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Sesion 16

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SESIÓN DE

APRENDIZAJE 16
BIENVENIDOS
A NUESTRA
AULA VIRTUAL
Sistema Inmunológico I:
Líneas inmunitarias de
defensa.
Características del
sistema inmunitario.

Docente: Dra. Berenisse Bolognesi Vásquez.


IMPORTANTE :
1. Sé puntual.
2. Mantén micrófono apagado y cámara
activada.
3. Para hacer preguntas usa el chat
únicamente, espera indicaciones de la
maestra.
4. Al terminar la clase, todos los alumnos
deben salir de esta.

RECUERDA: 5. Se respetuoso en todo momento.


6. Pon atención, pregunta al final para que
puedas usar el tiempo designado para
resolver dudas

Recuerda que la clase en línea puede estar


siendo grabada y nuestro reglamento de
conducta se aplica para Cualquier falta a este.
¡Disfruta la clase!
- Hoy aprenderemos a Analizar,
definir e interpretar las líneas de
defensa sus características y OBJETIVOS
barreras
inmunitario.
del sistema
DE LA SESIÓN
DE
Valoraremos las definiciones de
-
las características de las líneas APRENDIZAJE
inmunitarias de defensa.
Sistema inmunitario
El sistema inmunitario es el sistema
de defensa del cuerpo contra las
infecciones. El sistema inmunitario
ataca a gérmenes invasores y nos
ayuda a mantenernos sanos.
Su sistema inmunitario es una
compleja red de células, tejidos y
órganos. Juntos ayudan a su cuerpo a
combatir infecciones y otras
enfermedades.

Cuando los gérmenes como bacterias


o virus invaden su cuerpo, atacan y se
multiplican. Esto se conoce como
infección. La infección causa la
enfermedad que lo afecta. Su sistema
inmunitario lo protege de la
enfermedad combatiendo los
gérmenes.
¿Cuáles son las partes del
sistema inmunitario?
El sistema inmunitario tiene muchas partes
diferentes, incluyendo:

Su piel: Puede ayudar a evitar que los gérmenes


ingresen al cuerpo.

Membranas mucosas: Son los revestimientos internos


húmedos de algunos órganos y cavidades corporales.
Producen mucosidad y otras sustancias que pueden
atrapar y combatir los gérmenes.

Glóbulos blancos: Luchan contra los gérmenes.

Órganos y tejidos del sistema linfático: Incluyen el


timo, el bazo, las amígdalas, los ganglios linfáticos,
los vasos linfáticos y la médula ósea. Producen,
almacenan y transportan glóbulos blancos
Muchas células y órganos colaboran entre sí para proteger al cuerpo. Los glóbulos
blancos, también conocidos como leucocitos, desempeñan un papel importante en
el sistema inmunitario.

Hay un tipo de glóbulos blancos, llamados fagocitos, que devoran a los organismos
invasores. Otro tipo de glóbulos blancos, llamados linfocitos, ayudan al cuerpo a
reconocer a los invasores y a destruirlos.

Un tipo de fagocitos son los neutrófilos, que luchan contra las bacterias. Si a un
médico le preocupa que alguien tenga una infección bacteriana, lo más probable es
que le pida un análisis de sangre para saber si tiene una cantidad muy elevada de
neutrófilos. Hay otros tipos de fagocitos que desempeñan sus propias funciones
para asegurarse de que el cuerpo responde adecuadamente a los gérmenes
invasores.

Los dos tipos de linfocitos son los linfocitos B y los linfocitos T. Los linfocitos se
fabrican en la médula ósea y permanecen allí y maduran hasta convertirse en
linfocitos B, o bien se desplazan hasta la glándula del timo y maduran hasta
convertirse en linfocitos T. Los linfocitos B vienen a ser el sistema de inteligencia
militar del cuerpo: detectan a los invasores y los inmovilizan. Los linfocitos T
actúan como si fueran soldados: destruyen a los invasores que ha detectado el
sistema de inteligencia.
¿Cómo funciona el sistema
inmunitario?
Cuando el cuerpo detecta sustancias
extrañas que lo invaden (llamadas
“antígenos”), el sistema inmunitario trabaja
para reconocerlas y eliminarlas.

Los linfocitos B se encargan de fabricar


anticuerpos. Se trata de unas proteínas
especializadas que localizan e inmovilizan
a antígenos específicos. Los anticuerpos
siguen existiendo en el cuerpo de una
persona. Por lo tanto, si el sistema
inmunitario se vuelve a encontrar con ese
antígeno, dispondrá de anticuerpos para
que desempeñen su función. Por eso,
cuando una persona contrae determinada
enfermedad, como la varicela, lo más
habitual es que no vuelva a contraer esa
enfermedad.
Esto también explica que las vacunas sirvan
para prevenir algunas enfermedades. Una
vacuna introduce en el cuerpo el antígeno de
una forma que no hace que la persona vacunada
enferme. Pero permite que el cuerpo fabrique
anticuerpos que la protegerán de futuros
ataques por parte del germen causante de esa
enfermedad.

Aunque los anticuerpos pueden reconocer un


antígeno e inmovilizarlo, no lo pueden destruir
sin ayuda. Esa es función de los linfocitos T.
Estas células se encargan de destruir a los
antígenos que han sido identificados e
inmovilizados por los anticuerpos o a aquellas
células que se han infectado o que han
cambiado por algún motivo. (Algunos de los
linfocitos T se llaman "células asesinas" o
"células k" [del inglés; killer = asesino]). Los
linfocitos T también ayudan a indicar a otras
células (como los fagocitos) que desempeñen su
función.
Los anticuerpos también pueden:

neutralizar toxinas (sustancias venenosas


o perjudiciales) fabricadas por distintos
organismos.
activar un grupo de proteínas llamadas
complemento que también forman parte
del sistema
inmunitario. El sistema del complemento
ayuda a destruir bacterias, virus y células
infectadas.
Todas estas células especializadas y
partes del sistema inmunitario ofrecen al
cuerpo protección contra las
enfermedades. Esta protección se llama
inmunidad.
¿Qué problemas puede tener el
sistema inmunitario?
A veces, una persona puede tener una respuesta inmune aunque no exista una
amenaza real. Esto puede provocar problemas como alergias, asma y
enfermedades autoinmunes. Si tiene una enfermedad autoinmune, su sistema
inmunitario ataca por error a las células sanas de su cuerpo.

Otros problemas del sistema inmunitario ocurren cuando no funciona bien. Estos
problemas incluyen enfermedades por inmunodeficiencia. Si tiene una
enfermedad de inmunodeficiencia, se enferma con más frecuencia. Sus
infecciones pueden durar más y pueden ser más graves y más difíciles de tratar.
A menudo son trastornos genéticos.

Existen otras enfermedades que pueden afectar su sistema inmunitario. Por


ejemplo, el VIH es un virus que daña su sistema inmunitario al destruir sus
glóbulos blancos. Si el VIH no se trata, puede causar sida (síndrome de
inmunodeficiencia adquirida). Las personas con sida tienen gravemente dañado
su sistema inmunitario y sufren muchas enfermedades serias
Líneas inmunológicas de defensa

En los seres vivos también existen barreras de defensa, que tienen por función
“eliminar al adversario” antes que éste invada “el territorio”.
Las defensas biológicas tratan de impedir la entrada y el desarrollo de agentes
patógenos en el organismo; cuando su accionar no resulta del todo efectivo, el
microorganismo o el virus se instala y produce enfermedades.

En el ser humano existen tres categorías de barreras defensivas, primarias,


secundarias o terciarias, según el momento en que actúan.
Las defensas primarias y secundarias detienen o minimizan la acción de
cualquier tipo de agente patógeno, y por eso constituyen una defensa no
específica.

Las defensas terciarias elaboran una respuesta determinada para cada agente
patógeno, es decir que son defensas específicas. Su acción es efectiva,
intensa y duradera, por lo que la persona queda protegida por un tiempo
BARRERAS NATURALES O PRIMARIAS:
Las barreras naturales son la piel, las
membranas mucosas, las lágrimas, la
cera de los oídos, el moco y el ácido del
estómago. Por lo general, la piel evita la
invasión de microorganismos a menos
que esté físicamente dañada, (por
ejemplo, debido a un traumatismo, una
picadura de insecto o una quemadura).
Las membranas mucosas, tales como el
revestimiento de la boca, la nariz y los
párpados, también son barreras
eficaces. Por ejemplo, las membranas
mucosas de los ojos están bañadas en
lágrimas, que contienen una enzima
llamada lisozima que ataca a las
bacterias y que actúa como protección
de los ojos contra las infecciones.
Las vías respiratorias filtran partículas externas presentes en el aire inhalado.
Las paredes de la nariz y las vías respiratorias están cubiertas de moco. Los
microorganismos del aire quedan atrapados en el moco y son expulsados al toser
o al sonarse la nariz.

El tracto gastrointestinal cuenta con una serie de barreras eficaces, como son el
ácido del estómago, las enzimas pancreáticas, la bilis y las secreciones
intestinales. Estas sustancias pueden matar bacterias o impedir que se
multipliquen.
El tracto urinario también cuenta con
varias barreras efectivas. La vejiga
está protegida por la uretra, el tubo
por el que la orina pasa cuando
abandona el organismo.

En ambos sexos, al orinar, se expulsan


las bacterias que hayan podido
alcanzar la vejiga. La vagina es
normalmente ácida. La acidez de la
vagina evita que las bacterias crezcan
y ayuda a mantener el número de
bacterias protectoras.
BARRERA SECUNDARIA: ¿Qué ocurre si las barreras
primarias no logran frenar la entrada de los microorganismos
patógenos?
Éstos Penetran en un tejido subcutáneo, se
adhieren a él y comienzan a desarrollarse para
colonizarlo: se ha desencadenado la infección. La
infección es el aumento de la cantidad de
microorganismos en el organismo; no es sinónimo
de enfermedad, ya que no siempre provoca daños. A
veces, la infección se inicia en determinadas
células o tejidos y permanece localizada, pero en
otros casos, el microorganismo se distribuye, a
través de la sangre, a otras partes del cuerpo y la
infección se expande. Una vez comenzada la
infección, se pone en marcha un segundo
mecanismo de defensa: la fagocitosis. La
fagocitosis es un proceso que llevan a cabo ciertos
glóbulos blancos o leucocitos. La fagocitosis
consiste en envolver al agente patógeno y
destruirlo mediante la producción de enzimas.
LA SANGRE
Una manera que tiene el organismo de defenderse contra las infecciones es el
aumento en el número de ciertos tipos de glóbulos blancos (neutrófilos y
monocitos), que se encargan de fagocitar (ingerir) y destruir los
microorganismos que invaden el cuerpo. La sangre lleva los glóbulos blancos
(leucocitos) a la zona de la infección. El número de eosinófilos, otro tipo de
glóbulos blancos (leucocitos), aumentan de
manera característica en las reacciones alérgicas y en algunas infestaciones
parasitarias, pero habitualmente no lo hacen en las infecciones bacterianas.

Inflamación: Cualquier lesión, incluida una invasión de microorganismos, causa


inflamación en el área afectada. En primer lugar, recordemos que el cuerpo
posee un ejército de células para su defensa los leucocitos. Entonces al
producirse una herida, el cuerpo produce Histamina que aumenta el flujo
sanguíneo, produciendo enrojecimiento e hinchazón. Los leucocitos o glóbulos
blancos de la sangre (grandes comedores) el torrente sanguíneo hacia el tejido
dañado, ahí ingieren a los microbios. La presencia de pus en la herida, es
glóbulos blancos muertos, restos de tejido dañado y microbios muertos. Los
microorganismos se eliminan, esto acompañado de coagulación de la sangre y
cicatrización de la herida.
FIEBRE:

El aumento de la temperatura
(fiebre) es una respuesta que
protege al cuerpo ante la
infección y la lesión. La
temperatura corporal elevada
(fiebre) mejora los
mecanismos de defensa del
organismo, aun cuando pueda
causar malestar.
BARRERAS TERCIARIAS O COMPLEJO ANTIGENO –
ANTICUERPO:
Cuando el microorganismo pudo atravesar la 1°
y 2° barreras de defensa y penetran a la sangre,
generando una infección, todo ello
desencadena la intervención del Sistema
Inmune generando una respuesta inmune,
gracias a los linfocitos. El sistema inmunitario
responde produciendo distintas sustancias y
agentes diseñados para atacar al
microorganismo invasor concreto. Por ejemplo:

-Los linfocitos T citotóxicos (una variedad de


glóbulos blancos o leucocitos) que pueden
reconocer y destruir al microorganismo
invasor.

- Anticuerpos que se dirigen contra el


microorganismo invasor concreto.
La respuesta inmune tiene tres
características fundamentales:

• ES ESPECÍFICA: para un antígeno


determinado se desencadena una
respuesta determinada (para cada
antígeno, un tipo de anticuerpo).

• TIENE MEMORIA: los linfocitos


fabrican anticuerpos con mayor
rapidez y en mayor cantidad contra
antígenos que ya conocen.

• Es moderada y sostenida: existen


mecanismos capaces de regular la
producción, concentración y
persistencia de los anticuerpos en el
organismo.
-Respuesta inmunitaria primaria: cuando los linfocitos B encuentran un
determinado antígeno por primera vez, el antígeno se adhiere a un
receptor, lo que estimula a los linfocitos B. Algunos linfocitos B se
transforman en células de memoria, que recuerdan a ese antígeno
específico. Después del primer encuentro con un antígeno, la
producción de una cantidad suficiente de un anticuerpo específico
tarda algunos días. Por lo tanto, la respuesta inmunitaria primaria es
lenta.

-Respuesta inmunitaria secundaria: pero, a partir de entonces, cada vez


que un linfocito B se vuelve a encontrar con un antígeno determinado,
los linfocitos B de memoria lo reconocen de inmediato, se multiplican,
se transforman en células plasmáticas y producen anticuerpos. Esta
respuesta es veloz y muy eficaz.
VIVE TU VOCACION
desde el primer día

¡GRACIAS!

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