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C.D.
Ana Cecilia Anticona Luna Victoria
Un alto porcentaje de los fracasos de la PPR se debe precisamente a la falta de un cuidadoso diagnostico que es la condición previa e indispensable para establecer y realizar un buen plan de tratamiento.
Una boca no puede ser tratada protéticamente sin
antes hacer una investigación detallada y ordenada del paciente que va a usar la prótesis. Radiografías, Historia Examen Fotografías y Clínica Médica Clínico de Modelos de y Dental estudio Constituye una fuente valiosa de información que puede afectar en forma directa el éxito del tratamiento. La finalidad primordial de la historia clínica es establecer el estado de salud general del paciente.
Se utiliza un cuestionario y se le indica al paciente que llene
los espacios en blanco, y se complementa con una entrevista con preguntas clave con respecto a su salud y los datos se anotan en el registro apropiado. Se debe consignar en la historia clínica los datos relacionados con el estado actual del paciente y los antecedentes de su salud general física y emocional.
Es necesario saber si el paciente toma algún medicamento
que pudiera afectar el pronóstico para una prótesis bucal y también por el riesgo que puede significar, como los anticoagulantes, corticoides, sedantes, etc.
Manifestaciones alérgicas a ciertos medicamentos como la
aspirina, el anestésico local, el mercurio, los antibióticos, etc. Diabetes. Un paciente controlado puede usar una prótesis sin mayor problema, el individuo no controlado presenta un riesgo mínimo. El diabético suele presentar disminución salival, puede existir macroglosia, lengua enrojecida y dolorosa, con frecuencia se aflojan los dientes por perdida de hueso alveolar y puede haber osteoporosis generalizada. El diabético no controlado fácilmente presenta contusiones y su recuperación es lenta. Anemia. El paciente presenta una mucosa pálida, disminución de la secreción salival, lengua enrojecida y dolorosa y a menudo hemorragia gingival, así mismo experimenta mayor dificultad para adaptarse al uso de la prótesis con comodidad que el paciente normal. Hiperparatiroidismo. Este paciente tiende a sufrir destrucción rápida del hueso
alveolar, así como osteoporosis generalizada.
Las radiografías muestran pérdida parcial o total de la lámina dura, un paciente de esta índole ofrece riesgo para una prótesis parcial. Epilepsia. Este paciente puede estar recibiendo Dilantin sódico, medicamento que con frecuencia produce hipertrofia de la mucosa bucal. Antes de elaborar la prótesis se suele indicar operar la encía para eliminar el tejido hiperplásico y se recomienda cambiar el fármaco por otro que no cause efectos secundarios. Hipertiroidismo. Es un paciente hipertenso que tiende a hacerse hipercrítico y que siempre se sienten incómodos con facilidad.
Artritis. Este tipo de
problema mayormente causa problemas en la articulación temporomandibular. Nos permite conocer las experiencias dentales previas. Hay que averiguar la razón de la pérdida de los dientes. Si la causa fue la enfermedad periodontal, el pronóstico de la prótesis será menos favorable que si la pérdida se produjo por caries. •Brinda una oportunidad de conocer con exactitud lo que el paciente espera del tratamiento que solicita. •Permite conocer los antecedentes protéticos con la finalidad de determinar la actitud ante cualquier prótesis que ha usado o usa actualmente, o que no ha podido utilizar Receptivo, no espera tener un problema para consultar al dentista sobre el estado de su boca, es colaborador, comprende la necesidad del tratamiento y acepta lo que se le sugiere.
Escéptico, no acostumbra a ir regularmente al
dentista, espera que una emergencia lo obligue, una vez solucionado su problema, se olvida de su boca, falta a las citas, no termina su tratamiento y duda lo que se le sugiere. Histérico, nunca está conforme. Ha visitado muchos consultorios y en ninguno quedó contento, se expresa mal de otros dentistas y emite juicios personales sobre la calidad de los tratamientos que recibió. Hay que ser cauto con el, no ofrecerle mucho y aclarar las limitaciones del tratamiento antes de iniciarlo.
Pasivo, acepta todo, si la prótesis es cómoda o no,
si le agrada o desagrada la apariencia estética de su nueva prótesis. Es el que se hace una prótesis por algún evento especial y luego, abandona la prótesis y no la usa. Nunca le causa problemas al dentista. Debe ser completo e incluir la inspección visual y la palpación en búsqueda de manifestaciones patológicas.
Debe llevarse a cabo con luz suficiente y adecuada, espejo,
explorador y sonda periodontal; secando con aire la saliva de determinadas superficies antes de examinarlas.
Se debe seguir un orden en cada etapa y utilizar una ficha
impresa, esto disminuirá al mínimo la posibilidad de pasar inadvertido algún detalle de importancia. Número de dientes, posición y situación en la boca. Presencia de caries, susceptibilidad y restauraciones existentes. Forma de las piezas dentarias. Higiene oral. Examen y estudio de las facetas de desgaste. Prueba de vitalidad pulpar. La mayor parte de pacientes candidatos a una PPR presentan problemas periodontales crónicos, los cuales deben ser tratados antes de confeccionar la prótesis.
Debe evaluarse el periodonto de los dientes pilares,
encía y existencia de bolsas, hueso de soporte y patrones de movilidad.
Es conveniente evaluar los esfuerzos de higiene oral
y la motivación del paciente para mantener su salud periodontal. En relación al tamaño puede ser prominente, amplio y reabsorbido.
El tamaño ideal del reborde es aquel que no sea ni
prominente ni muy reabsorbido, debe permitir articular los dientes artificiales y sus flancos bucal y lingual deben tener la suficiente extensión para brindar la estabilidad deseada, sobre todo tratándose de una prótesis a extremo libre. Puede estar irregularmente cicatrizado, presentar aristas o salientes, las cuales producirán dolor e incomodidad al contacto con la base de la prótesis.
Por su forma, en un corte transversal, pueden tener
flancos paralelos entre sí, convergentes hacia oclusal o ser completamente planos y hasta cóncavos. Si la mucosa que cubre al reborde es gruesa, resilente y adherida al hueso a la palpación, constituye un factor positivo para el confort y aceptación del paciente.
Si la mucosa es delgada, forma pliegues, se desplaza
fácilmente sobre el hueso y es brillante, no tendrá efecto amortiguador de fuerzas y será muy sensible bajo la acción de la prótesis. Puede estar aumentada en tamaño tanto en sentido oclusal como en bucal.
Cuando crece hacia abajo puede chocar con el
reborde alveolar inferior a nivel de la papila retromolar e impedir la colocación de la base y de los dientes artificiales.
Cuando se hipertrofia hacia bucal, no permite la
extensión de la base hasta el fondo del surco vestibular y puede interferir con el libre funcionamiento de la apófisis coronoides. El espacio ideal mínimo que debe existir entre la tuberosidad y la apófisis coronoides debe ser de 2 a 4 mm. Cuando las piezas posteriores inferiores están ausentes sin reemplazo por mucho tiempo la glándula submaxilar aumenta de tamaño y ocupa el espacio de los molares ausentes, dificultando la impresión de esa zona. Una vez colocada la prótesis, la glándula vuelve a su tamaño normal después de un tiempo determinado.
Al levantar la lengua durante el habla o la deglución, los tejidos
blandos del piso de la boca se elevan y hacen contacto con el borde inferior de la prótesis, causando el desplazamiento de esta o la lesión de los tejidos blandos. Espacio anatómico disponible Una lengua grande, sobre todo en los extremos libres inferiores, puede cubrir los espacios edéntulos que deben ser ocupados por la prótesis.
Observar la posición que adopta la lengua cuando el
paciente abre la boca. Una lengua retraída, voluminosa no cubre el borde lingual de la prótesis, no permite un buen sellado periférico en la zona anterior y desplaza la dentadura de su sitio.
• La lengua que reposa sobre todo el piso de la boca
permite un buen sellado periférico y contribuye a mantener la dentadura en un sitio. El tamaño, la posición, el espesor y la consistencia de los labios tiene mucha relación con la prótesis.
Un labio corto obliga a un mayor esmero para
disimular la prótesis que reemplaza piezas anteriores superiores.
Los labios gruesos y largos cubren y disimulan en
forma efectiva la presencia de la prótesis. Son uno de los factores limitadores de la extensión de los flancos de la PPR contribuyendo a su inestabilidad. A mayor cantidad, tamaño y acercamiento de los frenillos al reborde alveolar, menor estabilidad y mayor debilidad de la prótesis.
Se deben examinar los frenillos labiales superiores y
laterales por su posible efecto sobre la base de la prótesis y el frenillo lingual inferior por su relación con el conector mayor. Tiene un rol protector del medio bucal y además mejora la adhesión entre la prótesis y la mucosa oral.
La xerostomía asociada a procesos sistémicos como
la diabetes, nefritis, edad avanzada, uso de tranquilizantes, falta de vitaminas del complejo B, pone a la mucosa turgente, brillante, sensible a los cuerpos extraños, inflamándola y produciendo incomodidad y problemas de retención de la prótesis. Cóndilo en relación céntrica sobre la región posterior de la eminencia articular. Contacto prematuro próximo a la relación céntrica. Deslizamiento de la mandíbula a partir del contacto prematuro en RC hasta la posición de OH. Discrepancia acentuada entre la RC y la OH. Plano de oclusión alterado. Dimensión vertical y espacio libre. Movimiento de lateralidad y protrusivo. Registro de la RC. Registro del movimiento de lateralidad y protrusivo. Análisis de la ATM y control de la función de los músculos masticatorios. Permite determinar áreas de infección u otras patologías. Detectar restos radiculares, piezas retenidas, espículas óseas, irregularidades de la cresta alveolar. Presencia y extensión de caries. Evaluación de restauraciones existentes. Verificar tratamientos endodónticos anteriores. Evaluar el estado periodontal. Evaluar el soporte alveolar de las piezas pilares, y la longitud y morfología de sus raíces. Áreas índice. Son las zonas de soporte alveolar que exhiben la reacción del hueso sometido a una mayor demanda funcional (hueso que rodea a los dientes inclinados, pilares de puentes, con interferencia, etc.). De acuerdo a dicho comportamiento, se establece el pronóstico. Si el hueso se reabsorbe frente al requerimiento funcional en éstas zonas, el pronóstico no es bueno, pero si mantiene su altura normal, el pronóstico es favorable. Complementan el examen bucal con una visión de la oclusión desde lingual y vestibular, y son de valor inestimable para llegar a un diagnóstico exacto del caso, la prescripción de la prótesis y la elaboración del plan de tratamiento.
Deben ser una reproducción exacta de los dientes y
tejidos adyacentes, así como también de los espacios desdentados, y deben estar correctamente relacionados en un articulador. Como auxiliares en el diseño y elaboración de la prótesis para valorar con exactitud el contorno de diversas estructuras, así como la relación que guardan entre sí.
Como reproducción tridimensional para distinguir las
superficies bucales que exigen modificación para mejorar el diseño.
Como complemento de las instrucciones que se dan