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ANA MADRE DE SAMUEL

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ANA MADRE DE SAMUEL

La autoridad espiritual es un concepto difícil de definir de manera


comprensiva,[1] sin embargo está muy vinculada con oír departe de Dios
y ser comisionado(a) por Dios para el ministerio y servicio. Los
complementarios jerárquicos (hierarchical complementarians) son
cristianos que creen que solo los hombres, y no las mujeres, son quienes
tienen la autoridad espiritual dada por Dios en la iglesia y en la familia.[2].

Los complementarios creen que como autoridades espirituales, son los


hombres los que deben de buscar la voluntad de Dios y su guía en
nombre de la comunidad de la iglesia. Ellos creen que solo los pastores
hombres tienen la autoridad espiritual para poder oír de Dios para poder
ministrar de “La Palabra” en una reunión pública de la iglesia. Los
complementarios creen que en la familia, es el esposo quien tiene
autoridad directa de Dios, y es el esposo quien tiene la última palabra en
cualquier decisión. Ellos ven al hombre como el mediador de la voluntad
de Dios hacia la esposa, la cual no tiene autoridad directa.

En contraste con lo que los complementarios creen, la Biblia contiene


varias historias donde Dios pasó por alto a los esposos y guardianes
hombres y habló directamente con mujeres, con mensajes de vital
importancia. Cuando Dios no hablaba directamente con ellas, Él envió
ángeles. Este artículo examinará algunas de tales mujeres a las cuales
Dios les confió autoridad espiritual-mujeres Bíblicas que actuaron sin el
permiso ni la protección de hombres.

Ana

Elcana tenía dos esposas: Penina y Ana. La primera no podía concebir


hijos, la segunda le dio diez hijos a Elcana. Cada año cuando subían a
adorar a Jehová. Penina se burlaba de Ana porque no podía concebir
vida en su vientre.

A pesar de que Elcana amaba profundamente a Ana, ella no era feliz. No


obstante, Ana derramó su alma en oración para que el Señor escuchara
su causa y le concediera un hijo. El Señor le respondió su oración con un
hijo a quien llamó Samuel y sirvió a Jehová.
De este pasaje bíblico podemos apreciar como el Señor responde la
oración de una mujer con corazón contristo y humillado.

1 SAMUEL 1: 10-11
10
ELLA CON AMARGURA DE ALMA ORÓ A JEHOVÁ, Y LLORÓ ABUNDANTEMENTE.
11
E HIZO VOTO, DICIENDO: JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS, SI TE DIGNARES MIRAR A LA AFLICCIÓN
DE TU SIERVA, Y TE ACORDARES DE MÍ, Y NO TE OLVIDARES DE TU SIERVA, SINO QUE DIERES A
TU SIERVA UN HIJO VARÓN, YO LO DEDICARÉ A JEHOVÁ TODOS LOS DÍAS DE SU VIDA, Y NO
PASARÁ NAVAJA SOBRE SU CABEZA.
ESTER 4: 15

Ester una mujer que sobresale en la biblia como una mujer que intercedió por su
pueblo. la biblia nos narra la historia de ella que fue una de las doncellas
escogidas para el rey.

a Ester se le encomendó una gran labor Dios había preparado todo para que en el
tiempo debido, Ester se levantara a interceder por el favor de su pueblo. ella sabia
que no se podía presentar delante del rey sin ser llamada. pero algo muy
importante de destacar en la vida de Ester es que ella primero busco el respaldo
de Dios. pidió a todos los judíos que ayunaran y oraran por ella.

Ester nos enseña tres grandes lecciones.

 cuando nos enfrentamos con circunstancias difíciles, es generalmente


mejor buscar un consejo sabio tal como Ester recibió de Mardoqueo.
 Ester vio el valor de asegurarse la cooperación mediante la oración y
el ayuno de quienes compartían su fe antes de comenzar la difícil
tarea.
 Ester nos muestra que debemos usar la posición de influencia que
tenemos y que ha sido dada por Dios para ayudar al pueblo de Dios,
en lugar de usarlo para nuestros intereses mezquinos.
Ester estaba dispuesta a negarse a si misma en beneficio de su pueblo. su vida es
una gran ejemplo de como Dios puede obrar a través de mujeres, así que usted y
yo podemos ser como Ester una mujer que no le tuvo miedo al peligro y que en el
momento de actuar estaba confiando plenamente que Dios iba con ella.

Oración: señor te pido que pueda ser entendida en tus tiempos y te pido que cada
dia me des el corazón de ser una intercesora para poder pedir por muchas mas
mujeres que necesitan que las llevemos en oración.

Cualidades o Virtudes de Ana


madre de Samuel el Profeta
Conociendo a Ana madre de
Samuel el Profeta
Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que pedí. Yo,
pues, lo dedicó también a Jehová; todos los días que
viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová. 1 Samuel
1:27-28
Ana (hebreo hanah significa gracia) era una de
las dos esposas de Elcana y madre del profeta
Samuel. Era la preferida de su esposo pero
Penina la otra esposa su rival la afrentaba
porque Ana era estéril, no podía tener hijos.
Leer Samuel 1 y 2.
Aunque Elcana era un hombre levita, de familia
honorable de la tribu de Efraín y piadoso; seguía
la costumbre de la poligamia. Los levitas se
turnaban durante varias semanas a la vez para
el servicio en el Templo. En esa época el
tabernáculo estaba en Silo y todos los años Ana
viajaba junto a su esposo Elcana al templo para
adorar a Dios y ofrecerle sacrificio. El amor de
Elcana hacia Ana provocaba una amarga
rivalidad entre las dos mujeres. Ana sufría por
no poder ser madre y por las burlas y
provocaciones de Penina. Lo que más deseaba
en el mundo era ser madre. En la época en que
les toco vivir Israel necesitaba de un gran líder a
causa de la corrupción y el pecado del pueblo y
de sus gobernantes.
Veamos las cualidades de Ana que eran parte
de su carácter por las cuales fue bendecida por
Dios.
Amor Conyugal, Ana amaba a su esposo
Elcana y viceversa. Su esposo la honraba
públicamente (1 Samuel 1:4-5). Pero a pesar de
los problemas con Penina era un hogar sólido. El
amor entre esposos es la base de un
matrimonio, adoraban a Dios juntos.
Confianza total en Dios y en su poder.
Dedicación a su hogar y luego a su hijo cuando
fue bendecida con la maternidad. Crió a su hijo
para el servicio a Dios con devoción.
Devoción Espiritual su vida era el de una
mujer que amaba a Dios y se comunicaba con Él
a través de la oración. Era una mujer devota y
que amaba a Dios.
Dominio Propio al poder controlarse ante las
provocaciones, humillaciones y burlas de Penina
la otra esposa de Elcana.
Fe era una de sus virtudes mas notables,
poseedora de una fe constante e invariable. Su
fe firme era que Dios la convertiría en madre.
Gracia, al poner todas sus cargas ante Dios y
dejar su frustración en el altar halló la gracia de
Dios.
Gentileza ya que su carácter gentil, amable y
educado se mostraba ante cada humillación
recibida.
Humildad como cuando el sacerdote Elí la
acusó de borracha cuando estaba orando en
silencio y Ana explicó que tenía un gran dolor en
su corazón.
Mansedumbre ya que sabía controlar su ira,
soportaba humildemente las provocaciones de
Penina.
Paciencia al esperar la voluntad de Dios en su
vida. Su fe en el milagro era genuino y paciente.
Piedad era una de sus mayores cualidades
junto a su Fe, vivía una vida piadosa y dedicada
a Dios, todos los años iba al templo junto a su
esposo.
Perseverancia continuar adelante en Dios no
abandonarlo a pesar de las dificultades solo así
logro tener a Dios de su lado.
Sacrificio Personal cuando Ana oró a Dios le
prometió dedicar su hijo al servicio de Dios y
cuando llegó la hora lo cumplió a pesar del dolor
de separarse de su hijo Samuel.
Santidad ya que era una mujer de carácter sin
tacha, piadosa y que mantenía una relación
constante con Dios.
Serenidad sabía mantener la calma ante los
problemas con Penina su rival.
Sumisión a Dios en primer lugar y luego a su
esposo sin cuestionar, sin reprochar.
Dios escuchó la oración de Ana recibió su
milagro por el que tanto había orado cada día y
quedó embarazada dando a luz a su primer hijo
Samuel a quién crió con amor y devoción y
llegado el tiempo lo entregó a Dios para ponerle
a su servicio tal como lo prometió aquel día en
su oración. Cada año Ana le llevaba a Samuel
una túnica ( 1 Samuel 2:19) que seguramente le
hacía con mucho amor, cuando viajaban al
templo. Despúes Ana fue bendecida por Dios
con mas hijos (1 Samuel 2:21).
Ana agradecida con Dios le dedica una oración
de acción de gracias, un cántico de alabanza
como muestra de adoración y agradecimiento
por el favor recibido:

Características de Ana
En todo esto que le tocó vivir a Ana ella actuaba de la forma correcta,
destacándose las siguientes características:

 Ana tenía un verdadero amor hacia su esposo, ella amaba a


Elcana y se esmeraba en honrarlo en medio de sus dificultades con
su rival Penina. Ella buscaba honrarlo en todo, pues no mostraba
delante de él la situación adversa que tenía en su hogar y se
mantenía ecuánime para mantener armonía en su hogar.
 Tenía absoluta confianza en Dios, ya que en medio de su situación
de esterilidad ella elevaba oración al Padre Celestial, quién era su
absoluto refugio.
 Ana era dedicada en su hogar por lo que cada día buscaba el
bienestar de su matrimonio y su entorno, eso sucede aún más
cuando Dios le concedió su hijo a quien crió para su servicio.
 Era una mujer entendida en lo espiritual, ya que mostraba un
amor genuino a Dios con el que se comunicaba todo el tiempo, y
tenía una actitud de piedad y mansedumbre mostrándose firme en
las virtudes de la adoración a Dios
 Ana tenía dominio propio, ya que podía actuar de la forma correcta
ante las humillaciones y burlas que profería Penina en contra de
ella.
 Ana poseía una auténtica fe, pues estaba convencida que Dios la
escuchaba y no cesaba de orar pidiendo el milagro de un hijo.
 Ana era paciente, pues tuvo mucho tiempo perseverando en
oración para esperar el milagro de su gestación.

La Oración de Ana que produjo el


Milagro

Ana todos los años viajaba a Silo con Elcana a adorar y ofrecer
sacrificios a Dios en el templo, en uno de esos viajes Ana oró a Dios en
gran angustia, pues se negaba tener una vida sin hijos, por lo que
procedió a orar con gemidos delante de la presencia de Dios, con una fe
inquebrantable, mostrando a Dios el anhelo de su corazón.
«Ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E
hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la
aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva,
sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos
los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza» (1ra. Samuel
1:10-11)
En esta oración hecha por Ana resalta las condiciones con las que la
hizo, pues se dirigió a Dios de una forma muy respetuosa, con mucha
fe, confiando en el poder que Él tenía, teniendo además una actitud
de humildad sobre el Todopoderoso. Ana le ofrecía su hijo que aún no
tenía para el servicio especial del Señor.
Durante ese momento de oración la observaba Elí, el sacerdote del
Tabernáculo, él supuso a verla llorar y estar tan quebrantada, pensó que
Ana estaba borracha y la reprendió para que dejara de beber, por lo que
ella de una forma respetuosa le negó esa suposición.
«Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y
su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta
cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.
Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada
de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma
delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque
por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta
ahora» (1ra. Samuel 1:13-16)
De ese modo el sacerdote Elí comprendió que ella le había hecho
una petición a Dios de una forma genuina, por lo que él le dio su
bendición.
«Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición
que le has hecho. Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y
se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste” (1ra.
Samuel 1:17-18)
Ana tenía mucho respeto a todo lo que era relacionado con la obra de
Dios, mostrando un respeto además por el siervo de Dios, Elí de
quien aceptó su bendición, para seguir el camino confiada en que de la
forma en que el sacerdote le había dicho así lo viviría, ella tuvo mucha fe.

El nacimiento de Samuel el hijo de Ana

La oración hecha por Ana produjo el efecto anhelado en la vida de


esta mujer, ya que Dios vio su fe y le permitió concebir un hijo, quien fue
entregado para el servicio del templo de Dios, y se convirtió en el primer
Profeta de Dios, llamado Samuel.
“Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana,
dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo
pedí a Jehová. (1ra Samuel 1:20)
Al nacer el hijo Ana mantuvo su palabra conforme al pacto que había
hecho, por lo que ella espero el tiempo estipulado para destetarlo y en
su tiempo se lo presentó al sacerdote Elí.
«Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un
efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en
Silo; y el niño era pequeño.Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí.
Y ella dijo: !! Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella
mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y
Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a
Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová”
(1ra. Samuel 1:24-28)
Sin duda, este fue el mayor sacrificio que tuvo que hacer Ana, al cumplir
la promesa hecha a Dios, entregarle a su hijo y hacerlo de una forma
firme y con acción de gracia delante de Dios. Por lo que al pasar el
tiempo su hijo Samuel continuó ministrando a Dios delante del sacerdote
Elí.
De este modo, Ana cada año que iba al templo en Silo le llevaba
a Samuel una túnica. Esto era una muestra que demostraba su fiel
amor por su hijo, por lo que el sacerdote Elí veía con buenos ojos ese
gesto de esta madre, por lo que le declaró una bendición a su vida.
«Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta
mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa.Y visitó
Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven
Samuel crecía delante de Jehová” (1ra. Samuel 2:20)

Esto demuestra que Dios no solo respondió a esa primera oración sino
que produjo la multiplicación de esa bendición, trayendo consigo
nuevos hijos al vientre de Ana, quien ya no sería esa mujer estéril, sino
en una madre de muchos más.
De esta manera, esta Ana es un ejemplo para todas las mujeres que
elevan oraciones ante el altar de Dios y hacerlo de una forma genuina,
con un corazón quebrantado, como lo hizo esta mujer que mostró su
absoluta dependencia a Dios, para poder ver en su regazo su anhelo
cumplido.
Se puede ver que la vida de Ana enseña que Dios si escucha
y responde las oraciones de aquellos que acuden a Él con esa fe
absoluta, y que a pesar de las dificultades que puedan enfrentar en el
mundo que los rodea, Dios siempre estará para ayudarlos, ya que la
oración cambia el rumbo de las cosas cuando se tiene una fe auténtica
como la de Ana.
“No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay
refugio como el Dios nuestro” (1ra. Samuel 2:2)
Le abrió su corazón a Jehová
Reproducir

1, 2. a) ¿Por qué no se siente feliz Ana mientras prepara el viaje? b) ¿Cómo nos
puede ayudar el relato de Ana?

ANA está atareada con los preparativos del viaje, tratando de


mantener la mente ocupada para no pensar en sus problemas.
Elqaná, su esposo, tiene por costumbre llevar cada año a toda la
familia a adorar a Dios en Siló, donde está el tabernáculo.
Supuestamente, estas ocasiones deberían ser motivo de alegría.
De hecho, Jehová espera que todos estén
felices (lea Deuteronomio 16:15). Y, sin duda, ella las ha
disfrutado desde pequeña. Pero las cosas han cambiado en los
últimos años.
2
Sí, es cierto, Elqaná la ama, y eso es una bendición. Pero él tiene
también otra esposa: Peniná, quien por lo visto está empeñada en
hacerle la vida imposible a Ana. Tanto es así que incluso ha
convertido estos viajes anuales a Siló en una tortura. ¿Cómo lo
logra? Y más importante aún, ¿cómo consigue Ana, con la ayuda de
su fe, afrontar lo que parece una situación insoportable? Si usted
está pasando por problemas que lo desgastan y le roban la alegría
de vivir, la historia de Ana le resultará muy animadora.

“¿Por qué lloras [...] y por qué


se siente mal tu corazón?”
3, 4. ¿A qué dos problemas se enfrenta Ana, y por qué son tan difíciles de
soportar?
3
La Biblia nos revela dos grandes problemas en la vida de Ana.
Sobre el primero tiene poco control, y sobre el segundo,
absolutamente ninguno. El primero es que forma parte de un
matrimonio polígamo y tiene que soportar el odio de la otra esposa.
El segundo es que no puede tener hijos. Esto de por sí es muy
frustrante para cualquier mujer que anhele ser madre. Pero en los
días y la cultura de Ana, ser estéril era fuente de amargo dolor, pues
los hijos permitían que el nombre de la familia no se perdiera. Por
eso, la esterilidad se consideraba un motivo de gran deshonra y
vergüenza.
4
A Ana se le haría más fácil sobrellevar su dolor si no fuera por
Peniná. Es evidente que la poligamia no puede crear un buen
ambiente en ninguna familia. Las competencias, las peleas y los
disgustos son el pan de cada día. Y no es de extrañar, pues esta
costumbre no tiene nada que ver con la norma que Dios estableció
en el jardín de Edén para el matrimonio: la monogamia (Gén. 2:24).
El cuadro que pinta la Biblia de la poligamia está siempre cargado
de amargura, y la triste historia de esta familia lo confirma.
5. ¿Por qué quiere Peniná hacer sufrir a Ana, y cómo lo hace?
5
En realidad, Elqaná quiere más a Ana. Según cuenta la tradición
judía, ya llevaban algunos años casados cuando llegó Peniná. Sea
esto cierto o no, lo que sí está claro es que, cegada por los celos,
Peniná encuentra mil formas de hacer sufrir a su rival. Su gran
ventaja son los hijos. Ha tenido uno tras otro, y su arrogancia crece
con cada niño que trae al mundo. En vez de compadecerse de Ana
y consolarla, Peniná aprovecha para hurgar más en la herida.
La Biblia dice que la irrita con el único fin de “hacer que se [sienta]
desconcertada” (1 Sam. 1:6). Sus actos son deliberados: quiere
lastimar a su rival, y no hay duda de que lo logra.

Ana se sentía angustiada por no tener hijos, y Peniná hacía


lo imposible por amargarle la vida
6, 7. a) A pesar de los intentos de Elqaná de consolar a Ana, ¿qué razón podría
tener ella para no contarle todo lo que le pasa? b) ¿Era Ana estéril porque Dios la
estaba castigando? Explique su respuesta. (Vea la nota.)
6
Año tras año, el viaje al tabernáculo de Siló presenta una
oportunidad ideal para que Peniná haga sufrir a Ana. ¿Cómo?
Lo que suele ocurrir es lo siguiente: Elqaná le da una porción de los
sacrificios ofrecidos a Jehová a cada uno de los muchos hijos de
Peniná, “a todos los hijos e hijas de ella”. Pero a Ana no le da más
que una porción: para ella sola. Peniná entonces aprovecha para
recordarle su esterilidad con tanta malicia que la pobre Ana se echa
a llorar y hasta pierde el apetito. Elqaná, obviamente, se da cuenta
de que su amada esposa está muy angustiada y no quiere comer,
así que intenta consolarla. Le dice: “Ana, ¿por qué lloras, y por qué
no comes, y por qué se siente mal tu corazón? ¿No soy yo mejor
para ti que diez hijos?” (1 Sam. 1:4-8).
7
Un punto a favor de Elqaná es que se da cuenta de que la tristeza
de Ana tiene que ver con su infertilidad, y ella de seguro valora sus
muestras de cariño.* Pero Elqaná no menciona la malicia
de Peniná, y el registro tampoco indica que Ana le haya hablado del
asunto. Tal vez ella considera que hacerlo solo empeoraría las
cosas. ¿Realmente podría su esposo cambiar la situación? Además,
si hablara con él del problema, ¿no avivaría eso el odio de Peniná,
así como el de sus hijos y sirvientes? Probablemente, lo único que
conseguiría es sentirse cada vez más aislada y sola en su propio
hogar.
Ante el trato tan cruel que recibía en su casa, Ana acudió a Jehová
8. Cuando nos tratan con maldad, ¿por qué nos consuela recordar que Jehová es
un Dios de justicia?
8
No sabemos si Elqaná estaba enterado de la crueldad de Peniná
hacia Ana. Pero una cosa es cierta: Jehová sí lo sabía todo.
De hecho, el relato prueba que a Jehová no se le escapa nada, lo
cual es una seria advertencia para quienes, por celos y odio, se
valen de actos aparentemente inofensivos para herir a los demás.
Por otro lado, las personas sin malicia y pacíficas, como Ana,
pueden sentirse aliviadas al recordar que el Dios de la justicia
arreglará todo cuándo y cómo él lo considere
mejor (lea Deuteronomio 32:4). Parece que Ana también lo sabía,
porque es a Jehová a quien acudió por ayuda.

“No volvió a mostrar preocupación”


9. ¿Qué nos enseña el hecho de que Ana hace el viaje a Siló a pesar de saber lo
que le espera?
9
Este año, como siempre, la familia se levanta temprano para
preparar el viaje. Todos están muy ocupados, hasta los más
pequeños. Para llegar a Siló, tendrán que recorrer más de
30 kilómetros (20 millas) por las montañosas tierras de
Efraín.* A pie, tardarán un día o dos. Ana ya sabe lo que puede
esperar de Peniná, pero aun así, no se queda en casa. Con esto
nos da un excelente ejemplo: nunca debemos permitir que la mala
conducta de otras personas estorbe nuestra adoración a Dios.
Si dejáramos que eso pasara, nos perderíamos precisamente las
bendiciones que nos darían las fuerzas para aguantar.
10, 11. a) ¿Por qué se dirige Ana al tabernáculo en cuanto puede? b) ¿Cómo es la
oración que Ana le hace a Jehová?
10
Después de un largo día de andar por caminos serpenteantes, la
numerosa familia por fin alcanza a ver la ciudad de Siló. Allí está,
sobre una colina rodeada de otras más altas. Al irse acercando, Ana
de seguro piensa detenidamente en lo que le dirá a Jehová cuando
le ore. Una vez que llegan, todos se sientan a comer. Pero Ana se
retira del grupo tan pronto como puede y se dirige al tabernáculo de
Jehová. Sentado junto a la puerta se halla el sumo sacerdote Elí.
Es probable que Ana ni siquiera lo vea, pues está concentrada en lo
que le dirá a Jehová. Aquí, en la casa de Dios, siente la confianza
de que será oída. Aunque nadie más pueda entender su dolor, su
Padre en los cielos sí puede. Está tan afligida que le resulta
imposible contener las lágrimas.
11
Rompiendo en sollozos, le habla a Jehová para sus adentros. Sus
labios se mueven mientras va formulando en su mente las palabras
que expresan su angustia. Se toma su tiempo para desahogarse
con su Padre celestial. Pero hace más que simplemente pedirle que
le conceda su intenso deseo de tener un hijo. Ana no solo está
interesada en lo que pueda recibir de Dios, sino también en lo que
pueda darle. Así que le promete que, si tiene un hijo varón, se lo
entregará para que le sirva toda su vida (1 Sam. 1:9-11).
12. ¿Qué nos enseña el ejemplo de Ana sobre cómo debemos orarle a Dios?
12
El ejemplo de Ana nos muestra cómo desea Dios que le oremos.
Jehová bondadosamente nos invita a hablarle con franqueza, sin
reservas, a desahogarnos con él tal como un niño lo haría con su
padre que lo ama (lea Salmo 62:8 y 1 Tesalonicenses
5:17). El apóstol Pedro escribió por inspiración estas consoladoras
palabras relacionadas con la oración a Jehová: “Ech[e]n sobre él
toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes” (1 Ped. 5:7).
13, 14. a) ¿A qué conclusión apresurada llega Elí, y por qué? b) ¿Qué ejemplo de
fe nos da Ana por la manera en que reacciona cuando Elí la acusa?
13
Lamentablemente, los seres humanos no somos tan comprensivos
como Jehová. Mientras Ana ora con lágrimas en los ojos, una voz la
interrumpe. Es Elí, el sumo sacerdote, quien la ha estado
observando. “¿Hasta cuándo te portarás como una borracha?
Aparta tu vino de ti”, le dice. Elí ha visto cómo le tiemblan los labios
a Ana, sus sollozos, su agitación. Pero en vez de preguntarle qué le
pasa, se apresura a concluir que está borracha (1 Sam. 1:12-14).
14
¡Qué doloroso debe ser para Ana que, en estos momentos de
angustia, la acusen de algo así! Y para colmo, el que la acusa es
nada menos que el sumo sacerdote. Con todo, Ana nos vuelve a dar
un precioso ejemplo de fe. No permite que las imperfecciones de
ningún hombre se interpongan en su adoración a Jehová.
Le contesta a Elí con respeto y le explica su situación. Elí, quizás un
tanto avergonzado, responde en un tono más suave: “Ve en paz, y
que el Dios de Israel conceda tu petición que le has pedido” (1 Sam.
1:15-17).
15, 16. a) ¿Cómo se sintió Ana después de abrirle su corazón a Jehová y adorarlo
en el tabernáculo? b) ¿Cómo podemos seguir el ejemplo de Ana cuando estamos
desanimados?
15
¿Cómo se sintió Ana después de abrirle su corazón a Jehová y
adorarlo en el tabernáculo? El relato indica que “procedió a irse por
su camino y a comer, y su rostro no volvió a mostrar preocupación
por su propia situación” (1 Sam. 1:18). En este pasaje, otra versión
de la Biblia dice: “Su rostro ya no estaba triste” (Diego
Ascunce). Ana se sintió aliviada. Había colocado el peso de su
carga emocional sobre unos hombros infinitamente más anchos y
fuertes que los suyos: los de su Padre celestial (lea Salmo
55:22). ¿Acaso puede haber algún problema demasiado grande
para él? Jamás... ¡ni entonces, ni ahora, ni nunca!
16
Cuando nos sintamos abrumados o desanimados, sigamos el
ejemplo de Ana y hablemos abiertamente con Jehová, a quien la
Biblia llama “Oidor de la oración” (Sal. 65:2). Si lo hacemos con fe,
veremos que nuestra tristeza se transforma en “la paz de Dios que
supera a todo pensamiento” (Filip. 4:6, 7).

“No hay roca como nuestro Dios”


17, 18. a) ¿Cómo demuestra Elqaná que está de acuerdo con el voto de Ana?
b) ¿De qué se da cuenta Peniná?
17
A la mañana siguiente, Ana vuelve al tabernáculo con Elqaná. Sin
duda, le ha contado lo que le pidió a Jehová y la promesa que le
hizo, ya que la Ley mosaica establece que el esposo tiene el
derecho de anular un voto que la esposa haga sin su
consentimiento (Núm. 30:10-15). Pero este hombre fiel no lo anula,
sino que, junto con Ana, adora a Jehová en el tabernáculo antes de
volver a casa.
18
En algún momento, Peniná debió darse cuenta de que ya no tenía
el poder de hacer sufrir a Ana. El relato no aclara cuándo ocurrió
esto, pero la expresión “no volvió a mostrar preocupación” nos da a
entender que el estado de ánimo de Ana mejora de ahí en adelante.
En todo caso, Peniná no debió tardar mucho en notar que su
crueldad ya no tenía efecto alguno en su rival. La Biblia nunca
vuelve a mencionar su nombre.
19. ¿Qué bendición recibe Ana, y cómo demuestra que sabe quién se la dio?
19
Ana se siente tranquila y en paz. Entonces, unos meses después,
descubre algo que la llena de alegría: ¡está embarazada! Ahora
bien, no olvida que es a su Padre celestial a quien le debe esa
hermosa bendición. Al nacer su hijo, lo llama Samuel, que significa
“Nombre de Dios”; es evidente que se refiere a invocar el nombre
divino, que es lo que ella había hecho al acudir a Jehová. Durante
los siguientes tres años no se une a su esposo y al resto de la
familia en el viaje a Siló, sino que se queda en casa con el pequeño
hasta que deja de amamantarlo. Entretanto, va armándose de valor
para el día en que tenga que separarse de su querido hijo.
20. ¿Cómo cumplen Ana y Elqaná el voto que le habían hecho a Jehová?
20
Finalmente llega el difícil momento de la despedida. Ana sabe que
su niño estará bien atendido en Siló, quizás al cuidado de algunas
de las mujeres que sirven allí. Pero, aun así, ¡es tan pequeño!
Además, ¿a qué madre no le costaría separarse de su hijo? Con
todo, ella y su esposo entregan al niño, no de mala gana, sino con
gratitud. Primero ofrecen sacrificios en la casa de Dios y luego
llevan a Samuel ante Elí, mencionándole el voto que Ana había
hecho allí algunos años atrás.

Tener una madre como Ana fue una verdadera bendición


para Samuel
21. ¿Cómo refleja la oración de Ana su profunda fe? (Vea también el recuadro
“Dos oraciones memorables”.)

Entonces Ana pronuncia una oración que Dios considera digna de


21

ser incluida en su Palabra inspirada. En cada línea del pasaje


de 1 Samuel 2:1-10 percibimos la fe tan profunda de esta mujer.
En su oración alaba a Jehová por cómo usa su poder de maneras
maravillosas, y explica que no hay nadie como él que pueda
humillar a los altivos, bendecir a los oprimidos y quitarle la vida a
alguien o incluso salvarlo de la muerte. También lo alaba por su
incomparable santidad, su justicia y su fidelidad. Con toda razón,
Ana puede afirmar: “No hay roca como nuestro Dios”. En efecto,
Jehová es totalmente confiable. En él pueden refugiarse todas
aquellas personas que se sientan oprimidas y pisoteadas, y él les
brindará seguridad y protección.
22, 23. a) ¿Por qué podemos estar seguros de que el joven Samuel sabía que sus
padres lo amaban? b) ¿Cómo siguió bendiciendo Jehová a Ana?
22
No hay duda: el pequeño Samuel es un niño muy privilegiado al
tener una madre con tanta fe. Aunque de seguro la echa de menos
mientras crece, nunca se siente abandonado. Año tras año, su
madre acude a Siló y le trae una vestidura sin mangas para su
servicio del tabernáculo. Cada puntada que ella ha hecho en la tela
es prueba del amor y cariño que siente por él (lea 1 Samuel
2:19). ¿Puede imaginarse la escena? Ahí está Ana, poniéndole la
nueva prenda a su hijito, ajustándosela bien y mirándolo con ternura
mientras lo anima con sus dulces palabras. ¡Qué bendición para
Samuel tener una madre así! Cuando crezca, él también será una
bendición para sus padres y para todo Israel.
En cuanto a Ana, ella recibió asimismo grandes recompensas.
23

Dios le concedió ser madre de nuevo, y ella llegó a darle a Elqaná


otros cinco hijos (1 Sam. 2:21). Además, su amistad con su Padre
celestial fue fortaleciéndose con el paso de los años. Con toda
probabilidad, esa fue la mayor bendición que tuvo en su vida. Y lo
mismo ocurrirá en nuestro caso si imitamos la fe de esta
excepcional sierva de Dios.

Dos oraciones memorables


Las dos oraciones de Ana, registradas en 1 Samuel 1:11 y 2:1-10,
contienen varios detalles interesantes. Veamos algunos:
 En la primera, Ana se dirige a “Jehová de los ejércitos”. Es la
primera persona mencionada en la Biblia que emplea este
título. Con algunas variaciones, esta expresión aparece en las
Escrituras 285 veces y destaca que Dios está al mando de una
gran multitud de ángeles.
 Es interesante notar que Ana hace su segunda oración cuando
ella y Elqaná presentan a Samuel para servir a Dios en Siló,
no cuando nació su hijo. Por lo tanto, se entiende que la
felicidad que expresa Ana no proviene de haber silenciado a
su rival, Peniná, sino de haber recibido la bendición de
Jehová.
 Al decir “Mi cuerno realmente está ensalzado en Jehová”, Ana
tal vez piense en el toro, una poderosa bestia que usa sus
cuernos de forma temible. En otras palabras, está diciendo
que es Jehová quien la hace fuerte (1 Sam. 2:1).
 Su referencia al “ungido”, o elegido, de Dios se considera
profética. Ana utiliza la misma palabra que en otros pasajes se
traduce “mesías”, y es la primera persona del registro bíblico
que la emplea para referirse a un futuro rey ungido (1 Sam.
2:10).
 Unos mil años más tarde, María, la madre de Jesús, repitió
algunas ideas de la oración de Ana cuando alabó a Jehová
(Luc. 1:46-55). (Encontrará más información en el capítulo 17.)

PREGUNTAS PARA PENSAR


 ¿Cómo mostró fe Ana a pesar de los problemas?
 ¿Cómo revelan las oraciones de Ana la fe que tenía?
 ¿Por qué valora Jehová a las personas como Ana?
 ¿Cómo cree usted que podría imitar la fe de Ana?

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