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TEMA 18 Bio 2 Bach

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TEMA 18.

EL SISTEMA INMUNE
1. Infección. Fases de la enfermedad infecciosa
La infección o enfermedad infecciosa se produce cuando un microorganismo patógeno
entra y prolifera dentro de un organismo. Puede ser contagiosa o no.
Los microorganismos pueden entrar en el organismo por las siguientes vías de transmisión:
vía aérea (respiratoria), vía digestiva (ingestión de agua y/o alimentos contaminados), vía
sexual, vía cutánea (a través de erosiones o heridas) o vía parenteral (entrada en el
torrente sanguíneo o linfático mediante picaduras, inyecciones con fluidos contaminados,
contacto con heridas sangrantes, etc.).

La enfermedad infecciosa se puede dividir en varias fases relacionadas con la capacidad de


contagio de la enfermedad y la respuesta inmunitaria.

Incubación: es el tiempo que transcurre desde la entrada del agente infeccioso en el


organismo hasta la aparición de los primeros síntomas. Durante esta fase, el agente patógeno
se multiplica y se extiende por el organismo, pero no se manifiestan síntomas
externos. Algunas enfermedades infecciosas pueden ser contagiosas en esta etapa. El
organismo comienza a desarrollar una respuesta inmunitaria innata, preparada para eliminar
rápidamente los agentes infecciosos. Si esa respuesta es eficaz, la infección puede resolverse
sin que se produzcan síntomas.
Desarrollo o fase aguda: se manifiestan los síntomas de la enfermedad por la replicación del
agente patógeno, que está causando daño al organismo. La capacidad de contagio suele ser
mayor, ya que la carga viral es elevada. El sistema inmunológico intensifica sus esfuerzos
para combatir la infección desarrollando una respuesta inmunitaria adaptativa o específica,
que es más específica y eficaz para eliminar el agente infeccioso.
Convalecencia: durante esta fase, la sistema inmune está eliminando el agente infeccioso, los
síntomas disminuyen y el organismo comienza a reparar los daños causados. La capacidad de
contagio disminuye, pero puede existir en algunos casos hasta que el organismo se libra
completamente del patógeno. Se desarrolla la inmunidad adquirida, proporcionando cierta
protección futura contra la enfermedad.

2. Antígenos
Es una sustancia que desencadena la formación de anticuerpos y puede causar una respuesta
inmunitaria específica. La definición moderna abarca todas las sustancias que pueden ser
reconocidas por el sistema inmunitario adaptativo, sean propias o ajenas.

Los antígenos son macromoléculas que pueden estar libres o en la superficie del patógeno,
generalmente proteínas (independientes o unidas a glúcidos o lípidos) y polisacáridos.
Para desencadenar una respuesta inmunitaria, los antígenos han de unirse a unos receptores
antigénicos de la membrana plasmática de los linfocitos por una zona del antígeno llamada
epítopo o determinante antigénico.

El antígeno puede ser:


• Univalente: sólo tiene un epítopo , por lo que
sólo puede unirse a él un anticuerpo.
• Polivalente: presenta varios epítopos.

Según el origen, los antígenos se clasifican en:


• Heteroantígenos o xenoantígenos. Pertenecen a
organismos de otra especie
(microorganismos) distinta a la del receptor. Son moléculas situadas en las envueltas
externas de los patógenos o de moléculas segregadas por ellos, como las toxinas.
• Isoantígenos. Pertenecen a otro individuo de la misma especie, como los antígenos de
superficie de los glóbulos rojos que constituyen el sistema ABO.
• Autoantígenos. Son moléculas del propio organismo que, de forma anómala, el sistema
inmunitario reconoce como extrañas, es decir, como antígenos. El sistema inmunológico
actúa contra su propio organismo (autoinmunidad).

Haptenos: moléculas de bajo peso molecular, extrañas al organismo, que no provocan


respuesta inmunitaria, pero si se unen a una proteína transportadora como la albúmina, sí
pueden provocarla, comportándose como antígenos. Ej. Penicilina.

3. El sistema inmunitario
Es un sistema biológico complejo, que se encuentra distribuido por
todos los órganos y fluidos vasculares e intersticiales, excepto el
cerebro, concentrándose en órganos especializados como la médula
ósea, el bazo, el timo y los nódulos linfáticos. Presenta componentes
celulares (leucocitos) y moléculas solubles (anticuerpos, linfocinas,
sistema del complemento).
Funciones:
• Rechazo de sustancias extrañas.
• Eliminación de células alteradas.
• Reconocimiento de moléculas propias.
• Mantenimiento de la identidad molecular.

4. Las defensas del organismo


Las barreras externas o pasivas son las destinadas a evitar la entrada de los patógenos en el
organismo. Se encuentran delimitando el organismo en contacto con el exterior. Se
caracterizan por ser inespecíficas e innatas. Pueden ser:
• Físicas: los epitelios externos, como la epidermis de la piel, e internos, como los que
tapizan el tubo digestivo, que funcionan como un muro, debido a lo unidas que se
encuentran sus células. Las mucosas, que envuelven estructuras que están abiertas al
exterior, como la boca, el ano o la vagina. El mucus producido en estas zonas impide la
fijación de microorganismos a sus paredes.
• Químicas: determinadas secreciones que destruyen o impiden el desarrollo de
microorganismos, como el cerumen de la oreja, la saliva, el sudor, las secreciones ácidas
de la vagina o del estómago, o la lisozima de las lágrimas.
• Biológicas: la flora microbiana, alojada en la boca, en el intestino o la vagina, que
impide el desarrollo de hongos o bacterias ajenos a
esta flora.

Si el elemento invasor penetra las barreras externas, se


ponen en marcha las defensas
internas, que pueden ser:
- Defensas inespecíficas: actúan indiscriminadamente sobre cualquier estructura antigénica.
- Defensas específicas: actúan selectivamente contra antígenos concretos.

5. Defensas inespecíficas
Actúan con rapidez sobre cualquier sustancia o agente extraño que invada el organismo.
Existen diferentes tipos: inflamación, fagocitos, complemento e interferón.
5.1. La inflamación
Se manifiesta con los siguientes síntomas:
• Enrojecimiento: se da por el aumento del flujo sanguíneo en la zona debido a la liberación de
histamina.
• Hinchazón, edema: como consecuencia del aumento de flujo sanguíneo.
• Dolor: debido a la presión del edema sobre terminaciones nerviosas.
• Calor local: activa el metabolismo de los macrófagos e inhibe la división bacteriana.

Las etapas de la respuesta inflamatoria son:


1) Producción del estímulo desencadenante: entrada de un microorganismo o de una
sustancia extraña. También puede deberse a un traumatismo.
2) Producción y liberación de mediadores de inflamación por parte de las células lesionadas:
Factor de estimulación de la leucocitosis: aumenta el número de fagocitos circulantes.
Leucotrienos: son quimioatractores de los fagocitos.
Histamina: vasodilatador, aumentan la permeabilidad y provocan sensación de dolor.
Prostaglandinas: vasodilatadores, que también atraen y activan los fagocitos.
Componentes del complemento: vasodilatadores. Atraen y activan los fagocitos.
3) Los mediadores actúan sobre los capilares de la zona afectada produciendo aumento de la
cantidad de leucocitos en sangre, vasodilatación, aumento de la permeabilidad natura,
quimotactismo sobre los fagocitos y activación de los mismos
4) Aparición de las consecuencias de los efectos anteriores. La respuesta inflamatoria facilita
la llegada de los fagocitos, los componentes del complemento y los anticuerpos, que actuarán
sobre el microorganismo invasor.

5.2. Los fagocitos


Los glóbulos blancos o leucocitos son las células que participan en la respuesta inmunitaria.
Se diferencian dos grupos:
1. Leucocitos de la serie mieloide: se forman y maduran en la médula ósea. Se desplazan
mediante pseudópodos y presentan capacidad de fagocitosis. Por eso se conocen como
fagocitos. Pueden ser:
Granulocitos polimorfonucleares: presentan un núcleo polilobulado y numerosas
granulaciones en su citoplasma. Según su comportamiento frente a técnicas de tinción se
distinguen tres tipos:
1. NEUTRÓFILOS: fagocitan restos celulares, bacterias, etc. Son las células más
numerosas e importantes de la respuesta inmunitaria innata.
2. EOSINÓFILOS: intervienen en procesos de parasitosis (infestaciones) y fagocitan
inmunocomplejos.
3. BASÓFILOS: liberan sustancias vasoactivas e intervienen en procesos alérgicos.
Monocitos: son células grandes sin granulaciones citoplasmáticas y con un núcleo en
herradura. Cuando migran de los capilares hacia los tejidos aumentan de tamaño y de
capacidad fagocítica, convirtiéndose en macrófagos, que intervienen en la respuesta
inespecífica fagocitando partículas extrañas y células propias dañadas. Además tienen
función secretora y producen citocinas que activan otras células, y participan en la
respuesta específica como células presentadoras de antígenos.

2. Leucocitos de la línea linfoide: intervienen en los mecanismos de defensa específicos.


Son células redondeadas, con un núcleo grande y sin granulaciones citoplasmáticas. No
tienen actividad fagocítica. Se desarrollan y maduran en los órganos linfoides. Pertenecen a
la línea linfoide los linfocitos B y T, las células K y las NK.

Funciones de los fagocitos:


1. Fagocitosis. Para que ocurra es necesaria la activación previa de los fagocitos, para ello
producen glucoproteínas en su membrana celular para aumentar su capacidad de adhesión a
cualquier estructura extraña. Etapas de la fagocitosis:
1. Aproximación o quimiotaxis: los fagocitos se acercan a la zona
afectada gracias a los quimioatractores de los mediadores de
inflamación.
2. Reconocimiento y adhesión: los fagocitos reconocen estructuras
que recubren la superficie del patógeno (opsoninas)⃰y se adhieren a
ellas. ⃰Las más importantes son los anticuerpos y ciertos
componentes del complemento.
3. Ingestión: los fagocitos emiten los pseudópodos, que se unen
para dar lugar al fagosoma, que encierra la estructura fagocitada.
4. Muerte y digestión del microorganismo: el fagosoma se une a
lisosomas, que digieren elpatógeno.
5. Expulsión de los restos no digeridos.

2. Liberación de productos tóxicos para los microorganismos. Los eosinófilos llevan a


cabo la desgranulación, esencial para combatir los patógenos cuyo gran tamaño impide que
sean fagocitados, como los parásitos.
3. Liberación de histamina en los procesos alérgicos (basófilos y mastocitos).
4. Los macrófagos producen sustancias que activan los linfocitos y favorecen el
reconocimiento de los antígenos (relación entre las defensas inespecíficas y específicas)

La fiebre
Muchas veces las infecciones se acompañan de fiebre. Esto ocurre cuando ciertas sustancias
producidas por los microorganismos (pirógenos) inducen a los macrófagos a producir
interleucina 1 (IL 1), que actúa sobre el hipotálamo aumentando la temperatura corporal. La
fiebre contribuye a combatir mejor los microorganismos invasores puesto que aumenta la
actividad de fagocitos y linfocitos y dificulta el crecimiento del patógeno.

5.3. El complemento
Son unas 30 proteínas plasmáticas que favorecen la inflamación, la fagocitosis, la
activación de los macrófagos y la lisis celular. Reconocen componentes básicos de las
bacterias y una zona de la región constante de las anticuerpos. Se denomina así por su
capacidad de complementar y amplificar la acción de los anticuerpos.

Actúa mediante un mecanismo en cascada. La activación se inicia como consecuencia de una


respuesta inmunitaria debida a un agente invasor y consiste en la proteolisis de la proteína
inactiva (C3) en dos o más fragmentos que actúan sobre la proteína siguiente. Los distintos
componentes proteicos se van uniendo de forma secuencial y ordenada.
El sistema del complemento se puede activar por dos
vías:
• Vía clásica: Precisa de la unión Ag-Ac (IgG o IgM)
• Vía alternativa: Se desencadena directamente por
las envolturas de los microorganismos invasores. Es
más antigua evolutivamente.

El resultado final es la formación de un complejo


proteico de ataque a la membrana del
microorganismo (CAM) que provoca una
perforación que conduce a un desequilibrio
osmótico, produciendo la lisis celular.

Además de provocar la destrucción de


los microorganismos invasores, el
complemento también potencia la
respuesta inflamatoria y produce la
opsonización (facilitando la fagocitosis).

El sistema del complemento actúa sobre


bacterias y virus con envoltura.

5.4. El interferón
Los interferones (IFN) son un grupo de glucoproteínas señalizadoras producidas y
secretadas por las células infectadas como respuesta a la presencia de diversos patógenos
(virus, bacterias, parásitos) e incluso de células tumorales. Tiene 2 acciones básicas:
• Impide la replicación del virus en células infectadas que aún no han sido destruidas
por la acción del mismo.
• Activa las células NK (natural killer), capaces de reconocer células infectadas y eliminarlas.
Los IFN-α e IFN-β son sintetizados por las células en respuesta a una infección vírica. El IFN-γ es
liberado por linfocitos o por células infectadas por bacterias. Los IFN se unen a las membranas
celulares adyacentes, aumentando la resistencia a ser infectadas; así se aísla la zona infectada.

6. Defensas específicas
La tercera línea de defensa implica una respuesta inmune que se desencadena ante
la presencia de un antígeno específico. Este tipo de respuesta se caracteriza por:
• Intervención de células especializadas del sistema inmune (linfocitos).
• Es específica para cada tipo de antígeno.
• Existen gran cantidad de receptores antigénicos distintos (uno por cada Ag).
• Activa la memoria inmunitaria.
Existen dos tipos de respuesta inmunitaria específica: la celular y la humoral.

6.1. Linfocitos
Son células redondeadas, con un núcleo grande y sin granulaciones citoplasmáticas. No
tienen actividad fagocítica. Presentan numerosos receptores en la membrana. Se
desarrollan y maduran en los órganos linfoides primarios (médula ósea y timo) y se
acumulan en los órganos linfoides secundarios (bazo y ganglios linfáticos) y en tejidos
linfáticos.
• LINFOCITOS B: leucocitos capaces de producir anticuerpos (inmunidad específica
humoral) ante la presencia de antígenos. Si es activado por unión a su antígeno
proliferará y originará dos líneas celulares: las células plasmáticas y los linfocitos
memoria.
• LINFOCITOS T: leucocitos responsables de la inmunidad específica celular, aunque
algunos también colaboran en la humoral. Actúan sobre células extrañas o propias que
han sido alteradas, destruyéndolas o marcándolas. Existen dos tipos los T4 o
colaboradores y los T8 o citotóxicos.
• LINFOCITOS NO-B NO-T: también destruyen células diana pero de forma inespecífica. Son las
células K (asesinas) y las células NK (asesinas naturales).

6.2. Órganos linfoides


Las células precursoras de los linfocitos (como todas las células sanguíneas) se originan en la
médula ósea y se transforman en linfocitos maduros en los órganos linfoides.
Hay dos tipos de órganos linfoides:
-Primarios: donde se produce la diferenciación de los linfocitos. Para los linfocitos B es la
médula ósea y para los linfocitos T es el timo. El timo está totalmente desarrollado en los
primeros meses de gestación del feto y aumenta de tamaño hasta la adolescencia. Después, va
disminuyendo progresivamente.
-Secundarios: donde se produce la acumulación e interacción de los linfocitos. Los principales
son los ganglios linfáticos y el bazo, aunque también se consideran órganos linfoides
secundarios el apéndice, las placas de Peyer intestinales, las amígdalas y los adenoides.

6.3. Mecanismo de acción de la inmunidad específica


Se desarrolla a lo largo de las siguientes fases:
1. Identificación y reconocimiento del antígeno extraño:
Mediante células presentadoras de antígenos, que fagocitan antígenos y tras digerirlos,
presentan fragmentos de antígeno en su superficie para “presentarlos” a los linfocitos.
Directamente: mediante el contacto de los antígenos con determinadas moléculas de la
membrana de los linfocitos. Estas moléculas son anticuerpos en los linfocitos B y
receptores de antígenos (TCR) en los linfocitos T.
2. Activación de los linfocitos: los linfocitos comienzan a dividirse y se pone en marcha
una serie de mecanismos para activarlos, en los que participan los macrófagos.
3. Desencadenamiento de la respuesta inmunitaria. Los linfocitos B se transforman en
células plasmáticas, que producen anticuerpos. Los T atacan las células portadoras del
antígeno y causan su destrucción.
6.4. Inmunidad humoral
Conjunto de mecanismos inmunitarios en los que intervienen anticuerpos específicos
fabricados contra los antígenos extraños que se difunden por los fluidos del organismo.
Linfocitos B
En la médula ósea se generan millones de linfocitos B genéticamente diferentes, cada uno
de los cuales fabricará distintos anticuerpos.
Cuando aparece un antígeno, tiene lugar su unión específica a un anticuerpo de la
membrana de un determinado linfocito B. La unión sólo es posible si existe un
acoplamiento espacial entre ambas moléculas: es necesaria una conformación
complementaria entre la estructura del antígeno y el anticuerpo.

Teoría de la selección clonal


Tras la unión con el antígeno el linfocito B se activa dividiéndose para dar lugar a una serie
o clon de células iguales productoras del mismo tipo de anticuerpo. Algunos anticuerpos
permanecen fijos en la membrana del linfocito B y otros se liberan.
La mayor parte de los linfocitos B activados se convierten en células plasmáticas, que se
caracterizan por su elevado tamaño y por su enorme producción de anticuerpos.
Sin embargo, otros quedan como linfocitos B de memoria, que constituyen una reserva
inmunitaria para futuras exposiciones al mismo antígeno.
Ambos tipos celulares se acumulan en los ganglios linfáticos, desde donde pasan a la
linfa y de ésta a la sangre.

Los anticuerpos
Son glucoproteínas plasmáticas globulares (inmunoglobulinas). Se producen en las
células plasmáticas (linfocitos B activados) y pueden reconocer de forma específica a un
antígeno, unirse a él y provocar su neutralización o destrucción presentándolo a células
efectoras del sistema inmune.
Tienen un alto peso molecular y están constituidos por dos cadenas pesadas (H) y dos
ligeras (L) que se unen por puentes disulfuro. Se diferencian dos dominios: uno constante
y otro variable, siendo éste último el responsable de la especificidad de unión al antígeno.
La gran variedad de anticuerpos se debe a la reordenación y mutación de los genes que
codifican la parte variable.
En el extremo de la región variable está la región llamada parátopo, por donde se une con
el antígeno (en el epítopo).

Existen 5 tipos de inmunoglobulinas:


Ig G: son monoméricas y se localizan en la sangre y los líquidos
extracelulares. Favorecen la fagocitosis actuando como opsoninas y
funcionan como antitoxinas, ya que neutralizan las exotoxinas al unirse a
ellas. Son las más abundantes en la respuesta inmunitaria secundaria y
atraviesan la placenta (inmunización del feto).

Ig A: pueden ser monoméricas (están en sangre y líquidos


extracelulares) o diméricas (en saliva, lágrimas, leche y
mucus intestinal y respiratorio). En el último caso (Ig A
secretora), su función principal es proteger las mucosas de la
invasión microbiana.

Ig D: son monoméricas y están en la membrana de los linfocitos B,


participando en el reconocimiento de los antígenos y en la estimulación de
la producción de otros anticuerpos.

Ig M: son pentaméricas y están en la sangre, los líquidos


extracelulares y la superficie de los linfocitos B, donde reconocen
los antígenos. Son muy eficaces en la activación del complemento
y provocan la precipitación de proteínas solubles. Son los primeros
anticuerpos que se producen tras la primera exposición a un
antígeno (respuesta inmunitaria primaria).

Ig E: son monoméricas y están en la sangre y los líquidos


extracelulares. Se unen a la membrana de los eosinófilos
provocando su desgranulación para liberar enzimas que destruya a
los parásitos. También se unen a basófilos y mastocitos,
provocando también su desgranulación, que produce alteraciones
no deseadas (alergias).

Funciones de los anticuerpos:


• Efectos directos:
Neutralización: la unión del antígeno al anticuerpo elimina los efectos negativos que éste
tiene sobre el organismo invadido.
Precipitación: si el antígeno posee 2 o más sitios de unión a los anticuerpos, se forma un
agregado. Los antígenos solubles precipitan, siendo más accesibles para los fagocitos.
Aglutinación: siempre que los antígenos forman parte de una célula o partícula, la unión
con los anticuerpos origina puentes entre ellas. Como consecuencias se forman agregados,
que facilitan su destrucción.

• Efectos indirectos: la unión del anticuerpo al antígeno, facilita su eliminación mediante


procesos como la opsonización y la activación del complemento.

La memoria inmunológica
La respuesta inmunitaria específica o adaptativa es primaria, si se produce en el primer
contacto con el antígeno, o secundaria, si se debe a contactos posteriores con el antígeno.
-Respuesta inmune primaria: primero hay un período de latencia en el que no se producen
anticuerpos, pero después de unos días aparecerán IgM en la sangre hasta alcanzar un
máximo a los 10-15 días para, más tarde, casi desaparecer.
-Respuesta inmune secundaria: casi no hay período de latencia, se producen más
anticuerpos (tipo Ig G). Es una respuesta más rápida, intensa y prolongada. La memoria
inmunológica se basa en algunos linfocitos, que tras el primer contacto con el antígeno, se
transforman en células de memoria, que estarán en la sangre y los órganos linfoides, y
cuando detecten de nuevo el antígeno, producirán Ig G que impidan su desarrollo.
La duración de esta inmunidad depende del tiempo de vida de los linfocitos de memoria, desde
unos meses o años, hasta toda la vida, como en el caso de la viruela, la rubeola y el sarampión.
6.5. Inmunidad celular

Es un proceso muy eficaz en la destrucción de:


• Células extrañas pertenecientes a otro
individuo de la misma especie.
• Células propias tumorales.
• Células infectadas por virus.
• Células con patógenos de crecimiento
intracelular (Mycobacterium, Leishmania).

En la inmunidad celular están implicados los linfocitos T y los linfocitos no-B no-T.

Linfocitos T. Existen dos tipos de linfocitos T:


A. Linfocitos T4: tienen en su membrana la glucoproteína receptora CD4. Pueden ser:
-Th1: provocan un aumento del número y actividad de los macrófagos.
-Th2 o colaboradores: estimulan otros linfocitos T y a los linfocitos B.
B. Linfocitos T8: tienen en su membrana la glucoproteína receptora CD8. Pueden ser
-Tc o citotóxicos: destruyen células propias infectadas, células tumorales y células extrañas.
-Ts o supresores: evitan una respuesta inmunitaria excesiva o desproporcionada.

Los linfocitos T tienen receptores de antígenos en su membrana que poseen


una región constante y otra variable, que es la encargada de reconocer y unirse
al antígeno.
No pueden reconocer antígenos libres y, además, deben reconocer
simultáneamente el antígeno extraño y una molécula propia (autoantígeno) de
la célula diana en la que se
encuentran (normalmente un fagocito). Cuando el fagocito captura un elemento
extraño, tras la digestión intracelular, sitúa alguno de sus componentes en su
propia membrana, donde se combina con un autoantígeno ya presente en ella,
dando lugar a un complejo antigénico. Esto convierte al fagocito en una célula
presentadora de antígenos. El complejo antigénico se une al linfocito T
produciendo la activación del mismo.

Los autoantígenos son glucoproteínas específicas de cada individuo


codificadas por una región del cromosoma 6 llamada complejo principal de
histocompatibilidad (MHC).

Hay dos clases de autoantígenos:


Clase I: están en todas las células nucleadas. Los linfocitos T8 reconocen complejos antigénicos
formados por antígenos extraños y autoantígenos del MHC de la clase I.
Clase II: están en las células presentadoras de antígenos y en los linfocitos B. Los linfocitos T4
reconocen complejos antigénicos formados por antígenos extraños y autoantígenos de la clase
II.
Tras el reconocimiento, se da la activación de los linfocitos T, donde interviene un complejo
proteico de su membrana, el CD3. Primero se activan los Th2.
La activación se potencia gracias a la interleucina 1 (IL1) producida por los macrófagos y la
interleucina 2 (IL2) producida por los linfocitos Th2. La IL2 activa a su vez a los linfocitos Tc y Ts.

Funciones de los linfocitos T


•Citotoxicidad: los linfocitos Tc provocan la lisis de las células diana, que pueden ser cualquiera
que tenga complejos antigénicos formados por autoantígenos del MHC de la clase I y
antígenos extraños (células infectadas) o anormales (células cancerosas). Tras la unión, el
linfocito Tc segrega perforinas, que producen orificios en la membrana, por lo que la célula
diana se lisa y muere. También puede activar endonucleasas en la célula diana, provocando
igualmente se muerte.
• Regulación de la respuesta inmunitaria: los linfocitos Th2 intensifican la respuesta inmunitaria
(estimulas los linfocitos Tc, los B y los fagocitos), mientras que los Ts la disminuyen (desactivando
linfocitos activados y produciendo tolerancia a los autoantígenos para evitar el ataque a
células propias).

Linfocitos no-B no-T


Representan menos del 3% de los linfocitos. A diferencia del resto de linfocitos poseen
gránulos citoplasmáticos, su acción es inespecífica, no se multiplican al activarse y no
generan memoria inmunológica. Se consideran linfocitos únicamente porque pertenecen a la
línea linfoide. Hay dos tipos:
Células K (asesinas): atacan las células recubiertas por anticuerpos y segregan perforinas.
No diferencian los tipos de anticuerpos. Su acción es inespecífica.
Células NK (asesinas naturales): actúan de forma parecida a las K destruyendo, en este
caso, células infectadas por virus, células cancerosas y células de órganos transplantados. El
interferón producido por las células atacadas por virus favorece su actuación.

7. Tolerancia inmune
Es la capacidad del sistema inmunitario para reconocer los antígenos propios
(autoantígenos) y no rechazarlos. Es imprescindible para impedir la autodestrucción del
organismo.

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