congreso bioetica
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LÁMINA 2
Empecemos por la palabra trascendencia en el sentido que nos interesa para
esta charla:
TRASCENDENCIA: Lo que se encuentra más allá, por encima de determinado
límite, en el caso, de los límites naturales.
Biológicamente, dentro de los límites naturales, la existencia humana es finita.
Pero el hombre no es un ente exclusivamente biológico; es un ser de la
naturaleza, pero la trasciende porque su dimensión espiritual le hace ser
persona. La revelación, que se encuentra en la Sagrada Escritura y en la
Sagrada Tradición, enseña al ser humano tanto la trascendencia de su origen
como de su destino.
LÁMINA 3
ESCUCHAR A DIOS EN LA SAGRADA ESCRITURA.
Estando en una Universidad de identidad cristiana, se impone tocar el tema de
“Qué es el hombre” desde la perspectiva que brinda la Sagrada Escritura. Estoy
segura de que los primeros relatos bíblicos que escucharán serán los más
conocidos por algunos de ustedes, pero también probablemente sean los menos
comprendidos. Porque estamos acostumbrados a leer o escuchar las lecturas
bíblicas, pero no a ESCUCHAR A DIOS que nos habla en ellas.
Según la Constitución Dogmática Dei Verbum (n.2), Dios quiso revelarse a la
humanidad y darle a conocer el Misterio de su voluntad. En las páginas bíblicas
vamos encontrando que “el Dios invisible habla a los hombres como amigos”, y les va
revelando su misterio íntimo para que puedan tener una relación con Aquel que
los ha creado. Al mismo tiempo, Dios va revelando quién es el hombre y cuál es
su plan para él: La bienaventuranza eterna en Dios y con Dios.
LA REVELACIÓN DEBE SER RECIBIDA EN FE.
Pero de una vez puedo anticiparles algo: lo que vamos a escuchar pertenece al
campo de la fe. Antes hemos escuchado una visión producto de la razón
humana que hace ciencia, y que es un don de Dios, ahora escucharemos otro
modo de conocimiento humano que es la fe. El Concilio Vaticano II nos invita a
recibir la revelación de esta manera: “Cuando Dios revela hay que prestarle la obediencia
de la fe, por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios”. LAS PREGUNTAS
UNIVERSALES Partimos de una premisa: Todo ser humano, todo grupo
humano, se hace la pregunta ¿qué es el hombre?, ¿de dónde viene?, ¿qué
sentido tiene su existencia?, ¿cuál es su destino?
LÁMINA 4
EL HOMBRE ES UN SER RELACIONAL Gn 1,26-28
La Biblia presenta al hombre como un sujeto de múltiples relaciones. Leamos el
texto: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra: que manden en los
peces del mar y en las aves del cielo, en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todos los
reptiles que reptan por la tierra. Creo, Pues Dios al ser humano, a imagen suya a imagen de Dios lo
creó, macho y hembra los creó.
El idioma bíblico del Génesis fue el hebreo. Y el ser humano aparece designado
con el sustantivo “adam” que en el hebreo bíblico generalmente se refiere a
“ser humano” o “humanidad” como colectividad, como se sigue del verbo
“manden” en plural” en Gn 1,-26-27.
LÁMINA 5
2. RELACIÓN CON SUS SEMEJANTES. Gn 1,28ª
Los bendijo Dios con estas palabras: Sed fecundos y multiplicaos”
La segunda relación del hombre que revela el Génesis es su llamamiento a
engendrar vida. El hombre no fue creado “según su especie” como fue el
caso de los animales, sino que por ser singular en su naturaleza es
imagen del Dios único que los creó varón y mujer. Con estos dos
conceptos la Sagrada Escritura revela la trascendencia de la diversidad
sexual del ser humano. Por una parte todo ser humano es imagen de Dios,
por otro lado en relación con el otro es diferente de sí mismo en referencia al
otro sexo. Y esta diferencia le enseña al hombre su belleza única en cuanto
varón o mujer, y al mismo tiempo le recuerda el límite inscrito en su propia
carne. Además, por un mandato divino – es decir trascendente – esa diversidad
está llamada a relacionarse en una unión fecunda: un acto en el que expresa su
ser imagen de Dios dando vida en el amor y por amor.
LÁMINA 6 GÉNESIS 2
Las mismas verdades fundamentales están expresadas en el capítulo 2º del
Génesis, quizá con una fuerza todavía mayor en tanto que lo exigen los
sustantivos utilizados por el autor sagrado.
“El Señor modeló al hombre con polvo de la tierra, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó
un ser viviente”.
La tradición bíblica de Gn 2 considera al ser humano como “polvo” y “aliento”,
dos entidades que unidas caracterizan al ser humano. Al utilizar la imagen del
“polvo”, Dios le revela al hombre su identidad en cuanto ser débil, vulnerable y
mortal; y el sustantivo “aliento” designa la “ruah” divina, el aliento divino
que hace vivir. Es en el momento en que se unen el polvo (parte material –
creada por Dios) y el “soplo” divino, el hombre comienza a existir.
LEER 2M 7,11.22.28
LÁMINA 7
2. VARÓN Y VARONA
“Se dijo el Señor: No es bueno que el hombre (adam) esté solo. Voy a
hacerle una ayuda adecuada… De la costilla que Yahvé Dios había
tomado del hombre (adam) formó una mujer, y lo llevó ante el hombre.
Entonces este exclamó: Esta vez sí que es hueso de mis hueso y carne
de mi carne. Esta será llamada mujer (ishá) porque del varón (ish) ha
sido tomada.
El texto aporta una nueva revelación: la diversidad sexual del ser humano
también es don de Dios. En el hebreo bíblico, la narrativa del capítulo 2 del
Génesis utiliza el sustantivo “adam” hasta llegar al versículo 23. Dios hace una
reflexión clave antes de ese versículo: “No es bueno que el ser hombre -adam
esté solo.” Y crea a la mujer, dice la imagen bíblica “tomada de la costilla del
varón”, y la lleva ante adam. Una ayuda adecuada.
En ese momento, “adam”, el ser humano que aparecía en el capítulo sin
ninguna atribución sexual, llama a la mujer “ ishá”, porque del “ish” ha sido
tomada.
Es decir que le comunica su propio nombre, reconociendo en ella su misma
naturaleza, sin embargo no son iguales: ella es ishá, él es ish. Contemplemos
este relato con admiración: Sólo cuando adam tuvo frente a él a una “ishá” se
definió como “ish”:
LÁMINA 9
Por eso doy gracias junto con san Pablo en su carta a los Romanos:
¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de ciencia hay en Dios!
¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos!
En efecto, ¿quién conoció el pensamiento del Señor?, ¿quién fue su
consejero?, ¿quién le dio primero que tenga derecho a la recompensa?
Porque todas las cosas
provienen DE Él, y son POR Él y PARA Él.
¡A Él la gloria por los siglos!
Amén
Rm 11,33-36