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Trabajo Antropología Ii

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TRANSHUMANISMO:

EL POSIBLE DESAPARECIMIENTO
DE LA ESPECIE

Aida Gutiérrez Bustamante


Curso 2022/2023
Antropología II
ÍNDICE:

▪ Transhumanismo ¿qué es y cuáles son sus postulados?....................................3


▪ Naturaleza humana……….…………………………………………………….5
▪ ¿Está la especie humana viéndose comprometida por el transhumanismo?...7
▪ Conclusiones…………………………………………...………………………11
▪ Bibliografía…………………………………………………………………….13

2
Transhumanismo, ¿qué es y cuáles son sus postulados?

El término transhumanismo lo definió por primera vez el biólogo


eugenista1Julian Huxley en el 1927. Lo acuñó para dar nombre a la creencia, cada
vez más popular, pero nueva en aquellos tiempos, que sostenía que el ser humano
tiene la capacidad de trascenderse a sí mismo (La caverna, 2021).

“Necesitamos un nombre para esta nueva creencia. Quizá transhumanismo pueda


servir: el hombre permanece como hombre, pero se trasciende a sí mismo,
realizando nuevas posibilidades de y por su naturaleza humana”. (Huxley, 1959)

Para Antonio Diéguez2, el transhumanismo podría entenderse como: la


convicción de que el ser humano está en un soporte inadecuado (su cuerpo
biológico tal como nos ha sido legado por la evolución por selección natural) y
que la tecnología puede por fin remediar esa deficiencia. (Diéguez, 2021).

1
Eugenesia viene del griego “buen nacer”. Fue designado por Francis Galton en 1883
como “la ciencia que permitiría mejorar los rasgos hereditarios en la especia humana”.
Es debido resaltar que el contexto en el que se denominó era más amplio y en el sentido
de herencia genética en relación con la selección natural. (Castro Moreno, 2014). En los
tiempos que nos ocupan, este término se relaciona asiduamente con el transhumanismo y
con ese anhelo de “mejora” del devenir evolutivo. Está relacionado con un determinismo
genético, es decir, con la creencia de que hay rasgos de la personalidad de cada uno que
están determinados así por la genética. No sólo el color de nuestros ojos, sino también
nuestro grado de inteligencia. Además, este término, suscita interrogantes también fuera
del esquema transhumanista. ¿Es el aborto por DGP un procedimiento eugenésico?
Aunque no cambie la línea genética o rebase los límites de lo que hoy en día conocemos
como humano, como lo hace el transhumanismo, la eugenesia si que altera el discurrir de
la especie humana y es altamente complicado el separarla de la ciencia hoy en día.

2
Antonio Diéguez es catedrático de Lógica y Filosofía de la ciencia en la Universidad de
Málaga. Ha presidido la Asociación Iberoamericana de Filosofía de la Biología y en los
últimos años ha publicado varias obras acerca del transhumanismo desde una visión
crítica. (Antonio Diéguez Lucena, s.f.)

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Además de ser una filosofía, o un conjunto de ellas, es un movimiento cultural,
pues tiene sus implicaciones en diversos ámbitos como el arte, ciencia y política.
Este movimiento está definido por su ambición de mejora del humano mediante
las nuevas tecnologías y sus mejoras, cada vez más avanzadas.

Si queremos mirar hacia atrás y ver sus raíces, podemos contemplar que
tiene similitudes con el humanismo del siglo XIV y XV por su fé en el progreso y
avance. También podríamos verlo como una continuación de las ideas de Bacon
respecto a que podemos alterar la naturaleza con el fin del avance. Querer mejorar
la raza humana no es desde luego algo novedoso, pero hasta hace relativamente
poco, esa mejora era un proceso lento y que no cambiaba la naturaleza humana,
sino que se servía de la educación y de añadidos culturales, como puede ser la
democracia, para ese avance. Se ha ido alejando a lo humano de lo animal, pero
ahora se cuentan con avances técnicos que nos permiten cambiar drásticamente el
curso de la evolución. Siguiendo con la vista puesta en el pasado, el
transhumanismo es una evolución del humanismo. El humanismo es una actitud
filosófica y ética que destaca el valor humano, tanto en lo colectivo como en lo
individual. Está relacionado con el empirismo, y surgió alrededor del siglo XIV y
XV, y en tiempos posteriores se relaciona al humanismo con una forma de entender
el mundo alejado de las religiones y poniendo al humano como motivo central, y
a la ciencia para la explicación del mundo. Durante el transcurso de la historia, el
ser humano ha buscado encontrar un sentido a la vida, que normalmente ha hallado
su explicación en planes cósmicos. Si encontramos ese sentido sin involucrar lo
divino en él, no hay nada que limite nuestro poder. El humanismo intentó que no
se desestructurase el sentido de la vida con la muerte de Dios, como profetizaban
algunos pensadores. (Harari, 2015) El humanismo busca que sean las propias
experiencias humanas las que doten de sentido a la vida y al universo, en vez de
una teleología divina.

La diferencia con el transhumanismo es que este quiere alterar la propia


naturaleza humana para abrir el campo de posibilidades de esta, por medio de, eso
sí, la ciencia. Para Sloterdijk, el transhumanismo representa una derrota para el

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humanismo en tanto que las técnicas culturales han fracasado y han sido relevadas
por la tecnología (Diéguez, 2021, pág. 13).

Con el transhumanismo, el curso de la evolución quedaría relegado a


nuestra voluntad, y esto nos lleva a la tesitura de dónde poner el límite para que
sea éticamente aceptable.

Dentro del transhumanismo encontramos diferentes postulados o principios


a tener en cuenta. Son debatidos, normalmente desde posiciones muy polarizadas;
los detractores y los que lo ensalzan. También hay quienes apuestan por un debate
más neutral, moderado. En el extremo de quienes no apoyan el transhumanismo,
encontraríamos a la derecha religiosa, y a quienes creen que las bases de la
moralidad humana pueden verse puestas en peligro con la aplicación de mejoras
técnicas en el ser humano (Diéguez, 2021). Quienes lo defienden, son los que creen
en que la obsolescencia de lo que ahora conocemos como humano, es necesario
para dar paso a algo mejor.

Naturaleza humana

Es difícil discernir si existe realmente algo a lo que llamar naturaleza


humana. Hay quienes lo han negado reiteradamente sobre todo en el siglo XX,
pero últimamente estamos viendo como se ha ido recuperando esa noción de que
haya algo que nos defina y nos limite frente al resto de la existencia. Esto ha venido
dado por la creciente innovación tecnológica que pone en compromiso los límites
de lo que conocemos como humanidad, además de una incipiente filosofía centrada
en la naturalización. Esto sitúa el debate sobre la naturaleza humana a caballo entre
la antropología filosófica y la filosofía de la naturaleza, si es que no son ya parte
una de la otra.

El hecho de que sea posible una intervención técnica hace que se quiera,
por un sector de la población, separar al humano de la naturaleza, pues de este

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modo se conseguiría cierta inviolabilidad de la especie. Esto es, porque el humano
ya se ha entrometido en el desarrollo de gran parte de la naturaleza y la tecnología
es parte de ello, entonces, si nosotros somos un eslabón más de esa naturaleza, no
habría diferencia, desde un plano ético, en introducir los avances técnicos también
en nuestra naturaleza propia.

La naturaleza humana, si la entendemos desde la filosofía antigua y


medieval, es esa esencia o idea del ser humano. Sería necesario una investigación
que permitiera delimitar esos rasgos esencialmente humanos. Desde el
aristotelismo, la naturaleza humana constaría de aspectos animales, sociales y
racionales integrados en una misma unidad. Esta visión aristotélica es
moderadamente naturalista, pues sólo lo social y racional nos distingue del resto
de seres vivos. El concepto de naturaleza humana, como algo diferente, fue
perpetrado en la Edad media con la idea de creación divina a su imagen y
semejanza (Marcos & Pérez Marcos, 2018). Según el monoteísmo, sólo los homo
sapiens poseemos un alma eterna, que tendrá su salvación al morir el cuerpo físico.
Una perspectiva evolucionista, es en la que el ser humano ha ido ganando poder
sobre el resto de la naturaleza por medio de la selección natural, y es contraria a la
creencia de que el hombre tiene más valor que el resto de los seres, por la idea de
alma, pero no hay descubrimiento científico alguno que avale esta creencia que
nos pone por encima del resto de animales por tener o no alma. (Harari, 2015).

Es ya en la modernidad cuando esa idea se va disolviendo paulatinamente,


y se ha sustituido por un existencialismo (cristiano, con Pico della Mirándola) que
nos obliga a hacernos a nosotros mismos. Ortega y Gasset negaron la posibilidad
de hablar de una naturaleza humana, pues según su filosofía, el ser humano tiene
historia, no naturaleza.

El término naturaleza se refiere a diferentes cosas y se contrapone a


diferentes conceptos. Naturaleza como contraposición a cultura, en tanto que lo
que nos es natural por nacimiento, difiriendo de lo que nos es aprendido. La cultura
no se transmite por línea genética, a diferencia de lo que aquí sería naturaleza.

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Desde esta postura, la esencia humana vendría dada por lo cultural y no por lo
genético.

En otro orden de cosas, naturaleza sería lo contrario a sociedad. El humano,


según Savater y Rousseau, ha sido despojado de la naturaleza y sólo es lo que es
en sociedad. El ser humano estaría sometido, no a leyes naturales sino a
convención social. Partiendo de esto, lo humano sería conceptualizable desde la
razón, que le hace obrar y decidir en esa sociedad a la que pertenece, y no desde la
pertenencia a la naturaleza, es decir, el humano se define por sus aspiraciones y no
por su determinismo genético.

Podemos también establecer una contraposición entre lo natural y lo


artificial. Anteriormente, veíamos el conjunto de seres vivos, donde nos incluimos,
como parte de lo natural, a diferencia de los elementos creados. Actualmente esta
separación está nublada por los ámbitos en los que se pertenecen mutuamente unos
a otros. Lo natural como parte de lo hecho, en el arte, o al revés, lo tecnológico que
forma parte de lo natural, o lo natural que se da gracias a la técnica (espacios
creados, vida creada gracias a la tecnología, transgénicos…). Surge aquí la tesitura
sobre el curso que debe seguir el futuro, sobre si hemos de continuar con la
artificialidad de lo natural. Estaríamos ante una visión artificialista de la naturaleza
humana.

¿Está la especie humana viéndose comprometida por el


transhumanismo?

Con los avances técnicos, surge la duda de si con el paso al transhumanismo


se pone en peligro la perpetuación de la especie humana, de los homo sapiens. Si
la naturaleza humana es una mezcla de las posturas que hemos visto antes,
podríamos decir, salvando mucho las distancias, que está definida tanto por unos

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caracteres de nacimiento, que podría ser determinado por nuestro tipo de ADN y
sus compuestos, una historia conjunta, y la vida en sociedad que hace que seamos
como somos. MacIntyre considera al ser humano como animal racional y
dependiente (o social), derivándose de lo racional los principios bioéticos de
autonomía, beneficencia y no maleficencia, y de lo social, el principio de justicia,
así como la consideración del ser humano como animal con dependencias y
vulnerabilidades (Marcos & Pérez Marcos, 2018, págs. 85-86). Si damos luz verde
al transhumanismo, nos encontraríamos con diversos problemas ante los que
responder.

Inmortalidad. El cuerpo biológico, perecedero, ya no sería un límite para


nuestra existencia. Se podría insertar nuestro cerebro, o nuestra conciencia, en una
computadora o similar, dejando de depender así de nuestra temporalidad. Si esto
pasara, la vida, para muchos filósofos, perdería sentido, pues el hecho de que la
vida no se eterna es lo que nos incita a vivirla con intensidad (Heidegger, Enrique
Bonete, entre otros). El derecho a la vida es el supremo por antonomasia desde la
segunda guerra mundial, y la muerte ya no se ve tanto como esa incitación al vivir
sino como un problema que nos separa de lo realmente valioso, que es la vida, por
lo que se busca acabar con la propia muerte a toda costa. Si la vida es un derecho,
y se puede conseguir la inmortalidad gracias a los avances técnicos, ¿deberíamos
acaso servirnos de ellos para evitar morir? Los transhumanos serían amortales, que
no inmortales (Harari, 2015), diferenciándose de los homo sapiens que como todo
ser vivo, contamos con la muerte en nuestro ciclo vital. No sólo se alteraría nuestra
condición natural de seres vivos, sino que también la parte cultural que nos
constituye, pues nuestra relación con el mundo que nos rodea, relaciones
interpersonales duración de la etapa laboral, cambiaría drásticamente con el no-fin
de nuestros días. Los que son llamados “bioconservadores” critican este propósito
de inmortalidad, tanto por quizás, no verlo plausible a corto-medio plazo como

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quiere uno de los fundadores de Calico3, Sergey Brin, como por considerar a la
muerte “el factum ontológico y psicológico fundamental que nos caracteriza como
especie y da sentido a nuestra existencia individual” (Diéguez, 2021, págs. 59-65).
Un enfoque bastante polarizado dentro de la ingeniería cyborg, deja al cerebro de
lado como centro de mando necesario para la vida (transhumana), y busca sustituir
las conexiones neuronales por programas informáticos libre de las condiciones de
la vida orgánica. Si llega al punto en el que la tecnología remodele hasta tal punto
la mente humana y seamos seres inorgánicos, homo sapiens desaparecerá y se dará
paso a un mundo totalmente nuevo (Harari, 2015, págs. 58-59)

Las inteligencias artificiales. El avance en inteligencias artificiales es tal


que ya podemos ver como serían los cuadros más famosos si estuvieran pintados
en un mayor formato, vernos a nosotros mismos representados en diferentes
situaciones las cuales no son reales, ver cómo nos responderían personajes ilustres
a preguntas contemporáneas e incluso compramos y vendemos cosas en un mundo
inexistente pero relacionado con el real (metaverso). ¿Van a poder reemplazarnos
las inteligencias artificiales? Bien es cierto que el miedo de que la máquina supere
al humano puede parecer sacado de un libro de ciencia ficción, pero el desarrollo
ha llegado a cosas realmente asombrosas que pueden abrir ese interrogante que
también se encuentra dentro del debate por el transhumanismo. Hay características
humanas, como la creatividad o la imaginación, que parecen no ser sustituibles por
las IA.

Las modificaciones en el ADN. Para Habermas, no es lícito éticamente


hablando, modificar nada de la línea germinal con el fin de mejorar, sino sólo con
el de curar, mientras que en lo somático, cada cual es responsable y dueño de sus
actos. Ya hay enfermedades que pueden ser curadas alterando el genoma desde la
terapia somática, como la inmunodeficiencia por ausencia de la enzima de
nosindesaminasa, la hemofilia por déficit del factor VIII, la enfermedad de Lesch

3
Calico es un proyecto respaldado por Google cuyo objetivo es frenar la vejez, como si
de una enfermedad degenerativa se tratase. Se fundó en 2013 y pretenden que hacia el
2045 empezará a haber personas amortales gracias a ellos.

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Nyhan, y la PNP (inmunodeficiencia por falta de enzima purina necleosido). Esto
es curar enfermedades en alguien ya nacido. La terapia génica perfectiva es donde
se encuentra la medicina estética. La ingeniería genética es donde surgen las
complicaciones. La ingeniería génica germinal busca curar enfermedades desde
antes de nacer, modificando el código genético. Esta práctica, junto con la
ingeniería genética de mejora, está prohibida porque no sabemos los efectos que
puede tener a largo plazo, como mutaciones indeseadas, entre otros peligros que
supone. (Gutiérrez Bustamante, 2022) Aunque esté prohibida, hay quien la ha
llevado a cabo, concretamente un científico chino llamado He Jiankui, quién
consiguió llevar a término el nacimiento de dos gemelas a las que había alterado
el genoma de forma que fueran inmunes al virus del VIH. Este hombre actualmente
se encuentra preso por tal acto de irresponsabilidad. Además, su justificación fue
que el padre, con VIH, les iba a transmitir el virus, y gracias a su intervención, las
niñas nacieron sanas. El problema está, además de saltarse todo límite ético, en
que la transmisión vertical del VIH se da de la madre al embrión, pero no del padre.
(Diéguez, 2021, págs. 25-27)

La modificación genética en personas ya nacidas no altera el curso de la


especie, pues no se transmiten dichos cambios a las generaciones futuras. En
cambio, lo que se altera mientras el embrión está en la matriz, perdura en las
siguientes generaciones. De este modo, si comenzamos, cuando ya sea seguro a
nivel tecnocientífico, a alterar los genomas para tener bebés a la carta, o aunque
sea simplemente para evitar enfermedades (también habría que discernir qué cosas
son enfermedades y que no, como con la sordera o la acondroplasia), estaríamos
alterando el curso natural de la evolución de la especie, y daríamos lugar quizás, a
algo que ya no sea homo sapiens.

Las modificaciones en uno mismo, por propia voluntad y ya nacidos. El


futuro puede basarse en fusionar el cuerpo orgánico con dispositivos no orgánicos,
y gozar de capacidades que superarán las de cualquier cuerpo orgánico (Harari,
2015).Aquí encontraríamos a los que se denominan cyborgs, como Neil Harbisson.
El británico Harbisson, se ha implantado una antena en la cabeza con la que

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asegura percibir colores en su cerebro en forma de sonidos, configurando para él
una nueva realidad, pues tiene acromatopsia (sólo ve en escala de grises). Además
de tener un sensor por el cual se añade una especie de sexto sentido, puede recibir
información por internet a través de una persona que puede comprar ese “acceso a
su cerebro” y enviarle el color que quiera cuando quiera, incluso después de que
su cuerpo haya muerto. Reivindica el derecho a ponerse este implante. Hay otro
caso, el de Eduardo Kac, artista, quien se pone a la misma altura que Dios por
haber modificado la naturaleza de una petunia y de un conejo, entre otros,
añadiéndoles un gen de las luciérnagas, para brillar en la oscuridad. Realizar estas
modificaciones en humanos, da lugar a personas que son “más que humanos”, son,
transhumanos. El avance en estas técnicas nos puede llevar, por ejemplo, a lo que
vemos en la saga de ficción de los X-Men. En estas películas vemos como un grupo
amplio de humanos han evolucionado más que el resto y tienen “poderes”, como,
las famosas garras de adamantium de Lobezno. El futuro transhumanista nos
acerca a esto, pero por una evolución programada y no espontánea.

Las mejoras que se plantean desde el transhumanismo nos llevan a una


utopía de la perfección, aunque esa utopía siempre va a ser subjetiva por quien
ofrezca esas mejoras. En esta utopía de gente mejorada, el ser humano
convencional sale bastante mal parado en comparación, lo que llevaría a un
desprecio de lo humano. (Marcos & Pérez Marcos, 2018, págs. 267-269). Si
seguimos con la analogía de los X-Men, este grupo que desprecia lo humano sería
el liderado por Magneto y que busca acabar con los homo sapiens.

Conclusión personal

Si realmente el transhumanismo se convierte en una realidad, creo que sí


que veremos la especie humana, homo sapiens, tan y como la conocemos hoy en
día, pero creo que el aspecto naturalista no es el más importante en esta disputa,
sino el ético. Se acrecentará mucho más el clasismo pues habrá humanos de
primera y de segunda, con características o tecnologías que releguen al resto a la

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inutilidad. Si podremos tener hijos más guapos, fuertes y listos, a cambio de dinero,
los que tengan ese poder adquisitivo se verán en una ventaja biológica respecto al
resto, y ya no hablemos de las personas con discapacidad o diversidad funcional,
que ya sufren el capacitismo en sus carnes a diario. En esa sociedad transhumana
ni si quiera tendrían cabida.

Si bien es cierto que veo bastante complicado que este futuro sea plausible
a corto plazo, pues las reglas sobre experimentación genética no permiten
experimentar en humanos, y sin ello, nunca podrán conseguirse técnicas seguras
para la aplicación real. Respecto a la inmortalidad, creo que realmente nadie en su
sano juicio la desea fuera de ambiciones puramente académicas de ser capaz de
lograrla, pero no de llevarla a cabo.

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Bibliografía
Castro Moreno, J. A. (2014). Eugenesia, Genética y Bioética: conexiones históricas y
vínculos actuales. Bioética y Derecho, 30, 66-76.
doi:https://dx.doi.org/10.4321/S1886-58872014000100005

Diéguez, A. (2021). Cuerpos Inadecuados. El desafío transhumanista a la filosofía.


Barcelona: Herder Editoial, S.L.

Gutiérrez Bustamante, A. (2022). Bioética - Asignatura impartida por Carmen Velayos


y Javier Romero.

Harari, Y. N. (2015). Homo Deus: Breve historia del mañana. (J. Ros, Trad.)
Barcelona: Penguin Random House.

Huxley, J. (1959). Nuevos odres para vino nuevo. Buenos Aires: Hermes.

La caverna. (2021). Transhumanismo. Salamanca, España: Taugenit. Recuperado el


octubre de 2022

Marcos, A., & Pérez Marcos, M. (2018). Meditación de la naturaleza humana. Madrid:
Biblioteca de Autores Cristianos. Recuperado el octubre de 2022

Universidad de Málaga. (s.f.). Recuperado el noviembre de 2022, de


https://www.uma.es/departamento-de-filosofia/info/73990/antonio-dieguez-
lucena/

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