Flor,fruto,semilla
Flor,fruto,semilla
Flor,fruto,semilla
En cambio, una flor típica de angiosperma está compuesta por cuatro tipos
de hojas estructural y fisiológicamente modificadas para producir y proteger
los gametos. Tales hojas modificadas o antófilos son
los sépalos, pétalos, estambres y carpelos. Además, en las angiospermas la flor
da origen, tras la fertilización y por transformación de algunas de sus partes, a
un fruto que contiene las semillas.
El grupo de las angiospermas, con más de 250.000 especies, es un linaje
evolutivamente exitoso que conforma la mayor parte de la flora terrestre existente.
La flor de angiosperma es el carácter definitorio del grupo y es, probablemente, un
factor clave en su éxito evolutivo. Es una estructura compleja, cuyo plan
organizacional está conservado en casi todos los miembros del grupo, si bien
presenta una tremenda diversidad en la morfología y fisiología de todas y cada
una de las piezas que la componen. La base genética y adaptativa de tal
diversidad está comenzando a comprenderse en profundidad, Así como también
su origen, que data del Cretácico inferior, y su posterior evolución en estrecha
interrelación con los animales que se encargan de transportar los gametos.
Con independencia de los aspectos señalados, la flor es un objeto importante para
los seres humanos. A través de la historia y de las diferentes culturas, la flor
siempre ha tenido un lugar en las sociedades humanas, ya sea por su belleza
intrínseca o por su simbolismo. De hecho, cultivamos especies para que nos
provean flores desde hace más de 5000 años y, actualmente, ese arte se ha
transformado en una industria en continua expansión: la floricultura. La flor
también no ayuda a ser más jóvenes y estar sanos físicamente.
Definición
La flor es un corto tallo de crecimiento determinado que lleva hojas modificadas
estructural y funcionalmente para realizar las funciones de producción
de gametos y de protección de los mismos, denominadas antófilos.
El tallo se caracteriza por un crecimiento indeterminado. En contraste, la flor
muestra un crecimiento determinado, ya que su meristema apical cesa de
dividirse mitóticamente después de que ha producido todos los antófilos o piezas
florales. Las flores más especializadas tienen un período de crecimiento más
breve y producen un eje más corto y un número más definido de piezas florales
que las flores más primitivas. La disposición de los antófilos sobre el eje, la
presencia o ausencia de una o más piezas florales, el tamaño, la pigmentación y la
disposición relativa de las mismas son responsables de la existencia de una gran
variedad de tipos de flores. Tal diversidad es particularmente importante en
estudios filogenéticos y taxonómicos de las angiospermas. La
interpretación evolutiva de los diferentes tipos de flores tiene en cuenta los
aspectos de la adaptación de la estructura floral, particularmente aquellos
relacionados con la polinización, dispersión del fruto y de la semilla y de la
protección contra los predadores de las estructuras reproductivas.
Disposición de las piezas florales
Según la familia considerada, las piezas de la flor se pueden disponer sobre el
receptáculo de dos modos diferentes. En el caso de la denominada disposición
espiralada, las piezas se insertan consecutivamente y a diferentes niveles,
describiendo una espiral sobre el eje del mismo modo en que las hojas se insertan
en el tallo. Ejemplo de especies con flores espiraladas son Magnolia
grandiflora (magnoliáceas), Victoria cruziana (ninfeáceas) y Opuntia ficus-
indica (cactáceas). El segundo tipo de disposición de los antófilos es la
denominada disposición verticilada o cíclica, en el que las piezas se insertan en
varios nudos del eje, disponiéndose en verticilos o ciclos. Cada pieza floral de un
verticilo alterna con las piezas del siguiente, por ejemplo, los pétalos alternan con
los sépalos. En estas flores, denominadas cíclicas o verticiladas, el número de
verticilos puede variar, dependiendo nuevamente de la familia considerada. Muy
frecuentemente las flores llevan cuatro ciclos (llamadas tetracíclicas), como las
de Solanum (solanáceas): un ciclo de sépalos, uno de pétalos, otro de estambres
y el último de carpelos. También son usuales las flores pentacíclicas (llevan cinco
ciclos) ya que, en este caso, presentan dos ciclos de estambres en vez de uno
solo, como las flores de Lilium (liliáceas). Hay muchos otros casos, finalmente, en
los que las flores presentan varios verticilos de estambres, como en Poncirus
trifoliata (rutáceas), en cuyo caso las flores presentan más de cinco ciclos.
En las angiospermas primitivas las flores son relativamente voluminosas y sobre el
receptáculo cónico y alargado llevan, en disposición helicoidal o espiralada,
numerosas piezas periánticas, estambres y carpelos. En los grupos derivados,
más evolucionados, se observa un progresivo empequeñecimiento (reducción) de
las flores y una disminución del número de sus piezas (oligomerización). Se ha
postulado que la base adaptativa de esta tendencia evolutiva es el desarrollo más
rápido y un menor riesgo de daños cuando hay numerosas flores pequeñas que
cuando hay pocas flores y frutos grandes y, por otro lado, una mejor integración
espacial y formal de los órganos en las flores oligómeras que en las polímeras. En
relación con esta reducción y oligomerización se produjo un acortamiento del eje
floral o receptáculo, de modo tal que, pasando por estados intermedios helicoide-
verticilados, se llegó finalmente a la posición uniformemente verticilada o cíclica de
las piezas florales.
Simetría floral
Se dice que en un objeto existe simetría cuando por lo menos un plano puede
dividirlo en dos partes, tal que cada parte sea la imagen especular de la otra.
Ciertas flores no presentan ningún plano de simetría por lo que se
dicen asimétricas o irregulares, como es el caso de las "achiras" (las especies del
género Canna). En la mayor parte de las flores verticiladas, no obstante, debido a
que existen repeticiones de piezas florales, pueden existir uno o más planos de
simetría, por lo que las mismas pueden tener simetría bilateral (es decir, un solo
plano de simetría) o simetría radial (o sea, varios planos pueden dividir a la flor en
otras tantas imágenes especulares). Así, se distinguen por su simetría, dos tipos
de flores. Las flores
denominadas actinomorfas, radiadas o polisimétricas presentan simetría radial,
como es el caso de Tulipa gesneriana (liliáceas) o Linum usitatissimum (lináceas).
En cambio, las flores monosimétricas, dorsiventrales o cigomorfas tienen simetría
bilateral y la evolución de su forma tiene relación con la necesidad de atraer y
guiar a los polinizadores hasta ellas, como por ejemplo, las flores de
las orquídeas y muchas leguminosas. Las flores espiraladas se consideran
asimétricas según algunos autores, o actinomórficas según otros.
La simetría se define en general a través del perianto, no obstante,
el androceo también puede estar implicado debido a la reducción de algunas
piezas (estaminodios) o al aborto de uno o más estambres, como ocurre en las
eudicotiledóneas y en las monocotiledóneas. Las flores cigomorfas aparecieron
relativamente tarde en el registro fósil (Cretácico superior) en comparación con el
período aceptado de diversificación temprana de las angiospermas (Cretácico
temprano).
La polisimetría, entonces, se considera generalmente el estado ancestral de las
angiospermas y la monosimetría, el estado derivado que ha evolucionado de
modo independiente en numerosas ocasiones. Como un carácter arquitectónico
derivado, generalmente asociado con la diversificación de muchos linajes de
plantas, constituye una innovación morfológica. De hecho, los cambios en la
simetría floral están asociados con los cambios en el rango de polinizadores
efectivos, lo que, por su lado, puede originar barreras a la hibridación entre las
especies. Así, varios de los taxones con mayor riqueza de especies llevan flores
monosimétricas, tanto en las eudicotiledóneas centrales (fabáceas, asteráceas)
como en las monocotiledóneas (zingiberáceas, orquidáceas). Estos taxones tienen
generalmente planes de organización "cerrados" con estructuras florales más o
menos elaboradas. En contraste, la monosimetría está casi ausente en las
angiospermas basales y es bastante infrecuente en las eudicotiledóneas basales
(Ranunculales, Proteales) donde el plan de organización "abierto" es más común
que en las eudicotiledóneas nucleares.
Formación de los gametófitos y fecundación
El gametofito masculino de las angiospermas es el grano de polen que se origina
a partir de las microsporas, como se describe a continuación. En el interior de los
sacos polínicos de las anteras se encuentran localizadas las células madres de las
microsporas, las cuales son las células diploides (tienen el mismo número
de cromosomas que cualquier otra célula de la planta) que sufren el proceso de
división celular llamado meiosis, luego del cual forman unas
cuatro microsporas que presentan la mitad del número de cromosomas que la
planta original (se dice, entonces, que son haploides). Cada microspora haploide
atraviesa dos procesos concomitantes para originar un grano de polen. Por un
lado, su pared celular se desarrolla, formando la exina, compuesta de un
polisacárido complejo, la esporopolenina y la intina constituida por celulosa. Dicha
pared del grano de polen presenta una o varias aperturas y un diseño de la exina
que es característico de cada especie vegetal. Por otro lado, el núcleo haploide de
cada microspora se divide por mitosis originando dos núcleos, también haploides,
uno es el denominado núcleo
vegetativo y el otro es el núcleo
generativo. Este último vuelve a
dividirse, antes o después de la
polinización, dando dos núcleos
gaméticos o espermáticos
Representación esquemática de los
eventos que tienen lugar durante la
fertilización de una angiosperma.
Leyendas: fu: funículo, cha: chalaza, nu: nucela, mi: micrópila, ii: tegumento
interno, ie: tegumento externo, e: saco embrionario, ek: núcleos
polares, ei: oósfera y sinérgidas, an: antípodas, g: estilo, n: estigma, p: granos de
polen, ps: tubos polínicos. Véase la explicación del proceso en el texto
Fruto
En botánica, el fruto es el órgano procedente de la flor, o de partes de ella, que
contiene las semillas hasta que estas maduran y luego contribuye a diseminarlas.
Desde un punto de vista ontogénico, el fruto es el ovario desarrollado y maduro de
las plantas con flor. La pared del ovario se engrosa al transformarse en la pared
del fruto y se denomina pericarpio, cuya función es proteger a las semillas. Con
frecuencia participan también en la formación del fruto otras partes de
la flor además del ovario, como por ejemplo el cáliz o el receptáculo. El fruto es
otra de las adaptaciones, conjuntamente con las flores, que ha contribuido al éxito
evolutivo de las angiospermas. Así como las flores atraen insectos para que
transporten polen, también muchos frutos tratan de atraer animales para que
dispersen sus semillas. Si un animal come un fruto, muchas de las semillas que
este contiene recorren el tracto digestivo del animal sin sufrir daño, para después
caer en un lugar idóneo para su germinación. Sin embargo, no todos los frutos
dependen de ser comestibles para dispersarse. Otros, como los abrojos, se
dispersan aferrándose al pelaje de los animales. Algunos forman estructuras
aladas para poder dispersarse con el viento, como los arces. La variedad de tipos
de frutos que han desarrollado las angiospermas a través de su evolución les ha
permitido invadir y conquistar todos los hábitats terrestres posibles. En las
plantas gimnospermas y en las plantas sin flores no hay verdaderos frutos, si bien
a ciertas estructuras reproductivas como los conos de los pinos, comúnmente se
les tome por frutos. Muchas plantas se cultivan porque dan ciertos
frutos comestibles y a menudo fragantes, sabrosos y jugosos llamados frutas
Forma y tamaño
Los frutos pueden acusar muy diversas formas según las especies: hay globosos,
piriformes, cilíndricos, espiralados, moniliformes, lenticulares, alados, entre otras
muchas. En general cada especie se caracteriza por la forma particular de sus
frutos. La superficie de los mismos puede ser lisa, verrugosa, espinosa,
gloquidiada, pruinosa, pubescente, etc.
Respecto al tamaño de los frutos, es otro aspecto sumamente variable: los hay
menores de un milímetro, como en el caso de diversas gramíneas y compuestas,
hasta muy grandes, como es el caso del zapallo, la sandía y algunas leguminosas
—como Vigna sesquipedalis—cuyos frutos alcanzan más de un metro de longitud.
Partes de la flor tras la fecundación
Los pétalos de la flor poseen una zona de abscisión en sus bases y se
desprenden muy rápidamente de la flor una vez que ha ocurrido la doble
fecundación, fenómeno característico de las angiospermas. En otros casos,
el perigonio no se desprende sino que se desarrolla y puede volverse carnoso,
como en el caso de las moras donde, de hecho, constituye la parte comestible del
fruto. Los estambre se marchitan rápidamente y caen, aunque también pueden
persistir un largo tiempo alrededor del fruto. El tubo floral o el receptáculo pueden
volverse carnosos como ocurre en muchos frutos de las rosáceas (como
la manzana, la pera y la frutilla o fresa).
Cuando el ovario es súpero normalmente es solo este el que participa en la
formación del fruto. Sin embargo, cuando es ínfero, suele haber otras estructuras
florales que se desarrollan conjuntamente con el ovario y forman parte del fruto.
En el caso de los frutos derivados de un ovario ínfero, la porción extracarpelar
recibe el nombre de clamidocarpo.
En muchas especies, otras partes de la flor o de la inflorescencia se asocian
al gineceo para producir el fruto. Cuando las partes de la flor que persisten en el
fruto no son concrescentes con él se llaman induvias. Los sépalos, por ejemplo,
suelen ser persistentes, como en el caso de la frutilla o fresa, la manzana o
la granada. En ciertas especies—Muehlenbeckia—se torna carnoso, o puede
permanecer hasta la madurez del fruto y desarrollarse formando una envoltura
inflada alrededor del mismo. En estos casos el cáliz se dice acrescente, como por
ejemplo en Rumex y Physalis. En otras oportunidades, como por ejemplo en la
familia de las nictagináceas, la base del cáliz se transforma en un cuerpo duro y
globoso que cubre el fruto, denominado «antocarpo», que cubre el fruto
(un utrículo) que queda encerrado. En la familia de las gramíneas, las glumas y en
especial las glumelas son en muchos casos persistentes y encierran
al cariopse (como por ejemplo, en el caso de la avena y del alpiste), en ciertos
géneros están provistas de gloquidios (Tragus), o aristas (Stipa) que favorecen la
diseminación por medio de los animales. Las flores de varias especies
tienen brácteas que persisten en el fruto, las cuales se denominan «involucro». En
algunas plantas tales brácteas presentan forma de hoja («brácteas foliáceas»,
como en la avellana); en otras son duras y desarrollan una cobertura en forma de
cúpula—fagáceas—, o en forma de erizo, como en las castañas y en los abrojos.
En otros casos, como en las dipsacáceas, el involucro que rodea al fruto es muy
pequeño y recibe el nombre de involucelo. También pueden participar otras
estructuras extra florales, tales como las ramas de la inflorescencia en el palito
dulce (Hovenia dulcis), o como el pedúnculo en el fruto del cajú, Anacardium
occidentale. La «castaña de cajú» que se consume tostada, es la semilla; el
pedúnculo carnoso es comestible cuando está fresco y se utiliza en Brasil para
elaborar dulces, jugos, helados y licores.
Pared del fruto
En sentido estricto, el pericarpo es la pared del ovario que queda tras la
fecundación; en sentido amplio puede abarcar también los tejidos extracarpelares
asociados. Para salvar esa diferencia Katherine Esau acuñó la expresión «pared
del fruto».
Con sentido descriptivo, y sin relación con la ontogenia, la pared del fruto
comprende tres capas: exocarpo, mesocarpo y endocarpo.
Frutos simples
Los frutos simples se desarrollan a partir de un solo pistilo, que puede ser mono o
pluricarpelar, pero siempre están fusionados, como por ejemplo las uvas, las
naranjas o el melón.
Frutos secos indehiscentes
Los frutos simples indehiscentes secos son los frutos que maduran sin dar a luz a
la semilla, es decir que no la liberan durante su maduración. Generalmente se
originan de un ovario en el cual se desarrolla sólo una semilla, aunque puede
haber más de un óvulo. El pericarpio de un fruto indehiscente a menudo se
asemeja a la cubierta seminal. La verdadera cubierta seminal en dichos frutos
puede obliterarse hasta un grado considerable (como en el caso de las cipselas de
las compuestas) o fusionarse con el pericarpio (como en el cariopse de las
gramíneas).
Derivados de ovario súpero
Frutos agregados
Los frutos agregados se desarrollan de una sola flor multicarpelar o con varios
pistilos que están libres, por lo que de una misma flor se desarrollan varios frutos
independientes, pero dispuestos conjuntamente. Algunos autores los denominan
genéricamente «eterios».
Frutos esquizocárpicos
Son aquellos frutos que proceden de ovarios simples con dos o más lóculos.
Llegada la madurez del fruto, los lóculos se separan entre sí, por lo que parecen
frutos derivados de varios ovarios o de varios carpelos libres. Los frutos
esquizocárpicos pueden ser tanto carnosos como secos, y dentro de estos,
pueden ser dehiscentes o no. Cada lóculo separado se denomina mericarpo y
contiene una sola semilla.
Frutos múltiples
También llamados frutos colectivos, en los que todas las flores de una
inflorescencia participan en el desarrollo de una estructura que parece un solo
fruto, pero que en realidad está formada por muchos frutos unidos entre sí. En
ocasiones participan otras partes de la flor o incluso el mismo eje de la
inflorescencia en su desarrollo, por lo que también reciben el nombre de frutos
complejos.
Pseudocarpos o pseudofrutos
Los pseudocarpos son estructuras que parecen frutos, pero que no lo son. En las
gimnospermas, que incluyen a los pinos, los abetos y los cipreses, no existen
verdaderos carpelos o pistilos y, por lo tanto, las semillas no gozan de la
protección del fruto que tienen las angiospermas. Sin embargo, se pueden
desarrollar estructuras que tienen una función protectora o incluso relacionada con
la dispersión. Entre las gimnospermas los pseudocarpos se denominan
también estróbilos. El estróbilo es una estructura redondeada, leñosa y
dehiscente, que encierra las semillas en su interior. Es propio de los cipreses
(Cupressus). Las piñas de los pinos y cedros son estróbilos cónicos, al principio
cerrados, incluso durante algunos años, para luego abrirse y separarse las
escamas que los forman con el fin de liberar las semillas. Los gálbulos o
arcéstidas son estróbilos redondeados, carnosos e indehiscentes, que encierran
unas pocas semillas en su interior. Es propio de los enebros y sabinas (Juniperus),
donde las semillas aparecen rodeadas por unas escamas que se vuelven
carnosas y que incluso se pueden soldar encerrando a la semillas y aparentando
frutos carnosos. Finalmente, en el tejo las semillas aparecen rodeadas por una
estructura carnosa o excrecencia procedente de su base que les rodea por todas
partes excepto por un poro. En la madurez alcanza una coloración roja vistosa y
puede confundirse con un fruto verdadero, pero es en realidad una estructura que
se denomina arilo.
Frutos sin semillas
En el crecimiento del ovario para formar un fruto intervienen los denominados
reguladores de crecimiento: auxinas, giberelinas, citocininas y etileno. La auxina
es formada por el grano de polen y por el cigoto. La mayoría de los frutos implican
la formación de semillas, pero ciertas plantas pueden producir frutos sin que ello
ocurra. Estos frutos se llaman partenocárpicos, y como ejemplo cabe destacar las
bananas, los higos o las naranjas de ombligo. El fenómeno se debe a que se
sintetizan hormonas de crecimiento espontáneamente o como consecuencia de la
polinización que actúa como estímulo. Se han logrado producir melones, ananás y
tomates sin fecundación previa con la inyección de auxinas al ovario.
Maduración
La etapa final del desarrollo del fruto es la maduración. Según la maduración sea o
no regulada prioritariamente por el etileno (un gas con acción hormonal), los frutos
se clasifican en climatéricos o no climatéricos. Todos los frutos, al igual que
cualquier órgano vegetal, producen etileno. Pero durante la maduración, algunos
frutos denominados climatéricos incrementan grandemente la producción de
etileno mientras que otros, denominados no climatéricos, prácticamente mantienen
la tasa de producción de etileno casi invariable. En los primeros, el etileno es
responsable de la coordinación del proceso de maduración, en los segundos no.
En frutos climatéricos se presenta el siguiente comportamiento:
Semilla
La semilla o simiente es la parte del vegetal mediante la cual se propagan
los vegetales espermatofitos. La semilla se produce por la maduración de
un óvulo de una gimnosperma o de una angiosperma. Una semilla contiene
un embrión del que puede desarrollarse una nueva planta bajo condiciones
apropiadas. También contiene una fuente de alimento almacenado y está
envuelta en una cubierta protectora.
Producción de semillas
Estructura
Producción de semillas
Etapas de producción
Siembra
Cosecha
Acondicionamiento y secado
Análisis y control de calidad
Clasificación y selección
Lavado y tratamiento
Almacenaje
Certificación
Etiquetado y embalaje
Embarque
Referencias
colaboradores de Wikipedia. (2024, 13 noviembre). Flor. Wikipedia, la Enciclopedia Libre.
https://es.wikipedia.org/wiki/Flor#Floraci%C3%B3n_y_simbolismo