Economía y Educación
Economía y Educación
Economía y Educación
presentado como
ponencia al
SEGUNDO
ENCUENTRO
Economía y educación: pensar la enseñanza universitaria desde el
INTERNACIONAL
paradigma de las ciencias de la complejidad
SOBRE
Marcelo Fabián Vitarelli Economía, educación
y cultura
Resumen. realizado del 6 al 24
El trabajo aborda el tratamiento preliminar de las relaciones entre la de febrero de 2006
Economía y la Educación en la enseñanza universitaria en el marco del
paradigma de las ciencias de la complejidad. Es decir que se atreve a
pensar la naturaleza y estructura del complejo “economía y educación” en Esta página muestra
el orden de la formación de educadores en la universidad argentina del parte del texto de la
siglo XXI a partir de nociones alternativas al paradigma que ha sido el ponencia, pero
oficial. Pensar dicha relación implica superar el modelo positivo de la carece de las tablas o
ciencia que instaló a la Economía de la Educación como campo de saber imágenes o fórmulas
hegemónico para hacer pie en un fundamento epistemológico acorde a o notas que pudiera
los desarrollos recientes de concepciones que desplazan al pensamiento haber en el texto
lineal, determinista y universalista. original.
“Para algunos se estaría dando un cambio inevitable de modelo, de una economía internacional
industrial – cuyo principal recurso era el aparato productivo transformador de la naturaleza, gran
insumidor de fuentes de energía no renovable, y cuyo monopolio constituía la base de una
sociedad excluyente- al de una economía global donde el principal recurso es el conocimiento, el
cual tendría la característica de no tener (ahora sí) límites, y de estar al alcance de todos. De ahí la
centralidad atribuida a la educación en estas nuevas condiciones, como productora – reproductora
y distribuidora del principal recurso económico”
En el orden de ir construyendo una identidad profesional es que hoy nos acercamos a modo de
ejercicio a las posibles relaciones de “Economía y Educación” como campo de saber con un grupo
de incumbencias que el licenciado en Ciencias de la Educación debe llevar adelante; asimismo, nos
preocupa el espacio que ocupa en la propuesta curricular este campo de saberes, y finalmente,
nos interrogamos acerca de su estatuto epistemológico en construcción y debate en el plano de la
reforma de la enseñanza en el sistema universitario.
Los países latinoamericanos se encuentran con políticas sociales orientadas a los más pobres y
desfavorecidos, a las privatizaciones y a las descentralizaciones entre otras características, de
modo tal que las políticas sociales liberales en su aspecto más nuevo de las políticas están
centradas en procesos de reestructuración de los Estados sobre la base del liberalismo económico.
El concepto de mercado se encuentra en mutación, las fuerzas sociales se tornan complejas,
nuevos escenarios hacen su entrada y la condición de educación en los 90 necesita ser
reconsiderada . El énfasis en la educación forma parte de una revalorización social de los
conocimientos y de la convicción de que estamos en una era global en la cual los países con
mayores perspectivas económicas y de crecimiento de la ciudadanía serán aquellos con mejor
acceso y calidad de educación.
Pensamos que el complejo de saberes que dibuja « Economía y Educación » puede contribuir a
desarrollar campos en las siguientes incumbencias del Licenciado/a en Ciencias de la Educación :
• « Elaborar y evaluar modelos y propuestas curriculares a niveles macro y micro educativos, para
la educación formal ; presencial ; a distancia y para los procesos de formación de formadores o
formación de extensionistas » ;
• « Diseñar, dirigir, ejecutar y evaluar planes, programas, proyectos educativos y culturales,
proyectos destinados a la capacitación de recursos humanos y proyectos de investigación
educativa » ;
• « Elaborar, ejecutar y evaluar modelos y diseños de organización y administración educacional
»;
• « Elaborar, ejecutar y evaluar planes, programas y proyectos de información y orientación
educacional y ocupacional » ;
• « Administrar y organizar unidades y servicios educativos y pedagógicos » ;
• « Asesorar en la formulación de políticas educativas y culturales » ;
• « Participar, desde la perspectiva educativa, en la elaboración, ejecución y evaluación de planes,
programas y proyectos de acción sociocultural en comunidades » ;
• « Asesorar para el diseño y planeamiento de los espacios y de la infraestructura, destinados a
actividades educativas, recreativas y culturales » ;
• « Diseñar y realizar acciones de análisis e intervención institucional ».
a) de un riguroso trabajo interdisciplinario que vincule los distintos campos de saberes implicados
en este “conjunto”;
b) de igual manera exige una profundización del campo de saber de las ciencias de la educación
como espacio de conocimiento que aporta a lo social y desde allí recibe los nutrientes para su
reflexión permanente;
c) una instancia de diálogo y retroalimentación entre las prácticas profesionales, docentes e
investigativas que desde este espacio se generen y que puedan dar y recibir diferentes aportes; y
finalmente
d) una “vigilancia epistemológica” en esta región del conocimiento pedagógico que se inscriba en
un auténtico “racionalismo aplicado”.
Lo hasta aquí esbozado nos sirve como marco interpretativo para operar una “vigilancia
epistemológica” de la currícula de formación del licenciado en Ciencias de la Educación, en la cual
hemos de distinguir:
a) los aportes que Economía y Educación recibe del campo de espacios disciplinarios instalados en
la ciencia contemporánea,
b) los aportes que Economía y Educación recibe de algunos campos aplicados que hacen a la labor
específica de las ciencias de la educación como espectro de saber,
c) el trabajo de colaboración que Economía y Educación puede realizar con otros campo del saber
social entrando en diálogo permanente con ellos, y
d) los aportes que Economía y Educación realiza a campos de saber alternativos que se estructuran
en torno a problemáticas contemporáneas de la pedagogía.
Figura de síntesis
ECONOMIA Y EDUCACION
Recibe aportes
Espacios Campos
disciplinares aplicados
Trabaja en colaboración
Aporta
En primer lugar podemos afirmar que recibe aportes considerables del campo de fundamentos
generales que tienen que ver con las disciplinas tradicionales, ellas aportan desde el espacio de las
ciencias sociales las bases para pensar una relación posible entre “Economía y Educación”. De este
modo llegan hasta aquí la filosofía, la sociología, la antropología, la teoría pedagógica y la historia
dando un contexto de referencia al pensar de nuestro campo. De igual manera la Epistemología de
las Ciencias Sociales brinda el punto de referencia para comprender la “Alianza de los saberes”
necesarios para abordar nuestro estudio; la Política educacional nos introduce en el campo de las
políticas públicas, la relación entre el Estado, la sociedad civil y el poder, los cuales entre otros
aspectos nos aportan elementos de comprensión directa para el comportamiento de la economía
a distintas escalas de consideración.
En segundo lugar los fundamentos se refieren a campos de aplicación específicos que designan
una región de saberes introduciendo particularidades y definiciones conceptuales directas a
nuestro objeto de estudio. Problemáticas como las de la Educación de adultos, la Educación no
formal y la de la Marginalidad y la exclusión nos sitúan en un universo próximo de la realidad de
las necesidades sociales de las cuales se ocupa la economía y la educación. Por último el Gobierno
y la gestión institucional nos colocan en el filo de temas que pueden y deben entenderse en
estrecha relación y debate con nuestro objeto de conocimiento;
En tercer lugar pensamos que “Economía y Educación” puede realizar un trabajo en colaboración
con otros campos del saber social que recibe el alumno, tales como: el Planeamiento educacional
y el Análisis institucional. La Agenda de planificación para América latina desde lo micro a lo
macro, se encuentra atravesada por relaciones económicas, por realidades que necesitan de las
múltiples lecturas posibles de la cultura institucional. De este modo nuestro objeto de estudio
puede trabajar con campos de saber en estrecha relación, interactuando sistemáticamente y
retroalimentándose; así se presenta al alumno como un campo de saberes compartidos que no
por ello no guarda su propia especificidad;
Finalmente diremos que “Economía y Educación” puede realizar sustantivos aportes a otros
campos de saberes y prácticas con los cuales comparte el espacio de formación y que hoy
constituyen área de innovación dentro del saber pedagógico. Por un lado se encuentra a la base
de la Organización social del trabajo y la educación y de las Condiciones estructurales del trabajo
docente, otorgando fundamento desde la evolución misma de las relaciones entre la economía y
la educación; la Formación y capacitación en distintos ámbitos laborales requiere de un manejo
claro del mercado de trabajo y del mercado económico en donde se insertan las prácticas, allí
nuestro espacio de conocimiento actúa directamente dando sustento a la práctica. Para cerrar
este apartado diremos que el campo de la Praxis V, también llamado “práctica profesional”
aparece como un espacio propicio de integración de saberes en donde la economía, el trabajo, la
formación y capacitación en ámbitos laborales se relacionan directamente con la educación
comprendida fundamentalmente como práctica social, de la cual emanan las prácticas: docentes,
investigativas y profesionales ( Ver el cuadro explicativo de Asignaturas y Ejes de contenidos
colocado como anexo 1)
Es esta modernidad la que se caracteriza, según Mario Casalla, por una serie de rupturas tales
como:
a) ruptura del ritmo y del espacio del mundo,
b) ruptura de la unidad del proyecto europeo-occidental de existencia,
c) ruptura de los límites del poder que finalmente trae aparejado la aparición del mercado, del
tráfico y del dinero como símbolos de un nuevo tiempo histórico.
“Esto permite explicar, además, que en el campo del conocimiento haga su aparición una nueva
ciencia encargada de reglar y estudiar el mercado en su conjunto, tanto como de diagnosticar y
predecir su comportamiento: la Economía” . La economía ocupará entonces el lugar privilegiado
dentro de esta nueva maquinaria social, que a futuro gestaría la idea del “orden y progreso”
trayendo aparejado la instalación del mundo como mercado junto a la producción y el universo de
las mercancías. La economía, la política y la sociología, buscaron encontrar su espacio en las
nacientes ciencias sociales a partir de la adopción de métodos cuantitativos apoyadas en el
principio del determinismo del universo de lo social, tratando entonces leyes de alcance universal
afines a las ya formuladas por la física.
La nueva disciplina se constituyó entonces como un tipo de saber moderno que ocupó el amplio
espectro de lo social rechazando los lazos de intercomunicación con su medio, abstrayendo y
construyendo entonces en su lugar un campo conceptual compartimentado que desafió la multi-
dimensionalidad a partir de la modelización matemática cerrada en si misma. De este modo, la
economía que aparece en nuestros días como una ciencia social matemáticamente desarrollada es
la ciencia social que desde el punto de vista humano se encuentra más retrazada .
Si bien las referencias sobre los preliminares para establecer la relación entre el valor económico
del ser humano y su productividad pueden remitirse a varios siglos atrás, es aproximadamente 35
o 40 años atrás que la línea de Economía de la Educación comenzó a formularse a partir de la
teoría del capital humano . Antes de 1960 nadie había utilizado el término “economía de la
educación”, el cual fuera pronunciado por Theodore Schultz ante la reunión anual de la American
Economic Association , dando inicio a un movimiento de aceleración en la investigación en el
terreno. La teoría del capital humano se constituyó rápidamente como la respuesta válida para la
comprensión “racional” de las inversiones en educación y en el campo de la formación. En esta
línea se estudiaron las relaciones entre la inversión y el crecimiento económico, entre la inversión
y el rendimiento y los factores asociados y entre la inversión educativa y la distribución de la renta
“per cápita” y nacional (Becker, 1964 y 1983; Mincer, 1962; Schultz, 1961 y 1972).
Sin embargo la Economía de la Educación conservó todas las características de la ciencia madre de
donde provenía: parcializó la realidad, la representó matemáticamente bajo un lenguaje propio y
la hizo asunto de especialistas. A partir de los años 70 en América latina la Economía de la
Educación formó parte del corpus científico de economistas y además del cuerpo de saberes de
planificadores de educación. Sin embargo, el predominio del lenguaje matemático sobre el de la
comprensión de los fenómenos sociales de una manera integral logró que las cátedras de
enseñanza universitaria fueran ocupadas por economistas de formación que repentinamente
imponían reglas de juego a la educación como fenómeno social; y al no manejar los cientistas
sociales este lenguaje contribuyeron así a un mayor aislamiento y dominio de un grupo que paso a
formar parte de elites de intelectuales y de cuerpos político-técnico en los ministerios de
educación y planificación social en nuestros países. Algunas líneas de pensamiento se
desarrollaron en este marco y son aún objeto de su enseñanza, tales como: la educación, el
empleo y la renta de la mano de la inversión en capital humano; la educación y el crecimiento
debatida tanto por el enfoque de la producción como del desarrollo humano y finalmente todo lo
que hace a la organización y financiamiento de la educación desde la escolarización básica hasta la
post-obligatoria. Se acuñaron conceptos clave, se estandarizó rápidamente el gasto en educación y
se comparó a nivel internacional, componentes todos estos que llegan hasta nuestros días y que
conservan plena vigencia.
Ahora bien, esta empresa científica de la cual la economía formaba parte, caracterizada por el
determinismo, la linealidad, el equilibrio y la reversibilidad que se posicionó desde los lugares de
poder planificando los espacios de transmisión del conocimiento y la acción misma en la vida
cotidiana, es la que en los últimos treinta años vemos como esta siendo criticada y se desmorona
desde el avance mismo de la física y de la matemática con postulados de cambio. Una auténtica
“metamorfosis de la ciencia” al decir de Ilya Prigogine impulsa restaurar la relación del hombre
con la naturaleza como práctica cultural. “…en lugar de las certezas, aparecieron las
probabilidades; en lugar del determinismo, el caos determinista; en lugar de la linealidad, la
tendencia a alejarse del equilibrio y a la bifurcación; en lugar de las dimensiones de enteros, los
fractales; en lugar de la reversibilidad, la flecha del tiempo…” Una auténtica revolución que
conlleva a las ciencias naturales y a las sociales a repensar el presente y los cánones con los cuales
se vino validando el conocimiento desde la modernidad a nuestros días, como asimismo a sus
espacios de enseñanza en los claustros universitarios.
Una propuesta posible de ser pensada en torno a la delimitación del campo de conocimiento ya no
de una Economía de la Educación de corte positivista, sino la que dibuja ahora la “Economía y
Educación”, es aquella cuya plataforma nos brinda el pensamiento complejo de Edgar Morín desde
donde la integración o alianza de los saberes nos arroja una nueva mirada a la realidad bajo una
reflexión colmada de interesantes desafíos. Se trata entonces de impulsar, de potenciar un
pensamiento que distingue y une a la vez como instancias que se complementan y que no son
excluyentes. El conocimiento de cada una de las partes nos lleva hacia el camino del conocimiento
de la totalidad, de la globalidad y viceversa, en donde el análisis y la síntesis juegan
dialécticamente. Esto responde al convencimiento que “la educación debe favorecer la aptitud
natural del espíritu a poseer y resolver los problemas esenciales y, correlativamente, estimular el
pleno empleo de la inteligencia general ” Es este pleno empleo el que implica el uso sin límites de
la curiosidad como facultad natural a la condición humana. Sin embargo muy a menudo es la
escolarización la que se encarga de adormecer y hasta extinguir esta posibilidad para posibilitar un
pensar de otra manera.
Ahora bien, una propuesta que tome como punto de partida al pensamiento complejo necesita
abordar la realidad que estudia desde la luz que arroja la historia del pensamiento económico
conjuntamente con todas las otras teorías que han surgido a lo largo del tiempo. El desafío podría
radicar entonces en dar cuenta de la tensión en la cual se inscriben las relaciones entre economía
y educación. Una tensión que da cuenta de la apertura que posibilita el campo de la educación
como práctica social, pero a su vez el otro polo de la tensión vendría dado por una concepción de
economía reductora de la condición humana, puesto que se trata de analizar el comportamiento
recurrente de fenómenos sociales y de intentar resolver sus incógnitas a partir de unidades, de
regularidades objetivables, matematizables.
Sin embargo el pensar recortado y aislado de los especialistas puede operar solamente al interior
de su compartimiento, ya que la realidad es objeto de análisis del pensamiento complejo; de un
pensamiento cuya visión no quede reducida al formalismo mecanicista sino que pueda dar lugar a
los procesos de subjetivación, al carácter onto-creador y a la libertad como condición fundacional
del pensar y del obrar. “Por lo tanto, tenemos que pensar el problema de la enseñanza por una
parte, a partir de la consideración de los efectos cada vez más graves de la compartimentación de
los saberes y de la incapacidad de articularlos entre sí y, por otra parte, a partir de la consideración
que la aptitud para contextualizar e integrar es una cualidad fundamental del pensamiento
humano que hay que desarrollar antes que atrofiar” .
“Economía y Educación” puede ser visualizado entonces como un complejo “inter – pluri – trans”
disciplinario que necesita ser pensado desde lo “eco y meta”-disciplinario . Aparece ante nosotros
como un “complejo” inter.-pluri-trans en el que las diferentes disciplinas se congregan. En esta
propuesta epistemológica que nos ocupa es en donde radica la vitalidad de los enunciados
sostenidos, ya que la misma no se encuentra acotada a un molde disciplinario; si bien supone la
existencia de una disciplina, se plantea su lugar integrándola y sumándola a una perspectiva
global, más abarcativa, que pueda explicar la realidad. Así, los procesos de complejización de los
cuales puede dar cuenta, apelan a distintas disciplinas y, al mismo tiempo, a una “pluri-
competencia” de quien las investiga. El intercambio, la cooperación y la pluri-competencia
definirían entonces nuestro objeto de estudio.
El espacio inter-disciplinar significa entonces que diferentes disciplinas se sientan en una misma
mesa de diálogo, a la vez que puede significar también un intercambio, una cooperación entre las
mismas. Aquí la economía por una parte y la educación por otra, aparecen entonces como
componentes visibles de la relación en una primera aproximación. Por otra parte, la pluri-
disciplina, implica la asociación de diferentes disciplinas en virtud de un proyecto, de un objetivo
común, en el cual operen ya sea como técnicas especializadas que resuelven un problema, o bien,
entran en interacción profunda para concebir un objeto o un proyecto. Por último economía y
educación puede ser mirado como un complejo trans-disciplinar en el sentido de esquemas
cognitivos que atraviesan las disciplinas y juegan un papel fecundo en la historia del pensamiento
humano. Este espacio inter, pluri y trans -disciplinar afirma Edgar Morin, debe ser pensado en el
sentido eco-disciplinario, es decir, de las condiciones de producción, de los múltiples contextos en
los cuales emergen y se consolidan; pero también es necesario que sea abordado desde la meta
disciplina: es decir desde una concepción de disciplina simultáneamente abierta y cerrada, que
supera y conserva a la vez.
Reflexión epistemológica
Nos preguntamos acerca de la relación que existe entre la educación y la economía como espacios
de saberes conformados históricamente al interior de las ciencias humanas y sociales
contemporáneas. Allí el “y” define la naturaleza de la relación y nos remite a un campo de
prácticas de conocimiento y de investigación; todas ellas adquieren relevancia para nuestro
análisis presente. De esta manera el eje epistemológico – histórico atraviesa la comprensión de
este objeto de conocimiento del cual intentamos dar cuenta. Se hace necesario comprender en
profundidad cuáles han sido las condiciones de posibilidad que hicieron emerger las teorías del
siglo XVIII, XIX y XX en el campo de la economía e interpretación del hecho social y educativo en
particular. Esclarecer dichas condiciones nos ayudará a comprender el sentido y posicionamiento
de las mismas a la luz de cada uno de sus componentes constitutivos. Condiciones de emergencia,
discursos acerca de y prácticas de un sistema nos permitirán abordar situaciones específicas, como
por ejemplo el financiamiento de la educación latinoamericana y su debate en el eje equidad –
eficiencia para los ’90 en América latina. La economía será objeto de múltiples contextos, por
ejemplo: el de la economía política, el de las políticas sociales y el de las políticas públicas, entre
otros.
Para retomar el cometido inicial de estas palabras queremos traer a la reflexión las palabras de
Immanuel Wallerstein cuando nos dice que “Con referencia a las ciencias sociales del siglo XXI,
puede decirse que serán un campo intelectual muy interesante, muy importante para la sociedad
y, sin duda, muy controvertido. Es conveniente que entremos en ese campo armados con una
combinación de humildad respecto de lo que sabemos, conciencia de los valores sociales que
esperamos que prevalezcan y equilibrio en nuestras opiniones sobre el papel que nos toca
desempeñar” . He aquí el desafío que nos ocupa en este nuevo milenio del conocimiento.
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