15.LaIglesiaYLaCiencia
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El método científico
A continuación y para finalizar nos referimos al método del estudio científico y al método filosófico y teológico,
los cuales son todos distintos. Aquí las preguntas son: ¿Qué estudian estas disciplinas, que es lo propio de
ellas?; ¿y cómo estudian o abordan sus objetos de estudio? ¿Puede o le compete a la ciencia hablarnos de
Dios?; ¿o pueden la Filosofía, la Teología o la Religión enseñarnos acerca de cuestiones estadísticas, de leyes
naturales (biológicas, físicas, químicas, cosmológicas) o de datos sensoriales?
Para el científico ateo S. Weinberg la Religión y la ciencia son tan pero tan distintas que no tiene sentido
intentar algún tipo de cercanía o amistad. Según él, Dios no tiene nada que ver con la realidad, con la
naturaleza: “D-I-O-S es un conjunto de letras del alfabeto, y podemos adjudicarle el significado que se desee
(…). Históricamente la palabra “Dios” no ha significado las leyes de la naturaleza. Ha significado una
personalidad que se interesa. Y éso es algo que no estamos encontrando científicamente. No es algo para lo
cual observo alguna evidencia”. Aquí Weinberg se equivoca en cuanto al método de estudio, al modo de
dedicarse a la ciencia. ¿Por qué? Porque a la Religión no se la puede juzgar en base a parámetros científicos. Si
así ocurriera, la Religión dejaría de ser Religión y se transformaría en evidencia, cálculo, demostración tangible.
O sea, en ciencia: ni más ni menos.
El desconocimiento de los distintos métodos de estudio es lo que ha dado lugar a grandes malentendidos
históricos, ora porque algunos teólogos u hombres de Iglesia han querido inmiscuirse en un terreno que les
era ajeno, ora porque algunos científicos han intentado hacer lo mismo, por ej., negando la existencia de Dios
y su intervención en la historia humana. Sobre Dios y los milagros el científico nada podrá decir en sentido
negativo; no podrá negar. Y la razón de esa imposibilidad es que tanto su objeto de estudio (‘lo que’ estudia)
como el modo de hacer (el ‘como’) son ajenos a la Religión y al método de la Teología.
¿Cuál es la diferencia metodológica entre Ciencia y Religión? Ciencia es el conocimiento de las leyes que Dios
ha puesto en la naturaleza y Religión es el conocimiento de las verdades que Dios ha revelado (verdades que
están contenidas en la Palabra de Dios). La Ciencia estudia los efectos visibles, las incontables causas segundas
que podemos constatar en la realidad, los fenómenos comprobables de manera empírica, tangible. A su vez la
Religión estudia esos mismos fenómenos (el hombre, la vida social, la naturaleza, la historia, la creación en
general) pero teniendo en cuenta, además de los datos científicos, la enseñanza de la filosofía y de la Palabra
de Dios. También estudia los misterios divinos con la ayuda de una luz distinta a la luz racional: la luz de la fe.
Lo que sí existe entre Ciencia y Religión es un abordaje distinto, una mirada distinta del objeto de estudio (los
fenómenos naturales presentes en la creación), un punto de vista distinto pero no por eso contradictorio con
otro saber.
Si vemos una silla o un juego de cocina hecho de madera y quisiéramos determinar su origen, ¿qué diríamos?
Algunos dirían que el origen fueron las herramientas que construyeron esos muebles (sierra, lija, torno,
serrucho); otros dirán que el origen es, sobre todo, el árbol que abasteció de madera; otros finalmente dirán
que el origen fue una persona, el carpintero. ¿Todos tienen razón? Sí, todos tienen razón. ¿Todos están
parcialmente equivocados? Sí, en la medida que consideren que su respuesta es la única absoluta o en la
medida que no distingan los distintos enfoques, formalidades o miradas desde las cuales se estudia el objeto
en cuestión (la silla o el juego de cocina). Siguiendo con el ejemplo, está muy bien que existan las ciencias que
estudien el árbol, los tipos de madera, y los tipos de herramientas pero siempre y cuando no se niegue que,
además de esos elementos visibles y demostrables, existe una persona, es decir alguien que razona, que
ordena, que proyecta, que elige. Aplicado en un sentido más total o universal, esta “persona” o Ser que
dispone toda la realidad visible con sabiduría y amor se llama Dios. Lo llamamos Dios.
Si queremos definir a una persona de sexo femenino y la definimos diciendo “alguien que pesa 70 kg, que
mide 1,80, que es mujer y que tiene una antigüedad de 36 años” no estaríamos, ciertamente, mintiendo o
diciendo falsedades. Pero tampoco estaríamos siendo justos si solamente la definiéramos en base a esas
características cuantificables. La persona es mucho más que eso; entre otras razones, porque la persona tiene
un origen que va más allá de sus propios padres y un destino final que va más allá de la propia muerte.
La ciencia mide, calcula, pesa, elabora teorías a partir de lo que experimentan nuestros sentidos. Y está muy
bien que así lo haga pero siempre y cuando esa misma ciencia no reduzca la realidad a sus únicos parámetros.
El hacerlo se llama ‘cientificismo’: una parodia de la ciencia, una exageración o absolutización: la
absolutización del método científico. Es la exageración de un solo punto de vista o abordaje que desoye otras
miradas. ¿Cuáles? La mirada que ofrece el saber filosófico y el saber teológico. Contrariamente al cientificismo,
lo que la Iglesia Católica defiende es la complementariedad entre Ciencia, Filosofía y Teología o Religión. Un
diálogo de saberes, distintos enfoques, ayuda recíproca. Y ello sin perjuicio de que la fe y la Teología juzguen
cuál hipótesis científica sea más acertada y cuál no. ¿Juzgar, elegir, corregir, condenar hipótesis científicas? Sí,
y no debe asombrarnos que la Iglesia se reserve ese derecho, sobre todo si tenemos en cuenta que entre los
mismos científicos existen retractaciones, reformulaciones, e incluso oposiciones. Que la Iglesia sea amiga de
la Ciencia no quiere decir que Ella tenga que casarse o deba adoptar rápidamente cualquier teoría científica,
máxime si ésta aparece en los medios masivos de comunicación. No porque los medios sean de suyo malos
sino porque éstos, con harta frecuencia, buscan la noticia, la novedad, el impacto mediático más que la
verdad, la cual suele descubrirse de a poco, silenciosamente y con esfuerzo.
El conflicto o enfrentamiento entre Ciencia y fe es falso y nace tanto de una Religión deficiente y temerosa
(temerosa de la razón) como de una ciencia soberbia (porque no atiende a otros saberes) e igualmente
miedosa del aporte que pueda brindar la fe. Lo dijo Paul Sabatier, Premio Nobel de Química: “Contraponer
Ciencia y Religión es cosa de gente poca experta en uno y otro campo”.