Tema 19 Bio 2 Bach
Tema 19 Bio 2 Bach
Tema 19 Bio 2 Bach
Se emplean dos tipos de sustancias: sueros, que contienen sólo anticuerpos específicos y
gammaglobulinas, mezclas de anticuerpos entre los que se encuentran los que interesan.
Se ha utilizado tradicionalmente el caballo, que se infecta para que sintetice el anticuerpo, se le
extrae sangre y se aíslan y purifican los anticuerpos. También se pueden extraer de la sangre de
otra persona que ha superado la infección o mediante ingeniería genética.
Es útil contra enfermedades infecciosas que se desarrollan con rapidez, como el tétanos, la
rabia y la difteria, en personas no vacunadas.
Tipos de vacunas: existen varios tipos, según el origen y la naturaleza de los antígenos:
•Vacunas atenuadas. Contienen microorganismos vivos muy debilitados. Se reproducen en el
individuo causando una infección muy pequeña que el organismo desactiva sin problemas, ya
que genera anticuerpos y linfocitos B de memoria que proporcionan inmunidad de larga
duración. Ej. Vacunas de la poliomielitis, el sarampión y la rubeola.
•Vacunas inactivadas. Contienen microorganismos muertos, por lo que no pueden reproducirse
en el organismo. La respuesta inmunitaria es más débil que en las vacunas atenuadas; por eso
se necesitan dosis adicionales, de recuerdo, para estimular los linfocitos B de memoria y
mantener la inmunidad. La inactivación de los microorganismos se produce con productos
químicos, como el formol, o con la aplicación de calor o radiación. Ej. Vacunas de la rabia, la
fiebre tifoidea, la tos ferina y la difteria.
•Vacunas acelulares. Contienen sólo productos o partes de los microorganismos con los
antígenos que más estimulan el sistema inmunitario. Se distinguen:
-Toxoides. Son toxinas bacterianas alteradas (inactivadas o no tóxicas) por calor o agentes
químicos, que conservan la capacidad de estimular la producción de anticuerpos. Ej. Vacunas
antitetánica y antidiftérica.
-Antígenos aislados. No contienen componentes innecesarios, así que no provocan efectos
adversos. A veces, sólo una proteína de la cubierta vírica (determinante antigénico) puede
provocar una respuesta inmune. Gracias a la ingeniería genética, tenemos vacunas así para la
hepatitis B, la meningitis meningocócica y el papiloma humano.
-Antidiotípicas. Utilizan como antígeno unos anticuerpos producidos contra otros anticuerpos.
Para obtenerlas se inocula el antígeno a un organismo (A) que genera anticuerpos Ab1
(idiotípicos), que a su vez son inoculados a otro organismo (B) que generará anticuerpos contra
ellos (Ab2 o antiidiotípicos). Los Ab2 se pueden usar como vacunas porque poseen zonas con la
misma estructura que el antígeno original. Se usa en la vacuna de la rabia y en pacientes con
cáncer de alto riesgo.
-Tipo II (citotóxica)
Los IgM o IgG se unen a antígenos que pertenecen a células humanas, lo cual activa el
complemento, la lisis y la fagocitosis. Se encuadran aquí algunas enfermedades autoinmunes.
-Tipo III (mediada por complejos inmunitarios)
Muy parecida a la II, pero los antígenos a los que se unen los anticuerpos no forman parte de
células, sino que circulan libres por la sangre. Ciertas infecciones crónicas pueden causar esta
hipersensibilidad. También se incluyen aquí algunas enfermedades autoinmunes.
-Tipo IV (retardada)
La reacción se produce más tarde, incluso varias semanas después del contacto con el
antígeno. No intervienen los anticuerpos, sino un tipo de linfocitos T que, después de un
segundo contacto, liberan sustancias que estimulan la acción de los macrófagos y
desencadenan un proceso inflamatorio. Un ejemplo es el causante de las dermatitis de
contacto originadas por algunos cosméticos, prendas de vestir, bisutería o plantas en contacto
con la piel.
2.3. Enfermedades autoinmunitarias
La autoinmunidad es un error del sistema inmunológico del cuerpo para reconocer sus células
y tejidos como propios, produciendo anticuerpos como si fueran extrañas al organismo. Es un
proceso autodestructivo que causa enfermedades autoinmunes, de desarrollo lento pero
progresivo.
Cuando los linfocitos están madurando, algunos no son capaces de distinguir los antígenos
externos (heteroantígenos) de las moléculas propias (autoantígenos). Normalmente, estos
linfocitos anómalos o autorreactivos se eliminan, pero puede que alcancen la circulación
sanguínea y lleguen hasta algunos órganos, desarrollando procesos de autoinmunidad. La
producción de linfocitos autorreactivos puede deberse a:
• Cambios en los autoantígenos que impiden que el sistema inmunitario los pueda reconocer
como propios.
• Los antígenos extraños son muy parecidos a los autoantígenos (mimetismo molecular). •
Algunas células no son reconocidas como propias porque no habían entrado en
contacto con los linfocitos.
Algunas de las enfermedades autoinmunitarias más conocidas son:
- Anemia hemolítica que afecta a la membrana de la hematíes.
- Esclerosis múltiple que afecta al cerebro y médula espinal.
- Escleroderma que afecta al corazón, pulmón, riñon etc.
- Tiroiditis de Hashimoto que afecta a la tiroides.
3. El sistema inmunitario en los trasplantes de órganos
El rechazo lo produce una respuesta inmunitaria contra los antígenos presentes en las células
del órgano trasplantado. Los antígenos responsables del rechazo son los autoantígenos del
MHC, por lo que antes de realizar un trasplante hay que asegurarse de que los autoantígenos
del donante y el receptor sean iguales o parecidos.
El rechazo comienza con el ataque de los linfocitos Tc. También interviene la respuesta
específica humoral (anticuerpos) y la repuesta inespecífica (fagocitos, complemento). Puede
iniciarse 48h después del trasplante debido a una hipersensibilidad de tipo II (rechazo
hiperagudo), o bien al cabo de varias semanas o meses como resultado de una
hipersensibilidad tipo IV originada por el contacto prolongado con los linfocitos Th1.
Para evitar el rechazo se suministra al paciente fármacos inmunosupresores que inhiben la
respuesta inmunitaria.