Derecho Internacional Temas
Derecho Internacional Temas
Derecho Internacional Temas
La definición del Derecho Internacional Público es compleja, por cuanto requiere ser analizado
desde múltiples perspectivas. Para ello comenzaremos abordando algunas caracterizaciones
clásicas. Siguiendo a Halajczuck T. B y Moya Domínguez M.T., la metodología jurídica
necesita apoyarse en tres dimensiones del saber jurídico o derecho que son: la norma, el
valor y la realidad. Teniendo en cuenta estos elementos, las dimensiones son, por lo tanto:
la normativa. La analítica estudia las normas y su técnica
la axiológica (los valores). La axiológica se refiere al estudio de los principios
superiores que inspiran la norma
la sociológica (la realidad). La sociológica estudia los efectos que produce la norma en
su aplicación.
La relación existente entre los tres conceptos enunciados es la siguiente: como la norma
jurídica protege ciertos valores en ciertas condiciones, es necesario ajustar a esos valores y a
esas condiciones la realidad. Por lo tanto la ciencia jurídica no debe limitarse a la dimensión
analítica (la norma) sino que es preciso que se extienda también a la axiología (los valores) y
a la sociología (la realidad). Este ajuste es necesario en todas las ramas del Derecho. En la
dimensión axiológica, es preciso enumerar primero los valores, cuya protección reclaman
distintos sectores de la sociedad que muchas veces son antagónicos o por lo menos
difícilmente compatibles. Por ejemplo en el Derecho Constitucional, la observancia ilimitada de
los derechos políticos con la necesidad de protección del orden, dentro del cual se ejercen
medidas contra los que abusan de las libertades democráticas; o en el Derecho Penal, la
protección de la sociedad contra el delincuente.
Además de escoger el valor protegido, la norma determina los medios para su protección y
estos medios necesitan adaptarse a la realidad, a las condiciones que varían en el tiempo y
sobre todo en el espacio. La mayoría de las veces, la realidad determina la norma. Es un
movimiento dialéctico e interdependiente. Es decir que no podemos dejar de tener una
concepción tanto materialista como idealista del derecho y sobre todo concebirlo como un
sistema. Para aproximarnos al Derecho Internacional Público debe señalarse que este
ordenamiento jurídico constituye un producto diferente que supera en buena medida los
esquemas típicos del derecho interno.
Como una conclusión de lo dicho hasta aquí, así como la comunidad estatal tiene su sistema
jurídico nacional o interno, la comunidad internacional o sociedad de Estados tiene su propio
derecho internacional público. Como señala el Profesor Bernadava, la función fundamental del
Derecho Internacional es determinar las normas jurídicas vigentes, explicarlas o presentarlas
como un sistema.
Para algunos autores el único sujeto válido del DIP es el Estado y esta disciplina constituye un
Derecho Interestatal más que Internacional. Dentro de esta corriente, en principio, los
individuos no son sujetos inmediatos de sus normas, por lo tanto, el DIP se define como: un
conjunto o principios que regulan las relaciones de los Estados entre sí. Al hablar de Estados,
se refieren a ellos como únicas entidades del DIP, ya que con ese criterio las organizaciones
internacionales no serían parte del Derecho Internacional, el mismo que sólo comprende
normas establecidas por la vía consuetudinaria para regular las relaciones entre los Estados.
Otros autores, como Podestá Costa, sostienen que el Derecho Internacional es el conjunto de
normas jurídicas que rigen las relaciones de los Estados entre sí y también la de estos con
ciertas entidades que sin ser Estados poseen personalidad internacional.
Así, el Jus Inter Gentes, denominado después Derecho de Gentes, y finalmente Derecho
Internacional, de origen europeo, sufrió grandes transformaciones a partir del Siglo XVI. El
Derecho Internacional empezó a desarrollarse en esa época en la que aparecen en Europa
los primeros Estados Nación.
Como ya se indicó, la división del Ius Gentium fue propuesta por Hugo Grocio debido a que el
Derecho Internacional Público actúa de diferentes formas, dependiendo de la situación en que
se encuentren los Estados. El DIP se adapta a la realidad y establece distintos deberes y
derechos en tiempos de paz y de guerra.
A manera de recapitulación, se debe destacar que el hito más importante en la formación del
Derecho Internacional es el fin de las guerras de religión: “El orden establecido por la Paz
entre Alemania, Francia y Suecia y el fin de la Guerra de los Treinta Años a través de los
Tratados de Westfalia de 1648, estableció que ningún Estado, solo o en unión de sus aliados,
podía llegar a ser tan poderoso como para imponer su voluntad a los demás, precisándose así
normas relativas a la inviolabilidad de los agentes diplomáticos y a sus prerrogativas, las
concernientes a la guerra y a los prisioneros de guerra, la neutralidad, etc.”. Se desarrollan
entonces una serie de instituciones internacionales que perfeccionan el Derecho,
destacándose la paz de Utrecht, la importancia de crear normas internacionales en virtud del
principio de igualdad soberana, la independencia norteamericana y la Revolución Francesa.
La famosa Declaración de los Derechos del Hombre de 1789 señala:
Artículo 1.- Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales
solo pueden fundarse en la utilidad común.
Artículo 2.-La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e
imprescriptibles del hombre. Tales derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia
a la opresión.
4.2.2. El impacto liberal le dio el rumbo definitivo al DIP en el siglo XIX. El fin de las guerras
napoleónicas, que transformó el mapa de Europa, importó asimismo nuevas transformaciones
del Derecho Internacional como consecuencia del cambio de la situación de la sociedad
mundial. Se celebraron luego numerosos congresos y conferencias sobre el Derecho
Marítimo, la represión del tráfico de negros, la ejecución de Tratados, el recurso de arbitraje.
etc.
4.2. Segundo periodo: Del Congreso de Viena (1814) hasta la Primera Guerra Mundial
El Derecho Internacional es de origen europeo; recién desde la Primera Guerra Mundial se
observa una sustancial aportación norteamericana. Cabe destacar en esta época la
independencia belga, que marca el inicio de lo que se conoce por concierto europeo y que
constituye una especie de gobierno internacional generado por los frecuentes congresos o
acuerdos diplomáticos. Fruto de ellos es la reglamentación de los agentes diplomáticos; la
neutralización de Suiza, en 1815; de Bélgica, en 1830; y la internacionalización del río
Danubio. En materia de reglamentación de la justicia internacional, cabe destacar la creación,
durante la Conferencia de La Haya (1899), del Tribunal Permanente de Arbitraje.
Hasta la Primera Guerra Mundial, lo conocido como sociedad mundial se refería casi
exclusivamente al continente Europeo, considerándose accesoriamente la situación de los
Estados nacientes y de las colonias en el resto del globo. En estas circunstancias, el Derecho
Internacional expresaba solo una sociedad parcial, bajo la influencia de las corrientes liberales
dominantes en la época, durante la cual hay que destacar las Convenciones de Ginebra
vigentes, pilares básicos del Derecho Humanitario.
Sin embargo, en el periodo comprendido entre las dos guerras mundiales, la comunidad
internacional hizo apreciables avances en el camino de perfeccionar el ordenamiento
internacional. Esto se aprecia en:
los tratados de Paz de 1919 y, especialmente, en el Tratado de Versalles. En el mismo
se creó la Comunidad de Naciones, primer intento de cooperación política de carácter
permanente.
A ello hay que agregar la creación del Tribunal Permanente de Justicia,
la renuncia a la guerra para la resolución de controversias políticas a través de Pacto
de París, más conocido como el pacto Briand- kellogg de 27 de agosto de 1928. El
Pacto Briand-Kellogg, también conocido como Pacto de París, aunque su
denominación oficial es Pacto de Renuncia General a la Guerra, es un tratado
internacional acordado en París, el 27 de agosto de 1928, firmado en el palacio QuaiD
´Orsay, sede del ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, entre el secretario
estadounidense Frank Billing Kellogg y el jefe de la diplomacia francesa AristideBriand,
por el que ambos países se comprometían a garantizar una paz internacional duradera,
mediante la renuncia de la guerra como instrumento para resolver los conflictos de
política exterior.
Simultáneamente se decidió establecer un Tribunal de Arbitraje, auspiciado por la
Sociedad de Naciones, el cual debía decidir sobre todas las disputas entre los países.
Aunque el Pacto fue concebido en inicio como un tratado bilateral entre los Estados
Unidos de América y Francia, pronto recibió la adhesión de las principales potencias
del momento, siendo suscrito al día siguiente por 15 naciones más y, posteriormente,
por sesenta y tres.
Con el orden mundial impuesto a la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, después del
surgimiento de la ONU, seguido del paradójico lanzamiento de bombas atómicas en
Hiroshima y Nagasaki, es el ulterior proceso de descolonización del mundo afroasiático el que
consagra la mundialización de la sociedad internacional. Solo entonces se inicia la
estructuración universal del DI, de gran influencia para los Estados y demás organismos y
organizaciones internacionales.
Con el fin de la Guerra Fría (en 1989) aparece el denominado “nuevo orden internacional”
caracterizado por una serie de recientes actos de trasgresión de los principios fundamentales
del DIP, acentuándose los cuestionamientos acerca de los cambios que debe afrontar el DI,
para alcanzar una real vigencia.
Cabe destacar que, el cuarto periodo está marcado con la aparición de nuevos valores
orientados, fundamentalmente, al respeto de la dignidad de todos los seres humanos, la
promoción del desarrollo social y económico de los pueblos y la protección al medioambiente.
El segundo Pacto de Derechos Sociales se ocupa, además de los ya mencionados, de los
derechos económicos de los grupos sociales. Esto revela la existencia de una mayor
solidaridad entre los pueblos y correlativamente una preocupación por la protección jurídica de
los sujetos sociales y sus intereses, que son fundamentales para la comunidad internacional
en su conjunto.
Las fuentes del DIP las conforman los Tratados y la legislación nacional en forma indirecta;
mientras que para el Derecho Internacional Privado es a la inversa. Ya se han indicado las
normas que rigen las relaciones entre los sujetos del Derecho Internacional Público y
aplicables cuando hay una controversia entre Estados y el Tratado indica la vía a seguir. En
tanto que, para el Derecho Internacional Privado, el juez nacional debe indicar el
ordenamiento jurídico aplicable a un caso cuando exista conflicto entre normas nacionales y
extranjeras.
* De la Comunidad internacional nos ocuparemos ahora, por ser ella la base sobre la que
opera el Derecho Internacional, que ha nacido en su propio seno y en él se ha perfeccionado,
con el correr de los tiempos, gracias a los diferentes intentos de organizar dicha Comunidad
por medio de normas que se agrupan en el llamado Derecho Internacional Público o Derecho
de Gentes.
* Sabemos que la misión capital del Derecho es la de organizar y reglamentar las relaciones
jurídicas de los individuos en su vida social en común. Esta definición se fundamenta en el
hecho de que dichas relaciones inter-individuales se producen dentro de una determinada
estructura social. Lo anterior cabe referirlo, y con mayor motivo, a las relaciones entre grupos
sociales. Nacido un determinado grupo social, surge, como consecuencia inmediata e
insoslayable, el derecho que lo regula.
* Con ese contexto, cabe inferir que el Derecho Internacional General está dirigido a
reglamentar las relaciones jurídicas de los sujetos que componen la Comunidad internacional.
Como ha sido puesto de relieve justamente, “…el Derecho Internacional Público surge desde
el momento mismo en que existe la Comunidad Internacional, que exige necesariamente un
ordenamiento jurídico que la constituye y regula. Dicha afirmación, muy generalizada en la
doctrina, es una aplicación al DIP del viejo aforismo jurídico ubi societas, ibi ius: donde hay
sociedad hay derechos.
Para comprender en detalle dichas relaciones, es preciso analizar las características del
Derecho Interno y del Internacional Público. Como sabemos el Derecho desde Ulpiano se
clasifica en dos ramas: la pública y la privada. La privada regula las conductas o relaciones
entre los individuos y entre el individuo y el Estado. El DIP regula las relaciones entre los
Estados, organismos internacionales y demás sujetos, incluyendo al individuo. Las normas
internas son promulgadas por la autoridad competente y se imponen jurídicamente a los
particulares. El DIP muchas veces carece de legislador y las sanciones a sus transgresores
han sido impuestas, por ejemplo solo por el Pacto de la Sociedad de Naciones y luego por la
Carta de la ONU.
2.1.2. Dualistas
Los dualistas consideran que el DIP y el interno son dos ordenamientos distintos e
incomunicables, porque cada uno de ellos tiene diversas fuentes y diversos destinatarios. Un
Tratado es obligatorio únicamente para los Estados que los ratifiquen. El dualista otorga
primacía al orden interno: detrás de la aparente paridad entre los dos ordenamientos
estancos. El dualismo defendido por Triepel y Anzilotti, afirma que los ordenamientos jurídicos
(el interno y el internacional) son independientes, distintos, separados e impenetrables el uno
con el otro. Según Trieppel y Anzilotti, para que las normas del Derecho Internacional
alcancen a las personas, deben ser transformadas primero en normas internas, es así que se
concibe a la teoría dualista como dos rieles de tren, que corren de forma paralela pero no se
encuentran nunca.
La teoría dualista parte de la idea de que el Derecho Internacional y el Derecho interno de los
Estados constituyen dos sistemas jurídicos independientes, separados (sin formar parte el uno
del otro); los cuales nunca llegan a fundirse y por lo tanto no debería haber un conflicto entre
ellos, ya que ambos ordenamientos jurídicos poseen características diferentes. Por ejemplo:
Poseen fuentes diferentes y, por lo tanto, contenidos distintos ya que el Derecho
Interno procede de la voluntad unilateral del Estado, el DIP de la voluntad común de
varios Estados.
Diversidad de los sujetos.
Los destinatarios son diferentes. En el Derecho Interno las normas van dirigidas a los
individuos en sus relaciones recíprocas, ya sea entre ellas mismas o entre el individuo
y el Estado, y en el DIP van dirigidas a los Estados, a las Organizaciones
Internacionales y demás sujetos del Derecho.
Las leyes nacionales conservan su fuerza obligatoria en el orden interno aun cuando
estén en oposición a las reglas del DIP.
Hoy en día se ha dejado de lado el debate respecto a las doctrinas monistas y dualistas
referidas a la relación entre el Derecho Interno y el Internacional. En este sentido, José María
Ruda aporta un estudio actualizado en el que destaca los esfuerzos de Michell Virally para
tender un puente entre las diferentes corrientes, sosteniendo que el Derecho Internacional se
desarrolla en una sociedad que está caracterizada por un pluralismo de los órdenes jurídicos
que la componen y que, además estos órdenes, son los únicos que disponen de los medios
propios para asegurar la ejecución forzada del derecho. "El Derecho Internacional tiene en
cuenta esta situación y califica a estos órdenes estaduales como soberanos y les reconoce la
capacidad de someterse a las normas que ellos mismos crean. Pero al mismo tiempo, al
atribuirse la facultad de reglamentar jurídicamente las relaciones entre los Estados, el
Derecho Internacional se afirma como superior a éstos y a su orden jurídico. Los Estados a su
vez, al tomar parte en las transacciones jurídicas internacionales, reconocen no solo la
existencia sino la superioridad del Derecho Internacional.
Como ejemplo de una nítida actitud dualista, en la práctica, puede citarse la de Gran Bretaña,
donde para que un Tratado entre en vigencia en el foro interno y sea aplicable por los
tribunales, debe ser transformado en una norma interna, por medio de una ley. Sin embargo
un Tratado que implica modificaciones a la legislación vigente, debe presentarse para la
ratificación junto con el proyecto de ley que realice la respectiva modificación. Observan este
principio los países que en alguna forma dependieron del Reino Unido y, por lo tanto,
conservan sus tradiciones jurídicas, como Irlanda, la República Sud Africana, India e Israel,
entre otros.
Las constituciones de la República Federal Alemana (1949), de Francia (1946 y 1958) y de los
Países Bajos (1953) son monistas, consagran la superioridad de las normas convencionales
del DIP sobre las leyes nacionales. El art. 55 de la Constitución francesa de 1958 dice: "Los
Tratados o acuerdos regularmente ratificados o aprobados tienen, desde su publicación, una
autoridad superior a la de las leyes, bajo reserva de su aplicación por la otra parte". La
Constitución holandesa puede citarse como la más avanzada manifestación del monismo, no
solo los Tratados tienen prioridad ante las leyes, sino también las decisiones de las
organizaciones internacionales derivadas del DIP. Esta disposición asegura la absoluta
vigencia de las llamadas fuentes secundarias del Derecho Comunitario de las comunidades
europeas, carecen de una garantía semejante otros Estados miembros de las comunidades.
En el Derecho holandés las normas internacionales o comunitarias tienen, desde el momento
de su publicación, primacía sobre las disposiciones anteriores o posteriores.
En esta época la globalización mundial ha llevado, necesariamente, al predominio de las
tendencias que hacen prevalecer el DIP sobre el Derecho Interno.
En la misma línea monista el Artículo 256 señala: “Los tratados e instrumentos internacionales en
materia de derechos humanos que hayan ratificado o a los que se hubieran adherido el Estado que
declaren derechos más favorables a los contenidos en la Constitución se aplicarán de manera
preferente sobre éste”.
Otro artículo destacable establece que la denuncia de los Tratados Internacionales seguirá los
procedimientos establecidos en el propio tratado internacional y las normas del Derecho
Internacional. Al respecto el Artículo 260, dice a la letra:
I. La denuncia de los tratados internacionales seguirá los procedimientos establecidos en el propio
tratado internacional, las normas generales del Derecho internacional los procedimientos establecidos
en la Constitución y la ley para su ratificación.
II. La denuncia de los tratados ratificados deberá ser aprobada por la Asamblea Legislativa
Plurinacional antes de ser ejecutada por la Presidenta o Presidente del Estado.
La Constitución Política del Estado tiene pues una lógica monista en el sentido propuesto por
varios autores “cuando declara que son principios valores y fines del Estado, el pacifismo y el
derecho a la paz, así como la cooperación de los pueblos de la región y del mundo al fin de
contribuir al conocimiento mutuo del desarrollo equitativo con pleno respeto de la soberanía
de los estados (CPE 10.I, De esta manera el reconocimiento a los principios fundamentales
del Derecho Contemporáneo como son los referidos a la paz y la cooperación internacionales
en el marco de la soberanía estatal (ver la resolución 2625 de la ONU.)
Conviene también mencionar La Carta de las Naciones Unidas, cuyo Art. 13, numeral 1, inciso
a), dice que la Asamblea General promoverá estudios y hará recomendaciones para:
Fomentar la cooperación internacional en el campo político e impulsar el desarrollo progresivo
del Derecho Internacional y su codificación.
Si hemos de reconocer “a la ley como a la más perfecta fuente del Derecho, debemos admitir
que en la comunidad internacional no existe un órgano legislativo mundial creador de leyes de
DI, solo existe una especie de legislación internacional en algunos organismos especializados,
pero se cuestionan si sus decisiones son o no fuentes del DI. La notoria imperfección del DI
se debe en gran medida a la imperfección técnica de sus fuentes, o sea, de la costumbre
internacional y de los tratados o convenios”.
Como en las demás ramas del derecho, en DIP es preciso distinguir entre las fuentes
materiales y las formales:
Las primeras (materiales) son los factores que provocan la aparición de las normas y
determinan su contenido. Tales factores son de carácter ético, religioso, impuestos por
el uso, la tradición, etc. y, por lo tanto, no poseen una naturaleza jurídica. La aceptación
de esta clase de fuentes se relaciona con el problema de la validez del Derecho
Internacional.
Las fuentes formales son aquellas que tienen un contenido obligatorio per se (por sí) y
una naturaleza de carácter jurídico. A este tipo de fuentes nos referiremos en la
presente sección.
Existen dos conceptos de las fuentes formales del derecho. Para unos la creación de una
fuente es una auténtica creación ex nihili (de la nada) y para otros tan solo el descubrimiento
de una fuente preexistente, en el Derecho natural, en la solidaridad (Scelle) o en otras fuentes
materiales.
Al emprender el estudio de las fuentes del DIP, vamos a seguir la enumeración dada por el
Art. 38 del Estatuto de la Corte de Justicia de la ONU (ECIJ), de cuya glosa nos ocuparemos a
continuación:
1. La Corte, cuya función es decidir conforme al Derecho Internacional las controversias
que le sean sometidas, deberá aplicar:
a) las convenciones internacionales, sean generales o particulares, que establecen
reglas expresamente reconocidas por los Estados integrantes;
b) la costumbre internacional como prueba de una práctica generalmente aceptada
como derecho;
c) los principios generales del derecho reconocidos por las naciones civilizadas;
d) las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor competencia
como medio auxiliar para la determinación de las reglas de derecho, sin perjuicio
de lo expuesto en el artículo 59 ("la decisión de la Corte no es obligatoria sino
para las partes en litigio y respecto del caso que ha sido decidido".)
2. La presente disposición no restringe la facultad de la Corte de decidir el litigio ex aequo
et bono (equitativamente), si las partes así lo convienen.
De tal modo el artículo 38 distingue:
a) Tres fuentes de aplicabilidad absoluta: el convenio, la costumbre y los principios
generales del derecho.
b) Una fuente, cuya aplicación está supeditada a la previa aceptación de las partes: la
equidad.
c) Dos medios auxiliares para la determinación de las fuentes: la jurisprudencia y la
doctrina que serán examinadas por separado.
En efecto, entiende comúnmente la doctrina que dicho apartado formula las fuentes del DIP.
Aunque tenemos que precisar por nuestra parte que las fuentes autónomas son solo dos:
las costumbres y
los tratados.
La ley de celebración de tratados (ley 421) define Acuerdo Internacional celebrado por escrito
entre sujetos de Derecho Internacional, regido por el Derecho Internacional, que conste en un
instrumento único o en dos o más instrumentos conexos, creando obligaciones jurídicas y
cualquiera que sea su denominación particular. La definición proporcionada por la
mencionada ley es más completa, ya que incluye sujetos el DIP, por escrito y producen
efectos jurídicos.
Los tratados internacionales originan verdaderas obligaciones para los Estados signatarios.
En principio el tratado solo obliga a los Estados contratantes; sin embargo, los tratados
generales pueden originar cierta fuente vinculante para los demás Estados, aunque ningún
otro puede estar obligado a cumplirlo contra su consentimiento expreso de acuerdo con la
cláusula res inter alios acta pacta tertiis nec nocent nec prosunt (las convenciones entre las
partes no engendran para terceros ni derechos ni obligaciones).”
3. La Costumbre Internacional
Entendemos por costumbre internacional la práctica seguida por los sujetos internacionales y
generalmente aceptada por estos como derechos. Así lo señala el artículo 38 inc. b) del
Estatuto de Viena: la costumbre internacional como prueba de una práctica generalmente
aceptada como derecho.
Entre las principales condiciones para que la costumbre internacional adquiera fuerza
obligatoria están:
a) Que sea practicada ininterrumpidamente desde mucho tiempo atrás. La repetición debe
ser continua durante un tiempo determinado que depende de la frecuencia con que se
presente la mencionada situación; en todo paso no basta un solo precedente. En los
casos dudosos son la jurisprudencia y la doctrina quienes comprueban la existencia de
una norma consuetudinaria y su alcance temporal, espacial y sustancial. En cuanto a
su contenido o alcance sustancial, cabe agregar que la norma puede imponer no solo
una acción positiva, sino también una abstención; en este último caso nos
encontraríamos ante la llamada costumbre negativa (caso "Lotus"). Esta práctica es
denominada el elemento material de la costumbre.
b) Que sea practicada por varios Estados y piensen que es como derecho. Es decir el
elemento psicológico de la costumbre.
Recapitulando, la costumbre es un proceso que está constituido por una serie de actos
realizados por un Estado o un grupo de Estados, que constituyen la expresión de su
consentimiento respecto a un comportamiento determinado, en la esfera de las relaciones
internacionales. La consolidación del proceso viene dada por la generalización de esa
práctica, por otra parte de otros Estados; de manera que es posible determinar, en un
momento preciso, la existencia de un comportamiento general, constante y uniforme dentro
del grupo social internacional. Finalmente, el proceso llega a su término final cuando esa
práctica general, constante y uniforme cristaliza un consensus común de los Estados respecto
de la obligatoriedad de dicho comportamiento. Esto es, cuando existe la convicción común de
que esa práctica internacional constituye la expresión de una norma internacional, de la que
derivan derechos y obligaciones para los Estados. La práctica de los Estados en este proceso
se califica por la doctrina como elemento material de la costumbre; la convicción jurídica u
opinión juris, como el elemento psicológico en la formación de la norma consuetudinaria.
3.1.1. Precedente
En primer término, la práctica de los Estados consiste en la repetición generalizada, constante
y uniforme de un determinado comportamiento, jurídicamente relevante. Respecto de una
situación dada de las relaciones internaciones y siempre que esta se produzca, los Estados se
comportan adoptando una misma conducta, a la que atribuyen efecto jurídico. Cada caso o
situación en la que se manifiesta esa conducta constituye un precedente de la práctica
internacional. Así, en el asunto del Derecho de asilo (C.I.J. Recueil 1950, p. 266), para poder
determinar la existencia de una norma internacional en esta materia que facultara al Estado
que concede el asilo para calificar de forma unilateral y definitiva el delito a causa del cual una
persona había buscado protección en los locales de una misión diplomática extranjera, era
preciso establecer los casos.
De este modo, cada comportamiento del Estado, en una situación dada, adquiere el valor
precedente de la práctica. Ello explica que los Estados, en sus relaciones mutuas, manifiesten
una actitud vigilante frente al comportamiento de otros Estados en los asuntos que les
conciernen y se nieguen a admitir ciertas conductas, en orden a evitar la relevancia jurídica
del precedente. Asimismo, la práctica nos muestra que, en ocasiones, los Estados dan
satisfacción a ciertas pretensiones de otros Estados, pero formulan la reserva de que se limita
tal aceptación al caso particular, no pudiendo servir de precedente su conducta para casos
futuros; también, como nos muestra la práctica, los Estados admiten la pretensión de otros en
ocasiones, pero manifestando que su conducta debe interpretarse ex gratia, y no porque se
consideren jurídicamente obligados. Teniendo esto en cuenta, son los precedentes
inequívocos los que adquieren valor para determinar la existencia de una costumbre, en
cuanta expresión del consentimiento de los Estados.
3.1.2. Práctica
En segundo lugar, la práctica de los Estados debe ser uniforme y constante, esto es, ha de
constituir una práctica consistente. El hecho de que la práctica sea uniforme entraña una
identidad sustancial en el contenido de la conducta entre los Estados interesados. Así, en el
asunto de Pesquerías, el T.I.J. afirmó que la pretendida norma, fijando el límite de las diez
millas para el cierre de las bahías, “ha sido aceptada por ciertos Estados…otros, en cambio,
han adoptado un límite diferente. En consecuencia, la regla de las diez millas no ha adquirido
la autoridad de una regla de derecho internacional consuetudinario” (C.I.J. Recueil 1951 p.
131).
3.1.3. Generalidad
En tercer lugar, esta práctica uniforme y constante debe haber sido generalmente seguida en
la sociedad internacional, pues la costumbre, como se ha dicho, se consolida mediante la
generalización de una determinada conducta, inicialmente adoptada por varios Estados.
Ahora bien, la generalidad de la práctica no implica que el mismo contenido de conducta se
haya manifestado, necesariamente, en el comportamiento de todos los Estados. Es suficiente
que la práctica sea generalmente aceptada por los Estados interesados.
Para muchos autores es muy controvertido y criticado el artículo 38, que considera como
fuente formal "los principios generales del derecho reconocido por naciones civilizadas". Ya en
1936 este último adjetivo fue criticado por carecer de precisión jurídica. Se trata de la fuente
más controvertida del DI, tanto por su vigencia jurídica como por su contenido. En cuanto a la
vigencia, algunos autores no la consideran como una fuente porque no constituye una
manifestación de la voluntad de los Estados, expresa y ni siquiera tácita, además no hay
coincidencia en cuanto a su naturaleza.
Cabe recordar que esta fuente no fue incluida en el estatuto de la Corte en forma arbitraria, ni
como expresión de una orientación doctrinal, sino en virtud de una práctica arbitral. Sabemos
que mucho antes de la creación de la Corte Permanente de Justicia Internacional ya existía el
arbitraje, que también es una forma de solución jurisdiccional de los litigios. Ahora bien, desde
hace mucho tiempo, numerosísimos árbitros citaban en la fundamentación de sus sentencias
los principios generales del derecho, del derecho a secas y no del DI, porque al llegar a una
situación en la que falta una norma convencional y consuetudinaria, tal solución se impone
como una necesidad irreductible. De modo que una amplia práctica arbitral fundamenta la
inclusión de los principios generales del derecho en la clasificación de las fuentes del Derecho
Internacional.
Por otro lado, cuando existe proximidad entre los asuntos conocidos por un tribunal
internacional llamado a decidir, por ejemplo, un litigio fronterizo entre Estados independientes,
resulta de gran interés lo resuelto por un tribunal nacional en un litigio similar entre Estados
miembros de una federación.
Para precisar el tema hay que aclarar que la Convención de Viena, pese a que se refiere al
"iuscogens", no lo define y tampoco lo hace la mayoría de la doctrina. En cambio la carta de la
Naciones Unidas brinda ejemplos, como el referente a la obligación de abstenerse de la
amenaza o del uso de la fuerza en las relaciones internacionales (art. 2 par de la Carta) ya
que podemos sostener que el primer valor generalmente compartido de la comunidad
internacional es de la paz, lo que ha hecho que surja la obligación de los Estados de no
recurrir al uso de la fuerza armada. Otro ejemplo que ya ha sido aceptado como de carácter
consuetudinario por la CU en el caso: "Nicaragua vs. EE.UU.", 30 o la obligación de respetar
los derechos humanos (art. 1 par. 3), o el principio de autodeterminación (art. 1 par. 2).
También son imperativas las normas sobre causas de nulidad y terminación de tratados, como
la cláusula rebus sic stantibus, entre otros.
El territorio de un Estado no será objeto de ocupación militar derivada del uso de la fuerza en
contravención de las disposiciones de la Carta. El territorio de un Estado no será objeto de
adquisición por otro Estado derivada de la amenaza o el uso de la fuerza. No se reconocerá
como legal ninguna adquisición territorial derivada de la amenaza o el uso de la fuerza.
Aspecto concordante con el Pacto de Kellog que, en el art. 2, señala: “Las Altas Partes
Contratantes convienen en que el arreglo o solución de toda diferencia o conflicto, cualquiera
que fuere su naturaleza o su origen, que se suscitaren entre ellas, jamás procurarán buscarlo
por otros medios que no sean pacíficos”.
3.1.2. El principio de que los estados arreglarán sus controversias internacionales por
medios pacíficos de tal manera que no se pongan en peligro la paz, la seguridad
internacional o la justicia.
La solución pacífica de controversias tiene como fin contribuir a “preservar a las generaciones
venideras del flagelo de la guerra”, objetivo de Naciones Unidas establecido en el Preámbulo
de su Carta constitutiva. Así, el Capítulo VI de la citada Carta regula de manera exclusiva el
“Arreglo pacífico de controversias”, estableciendo sus objetivos y métodos principales; art. 33:
“Las partes en una controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales tratarán de buscarle solución, ante
todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el
arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su
elección”.
El Consejo de Seguridad, si lo estimare necesario, instará a las partes a que arreglen sus
controversias por dichos medios.
3.1.3. La obligación de no intervenir en los asuntos que son de la jurisdicción interna de
los Estados de conformidad con la Carta.
Los Estados participantes se abstendrán de cualquier intervención directa o indirecta,
individual o colectiva, en los asuntos internos o externos propios de la jurisdicción interna de
otro Estado participante, independientemente de sus relaciones mutuas. Por lo tanto, se
abstendrán de cualquier forma de intervención armada o de amenaza de tal intervención
contra otro Estado participante. Se abstendrán asimismo, en todas las circunstancias, de
cualquier otro acto de coerción militar, política, económica o de otro tipo, encaminado a
subordinar a su propio interés el ejercicio por parte de otro Estado participante de los
derechos inherentes a su soberanía y a obtener, así, ventajas de cualquier clase.
3.2. La intervención
Diversas definiciones se encuentran en la doctrina sobre la no intervención, aunque todos los
autores coinciden en sus elementos básicos. Para este trabajo nos remitimos al tratadista
Antonio Remiro Brotóns quien define la intervención como: “el acto por el que un Estado o
grupo de Estados, se entromete por vía de autoridad en los asuntos que son de la jurisdicción
doméstica de otro, imponiéndole un comportamiento determinado. Tiene que ver con que uno
o varios Estados por propia autoridad, sin un título jurídico especial, se inmiscuyan en los
asuntos internos o internacionales de otro u otros Estados. Puede ser directa, cuando se
manifiesta por medios diplomáticos o por demostraciones de fuerzas armadas, o indirectas,
por medio de represalias o medidas económicas tendentes a restringir o paralizar su
comercio.
De acuerdo con Jaimes Molina ciertas formas de intervención se expresan en la realidad:
Por medio de presiones de EE.UU. para que algunos países extraditen a ciertos
individuos, nacionales de estos países, para ser juzgados en tribunales
norteamericanos.
A partir de “certificaciones”, como es el caso de calificar a otros países por los
resultados de su lucha contra el narcotráfico, con las consecuencias en materia
económica y política.
A través del rol de “policía mundial” de EE.UU. con un criterio militar de las relaciones
internacionales, según la interpretación del interés nacional norteamericano.
El principio de no intervención fue adoptado tanto como un derecho de los pueblos y un deber
de los Estados. Ha sido aplicado por la ONU como uno de los derechos fundamentales. Por
tal razón fue incorporado en el artículo 1º de los pactos internacionales sobre derechos
humanos. En realidad la libre determinación de los pueblos comprende aspectos políticos,
económicos, sociales y culturales.
3.1.7. El principio de que los estados cumplirán de buena fe las obligaciones contraídas
por ellos de conformidad con la Carta.
En la Conferencia sobre Seguridad y la Cooperación en Europa del 1º de agosto de 1975,
además de los 7 principios ya anotados se establecieron, entre otros, los siguientes:
Principio del desarme
Principio de la prohibición de la propaganda de guerra
Principio de respeto al derecho humano.
No obstante la sombría realidad internacional de los días que corren hay quienes ven la
necesidad de una nueva Declaración de Principios para hacer más explícita la imposición y el
mantenimiento de la paz, el respeto de los derechos humanos, el derecho al desarrollo como
derecho humano y la protección del medio ambiente.
Los principios precedentemente citados se interrelacionan entre sí, todos con similar
importancia.
FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL
Para Halajczuk y Moya Dominguez: “El tratado internacional es todo acuerdo de voluntades
entre sujetos de DI, sometido a las normas generales de este orden jurídico”.
Halajczuck B. T Moya Dominguez. M.T.: Derecho…, op.cit. p 99
La convención de Viena en su artículo 3 indica se extiende por tratado todo un acuerdo
internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el derecho internacional ya
conste en un instrumento únicos o en dos o en más instrumentos conexos y cualquiera que
sea su denominaron. (Convención de Viena).
La ley de celebración de tratados (ley 421) define Acuerdo internacional celebrado por escrito
entre sujetos de Derecho Internacional, regido por el Derecho Internacional, que conste en un
instrumento único o en dos o más instrumentos conexos, creando obligaciones jurídicas y
cualquiera que sea su denominación particular. La definición proporcionada por la
mencionada ley es más completa, ya que incluye sujetos el DIP, por escrito y producen
efectos jurídicos Gaceta Oficial De Bolivia: Ley de Celebración de los Tratados de 18 de
septiembre de 2013.
Tratados internacionales
Clasificación De Los Tratados
a. Por su contenido
En Tratados – contratos y Tratados –leyes.
Los tratados contratos, se basan en concesiones recíprocas entre Estados se proponen la
realización de un negocio jurídico. p.ej. Los tratados de alianza, de comercio, de límites, de
canje o cesión territorial,
Los Tratados-leyes, o normativos propugnan el establecimiento de normas jurídicas de mayor
alcance. p.ej.: El Pacto de la Sociedad de Naciones de 1019 y la Carta de la ONU de 1945.
b. Por su forma
En Tratados bilaterales y Tratados multilaterales.
Los tratados bilaterales, son que se suscriben entre dos Estados.
Los Tratados multilaterales, entre dos o más Estados.
Esta clasificación tiene repercusión sobre la técnica de la conclusión de los tratados.
La costumbre internacional
La costumbre es el conjunto de normas que ha adquirido fuerza legal a consecuencia de su
repetida aplicación por los Estados en circunstancias iguales o análogas durante un largo
período, alcanzando su reconocimiento por Estados y organismos internacionales.
Excepciones a la NO Intervención
a) Cuando se plantea el respeto al derecho de conservación o que exista lesión evidente
a los intereses de cuya existencia depende la vida colectiva de los Estados.
b) Cuando exista un Tratado.
c) Cuando la intervención tenga por objeto impedir otra, realizado lo que se denomina la
contra intervención.
d) Cuando se pretenda impedir o reprimir las violaciones del Derecho Internacional
especialmente si tiene lugar en forma colectiva.
Por lo general el conjunto de actos por el que se concluye un tratado internacional comprende
tradicionalmente tres fases:
1. Negociación
2. Firma
3. Ratificación
TEMA 4: DERECHOS DE LOS TRATADOS INTERNACIONALES
1. Introducción
El mecanismo de creación de normas internacionales a través del Tratado Internacional tiene
una importancia esencial en el Ordenamiento internacional, ya que podemos afirmar que es la
forma más viable para la codificación de las normas internacionales no escritas, o bien
aquellas que padecen de la consiguiente falta de precisión por estar dispersas en los Tratados
y necesitan una concordancia jurídica.
De acuerdo con Jaimes, se entiende por Derecho de los Tratados: el conjunto de normas,
internacionales e internas, que rigen la vida de los tratados desde su formación a su
terminación, pasando por todos sus efectos y alteraciones.
La Convención de Viena sobre derechos de los Tratados consta de: ochenta y cinco (85)
artículos y se divide en ocho (8) partes.
En la primera nos muestra o realiza una redacción conceptual de los términos más usados en
la convención.
En la segunda parte trata de la celebración y entrada en vigor de los tratados.
La tercera está referida a la observancia y aplicación.
La cuarta parte explica los mecanismos de enmienda.
La quinta parte de la nulidad y terminación de los tratados.
La Convención fue aceptada por 79 votos contra 1 (Francia), con 19 abstenciones (estados
comunistas).
3. Alcance Del Concepto
El Tratado Internacional, en un sentido amplio, no es otra cosa que un negocio jurídico con
características propias debido a la categoría de los sujetos que en él intervienen –Estado y
otros sujetos de la C.I.– y a otras peculiaridades, entre las que cabe poner de relieve a las
reservas.
Paul Reuter define la Convención "el tratado internacional es todo acuerdo de voluntades
entre sujetos de DI, sometido por éstos a las normas generales de este derecho". De tal modo
se ensancha el concepto del tratado internacional, eliminándose la forma escrita y
sustituyendo a los Estados por una categoría más amplia: los sujetos del Derecho
Internacional. Esta definición no incluye que el tratado crea o produce efectos jurídicos, lo da
sobrentendido.
La ley de celebración de tratados entiende por tratado a todo Acuerdo internacional celebrado
por escrito entre sujetos de Derecho Internacional, regido por el Derecho Internacional, que
conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos, creando obligaciones
jurídicas y cualquiera que sea su denominación particular.
Para que exista un Tratado Internacional es preciso que las dos partes sean sujetos del DI.
Por lo tanto no son tratados internacionales, sea cual fuera su forma, los actos contractuales
entre un sujeto y una entidad que no es sujeto del Derecho Internacional.
En síntesis se puede sostener que el concepto de tratados contiene cuatro partes en análisis
del concepto:
1. El tratado es un acuerdo de voluntades celebrado por escrito.
2. Contempla diferentes sujetos del derecho internacional.
3. Tiene la finalidad de producir efectos jurídicos.
4. Está regido por normas del Derecho Internacional.
Plenos poderes
El artículo 6 de la Convención de los Tratados señala: “Todo Estado tiene capacidad para
celebrar tratados”. Si bien el otorgamiento de plenos poderes es una fase de la celebración de
tratados y es previa al inicio de la negociación, la desarrollamos en este acápite.
El art.7 indica las autoridades que pueden representar al Estado para la elaboración de un
tratado. A la letra dice el precitado artículo:
1. Para la adopción la autenticación del texto de un tratado, para manifestar el
consentimiento del Estado en obligarse por un tratado, se considerará que una persona
representa a un Estado:
a) si se presentan los adecuados plenos poderes, o
b) si se deduce de la práctica seguida por los Estados interesados o de otras
circunstancias, que la intención de esos Estados ha sido considerar a esa
persona representante del Estado para esos efectos y prescindir de la
presentación de plenos poderes.
2. En virtud de sus funciones, y sin tener que presentar plenos poderes, se considerará
que representan a su Estado:
a) los Jefes de Estado, Jefes de Gobierno y Ministros de relaciones exteriores, para
la ejecución de todos los actos relativos a la celebración de un Tratado;
b) los Jefes de misión diplomáticas, para la adopción del texto de un Tratado entre
el Estado acreditante y el Estado ante el cual se encuentran acreditados;
c) los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia
internacional o ante una organización internacional o uno de sus órganos, para
la adopción del texto de un Tratado en tal conferencia. Organización u órgano.
La ley de celebración de Tratados del Estado plurinacional de Bolivia de 2013 indica: (plenos
poderes):
I. Corresponde a la Presidenta o al Presidente del Estado otorgar plenos poderes,
refrendados por la Ministra o Ministro de Relaciones Exteriores, entre otros, a las
Ministras o Ministros del Estado, para la negociación, adopción, autenticación y firma
de un Tratado, así como expresar el consentimiento del Estado Plurinacional de Bolivia
en obligarse por un Tratado o ejecutar cualquier otro acto internacional.
II. El nombramiento de los representantes del Estado Plurinacional de Bolivia para la
ejecución de cualquier acto internacional relativo a un Tratado, también compete a la
Presidenta o Presidente del Estado, cuyo nombramiento será refrendado por la Ministra
o Ministro de Relaciones Exteriores, a propuesta, en su caso, del Ministerio o
Ministerios involucrados, según la materia.
El artículo 15 de la Ley 401 de 2013 señala las facultades de los mandantes o representantes,
es así que bajo el nomen juris el contenido de los plenos poderes se indica:
I. Los plenos poderes otorgados a un representante del Estado Plurinacional de Bolivia,
expresarán el acto o actos relativos a la celebración de un Tratado para cuya ejecución
fue autorizado, así como los datos generales del representante, lugar y fecha de
conclusión del acto o actos relativos a la celebración.
II. Los plenos poderes extendidos para negociar un Tratado incluyen la facultad de
adoptar su texto y autenticarlo.
III. Los plenos poderes extendidos para la firma de un Tratado, deberán señalar
expresamente dicha facultad.
IV. Las restricciones en la negociación, adopción, autenticación del texto, firma y reserva
de un Tratado, deben establecerse expresamente en los plenos poderes.
5. Fases en la Formación de los Tratados Internacionales
Cuando se alude al proceso de forma de celebración de los Tratados, se está haciendo
referencia al conjunto de actos a través de los cuales se forman los Tratados Internacionales.
Por lo tanto, la celebración de un Tratado se descompone en una serie de fases, cada una a
cargo de distintos órganos.
Por lo general el conjunto de actos por el que se concluye un tratado internacional comprende
tradicionalmente tres fases:
Negociación
Firma
Ratificación.
Es así que en los tratados bilaterales la negociación se desarrolla entre las cancillerías
interesadas, o sea entre los Ministerios de Relaciones Exteriores de ambos Estados o entre
sus agentes diplomáticos, cooperados, en su caso, por técnicos. Mientras, en los tratados
colectivos se negocia, por lo general, en el seno de un congreso o conferencia internacional.
Los representantes deben tener plenos poderes otorgados por el presidente o el canciller.
En el caso de Bolivia el Art. 172 núm. 5, le atribuye al presidente o presidenta del Estado la
facultad de suscribir tratados entendida ésta como la de negociar los mismos. El fin de la
negociación termina con la adopción del texto, pasándose a la autenticación de este y
posteriormente a la manifestación del consentimiento a obligarse. El proceso de la
negociación desemboca, cuando tiene éxito, en el acto jurídico de la adopción del texto del
Tratado, en virtud del cual los negociadores expresan su acuerdo sobre dicho texto. Adoptar
es consentir la redacción definitiva.
La adopción de un texto es el fin de la Negociación propiamente dicha: la negociación culmina
con el texto adoptado como borrador de lo convenido, al que pueden hacerse modificaciones,
pero que aún no es obligatorio para los Estados. Según el Art. 9.1. de la Convención de
Viena, un texto se entiende adoptado cuando todos los participantes en su elaboración lo
consienten. Que a letra dice: 1. La adopción del texto de un tratado se efectuará por
consentimiento de todos los Estados participantes en su elaboración, ahora bien, si este
principio de la unanimidad es intocable respecto de los tratados bilaterales, por su misma
naturaleza, no puede decirse lo mismo en relación con los multilaterales, sobre todo cuando
se subraya su condición abierta y vocación universal. De ahí que la Convención de Viena,
indica que “la adopción del texto de un tratado en una Conferencia internacional se efectuará
por mayoría de dos tercios de los participantes presentes y votantes, a menos que estos
decidan por igual mayoría aplicar una regla diferente” (Art.9.2.).
El texto de un tratado quedará establecido como auténtico y definitivo:
mediante el procedimiento que se prescriba en él o que convengan los Estados que
hayan participado en su elaboración; o
a falta de tal procedimiento, mediante la firma "ad referéndum" o la rúbrica puesta por
los representantes de esos Estados en el texto del Tratado o en el acta fina. La rúbrica
es la firma abreviada reducida a las iniciales del otorgante.
Un Tratado es firmado en nombre de un Estado por persona debidamente autorizada para ello
o que ha recibido plenos poderes a tal efecto, es el caso de los agentes técnicos y
plenipotenciarios. Generalmente un Jefe de Estado o de Gobierno no requiere credenciales
específicas, en otros casos se examinan las credenciales.
La firma, acto solemne rodeado de publicidad, significa la promesa más firme que cualquier
otra de acabar obligándose por el Tratado. Expresa la intención de consentir, de prestar el
consentimiento más adelante al Tratado, hasta llegar a hablarse de una obligación incoada.
5.2. Ratificación
La ratificación de un Tratado es comenzar una obligación que puede darse desde el momento
de la firma o desde cualquier momento indicado en el mismo Tratado, según decisión de las
partes. No obstante, en algunos Estados, un Tratado entra en vigor tras la aprobación dada
por los órganos internos competentes para obligar internacionalmente al Estado. La autoridad
competente para ratificar, generalmente el órgano legislativo actúa de acuerdo con los
procedimientos constitucionales vigentes en los Estados signatarios.
La ley de Tratados de Bolivia define la ratificación como el acto por el cual la Asamblea
Legislativa Plurinacional aprueba, mediante Ley, la suscripción del Tratado.
El consentimiento puede manifestarse, sobre el conjunto del Tratado o sobre una parte del
mismo, en caso de haberse formulado reservas. Puede ser otorgado a través de varias formas
dependiendo de la regulación interna para su otorgamiento. En esta etapa, según Tredinnick,
pueden presentarse cuatro opciones:
1. Se ratifica o aprueba el tratado;
2. Se lo rechaza, caso en el que todo vuelve a la negociación;
3. Se pone objeción solo a algunos artículos;
4. Se lo congela sine die (sin fijar fecha). Ej. El Tratado con el Perú sobre redefinición de
la naturaleza jurídica de las aguas del Titicaca (1956).
Reserva
La reserva es una declaración de voluntad (unilateral) de un Estado, que va a ser Parte de un
Tratado, formulada en el momento de la firma, ratificación o adhesión en el sentido de no
aceptar íntegramente el régimen general del Tratado (excluir del todo la aplicación de ciertas
disposiciones o modificar su alcance) Art. 19 C.V. de 1969. Una vez aceptada expresa o
tácitamente por los demás contratantes forma parte integrante del Tratado mismo.
La ley de tratados define la reserva como la: Declaración unilateral, cualquiera que sea su
enunciado o denominación, presentada por el Estado Plurinacional de Bolivia al firmar,
ratificar, aceptar, aprobar un Tratado, o al adherirse a él, con objeto de excluir o modificar la
aplicación de los efectos jurídicos de determinadas disposiciones del Tratado.
De acuerdo con la Convención de Viena (art. 11) otras formas de manifestación del
consentimiento de un estado en obligarse por un Tratado podrán manifestarse mediante la
firma, el canje de instrumentos que constituyan un Tratado, la ratificación, la aceptación, la
aprobación o la adhesión, o en cualquier otra forma que se hubiere convenido.
5.3. Promulgación
La promulgación de un Tratado consiste en el acto emanado por el órgano ejecutivo de un
Estado, más concretamente, el Jefe de Estado o Presidente de la República, para que el
Tratado, al igual que una Ley de Derecho interno, ingrese a formar parte del ordenamiento
jurídico interno y “se tenga y cumpla como Ley de la República”.
Para el intercambio intervienen los Jefes de Estado o plenipotenciarios en acto solemne que
suele tener lugar en la capital del Estado que no disfrutó de la firma del texto del Tratado
como autenticación del mismo.
El depósito
De acuerdo con Gonzales el depósito constituye el acto por el cual se hace constar, en el
plano internacional, el consentimiento en obligarse definitivamente al Tratado y consiste en la
entrega, al depositarlo, del instrumento que expresa ese consentimiento. Constituye una
facilidad para las partes de los Tratados multilaterales; la Convención de Viena en su artículo
16 establece su realización como una forma de entrada en vigor, en el caso de Tratados
multilaterales ha facilitado mucho, pues, los depositarios tienen especial responsabilidad por
el resguardo de ésta documentación que además de la custodia y recepción está la de
transmitir dicha información a los demás Estados parte.
El Tratado, por regla general, entrará en vigor en la manera y fecha que en el mismo se
disponga o cuando lo acuerden los Estados negociadores. A falta de disposición o acuerdo
expreso, cuando haya constancia del consentimiento de todos los Estado negociadores.
Ninguna de las partes en tratado o acuerdo alguno podrá invocarlo ante los órganos de las
NN.UU. si no se obtuvo previamente a tal requisito.
DURACIÓN Y TERMINACIÓN
1. Los tratados
Los tratados tiene un momento inicial a partir de cual empieza a tener efectos jurídicos, pero
también un tratado en vigor termina cuando sus disposiciones dejar de producir efectos o sus
efectos cesan. Los “Tratados pueden ser limitados o ilimitados en cuanto al tiempo de su
vigencia. Entre los tratados limitados podemos indicar, como ejemplos, los acuerdos políticos,
económicos, de amistad, de cooperación y ayuda mutua, así como los referentes a cesiones
en arriendo. Los tratados de paz son formalmente ilimitados, así como los convenios sobre
leyes y usos de la guerra, la Carta de la ONU, etc.
Para que un Tratado pueda ser válido como DI general debe firmarse como mínimo por una
mayoría simple de países. Si después de ello, una mayoría se retira del Tratado, este no surte
efectos para ellos, aunque sí seguirá vigente para la minoría.
b.1. La terminación puede producirse, en primer lugar, conforme a las disposiciones del
propio Tratado de acuerdo con el artículo 54 de la convención, que señala bajo el
nomen juris indica: "Terminación de un Tratado o retiro de él en virtud de sus
disposiciones o por consentimiento de las partes".
La terminación de un Tratado o el retiro de una parte podrá tener lugar:
a) Conforme a las disposiciones del Tratado.
b) En cualquier momento por consentimiento de todas las partes después de
consultar a los demás contratantes".
b.2. Otra de forma de terminación de un Tratado es la Denuncia. Se entiende por
denuncia la manifestación de voluntad unilateral de uno de los Estados o partes en
determinados supuestos o casos. La denuncia puede ser no motivada o por causas
extrínsecas. Es así que la denuncia no motivada, según el párrafo 1 del art. 56 de la
Convención de Viena, como derecho se circunscribe al Tratado que no contenga
disposiciones sobre su terminación ni prevea la denuncia o el retiro del mismo, no
podrá ser objeto de denuncia o de retiro a menos:
a) Que conste que fue intención de las partes admitir la posibilidad de denuncia o
retiro.
b) Que el derecho de renuncia o de retiro pueda inferirse de la naturaleza del
Tratado.
Según el parágrafo 2 de la Convención de Viena que indica que la parte o el estado
deberá notificar con 12 meses de antelación, al menos, su intención de renunciar un
Tratado o de retirarse de él.
b.3. Terminación por causas extrínsecas. Las normas generales del DI reconocen el
derecho de una parte a dar por terminado un Tratado, con independencia de las
cláusulas relativas a su terminación y denuncia, mediando una de las siguientes
causas que, precisamente por no depender del acuerdo de partes, se califican como
extrínsecas. Entre las causas extrínsecas reguladas por la Convención de Viena art
60 están:
a) La violación del Tratado o inobservancia injustificada del mismo según las
normas del DI; no cualquier violación sino una grave (art. 60 CV-DT), lo que
además tiene efectos en la responsabilidad internacional.
b) La imposibilidad de cumplimiento, que debe ser sobrevenida, definitiva o
irreversible.
c) El cambio fundamental de las circunstancias, la aparición de elementos nuevos
o la guerra, “rebús sic stantibus” derivada de la frase que quiere decir toda
convención debe ser entendida estando así las cosas.
d) La oposición del tratado con una norma imperativa de DI general (iuscogens
superveniens).
b.4. La abrogación de acuerdo con el art. 59 de la convención de Viena que señala:
(nomen juris) Terminación de un Tratado o suspensión de su aplicación implícitas
como consecuencia de la celebración de un Tratado posterior.
Se considerará que un Tratado ha terminado si todas las partes en él celebran
ulteriormente un Tratado sobre la misma materia y:
a) se desprende del Tratado posterior o consta de otro modo que ha sido intención
de las partes que la materia se rija por ese tratado; o
b) las disposiciones del Tratado posterior son hasta tal punto incompatibles con las
del Tratado anterior que los dos Tratados no pueden aplicarse simultáneamente.
b.5. La revisión. Los tratados no son inmutables. Cuando los síntomas de vejez se
hacen evidentes y el trabajo deja de traducir los intereses de las partes, se hace
necesaria su revisión, parcial o totalmente, segundo caso en el que se produce una
sucesión de Tratados.
Art.48 "Error"
"1. Un Estado podrá alegar un error en un Tratado como vicio de su consentimiento si el error se
refiere a un hecho o a una situación cuya existencia diera por supuesta ese Estado en el momento de
la celebración del Tratado y constituyera una base esencial de su consentimiento en obligarse por el
Tratado.
2.- El párrafo 1º no se aplica si el Estado de que se trate contribuyó con su conducta al error o si las
circunstancias fueran tales que hubiera quedado advertido de la posibilidad del error (…)”.
3.4. El dolo
En el Tratado de Chialli (s. XVIII entre Italia y Etiopía) se decía (en el texto italiano) que
Etiopía no tenía plenos poderes sino que tenía que contar con Italia en sus relaciones
internacionales. Esta cláusula no aparecía en el texto etíope. Había un dolo claro por parte de
Italia.
Art.49 "dolo"
"Si un Estado ha sido inducido a celebrar un Tratado por la conducta fraudulenta de otro Estado
negociador, podrá alegar el dolo como vicio de su consentimiento en obligarse por el Tratado”.
Art.52: "Es nulo todo Tratado cuya celebración se haya obtenido por la amenaza o el uso de la fuerza,
en violación de los principios del DI incorporados en la Carta de las Naciones Unidas".
Art.53: "Tratados que están en oposición con una norma imperativa de DI general o
iuscogens".- "Es nulo todo Tratado que en el momento de su celebración esté en oposición con una
norma imperativa de DI general. Para los efectos de la presente Convención una norma imperativa de
DI es una norma aceptada y reconocida por la Comunidad internacional de Estados en su conjunto
como norma, que no admite acuerdo en contrario y que solo puede ser modificada por una norma
ulterior de DI que tenga el mismo carácter".
4. Suspensión de un Tratado
La suspensión es el cese temporal de la eficacia en la observancia de ese Tratado. La
suspensión no supone un cese definitivo del tratado. El tratado en suspenso pervive y el
paréntesis se abre sobre la aplicación de todo o algunas partes de sus cláusulas. Está
regulada en los arts. 57 y ss del Convenio de Viena.
Art.57: "Suspensión de la aplicación de un Tratado en virtud de sus disposiciones o por
consentimiento de las partes".
"La aplicación de un Tratado podrá suspenderse respecto a todas las partes o a una parte
determinada: conforme a las disposiciones del Tratado en cualquier momento por consentimiento de
todas las partes, previa consulta con los demás Estados contratantes.
LOS TRATADOS
¿QUÉ SON LOS TRATADOS?
“Un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regidos por el derecho
internacional” Convención de Viena de 1969.
“Acuerdo internacional celebrado por escrito entre sujetos de Derecho Internacional, regido
por el Derecho Internacional, que conste en un instrumento único o en dos o más
instrumentos conexos, creando obligaciones jurídicas y cualquiera que sea su denominación
particular” Art. 401 inciso o de la Ley 401
Clases de tratados
1. Bilaterales
2. Multilaterales
3. Contratos
4. Normativos
Plenos de poder
Los diversos actos relativos a la celebración de un tratado se realizan normalmente por
representantes del Estado investidos de plenos poderes (plenipotenciarios)
C.P.E. Art. 172, 5:
“Dirigir la política exterior; suscribir tratados internacionales; nombrar servidores públicos diplomáticos
y consulares de acuerdo a la ley; y admitir a los funcionarios extranjeros en general”
Las reservas
Las reservas son una declaración unilateral hecha por un Estado con el objeto de excluir o
modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación a ese
Estado.
Convención de Viena:
Las reglas sobre reservas contenidas en la Convención de Viena (Artículos 19 a 23) se
inspiran en el dictamen de la Corte, pero con ciertas modificaciones.
Entrada en vigor de los tratados
Art. 24 Párrafo II de la Convención de Viena:
1. Un tratado entrará en vigor de la manera y en la fecha que en él se disponga o que
acuerden los Estados negociadores.
2. A falta de tal disposición o acuerdo, el tratado entrara en vigor tan pronto como haya
constancia del consentimiento de todos los Estados negociadores en obligarse por el
tratado.
3. Cuando el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado se haga constar en
una fecha posterior a la de la entrada en vigor de dicho tratado, este entrará en vigor
con relación a ese Estado en dicha fecha, a menos que el tratado disponga otra cosa.
4. Las disposiciones de un tratado que regulen la autenticidad de su texto, la constancia
del consentimiento de los Estados en obligarse por el tratado, la manera o la fecha de
su entrada en vigor, las reservas. las funciones del depositario y otras cuestiones que
se susciten necesariamente antes de la entrada en vigor del tratado se aplicarán desde
el momento de la adopción de su texto.
Convención de Viena
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados fue suscrita en Viena (Austria) el
23 de mayo de 1969 y entró en vigencia 27 de enero de 1980.
Fue elaborada por una conferencia internacional reunida en Viena, sobre la base de un
proyecto preparado, durante más de quince años de trabajo, por la Comisión de Derecho
internacional de las Naciones Unidas. Su objetivo fue codificar el derecho internacional
consuetudinario de los tratados y, además, desarrollarlo progresivamente, también ius
cogens.
El artículo 2° de dicha Convención define al tratado como un acuerdo internacional celebrado
por escrito entre Estados y regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento
único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular.
Por tanto, sus disposiciones son aplicables sólo a tratados por escrito entre Estados; quedan
excluidos de la definición antes descrita, aquellos que no constan por escrito y los acuerdos
entre un Estado y otros sujetos de derecho internacional (como las organizaciones
internacionales) o entre esos otros sujetos de derecho internacional. No posee efecto
retroactivo.
TEMA 5: SUJETOS (Y ÓRGANOS) DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
1. Clases de sujetos del derecho internacional público
La definición de quiénes son los sujetos de Derecho Internacional ha generado serias
dificultades en el ámbito doctrinario. Si bien es cierto que, en el pasado, los únicos destinarios
del DIP eran los Estados, posteriormente se fueron agregando a las organizaciones
internacionales, aunque sin reconocer a las personas individuales ninguna participación. Pero,
últimamente, el DIP reconoce a éstas cuando se han vulnerado sus derechos fundamentales y
el Estado no los ha restituido.
1.1. Estado
Ya hemos visto como la doctrina clásica reconocía únicamente como sujetos del Derecho
Internacional Público a los Estados, entendidos estos como organizaciones de poder,
constituidos por territorio, población, gobierno y soberanía, independientemente de la
organización unitaria o compuesta del sistema político que adopten. Verdross define al Estado
así, por ser este algo más que una simple asociación humana, siendo una civitas (ciudad-
estado) perfecta en realidad, persigue un fin particular, sobre la cual el Estado ejerce un
señorío personal. Verdross señala que una de las características del Estado es que constituye
una Comunidad permanente, porque es capaz de sobrevivir a cambios políticos, golpes de
Estado, revoluciones, etc. El Estado permanece, aunque se modifique su forma de Gobierno o
autogobierno. El Estado es capaz de elegir por sí mismo su forma de Gobierno, sin la
intervención de Terceros en sus asuntos internos siendo, por tanto, independiente y soberano.
Muchos son los conceptos de Estado según la posición ideológica o doctrinaria que se
adopte; la palabra “Estado” deriva de la voz latina status que en términos amplios significa la
manera de ser de una persona o cosa; es decir, las condiciones y circunstancias en que se
encuentra. Esta acepción fue ampliada por primera vez, justamente con el término italiano
stato por Maquiavelo, porque antes, al Estado se le llamaba polis (Grecia) o civitas y res
pública (Roma).
Jellinek considera al Estado bajo dos aspectos: social y jurídico. Bajo el primero “el Estado es
la unidad de asociación humana, dotada originariamente de poder de dominación y formada
por hombres asentados en un territorio”, y bajo el aspecto jurídico “es la corporación formada
por un pueblo, dotada de un poder de mando originario y asentada en un determinado
territorio, o más brevemente, la corporación territorial dotada de un poder de mando
originario”.
Por su parte, para Bluntschli: “El Estado es la persona políticamente organizada de la nación
en un país determinado”. Duguit propone esta idea: “en su sentido más general, la palabra
Estado designa a toda sociedad humana en que exista una diferencia política, una diferencia
entre gobernantes y gobernados, o sea, según la expresión consagrada, una autoridad
política”. La opinión de León Duguit se basa más en posiciones sociológicas, donde se
diferencia claramente entre las personas que detentan el poder y las personas que han
delegado ese poder.
Se reconoce sin discusión, que el Estado goza o tiene la facultad de decidir su política exterior
de forma autónoma, sin estar sometido a la voluntad de terceros Estados, esto con apego a
las normas del DIP, por ello, los Estados deberán tener órganos de representación hacia el
exterior, los cuales dirigirán las relaciones con las otras entidades del Derecho Internacional.
En el caso de aquellos países que hace poco se han librado de una colonización,
prácticamente no se les exige, en cuanto a su estructura, que ella esté bien organizada
y establecida, ya que lo primero se busca es la autodeterminación de los pueblos.
4. Soberanía. Es el elemento distintivo que el Derecho Internacional utiliza para
considerar a un Estado como tal. En virtud de ella, un Estado puede incorporarse
directamente y someterse al Derecho Internacional. En consecuencia, pueden existir
entes que posean población, territorio y gobierno, pero que, al carecer de soberanía, no
son considerados sujetos de Derecho Internacional.
Entre los requisitos mencionados por Tredinnick para que un nuevo Estado sea admitido en el
seno de la Comunidad Jurídica Internacional están:
Que posea un Gobierno independiente.
Que el Gobierno del nuevo Estado tenga autoridad efectiva sobre todo su territorio, con
la capacidad de mantener relaciones exteriores.
La capacidad del nuevo Gobierno para asumir compromisos internacionales y
cumplirlos.
El nuevo Estado debe contar con un territorio claramente delimitado.
El nuevo Estado debe contar con una población propia.
1.1.1. Soberanía e igualdad soberana de los estados
Según el art. 2, numeral 1, de la Carta de la ONU, “la Organización está basada en el principio
de la igualdad soberana de sus Miembros”.
De hecho, la práctica de las últimas décadas no ha dado aplicación a las normas de sucesión
de Estados en modificaciones territoriales ilícitas. Así, la ocupación de parte del territorio sirio
y palestino por Israel y la ocupación por Indonesia de la antigua colonia portuguesa de Timor
Oriental, no dieron lugar a la adquisición de dichos territorios por los Estados ocupantes. Del
mismo modo, durante la invasión y ocupación temporal de Kuwait por Irak (1990-1991), el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decidió que la “fusión total y eterna”
proclamada por Irak carecía de validez jurídica, exhortando a la comunidad internacional a no
reconocer dicha anexión y abstenerse de cualquier acto o transacción que pudiera
interpretarse como un reconocimiento indirecto. No hay, pues, sucesión de Estados que
tengan por causa una ocupación ilegal.
La Comisión de Derecho Internacional (CDI) inició en los años setenta la tarea de codificación
y desarrollo progresivo del régimen de la sucesión de Estados. La lentitud de sus trabajos
demuestra la enorme complejidad de esta institución y la dificultad de encontrar hoy
soluciones aceptables para una Comunidad Internacional universal y heterogénea. Los
resultados normativos de ese proceso han sido dos Convenios:
1. El Convenio de Viena de 1978 sobre sucesión de Estados en materia de Tratados.
2. El Convenio de Viena de 1983 sobre sucesión de Estados en materia de bienes,
archivos y deudas del Estado.
En los dos Convenios anteriores se acordó definir la sucesión de Estados como “la sustitución
de un Estado por otro en la responsabilidad de las relaciones internacionales de un territorio”.
Conviene hacer notar que no puede otorgarse carácter sucesorio a una situación en la que el
control sobre un territorio determinado es fruto del recurso de la fuerza, prohibida por el DI.
Nos referimos a que la disolución se produce cuando un Estado se extingue y, como Estado
predecesor, da lugar a dos o más estados sucesores (artículos 18, 31 y 41). En realidad, el
significado jurídico de este supuesto no es distinto al del supuesto anterior, que solo opera en
la hipótesis de que el Estado predecesor deje de existir (dismembratio), y de ahí que la
disolución haya sido apartada de la separación por su concreta especificidad de conllevar la
desaparición del Estado predecesor. La Comisión de Derecho Internacional recuerda que en
su versión de 1972 el proyecto de artículos sobre sucesión de Estados en materia de Tratados
distinguía entre los supuestos de secesión y de disolución y que, al verse observada y
cuestionada por varios Estados, se vio precisada a conservar la distinción teórica bajo el
manto de un solo supuesto bifurcado en dos variantes: cuando el Estado predecesor deja de
existir, y cuando a pesar de la separación continúa existiendo.
Tal es el marco de antecedentes de cada uno de los citados supuestos, y de ahí que la
secesión –separación de parte del territorio de un Estado subsistiendo el Estado predecesor–
se encuentre regulada en forma independiente del supuesto de disolución.
Por tanto, no hay extinción de un Estado por el solo hecho de la ocupación ni porque sus
instituciones y autoridades hubiesen abandonado el país, y por ello, no da lugar a su
sustitución por el Estado ocupante en los derechos y prerrogativas internacionales y en los
derechos e intereses del Estado ocupado en el exterior. Para el Derecho Internacional el
Estado ocupado continúa existiendo, es decir, ejerciendo todos sus derechos ante otros
Estados y sujetos internacionales.
La razón de ser de esta norma es evitar que los Estados en vías de desarrollo accedan a la
independencia con pesadas hipotecas jurídicas, económicas y políticas. El principio de la tabla
rasa es una consecuencia del principio de la libre determinación de los pueblos: el nuevo
Estado comienza su vida internacional libre de toda obligación convencional que le impida
decidir su política. Tampoco esta regla significa un rechazo al principio de la continuidad de
las obligaciones internacionales, pues el Estado de reciente independencia podrá escoger, en
determinadas condiciones, qué Tratados continuarán y cuáles se darán por terminados.
Obsérvese que el Convenio declara que el Estado sucesor no tiene la obligación de ser parte
en el Tratado suscrito por el predecesor. Una cuestión distinta es si tiene derecho a ser parte
de los Tratados del predecesor. La solución dada difiere dependiendo de si el Tratado es
multilateral o bilateral:
Tratado multilateral
o El Estado sucesor de reciente independencia podrá, mediante una notificación de sucesión,
hacer constar su calidad de parte en el Tratado. La notificación es un acto unilateral que se
hará por escrito. De este modo, se reconoce el derecho del nuevo Estado que será de hecho
parte del Tratado multilateral. Sin embargo, el Convenio prevé algunas excepciones
importantes, que pueden limitar o privar al sucesor del derecho a ser parte en los Tratados
multilaterales del predecesor. Por ejemplo, cuando en razón del número reducido de
participantes la aplicación del Tratado respecto del Estado de reciente independencia es
incompatible con el objeto y fin del Tratado o cambia radicalmente las condiciones de su
ejecución. En estos casos, su notificación necesitará ser aceptada por las demás partes.
Tratado bilateral
o En el caso de los Tratados bilaterales entre el Estado predecesor y un tercer Estado, el
Estado sucesor necesitará el consentimiento del tercer Estado para llegar a ser parte de un
Tratado bilateral entre ambos.
Caso de separación de una parte o partes del territorio de un Estado para formar uno o varios
Estados sucesores.
o El Tratado en vigor respecto del Estado predecesor se aplicará respecto del Estado o
Estados sucesores. Como esta solución no es muy realista, el Convenio mitiga los efectos de
la regla de la continuidad, permitiendo su exclusión si los Estados interesados acuerdan otra
cosa o se deduce del Tratado que su aplicación a los nuevos Estados separados es
incompatible con el objeto y fin del Tratado o que han cambiado radicalmente las condiciones
de su ejecución.
Otro sujeto no estatal del DI, la Soberana Orden de Malta comenzó siendo una Orden de
carácter religioso-militar que gozó de una clara soberanía territorial, pero que con la Sentencia
Cardenalicia del 24 de mayo de 1953, se le reconoció como una orden religiosa y como tal
dependería de la Santa Sede, regulada por el ordenamiento canónico. La Santa Sede
concede no obstante a la Orden una amplia autonomía, lo cual le permite adquirir derechos y
obligaciones de carácter internacional frente a terceros Estados que la reconocen.
Pueden firmar tratados bilaterales con los Estados contra los que luchan para poner fin a la
guerra de liberación y formalizar la independencia y hasta pueden celebrar tratados con
terceros países (OLP; con Líbano y Jordania); y participar en tratados multilaterales que así lo
permitan, como ocurre con la Convención del Mar, aunque sea como observadores. Por otra
parte, pueden celebrar acuerdos de sede para el establecimiento de oficinas de
representación y algunos lograron incluso participar en organismos internacionales tales como
la ONU. La AG les otorgó en algunos casos el carácter de observadores en los trabajos de
sus comisiones principales, así como en conferencias y otros eventos auspiciados por la ONU
(Res. 3280 XXIX). El único requisito exigido es que el Movimiento de Liberación nacional haya
sido reconocido por la organización regional respectiva. Solo algunos han logrado el status de
observadores permanentes de la AG. Tal es el caso de la OLP y el de la SWAPO
(Organización del Pueblo de África Sudoccidental). Se les reconoce Personalidad Jurídica
puesto que son parte de un proceso de creación de Estados, y se distinguen de otros sujetos
del DI, por el objetivo que persiguen y que es la autodeterminación. Sus elementos activos por
lo regular son pueblos indígenas y luchan primordialmente contra regímenes racistas,
ocupaciones extranjeras o ilegales. Los movimientos de liberación nacional poseen por tanto
personalidad jurídica internacional, al ser titulares de derechos y obligaciones en el ámbito
internacional.
1.2. Organismos internacionales
La sociedad internacional contemporánea, el constante flujo de relaciones entre Estados y la
común necesidad de cooperarse, determinaron la necesidad de crear las Organizaciones
internacionales, las mismas que nacen o se crean solamente por acuerdo entre Estados y
poseen una identidad propia que las caracteriza.
1.2.1. Concepto
Las organizaciones internacionales nacidas de la voluntad soberana de los Estados, que son
sus principales –y generalmente exclusivos–miembros, responden a la necesidad de hacer
frente de modo permanente a los problemas que plantea la coexistencia y, más aún, la
cooperación exigida por la creciente interdependencia. Así, las OI son creadas por los
Estados mediante tratados, cuentan con personalidad jurídica, están dotadas de órganos
permanentes, con voluntad propia, jurídicamente distinta a la de los Estados miembros, en el
marco de competencias atribuidas para la consecución de los objetivos convenidos.
De otra manera las organizaciones internacionales pueden ser definidas como asociaciones
voluntarias de Estados, establecidas por acuerdo internacional, dotadas de órganos
permanentes propios e independientes, encargados de gestionar intereses colectivos y
capaces de expresar una voluntad jurídicamente distinta a la de sus miembros.
Como nos dice Manuel Diez de Velasco, las Organizaciones Internacionales gozan de
personalidad jurídica, esto es, de la capacidad de ejercer ciertos derechos y asumir
determinadas obligaciones en el marco de sistemas jurídicos concretos: nacionales e
internacionales. Ahora bien, a diferencia de los Estados –sujetos soberanos y jurídicamente
iguales que poseen una personalidad jurídica plena y general–, la personalidad de las
Organizaciones Internacionales se ve afectada por el principio de especialidad que “inspira” y
“determina” todo su régimen jurídico. En otras palabras, la existencia de estas organizaciones
va a estar “limitada” a los objetivos y funciones que les fueron confiados, tal como aparecen
enunciados y descriptos, o que puedan deducirse, de los Tratados constitutivos.
Por otra parte, cada Organización Internacional constituye una entidad particular, no solo
desde el punto de vista de sus funciones, sino también de las competencias que les han sido
conferidas para su realización. De esta manera, las afirmaciones del profesor Diez de Velasco
son acertadas, cuando argumenta que resulta imposible hablar de “una” personalidad jurídica
de igual alcance para todas ellas.
Sin embargo, “mientras que un Estado posee, en su totalidad, los derechos y obligaciones
internacionales reconocidos por el DI, los derechos y obligaciones de una entidad como la
Organización dependen de sus fines y funciones, enunciados o implícitos en su instrumento
constitutivo y desarrollados en la práctica”. Decimos por eso que la personalidad internacional
de las Organizaciones tiene carácter funcional, porque frente a la plenitud de competencias de
los Estados soberanos, las Organizaciones se rigen por “el principio de especialidad, es decir,
están dotadas por los Estados que las crean de competencias de atribución cuyos límites
dependen de los intereses comunes cuya promoción esos Estados les han encomendado”,
según las reglas de cada Organización (CIJ, Legalidad del empleo de armas nucleares por un
Estado en un conflicto armado, 1996).
Es preciso tener en cuenta que las formas de cooperación entre Estados sin base
convencional generan y sostienen efectividades (observatorios, paternariados...), o
agrupaciones de facto de sinergia y dimensión diversas (G-7/8, G-4, G-20, Grupo de Río…),
pero no Organizaciones Internacionales. Conviene, sin embargo, precisar que para la creación
de una Organización Internacional es imprescindible identificar en el Tratado (o en el
instrumento internacional que haga sus veces) la voluntad de las partes al respecto. Ejemplo
paradigmático fue el Tratado de la Unión Europea (TUE) que, a pesar de su cabecera, no
concibió la Unión (en 1992) como una Organización dotada por sí misma de personalidad
jurídica internacional hasta la entrada en vigor del Tratado de Lisboa (2009).
Su nacimiento se da, por lo general, cuando el ente formalmente creado por los Estados actúa
en realidad por primera vez.
Por otro lado la extinción es un término que alcanza su preciso significado cuando una
organización deja de tener voluntad propia.
También puede surgir el fenómeno de que, si se produjese la extinción de una Organización
Internacional creada en el sentido indicado, su Tratado creador continúa en vigor entre los
Estados que estén dispuestos a seguir cooperando inorgánicamente para realizar los fines
que aquella cumplía.
En atención al ámbito de sus objetivos o fines, las organizaciones pueden ser generales y
particulares.
Las primeras son aquellas que de conformidad con su Tratado constitutivo tienen como
objetivo cualquier aspecto de la vida de relación internacional.
Las particulares registran una especialización en el ámbito de sus preocupaciones pudiendo
ser éstas de índole económica, política, militar, cultural, social, etc.
Los Miembros
Usualmente la participación en organizaciones internacionales corresponde a los Estados,
que se hacen representar por los delegados nombrados por sus respectivos gobiernos.
Estructura Orgánica
Como regla general, las organizaciones internacionales cuentan con órganos principales y
órganos subsidiarios.
En cuanto a los órganos principales, se hace una distinción entre los órganos
intergubernamentales, compuestos por representantes de los Estados miembros.
Normalmente, son los órganos deliberantes de las organizaciones internacionales. Los
órganos integrados, compuestos por personas designadas sobre la base de sus cualidades
personales y profesionales. Estos órganos integrados pueden ser de índole parlamentaria,
administrativa, técnica, militar o judicial.
Por su composición:
Puros: los integrados solo por Estados soberanos. (Tribunal Penal Internacional)
Mixtos: en los que, además de los Estados, con voz y, en algunos casos voto, se
integran otras instituciones públicas (municipios, provincias, Comunidades Autónomas,
Estados Federados, etc.). (Unesco)
Integrados: en los que participan Estados y otros organismos internacionales. (FMI).
Autónomos: solo compuestos por organismos internacionales previamente existentes.
Tal sería el caso del Convenio sobre Privilegios e Inmunidades de las Naciones Unidas,
aprobado por la Asamblea General el 13 de febrero de 1946.
Según ese Convenio, las Naciones Unidas, así como sus bienes y haberes, en cualquier parte
y en poder de cualquier persona, gozarán de inmunidad contra todo procedimiento judicial.
Las personas físicas o naturales no son sujetos plenos del DIP ni participan directamente de
él, ejercitando, por extensión, sus derechos y obligaciones principalmente a través del Estado
del cual son nacionales. Sin embargo, tratándose de disposiciones del Derecho Internacional
destinadas a individuos que prestan servicios a la comunidad internacional, con el desarrollo
progresivo del Derecho Internacional de los Derechos Humanos las personas físicas han
alcanzado, en la práctica, la condición de sujetos. El hombre, como individuo, carece de
protección inmediata cuando un derecho propio es violado, ya que no podrán reclamar por sí
mismos ante órganos o instancias Internacionales; el individuo agraviado deberá recurrir a los
representantes de su país de origen, en el Estado en donde se encuentre, quienes ejercitarán
la acción correspondiente. Determinamos, que hay Subjetividad activa del individuo cuando el
sujeto tiene acceso directo ante los órganos jurisdiccionales internacionales y hay Subjetividad
pasiva cuando la conducta del mismo se halla tipificada por algún ordenamiento y es
sancionado en el mismo.
De otro lado, las personas naturales pueden, a la vez, en caso de una infracción al
ordenamiento jurídico internacional, cargar con una determinada responsabilidad individual, tal
cual se vio en los procesos contra los criminales de guerra en Nuremberg y Tokio.
Organismos internacionales
Los organismos Internacionales no constituyen tan sólo el foro de discusión y cooperación de
diversos sujetos internacionales, sino que poseen además de una existencia jurídica propia,
distinta del conjunto de Estados que la conforman, lo que les permite constituirse en sujetos
de derecho claramente diferenciados.
De forma que las Organizaciones Internacionales, en cumplimiento de los objetivos que fueron
asignados por sus fundadores, tendrán capacidad de manifestar una voluntad autónoma
cuyos efectos les serán imputados solo a ellas.
Como nos dice Manuel Diez de Velasco las Organizaciones Internacionales gozan de
personalidad jurídica, esto es, de la capacidad de ejercer ciertos derechos y asumir
determinadas obligaciones en el marco de sistemas jurídicos concretos: nacional e
internacional
A diferencia de los Estados – sujetos y soberanos y jurídicamente iguales que poseen una
personalidad jurídica plena y general-, la personalidad de las Organizaciones Internacionales
se ve afectada por el principio de especialidad que “inspira” y “determina” todo su régimen
jurídico: en otras palabras, la existencia de estas organizaciones va estar “limitada” a los
objetivos y funciones que les fueron confiados, tal como aparecen enunciados y descriptos, o
que puedan deducirse, de los tratados constitutivos.
Contexto histórico
Con el surgimiento y la proliferación de las Organizaciones Internacionales, a la
“internacionalidad” se le agrega la “supranacionalidad”, lo cual implica que una serie de
reglas adoptadas por estos entres, o bien como resultado de acuerdos multilaterales, estén
por encima de las normas internas de los Estados: los mismos no pueden generar normas
que contradigan las normas internacionales.
A diferencia de los Estados – sujetos y soberanos y jurídicamente iguales que poseen una
personalidad jurídica plena y general-, la personalidad de las Organizaciones Internacionales
se ve afectada por el principio de especialidad que “inspira” y “determina” todo su régimen
jurídico: en otras palabras, la existencia de estas organizaciones va estar “limitada” a los
objetivos y funciones que les fueron confiados, tal como aparecen enunciados y descriptos, o
que puedan deducirse, de los tratados constitutivos
La personalidad de las organizaciones internacionales
Organización Internacional Es “toda asociación de Estados que adopte una estructura
orgánica permanente”.
Estas asociaciones se ven identificadas por cuatro rasgos esenciales:
Conformadas esencialmente por Estados.
Creadas por un tratado o Acuerdo multilateral, o bien por una resolución de una
organización internacional ya existentes, como sucesión con UNCTAD (Conferencia de
las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo) originada en la Res. 1995 (XIX)
de la Asamblea de la ONU.
Posesión de una estructura orgánica permanente
Posesión de una personalidad jurídica propia.
Entre las diversas formas existentes para clasificar a las Organizaciones Internacionales es
interesante destacar una de ellas que las ordena:
1. Por su ámbito territorial ( universal o regional)
a) por sus fines, ( generales o específicos)
b) por su composición ( puros mixtos)
c) por sus competencias. (plenas o semi plenas)
2. Por sus fines
La creación de una organización internacional puede responder a fines generales o
específicos.
a) Generales, las organizaciones actúan sin limitación expresa.
b) Específicos, actúan en ámbitos o campos claramente definidos.
3. Por su composición
Las hay de vocación universal, es decir, abiertas a la participación potencial de todo los
Estados (como es el caso de la ONU); y regionales como p.ej. La OEA, restringiendo
su participación a un número limitado de Estados que reúnen ciertas condiciones.
Puros o mixtos.
4. Por sus competencias
Se dividen en dos grandes grupos:
a) Las de cooperación o coordinación. Como la mayor parte de las organizaciones
internacionales clásicas.
b) Las de integración, que registran un mayor cesión de competencias por partes
de los Estados que conforman el organismo.
5. Por su capacidad
Para adquirir derechos y contraer obligaciones en el plano internacional, así como la
capacidad para hacer valer los primeros y responder en caso de violación de las
segundas, ha sido intensamente analizado por la doctrina.
Reconocimiento de gobierno
En el caso de un cambio de Gobierno fuera de los cánones constitucionales (generalmente
por golpe o revolución) entonces si habrá necesidad de que el nuevo gobierno solicite por los
canales diplomáticos su reconocimiento que, obviamente, estará condicionado a los
siguientes requisitos:
Dominio de territorio nacional.
Estabilidad
Compromiso público y expreso de respetar y cumplir los tratados y compromisos
internacionales.
Deseo manifiesto de seguir manteniendo relaciones diplomáticas con los otros países.
Respeto a los Derechos Humanos.
Reconocimiento de estados
Teoría constitutiva: antes del reconocimiento de la comunidad política en cuestión no
se tiene la cualidad plena de Estado
Teoría declarativa: la cualidad estatal la tiene la nueva comunidad antes del
reconocimiento y los estados solo aceptan el hecho
Doctrina TOBAR
Formulada sobre la base de una declaración del Dr. Carlos R. Tobar en 1907, a la
sazón Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador.
Consiste en que los Estados deben negarse a reconocer a los Gobiernos transitorios
surgidos de golpes o revoluciones, hasta que obtengan en apoyo de países
Las Naciones Unidas se crearon mediante la Carta de las Naciones Unidas, instrumento que
señala sus propósitos en el Art. 1º, con la redacción que sigue:
1. Mantener la paz y la seguridad internacionales y, con tal fin: tomar medidas colectivas
eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión
u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad
con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de
controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir al
quebrantamiento de la paz;
2. Fomentar entre las naciones relaciones de amistad, basadas en el respeto al principio
de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otras
medidas adecuadas para fortalecer la paz universal;
3. Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de
carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del
respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer
distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión; y
4. Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos
propósitos comunes.
1.1. Miembros
Son Miembros originarios de las Naciones Unidas los Estados que habiendo participado en la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional celebrada en San
Francisco, o que habiendo firmado previamente la Declaración de las Naciones Unidas de 1º
de enero de 1942, suscriban esta Carta y la ratifiquen de conformidad con el Artículo 110.
Asamblea General
La Asamblea General es el organismo máximo de las naciones.
La Asamblea General estará integrada por todos los Miembros de las Naciones Unidas.
Ningún Miembro podrá tener más de cinco representantes en la Asamblea General.
La Asamblea General podrá discutir cualesquier asuntos o cuestiones dentro de los límites de
esta Carta, o que se refieran a los poderes y funciones de cualesquiera de los órganos
creados por esta Carta, y salvo lo dispuesto en el Artículo 12.Podrá hacer recomendaciones
sobre tales asuntos o cuestiones a los Miembros de las Naciones Unidas o al Consejo de
Seguridad o a este y a aquellos.
El artículo 11 señala:
La Asamblea General podrá considerar los principios generales de la cooperación en el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, incluso los principios que rigen el
desarme y la regulación de los armamentos, y podrá también hacer recomendaciones
respecto de tales principios a los Miembros o al Consejo de Seguridad o a este y a aquellos.
La Asamblea General podrá discutir toda cuestión relativa al mantenimiento de la paz y la
seguridad internacionales que presente a su consideración cualquier Miembro de las
Naciones Unidas o el Consejo de Seguridad, o que un Estado que no es Miembro de las
Naciones Unidas presente de conformidad con el Artículo 35, párrafo 2, y salvo lo dispuesto
en el Artículo 12, podrá hacer recomendaciones acerca de tales cuestiones al Estado o
Estados interesados o al Consejo de Seguridad o a este y a aquellos. Toda cuestión de esta
naturaleza con respecto a la cual se requiera acción será referida al Consejo de Seguridad por
la Asamblea General antes o después de discutirla.
La Asamblea General podrá llamar la atención del Consejo de Seguridad hacia situaciones
susceptibles de poner en peligro la paz y la seguridad internacionales.
Los poderes de la Asamblea General enumerados en este Artículo no limitarán el alcance
general del Artículo 10.
El Consejo De Seguridad
El Consejo de Seguridad se compondrá de quince miembros de las Naciones Unidas. La
República de China, Francia, la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, el Reino
Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos de América, serán
miembros permanentes del Consejo de Seguridad. La Asamblea General elegirá otros diez
Miembros de las Naciones Unidas que serán miembros no permanentes del Consejo de
Seguridad, prestando especial atención, en primer término, a la contribución de los Miembros
de las Naciones Unidas al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y a los
demás propósitos de la Organización, como también a una distribución geográfica equitativa.
Los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad serán elegidos por un periodo de
dos años. En la primera elección de los miembros no permanentes que se celebre después de
haberse aumentado de once a quince el número de miembros del Consejo de Seguridad, dos
de los cuatro miembros nuevos serán elegidos por un periodo de un año. Los miembros
salientes no serán reelegibles para el periodo subsiguiente.
Cada miembro del Consejo de Seguridad tendrá un representante.
La Secretaría General
La Secretaría General se compondrá de un Secretario General y del personal que requiera la
Organización. El Secretario General será nombrado por la Asamblea General a
recomendación del Consejo de Seguridad. El Secretario General será el más alto funcionario
administrativo de la Organización. El artículo 98 señala: El Secretario General actuará como
tal en todas las sesiones de la Asamblea General, del Consejo de Seguridad, del Consejo
Económico y Social y del Consejo de Administración Fiduciaria y desempeñara las demás
funciones que le encomienden dichos órganos. El Secretario General rendirá a la Asamblea
General un informe anual sobre las actividades de la Organización.
Misión de la Corte:
La Corte desempeña una doble misión: el arreglo conforme al Derecho Internacional de
controversias que le sean sometidas por los Estados, y la emisión de dictámenes sobre
cuestiones jurídicas que le sometan los órganos u organismos delas Naciones Unidas que
tengan autorización para hacerlo.
Composición:
La Corte se compone de quince magistrados elegidos por la Asamblea General y el Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas en votación independiente, por un periodo de nueve años.
La Corte no puede incluir más de un nacional de un mismo Estado. La Corte procede cada
tres años a la renovación de una tercera parte de sus magistrados, siendo posible su
reelección.
Los magistrados no representan a sus respectivos Gobiernos, sino que son magistrados
independientes. Los magistrados deben reunir las condiciones requeridas para el ejercicio de
las más altas funciones judiciales en sus respectivos países, o ser jurisconsultos de
reconocida competencia en materia de Derecho Internacional. Asimismo, la composición de la
Corte debe reflejar las grandes civilizaciones y los principales sistemas jurídicos del mundo.
Controversias entre Estados y Las Partes: Solo los Estados podrán ser partes en casos ante
la Corte. Se trata de los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (193
actualmente).
Competencia:
La Corte Internacional de Justicia puede conocer de un asunto sólo si los Estados implicados
han aceptado su competencia de alguna de las siguientes maneras:
1. En virtud de un acuerdo especial (un compromiso) concluido entre los Estados con el
propósito de someter su controversia a la Corte.
2. En virtud de una cláusula jurisdiccional. En este caso los Estados son parte de un
Tratado en el que una de sus cláusulas prevé aceptar la jurisdicción de la Corte en
caso de que surja en el futuro una controversia acerca de la interpretación o la
aplicación de dicho Tratado. En la actualidad, más de trescientos Tratados o
convenciones contienen una cláusula de este tipo.
3. Por el efecto recíproco de declaraciones hechas de acuerdo con los términos del
Estatuto, y en virtud de las cuales cada uno de los Estados en cuestión acepta la
jurisdicción de la Corte como obligatoria en caso de diferendo con cualquier otro Estado
que acepte la misma obligación. Actualmente hay 71 declaraciones de Estados en
vigor. Sin embargo, un cierto número de ellas contiene reservas que excluyen
determinadas categorías de controversias. En caso de disputa en cuanto a si la Corte
tiene o no jurisdicción, la Corte decide.
Procedimiento:
El procedimiento seguido por la Corte en las controversias que le someten los Estados está
definido en su Estatuto, y en el Reglamento adoptado, en 1978, en virtud del mismo. Desde
entonces, este Reglamento ha sido objeto de varias modificaciones (la última de ellas entró
en vigor el 29 de septiembre de 2005). El procedimiento incluye una fase escrita (intercambio
entre las Partes de alegatos escritos) y una fase oral (audiencias durante las cuales los
agentes y asesores presentan sus alegatos orales). Como la Corte tiene dos idiomas oficiales
(francés e inglés), todo lo escrito o dicho en un idioma, es traducido al otro.
Después de la fase oral, la Corte se reúne a puerta cerrada para deliberar, y posteriormente
pronuncia la sentencia en audiencia pública. La sentencia es definitiva e inapelable. Cualquier
Estado que considere que la otra Parte ha dejado de cumplir un fallo de la Corte puede
presentar el asunto al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas.
La Corte ejerce sus funciones en formación plenaria, pero, si las partes lo solicitaran, la Corte
podrá constituir una o más Salas ad hoc (seis controversias han sido sometidas a estas Salas
desde 1946). Además, una Sala de Procedimiento Sumario se constituye anualmente de
conformidad con el Estatuto.
La Corte ha dictado 116 sentencias desde 1946, relativas a cuestiones como las fronteras
terrestres, delimitaciones marítimas, soberanía territorial, el no recurso a la fuerza, las
violaciones del Derecho Humanitario Internacional, la no injerencia en los asuntos internos de
los Estados, las relaciones diplomáticas, la toma de rehenes, el derecho de asilo, la
nacionalidad, la tutela, el derecho de paso y el derecho económico.
Cuando recibe una solicitud de dictamen, la Corte decide qué Estados y organizaciones
pueden proporcionar información útil, y les permite presentar observaciones escritas y orales.
En todos los otros aspectos, el procedimiento consultivo de la Corte se inspira en las reglas
aplicables al procedimiento contencioso. Las fuentes de Derecho aplicables son las mismas.
Los dictámenes de la Corte tienen un carácter consultivo y no se imponen como tales a los
organismos que las han solicitado. Sin embargo, existen ciertos instrumentos o normas que
pueden dotar a los dictámenes de fuerza obligatoria.
Desde 1946, la Corte a emitido 27 dictámenes que han versado, entre otros temas, sobre la
conformidad de la declaración unilateral de independencia relativa a Kosovo, las
consecuencias jurídicas de la edificación de un muro en el territorio palestino ocupado, la
admisión de Estados en la ONU, la reparación de daños sufridos al servicio de Naciones
Unidas, el estatuto territorial del Sahara Occidental y del Sudoeste africano (Namibia), las
sentencias dictadas por tribunales administrativos internacionales, los gastos de ciertas
operaciones de Naciones Unidas, el estatuto de los ponentes de derechos humanos y la
ilicitud de la amenaza o del empleo de armas nucleares.
De la misma manera que la Carta de la OEA, el Pacto de Bogotá obliga a las Altas Partes
Contratantes a resolver las controversias entre los Estados americanos por medios pacíficos y
enumera una lista de procedimientos por seguir para ello: buenos oficios y mediación,
investigación, conciliación y arbitraje. Si no se logra una solución mediante el procedimiento
de conciliación establecido, las partes tienen derecho a recurrir a la Corte Internacional de
Justicia. De hecho, algunas controversias han llegado hasta esta instancia. La Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, adoptada meses antes de la Declaración
Universal de Derechos Humanos, subrayó el compromiso de la región con la protección
internacional de los derechos humanos y sentó las bases para la adopción de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), que fue aprobada
en 1969 y entró en vigencia en 1978.
Si bien no están previstas en la Carta, desde 1994 se han celebrado Cumbres de Jefes de
Estado y de Gobierno de las Américas, que constituyen foros políticamente importantes en los
que se emiten decisiones y recomendaciones, generalmente, en forma de una Declaración y
Plan de Acción, respecto de los objetivos que deben cumplir las organizaciones del sistema
interamericano, especialmente la OEA.
A continuación nos referiremos a los principios que informan a la OEA y a los órganos que la
constituyen.
3.1. Propósito
En resumen, la OEA tiene los siguientes propósitos:
Afianzar la paz y la seguridad del continente:
Prevenir las posibles causas de dificultades y asegurar la solución pacífica de las
controversias que surjan entre los estados miembros;
Organizar la acción solidaria de éstos en caso de agresión;
Procurar la solución de los problemas políticos, jurídicos y económicos que se susciten
entre ellos; y
Promover, por medio de la acción cooperativa, su desarrollo económico, social y
cultural.
4. Miembros
Los miembros originarios de la OEA fueron Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa
Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras,
México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Estados Unidos, Uruguay y Venezuela.
Posteriormente fueron admitidos: Bermudas, Bahamas, Barbados, Dominica, Granada,
Jamaica, St. Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas Surinam y Trinidad y
Tobago.
Miembros. Son miembros de la OEA los Estados americanos que ratifiquen la Carta (art. 4).
La incorporación se produce una vez cumplido el siguiente trámite:
El Estado interesado debe manifestarlo por nota dirigida al Secretario General, en la
que indique que está dispuesto a firmar y ratificar la carta y aceptar todas las
obligaciones que entraña la condición de miembro, especialmente las referentes a la
seguridad colectiva mencionada en los arts. 27 y 28 (art 6);
La Asamblea General, previa recomendación del Consejo Permanente, determina, por
dos tercios de votos, si procede o no la incorporación (art.7).
5. Los Órganos
La OEA realiza sus fines por medio de:
La Asamblea General
La reunión de Consultas de Ministros de Relaciones Exteriores
Los Consejos
El Comité Jurídico Interamericano
La Comisión Interamericana
La Secretaria General
Las Conferencias Especializadas
Los Organismos Especializados
Todos los Estados miembros tienen derecho a hacerse representar en la Asamblea General.
Cada Estado tiene derecho a un voto.
Además puede adoptar medidas tales como el retiro de jefes de misión, ruptura de las
relaciones diplomáticas, la interrupción de las relaciones económicas y/o comunicaciones y el
empleo de las fuerzas armadas.
Las decisiones que exijan la aplicación de la medida mencionada serán obligatorias para los
Estados partes, con la sola excepción de que ningún Estado estará obligado a emplear la
fuerza armada sin su consentimiento.
Los acuerdos del consejo permanente se adoptarán por la mayoría absolutas de sus
miembros con derecho al voto. Cuando se trate de una situación o disputa entre Estados
americanos, serán excluidas de las votaciones las partes directamente interesadas.
Todos los Estados tienen derecho de hacerse representar en cada Concejo; cada Estado
tiene derecho a un voto; los Concejos podrán hacer recomendaciones dentro del ámbito de
sus atribuciones, en asuntos de sus respectivas competencias, pudiendo para ellos presentar
estudios.
Privilegios e Inmunidades
La OEA gozará en el territorio de cada uno de los miembros de la capacidad jurídica,
privilegios e inmunidades que sean necesarios para el ejercicio de sus funciones y la
realización de sus propósitos. Los representantes de los Estado-miembros de los órganos de
la OEA, el personal de las representaciones, el Secretario General y el Secretario Adjunto
gozarán de los privilegios de inmunidad correspondientes a sus cargos y que sean necesarios
para desempeñar con independencia sus funciones.
Expulsión de un Miembro
La Carta de las Organización no contiene disposiciones sobre la expulsión de uno de los
Estados miembros. En 1962, la reunión de consulta de Punta del Este resolvió que el actual
gobierno de Cuba, es decir, el de Fidel Castro, se había declarado oficialmente identificado
con el marxismo-leninismo, que esta identificación era incompatible con el sistema
interamericano y que tal incompatibilidad excluía al gobierno de Cuba de su participación en el
sistema. En consecuencia la reunión dispuso que el concejo de la OEA y otros órganos del
sistema interamericano hicieran efectiva esta Resolución.
La O.E.A tiene su sede en Washington DC, Estados Unidos. También tiene oficinas regionales
en sus distintos países miembros.
Cronología Histórica
Los americanos se reunieron para armar esta histórica agrupación y tener más ayuda
al congreso. En 1889 los Estados americanos decidieron reunirse de manera periódica
y comenzar a forjar un sistema común de normas e instituciones.
Del 2 de octubre de 1889 al 19 de abril de 1890 se realiza la Primera Conferencia
Internacional Americana que tuvo lugar en Washington D.C.
En 1902 fue la creación de La Organización Panamericana de la Salud; que luego se
transformó en la oficina regional de la futura Organización Mundial de la Salud
En 1906 fue la creación del Comité Jurídico Interamericano.
En 1923, la Quinta Conferencia Internacional Americana en Santiago de Chile, adoptó
el Tratado para Evitar o Prevenir Conflictos entre los Estados Americanos (Tratado de
Gondra).
En 1923 se propuso establecer una Corte Interamericana de Justicia.
En 1927 fue la creación del Instituto Interamericano del Niño.
En 1928 la Convención sobre Derecho Internacional Privado (Código Bustamante),
adoptada en la Sexta Conferencia Internacional Americana, que tuvo lugar en la
Habana, Cuba, constituyó un importante paso hacia la codificación y el desarrollo
progresivo del derecho internacional privado.
1928, en La Habana, fue creada la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) por la
Sexta Conferencia Internacional Americana.
En 1928 fue la creación del Instituto Panamericano de Geografía e Historia.
En 1933, la Séptima Conferencia Internacional Americana en Montevideo, Uruguay,
aprobó la Convención sobre los Derechos y Deberes de los Estados.
En 1940 fue la creación del Instituto Indigenista Interamericano.
En 1942 fue la creación de la Junta Interamericana de Defensa.
En 1942, fue fundado el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura
(IICA).
En 1945 se creó la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y la Paz
en la ciudad de México, que tiene por objeto debatir actividades conjuntas a ser
emprendidas por los Estados americanos en concordancia con las Naciones Unidas.
En 1947 la Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad
del Continente, reunida en Río de Janeiro, Brasil luego de la Segunda Guerra Mundial y
cuando comenzaba a gestarse la Guerra Fría, adoptó el Tratado Interamericano de
Asistencia Recíproca, con el fin de asegurar la legítima defensa colectiva ante un
eventual ataque de una potencia de otra región y decidir acciones conjuntas en caso de
un conflicto entre dos Estados partes del Tratado.
En 1948 en Bogotá, Colombia, Se inaugura oficialmente la Organización de los Estados
Americanos con la La novena Conferencia Internacional Americana que adoptó la Carta
de la Organización de los Estados Americanos, el Tratado Americano de Soluciones
Pacíficas (Pacto de Bogotá) y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre. En la misma Conferencia, se aprobó el Convenio Económico de Bogotá, que
se propuso fomentar la cooperación económica entre los Estados americanos, pero
que nunca entró en vigencia.
En 1950 se crea el Banco Interamericano de Desarrollo.
En 1962 Cuba fue excluida de participar en la organización
En 1969 la OEA convocó en Costa Rica, una conferencia especializada interamericana
para redactar un tratado sobre derechos humanos
En 1970 Las Conferencias Internacionales Americanas que se venían reuniendo a
intervalos variados, fueron reemplazadas por los períodos de sesiones de la Asamblea
General de la OEA
En 1978 la Convención Interamericana de Derechos Humanos fue ratificada por el
undécimo Estado miembro de la OEA, el número mínimo de estados partes que se
requería según los términos del acuerdo para que la convención surtiera efectos.
En noviembre de 1986, la Asamblea General de la OEA estableció la Comisión
Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) como organismo técnico
de la institución.
El 3 junio de 2009, Cuba fue reincorporada en la OEA, tras 47 años de expulsión.
El 4 de julio de 2009, Honduras fue suspendida como miembro del organismo.
Casi dos años después, el 1 de junio del 2011, Honduras fue readmitida en la OEA.
Derechos y Deberes Fundamentales de los Estados
Los arts. 9, 10 a 22 se refiere a los derechos y deberes fundamentales de los Estados-
Miembros de la O.E.A, “Los estados son jurídicamente iguales, disfrutan de iguales derechos
e igual capacidad para ejercerlos.
Derechos
Igualdad jurídica
La existencia política no depende del reconocimiento
Derecho de proteger y desarrollar su existencia
Derecho de ejercer jurisdicción en su territorio
Derecho al desarrollo cultural, político y económico
Inviolabilidad del territorio
Derecho a la legítima defensa
Deberes
Deber de respetar a los derechos de los otro estados, de acuerdo con el DI
Deber de cumplir los tratados, que deben ser públicos
Deber de no intervención
Deber de no utilizar la fuerza a no ser en el caso de legítima defensa.
Solución Pacífica de controversias y seguridad colectiva
De acuerdo con el art. 23 de la carta, las controversias internacionales entre estados-
miembros deben ser sometidas a los procedimientos de solución pacífica. Entre los
procedimientos a tal efecto se mencionan:
Negociación Directa
Buenos oficios
Investigación y conciliación
Mediación
Procedimiento judicial
Arbitraje
Los que especialmente acuerden, en cualquier momento, las partes.
Órganos de la OEA
La Asamblea General
Es el órgano supremo de la O.E.A que decide su acción y su política generales. Entre sus
principales atribuciones:
Determinar y coordinar las actividades de los órganos, armonizar la cooperación con
las Naciones Unidas y sus organismos y con otras organizaciones internacionales,
aprueba el presupuesto de la organización y fija las cuotas de los estados miembros.
Considera cualquier asunto relativo a la convivencia de los Estados Americanos
En la AG de la O.E.A Cada estado-miembro tiene un solo voto democrático y no existe
privilegio alguno como en el consejo de seguridad de la O.N.U
Reunión de consulta de Ministro de Relaciones Exteriores
Es el segundo órgano en importancia descendente de la O.E.A.
La reunión de Consulta deberá celebrarse con el fin de considerar problemas de carácter
urgente y de interés común para los estados americanos y para servir de órgano de consulta.
Los Consejos
el consejo permanente de la organización y el consejo interamericano para el desarrollo
integral, dependen directamente de la Asamblea General, y tienen la competencia que a cada
uno le asignan la carta y otros instrumentos interamericanos , así como las funciones que les
encomienden la asamblea general y la reunión de consulta de ministros de relaciones
exteriores
El comité jurídico interamericano
Es el cuerpo consultivo de la organización en asuntos jurídicos; promueve el desarrollo
progresivo y la codificación del derecho internacional y estudia los problemas jurídicos
referentes a la integración de los países en desarrollo del continente y la posibilidad de
uniformar sus legislaciones en cuanto parezca conveniente. Está integrado por 11 juristas
nacionales de los estados miembros, elegidos por un periodo de 4 años.
La comisión interamericana de Derechos Humanos
Es uno de los órganos del sistema interamericano responsables de la protección y promoción
de los DDHH, integrado por 7 miembros elegidos por la asamblea general.
Secretaría General
Órgano administrativo central y permanente de la O.E.A. el secretario general es elegido por
la Asamblea General para un periodo de 5 años, pudiendo ser reelegido una sola vez, pero no
sucedido por una persona de la misma nacionalidad
Las Conferencias Especializadas
Son reuniones intergubernamentales para asuntos técnicos especiales o para desarrollar
aspectos de cooperación.
Los Organismos Especializados
Entre ellos podemos mencionar al BID (Banco interamericano de Desarrollo), la CIEN
(Comisión interamericana de energía nuclear), la CIM (Comisión interamericana de la Mujer).
TEMA 7: ORGANOS DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES
1. Generalidades
Los Estados necesitan órganos que los representen en calidad de sujetos del DIP, que
ejercen derechos y obligaciones. Es por eso que existen órganos de más alto nivel oficial que
hacen de interlocutores válidos de los países en sus relaciones con los demás sujetos de
Derecho Internacional. El Órgano Central es el Gobierno representado por el jefe de Estado,
siendo éste por lo general la autoridad máxima en materia de relaciones internacionales.
Cabe señalar que identificar la política exterior de un Estado desarrollada por su Gobierno no
es correcto, ya que resulta obvio que, a estas alturas, una asimilación de la realidad estatal
con el principal órgano del Poder Ejecutivo, es simplista. Al menos durante la Edad
Contemporánea, el creciente protagonismo político de la base social de todo Estado ha
terminado plasmándose en una diversidad de poderes e instituciones que participan
activamente, tanto en la política nacional como en las relaciones exteriores del Estado,
reforzándolas o debilitándolas.
Así pues, la política exterior debe comprender la política gubernamental en las relaciones con
otros países, pero debe incluir también a los órganos estatales y/o sociales, distintos del
Gobierno, que desempeñan un protagonismo significativo en las relaciones que vinculan al
Estado con otros miembros estatales de la sociedad internacional.
Los Estados son libres de articular la organización de estos órganos como mejor consideren
conveniente. De modo general, entre los órganos centrales se encuentran el Jefe de Estado,
el Jefe de Gobierno y el Ministro de Asuntos Exteriores, bajo cuyas órdenes actúan los
órganos descentralizados o periféricos (fuera del territorio nacional): la Misión Diplomática y
Oficina Consular, todos ellos con inmunidades y privilegios de mayor a menor grado en
función de su rango.
La práctica real y efectiva de la Política Exterior depende en gran medida de las relaciones de
dependencia que un país tiene con otros y de cómo actúan sus órganos. Es a través de los
órganos del Estado que se mantiene relaciones con otros Estados y otros actores
internacionales. De acuerdo con PASTO, los órganos del Estado que intervienen en las
relaciones internacionales pueden ser divididos en internos y externos. Entre los primeros, hay
que hablar en rigor de los integrantes de los poderes legislativo, judicial o ejecutivo, pero no
vamos ocuparnos de aquellos, sino de la parte del poder efectivo que tiene la capacidad para
comprometer al Estado en planos internacionales: el Jefe de Estado, el de Gobierno y el
Ministerio de Asuntos Exteriores.
El Jefe de Estado –denominado también Presidente de la República en los Estados con forma
de gobierno presidencial o Rey, en los monárquicos, como el caso español–es el órgano
supremo del Estado, ubicado incluso por encima del Jefe de Gobierno, sea un Primer Ministro
o un Canciller, como existen en los regímenes parlamentarios, aunque en estos últimos
reposa gran parte o la totalidad de la política exterior.
En general, corresponde al Jefe del Estado la competencia de declarar la voluntad del Estado
respecto de los otros, aunque la competencia para formar dicha voluntad le es atribuida
generalmente por los ordenamientos internos en colaboración con otros órganos del Estado.
Así, en los regímenes dualistas, la dirección y coordinación de la acción política del país son
competencia del Jefe de Gobierno, que es el superior jerárquico del Ministerio de Asuntos
Exteriores. Por ejemplo, la forma política del Estado español es la monarquía constitucional
hereditaria con un régimen de democracia parlamentaria. Los poderes están divididos en
Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Según la Constitución Española, el Rey Don Juan Carlos es el
Jefe del Estado y Capitán General de los tres Ejércitos, como máximo jefe de las Fuerzas
Armadas. Paralelamente tiene un Presidente de Gobierno, sobre quien reposa la política
exterior.
En Gran Bretaña la jefe de Estado es la reina Isabel. El puesto del jefe de gobierno del Reino
Unido, el primer ministro, lo ocupa el miembro del parlamento que obtiene la mayoría de votos
en la Cámara de los Comunes, por lo general es el líder del partido político con más asientos
en dicha cámara. El primer ministro y el gabinete son nombrados por el monarca para formar
el "Gobierno de Su Majestad", aunque el primer ministro elige al Consejo de Ministros y, por
convención, el monarca respeta su elección. Francia es diferente, puesto que el Jefe de
Estado es el Presidente y el Jefe de Gobierno es el primer ministro, nombrado por el
presidente.
El Derecho Internacional tiene en cuenta tanto al Jefe del Estado como al jefe del gobierno,
con las atribuciones que cada Estado le otorga. Además, en virtud de sus funciones, se
considera que estos vinculan a su Estado en materia de tratados sin tener que presentar
plenos poderes, al igual que el Ministro de Relaciones exteriores. Por otro lado, el Reglamento
del Consejo de Seguridad de las N.U, aunque exige que cada miembro esté representado en
las reuniones del mismo por un representante acreditado, añade que el Jefe de Gobierno o el
Ministro de Relaciones Exteriores tendrán derecho a ocupar un asiento en el Consejo de
Seguridad sin presentar credenciales.
Cuando el Jefe del Estado visita un Estado extranjero, goza internacionalmente de un status
privilegiado para que pueda ejercer de forma independiente sus funciones. Tales privilegios e
inmunidades, extensibles a los Jefes de Gobierno, están contenidos en las clases de fuentes
del DIP. En normas consuetudinarias internacionales, inviolabilidad penal, inmunidad de
jurisdicción penal, la inmunidad de jurisdicción civil es discutida (en general se distingue entre
actos iure imperio, es decir, realizados en el ejercicio de sus funciones que quedan exentos y
los actos privados, sobre los que suele negar la inmunidad); otros privilegios son la
exoneración de impuestos personales, de consumo y similares.
Según la Constitución de cada país, como parte de sus atribuciones, el Jefe de Estado:
Dirige la política interior y exterior del Estado.
Suscribe tratados y convenciones personalmente o por medio de un delegado o
representante suyo provisto de plenos poderes.
Concede –o rehúsa– el agreement o placet al que aspiran los candidatos a Jefes de
Misiones Diplomáticas (extranjeros) de carácter permanente.
Recibe las credenciales de los Jefes de Misión diplomática (extranjeros);
Concede exequátur a los cónsules extranjeros;
Desarrolla la denominada “diplomacia directa” a través de visitas oficiales y
representaciones en Estados y organismos internacionales, intercambio de
correspondencia, etc.
Se le otorga inviolabilidad personal y por esta razón no puede ser detenido ni preso. Es
una protección que el derecho penal del Estado garantiza, sancionando los atentados
contra los Jefes de Estado extranjeros y las ofensas que se les dirijan, especialmente
por medio de la prensa.
Disfruta, inclusive del derecho de exención fiscal y tributaria y
Puede comunicarse libremente con su país.
Pero no fue sino hasta la Convención de Viena de 1961 que se establecieron las funciones
contemporáneas de la diplomacia, entre las que se encuentran: la representación de un
Estado, la protección de los intereses del Estado que representa, negociar ante el gobierno
que se esté acreditando, observar por los medios lícitos aquellas cuestiones que permitan
fomentar las relaciones e intercambios y cooperación entre su gobierno y el Estado huésped.
Una misión diplomática está conformada por un grupo de personas de un Estado presente en
otro Estado, representando al país acreditado en el país anfitrión. En la práctica, el término se
utiliza generalmente para denominar la misión permanente, es decir, la oficina de los
representantes diplomáticos de un país en la ciudad capital de otro. Con resguardo en el
Derecho Internacional, las misiones diplomáticas gozan de estatus extraterritorial, por ende,
aunque pertenecen al territorio de la nación anfitriona, están desligadas de las leyes locales y,
en casi todas las situaciones, son tratadas como parte del territorio del país al que pertenecen.
El papel de una misión diplomática es el de proteger los intereses del Estado acreditante en el
país receptor, dentro de los límites establecidos por el Derecho Internacional; negociar con el
gobierno del Estado anfitrión lo que el emisor demanda o espera; enterarse, por vía legal, de
las condiciones y desarrollos del Estado receptor y reportarlos al gobierno del Estado
acreditante; promover las relaciones amistosas entre ambos estados y fomentar su
crecimiento económico, cultural y científico. Tienen una serie de atribuciones políticas y
también jurídicas en mayor o menor grado. Por ejemplo, informan a su ministro sobre el
desarrollo de la situación del país en que está acreditado. Cuidan que las relaciones entre los
dos países sean correctas e incluso, si es posible, cordiales.
El artículo 7 de la Ley del Servicio de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional señala:
El Ministerio de Relaciones Exteriores tiene como Máxima Autoridad Ejecutiva, representación
legal e institucional, a la Ministra o el Ministro de Relaciones Exteriores, con rango de
Embajadora o Embajador Plenipotenciario y Extraordinario, máxima instancia jerárquica y de
decisión del Servicio Central y del Servicio Exterior, en cuanto a la ejecución y coordinación
de la política exterior boliviana.
El servicio central está compuesto por el Ministro de Asuntos Exteriores, que es quien dirige el
Ministerio de Asuntos Exteriores y la rama administrativa que lleva a cabo la política exterior y
se encuentra al frente de la diplomacia de su país. Además se encuentran los viceministros y
los directores, sobre los que a continuación explicaremos.
Además de los cónsules de carrera existen también los cónsules honorarios. Por lo general se
trata de comerciantes (súbditos del estado en que ejercen sus funciones).
TEMA 8: SOLUCIÓN PACÍFICA DE CONTROVERSIAS
1. Consideraciones Previas
El Derecho Internacional general y la Carta de las Naciones Unidas imponen a los Estados la
obligación de solucionar sus controversias internacionales por medios pacíficos, sin recurrir a
la amenaza o al uso de la fuerza, pero no les imponen determinados medios de solución; la
elección de un medio determinado depende del acuerdo de los Estados en litigio. Como lo
expresara la Corte Permanente de Justicia Internacional:
Está bien establecido en Derecho Internacional que ningún Estado puede ser obligado a
someter sus controversias con los demás Estados a la mediación, al arbitraje o a cualquier
otro medio de solución pacífica sin su consentimiento.
Los autores señalan –entre ellos ANTONIO R. BROTONS– que si bien son elementos
necesarios no son suficientes pues, el Juez FITZMAURICE fue particularmente expresivo en
su opinión individual en el asunto de Camerún septentrional (1963) al observar que para que
exista una controversia es preciso que una de las partes, formule o haya formulado a
propósito de una acción, omisión o comportamiento pasado o presente de la otra, una queja,
pretensión o protesta cuya validez esta impugnan, rechaza o niega, expresa o implícitamente
al persistir en la acción, omisión o comportamiento incriminados, no adoptar la medida
demandada o no conceder la reparación deseada, persistiendo las partes en su posición
encasillada.
Artículo 33
I. Las partes en una controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro
el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales tratarán de buscarle solución,
ante todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el
arbitraje,
El arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios
pacíficos de su elección.
II. . El Consejo de Seguridad, si lo estimare necesario, instará a las partes a que arreglen
sus controversias por dichos medios.
Los métodos pacíficos son los procedimientos que resuelven los conflictos que se suscitan
entre los Estados, se sustentan en el derecho o en sus principios generales. Se entiende que
a medida que la comunidad internacional presenta una mayor integración, se cuenta con
mejores perspectivas de aplicación de dichas formas de solución.
Según este procedimiento, dos Estados en conflicto primero procuran solucionar sus
desacuerdos mediante negociaciones diplomáticas, ya sea por medio de los Ministros de
Asuntos Exteriores y embajadores, o en una conferencia internacional. Incluso, en ciertos
Tratados, se exige como condición previa al procedimiento jurisdiccional que los Estados en
litigio hayan agotado las negociaciones diplomáticas. La vía diplomática ofrece ciertas
ventajas de ductilidad y discreción pero su eficacia depende de un relativo equilibrio entre las
fuerzas políticas en pugna. En criterio de BRÓTONS citado por ALBA las negociaciones
directas favorecen a los más fuertes, cuya realidad de poderse hace particularmente patente
en la desigual relación de una negociación en la que tantos factores externos ajenos a la
misma controversia están presentes.
Los buenos oficios pueden tener objetivos distintos: ya sea evitar un conflicto armado, resolver
pacíficamente una controversia internacional evitando un conflicto armado, o poner fin a una
guerra. Los buenos oficios necesitan una atmósfera de confianza. Fracasan si se los ofrece de
mala fe o si aceptan de mala gana.
El pacto de Bogotá señala en su artículo IX: El procedimiento de los Buenos Oficios consiste
en la gestión de uno o más Gobiernos Americanos o de uno o más ciudadanos eminentes de
cualquier Estado Americano, ajenos a la controversia, en el sentido de aproximar a las partes,
proporcionándoles la posibilidad de que encuentren directamente una solución adecuada.
ARTÍCULO X. Una vez que se haya logrado el acercamiento de las partes y que éstas hayan
reanudado las negociaciones directas, quedará terminada la gestión del Estado o del
ciudadano que hubiere ofrecido sus Buenos Oficios o aceptado la invitación a interponerlos;
sin embargo, por acuerdo de las partes, podrán aquellos estar presentes en las
negociaciones.
4.3. Mediación
En la mediación, un tercero –el mediador– participa en las negociaciones y formula a las
partes en controversia sugerencias y proposiciones tendientes a solucionarla vía diplomática:
El mediador no es un juez que dicta fallos, sino un amigo común que busca la avenencia. Su
papel es recomendar, sugerir, hacer atisbar una solución justa y honrosa para que las partes
la recojan y eventualmente la adopten.
El influjo del mediador emana de la prestancia que le otorga su propia función de intermediario
amigo.
El Papa Juan Pablo II designó como su representante para la Mediación Pontificia al Cardenal
Antonio Samoré, como resultado de las prolongadas negociaciones realizadas con ayuda de
la Santa Sede, los Ministerios de Relaciones Exteriores de Chile y Argentina firmaron, el 29
de noviembre de 1984, un Tratado de Paz y Amistad que solucionó el diferendo sobre la zona
austral.
4.4. Investigación
Las partes en una controversia pueden designar una comisión internacional de investigación a
fin de que esclarezca los puntos de hecho sobre los cuales existe una divergencia de
apreciación vía diplomática. Según este procedimiento, los dos Estados partes no están
obligados a aceptar las conclusiones de la comisión de investigación. Sin embargo, el
establecimiento de los hechos facilita normalmente el arreglo del litigio.
Gran Bretaña exigió del Gobierno Imperial ruso excusas oficiales, resarcimiento de daños y
castigo ejemplar a los culpables. Por su parte, el Gobierno Ruso sostuvo que sus buques
habían sido atacados por torpedos japoneses y que al responder al fuego enemigo, en
legítima defensa, habían infligido daños a la flotilla pesquera inglesa.
Los ánimos se exaltaron en Londres y San Petersburgo y se temió un conflicto armado entre
ambos países. Estos acordaron someter el caso a una Comisión Internacional de
Investigación. La Comisión no solo determinaría los hechos del incidente, sino también, daría
una opinión sobre el grado de culpa en que habían incurrido las personas responsables.
El informe de la Comisión estableció que no había habido buques torpedos en el lugar del
incidente, que los disparos de la flota rusa no habían tenido justificación, que el almirante de la
flota rusa había sido responsable del incidente, pero que estos hechos no menguaban las
cualidades militares o la humanidad del almirante ruso o del personal de su escuadra. A
consecuencia de este informe, Gran Bretaña no insistió en el castigo del almirante ruso y
Rusia pagó una indemnización a Gran Bretaña.
4.5. Conciliación
Es un modo de solución de las controversias internacionales en virtud de la cual una comisión
por las partes procede al examen imparcial de una controversia y se esfuerza por definir
términos de arreglo susceptibles de ser aceptados por ellas.
La comisión puede ser establecida a título permanente o puede ser constituida ad hoc para
entender un litigio determinado. El recurso a la conciliación es facultativo, pero las partes
pueden convenir en un tratado o cláusula de un tratado en vigor entre ellas que tenga un
carácter obligatorio. Por lo que respecta a la composición de la comisión, la fórmula más
comúnmente adoptada es que esté compuesta por cinco miembros, de los cuales cada
Estado parte designa uno entre sus propios nacionales y son elegidos los tres restantes de
común acuerdo entre nacionales de terceros Estados, pudiendo haber otras fórmulas de
composición: 2 por cada Estado y el quinto extranjero neutral. Presidente de la comisión es el
miembro extranjero o uno de los miembros extranjeros.
La comisión fija su propio procedimiento y está autorizada para interrogar testigos, realizar
visitas oculares y disponer peritajes. Las partes están representadas ante ella por agentes.
Sus decisiones se adoptan por mayoría de votos.
En cuanto a las funciones de la comisión podemos señalar dos: dilucidar las cuestiones en
litigio, recabando a este fin la información adecuada y conciliar las partes, para que estas
lleguen a un arreglo. El informe que la comisión debe presentar al finalizar su trabajo es
concebido como el instrumento para la conciliación.
Los términos de arreglo propuestos por la comisión no son obligatorios para las partes: éstas
pueden o no aceptarlos. Si los aceptan, se levanta acta en que consta el arreglo; si una de las
partes o ambas no los aceptan, se deja constancia de que ellas no pudieron ser conciliadas.
También hay tratados multilaterales de arreglo pacífico que contemplan la conciliación como
método de arreglo. Entre estos últimos podemos mencionar el Acta General de Ginebra de
1924 (revisada en 1949) el Pacto Antibélico Saavedra Lamas (1933) y el Pacto de Bogotá
sobre Soluciones Pacíficas (1948). En algunas convenciones modernas, como la Convención
sobre el Derecho de los Tratados (1969) y la Convención sobre el Derecho del Mar (1982) se
estipula el procedimiento de conciliación para la interpretación o aplicación de sus
disposiciones.
Fluye de lo dicho que no existe un tipo único de acuerdo de conciliación. Existen tratados y
acuerdos sobre conciliación, los cuales contienen tanto rasgos similares como modalidades
específicas.
5. Medios Jurídicos
Los medios jurídicos de solución pacífica de las controversias internacionales son el arbitraje y
la solución judicial. Ambos terminan con la decisión obligatoria de un tribunal, pero mientras
que en el arbitraje son las partes las que eligen los árbitros y convienen el procedimiento, el
arreglo judicial presupone la existencia de un tribunal permanente que tiene sus propios
jueces y reglas de procedimiento.
5.1. El Arbitraje
El arbitraje internacional tiene por objeto la solución de diferendos entre Estados por medio de
una sentencia o laudo obligatoria, pronunciada por árbitros de su propia elección y basada en
el derecho. Es un procedimiento en el cual las partes designan dos personas o entidades,
quienes a su vez designan un tercer árbitro que suele ser el presidente del tribunal ad hoc así
constituido. Los árbitros pueden fallar en derecho, con base en el Ius gentium o en un tratado
específico, lo mismo que en equidad, y su decisión, llamada "laudo arbitral", es inapelable y
obligatoria para las partes. Las decisiones en equidad también se denominan ex aequo et
bono y son aquellas que se toman como "verdad sabida y buena fe guardada", con
fundamento en principios de ética internacional o reglas generales de derecho internacional
no codificado.
Para someter una controversia al arbitraje se requiere el consentimiento de todos los Estados
que son partes en ella, pero una vez legalmente sometida, la sentencia pronunciada por el
tribunal arbitral tiene fuerza obligatoria, sin necesidad de aceptación o ratificación por las
partes litigantes.
El arbitraje es un medio muy apropiado para la solución de las controversias jurídicas, como
las relativas a interpretación y aplicación de tratados, las resultantes de reclamaciones hechas
por un Estado a otro por daños ocasionados a la persona o bienes de sus nacionales, las
relativas a derechos de pesca, etc. Los problemas territoriales han sido importante fuente de
arbitrajes internacionales.
Los Estados prefieren muchas veces el arbitraje en lugar de un arreglo judicial porque el
primero es más informal: las partes establecen la composición del tribunal y las reglas de
procedimiento y de fondo.
5.1.1. Historia
Aunque el arbitraje es una institución muy antigua, su historia moderna se remonta al Tratado
de Jay, firmado por Estados Unidos y Gran Bretaña en 1794. Este Tratado estableció tres
Comisiones Mixtas para resolver varios problemas pendientes entre ambos países derivados
de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos.
Durante el siglo XIX los arbitrajes se hicieron más frecuentes y la institución recibió un impulso
considerable con el arbitraje de Alabama, entre los Estados Unidos y Gran Bretaña, que tuvo
lugar en Ginebra en 1872, ante un tribunal compuesto por cinco árbitros (un italiano, un suizo,
un brasileño, un norteamericano y un británico). El tribunal dictó un laudo contra Gran Bretaña
por US$ 15.500.00, entonces una suma considerable. Esta fue la primera ocasión en que dos
Grandes Potencias sometieron al arbitraje una controversia que, para emplear el lenguaje de
la época, afectaba “el honor y los intereses vitales” de las Partes. Se ha estimado que durante
el periodo comprendido entre el Tratado Jay y fines del siglo XIX se dictaron 177 sentencias
en litigios entre Estados. Algunas de ellas fueron pronunciadas por Comisiones Mixtas de
Reclamaciones establecidas entre dos Estados para resolver reclamaciones por daños
causados a particulares.
Tipos
Hay cinco tipos básicos de órganos de arbitraje, a saber:
El más antiguo es el arbitraje que lleva a cabo un jefe de Estado; en su primitiva
forma se recurría al Papa, emperador o autoridades estatales. En los siglos XlX y XX
apareció como árbitro el jefe del Estado. Constituyen ejemplos el litigio por el Estrecho
de Magallanes, en 1902, solucionado por el rey de Gran Bretaña; el conflicto entre Perú
y Bolivia, arbitrado por Figueroa Alcorta, entre Argentina y Brasil, arbitrado por
Cleveland, etcétera
Comisiones mixtas. En esta forma renace el arbitraje a fines del siglo XVIII, luego de
la emancipación de EE.UU., debido a que surgen litigios con Gran Bretaña por los
límites entre EE.UU., y Canadá (colonia de Gran Bretaña y parcialmente de Francia) y
por pretensiones de particulares de ambos Estados (comisiones de Jay de 1874). Aquí
el arbitraje adquiere una nueva forma: cada parte designa a un árbitro, integrándose así
una comisión paritaria constituida de tal modo que no podía fallar con autoridad moral
suficiente para dar sentencia. Pero tenía la ventaja de que a los miembros se los elegía
por su competencia y no solo por la representatividad de un jefe de Estado. Este podía
a veces carecer de conocimientos sobre la materia o incurrir en parcialidad, (por
ejemplo, fue criticado el arbitraje sobre el Estrecho de Magallanes porque Gran Bretaña
tenía intereses con Chile). Además el jefe del Estado, al fallar, se preocupaba de no
dejar sentado un procedimiento que pudiera perjudicar los intereses de su país en
litigios futuros. Por esto y para no demostrar la falta de conocimientos jurídicos se
prefería no motivar sus fallos. Pero el laudo queda apoyado por el prestigio y la fuerza
del Estado; no cumplirlo sería una afrenta para el Estado, cuyo jefe actuaba como
árbitro. Por estos inconvenientes se generalizaron otros procedimientos.
Tribunal arbitral. Es un verdadero órgano judicial compuesto por 3 o 5 miembros
imparciales. Elimina los inconvenientes de los anteriores porque tiene autoridad para
dictar la sentencia, es imparcial y competente por ser sus miembros juristas. Por estos
motivos resulta el procedimiento arbitral más importante.
Arbitro único. Suele recurrirse a este tipo de arbitraje en los litigios de poca
importancia, especialmente de carácter técnico; por ejemplo en los que surgían por la
aplicación del tratado de Versalles después de la Primera Guerra Mundial.
El Tribunal Permanente de Arbitraje con sede en La Haya, no debe confundirse con
la Corte Permanente de Justicia Internacional. Muchos tratadistas repiten irónicamente
que no es un tribunal ni es permanente, y en efecto su denominación es incorrecta. Se
trata de una institución cuyo único elemento permanente es una Secretaría que guarda
la lista de los candidatos por integrar los tribunales arbitrales.
Cuando dos Estados firmantes de la convención de La Haya tuvieran un litigio, deben
elegir los árbitros de esta lista. De tal modo lo permanente no es la Corte sino
únicamente la oficina.
La ventaja de esta forma sobre las anteriores es la de tener una nómina de posibles
miembros de un tribunal constituido de antemano. En cierto modo hay analogía con la
ventaja de la conciliación sobre la mediación.
Base del laudo arbitral. Lo más frecuente es que el laudo se funde en el DI positivo o bien en
la equidad. Hasta aquí el arbitraje queda dentro del marco de las normas jurídicas, pero puede
franquearlo en dos casos. Puede proponérsele al órgano arbitral la competencia de "amigable
componedor". Vale decir que se le da la competencia de fallar con prescindencia de las
normas jurídicas, de acuerdo con consideraciones de otra índole: política, económica,
estratégica, etc. Por otro lado, el arbitraje puede tener el carácter de una reglamentación de
los intereses que deja gran amplitud de criterio, mucho mayor que el anterior porque puede
fallar no solo según los datos existentes sino en consideración del desarrollo futuro de
acontecimientos.
El compromiso
El compromiso es un acuerdo por el cual dos Estados someten un diferendo existente entre
ellos a la decisión de un tribunal arbitral. En el compromiso las partes determinan el objeto del
litigio, señalan el árbitro, establecen el procedimiento, convienen el derecho aplicable, etc. El
compromiso es un tratado internacional, y como tal, está sometido a las normas sobre
Derecho de los Tratados.
Las partes pueden facilitar la redacción del compromiso remitiéndose a las reglas establecidas
en la Convención de La Haya sobre la Solución Pacífica de los Conflictos Internacionales de
1907 o bien a las reglas modelo elaboradas por la Comisión de Derecho Internacional de las
Naciones Unidas.
El compromiso es la ley del arbitraje: tanto el tribunal arbitral como las partes litigantes están
sujetos a sus disposiciones.
El tribunal arbitral tiene facultad para interpretar el compromiso y, por ende, para pronunciarse
sobre el alcance de su propia competencia.
La cláusula compromisoria
Es la disposición de un tratado por medio de la cual las partes contratantes se obligan a
someter al arbitraje, a solicitud de cualquiera de ellas, los litigios o controversias que surjan
entre sí sobre la interpretación o la aplicación del tratado.
Por lo que acabo de señalar, los Derechos Humanos son valores que responden a procesos
dinámicos, conquistas alcanzadas por la justicia y la dignidad humana. Son producto –
asimilado en la conciencia colectiva– de la lucha histórica de los grupos sociales por
imponerlos y defenderlos. Esta posición difiere de las corrientes de inspiración iusnaturalista
que definen los Derechos Humanos como algo que dimana de la naturaleza del hombre: son
derechos inherentes, innatos, naturales a la persona humana.
Por consiguiente, están por encima y antes del Derecho Positivo, existen por sí mismos. En
controversia con esta concepción, se critica al iusnaturalismo por cuanto postula “la existencia
de un canon universal de lo justo y de lo bueno”, que lleva a una deshistorización de los
principios en sí, aceptándose la entrada de los histórico solo en relación con la captación de
esos principios, los cuales estarían socialmente determinados solo en cuanto a conciencia de
ellos. En cuanto principios generales y abstractos de la acción humana flotarían por encima de
la historia humana, siempre iguales a sí mismos...”. Para el iusnaturalismo, los Derechos
Humanos deben entenderse como valores, más allá de la circunstancia de que sean o no
reconocidos. Lo importante es tener presente que los derechos son conquistas de la
humanidad.
De acuerdo con TRAVIESO J.A. las diferencias entre las fundamentaciones iusnaturalismo y
las historicistas, serían las siguientes:
Derechos naturales, universales y absolutos, versus derechos históricos variables y
relativos.
Derechos humanos anteriores y superiores a la sociedad y el derecho que la sociedad
produce, versus derechos humanos resultado del devenir y evolución de la sociedad.
Durante el siglo XX, y particularmente en sus últimos decenios, en América Latina los
Derechos humanos se han convertido en el principal soporte del sistema político y social,
basado en la promoción y garantía del desarrollo de las personas, sin discriminación. Los
Derechos humanos pasaron a ser concebidos como lo que son en el constitucionalismo
moderno: el contenido esencial, la sustancia del sistema democrático. Ellos son, por un lado,
un límite infranqueable para cualquier forma de arbitrariedad por parte del Estado y de la
propia sociedad, amén de constituir, por el otro, una finalidad u objetivo que orienta al
conjunto del sistema político a la convivencia social donde la dignidad humana y el desarrollo
pleno del ser humano constituyen los valores supremos.
Los valores señalados pueden considerarse como la base o los tres ejes fundamentales en
torno a los cuales se ha centrado siempre la reivindicación de los Derechos humanos,
revistiendo, eso sí, en distintos momentos históricos un alcance diverso, el conjunto de
facultades que se dirigen al reconocimiento y afirmación de la dimensión moral de la persona.
Su importancia en la génesis de la moderna teoría de los Derechos Humanos es innegable.
Baste recordar que de la idea de dignitas del hombre, como ser éticamente libre, parte todo el
sistema de Derechos Humanos que, a su vez, fue elemento inspirador de las declaraciones
americanas5. Por lo tanto los Derechos Humanos son inherentes a la condición humana. Se
fundamentan en la dignidad humana cuando el Estado reconoce a la persona como sujeto de
derecho y se cimientan en la personalidad, no recayendo sobre ningún objeto, sino
exclusivamente sobre la persona humana.
Es así que la conceptualización de los Derechos humanos como una serie de exigencias y
pretensiones ético-jurídicas, en virtud de la dignidad de las personas, está frente a aquellas
formas de poder social que la niegan o que la ponen en peligro y que son positivizadas
generalmente en los instrumentos internacionales. La libertad constituye, desde siempre, el
principio aglutinante de la lucha por los Derechos humanos, hasta el punto de que durante
mucho tiempo “…la idea de libertad, en sus diversas manifestaciones, se identificó con la
propia noción de los Derechos humanos”.
De acuerdo con Padilla, los derechos humanos como conjunto de facultades que
corresponden a todos los seres humanos como consecuencia de su innata dignidad, son
destinados a permitirles el logro de sus fines y aspiraciones en armonio con lo de otras
personas que deben ser reconocidos y amparados por los ordenamientos jurídicos en cada
Estado.
El principio de igualdad que constituye la esencia del ser humano, es factible recalcar que tal
modo puede ser desagregado en distintas vertientes, según las diferentes concepciones
políticas imperantes en las sociedades. De esa manera contamos con el principio de igualdad
frente a la ley, propia del liberalismo clásico, que en muchas ocasiones no se cumple. Puede
también hablarse de la igualdad en los derechos, con un ámbito más vasto y pluralista que el
anterior, pero sin connotaciones sociales, es decir, que lo que existe es una igualdad formal,
no efectivizándose, por ejemplo, en los derechos sociales; y una tercera, la igualdad de
oportunidades. En la actualidad, la igualdad de oportunidades, que presupone la existencia de
una sociedad de libre competencia, pretende aplicar la regla de la justicia a esta magnitud
vectorial, ya sea comprendiendo a todos los miembros del grupo, y a su vez considerando
situaciones jurídicas y sociales que impactan en los habitantes y que le son propias.
Es importante destacar lo que al respecto señala Fernández Ruiz-Galvez, cuando afirma que
la igualdad es “…esencial a todos los seres humanos, significa afirmar que todos son iguales
en cuanto seres humanos, e iguales en dignidad, pero sin excluir sus múltiples diferencias en
otros aspectos y desde diferentes puntos de vista. Y sin excluir tampoco el valor de dichas
diferencias y la exigencia de respetarlas que emanan de la propia dignidad humana; las
desigualdades son las distintas posiciones sociales y jurídicas de las personas, por ejemplo,
las desigualdades en cuanto a titularidad de los derechos. Las discriminaciones son
desigualdades antijurídicas, violaciones del principio normativo de igualdad. La igualdad no se
opone a las diferencias, sino a las desigualdades. La igualdad supone el respeto de las
diferencias y la lucha contra las desigualdades”.
La sentencia del Tribunal Constitucional hace énfasis en la igualdad de las personas, pero con
equidad, revalorizando la diversidad humana y fortaleciendo la aceptación de las diferencias
individuales. Este principio está relacionado con el de igualdad, siendo este último
fundamental en la doctrina de los Derechos Humanos que se fundamenta, como es sabido, en
la existencia de todo un complejo normativo internacional en la materia, asentando su propia
estructura en el principio de admisión universal, conforme al cual todos los seres humanos
nacemos libres e iguales en dignidad y derechos.
Los Derechos humanos representan un sistema de valores concretos, un sistema cultural que
resume el sentido de la vida establecido en los diferentes convenios internacionales y
Constituciones modernas. Se trata de Derechos que sostienen y revelan la ubicación de la
persona en el plano jurídico y social. En un principio se enfatizó en los derechos individuales
de la persona, después sin embargo, y sin eclipsar esa primera dimensión, se tomó
conciencia de que el disfrute real de tales derechos por todos los miembros de la sociedad
exigía garantizar, de manera paralela, el reconocimiento de los derechos sociales para lograr
ciertas cuotas de bienestar económico y social que permitieran la participación activa de todos
los ciudadanos en la vida comunitaria.
El profesor Luigi FERRAJOLI sostiene que son Derechos fundamentales “…todos aquellos
derechos subjetivos que corresponden universalmente a todos los seres humanos en cuanto
están dotados del status de personas, de ciudadanos o personas con capacidad de obrar”.
Por un lado, los Derechos fundamentales como derechos subjetivos constituyen una potestad
o facultad subjetiva de la persona frente al poder público para exigir el respeto y resguardo,
así como las garantías procesales necesarias. Por lo tanto, generan obligaciones negativas
para el Estado. Por otro, son también principios objetivos del orden constitucional, toda vez
que poseen un alcance objetivo que se plasma en directrices constitucionales y mandatos a
los poderes públicos; consiguientemente, generan obligaciones positivas para el Estado.
Coincidentemente con los autores arriba señalados, el maestro español Gregorio PECES
BARBA indica que cuando nos referimos a los Derechos fundamentales no estamos “…
refiriéndonos al mismo tiempo a la pretensión moral justificada y a su recepción en el derecho
positivo. La justificación de la pretensión moral se produce sobre rasgos importantes
derivados de la dignidad humana, necesarios para el desarrollo integral del ser humano. La
recepción en el derecho positivo es la condición para que pueda realizar eficazmente su
finalidad”.
Desde una perspectiva más axiológica, ALEGRE conceptualiza los Derechos fundamentales
como “…el modo en que nos vemos, individual y colectivamente. Ellos expresan en lenguaje
jurídico y moral la convicción de que cada ser humano es digno por el solo hecho de
pertenecer a la especie. Es además una convicción igualitaria: no hay personas más dignas
que otras. La dignidad esencial de todo ser humano conlleva demandas de un trato
correspondiente a dicha dignidad, demandas que han sido recogidas en diversas instituciones
jurídicas”. Los Derechos fundamentales representan un sistema de valores concretos, un
sistema cultural que resume el sentido de la vida plasmado en las diferentes Constituciones
modernas. En la práctica, y a luz del análisis doctrinario y jurisprudencial, los Derechos
Humanos o Derechos fundamentales son considerados desde el punto de su concepto como
categorías similares, siendo en su dimensión y esencia lo mismo.
Los Derechos humanos no forman hoy parte de los asuntos internos de los Estados pues son
la expresión directa de la dignidad de la persona; en consecuencia los Estados tienen la
obligación de respetarla. “Esta obligación internacional de Justicia, una obligación erga
omnes: incumbe a todo Estado con respecto a la comunidad internacional en su conjunto y
todo Estado tiene un interés jurídico en la protección de los Derechos humanos”.
Universales
Cuando se habla de universalidad de los derechos se está diciendo al menos tres cosas
diferentes… en un plano racional titularidad de derechos que se adscriben a todos los seres
humanos…y con pretensión de validez general de los criterios de moralidad… Si nos situamos
en el plano temporal al margen del tiempo [son] válidos para cualquier momento de la
historia…en el plano espacial, por universalidad entendemos la extensión de la cultura de los
derechos humanos a todas las sociedades políticas sin excepción, (integralidad,
inalienabilidad, imprescriptibilidad).
Imprescriptibles
No prescriben con el transcurso del tiempo, por no estar dentro del comercio humano.
Interdependientes e indivisibles
Porque unos derechos dependen de otros, se hallan interconectados. Así, por ejemplo, el
derecho a la vida se efectiviza si existen adecuadas condiciones de salud y, para que existan
estas condiciones debemos garantizar recursos económicos contemplados en el presupuesto
de la Nación. De esta forma, hace a los Derechos Humanos interdependientes unos de los
otros: los derechos civiles, sociales, económicos y políticos. Por consiguiente, el pleno goce
de los derechos civiles y políticos sería imposible sin el disfrute simultáneo de los Derechos
económicos, sociales y culturales.
Inalienables
Derechos que no pueden ser enajenados.
Progresivos
Aunque se debe señalar que no todos los Derechos fundamentales son progresivos. Es el
caso concreto de la vida, se garantiza el derecho a ésta y a la dignidad de las personas de
manera completa desde el inicio hasta el fin de su personalidad, es decir, desde su nacimiento
hasta su muerte. Existe, entonces, un error conceptual de parte de los constituyentes. Los
únicos derechos progresivos son los Derechos sociales y culturales, ya que se parte de la
premisa de garantizar un piso mínimo de protección, en constante expansión, a medida que el
Estado vaya cumpliendo con los objetivos planteados por el Pacto de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales. Aunque ROMERO BONIFAZ20 señala que son progresivos por cuanto,
a medida que progresa la humanidad, nuevos derechos van emergiendo según las
necesidades sociales que serán posteriormente reconocidas en la comunidad internacional.
De esta forma amplían gradualmente los derechos constitucionales como aspectos nuevos en
la doctrina de los Derechos humanos.
El principio se aplica a toda persona en relación con todos los derechos humanos y las
libertades, y prohíbe la discriminación sobre la base de una lista no exhaustiva de categorías
tales como sexo, raza, color, y así sucesivamente. El principio de la no discriminación se
complementa con el principio de igualdad, como lo estipula el artículo 1 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos”.
Un problema que surge con frecuencia es el compatibilizar y/o articular los derechos
tradicionales de la colectividad con los derechos universales de las personas que pertenecen
a ella. La misma idea de los derechos de un grupo comunitario puede entrar en contradicción
con la noción de Derechos del individuo, afectándolos. Es interesante hacer notar que los
Derechos humanos, para su concreción, necesitan de una “… relación de continuidad no solo
axiológica, sino también estructural, entre los derechos sociales y los derechos civiles y
políticos. Hoy existen buenas razones teóricas y empíricas para postular la existencia, entre
una y otra categoría de derechos, de una relación de continuidad, indivisibilidad e
interdependencia, tanto axiológica como estructural. En un sentido axiológico, en efecto,
podría defenderse con argumentos de peso que todos los Derechos fundamentales, civiles,
políticos y sociales son en realidad derechos de libertad, esto es, estrategias jurídicas que
persiguen la minimización de la arbitrariedad y la maximización de la autonomía o de la
autodeterminación de las personas y los grupos, sin discriminaciones ni exclusiones”25.
Junto a esa íntima continuidad axiológica entre las diversas dimensiones de la libertad es
posible, igualmente, sostener una afinidad estructural entre todos los derechos. Frente a la
difundida concepción que distingue de manera radical entre los derechos sociales de
prestación y derechos civiles de abstención, justificando así la mejor protección de estos
últimos, sería posible afirmar que todos los Derechos humanos, en su contenido básico,
esencial, son Derechos mixtos, híbridos, cuya tutela implica, para el poder, obligaciones
positivas y negativas, de hacer y de no hacer, costosas y no costosas.
2. Concepto
El reconocimiento de la prohibición del uso y amenaza de la fuerza como un principio del
derecho internacional público, no ha evitado que la sociedad internacional se vea conmovida
por encuentro bélicos; esta situación ha hecho renacer el gran debate sobre la prescripción
del uso de la fuerza y su eficacia o la regulación o establecimiento de límites a este
despliegue de violencia. Como señala Alba y Castro “la prescripción legal realizada después
de la Segunda Guerra Mundial de este recurso no ha evitado la aparición de conflictos
armados algunos internacionales y más internos”
Ramiro Brottons en su obra menciona, que las normas de Derecho Internacional “son el
conjunto de normas internacionales de origen convencional y consuetudinario, que restringe
por razones humanitarias el derecho de la parte en un conflicto armado, internacional o no, a
utilizar medios de guerra y proteger a las personas y bienes que podrían ser afectado por el
mismo”.
Las obligaciones que se derivan de un conflicto armado, cualquiera sea su naturaleza, son
muchas pero de entre todas, las más importante, es sin duda la realización de la justicia, el
fortalecimiento institucional, de modo que las sociedades puedan desarrollar mecanismos de
prevención y reparación de la víctima de la violencia.
Esta rama del Derecho Internacional Público está compuesto por una amplia de gamas de
normas internacionales que pueden distinguirse en dos ramas perfectamente diferenciadas:
el derecho de los conflictos armados que tienen los objetos limitar los medios y
métodos de combate cuyas normas están íntimamente relacionadas a las ideas de
necesidad, interés militar y conservación del estado, para algunos autores conocidas
como derecho de La Haya así lo estableció la comisión para el esclarecimiento del
caso Guatemala;
el derecho humanitario bélico, que a diferencia del anterior su objetivo principal se basa
en la protección de las víctimas de los conflictos armados basados en principio de
humanidad y en el hombre y su protección como núcleo principal conocido como
derecho de ginebra.
El CICR, trabaja en todo el mundo para prestar ayuda humanitaria a las personas afectadas
por los conflictos y la violencia armada, y para promover las leyes por las que se protege a las
víctimas de la guerra. Es una Institución independiente y neutral, su cometido dimana
esencialmente de los Convenios de Ginebra de 1949. Su sede se encuentra en Ginebra,
Suiza, emplea a unas 13.000 personas en 80 países; su financiación estriba principalmente en
los donativos voluntarios procedentes de los Gobiernos y de las Sociedades Nacionales de la
Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
5. Ginebra y La Haya
El Derecho Internacional Humanitario (DIH)-también denominado derecho de los conflictos
armados o derecho de la guerra- comprende dos ramas distintas:
El “derecho de Ginebra”, cuyo objetivo es proteger a los militares que han dejado de
participar en los combates y a las personas que no participan directamente en las
hostilidades, por ejemplo, la población civil. Por lo tanto protege a las víctimas de las
situaciones de conflicto armado, militares fuera de combate.9
El “derecho de La Haya”, por el que se determinan los derechos y las obligaciones de
los beligerantes en la conducción de las operaciones militares y se limita la elección de
los medios para perjudicar al enemigo.
Estas dos ramas del DIH reciben su nombre de la respectiva ciudad donde fueron inicialmente
codificadas. Con la aprobación de los Protocolos adicionales de 1977, en los que se han
reunido ambas ramas, hoy esta distinción solo tiene un valor histórico y didáctico.
Ni la población civil como tal ni las personas civiles serán objeto de ataques. Estos solo
estarán dirigidos contra los militares. Las personas que no participan – o que ya no pueden
participar– en las hostilidades tienen derecho a que se respete su vida y su integridad física y
moral. Dichas personas serán, en todas las circunstancias, protegidas y tratadas con
humanidad, sin distinción alguna de índole desfavorable. Se prohíbe matar o herir a un
adversario que haya depuesto las armas o que éste fuera de combate.
Las partes en conflicto y los miembros de sus fuerzas armadas no gozan de un derecho
ilimitado por lo que atañe a elección de los métodos y medios de hacer la guerra. Queda
prohibido emplear armas o métodos de guerra que puedan causar pérdidas inútiles o
sufrimientos excesivos.
Los heridos y los enfermos serán recogidos y asistidos por la parte en conflicto en cuyo poder
estén. El personal sanitario, las instalaciones, los medios de trasporte y el material sanitarios
serán protegidos. El emblema de la cruz roja o el de la media luna roja sobre fondo blanco es
el signo de dicha protección y ha de ser respetado.
Los combatientes capturados y las personas civiles que se hallen bajo la autoridad de la parte
adversaria tienen derecho a que se respete su vida, su dignidad, sus derechos individuales y
sus convicciones (políticas, religiosas u otras). Serán protegidos contra cualquier acto de
violencia o de represalias. Tendrán derecho a intercambiar correspondencia con sus
familiares y a recibir socorros. Se beneficiaran de las garantías judiciales fundamentales.