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Desarrollo Tema Sesión 9

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Desarrollo Personal

UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERÍA DESARROLLO PERSONAL

Dr. RILDO CAMPANA AÑASCO

Relaciones Interpersonales – La
Comunicación
Semana 9

La comunicación efectiva es un tipo de comunicación en la que conseguimos transmitir el


mensaje de una forma entendible y muy clara para el receptor sin provocar dudas, confusiones
o posibles interpretaciones equivocadas.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERÍA


Facultad de Ingeniería Industrial y de Sistemas
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RELACIONES INTERPERSONALES – LA COMUNICACIÓN

La comunicación
Es el proceso de transmisión e intercambio de mensajes entre un emisor y un receptor. La
comunicación significa compartir, participar en algo o poner en común. A través del proceso de
comunicación los seres humanos comparten información entre sí, haciendo del acto de comunicar
una actividad esencial para la vida en la sociedad.

El término comunicación también se utiliza en el sentido de conexión entre dos puntos,


por ejemplo, el medio de transporte que realiza la comunicación entre dos ciudades o los medios
técnicos de comunicación (telecomunicaciones).

Comunicación efectiva
Una comunicación efectiva cumple con los objetivos intencionados en el mensaje logrando el
efecto deseado. Las estrategias o técnicas de una comunicación efectiva deben enfocarse en la
eficacia de los elementos de la comunicación en relación a lo siguiente:

- Emisor y receptor, como interlocutores de la comunicación, siendo el emisor el que


elabora el mensaje e imprime la intención, y el receptor quien recibe el mensaje,
modificando su conducta, lo más importante es la comprensión y tolerancia de las
diferencias individuales evitando la generalización y distorsión de la información.

- Mensaje, en referencia al conjunto de signos que comunican algo compuesto de


significante y significado, el mensaje debe tener una coherencia entre ellos, siendo el
significante aquello que percibimos, y el significado aquello que entendemos.

- El canal, como el medio en que se transmite el mensaje, debe encontrar las herramientas
correctas para una comunicación eficiente como, por ejemplo, el uso de las tecnologías
de la información y la comunicación conocidas como TIC.

Características de una comunicación efectiva


La comunicación efectiva se caracteriza por transmitir un mensaje de manera que cumpla con los
objetivos esperados por el emisor hacia el receptor. También se caracteriza por resolver el
problema de la interpretación que le dan los interlocutores al mensaje.

Para que una comunicación sea efectiva, los interlocutores deben buscar la comprensión
uno del otro a través de la elaboración de un mensaje claro, preciso y breve. Esto significa que
este mensaje debe ser:

- De fácil comprensión,
- Que exprese objetivamente lo que se quiere decir,
- Expresar únicamente lo intencionado.

Comunicación efectiva y comunicación asertiva


La comunicación efectiva implica una comunicación asertiva. La comunicación asertiva, en este
sentido, se refiere a la utilización de la inteligencia emocional para que los elementos de la

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comunicación no verbal como, por ejemplo, el tono de voz, puedan complementar el mensaje y
no dificultarlo.

Comunicación efectiva y comunicación eficaz


Para una comunicación efectiva es necesaria una comunicación eficaz, significando el logro de
los objetivos esperados en términos de calidad y satisfacción en el resultado del mensaje.

Al conseguir los objetivos del mensaje transmitido, la comunicación se vuelve efectiva,


cumpliendo con los efectos finales esperados. Los términos de comunicación efectiva y eficaz
pueden, en este caso, ser usados como sinónimos.

Comunicación efectiva y comunicación afectiva


La comunicación afectiva se refiere a aquella que tiene énfasis en lo emocional. Para que una
comunicación afectiva sea efectiva se debe recurrir tanto a las estrategias para una comunicación
efectiva como, por ejemplo, la comprensión de las diferencias individuales, las técnicas de una
comunicación asertiva y el uso de la inteligencia emocional.

Claves para lograr y mejorar una comunicación efectiva

No todo el mundo es capaz de comunicar de manera efectiva y eficaz, para ayudarte con ello,
aquí te dejo estas diez claves que te llevarán a conseguirlo.

1. Mira a los ojos de tu receptor


Mantener el contacto visual es fundamental a la hora de comunicar, pero hay que saber
cómo hacerlo. Lo más recomendable es sostener la mirada de manera natural, mostrando
cierto interés, pero nunca hacerlo de forma forzada y por obligación. Ojo aquí, porque si
evitas el contacto visual, la interpretación será de falta de seguridad o incluso falta de
sinceridad y la sensación en el otro será todo menos positiva. Mirar hacia otro lado
mientras nos hablan expresa falta de interés; hacerlo hacia abajo sugiere que podemos
estar mintiendo.

2. Utiliza tu lenguaje corporal


Es fundamental que tus gestos y los movimientos de tu cuerpo acompañen y se
correspondan con lo que dices, para que todo tenga coherencia.

3. Emplea un mensaje claro y conciso


Para que algo se entienda bien es básico que el mensaje sea claro y conciso. Utiliza un
vocabulario fácil de entender, que no sea muy técnico, enrevesado no ambiguo.

4. Utiliza los cumplidos de vez en cuando


Hacer un halago y/o frases de aprobación van a reforzar el discurso y lo van enriquecer.
Los halagos refuerzan el discurso de la otra persona: “eso es estupendo”, “me parece
perfecta tu propuesta”, “estoy totalmente de acuerdo contigo”, “genial”.

5. Recuerda el contexto
Es muy importante que tengamos muy presente este elemento ya que nos dará muchas
pistas hacia cómo encaminarlo: el número de personas a los que me dirijo, el lugar en el
que me encuentro, posibles interferencias que puedan darse, etc. Y es que no es lo mismo

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hablar en una conferencia en tu trabajo, que hacerlo en una boda con amigos y familiares,
o ante un tribunal en la exposición del trabajo final de tu doctorado, por ejemplo.

6. Emplea el tono de voz adecuado al contexto


El tono de voz es otra de las claves que tenemos que tener muy en cuenta cuando
trasmitimos cualquier mensaje y queremos conseguir una comunicación efectiva. No
cualquier tono de voz nos vale, no, no, el tono adecuado va a depender del tipo de
comunicación que se establezca, del contenido concreto del mensaje y/o de la situación
en la que se está.

7. Se empático
Utiliza la empatía para ponerte en el lugar del otro cuando comunicas un mensaje. ¿Eres
poco empático? Tranquilo, no todos somos igual de empáticos, porque sí se puede
entrenar y cuando lo hagas y la utilices te darás cuenta de que mejorará de forma
considerable la fluidez. Además, es gracias a la empatía que se crea un clima más positivo
de entendimiento y de confianza y hace parecer al emisor más cercano y atento. Ejemplo:
si te pones en mi lugar, quizá entiendas mi comportamiento, puedes profundizar mucho
más sobre la empatía.

8. Escucha de manera activa


La escucha activa también se puede entrenar. Es fundamental no sólo hablar y oír, si no
escuchar. Un error súper habitual es hacer monólogos en vez de dialogar a la hora de
tratar de conversar. Es importante evitar hablar sin escuchar lo que el otro nos dice,
mostrando cero intereses. Intenta no hacer esto y emplea a partir de ahora la escucha
activa para mejorar la comunicación efectiva.

9. Respeta los turnos


Al igual que es muy importante escuchar al otro, también es fundamental respetar, sin
llegar a interrumpir, los turnos y los tiempos que la otra persona emplea para trasmitir sus
ideas. Cuando no se respetan, además de ser un acto de mala educación, todo deja de fluir,
y la comunicación se torna incómoda, lenta, desagradable y nada efectiva. Es necesario
esperar a que al otro haya terminado de hablar para hacer nuestra aportación.

10. Parafrasear y preguntar


Hacer y devolver preguntas y parafrasear con tu público muestra interés en la audiencia
y el interés es beneficioso para que la comunicación sea efectiva. Se genera empatía (de
la que ya hemos hablado en un punto anterior) y facilita la escucha activa, demostrando
de verdad que estamos escuchando y que queremos entender el mensaje.

Cuando se parafrasea, estamos organizando las partes del contenido. Una vez vistas estas
diez claves es cuestión de práctica, de entrenar y de ensayar si quieres hacer que tu comunicación
sea efectiva.

Al principio te puede parecer difícil y forzado, es normal, pero ya verás cómo después de
un tiempo practicando la cosa cambia y empezarás a automatizar y asimilar todo lo dicho, siendo
consciente de los resultados.

Si empleas estas claves a la hora de comunicar podrás conseguir la habilidad de mostrar


y exteriorizar tus ideas y sugerencias, para que el receptor consiga comprender la información y
recordar lo dicho.

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Escucha activa: la clave para comunicarse con los demás

La escucha activa es una habilidad que puede ser adquirida y desarrollada con la práctica. Sin
embargo, puede ser difícil de dominar, pues hay que ser pacientes y tomarse un tiempo para
desarrollarla adecuadamente. La escucha activa se refiere, como su nombre indica, a escuchar
activamente y con conciencia plena. Por tanto, la escucha activa no es oír a la otra persona, sino
a estar totalmente concentrados en el mensaje que el otro individuo intenta comunicar.

Escucha activa: escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que habla

Este tipo de escucha requiere un esfuerzo de nuestras capacidades cognitivas y empáticas. Saber
escuchar es muy importante en la comunicación, y aunque no lo parezca, en muchas ocasiones
pasamos mucho tiempo pendientes de lo que nosotros pensamos y de lo que nosotros decimos en
vez de escuchar activamente al otro.

La escucha activa no es escuchar de manera pasiva, sino que se refiere a la habilidad de


escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos,
ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está intentando expresar. En la escucha activa, la
empatía es importante para situarse en el lugar del otro, pero también la Validación emocional,
la aceptación y el feedback, pues se debe escuchar sin juzgar y es necesario comunicar a la otra
persona que se le ha entendido. Por esto, existen dos elementos que facilitan la escucha activa,
son los siguientes:

- Disposición psicológica: la preparación interna es importante, estar en el momento


presente, prestar atención constante y observar al otro: identificar el contenido de lo que
dice, los objetivos y los sentimientos.

- Expresión: de que se está escuchando al otro interlocutor con comunicación verbal, en


lo que se conoce como la función fática del lenguaje (ya veo, umm, uh, etc.) y el lenguaje
no verbal (contacto visual, gestos, inclinación del cuerpo, etc.).

Qué no hacer en la escucha activa


A continuación, repasamos algunos errores que se pueden producir cuando se escucha a la otra
persona:

- Distraerse durante la conversación


- Interrumpir al que habla
- Juzgarlo y querer imponer tus ideas
- Ofrecer ayuda de manera prematura y con falta de información
- Rechazar y no validar lo que el otro esté sintiendo
- Descalificar al dar tu opinión
- Contar tu propia historia en vez de escuchar la suya

Señales que indican la escucha activa correcta


Existen varias señales que muestran a la otra persona que se le está escuchando activamente. A
continuación, se muestran las señales verbales y no verbales de la escucha activa, para que puedas
ser capaz de adaptar tu estilo comunicativo hacia un mejor entendimiento y comprensión de tu
interlocutor.

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Señales no verbales
Las personas que escuchan activamente suelen mostrar las siguientes señales no verbales:

1. Contacto visual
El contacto visual muestra a la otra persona que se está prestando atención a lo que dice
y siente y, además, puede mostrar sinceridad. Combinar el contacto visual con otras
señales verbales y no verbales, muestran interés por lo que la otra persona está
expresando.

2. Sonrisa ligera
Esto asegura al interlocutor que la información que está transmitiendo está siendo bien
recibida y le que le motiva a seguir hablando. Por tanto, actúa como reforzador, además
de dar un mensaje de empatía.

3. Postura corporal receptiva


La postura da información del emisor y el receptor en el proceso de comunicación. La
persona que escucha activamente tiende a inclinarse ligeramente hacia adelante o hacia
los lados mientras está sentado.

4. Mirroring
El reflejo automático o mirroring de cualquier expresión facial del hablante puede ser
señal de escucha atenta. Estos gestos expresivos parecen indicar simpatía y empatía en
las situaciones emocionales. Por el contrario, la imitación consciente de gestos faciales
(no automáticos) parece ser señal de inatención.

5. No distracción
El oyente activo no se va a distraer, pues su atención está puesta en las señales verbales
y no verbales que emite en oyente.

Señales verbales
Las personas que escuchan activamente suelen mostrar las siguientes señales verbales:

1. Emitir palabras de refuerzo o cumplidos


Este tipo de verbalizaciones refuerzan el discurso del hablante al transmitir que uno valida
su punto de vista. Frases como “lo hiciste muy bien”, “me gusta cuando eres sincero” o
“debes ser muy bueno jugando al fútbol”, muestran atención por parte de la persona que
escucha. Pese a que estas frases pueden ser positivas, no hay que usarlas en exceso, pues
pueden distraer al emisor.

2. Parafrasear
Parafrasear hace referencia a verificar o expresar con las propias palabras lo que parece
que el hablante acaba de decir. De esta manera, es posible que el emisor informe al
receptor si este último ha entendido bien el mensaje. Un ejemplo de parafrasear puede
ser: “¿Quieres decir que te sentiste de esta manera...?”.

3. Resumir
Una persona que domina la habilidad de la escucha activa suele resumir lo que le acaba
de comunicar el otro interlocutor. Esto ayuda a dejar claro que se entiende el punto de
vista del otro antes de exponer el suyo propio.

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4. Hacer preguntas
El oyente puede demostrar que ha estado atento al hacer preguntas relevantes. De esta
manera puede clarificar la información que ha recibido y mostrar interés por lo que el
emisor intenta comunicar.

Observar y sentir las emociones

Otro factor importante que afecta nuestro escuchar son las emociones en que se da la
conversación. Las emociones es una distinción a través de la cual damos cuenta de una particular
configuración de nuestro sistema nervioso y que especifican un espacio o dominio de acción
determinado.

Si sucede que estoy de mal humor, digamos que estoy enojado, probablemente no estaré
disponible para escuchar ciertas conversaciones o para realizar ciertas acciones que son
necesarias en esas conversaciones. Asimismo, si estoy resignado y deprimido, probablemente no
escucharé las posibilidades que una persona me quiere mostrar. Además, siempre estamos en una
determinada emoción. Según las emociones en que estemos en un momento determinado el
mundo y el futuro nos parecerán diferentes. Nuestras emociones “tiñen” los “colores” con que
vemos y filtramos el mundo y el futuro.

Si nos interesa escuchar efectivamente, deberemos habituarnos a observar, sentir e


interpretar adecuadamente nuestras emociones, especialmente cuando conversamos y a observar,
sentir e interpretar las emociones de la persona con quien conversamos. Diferentes estados
emocionales producen un escuchar distinto. Para comunicarnos de manera efectiva, debemos
llegar a ser buenos observadores y afinar nuestra capacidad de distinguir las diferentes
emociones.

LOS ACTOS LINGÜÍSTICOS

La presentación de los diferentes actos lingüísticos se apoya en la propuesta realizada por John
R. Searle.

Afirmaciones y declaraciones

Al observar el habla como acción, es más, como una acción que siempre establece un vínculo
entre la palabra, por un lado, y el mundo, por el otro, cabe preguntarse lo siguiente: cuando
hablamos, ¿qué tiene primacía? ¿El mundo o la palabra? En otras palabras, ¿cuál de los dos —la
palabra o el mundo— conduce la acción? ¿Cuál podríamos decir que «manda»? Estas preguntas
tienen el mérito de llevarnos a establecer una importante distinción: a veces, al hablar, la palabra
debe adecuarse al mundo, mientras que otras veces, el mundo se adecúa a la palabra.

a) Afirmaciones

Las afirmaciones corresponden al tipo de acto lingüístico que normalmente llamamos


descripciones. En efecto, ellas parecen descripciones. Se trata, sin embargo, de proposiciones
acerca de nuestras observaciones. Se considera importante hacer esta aclaración.

Una afirmación verdadera es una proposición para la cual podemos proporcionar un


testigo. Un testigo es un miembro cualquiera de nuestra comunidad (con quienes compartimos

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las mismas distinciones) que, por estar en el mismo lugar en ese momento, puede coincidir con
nuestras observaciones. Al decir «Hizo sol el martes pasado en Madrid», llamaremos verdadera
a esta afirmación si podemos demostrar que alguien, con quien tenemos distinciones comunes,
habiendo estado allí el martes pasado, compartió lo que observamos.

Las afirmaciones no sólo pueden ser verdaderas, pueden también ser falsas. Una
afirmación falsa es una proposición sujeta a confirmación, pero que cualquier testigo, cualquier
persona que hubiese estado allá en esa ocasión, podría refutar. El acto lingüístico de decir «Llovió
el martes pasado en Ciudad de México» es una afirmación, a pesar de que este hecho pueda ser
refutado por otros que hayan estado allá ese día. Si es refutado, va a seguir siendo una afirmación,
pero falsa.

No todas las afirmaciones, sin embargo, pueden ser separadas en la práctica en verdaderas
o falsas. Algunas veces no se pueden confirmar por no existir las condiciones necesarias para su
corroboración. Los pronósticos del tiempo constituyen buenos ejemplos. Si alguien dice «Va a
llover mañana», hace una afirmación. Se trata de una proposición que está sujeta a confirmación.
Sin embargo, tendremos que esperar hasta mañana para determinar si esa afirmación es verdadera
o falsa. En el intertanto su calidad va a ser de indecisa. Por regla general, las afirmaciones acerca
del futuro tienen la calidad de indecisas.

Por lo tanto, cuando afirmamos algo nos comprometemos con la veracidad de nuestras
afirmaciones ante la comunidad que nos escucha. Contraemos una responsabilidad social por su
veracidad. En otras palabras, nos comprometemos a la posibilidad de proporcionar un testigo que
corrobore nuestras observaciones o, en su defecto, de cumplir con cualquier otro procedimiento
que, en la comunidad a la que pertenecemos, se acepte como evidencia. Cuando hacemos
afirmaciones hablamos del estado de nuestro mundo y, por lo tanto, estamos hablando de un
mundo ya existente. Las afirmaciones tienen que ver con lo que llamamos normalmente el
mundo de los «hechos».

b) Declaraciones

Muy diferente de las afirmaciones es aquel otro tipo de acto lingüístico llamado declaración.
Cuando hacemos declaraciones no hablamos acerca del mundo, generamos un nuevo mundo para
nosotros. La palabra genera una realidad diferente. Después de haberse dicho lo que se dijo, el
mundo ya no es el mismo de antes. Este fue transformado por el poder de la palabra.

Las declaraciones no sólo suceden en momentos muy especiales de la historia. Las


encontramos en todas partes a lo largo de nuestra vida. Cuando el juez dice «¡Inocente!»; cuando
el árbitro dice «¡Fuera!»; cuando el oficial dice «Los declaro marido y mujer»; cuando decimos
en nuestra casa «Es hora de cenar»; cuando alguien crea una nueva compañía; cuando un jefe
contrata o despide a alguien; cuando un profesor dice «Aprobado»; cuando una madre dice a su
niño «Ahora puedes ver televisión», en todas estas situaciones se están haciendo declaraciones.
Y en todos estos casos, el mundo es diferente después de la declaración. La acción de hacer una
declaración genera una nueva realidad.

Las declaraciones nos acercan a lo que comúnmente asociamos con el poder de los dioses.
Son la expresión más clara del poder de la palabra, de que aquello que se dice se transforma en
realidad; que la realidad se transforma siguiendo la voluntad de quien habla. No es extraño, por
lo tanto, constatar cómo, en nuestra tradición judeocristiana, se sostiene que en el inicio sólo
existía la palabra y que fue precisamente la palabra, como nos lo relata el Génesis, la que crea el

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mundo a través de sucesivas declaraciones. «Hágase la luz», declaró Dios, y la luz se hizo.

Las declaraciones no están relacionadas con nuestras capacidades compartidas de


observación, como acontecía con las afirmaciones. Están relacionadas con el poder. Sólo
generamos un mundo diferente a través de nuestras declaraciones si tenemos la capacidad de
hacerlas cumplir. Esta capacidad puede provenir de la fuerza o habernos sido otorgada como
autoridad. La fuerza nos obliga a inclinarnos ante una declaración y acatarla porque queremos
evitar el riesgo de desintegración. La autoridad es el poder que nosotros o la comunidad otorga a
ciertas personas para hacer declaraciones válidas. Ambas, la fuerza y la autoridad, son
expresiones de poder.

Las declaraciones no son verdaderas o falsas, como lo eran las afirmaciones. Ellas son
válidas o inválidas según el poder de la persona que las hace. Esta es una distinción fundamental
cuando nos ocupamos de las declaraciones.

Una declaración implica una clase diferente de compromiso del de las afirmaciones.
Cuando declaramos algo nos comprometemos a comportarnos consistentemente con la nueva
realidad que hemos declarado. El oficial que celebró la ceremonia, por ejemplo, no puede decir
más tarde que realmente no quería decir lo que declaró, sin sufrir las consecuencias de un actuar
inconsistente.

c) Algunas declaraciones fundamentales en la vida

Una sociedad de hombres y mujeres libres es precisamente aquella sociedad que reconoce y
sanciona socialmente los derechos que guardan relación con la dignidad de la persona humana.
Ello se relaciona directamente con el reconocimiento de que el individuo, por el simple hecho de
serlo, tiene autoridad para efectuar determinadas declaraciones. Existen varias declaraciones,
aquí solo se mencionan seis:

- La declaración del «No»


El decir «No» es una de las declaraciones más importantes que un individuo puede hacer.
A través de ella asienta tanto su autonomía como su legitimidad como persona y, por lo
tanto, es la declaración en la que, en mayor grado, comprometemos nuestra dignidad.

- La declaración de aceptación: el «Sí»


El «Sí» pareciera no ser tan poderoso como el «No». Después de todo la vida es un espacio
abierto al «Sí». Es, como dirían los especialistas en computación, la declaración que opera
«por omisión». Mientras no decimos que «No», normalmente se asume que estamos en
el «Sí».

- La declaración de ignorancia
Declarar «No sé» es el primer eslabón del proceso de aprendizaje. Implica acceder aquel
umbral en el que, al menos, sé que no sé y, por lo tanto, me abro al aprendizaje. Habiendo
hecho esa primera declaración, puedo ahora declarar «Aprenderé» y, en consecuencia,
crear un espacio en el que me será posible expandir mis posibilidades de acción en la
vida. Nuestra capacidad de abrirnos tempranamente al aprendizaje, a través de la
declaración «No sé», representa una de las fuerzas motrices más poderosas en el proceso
de transformación personal y de creación de quienes somos.

La experiencia nos muestra cuántas veces solemos operar presumiendo que sabemos, para

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luego descubrir cuan ignorantes realmente éramos. Uno de los problemas cruciales del
aprendizaje es que muy frecuentemente no sabemos que no sabemos.

- La declaración de gratitud
Cuando niños nos enseñan a decir «Gracias» y a menudo miramos a esa enseñanza como
un hábito de buena educación una formalidad que facilita la convivencia con los demás.
No siempre reconocemos todo lo que contiene esa pequeña declaración. Por supuesto,
podemos decir «Gracias» sin que ello signifique demasiado, aunque, insistimos, decirlo
no es nunca insignificante. Pero podemos mirar la declaración de «Gracias» como una
oportunidad de celebración de todo lo que la vida nos ha proveído y de reconocimiento a
los demás por lo que hacen por nosotros y lo que significan en nuestras vidas.

- La declaración del perdón


Bajo este acápite incluimos tres actos declarativos diferentes, todos ellos asociados al
fenómeno del perdón. Así como destacábamos previamente la importancia de la
declaración de gracias, debemos ahora examinar su reverso. Cuando no cumplimos con
aquello a que nos hemos comprometido o cuando nuestras acciones, sin que nos lo
propusiéramos, hacen daño a otros, nos cabe asumir responsabilidad por ello. La forma
como normalmente lo hacemos es diciendo «Perdón». Esta es una declaración.

- La declaración de amor
La última declaración de la que queremos hablar en esta sección es aquella en la que un
individuo le dice a otro «Te amo» o «Te quiero». Sin entrar a examinar en esta ocasión
lo que es el amor desde un punto de vista lingüístico, es importante señalar que éste remite
a un vínculo particular, un tipo de relación, entre dos personas. Dada la ya aludida
capacidad recursiva del lenguaje podemos también hablar de amor a sí mismo,
refiriéndonos precisamente al tipo de relación que mantenemos con nosotros mismos.

LAS PROMESAS: SOBRE PETICIONES Y OFERTAS

Las promesas son actos lingüísticos diferentes de las afirmaciones o las declaraciones, aunque
ellas también, como las afirmaciones, funcionan dentro de un «espacio declarativo». Las
promesas son, por excelencia, aquellos actos lingüísticos que nos permiten coordinar acciones
con otros. Cuando alguien hace una promesa, él o ella se compromete ante otro a ejecutar alguna
acción en el futuro.

Las promesas implican un compromiso manifiesto mutuo. Si prometo algo a alguien, esa
persona puede confiar en ello y esperar que cumpla con las condiciones de satisfacción de mi
promesa. Esto no es solamente un compromiso personal sino social. Nuestras comunidades,
como condición fundamental para la coexistencia social, se preocupan de asegurar que las
personas cumplan sus promesas y, por lo general, sancionan a quienes no lo hacen. Gran parte
de nuestra vida social está basada en nuestra capacidad de hacer y cumplir promesas.

Nietzsche dijo en una oportunidad que los seres humanos son animales que hacen
promesas. Las promesas son constitutivas de la existencia humana, como lo son los otros actos
lingüísticos. Debido a esta capacidad de hacer promesas podemos incrementar nuestra capacidad
de acción; podemos lograr cosas que no nos hubieran sido posibles sin la habilidad de coordinar
nuestra acción con la de otros.

El acto de hacer una promesa comprende cuatro elementos fundamentales:

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- un orador
- un oyente
- una acción a llevarse a cabo (esto es, algunas condiciones de satisfacción),
- un factor tiempo.

La petición y la oferta difieren porque sitúan en personas distintas la inquietud de la que se


hará cargo la acción que está involucrada en el eventual cumplimiento de la promesa, de
concretarse ésta. De la misma forma, la persona que se hará cargo del cumplimiento de la
promesa será diferente.

Las ofertas son promesas condicionales que dependen de la declaración de aceptación del
oyente. Cuando hacemos una oferta aún no hemos prometido nada. Al igual que con las
peticiones, las ofertas también pueden ser rehusadas y si esto sucede, no se ha concretado una
promesa. Sin embargo, si son aceptadas, la promesa requiere cumplirse. La aceptación del
compromiso de ejecutar la acción ofrecida se da por hecha como parte de la consistencia de la
oferta. Si decimos «¿Te puedo ofrecer un trago?» y la otra parte dice «De acuerdo, gracias», no
podemos decir, sin ser inconsistentes, «No te lo daré». Si esto sucede, el oyente puede
legítimamente hacer un reclamo.

LOS JUICIOS

Un juicio es una opinión, un parecer o una valoración que alguien efectúa acerca de algo o de
alguien y a partir de la cual normalmente una persona determina cuando algo es bueno o malo,
cuando es verdadero o cuando es falso, cuando es confiable o no, desde su óptica claro está.

Mientras tanto, el juicio de valor no es otra que la valoración que realiza una persona
acerca de algo o alguien y que es el resultado de someterlos a sus ideas, valores personales,
experiencias, creencias y entorno particulares. Es decir, las personas nacemos y nos
desarrollamos en un determinado contexto que, por supuesto moldeará nuestra personalidad,
nuestra manera de percibir al resto del mundo, entre otras cuestiones. Entonces, esto además de
generar que cada individuo sea diferente a otro y mucho más a aquel que nació y se desarrolló
en circunstancias totalmente opuestas, incidirá en la manera con la cual se juzguen hechos,
personas.

Si nos criamos en una familia híper conservadora no veremos bien, con buenos ojos, que
nuestra hija decida irse a convivir con su novio sin casarse. O si siempre nos rodeamos de un
círculo muy religioso tenderemos seguramente a evaluar todo desde el punto de vista de la
religión católica y por caso nos guiaremos por sus preceptos a la hora de aceptar o rechazar
determinados hechos. Mayormente los juicios de valor están vinculados a ideas, decisiones,
comportamientos y se los estima en cuanto a buenos, malos, útiles o inservibles.

Predominio de la Subjetividad sobre la verdad

El juicio de valor dispone de una carga subjetiva fundamental e importantísima y por ello es que
ese juicio que alguien emite debe considerarse en función de ello, de quien proviene y entender
que esa persona llega a ese juicio como resultado de sus creencias, experiencias y entorno.

Esta situación que mencionamos debe tenerse en cuenta especialmente cuando el juicio

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de valor que alguien emite sobre algo o alguien es ciertamente malo o condenable y termina
afectando a la persona sobre la cual recae. En muchos casos se debe a como dijimos apreciaciones
muy personales, que incluso hasta pueden estar totalmente alejadas de una verdad o coherencia.
Por eso, hay que tener en cuenta este aspecto recién dicho y no rendirse ante un juicio de valor
que es solamente la visión muy particular que tiene alguien de la vida.

Juicios de hecho y juicios de valor

- Los juicios de hecho: son aquellos que tengan que ver con una realidad objetiva o un
hecho físico, comprobable, concreto, sin involucrar las posturas personales o las
opiniones de quien los emite. Suelen ser el punto de partida para hipótesis, deducciones
y otras formas de razonamiento. Ejemplos:

 Dos más dos es igual a cuatro, sin importar de qué objetos se trate.
 La fuerza de gravedad atrae las cosas hacia la Tierra.
 Los semáforos son aparatos para controlar el tráfico automotor en las ciudades.
 El exceso de alcohol ocasiona daños al hígado.
 Las mujeres son anatómicamente diferentes a los hombres.

- Los juicios de valor: son evaluaciones u opiniones acerca de algo o alguien, elaboradas
a partir del abordaje personal, a menudo subjetivo, de los mismos. En esa medida
expresan tanto (o más) sobre quien los emite que sobre la materia en cuestión que está
siendo evaluada y suelen ser de aprobación o desaprobación. Ejemplos:

 No creo que las matemáticas sean tan importantes.


 Es más importante ser alto que ser delgado.
 Es imperdonable la actuación de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
 En el mundo hay demasiadas personas.
 En el mundo entero tendrían que prohibir la bebida de sustancias alcohólicas.

Referencias

Bennis, W., & Nanus, B. (2008). Líderes: Estrategias para un liderazgo eficaz. Barcelona:
Ediciones Paidós Ibérica S.A.

López, L. A. (2015). 77 Claves de Asertividad Comunicacional. Medellín: Casa Editorial


Eliprovex.

Monsalve Ramírez, A. (2003). Teoría de la Información y Comunicación Social. Quito:


Ediciones Abya-Yala.

Publicaciones Vértice. (2008). Comunicación Interna. Málaga: Editorial Vértice.

Ramos Padilla, C. G. (1991) La Comunicación: Un Punto de Vista Organizacional. Trillas.

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