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Practicando El Poder Del Ahora _04

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CAPITULO CUATRO

LA DISOLUCIÓN DE LA INCONSCIENCIA

Es fundamental que lleves más conciencia a tu vida en las situaciones


ordinarias, cuando todo va relativamente bien. Así irá creciendo el poder de
tu presencia, que genera en ti y a tu alrededor un campo de alta frecuencia
vibratoria. Ninguna inconsciencia ni negatividad, ninguna discordia o
violencia podrán entrar en ese campo y sobrevivir, del mismo modo que la
oscuridad no puede sobrevivir en presencia de la luz.
Cuando aprendes a ser testigo de tus pensamientos y emociones, que es
parte esencial del estar presente, te sorprende el ruido de fondo de la
inconsciencia ordinaria y te das cuenta de que muy pocas veces te sientes
verdaderamente cómodo contigo mismo, si es que te ocurre alguna vez.
A nivel mental, encontrarás abundantes resistencias en forma de juicios,
descontento y proyecciones mentales que te alejan del ahora. A nivel
emocional, notarás una corriente subterránea de incomodidad, tensión,
aburrimiento o nervios. Todos estos contenidos son aspectos de la mente en
su habitual modalidad de resistencia.

OBSERVA LOS DIVERSOS MODOS EN QUE LA


INTRANQUILIDAD,

el descontento y la tensión surgen en ti como consecuencia de juicios


innecesarios, resistencias a lo que es y la negación del ahora. Lo
inconsciente se disuelve cuando lo iluminas con la luz de la conciencia.
Cuando aprendas a disolver la inconsciencia ordinaria, la luz de tu
propia presencia brillará con fulgor, y será más fácil afrontar la
inconsciencia profunda cuando sientas su atracción magnética. Sin
embargo, puede que la inconsciencia ordinaria no resulte fácil de detectar,
porque es muy común.

ACOSTÚMBRATE A HACER UN SEGUIMIENTO DE TU ESTADO


EMOCIONAL Y MENTAL
mediante la autoobservación.
Una buena pregunta que podrías plantearte frecuentemente es: «¿Estoy
relajado en este momento?»
O también puedes indagar: «¿Qué está ocurriendo dentro de mí en este
instante?»
Interésate al menos tanto por lo que ocurre dentro de ti como por lo que
pasa fuera. Si consigues que lo de dentro esté bien, lo de fuera encajará en
su lugar. La realidad primaria está dentro; la secundaria, fuera.
Y NO TE RESPONDAS A ESTAS PREGUNTAS
INMEDIATAMENTE. Dirige tu atención hacia dentro. Mira dentro de ti.
¿Qué tipo de pensamientos está produciendo tu mente? ¿Qué sientes?
Dirige tu atención al cuerpo. ¿Notas alguna tensión?
Cuando detectes cierto nivel de incomodidad, el ruido de fondo, observa
cómo estás evitando, resistiéndote o negando la vida por negar el ahora.
Hay muchas maneras de resistirse inconscientemente al momento
presente. Con la práctica aumentará tu poder de autoobservación, tu
capacidad de hacer un seguimiento de tu estado interno.

DONDEQUIERA QUE ESTÉS, MANTENTE PLENAMENTE


PRESENTE

¿Estás estresado? ¿Estás tan agitado tratando de llegar al futuro que el


presente queda reducido a un medio para alcanzarlo? Lo que causa tensión
es estar «aquí» queriendo estar «allí», o estar en el presente queriendo estar
en el futuro. Es una disyuntiva que te desgarra por dentro. ¿Te absorbe
mucha atención el pasado? ¿Sueles hablar de él y pensar en él positiva o
negativamente? ¿Piensas en los grandes logros que has alcanzado, en tus
aventuras y experiencias, o en tu historial de víctima y en las cosas
horribles que te sucedieron? ¿O quizá piensas en lo que tú hiciste a otra
persona? ¿Qué crean tus pensamientos: culpa, orgullo, resentimiento, ira,
lamentos, autocompasión…? Entonces, además de reforzar un falso sentido
de identidad, estás ayudando a acelerar el proceso de envejecimiento de tu
cuerpo produciendo una acumulación de pasado en tu psique. Verifícalo por
ti mismo observando a las personas cercanas que tengan una fuerte
tendencia a aferrarse al pasado.

HAZ MORIR EL PASADO CADA MOMENTO. N O


lo necesitas. Refiérete a él sólo cuando sea absolutamente relevante para
el presente. Siente el poder de este momento y la plenitud del Ser. Siente tu
presencia. ¿Estás preocupado? ¿Sueles pensar mucho en «lo que pasaría
si…»? Entonces estás identificado con tu mente, que se proyecta en una
imaginaria situación futura y genera miedo. No hay modo de poder afrontar
esa situación, porque no existe. Es un fantasma mental.
Sin embargo, puedes parar esa locura que corroe la salud y la vida
volviendo a tomar conciencia del momento presente.
SIENTE TU RESPIRACIÓN. Siente el aire que fluye dentro y fuera de
tu cuerpo. Siente tu campo de energía interna. Lo único que tienes que
afrontar, con lo que tienes que lidiar en la vida real -en oposición a las
proyecciones mentales imaginarias-, es este momento.
Pregúntate qué «problema» tienes ahora mismo, no el año próximo,
mañana o dentro de cinco minutos. ¿Qué está mal en este momento?
Siempre puedes lidiar con el ahora, pero nunca podrás lidiar con el
futuro, y tampoco tienes que hacerlo. La respuesta, la fuerza, la acción justa
o el recurso estarán allí cuando los necesites, no antes ni después. ¿Estás
acostumbrado a «esperar»? ¿Pasas buena parte de tu vida esperando? Para
mí, «esperar a pequeña escala» es esperar en la cola de correos, en un
atasco de tráfico, en el aeropuerto, esperar a que llegue alguien o hasta
acabar un trabajo. «Esperar a gran escala» es esperar a las próximas
vacaciones, a tener un trabajo mejor, a que crezcan los niños, a establecer
una relación significativa, a triunfar, a hacer dinero, a ser importante, a
iluminarte. Es bastante común que la gente se pase toda la vida esperando
para empezar a vivir.
La espera es un estado mental. Significa básicamente que quieres el
futuro y no quieres el presente. No quieres lo que tienes y quieres lo que no
tienes. Cuando esperas estás creando un conflicto inconsciente entre tu aquí
y ahora -el lugar donde no quieres estar- y el futuro proyectado -el lugar
donde quieres estar-.
Esto reduce mucho tu calidad de vida, obligándote a perder el presente.
Por ejemplo, mucha gente espera que le llegue la prosperidad, pero ésta
no puede llegar en el futuro. Cuando honras, reconoces y aceptas
plenamente tu realidad presente -dónde estás, quién eres y lo que estás
haciendo ahora mismo-; cuando aceptas plenamente aquello de lo que
dispones, entonces agradeces lo que tienes, agradeces lo que es, agradeces
Ser. La verdadera prosperidad es sentirse agradecido por el momento
presente y por la plenitud de la vida ahora mismo. No puede llegar en el
futuro. Más adelante, con el tiempo, esa prosperidad se manifestará de
diversas formas.
Si estás insatisfecho con lo que tienes, o incluso frustrado o enfadado
por tus carencias actuales, eso puede motivarte a hacerte rico; pero, aunque
acumules millones, seguirás sintiendo la carencia interna, y en el fondo
continuarás estando insatisfecho. Puede que hayas tenido muchas
experiencias interesantes de las que pueden comprarse con dinero, pero las
experiencias van y vienen, y siempre te dejarán con una sensación de vacío,
necesitado de nuevas gratificaciones físicas o psicológicas. No habitarás en
el Ser, sintiendo la plenitud de la vida ahora, que es la única prosperidad
verdadera.

RENUNCIA A LA ESPERA COMO UN ESTADO MENTAL.

Cuando te sorprendas cayendo en el estado de espera… sal de


inmediato. Ven al momento presente.
Simplemente sé y disfruta siendo. Si estás presente no tienes ninguna
necesidad de esperar.
Así, la próxima vez que alguien te diga: «Siento haberte hecho esperar»,
puedes responder: «No te preocupes.
No estaba esperando. Simplemente estaba aquí, disfrutando, contento de
estar conmigo mismo.»
Éstas son algunas de las estrategias mentales para negar el momento
presente que forman parte de nuestra inconsciencia ordinaria. Resulta fácil
pasarlas por alto porque son parte de la vida cotidiana: el ruido de fondo del
descontento perpetuo. Pero cuanto más te dediques a hacer un seguimiento
de tu estado interno emocional y mental, antes sabrás que te has dejado
atrapar en el pasado o en el futuro, es decir, en la inconsciencia, y más
rápido despertarás del sueño del tiempo al presente.
Pero ten cuidado: el falso yo infeliz, basado en la identificación con la
mente, vive en el tiempo. Él sabe perfectamente que el momento presente
supone su muerte y se siente amenazado. Hará todo lo que pueda por
sacarte del ahora. Intentará mantenerte atrapado en el tiempo.
En cierto sentido, el estado de presencia puede ser comparado a una
espera. Se trata de un tipo de espera completamente distinto que requiere
que estés plenamente alerta. Algo podría ocurrir en cualquier momento, y si
no estás absolutamente alerta, absolutamente en calma, te lo vas a perder.
En ese estado, toda tu atención está en el ahora. No te queda nada de
atención para soñar despierto, pensar, recordar, anticipar. En esa espera no
hay tensión ni miedo; sólo una presencia alerta. Estás presente con todo tu
Ser, con cada célula de tu cuerpo.
En ese estado, el «tú» que tiene un pasado y un futuro, al que solemos
dar el nombre de personalidad, apenas está presente. Sin embargo, no se
pierde nada de valor. En esencia, sigues siendo tú mismo. De hecho, eres
más plenamente tú mismo que nunca o, más bien, sólo ahora eres
verdaderamente tú mismo.

EL PASADO NO PUEDE SOBREVIVIR EN TU PRESENCIA

Los desafíos del presente sacarán a la luz lo que necesites saber de tu


pasado inconsciente. Si te sumerges en el pasado, se convertirá en un pozo
sin rondo: siempre hay más. Puede que pienses que necesitas más tiempo
para entender el pasado o para liberarte de él; en otras palabras, puede que
pienses que el futuro acabará liberándote del pasado. Pero eso es una
ilusión. Sólo el presente puede liberarte del pasado. Ahondar en el tiempo
no puede liberarte del tiempo.
Accede al poder del ahora: esa es la clave. El poder del ahora no es más
que el poder de tu presencia, tu conciencia liberada de las formas del
pensamiento. Así que afronta el pasado desde el presente. Cuanta más
atención concedes al pasado, más lo energetizas, y más probable es que te
construyas una «identidad» con él.
Entiéndeme bien: la atención es esencial, pero no al pasado como
pasado. Presta atención al presente; presta atención a tu comportamiento, a
tus reacciones, estados de ánimo, pensamientos, emociones, miedos y
deseos, tal como surgen en el presente. Ellos son el pasado en ti. Si puedes
estar suficientemente presente como para observarlos, sin criticarlos ni
analizarlos, sin juicio alguno, entonces estás afrontando el pasado y
disolviéndolo con el poder de tu presencia.
No puedes encontrarte volviendo al pasado. Te encuentras viniendo al
presente.

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