El documento describe la armadura de Dios mencionada en Efesios 6:10-18. Incluye seis piezas clave: 1) el cinturón de la verdad, 2) la coraza de justicia, 3) el apresto del evangelio de la paz, 4) el escudo de la fe, 5) el yelmo de la salvación, y 6) la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Cada pieza protege una parte del cuerpo o la mente y nos ayuda a combatir las tácticas engañosas de Satanás.
El documento describe la armadura de Dios mencionada en Efesios 6:10-18. Incluye seis piezas clave: 1) el cinturón de la verdad, 2) la coraza de justicia, 3) el apresto del evangelio de la paz, 4) el escudo de la fe, 5) el yelmo de la salvación, y 6) la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Cada pieza protege una parte del cuerpo o la mente y nos ayuda a combatir las tácticas engañosas de Satanás.
Descripción original:
La importancia de que todo cristiano sepa usar la armadura espiritual que Dios le ha dado.
El documento describe la armadura de Dios mencionada en Efesios 6:10-18. Incluye seis piezas clave: 1) el cinturón de la verdad, 2) la coraza de justicia, 3) el apresto del evangelio de la paz, 4) el escudo de la fe, 5) el yelmo de la salvación, y 6) la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Cada pieza protege una parte del cuerpo o la mente y nos ayuda a combatir las tácticas engañosas de Satanás.
El documento describe la armadura de Dios mencionada en Efesios 6:10-18. Incluye seis piezas clave: 1) el cinturón de la verdad, 2) la coraza de justicia, 3) el apresto del evangelio de la paz, 4) el escudo de la fe, 5) el yelmo de la salvación, y 6) la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Cada pieza protege una parte del cuerpo o la mente y nos ayuda a combatir las tácticas engañosas de Satanás.
Descargue como PPT, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como ppt, pdf o txt
Está en la página 1de 19
LA ARMADURA DEL
SOLDADO CRISTIANO Efesios 6:10-18 INTRODUCCIÓN
La armadura de Dios es esencial en la vida de un cristiano, porque todos los cristianos
luchan. Efesios 6:12 lo aclara cuando dice: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.“ Dios nos ha proveído una armadura para pelear efectivamente contra el enemigo. Las partes específicas de la armadura están descritas en los versos 14-17 del capítulo 6 de Efesios: Efesios 6:14-17 “Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.” (NVI) 1. “CEÑIDOS CON EL CINTURÓN DE LA VERDAD” La primera instrucción concerniente a la armadura de Dios es ceñirse con la verdad. Este cinturón no es el físico sino el del “entendimiento” (1 Pedro 1:13). El cinturón que aplica para este propósito es la verdad y como Juan 17:17 nos dice: “la Palabra de Dios es verdad”. En otras palabras, no estaremos listos para la batalla, con el cinturón puesto, hasta que nos hayamos “ceñido” el entendimiento con la verdad, la Palabra de Dios. • El cinto de la verdad (que resguarda en su lugar las demás partes de la armadura) está bajo incesante ataque. La mentira es uno de los problemas sociales que encontramos como número. Resulta terrible que la mayoría de las personas terminen por mentir tan solo para protegerse. • Podemos ver como Pablo indica que la verdad es nuestra primera flecha de defensa, es nuestra arma poderosa para defendernos. La verdad nunca es oposición: es una aliada que es liberador. Afrontar la verdad es el primer movimiento en todo método de recuperación. 2. “PROTEGIDOS CON LA CORAZA DE JUSTICIA” No se refiere a nuestra propia “justicia” a través de nuestras buenas obras. La Palabra de Dios dice que las buenas obras no nos pueden hacer justos (Romanos 3:28). La justicia de la que habla la Palabra de Dios es la justicia que recibimos en el nuevo nacimiento, cuando creímos que “Jesús es el Cristo” (1 Juan 5:1) es decir, el Mesías, el Salvador. Es esta justicia dada por Dios la que es la coraza de la armadura de Dios. Puesto que la tarea de la coraza es la de proteger el pecho y especialmente el corazón, mientras te hayas puesto esta coraza, es decir, mientras que hayas puesto en lo profundo de tu mente que eres justo ante Dios ahora y siempre, sin obras – tendrás tu corazón (la parte más profunda de tu mente) guardada de cosas tales como condenación y otras enfermedades similares causadas por el diablo que son el resultados de la idea de auto-justicia en cuanto a nuestra relación con Dios. Así, cuando Satanás te lanza una flecha diciendo: «No eres suficientemente bueno para ser cristiano», puedes responderle como Pablo: «¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica» (Romanos 8:33). Aun cuando estemos en nuestra posición justa en cristo, debemos estar conscientes de cualquier hecho de injusticia. Somos santos pecadores. Vestirnos las armas de luz significa que andamos en la luz como él está en luz (l Juan 1:6-8). Caminar en la luz no es magnificencia sin pecado. Representa vivir continuamente de acuerdo con Dios. Es parte del proceso de crecimiento en cada creyente… 3. EL APRESTO DEL EVANGELIO DE LA PAZ El calzado de paz es la protección contra las maquinaciones divisivas del diablo cuando actúas como pacificador entre los creyentes (Romanos 14:19). Los pacificadores son expertos en reunir a las personas. Los pacificadores avivan la comunión y poseen un ministerio de reconciliación. Conciben que la comunión y la unidad en el cuerpo de Cristo se fundan en una afinidad común. Los verdaderos creyentes son hijos de Dios y eso es preciso para reunirnos en paz. Si esperas concordar en cada punto de vista de la opinión para recibir a alguien, serás el cristiano más solitario del mundo. Debemos ser “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:3). Pablo señala tres piezas de la armadura de Dios que convenimos colocarnos para resguardarnos de los ataques de Satanás: “El escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del espíritu, que es la palabra de Dios”. Las primeras tres permanecen situadas debido a nuestra disposición en Cristo; las últimas tres nos favorecen a seguir victoriosos en la batalla. 4. EL ESCUDO DE LA FE
El objeto de nuestra fe es Dios y su palabra. Mientras mejor conoces y
tienes intimidad con Dios y estudias su Palabra, más fe tendrás. Si realmente no le conoces, y no tienes una intimidad con él, no lees la palabra, de menor grado será tu escudo y será mucho más fácil que los dardos de fuego de Satanás te alcancen, y consigan destruir tu fe. Si aspiras que tu escudo de la fe sea de mayor nivel y optimice tu protección, tu entendimiento en Dios y en la palabra debe crecer (Romanos 10:17). Los dardos encendidos de satanás, son mentiras candentes, acusaciones quemantes y tentaciones ardientes que bombardean nuestra mente. Cuando quiera que disciernas un pensamiento engañoso, una acusación o una tentación, compáralo con la verdad que sabes acerca de Dios y su Palabra. 5. EL YELMO DE LA SALVACIÓN
El yelmo asegura la protección de la parte más importante: la mente,
en este lugar es donde se ganan o se pierden las batallas. Sabiendo que las luchas son constantemente con el mundo, la carne y el diablo es necesario estar firme tomando en cuenta que tu salvación no se trata en tus buenas obras, sino más bien en las buenas obras de Cristo. La tentación persistente-mente aparecerá para poner en tela de juicio nuestra salvación, sin embargo el verdadero guerrero creyente usa el yelmo de la salvación sabiendo el beneficio, y que es poseedor de la redención, vestido y armado con la corona de Jesucristo, bajo ese entendimiento en la unión al señor Jesucristo, el diablo no tiene derecho alguno sobre nosotros. 6. LA ESPADA DEL ESPÍRITU
La espada del espíritu, es la palabra de Dios, debemos declarar su
palabra, profetizar, orar, interceder constante mente. La palabra es vida, y es una de las armas más poderosas que podemos usar, ante los ataques de satanás. La espada del espíritu, es la palabra de Dios que es poderosa es la única defensa embestida en la armadura de Dios. Pablo usa el rema en vez de lagos en Efesios 6:17 Porque quiere destacar la palabra manifestada de Dios. Existe solo una Palabra de Dios, pero la palabra griega rema lleva consigo la idea de anuncio. Por ejemplo, Pablo dice en Romanos 10:17: «Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra (rhema) de Dios». Es apropiado usar rema en este contexto porque el énfasis está sobre la predicación y el oír las buenas nuevas. Nuestra defensa contra los ataques directos del diablo es hablar en voz alta la verdad de Dios. • ¿Por qué es tan importante hablar la Palabra de Dios, además de creerla y pensar en ella? • Porque Satanás no es omnisciente y no sabe en forma perfecta qué piensas. Al observarte, puede decir muy bien lo que piensas, de la misma manera que una persona que estudia la conducta humana puede hacerlo. Satanás no conoce los pensamientos, somos nosotros mismos quienes con nuestros actos nos delatamos ante él. Si prestas atención a un espíritu engañador (1 Timoteo 4:1), él pone pensamientos en tu mente y sabrá si has adoptado su mentira por la forma que te comportas. No le cuesta decir lo que piensas si él te ha dado los pensamientos. CONCLUSION
Cuando nos vestimos de cristo, salimos del ámbito de la carne,
donde somos vulnerables a los ataques. Satanás nada tiene en Cristo (Juan 14:30) y en la medida que nos vistamos de Cristo, el malo no puede tocarnos (l Juan 5:18). Él sólo puede tocar lo que está a su mismo nivel. Por eso se nos ordena: “…no proveáis para los deseos de la carne” (Romanos 13:14), porque le daría oportunidad al diablo para atacar. • 1 Tim 6:12, “Pelea la buena batalla de la fe”; 2 Tim 4:7, “he peleado la buena batalla”. • Primero, es necesario obedecer al evangelio para dejar el ejército de Satanás. Col. 1:13, ser trasladados al reino (ejército) de Cristo. • Efes. 6:10, “fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza”. En esta armadura hay una perfecta combinación de la gracia divina y la responsabilidad humana. • 6:11, “Vestíos de toda la armadura de Dios”. Es algo que llevar y usar, no simplemente analizar y admirar. • “contra las asechanzas del diablo”. Satanás existe. Tiene ejército, bien organizado. Sus asechanzas = métodos engañosos. • Ejemplos de asechanzas: mezclar error con verdad; citar textos pero torcerlos para enseñar error; aparecer como ángel de luz; entrar en iglesias (donde no se espera). • Otros métodos o tácticas: atracción de placeres mundanos; amor al dinero; temor de oposición; deseo de agradar a hombres; deseo de hacer lo que le dé gana. • 6:12, “lucha contra … huestes espirituales de maldad …” Ángeles caídos, espíritus malvados, depravados, resueltos a destruirnos. Obran por medio de hombres. • Satanás es el príncipe de este mundo, Jn. 12:31; 2 Cor. 4:4, “el dios de este mundo”; 1 Jn. 5:19, “el mundo entero está bajo el maligno”. Engañado por sus mentiras. • Pero Satanás no tiene poder ilimitado. Cristianos no engañados por él, Apoc. 20:3. Pueden escapar de sus tentaciones, 1 Cor. 10:13. • La lucha tiene que ver con enseñanza y creencia. 1 Rey. 22:21, “le induciré … seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas”. Muchos enseñan sus mentiras. • Satanás usa argumentos. 2 Cor. 10:5, “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. • Satanás tiene ministros. 2 Cor. 11:15, “sus ministros se disfrazan como ministros de justicia”. “Reverendos”, sacerdotes, pas-tores, televangelistas – amados, estimados. • 6:13, “tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo”. El cristiano puede resistirlo. Sant. 4:7, “resistid al diablo, y huirá de vosotros”. • 1 Ped. 5:8, “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9 al cual resistid firmes en la fe”. • 6:13, “y habiendo acabado todo, estar firmes”. Guardar el terreno ya ganado … Continuar resistiendo sus ataques y luchan-do para ganar más terreno. Si uno no anda como es digno de la vocación (4:1) no tiene defensa contra los ataques de Satanás. Mucho menos puede practicar la guerra ofensiva contra él.