan tanto (o más) sobre quien los emite que sobre la materia en cuestión que está
siendo evaluada y suelen ser de aprobación o desaprobación. Ejemplos:
Referencias
Bennis, W., & Nanus, B. (2008). Líderes: Estrategias para un liderazgo eficaz. Barcelona:
Ediciones Paidós Ibérica S.A.