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La Armadura de Dios

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LA ARMADURA DEL

SOLDADO CRISTIANO
Efesios 6:10-18
INTRODUCCIÓN

La armadura de Dios es esencial en la vida de un cristiano, porque todos los cristianos


luchan.
Efesios 6:12 lo aclara cuando dice: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino
contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.“
Dios nos ha proveído una armadura para pelear efectivamente contra el enemigo. Las partes
específicas de la armadura están descritas en los versos 14-17 del capítulo 6 de Efesios:
Efesios 6:14-17
“Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de
justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo
esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del
maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.”
(NVI)
1. “CEÑIDOS CON EL CINTURÓN
DE LA VERDAD”
La primera instrucción concerniente a la armadura de Dios es
ceñirse con la verdad.
Este cinturón no es el físico sino el del “entendimiento” (1 Pedro
1:13). El cinturón que aplica para este propósito es la verdad y
como Juan 17:17 nos dice: “la Palabra de Dios es verdad”. En
otras palabras, no estaremos listos para la batalla, con el cinturón
puesto, hasta que nos hayamos “ceñido” el entendimiento con la
verdad, la Palabra de Dios.
• El cinto de la verdad (que resguarda en su lugar las demás
partes de la armadura) está bajo incesante ataque. La mentira
es uno de los problemas sociales que encontramos como
número. Resulta terrible que la mayoría de las personas
terminen por mentir tan solo para protegerse.
• Podemos ver como Pablo indica que la verdad es nuestra
primera flecha de defensa, es nuestra arma poderosa para
defendernos. La verdad nunca es oposición: es una aliada que
es liberador. Afrontar la verdad es el primer movimiento en
todo método de recuperación.
2. “PROTEGIDOS CON LA
CORAZA DE JUSTICIA”
No se refiere a nuestra propia “justicia” a través de nuestras buenas obras.
La Palabra de Dios dice que las buenas obras no nos pueden hacer justos
(Romanos 3:28). La justicia de la que habla la Palabra de Dios es la justicia
que recibimos en el nuevo nacimiento, cuando creímos que “Jesús es el
Cristo” (1 Juan 5:1) es decir, el Mesías, el Salvador. Es esta justicia dada por
Dios la que es la coraza de la armadura de Dios. Puesto que la tarea de la
coraza es la de proteger el pecho y especialmente el corazón, mientras te
hayas puesto esta coraza, es decir, mientras que hayas puesto en lo profundo
de tu mente que eres justo ante Dios ahora y siempre, sin obras – tendrás tu
corazón (la parte más profunda de tu mente) guardada de cosas tales como
condenación y otras enfermedades similares causadas por el diablo que son
el resultados de la idea de auto-justicia en cuanto a nuestra relación con
Dios.
Así, cuando Satanás te lanza una flecha diciendo: «No eres
suficientemente bueno para ser cristiano», puedes responderle
como Pablo: «¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el
que justifica» (Romanos 8:33). Aun cuando estemos en nuestra
posición justa en cristo, debemos estar conscientes de cualquier
hecho de injusticia. Somos santos pecadores. Vestirnos las armas
de luz significa que andamos en la luz como él está en luz (l Juan
1:6-8).
Caminar en la luz no es magnificencia sin pecado. Representa
vivir continuamente de acuerdo con Dios. Es parte del proceso
de crecimiento en cada creyente…
3. EL APRESTO DEL EVANGELIO
DE LA PAZ
El calzado de paz es la protección contra las maquinaciones divisivas
del diablo cuando actúas como pacificador entre los creyentes
(Romanos 14:19).
Los pacificadores son expertos en reunir a las personas. Los
pacificadores avivan la comunión y poseen un ministerio de
reconciliación. Conciben que la comunión y la unidad en el cuerpo
de Cristo se fundan en una afinidad común. Los verdaderos
creyentes son hijos de Dios y eso es preciso para reunirnos en
paz. Si esperas concordar en cada punto de vista de la opinión para
recibir a alguien, serás el cristiano más solitario del mundo.
Debemos ser “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el
vínculo de la paz” (Efesios 4:3).
Pablo señala tres piezas de la armadura de Dios que convenimos
colocarnos para resguardarnos de los ataques de Satanás:
“El escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del
espíritu, que es la palabra de Dios”.
Las primeras tres permanecen situadas debido a nuestra
disposición en Cristo; las últimas tres nos favorecen a seguir
victoriosos en la batalla.
4. EL ESCUDO DE LA FE

El objeto de nuestra fe es Dios y su palabra. Mientras mejor conoces y


tienes intimidad con Dios y estudias su Palabra, más fe tendrás. Si realmente
no le conoces, y no tienes una intimidad con él, no lees la palabra, de menor
grado será tu escudo y será mucho más fácil que los dardos de fuego de
Satanás te alcancen, y consigan destruir tu fe.
Si aspiras que tu escudo de la fe sea de mayor nivel y optimice tu
protección, tu entendimiento en Dios y en la palabra debe crecer
(Romanos 10:17).
Los dardos encendidos de satanás, son mentiras candentes, acusaciones
quemantes y tentaciones ardientes que bombardean nuestra mente. Cuando
quiera que disciernas un pensamiento engañoso, una acusación o una
tentación, compáralo con la verdad que sabes acerca de Dios y su Palabra.
5. EL YELMO DE LA SALVACIÓN

El yelmo asegura la protección de la parte más importante: la mente,


en este lugar es donde se ganan o se pierden las batallas. Sabiendo
que las luchas son constantemente con el mundo, la carne y el
diablo es necesario estar firme tomando en cuenta que
tu salvación no se trata en tus buenas obras, sino más bien en las
buenas obras de Cristo.
La tentación persistente-mente aparecerá para poner en tela de
juicio nuestra salvación, sin embargo el verdadero guerrero
creyente usa el yelmo de la salvación sabiendo el beneficio, y que
es poseedor de la redención, vestido y armado con la corona de
Jesucristo, bajo ese entendimiento en la unión al señor Jesucristo, el
diablo no tiene derecho alguno sobre nosotros.
6. LA ESPADA DEL ESPÍRITU

La espada del espíritu, es la palabra de Dios, debemos declarar su


palabra, profetizar, orar, interceder constante mente. La palabra es
vida, y es una de las armas más poderosas que podemos usar, ante
los ataques de satanás.
La espada del espíritu, es la palabra de Dios que es poderosa es la
única defensa embestida en la armadura de Dios. Pablo usa el rema
en vez de lagos en Efesios 6:17
Porque quiere destacar la palabra manifestada de Dios. Existe solo
una Palabra de Dios, pero la palabra griega rema lleva consigo la
idea de anuncio. Por ejemplo,
Pablo dice en Romanos 10:17: «Así que la fe es por el oír, y el oír, por
la Palabra (rhema) de Dios».
Es apropiado usar rema en este contexto porque el énfasis está
sobre la predicación y el oír las buenas nuevas. Nuestra defensa
contra los ataques directos del diablo es hablar en voz alta la verdad
de Dios.
• ¿Por qué es tan importante hablar la Palabra de Dios, además
de creerla y pensar en ella?
• Porque Satanás no es omnisciente y no sabe en forma perfecta
qué piensas. Al observarte, puede decir muy bien lo que piensas,
de la misma manera que una persona que estudia la conducta
humana puede hacerlo. Satanás no conoce los pensamientos,
somos nosotros mismos quienes con nuestros actos nos delatamos
ante él. Si prestas atención a un espíritu engañador (1 Timoteo
4:1), él pone pensamientos en tu mente y sabrá si has adoptado su
mentira por la forma que te comportas. No le cuesta decir lo que
piensas si él te ha dado los pensamientos.
CONCLUSION

Cuando nos vestimos de cristo, salimos del ámbito de la carne,


donde somos vulnerables a los ataques. Satanás nada tiene en
Cristo (Juan 14:30) y en la medida que nos vistamos de Cristo, el
malo no puede tocarnos (l Juan 5:18). Él sólo puede tocar lo que
está a su mismo nivel. Por eso se nos ordena:
“…no proveáis para los deseos de la carne” (Romanos 13:14),
porque le daría oportunidad al diablo para atacar.
• 1 Tim 6:12, “Pelea la buena batalla de la fe”; 2 Tim 4:7, “he
peleado la buena batalla”.
• Primero, es necesario obedecer al evangelio para dejar el
ejército de Satanás. Col. 1:13, ser trasladados al reino
(ejército) de Cristo.
• Efes. 6:10, “fortaleceos en el Señor y en el poder de su
fuerza”. En esta armadura hay una perfecta combinación
de la gracia divina y la responsabilidad humana.
• 6:11, “Vestíos de toda la armadura de Dios”. Es algo que
llevar y usar, no simplemente analizar y admirar.
• “contra las asechanzas del diablo”. Satanás existe. Tiene
ejército, bien organizado. Sus asechanzas = métodos
engañosos.
• Ejemplos de asechanzas: mezclar error con verdad; citar
textos pero torcerlos para enseñar error; aparecer como ángel
de luz; entrar en iglesias (donde no se espera).
• Otros métodos o tácticas: atracción de placeres mundanos;
amor al dinero; temor de oposición; deseo de agradar a
hombres; deseo de hacer lo que le dé gana.
• 6:12, “lucha contra … huestes espirituales de maldad …”
Ángeles caídos, espíritus malvados, depravados, resueltos a
destruirnos. Obran por medio de hombres.
• Satanás es el príncipe de este mundo, Jn. 12:31; 2 Cor. 4:4, “el
dios de este mundo”; 1 Jn. 5:19, “el mundo entero está bajo el
maligno”. Engañado por sus mentiras.
• Pero Satanás no tiene poder ilimitado. Cristianos no
engañados por él, Apoc. 20:3. Pueden escapar de sus
tentaciones, 1 Cor. 10:13.
• La lucha tiene que ver con enseñanza y creencia.
1 Rey. 22:21, “le induciré … seré espíritu de mentira en boca de
todos sus profetas”. Muchos enseñan sus mentiras.
• Satanás usa argumentos. 2 Cor. 10:5, “derribando argumentos
y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.
• Satanás tiene ministros. 2 Cor. 11:15, “sus ministros se
disfrazan como ministros de justicia”. “Reverendos”,
sacerdotes, pas-tores, televangelistas – amados, estimados.
• 6:13, “tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo”. El cristiano puede resistirlo. Sant. 4:7,
“resistid al diablo, y huirá de vosotros”.
• 1 Ped. 5:8, “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario
el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a
quien devorar; 9 al cual resistid firmes en la fe”.
• 6:13, “y habiendo acabado todo, estar firmes”. Guardar el
terreno ya ganado … Continuar resistiendo sus ataques y
luchan-do para ganar más terreno.
Si uno no anda como es digno de la vocación (4:1) no tiene
defensa contra los ataques de Satanás. Mucho menos puede
practicar la guerra ofensiva contra él.

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